CríTica EstéTica Y CríTica Cultural

1
CMYK CMYK 1 1 1 1 AREQUIPA, sábado 13 de marzo de 2010 E E l l N N Á Á U U F F R R A A G G O O La última película de James Ca- meron, Avatar, venía precedida de varios premios en diferentes certá- menes (Globo de Oro a la mejor pe- lícula, mejor director; BAFTA a los mejores efectos especiales y diseño de producción) y del récord histórico de recaudación que supera también a una cinta suya como Titanic. Las ex- pectativas de que arrasara con la ma- yoría de nominaciones eran altas; sin embargo, The Hurt Locker (Zona de miedo) de Kathryn Bigelow —ex es- posa de Cameron— no era tampoco una película desconocida. Si es que alguna podía aguarle la fiesta a Ava- tar, era precisamente la cinta de Bige- low acerca de la historia de los escuadrones que desactivan bombas en Irak. Avatar llegó al Oscar con 9 no- minaciones, de las cuales solo obtuvo 3 galardones: mejor cinematografía, mejores efectos visuales y mejor di- rección de arte. En cambio, The Hurt Locker 6 estatuillas, entre ellas tam- bién la de mejor película. El efecto Avatar fue intenso y cobró notorie- dad rápidamente sobre todo entre los espectadores, medios publicitarios, movimientos ecologistas; sin em- bargo, no ocurrió así con la mayor parte de la crítica especializada, salvo que se le reconocía la innovación tec- nológica en la animación y los efectos visuales. Si bien en el Globo de Oro la ganadora fue la cinta de James Ca- meron, ya en los BAFTA, Kathryn Bigelow se perfilaba como la favorita, pues allí también obtuvo más pre- mios que su competidora. ¿Por qué la cinta de Bigelow ganó a la taquillera Avatar? A mi modo ver, al jurado de la Academia no pudo escapar al influjo del con- texto actual que viven los Estados Unidos, cuyas fuerzas armadas ocu- pan Irak y Afganistán sin haber obte- nido los resultados esperados. Así como las cintas sobre el Holocausto judío son casi siempre fuertes candi- datas a premios internacionales (sin perjuicio de la verdad histórica que, por supuesto, es lamentable), las pro- ducciones norteamericanas que en- salzan los valores tradicionales de su nación suelen obtener el reconoci- miento de la crítica. Al parecer, los ju- rados prefirieron galardonar una película en la que, según la directora, no se reflexiona sobre las causas de la guerra en sí, sino que se expone la dramática situación de los soldados estadounidenses en aquellas tierras hostiles en las que las fuerzas invaso- ras son presentadas como víctimas de la insania terrorista. Al mismo tiempo, dejaron de lado a una cinta como Avatar que, evidentemente, cuestionaba la política internacional no solo de gobiernos como el de los Estados Unidos, sino de los gobier- nos detrás del poder, como son las corporaciones transnacionales, y del uso de la fuerza militar como garante de los intereses del capital transna- cional. Por todo ello, en mi opinión, la premiación a The Hurt Locker es un intento de limpiar el rostro a las fuerzas armadas norteamericanas o de, al menos, matizar su actua- ción, luego de que Avatar las ex- pusiera (no directamente a ellas sino a las fuerzas armadas en ge- neral) como un contingente de mercenarios sin escrúpulos que solo encuentran razón a su exis- tencia mediante la guerra, porque, de lo contrario, no tienen lugar ni siquiera en la Tierra y que, de no existir conflictos, se las arreglarán para provocarlos. Cine mundial T Th he e H Hu ur rt t L Lo oc ck ke er r v ve en nc ci ió ó a a A Av va at ta ar r e en n l lo os s O Os sc ca ar r 2 20 01 10 0 Arturo Caballero Medina [email protected] La guerra responde a un deseo genéticamente codificado de reafirmar nues- tra humanidad. Todas las neuronas que controlan nuestro instinto de supervi- vencia se activan a la hora de pasar por una experiencia como ésa. Solo un loco creería que esta película se muestra partidaria de las guerras. K Ka at th hr ry yn n B Bi ig ge el lo ow w ( (S Sa an n C Ca ar rl lo os s, , C Ca al li if fo or rn ni ia a, , 1 19 95 51 1) ) A Av va at ta ar r: : e el l g gr ra an n d de er rr ro ot ta ad do o e en n e el l O Os sc ca ar r Personalmente, poco a poco, mi entusiasmo cinematográfico por Avatar fue decreciendo, mas no así mi aprecia- ción sobre sus implicancias culturales, pero es necesario establecer las premi- sas que sustentan esta opinión. Cuando se aprecia una obra de arte que se ma- nifiesta a través de un solo registro o có- digo como la pintura (imágenes), la música (sonido) o la literatura (texto), el discurso crítico se debe ajustar a dicho registro, es decir, no se pueden ignorar las particularidades del código en el que se expresa tal o cual obra y, por ello, el crítico literario, por ejemplo, ya sea me- diante una valoración subjetiva-impre- sionista o teórica, se ve obligado a conocer las características textuales, es- tructurales o estéticas de la novela que es materia de crítica. No obstante, no ocurre así con la crítica cinematográfica, porque un filme es multidimensional, pues, si bien es cierto que el código esencial de una película está represen- tado por la imagen, el texto, el sonido, las actuaciones, el movimiento, el en- cuadre, el montaje, la fotografía, la trama, etc., pueden ellas solas ser mo- tivo de una valoración particular, por lo cual tendríamos que una película puede ser muy innovadora respecto a los efectos visuales, pero muy pobre en lo referente a la trama o a las interpreta- ciones de los personajes. Y los jurados y la organización de los premios interna- cionales de cine lo entienden así. Por esta razón es que existen diversas no- minaciones dependiendo del rubro en el que se pretende premiar una película. Lo que acabo de mencionar es vá- lido para un tipo de crítica llamémosla estética, formal o especializada, según las peculiaridades ya mencionadas de la obra de arte. Es así que tenemos la crí- tica cinematográfica, crítica literaria o la crítica de arte en general. A parte de este tipo de crítica, existe otra que po- demos denominar cultural. La crítica cultural posee un vuelo mucho más abierto y no se circunscribe necesaria- mente a las particularidades estructura- les o estéticas propias de la obra de arte, sino que aplica todo un bagaje interdis- ciplinario para valorarla. De acuerdo a esto, es posible un enfoque psicoanalí- tico, deconstructivo, marxista, lingüís- tico, semiótico, filosófico, sociológico, político, etc., de una obra de arte. (Los estudios culturales han contribuido mucho a desacralizar la exclusividad de los métodos y marcos teóricos que abordan los productos culturales y han diluido las fronteras entre las ciencias sociales y las humanidades). Para este tipo de análisis, lo estético es anecdó- tico así como lo es definir si se trata de una obra “buena”, “mala” o “regular”. En consecuencia, tampoco se establecen jerarquías entre las obras de arte, por lo cual daría lo mismo realizar un sesudo estudio sobre las implicancias psicoa- nalíticas del cine de Alfred Hitchcock (tal como Slavoj Zizek lo suele hacer) o sobre las películas acerca de los “pishta- cos” que se filman en el interior del país. Como podemos apreciar, la crítica académica especializada y la crítica cul- tural parten de presupuestos diferentes y, por ende, suelen llegar a conclusiones también diferentes; es posible que, oca- sionalmente, el crítico recurra a una u otra simultáneamente, pero no es una exigencia obligatoria. El caso de Avatar es muy útil para ilustrar la diferencia entre estos tipos de crítica. La especiali- zada vio en ella solo un notable ejercicio técnico y de efectos visuales que mere- cían ser premiados porque sientan un precedente inigualable en la historia del cine. El resto de aspectos, a decir de esta misma crítica, no fueron tan logrados. Por el contrario, la crítica cultural a nivel mundial fue más allá de lo meramente cinematográfico y reconoció la trascen- dencia del tema que Avatar presentaba en la pantalla. En este caso, se analiza- ron las implicancias sociales, políticas, económicas y culturales que se des- prendían de la lucha de los Na’vi contra los invasores humanos que pretendían despojarlos de sus tierras para explotar sus riquezas minerales. Aquí no importa la realización cinematográfica, el ma- quillaje, vestuario, animación, interpre- tación o demás variables propias del lenguaje del cine tanto como el conte- nido de la historia en sí misma, el con- flicto y las correspondencias con la realidad actual. Como lo expuse en mi comentario acerca de The Hurt Locker y Avatar, no debemos pensar que los jurados del Oscar ejercen disciplinadamente solo una crítica estética o académica que se limita estrictamente a los aspectos cine- matográficos de una película, porque el cine, en tanto industria, sobre todo el hollywoodense, no escapa a las deter- minaciones comerciales y mucho menos a las políticas, ambas en perjui- cio cada vez mayor del juicio estético que, supuestamente, es el que más de- berían privilegiar. Si no es así: ¿hasta cuándo seguirán nominando a Meryl Streep como mejor actriz principal? ¿Es- perarán a darle un Oscar honorario como el que le dieron a Peter O’Toole en su ancianidad? A mi parecer, y lo señalé hace un año, el Oscar se ha convertido en un desfile de modas y un encuentro de ac- tores famosos en los que se les rinde un homenaje como se hace en el día del maestro, de la secretaria o del estu- diante, donde se juegan algunas bro- mas a los asistentes y de paso se habla de cine. Un motivo más que nos re- cuerda que el Oscar no es la Berlinale ni Cannes. (Léalo también en blog.pucp.edu.pe/naufrago) C Cr r í í t ti i c c a a e e s s t t é ét t i i c c a a v v s s . . c c r r í í t t i i c c a a c c u u l l t t u ur r a al l Crítica

Transcript of CríTica EstéTica Y CríTica Cultural

Page 1: CríTica EstéTica Y CríTica Cultural

CMYK

CMYK

1111AARREEQQUUIIPPAA,, ssáábbaaddoo 13 de marzo de 2010

EEll NNÁÁUUFFRRAAGGOO

La última película de James Ca-meron, Avatar, venía precedida devarios premios en diferentes certá-menes (Globo de Oro a la mejor pe-lícula, mejor director; BAFTA a losmejores efectos especiales y diseño deproducción) y del récord histórico derecaudación que supera también auna cinta suya como Titanic. Las ex-pectativas de que arrasara con la ma-yoría de nominaciones eran altas; sinembargo, The Hurt Locker (Zona demiedo) de Kathryn Bigelow —ex es-posa de Cameron— no era tampocouna película desconocida. Si es quealguna podía aguarle la fiesta a Ava-tar, era precisamente la cinta de Bige-low acerca de la historia de losescuadrones que desactivan bombasen Irak.

Avatar llegó al Oscar con 9 no-minaciones, de las cuales solo obtuvo3 galardones: mejor cinematografía,mejores efectos visuales y mejor di-rección de arte. En cambio, The HurtLocker 6 estatuillas, entre ellas tam-bién la de mejor película. El efectoAvatar fue intenso y cobró notorie-dad rápidamente sobre todo entre losespectadores, medios publicitarios,movimientos ecologistas; sin em-bargo, no ocurrió así con la mayorparte de la crítica especializada, salvoque se le reconocía la innovación tec-nológica en la animación y los efectos

visuales. Si bien en el Globo de Orola ganadora fue la cinta de James Ca-meron, ya en los BAFTA, KathrynBigelow se perfilaba como la favorita,pues allí también obtuvo más pre-mios que su competidora.

¿Por qué la cinta de Bigelowganó a la taquillera Avatar? A mimodo ver, al jurado de la Academiano pudo escapar al influjo del con-texto actual que viven los EstadosUnidos, cuyas fuerzas armadas ocu-pan Irak y Afganistán sin haber obte-nido los resultados esperados. Asícomo las cintas sobre el Holocausto

judío son casi siempre fuertes candi-datas a premios internacionales (sinperjuicio de la verdad histórica que,por supuesto, es lamentable), las pro-ducciones norteamericanas que en-salzan los valores tradicionales de sunación suelen obtener el reconoci-miento de la crítica. Al parecer, los ju-rados prefirieron galardonar unapelícula en la que, según la directora,no se reflexiona sobre las causas de laguerra en sí, sino que se expone ladramática situación de los soldadosestadounidenses en aquellas tierrashostiles en las que las fuerzas invaso-ras son presentadas como víctimas dela insania terrorista. Al mismotiempo, dejaron de lado a una cintacomo Avatar que, evidentemente,cuestionaba la política internacionalno solo de gobiernos como el de losEstados Unidos, sino de los gobier-nos detrás del poder, como son lascorporaciones transnacionales, y deluso de la fuerza militar como garantede los intereses del capital transna-cional.

Por todo ello, en mi opinión, lapremiación a The Hurt Locker esun intento de limpiar el rostro a lasfuerzas armadas norteamericanaso de, al menos, matizar su actua-ción, luego de que Avatar las ex-pusiera (no directamente a ellassino a las fuerzas armadas en ge-neral) como un contingente demercenarios sin escrúpulos quesolo encuentran razón a su exis-tencia mediante la guerra, porque,de lo contrario, no tienen lugar nisiquiera en la Tierra y que, de noexistir conflictos, se las arreglaránpara provocarlos.

Cine mundial

TThhee HHuurrtt LLoocckkeerr vveenncciióó aa AAvvaattaarr eenn llooss OOssccaarr 22001100Arturo Caballero [email protected]

“ La guerra responde a un deseo genéticamente codificado de reafirmar nues-tra humanidad. Todas las neuronas que controlan nuestro instinto de supervi-

vencia se activan a la hora de pasar por una experiencia como ésa. Solo unloco creería que esta película se muestra partidaria de las guerras.

KKaatthhrryynn BBiiggeellooww ((SSaann CCaarrllooss,, CCaalliiffoorrnniiaa,, 11995511))

AAvvaattaarr:: eell ggrraann ddeerrrroottaaddoo eenn eell OOssccaarr

Personalmente, poco a poco, mientusiasmo cinematográfico por Avatarfue decreciendo, mas no así mi aprecia-ción sobre sus implicancias culturales,pero es necesario establecer las premi-sas que sustentan esta opinión. Cuandose aprecia una obra de arte que se ma-nifiesta a través de un solo registro o có-digo como la pintura (imágenes), lamúsica (sonido) o la literatura (texto), eldiscurso crítico se debe ajustar a dichoregistro, es decir, no se pueden ignorarlas particularidades del código en el quese expresa tal o cual obra y, por ello, elcrítico literario, por ejemplo, ya sea me-diante una valoración subjetiva-impre-sionista o teórica, se ve obligado aconocer las características textuales, es-tructurales o estéticas de la novela quees materia de crítica. No obstante, noocurre así con la crítica cinematográfica,porque un filme es multidimensional,pues, si bien es cierto que el códigoesencial de una película está represen-tado por la imagen, el texto, el sonido,las actuaciones, el movimiento, el en-cuadre, el montaje, la fotografía, latrama, etc., pueden ellas solas ser mo-tivo de una valoración particular, por locual tendríamos que una películapuede ser muy innovadora respecto alos efectos visuales, pero muy pobre enlo referente a la trama o a las interpreta-ciones de los personajes. Y los jurados yla organización de los premios interna-cionales de cine lo entienden así. Poresta razón es que existen diversas no-minaciones dependiendo del rubro enel que se pretende premiar una película.

Lo que acabo de mencionar es vá-lido para un tipo de crítica llamémoslaestética, formal o especializada, segúnlas peculiaridades ya mencionadas de laobra de arte. Es así que tenemos la crí-tica cinematográfica, crítica literaria o lacrítica de arte en general. A parte deeste tipo de crítica, existe otra que po-demos denominar cultural. La críticacultural posee un vuelo mucho másabierto y no se circunscribe necesaria-mente a las particularidades estructura-les o estéticas propias de la obra de arte,sino que aplica todo un bagaje interdis-ciplinario para valorarla. De acuerdo aesto, es posible un enfoque psicoanalí-tico, deconstructivo, marxista, lingüís-tico, semiótico, filosófico, sociológico,político, etc., de una obra de arte. (Losestudios culturales han contribuidomucho a desacralizar la exclusividad delos métodos y marcos teóricos queabordan los productos culturales y handiluido las fronteras entre las cienciassociales y las humanidades). Para estetipo de análisis, lo estético es anecdó-tico así como lo es definir si se trata deuna obra “buena”, “mala” o “regular”. Enconsecuencia, tampoco se establecenjerarquías entre las obras de arte, por locual daría lo mismo realizar un sesudo

estudio sobre las implicancias psicoa-nalíticas del cine de Alfred Hitchcock (talcomo Slavoj Zizek lo suele hacer) osobre las películas acerca de los “pishta-cos” que se filman en el interior del país.

Como podemos apreciar, la críticaacadémica especializada y la crítica cul-tural parten de presupuestos diferentesy, por ende, suelen llegar a conclusionestambién diferentes; es posible que, oca-sionalmente, el crítico recurra a una uotra simultáneamente, pero no es unaexigencia obligatoria. El caso de Avatares muy útil para ilustrar la diferenciaentre estos tipos de crítica. La especiali-zada vio en ella solo un notable ejerciciotécnico y de efectos visuales que mere-cían ser premiados porque sientan unprecedente inigualable en la historia delcine. El resto de aspectos, a decir de estamisma crítica, no fueron tan logrados.Por el contrario, la crítica cultural a nivelmundial fue más allá de lo meramentecinematográfico y reconoció la trascen-dencia del tema que Avatar presentabaen la pantalla. En este caso, se analiza-ron las implicancias sociales, políticas,económicas y culturales que se des-prendían de la lucha de los Na’vi contralos invasores humanos que pretendíandespojarlos de sus tierras para explotarsus riquezas minerales. Aquí no importala realización cinematográfica, el ma-quillaje, vestuario, animación, interpre-tación o demás variables propias dellenguaje del cine tanto como el conte-nido de la historia en sí misma, el con-flicto y las correspondencias con larealidad actual.

Como lo expuse en mi comentarioacerca de The Hurt Locker y Avatar, nodebemos pensar que los jurados delOscar ejercen disciplinadamente solouna crítica estética o académica que selimita estrictamente a los aspectos cine-matográficos de una película, porque elcine, en tanto industria, sobre todo elhollywoodense, no escapa a las deter-minaciones comerciales y muchomenos a las políticas, ambas en perjui-cio cada vez mayor del juicio estéticoque, supuestamente, es el que más de-berían privilegiar. Si no es así: ¿hastacuándo seguirán nominando a MerylStreep como mejor actriz principal? ¿Es-perarán a darle un Oscar honorariocomo el que le dieron a Peter O’Tooleen su ancianidad?

A mi parecer, y lo señalé hace unaño, el Oscar se ha convertido en undesfile de modas y un encuentro de ac-tores famosos en los que se les rinde unhomenaje como se hace en el día delmaestro, de la secretaria o del estu-diante, donde se juegan algunas bro-mas a los asistentes y de paso se hablade cine. Un motivo más que nos re-cuerda que el Oscar no es la Berlinale niCannes. (Léalo también enblog.pucp.edu.pe/naufrago)

CCrrííttiiccaa eessttééttiiccaa vvss.. ccrrííttiiccaa ccuullttuurraallCrítica