Cristián Fuentes - Arica y Su Vocación de Desarrollo
-
Upload
diego-gonzalez-diaz -
Category
Documents
-
view
14 -
download
0
description
Transcript of Cristián Fuentes - Arica y Su Vocación de Desarrollo
0
ARICA Y SU VOCACIÓN DE DESARROLLO
COLECCIÓN IDEAS Cristián Fuentes V1
Año 13 N°135 OCTUBRE 2012
.
1 Director Taller Internacional, Fundación Chile 21
1
RESUMEN
Ante la posibilidad de un enfrentamiento con Perú y la falta de profundidad
estratégica de Chile, el régimen militar despojó a Arica de los beneficios que el Estado
central le había otorgado desde 1953, trasladando hacia Iquique facilidades de toda
índole para convertir la zona en una frontera viva. Una vez pasado el peligro, la
situación se prolongó en el tiempo y convirtió a Arica en víctima de un verdadero
“crimen” territorial, económico y social que condenó a una porción de Chile a ser
menos que el resto y a décadas de abandono.
Este caso pone en evidencia nuestra falta de conciencia territorial y la ausencia de
una planificación descentralizada para el desarrollo, factores que impiden la
elaboración de un proyecto local factible de ser puesto en práctica, más allá de un
centralismo que privilegia consideraciones de seguridad, en desmedro de las
dinámicas generadas por la apertura al mundo, la cercanía de Perú y Bolivia, y el
espacio que une a los océanos Atlántico y Pacífico con Asia.
Arica no podrá desarrollarse si no se reemplaza su actual condición de “Fortín Militar”,
por otra de “Ciudad Internacional”. Tal posición requiere del paso fluido de bienes,
servicios, capitales y personas, de la apertura de su puerto al libre tránsito de
embarcaciones comerciales y turísticas, de la construcción de la infraestructura básica
necesaria, y de la superación de las desconfianzas con los países vecinos.
Para sostener estos propósitos se necesita establecer una alianza público-privada,
capaz de hacer viable la construcción de un Área de Prosperidad Compartida (APC),
que se extienda hacia el sur peruano, el oeste boliviano y al resto de las regiones del
norte chileno. Requisito básico para alcanzar estos fines es avanzar en la integración
con los países limítrofes, resolviendo temas pendientes como la mediterraneidad de
Bolivia, con el fin de asegurar un ambiente de paz, amistad, confianza y cooperación.
2
ABSTRACT
Faced with the possibility of a clash with Peru and lack of strategic depth of Chile, the
military regime Arica stripped of the benefits that the central government had been
granted since 1953, moving towards Iquique facilities of all kinds to turn the area into a
border alive. Once the danger has passed, the situation continued over time and
became a victim of Arica in a real "crime" territorial, economic and social condemned
a portion of Chile to be less than the rest and decades of neglect.
This case highlights our lack of awareness and lack of territorial decentralized planning
for development, factors that impede the development of a feasible local project be
implemented beyond that favors centralism security considerations at the expense of
the dynamics generated by the openness, the proximity of Peru and Bolivia, and the
space that joins the Atlantic and Pacific Asia.
Arica can not develop if not replaced its existing condition "military fort," the other of
"International City". This position requires the smooth passage of goods, services, capital
and people, opening its port to the free flow of trade and tourist boats, construction of
basic infrastructure, and overcoming the distrust with neighboring countries .
To sustain these purposes is required to establish a public-private partnership, capable
of building a viable area of shared prosperity (APC), which extend into southern Peru,
western Bolivia and the rest of the regions of northern Chile. Basic requirement for these
purposes is to advance integration with neighboring countries, resolving outstanding
issues as Bolivia's landlocked, to ensure an environment of peace, friendship, trust and
cooperation.
3
Introducción
Las anécdotas sirven para ilustrar situaciones y quizás ninguna es tan elocuente como
aquella que relata la respuesta del general Augusto Pinochet cuando le fueron a
reclamar sobre la pérdida de población que sufría Arica. Haciendo gala de su grueso
humor cuartelero, el dictador les dijo a sus atónitos interlocutores que los habitantes de
dicha ciudad no debían pasar de los 45.000, cifra que resultaba de la suma de 30.000
soldados y 15.000 cantineras.
Este número sería suficiente para cumplir con los objetivos que la nueva estrategia del
gobierno autoritario asignaba a la puerta norte de Chile, con el fin de hacer frente a la
amenaza de los tanques y aviones adquiridos a la Unión Soviética por la
administración del general Juan Velasco Alvarado, quien pretendía vengar la derrota
del Perú, en la antesala de la conmemoración del centenario de la guerra de 1879.
La tradicional falta de profundidad estratégica del país, o sea, de una superficie que
permita maniobrar a nuestras Fuerzas Armadas (retirada táctica), convenció a los
militares de que Arica era indefendible y trasladaron hacia Iquique las antiguas
facilidades y exenciones, instalando una Zona Franca de bienes, servicios e inversiones.
La idea era retroceder hasta la quebrada de Camarones, límite natural entre ambas
provincias, para preparar la contraofensiva. Pero una vez más se cometió el mismo
error por parte de un Estado demasiado centralizado que carece de políticas
equilibradas para el conjunto de su territorio: el peligro pasó, aunque quedaron el
neoliberalismo y el modelo geopolítico y, con ello, la aparición de una nueva frontera,
un límite interior no solo físico, sino que edificado sobre la fragilidad del subdesarrollo.
Tal como sucedió en la colonia con el fin de los embarques de la plata de Potosí, al
cerrarse el ciclo histórico abierto el 25 de julio de 1953, cuando el Presidente Carlos
Ibáñez del Campo declaró a Arica puerto libre, cesó la promoción de iniciativas
económicas, turísticas y sociales en la zona, tales como la pesca industrial, la
construcción de la Central Hidroeléctrica de Chapiquiña, el Aeropuerto de Chacalluta
y el Casino. Era una época donde prevalecía el modelo de sustitución de
importaciones, por lo que diversas estrategias de fomento permitieron instalar
empresas de armado de automóviles y televisores, que atrajeron capitales y mano de
obra a una ciudad que se caracterizaba por su dinamismo.
Más allá de aplicar un plan de defensa, justificable o no ante la inminencia de una
invasión, prolongar la situación en el tiempo convirtió a Arica en víctima de un crimen
territorial, económico y social que condenó a una porción de Chile a ser menos que el
resto, a décadas de abandono y a unos pocos años de preocupaciones bloqueadas
por intereses, prejuicios ideológicos, falta de voluntad o simple desidia.
Este caso pone en evidencia la falta de conciencia territorial de nuestro Estado, la
ausencia de planificación para el desarrollo y la escasez de creatividad para generar
instrumentos activos que estimulen el aprovechamiento de las ventajas que poseen las
regiones extremas de Chile. El mercado no puede solucionar lo que su propia
imperfección limita, por lo que corresponde a las instituciones públicas forjar las
4
condiciones que eviten la existencia de áreas deprimidas y espacios vacíos, más allá
de la presencia militar o de otras consideraciones de seguridad que no se avienen con
el progreso de la población que las habita.
El paso de una “Ciudad Internacional” a un “Fortín Militar” no ha traído más que
despoblamiento y un crecimiento exiguo, por lo que ¿es posible persistir en un diseño
que condena a languidecer a una parte fundamental de nuestro país?, ¿puede surgir
sin políticas especiales de estímulo un espacio relativamente aislado y lejano del
centro político y económico de la nación?, ¿son suficientes aquellos proyectos que
establecen franquicias parciales cuando Arica se encuentra rodeada de Zonas
Francas (Tacna, Iquique y Oruro)?
En este artículo pretendemos comprobar que Chile no ha facilitado que Arica
encuentre su vocación de desarrollo, elabore un proyecto y pueda llevarlo a la
práctica, debido a que el carácter centralizado de su Estado privilegia
consideraciones de seguridad por su condición fronteriza, en desmedro de las
dinámicas generadas por la apertura al mundo, la cercanía de Perú y Bolivia, y el
espacio que une a los océanos Atlántico y Pacífico con Asia.
Subir hasta la cumbre del Morro es un buen ejercicio que permite mirar a la ciudad y a
sus alrededores en perspectiva. Descubrir cuál sería el futuro de Arica si fluyen
libremente sus potencialidades es tan obvio que la mente comienza a trabajar con
celeridad y nos imaginamos los camiones y trenes accediendo al puerto desde y
hacia el interior del cono sur americano; más allá, múltiples embarcaciones privadas y
cruceros depositando a turistas que quieren recorrer las calles de una metrópolis
elegante y cosmopolita, poblada por chilenos, peruanos, bolivianos y extranjeros que
han invertido en construcciones y servicios de calidad, aprovechando las facilidades
disponibles para ello; mientras, el aeropuerto envía y recibe aeronaves en conjunto
con el terminal de Tacna, los buses y automóviles fluyen por las fronteras, los hoteles y
casinos están llenos y en las playas gente de todas las edades, pero en especial los
adultos mayores, disfrutan de una eterna primavera aledaña al desierto.
Por cierto, esto no será posible jamás si se sigue impidiendo el paso fluido de bienes,
servicios, capitales y personas a la región, si no se eliminan todas las barreras para la
llegada de barcos al puerto, si no se construye la infraestructura básica necesaria, si no
se sale a buscar las inversiones requeridas, si no se capacita a la población para hacer
frente a las nuevas demandas, si no se resuelven de una vez los problemas y se
superan las desconfianzas con los países vecinos, estableciendo una alianza público-
privada que viabilice la construcción de un Área de Prosperidad Compartida (APC),
que se extienda hacia el sur peruano, el oeste boliviano y al resto de las regiones del
norte chileno, capaz de superar cualquier juego de suma cero (lo que gana uno lo
pierde el otro), entre regiones contiguas, como es el caso de Tacna, Arica e Iquique.
Requisito básico para alcanzar estos objetivos es avanzar en la integración con los
países limítrofes, resolviendo temas pendientes como la mediterraneidad de Bolivia,
con el fin de asegurar un ambiente de paz, amistad, confianza y cooperación.
El texto que a continuación presentamos tratará estas materias a partir del principio
fundamental de la descentralización, ya que las explicaciones que intentamos y la
5
viabilidad de las soluciones que proponemos dependen de este proceso, pues las
cosas siempre se ven distintas desde Santiago.
Un poco de historia
La historia de Arica está marcada por ciclos de auge y depresión (González y Ovando,
2010: 60). El primero de ellos se inicia en 1545, cuatro años después de su fundación, al
ser descubierto el yacimiento de plata del Cerro Rico de Potosí, actual Bolivia. La rada
ariqueña se convierte rápidamente en el puerto de mayor movimiento del Pacífico,
embarcando el mineral para Europa y recibiendo los cargamentos de mercurio
necesarios para el proceso argentífero, así como la provisión local de alimentos, forraje
y productos agrícolas, carga que llegó a ocupar 200.000 mulas en 1700, que unían la
costa con el altiplano (Aguirre Bianchi, 2000).
YACIMIENTO DE PLATA DEL CERRO RICO DE POTOSÍ
Fuente: http://www.gabrielbernat.es/colonia/mineria/html/potosi.html
Aunque la ciudad no tuvo una gran población debido a la presencia de malaria,
mereció los mayores honores y títulos del imperio español, incluido un escudo donde
sobresale el cerro rico de Potosí, no el morro. Sin embargo, la actividad minera
decayó, la malaria recrudeció, aparecieron los piratas y las sequías periódicas
terminaron por arruinar la agricultura, bajando progresiva pero inexorablemente la
población hasta el golpe de gracia que significó la creación del Virreinato del Río de
la Plata en 1776, el cual incluía al Alto Perú (Bolivia).
6
ESCUDO DE ARICA
Fuente: http://elturismochileno.blogspot.com/2011/02/bandera-de-arica-de-arica-
catedral-de.html
Estas calamidades de fin de ciclo favorecieron a Tacna, ciudad tradicionalmente
complementaria (González y Ovando, 2010: 64) y a la vez competidora, que crece
cuando Arica se debilita y viceversa. La fundación de Oruro en 1606 benefició a Tacna
para el trayecto de las mulas y los ariqueños emigraron a dicho lugar cuando se
intensificó el paludismo y el acoso de los piratas. A partir de 1719 se trasladan las Cajas
Reales (tesoro público) a Tacna, transformándose de facto en la sede administrativa
de la región, con una cantidad de habitantes cuatro veces superior a la ariqueña
(Aguirre Bianchi, 2000).
Los vínculos con Bolivia han marcado la historia de Arica. Tomando en cuenta la
relación con Potosí y a pesar de las versiones encontradas sobre la existencia o no de
una Audiencia de Charcas con salida al mar, lo cierto es que la rada ariqueña fue
parte del litoral que servía al altiplano durante la colonia (Aguirre Bianchi, 2004).
Más adelante, el 9 de febrero de 1825 el Mariscal Antonio José de Sucre, uno de los
principales generales del Libertador Simón Bolívar, cita a los países comprometidos y a
sus autoridades a una asamblea a realizarse en Oruro, con el objeto de definir el futuro
de estas provincias dependientes de Lima y de Buenos Aires. En Chuquisaca (actual
Sucre) se proclama la independencia de la "República de Bolívar", el 6 de agosto de
1825 y se declara a Cobija Puerto Mayor de la República, aunque se acuerda
interceder ante Bolívar para que Tacna, Arica y Tarapacá queden incluidas en el
territorio de la nueva entidad, gestión que no arroja resultados positivos.
En enero de 1826 Simón Bolívar llega a Tacna de vuelta de una visita a Bolivia y de allí
se dirige a Arica para embarcarse para Lima, lugar en el que el Alcalde le solicita por
escrito su incorporación a la administración de Chuquisaca, petición que tampoco
resulta, no se sabe si por oposición peruana (Aguirre Bianchi, 2002).
Durante sus dos primeros años de vida independiente, Bolivia importó por Arica
US $70.000.000 en mercaderías (en dólares del 2002) y exportó en plata solamente, un
total equivalente a US $46.000.000 equivalentes a la divisa norteamericana de 2002
(Aguirre Bianchi, 2002). Por esto, Bolivia continúa tratando de incorporar a Arica, a
pesar de que Sucre la discrimina para potenciar a Cobija, hasta que en 1830 Perú le
7
ofrece el pueblo de Tarapacá a cambio de Copacabana en el lago Titicaca, canje
que el Mariscal Andrés de Santa Cruz rechaza para insistir con Arica.
En plena guerra contra la Confederación peruano-boliviana, los Cabildos de Arica,
Moquegua, Tacna y Lucumba expresan su intención de vincularse a Bolivia, pero
Santa Cruz se opone porque no quiere problemas con los peruanos. El general
peruano Agustín Gamarra, Presidente de su país en dos ocasiones, no ocultaba su
deseo de anexar a Bolivia, por lo que en 1841 ordenó al Prefecto de Tacna que
marchara con la Guardia Nacional hacia la frontera, siendo derrotados por los
bolivianos quienes ocupan Tacna, Arica, Moquegua y Tarapacá. No obstante, Bolivia
tenía intenciones de negociar la concesión de Arica, Chile presionó diplomáticamente
a Lima para conseguir un acuerdo que dejara las cosas como antes (Aguirre Bianchi,
2002).
TACNA Y ARICA CUANDO PERTENECÍAN AL PERÚ
Fuente: http://www.militar.org.ua/foro/salida-al-mar-para-bolivia-t14165-450.html
Al morir Gamarra, Ramón Castilla asume el poder en Perú, pero en 1843 se subleva el
general Manuel Ignacio de Vivanco, quien estaba en negociaciones para el traspaso
de Arica con José Ballivián, caudillo boliviano. El 13 de agosto se enfrenta Vivanco con
las fuerzas de Castilla en el Chinchorro, siendo derrotado.
El Gobierno de Castilla inicia un nuevo ciclo de estabilidad y progreso para Arica,
llegando comerciantes de Italia, Inglaterra, Alemania y Francia que aprovechan la
paulatina recuperación ariqueña que produce la abundancia de agua, la disminución
de la malaria y la prosperidad de La Paz y Cochabamba. Así, Perú construye el
ferrocarril a Tacna en 1855 y el edificio de la Aduana (diseñado por Eiffel) en 1874,
8
inaugurando un nuevo ciclo de prosperidad que se prolonga más allá de la
consolidación de su pertenencia a Chile.
Entretanto, Bolivia se dedica a hacer viable Cobija, fracasando por la falta de agua y
de un entorno económicamente importante. Ballivian dice en su mensaje al Congreso
en 1847: "...Arica es el puerto natural de estas comarcas...El derecho a comerciar por
Arica es tan esencialmente necesario para la existencia de Bolivia, que para
renunciarlo es necesario renunciar a la conservación de esta república" (citado por
Aguirre Bianchi, 2002).
Perú y Bolivia interrumpen sus relaciones diplomáticas en 1860 y Bolivia reitera los
esfuerzos por dañar a Arica para favorecer a Cobija. Ante una guerra inminente,
ambas naciones firman un tratado a fines de 1863, que termina con las pretensiones
bolivianas de incorporar a Arica, hasta que en un acuerdo de 1866 Chile propone
ayudar a Bolivia a conseguir el dominio de Tacna y Arica, si olvidaba sus pretensiones
territoriales al sur del río Loa.
El ofrecimiento fue reiterado en plena guerra del Pacífico y varios años después (1895),
por el Presidente chileno Domingo Santa María, el cual pensaba conveniente
entregarle estas ciudades a Bolivia para resolver su mediterraneidad y evitar los
problemas que traería compartir una frontera con Perú (estrategia llamada “política
boliviana”). Y aun más, el Secretario de Estado norteamericano, Frank B. Kellogg,
propuso que Chile y Perú cedieran a Bolivia Tacna y Arica, si no se ponían de acuerdo
en la realización del plebiscito que debía definir su pertenencia definitiva, según el
tratado de Ancón (1883). El Gobierno de Santiago respondió favorablemente a esta
iniciativa, pero Perú la rechazó de plano por considerar que Tacna y Arica eran
irrenunciables (González y Ovando, 2010).
Desde el Tratado de 1929 prevalecen aquellos que prefieren entenderse con Lima.
Chile ha insistido en que no existen temas pendientes con La Paz después de la
suscripción del tratado de 1904, pero continuos episodios lo desmienten, tales como las
negociaciones secretas de 1971, fracasadas luego del derrocamiento de Juan José
Torres (Aguirre Bianchi, 2002) y el Acuerdo de Charaña en 1975, donde se le ofrecía a
Bolivia un corredor al norte de Arica, opción que no resultó debido a la respuesta
peruana proponiendo un espacio de soberanía trinacional y al rechazo de Bolivia al
canje territorial propuesto por Chile.
9
PROPUESTA CHILENA Y RESPUESTA PERUANA A NEGOCIACIONES DE CHARAÑA
Fuente:
http://www.soberaniachile.cl/intentos_y_propuestas_historicas_de_salida_al_mar_para
_bolivia.html
Volviendo al territorio en cuestión, durante el período posterior a la guerra hasta el
tratado de 1929, el aparataje administrativo e ideológico chileno impone un cambio
de identidades y lealtades nacionales, bajo la atenta mirada del Estado centralista
(Díaz Araya, 2010: 14).
Así, durante el Gobierno de don José Manuel Balmaceda (1886-1891), se consolida la
idea de chilenizar Tacna y Arica. En palabras de Balmaceda: “iniciaré un plan de
chilenización, llevando veinte mil hombres e invirtiendo en obras de carácter social”
(Vial Solar, 1900: 5; citado por Pizarro Pizarro y Díaz Aguad, 2010).
Este plan consistía, según el diario “El Pacífico” de Tacna, en “el trabajo de las
autoridades chilenas en pro de los intereses nacionales en Tacna y Arica”, agregando
que la chilenización consistía en la ejecución de diversas medidas gubernamentales,
tales como facilitar el arraigo de familias en la zona, formar núcleos de población de
habitantes chilenos, proteger a los comerciantes, apoyar a los industriales para llevar
adelante estudios sobre irrigación y ayudar a la iniciativa privada, y ofrecer a los
empleados públicos buenas remuneraciones para tener un personal idóneo y serio
que prestigiara la administración chilena (citado por Pizarro Pizarro y Díaz Aguad,
2010).
10
La incorporación definitiva de Arica a Chile el 28 de agosto de 1929, coincidió con la
gran crisis económica iniciada ese mismo año, cuyos efectos se hicieron sentir con
mayor fuerza en la región salitrera de Tarapacá. Por esta razón, Arica no pudo
aprovechar las ventajas de la economía del nitrato y se transformó en receptor de
población venida desde las oficinas salitreras que comenzaban a cerrarse (González y
Ovando, 2010).
Los propios ariqueños creen ver como solución a sus problemas la relación comercial
con los países vecinos y la irrigación de los valles de Azapa y Lluta. Con ese fin se
requería disminuir los impuestos que afectaban a la zona (mojonazgo) y el arancel
aduanero que no permitía la libre internación de productos desde Tacna, rompiendo
ancestrales vínculos de dependencia entre ambos espacios, y que será suspendido en
la década de 1930, hasta que desaparece con la firma del Tratado Comercial entre
Chile y Perú, en 1943 (Pizarro Pizarro y Díaz Aguad, 2010).
El movimiento social dirigido por el Comité Pro-resurgimiento de Arica, propone
medidas para bajar el costo de productos como el pescado, el pan, el forraje para los
animales y la carne; la construcción de un ferrocarril de Arica a Zapiga, de caminos a
los pueblos del interior de la provincia, de instalaciones portuarias, de un liceo, un
colegio básico y un estadio; la pavimentación de la ciudad; la mejoría del agua
potable; el regadío del valle de Azapa; la creación de una fundición de minerales; y la
declaración a Arica como puerto libre o zona franca (González y Ovando, 2010).
Esta última reivindicación se hará posible sobre la base de una política de sustitución
de importaciones, iniciada en los años 1930 por la Corporación de Fomento a la
Producción (CORFO), en cuyo marco se aplicaron planes para impulsar procesos de
industrialización. Juan Podestá (2003: 89-90) indica que esta estrategia, llamada
“Estado de Compromiso”, fue la respuesta a las dificultades políticas y económicas
conocidas entre los años 1915 y 1930, las que tuvieron su origen en los graves
problemas que afectaron a la economía internacional, la crisis del salitre y el
agotamiento del carácter monoproductor de la economía nacional.
A raíz de la gran depresión de 1929 se redefine el modelo de desarrollo,
constituyéndose el “Estado de Compromiso”, o Estado benefactor, protector,
empresario o paternal, fundamentado en un aparato público económicamente
activo, capaz de reducir la dependencia de los países desarrollados, de incentivar la
producción, sustituir importaciones y proteger la industria nacional mediante
aranceles, subsidios y bonificaciones (Podestá, 2003: 92).
El “Estado de Compromiso” se manifiesta con dos décadas de retraso en las provincias
del norte (Podestá, 2003: 95), y en 1953 el Gobierno del Presidente Carlos Ibáñez del
Campo, a través del Decreto con Fuerza de Ley Nº 303, crea el régimen del Puerto
Libre de Arica y la ciudad comienza un nuevo ciclo de expansión económica, que se
consolidará con la Ley 13.039 de 1958 que establece la Junta de Adelanto de Arica.
11
FIRMA DEL DECRETO QUE CREA EL PUERTO LIBRE DE ARICA
Fuente:
http://www.infoarica.loganmedia.com/jaa/jaa.htm
Tales medidas hacen posible el ensamblaje de automóviles, artículos electrónicos,
línea blanca, la producción manufacturera, de textiles y de productos químicos.
Asimismo, el 15% de los impuestos de internación que recibía la Junta de Adelanto, le
permite realizar una serie de obras como la construcción del puerto de Arica, de un
casino de juegos, de un hipódromo, de un campus universitario, del aeropuerto de
Chacalluta, del terminal rodoviario, del tranque Caritaya, de la hostería de Azapa y
del estadio Carlos Dittborn, entre otras (González y Ovando, 2010: 66).
La idea era crear un centro económico que atrajera capitales extranjeros, y
desarrollara el comercio, la industria y el turismo, mediante una completa liberación
aduanera acorde con una política inserta en la “Teoría de los Polos de Desarrollo”2. Tal
orientación pretendía crear efectos impulsores y multiplicadores a través del estímulo al
comercio, los cuales permitirían implantar una incipiente industrialización que sería la
actividad motriz del desarrollo económico, estrategia inserta en la política de
sustitución de importaciones aplicada desde gobiernos anteriores al de Ibáñez, pero
2 La Teoría de los polos de crecimiento o de desarrollo fue presentada inicialmente por François Perroux (1955) y
llevada al espacio territorial por Jacques Boudeville (1961, 1968). Se centra en el lado de la demanda y parte de la
existencia de una unidad de producción localizada de forma exógena (por el azar, por alguna decisión de una
autoridad pública o por cualquier otra razón) dentro de una zona económicamente atrasada (polo). Por su dimensión
y desarrollo tecnológico, dicha unidad produce para mercados distintos del de la localización, aunque tiende a
demandar y crear en dicho lugar una gran parte de los requerimientos y servicios que precisa. La existencia de esta
gran unidad de producción genera una serie de efectos de polarización y de desarrollo en torno al lugar donde se
encuentra localizada, aunque el crecimiento no se propaga a todos los sectores ni a todos los lugares por igual y sus
efectos han resultado a veces nulos o incluso negativos, pasando a significar dicho concepto simplemente la
concentración geográfica de las actividades económicas en general (Peña, 2006).
12
que no había sido llevada a la práctica fuera de Santiago (Pizarro Pizarro y Ríos
Bordones, 2010: 92), ya que tal esquema no tuvo un crecimiento homogéneo en el
país, quedando las regiones extremas desvinculadas de este proceso (Podestá, 2003:
95).
Esta visión denominada “desarrollista” se genera a fines de la década de 1940 en
Estados Unidos, apareciendo el concepto de “desarrollo autosostenido” para explicar
las condiciones del desarrollo. De acuerdo con él, un impulso a la industrialización
tendría efectos multiplicadores y acumulativos sobre la sociedad en general, llevando
así a un país o a una región en progresión geométrica hacia el desarrollo (Galdames
Rosas, 2010: 98-99).
Los cambios son rápidos. Uno de ellos dice relación con la población, la cual asciende
a 52.000 habitantes en toda la provincia y a 43.000 en la ciudad, el año 1960, lo que
equivale a una tasa de crecimiento anual del 7%, mientras en el resto del país apenas
llega a un 3% (Oyarzún, 1962; citado por Pizarro Pizarro y Ríos Bordones, 2010: 88).
También podemos mencionar que Arica es el núcleo urbano nacional que tiene entre
1952 y 1960 el porcentaje más alto de incidencia de migración sobre el crecimiento
poblacional, alcanzando a un 71% (Oyarzún, 1962; citado por Pizarro Pizarro y Ríos
Bordones, 2010).
En términos económicos, se puede señalar que en el año 1957 se importaron por el
puerto de Arica US $20.971.005 en bienes y mercaderías (Sociedad de Fomento Fabril;
citado por Pizarro Pizarro y Ríos Bordones, 2010: 90). Además, en 1962 Arica producía
3.100 televisores y en 1968 más de 57.000; en 1964 exportó harina de pescado por un
valor de US $3.985.036 y en 1968 US $7.048.285, radicándose más de 200 empresas y
construyéndose más de 16.000 viviendas (Podestá, 2003: 99-100).
Sin embargo, el Gobierno de Jorge Alessandri cuestiona el costo económico del
puerto libre, considerándolo inviable (Podestá, 2003, 106) debido a los ingresos que
dejaba de percibir el erario público y por los montos de subsidios entregados al
empresariado y también duda del aporte de la Junta de Adelanto como instrumento
descentralizador.
A pesar de las movilizaciones populares que se realizan entre 1962 y 1964, el Puerto
Libre termina en 1963 (Podestá, 2003: 101-102) y el Presidente Eduardo Frei Montalva
(1964-1970), desplaza el polo automotriz a la zona central, llevándose con él el
dinamismo alcanzado por Arica y los interesantes niveles de descentralización
conseguidos por la Junta de Adelanto (Podestá, 2003: 105).
En todo caso, la crítica más importante al que se considera el mayor momento de
esplendor de la ciudad y de la provincia, es que se realiza a partir de una política
centralista, que fue derogada del mismo modo en que se creó, el 10 de diciembre de
1976. La experiencia habría demostrado que este esquema de desarrollo dependía de
factores externos, como beneficios tributarios e inversiones públicas, sin llegar a
generar condiciones suficientes para sustentar por sí misma la actividad económica,
una vez retirados los incentivos (González y Ovando, 2010).
13
Entre 1973 y 1989 el desarrollo regional vuelve a depender de un Estado centralista,
autoritario y vertical, en una región con características especiales: limítrofe,
conquistada militarmente y de colonización económica, destacando la racionalidad
geopolítica impulsada por los militares y la conducta del empresariado (Podestá, 2003:
125).
El nuevo ciclo de depresión para Arica se inaugura con la Zona Franca de Iquique,
creada más por razones geopolíticas que comerciales, pues la ciudad de Arica
contaba con mayores ventajas como inversión en recursos humanos, know how, placa
de servicios y dispositivos institucionales (Podestá, 2003: 140).
Para enfrentar una posible guerra con Perú, los militares estiman necesario contar con
profundidad estratégica, viabilizando un repliegue hacia la quebrada de Camarones,
para lo cual requerían de una “frontera viva”, respaldada por una población con un
volumen demográfico importante, convirtiendo a Iquique en un límite geopolítico
infranqueable. No obstante, la instalación de la Zona Franca estuvo cruzada por
múltiples racionalidades, incluyendo las presiones de la sociedad civil, razones
afectivas del general Pinochet, quien había servido en aquella ciudad en 1948 y en
1968, y las pugnas entre militares estatistas y neoliberales (Podestá, 2003: 140-141).
En efecto, el equipo económico neoliberal de la dictadura se opuso a cualquier
franquicia, enfrentándose a los asesores de la Armada que impulsaban la instalación
de la Zona Franca, como una herramienta de desarrollo financiado y administrado por
el Estado, en contra de aquellos que preferían dejar ese tipo de decisiones al sector
privado y al mercado (Podestá, 2003: 145).
Los esfuerzos posteriores dirigidos a sacar a Arica de su postración, han repetido la
visión tradicional. Un ejemplo de ello son las leyes Arica 1 y Arica 2, aplicadas durante
los gobiernos de la Concertación, que otorgan créditos a la inversión, liberación del
pago de IVA (Impuesto al Valor Agregado) a determinadas actividades, incentivos a
la Zona Franca comercial e industrial, bonificaciones a las reinversiones, exenciones de
tasas aduaneras a industrias e incentivos al turismo, beneficios que se aproximan a los
que tuvo Arica antes de 1976, pero que no han generado un agente de desarrollo
equivalente a la Junta de Adelanto (González y Ovando, 2010: 68).
Tampoco la creación de la Región Arica-Parinacota, realizada durante la
administración de la Presidenta Michelle Bachelet, fue parte de un proceso
descentralizador, sino que pensada y decidida desde el centro político nacional. Arica
sigue siendo considerada un espacio al que se debe llevar el desarrollo, puesto que su
dependencia y ubicación periférica impediría el despliegue de una base social local,
por lo que siempre aparece como un proceso no acabado que necesita una ayuda
externa continua (Bustos, 2005; citado por González y Ovando, 2010: 69).
Para Galdames (2010: 96), Chile posee una amplia tradición como país centralizado
puesto que la Nación se ha constituido desde el Estado, a partir de una fuerza
dinámica que viene desde arriba hacia abajo y desde el centro a la periferia,
perspectiva que inhibe y limita a Arica a pensar por sí misma.
14
De igual modo, los habitantes urbanos de Arica, de fuerte raigambre sureña, están a la
espera de soluciones que lleguen desde el centro del país, careciendo de un sustrato
cultural local que lo diferencie en términos de oposición al Estado (Galdames Rosas,
2010: 100). En palabras de Juan Podestá: “el ariqueño se siente distinto al habitante
promedio del país por habitar un lugar que asocia con el concepto de “hacer patria”
y/o “construir soberanía” (2003: 103).
Por otro lado, González y Ovando (2010) citan a Sergio Boisier (2004: 29) para explicar
que cuando un proceso descentralizador no tiene una verdadera participación social,
se entiende como una reforma de la administración pública, una simple
desconcentración del aparato técnico-burocrático de Gobierno y no una reforma del
Estado que transfiera efectivamente el poder.
Además, en el contexto de la reforma neoliberal realizada por el régimen de Augusto
Pinochet y que aun se encuentra vigente, no existe una relación virtuosa entre
descentralización política y participación ciudadana, ya que es realizada desde arriba
y carece de la voluntad de actuar a favor de la sociedad local. El Estado post-ajuste
ha sido debilitado por la privatización, implementando una descentralización que
favorece al localismo, al clientelismo y a la irresponsabilidad pública ante los
problemas de la sociedad (Coraggio 1997:35; citado por Debuyst, 2009 y González y
Ovando, 2010).
La racionalidad neoliberal posee un carácter homogenizador, integrador y
absorbente, pues las diferencias y diversidades sólo tienen sentido si son funcionales
para el mercado. Una de las principales consecuencias del autoritarismo es el
fortalecimiento de la economía nacional y la influencia del Estado centralista,
mediante la creación y aplicación de instrumentos, estrategias y programas regionales
de desarrollo, leyes especiales, y políticas de subsidios y bonificaciones que se diseñan
en Santiago, todas ellas inspiradas en la Doctrina de Seguridad Nacional (Podestá,
2003: 126).
En suma, aparte de la restauración de las elecciones municipales y de la creación de
los Consejos Regionales, el proceso descentralizador chileno ha sido muy limitado,
debido fundamentalmente a que el principal afectado, es decir, el Gobierno central,
es quien controla la iniciativa legislativa, y con ello el ritmo y la profundidad de las
reformas (González y Ovando, 2010).
Construcción de un nuevo modelo de desarrollo
El desarrollo de la ciudad de Arica y la consiguiente reparación de un error sostenido
por parte del Estado chileno, esto es, el semiabandono consciente de una parte del
territorio nacional, convirtiéndolo primero en un “Fortín Militar” para luego desplazar
también esa condición hacia otros lugares de la región3, demanda la construcción de
un nuevo modelo, el que a nuestro juicio debe sostenerse en el concepto de “Ciudad
Internacional”, abierta a las corrientes de intercambio provenientes del Asia Pacífico,
3 Entendemos “Fortín militar” como un diseño de ocupación y desarrollo de un territorio, contemplando de manera
prioritaria la planificación de la defensa y las consiguientes instalaciones de dispositivos de las Fuerzas Armadas
para cumplir con dichos planes.
15
de los países vecinos, de las naciones sudamericanas ribereñas del océano Atlántico,
en especial de Brasil, y del mismo Chile.
Congruente con dichas afirmaciones, la propuesta que presentamos no obedece a
criterios académicos, a la simple retórica, a una demagogia interesada o a visiones
utópicas, sino que a un ejercicio de planificación asentado en la más pura realidad
proyectada sobre un deber ser, es cierto, pero posible, necesario y urgente.
Para nosotros, este esquema se levanta a partir de ciertos principios fundamentales
como el de “Complementariedad Trasfronteriza”, o sea, desde la convergencia de las
dinámicas de desarrollo pertenecientes a zonas contiguas, tanto de países limítrofes4
como del norte chileno, descartando de plano aquel juego de suma cero que hace
depender la prosperidad de Arica, de la pobreza de Iquique, de Tacna o de cualquier
otro lugar.
Hablamos de complementariedad y no de integración porque creemos que se
requiere de un proyecto antes de pasar a esa etapa, tránsito que se hace viable si
antes se han establecido las condiciones necesarias para aquello, comenzando por la
confianza y siguiendo con resultados concretos, tales como una trama de intereses
compartidos, el logro de objetivos mutuamente convenientes para las partes, la
elaboración de instrumentos jurídicos y prácticas comunes, además de una visión de
futuro cimentada en el territorio, pero avalada por los Estados centrales.
Tal proceso podría desplegarse en el contexto de un Área de Prosperidad Compartida
(APC), marco político-jurídico facilitador de la integración de una gran zona
comprendida por el norte grande chileno, el sur del Perú, el oriente de Bolivia y el
noreste y noroeste argentino, que reuniría una amplia gama de instrumentos de
facilitación y fomento económico, comercial, de inversiones públicas y privadas, de
cooperación, de infraestructura, y de libre tránsito de bienes, capitales y personas,
entre otras.
La experiencia mundial nos ofrece ejemplos útiles a tomar en cuenta. La “Partnership
for Prosperity” (Sociedad para la Prosperidad) entre México y Estados Unidos5, o lo que
el Banco Asiático de Desarrollo denomina "círculos de crecimiento", entendidos como
triángulos o "regiones económicas transnacionales adyacentes, que se complementan
para promover el comercio exterior y la atracción de inversionistas" (Aguirre Bianchi,
2002), son experiencias actualmente en curso cuyos resultados comprueban su
viabilidad.
Sin embargo, para que estas iniciativas sean exitosas, tengan continuidad en el tiempo
y se transformen en pilares efectivos del desarrollo, deben realizarse a partir de
estructuras, instituciones y lógicas no sólo desconcentradas en su administración, sino
4 La noción de “Altiplano Marítimo” (PNUD, 2003), consiste en la relación existente entre la vocación de desarrollo
humano y el crecimiento económico del altiplano boliviano, con su proyección hacia el pacífico y los procesos de
integración con las economías del norte de Chile y el sur del Perú. 5 La Sociedad para la Prosperidad (Partnership for Prosperity) es un esquema de integración macro, acordado en
septiembre de 2001 por el Presidente norteamericano George W. Bush y su homólogo mexicano Vicente Fox, para
estrechar la cooperación entre particulares, desarrollar acuerdos entre instituciones académicas y financieras, y
regularizar el mercado de las remezas de inmigrantes (Curzio, 2007).
16
que sobre todo políticamente descentralizadas, contemplando un plan que articule
de manera coherente las acciones a nivel nacional, regional y local.
Dicho de otro modo, más que intensificar o cambiar políticas públicas desde Santiago,
se trata de transformar el territorio de Arica en sujeto de un proyecto político y
profundizar su gobernanza, mediante una relación virtuosa entre integración,
democracia, descentralización y empoderamiento local (González y Ovando, 2010).
Además, si entendemos que la posesión de una extensa costa en el Pacífico y de la
red de acuerdos de libre comercio que Chile tiene, tanto con los países de la cuenca
como con el resto de Sudamérica, nos otorga enormes posibilidades para convertirnos
en una plataforma de servicios que una a este océano con el Atlántico, debemos
establecer las prioridades y las políticas necesarias para hacerla realidad, acelerando
entre otras iniciativas, la concreción de los llamados “corredores bioceánicos”6.
Asimismo, la existencia de rutas de salida para la producción de los estados brasileños
al Pacífico, por los puertos del sur peruano y del norte chileno, estos últimos a través de
Bolivia y Argentina, sitúan al área de nuestro interés en un espacio estratégico que los
gobiernos centrales, junto a los subnacionales, requieren potenciar para su beneficio
común.
En este escenario, la ciudad de Arica cobra especial relevancia como una de las
terminales de salida para la carga proveniente del Atlántico sudamericano, para lo
cual se requieren fronteras abiertas, aunque seguras, poniendo atención especial a
mecanismos eficaces, eficientes y expeditos para combatir delitos tales como el
narcotráfico y la trata de personas, y para proteger el patrimonio fito y zoosanitario del
país, sin entorpecer el libre tránsito.
Arica se transformaría así en una “ciudad de servicios”, consistente en amplias y
modernas instalaciones portuarias, un importante centro de negocios anexo a estas
actividades, un intenso turismo desde todo el mundo, pero en especial de las regiones
vecinas, un fuerte desarrollo inmobiliario y la explotación intensiva del aeropuerto de
Chacalluta, tanto para las necesidades de Arica como de Tacna, intención que
requiere de acuerdos bilaterales específicos.
Para hacer posible estos fines es imprescindible promover inversiones públicas y
privadas, estimular el protagonismo empresarial, capacitar a la población y crear
condiciones para la generación de pensamiento propio, factible de ser aplicado en
soluciones a los problemas locales. Por eso, si bien el apoyo del Estado central es
ineludible, debe impulsar la emergencia de una sociedad civil fuerte, facilitar la
participación ciudadana, y reducir su rol al de acompañante y facilitador.
Conclusiones
Arica surge como una encrucijada de caminos que unen el altiplano con la costa
norte y sur. Su historia es antigua y variada, sometida a varias soberanías,
6 “Las rutas existentes que vinculan territorios de países vecinos, sumadas a las potenciales vías de conexión que
pueden relacionarse con las obras existentes y eventualmente con terminales portuarios, van configurando
corredores internacionales, conocidos en Sudamérica, como bioceánicos” (DIFROL, 2012).
17
sucesivamente próspera y pobre, atendida y olvidada, pero con una resistente
vocación de desarrollo.
El pasado y el futuro se parecen en la importancia de la proyección internacional de
esta ciudad. Antes Potosí, ahora Asia, Brasil y el resto del cono sur de América. El
vértice que se levanta sobre las orillas Atlántica y Pacífica es factor de progreso para
una extensa área que involucra a varios países, pero Chile tiene una responsabilidad
mayor pues ha desatendido uno de sus extremos.
Superadas hace décadas las circunstancias que dieron origen al esquema que
potenció la zona ubicada al sur de la Quebrada de Camarones, es momento de
reemplazarlo y extender las ventajas concedidas por el Estado hasta completar la
geografía nacional. Pero esta vez hay que hacerlo bien, sin impedimentos ideológicos
que obstaculicen un desarrollo descentralizado y territorialmente equilibrado.
El cierre de una etapa esta cerca. Las relaciones con los vecinos son la clave para
avanzar en una forma de inserción en la globalización que asegure disfrutar de sus
beneficios al conjunto de la población chilena.
Ojalá las propuestas que revisamos en este artículo sean un aporte concreto para el
cumplimiento de ese objetivo.
18
Bibliografía
Aguirre Bianchi, R. (16-VII a 5 del XI de 2000). Historia de Arica. Desentrañando la
Historia de Arica. Diario La Estrella de Arica.
Aguirre Bianchi, R. (2002). Arica y Bolivia, una larga historia de amor.
http://www.infoarica.loganmedia.com/renatoaguirre/renatoaguirre.htm
Aguirre Bianchi, R. (Enero de 2004). Arica y el Litoral Boliviano: Historia de Definiciones
Ambiguas. http://www.infoarica.loganmedia.com/renatoaguirre/renatoaguirre.htm
Boisier, S. (2004). Desarrollo territorial y descentralización. El desarrollo en el lugar y en
las manos de la gente. Revista Eure XXX (90): 27-40.
Curzio, L. (2007). La seguridad nacional de México y la relación con Estados Unidos.
UNAM-CISAN, México.
Díaz Araya, A. (2010). Perspectivas históricas desde/sobre Arica en el siglo XX. Apuntes
introductorios. En Díaz Araya, A., Díaz Aguad, A. y Pizarro Pizarro E. (comp.), Arica siglo
XX. Historia y sociedad en el extremo norte de Chile. Ediciones Universidad de
Tarapacá, pp. 13-21.
DIFROL (2012).
http://www.difrol.cl/index.php?option=com_content&task=view&id=180&Itemid=22
Galdames Rosas, L. (2010). El discurso del Estado a través de la creación del Puerto
Libre de Arica. Aproximación Semiológica. Publicado en la Revista Diálogo Andino n°
26, 2005. En Díaz Araya, A., Díaz Aguad, A. y Pizarro Pizarro E. (comp.), Arica siglo XX.
Historia y sociedad en el extremo norte de Chile. Ediciones Universidad de Tarapacá,
pp. 95-101.
González Miranda, S. y Ovando Santana C. (2010). La provincia de Arica y la región XV
Arica-Parinacota: entre la descentralización y la historia (1884-2007). Si Somos
Americanos. Revista de Estudios Transfronterizos. Volumen X / Nº 1 / pp. 55-73.
Universidad Arturo Prat, Chile.
Peña, A. (2006). Las disparidades económicas intrarregionales en Andalucía. Tesis
doctoral accesible a texto completo en http://www.eumed.net/tesis/2006/arps/
Pizarro Pizarro, E. y Díaz Aguad, A. (2010). Tacna y Arica en tiempos del centenario
(1910). Publicado en la Revista Diálogo Andino nº 24, 2004. En Díaz Araya, A., Díaz
Aguad, A. y Pizarro Pizarro E. (comp.), Arica siglo XX. Historia y sociedad en el extremo
norte de Chile. Ediciones Universidad de Tarapacá, pp. 21-35.
19
Pizarro Pizarro, E. y Ríos Bordones, W. (2010). Entre franquicias y beneficios: una apuesta
del Gobierno para el desarrollo regional de Arica (1953). Publicado en la Revista
Diálogo Andino nº 25, 2005. En Díaz Araya, A., Díaz Aguad, A. y Pizarro Pizarro E.
(comp.), Arica siglo XX. Historia y sociedad en el extremo norte de Chile. Ediciones
Universidad de Tarapacá, pp. 79-95.
PNUD (2003). Informe de Desarrollo Humano en La Paz y Oruro. El altiplano marítimo y la
integración macrorregional. La Paz, Bolivia.
Podestá, J. (2003). La invención de Tarapacá. Estado y desarrollo regional en Chile.
Tesis de Doctorado, Universidad de Leiden, Holanda.
Vial Solar, J. (1900). Páginas Diplomáticas. Imprenta Barcelona, Santiago, 1900.