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257 Revista de Estudios Extremeños, 2009, Tomo LXV, N.º I. I.S.S.N.: 0210-2854 Crisis finisecular y conflictividad social en Mérida ANTONIO RODRÍGUEZ IGLESIAS Profesor de Enseñanza Secundaria Director I.E.S. Emérita Augusta RESUMEN Durante el período de la Restauración y en un medio plenamente rural como es el caso de Mérida la protesta social entremezcla formas propias del Antiguo Régimen, claramente predominantes, y de las sociedades contemporá- neas Son tratados los diversos aspectos del conflicto social: formas, motivacio- nes y respuesta del sistema político. Así hacemos un recorrido desde el motín, de especial relevancia los de 1898, a la huelga, acciones todas ellas provocadas por la carestía de las subsistencias, la falta de trabajo, la presión de los consu- mos o el rechazo del llamamiento a quintas. Medidas de orden público o de ayuda social serán las respuestas del poder político para aligerar las tensiones sociales existentes. PALABRAS CLAVES: Mérida, Restauración, Asociacionismo, Conflictividad So- cial, Movimiento obrero, Motín, Crisis 98. ABSTRACT During the Restoration period and in a rural area, like Mérida, the social protest mixed those clearly prevailing ways in Ancien Régime and those in contemporary societies. Some different aspects about the social conflicts are dealt: ways, motives and answers of the political system. That way, we cover from the rebellion, aboye all those in 1989, to the strike, all of them actions due to the high cost of subsistence, job shortage, the pressure of goods or the rejection to be called up. Measures of public order or social aid were the answers of the political power in order to relieve the social troubles. KEY WORDS: Mérida, Restoration, Associationism, Social conflict, Labour movement, Riot, Crisis 98. Revista de Estudios Extremeños, 2009, Tomo LXV, Número I, pp. 257-312

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Crisis finisecular yconflictividad social en Mérida

ANTONIO RODRÍGUEZ IGLESIAS

Profesor de Enseñanza SecundariaDirector I.E.S. Emérita Augusta

RESUMEN

Durante el período de la Restauración y en un medio plenamente ruralcomo es el caso de Mérida la protesta social entremezcla formas propias delAntiguo Régimen, claramente predominantes, y de las sociedades contemporá-neas Son tratados los diversos aspectos del conflicto social: formas, motivacio-nes y respuesta del sistema político. Así hacemos un recorrido desde el motín, deespecial relevancia los de 1898, a la huelga, acciones todas ellas provocadaspor la carestía de las subsistencias, la falta de trabajo, la presión de los consu-mos o el rechazo del llamamiento a quintas. Medidas de orden público o deayuda social serán las respuestas del poder político para aligerar las tensionessociales existentes.

PALABRAS CLAVES: Mérida, Restauración, Asociacionismo, Conflictividad So-cial, Movimiento obrero, Motín, Crisis 98.

ABSTRACT

During the Restoration period and in a rural area, like Mérida, the socialprotest mixed those clearly prevailing ways in Ancien Régime and those incontemporary societies. Some different aspects about the social conflicts aredealt: ways, motives and answers of the political system. That way, we coverfrom the rebellion, aboye all those in 1989, to the strike, all of them actions dueto the high cost of subsistence, job shortage, the pressure of goods or the rejectionto be called up. Measures of public order or social aid were the answers of thepolitical power in order to relieve the social troubles.

KEY WORDS: Mérida, Restoration, Associationism, Social conflict, Labourmovement, Riot, Crisis 98.

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El decreto del 10 de enero de 1874, tras el golpe de estado del generalPavía disuelve la Internacional. Entre esta fecha y febrero de 1881, en que elacceso al poder de Sagasta y de los fusionistas amplía el margen de libertad deasociaciones y partidos, el movimiento obrero español atraviesa una etapa declandestinidad. Posteriormente surge el Partido Socialista Obrero Español y lacorriente libertaria de la I Internacional dará paso a la Organización Anarquistade la Región Española.

A finales de siglo el movimiento obrero desarrolla las características quehabía apuntado en su etapa de despegue. Entre las matizaciones imprescindi-bles figuran el incremento del asociacionismo obrero, que alcanza caracteresmucho más multitudinarios a principios del siglo XX. La tasa de mayor incre-mento corresponde a las asociaciones no definidas ideológicamente, a las me-ras asociaciones de resistencia directa y exclusivamente encaminadas a la me-jora de las condiciones de vida y trabajo.

En el movimiento anarquista se va a registrar una desintegración a nivelorganizativo, y una entrega hacia grupos orientados al atentado terrorista.

En cuanto al socialismo, tiende a consolidar su implantación con un ritmocuyo despegue ascendente se dejará sentir desde finales de siglo.

Asistimos pues, durante la Restauración, al nacimiento y paulatina con-solidación de las organizaciones obreras. Sin embargo, su peso e influenciasocial no deja de superar meramenente el carácter embrionario. La protestasocial, mucho más en medios de marcado carácter rural como en el que centra-mos este trabajo, no es el resultado de la movilización originada por la actividadde las organizaciones de trabajadores sino que difícilmente supera accionesmenores de oposición y de resistencia ante las malas condiciones de vida quehan de soportar las clases menos favorecidas.

“El esfuerzo principal de la investigación se ha centrado en el estu-dio de las formas no institucionalizadas de protesta social, como los moti-nes, alborotos y otras acciones “menores” de oposición y resistencia, diri-gidas contra la carestía de los alimentos, la presión fiscal, el servicio mili-tar, las condiciones de trabajo, etc., problemas que afectan a la vida cotidia-na de la población”1.

1 GIL ANDRÉS, Carlos: Protesta popular y orden social en La Rioja de fin de siglo,1890-1905. Instituto de Estudios Riojanos. Logroño, 1995, p. 16.

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Frente al carácter irracional y violento de las muchedumbres, GeorgeRude2 pone al descubierto el aspecto humano de la misma, en los motines yrevueltas apenas aparecen criminales, detrás de los mismos se encuentran tra-bajadores con una vida y conducta normal. Estamos en los orígenes de lo quese conoce como la “historia desde abajo”, que pone el énfasis en el estudio delas clases populares. En esta línea Julián Casanova3 o Santos Juliá4 muestran elmismo interés porque ocupe su protagonismo las clases más bajas.

Estamos pues, en el periodo que mencionamos, entre la pervivencia delas formas “arcaicas” de agitación social, como manifiesta Eric Hobsbawm5,pero también, como pone en evidencia Thompson6, en el proceso de formaciónde una conciencia de clase, que marcará el carácter de los movimientos popula-res del siglo XX.

1. ASPECTOS GENERALES

El carácter rural de la sociedad extremeña hace más difícil la penetraciónde nuevas ideas. Al amparo de la ampliación de libertades que implica el SexenioDemocrático, tiene lugar el nacimiento de un notable movimiento asociativoque mantuvo estrechas relaciones con la Asociación Internacional de Trabaja-dores. Con la Restauración se irán extinguiendo

La protesta social en Extremadura se canaliza a través de una doble ver-tiente: por un lado los esfuerzos organizativos de las clases trabajadores y porotro los episodios de agitación social, campesina, no solamente movimientosorganizados, sino y especialmente, las manifestaciones colectivas. Cuandonos referimos a la protesta social, no estamos hablando de movimiento obreroorganizado, ni de grupos políticos y organizaciones sindicales estructurados,la protesta popular en el periodo de referencia en la localidad de Mérida no essino la reacción ante las difíciles condiciones de vida, reacciones que en mu-chas ocasiones eran guiadas por la espontaneidad y ausencia de organización.

2 RUDÉ, Georges: “La multitud en la historial. Los disturbios populares en Francia eInglaterra, 1730-1848”. Siglo XXI. Madrid, 1989.

3 CASANOVA, Julián: “Historia Social y los historiadores”. Crítica. Barcelona, 1991.4 JULIÁ SANTOS: “Historia social/Sociología histórica”. Siglo XXI. Madrid, 1989.5 HOBSBAWM, Eric J.: Rebeldes primitivos. Estudio sobre las formas arcaicas de los mo-

vimientos sociales en los siglos XIX y XX.Ariel. Barcelona, 1983.6 THOMPSON, E.: Op. cit.

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Con la promulgación de la ley de Asociaciones de 1887 tiene lugar eldesarrollo de sociedades de resistencia, y sobretodo, de socorro mutuo, espe-cialmente en la provincia de Badajoz, provincia que se manifestará de formamás combativa que la cacereña. El malestar social se canaliza a través de aten-tados a la propiedad: talas, robos, incendios y particularmente a través delmotín, dentro de los cuales destacan, tanto por su número como por su virulen-cia, los de 1898.

A principios de siglo se produjo una notable intensificación, lo que serefleja en un incremento de la conflictividad y auge del asociacionismo. En eltránsito de siglo surge en Badajoz la Germinal Obrera que organiza la primerahuelga en la primavera de 1901. Los Centros Obreros darán paso a las Casa delPueblo, que engloban a asociaciones de diversos oficios. La celebración del1º de mayo comienza a ser habitual desde principios del siglo XX.

A lo largo del presente trabajo pretendemos realizar un repaso sobre losdiversos aspectos del conflicto social: sus formas, sus motivos y sobre lasrespuestas dadas por parte del sistema político. Durante el periodo que esobjeto de análisis, se entremezclan formas de protesta social propias de épocaanteriores, así como se alumbran las nuevas características que tendrán lasacciones de los trabajadores durante el presente siglo.

Pretendemos adentrarnos en las acciones de acción social que tienenlugar en Mérida, o quizás podríamos calificarlas más apropiadamente comomalestar social, pues si bien no encontramos numerosas acciones colectivasorganizadas, ni se presentan asociaciones obreras en el sentido estricto, queduda cabe que existe una clonflictividad social, latente en muchos casos y quese manifiesta de formas diversas, en numerosas ocasiones de forma aislada eindirecta, más propias probablemente, del Antiguo Régimen. Es sin duda elmarco local el punto de referencia a partir del cual definir las protestas sociales.Como afirma Eric J. Hobsbawm7 la identidad y solidaridad que se manifiestan enel ámbito municipal hacen posible los actos de revuelta social.

7 HOBSBAWM, Eric J.: Rebeldes primitivos. Estudio sobre las formas arcaicas de losmovimientos sociales en elos siglos XIX y XX.Ariel. Barcelona, 1983.

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La acción espontánea, resultado de la carestía de los productos básicoso la falta de trabajo por cuestiones meteorológicas, va a estar en el origen demuchas de las acciones de las clases más desfavorecidas; pero dentro de esaspropias acciones aparecen diferencias que las distinguen del Antiguo Régimeny que empiezan a poner de manifiesto una madurez propia de los nuevos tiem-pos.

“El motín no parece ser, entonces, fruto de la miseria, ni puedeexplicarse aludiendo a la trivialidad de las mujeres de las clases populares.Los amotinados protestan contra los abusos inmorales de acaparadores yespeculadores, contra la desigual e injusta repercusión de la crisis sobrelas distintas clases sociales, y contra la pasividad de las autoridades, queno atienden sus obligaciones”8

Dentro de las formas de protesta colectivas, el motín adquiere especialrelevancia, y como veremos muy especialmente los acaecidos en 18989.

En cuanto a las motivaciones del malestar social se da también laambivalencia propia de sus manifestaciones y que hemos comentados en lospárrafos precedentes. Junto a las nuevas ideas, el mayor protagonismo corres-ponde a las formas tradicionales, ligados a la carestía de alimentos básicos,particularmente el pan, y al abuso de los “consumos” En este sentido EdwardP. Thompson ha puesto de manifiesto la importancia del pan no ya sólo comoalimento básico y fundamental de la dieta, particularmente de las clases popu-lares, sino como indicador del nivel social y el carácter simbólico que llega aadquirir.10

Las acciones del sistema para amortiguar y limitar el impacto de la protes-ta social son diversas y de sentido diferente. Por un lado se dirigen hacia elcontrol último de aquello que desencadena la protesta propiamente dicha: elcontrol del precio del pan, el proporcionar trabajo a los desempleados agrícolasson acciones encaminadas en este sentido.

8 GIL ANDRÉS, Carlos, “Protesta popular y orden social en La Rioja de fin de siglo, 1890-1905” Biblioteca de Temas Riojanos, p. 105.

9 SERRANO, Carlos. “Guerra y crisis social: los motines de mayo del 98” En Estudios deHistoria de España. Homenaje a M. Tuñón de Lara. V. I. UIMP: Madrid. 1981.

10 Thompson, Edward: “La formación de la clase obrera en Inglaterra”.Crítica. Barcelona,1989.

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Por otro lado se encuentran ese conjunto de medidas que podemos en-cuadrar en la beneficencia: prestaciones médico-farmacéuticas, ayudas a lalactancia, ayudas sanitarias y un largo etcétera contribuyen a remediar algunasde las situaciones más dramáticas de las clases más desfavorecidas.

En cualquier caso, y cuando las acciones anteriores no impedían lasmanifestaciones de los trabajadores, entraban en juego las medidas de repre-sión, al frente de las cuales se hallará la Guardia Civil.

Las actas municipales, en cuanto a las fuentes recurridas para el estudiode este artículo, han sido de especial fecundidad. Sin duda alguna para conocerlas acciones llevadas sobre la beneficencia, sobre precios, recaudación de im-puestos, proporcionar trabajo en época de crisis obrera... hemos de recurrir a laconsulta de las actas capitulares. Otros documentos oficiales, como el BoletínOficial de la Provincia, correspondencia oficial, etc., contribuyen a perfilar ycompletar la información.

Por último, ha sido de una gran riqueza la información aportada por laprensa local, aunque sólo disponemos de publicaciones a partir de los añosfinales de siglo, el número de ejemplares así como por tratarse de los momentosmás conflictivos del periodo estudiado, hace que sus aportaciones nos resul-ten de un interés notable.

2. MOTIVOS DE LA PROTESTA

Vinculados a las revueltas sociales del Antiguo Régimen se encontrabala crisis de subsistencia y relacionada con ella la carestía de los recursos bási-cos. Hasta qué punto malestar social y año agrícola siguen estrechamenterelacionados o por el contrario es fruto de acciones colectivas organizadas yreivindicativas es una cuestión que hemos de abordar; en definitiva que perma-nece de las revueltas sociales del Antiguo Régimen y que hay de movimientosocial organizado.

Algunos de los rasgos que caracterizan las revueltas, desórdenes, etc.,en el Antiguo Régimen son sólo hasta cierto punto la ausencia de organizacióny de una dirección consciente. Con el asentamiento del movimiento obrerocontemporáneo, las acciones de los trabajadores empiezan a estar guiadas poruna superestructura ideológica, unido a unas bases organizativas precisas yencaminadas a la consecución de objetivos concretos. Para el periodo queestudiamos, aún no se han constituido organizaciones obreras capaces deliderar las acciones sociales, en definitiva elementos de permanencia y de cam-bios, en proporción desigual, estarán presentes.

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Falta de trabajo y carestía de precios serán motivo de preocupación per-manente entre los más desfavorecidos, si a ello añadimos los impuestos, enparticular el de consumos, tendremos trazado el triángulo que origina las prin-cipales dificultades en la vida de la clase jornalera.

2.1 El problema de las subsistencias

Entre las motivaciones de acciones colectivas en el Antiguo Régimen sehaya siempre presente, en mayor o menor grado, la carencia de subsistenciasbásicas. El mantenimiento de un equilibrio inestable entre recursos y necesida-des hacía que cualquier circunstancia anómala provocara un desequilibrio quese traducía en la aparición del hambre, sin que, obviamente, se produjeran afinales del siglo XIX las hambrunas que generaron desastres demográficos enlos siglos precedentes, la preocupación por el abastecimiento de los recursosbásicos está latente, y muestra de ello es el que sea tratado en numerosasocasiones por las instituciones municipales, de lo que es prueba fehaciente elque encontremos numerosos testimonios en las actas municipales de estaépoca.

Pedro Mª Plano en su ya mencionada obra11, recoge diversos testimo-nios de reparto de pan a las clases más necesitadas como resultado de diversosacontecimientos. Así recoge como en 1896 se repartieron 1.000 panes a lospobres; ésta misma cantidad se repartió al año siguiente con motivo del día dela mártir Santa Eulalia, patrona de la localidad12. En 1902 de nuevo con ocasiónde la fiesta de Santa Eulalia se reparte 800. En este mismo año y por la corona-ción de Alfonso XII se repartirán 500. Finalmente, según recoge el citado autor,y consecuencia de la boda de Alfonso XII la cifra repartida son 1.000. Lasnecesidades que acaecen a las clases jornaleras, de las que son muestra losrepartos descritos, fueron frecuentes.

Problemas de abastecimiento encontramos aún ya bien iniciado el sigloXX. En 1919, podemos leer en las actas municipales.

11 Ampliaciones a la Historia de Mérida de Moreno de Vargas, Forner y Fernández, a lacual hacemos alguna referencia en este trabajo.

12 En la sesión de la Corporación Municipal de 24 de Octubre dicho reparto. Libro de Actasmunicipales. Sesión 24/10/1897. AHMM.

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“ante la falta previsible de trigo debido a la escasa cosecha y otrascausas (ya conocidas) solicitan a la superioridad permiso para realizarincautaciones que garanticen el abastecimiento de Mérida13”

El problema vuelve a plantearse al año siguiente. En diferentes actas delmes de julio encontramos referencias diversas a este problema. En este sentidose menciona14 que el problema de subsistencias es el más grave que tienen lospueblos en ese momento. Se muestra preocupación por garantizar la provisiónde trigo y especialmente de aceite, ante la escasez de esta última. Una semanadespués15 los problemas por el abastecimiento se hacen extensivos a otrosproductos como las hortalizas, la carne y el tocino.

A una vertiente diferente del problema se hace referencia cuando se abor-dan las dificultades legales y operativas para asegurar el abastecimiento detrigo y harina de la localidad16. Aún en el acta de la sesión celebrada el últimodía del mes17 se menciona nuevamente el problema del abastecimiento.

En el mes de noviembre vuelve a tratarse el tema. En la sesión del día seisse informa de la comunicación remitida al gobernador civil por la que se notificaque se le ha adjudicado a Mérida 4.500 kilogramos de arroz de taza, aunqueparece de muy mala calidad. Se insiste sobre la escasez de aceite de taza y lamala calidad del pan que se está expidiendo falto de peso y mal cocido. En la deldía trece se informa de las gestiones del alcalde por las cuales ha conseguidopartidas de aceite. Una semana más tarde son las protestas originadas por lamala calidad de la harina, la que llevan el tema a la sesión plenaria, y el conveniofirmado para asegurar el precio del pan que recae en perjuicio de los labradores,ya que las fábricas de harina tienen un margen de molturación excesivo.

Los problemas originados por la calidad de las harinas se plantearán denuevo. En esta ocasión son las fábricas quienes piden rescindir el convenio yaque se duda de su buena fe.

13 Libro de Actas municipales año 1919. Fecha 09/08/1919.14 Libro de Actas municipales año 1920. Fecha 03/07/1920.15 Libro de Actas municipales año 1920. Fecha 10/07/1920.16 Libro de Actas municipales año 1920. Fecha 24/07/1920.17 Libro de Actas municipales año 1920. Fecha 31/07/1920.

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Por último el dieciocho de diciembre se insiste, una vez más, sobre losproblemas de abastecimiento de aceite.18

De la mala calidad de los productos se hace eco también la prensa local.En 1900 se informa del decomiso de 120 panes por falta de peso.19

2.2. La falta de trabajo

Los braceros y jornaleros agrícolas veían roto su difícil equilibrio encuanto cualquier anomalía meteorológica impedía el desarrollo normal de lasfaenas del campo. Cuando las lluvias constantes hacían imposible el desarrollode las faenas propias de su tiempo o cuando la sequía hacía inútil las mismas, eldestino de los peones agrícolas era el mismo, el paro forzoso. En sus yadepauperadas economías la falta de trabajo era causa de situaciones extremas.La mendicidad era destino obligado, si no se acudía a paliar la situación porparte de las instancias municipales. Y así, efectivamente, son recurrentes losempleos proporcionados por el Ayuntamiento, como medio de proveer recur-sos hacia los jornaleros parados.

La preocupación por parte de las autoridades municipales por hacer fren-te a la situación para aliviarla y evitar posibles conflictos es permanente yconstante y demostrativo de ello son las numerosísimas referencias que en-contramos en las fuentes.

A mediados de siglo podemos leer en el Boletín Oficial de la Provincia20

información de una circular insertada en la Gaceta de Madrid, del Ministro de laGobernación para que se de todo el empleo posible a los jornaleros, en trabajosútiles y con el jornal indispensable que satisfaga sus necesidades más perento-rias.

En la correspondencia21 del Ayuntamiento aparecen sendas referencias acomunicaciones enviadas en 1867, en las que se pone en conocimiento del

18 Libro de Actas municipales año 1920. Fecha: 06/11/1920, 13/11/1920, 20/11/1920,27/11/1920 y 18/12/1920.

19 PeriódicoEl Noticiero Emeritense. 01/04/1900.20 Boletín Oficial de la Provincia nº 120. Fecha 28/01/1856.21 Correspondencia Libro 240. Fechas: 13/01 y 07/02 de 1867.

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gobernador civil de la provincia haberse dispuesto la limpia del monte y arbo-lado de la Cruz de los Malnegos para remediar la necesidad de la clase jornalera.

En 1885 lo prolongado de las lluvias ocasiona la falta de empleo de laclase jornalera:

“Con el objeto de dar ocupación a la clase jornalera, hoy sin trabajo,por efecto del prolongado temporal que se viene experimentando, se acuer-da recomponer los caminos llamados del Calvario, bajadas del Chorrillo yaquellos otros cuyo tránsito se haya hecho imposible, formándose tresbrigadas de obreros, a cuyo frente responderán los Sres. regidores, Sierra,Justas, y Rico, satisfaciendo a cada uno de los individuos que se presente eljornal correspondiente a esta época del año”22.

La duración de los empleos así prestados era por el periodo de tiempoimprescindible, normalmente unos días, hasta que se recuperara la normalidadde las tareas del campo propias de cada época del año. Así una semana des-pués del acuerdo anterior, encontramos el siguiente:

“El Sr. Alcalde manifestó que habiendo mejorado notablemente eltiempo y teniendo ya ocupación en las faenas agrícolas los braceros quetrabajaba en la reparación de caminos vecinales había dispuesto la supre-sión de dichos trabajos de acuerdo con los señores regidores encargadosde los mismos”23.

La reiteración con que era necesario proporcionar un medio de obtenerun salario a los braceros desocupados hacia que las corporaciones municipa-les tomaran las medidas de previsión oportunas. Los recursos necesarios parasufragar estos gastos acostumbraba a incluirse en el capítulo de “imprevistosy calamidades”. Además de las asignaciones presupuestarias pertinentes otrasmedidas eran adoptadas para estar preparados ante esta eventualidad.

“A excitación del Sr. Gutiérrez y en la provisión de que sea necesariodar ocupación durante el próximo invierno a las clases proletarias, seautoriza a la Comisión de Obras Públicas para que adquiera seis carreti-llas y los demás útiles que estime oportuno a completar el herramental queel Municipio tiene en sus almacenes”24.

22 Actas municipales. Fecha 09/03/1885.23 Actas municipales. Fecha 16/03/1885.24 Actas municipales. Fecha 16/11/1885.

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La oportunidad de dar ocupación a las herramientas adquiridas no seharía esperar mucho, pues en febrero de 1886 y a propuesta del mismo concejalse comenzaría a dar empleo a los “jornaleros más necesitados”.25

Cinco años más tarde no serían las lluvias persistentes, sino antes bienlos efectos de la sequía los que originan las dificultades de los trabajadores. Apropuesta del concejal Sr. Galván se aprueba el arreglo de los caminos vecina-les más deteriorados contratando a los jornaleros más necesitados, pues debi-do a la sequía:

“las clases de toda la sociedad emeritense atraviesan una dolorosacrisis con motivo de la gran sequía que viene sufriéndose y de la enferme-dad reinante que tanto aflige a la Nación entera, calamidades que dejansentir su mal influjo, sobre todo, en las clases jornaleras”26.

El volumen de trabajadores así movilizados no era residual sino que al-canzaba un número muy elevado. Algunas indicaciones, en cuanto al númerode obreros contratados, encontramos como, por ejemplo, en el acta de diciem-bre de 1890.

“El Sr. Presidente expuso ... la situación aflictiva que venía atrave-sando la honrada y sufrida clase obrera de Mérida y de la necesidad queexistía de que el Ayuntamiento les tendiera su mano protectora abriendotrabajos en que a la vez de ser útiles a la población desapareciera laholganza forzosa en que vive”.

“ ... que la deficiencia en la organización de los trabajos que aquel27

había notado eran inevitables tratándose de una masas de obreros de másde doscientos.”28.

25 Actas municipales. Fecha 22/02/1886.26 Actas municipales. Fecha 19/01/189027 Se refiere a las afirmaciones efectuadas por el concejal Sr. Zancada quien, tras proponer

que se redujera el número de jornaleros y el jornal, por haber mejorado la situación alhaberse iniciado la recogida de la aceituna, vierte cierta crítica a la organización de lostrabajos.

28 Actas municipales. Fecha 17/12/1890

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Sin duda esta campaña agrícola no dejaba de presentar dificultades. Traslos problemas del otoño, paliados por la recogida de la aceituna, llegado elinvierno los fríos y lluvias ocasionan de nuevo el paro forzoso de los jornale-ros agrícolas.

“... El Sr. Maestre propuso que se volviese a dar ocupación a losbraceros en los trabajos municipales pues habiendo terminado la recolec-ción de aceitunas aquellos vuelven a atravesar la misma situación aflictivaque tenían antes debido a que la intensidad de los fríos y nieves de estosúltimos días tienen retrasado las demás faenas agrícolas...”29.

Siendo la crisis lo que caracteriza a la última década del siglo, la ayudaproporcionada no podía dejar de ser intensa y frecuente. En enero de 1893 elAyuntamiento adopta una serie de medidas en previsión de que una época delluvias hiciera necesario socorrer a los braceros y para que además estos traba-jos pudieran resultar útiles al municipio. La preocupación por un cierto abusoen la necesidad del trabajo se manifiesta con cierta frecuencia, por ello en estaocasión, sólo tendrían derecho los padres de familia y los hijos de viuda conmás de 14 años30. Del mismo modo se pone de manifiesto la preocupación porevitar el trabajo de la infancia. Igualmente, se regulan los salarios: 1 peseta parael peón y 1 peseta y 25 céntimos para el capataz, estos jornales se mantuvieronvigentes en todos estos años de finales de siglo. Las acciones de prevenciónse vuelven a poner en marcha al año siguiente, aprobándose que la comisión deHacienda:

“estudie la manera de hacer frente a las a las clases braceras en elcaso de que por las exigencias del temporal aquellas necesitasen del auxiliode los fondos municipales”31.

Los estudios de la Comisión parece fueron premonitorios, pues en el mesde marzo hubo que acudir en ayuda de los braceros. En la sesión extraordinariacelebrada el último día del mes el alcalde informó del:

“ofrecimiento que en la mañana de este día había hecho a una comi-sión de braceros, de 200 aproximadamente que se acercaron a su domicilio

29 Actas municipales. Fecha 25/01/189130 Libro de Actas municipales. Sesión 13/01/189331 Libro de Actas municipales. Sesión 15/01/1894

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en demanda de trabajo, de reunir a la corporación y darle cuanto de suspretensiones que consideraba atendibles... No debe considerarse nos haya-mos en esta población bajo la presión de una calamidad, si no en unainterrupción de las labores ocasionales por la larga sequía que hemosexperimentado, pero de la cual por fortuna ya estamos libres gracias a lasbenéficas lluvias de estos últimos días, lo cual hace presumir que reanima-do el espíritu de los labradores empezarán las faenas agrícolas propias dela época y en ellas tendrán ocupación los sufridos jornaleros de esta ciu-dad, modelo de sensatez y cordura, como lo han demostrado hoy en lamanera ordenada de exponer sus pretensiones y en el modo de retirarse sinprotestas de ninguna clase”32.

Los requerimientos para poder acceder a las peonadas y los jornalespagados son los que ya hemos visto. En la sesión se ensalza la “docilidad” dela clase trabajadora de Mérida por no recorrer el camino que conduce de lasolicitud a la exigencia, pero lo precario de su situación y la ausencia de unasuperestructura organizada e ideológica no permitían otra cosa. Esta actitud sevuelve a elogiar en la sesión de 9 de abril; por la misma sabemos que lostrabajos se habían dado por concluido por haberse iniciado las lluvias, asícomo que por término medio se había dado ocupación a 300 braceros durante4 días.

La sucesión periódica de sequía y temporales, ocasionando ambos laimposibilidad de realizar las tareas habituales del campo y por tanto el paroobligado alterando el débil equilibrio de la clase jornalera, se pone de manifies-to al año siguiente. Nuevamente se hace patente la preocupación por los abu-sos que se dan, solicitando el trabajo quienes no se encuentran en situacióndesesperada. Por ello se establecen unos criterios rigurosos, quedando exclui-dos aquellos que posean una modesta vivienda, una pequeña porción de terre-no, o fueran albañiles, taponeros etc., que también quedaban excluidos. Estasexigencias fueron suavizadas en la sesión del dieciséis de febrero permitiendoel acceso de todos aquellos braceros que paguen una contribución directa alEstado que no exceda de 2 pesetas.

“fijar la atención de los señores concejales acerca de la situaciónaflictiva por que viene pasando la clase jornalera de esta ciudad, como lade todas partes, con motivo del pertinaz temporal de agua”33.

32 Libro de Actas municipales. Sesión 31/03/1893. AHMM33 Libro de Actas municipales. Sesión 17/01/1895

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“... siendo el elemento principal de la riqueza de Mérida la agricul-tura, todo el mundo sabe cuan angustiosa es la situación de los labradoresno sólo por efecto del temporal, sino por la gran crisis que atraviesa laagricultura en general con la falta de salida para sus productos”34.

En este caso, la descripción y el análisis de la situación trasciende la meracircunstancia del tiempo, los orígenes se explican por una crisis profunda pro-vocada por la ausencia de un mercado estructurado y, en consonancia, la defi-ciente comercialización de la producción agraria.

Al año siguiente, en 1896, el Ayuntamiento no tiene recursos suficientespara socorrer a los trabajadores necesitados y por ello recurre en ayuda de losmayores contribuyentes de la localidad e incluso de los forasteros que tienengrandes propiedades en Mérida. La situación se repite en el invierno siguien-te35. En 1899 de nuevo solicitan ayuda los braceros, aunque en esta ocasión nose les proporcionó por considerar que la coyuntura no lo exigía36.

Con el cambio de siglo el estado de las cosas no cambiaría sustan-cialmente. De esta manera en enero37 de 1904, agobiados los braceros por lacruda invernada pidieron al alcalde trabajo, pagados con fondos municipales, ocon los recaudados por suscripción pública. El alcalde, Carlos Pacheco, res-pondió que como particular emplearía a cuantos fueran a 3 reales de jornal, másla leña, ya que se trataba de descuajar raíces. Los braceros no aceptaron por notener herramientas y por estar la dehesa a 2 leguas. Días después repitieron lapetición. Decidiéndose, en esta ocasión, repartirlos entre los principales pro-pietarios.

La intensidad de las acciones llevadas a cabo moverá a buscar ayudas deinstancias de gobierno más elevadas. En la primavera de 1892 el alcalde realizagestiones cerca del gobierno de la nación; en las mismas busca el apoyo delDiputado del Distrito y del Gobernador Civil para que el Estado destine delfondo de calamidades públicas alguna cantidad a Mérida, por el esfuerzo quese realiza a favor de las clases jornaleras.

34 Manifestación del concejal Sr. Domínguez en la sesión de la corporación municipal.Libro de Actas municipales. Sesión de 16/02/1895. AHMM.

35 Libro de Actas municipales. Sesiones de 13/04, 14/04, 14/12 y 21/12 de 1896. AHMM.36 Libro de Actas municipales. Sesión de 08/02/1899. AHMM.37 PeriódicoLa República, 17/01/1904. Archivo del Grupo de Trabajo: “Prensa Escuela”

del CEP de Mérida.

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Mención aparte merece el propósito de dividir en lotes la dehesa boyaldel Prado y repartirla entre los más necesitados para que procediera a roturarla.El tema es tratado por Pedro Mª Plano en su obra ya citada38.

La propuesta en principio, va encaminada a que pueda ser disfrutadadurante los años forestales de 1891-92, 1892-93 y 1893-94; sin embargo, lacomisión creada39 para estudiar el proyecto, incluía su cesión a perpetuidadademás de la de Royanejos. El objetivo perseguido es:

“...hacer más llevadera la angustiosa situación que ha de agravarseen alarmantes proporciones en el próximo invierno”40.

Aprobado el proyecto, durmió el sueño de los justos en espera de suaprobación por el Gobernador Civil. Los cambios políticos que tuvieron lugaren 1892 facilitaron su aprobación:

“los obstáculos que impedían la aprobación fueron removidos por eldiputado provincial Carlos Pérez Toresano y por el concejal Sr. Zancada,cuyos socios políticos están ahora en el gobierno”41.

A partir de una circular del Gobernador Civil de la provincia de 21 de julio,inserta en el Boletín Oficial del 29 del mismo mes, en la cual se previene quehabiendo sido aprobado por Real Orden de 15 del mismo el plan de aprovecha-miento de los montes públicos para el año forestal 1892-93, dicha autoridadhace pública las condiciones a que ha de sujetarse toda clase de aprovecha-miento. Se crea una comisión para organizar el reparto de El Prado de acuerdo alproyecto elaborado de “repartirlo” entre los agricultores pobres. Definitiva-mente en la sesión de 18 de diciembre se informa de la aprobación, por parte delgobernador civil del expediente de roturación de la dehesa del Prado. El alcaldehabló brevemente:

“... para congratularse y felicitar a los concejales por haberse al-canzado lo que legítimamente había pedido el Ayuntamiento en masa con elfin de proteger y amparar en lo posible las clases proletarias y desvalidasde la localidad tan necesitadas del amparo y protección de todos”42.

38 Ampliaciones a la Historia de Mérida de Moreno de Vargas, Forner y Fernández.39 Actas municipales. Fecha 04/10/1891.40 Actas municipales. Fecha 04/10/1891.41 Libro de Actas municipales. Sesión de 18/12/1892. AHMM.42 Libro de Actas municipales. Sesión de 18/12/1892. AHMM.

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En los años siguientes, la adjudicación de parcelas continuará realizán-dose, reservándose el ayuntamiento los aprovechamientos de verano para su-bastarlas. Estas acciones plantearon dudas y controversias. En total la dehesase dividió en 887 parcelas, como las solicitudes alcanzaron una cifra superior serecurrió al sorteo, aunque excluyendo previamente a quienes no cumplían lascondiciones requeridas. En el reparto de 1897 quedaron excluidos en principiolos pobres de solemnidad, gitanos, deudores al municipio y empleados munici-pales cuyo sueldo excediera del doble del jornal de un bracero.

A pesar de que se afirme, en algunas sesiones municipales, que los bene-ficios del reparto fueron considerables no dejó de entrañar dificultades. Enocasiones los beneficiados por la concesión no procedieron a labrarlas, enotras las realquilaron o simplemente no pagaron el canon al que estaban obliga-dos. Así en diciembre de 1893 se informa de que no obstante los bandos publi-cados, en los que se insiste en la obligación de labrarlas y sembrarlas, las hayabandonadas, por lo que de no proceder a realizar las labores pertinentes, serepartirán entre los vecinos que las soliciten con la condición de que las labreny siembren. En noviembre del año siguiente se vuelve a plantear el mismoproblema. En la sesión del día 7 se dice que hay más de 40 ó 50 parcelas de tierraque sus poseedores, no sólo no han pagado el canon del año anterior sino quetampoco llegaron a sembrarlas. Como esto va en perjuicio de quienes no hantenido cabida en el reparto, con razón las reclaman, por lo que se les dan tresdías para pagarlas considerándose, en caso de contrario, que renuncien a ellas,autorizando al alcalde para que las distribuya entre los que las soliciten ytengan derecho a ellas. De nuevo en el año 1897 se publican bandos paraasegurar el pago del correspondiente canon. Aún en octubre de 1898 se aprue-ba dar de plazo hasta el 10 de noviembre para que labren las parcelas del Prado,y si no donarlas a otros que no les haya tocado43.

En definitiva, la división de la dehesa boyal del El Prado y el subsiguientereparto no estuvo exenta de dificultades ni parece que contribuyera en excesoa paliar la precaria situación de las clases jornaleras, no en vano el Ayuntamien-to continúo teniendo que acudir en ayuda de los braceros en las épocas difíci-les ni pudo evitar la profundísima crisis del año 1898, ni las protestas popularesvividas en este año.

43 Libro de Actas municipales. Sesiones: 05/12/1893; 07/11/1894; 01/03, 25/09, 21/10,de 1895; 19/05, 10/11, 04/12, 22/12 de 1897 y 19/10/1898. AHMM

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2.3. la carestía de los precios

A lo largo de la Edad Moderna las protestas populares originadas por lacarestía de los alimentos básicos fueron frecuentes, aunque parece que meno-res que en otros lugares, como Francia o Gran Bretaña. Probablemente lasacciones de protección adoptadas por los Ayuntamientos unido a las medidasde represión influyeron en esta menor incidencia.

Aún en fechas tan recientes como finales del siglo XIX e incluso en losinicios del XX, el alza de los precios está en el origen de acciones colectivasque tuvieron lugar en 1898 y en la coyuntura de 1904-05. En la primera fecha, losmotines fueron muy numerosos, como señala Carlos Serrano44, en el centro ysur de España y en concreto en Extremadura, teniendo también su incidenciaen Mérida.

El problema que se nos plantea es hallar la causa que provoca el alza delos precios, si es consecuencia directa de adversidades climáticas o si por elcontrario es fruto de desajustes en la comercialización como resultado de laimplantación progresiva de una economía de corte capitalista. En definitiva setrata de distinguir entre causas anacrónicas, propias del Antiguo Régimen, obien síntoma de la contemporaneidad provocados por el establecimiento deuna economía de capitalista. Para Ramón Garrobou y Jesús Fernández el origende estas crisis de subsistencias estarían más relacionado con lo segundo quecon lo primero.

“Nos parece más razonable relacionar la agudización de las crisisde subsistencias con el proceso de integración a un mercado interior y dela producción española en los mercados internacionales.

En efecto, a medida que se abren nuevos mercados a las zonas producto-ras las extracciones tienden a aumentar hasta liquidar cualquier reserva, y eladvenimiento de una mala cosecha se puede convertir en una auténtica catás-trofe45.

Las medidas proteccionistas, entre las que se encuentra el arancel decre-tado en diciembre de 1891, contribuían a poner aún más difíciles las cosas. Si

44 SERRANO, Carlos: “Guerra y crisis social: los motines de mayo del 98”. En Estudios deHistoria de España. Homenaje a M. Tuñón de Lara. U.I.M.P. Madrid, 1981.

45 GARRABOU, Ramón y SANZ FERNÁNDEZ, Jesús: Historia Agraria de la Españacontemporánea, vol. 2., op. cit., p. 33.

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favorecía los intereses de los grandes propietarios agrarios y de la burguesíaindustrial, perjudicaba a los consumidores que podían comprobar como lassubsistencias elevaban progresivamente sus precios.

En nuestro marco regional diversos estudios se han ocupado de la cues-tión. Para la provincia de Cáceres, podemos citar los estudios de Juan GarcíaPérez46 y Mª Jesús Merinero Martín47 .

Constituyendo el pan un componente esencial de la dieta de las clasesproletarias, el alza de su precio provocaba hondas preocupaciones. Pero lasacciones emprendidas por las autoridades municipales no se limitaron a el pano el trigo, como podemos leer en la cita siguiente.

“Acto continuo el referido Sr. Presidente expuso que habiendo sidohasta cierto punto estéril cuantas gestiones se habían hecho cerca de lostablajeros de esta ciudad encaminadas, a que abarataran las carnes con elobjeto de ponerlas al alcance de las clases proletarias durante las actualescircunstancias por que el país atraviesa con motivo del cólera, se estaba enel caso de adoptar alguna resolución enérgica para llegar a aquel fin”48.

En esta ocasión la preocupación por el precio de la carne se ve acompa-ñada por los problemas sanitarios originados por la epidemia del cólera. Ante lacarestía de las subsistencias, las clases populares responden esencialmente dedos maneras: o con la violencia que implica el motín, como en los sucesos delaño 98, o recabando el amparo de las autoridades. Este último es lo que aconte-ce en el año de 1893.

“... En la mañana de este día se había presentado una comisión demujeres entregándole una exposición en la cual solicitan que el Ayuntamien-to interponga todo su valimiento y autoridad con los tahoneros y fabrican-tes de pan a fin de que este baje y se ponga en armonía con los precios queen la actualidad alcanzar los trigos”49.

46 García Pérez Juan. “La crisis de subsistencia de 1857. Descripción, análisis y reaccionesque provoca en la provincia de Cáceres”. Norba, nº 2. (1981).

47 MERINERO MARTÍN, Mª Jesús. “La crisis alimentaria de 1868: un análisis provincial”,Norba, nº 6, (1985).

48 Actas municipales. Fecha 10/08/1885. AHMM.49 Libro de Actas municipales. Sesión de 01/07/1893.

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Como tendremos ocasión de comentar, la mujer suele ser la protagonistaen las acciones emprendidas ante la subida del precio de los alimentos básicos,probablemente más consciente por realizar la compra de los mismos.

“... Reunió en efecto a los fabricantes y tahoneros dándoles conoci-miento de la pretensión del vecindario y escitando su patriotismo a fin deque no creasen dificultades al Ayuntamiento en un asunto tan delicado,como es el pan destinado principalmente para el alimento de las clasesproletarias”50.

Las autoridades municipales estuvieron prestas en la búsqueda de solu-ciones, no sólo por amortiguar la precaria situación de los trabajadores, sinoprincipalmente por evitar conflictos sociales. En este caso se consigue unacuerdo provisional por 10 días para servir el pan de 2ª clase a 30 céntimos;tratándose de una medida transitoria se puso en contacto con los panaderos deVillafranca para saber a cuanto estarían dispuestos a servirlo a Mérida, a pesarde que un panadero de Mirandilla también lo estaba proporcionando, en estecaso a 28 céntimos. La solución vendría dictaminada por el acuerdo con lospanaderos locales de mantenerlo a 30 céntimos:

“hasta que la evolución de los precios del trigo dictaminase otracosa. En ese caso el alcalde publicaría un bando explicando las razones dela subida del precio del pan”51.

“Los panaderos, fundándose en haber aumentado el peso del pan a920 gramos han impuesto el precio del mismo a 0,40 pesetas. el de 1ª clasey a 0,35 pesetas el de 2ª.

Como a juzgar por las noticias que tenemos, el precio del trigo lejos deaumentar disminuye, el vecindario, no explicándose el alza, protesta indignadode ello y espera de su autoridad una medida enérgica que impida el abuso si lohubiere”52.

50 Libro de Actas municipales. Sesión de 01/07/1893. AHMM51 Libro de Actas municipales. Sesiones de 01/07, 04/07 y 11/07 de 1893. AHMM52 PeriódicoLa República, 04/03/1900. Archivo del Grupo de Trabajo: “Prensa Escuela”

del CEP de Mérida.

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Detrás del alza de los precios no está exclusivamente cosechas insufi-cientes sino, en muchas ocasiones, las acciones de especuladores. En la noti-cia anterior, es precisamente la acción de los fabricantes del pan lo que provocael alza del mismo y no el encarecimiento de su materia prima. Las autoridadesmunicipales siempre se mantuvieron alertas para intentar solventar la crisis yevitar que pudiera derivar en conflictos de mayor envergadura. En esta oca-sión, el alcalde procedió de suerte que los panaderos se vieron obligados a fijardefinitivamente el peso del mismo rebajando su precio. Al año siguiente, nue-vamente las autoridades ejercen su presión sobre los panaderos, consiguiendola rebaja del precio en 5 céntimos53.

“Con motivo de la carestía del pan se han amotinado las mujeresvarios días en la Plaza del Mercado, por entender que no hay razón paraque tenga tan elevado precio”54.

El alza de los precios provocaba la repuesta de las clases bajas. La formade manifestar su malestar recuerda las propias del Antiguo Régimen, no obs-tante, significa la puesta en ejercicio de una serie de acciones que siguenmostrando su actualidad y eficacia. La presencia de la mujer en los motines,quitaba probablemente un tanto de hierro a la situación. En esta última noticiacomprobamos que no es la escasez del trigo lo que provoca el alza del precio delpan.

Las dificultades financieras por las que en ocasiones atravesaban losmunicipios y en particular durante la crisis finisecular, provocaron el que aveces recurrieran en busca de ayuda de los más ricos de la localidad. Asídurante los sucesos del año 1898 se convocó a la Comisión de mayores contri-buyentes para buscar el modo de que los 5 céntimos con los que se estabasubvencionando la pieza de pan no gravaran sobre los presupuestos del Ayun-tamiento55.

53 PeriódicoLa República, 11/03/1901. Archivo del Grupo de Trabajo: “Prensa Escuela”del CEP de Mérida.

54 PeriódicoLa República, 13/05/1905. Archivo del Grupo de Trabajo: “Prensa Escuela”del CEP de Mérida.

55 Libro de Actas municipales. Sesión de 11/05/1898. AHMM

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Los problemas de la carestía de los productos básicos se siguieron mani-festando bastante tiempo después. De hecho, tras las influencias negativas delperiodo de la Gran Guerra, y la subsiguiente inflación, vuelve a producirse56.

Un análisis de precios estaría incompleto si no hacemos referencia a lossalarios, pues lo verdaderamente importante es la relación que mantienen losmismos; en definitiva la capacidad adquisitiva que permite el salario. No esnecesario afirmar que el poder de compra de jornaleros y de las clases proleta-rias era ínfimo. Durante la última década de siglo el salario pagado por lostrabajos promovidos por el Ayuntamiento alcanzaba la cifra de 1 peseta diariapara los peones y 1 peseta 25 céntimos para capataces. Estos salarios eraninferiores a los percibidos por las faenas agrícolas, pues así no se ejercía com-petencia posible. El precio del pan experimentó más variaciones, pero en líneasgenerales podemos afirmar que el salario diario como mucho triplicaba ocuadruplicaba el precio de una pieza de pan; es decir el salario diario permitía lacompra de 3 ó 4 panes. Teniendo en cuenta que sólo se permitía el trabajo de los

56 Efectivamente en estos años encontramos numerosas referencias al precio de las harinasy del pan en las actas municipales. Así en la de 21 de septiembre de 1918 se relatan lasacciones llevadas a cabo por el alcalde con panaderos y fábricas de harina de Aljucén yPuebla para conseguir que el pan de 800 gramos cueste no más allá de 42 céntimos. En elaño de 1920 son varias las actas que se ocupan del tema. El 24 de febrero, ante lacomunicación de los panaderos que dicen carecer de harinas al precio de tasa y ante laJunta Provincial de Subsistencias que hace inevitable la subida del pan, el Ayuntamientoaprueba conceder 3 céntimos, por pan a cada panadero, que vendan a las clases menesterosasa quienes se les proporcionaran los pertinentes bonos. El 27 de marzo se aprueba el pagodel importe total del pago del pan a precio reducido que asciende a la cantidad de 953pesetas y 55 céntimos, por tanto el número de piezas subvencionadas alcanzan la cifra de31785. El 25 de septiembre manifiesta la corporación su preocupación ante la libertadde trigo y harina que podrá producir un fuerte encarecimiento del precio del pan. Estapreocupación se traduce el 2 del mes siguiente en un acuerdo del alcalde con almacenistas,fábricas de harinas y panaderos para mantener los precios de trigo, harina y pan. El pancorriente se mantendría a 60 céntimos, mientras que el llamado pan de lujo manteníalibertad para fijar su precio.

Al año siguiente la situación vuelve a repetirse. El 19 de febrero encontramos lasprimeras muestras de preocupación por la carestía de los precios. El 23 de julio se insisteen lo alto de los precios del pan. El 6 de agosto un concejal solicita que el alcalde hagagestiones para que baje más el pan, ya que el trigo y la harina ha bajado. El día 20 delmismo mes se insiste para que se hagan gestiones para la bajada de los precios del pan yotros artículos. Por fin el 19 de septiembre se crea una comisión con panaderos ycarniceros para bajar el precio del pan y carne, por estar demasiado caros.

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cabeza de familia, considerando también como tales un hijo por viuda, nospodemos hacer una idea bastante aproximada de las posibilidades de alimenta-ción que podían permitirse, porque obviamente las posibilidades de las clasesbajas se limitaban a asegurar su supervivencia.

2.4. El problema de los consumos

La recaudación de impuestos fue otra fuente generadora de conflictos ymalestar social. En ocasiones no es tanto la propia existencia de los tributoscomo las formas de exacción de los mismos o la injusta carga tributaria a la quese veían sometidos los diversos miembros de la sociedad. En momentos deter-minados, periodos de inestabilidad política o momentos de crisis, cualquiera deellos pudo provocar el rechazo y la oposición de las clases bajas.

Las cédulas personales, imposición sobre la renta y el inquilinato, que sedistribuía entre once clases atendiendo a la cuota de contribución directa, elsueldo, las rentas y el alquiler pagado; el de pesas y medidas o la propia contri-bución territorial fueron fuente de conflictos diversos a lo largo del siglo XIX.En muchas ocasiones el origen del malestar social eran los recargos abusivosejecutados por los ayuntamientos. Durante los últimos años del siglo XIX losrecargos que impuso el Ayuntamiento de Mérida fueron los siguientes:

• Contribución territorial y pecuaria: 16%

• Contribución urbana: 16%

• Contribución industria y comercio: 16%

El recargo de consumos osciló entre el 50% y el 100% como tendremosocasión de ver. En ocasiones se procedió a rebajar el recargo para suavizar elfuerte “matute”; así en 1899 se redujo el impuesto de sal a 5 céntimos porkilogramo persiguiendo este propósito. En 1897 se aprobó presentar un recur-so de alzada “reclamando contra el exorbitante contingente señalado por ladiputación provincial a Mérida.” La protesta no fue exclusiva de Mérida, sinogeneralizada y encabezada por el ayuntamiento de la capital pacense57.

57 Libro de Actas municipales. Sesiones de 04/03/1896, 15/03/1898, 27/01/1897, 06/04/98, 04/01/1899, 03/05/1899.

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Pero sin duda el impuesto que más controversia provocó y que másinquina social generaba era el de consumos.

“Muchos son los impuestos que pesan sobre el pobre contribuyente,pero ninguno hay que el pueblo tanto se resista a pagar como el de consu-mos; de ello tenemos sobradas pruebas y muy recientes, pues si investiga-mos algo, hallaremos pocos pueblos, que no cuenten en los anales de suhistoria, alborotos, motines y tal vez desgracias personales por dicha cau-sa...”58.

Obra del ministerio Mon, la Contribución General de Consumos vio suluz en la reforma llevada a cabo por el citado ministro en 1845. Podemos encon-trar sus antecedentes en la alcabala y los millones del Antiguo Régimen o elderecho de puertas de la época de Fernando VII. Estamos ante una contribu-ción general, de carácter indirecto y ordinario y que se aplicaba sobre losartículos de comer, beber y arder.

Para su recaudación se asignaba un cupo, una cantidad con la que de-bían contribuir al Tesoro Público por el impuesto, a cada población según suclase y en base, a un tanto por habitante; además los ayuntamientos podíanimponer un recargo sobre el mismo que podía llegar hasta el 100%.

Su forma de recaudación presentaba diversas posibilidades. Por un ladomediante reparto vecinal, atendiendo al consumo probable de cada familia;pagando los ayuntamientos un tanto alzado o un cupo que señalaba Hacienda,es decir mediante encabezamientos municipales; a través de conciertos gremia-les, encargándose cada uno de ellos en recaudar su parte correspondiente; opor arriendo o venta libre en subasta pública. La importancia del sistema derecaudación queda reflejada en las actas de sesiones municipales. Así ante elconcurso abierto por Hacienda para el arriendo de los Consumos durante elejercicio de 1897-98, el alcalde pone de manifiesto:

“Que semejantes medida no alcanza a Mérida, ni figura en expresa-do concurso, por haberse ingresado previamente lo que se adeudaba por elpresente ejercicio, debido a las medidas de provisión que tanto él, como suantecesor, habían tomado para evitar que la recaudación del impuesto de

58 PeriódicoLa República, 04/03/1900. Archivo del Grupo de Trabajo: “Prensa Escuela”del CEP de Mérida.

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consumos en esta ciudad, se sometiese a los vejámenes y perjuicios que traeraería consigo el arrendamiento por parte de Hacienda” 59.

Como hemos mencionado de todas las cargas impositivas se trata de laque originaba más odios y la de mayor rechazo social. Las razones del mismoobedecían a causas diversas. Por una parte al tratarse de un impuesto indirectoque gravaba la cantidad y no la calidad era altamente injusto para las clasessociales más bajas, aún más si tenemos en cuenta que afectaba a artículos deprimera necesidad. Por otra parte las medidas adoptadas para su recaudación,a través de registro de carros y personas, así como la vigilancia de fielatos y lasentradas de las ciudades para evitar los conocidos matutes, completaban elpanorama

“El Sr. Zancada, como individuo de la Comisión de Consumos, ma-nifestó que ésta se ocupa de estudiar una nueva organización en la manerade recaudar el impuesto, a fin de que ésta se haga sin vejámenes para nadie,pero evitando el fraude que hoy existe...”60.

A lo largo de la última década del siglo XIX la bajada en la recaudacióndel impuesto fue fuente permanente de preocupación municipal, adoptandodiversas medidas que impidieran el fraude e incrementaran su cobro. En la citaanterior comprobamos esta preocupación, así como descubrimos una de lasrazones que hacían de los consumos un impuesto odiado: “A fin de que ésta sehaga sin vejámenes”, los registros provocaban en muchas ocasiones un pro-fundo malestar y he ahí una razón más de su rechazo.

“Considerando que el impuesto de consumos al gravar los artículosde primera necesidad, viene a pesar principalmente sobre las clases prole-tarias, haciendo difícil, por no decir imposible, la vida de las mismas.Considerando que es deber ineludible de las Corporaciones populares en-caminar todos sus esfuerzos a hacer más llevadera a sus administrados, adulcificar en cuanto posible les sea la administración de los impuestosmucho más cuando se trata de uno que no solamente es rechazado por lasescuelas económicas, sino que siempre ha tenido el triste privilegio deprovocar en su contra las iras de los pueblos. Considerando que el Muni-cipio de Mérida no ha menester para atender a las obligaciones de su

59 Libro de Actas municipales. Sesión de 27/09/1897.60 Actas municipales. Fecha: 12/01/1890. AHMM.

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presupuesto, gravar con el tanto por ciento que la ley autoriza alguna de lasespecies de primera necesidad sujetas al impuesto: los concejales que sus-criben proponen a la Corporación se sirva acordar que a partir del día 1ºdel próximo mes de septiembre deje de cobrarse el derecho de consumo hoyestablecido sobre el trigo y sus harinas quedando por lo tanto, completa-mente libre este artículo”61.

En la cita anterior completamos el abanico de las causas que provocabanel odio hacia los consumos. Por un lado el gravar artículos de primerísimanecesidad, como el pan; por otra parte el hacer más difícil la vida de las clasestrabajadoras, ya de por sí bastante azarosa, hasta llegar a hacerla insostenible.Todo ello explica el que éste impuesto fuera fuente de conflictos, el que estu-viera presente en los momentos de crisis y de protesta colectiva; presente deforma permanente en los motines de finales de siglo por lo que llegó a conse-guir el “triste privilegio de provocar las iras de los pueblos”.

A lo largo de la última década la crisis que se vivió en el país provocó unincremento de la evasión de impuestos que unido a una disminución de lasposibilidades y actividades económica fueron la causa de un descenso en elvolumen del caudal ingresado. Ello fue preocupación de los diversos ayunta-mientos que manifestaron insistentemente su interés por recuperar la recauda-ción. El celo del personal de consumos fue también objeto de interés permanen-te, por ello su reordenación fue frecuente. Así en 1893 se aprobó el aumento dedos plazas de celadores y un visitador de depósitos de consumos como medi-das para levantar la recaudación.

“...aplaude el celo que tanto el alcalde, como la omisión y esos bue-nos empleados revelan a favor de que se haga una buena administración deese impuesto odioso que tantos perjuicios ocasiona así a las clases produc-toras como a las consumidoras, pero que no hay más remedio que soportarporque así lo imponen las leyes, y en tal sentido cree que debe adoptarse yconcederse lo que el Sr. Alcalde propone”62.

61 Actas municipales. Fecha: 26/08/1891. AHMM. Esta propuesta, formulada por losconcejales Faustino Fernández, Rafael Bernáldez, Tomás Lancho y Urbano Moreno fueaprobada por unanimidad.

62 Manifestaciones del concejal Fernando Zancada. Libro de Actas municipales. Sesión del09/05/1893. AHMM.

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La reforma del personal, la preocupación por la falta de celo del mismo, lavigilancia de tahonas y depósitos, el descubrimiento de matutes... están conreiterada frecuencia en las actas municipales de estos años.

No hemos encontrados ejemplos concretos de sanciones y multas, salvola impuesta a Felipe González por la introducción fraudulenta de “unos jamo-nes”, por importe de 150 pesetas, sin duda sanción económica elevada.

“...el Sr. Presidente después de explicar el objeto de esta sesión ex-traordinaria dijo: Que como todos los señores concejales saben, desde quetomó posesión de la alcaldía, se viene preocupando hondamente del malestado de la recaudación de consumos, hasta el punto de que viendo quetodos sus esfuerzos por levantarla, resultan estériles, siente debilidades yhasta se declara impotente, de aquí, añade, que venga a dar cuenta alAyuntamiento de sus dolorosas impresiones a fin de que éste, adopte lasmedidas que crea conveniente para vigorizar la administración, siquierasea en descargo de la responsabilidad que pueda afectarle durante el perio-do que esté al frente de la corporación”63.

Aunque se atribuye a la crisis vivida, y al fuerte descenso en las matan-zas de cerdos, como una de las causas del descenso de lo recaudado, se consi-dera que no son razones suficientes, atribuyendo una responsabilidad mayor ala evasión y ocultación que a ninguna otra causa, ya que existen otras muchasespecies cuyo consumo tiene carácter permanente.

“el principal matute que hoy pueda haber, acaso tenga su origen enlos depósitos cuyos dueños no llevan a la Administración para ser aforadosen la misma, las especies que introducen para aquellos de igual manera quetampoco llevan los que expenden para fuera de la población”64.

El tema es tratado en numerosas ocasiones. El cupo más amplio de medi-das se adoptó en 1897. En la sesión de 5 de abril se aprobó.

1. Que desde luego se considere caducados todos los depósitos deespecie sujeto al impuesto de Consumos que no resultó constituido,con arreglo a Instrucción, previa las liquidaciones que proceda.

63 Libro de Actas municipales. Sesión de1 18/09/1893. AHMM64 Libro de Actas municipales. Sesión del 05/04/1897. AHMM

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2. Que cuantas especies se introduzcan con destino a los depósitos quequedan legalmente constituidos, sean presentados en la Administra-ción para ser aforadas en la misma, así como también se presenten enella las que se extraigan de aquellos para fuera del casco y radio de lapoblación, a fin de comprobarlos y darle las oportunas salidas.

3. Que en vista de que esto ha de exigir mayor servicio en la Administra-ción los dos ordenanzas que en la misma prestan servicios se conside-ren permanentes y que de la recaudación a domicilio se haga cargo elauxiliar Mariano Cordero.

4. Que cuantos empleados haya asignados a la Administración cual-quiera que sea su categoría permanezca en su puesto todas las horasreglamentarias.

La efectividad de estas medidas, como las de otras, fue dudosa pues encualquier caso, con posterioridad se insiste en la necesidad de adoptar nuevasmedidas y en la preocupación por el impuesto de Consumos. Así en su discur-so de posesión el alcalde Alonso Pacheco Lerdo de Tejada, en enero de 1898,repite su “preocupación por la baja recaudación de consumos, por el granmatute que hay”, insistiendo en que en Mérida está establecida la administra-ción directa del municipio que es el procedimiento más benigno que la leyautoriza65.

2.5. la cuestión de las quintas

Otra de las cuestiones que soliviantaron, con frecuencia, los ánimos delas clases populares fue el llamamiento forzoso al servicio militar. El sistema dequintas vigentes en el siglo XIX fue legislado en 1837. Los continuos conflic-tos unidos a la formación del Estado, exigieron la recluta periódica a lo largo delsiglo. La legislación abolirá antiguas exenciones y privilegios, por lo que laobligación se extiende sobre todo los varones. Sin embargo, a la hora de laverdad, el servicio militar podía ser eludido mediante el pago de una determina-da cantidad en metálico e incluso a través de la compra de un sustituto. Laexención así obtenida no era algo meramente testimonial sino que era conse-guida por un volumen respetable de los llamados a filas.

65 Libro de Actas municipales. Sesión de 26/01/1898.

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Los motivos que provocaban el rechazo a la realización del servicio mili-tar eran de índole diversa. Por un lado se encontraba la larga duración delmismo a lo que se unía la separación familiar y, por ello, la imposibilidad deaportar ingresos a la familia. En estratos sociales bajos, la pérdida de la aporta-ción de un miembro del ámbito familiar originaba una disminución que podíadesencadenar un desequilibrio, ya de por sí bastante inestable, entre recursosy necesidades y por tanto la oposición a la incorporación a filas.

No hay que desdeñar, por supuesto, el miedo a la guerra, las enfermeda-des y las pésimas condiciones materiales en que se desenvolvía la vida del sol-dado. Todo ello se veía recrudecido en los periodos de guerra, especialmentedurante la guerra de Cuba en la última década del siglo XIX. En ocasiones, paraevitar la incorporación y ante la falta de recursos de la familia para pagar suredención, se incurría en el propio endeudamiento familiar para obtener la sumanecesaria.

Aunque parece incrementarse el número de expedientes de exención du-rante la guerra de Cuba no disponemos de datos precisos que nos permitancalibrar la dimensión de la misma. En las declaraciones oficiales, como las actasmunicipales, sólo se ponen de manifiesto las proclamas patrióticas ante el trán-sito de diversas unidades militares por Mérida, también manifestado por lamisma población con ocasión de los hechos del 98. Así La República66 se haceeco de la manifestación patriótica espontánea en la noche del 23 de abril, quesegún se relata duró tres horas y al finalizar se quemó un maniquí disfrazado deyankee.

3. FORMAS DE PROTESTA

Durante la Restauración conviven formas de protesta social característi-cas del Antiguo Régimen junto a otras acciones sociales que corresponden alprototipo de movilización social contemporánea. Junto a acciones más o me-nos espontáneas motivadas por la carestía de las subsistencias, o la presión delos impuestos, surgen las primeras formas de organización obrera, aún de ma-nera incipiente, necesitarán más tiempo para que se produzca su consolidacióny adquiera una estructuración más definida.

66 PeriódicoLa República, 01/05/1998. Archivo del Grupo de Trabajo: “Prensa Escuela”del CEP de Mérida.

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Miseria y protesta no son las dos caras de una misma moneda; no pode-mos caer en la tentación de interpretar la movilización social como el resultadodirecto de unas condiciones de vida depauperadas. Hasta cierto punto podría-mos considerar miseria y protesta tienen poco que ver. La rebeldía social notiene sus inicios en la impotencia total del que nada tiene, así podremos vercomo las primeras huelgas no se dan en los peones agrícolas o braceros conpeor sueldo sino en trabajadores relativamente mejor pagados y hasta ciertopunto privilegiados. No es suficiente con la percepción de la situación, de losmales que se padecen para pasar inmediatamente a la acción; por el contrario esimprescindible contar con una cierta capacidad de organización y mínima soli-daridad interna; como ya hemos dicho la miseria por sí sola no conduce a lamovilización social.

Charles Tilly entiende que para que el malestar social conduzca hacia laacción social es imprescindible que concurran una serie de condiciones, queresume de la siguiente manera:

• Intereses: Que se traduce en los beneficios que de la acción se esperanobtener.

• Organización: Es la estructura de grupo, los lazos que se establecenentre los individuos que integran el grupo.

• Movilización: Control de los recursos necesarios para la acción porparte del grupo.

• Oportunidad: Que viene marcada por el equilibrio entre las posibilida-des de éxito y riesgos que implica la represión. Cuando la balanza seinclina hacia lo primero, la movilización sigue hacia delante.

3.1. El motín

Las protestas sociales del Antiguo Régimen se han caracterizado tradi-cionalmente como acciones espontáneas, esporádicas y carentes de organiza-ción, por lo que chocarían con la caracterización de las acciones sociales que sehace en los párrafos precedentes; sin embargo, esta contradicción es más apa-rente que real. En el marco de pequeñas comunidades en el que se insertan lasmovilizaciones sociales se establecen lazos y vínculos entre los individuos queproducen relaciones de solidaridad y que explican que los motines y protestaspopulares “tradicionales” no sean meras respuestas irreflexivas y exentas deorganización alguna.

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Carlos Gil de Andrés67 describe las condiciones necesarias para que lamovilización social se lleve a cabo, del siguiente modo:

• Oportunidad: El motín se produce cuando existen ciertas expectativasde éxito consecuencia de percibir la situación como favorable, bien poruna debilidad de las estructuras de poder, celebración de actos públi-cos, ausencia de fuerzas del orden público, etc.

• Trama: En la generación de la misma otorga un papel destacado alrumor, que puede estar originado por causas muy diversas; bien por lavisita de recaudadores, alteraciones del orden en poblaciones próxi-mas...

• Estrategia: La fuerza de la acción descansa en la multitud, la participa-ción masiva otorga un papel coactivo derivado de su propia importan-cia numérica, en este sentido es de destacar que en los motines suelenparticipar tanto mujeres como hombres cuando no los propios niños.En la propia participación masiva existe un arma de defensa ante larepresión posterior resultado del anonimato que acompaña a la multi-tud. En ocasiones la oportunidad se encuentra vinculada, a la celebra-ción de alguna fiesta local, en particular los carnavales ofrecen unmomento idóneo para dar rienda suelta a la crítica.

Las acciones de la multitud suelen desencadenar en una manifestaciónde violencia, no exenta de un marcado carácter simbólico, por lo que el ayunta-miento o el fielato de consumos suelen ser destino de la ira popular.

Los síntomas del malestar no siempre se traducen en acciones colecti-vas, como el motín, también existe toda una tipología de resistencia individualcaracterizado por la transgresión de la legalidad incurriendo en toda una seriede delitos, que como ha mostrado Fernando Sánchez Marroyo68, presentan unclaro matiz de protesta social. La evasión de contribuciones, la resistencia alllamamiento de quintas o todo un rosario de pequeños hurtos y delitos contrala propiedad son síntoma de la desestructuración social.

67 GIL DE ANDRÉS, Carlos: Op. cit.68 SÁNCHEZ MARROYO, Fernando: “La delincuencia “sociopolítica” en Cáceres durante

la Segunda República”. Norba, Revista de Historia (1989-1990), pp. 233-264;“Delincuencia y derecho de la propiedad. Una nueva perspectiva del problema socialdurante la Segunda República”. Historia Social. Nº 14. (1992), pp. 25-46.

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En la localidad emeritense hallamos diversas muestras de protesta popu-lar encuadrables en el marco teórico que hemos descrito con anterioridad. Asíen 1892 Pedro Mª Plano69 nos describe como un pertinaz temporal hace que lasclases trabajadoras, sin trabajo, postulen por las calles, demandando el auxiliodel vecindario. La falta de trabajo, producto del temporal en este caso de lasequía en otros, y la subsiguiente situación de extrema necesidad no provocaen muchos casos más que la petición de ayuda por parte de los trabajadores, yen muchas ocasiones encontramos en las actas municipales reflexiones sobreel comportamiento ejemplar de los trabajadores de Mérida.

Pero sin duda las acciones más característica tuvieron lugar en 1898. Lacrisis de este año provoca que los motines tuvieran lugar por toda la geografíapeninsular, y en concreto en Extremadura.

Como es característico de este tipo de acciones, el inicio de la protestapopular corresponde a la mujer. Se trata de un motín llevado a cabo el viernes6 por mujeres que marcharon a la estación de ferrocarril donde pretendíanimpedir que saliera un tren cargado con sacos de trigo; al decirles que eran deavena y trigo los rompieron con navajas. También detuvieron dos carros carga-dos de trigo que salían de la ciudad y quemaron las casetas de consumos70. Suspeticiones se resumían en:

1. Que se rebajase el precio del pan.

2. Que se impidiera la exportación del trigo.

3. Que se suprimiese la contribución de consumos.

4. Que no se cobrase el arbitrio municipal de los puestos de mercado.

En las peticiones anteriores encontramos presentes todas las razones delmalestar social. Carestía de alimentos básicos, acción de los especuladores, laprimera acción se dirige a impedir la salida del trigo de la localidad, y rechazoantes las contribuciones e impuestos, particularmente los consumos.

69 PLANO, Pedro M.ª: Ampliaciones a la Historia de Mérida de Moreno de Vargas,Forner y Fernández.

70 La veracidad de los desperfectos causados queda demostrada por el informe delAdministrador de Consumos en donde cuenta de los daños causados. Libro de Actasmunicipales. Sesión del 11/05/1898. AHMM.

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“Las mujeres se amotinaron al grito de “¡El pan a real!” “No mássaca de trigo!” “Abajo los consumos!”71.

La respuestas de las fuerzas del orden: municipales y guardia civil escalificada por el periódico La República72 como benevolente y no hubo por elloque reseñar daños personales. Por su parte la autoridad responde con pronti-tud y el alcalde hace público un bando en el que recoge algunas de las reivin-dicaciones efectuadas por la multitud.

1. Que el trigo detenido se almacenase en el depósito municipal.

2. Que sus dueños no pudieran exportarlos por ahora.

3. Auxiliar a las clases menesterosas en la compra del pan de 2ª abonán-doles 5 céntimos por pieza.

Publicado el bando, los acuerdos fueron acogidos con aplausos; sinembargo, el motín se reprodujo al día siguiente al negarse a pagar el arbitriomunicipal los dueños de los puestos del mercado. La respuesta de las fuerzasde orden público no fue, en esta ocasión tan moderada, por lo que los inciden-tes fueron más graves. Guardias civiles de infantería y caballería los disolvieroncon “bayoneta calada y sable en mano”. El resultado fue dos heridos, unguardia civil y un vecino, deteniéndose a varias mujeres y algún hombre. Si lasacciones del primer día fueron protagonizadas esencialmente por mujeres, aldía siguiente participan también los hombres adquiriendo el conflicto un gradomayor de virulencia.

“la mayoría de los amotinados iban armados de garrotes, navajas yarmas de fuego, como dispuestos a triunfar o morir”73.

Afortunadamente en esta ocasión existen fuentes que nos permiten con-trastar la versión dada por la prensa. La descripción de los hechos realizada en

71 PeriódicoLa República, 08/05/1998. Archivo del Grupo de Trabajo “Prensa Escuela”del CEP de Mérida.

72 El relato de los hechos se ha tomado del que figura en la mencionada publicación.PeriódicoLa República, 08/05/1998. Archivo del Grupo de Trabajo: “Prensa Escuela”del CEP de Mérida.

73 PeriódicoLa República. Fecha 08/05/1898. Archivo del Grupo de Trabajo: “PrensaEscuela” del CEP de Mérida.

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la sesión extraordinaria celebrada por la corporación municipal corrobora yamplia lo que nos contaba La República.

“...el estado de excitación en que la población se encuentra por mo-tivo de los escándalos que desde las primeras horas de la mañana vieneproduciendo gran número de mujeres y chiquillos, al grito de que se bajeprecio del pan, que se supriman los consumos y otros. Desde luego, dice,como ya tenía conocimiento de lo que iba a ocurrir me puse de acuerdo conlas demás autoridades y como primera medida se concentró aquí la Guar-dia Civil de varios puestos inmediatos para dar tranquilidad a la poblacióny cortar con mano fuerte los excesos que pudieran cometerse... Puedo ase-gurar que evitaré que estas pequeñas perturbaciones continúen, a sí comoel que adquiera carácter de gravedad”74.

El alcalde también da cuenta de las gestiones realizadas, entre las que seencuentra el haber llegado a un acuerdo con los almacenistas para que noexporten el trigo y con los fabricantes de pan a los que se pagará 5 céntimos porpieza para que lo vendan a 30 céntimos. Por su parte en la sesión se acuerda:

1. Aprobar el concierto hecho por el alcalde con los fabricantes de pande abonar a éstos 5 céntimos por cada pieza de 2ª clase que vendanpara el vecindario de Mérida.

2. Que este compromiso se entiende provisional y en tanto el Ayunta-miento no acuerda otra cosa.

Las secuelas de los motines no acaban aquí75a pesar de las afirmacionesrealizadas por el alcalde.

“... El Sr. Presidente manifestó que la tranquilidad moral se encuen-tra ya restablecida en Mérida, pero que en previsión de lo que pudieraocurrir en lo sucesivo dado el estado anormal en que se encuentra laNación era de opinión, que sometía a la consideración del Municipio, deque se solicitara de la autoridad superior de la provincia no desampare ala población reteniendo en ella alguna fuerza armada pues la que hoy existe

74 Libro de Actas municipales. Sesión del 06/05/1898. AHMM75 PeriódicoLa República, 15/05/1998. Archivo del Grupo de Trabajo: “Prensa Escuela”

del CEP de Mérida.

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se encuentra en situación de interinidad por tener necesidad de prevenirsepara acudir a otros pueblos donde la necesidad del orden público la recla-me...”76.

Posteriormente es promulgada la ley marcial, declarando el estado desitio en Mérida. El local de la escuela de Párvulos fue habilitado como cuartelprovisional de la 1ª compañía del 2º batallón de Baleares. El número de deteni-dos fue muy numeroso siendo incomunicados, aunque la mayoría de ellosfueron puestos en libertad absoluta o condicional, según los casos.

“... y siendo muy pocos los hombres que tomaron parte en el mis-mo... Confiamos en que los encargados de sustanciar este proceso susten-tará su fallo, más que en el rigor, en la caridad, de la cual están muynecesitados los infelices presos, que, instigados por la necesidad y cegadospor la ignorancia, incurrieron en el delito de rebeldía” 77.

Como nos relata el mismo periódico, los motines se han dado en otraslocalidades próximas, pero sin alcanzar la importancia y virulencia de los acon-tecidos en Mérida.

Por fin la garantía de existencias de subsistencia pone fin a las protestas.

“Con motivo de saberse oficialmente que hay existencias sobrantesde trigo en nuestra provincia hasta que se haga la nueva recolección hancesado los motines en todas partes, volviendo la tranquilidad a los áni-mos”78.

En el desarrollo de los motines del 98 en Mérida observamos la tipologíacaracterística de los mismos. Sus causas, sus acciones, sus protagonistas, nosreflejan el marco teórico definido con anterioridad.

76 Libro de Actas municipales. Sesión del 11/05/1898. AHMM77 PeriódicoLa República, 15/05/1998. Archivo del Grupo de Trabajo: “Prensa Escuela”

del CEP de Mérida.78 PeriódicoLa República, 15/05/1998. Archivo del Grupo de Trabajo: “Prensa Escuela”

del CEP de Mérida.

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Los motines no acaban con el siglo, y en los inicios del s. XX se repitenestas acciones, particularmente en 1905, aunque con menor intensidad. Losmotivos siguen siendo los mismos, especialmente la carestía de los alimentosbásicos.

“Con motivo de la carestía del pan se han amotinado las mujeresvarios días en la Plaza del Mercado, por entender que no hay razón paraque tenga tan elevado precio”79.

Aparte de estas acciones colectivas, encontramos en la prensa del perio-do otras acciones de protestas, estas otras de carácter más individual, comoson los atentados contra la propiedad. En las actas municipales se manifiestaen diversas ocasiones la preocupación por la incidencia de incendios provoca-dos. Lo mismo podemos leer en el Montero Extremeño80, en el que se nos diceque los incendios de las dehesas son provocados por “cabreros, carboneros,leñadores y cazadores que son los beneficiados.”

3.2. La huelga

La frontera entre el motín, como acción de protesta popular característicode la Edad Moderna, y la huelga, acción netamente contemporánea, no esnítida y con frecuencia ambas acciones coinciden en el tiempo. La aparición delas primeras huelgas no supone la desaparición del motín, así durante la coyun-tura provocada por la I Guerra Mundial se suceden los motines81.

El tránsito del motín hacia la huelga está originado por las transformacio-nes económicas, sociales y políticas propias del sistema capitalista. El avanceen la industrialización unido al proceso de urbanización subsiguiente, junto alas progresivas reformas políticas y en definitiva a la extensión del sistemacapitalista, explica esta evolución entre una forma de acción colectiva y otra.

79 PeriódicoLa República, 13/05/1905. Archivo del Grupo de Trabajo: “Prensa Escuela”del CEP de Mérida.

80 Periódico El Montero Extremeño, 30/07/1905. Archivo del Grupo de Trabajo: “PrensaEscuela” del CEP de Mérida.

81 Así en el acta municipal de 27/06/1920 podemos leer como, ante la carestía del preciodel pan, las mujeres han acudido en masa solicitando la rebaja del mismo. AHMM.

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Durante el Antiguo Régimen las presiones exteriores provocan la reac-ción de la colectividad a través de prácticas defensivas basadas en su apoyocomunitario; en la época contemporánea se produce un paso hacia otro tipo deacciones en que ésta se ve sustituida por otras bases asociativas como huel-gas, manifestaciones, etc.

La transición es lenta y desigual, y ya hemos hecho referencia a la persis-tencia durante la Restauración de las formas tradicionales de protesta, e inclu-so hasta bien iniciado el pasado siglo. Los primeros trabajadores que se orga-nizan y van a la huelga son obreros cualificados y hasta cierto punto consalarios altos.

Las primeras noticias de huelgas llevadas a cabo en Mérida tienen lugaren los inicios del siglo XX. Efectivamente en 1901 tenemos noticia de la huelgade oficiales zapateros. El motivo de la misma parece estar, según la prensa localdel momento82, en la escasa retribución que le dan sus patrones por la confec-ción de determinadas obras. Entre los sectores sociales más depauperados, esmás difícil poder llevar adelante acciones de huelga, por los niveles de organi-zación y estructuración que requieren. Como estamos señalando, en este casose trata de trabajadores pertenecientes a una actividad gremial y artesanal y noa una actividad industrial capitalista, que por otra parte no existían en la locali-dad de Mérida, y además con un cierto nivel de cualificación como los oficialeszapateros.

Carentes de una plataforma organizativa definida, la solución al conflictosobrevendrá por la intervención del director de La República, que actuará comomediador, creándose una comisión de obreros y patrones que llegan a un acuer-do transitorio. Según el mismo, los patronos abonarán el sueldo solicitado porlos oficiales renunciando los primeros a contratar trabajadores foráneos y sus-pendiendo la huelga los segundos. Si transcurrido un mes no se alcanza unacuerdo definitivo, unos y otros quedarán en plena libertad de contratar oficia-les forasteros los patronos y de continuar la huelga los oficiales.

La huelga ocupa, sin lugar a dudas, un lugar principal y destacado dentrode las acciones del movimiento obrero contemporáneo. Como acciónreivindicativa exige en primer lugar la toma de conciencia de lo injusto e insos-tenible de la situación pero además definir una estrategia que permita la conse-

82 PeriódicoLa República, 21/07/1901. Archivo del Grupo de Trabajo: “Prensa Escuela”del CEP de Mérida.

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cución de las reivindicaciones propuestas; cuando la huelga es resultado de laacción sindical y organizada de los trabajadores tiene tras de sí un marco estra-tégico que permite reconducir la situación en función de la respuesta que elestamento patronal proporciona; en el supuesto contrario el fracaso de la ac-ción emprendida parece el destino más inminente. En el caso precedente losmotivos y la propia acción desencadenada nos determinan la modernidad de lamisma, pero con una cierta desestructuración, con una cierta espontaneidadque nos recuerdan acciones populares de otro tiempo.

El final del conflicto de los zapateros concluirá con un acuerdo entreoficiales y patronos. Se creará un jurado mixto para clasificar a los operarios,justificar las obras y solucionar los problemas futuros en forma convenientepara obreros y patronos.

“También los cargadores de cereales, o costaleros como se le llamaordinariamente, se declararon en huelga... Pretenden que se aumenten elprecio de su jornal a 14 reales diarios...

Sin dirección inteligente no consiguieron nada o muy poco en los prime-ro días, pero mejor aconsejados hoy, tienen nombrada comisión y suplicado alos patrones nombren la suya”83.

La carencia de organización es también evidente en la acción de estostrabajadores, como así también lo califica el comentario de la prensa. En ambasacciones, oficiales de zapateros y cargadores, la huelga es iniciada sin unaplanificación de los movimientos que han de seguir posteriormente, por lo queel éxito o fracaso queda un tanto a expensas de la dinámica del conflicto, la cualse escapa a la propia voluntad de los trabajadores. En ambos casos tambiénestamos ante trabajadores que no representan los escalones sociales más ba-jos, sino, bien por el contrario con un status relativamente elevado, al menos encomparación con braceros y peones agrícolas. Estas carencias son aún másevidentes en el conflicto siguiente:

“Los mozos de mulas, juzgándose oprimidos por el trabajo y pocopagados, intentaron declararse en huelga, pero sin organización alguna y

83 PeriódicoLa República, 28/07/1901. Archivo del Grupo de Trabajo: “Prensa Escuela”del CEP de Mérida.

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poco previsores para reunirse antes y tomar formales acuerdos, fracasa-ron en su tentativa...”84.

En este caso la falta de unidad a la hora de iniciar la huelga, la espontanei-dad de la acción, no la secundaron todos, determina su fracaso justo al iniciodel mismo.

Con el inicio del siglo las huelgas tienen una incidencia amplia, afectandoa numerosas localidades. En 1902 tenemos noticias de diversos movimientosde obreros del campo en diversos pueblos próximos a Mérida. Así en Puebla dela Calzada, Torremayor, Lobón y La Garrovilla donde se encuentra una solucióninmediata o en Montijo donde la huelga finaliza tras 4 ó 5 días de conflicto.85

Pero donde alcanza una mayor virulencia es en Badajoz86 capital. Además deheridos y detenidos se produce un muerto al cargar, sable en mano, la GuardiaCivil contra los huelguistas que impiden salir de la ciudad a los que quierenmarchar a trabajar87. En el periódico de este mismo día recogemos noticias dehuelgas obreras en Olivenza y Santa Marta. En este caso, y a diferencia de losconflictos emeritenses, los trabajadores afectados son los obreros agrícolas,con gran diferencia, los más numerosos y los que ocupan los niveles más bajosde la escala social.

3.3. Asociacionismo obrero

Al amparo de la Ley de Asociaciones, el movimiento societario adquiriráun vigor y desarrollo antes no alcanzado. El final del siglo XIX y especialmentelos inicios del XX contemplan el impulso del movimiento asociativo. En gene-

84 PeriódicoLa República, 28/07/1901. Archivo del Grupo de Trabajo: “Prensa Escuela”del CEP de Mérida.

85 La Coalición, 22/05/1902. Archivo Complejo Cultural Santa Ana. Almendralejo86 En el ejemplar del día 26 se recogen las principales reivindicaciones de los jornaleros del

campo, que se refieren tanto a condiciones de trabajo, como a jornada o salario. Destacamoslas siguientes: Los trabajos empezarán a la salida del sol y terminarán a la puesta delmismo; se prohiben los trabajos a destajo; el jornal del encargado será 2 pesetas del 1ºde mayo al 30 de septiembre y 1 peseta y 50 céntimos del 1 de octubre al 30 de abril; eljornal del carrero será de 1 peseta 75 céntimos en la primera fecha y 1 peseta 25céntimos en la segunda; además se fijan tiempo para la comida, para el cigarro, etc. LaCoalición, 26/05/1902. ACCSA

87 La Coalición, 01/06/1902. ACCSA

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ral, se trata de agrupaciones que no tienen un carácter ideológico definido;solemos estar ante organizaciones de socorro o de resistencia, pero que seránel germen, en muchos casos, de las Casas del Pueblo, donde convivirán asocia-ciones obreras de diferente marchamo ideológico.

Dentro del movimiento asociativo, sin el carácter de organización obrerasino cultural o de recreo, hallamos diferentes ejemplos en el último cuarto delsiglo pasado en la localidad de Mérida, entre las cuales el Círculo Emeritense oel Liceo son claros ejemplos. También encontramos sociedades de socorro; porlo que se refiere a estas últimas el 23 de Junio de 1891 se remite al GobernadorCivil, para su aprobación el reglamento de la sociedad “La Emerita Augusta” yel 12 de febrero de 1892 los de las sociedades “La Caridad” y “Victoria”88.

Pero dentro del marco del asociacionismo obrero en el que pretendemosmovernos, lo más destacado es la constitución del Centro Obrero de Mérida.Las acciones llevadas a cabo, y de las cuales tenemos noticias por la prensalocal del momento, son diversas. Por un lado manifestaron una preocupaciónpor la difusión de la educación entre los afiliados y sus hijos. En el mitin depropaganda societaria en el Centro Obrero que tuvo lugar en el mes de marzo de1904 se aprobó crear 1 ó 2 horas diarias para fomentar la instrucción entre losasociados e hijos de los mismos. Durante los meses siguientes se inició unacampaña de recogida de firmas para sostener el proyecto; la suscripción pareceque contó con numerosos apoyos y a finales de año llegó a ser realidad89.Además del mismo partió la organización de reuniones y conferencias diver-sas; como la celebrada en septiembre sobre el “porvenir obrero”90.

Entre las acciones más puramente reivindicativas, el Centro Obrero orga-nizó diversos mítines de protestas. Así los convocados para condenar “contrala presión injusta y persecuciones de que son víctimas en el mundo cultomillares de obreros” o el convocado para pedir la libertad de todos los presospor cuestiones sociales. La celebración del 1º de mayo empieza a ser algohabitual; así en 1904 es convocado un mitin societario para conmemorarlo.

88 Correspondencia del Ayuntamiento. Libro 240. AHMM89 La República, 27/03; 29/10 y 17/12 de 1904. Archivo del Grupo de Trabajo: “Prensa

Escuela” del CEP de Mérida.90 La República, 10/09/1904. Archivo del Grupo de Trabajo: “Prensa Escuela” del CEP de

Mérida.

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Los centros obreros proliferaron por toda la comarca; en el mitin celebra-do en mayo de 1904, que debió de estar muy animado pues comenzó a las 21,30h y terminó después de la 1 de la madrugada, acudieron comisiones de Guareña,Mirandilla, Montijo, San Pedro y Trujillanos; por La República sabemos que lassociedades obreras federadas de la comarca eran las de Montijo, La Garrovilla,Carmonita, Aljucén, Trujillanos, Torremayor, Puebla de la Calzada y Mérida91.

En cuanto a otras actividades obreras en 1904 se celebró un mitin liberta-rio, aunque no existía en la localidad organización anarquista alguna.

Por último en lo que hace referencia a actividades corporativas, en 1900se constituyó el gremio de labradores y en 1904 la Comunidad de Labradores92,de la última década del siglo XIX databa el Círculo de Artesanos.

3.4. Los actores de la protesta

En contraste con la tardía consecución de derechos políticos e integra-ción en el movimiento obrero, la mujer tiene un gran protagonismo en las accio-nes populares de protesta “tradicionales”. En los motines ligados a la carestíade subsistencias hemos de tener en cuenta que como encargada de hacer lacompra estaba mejor informada de los precios y de las dificultades para satisfa-cer las necesidades más perentorias. Otra causa podía esta en que la crudezacon la que se empleaban las fuerzas del orden era inferior cuando estaba pre-sente la mujer en vez del hombre, su condición femenina le otorgaba una cierta“inmunidad” ante la guardia civil y el ejército, de ella también participan losniños, a los cuales es también muy frecuente encontrarlos junto a las mujeresen las protestas colectivas. Cuando se da la participación conjunta de hombresy mujeres, juegan un rol diferente; la mujer inicia las acciones, es la protagonis-ta de las primeras operaciones, cuando obtienen el resultado pretendido laprotesta se da por concluida, quedando en una especie de premotín. Cuandono es así entra a jugar su papel el hombre, en muchas ocasiones cuando regresadel trabajo. En este caso las protestas adquieren una mayor violencia.

91 La República, 13/03; 01/05; 08/05 y 07/08 de 1904 y 25/02/1905. Archivo del Grupode Trabajo: “Prensa Escuela” del CEP de Mérida.

92 La República, 23/09/1900 y 13/03/1904. Archivo del Grupo de Trabajo: “Prensa Escuela”del CEP de Mérida.

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Ya hemos tenido ocasión de comprobar el protagonismo, especialmenteen los inicios del proceso en concreto durante el primer día, de la mujer en elmotín de 1898, en correspondencia con lo descrito en el párrafo precedente, delo cual también se hace eco Pedro María Plano en su obra ya citada.

Junto a la mujer e incluso los niños, los hombres son actores principales;antes de llegar a la protesta, más o menos airada, se limitan a padecer lasconsecuencias de su bajo nivel de vida, demandando ayuda para su situaciónpero sin incurrir en acciones reivindicativas.

“se delibere y acuerde la manera y forma de acudir en auxilio de lasclases trabajadoras, que, con motivo del pertinaz temporal vienen care-ciendo de todo medio de subsistencia, y de aquí las cuadrillas de obreros,que postulan por las calles demandando el auxilio delvecindario...concluyendo por hacer el elogio de los obreros de Mérida, queno obstante los sufrimientos y privaciones por que pasan ninguna demos-tración ni acto que no sea correcto hay que registrar” 93.

4. DEFENSA DEL ORDEN

Las contradicciones internas propias de cualquier sociedad y los conflic-tos a los que dan lugar exigen de diversos mecanismos por parte del estadopara evitar la desestructuración definitiva de la sociedad y por consiguiente laruptura traumática de la misma. En principio, todos los estados se dotan demedios coercitivos que mantengan el orden social, económico y político inhe-rente a toda sociedad. En esencia estos medios se traducen en los resorteslegales que fijen el orden establecido, en los cuerpos policiales y de ordenpúblico que persigan la violación de los preceptos legales y en el poder judicialque vigile el cumplimiento de las leyes establecidas.

Una de las diferencias entre los movimientos sociales característicos delAntiguo Régimen y las formas de protesta social contemporáneas, reside enlos objetivos propuestos; efectivamente entre los primeros no se persigue latransformación del orden constituido, no se pretende socavar el orden social,económico o político establecido, que por el contrario si parece estar presenteen los movimientos sociales “modernos”. Ello no implica que estas protestas

93 Actas municipales. Fecha: 16/01/1892. AHMM.

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populares no fueran potencialmente revolucionarias, y por tanto provocaran lapreocupación suficiente para que entraran en función los mecanismos que parael mantenimiento del orden se había dotado el sistema político de la Restaura-ción

Además de los medios de fuerza para asegurar el orden, en toda socie-dad existen válvulas de escape que mantengan la presión social interna; éstasse traducen en los estados actuales en servicios sociales pero en las socieda-des decimonónicas son resultado de la caridad pública o privada y que setraducen en las medidas de beneficencia, producto de la generosidad y no obrade la justicia social.

En los próximos párrafos pretendemos hacer una introducción a la situa-ción de Mérida en lo que se refiere a la defensa del orden de la Restauración.

En cuanto a las fuentes empleadas han sido diversas: prensa, ordenan-zas municipales, boletín oficial de la provincia... y especialmente las actas mu-nicipales.

4.1. El orden público

Las sociedades democráticas disponen de cauces legales que permiten lacanalización de las reivindicaciones sociales, por ello gozan de una mayorelasticidad y, en consecuencia, resultan más estables y duraderas. Sin embargoal no existir estas vías legales la protesta popular provocaba alteraciones delorden que causaba la intervención de las fuerzas del orden público. No obstan-te no hemos encontrado una actuación especialmente contundente, particular-mente en los motines de 1898 que fueron los momentos de mayor alteración delorden en el periodo que estamos estudiando, por parte de la Guardia Civil, bienes verdad que las acciones llevadas a cabo tampoco eran de tal calibre quepudieran poner en peligro seriamente el orden instituido.

Las atribuciones del mantenimiento de la tranquilidad social, durante laRestauración, recaía principalmente en la Guardia Civil y el ejército. En la LeyConstitutiva del Ejército de 1878 se regula como una de las misiones del mismo,además de mantener la independencia nacional, la defensa frente a los “enemi-gos interiores”; si tenemos además, en cuenta, el carácter militar de la GuardiaCivil, podemos afirmar que el orden público se hallaba militarizado.

Por otra parte hemos de tomar en consideración la frecuencia con que eradeclarado el estado de excepción, pasando de ser una medida verdaderamenteexcepcional para convertirse en un recurso casi permanente. En la Ley de Or-

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den Público de 1870 se contemplan dos estados de excepcionalidad diferentes;uno de ellos de carácter civil y el otro propiamente militar. El primero “estado deprevención y alarma” que implicaba la suspensión de garantías y el segundo“estado de guerra” que suponía la asunción de la seguridad pública en manosde las autoridades militares.

En la documentación consultada hallamos diversos ejemplos de la utili-zación de este recurso. En el Boletín Oficial de la Provincia podemos leer algu-nas disposiciones que nos dibujan la panorámica del orden público en el perio-do. En 1855 se publica una circular por la que se prohiben proclamas, impresos,litografías y otros documentos, que procedentes de la Corte, se extienden porprovincias con una actitud malévola94. En 1866 la circular del ministro de laGobernación ordena se proceda a la disolución de las asociaciones pues latolerancia de las mismas sólo han conducido a fines ilegítimos95. En marzo de1867 se levanta el estado de sitio vigente en las provincias, pero la normaliza-ción de la situación fue efímera, ya que en agosto del mismo año se declara elestado de guerra. La tranquilidad, por lo demás, en Mérida era total a juzgar porsendas comunicaciones de 23 y 26 julio del Ayuntamiento al Gobernador Civilen las que se afirma que la tranquilidad es absoluta en la localidad96.

Durante la coyuntura del Sexenio Democrático la inquietud por el ordenpúblico fue notablemente superior, como así lo demandaban las circunstanciasde especial inestabilidad política vigentes en el país. Ello unido a la preocupa-ción por la guerra carlista provocará una intensa correspondencia entre Ayun-tamiento y Gobierno Civil sobre las medidas pertinentes para garantizar el man-tenimiento del orden público y evitar su alteración. Así lo atestiguan los nume-rosos testimonios de la correspondencia oficial del Ayuntamiento97.

94 BOP. 1855.95 BOP. Fecha 10/01/1866; nº 160. AHMM.96 Legajo 240, Correspondencia. AHMM.97 Ya el 31 de julio de 1869 se notifica al Gobernador de la provincia el acuerdo entre Ayun-

tamiento y centros políticos para sostener el orden. De 1870 existen sendas comu-nicaciones, una de enero remitida a los alcaldes a Don Álvaro y Esparragalejo para que sevigile la vía férrea y otras enviada al capitán de la Guardia Civil para que dispongan queno se violen los domicilios de los vecinos para quitarles las escopetas por no tenerlicencia para usarlas. En marzo de 1872 se comunica al Gobernador de la provincia queno es esperada la alteración del orden público, por nada ni por nadie pero de no ser asísería puesto en su conocimiento.

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Del mantenimiento del orden público local es elemento esencial la Guar-dia Civil. Las dotaciones de la misma tuvieron dificultades por la carencia oinadecuación de sus infraestructuras. Ello determinó el que recurriera al Ayun-tamiento para paliar el deficiente estado de sus instalaciones. Así en 1886 elTeniente de la Guardia Civil fiscal de la Comandancia de Badajoz solicita alAyuntamiento emeritense para que contribuya en alguna cantidad mensualpara pagar el alquiler de la casa donde se encuentra acuartelado el puesto, yaque el propietario de la misma ha incrementado el alquiler, sobre todo segúnafirma, por la conveniencia de que no desaparezca de la población el puesto dela Benemérita que tan buenos servicios viene prestando a la misma. Al añosiguiente es el capitán de la Segunda Compañía de la Guardia Civil, quienparticipa a la municipalidad que al haberse instalado en la ciudad suplica cola-boración a fin de encontrar Casa cuartel:

“en donde pueda colocarse la mayor fuerza que ha de constituir ladotación de este puesto, aumento que exige la importancia de la poblacióny sus muchas vías de comunicación”98.

Con la proclamación de la I República, aunque no hubo alteraciones del orden públicocomo expone Álvarez Sáenz de Buruaga, (Materiales para la historia de Mérida, Revistade Estudios Extremeños) las comunicaciones referentes al orden público se intensificanfuertemente. En 1873, en enero antes de la proclamación de la misma se da respuesta aun escrito de gobernación en el que se pedía al alcalde que escitara el celo para que no sealterara el orden. El 9 de febrero se da cuenta de lo sucedido los días anteriores, conmotivo de las proclamas revolucionarias y se piden 50 ó 60 fusiles. El 22 se envíansendas comunicaciones al Gobernador Civil y al juzgado de 1ª instancia sobre el hecho deque varios vecinos se han repartido terrenos del ejido de la Alameda y han procedido allabrado del mismo. En junio se comunica al gobernador de la provincia las precaucionesadoptadas en virtud del telegrama recibido conspiraciones carlistas. En agosto se reclama4 ó 6 parejas de la Guardia Civil o de cualquier otra fuerza para el buen orden de la feria.La preocupación por los carlistas se pone a la luz de nuevo en septiembre donde sereclama a los pueblos vecinos que avisen de la presencia de cualquier partida carlista. Eneste mismo mes se acusa recibo relativo a la detención de armas que venga en trenes y sepide que se sirvan las órdenes oportunas para que no experimente retraso 10 carabinascon destino a la Guardia municipal. Igualmente se comunica al Jefe de Estación que noponga obstáculos a la pareja que ha de reconocer los trenes. En octubre se acuso recibo dela comunicación del Gobernador Civil para que se vigile y remita a los que sin medio devivir conocido se dedican al merodeo por los campos. Por último en 1874 se envíacomunicado sobre el cumplimiento de las órdenes para que la guardia rural vigile la víaférrea y evite desperfectos por los carlistas. Libro de Correspondencia 240. AHMM.

98 Actas municipales. Fechas: 01/03/1886 y 23/10/1887. AHMM.

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La preocupación por el número insuficiente de efectivos se puso de ma-nifiesto en diferentes ocasiones. Así, en la correspondencia de 1892 se envíaun comunicado al Gobernador para que aumente el número de parejas de laGuardia Civil, por ser solamente dos99.

Ya hemos tenido ocasión de comentar la presencia especial de la GuardiaCivil con motivo del motín de 1898; del mismo modo el ejército, recompuesta lacalma y para evitar posibles nuevos conflictos, incrementó su presencia en lalocalidad de Mérida. De hecho, por parte del Ayuntamiento se van a iniciaracciones encaminadas a que el ejército se instale permanentemente en la loca-lidad. Éstas comienzan a propuestas del concejal Sr. García de Vinuesa, queformula una petición en éste sentido:

“... con carácter permanente una Compañía de Infantería ademásdel puesto de la Guardia Civil. Con esto no sólo ganaría la población, sinoque estarían más garantizado a vida de las personas y las propiedades”100.

La preocupación por la marcha de las tropas y las posibles consecuen-cias que puedan derivarse para el mantenimiento del orden público determinaque, por parte del Ayuntamiento, se remita un telegrama al Gobernador Militarde la plaza de Badajoz. Efectivamente, ante el regreso del grueso de las tropasy el que permaneciera solamente 1 teniente y 20 soldados se afirma que el ordenno está garantizado con estas tropas y con las 5 parejas de la guardia civil, porello se solicita se mantengan, al menos, 40 soldados101. Los gastos ocasiona-dos por el establecimiento de la compañía del Regimiento Baleares en Méridaserá sufragado por el Municipio102.

99 Durante la coyuntura de crisis que representa la I Guerra Mundial emerge nuevamente ala luz esta preocupación. El Sindicato de Comunidad de Labradores pedirá en 1918 alMinisterio de la Gobernación un destacamento de fuerzas de la Guardia Civil para lavigilancia de los campos. Para sufragar los gastos que representa solicitará la colaboracióndel Ayuntamiento, el cual aceptará pagar el alquiler del alojamiento de la Guardia Civil decaballería solicitada. El Sindicato de Labradores fundamentará su petición en que elobjetivo perseguido es la custodia de las propiedades y sus frutos. Actas municipales defecha: 23/12/1918, 28/12/1918 y 09/08/1919

100 Libro de Actas municipales. Sesión del 11/05/1898.101 Libro de Actas municipales. Sesión del 18/05/1898.102 Libro de Actas municipales. Sesión del 27/08/1898.

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Nuevamente en 1899 dos compañías de la fuerza de Baleares de Badajozpermanecerán destacadas en Mérida desde abril a junio. El motivo de la misma,según el diario La República, viene determinado por ser Mérida un “puntoestratégico de primer orden lo elige el gobierno, en previsión de posiblesaltercados”.

Otro elemento de importancia en el control local de la tranquilidad ymantenimiento del orden público es la guardia municipal, encargada de satisfa-cer el cumplimiento de las ordenanzas municipales, que a nivel local es el máxi-mo cuerpo jurídico en este sentido.

Las Ordenanzas municipales de 1902 reglaban la expresión pública, asícomo el derecho de reunión; todo ello claro está, dentro del cumplimiento de lasleyes de rango superior vigentes en aquel momento. En la sección 4ª sobrefiestas populares se afirma:

“Quedan prohibidos... Cantar romances, coplas de cualquier clasecontrarias al orden público, las instituciones, moral y buenas costumbres”

El artículo 81, incluido en el apartado 1º, “asonadas y reunionestumultuosas”, de la Sección 6ª sobre la “tranquilidad pública” leemos lo si-guiente:

“No se consentirá, tampoco, ninguna asociación pública o secretacontraria a las instituciones y leyes del país”

La Sección 7ª regulaba los “Anuncios y carteles públicos” y en el artícu-lo 89 de la misma se afirma:

“Sólo las autoridades podrán fijar en las esquinas y sitios públicos,anuncios o papeles que contengan noticias políticas”

En la Sección 10ª sobre “Mendicidad” se prohibe pedir limosna a losforasteros, quedando limitada esta posibilidad a los:

“pobres, hijos o vecinos de esta población, que no tuvieran otro recursopero sólo obteniendo licencia del Alcalde...”

Según el artículo 2º del capítulo 2º del Título I del Reglamento de laGuardia municipal urbana, ésta se compone de un cabo jefe y de ocho guardias.

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No obstante en 1884 se aprobó en el presupuesto ordinario por parte del Ayun-tamiento el aumentar la guardia municipal de 9 a 14 efectivos para:

“ofrecer mayor garantía de seguridad al vecindario. La policía urbanamejoraría notablemente y no habría motivo a las continuadas quejas quehoy se producen”103.

En 1892 la composición era de 8 municipales y 5 serenos104.

Un tema que genera controversia durante la última década del siglo es laexistencia de la Guardia Rural. En septiembre de 1891 un grupo de concejalespropone la supresión del instituto de la Guardia Rural

“en razón a que sólo son útiles a un determinado número de propietarios,los cuales pueden aumentar sin les place la citada corporación siempre quesea subvencionada de su peculio (así en el original) particular”

La medida es aprobada en la sesión del día 18 de octubre del mismo año,a pesar de contar con la oposición del alcalde que suspendió el acuerdo. Loslabradores se opusieron a la medida y durante el verano siguiente solicitaron lacontinuidad del cuerpo hasta finales de agosto con objeto de darles tiempopara ponerse de acuerdo y concertar la manera de crear otra nueva a sus expen-sas. Los labradores también enviaron un escrito al Gobernador Civil plantean-do la problemática. Después de reuniones de los labradores con el alcalde yconcejales se aprueba en la sesión del 2 de agosto de 1892, reorganizar laGuardia rural pasándose a pagar por un arbitrio creado por el Ayuntamiento.Sin embargo este acuerdo no podrá llegar a entrar en vigor ya que la contribu-ción territorial e industrial está gravada al máximo por lo que la creación delmencionado arbitrio no es posible. No existiendo partida en los presupuestospara hacer frente al pago del mencionado cuerpo, el mismo se suspende hastaencontrar una solución legal.

Finalmente el restablecimiento se producirá en los inicios del año si-guiente. La corporación, en la sesión del 28 de marzo, decidió pasar a la Comi-

103 Actas municipales. Fecha 10/04/1884. AHMM.104 Actas municipales. Fecha 01/05/1892. AHMM.

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sión de Hacienda, para su estudio, su restablecimiento en base a la solicitud delos labradores pues:

“constituyendo la agricultura la más valiosa e importante riqueza dela población, el Ayuntamiento debe velar por la custodia de los sembradoscuando antes pues el tiempo y avanza, éstos están muy adelantados y debenvigilarse”

Definitivamente, en la sesión de 8 de abril se aprueba la propuesta de lacomisión de hacienda, en virtud de la misma se restablece la guardia rural.Hasta la entrada en vigor del nuevo presupuesto, el 1 de julio, se sufragará delcapítulo de imprevistos. La composición de la misma sería de 1 jefe y 8 infan-tes105.

Al margen de las acciones represivas, el sostenimiento de la estructurasocioeconómica y el mantenimiento de la tranquilidad y paz social, exigíanotras serie de medidas que permitieran suavizar el malestar social y que sirvie-ran para liberar las tensiones sociales originadas por el desigual reparto de lariqueza y, en consecuencia, las profundas diferencias sociales que caracterizanla sociedad decimonónica. Entre éstas medidas se encontraban el crédito, nosreferimos a las diversas ayudas prestadas por las instituciones oficiales y no alos créditos privados, y la beneficencia.

Entre los primeros ocupa un lugar destacado el Pósito; como sabemos setrataba de una institución de carácter municipal que almacenaba sus granospara proporcionarlos, por un módico interés, a los campesinos en las épocasdel año en que éste escaseaba. Las acciones de los pósitos eran esencialmentedos, por un lado, en principio sólo los urbanos, se dedicaban a vender en losaños de malas cosechas a precios más asequibles que los que regían en elmercado para así paliar el hambre y la especulación y prevenir los motines. Porotra parte prestaban en la sementera a los labradores para que pudieran empa-nar los campos o en la soldadura para evitar hambres, con la obligación dedevolver la cantidad recibida en especie al recoger la cosecha más un pequeñoporcentaje. Ambas funciones quedaron unidas por la Real cédula de 2 de juliode 1792.

105 Actas municipales. Fechas: 23/09,18/10, 19/06, 26/06, y 02/07 de 1892 y 28/03 y 08/04 de 1893. AHMM.

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En el apéndice podemos observar el reparto efectuado por el pósito en lalocalidad de Mérida, desde 1855 hasta 1882. Normalmente la aportación de trigoa los labradores se efectuaba en otoño, habitualmente el mes de noviembre, esdecir el momento de empanar los campos; en otras ocasiones se realizaba pri-mavera, años de 1855, 1858, 1877, 1878, 1880, 1881 y 1882; en este caso tenía unasignificación bien distinta, las aportaciones de trigo tenían como objetivo pro-porcionarlo hasta la obtención de la siguiente cosecha y así evitar la carenciadel mismo.

El interés pagado era de dos cuartillas por cada fanega entregada. Encuanto a la evolución de las cifras a lo largo del periodo, sigue una tendenciadispar. Destaca, sobre todos, el año de 1855 y a continuación los de 1878 y1882, tal y como podemos comprobar en el gráfico nº 1. A pesar de que carece-mos de las series posteriores a 1882, el pósito siguió haciendo sus repartosincluso aún iniciado el presente siglo. Así podemos leer en el acta del día 5 deenero de 1901 que se va a efectuar la entrega de trigo del pósito para la escar-da106.

Por parte del Ayuntamiento emeritense se estudió la posibilidad de esta-blecer un banco agrícola local que completara los servicios prestados por elpósito, sin embargo, no parece, al menos no hemos encontrado constancia deello, que el proyecto superara la etapa de su estudio.

“Establecidos desde antiguo los pósitos con el objeto de auxiliar alos labradores pobres en las época de sementera y recolección, indudablees que el beneficio que en las mismas se les ha venido haciendo, si bien noen todo se haya conseguido por virtud de las muchas cargas que sobretodos pesan, en algo se les haya aliviado librándoles de la usura del pres-tatario. Creen los que suscriben que dados los recursos con que este Ayun-tamiento cuenta, tanto por su capital, cuanto por sus rentas pudieraatenderse al establecimiento de un pequeño banco agrícola, bien destinan-do una parte de su capital de inscripciones o de sus rentas propias, con loque y sin que la Corporación perdiera nada de aquella pudiera conseguirauxiliar a los vecinos de la población en las épocas que puedan tener deapuros prestándoles las cantidades necesarias con un interés módico...”107

106 Actas municipales. Fecha: 05/01/1905. AHMM.107 La propuesta fue efectuada en la sesión del día 26 de octubre de 1890 por los concejales

Inocente García, Miguel Maestre y Fernando Zancada; aunque se creó una comisión parasu estudio no hemos encontrado ninguna referencia a que se terminara aprobando yllegara a ser realidad.

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Sin lugar a dudas las medidas de beneficencia constituían el otro grancapítulo de las acciones tendentes a mitigar las duras condiciones de las clasesmás bajas, amortiguando así las tensiones sociales. Las actuaciones que seengloban dentro de la beneficencia eran de índole muy diversa: ayuda medico-farmacéutica, lactancia o nodriza, comedores de caridad, ayudas al estudio,ayudas para tratarse enfermedades fuera de la localidad, etc, etc. Desde luegono se trataba de acciones aisladas o sobre aspectos concretos; abarcaban unabanico muy diverso y su incidencia no recaía sobre segmentos sociales redu-cidos sino que englobaban a un volumen de población notable. A lo largo delas actas de las sesiones de la corporación municipal encontramos en todos ycada uno de los años un rosario de solicitudes de ayuda.

GRÁFICO: REPARTOS DEL PÓSITO

Repartos del Pósito

0

200

400

600

800

1000

1200

1855

1857

1859

1861

1863

1865

1867

1869

1871

1873

1875

1877

1879

1881

Nº labradores

Trigo repartido

Fuente:Legajos: 538, 539, 540, 541, 542 y 543. AHMM. Elaboración propia.

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La asistencia sanitaria constituía uno de los aspectos más destacadosLas condiciones que habían de cumplir para ser considerado como vecinopobre con derecho a asistencia médica benéfica figura en los contratos estable-cidos con los médicos encargados de suministrarla; por ellos sabemos queeran considerados como tales los que cumplían las condiciones siguientes:

1. No contribuyan directamente con cantidad alguna al erario ni esténincluidos en los repartos para cubrir los gastos provisionales ni muni-cipales, excepto la jubilación, cesantía o pensión.

2. Los que viven de un jornal eventual.

3. Los que disfruten de un sueldo o pensión menor que la de un bracero.

4. Huérfanos pobres y los expósitos que se lacten y críen de la Benefi-cencia108.

Como ya ha quedado dicho la ayuda sanitaria se extendía, así mismo, a laprestación de medicinas, por lo que contratos similares al anterior se estable-cían con farmacéuticos.

La cantidad de vecinos incluidos dentro de estas prestaciones era muyconsiderable produciéndose abusos de los que son buen reflejo las interven-ciones, que en este sentido, se producen en las sesiones de la corporaciónmunicipal. En 1896 la asistencia médica-farmacéutica se extendía a 600 fami-lias109, teniendo en cuenta la población de Mérida en estos momentos, 7957habitantes según el padrón de 31 de diciembre de 1887, nos podemos hacer unaidea de la gran cantidad de vecinos de la localidad incluidos en esta prestación.Su número fue motivo de preocupación de las diversas corporaciones, enten-diendo que se incluían más de los que realmente tenían derecho.

“...el Sr. Zancada manifestó que con el objeto de poner término aalgunos abusos que observa en la concesión del beneficio a la asistenciamédica a las clases pobres de esta localidad propone se forme un padrónexacto de las familias que tengan derecho a dicho beneficio”110.

108 Legajo 342.2. Asistencia sanitaria. 28/12/1906. AHMM.109 Actas municipales. Sesión 23/06/1896.110 Actas municipales. Sesión de 17/05/1891. AHMM.

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Las prestaciones de Beneficencia no se limitaban a la asistencia médico-farmacéutica, sino que, como ya hemos comentado, eran de índole muy diver-sa. Capítulo destacado representaba también la prestación de nodriza o lactan-cia, los haberes de nodrizas que tenemos de principios de siglo y las continuassolicitudes aprobadas nos dan testimonio de ello. No se cierra aquí el capítulode ayudas prestadas, en las actas municipales hemos encontrado muestrasmuy diversas:

1. Ayuda a estudios de 2ª enseñanza

2. Ayuda a estudios universitarios y religiosos

3. Ayuda para tomar baños en Alange, Baños de Montemayor...

4. Ayuda para tratarse de diversas enfermedades por médicos u hospita-les de fuera de Mérida: rabia, cáncer, enfermedades de pecho...

5. Ayudas para tomar baños de mar

Otras de las formas de beneficencia fue el establecimiento de comedoresdestinado a pobres y desvalidos. En este sentido se solicita colaboración delAyuntamiento en 1892111. No tenemos más noticias del mismo hasta 1912, mo-mento en que contamos con más amplia información.

Así conocemos el número de raciones proporcionadas a los niños yancianos pobres desde septiembre de 1912 y durante los dos años siguientes,1913 y 1914. Los momentos en que se sirvieron un número mayor de racionesfueron en septiembre de 1812 y diciembre de 1914. En el primer caso se propor-cionaron 832 y en el segundo 1357. En general el número de comidas rondabanla 1100 mensuales, es decir que la Junta Local de Protección a la infancia yrepresión de la mendicidad suministraba alrededor de 35 raciones diarias112.

No siempre las acciones de beneficencia provenían de las instanciaspúblicas. Así El Montero Extremeño113 se hace eco de una función de teatropara socorrer a los pobres o podemos leer en La República114 como los emplea-

111 Actas municipales. Sesión de 20/03/1892.112 Legajo 363. AHMM.113 El Montero Extremeño de fecha 30/12/1893. GTPCEP.114 La República de fecha 23/09/1900. GTPCEP.

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dos del ferrocarril en Mérida, siguiendo el ejemplo de sus compañeros de otraslocalidades, llevaron a cabo una función benéfica en beneficio de la AsociaciónGeneral de Empleados y Obrero de los Ferrocarriles de España, que socorre aviudas, huérfanos e “inútiles”.

Así mismo, parece que las ayudas no siempre llegaban a los más necesi-tados. La República recoge la denuncia llevada a cabo por Inés Rodríguez yJosefa Cuéllar, casadas con obreros pobres y que no percibieron la limosnadonada por Alfonso XIII a su paso por Mérida.

“... denuncian en su nombre y en representación de otras mujeres:

1º Que habiéndose inscrito a tiempo en la lista abierta para el repar-to de la limosna donada por Alfonso XIII para lo pobres, no han sidosocorridas.

2º Que se han dado limosnas a personas bien acomodadas y aún aempleados del municipio.

3º Que los mismos que a ellas les ha sido negada la limosna a otrasmujeres pobres, ancianas e impedidas”115.

115 La República de fecha 20/03/1901. GTPCEP.

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