¿Crisis en la Unión Soviética? - Revista de la ... · Sin embargo, hay en estos fermentos muchos...

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¿Crisis en la Unión Soviética? 24 Kennedy ante la posibilidad de que la revolución de Castro los derrote. Y con toda razón porque, después de todo, si eso pasa, son ellos, y no el presidente Kennedy, los que verán sus y serán lanzados al eXIlIo o, tal vez, muertos. El interés de la minoría gobernante latinoamericana por convertir en un éxi- to la política homeopática del presiden- te Kennedy es patente tanto para ellos como para él; y hay algunos países lati- noamericanos -como México y Uruguay, por ejemplo- que se han adentrado bas- tante en este camino por propia inicia- -tiva, antes de que el presidente Kennedy sacara a la luz su política constructiva para Latinoamérica y ofreciera la ayuda de Estados Unidos para convertirla en realidad. Los dueños de la tierra estan ate1'rorizados Desafortunadamente, Uruguay y Méxi- co son excepciones. En la mayor parte I Por Isaac DEUTSCHER La Unión Soviética pasa por una cnSIS moral que tiene un significado mucho más profundo que el que podría tener cualquier pelea o rivalidad en el Krem- lino La crisis afecta a la nación como totalidad. El impacto del XlI Congreso ha sido mucho más fuerte que el del xv; y es de una clase diferente. La conmoción de 1956 se sintió, den- tro de la Unión Soviética, principalmen- te en los cuadros del Partido Comunista que conocían el discurso secreto de Jruschiov; pero no llegó a las masas. Los cuadros fueron entonces confundi- dos y sacudidos; pero para la mayoría de ellos la conmoción fue suavizada por la sensación de alivio que provocaba el conocimiento de que habían salido al fin de la histórica cámara de horrores en la que habían vivido. El xv Congreso ha sacudido a las ma- sas. Ahora se discute apasionadamente en toda la Unión Soviética, y muchas veces apasionada y cálidamente. Las reu- niones del partido que por lo general eran atendidas por sólo unos cuantos y eran soporíferas, están ahora abarrota- das, son tensas y a menudo terminan en tumulto. La audiencia acosa a los insti- gadores oficiales con preguntas investi- gadoras y cuando los instigadores tratan de engañarlos con respuestas rutinarias, ellos abuchean y se burlan y les gritan. La gente siente que, inclusive ahora, sólo se les dice una parte de la verdad sobre el legado stalinista. Y gritan pi- diendo la verdad completa. Su alivio por haber dejado atrás los terrores de la era de Stalin se está ha- ciendo insuficiente. Y de allí viene su irritación por los trucos casi stalinistas d.e la propaganda oficial; por la arbitra- nedad burocrática, su incapacidad y su deshonestidad; la escasez de productos de consumo y las restricciones a la li- de expresión. Además, se ha per- mitIdo que las masas miraran un mo- mento dentro de los sistemas gangsteriles de los hombres que durante mucho tiem- de los países latinoamericanos, el poder está todavía en manos de una poderosa minoría privilegiada, que est.á interesada en sí misma sin ver con clandad. El estado de ánimo de estos grandes propietarios latinoamericanos es, en :ea- lidad, el mismo que el de sus eqUiva- lentes en Irán. Tiemblan llenos de terror ante la posibilidad de una violenta; pero no pueden o no qUieren adelantar un paso hacia la salvación de mismos, haciendo voluntariamente concesiones a la justicia social mientras hay tiempo todavía de que estas conce- siones sean políticamente efectivas. ¿Podrán ser inducidos estos difíciles moribundos, en la penúltima hora, a cambiar de posición, ahora que la posi- bilidad de una revolución violenta les está haciendo .explosión en la cara? Hoy, en Latinoamérica, como en Irán, ésa es la pregunta crucial. [Tomado de The Observer] po formaron el grupo dirigente, y que en parte pertenecen todavía a él. No menos que las revelaciones acerca de las equivocaciones de Stalin, esto ha hecho a la gente consciente de la degradación moral y la ciénaga política en la cual Stalin ha dejado a la sociedad soviética, a pesar de todo el progreso económico y educativo. El fermento moral es casi tan intenso como lo fue la agitación en Polonia y Hungría en 1956, aunque no sea tan explosivo. Mientras más hace Jruschiov por pacificarlo, más lo agrava. Él ha es- tado sacando las manos de los antiguos stalinistas de los puestos oficiales en ma- sa. Pero estos hacen que la gen- te se cuenta de cuántas de estas an- tiguas manos siguen todavía en sus pues- tos y qué poco significan los cambios de personal sin un cambio posterior y fun- damental en los métodos de gobierno. Si la agitación es menos explosiva que la de Hungría y Polonia, esto se debe solamente a que le falta un foco político. En Polonia y Hungría el nacionalismo antirruso creó ese foco; y además, la gente ahí no había vivido bajo el stali- nismo lo suficiente para perder el há- bito de formular programas, crear lemas y organizar una acción independiente. Estos hábitos faltan en Rusia. Los es- tados de ánimo políticos son por tanto más complejos e informes: una amplia y girante nébula a través de la que no puede verse ninguna proyección sólida. Hay muchas nuevas ideas en el aire, pero cristalizan lentamente. Tampoco hay ninguna división polí- tica larga y claramente cortada; sólo co- rrientes cambiantes y rápidas. En la su- perficie está, por supuesto, la división entre aquellos que apoyan la era de Sta· lin y los desestalinizantes. Pero en am- bos lados hay una confusa variedad de matice.s'y sombras. Y por debajo de la superfICIe, pero cerca de ella, partiendo esta división, están las ramas opuestas UNIVERSIDAJ} DE MEXICO de nacionalismo e internacionalismo, centralistas y anticentralistas, conserva- dores y radicales ... Un exasperante ctmsmo Sobre estos temas los desestalinizantes están tan divididos como los stalinistas. y la conmoción, la desilusión y el sen- tido de que la nación está siendo alimen- / tada todavía con una verdad a medias, en lugar de la antigua gran mentira, produce un exasperante cinismo que a menudo se transforma en nihilismo. Sin embargo, hay en estos fermentos muchos aspectos que pueden unirse den- tro de nuevas y grandes corrientes de opinión, transformándose en algo pare- cido a una nueva Izquierda y una nueVa (aunque no en el sentido oc- cidental de los términos). Lo que falta, a juzgar por los informes de la Unión Soviética, son centros de pensamientos políticos y acción capaces de producir ideas vitales que puedan inspirar a la gente y reagruparla. Como están las co- sas ahora, los críticos de la política ofi- cial murmuran mucho y se encierran a sí mismos en conversaciones sin fin, pe- ro no parecen capaces de formular, para no hablar de diseminar, ningún progra- ma de acción. Que tales centros, grupos y programas emergerán eventualmente, puede asegu- rarse - pienso yo. Pero el proceso es desesperadamente lento y debido a esta búsqueda de un camino hacia afuera el conflicto tiende a ser tan frenético co- mo incoherente. Jruschiov está trabajando muy fuerte para controlar el conflicto, como lo hi- zo después del XII Congreso. Éste fue el propósito de las últimas conferencias de propagandistas y organizadores del par- tido en Moscú. Pero es mucho más di- fícil detener una enfermedad grave que destruir una revuelta. Los tanques no son de ninguna utilidad. La crisis puede ser detenida sólo con ideas y política; y :l Jruschiov parecen faltarle esas dos Acelerador y freno Él está sobre todo ansioso de evitar la formación de cualquier corriente de opo- sición dentro y fuera del partido. Trata de detener la búsqueda y el debate que la nación ha empezado. Pero difícilmen- te puede tener éxito en esto. No puede parar la desestalinización, ni puede se- guir fácilmente con ella. El problema de Jruschiov ha sido crea- do en gran parte por él mismo. Lo que recientemente le ha estado dando a la gente son gestos simbólicos y provocati. vos, como la expulsión del cuerpo de Stalin del mausoleo, más que verdadera reforma. Las reformas pueden calmar el estado de ánimo nacional; los gestos es- pectaculares sólo lo excitan. Su brusca manera de tratar de libera- lizar el régimen y luego de parar la li· beración, hace las cosas todavía peores. Acelera y frena demasiado seguido y de- masiado vigorosamente. Por el momento él parece estar presionando muy fuerte las dos cosas, el acelerador y el freno. El Presidium, así, parece estar casi tan alarmado y dividido como lo estaba du-

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¿Crisis en la Unión Soviética?

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Kennedy ante la posibilidad de que larevolución de Castro los derrote. Y contoda razón porque, después de todo, sieso pasa, son ellos, y no el presidenteKennedy, los que verán sus propieda?~sexpropiad~s y serán lanzados al eXIlIoo, tal vez, muertos.

El interés de la minoría gobernantelatinoamericana por convertir en un éxi­to la política homeopática del presiden­te Kennedy es patente tanto para elloscomo para él; y hay algunos países lati­noamericanos -como México y Uruguay,por ejemplo- que se han adentrado bas­tante en este camino por propia inicia-

-tiva, antes de que el presidente Kennedysacara a la luz su política constructivapara Latinoamérica y ofreciera la ayudade Estados Unidos para convertirla enrealidad.

Los dueños de la tierra estanate1'rorizados

Desafortunadamente, Uruguay y Méxi­co son excepciones. En la mayor parte

IPor Isaac DEUTSCHER

La Unión Soviética pasa por una cnSISmoral que tiene un significado muchomás profundo que el que podría tenercualquier pelea o rivalidad en el Krem­lino La crisis afecta a la nación comototalidad. El impacto del XlI Congresoha sido mucho más fuerte que el del xv;y es de una clase diferente.

La conmoción de 1956 se sintió, den­tro de la Unión Soviética, principalmen­te en los cuadros del Partido Comunistaque conocían el discurso secreto deJruschiov; pero no llegó a las masas.Los cuadros fueron entonces confundi­dos y sacudidos; pero para la mayoríade ellos la conmoción fue suavizada porla sensación de alivio que provocaba elconocimiento de que habían salido alfin de la histórica cámara de horrores enla que habían vivido.

El xv Congreso ha sacudido a las ma­sas. Ahora se discute apasionadamenteen toda la Unión Soviética, y muchasveces apasionada y cálidamente. Las reu­niones del partido que por lo generaleran atendidas por sólo unos cuantos yeran soporíferas, están ahora abarrota­das, son tensas y a menudo terminan entumulto. La audiencia acosa a los insti­gadores oficiales con preguntas investi­gadoras y cuando los instigadores tratande engañarlos con respuestas rutinarias,ellos abuchean y se burlan y les gritan.

La gente siente que, inclusive ahora,sólo se les dice una parte de la verdadsobre el legado stalinista. Y gritan pi­diendo la verdad completa.

Su alivio por haber dejado atrás losterrores de la era de Stalin se está ha­ciendo insuficiente. Y de allí viene suirritación por los trucos casi stalinistasd.e la propaganda oficial; por la arbitra­nedad burocrática, su incapacidad y sudeshonestidad; la escasez de productosde consumo y las restricciones a la li­b<:r~ad de expresión. Además, se ha per­mitIdo que las masas miraran un mo­mento dentro de los sistemas gangsterilesde los hombres que durante mucho tiem-

de los países latinoamericanos, el poderestá todavía en manos de una poderosaminoría privilegiada, que est.á interesadaen sí misma sin ver con clandad.

El estado de ánimo de estos grandespropietarios latinoamericanos es, en :ea­lidad, el mismo que el de sus eqUiva­lentes en Irán. Tiemblan llenos de terrorante la posibilidad de una revol~ciónviolenta; pero no pueden o no qUierenadelantar un paso hacia la salvación desí mismos, haciendo voluntariamenteconcesiones a la justicia social mientrashay tiempo todavía de que estas conce­siones sean políticamente efectivas.

¿Podrán ser inducidos estos difícilesmoribundos, en la penúltima hora, acambiar de posición, ahora que la posi­bilidad de una revolución violenta lesestá haciendo .explosión en la cara? Hoy,en Latinoamérica, como en Irán, ésa esla pregunta crucial.

[Tomado de The Observer]

po formaron el grupo dirigente, y queen parte pertenecen todavía a él. Nomenos que las revelaciones acerca de lasequivocaciones de Stalin, esto ha hechoa la gente consciente de la degradaciónmoral y la ciénaga política en la cualStalin ha dejado a la sociedad soviética,a pesar de todo el progreso económicoy educativo.

El fermento moral es casi tan intensocomo lo fue la agitación en Polonia yHungría en 1956, aunque no sea tanexplosivo. Mientras más hace Jruschiovpor pacificarlo, más lo agrava. Él ha es­tado sacando las manos de los antiguosstalinistas de los puestos oficiales en ma­sa. Pero estos de~pidos hacen que la gen­te se dé cuenta de cuántas de estas an­tiguas manos siguen todavía en sus pues­tos y qué poco significan los cambios depersonal sin un cambio posterior y fun­damental en los métodos de gobierno.

Si la agitación es menos explosiva quela de Hungría y Polonia, esto se debesolamente a que le falta un foco político.En Polonia y Hungría el nacionalismoantirruso creó ese foco; y además, lagente ahí no había vivido bajo el stali­nismo lo suficiente para perder el há­bito de formular programas, crear lemasy organizar una acción independiente.

Estos hábitos faltan en Rusia. Los es­tados de ánimo políticos son por tantomás complejos e informes: una ampliay girante nébula a través de la que nopuede verse ninguna proyección sólida.Hay muchas nuevas ideas en el aire, perocristalizan lentamente.

Tampoco hay ninguna división polí­tica larga y claramente cortada; sólo co­rrientes cambiantes y rápidas. En la su­perficie está, por supuesto, la divisiónentre aquellos que apoyan la era de Sta·lin y los desestalinizantes. Pero en am­bos lados hay una confusa variedad dematice.s'y sombras. Y por debajo de lasuperfICIe, pero cerca de ella, partiendoesta división, están las ramas opuestas

UNIVERSIDAJ} DE MEXICO

de nacionalismo e internacionalismo,centralistas y anticentralistas, conserva­dores y radicales ...

Un exasperante ctmsmo

Sobre estos temas los desestalinizantesestán tan divididos como los stalinistas.y la conmoción, la desilusión y el sen­tido de que la nación está siendo alimen- /tada todavía con una verdad a medias,en lugar de la antigua gran mentira,produce un exasperante cinismo que amenudo se transforma en nihilismo.

Sin embargo, hay en estos fermentosmuchos aspectos que pueden unirse den­tro de nuevas y grandes corrientes deopinión, transformándose en algo pare­cido a una nueva Izquierda y una nueVaDerec~a (aunque no en el sentido oc­cidental de los términos). Lo que falta,a juzgar por los informes de la UniónSoviética, son centros de pensamientospolíticos y acción capaces de producirideas vitales que puedan inspirar a lagente y reagruparla. Como están las co­sas ahora, los críticos de la política ofi­cial murmuran mucho y se encierran así mismos en conversaciones sin fin, pe­ro no parecen capaces de formular, parano hablar de diseminar, ningún progra­ma de acción.

Que tales centros, grupos y programasemergerán eventualmente, puede asegu­rarse - pienso yo. Pero el proceso esdesesperadamente lento y debido a estabúsqueda de un camino hacia afuera elconflicto tiende a ser tan frenético co­mo incoherente.

Jruschiov está trabajando muy fuertepara controlar el conflicto, como lo hi­zo después del XII Congreso. Éste fue elpropósito de las últimas conferencias depropagandistas y organizadores del par­tido en Moscú. Pero es mucho más di­fícil detener una enfermedad grave quedestruir una revuelta. Los tanques noson de ninguna utilidad. La crisis puedeser detenida sólo con ideas y política;y :l Jruschiov parecen faltarle esas doscosa~.

Acelerador y freno

Él está sobre todo ansioso de evitar laformación de cualquier corriente de opo­sición dentro y fuera del partido. Tratade detener la búsqueda y el debate quela nación ha empezado. Pero difícilmen­te puede tener éxito en esto. No puedeparar la desestalinización, ni puede se­guir fácilmente con ella.

El problema de Jruschiov ha sido crea­do en gran parte por él mismo. Lo querecientemente le ha estado dando a lagente son gestos simbólicos y provocati.vos, como la expulsión del cuerpo deStalin del mausoleo, más que verdaderareforma. Las reformas pueden calmar elestado de ánimo nacional; los gestos es­pectaculares sólo lo excitan.

Su brusca manera de tratar de libera­lizar el régimen y luego de parar la li·beración, hace las cosas todavía peores.Acelera y frena demasiado seguido y de­masiado vigorosamente. Por el momentoél parece estar presionando muy fuertelas dos cosas, el acelerador y el freno.

El Presidium, así, parece estar casi tanalarmado y dividido como lo estaba du-

UNIVERSIDAD DE MEXICO 25

Balcón en Lima - "el pa-ís se ve tal OlIal

Carta de Limarante la época del levantamiento hún­<Taro, cuando Malenkov y Molotov er~n

~iembros todavía. De qué ma~e~a e~t,an~Jivididos es un asunto de adlvl~aCl?~.En los asuntos soviéticos es mas f~~ll~iempre decir Qué es Qué, que Qmenes Quién, po~que ,lo~ asuntos no cam~bian tan caleldoscoplcamente como lasposiciones personales. Por el mom~nto

parecen estar en un callejón sin sahda.A e;to debe achacarse el retraso en laexpulsión del grupo anti-partido y laescura posición de Molot?v, el ~stadode detención en el confhcto ChlOO-SO­viético, y el grupo de asuntos dom,é~ti­cos sin rewlver tales como la pohtlcacampesina, el nuevo código legal, etcé­tera.

¿Se está preparando entonces un coupd'état? Es mejor suponer que lo que está

" pasando es que algunos miembros delPresidium presionan sobre su guía paraque quite el pie del acele~ador, y otrospresionan para que lo qmte de los fre­nos. Hay un desacuerdo sobre el pro­yectado despido de manos stal~nian~s.delos trabajos oficiales. Y hay IOdeclSlóncobre algunos de los simbólicos g~s~os

de los que Jruschiov ha dado notiCia.:cada uno de estos gestos puede ser di­namita, mientras los asuntos envueltosen ellos no sean tratados con absolutafranqueza.

Victimas de las fJ'lll'gas

Así un monumento a las víctimas delas' purgas stalinistas iba a ser e~ig~doen Moscú; e inclusive antes de eso Ibaa ser publicada una solemne decla~'a­

ción afirmando que Trotsky, Bug;ann,Zinoviev, Rikov, y muchos otros famo­sos líderes bolcheviques no habían. sidoculpables de los. crímenes . (t~rronsmo,

sabotaje, espionaJe y conspiraCiones conHitler) de los cuales lueron acusados ypor los cuales fueron ejecutados o asc­sinados. Éste sería un verdadero suceso.

Hasta ahora sólo han sido rehabilita­das aquellas víctimas de las purgas q.uehabían sido stalinistas pero habían 10­

currido en la ira de Stalin, o sea quehabían sido amigos políticos de J~us­chiov y Mikoyan. Ahora la rehabilita­ción se extendería a los líderes de laoposición antiestalinista tambi~~1. ,

Sin embargo, una aclaraClOl1 sena;wregada al acto, diciendo que a pesar detgdo, políticamente Stalin tenía raz?nen su lucha contra Trotski y Bugann..1 ruschiov y los d~~ás mie~bros ~o?re­vivientes de la vieja guardia stahmstano pueden permitirse ninguna otra clasede rehabilitación.

En el XII Congreso del partido los lí­deres de los partidos comunistas queestaban entonces en Moscú fueron avi­sados de que la rehabilitación era in­minente. Sin embargo, el Presidium haestado dudando desde entonces. No hayque extrañarse.

Los colegas de ] ruschiov se dan cuen­ta de que nadie quedaría satisfecho conuna declaración que calificara a Stalinde criminal y a pesar de todo dijera que"políticamente tenía razón" contra susvíctimas inocentes. El Presidium temeque un acto tan grotesco desacreditaráirremediablemente al gobierno, dará lu­gar a interminables pre/-íuntas ~nc~édu­

las y levantará una pehgrosa ll1(hgna­ción en el país.

[Tomado de T/le Obsewn]

Por Sebastiál1 SALAZAR BONDY

Desde la aparición en Chile, en 1937,de Ciro Alegría, la novela peruana nocontaba con un narrador que renovarael género. El autor de El mundo es an­cho y ajeno llenó así más de veinte añosde nuestra literatura. Su filiación indi­genista, correlativa a la de la pintura y,en menor grado, a la de la poesía, fueprolífica. Menudearon cuentos y nove­las con tema campesino y de tan obviopropósito de denuncia social, que puedeafirmarse que hubo una escuela dentrode la cual Alegría campeaba inalcan­zable. Esa corriente contó entre sus prac­ticantes a José María Arguedas, escritororiginario de una comunidad indígena,de lengua quechua, cuyos estudios uni­versitarios en Lima le abrieron un ho­rizonte humanista. Su primera expre­sión literaria fueron unos bellos y fuer­tes cuentos reunidos 'bajo el título deAgua.

Arguedas, que aprendiera el españolya mayor de edad, que pugnara con elidioma oficial por crear un equivalentede quechua que no resultara una meraimitación de la defectuosa pronuncia­ción de sus paisanos, que procurara, con­lorme lo ha confesado en el prólogo al~na de su" obras, mostrar el comuneroaborigen en su interioridad más entra­¡íable, a partir de aquel libro insistióen sus ensayos novelísticos. JIawar Fies­tll, relato en donde narra la resistenciade un pueblo indio a dejar la sangrien­ta ceremonia en la que los jóvenes se

enfrentan sin defensa alguna a un toroenardecido, fue el segundo gran paso delnuevo escritor hacia una expresión pro­pia, diferente en su esencia literaria dela que había impuesto Alegría. El pro­ceso de maduración de sus instrumentosfue largo y penoso.

Es en 1960 que Arguedas entrega a laEditorial Losada de Buenos Aires Losríos profundos, la novela' que abre unaoriginal perspectiva a la narración indi­genLta. Ahí, en la historia de un niñomestizo ;tbandonado entre los indios porsu trashumante padre, se desborda unliri~mo en el que se entremezclan elmundo mágico de los quechuas, que elmuchacho ha recibido de quienes locriaron como uno de los suyos, y latriste realidad social que en el colegioy en la ciudad provinciana se da conbrutal ferocidad. Es en la intimidad delpersonaje, en su visión y a su juicio dela realidad, que muchas veces se fundecon la irrealidad del paisaje, las situa­ciones y las costumbres, donde se ma­nifiesta la crisis del hombre andino quc,angustiado y solitario, lucha por res­ponder al cruel reto del medio. La no­vela indigenista encuentra en Arg'uedasuna nueva dimensión: la vida tiene untrasfondo luminoso en las tinieblas dela injusticia y la miseria.

El optimismo de Arguedas se ha re­velado aún m;ís en una reciente obra:U sexto. En 1935, siendo estudiante uni·versitario, Arg-uedas fue encarcelado por