CREER LA MENTIRA

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Lecturas sobre Shakespeare CREER LA MENTIRA LECTURA SOBRE FRAGMENTOS DE OTELO “OTELO.- ¡Qué! ¿Qué es eso? ¿Crees que habría de llevar una vida de celos, cambiando siempre de sospechas a cada fase de la luna? No, una vez que se duda, el estado del alma queda fijo irrevocablemente. Cámbiame por un macho cabrío el día en que entregue mi alma a sospechas vagas y en el aire, semejantes a las que sugiere tu insinuación. No me convertiré en celoso porque se me diga que mi mujer es bella, que come con gracia, gusta de la compañía, es desenvuelta de frase, canta, toca y baila con primor. Donde hay virtud, estas cualidades son más virtuosas. Ni la insignificancia de mis propios méritos me hará concebir el menor temor o duda sobre su infidelidad, pues ella tenía ojos y me eligió. No, Iago, será menester que vea, antes de dudar; cuando dude, he de adquirir la prueba; y adquirida que sea, no hay sino lo siguiente..., dar en el acto un adiós al amor y a los celos.” Acto III, escena III. Otelo de W. Shakespeare Uno puede imaginar cómo funciona la mentira en situaciones puntuales, qué señales gestuales las delatan y qué palabras pueden mostrar una actitud falsa. Muchas veces no se recurre a la mentira sino al ocultamiento y la falsedad puesto que mentir requiere otro tipo de mecanismos para sostenerla en el tiempo, en cambio el ocultamiento de un hecho ilícito a otra persona es más letal, dado que para el mentiroso la mejor forma de mentir es hacer que algo no existió. Sabemos que mentir es un hecho de la vida cotidiana, mentir es un mecanismo ejercido por cualquier persona, sea calificada como buena y como mala. La mentira se disfraza en cualquier ámbito y puede ser emitida por muchos motivos, el principal es ejercer dominio y poder sobre otro que es considerado por el mentiroso como inferior y vulnerable. Realicé un breve análisis de algunos pasajes de una obra de Shakespeare en la que la mentira, el falseamiento y el

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CREER LA MENTIRA

LECTURA SOBRE FRAGMENTOS DE OTELO

“OTELO.- ¡Qué! ¿Qué es eso? ¿Crees que habría de llevar una vida de celos, cambiando siempre de sospechas a cada fase de la luna? No, una vez que se duda, el estado del alma queda fijo irrevocablemente. Cámbiame por un macho cabrío el día en que entregue mi alma a sospechas vagas y en el aire, semejantes a las que sugiere tu insinuación. No me convertiré en celoso porque se me diga que mi mujer es bella, que come con gracia, gusta de la compañía, es desenvuelta de frase, canta, toca y baila con primor. Donde hay virtud, estas cualidades son más virtuosas. Ni la insignificancia de mis propios méritos me hará concebir el menor temor o duda sobre su infidelidad, pues ella tenía ojos y me eligió. No, Iago, será menester que vea, antes de dudar; cuando dude, he de adquirir la prueba; y adquirida que sea, no hay sino lo siguiente..., dar en el acto un adiós al amor y a los celos.” Acto III, escena III. Otelo de W. Shakespeare

Uno puede imaginar cómo funciona la mentira en situaciones puntuales, qué señales gestuales las delatan y qué palabras pueden mostrar una actitud falsa. Muchas veces no se recurre a la mentira sino al ocultamiento y la falsedad puesto que mentir requiere otro tipo de mecanismos para sostenerla en el tiempo, en cambio el ocultamiento de un hecho ilícito a otra persona es más letal, dado que para el mentiroso la mejor forma de mentir es hacer que algo no existió.

Sabemos que mentir es un hecho de la vida cotidiana, mentir es un mecanismo ejercido por cualquier persona, sea calificada como buena y como mala. La mentira se disfraza en cualquier ámbito y puede ser emitida por muchos motivos, el principal es ejercer dominio y poder sobre otro que es considerado por el mentiroso como inferior y vulnerable.

Realicé un breve análisis de algunos pasajes de una obra de Shakespeare en la que la mentira, el falseamiento y el ocultamiento son los principios constructivos. El error de Otelo es pasar por alto que una persona veraz puede presentar el aspecto de una persona mentirosa. Cada uno de los sentimientos que inspira una mentira y que son capaces de producir un auto delación o una pista sobre el embuste puede asimismo ser experimentado por una persona sincera, a raíz de otros motivos. Un individuo sincero tal vez tema que no le crean, y ese temor puede confundirse con el recelo a ser detectado que es propio de un mentiroso. Hay sujetos con grandes sentimientos de culpa sin resolver acerca de otras cuestiones, que salen a la superficie toda vez que alguien sospecha que cometieron una falta; y estos sentimientos de culpa puede confundirse con los que siente el mentiroso por el engaño en que está incurriendo.

Por otra parte, las personas sinceras quizá sientan desprecio por quienes los acusan falsamente, o entusiasmo frente al desafío que implica probar el error de sus acusadores, o placer anticipado por la venganza que se tomarán: y los signos de todos estos sentimientos pueden llegar a asemejarse al “deleite por embaucar” tan propio de algunos mentirosos. No son éstos los únicos sentimientos que pueden presentar tanto los sinceros de quienes se sospecha como los mentirosos; aunque sus

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razones no sean las mismas, unos y otros pueden sentirse sorprendidos o enojados, decepcionados, disgustados o angustiados ante las sospechas o las preguntas de quienes los interrogan.

He llamado a esto “el error de Otelo” porque la escena de la muerte de Desdémona, en la obra de Shakespeare, es un ejemplo excelente y célebre.

Otelo acaba de acusarla de engañarlo con Casio, le pide que confiese y le dice que de todas maneras va a matarla por serle infiel. Desdémona le pide que lo haga venir para dar testimonio de su inocencia, pero Otelo le miente diciéndole que ya lo hizo matar por Yago, su honrado servidor, Desdémona comprende que no podrá probar su inocencia:

Desdémona: ¡Ay, le han traicionado y estoy perdida!

Otelo: ¡Fuera de aquí, ramera! ¡Le lloras en mi cara!

Desdémona: ¡Oh, desterradme, mi señor, pero no me matéis!

Otelo: ¡Abajo, ramera!

Otelo interpreta el temor y la angustia de Desdémona como reacción ante la noticia de la presunta muerte de su amante, y cree corroborada así su infidelidad. No se da cuenta de que aunque Desdémona fuese inocente padecería esas mismas emociones: angustia y desesperación por el hecho de que su marido no le crea y por haber perdido la esperanza de probar su inocencia con la muerte de Casio, y a la vez temor de que Otelo la mate. Desdémona lloraba por su vida, su difícil situación, la desconfianza de su esposo, no por la muerte de su supuesto amante.

Yago-Acosador/traidor

Ante todo, no quiero que empiecen a dudar de todos sus amigos, la finalidad es darles una visión distinta de la trama de la obra aplicando mis nuevos conocimientos de PNL. De esta forma sí puedo decir que esta es una forma de mostrar cómo las emociones nos llevan a la ruina y que tan vulnerables somos cuando no tenemos la suficiente confianza en nosotros mismos.

¿Qué es un acosador?

Se entiende que quien acosa es una personalidad obsesiva y con desordenes emocionales graves. El acosador busca destruir y fundar en su victima(a la que elige con gran maestría, porque sabe que jamás le ha sucedido una situación similar) el miedo, la desconfianza y el

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dolor. Todo lo que hace lo hace casi sin esfuerzo porque utiliza la mejor herramienta: la palabra.

“IAGO.- Fingid no saber de ello. Tengo necesidad de él. Idos, dejadme. (Sale Emilia.) Voy a extraviar este pañuelo en la habitación de Cassio y a dejarle que lo encuentre. Bagatelas tan ligeras como el aire son para los celosos pruebas tan poderosas como las afirmaciones de la

Sagrada Escritura. Esto puede acarrear algo. El moro se altera ya bajo el influjo de mi veneno. Las ideas funestas son, por su naturaleza, venenos que en principio apenas hacen sentir su mal gusto;

pero a poco que obran sobre la sangre, abrasan como minas de azufre... Tenía yo razón. (…) ni todas las drogas soporíferas del mundo te devolverán jamás el dulce sueño que poseías ayer!”

ACTO III ESCENA III, OTELO DE W. SHAKESPEARE

Si han leído la obra pueden darse cuenta del léxico que utiliza y de la forma que persuade al pobre moro de una realidad inventada por él, y hasta logra que este se la crea tan a pecho que produce el derrumbe y la muerte trágica de todos los involucrados aunque él sea descubierto al final. El daño estaba hecho, su gran obra cumplida.

Yago representa todas las formas de mentira antes explicadas: oculta, falsea y miente, este mecanismo produce prejuicios que distorsionan el razonamiento de Otelo. La falsa creencia de Otelo es la gran obra de Yago, aunque no habría tenido éxito si Otelo no hubiese sido celoso. Las personas que por naturaleza ya son bastante celosas no precisan de ningún Yago para que sus celos se movilicen.

“OTELO.- ¡Dame la prueba palpable de que es desleal!

IAGO.- No me gusta el oficio; pero ya que tan adelante he ido en este asunto -aguijoneado por la locura de la honradez y la amistad-, seguiré más lejos aún. Estaba yo acostado hace poco tiempo con Cassio, y como rabiara de dolor de muelas, no podía dormir. Hay una clase de hombres tan indiscretos de alma, que en sus sueños mascullan sus negocios. Uno de esta especie es Cassio. Le oí decir en sueños: «¡Encantadora Desdémona, seamos prudentes; ocultemos nuestros amores!» Y entonces, señor, me cogía y estrujaba la mano, diciendo: «¡Oh, dulce criatura!» Y luego me besaba con fuerza, como si quisiera arrancar por la raíz besos que brotaran de mis labios. Después pasó su pierna sobre mi muslo, suspiró y me besó. Y acto seguido repuso: «¡Maldito sea el destino que te ha entregado al moro!» ACTO III, ESCENA IV. OTELO DE W. SHAKESPEARE.

El error de Otelo es asimismo un ejemplo de cómo los prejuicios pueden inclinar tendenciosamente la opinión sobre alguien. La figura del alférez es crucial en la historia, puesto que es él quien potencia esta actitud en el Moro. Otelo está persuadido de que Desdémona le es

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infiel, pero antes de esta escena de muerte pasa por alto cualquier otra posible explicación de su comportamiento, no toma en cuenta que las emociones de Desdémona no prueban nada ni en un sentido ni en el otro. Quiere confirmar su creencia, no ponerla a prueba. Aunque el de Otelo es un caso extremo, los prejuicios constituyen a menudo una distorsión del razonamiento y llevan a las personas a desestimar ideas, posibilidades o hechos que no se ajustan a lo que ya piensa. Y esto ocurre aun cuando esos mismos prejuicios lo hagan perjudicarse en algún sentido. A Otelo le tortura su creencia de que Desdémona le miente, pero no por ello se inclina a pensar en dirección opuesta, no por ello procura reivindicarla. Interpreta la conducta de Desdémona de un modo que confirma lo que él menos desea, lo que le es más penoso.

En fin, a pesar de que es inacabado aun este análisis, preliminarmente se puede decir que la mentira puede ser uno de los elementos que construyen la obra; que el mentiroso puede ser una persona de confianza, que la mentira no necesariamente puede ser inventar una historia (falsear) sino también ocultar algo, la omisión completa de algo implica la no existencia para los otros.

Este motivo literario que claramente se puede repetir en la vida de cada uno con finales distintos a este, me lleva a pensar que el ser humano como actor, es el mejor de todos.