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CRÉDITOS DE BANECUADOR Y FIRMA DE CONVENIO CON MTOP

PARA MEJORAR LA CALIDAD DEL TRANSPORTE

Quito, marzo 12 / 2020

Un saludo cordial a todos, a todas. Lizette, Yoselyn, Kléver, José

Manuel (beneficiarios de créditos de Banecuador); Jorge (Wated, presidente del

Directorio de Banecuador) y Gabriel (Martínez, ministro del Transporte y Obras

Públicas), que me acompañan en este podio directivo. A las

estimadas autoridades, a los beneficiarios de los créditos

productivos, de igual manera, un saludo afectuoso y un deseo de

que todo les vaya bien.

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Como dice Jorge, cuando visitamos el mercado de El Camal y

vimos que a una señora alguien le prestaba dinero, y

supuestamente debía pagar por la tarde con el 10% de interés, ese

momento le dije: Jorge: si ganamos estas elecciones quiero que te

hagas cargo del Banco del Pueblo.

Yo había tenido la experiencia de conocer en Naciones Unidas y

haberlo traído acá a Muhammad Yunus, el creador del Banco

Grameen, dedicado a dar créditos pequeños principalmente a las

mujeres de la India, para que puedan iniciar pequeños negocios

de alimentación, artesanías o tejidos. Ese momento veíamos

como una realidad lejana la posibilidad de que eso ocurriera aquí,

pero Jorge lo volvió realidad.

Celebro que un sector tan importante para la economía nacional,

que transporta a hombres que van a trabajar, a niños que van a

sus escuelas, que transporta productos que vienen del campo o

de los puertos para abastecer las necesidades de los ciudadanos.

Esa es la importancia del transporte. Por eso queremos aumentar

su calidad.

Muy posiblemente por falta de recursos, por no haber encontrado

un banco que les ayude, pese a haber sido clientes por 20 o 30

años, creemos que para mejorar la calidad del servicio, y que los

usuarios tengan el gusto de usar ese servicio y pagar precios

justos, estamos firmando este convenio entre el señor ministro de

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Obras Públicas y Transporte y el señor presidente de BanEcuador.

Es un convenio que permitirá el acceso fácil al crédito.

Ustedes recordaran cómo eran antes los préstamos: en primer

lugar, el crédito era carísimo, pero ahora inclusive estamos dando

para vivienda créditos con menos del 5% de interés anual.

¡Imagínense ustedes, quién no puede tener su casa en esas

condiciones! Y ahora entregamos también créditos productivos, a

una tasa un poco más alta, porque el objetivo es distinto. Es para

producir y ganar dinero.

Siempre he creído que la banca pública tiene una sola razón:

apoyar a los que más necesitan, que generalmente son personas

que –por diversos motivos– no pueden acceder a la banca privada

porque les cierran las puertas. A veces, para obtener un crédito en

la banca privada, hay que demostrar que no te hace falta. Mark

Twain decía que el banquero es un señor que nos presta el

paraguas cuando hace sol y nos lo exige cuando empieza a llover.

Cuando necesitas, cuando realmente estás apremiado, ya sea por

asunto de productividad, para tu medio de transporte, o porque

sencillamente tu familia está pasando por un momento difícil, ahí

tiene que acudir el Banco del Pueblo. Por eso yo le había dicho a

Jorge: quiero que pongas carpas en los parques, que toques las

puertas para preguntar a la gente: ¿necesita un crédito?,

¿necesita un crédito productivo? Y que sea fácil obtenerlo.

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¿Por qué solo aquellos que consiguieron un capital de diferentes

formas, o que heredaron, han de ser los que tengan derecho a ser

empresarios? ¡No! Ustedes también tienen ese derecho, porque

están en contacto con la actividad productiva. Por eso, en 2017

empezamos la iniciativa del Banco del Pueblo, como un nuevo

producto de Banecuador. La idea era ―y sigue siendo― prestar

dinero con pocos trámites, mejores plazos y, por supuesto, con

menos garantías e interés más bajo. Así ayudamos para que miles

de emprendedores puedan cumplir sus sueños de progreso

personal o familiar.

No está por demás un consejo. He sido empresario toda la vida y

sé que la principal actividad de un empresario debe ser aquella

que decanta de la idea que tenía Radhakrishnan. Él decía: Teje los

hilos de la tela como que los fuera a lucir tu persona amada.

Es decir: dale el servicio al niño que entra al bus, como que fuera

tu hijo, tu sobrino o tu ahijado. A la viejecita, como que fuera tu

madre o tu esposa. Al joven, como que fuera tu hijo o tu hermano.

¡Esa es la forma de brindar un servicio: ¡atender bien! Repito:

tejiendo la tela como que fuera a ser usada por la persona amada

por ti.

De eso trata el programa Toda Una Vida: el permitir, desde

temprana edad hasta que Dios decide cerrarnos los ojos, atender

a la gente que más necesita. Y son ustedes los que no tienen

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acceso a los bancos ni a capitales, o no heredaron. Su

potencialidad es su mente brillante y sus manos trabajadoras. ¡Esa

es la gran potencialidad!

P

Hay que ponerla en práctica. Mantener bien las unidades (de

transporte). Que sepan que la unidad requiere atención, cuidado,

limpieza, gasolina de buena calidad, de aceites que deben cambiar

cada cierto tiempo. Todo eso es parte de una actividad productiva,

que va a ser más rentable mientras más empeño le pongan.

Nuestros créditos están destinados a todos: a campesinos, a

pescadores, amas de casa, pequeños comerciantes o

transportistas. A jóvenes que desean salir adelante. Y ahora que

está de moda la realidad virtual, el internet, las redes, se puede

trabajar tanto con el teletrabajo. Parecería que los jóvenes tienen

ahora un chip especial. Y hay que aprovecharlo, porque las

potencialidades que no se aprovechan se convierten en

maldiciones.

Esta potencialidad de ustedes, de tener un deseo de trabajar, de

tener una habilidad, una destreza, capacidad y conocimientos

para el trabajo, deben ser complementadas con la acción. Porque

de nada sirven las ideas si no se las pone en práctica. Y para eso,

debes tener un gobierno responsable.

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Desde niño, inspirándote en valores, en amor a la ciencia, al

trabajo, al conocimiento, a la tecnología, al arte, a la música,

etcétera. Luego, al joven, impulsándole, dándole un crédito,

dándole opción para que estudie en la universidad, en una escuela

politécnica o en un colegio técnico. Al adulto, dándole trabajo,

seguridad social, seguridad personal. O la oportunidad de que

pueda adquirir fácilmente su casa.

Y al viejecito: nosotros ya rebasamos más de 100 mil bonos de 100

dólares para los viejecitos. ¿Cómo qué? Como respuesta a

ustedes, que seguramente están preocupados por ellos, pero –a

lo mejor– los avatares en la vida diaria y el trabajo cotidiano les

impide atenderlos. Para que ese viejecito tenga un dinerito para

poder comprarle un helado o un chupete al nieto. Y que, mientras

le lleva a comprar el chupete, le vaya contando la saga familiar, le

vaya contando la historia que él ha vivido. ¡Ser gratos con los

viejecitos, ser gratos con los viejecitos!

Por eso, el gobierno ayuda a que eso se convierta en una feliz

realidad. Y que ―inclusive― cuando Dios decida cerrarles los ojos,

que no lleven deudas hasta después de la muerte, que tengan un

funeral modesto, pero gratuito. De eso se tratan los programas

Mis Mejores Años, Casa Para Todos, Impulso Joven, Misión

Ternura, para niños, jóvenes y adultos.

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Hasta diciembre pasado, Banecuador, la Corporación Financiera

Nacional y Conafips han entregado 4.600 millones de dólares en

créditos. Óigaseme bien: ¡4.600 millones! Estos recursos han

servido para que ―al menos― 611 mil emprendedores instalen

nuevos negocios o hagan crecer los que ya tienen. Son 611 mil

familias que han accedido al crédito, y hoy tienen la posibilidad de

un futuro mejor, generando empleo, inversión, producción,

bienestar en los ciudadanos. No solo entregamos crédito barato,

sino también apoyo, capacitación, asistencia técnica. Y si hay

problemas, refinanciamos los créditos.

¡No tengan miedo a invertir! Perdónenme que sea bastante franco

al respecto. Existen dos alternativas: buscar un sueldo fijo, o

emprender. Lo primero brinda seguridad, pero poca libertad. No

eres dueño de tu tiempo y no eres dueño de producir cuanto

quieres ganar. Entonces, ganas en seguridad pero pierdes la

libertad de emprender. En lo segundo pierdes seguridad, no sabes

cómo te irá en el negocio, estás arriesgando, pero en cambio

ganas libertad.

No hay que tener miedo al futuro, todo lo contrario. La filosofía

hindú dice que mientras más incierto se vea el futuro, más seguro

debes sentirte. Miren qué contradicción, qué paradoja. ¿Por qué?

Porque una persona que tiene un puesto fijo y un sueldo, a lo

mejor morirá trabajando allí. Pero jamás pensará en crecer, en

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tener una casa grande, un carro mejor, un mejor futuro y mejor

educación para sus hijos. Es más difícil hacerlo. Pero para una

persona que ha escogido el emprendimiento y la libertad, será

más fácil. Y mientras más emprendas, más ganas, más aprendes,

más progresas, lo haces de mejor manera. Por eso hay una frase

que dice: aprender y aprender, para mejor comprender y actuar.

No tengan miedo al fracaso, porque es parte de la vida. Todos

hemos fracasado alguna vez. Yo, como empresario, fracasé al

meter al mercado productos que no dieron resultado. Bueno,

¡vamos a intentarlo nuevamente!

¿Por qué ayudar a quienes han fracasado? Ni siquiera deberíamos

llamarlos fracasados, porque han tenido la experiencia de un

mejor aprendizaje. Han descubierto una nueva forma de cómo no

se hacen las cosas, y se van acercando cada vez más a la

excelencia.

No debemos, bajo ninguna circunstancia, satanizar el fracaso. El

fracaso del hombre que decidió emprender y usar su libertad para

generar inversión, bienestar, empleo, producción, hay que

estimularlo, no satanizarlo. En los Estados Unidos no se sataniza

el fracaso, porque la libertad te permite un abanico inmenso de

posibilidades, para que puedas ser dueño de tu futuro.

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Por eso, lo único que puedo desearles este momento es: en

primer lugar, que Banecuador cumpla con su compromiso, y de

eso nos encargamos nosotros. En segundo lugar, que utilices bien

el crédito que te han otorgado. Y en tercer lugar, que tengas todo

el éxito del mundo, que le pongas todo el empeño, atención e

intención, para lograr los propósitos que te has planteado en la

vida y progresar. Y que estos niños, niñas y jóvenes puedan tener

un futuro mejor, gracias a un padre o a un hermano que ha

decidido emprender.

Entonces, ¡aprovechar la libertad! ¡La libertad es hermosa! Es

verdad que en más de una ocasión se fracasa. Pero la idea no es

fracasar y quedar tendido en el piso. La idea es tener la resiliencia

para volver a empezar inclusive desde un grado superior, porque

aprendiste algo más. Porque el fracaso siempre enseña. Un dicho

romano dice: pierde los dientes, pero no la experiencia. Jamás en

la vida desprecies la experiencia. Si fallaste en algo y no resultó,

entonces buscar otra forma, cambiándole la textura, cambiándole

el sonido, el sabor, cambiándole el aroma, y a lo mejor consigo un

producto mejor.

Por eso, por la libertad a la que ustedes han decido acceder para

emprender, les felicito y les deseo todo el éxito del mundo.

¡Además, el transporte es buen negocio! Se quejan bastante, pero

es buen negocio. En este país todo el mundo se queja, todo el

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mundo “está quebrado”, todo el mundo “está muriéndose de

hambre”.

Lo que pasa es que, a veces, solemos exagerar:

―¿Cómo te va? Más o menos, hermano. ―¿Qué tal? Aquí,

viviendo por no ser soberbio… Aquí, viviendo como cuando vos

eras pobre.

¡Por favor! ¡No, no! El ser humano deber ser por naturaleza

optimista, y ustedes lo son. Los empresarios somos optimistas,

porque decidimos aplicar la libertad al optimismo y a la posibilidad

de tener una vida mejor para nosotros y nuestros hijos.

Les deseo mucho muchísimo éxito. Gracias por su presencia.

Antes de que me olvide. Ustedes saben que estamos atravesando

un momento muy difícil. Y necesitamos, más que nunca, ser

optimistas. Más que nunca, trabajar. Más que nunca, producir,

porque en caso contrario nos va a ir a todos bastante mal.

Debemos tener los cuidados respectivos. No olviden:

Procurar no acercarnos a menos de tres metros, y menos aún a

una persona que está tosiendo o estornudando.

Saludarnos a la manera japonesa, si quieren a la manera “hippy”,

o a la manera de los indios sioux, de Estados Unidos: “¡Jau!”

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No darse la mano ni abrazarse. Los ecuatorianos somos muy

cariñosos: nos damos un beso, la mano, o abrazamos de manera

afectuosa. Pero vamos a dejar de hacerlo por un tiempo, porque

necesitamos protegernos nosotros y a los demás. Y lavarnos las

manos con frecuencia, por lo menos un minuto.

Y cuando creamos que tenemos un síntoma, inmediatamente

llamar al 171, que es el teléfono en el que un médico les atenderá.

Y les permitirá, de acuerdo con su historial médico, darles el

consejo o la medicina que requieran si no es coronavirus. Y si es

coronavirus, hay que aislarse y entrar en cuarentena. O ir al

hospital si el caso se ha agravado. Todo esto hacerlo con mucha

responsabilidad, porque debemos cuidarnos nosotros y a los

demás.

Y decimos “a tres metros”, porque el coronavirus es un virus

pesado. Por eso mucha gente cree que fue creado en laboratorio.

Es un virus pesado, que tiene 500 nanopartículas y cae con

facilidad. En primera instancia se sitúa generalmente en las fosas

nasales o en los ojos. Pero su sitio preferido es la garganta, para

acceder a los bronquiolos, que nos permiten respirar y

transformar la sangre infestada de elementos nocivos en

elementos positivos.

Una de las formas es no beber cosas heladas, sino más bien un

poco calientes. Porque el virus del coronavirus muere sobre los 26

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o 27 grados centígrados, pero vive perfectamente en el frío. Por

eso en los países nórdicos desarrollados es donde más incidencia

ha tenido.

Como se sitúa en la garganta, hay que beber sorbitos de agua con

frecuencia, para que los virus sean arrastrados al estómago,

donde los ácidos gástricos los destruyen.

A cuidarse, a tener responsabilidad sobre nuestros actos, y a

cuidar principalmente a los demás, a los seres que más aman

ustedes.

¡Cuidado con descuidarse! No hay que tener miedo, pero tampoco

descuidarse. Cumplir con todas las normas que ya las deben haber

escuchado por los medios de comunicación.

Muchísimas gracias.

LENÍN MORENO GARCÉS

Presidente Constitucional de la República del Ecuador