Cooperación y solidaridad: condiciones de posibilidad para la economía solidaria

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62 Kárem SÁNCHEZ DE ROLDÁN y Jenny Marcela MELO VELASCO COOPERATIVISMO Y DESARROLLO Revista COOPERATIVISMO & DESARROLLO ¤ 92 ¤ enero–junio 2008 Cooperación y solidaridad: condiciones de posibilidad para la economía solidaria Kárem SÁNCHEZ DE ROLDÁN 1 Jenny Marcela MELO VELASCO 2 Resumen Este artículo propone y discute la importancia de replantear las nociones de cooperación y solidaridad que dan fundamento y constituyen principios axiológicos para la economía solidaria, en el terreno propiamente de lo social. Asimismo, establece un panorama general del desarrollo del sector solidario en Colombia, iden- tificando las formas organizativas, los marcos normativos, los órganos de promoción, fomento y vigilancia, y las políticas públicas que fortalecen el sector. En el marco de este contexto, se analiza desde esta perspectiva el programa Suma Solidaria, en su compo- nente territorial y su expresión en el Valle del Cauca en el periodo 2002–2006. A partir del análisis se concluye que las condiciones de posibilidad para el fortalecimiento de la economía solidaria y la realización de su potencialidad se encuentran en enfatizar la dimensión de relación social que confiere identidad al sector. Abstract This article proposes and discusses the importance of restating the notions of cooperation and solidarity which give fundamentals and constitute axiological principles for Solidarity Economy, mainly in the field of social affairs. It establishes an overall perspective of solidarity sector in Colombia, identifying the orga- nizational forms, regulatory frameworks, promotion agencies, developing and monitoring and the public policies that strengthen the sector. Within this contextual framework it analyses the Suma Solidaria programme in its territorial component and its presence in the Valle del Cauca during the period 2002-2006. Based on the analysis, it concludes that the conditions of the possibility to strengthen the Solidarity Economy and the fulfillment of their potential high- light the dimension of social identity that identifies the sector. Palabras clave: economía solidaria, solidaridad, cooperación, suma solidaria, política pública. Key Words: social economy, solidarity, cooperation, suma solidaria, public policy. Descriptores: L380 – Public Policy, P130 – Cooperative Enterprises, O220 – Project Analysis Recibido: 10 de marzo de 2008 Aceptado: 8 de mayo de 2008 1 Magíster en Sociología. Profesora titular del Departamento de Dirección y Gestión Administrativa de la Universidad del Valle. Directora del Grupo de Investigación Humanismo y Gestión (Categoría A), adscrito a la Facultad de Ciencias de la Administración de la Universidad del Valle. [email protected] 2 Administradora de Empresas de la Universidad del Valle. Joven Investigadora de Colciencias para el periodo 2008, en el Grupo de Investigación Humanismo y Gestión (Categoría A), adscrito a la Facultad de Ciencias de la Administración de la Universidad del Valle. [email protected]

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Este artículo propone y discute la importancia de replantear las nociones de cooperación y solidaridad que dan fundamento y constituyen principios axiológicos para la economía solidaria, en el terreno propiamente de lo social. Publicado en 2008 en la Revista Cooperativismo y Desarrollo

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Cooperación y solidaridad: condiciones de posibilidad para la economía solidaria

Kárem SÁNCHEZ DE ROLDÁN 1 Jenny Marcela MELO VELASCO 2

ResumenEste artículo propone y discute la importancia de replantear las nociones de cooperación y solidaridad que

dan fundamento y constituyen principios axiológicos para la economía solidaria, en el terreno propiamente

de lo social. Asimismo, establece un panorama general del desarrollo del sector solidario en Colombia, iden-

tificando las formas organizativas, los marcos normativos, los órganos de promoción, fomento y vigilancia, y

las políticas públicas que fortalecen el sector.

En el marco de este contexto, se analiza desde esta perspectiva el programa Suma Solidaria, en su compo-

nente territorial y su expresión en el Valle del Cauca en el periodo 2002–2006. A partir del análisis se concluye

que las condiciones de posibilidad para el fortalecimiento de la economía solidaria y la realización de su

potencialidad se encuentran en enfatizar la dimensión de relación social que confiere identidad al sector.

AbstractThis article proposes and discusses the importance of restating the notions of cooperation and solidarity

which give fundamentals and constitute axiological principles for Solidarity Economy, mainly in the field

of social affairs. It establishes an overall perspective of solidarity sector in Colombia, identifying the orga-

nizational forms, regulatory frameworks, promotion agencies, developing and monitoring and the public

policies that strengthen the sector.

Within this contextual framework it analyses the Suma Solidaria programme in its territorial component and

its presence in the Valle del Cauca during the period 2002-2006. Based on the analysis, it concludes that the

conditions of the possibility to strengthen the Solidarity Economy and the fulfillment of their potential high-

light the dimension of social identity that identifies the sector.

Palabras clave: economía solidaria, solidaridad, cooperación, suma solidaria, política pública.

Key Words: social economy, solidarity, cooperation, suma solidaria, public policy.

Descriptores: L380 – Public Policy, P130 – Cooperative Enterprises, O220 – Project Analysis

Recibido: 10 de marzo de 2008 Aceptado: 8 de mayo de 2008

1 Magíster en Sociología. Profesora titular del Departamento de Dirección y Gestión Administrativa de la Universidad del Valle. Directora del Grupo de Investigación Humanismo y Gestión (Categoría A), adscrito a la Facultad de Ciencias de la Administración de la Universidad del Valle. [email protected]

2 Administradora de Empresas de la Universidad del Valle. Joven Investigadora de Colciencias para el periodo 2008, en el Grupo de Investigación Humanismo y Gestión (Categoría A), adscrito a la Facultad de Ciencias de la Administración de la Universidad del Valle. [email protected]

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Introducción

Solidaridad vital

A mi padre

Cuando llegaba un amigo

cerraba el mercadito

y sobre la mesa del comedor

comenzaba a llover

pan, pescado y vino.

Julio Leite

Aceite humano: poemas para restañar

heridas

Se ha reconocido que la economía solidaria puede hacer un gran aporte al desarrollo social y económico y a la generación de

condiciones de bienestar, especialmente a comunidades en contextos de pobreza (Ra-zeto, 1999; Mejía, 2002: DNP, 2002, 2006; Ley 454 de 1998). Ante su importancia y potencialidad, este artículo de reflexión se propone aproximarse al sector de la econo-mía solidaria en Colombia, a partir de la consideración de sus elementos constituti-vos: la cooperación y la solidaridad.

Primero, se abordan las nociones de cooperación y solidaridad; posteriormente, se presentan las formas organizativas y el marco normativo que da forma a la eco-nomía solidaria en Colombia. En el tercer apartado, se examina el caso de Suma Solidaria Territorial, política pública de fomento al sector de la economía solidaria, liderada por el Dansocial durante el periodo 2002–2006, en particular en su expresión en el Valle del Cauca. El documento conclu-ye planteando algunos elementos que deben considerarse en el escenario del futuro de la economía solidaria en el país.

Cooperación y solidaridad: referentes conceptuales necesarios para la economía solidaria

Los enfoques más frecuentes en los análisis que se realizan sobre economía solidaria centran su atención más en su dimensión de acción y práctica instrumental que en una aproximación de orden conceptual sobre los principios que la fundamentan y sus implicaciones para el logro de una visión amplia e integral de las potenci-lidades que encierra el sector. El énfasis en el fortalecimiento financiero, contable y administrativo, muy importante para la preservación de las organizaciones del sector, relega a un segundo plano la impor-tancia que pueden tener las condiciones de asociatividad necesarias para maximizar las potencialidades del sector. En efecto, tales condiciones se asumen y se dan por cumplidas en la práctica, esencialmente por el acceso a los servicios financieros, la ma-yoría de las veces servicios sobre la base de aportes regulares realizados, o por el pago de manera cumplida de las obligaciones adquiridas por los asociados.

En cierta manera esta circunstancia se comprende en la medida en que se presenta la economía solidaria como una respuesta posible y alternativa a situaciones concre-tas o a hechos que ameritan acciones que proporcionen respuestas transformadas en acción inmediata. Conformar asociaciones, cooperativas y otras organziaciones de esta naturaleza, como las que se presentan más adelante, implican de forma explícita e implícita la promesa de una solución a

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problemas específicos de sus asociados: el desempleo, la incapacidad de acceder a recursos financieros como los ofrecidos por el sistema bancario tradicional, soluciones de vivienda, educación, salud, recreación y turismo, entre muchos otros.

Respecto a las expectativas generadas por la acción de vinculación a las orga-nizaciones de la economía solidaria, lo importante es “pertenecer”, “asociarse”, sin reflexionar en mayor profundidad sobre el carácter y naturaleza del lazo vinculante, que se reduce al pago de cuotas de afilia-ción mensual. En vista que, en general, las expectativas se cumplen tanto para los as-cociados como para los administradores de las organizaciones de la economía solidaria, resulta marginal en este contexto indagar más a fondo los principios que las sustentan y la manera como los actores participantes los comprenden, interiorizan y practican.

Sin embargo, reconsiderar la dimensión eminentemente social de las nociones que dan fundamento a todas las organizaciones de la economía solidaria resulta imprescin-dible, por cuanto éstas son las que les han dado origen y expresan el tipo particular de relaciones sociales que, en un sentido axiológico, propone el sector de la econo-mía solidaria.

A partir de una revisión etimológica del término, Luis Razeto (s.f.) ofrece una iluminadora definición de solidaridad que da cuenta de su dimensión social:

la solidaridad es una relación horizontal

entre personas que constituyen un gru-

po, una asociación o una comunidad, en la cual los participantes se encuentran en condiciones de igualdad. Tal relación o vínculo interpersonal se constituye

como solidario en razón de la fuerza o

intensidad de la cohesión mutua, que ha de ser mayor al simple reconocimiento de la común pertenencia a una colecti-vidad. Se trata, en la solidaridad, de un

vínculo especialmente comprometido,

decidido, que permanece en el tiempo y que obliga a los individuos del colectivo que se dice solidario, a responder ante la sociedad o ante terceros, cada uno por el

grupo, y al grupo por cada uno3.

En este mismo sentido de reconocimien-to del otro implícito en la solidaridad, Juan Pablo II (1987) propuso que “el ejercicio de la solidaridad dentro de cada sociedad es válido sólo cuando sus miembros se reco-nocen unos a otros como personas”.

Respecto a la cooperación, hay quienes la identifican como el factor diferenciador para la economía solidaria. Se encuentra aunada a las nociones de colaboración, compañerismo, comunidad y compartir. Razeto (1997) la incluye como uno de los elementos del Factor C. De todas estas aproximaciones, interesa especialmente destacar el carácter de factor económico, pero esencialmente de vehículo de sociabili-dad en el que se comprende la cooperación (Razeto, 1997).

Es sólo a la luz de estas concepciones que la definición de economía solidaria en Colombia tiene sentido y es inteligible:

economía solidaria es el sistema socioeco-

nómico, cultural y ambiental conformado

por el conjunto de fuerzas sociales organi-

zadas en formas asociativas identificadas

por prácticas autogestionarias solidarias,

3 Las cusrsivas son nuestras.

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democráticas y humanistas, sin ánimo de

lucro para el desarrollo integral del ser

humano como sujeto, actor y fin de la eco-

nomía. (Ley 454 de 1998, Artículo 2).

A continuación se verá de qué manera la economía solidaria en Colombia asume su propia forma y se constituye en campo de acción.

La economía solidaria en Colombia: formas organizativas y marco normativo

Las organizaciones de economía solidaria están inspiradas en principios de coope-ración, solidaridad, colaboración y ayuda mutua. Son aquellas creadas para producir, distribuir y consumir bienes y servicios para satisfacer necesidades de sus miembros y de desarrollo de obras de servicio a la comunidad, organizadas como empresas; son organizaciones sin ánimo de lucro, en las que trabajadores o usuarios son simultáneamente aportantes y gestores. En su funcionamiento se caracterizan por establecer el vínculo asociativo fundado en los principios y fines solidarios, definir un monto mínimo de aportes de los asocia-dos, garantizar la igualdad de derechos y obligaciones de sus miembros sin conside-ración a sus aportes, e integrarse social y económicamente con otras organizaciones sin ánimo de lucro (Dansocial, 2004).

Las organizaciones de la economía solidaria se identifican por reconocer la primacía del ser humano, su trabajo y los mecanismos de cooperación sobre los me-dios de producción. En este sentido, las for-mas organizativas del sector solidario están

animadas por los principios de solidaridad, cooperación, participación y ayuda mutua; el sentido de administración democrática, participativa, autogestionaria y emprende-dora; la adhesión voluntaria, responsable y abierta; la propiedad asociativa y solidaria de los medios de producción; la participa-ción económica de los asociados en justicia y equidad; la formación e información para sus miembros de manera permanente, oportuna y progresiva; la autonomía, la autodeterminación y el autogobierno; el servicio a la comunidad; la integración con otras organizaciones del mismo sector; y la promoción de la cultura ecológica (Ley 454 de 1998; ACI, 2008).

A partir de estos principios, en este apartado se examina la economía solidaria en Colombia en cuatro de sus dimensiones. La primera, las formas organizativas que se gestan y toman forma en el sector; la segun-da, la normatividad y reglamentación que regula las actividades de las organizaciones solidarias; la tercera, las formas de promo-ción, fomento y supervisión de la economía solidaria; y finalmente, la expresión con-creta y real de la política pública para el sector solidario, visto desde un programa específico, Suma Solidaria, orientado por uno de sus agentes, Dansocial.

Formas organizativas de la economía solidaria en Colombia

En el marco normativo colombiano se identifican al menos once formas de or-ganizaciones que se inscriben en el marco de la economía solidaria. Si bien cada una de ellas presenta especificidades en cuanto a sus objetivos, constitución y funciones,

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todas se caracterizan por cumplir con los atributos propios de las organizaciones del sector solidario, es decir, son personas jurídicas sin ánimo de lucro, creadas con el objeto de producir, distribuir y consumir, conjunta y eficientemente, bienes y servicios para satisfacer las necesidades de sus miem-bros y para el desarrollo de obras de servicio a la comunidad (Ley 454 de 1998).

Las formas organizativas de la econo-mía solidaria reconocidas en la Ley 454 de 1998 pueden ser categorizadas por la natu-raleza de sus asociados y por el propósito con el cual son creadas. El cuadro 1 resume los tipos de organizaciones solidarias en el contexto de las normatividad y regulacio-nes colombianas.

Cuadro 1. Formas organizativas de la economía solidaria Forma

Organizativa Asociados (número y naturaleza) Propósito

PrecooperativasAl menos cinco asociados, que pueden ser personas naturales y jurídicas sin ánimo de lucro.

Llevar a cabo actividades permitidas a las cooperativas y hacer el tránsito para conver-tirse en una.

CooperativasAl menos veinte asociados, que pueden ser personas naturales y jurídicas sin ánimo de lucro.

Producir o distribuir bienes y servicios para satisfacer las necesidades de sus asociados y de la comunidad.

Cooperativas de trabajo asociado

Mínimo diez asociados, que deben ser perso-nas naturales.

Proporcionar a sus asociados una ocupación laboral en las mejores condiciones.

Empresas comunitarias

Número plural. Deben ser personas naturales campesinas.

Acceder a los beneficios de los programas de reforma agraria y adelantar actividades productivas.

Empresas solidarias de salud

Al menos veinte asociados, que pueden ser personas naturales y jurídicas sin ánimo de lucro.

Poner en marcha una nueva modalidad de subsidio a la demanda y de ampliar la co-bertura a los más pobres, en el marco de un programa del Ministerio de Salud.

Fondos de empleados

Al menos diez asociados, que deben ser traba-jadores, ya sea de una misma empresa, grupo empresarial o sector económico.

Satisfacer las necesidades económicas y de calidad de vida de sus asociados.

Asociaciones mutualistas Al menos veinticinco personas naturales. Brindarse ayuda recíproca frente a riesgos

eventuales y satisfacer sus necesidades.

Empresas de servicios en las formas de administraciones públicas cooperativas

Al menos veinte asociados, que pueden ser es-tablecimientos públicos y las empresas indus-triales y comerciales del Estado, que reciban autorización para el efecto; personas jurídicas de carácter privado sin ánimo de lucro.

Creados por iniciativa de los entes de la rama ejecutiva mediante leyes, ordenanzas o acuerdos.

Organismos de segundo grado*

Con carácter nacional: al menos diez organiza-ciones de base con carácter regional: al menos cinco organizaciones de base.

Facilitar el logro de los objetivos de las organi-zaciones de la economía solidaria.

Organismos de tercer grado**

Al menos doce organismos de segundo grado, de índole regional, nacional o sectorial

Orientar y unificar el desarrollo del movimien-to cooperativo y solidario.

Instituciones auxiliares

El número depende de la forma juridica (cooperativa, precooperativa). Pueden confor-marse por organismos cooperativos, por otras entidades o por personas naturales.

Apoyar o complementar el objetivo social de los organismos competentes del sector coope-rativo, ayudándoles para que puedan lograr sus propósitos económicos y sociales.

Fuente: Elaboración propia con base en la Ley 79 de 1988, la Ley 454 de 1998 y Dansocial (2004).

* En el orden nacional, son ejemplos de organismos de segundo grado la Asociación Nacional de Fondos de Empleados (Analfe), y en el orden regional, la Federación de Empresas de Economía Solidaria del Valle del Cauca (Fesovalle).

** La Confederación de Cooperativas de Colombia (Confecoop) es uno de los ejemplos más representativos de organismos de tercer grado en el país. Éste se encarga de representar el cooperativismo colombiano.

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Antioquia (7,03%). Con relación al Valle, se verifica que de las 1.389 organizaciones registradas, el 53,13% se encuentran en Cali. Palmira y Buenaventura, con 156 y 56 organizaciones, respectivamente, ocupan el segundo y tercer lugar en concentración. En su video institucional, la Supersolidaria indica que el sector cuenta con cerca de 9,9 billones de pesos en activos, su actividad representa el 4% del PIB y las personas beneficiadas con su actividad son aproxi-madamente 12 millones de colombianos. Una forma organizativa que registra una rápida expansión es la cooperativa de trabajo asociado (CTA). En una reciente investigación, Urrea (2007) señala que éstas pasaron de ser 732 en el 2000 a 2.980 en el 2005, y representan aproximadamente el 7% del total de las cooperativas.

Dansocial (2007), el órgano estatal de regulación y promoción de la economía solidaria en Colombia, además de coincidir con las cifras del DNP mencionadas arriba, aportó los siguientes datos para el 2006: existen 8.970 organizaciones distribuidas así: cooperativas (76,6%), fondos de em-pleados (20,8%) y asociaciones mutuales (2,53%)4. Para el mismo año, cuantificó los activos de estos tres tipos de organiza-ciones en 17,1 billones de pesos. En cuanto al comportamiento para los fondos de em-pleados, la Asociación Nacional de Fondos

4 Dansocial incluye como organizaciones del sector solidario a las juntas de acción comunal: 50 mil; organizaciones de voluntariado: 200; y asociaciones, fundaciones y corporaciones, las cuales no están cuantificadas. La distribución porcentual que se presenta aquí tiene como base el número del tipo de organizaciones compatibles con las demás fuentes de información referenciadas. No es el objetivo de este texto discutir sobre la conveniencia, desde una perspectiva conceptual, de incluir este último tipo de entidades en el conjunto de organizaciones de la economía solidaria.

La importancia de las organizaciones de la economía solidaria en Colombia es cada vez mayor. Los resultados para los siguientes criterios de análisis así lo sugie-ren: monto de activos, su contribución al PIB nacional, el número de sus asociados y el número de personas que se benefician con sus actividades. A pesar de que las estadísticas son fragmentarias y diversas dependiendo de las fuentes de información, los datos y cifras que se pueden obtener expresan la magnitud del sector.

El Plan Nacional de Desarrollo 2006–2010, “Plan Nacional de Desarro-llo Estado Comunitario: desarrollo para todos”, estima que cerca de 8.809 organi-zaciones ubicadas en 900 municipios del país conforman el sector de la economía solidaria, y sus ingresos representan el 5,6% del PIB nacional del 2005. Éstas vin-culan a más de 4 millones de colombianos como asociados y facilitan el ahorro y la irrigación de aproximadamente el 10% del crédito total otorgado por el sistema financiero (DNP, 2006). Según cifras de Fe-sovalle (2007), actualmente existen 6.877 cooperativas, 1.886 fondos de empleados y 227 asociaciones mutuales, para un total de 8.990 organizaciones.

Por su parte, la Superintendencia de la Economía Solidaria reportó para septiem-bre del 2007 como registradas en Cámaras de Comercio, sólo en la categoría de coo-perativas y precooperativas, 12.059 orga-nizaciones. De esta cifra, que recoge datos de todo el país desagregados por departa-mentos y municipios, llama la atención que el principal lugar de concentración es Bo-gotá (14,6%), seguido por Valle (11,52%), Santander (10,3%), Atlántico (9,97%) y

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de Empleados (Analfe) (2006) indicó que para el 2006 sus activos superaron los 2.6 billones de pesos, contando con cerca de 650 mil asociados directos, y una dimen-sión empresarial en el que se desarrolla el 43% del total de ahorro del sector solidario, el 22% de sus activos y 29% de su cartera. Estas cifras, que evocan dinámicas econó-micas, asociativas y organizativas, no son menores, y ello a pesar de la precariedad en la información5.

Marco legal y normativo: actividades de las organizaciones de la economía solidaria

El campo de actividades de las organiza-ciones de la Economía Solidaria, en tanto organizaciones animadas por el espíritu cooperativo y solidario, está determinado por el marco legal y normativo vigente. A partir de él es posible identificar un espec-tro de actividades posibles para cada forma organizativa.

Por ejemplo, las cooperativas actúan en diversas actividades de la economía y pueden establecerse de forma especializada, multiactiva o integral. Las cooperativas especializadas se dedican a una sola rama de la actividad económica; las multiactivas

5 Respecto al carácter incompleto y dispar de la información que da cuenta de la dinámica de las organizaciones de la economía solidaria, es de destacar el interés presentado por los organismos reguladores y controladores del sector por corregir esta situación. De ello da cuenta la investigación realizada por el Dane (2004) “Caracterización de la información de las entidades del sector de Economía Solidaria”. Sin embargo, hace falta estudiar de qué manera un Sistema de Información del Sector Solidario (SISS) se desarrolla y arroja resultados para una perspectiva de conjunto.

prestan servicios organizados en ramas económicas independientes, sin relación entre sí; y las integrales prestan una serie de servicios complementarios de producción, distribución y consumo. Los servicios que pueden prestar las cooperativas van desde los de ahorro, crédito y financieros6, pa-sando por servicios de seguros, vivienda, consumo y transporte, hasta educación.

Los fondos de empleados prestan a sus asociados servicios de ahorro y crédito y los que sean complementarios. Las empresas comunitarias se dedican a la explotación, comercialización, transporte y exportación de productos agropecuarios. Las asocia-ciones mutualistas prestan servicios de asistencia médica, farmacéutica, funeraria, subsidios, crédito y de actividades cultu-rales, educativas, deportivas y turísticas a sus asociados.

A partir de la existencia de estas y otras organizaciones de base, en la economía so-lidaria se han conformado organizaciones distintas dedicadas a su representación y apoyo, como los organismos de segundo y tercer grado. Los organismos de segundo grado, que en el nivel nacional agrupan al menos diez organizaciones de base y en el nivel regional al menos cinco, realizan actividades relacionadas con la represen-tación, integración, intercooperación, comunicación, educación, investigación y fortalecimiento y consolidación interna de

6 La diferencia entre una cooperativa de ahorro y crédito y una cooperativa financiera radica en que el capital mínimo para crear una de ahorro y crédito es de $ 850 millones y para crear una financiera es de $ 1.500 millones. Adicionalmente, las Cooperativas de ahorro y crédito solo pueden prestar servicios financieros a sus asociados, al contrario de las Cooperativas financieras que también pueden atender a no asociados.

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las organizaciones de base. Por su parte, los organimos de tercer grado, que agrupan al menos doce organismos de segundo grado, de índole regional, nacional o sectorial, se encargan de organizar congresos, eventos, ferias y muestras comerciales para reunir y promocionar a las entidades del sector solidario; de igual forma, fomentan la creación y consolidación de organismos de segundo grado.

A la luz de estas actividades y de las nuevas formas de hacer de las organizacio-nes de la economía solidaria, ha surgido y consolidado un marco legal que regula su acción. Este cuerpo de reglamentación se consigna en el cuadro 2.

Cuadro 2. Normatividad y reglamentación de la economía solidaria

Marco legal Propósito

Ley 454 de 1998

Delimitar el sector de la economía solidaria en términos conceptuales (definición, principios, característi-cas de las organizaciones) y mo-dificar el cuerpo institucional que desde lo público le da soporte.

Ley 79 de 1988 Dotar al sector cooperativo de un marco normativo.

Decreto 1482 de 1989, Decreto 2879 de 2004, Decreto 4488 de 2006, Decreto 2417 de 2007

Normatividad para cooperativas de trabajo asociado.

Decreto 1333 de 1989, Decreto 4588 de 2006

Normatividad para precoope-rativas.

Decreto 427 de 1989

Normatividad para instituciones auxiliares.

Decreto 1480 de 1989

Normatividad para asociaciones mutualistas.

Decreto 1481 de 1989

Normatividad para fondos de empleados.

Decreto 1482 de 1989

Normatividad para administrado-ras públicas cooperativas.

Ley 10 de 1990, Ley 100 de 1993, Decreto 1259 de 1994, Decreto 1804 de 1999.

Normatividad relacionada con las empresas solidarias de salud.

Ley 135 de 1961, Artículo 121, Decreto 561 de 1989

Normatividad relacionada con las empresas comunitarias.

Ley 126 de 1976, Decreto 1930 de 1979, Decreto R. 6 de 1980, Decreto R. 300 de 1987, Boletín 1327 de 1987, Resolución 2970 de 1987, Resolución 468 de 1989, Decreto 277 de 1991, Decreto 2376 de 1996

Normatividad relacionada con las empresas comunales.

Decreto Reglamentario Ley 743 de 2002

Normatividad para los comités empresariales de las juntas de acción comunal.

Fuente: elaboración propia.

Un estudio de este conjunto de normas bajo la forma de leyes, decretos y resolucio-nes evidencia un cambio significativo para el sector, producido por la actualización de la ley marco del sector cooperativo, Ley 79 de 1988, con la Ley 454 de 1998, presenta-da diez años después. Esta última represen-tó un importante punto de inflexión para el sector, puesto que trascendió el concepto del “sector cooperativo”, para afianzar el con-cepto del “sector de la economía solidaria”. Este cambio abrió la posibilidad para que otras formas organizativas que cumplieran con los principios y fines del sector hicieran parte de las organizaciones de la economía solidaria. Otro avance importante de esta ley es la reorganización y creación de ins-tituciones que, desde el sector público, se encargarían de la promoción, el fomento

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y la supervisión de las actividades de las organizaciones solidarias.

Además de las leyes marco, la expedi-ción de decretos reglamentan cada caso específico, determinando la naturaleza jurídica, características, constitución, regímenes internos y de responsabilidad, entre otros.

Promoción, fomento y supervisión en la economía solidaria

Una de las formas que ha asumido la pro-moción, el fomento y la supervisión del sector de la economía solidaria es la crea-ción de entidades para tal fin dentro de la estructura del Estado y el surgimiento de otras originadas en el seno de la sociedad civil participante del sector. Desde 1998 Colombia cuenta con cinco entidades en-cargadas del apoyo, promoción, fomento, desarrollo y supervisión de la economía solidaria.

El Departamento Administrativo Nacio-nal de la Economía Solidaria (Dansocial)7 es un ministerio técnico que se encarga de dirigir y coordinar la política pública para el fortalecimiento, promoción y desarrollo empresarial de las organizaciones de eco-nomía solidaria. De acuerdo con su plan estratégico 2007–2010 (Dansocial, 2007), tiene por misión:

dirigir y coordinar la política estatal para

la promoción, planeación, protección, for-

talecimiento y desarrollo de las organiza-

ciones de la economía solidaria, promover

la cultura de la solidaridad y la asociativi-

7 http://www.dansocial.gov.co

dad, contribuyendo al mejoramiento de la

calidad de vida de los colombianos.

Su visión tiende a “posicionar la cultura de la solidaridad y asociatividad y el sector de la economía solidaria como un modelo integral, hacia una Colombia solidaria y en paz”.

Por su parte, la Superintendencia de la Economía Solidaria (Supersolidaria)8 es un organismo descentralizado, técnico, ads-crito al Ministerio de Hacienda y Crédito Público, con personería jurídica, autonomía administrativa y patrimonial, que se encar-ga de controlar, inspeccionar y vigilar la actividad financiera del cooperativismo, los servicios de ahorro y crédito de los fondos de empleados y asociaciones mutualistas, y, en general, el aprovechamiento o inversión de los recursos captados de los asociados por parte de las organizaciones de la eco-nomía solidaria.

En su plan estratégico 2007–2010, la Su-persolidaria define así su misión: “la super-visión integral de las empresas de economía solidaria. Trabajamos con transparencia y criterios de eficiencia, eficacia y efectividad, para preservar los valores y principios soli-darios y reafirmar la confianza en el sector como alternativa de desarrollo sostenible de Colombia”. En su visión se propone “para el año 2010 seremos una entidad posicio-nada nacional e internacionalmente por aplicar un modelo de supervisión integral optimizado con indicadores de cobertura e impacto de aceptación general, que ase-gure la sostenibilidad de las organizaciones vigiladas” (Supersolidaria, 2007).

8 http://www.supersolidaria.gov.co

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El Fondo de Garantías para las Coope-rativas Financieras y de Ahorro y Crédito (Fogacoop)9, entidad financiera vinculada al Ministerio de Hacienda y Crédito Públi-co, se encarga de garantizar la estabilidad del sector financiero cooperativo mediante la seguridad que otorga a su operación y propiciar las condiciones para su crecimien-to sano y sostenido. El Fondo se define en su misión como

la entidad administradora del seguro de

depósitos de los ahorradores del sector

cooperativo financiero en Colombia, y

mediante el fortalecimiento permanente y

eficiente de la solidez patrimonial, finan-

ciera y operativa de la entidad otorgamos

un respaldo para el crecimiento sano y

sostenido del sector en el país a través

del seguimiento y la implementación de

las distintas operaciones autorizadas al

Fondo (Fogacoop, 2007).

En su visión, propone:

consolidarse como una entidad amplia-

mente reconocida por la excelencia en

el servicio, con la solidez financiera para

respaldar y asegurar los depósitos de los

ahorradores del sector cooperativo finan-

ciero, que ofrece seguridad y confianza

para la estabilidad, fortalecimiento y buen

desarrollo del sector, y sirve de soporte y

guía para el direccionamiento e imple-

mentación de la política gubernamental,

cumpliendo siempre los lineamientos del

Sistema de Gestión Integral (Fogacoop,

2007).

9 http://www.fogacoop.gov.co

El Fondo de Fomento de la Economía Solidaria (Fones) es un organismo con personería jurídica, patrimonio propio y naturaleza solidaria vinculado al Danso-cial y sometido al control, inspección y vigilancia de la Supersolidaria. Su función es otorgar créditos para los proyectos de desarrollo de las entidades de economía solidaria inscritas, incluyendo las pequeñas, y fomentar las organizaciones solidarias de producción y trabajo asociado.

El Consejo Nacional de la Economía So-lidaria (Cones) es un organismo de la socie-dad civil, conformado por representantes de los organismos de integración gremial de los diferentes sectores que conforman la economia solidaria en Colombia. Es un órgano consultivo del gobierno en la formu-lación y coordinación a escala nacional de las políticas, estrategias, planes, programas y proyectos generales pertinentes al Sistema de la Economía Solidaria.

La economía solidaria y el desarrollo de la política pública para el sector

Es indudable que la economía solidaria se ha convertido en un tema muy importante de política pública. De ello dan cuenta no sólo los importantes avances en la regu-lación, normatividad y crecimiento de las organizaciones que se inscriben en el sector. También se percibe en su inclusión decidida y estratégica en los planes de desarrollo nacionales, departamentales y municipa-les, y en el impulso y la fuerza que desde una entidad especializada, con estatuto de ministerio técnico, como Dansocial, se le otorga al sector.

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En el nivel nacional y en el contexto de los planes nacionales de desarrollo, tal impulso a la economía solidaria se eviden-cia de manera explícita en los dos últimos cuatrenios y sus respectivos planes. En el marco del Plan de Desarrollo “Hacia un Estado Comunitario 2002–2006”, el impulso a la economía solidaria se plan-teó como una estrategia para lograr la reactivación social y económica, y avanzar en el tercer objetivo del plan: construir equidad social10 (DNP, 2002). De acuer-do con el DNP (2006: 600–601), en el cuatrienio 2006–2010 este sector recibirá una atención especial por parte de los entes estatales, dando continuidad al ob-jetivo de impulsar la economía solidaria, plasmado en el anterior Plan Nacional de Desarrollo. Para tal efecto, se elaborará un documento Conpes de política, en el cual se materializarán los lineamientos del Plan Nacional de Desarrollo. Dicha política se desarrollará en torno a dos ejes temáticos: el desarrollo institucional y de control del sector, y el fomento, fortalecimiento y difusión de éste.

Puesto que el propósito de las autoras es establecer algunas caracterizaciones y

10 El impulso a la economía solidaria planteaba tres propósitos generales: 1) establecer un marco institucional y unas reglas de juego estables y favorables al desarrollo del sector, 2) promover el desarrollo socioeconómico de las organizaciones más pequeñas y con mayores necesidades de recursos y servicios, y 3) estimular la creación de diversas formas organizativas y promover la vinculación de trabajadores de la economía informal y trabajadores independientes a estas organizaciones (DNP, 2002).

conclusiones en relación con las formas concretas que asumió uno de los planes estratégicos del sector promovido por Dansocial, como Suma Solidaria en Cali y el Valle del Cauca, en aras de describir el contexto en el que tal plan se inscribió, se hace referencia al enfoque sobre economía solidaria enunciado en los planes de desa-rrollo departamental y municipal durante el periodo en que estuvo en vigencia y acción el mencionado plan.

En el nivel departamental, para el Valle del Cauca, en el plan de desarrollo “Vamos juntos por el Valle del Cauca 2004–2007”, la promoción de la economía solidaria estuvo presente como principio rector y como subprograma, con el objetivo de desarrollar una sociedad más equitativa y solidaria; y como subprograma, con el objetivo de incrementar la productividad, competitividad e innovación empresarial pública y privada (Gobernación del Valle del Cauca, 2004).

En el nivel municipal, para Cali, en el plan de desarrollo “Por una Cali segura, productiva y social. Tú tienes mucho que ver. 2004–2007”, la promoción de la eco-nomía solidaria apareció como un proyecto en el objetivo dos del plan, de facilitar el desarrollo de organizaciones comunitarias, mipymes y organizaciones campesinas (Al-caldía de Santiago de Cali, 2004).

Los planes de desarrollo se convirtie-ron en marcos generales de acción para la promoción de la economía solidaria en Colombia. Sin embargo, para lograr una visión general de las circunstancias que rodean el desarrollo de la política pública para el sector solidario, resulta imprescin-

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dible examinar los programas y proyectos más técnicos y aplicados que, en el caso que nos interesa, se promovieron desde Dansocial.

Durante la administración presiden-cial 2002–2006, Dansocial adelantó tres programas estratégicos en su propósito de estructurar, promover y fomentar el sector solidario: Suma Solidaria, Pedagogía Social y Solidaria11, y Acuerdos por la Transpa-rencia y la Calidad, y por la Convivencia y el Bien Común12 (Dansocial, 2003).

11 Este programa propone un conjunto de instrumentos didácticos, de métodos docentes y de ambientes culturales y educativos que han de propiciar la renovación de las prácticas pedagógicas para el fomento y promoción de la cultura y la economía solidarias. La estrategia principal de este programa es el fortalecimiento de los Consejos Pedagógicos existentes, a fin de concertar con las entidades gremiales la renovación del modelo pedagógico, con el propósito de adecuar la oferta educativa del Departamento Administrativo a las necesidades reales del sector y del contexto del nacional (Dansocial, 2003).

12 Estos acuerdos “buscan generar procesos de movilización, comunicación y educación con las organizaciones sociales y solidarias, que favorezcan el establecimiento de acuerdos regionales por la convivencia y el bien común y por la transparencia y la calidad, facilitando la generación de una cultura de estamentos y organizaciones socialmente competentes”. Se espera que del desarrollo de esta iniciativa se derive la suscripción de acuerdos públicos, producto de procesos participativos, entre las organizaciones del sector solidario y el posterior diseño de planes de acción que los desarrollen (Dansocial, 2003).

El Programa Suma Solidaria, cuyo pro-pósito fue fortalecer el sector y lograr una mayor relación entre las formas organiza-tivas y las instancias del Estado durante el periodo 2002–2006, representa una de las políticas públicas finalizadas más recientes para el sector. En este sentido, constituye un campo de análisis a partir de cual se pueden extraer lecciones y conclusiones que permiten vislumbrar, además de las enor-mes potencialidades de la actividad de las organizaciones de la Economía Solidaria, los obstáculos y desafíos que enfrentan, no sólo desde la perspectiva de su fortale-cimiento administrativo y financiero, sino también y particularmente en el ámbito de fortalecer sus condiciones de asociatividad en los diversos niveles: locales, departamen-tales y nacionales.

Es en el marco de la toma de conciencia, el reconocimiento, la comprensión y puesta en práctica de las nociones de cooperación y solidaridad, en su dimensión eminente-mente social, que los principios que ani-man a las organizaciones de la economía solidaria y las políticas públicas que la promueven y desarrollan pueden asumir formas concretas y reales, derivadas del carácter axiológico ampliamente aceptado que los inspiran. De esta forma, es posible generar las condiciones para percibir en las organizaciones del sector solidario no sólo una modalidad de quehacer económico sino también una forma de ser sociedad, más participativa y democrática en el sentido pleno de la expresión y de construir cultura ciudadana.

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Suma Solidaria territorial: el caso del Valle del Cauca

El programa estratégico Suma Solidaria, desarrollado entre 2003 y 2006, incorpora tres componentes: suma solidaria sectorial, gremial y territorial. En este apartado se pre-sentan las líneas generales de este programa y se analiza, en particular, el componente territorial y las formas que asumió en el de-partamento del Valle del Cauca. Asimismo, se describe la forma como Suma Solidaria Territorial (SST) desarrolló sus fases en el departamento, involucró a variados actores regionales departamentales y municipales del sector, y avanzó en la implementación de sus líneas de acción. Se presentan también los resultados del estudio que, gracias a una pasantía y al trabajo de campo de una de las autoras13, permitió indagar sobre las percepciones que los actores de base forja-ron sobre este programa.

Esa estrategia expositiva y argumenta-tiva se orienta a demostrar la importancia de la sistematización de las experiencias de implementación de políticas públicas en general, pero en particular para el caso que nos ocupa, de los programas y proyectos que configuran las políticas públicas del sector solidario. Esta contribución, más que una evaluación de una política, es el análisis de una experiencia social concre-ta, en la que actores y procesos sociales se

13 En el informe de pasantía “El Programa Suma Solidaria en el Valle del Cauca: Una mirada desde el Centro” (Melo, J.M; 2004) se documenta de forma detallada la el funcionamiento del Programa Suma Solidaria Territorial en el Valle del Cauca durante agosto-diciembre en 2004.

producen. Respecto a los actores sociales, protagonistas reales del éxito o fracaso de la política, las autoras hacen suya la suge-rencia de Albert Hirschman (1970), “darles la voz”. Son sus percepciones y las actitudes y acciones derivadas de ellas las que defi-nirán en el futuro el éxito, la eficacia y la efectividad de la política, en este caso, de la economía solidaria. En cuanto a los proce-sos sociales en el marco del ciclo de la po-lítica, su reconstrucción, estudio y análisis permiten corregir el rumbo donde y cuando se requiere, si el interés genuino que anima dicha política y sus impulsores es el logro de una transformación social deseable. Esto es tanto más cierto cuanto se trata de un tipo de actividad organizativa y asociativa de gran potencialidad económica como es la actividad del sector solidario, fundado en la realización no sólo teórica sino aplicada y práctica de sus nociones fundamentales: cooperación y solidaridad.

Suma Solidaria: un programa estratégico

Suma Solidaria se concibió como una red de organizaciones sociales y solidarias de segundo y tercer grado, de entidades territoriales regionales, departamentales y distritales, y de entidades del gobierno central para definir, en torno al Plan de Desarrollo “Hacia un estado comunitario”, una Agenda de Solidaridad 2003–2007 y acordar y ejecutar las Agendas Sectoria-les Solidarias que la precisen y financien (Dansocial, 2003). Para construir la Suma Solidaria se proponía trabajar en tres componentes: el territorial, el sectorial y

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el gremial. En el componente sectorial se definirían programas, proyectos y acciones conjuntas, lideradas por instancias públi-cas, que permitieran la participación activa de las organizaciones solidarias en procesos de fortalecimiento y promoción.

En el componente gremial se planteó articular y fortalecer todas las instancias relacionadas con el sector solidario en el orden departamental, para que optimiza-ran sus recursos y aumentaran su impacto. Este componente se instrumentalizó con la consolidación de Consejos Intergremiales Sociales y Solidarios, conformados por organizaciones representativas del sector, lo que permitiría una mayor interlocución del sector entre sí y con el Estado14. El compo-nente territorial del programa, expresado en Suma Solidaria Territorial (SST) se orientó al trabajo conjunto entre las gobernaciones, las alcaldías y Dansocial, con el ánimo de coordinar programas, proyectos y acciones dirigidos al sector social y solidario de los entes territoriales. Para llevar a cabo SST, se crearon y fortalecieron tres instancias: Comités Intergremiales, Consejos Pedagó-gicos y Red Pública de Apoyo al Sector, que a continuación se describen.

Los Comités Intergremiales estaban conformados por los representantes de organismos de segundo grado de las coo-perativas, las ONG, de la Acción Comunal, de los grupos de voluntariado, un represen-tante de la Gobernación, uno de la Alcaldía

14Es pertinente aclarar que este Consejo Intergremial es una instancia promovida por Dansocial y no guarda relación con los Comités Intergremiales del sector productivo que existen en algunos departamentos.

y uno de Dansocial, y tenían el propósito de fomentar el conocimiento y la interlo-cución entre las múltiples organizaciones sociales y solidarias que coexisten en un departamento. En los departamentos en los que existe el Cones, el Comité Intergremial funciona sobre su plataforma o el Cones hace sus veces.

Los Consejos Pedagógicos eran organis-mos asesores y consultores del Dansocial para apoyar y enriquecer el diseño y la implementación de la política educativa del sector, así como el desarrollo y puesta en marcha de las estrategias educativas. Estaban conformados por todas las orga-nizaciones e instituciones acreditadas para impartir educación solidaria, y las relacio-nadas con la asesoría, asistencia técnica, capacitación, promoción e investigación en organizaciones sociales y solidarias.

La Red Pública de Apoyo, como instan-cia territorial de planeación y concertación interinstitucional pública de las acciones y políticas estatales para el apoyo al sector social y solidario, tenía por objetivo con-seguir la articulación y el fortalecimiento de todas las entidades públicas que en el ámbito regional intervienen en procesos de promoción, fomento, fortalecimiento, financiación, inscripción, registro, vigilan-cia y control de las organizaciones sociales y solidarias, racionalizando y optimizando sus recursos y acciones.

La SST se planeó para ser desarrollada entre 2002 y 2006 en tres fases, que se presentan en el cuadro 3:

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Cuadro 3. Fases de Suma Solidaria TerritorialFase Descripción

Fase 1

Firma de convenios con gobiernos departamentales y municipales.

Asignación de gestores territoriales (funcionarios de Dansocial encargados de promocionar las actividades del programa).

Conformación de comités intergremiales, departamentales y municipales, y consejos pedagógicos.

Concertación de planes de trabajo en cada comité intergremial y en la Red Pública de Apoyo.

Creación de mapas departamentales y municipales de las organizaciones sociales y solidarias.

Fase 2

Asignación de un coordinador operativo en cada departamento.

Puesta en marcha y seguimiento a los planes de trabajo.

Montaje territorial de las agendas sectoriales.

Promoción de la discusión para la construcción del Derecho Solidario.

Profundización en los diagnósticos de las organizaciones sociales y solidarias.

Fase 3

Consolidación de diagnósticos de las organizaciones sociales y solidarias.

Identificación de necesidades, proyectos en ejecución y capacidad instalada.

Retroalimentación y negociación de agendas sectoriales en respuesta al diagnóstico consolidado.

Revisión y mejoramiento de los planes de trabajo.

Fuente: Elaboración propia con base en Dansocial (2003).

De acuerdo con el Informe al Congre-so presentado por la Presidencia en 2006 (DNP, 2006a: 135–135), entre 2002 y 2006 con el programa Suma Solidaria se establecieron acuerdos de cooperación y firma de convenios con veintidós goberna-ciones, diecinueve alcaldías (capitales de departamentos) y seis municipios para la ejecución de agendas sectoriales. A partir de estos convenios, se desarrollaron ocho agendas en treinta departamentos, cuyos principales resultados fueron, en formación solidaria: 36.868 madres comunitarias capacitadas en inducción al cooperati-vismo a través del ICBF, 52.720 mujeres capacitadas en economía solidaria, 5.066 asociados de organizaciones de mineros, 171 organizaciones solidarias del sector agropecuario, 1.247 tenderos; en desarrollo empresarial, la constitución de 1.016 em-presas de economía solidaria, la creación

y el fortalecimiento de la dinámica empre-sarial de 151 microempresas comunitarias de servicios públicos, y la conformación de 13 cooperativas de trabajo asociado. En cuanto al fortalecimiento financiero de las organizaciones sociales y solidarias, en el cuatrienio se logró la promoción de líneas de redescuento con Bancoldex, para el financiamiento de 63 organizaciones por $240 mil millones, y con Findeter se logró un cupo de $306 mil millones para 52 organizaciones de financiamiento de Vivienda de Interés Social.

Suma Solidaria Territorial en el Valle del Cauca

La puesta en marcha del Programa Suma Solidaria Territorial en el Valle del Cauca contó con la participación de actores pú-blicos y de las organizaciones regionales de

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la economia solidaria. Para dar cuenta de la percepción de los actores participantes sobre la experiencia del desarrollo de esta política en el departamento, se presenta un panorama del funcionamiento de las instancias de SST señalando la dinámica de las organizaciones regionales de la economía solidaria y, posteriormente, se dan los resultados del análisis documen-tal, de las entrevistas semiestructuradas y de la observación participante realizadas por una de las autoras durante el periodo agosto–diciembre de 2004, cuando se llevaba a cabo la fase tres de SST en el Departamento.

La primera fase de SST tuvo su inicio en 2002, con la firma de los convenios interadministrativos de cooperación entre Dansocial y la Gobernación del Valle, y entre Dansocial y la Alcaldía de Cali. El ob-jetivo general de estos convenios era “aunar esfuerzos en cooperación interadministra-tiva para la promoción, fomento y fortale-cimiento y desarrollo de las organiaciones del sector social y solidario” (Dansocial y Departamento del Valle, 2002: 2).

Los compromisos asumidos por la Secretaría de Desarrollo Social y la de Desarrollo Territorial y Bienestar Social, instancias responsables del Convenio en la Gobernación del Valle y en la Alcaldía de Cali, respectivamente, se resumen en desarrollar el plan metodológico para operativizar el convenio, programar con Dansocial actividades de promoción, fortalecimiento, fomento y desarrollo de las organizaciones de economía solidaria y social, focalizando los grupos objetivo y brindando apoyo logístico, y apoyar las actividades que Dansocial lleve a cabo en

la jurisdicción territorial del Departamento y del municipio.

Por su parte, el compromiso de Dan-social era capacitar a los funcionarios de las secretarías en economía solidaria y en las temática de Suma Solidaria, proponer líneas de trabajo y hacer la programación con el departamento y el municipio, desig-nar un coordinador para el desarrollo de las actividades, compartir el paquete de piezas pedagógicas, tecnológicas, financieras, de cooperación internacional, de comunica-ciones y de logística, todo esto en un marco de respeto del régimen y la autonomía de estas instancias públicas.

Los gestores territoriales establecieron planes de trabajo con los encargados de cada secretaría, a partir de los cuales se lograron desarrollar actividades conjuntas. Durante el periodo estudiado, estas activi-dades se relacionaron principalmente con charlas de sensibilización sobre economía solidaria a los funcionarios de las secre-tarías; la realización de un Foro Minero (liderado por la Gobernación del Valle, Dansocial y con el apoyo de Minercol), con el propósito de conocer la situacion de los mineros de la región y proponerles como estrategia de fortalecimiento la or-ganización solidaria y programación de capacitaciones en economía solidaria para grupos de mineros en diversos municipios; el fortalecimiento de las capacitaciones en economía solidaria a las mujeres cabeza de familia, atendidas por la Alcaldía de Cali, impartidas por la Universidad Cooperativa; y el impulso a la conformación de una red de organizaciones solidarias, que cobijara a las unidades productivas resultantes de los proyectos de la Secretaría de desarrollo

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territorial y bienestar social de la Alcaldía de Cali.

Las instancias de Suma Solidaria en el Valle del Cauca

Comité intergremial

En el departamento no existió Comité Intergremial, por lo cual sus actividades fueron desarrolladas sobre la plataforma del Consejo Nacional de la Economía So-lidaria, Regional Suroccidente, la cual se conocería como Cones Valle. Esta instancia viene adelantando labores de representa-ción de los intereses de las organizaciones del sector solidario del departamento desde octubre de 2000 (de manera informal en esa época, ya que no existía reglamentación al respecto). En julio de 2002, se instaló formalmente la entidad, adelantando una constante interlocución con la Subsecreta-ría de Economía Solidaria y Microempresa, dependencia de la Secretaría de Desarrollo Social de la Gobernación del Valle.

En el Cones Valle participan de modo ad honórem representantes de las diversas for-mas organizativas de la economía solidaria, así como representantes de organizaciones sociales. Entre los organismos de la econo-mía solidaria se encuentran los que agru-pan a los fondos de empleados (Analfe), a las organizaciones populares de vivienda (Fenavip), a las organizaciones comunales (Federación Comunal), a las cooperativas y demás expresiones de la economía solidaria (Fesovalle), a las cooperativas de trabajo asociado (Fenacta), a las formas produc-tivas de la economía solidaria (Redesol), a las empresas que prestan servicios solida-rios (Servivir), a las empresas solidarias de

reciclaje (Feresurco), a las expresiones de la economía solidaria municipal, (Cones Pal-mira y Cones Jamundí) y a las instituciones que imparten educación solidaria (Consejos Pedagógicos). Las organizaciones sociales que participan en el Cones Valle represen-tan los intereses de las organizaciones no gubernamentales (Procali–Provalle), de las organizaciones de voluntariado (Vol-valle), de la mujer (Corpomujer), y de las empresas sociales (Red de Gestión Social y Empresarial).

Las principales iniciativas desarrolla-das por el Cones Valle durante el periodo estudiado, que fueron acompañadas por Dansocial en desarrollo de SST, fueron: la presentación de la propuesta de con-formación de la Cámara de registro de la economía solidaria ante la Asamblea Nacional Comunal, lográndose el respaldo de esta Asamblea, de la Escuela Superior de Administración Pública (Esap) y de la Federación Comunal para ponerla en funcionamiento; la propuesta de fortaleci-miento interno y socialización a través de un plan de medios; el apoyo en el desarrollo del proyecto de conformación del Cones, Capítulo Cali, impulsado por la Secretaría de Desarrollo Territorial y Bienestar Social de la Alcaldía; la revisión del acuerdo de voluntades firmado en mayo de 2004 con la Gobernación del Valle, que convertiría al Cones Valle en Asesor Permanente ad honórem del gobernador y le permitiría contar con partidas presupuestales para su funcionamiento operativo.

Consejo pedagógico

Es “un escenario de encuentro y diálogo para el diseño, gestión y evaluación de las

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políticas, planes, programas y proyectos que permitan fortalecer la educación soli-daria” (Consejo Pedagógico Regional Valle del Cauca, s.f.). Las organizaciones que brindan capacitación en economía solidaria y que participan del Consejo Pedagógico de la Economía Solidaria del Valle del Cauca son: Fundación Sueños Dorados, Funda-ción Siglo XXI, Universidad Cooperativa de Colombia, Fundación Proyectar/Asico, Copservir, Outsourcing CTA y Fenacta.

Las principales iniciativas desarrolla-das por esta instancia durante el periodo estudiado y que fueron acompañadas por Dansocial en desarrollo de SST fueron: la jornada de actualización para instructores de economía solidaria, la creación de una mesa de trabajo para abordar el tema de competencias de los instructores y el desa-rrollo del acta de compromiso firmada con la Gobernación del Valle, en que el Consejo Pedagógico se comprometía a impartir programas de inducción y el curso básico de economía solidaria a las comunidades vulnerables cuyas solicitudes fueran envia-das por la Secretaría de Desarrollo Social tras su verificación.

Red Pública de Apoyo

A pesar de las diversas acciones de promo-ción y fomento de la economía solidaria que se venían adelantando en el departamento por actores como las Secretarías de Desa-rrollo y Bienestar Social de la Alcaldía y de la Gobernación, en el Valle del Cauca no se encontraba instalada la Red Pública de Apoyo. Las acciones emprendidas se reali-zaron de forma individual por los actores o se llevaron a cabo en el marco de las Agendas Sectoriales de Dansocial.

Las agendas sectoriales se enmarcan en la Suma Solidaria Sectorial; sin embargo, se desarrollan en el marco de los convenios de cooperación o con entidades participantes de la Red Pública. En el Valle del Cauca, fueron tres las agendas priorizadas: Agenda Instituto Colombiano de Bienestar Fami-liar (Icbf)15, Agenda Minercol16 y Agenda Tenderos17.

Algunas percepciones de los actores de la economía solidaria del Valle del Cauca sobre Suma Solidaria Territorial

Una aproximación a las percepciones que desde la base se tienen sobre el programa estratégico Suma Solidaria se pudo obtener a partir de la sistematización de una expe-riencia de pasantía realizada entre agosto y diciembre de 2004, cuyo propósito fue indagar con seis de los líderes de la econo-mía solidaria regional y actores de Suma Solidaria Territorial su impresión sobre el

15 El objetivo de la agenda Icbf es promover la organización de formas asociativas solidarias conformadas exclusivamente por madres comunitarias, fortalecer las organizaciones solidarias existentes integradas por mujeres prestadoras del servicio en el programa de Hogares Comunitarios de Bienestar y ofrecer capacitación en organizaciones y manejo de organizaciones solidarias (Dansocial, 2004).

16 El objetivo de la agenda Minercol es promover y apoyar el desarrollo humano de las regiones mineras y la constitución de organizaciones solidarias (Dansocial, 2004).

17 La Agenda Tenderos recoge esfuerzos del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, de la Protección Social y de Dansocial. Surge con el objetivo de desplegar un conjunto de orientaciones y asesorías en economía solidaria, organizacional y empresarial, conducentes a impulsar y fortalecer la actividad de los tenderos, a través de la creación y fortalecimiento de empresas de economía solidaria, que contribuyan a mejorar los niveles de negociación, la calidad de vida y la seguridad social de sus propietarios, familia y empleados (Dansocial, 2004).

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impacto de las herrramientas de este pro-grama. Los temas en los que se concentró la recolección de la información primaria son los siguientes: instituciones de apoyo y fo-mento a la economía solidaria regional y el Programa Suma Solidaria Territorial como tal. La opinión de los actores consultados es valiosa, por cuanto son personas que han enfrentado las crisis, retos y cambios en la política pública del sector. Todos los actores consultados pertenecen desde mediados de los años ochenta al sector de la economía solidaria.

Tan lejos, tan cerca: instituciones de apoyo y fomento a la economía solidaria

Las personas entrevistadas reconocen los esfuerzos de promoción y fortalecimiento de la economía solidaria en la región que se adelantan desde las Secretarías de De-sarrollo Social de la Gobernación y de la Alcaldía, particularmente los emprendidos por la Subsecretaría de Microempresa y Economía Solidaria de la Gobernación. Sin embargo, consideran que son insuficientes para desarrollar el sector solidario en el ámbito regional, dado que se constituyen en esfuerzos aislados de algunas instancias, y no son transversales a los programas de go-bierno del departamento y del municipio.

Se reconoce y exalta la labor de los or-ganismos de segundo y tercer grado y de la sociedad civil organizada, que, en opinión de los entrevistados, asumen el papel de definición de políticas a partir del desmonte del apoyo institucional al sector. Si bien desde el marco normativo se les otorga au-tonomía a instancias como el Cones Valle, no se les brinda apoyo presupuestal para la adecuada ejecución de su tarea.

Con respecto a Dansocial, como entidad pública encargada del sector, los entrevista-dos lo aprecian como un ente lejano que no tiene injerencia en el desarrollo del sector de la economía solidaria en la región. En palabras de un entrevistado:

Siento que Dansocial desarrolla un papel

de muy baja ingerencia, pienso que hay

unas directrices que desde luego tiene

que asumir, pero no siento que haya una

contundencia en su accionar en la idea de

fortalecer el sector solidario. Hay mucha

palabrería, de labios para afuera se intenta

apoyar, pero realmente el apoyo de Dan-

social al nivel departamental y municipal

es mínimo. No siente uno, de parte de

Dansocial, que haya una decidida acción

desde lo político por lograr que el sector

solidario se consolide, no se ve (entrevista

a director de organización de economía

solidaria No. 1).

Un barco sin puerto: Programa Suma Solidaria Territorial

Los líderes del sector entrevistados estaban enterados someramente sobre el objetivo principal y los instrumentos de los pro-gramas estratégicos de Dansocial. Los conocieron en presentaciones que la entidad realizó ante la Alcaldía, la Gobernación y el Cones Valle. Con respecto a Suma Soli-daria, reconocen que es sólo una estrategia, entre otras dos de Dansocial, y coinciden en que no hay precisión en su operatividad, lo cual conlleva que se quede en el papel. La visión que de Suma Solidaria tienen los actores entrevistados se resume así:

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Suma Solidaria es una estrategia en la que

se trata de suplir la ausencia territorial de

Dansocial, a través de la firma de unos

convenios con las Gobernaciones y las

Alcaldías, para impulsar los diferentes

programas de promoción (entrevista a

director de Organización de Economía

Solidaria no. 4).

Suma Solidaria es sumar solidaridades

(entrevista a director de Organización de

Economía Solidaria no. 2)

Como Dansocial no tiene un recurso

definido, aprovecha un poco de recursos

que puedan existir del ente territorial y

de los entes solidarios para articularlos

en un programa. ¿Cuál es el problema de

la articulación del programa? Que como

la concepción no es la misma, entonces la

articulación es un problema. Porque no es

un problema operativo, es un problema de

concepción. Si yo creo una cooperativa

para poder sostenerme, el problema es de

concepción (entrevista a director de Orga-

nización de Economía Solidaria no.1).

Con respecto al Cones Valle y al Con-sejo Pedagógico, los entrevistados no los reconocen como instancias del programa Suma Solidaria, sino como organizaciones que fueron creadas gracias a disposiciones jurídicas, pero no las asocian con la ejecu-ción del Programa. Tras indagar sobre la opinión que merecen estas instancias, que todos los entrevistados conocen y algunos conforman, se afirma que aunque hay un esfuerzo, no se reconoce ni se siente un ejer-cicio solidario, ni un trabajo colectivo; por el contrario, “hay ejercicios de individuali-dades, hay ejercicios donde la gente quiere figurar”. Insisten en que hay muchas bue-

nas intenciones, pero no hay un esfuerzo conjunto que permita conseguir resultados contundentes, más allá del discurso.

Un miembro del Cones Valle sugiere que la acción de esta instancia puede mejorar si se generan confianzas. En sus palabras:

La propuesta del Cones es a mediano

plazo, que en ella se generen muchas

más confianzas, que nos lleven a tener

una relación sincera, confianzas que nos

lleven a encontrar puntos de acuerdo,

confianzas que nos lleven a definir priori-

dades en los intereses. El camino es éste,

concertando, cada uno descargando sus

maletas, quedando libre, entregándose a la

organización, tal y cual con lo que es, con

sus defectos, virtudes y potencialidades.

Eso lo estamos haciendo tanto institucio-

nalmente como personalmente (entrevista

a director de Organización Economía

Solidaria no. 4).

Con respecto del Consejo Pedagógico, se aprecia que las instancias que la confor-man no son organizaciones como tal, pues están integradas por dos o tres personas, por lo cual los intereses que están en juego no representan el sentir de un sector en sí mismo, sino las inquietudes de un grupo de personas que brindan educación en economía solidaria. Se critica la función que ha venido desarrollando esta instancia, pues se ha limitado a “dictar cursos para crear cooperativas”, obteniendo un bene-ficio económico de ello en la mayoría de ocasiones, pero no se observa un esfuerzo por desarrollar políticas y estrategias edu-cativas para el sector, que es una de sus funciones primarias.

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Al indagar sobre la efectividad del pro-grama Suma Solidaria en el mejoramiento y desarrollo de la economía solidaria, los entrevistados coinciden en afirmar que no ha tenido impacto, es decir, no ha sido efec-tivo. Se encontraron apreciaciones como las siguientes:

El programa no ha hecho los aportes

en ninguno de los sentidos que la ley

propone, ni en lo que el Plan Nacional

de Desarrollo propone, ni en lo que se

pregona en los discursos del presidente

o del director de Dansocial (entrevista

a director de organización de economía

solidaria no. 1).

Suma Solidaria no ha contribuido en nada

en el mejoramiento del sector solidario

(entrevista a director de organización de

economía solidaria no. 6).

Subrayan los problemas que les han aquejado desde que se inició su ejecución: la falta de recursos y de voluntad política. Sin embargo, reconocen que aun cuando estas situaciones estuvieran salvadas, es imperativo para el éxito de iniciativas de este tipo desarrollar un verdadero proce-so de concertación con la sociedad civil, que termine en el diseño de un programa que recoja el sentir, las necesidades y las propuestas de las organizaciones de base. Consideran que es necesario que el diseño de políticas sea concertado y que éstas no se sigan imponiendo desde el centro, como sienten que sucede con Suma Solidaria.

Finalmente, como balance de las limi-taciones de Suma Solidaria Territorial, los entrevistados coincidieron en que una polí-tica pública adecuada para la promoción y

el fortalecimiento del sector debe orientarse a empoderar a las organizaciones de la so-ciedad civil, desarrollar la empresarialidad social, desplegar formación hacia lo técnico y hacia lo social solidario, que fomente una cosmovisión alternativa, aumentar la aten-ción a pequeños municipios, fortalecerlos para que conformen grupos de trabajo asociativo y desarrollen un modelo local que se extienda a lo nacional, y desarrollar una visión amplia de las potencialidades de la economía solidaria, para que sea trasversal a toda la política pública y no se considere sólo como una solución aislada de los problemas sociales.

Como pudo verse en este apartado, los actores entrevistados consideran que la economía solidaria debe incluirse como una dimensión transversal en los planes de desarrollo, que facilite una verdadera articulación y sinergias entre los esfuerzos que, desde distintos frentes, públicos y so-ciales, se están adelantando para promover el sector. Su percepción sobre la lejanía de Dansocial y la falta de respuesta que ofrece Suma Solidaria a las realidades e intereses de las organizaciones solidarias de la región hace manifiesta la necesidad de hacer más participativa la formulación de los progra-mas y proyectos, que desde el sector público se orientan a este sector.

De igual manera, resulta importante señalar el llamado que hacen los actores a vivir la solidaridad en su dimensión social de reconocimiento del otro, en las institu-ciones y en el desarrollo de programas. Pa-recen advertir que en ésta reside una parte importante del desarrollo y fortalecimiento del sector solidario.

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¿Para dónde va la economía solidaria en Colombia?

Casi una década ha transcurrido desde el momento en que el sector solidario –en-tendido entonces como el conjunto de las organizaciones cooperativas– tuvo su crisis más profunda, reconocible en el terreno de lo financiero y lo administrativo. Uno de los impactos más graves de tan aciagos tiempos, además de las pérdidas financieras para miles de asociados, fue la pérdida de confianza en el sector solidario y sus posi-bilidades. El panorama que se ha podido establecer aquí indica que esta década ha sido fructífera para la economía solidaria en varios aspectos, pero también señala los que podemos denominar campos de oportunidades para su desarrollo.

Los avances para el sector se han con-centrado, por una parte, en avanzar en la consolidación de un marco normativo que regule la actividad de las organizaciones del sector solidario, y por otra, en responder a necesidades sociales que se expresan en la conformación intensa y creciente de nuevas organizaciones de variada naturaleza que se inscriben en el sector. Estos dos avances se enmarcan en el contexto general, tam-bién positivo, del diseño, implementación y desarrollo de una política pública para Economía Solidaria.

A pesar de dichos logros, que en sí mismos deben continuar su proceso de profundización y ampliación, es necesario examinar cuáles son los campos de opor-tunidad o las agendas pendientes que se vislumbran para el sector. Se identifican, por lo pronto, los siguientes: el ejercicio de

los principios de cooperación y solidaridad que fundamentan a la economía solidaria deben resituarse en el marco social de defi-nición y acción al que pertenecen, y en este enfoque integrarlos de forma sustantiva a la política pública y a la conciencia y acción de los actores participantes, de manera tal que se reconozca de forma explícita la doble naturaleza del sector. Es decir, propiciar el logro de un equilibrio siempre necesario y urgente entre el carácter y naturaleza económica de la economía solidaria, pero también, el carácter y la naturaleza social que enmarca a lo solidario en la economía solidaria.

El anterior, además de ser un desafío de orden conceptual que algunos pudieran lla-mar de manera peyorativa “academicista”, tiene grandes implicaciones en su aplicación y práctica. Entre éstas se pueden enumerar algunas que tienen incidencia directa en la formulación y ejecución de la política pública para el sector, pero también en la acción de los actores involucrados.

Cooperación y solidaridad son atributos de naturaleza social que se deben promover en su comprensión eminentemente social. Un campo de oportunidades como éste in-vita a discutir las condiciones sociales en las cuales estos dos principios cobran realidad en las prácticas sociales y asociativas de las organizaciones solidarias. Al respecto, planteamientos sobre confianza, ayuda mutua y reciprocidad, en tanto formas de vida social y ciudadana y expresiones de orden cultural, cobran vida y dan soporte a las acciones de orden económico de los asociados en las organizaciones del sector solidario, pero que también deben marcar su impronta en la naturaleza misma del

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ser y del quehacer de cada una de las or-ganizaciones.

Si esto es cierto a nivel de organizaciones y asociados, en el primer grado de asocia-ción, también la cooperación y solidaridad deben ser principios y prácticas sociales que caracterizan las relaciones entre los actores y entidades participantes en los distintos niveles de acción en los ámbitos nacional, departamental y municipal. Esto es, en el contexto de las relaciones sociales y económicas sostenidas entre los orga-nismos de segundo y tercer grado, y entre las que todas ellas pueden sostener con los organismos de nivel nacional, regional y departamental que promueven desde el Estado la economía solidaria.

Una consideración de esta naturaleza invita a la pregunta: ¿de qué manera, entre las entidades del sector del Estado y de la sociedad civil, de primer, segundo y tercer grado, se evidencian y practican los prin-cipios solidarios, se crean las condiciones de confianza, ayuda mutua y reciprocidad que los principios de solidaridad y coopera-ción impulsan? Del anterior interrogante se deriva la necesidad de problematizar para el sector de la economía solidaria de qué manera y con cuáles mecanismos se formu-lan y desarrollan las políticas públicas del sector. ¿Son la solidaridad y la cooperación parte de sus principios formuladores, con sus respectivos correlatos en una recupe-ración y aprecio de las visiones y proble-máticas, que desde los contextos locales se vivencian y se convierten en referentes para los enunciados generales de la política pública? Los principios de participación de-mocrática, autogestión y todos aquellos que animan la filosofía social y económica de

la economía solidaria deberían, entonces, plasmarse en las formas concretas como se consolidan, promueven e implementan programas y proyectos para el sector.

En este sentido, es alentador el enfoque, así sea sólo en el nivel de la formulación, del plan estratégico 2007–2010 de Danso-cial, en el cual se reconoce el carácter in-tegrador e incluyente que debe acompañar toda acción en el terreno de la economía solidaria, al situar en el centro los alcances sociales y culturales de prácticas reales y efectivas de la solidaridad: contribución a la convivencia pacífica, fomento de la cohesión social, solución de problemas sociales, fortalecimiento de la democracia, incremento del capital social y, sobre todo, forjadora de paz.

En esta perspectiva, experiencias como las registradas en Suma Solidaria Territo-rial en el Valle del Cauca podrían, a partir de estas consideraciones, maximizar sus efectos y lograr los objetivos propuestos haciendo mucho más eficiente y efectivo los recursos empleados en éste, que en su momento fue un plan estratégico para el sector.

Otro importante campo de oportunidad para la economía solidaria es el que tiene que ver con establecer y consolidar una relación de solidaridad y cooperación entre las organizaciones del sector, públicas y de la sociedad civil y la academia. Una razón de peso para destacar la importancia de este vínculo tiene que ver con la considera-ción, por una parte, sobre la importancia de la formación y la educación en economía solidaria; por otra, sobre la urgente necesi-dad de construir o ampliar las agendas de investigación universitaria y académica en

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los temas relacionados con el desarrollo del sector solidario.

En cuanto al papel de la educación, la formación para la economía solidaria debería trascender e ir más allá de los cur-sos básicos de inducción que actualmente se brindan, o de las especializaciones en gestión de la economía solidaria que pri-vilegian el manejo de los componentes administrativo y financiero. En cuanto a la investigación, ésta debería apoyarse y

promoverse en mayor medida desde las uni-versidades y entrar en consonancia con las necesidades de generación de conocimiento respecto a las dinámicas, dificultades y desafíos que enfrenta el sector, aportando soluciones creativas, novedosas e innova-doras que integren de manera sinérgica los componentes económicos, sociales y culturales. Sólo así se crearán en Colombia verdaderas condiciones de posibilidad para la economía solidaria.

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