Contrariados y Desarmados

58
1 Contrariados Y Desarmados Para poner fin a su relación, Werk necesitaba alguna ayuda. El riesgo que contenía seguir atormentándose no valía la pena y la unión a su mujer que tan desahogadamente lo retenía, ponía condiciones extremas para la ruptura. Con la firme idea de ayudarlo en la crisis que estaba pasando y que ya duraba unos años, decidí ponerme en contacto con él y sacarlo de su casa. -Me preguntaba –dije a través del teléfono- si te apetecería venir a una exposición de pintura de un amigo. He sido invitado y no quiero ir solo, me temo que no conozco allí a mucha gente, a Michia y alguno más, y por otra parte es una amistad a la que no quiero defraudar y dejar de asistir a su presentación en sociedad. Michia dice que en poco tiempo todo el mundo oirá hablar de él. -¡Oh!, por supuesto que iré –respondió sin darme apenas tiempo a seguir- ¿Es ya alguien muy famoso? 1

description

bad news, no sports

Transcript of Contrariados y Desarmados

Page 1: Contrariados y Desarmados

1

Contrariados Y Desarmados

Para poner fin a su relación, Werk necesitaba alguna ayuda. El riesgo que contenía seguir atormentándose no valía la pena y la unión a su mujer que tan desahogadamente lo retenía, ponía condiciones extremas para la ruptura. Con la firme idea de ayudarlo en la crisis que estaba pasando y que ya duraba unos años, decidí ponerme en contacto con él y sacarlo de su casa.

-Me preguntaba –dije a través del teléfono- si te apetecería venir a una exposición de pintura de un amigo. He sido invitado y no quiero ir solo, me temo que no conozco allí a mucha gente, a Michia y alguno más, y por otra parte es una amistad a la que no quiero defraudar y dejar de asistir a su presentación en sociedad. Michia dice que en poco tiempo todo el mundo oirá hablar de él.

-¡Oh!, por supuesto que iré –respondió sin darme apenas tiempo a seguir- ¿Es ya alguien muy famoso?

-Eso no debería preocuparte, aunque seguro que habrá mucha gente, y algunos muy conocidos del mundillo periodístico. Dicen que es una promesa porque es aún muy joven, pero las pinturas no están nada mal. Cuando las mires me darás tu opinión.

Esta noche el amor llega a la ciudad. Ante ella se extendía la noche, la soledad después del último ronquido de un autobús que la abandona, la arroja a la calle con su maleta de nylon, la invencible urbe multicolor restregando luminosos, cuyos primeros crujidos siempre son más dulces. Tendría que haber tenido tiempo de acostumbrarse a una visión tan impresionante, pero ya nunca volvería a ser como esa primera vez, todo lo que se hace por primera vez es un milagro sobre nuestro entender inocente. La sublimación de los sentidos tiene que ver con

1

Page 2: Contrariados y Desarmados

intentar no repetirse. Los cuadrados de las baldosas del suelo, se extendían hasta donde llegaba la vista en una planicie interminable que invitaba a ser pisada, sin relieves, sin recortes, sin errores, completamente liso y llano, se dejaba rodar amablemente por las pequeñas ruedas de la maleta sin apenas hacer más ruido que un murmullo. Estaba fatigada pero tenía sus motivos, y creía que valía la pena la paliza de autobús que se acabada de dar. A su espalda el final de la ciudad, de frente la arquitectura del color y la confusión a la que no estaba acostumbrada, cada bocacalle le parecía un trabajo extraordinario, pero sabía que debía seguir de frente, no podía distraerse ni apartarse de la ruta de su plano, buscaba un lugar concreto a una hora establecida y no iba sobrada de tiempo. Tan cerca de mí que casi podía tocarla, una joven universitaria, una amiga de Thro, de las que le habían ayudado en el montaje de la exposición –ya saben, traer y llevar cuadros, colocarlos en el lugar idóneo, y encontrar la iluminación exacta-, movía una bandeja llena de copas y canapés. Oscilaba el aluminio con la naturalidad de una bailarina así que, para intentar tomar uno de aquellos dulces, cerré los ojos y elevé una mano sobre un par de cabezas que seguían a lo suyo como si cualquier cosa, y ella entregada a su labor con la dedicación de una estudiante de resultados académicos brillantes, la mantuvo firme, esperando sin vacilar, fuerte como una incansable columna de hierro. A la izquierda, dos chicas hablaban sin dejar de sonreír, se arrimaban a la pared sin terminar de apoyarse en ella, no se miraban, hablaban sin interés, mirando a la gente; no parecían conocer a nadie. Un chico solitario pasó a su lado, se escurría entre los huecos que los cuerpos iban dejando libres, y no dejaba de moverse, pensé que no tardaría mucho en irse si todo seguía igual para él, porque resultaba evidente que no estaba interesado en los cuadros. Sin llegar al fondo de mi relación de amistad con Thro, debo decir que lo aprecio con moderada superficialidad, porque intentar descubrir el fondo de las relaciones humanas es un ejercicio insano, un entretenimiento de mediocridad para justificar nuestras propias “estrecheces.” Podría observarle durante horas sin corregir un milímetro la opinión que tengo de él, analizar cada una de sus decisiones a lo largo de los últimos diez meses, todo lo ocurrido, y no encontrar un gesto inteligente con el que redimirlo de sus errores. De todo ello deduzco que tengo un interés especial en consentir que siga a la misma altura social desde hace tanto, lo que me coloca a mí en el punto de salvación, paso de ser un tipo corriente y me reconozco un aprecio mayor. Con todo, él es un genio de la pintura, y yo... Esa es una buena pregunta, ¿Qué soy yo?

El primer signo de la posible separación matrimonial de Werk, fue su aspecto, la necesidad de una ducha los días más inesperados, o de un buen afeitado cualquier día, o en un lunes que renegaba del fin de semana más

2

Page 3: Contrariados y Desarmados

largo de su vida. Se trataba de una tortura creciente, lo comprendí desde el principio, tenía todos los signos de los que han pasado de forma voluntaria a dormir en el sofá, o a no dormir, porque prefieren hacer como que están viendo la tele antes que reconocer la evidencia de un nuevo fracaso, esa creciente sensación de que siguen en su casa pero ya han pasado a otro estadio. ¿Y qué puedo decir de Arellana?, a ella la conocí porque él me la presentó, pero a él lo conocía desde niño, desde que jugábamos al fútbol en la plaza, así que supuse que cuando su separación se produjera ella rompería por efecto colateral con todo lo que tuviera que ver con su “ex” y su mundo. Lo que me aportaron como pareja, en mi opinión, ha sido casi insignificante, estaban cuando los llamaba, pero apenas existían como amigos, cualquier conversación pasaba por el tamiz de su propia relación, como si nada más existiera en el mundo, y era precisamente esas mutua dependencia lo que no los dejaba desarrollarse, se habían anclado el uno en el otro, y no había forma de hacer que se movieran. La “Exposición Natural” se había estancado, su carácter internacional la complicaba, Michia me lo había dicho, se trataba de una oportunidad perdida para algunos de sus chicos, pero no podía seguir contactando artistas sin conocerlos personalmente, y sobre todo, sin haber visto su obra tan de cerca que pudiera quemarla de un vistazo de desaprobación: Las primeras intenciones a veces son demasiado ambiciosas, y en ese corregir se van quedando cosas que no sabemos si hubiesen llegado a gustarnos. Michia teme que haya sido así en más de una ocasión, se resiste a perder su olfato, pero no puede luchar contra los resultados; demasiadas fichas, nombres, seudónimos y fotos, que no le dicen nada. Me ocurre a veces que mantengo una idea durante años como si eso fuera un rasgo genuino de mi forma de ser, y llegar a los eventos como este con tiempo suficiente para tomar un café en el bar de la esquina es uno de ellos, advierto entonces que no se trata de definirme por una costumbre que me resulta cómoda, y nunca mi opinión prevalece sobre otras al respecto, porque siempre mis amigos me han mirado con más naturalidad. Hay un hombre en la puerta al que le conozco la cara sobradamente, supongo que a él le pasará lo mismo con la mía, se mantiene indiferente a los transeúntes, en eso me he convertido por la pereza que me da presentarme como amigo de tal o de cual. No conozco su nombre, nunca hemos hablado, entre otras cosas porque no suelo conversar con los porteros, y más de una vez he pensado que es una postura poco inteligente, pues lo saben casi todo, de casi todos y la curiosidad no me es ajena. Entre en la sala cuando todo estuvo listo, y ese hombre se echó a un lado para dejarme pasar, casi invitarme a que lo hiciera con una sonrisa, porque en aquel momento apenas estábamos cuatro en el interior de sala, y hemos visto como se ha ido llenando poco a poco, con un goteo de modelos modernos y cardados insostenibles.

3

Page 4: Contrariados y Desarmados

De que Romina se hubiese convertido en una mujer sin destino, a los ojos de su familia y vecinos por el hecho de haber abandonado el pueblo, a que fuera vagando sin oficio ni beneficio aparente había un trecho. Si yo pudiera imaginarla así por una primera impresión equivocada, eso debería haber sido el resultado de un mala noche de confusión y cansancio, y yo no estaba cansado, tan sólo había salido a fumar un pitillo a la puerta de la sala de exposiciones en compañía de mi amigo el portero. “Hace buena noche”, dijo el armario de puerta y yo asentí dándole una profunda chupada a mi pitillo, eso fue todo lo que hablamos. Miraba las estrellas distraído cuando oí aquel ruido constante, el traqueteo pesado de las ruedas irrompibles de una maleta construida para otro tipo de suelo, no para aceras de cuadraditos de cemento, una maleta construida para la disposición de los últimos adelantos, acabada detenidamente, y dispuesta para una posición cómoda en el arrastre, pero no servía en absoluto para andar con ella por la calle porque el piso nunca iba a ser tan liso como el de una estación de tren, de un aeropuerto, o el de una estación de autobús. No pasaba ni un coche, así que el ruido que empezara antes de dar la vuelta a la esquina se fue acercando hasta que estuvo justo delante de la puerta de la sala, y allí se paró. Somos tan libres como nos permiten nuestras máscaras, y yo no pude disimular mi sorpresa al ver a Romina sonriéndome y calculando hasta donde llegaba mi desconcierto. Mi prima creía conocerme bien, y mantenía una relación más o menos frecuente con ella, a veces por teléfono, a veces por carta, pero no podía suponer que se decidiera a dar el paso que tantas veces le había propuesto, “eres buena con los pinceles, tienes que probar suerte en la gran ciudad.” A favor de mi ingenuidad debo decir, que nunca creí que ella terminara por tomar en serio mis comentarios acerca de su obra y, aunque encajaba con claridad en el perfil de los nuevos artistas que buscábamos para la “Exposición natural”, nunca le había hablado de ella a Michia. No puedo descifrar ninguna segunda intención en mis amabilidades con ella, ni eran gratuitas mis afirmaciones de aprecio por su capacidad artística, reconozco que de una forma puramente fortuita pude confundirla, pero esa no fue nunca mi intención, este argumento tendrá que ser mi única defensa delante de los reproches familiares que sin duda llegarán. La cara que puse tuvo que ser de desconcierto, intentando saber lo que estaba sucediendo y amoldarme lo más rápido posible a esa nueva situación, totalmente desorientado, pero aún era peor alargar aquel momento indefinidamente y que ella se sintiera abandonada, decepcionada y deprimida, todo en le mismo segundo, pero no fue así, por fortuna, como si esa entrada estuviera destinada a convocarnos, en ese preciso instante

4

Page 5: Contrariados y Desarmados

apareció Werk, correctamente afeitado y perfumado. Desde el primer momento noté que congeniaban.

2

En mi descargo

De todo lo que les pueda contar a continuación deben saber, que me convertí en mero observador, y que si acepté en un principio ayudar a mi amigo a salir del bucle en el que se había instalado –me refiero a una situación de pareja insostenible que los amargaba a los dos-, dejé de hacerlo en el momento en que comprendí que las cosas por donde iban se complicarían sin remedio.

-¿Has pasado la noche en casa?

-Buena forma de empezar un nuevo y luminoso día, con preguntas incómodas -¿Un luminoso nuevo día?, eso reflejaba un cambio ostensible en su estado de ánimo.

-Verás, más tarde o más temprano tendré que dar cuentas a la familia acerca de ella, y ese momento va a ser incómodo. Os fuisteis sin decir ni adiós. ¿Dónde está? Porque habéis pasado la noche juntos –afirmé teatralmente indignado-, eso salta a la vista, parece que te haya pasado un camión por encima.

-Veo que sigues siendo el mismo chico responsable de siempre – había un tono de burla en sus afirmación-, siempre preocupándose por los demás.

5

Page 6: Contrariados y Desarmados

-Hay cosas que tu no sabes de ella, deberías haberte tomado tu tiempo, y haber hablado conmigo. Las cosas no se hacen así.

-Sí, el mismo chico responsable, pero ahora además descubro una nueva faceta, tienes miedo a las habladurías. Nos estamos haciendo viejos.

-Tú sobre todo, a su lado pareces su padre.

Hubo un cambio en su mirada, por primera vez me pareció cansado, bajó la cabeza y mantuvo sus ojos sobre la taza de café. Entre nosotros siempre había existido una parecida expansión cultural y moral, lo que podríamos definir como la aceptación tácita al desvarío, en otros tiempos nos había servido, y ser capaces de resistir los devaneos de unos y de otros es lo que convierte a ciertas amistades en incombustibles, después de todo, ¿qué es una amistad si no aceptamos los peores errores de nuestros amigos? Podemos verlo como una justificación más, la enrevesada trama de una mente paranoica en busca de una solución al parecer inexistente. Hasta entonces creía conocer a mi familia, hasta donde llegaban sus horizontes, y sobre todo, creía conocer el lugar exacto en el que terminaba el límite de sus desconciertos y empezaba el limite de la moral, por relajada que esta fuera. Pero con todo lo que apreciaba a mis parientes, no tenía ni idea como iban a reaccionar delante de esto.

-Hay familias a las que les cuesta mucho llevar una vida consecuente, dentro de su forma de ver las cosas del mundo, acorde con sus principios, ser fieles a su estilo, por así decirlo, años de sacrificios que esperan que todos respeten. No intento construir una fabulación ridícula acerca de lo que aún no sé si terminará. No quiero saberlo. Dejó su maleta y sus cosas en la sala de arte, ¡da igual! Ahora hablarás con ella, le dirás que fue un error, y nada habrá pasado.

-¡Es tan seductora! Creo que no podré separarme de ella nunca más.

No existe en el mundo una perdida de tiempo mayor, que estrellarnos contra un incipiente amor ajeno, y más aún si ese amor es entre un hombre de edad madura y una jovencita que pinta cuadros como otras se pintan los labios y además se cree con cierto talento. Esa tarde pasaría por casa de Thro, el debía tener las llaves de la sala de exposiciones, después de todo sus cuadros estaban dentro, y no quería recurrir a Michia para esto, sabía que terminaría por contarle lo que estaba pasando, pero aún no. Únicamente a los seres acostumbrados a crear realidades difíciles de creer de forma sistemática, se les cree cuando cuentan una historia increíble, y además hay que tener la imaginación de

6

Page 7: Contrariados y Desarmados

crearla en un instante, con agallas y reflejos, con detalles y hacerla creíble, y yo era capaz de eso, pero no quería mentirle a Misia por una cosa que no le afectaba. En sus razonamientos no había lugar para la especulación, en eso tampoco nos parecíamos: tan cierto como que nunca antes había pasado una etapa tan equilibrada, lo que tanto había necesitado los últimos años desde lo más profundo de mi alma, reclamaba el derecho a satisfacer mi necesidad de independencia, al menos en mi forma de pensar, y eso pasaba por algunos silencios oportunistas.

Una nueva historia empieza con la convergencia inoportuna de dos seres, que necesitaban de apoyo en momentos difíciles de sus vidas, y a los que fortuitamente puse en contacto, nunca lo planeé, ni siquiera podría haberlo imaginado. Prefiero pensar que se trató de una inesperada coincidencia, la desconcertante fuerza de una casualidad que me dejó en menos de un segundo al margen, sin poder de decisión ni reacción. Si yo lo hubiera sabido podría haberlo evitado, hubiese bastado con no invitarlos a los dos a la misma hora, en el mismo sitio, la sala de exposiciones. No invitarlos a ninguno, eso hubiese sido suficiente, pero ahora, una vez que se habían conocido, nada que yo pudiera objetar a lo que parecía un nuevo romance, tenía la más mínima importancia. Sé que estoy siendo un poco estrecho en mis juicios, ni siquiera lo he sido para mí en ningún momento de mi vida, y ninguno de mis amigos lo aprobaría, pero en aquel momento lo veía así y era la familia la que me preocupaba, mis padres y los padres de Romina, a los que por nada del mundo quería defraudar una vez más. Ni siquiera mi falta de humildad puede redimirme de un pecado no cometido No debía olvidar su maleta, su “walkman”, posiblemente su documentación, su ropa interior, su acondicionador para el cabello, sus tops y sus shorts, falditas y blusas, pero ningún material para pintar. ¿En qué piensan los jóvenes actuando así? Se creen ligeros y se alistan a un bombardeo creyendo que podrán con todo, no sopesan el fracaso, y creen que se merecen que todo el mundo los ayude. No sé como he llegado a esta situación, a llegar a hablar y pensar de este modo, yo, que he sido el más incontrolable adolescente que pueda ahora recordar, podría borrar todos mis recuerdos de golpe, confiar en que otros también lo hicieran, y sencillamente no haber existido, podría tener el antojo de dejar en blanco unas cuantas páginas de mi pasado, no por vergüenza, al cabo tampoco hubo hasta el punto de vencer mi carácter, aunque tal vez por decoro. Años después descubro de golpe que ya he dejado de ser un adolescente, porque en este caso, una prima, esta vez joven de verdad, con apenas los dieciocho cumplidos, me mueve a decir “los jóvenes esto y los jóvenes aquello”, apelando a la responsabilidad y poniéndome en un plano superior que me delata. Pero aún peor que la traición que perpetro contra mí mismo, es comprobar que Werk se siente tan recuperado y rejuvenecido, con ánimos

7

Page 8: Contrariados y Desarmados

de seguir la farsa, con fuerza para enfrentarse al mundo una vez más cuestionando cualquier papel que le quieren asignar, aún cuando él no está de acuerdo, y decidiendo sin condiciones, con toda libertad el momento de sentar la cabeza y dejar de ser una incomodidad para los que teniendo su misma edad lo ven con tanta admiración y respeto: ¿O será la envidia del que desearía irremediablemente tener diez o quince años menos? Parece una broma, un chiste malo, pero así debe ser.

Michia me sonríe con cierto desconcierto al verme llegar a su apartamento cargado con una maleta. Una maleta debe ser, después de la habitación de uno, lo que más nos identifica y define, el objeto que más habla de nosotros y el que más penetra en nuestra intimidad. Tuve que explicar inmediatamente todo lo acontecido en las últimas horas, el efecto causado y el revuelo que esperaba en cualquier momento. Me asustaba la idea de que alguien pudiera olvidar una maleta en un lugar desconocido y darla por perdida con tanta naturalidad, pero ellos en aquel momento ya sabían que yo había pasado a recogerla y se la devolvería a su dueña en el momento que me la pidiera.

-Nunca me habías hablado de tu prima.

-De la mejor parte de la familia nadie nunca habla, por pudor o por respeto, supongo.

Había llegado el momento, no podría postergarlo más, estaba tan prendido por otras evasivas que ya resultaba imposible una más, y su atención resumida en una mirada profunda imposible de esquivar resultaba brutal. No podía fracasar, tenía que resultar convincente y la única forma de serlo era contar toda la verdad, incluyendo que no sabía donde había pasado la noche, y que cuando la perdí de vista se había tomado unas copas y que iba un poco mareada, pero que estaba bien porque me habían dado un recado suyo. La parte del enamoramiento fanático de Werk, eso era mejor que me lo callara, como si aún no lo supiera, y si la cosa iba adelante, podría mostrar sorpresa, después de todo un silencio no es una mentira, aunque igual de eficiente.

-...Y lo mejor de todo, que es lo peor, es que la niñata tiene dieciocho años recién cumplidos. Me está creando un problema gordo. Tendré que dar todo tipo de explicaciones también a su familia, porque al fin, ella vino aquí y no se fue a la Patagonia, y claro tendré que confesar que yo la animé a probar suerte en el mundo artístico de Corredera, la gran ciudad, la oportunidad, pero cuando estuviera más crecida. ¡Esa muchacha es una irresponsable!

8

Page 9: Contrariados y Desarmados

El significado de la juventud es relacionarse con el mundo y nunca parar de moverse, da igual a donde. Podemos intentar establecer con ellos algún tipo de comunicación, una primera y sincera aproximación por ver si retienen, si deciden escuchar, porque lo tienen tan claro que como no vayas “derecho”, de pronto te pondrán la peor de las etiquetas, la de antiguo, y ya nunca te volverán a escuchar, es más saldrán huyendo cada vez que te vean. No podía caer con Romina en esa trampa, las siguientes horas serían decisivas y tenía que resultar más comprensivo que nunca, debía abstraerme de su ligereza y los problemas que creaba, e intentar por todos los medios establecer un puente de comunicación, volver a ser el primo moderno que la llamaba de vez en cuando para recordar las últimas vacaciones en la costa –también porque mis padres me invitaban a que lo hiciera y fuera cordial con ella-, y por intentar ser amable todo se había complicado, ¡Y de qué manera!

-¡Abramos la maleta! –dijo de pronto Michia con un ímpetu inesperado-. Veamos lo que hay dentro, por curiosear –añadió como si cualquier cosa, como si se tratara de una travesura, de un acto sin importancia.

-Lo notaría, y no quiero seguir fallándole a la gente. Tiene un concepto de mí que no quiero que cambie, la aprecio.

-Pues ella te falló a ti. En cierto modo fue así.

-No lo creo.

Los fragmentos de realidad con los que nos vamos cubriendo dan una dimensión de nosotros mismos que ofrecemos al mundo de forma inconsciente. La mirada de otro, si no es familia o amigo de infancia, siempre es perversa, y nos busca en nuestros peores detalles para hacerse una idea de nuestras debilidades. Después de haber visto lo que contenía su maleta a escondidas, yo me habría convertido en otra persona, al menos en lo que en mi trato con mi prima respectaba, y no quería que eso pasara. Michia me pasó la mano por la espalda, y me senté a su lado en el gran sillón de cuero negro; tuvo que costarle una fortuna, no es un sillón cualquiera, y cabemos en él los dos, dejándonos llevar en nuestras caricias, que terminamos cuando empieza el noticiario si antes no me quedo dormido de placer. No puedo decir que cuando la toco siento que la manoseo, no se trata de eso, mis manos son a la vez delicadas y reducidas, no me estoy aprovechando de ella, aunque alguna gente, lo sé, así lo cree. Intentamos envejecer juntos, nada más, sin hijos y sin discusiones, sin estrecheces y sin extravagancia. Estamos bien comunicados, nos

9

Page 10: Contrariados y Desarmados

escuchamos, y le pondría una nota alta a eso, si de poner notas se tratara amarse; nos incitamos mutuamente a seguir acumulando recuerdos, que al fin da solidez al conjunto; parece como si estuviera hablando de un gran edificio diseñado por un arquitecto de probado valor artístico, y no es eso. Durante unos minutos, ella siguió con su juego, tentándome para que abriera la maleta –no se atrevía a hacerlo sin mi aprobación, no es que temiera que me enfadara, sabía que no lo haría, lo que le sucedía es que temía perder la alta estima en la que tenía su buen juicio entonces y aún ahora, de ella y su imagen-, pero no lo consiguió; después de anunciar que saldría temprano por la mañana, que debía hacer un viaje y que estaríamos unos días sin vernos, me pareció bien. Nuestra relación nunca fue frágil, somos influyentes en nuestras mutuas opiniones y eso es mucho más de lo que pueden decir la mayoría de las parejas, pero en este caso creí que la maleta debía seguir cerrada.

3

Ella Creció Con Frío y Temblor

La sucesión de acontecimientos ha de mirarse como si fueran propuestos por las páginas de un libro antiguo, aceptando que pudieron suceder de otro modo, aunque con un nexo, con una desviación que, sin embargo, termina por entroncar con la realidad de alguna forma extraña, nada nos induce a creer absolutamente que se nos estén revelando verdades prohibidas, por lo personal, o por lo que tendría de traición contar historias tan de cerca vividas de amigos e incluso de familiares. Pero a veces el escritor debe decidir, si traicionar al lector confundiéndolo con una historia que dice real, y que lo es sólo a medias, o traicionarse a sí mismo no siendo honesto con el origen tan personal y familiarmente comprometido del texto. Con todo lo anteriormente expuesto, es fácil llegar a la conclusión de que se busca un resultado parecido a la realidad en todos sus detalles, pero sin revelar los acontecimientos más sórdidos con que la realidad golpea, sin denunciar lo indebido, lo que evita la conciencia. Como ya se trataba, por lo que parecía, a pesar de sus dieciocho años, de una mujer madura, inteligente y preparada para la vida, no me preocupé demasiado porque no quisiera verme, en un caso así debía esperar que eso sucediera, tal vez por decoro, o por pudor. Se imponía en tal situación la reserva, proponía con su proceder lo contrario al descaro que debe ser algo

10

Page 11: Contrariados y Desarmados

así como el miedo a ser malinterpretado, y yo prefería esperar a escuchar su versión antes de terminar por acelerar mi enfado hasta límites estratosféricos. En cualquier caso sabía que se encontraba bien, pues Werk si parecía dispuesto a dar la cara y contármelo todo, casi disfrutando. La idea más brillante de los últimos días surgió esa mañana, cuando desperté solo, y sin ánimo para seguir preocupándome por problemas, que aún no siendo del todo ajenos tampoco eran míos. Para mediar entre el conflicto y yo, necesitaba tomar distancia, eso era. Recordé que hacía días que no visitaba la alcaldía y la oficina que allí me habían dispuesto como asesor cultural de no sé qué cosa. Ser asesor cultural pertenece a un genero por definir, me consideran un almacén de datos útiles, y en ocasiones hasta me fuerzan para que tome algunas decisiones, formo parte del asunto competitivo de la creatividad al servicio de una idea política, o algo parecido fue lo que me propusieron cuando hubo cambio de gobierno, una oferta que debería ser un honor aceptar para cualquiera, supongo. Volver a las reuniones de trabajo establecería en pocas horas el orden que estaba necesitando, al menos por unos días. Reuniones, propuestas, recomendaciones, traducciones, programas, presupuestos, informes, correo, peticiones, ruegos, invitaciones, trabajo atrasado, preguntas incómodas, respuestas vacías y paseos por los pasillos para que todo el mundo pudiera ver que de vez en cuando, cuando mis otras obligaciones me lo permitían, me comportaba como un funcionario más, aunque yo nunca estuve en nómina, por así decirlo. Acabar de escribir mi libro no se presentaba como la mejor de las opciones, pues se me imponía una falla emocional que no me permitiría concentrarme en pormenores, los detalles nunca fueron mi fuerte, y la codicia que sentía por el aluvión de palabras que creía rescatar cada vez que las incluía entre sus páginas no iba a ser el más conveniente. En ocasiones pienso, “este no es el mejor momento ara escribir, mi estado de ánimo se verá reflejado,” y sin embargo escribo y el resultado es bueno, pero en esta ocasión me siento vencido. Lo mejor sería que mi prima se volviera al pueblo lo antes posible, si pudiera ser en le primer autobús de la tarde, mejor que en el de mañana, pero algo me hace barruntar que no va a ser así. Ni rastro de Werk –tal vez confiaba en encontrarlo en el trabajo, su segunda ocupación después de ser artista-, realicé paseos distraídos por los pasillos llenos de funcionarios interinos con la esperanza de encontrarlo, y comportarme de una forma distraída, artificialmente sorprendido, pues no quería que el adivinara que me inquietaba no saber lo que estaba pasando, pero no lo vi. A partir del las nuevas normas acerca del uso de los baños en horarios laborables, el movimiento entre pasillos se había multiplicado, parecía más corriente que nunca ver a algunos de los mejores y más ocupados funcionarios, llevando papeles de un sitio a otro, porque necesitaban ese desahogo y ya nadie fumaba a escondidas. La excusa de la

11

Page 12: Contrariados y Desarmados

resolución de un exceso de trabajo era un instrumento en si mismo para poder salir y aligerar una mente atascada, los pequeños paseos de una planta a otra, pasillos y ascensor, parecía ser una buena solución a la fatiga. Además estaba eso de un horario para mantener las ventanas cerradas, lo que te hacía respirar el mismo aire tantas veces que al final te sentías mareado, la gente buscaba soluciones al terrible ardor por legislar de una jefatura burócrata a la que apenas nadie conocía. La utilidad del paseo para llevar documentos a una administración paralela, había convertido el ayuntamiento en un revuelo de voces y taconeo, y eso hubiese hecho mucho más difícil el encuentro con Werk, pero posiblemente el también se había cogido unos días de vacaciones. Werk, en su calidad de artista, no como yo que simplemente hago interpretaciones del arte y escribo sobre ello en publicaciones semanales, pues tiene también una posición de privilegio entre estas cuatro paredes, los dos hemos sido bendecidos por el apoyo institucional, a mi porque creyeron necesitarme, y a él porque les salía más caro subvencionarlo, o premiarlo en concursos para que pudiera seguir con su trabajo. A quien si pude ver fue a Arellana, y me detuve una rato a hablar con ella, aunque no me atreví a preguntarle por el que pronto sería su ex-marido –e eso señalaban todos los indicadores-, y ella a mí tampoco me preguntó, lo que me resultó extraño, pues si mis suposiciones no andaban muy extraviadas, Werk hacía un par de días que no pasaba por casa ni para dormir, ni para asearse. Pero nadie puede intentar entrar en el laberinto de despropósitos de una relación en trámite de separación, y yo ya no tenía fuerzas para tanto. A mediodía comí con Thro, la joven promesa, la otra versión de una moda que estaba llevando a la pintura a territorios incomprensibles. Debemos suponer que detrás del trabajo exhausto de un artista existen horas de concienzudo análisis, algo que en ocasiones se arrastra durante años y se va ampliando, es lo que podemos llamar el discurso del artista, pretender tomar una obra en solitario y con sólo lo que tenemos delante darle un valor definitivo, es realmente arriesgado. Se lo hice saber en más de una ocasión al concejal de cultura, pero el seguía empeñado en situar en el limbo inalcanzable de los genios, a algunas promesas que muy jóvenes despuntaban por su sagacidad y comenzaban a torturarse con una vida llena de privaciones a cambio de seguir desarrollando algunas ideas artísticas. A veces, parece imposible convencer a un profesional de la política de que la gente no es tan ingenua como creen, y que sus rotundas afirmaciones pueden pasar en muchas ocasiones por las de una inteligencia que retuerce la realidad hasta falsearla, nada nuevo. El trabajo puede ser necesario cuando se necesita seguir activo, compartir y respirar en el mismo mundo de los vivos. No sé si debía dar consejos más allá del arte, la política no me gusta, a pesar de que es por la política que hacía lo que hacía. Sólo en una ocasión me permití advertir al concejal de cultura de que no ensalzara a

12

Page 13: Contrariados y Desarmados

jóvenes promesas poniéndolas a la altura de artistas ya consagrados, y se negó a recibirme por meses, me lo tengo bien merecido. Thro es un entusiasta de lo ancestral y de lo primitivo, por eso le gustan las tribus amazónicas de las que tiene información que va guardando como si se tratara de un coleccionista. Mis interpretaciones son tan personales que no puedo exigir de nadie que las acepte del mismo modo incondicional que yo lo hago, guarden sus reservas al respecto, pero déjenme que continúe. Si él al menos no se hubiese anclado en esos sencillos diseños de barrigudos ojos grandes, que a muchos le parecen le parecen extraterrestres y que el a titulado escenas de caza, pues yo me hubiese sentido un poco más confundido y menos resuelto a contar mis impresiones acerca de lo que hace: trata a sus cuadros como lo haría un ser primitivo, o al menos lo intenta. De ahí también le llega esa obsesión por los contornos en negro, escarbados sin compasión, repasados una y otra vez con obsesiva dedicación. Ya resultaba veraz entonces, convincente diría yo, y por eso Michia se había decidido a montarle la exposición y sacar una cuantas notas de prensa firmadas por algunos críticos amigos, entre los que yo no me encontraba; Michia y yo creemos que es mejor mantenernos separados también en eso. Hasta que esas tribus que son recientemente descubiertas, y que todos los antropólogos aconsejan no contaminar con la tecnología moderna, llegaron a su vida, el parecía no haber comprendido la verdadera dimensión de lo que quería pintar, y esa condición que aconsejan los expertos de no intervenir en sus vidas, era lo que más le atraía de ellos hasta el punto de desear viajar y unirse a una de sus tribus en las misas condiciones que ellos vivían. A mí todo esto me parecía una más de sus locas excentricidades. Este fue uno de los temas alrededor del que giró nuestra conversación durante la comida, y aunque parece apasionante a sus ojos, no lo era tanto a los míos que recibía su discurso con paciencia santificada. Los artistas absolutos no saben de distracciones, siguen cada día buscando la relación entre su “visión” y lo que ellos mismos representan, siguen en su búsqueda que es de ellos y de nadie más. Él no es como otros chicos que parecían dispuestos a empezar esta búsqueda, no procede de una familia acomodada con una visión del arte sesgada, y una mala interpretación del esfuerzo necesario, ajusta su expresión al momento que le toca vivir pero no olvida en cada momento cual es el mandato que le ha sido encomendado, así lo ve, como si estuviera cumpliendo obedientemente con un encargo de la divina naturaleza. Intentaba explicármelo mientras me miraba detrás de sus gruesas gafas con montura de pasta. No es la incredulidad de enfrentarse a conversaciones que otros hombres no entienden lo que expresaba su rostro, pero sé que eso estaba presente entre sus pensamientos mientras intentaba seguir dándole forma a su discurso. Era como si hablar lo tranquilizara.

13

Page 14: Contrariados y Desarmados

Aunque no lo había invitado a comer por su conversación, de pronto descubrí que todo lo que decía resultaba medianamente interesante, no sólo por haberse situado en el centro de todas las miradas, ni porque Michia me dijera que lo invitara e intentara sacarle toda la información que pudiera para ese artículo que debía escribir, las palabras fluían de su boca con rapidez y precisión y abría cuestiones que me resultaban atrayentes. En ocasiones el arte de conversar se convertía en una tortura para mí, no conocía buenos conversadores, y con los que me paraba a hablar “largo y tendido” terminaban por comportarse como francotiradores, nunca sabía a donde querían llegar, ni si en realidad se dedicaban a soltar ideas a borbotones pretendiendo impresionar sin sentido alguno, eso no me pasaba con el joven pintor de formas antropológicas. El entusiasmo que mostraba, la pasión que desarrollaba en cada uno de sus temas, terminaba por ubicarme en su mundo sin esfuerzo, discriminado lo importante de lo superfluo terminaba por entregarme cuestiones que yo debería resolver más tarde, cuando volviera a enfrentarme a ellas desde la soledad de mi apartamento, o mientras las comentara con Michia, si es que algún día se decidía a volver de su viaje. Mientras hablaba con Thro, no podía dejar de pensar en mi prima –no era un pensamiento tranquilizador, desde luego-, en los últimos años que había venido a pasar las vacaciones a casa de mis padres, de eso hacía ya bastante, cuando ella no tenía más de quince, probablemente catorce si hemos de calcular con precisión milimétrica. En aquellos años, y en años sucesivos habíamos seguido en contacto, porque ella pasó por algunos “inconvenientes” en lo que respectaba a su salud y yo sabía que me tenía un cierto aprecio y que seguía mis consejos (si es que los necesitaba), esto unido a la presión de mi madre para que cogiera el teléfono hacía el resto. Toda intromisión en una vida ajena, aunque se trate de familia, debe ser considerada perniciosa, a veces con consecuencias que somos incapaces de calcular, y sin embargo así funciona. Difundimos errores, nuestra influencia en ocasiones es desmedida, y nos comportamos como niños rompiendo su juguete nuevo, con un desconocimiento remoto del resultado. Aun en los casos más justificados, la invasión de una mente ajena, incluso de una idea ajena, debería ser puesta en una mesa de autopsia para su disección y análisis por parte de un nutrido grupo de expertos, ya ellos más tarde darían su aprobación o rechazo a la intromisión sugerida. Desde el principio –tal vez intentaba impresionar- le conté a la prima todo tipo de exageraciones acerca de las bondades del mundo del arte, de sus retos y sus gozos, de la vida bohemia, de las cosas maravillosas que había visto y de la gente extraordinaria que lo habita, fue una equivocación de la que no sé si algún terminaré de arrepentirme. De forma ligera, aún sin poder volver de mis pensamientos, se definía el entramado del arte por parte de mi interlocutor, y me hacía feliz saber que

14

Page 15: Contrariados y Desarmados

tenía sentido y no carecía de importancia, no se debía a eso el abstraerme y poner cara de conformidad, era mi inconsciente que se reintegraba sin que yo pudiera evitarlo a sus preocupaciones. De suerte que, al mantener mi propia imagen con la inmovilidad de otra de escayola y mantener mi sonrisa sin dudas –ya lo había ensayado con anterioridad-, el motivo de mi evasión quedaba opacamente oculto, y mi preocupación totalmente disimulada. Mi intención no había sido desinteresada, yo me propuse siempre como familia accesible, pero aún sin renunciar a este rasgo de compromiso, o por su causa, me había encontrada en estos nuevos compases de una vida que ya de por sí, con un “pequeño problema añadido.” Podría amontonar datos, cifras, fechas, nombres y viejas historias, que parecieran resolver algunas dudas sobre la infancia de mi prima, pero lo cierto es que había intentado no inmiscuirme demasiado en su vida, y por eso mis llamadas telefónicas no tenían dobles intenciones, mi madre me había pedido que la animara, y eso hacía sin más. El escenario en el que se mueven los consejos de mi madre no podría obviarlo, o bien acepto entrar en el juego familiar en estos pequeños arreglos de temporada, o termino de echar el telón y evito todo contacto con ellos, y no estoy preparado para eso; no soy tan fuerte.

-No sólo es la pintura lo que me preocupa, pero en mi vida transcurre como un hecho probado, y muy pocas otras cosas pueden decir lo mismo. Soy escéptico y desconfiado por naturaleza –afirmó Thro con el convencimiento de un juez-, no sólo es posible que me muera si me falta la pintura, es también la probabilidad más alta, con mucha diferencia.

Y la luz del café en el que nos encontrábamos atravesó el cristal como si el sol acabará de despertar en ese instante, y su fuerza sobre nosotros fue un incidente que me hizo cambiar de posición, tan importante como si acabara de estallar una guerra y los periódicos hubieses olvidado mencionarlo en su primera edición. Volví con preguntas y respuestas, acercándome lo más que podía a sus argumentos.

-Cualquiera puede pintar durante un tiempo buscando mejorar, esforzándose, ya lo he visto en otros aspirantes a maestros, pero si no llega a convertirse en una parte más de ti terminarás por abandonarlo.

Explicarme con la claridad que deseaba me estaba costando; aún medio adormecido.

-¿Abandonar? No se abandona lo que se ama aunque te esté matando a disgustos.

15

Page 16: Contrariados y Desarmados

4

El Ángel Inspirador

Me preguntaba si el día que estaba viviendo era real, por una parte admiraba la audacia de Thro, y no me resultaba del todo incoherente que pretendiera justificar su trabajo, por otra estaba eso que había dicho Michia acerca de él, “es un Ángel inspirador,” y evadió la mirada girando ligeramente para darme la espalda. Eso había sucedido la noche anterior, justo antes de descubrir la maleta de Romina, y poco después de haber cenado.

-Tengo motivos para creer que Michia se encuentra con uno de sus protegidos a escondidas. No es agradable hablar de esto.

Otras veces la confusión me había mantenido apartado durante un tiempo de Michia, era como si disfrutara repitiendo sus errores y mostrando una pequeña parte de ellos para que yo pudiera saber lo que sucedía, como si fuera menos innoble el daño causado al no ocultarlo del todo. Hacía apenas un año, otro de los muchachos parecía tener una cualidades parecidas a las que mostraba Thro, se las daba de descubridora y yo lo aceptaba, calculó entonces que aquel chico sería aceptado por la crítica internacional en pocas semanas. No duró demasiado el affaire, era de esperar, pero me causa un estado de incertidumbre que actúe así difícil de describir.

-Como ves –me responde Carola, mi madre-, la vida no es cuestión de lo que sabes, sino de lo que intuyes, pero tu intuyes pesadillas. Ya estás de nuevo con tus fantasías, con esas fantasías absurdas. Además, no muestras

16

Page 17: Contrariados y Desarmados

tanto interés por tu relación, al menos a ella no se lo demuestras. Quizás sea por eso que tienes ese tipo de sospechas.

-No me da igual, puedes estar segura de eso.

Después de todo iba a resultar que había alguien que sentía dentro de mí, alguien dispuesto a mostrar sus padecimientos sin miedo a ser dañado. Como pueden ver, mi vida transcurría entonces en un continuo encajar, asumir lo que no podía controlar y apenas tener fuerzas y armas para enfrentarme a todo. Casi todas mis ideas se veían venir de lejos, y eso daba tiempo a todos a ponerse a la defensiva, hasta a mi propia madre a la que siempre respeté tanto. ¿Tiene alguien idea de lo que suponía para mí enfrentarme solo a todas mis contradicciones?

-¡Diez llamadas pérdidas de Ardentía! Te conoce y confía en ti, pero quiere saber dónde está su hija –mi tía confiaba en mí, era alentador saber que alguien confiaba en mí-. Somos hermanas, y mi preocupación es similar a la de ella. Es una niña, acaba de cumplir los dieciocho, y está enferma.

Las ambiciones que han llegado a mí a través de oportunidades que se presentan, pero que no las traía conmigo, de esa forma que hacen algunos, que las guardan y siguen, y siguen en ello, hasta que lo consiguen, tampoco han supuesto un problema, se han ido apagando en cuanto han aparecido las primeras reservas. Es la fuerza que me lleva a vivir como lo hago lo que me mantiene en pie, con mis aficiones, mi lucha diaria a favor de unos ingresos nunca del todo reconocidos, los amigos como Werk, que no son muchos, pero que están ahí cada vez que los necesito. Todos tenemos pequeños problemas, pero escogemos vivir como lo hacemos y eso nos salva.

Mi madre me miraba fijamente, calculando cada uno de mis movimientos. Yo tragaba saliva y atropellaba algunas palabras que salían de mi boca deseando remontar; suele suceder cuando me pongo nervioso y eso me hace parecer aún más indefenso. Aquel momento de unas pasadas vacaciones que había tenido que ver con Romina no se había ido completamente de mi mente, el genio incómodo con el que se reveló contra la imposición, el malestar, y lo que yo entonces creí disciplina, ¿resultaba entonces ser enfermedad? Ella no quería que lo llamaran así. Se trataba de un recuerdo remoto, pero empezaban a encajar algunas cosas que me habían tenido ocultas hasta entonces, a principios de las vacaciones siempre me hacían el mismo aviso, “sé paciente y agradable

17

Page 18: Contrariados y Desarmados

con Romina, lo está pasando mal.” Aunque nunca le di importancia a estas exigencias y ahora era consciente de que había que llevar cuidado. Sólo con una nueva situación, con nuevas condiciones, algunas comprometedoras, puede uno cambiar una opinión que ha mantenido durante tanto tiempo acerca de alguien. Así como hasta entonces se portara conmigo, así la veía y la recordaba, tumbada en la playa a mi lado, reforzando mi seguridad con su cuerpo diminuto expuesto al sol, tan sólo cubierto por su bañador diminuto, demostrando en cada suspiro que su juventud no iba a ser traicionada por un ataque de nervios violento que yo no llegara a entender. La visión debía transformarse, todo a mi alrededor me lo pedía, me lo exigía, el rito social de cumplir con la normalidad, aceptar el riesgo aún sin haber asistido nunca a una de sus crisis. Debo conmemorar aquella imagen grabada en mi memoria, la formula del mar rumoreando a nuestros pies la integración de nuestro abandono, la celebración de la confianza, y la somnolencia que me producía la arena caliente debajo de mi toalla. Desde luego, esa prima que yo conocía no tenía nada que ver con lo que me contaban de ella, aunque ya otras veces lo había tenido en cuenta. Para mí aquel verano había sido una fórmula preescrita, casi todas las visitas habían sido planeadas, y las probabilidades de que algo se saliera del guión era mínimas, según esto ni siquiera tener cerca unos ojos curiosos que despiertan a la vida con cada sorpresa, podría haber cambiado nada. Lo disfrutaba, era la señal de las nuevas diferencias, asomarme a las inquietudes de la nueva juventud y salir por unas horas cada día de la rutina que se perpetuaba también en vacaciones. Estaba a salvo de la rebelión adolescente que todos prometían, nunca vi es ira, nunca salió Mr Hyde, con su marea descontrolada, nada temí. Para mi Romina seguía siendo la niña inocente que en vacaciones me acompañaba a la playa y se tumbaba a mi lado sin decir palabra, nunca asistí a ninguna de sus crisis y por lo tanto no podía acabar de creer las historias que mi madre ahora me contaba, y que entonces había callado. Romina tenía el aire tardío de un gorrión, pero esa fragilidad que yo veía era aparente. Podría haberse tratado de una aprendiz de cualquier cosa, de un deseo extinguido, del abandono de todo lo que se empieza, de la idea irreal de sus perdición, pero la imagen de su cuerpo diminuto adormecido en la playa es lo único que me ha quedado de ella. Levanté la cabeza para responderle, le dije que estaba viviendo con una amiga, pero que se encontraba todo lo bien que se podía encontrar, teniendo en cuenta lo que contaban de ella. Continué tratando de convencerla acerca de que exageraban y debían darle un poco de margen, que yo hablaría con ella para que volviera a casa de sus padres, pero ni siquiera esto parecía demasiado probable, estaba claro que los tortolitos se habían dedicado a evitarme los últimos días.

18

Page 19: Contrariados y Desarmados

Todos estábamos obligados a construir un pasado, pero yo no terminaba de aceptar las condiciones y comodidades que promovía mi nueva condición, me cargaba de nuevos retos, de preguntas, de dudas y aceptaba el cumplimiento de un deber ligero, pero eso no era construir un pasado. Tener algo que recordar con el paso de los años y que eso te sirva para darle sentido a todo lo que hayas vivido y lo que te queda por vivir, eso no creo que lo haya cumplido, e sido inconsciente de mis necesidades hasta tal extremo. Vivir como yo lo hacía no representaba un peligro en ningún caso, yo aceptaba mis derrotas con naturalidad, hasta el punto de permitirme darle consejos a otros, un signo claro de hasta donde puede llegar la estupidez humana. Me preocupaban las separaciones de mis amigos, sus divorcios, sus broncas familiares, porque parecía que a ellos los podía destruir, pero nunca creí que alguno de los problemas sentimentales a los que yo pudiera estar expuesto pudiera conmigo. Yo no he sido más que un mero transmisor, los acontecimientos suceden en otra parte, y voy interfiriendo en ellos quitándole importancia a mis propios dramas, ¿de qué otra forma podría llamar a los caprichos de Misia?

-Por lo que parece estimas tu relación, te preocupas por Misia. Es posible que ella esté pasando también por un mal momento. Y no es mi papel defenderla. Eres tan estricto en tus cosas que me llevas a un punto que no es el mío. No veo otro motivo para que yo esté intentando convencerte de que le prestes más atención a tú mujer-

-No es mi mujer. Puede hacer lo que quiera -¿cómo explicarle a mi madre los soportes de las nuevas relaciones, y aún siendo más directo, de nuestra peculiar relación?

Ella no es en realidad tan a la antigua, insinúa acontecimientos con la normalidad y el desinterés de uno de los miembros de un grupo punk de moda, puedo poner bajo su prisma la consistencia de las nuevas formas de vida sin esperar aspavientos ni ofuscaciones dogmáticas, todo lo puede relacionar. He tenido suerte en esta especie de diálogo sin aristas, aunque para eso ella haya tenido que pasar por tres matrimonios con sus respectivos divorcios, y la única confianza que alguien le merece y que en alguien mantiene en conserva sea la de su hermana, y la de su hijo; todo un carácter. Detuvimos el paseo delante de un edificio que hace las veces de monumento señorial, y palacio de congresos. Los patos del pequeño lago, justo delante del edificio mueven sus patas a toda velocidad debajo del agua, nos advierten así de que aunque saben que nos necesitan, nos tienen un miedo atroz, y no parece que les resulte divertido ese rechazo. En ese

19

Page 20: Contrariados y Desarmados

juego andan todo el día, desafiando el pavor que le producimos para acercarse a la orilla que frecuentamos y tal vez encontrar algún trozo de pan olvidado por un niño reticente a terminar su merienda, y salir disparados, como ahora hacen, en dirección opuesta si una sombra se presenta.

-Y esa nueva forma de ver las cosas, ¿estás pensando en cambiar de vida? –la había hecho dudar y empezaba a aceptar que quizás sus consejos no estuvieran haciendo el efecto deseado.

-Por supuesto que no, madre –respondí-, tú me conoces, son las mujeres las que terminan por “hartarse” de mí, no al contrario. Me quieren durante un tiempo, pero no se predisponen para amarme indefinidamente –no la miraba, me perdía distraídamente en particularidades del paisaje que, en realidad, no me importaba demasiado en ese momento. Oí a unos jóvenes reír, sentados en la hierba, se contaban cosas que les hacían mucha gracia, me sentí molesto y propuse que nos fuéramos. Dejaos atrás los muros del parque y la puerta principal sin demasiada prisa, y nos separamos un poco más adelante cuando el primer taxi paró y ella se subió a él después de darme un beso de afecto incondicional y decirme mirándole a los ojos, “paciencia con tus cosas, y cuida de tu prima.”

Ahora mismo, después de releer algunas de mis notas, recibo con nitidez los significados de aquella generación –no sólo mi madre, aunque ella siempre me hace pensar-, los que vivieron la posguerra, la superviviencia, los que saben lo que es pasar hambre, sin finuras ni demagogias, los que tiraron hacia delante y rompieron la última etapa, la que aún los ataba a la catástrofe. Todo lo difícil lo hicieron fácil, y lo que no tenían lo construyeron. Antes de morir mi padre recuerdo algunos viajes en tren - no parece nada nuevo-, aquella forma en la que se viajaba antes, viajes lentos e incómodos preparados como pique-nique, y lo fácil que resultaba para ellos ir sacando los bocadillos, la bebida, ahora limpio, ahora tú coge esto, una bolsa para echar lo que se tira,” tápalo bien que después no gotee”, aquella bolsa no dejaba ni un detalle, y con toda limpieza, en el mismo vagón, sin rubor alguno, en unos minutos todos cenados y todo recogido, ¿quién sabe hacerlo ahora con la naturalidad que se hacía entonces? Después cayó mi padre enfermo, y lo recordé con absoluta claridad, había que darle un sobre, ella le dijo que no se moviera, y buscó la forma de abrir aquel cierre diabólico que se resistía a cualquier fuerza, lo prendió con los dientes y le creó la abertura necesaria para ponerlo en vaso de agua y diluirlo antes de dárselo. La generación de la posguerra, a eso me refiero, siempre salen adelante cualquiera que sea la prueba, ¿cómo no habría de hacer caso de sus consejos?

20

Page 21: Contrariados y Desarmados

5

La lucha del poema fragmentado

Puedo intervenir en la obra de Thro, sólo con escribir una reseña para un periódico de tirada nacional, comprometerme y arriesgar una visión positiva con muchas posibilidades abiertas, o blindarme y no permitir que nada de lo que se pueda ver a simple vista exprese con rigor las bondades de su trabajo. Optar por la primera solución no es difícil, me gustan su cuadros y eso es lo que debo contar, se me notaria si digo lo contrario de lo que pienso, o si intento ocultarlo. Entablar una relación de amistad con cada línea de sus cuadros, eso debo hacer, el suceso intenso y preciso que cuente toda la verdad de lo que me sugiere, yo no soy uno de esos tipos capaces de engañar por rencor, además, ni siquiera estoy tan seguro de si lo que hay entre él y Michia no va más allá de un simple flirteo, y eso supongo que todos lo hacemos alguna vez. Sí, es posible que sólo estén flirteando, y debo concentrarme en escribir lo mejor que pienso de su incipiente obra. Aunque yo quisiera ser en todo un extranjero, y mirar el mundo así, con esos ojos, la pasividad que propongo no es real, nunca lo es para nadie, ni siquiera para el tipo más insignificante. ¡Cuántas veces la historia de mundo cambio porque una persona que no debía estar donde estaba dijo algo que no debería de haber dicho! Me hago cómplice del pintor en este juego, no me queda otra. Escribir interesadamente para un suplemento cultural no parece una buena idea. Sí, interesadamente, buscando ayudar sin mediar la distancia necesaria entre el artista y el articulista, siempre ha sucedido. Se trata de

21

Page 22: Contrariados y Desarmados

una forma de más de explorar el arte, atreverse a que todos reconozcan ese interés y que perdamos la autoridad, la supuesta maestría que yo, que me dedico a esto, se supone que debería tener en el momento de reconocer o no una buena obra. No me voy a poner dramático y decir que se trata de un suicidio comportarse así, ya lo han oído, de forma interesada. Si no considerara que él no es bueno no le haría esta reseña –porque tampoco me voy a extender-, no lo escribiría aunque una amante compartida me lo hubiera pedido. No había dormido la noche anterior obsesionado con la idea de que si le daba las vueltas necesarias podría llegar a entender los motivos de Michia para actuar como lo hacía, me desveló esa posibilidad, y llegué a la conclusión de que se trata de algo meramente sexual. Ella no deseaba cambiar de vida, tampoco aspiraba a encontrar el hombre que pudiera hacerla cambiar en su psique hasta convertirla en otra persona, ni se trataba de una perversión, ¿qué podía ser? La muestra de un moderado descontento era obvia, amores ocultos que expresaban, “no estoy satisfecha del todo pero no quiero echar abajo las paredes de mi vida, soltar el bulldozer y empezar de cero, eso no.” Me creía preparado para encontrar respuestas, y en realidad ni siquiera era capaz de adivinar lo diferentes que son los mundos en los que la gente vive y práctica poner en juego sus pensamientos. Jamás entenderemos como funciona el cerebro, y lo diferentes que son los pensamientos que alberga, como cambia de una persona a otra, y como sus huellas son mucho más laberínticas que las marcas de nuestra piel. Es por todo esto que ahora sé, que creo que me ofuscaba con la imagen simple de una mujer adorando cuerpos jóvenes, recostada sobre si misma observando en silencio la musculatura y la fibra nerviosa de unos músculos formados y jóvenes, tal y como serían los de un hijo de un dios pagano pretencioso. Como un cerebro más sin freno, me descifro a mi mismo, imaginando en aquel entonces a una mujer que estaba con chicos jóvenes por la admiración que sentía por ellos y no por otra causa, ¿quién sabe?, es posible que eso la hiciera sentirse joven a su vez y yo no estuviera tan desencaminado.

En mi exacerbada imaginación hay sitio par esto y para mucho más, no se trata de un rubor letal: uno intenta ser condescendiente consigo mismo, así que el alarde de la mujer disfrutando al mirar un cuerpo masculino y joven a través del humo de un cigarrillo, enredando las sábanas entre las piernas y dejándose llevar por la languidez de una hastiada mujer de provincias perdida en la gran ciudad, no es un ejercicio tan alocado. Pareciera que la labor del crítico es negar, contrariar a todos, rechazar las novedades y algunas tradiciones, poner en cuestión cualquier obra que no tenga detrás el peso de años de sólido trabajo, y aún así resultar tan ácidos que todos nos teman: eso me ha dejado tan a favor de las

22

Page 23: Contrariados y Desarmados

condiciones y las cuestiones, que lo que escribo aún hablando de mi propia vida me resulta exigente, y ser exigente con la vida de uno es la más grande equivocación. No tuve hijos, y por eso me ha costado llegar a concluir que la misma indulgencia que tenemos con los errores de nuestros hijos debemos tenerla con nuestros propios errores. El asedio al que me someto busca algo más que matar las horas, me propongo analizar aquel momento de mi vida en medio de todas aquellas personas que ahora son personajes, pero que merecían una atención que no tuvieron por lo complejo de sus razonamientos, de lo que resultaban las acciones incomprensibles. Y me justifico en el análisis dejándome fuera de sus locuras, eso me ha parecido, cuando en realidad yo estaba en el centro justo del desequilibrio, procedía de él y en él me había instalado, siempre rechacé una vida convencional y el arte me daba la posibilidad de vivir al margen de cualquier plan futuro, y mi vida no me parecía tan mal en aquel momento. Quizá debería haber pensado en protegerme, en los momentos en que los acontecimientos se amontonan y deciden empezar a moverse, no somos conscientes de todos sus pormenores y terminan por afectarnos, sentimos otras emociones que esos movimientos mueven, e impiden la parálisis que proponen nuestros temores. “Éste es un tiempo para arriesgarse,” me decía mientras releía el artículo escrito. Casi todo lo activo que intentaba poner en él, se compensaba con la historia de Thro. Algo que no terminaba de resultar era el interés que yo ponía sobre los aspectos más atrevidos de sus cuadros, los riesgos, los temas elegidos y la abundancia de colores y formas. Podía haberlo intentado una vez más, porque cada vez que pasaba a recordar su origen humilde, su esforzado trabajo, y el reproche de su familia por no haber acabado sus estudios toda esa ingeniería sobre la idea del artista alocado se me venía abajo, y me quedaba con una inspiración que lastima, que no resultaba nada cercano a las crítica que solía escribir. ¿Qué había visto Michia en él? ¿Sería verdad que se trataba exclusivamente de atracción física?

Casi siempre intento hacer algo bello con mis artículos en prensa, todos mis intentos por conseguirlo suelen terminar por funcionar. Si es preciso someterme a una mutación, o cambiar todos los argumentos con los que contaba, lo hago. Y entonces. porque no podía permitirme perder también en esto, y precisamente en aquel momento en que perdía mucho más de lo que me podía permitir. El ruido de la hora del almuerzo se trataba de un taconeo constante camino de la cafetería, de voces en conversación apurada. Como salen en

23

Page 24: Contrariados y Desarmados

tromba al pasillo es imposible mantener la calma y el último en llegar espera al final de la cola. Intentaba duplicarme para no abandonar ninguno de los proyectos que deseaba comenzar, tenía nuevos encargos del ayuntamiento, y había decidido, ya casi sin necesidad de pensarlo, que debía quedarme el tiempo del almuerzo en la oficina para darle forma al artículo sobre mi amigo pintor, y poder a continuación dedicarme a otras tareas. El hambre no era una de mis prioridades, no sentía nada en el estómago, suele pasarme cuando estoy preocupado por alguna cosa, de pronto pierdo el apetito. Ya casi no existía el recuerdo, ya casi no esperaba novedades, pero las novedades siempre se producen, en ocasiones muy a pesar nuestro y ese vértigo no siempre es agradable: algunas personas se encierran para no saber nada del mundo, se aíslan para no ser nunca sorprendidas, este no era el caso, pero me estaba empezando a temer lo inevitable de algunos momentos de nuestras vidas, ya nada dependía de mí. Los pude oír entre los intrincados pasillos del concejo, oí sus voces pero no las conocí y en el breve espacio de tiempo que se sucedió desde que oí que alguien golpeaba con sus nudillos sobre la débil puerta acartonada de la oficina, hasta que me levanté y pude verlos, no supe que se podía tratar de ellos. Werk empezaba a inspirarme la compasión de los vencidos, lo dije desde el principio, él era quien llevaba las de perder. En aquel breve periodo había obtenido mucho de lo que había deseado y echado de menos, al menos durante los últimos tres años, atención, ternura, dulzura, comprensión, apoyo, cooperación, dedicación... vivían el placer de un absurdo por el tiempo que durara. Nunca habría planteado así las cosas, ni antes ni después de que lo llamara para que me acompañara a la exposición de Thro, ni siquiera sabía que mi prima acudiría a aquel lugar aquella noche, y de ninguna manera lo habría aprobado si me hubiera preguntado, pero ya era demasiado tarde para eso; lo único que quedaba por hacer era no empeorar las cosas e intentar reconducirlas procurando hacer el menor ruido posible.

-Me alegro de veros, y que estéis bien, y que sonriáis –percibía la imagen de la pareja cogida de la mano en la distraída reafirmación de que su felicidad era inalcanzable para los mortales, ellos en aquel momento de sus vidas eran héroes. Ella se abalanzó sobre mí para besarme mientras decía, “primo” con una dulzura exaltada.

-Me pidió que viniéramos, quería verte. Espero que no te molestemos, sé que estás trabajando.

-De ninguna manera, no puedes imaginar lo tranquilo que me quedo, empezaba a pensar que podía resultar una molestia también para vosotros.

24

Page 25: Contrariados y Desarmados

Nunca tuve una imagen de un ser querido sobre la mesa de mi oficina, el deseo de comprometerme no llegó a esos extremos, aun cuando hablo con mi madre evito quedar para otro día, o tener un programa que nos comprometa a vernos con frecuencia.

-Nuestras madres han hablado –dije dirigiéndome a mi prima.

-Era de esperar.

-Es normal que se preocupen por ti. No voy a tomar el papel de censor, sobre todo porque yo de joven, o de más joven, hice algunas cosas que prefiero no recordar, pero me gustaría que llamaras a tu madre y que la tranquilizaras, nada más que eso.

-Claro, lo haré.

La infelicidad nos vuelve grotescos, eso es lo que pasa con la gente que se empeña en vivir una vida de represión y disciplina espartana, gente que no se da una alegría y que le teme a todo. El deseo es complejo, nunca terminamos de satisfacerlo, eso sería la muerte, pero mientras en juego dura, ese estímulo nos hace bellos: la felicidad nos hace bellos, nos rejuvenece y nos vuelve optimistas. Si aprovechamos ese impulso como ahora hacía Werk, después de su matrimonio fallido y de sus cuadros a medio terminar (yo ya entonces creía que Werk era el auténtico artista y no Thro, al que le quedaba tanto que demostrar), veremos que no es tan difícil reencontrar algún trocito de un sueño desechado entre nuestro caos, que aún podemos retomar. Han pasado tantos años de aquello, y todo ha dado tantas vueltas, que apenas puedo decir que nada haya salido como esperaba. Está bien eso de intentar sentirse joven de nuevo, mucha gente lo intenta, y es como acelerar un proceso que tiene un fin cada vez más próximo. Es algo parecido a lo que nos sucede con una borrachera, o con una dosis de un calmante fuerte, la resaca siempre llega y el bajón nos devuelve al espeja con unas cuantas arrugas más. La inmediatez del deseo reaviva la forma viral de la ansiedad comunicando a todos nuestro estado, contagiando a todos nuestro miedo a seguir envejeciendo.

-Tengo tu maleta, sería bueno que pasaras a recogerla, o que me dijeras a dónde te la llevo –ya empezaba a estar un poco cansado de preocuparme por cosas que no eran mías, y quería deshacerme de aquella maleta lo antes posible.

-Estimo lo que haces por mí primo, pero aún no sé si esto va a durar, Werk no es nada celoso y eso no me gusta, no me siento atada, ceñida a él,

25

Page 26: Contrariados y Desarmados

ni comprometida, me da demasiado espacio y pide lo mismo para él, ¿qué te parece? –no esperó respuesta- ¿Puedes guardármela unos días más? –habló en un susurro como si se tratara de una confidencia, y aprovechando un momento en que Werk se acercó a la ventana y la abrió para asomarse a fumar un pitillo. Desde allí no pudo oírla, y yo acepté la pequeña traición haciendo como que no había entendido nada.

Del mismo modo que ellos afrontaban sus retos debía yo afrontar los míos, tomar un amor incipiente, lleno de dificultades, una lucha destinada a perder y enfrentarse al mundo pese a todo, como ejemplo, era mucho más de lo que podía esperar de cualquier estrategia que se me ocurriera. Por fin terminé mi artículo cultural sobre las nuevas promesas, en el que Thro tenían un trato relevante. Pensé que sería mucho mejor así, entre otros artistas jóvenes no sería tan fácil adivinar que se trataba de un encargo, y que no respondía a la curiosidad real que hubiera despertado en mí. En situaciones así es mejor no arriesgarse, supongo que era lo mismo que había pensado mi prima con respecto a Werk, hace falta estar muy convencido de algo para embarcarse en una aventura ciega, si así podemos llamarle al éxito. Pero había determinación en mis argumentos, tampoco era cosa de un amago para justificar la molestia. Las imágenes que evocaba movían a la concertación, intentaba justificar el deseo de salir de casa, de abandonar por un rato la comodidad en la que mis lectores parecían vivir, darse un paseo hasta la sala de exposiciones y ver las pinturas antes de que fueran retiradas. Aún intenté ser un poco más respetuoso con los motivos que me llevaban a escribir, descubrí razones nuevas para ello, y decidí darle una vuelta más, una oportunidad diferente, y para eso necesitaba visitar el estudio de Thro, conocer de cerca el lugar donde trabajaba y experimentar nuevas sensaciones, adquirir otro punto de vista, comprender, en suma, que siempre hay una nueva razón para todo. En diez días cumpliré los cincuenta años, números redondos, sin apelaciones. Todo lo intenté comprender menos mi propensión a convertirme en un viejo prematuro, y en ocasiones temo que todos lo noten y se aparten de mí. Desde que empezó esta autocompasión todo ha ido a peor, pero es difícil seguir creyendo en el mundo bohemio en el que se debe encuadrar cualquier arte, si uno siente que le abandonas las fuerzas, ¿estaré enfermo? No, no lo creo. No debo tener estos pensamientos negativos, no debo venirme abajo, no hay necesidad de dejarme llevar por pensamientos tan negativos, posiblemente se trata de pérdida de energía, aceptémoslo, después de los cuarenta ya nada vuelve a tener la misma energía –mientras tenía estos pensamientos no podía evitar pensar en Michia, y la pesadumbre se acentuaba. Apenas encontraba las soluciones que en otro tiempo llegaban proponiéndome como un jinete, salir al trote

26

Page 27: Contrariados y Desarmados

sin darle la oportunidad a ninguna preocupación de acomodarse entre los parámetros de una aún joven. Todo estaba cambiando.

6

Al Fin, La Distancia

Me gustaría creer que hagamos lo que hagamos no siempre recibiremos algún tipo de desaprobación por parte de la gente, es como si sintiéramos que hemos sido cuestionados mucho antes de cometer un error, por pequeño que sea, y que todo ese tiempo han estado esperando para poder montar un reproche digno de ellos. Por mediocres que sean nuestros pecados, recibirán el mayor de los castigos si es que alguien ha estado esperando por su definición, si ha estado esperando por la concreción de nuestros vicios, de nuestro proceder más irresponsable, saber cual era nuestra debilidad, no importa la excusa, ni lo poco que los comprometa por el irrelevante alcance de nuestra trayectoria humana, al final pagaremos como el peor de sus enemigos. Aunque mis miedos no terminaran de remitir, precisamente por que la impresión que tenía era que iban sumándose a otros nuevos, era la determinación por conocer el estado real de los acontecimientos, todo lo que podía influir en mi vida y sospechaba que aún no había salido a la superficie, lo que me decidió a hacer una visita no concertada al taller del pintor. No deberíamos sentirnos afectados por nuestras sospechas hasta que tenemos pruebas incontestables de que se refieren a algo que tiene el poder de interferir en nuestras vidas, y si no nos importan demasiado los cambios que en ella puedan originar, pues ni eso. Pero a mí si me importaban los cambios que pudiera ocasionar un romance entre ellos, no es que me aterrara la idea de volver a empezar de nuevo a los cincuenta, o de que afrontar la idea de que una soledad permanente era lo mejor para mí, se trataba de perder a Michia de la que me sentía tan dependiente.

27

Page 28: Contrariados y Desarmados

El taxi me dejó en mitad de un camino rural, era un lugar sombrío, adormecido por las nieblas de una mañana que no acompañaba. Yo ya no estaba acostumbrado a la tranquilidad del campo y a sus particularidades. El terreno era irregular y la hierba alta humedecía mis zapatos de rocío. Estaba rodeado de árboles secos con ramas nerviosas a punto de desmoronarse, un poco más lejos, a mi derecha, la vegetación se volvía frondosa y de allí venía la protesta aguda de pajarillos que no parecían piar, sino soltar grititos de advertencia, dolientes y profundos. Al frente estaba la casa, vieja, desmoronándose, sin tejado en un galpón adyacente, y con una ventana de un piso superior estallada y cubierta por dentro con un papel de periódico (si esa ventana hubiese estado en una de las habitaciones de la planta baja hubiese sentido la necesidad de leer las noticias que contenía, tal era la inocencia que me llevaba acerca de lo que allí iba a encontrar). Pasé al lado de un pozo y en una charca una rana saltó cuando pasé a su lado, y se sumergió en el verdín de la superficie del agua. Estaba tranquilo, al menos no había perros, y eso cuando se merodea como yo lo hacía es una gran ventaja. Vi luz en una de las ventanas lo que a esas horas de la mañana empezaba a ser algo casi innecesario; supuse que se había pasado trabajando toda la noche, yo lo hacía a veces si encontraba alguna historia que me atrapaba hasta el extremo de necesitar contarla. ¡La escritura y la pintura son artes tan diferentes! Y los escritores y los pintores tienen temperamentos distantes como mundos habitados dentro de mil galaxias desconocidas. En el entorno de la ventana había cajas de cerveza vacías, eran cajas de plástico que adiviné extremadamente resbaladizas. No habían sido diseñadas para que alguien las utilizara como escalón, y supongo que la dureza del plástico facilitaba a los repartidores deslizarlas sobre suelos de baldosa, pero enseguida comprendí que debía poner cuidado si me subía a una de ellas. La presunción habilidad para las más extrañas cosas es propia de mi naturaleza, así me he pasado la vida arriesgando más de lo necesario. Las otras ventanas eran más bajas y más grandes, y no hubiese necesitado auparme para ver lo que sucedía al otro lado, pero precisamente aquella, la que conservaba una luz encendida era un ventanuco estrecho y de difícil acceso. Por fin lo logré, me asomé y vi el estudio, vi sus cuadros, y vi al pintor trabajando, y justo enfrente de mí vi a una mujer posando desnuda, en el límite de su cansancio. Cuando miré su rostro, y por fin, sus ojos, algo se quebró en mí, temblaba e intentaba contener las lágrimas que subían al rostro, una emoción culpable que no podía contener, y no se trataba de la confirmación de mis sospechas únicamente, se trataba de una nueva sensación de desamparo que nunca había sentido antes, ni siquiera con aquel primer amor de adolescencia por el que aún guardaba reverencial memoria. No creía poder volver a sentir una emoción parecida por otra mujer en la vida, ni siquiera estaba seguro de desear empezar alguna otra cosa con alguna otra mujer en el futuro.

28

Page 29: Contrariados y Desarmados

¿Era un mero presentimiento o se trataba de algo más? Sabía que dejaría de estar afectado alguna vez, superaría cualquier contrariado acontecimiento por definitivo que fuera, y por muy hondo que me hundiera en un lodo caliente y repugnante. El límite de mis fuerzas no llegaba después de asomarme a la ventana del estudio, resbalar y rodar sobre el barro, había llegado un día antes, en el momento en que decidí ir al estudio de Thro, el joven aspirante a conductor de la nueva manada. La lucha entre machos dominantes continuará irremediablemente, y todos seguiremos deseando a la mujer de nuestro prójimo aún a sabiendas de que no debemos, cedemos al desconsuelo e iniciamos una nueva marcha. La hembra por su parte, cuando mira nuestras imágenes, aún después de haber pasado su edad fecunda, desea al macho joven y no podemos hacer nada por evitarlo; no podemos nada contra el poder de la naturaleza. Las ideas más absurdas suelen poseernos en momentos en los que lo único que nos queda es gemir y arrastrarnos, ¿no es eso lo que hacemos al comprobar que ya nada tiene remedio? Sufrir, contrariarnos y avanzar para no morir de pena, un paso más y seremos ancianos. Una explosión repetida mil veces, era la imagen que se reproducía en mi estómago, como si se tratara de un proyector cinematográfico, emitiendo señales de un destrozo irreparable. Un paso más, y llegaría a la carretera, un paso más y seguiría adelante, costara lo costara, hasta salir de mi pena.

El rigor de lo obsceno se ha ido desmontando durante los años, por definición termino convirtiéndome en un anciano impasible, y lo que me ofrezco al escribir estos recuerdos, al menos lo intento, pierden la fuerza de sorprender. No lo concebí así, no busco la emoción facsímil de os superhéroes volando entre rascacielos, levantando coches y arrojándolos contra los muros, sujetando un autobús para evitar que caiga al vacío desde un puentes resquebrajado, mientras la histeria de los pasajeros nos agita el corazón y nos hace temblar las rodillas. Sería injusto no reconocer que sentí miedo y salí huyendo de Thro, que oyó el ruido de cajas y salió corriendo, posiblemente creyendo que se trataba de algún vagabundo buscando robarle alguna gallina. Me miró huir, y me hubiesen podido golpear, maldecir, despreciar, y eso es lo que siento al cabo, al escribir esta historia, un gran desprecio por ellos. -No seas cruel madre, ¿cómo puedes defenderla? Sé que en el fondo deseabas nuestra separación aunque nunca lo reconocerás.

-¡Qué locura! ¡Qué cosas se te ocurren!

-Al final siempre te sales con la tuya, no te acuso. No era lo suficientemente buena para mí, eso pensabas, Ninguna lo será nunca. En

29

Page 30: Contrariados y Desarmados

serio, el mundo no es perfecto, eso no podrás evitarlo, ni divorciándote un millón de veces.

-¿Eso crees que pienso?

-No puedo renunciar a ser tu hijo, pero esta es nuestra pelea, nunca aceptarás competencia –sabía que una parte de Michia se manifestaba con naturalidad cuando se encaprichaba de chicos jóvenes, y que en eso nada tenía que ver mi madre, pero así eran las cosas, yo estaba enfurecido, y buscaba el enfrentamiento, la discusión-. Yo tengo una vida, no todo gira a tu alrededor deberías terminar por entender eso.

Se hizo un largo silencio entre los dos, ella miró al suelo y reflexionó.

-No debes decir esas cosas. ¿Qué te pasa? De acuerdo que estés mal, pero me parece que no merezco pagar tu mal humor.

-¿Mal humor? ¿Eso es para ti? ¿Mal humor?

Una enorme pesadumbre me embargaba y esto no ayudaba, tenía razón. Todas las injusticias del mundo no mejoraban en nada mis fracasos, además, historias parecidas suceden cada día a cada minuto en el mundo. Las parejas tienen un tiempo, una pocas deciden seguir, la mayoría termina por probar con otras personas, son pequeñas traiciones, la decisión de dejarlo se toma mucho antes. Volverá a pasar, pensé. Estaba exagerando, y tenía razón, ella estaba pagando mi mal humor, nada más que eso.

-Tu tía ha vuelto a llamar, ha hablado con Romina, pero no está más tranquila. Parece culparte por lo que sucede. Me ha dicho algo de una medicación.

-¡Lo que faltaba!

En torno a las tragedias del mundo se convocan nuevas desgracias como si alguien así lo hubiese planeado. Todo podría haberse detenido si el deseo de demostrarme no se qué cosa, no me hubiese impedido echar la persiana y dormir toda la tarde, hasta que anocheciera, y aún algunas horas después. No era la primera vez que me pasaba, me levantaba a las tres de la mañana y me dedicaba a deambular por casa como un fantasma, sin saber que hacer, volviéndome inestable, y entonces terminaba en el sillón con la tele apagada, viendo una pantalla en gris, sin más.

30

Page 31: Contrariados y Desarmados

El síntoma geográfico de los hombres que saben que su relación no tiene futuro, encerrarse en casa y sentarse delante de la tele sin prestarle atención, latitud y longitud precisa, sin errores, “el sistema ha fallado.” Reforcé mis teorías acordándome de Werk, así empezó esta historia, limitando mi parecer en aquel momento a la compasión que sentía por verlo, mes tras mes, torturándose. ¡Qué fáciles y previsibles somos los hombres maduros! Y va y conoce a mi prima de dieciocho y descubre lo inútil de sus remordimientos, así somos, porque además, era Arellana la que no quería alargarlo más, era ella la que debería sentir algún remordimiento si es que eso condujera a algo. El hombre es un ser lamentable, dependiente hasta el punto de morirse si se queda solo, inútil en el hogar, incapaz de amar si no es servido, o al menos eso es lo que parece cuando las mujeres los abandonan. Esa es la experiencia que tengo, y algunos capaces de volver a casa de sus padres después de los treinta. Ya sé que dicen que existe una nueva generación que desmonta esta teoría, pero yo aún no la he conocido.

Todos nos distanciamos hasta convertirnos en desconocidos, la amistad debe ser alimentada con la voz próxima y transparente de una realidad compartida, la continuidad de nuestro reflejo en pupilas no tan ajenas. Estar perdido en alguna parte mientras mi teléfono sonaba todo el día, no me iba a ayudar a desentrañar ningún secreto de la existencia, en esas andaba. Las inagotables dudas del por qué de las cosas siempre surgen en el peor de los momentos, y el vecino me gritó al verme llegar, estaba molesto porque el teléfono sonaba y no había podido dormir su siesta –es verdad que el tabique es fino como un papel de fumar-, me reprochó no estar cuando alguien podía necesitarme, y debo reconocer que tenía razón, nadie se pasa el día marcando el mismo número incansablemente a menos que sea algo grave. Podría haberme pasado el día especulando acerca de esas llamadas, por fortuna el teléfono sonó de nuevo y la voz ronca y alarmada de Werk terminó de ponerme alerta.

-Romina ha desaparecido, Llevo 12 horas sin saber nada de ella –dijo con un tono que para mi sorpresa me sonó a reproche.

-¿Esto también? -sin esperar-¡Te dije que iba a salir mal! -¿Por qué no me dijiste que su familia la estaba llevando a un psiquiatra? Desde luego le hace falta.

-Supongo que esas cosas se llevan en secreto. Yo tampoco lo sabía. ¿Qué ha pasado? ¿Discutisteis?

31

Page 32: Contrariados y Desarmados

-No me dio tiempo. Le dije que debía volver al trabajo; era cuestión de ausentarme de su lado unas horas al día, y creo que no lo resistió. Cuando llegué lo encontré todo tirado por el suelo, pero eso es lo de menos. Lo recogí como pude y esperé que volviera, pero pasan las horas y no sé nada de ella.

Lo dejé hablar, creí que debía desahogarse. Desde luego no aceptaba sus reproches, claro que le había avisado, lo puse en guardia desde el principio. De todos modos tampoco podía acusarlo. Me froté la frente mientras intentaba analizar lo sucedido.

-Está bien, dame la dirección y no te muevas de ahí, estaré en unos minutos.

Los teléfonos son objetos útiles, pero si pudiéramos nos desharíamos de ellos, han sido pensados a la medida de nuestras preocupaciones y son una extensión de nuestros problemas, nos tienen atrapados. En las ocasiones en que uno quisiera estar desligado del mundo los teléfonos nos buscan, y casi siempre nos encuentran, por lejos que vayamos. Cualquier posibilidad de anonimato se va convirtiendo en estos tiempos en una fantasía, es imposible no dejar rastro de nuestros movimientos, y cualquiera con un poco de habilidad puede encontrarnos si lo desea realmente. Por supuesto que no pensaba subirme al primer avión y salir volando, ¿pero a quién no se le ha ocurrido alguna vez alguna idea más loca que esa? En ese aspecto, no temía por la desaparición de Romina, cualquier detective medianamente espabilado daría con ella en unas horas, y si me apuran diría que un detective de los más avezados y profesionales, podría realizar esa gestión por teléfono, sin salir de su despacho, y utilizando su teléfono para hacer una rellamada y decirme que estaba alojada en un hostal de mala muerte no tan lejos del lugar en el que había desaparecido. En el límite de mi paciencia entré en el apartamento de Michia, estaba de pie, frente a la puerta, como si me hubiera visto llegar desde la ventana y espera que la puerta se abriese. A veces, en la antigua estrategia del avestruz reside una sabiduría que nos devuelve el equilibrio. El conocimiento obtenido gracias al aporte de nuestra pareja sentimental, debería ser recompensado de alguna manera, y Michia en eso era también muy buena. Según ella, la consistencia de una relación no puede ser puesta a prueba con frecuencia, porque el mero hecho de hacerlo desmiente su la fuerza de su estabilidad. No era la primera vez que vivíamos en un simulacro y yo así lo acepté una vez más, sin preguntas, sin indagaciones, sin registros, la convivencia debía continuar sin hablar de nuestras limitaciones como pareja, sin sacar a la luz lo peor. El cinismo forma parte exquisita del conocimiento cuando soporta un derrumbe, y mis respuestas

32

Page 33: Contrariados y Desarmados

no resultaban del todo inocentes, pero los dos ya habíamos decidido que una decepción más, aún no colmaba nuestro proyecto.

Han pasado muchos años de aquello y Michia me observa mientras escribo, releerá a escondidas estas nuevas cuartillas, no quiere que la vea mientras lo hace, y después me dará su aprobación. ¿Perdimos nuestro momento?¿Realmente podríamos decir que lo hemos hecho? Cuando leas esto piensa en ello, y tal vez concluyas, como yo lo he hecho, que haber permanecido unidos ha sido la mejor elección, no buscando los instantes más intensos, pero sí asumiendo que consumirse forma también parte de nuestro juego en pareja, lentamente, imperceptiblemente, como la llama de una vela. La razón de analizarnos siguiendo el aspecto de una historia más o menos bien planificada, reside en la necesidad de descubrir aspecto de nuestras reacciones, que en su momento no supimos ver porque estábamos demasiado ocupados en reaccionar a la vida, en definitiva vivimos dos veces con distintas perspectivas un mismo acontecimiento. Vivir dos veces estaría magnífico si pudiéramos reaccionar de forma heroica en nuestra segunda oportunidad, pero los miedos forman parte de nosotros y envejecemos con ellos, no puedo tener mejor juicio de mí y cuando leas esto espero que seas indulgente.

El mundo es nuestro en un instante preciso, el momento en que creemos que podemos controlarlo todo, desafiar a los gigantes y despreciar a los perdedores. Nunca estuvimos más equivocados que cuando nos sentimos llenos de energía, jóvenes e invencibles. En lo fundamental, ella no se encontraba tan mal, su experiencia en la gran ciudad había sido transformadora, apenas había necesitado su medicación: había querido demostrarse que podía vivir sin eso, y casi lo consigue, hasta que explotó y se dedicó a romper la habitación que compartía con Wert. Lo inteligente hubiera sido tomarse su tiempo, pero tenía prisa por vivir, por conocerlo todo, e ir dejando tras de sí una estela de derroche desordenado. Traté de ser útil, pero sigo defendiendo mi inocencia, o cualquier tipo de responsabilidad en todo lo que le sucedió entonces, o le pudo suceder después. En aquel momento, mi único afán, era comprobar que se encontraba bien, y más pronto que tarde empaquetársela de vuelta a sus padres, que no se habían dignado si quiera a hacernos una visita. Nunca fue mi pretensión restarle valor a nuestro parentesco, pero reconozcan conmigo que ella tenía que volver a su pueblo, terminar de madurar y compartir su psiquis inestable con sus familiares más cercanos. Tampoco me inquietó concederle a Michia un quinto sentido en todo, y por fin abrimos la maleta en busca de la medicación que debía llevarle de urgencia a mi primita. Claro que si lo hubiésemos hecho antes, en el justo momento que llegó a

33

Page 34: Contrariados y Desarmados

nuestras vidas y entró por la puerta del piso de mi compañera –a pesar de todo-, entonces nos habríamos ahorrado muchos quebraderos de cabeza. Ésta es la realidad, deseaba quitarme de encima tanta responsabilidad y encajar con cierta esperanza mis propios problemas, pero nunca rechacé prestar ayuda, cumplir con mis obligaciones al fin. Quizás hayamos abusado de nuestra modernidad, y ahora ya no creemos que no podamos ser sorprendidos, nos hemos vueltos prudentes, y si ser moderno entonces, se trataba de correr todos los riesgos, eso ya no podemos seguir manteniéndolo en pie, hemos cambiado. “Teníamos que haber abierto la maleta antes”, me repetía obsesivamente, “tenía que haberle hecho caso cuando quiso abrir la maleta, y como siempre, yo y mis limitaciones morales.” Al fin llegamos, Michia me apoyaba en esto y decidió acompañarme, todo estaba tirado por el suelo, el espejo del cuarto de baño roto. y la cortina de la ventana descolgada de un lado. En el centro del caos, sentado en un sillón rojo de paño barato estaba Wert, mirando al infinito. No quiso acompañarnos cuando le dije que sabía donde se encontraba Romina y que teníamos la medicación. Todo estaba bajo control. Ni siquiera quiso despedirse de ella cuando unos días más tarde la dejamos en el autobús de vuelta al pueblo.

34

Page 35: Contrariados y Desarmados

35

Page 36: Contrariados y Desarmados

36