Consumo y Desorden

09/10/2015

Rosa Abenójar

Rosa Abenójar Página 1

Hace no muchos años cada casa –autoconstruida por sus habitantes con materias primas del entorno- producía casi todos los alimentos que comía, fabricaba o reparaba sus herramientas, tejía sus trajes y cantaba y contaba cuentos porque no había televisión ni radio. Hoy en día nos hemos pasado al otro extremo: quien produce fruta no produce verduras ni huevos y quien sabe arreglar un ordenador no tiene ni idea de reparar una radio.

El modelo anterior obligaba a deslomarse a trabajar y el actual (ecológicamente insostenible) nos convierte en “medio inútiles” no habiendo plantado nunca una patata, cambiado el aceite del coche o reparado una cisterna.

Vivir con menos incluye aprender a desprenderse de lo que no nos sirve, de ideas y de cosas.


Vivir en espacios limpios y despejados aporta orden y calma a nuestra mente, y tener cosas “exige”: pensar en ellas, ordenarlas, transportarlas en cada mudanza, etc.

Así como comprar y comprar puede ser un exceso propio de personas consumistas, guardar y guardar es un error habitual de quienes queremos comprar poco. Seguro que no utilizamos ni una de cada diez cosas que guardamos años y años (muebles, libros, ropa, recuerdos, películas…) y esto se convierte en una numerosa perdida de energía.

Hay que soltar lastre. Puedes deshacerte de las cosas que llevas años sin usar. Lo que no implica tirarlas a la basura, se pueden donar, regalar a otras personas, llevarlas a una tienda de segunda mano… haz que las cosas circulen. Y si hay que tirar algo útil a la basura después de haber intentado “colocarlo” sin éxito, hay que hacerlo sin complejos.

A partir del siglo pasado, la capacidad que tienen los medios de comunicación audiovisuales para llegar a millones de personas, se orienta a la construcción de una realidad socialmente aceptada. “la realidad es


todo aquello que se transmite a través de la caja negra”, el acceso a otra visión de la comunicación e información es una tarea casi imposible.

En nuestros días, los medios de comunicación se han perfeccionado en la modulación de los hechos de acuerdo con las necesidades del mercado, lo que ha llevado a introducir nuevos simbolismos, remplazando a los anteriores, que los hacen ver como caducos o negativos para el proyecto

mundial.

En una sociedad, donde el gozo y placer son características fundamen-tales del “buen vivir”, la cultura mediática ha podido desarrollar una “pe-dagogía del consumo”, donde impera la obligación por elegir sobre el gusto, el goce y el sentir, pero su problema está en el exceso de sentido, dando extremo valor a la imagen externa, estereotipada. Estos estereotipos se los ha conformado desde la dinámica del mercado y el poder, imponiendo su ideología a través de la característica interpretativa del


lenguaje. Las tecnologías sociales de consumo han logrado un control sobre el campo de las experiencias del individuo.

Nuestra forma de pensar y de sentir está cambiando. En el ciclo de la vida todo se renueva. Nada está bien ni mal, es simplemente una proyección personal, el reflejo de nuestras ideas y pensamiento, el resultado de

nuestros prejuicios.

A veces necesitaremos a un amigo/a que ponga en orden nuestras ideas, o por lo menos que nos ponga de mejor humor y otras veces necesitaremos a nuestra familia.

Entrar en una casa ordenada nos trasmite sensación de limpieza, bienestar, armonía, incluso nos puede parecer más grande de lo que es en realidad. El mejor consejo que me dio mi tía cuando tuve casa propia fue: ten la casa ordenada, las cosas recogidas, si no tienes tiempo un día de limpiar el polvo o pasar el aspirador nadie que te visite se dará cuenta, ya


que lo importante es el orden. Las camas hechas, los platos sucios en el lavavajillas y la ropa colgada en tus armarios harán de tu hogar un sitio

agradable ¡¡¡y no se equivocaba!!!

Hay un dicho popular que dice “no es más limpia la persona que más limpia sino la que menos ensucia” su significado es una advertencia para tener cuidado de no ensuciar y evitar así tener que limpiar más. Y también se aplica este dicho a una ciudad: “una ciudad limpia no es la que más se barre, sino la que menos se ensucia”, algunas personas creen que cuando manchamos las calles tirando

toda clase de basura a sus aceras el único perjudicado es el ayuntamiento y no se da cuenta que provoca una serie de inconvenientes para las personas que viven en la zona, desde caídas a atraer insectos y ratas con las consecuencias de enfermedades que conlleva la suciedad. Por esto todos tenemos que ser conscientes de nuestros actos.


Quien no ha oído y envidiado alguna vez a una amiga, familiar o conocido/a eso de “Soy capaz de organizar mi tiempo, mi hogar, mi trabajo… encuentro tiempo para todo, planifico todo un ritual de orden cuando veo las cosas fuera de lugar. Todo lo dejo en su sitio y luego vuelta

a empezar…”

Lo peor de ser desordenada/o, es que luego no encuentras las cosas, por esto lo mejor si se tienen hijos, es prevenirlos para que no sean como nosotros, no todas las personas tienen estas cualidades del orden, aunque no debemos amonestarles ya que nos dirán esto de “tú también lo extravías todo”, es mejor contarle cuales son los inconvenientes de no ser ordenado, nuestro deber como padres es prevenirles para que no cometan nuestros propios errores. Y hay que reconocer con toda humildad que también a nosotros nos cuesta, pero que si logramos tener todo en su sitio, el día a día se nos hará mucho más fácil alegrándonos luego de encontrar todo lo que buscamos con inmediatez, ganando tiempo para hacer otras


cosas, y no preocuparnos por donde estará esto que necesito.

Todos hemos gritado alguna vez eso de… “es que no tengo nada que ponerme”, abriendo el armario y viéndolo todo amontonado, efectivamente es que si está todo amontonado, nunca veremos todas las posibilidades que hay dentro de ese armario. Gastando dinero nuevamente que quizás no tengamos y en cosas que no necesitamos. Seguro que hay un montón de ropa arrugada que ni siquiera nos la hemos puesto una vez y si pudiera hablar te gritaría: para que me compraste si ahora no me ves.

La mayor parte de nuestras compras no son planificadas, a veces gastamos en un capricho lo que no tenemos porque estamos tristes por alguna razón y con el objetivo de reforzar nuestra autoestima, haciendo este gasto innecesario. Hemos llegado a un punto de que cada vez tenemos


más cosas que quizás no usaremos nunca o, tenemos más ropa y sin embargo menos que ponernos, porque en realidad no hemos planificado con que nos vendría bien y para qué día podríamos usarlo, así que luego “estará muerto de risa” en una percha o alguna estantería de nuestro

armario meses y meses hasta que ya aburridos de verlo acabará en algún contenedor de reciclaje de ropa de la ciudad. Así tendremos en nuestro armario un tanto por ciento de pantalones que nunca nos ponemos, otro tanto de ropa que dirás “ en que momento me compre esto” o ya lo estrenaré en alguna ocasión especial que nunca llega, esto no lo tiro por si acaso…

Y llega el día en que lo tenemos todo lleno de cosas inservibles, desordenadas y que nos cuesta tirar porque recordamos que nos gastamos en ellas quizás un dinero que no teníamos o que nos hubiese hecho falta para otras cosas más importantes.

Según los expertos el volumen de ventas en Internet ha subido como la espuma en los últimos tiempos, la Red te permite comprar a golpe de clic


lo que se te ocurra, y además conoce tus gustos bombardeándote con publicidad y mensajes incitándote a comprar y ahogando tu casa y el

trastero de cosas inútiles.

El desorden según su significado es la manera incorrecta, según un criterio o una norma determinados, de estar dispuestas las cosas o las


personas en el espacio o de sucederse todos en el tiempo, o sea, estado de confusión o de alteración de algo, también llamado desbarajuste, desorganización desconcierto y confusión entre otros.

Las medidas a tomar para hacerle lugar a lo nuevo y todo esté ordenado, sería por ejemplo: revisar el frigorífico donde a veces guardamos las sobras o restos en papel aluminio y que tarde o temprano tendremos que tirar, ya que no nos apetecerán días después de haberlas envuelto y que

con el desorden habíamos olvidado.

En los armarios hay que deshacerse de todo lo que no hemos usado en un año, ya que si no lo hemos usado en este tiempo es porque está de más en nuestra vida. Dejando aquellas cosas clásicas que nunca se pasan de moda y que nos servirán de fondo de armario, más tarde o temprano las podremos combinar con cosas nuevas, siempre que sigamos teniendo la misma talla.


Los armarios atestados y desordenados reflejan una mente en desorden, al mismo tiempo que éste altera el camino para obtener nuevas metas, bloqueando las vías de acceso de oportunidades y nos hace perder el tiempo, que puede ser valiosísimo para estructurar de manera ordenada y disciplinada nuestro plan de vida.

La acumulación de objetos es una forma de emitir señales, demasiados objetos emite la señal de saturación de ideas, proyectos y planes muy poco estructurados y definidos.

Si quieres tener orden: recoge todo lo que esté en el suelo y colócalo en una bolsa para

luego ir llevándolo todo a su sitio. Saca de los armarios lo que ya no quieras y si está de buen uso todavía, dónalo, por ejemplo a Cáritas u otra ONG, donde mucha gente acude hoy en día porque no tiene nada de nada.

Vacía los cestos de basura en baños, cocina, oficina, dormitorio de los niños, etc.


Las medias que ya no nos sirven podemos sacarlas del armario y usarlas para limpiar muebles.

Revisa y organiza el correo recibido diariamente, archiva papeles y despeja las mesas. Tira todos los bolígrafos y rotuladores que no

funcionen, lleva al tinte la ropa que está usada y no has guardado en el armario, desocupando así el sillón donde la tenías.

Revisa todo lo que tienes en el trastero, garaje…como revistas

que ya no usas, ropa que ni te acuerdas que tenías y ni siquiera es ya de tu talla. Organiza este tipo de desorden de forma inmediata, te ayudará a ser


una persona más centrada en tu vida diaria.

Utiliza los puntos limpios de tu ciudad para reciclar todo aquello que nos sobra en casa y nos está ocupando lugar, desecha todo lo que esté roto y que guardas porque crees que lo arreglarás algún día.

Cuando aparecen ciertas patologías en nuestros pies por haber llevado zapatos con tacón de 15 cm y ya no podemos calzarlos porque nuestros juanetes han aumentado de forma progresiva hay que deshacerse de todos estos zapatos que ya no usaremos, igual que la ropa dónalos, para que quieres tanto zapato que ya no vas a calzar, ya que tendrás que cambiar a otra clase de calzado por prescripción médica.

A muchas personas les resulta muy difícil organizarse. Sentirse abrumado es la frase más pronunciada por aquellas personas que se encuentran en medio del caos y el desorden.


La frustración y el agotamiento pronto se instalan dentro de nuestras casas, llegando un momento que no se sabe dónde deberían ir las cosas.

A veces se posponen los tramites porque te demoraste en realizar pagos y al final pasa lo que pasa, que tienes que pagar intereses.

Aunque se tiene idea de lo que debes y necesitas hacer, la confusión constante nos aleja de la vida productiva. En los casos más delicados definitivamente hay que pedir ayuda, tanto a profesionales del orden

como pedir una cita para que nos trate el especialista.

Una de las cosas que deberíamos tener en orden y saber siempre donde están colocados, son los documentos importantes, como: el pasaporte, la escritura de la casa, el libro de familia, la cartilla de vacunación de los niños y adultos, las tarjetas sanitarias, las pólizas de seguros, los pagos de alquiler, las cosas importante de los bancos como contratos y estos mismos de los teléfonos móviles para saber cuándo se nos acabó la permanencia, las notas de los niños, sus documentos escolares, recibos de hipoteca, etc.


Podemos buscarnos un cajón de algún mueble o una caja que situaremos siempre en el mismo sitio, donde meteremos todos estos documentos, teniendo en cuenta siempre de colocar en el mismo lugar y lo antes

posible lo que hayamos cogido para algún trámite.

También podemos organizar la despensa de alimentos teniendo en cuenta las fechas de caducidad, poniendo todos los productos iguales juntos pero los que más nos aguanten al final, mientras que los alimentos que caduquen primero delante, así no nos

caducará ningún alimento y no tendremos que tirar nada al cubo de basura porque nos ha caducado y no nos habíamos dado cuenta.


Debemos tener un cuaderno y un bolígrafo a mano al lado de nuestra cocina y despensa para ir apuntando todo lo que nos va a hacer falta o se nos va acabando para la próxima compra, ya que si lo tenemos en cuenta y apuntamos al momento, tendremos hecha nuestra lista sin que se nos olvide nada y prácticamente sin perder nuestro precioso tiempo en

recordar lo que nos hacía falta.

Las personas con más altas puntuaciones en la escala de compras compulsivas tienden a comprender y valorar mal sus sentimientos, teniendo dificultad para distinguir entre deseo y necesidad, además de tener poca tolerancia a los estados psicológicos desagradables, tales como el mal humor, la tristeza, la soledad, y la frustración.

La compra compulsiva no se limita a las personas que sobrepasan las compras más allá de sus medios y posibilidades, sino que también incluye


a personas que emplean una cantidad excesiva de tiempo yendo de compras o que crónicamente planifican comprar cosas, aunque nunca las compre.

Aprender a organizar tu mente te permite crear un estilo de vida saludable. No se trata de ordenar tu oficina o tu hogar, sino de la capacidad de la mente para lograr un mayor orden “una perspectiva calmada, sabia, positiva y estratégica” con las habilidades de llegar ahí. Demasiado estrés negativo afecta a tu capacidad de concentración y daña tu salud. Las “reglas del orden” te ayudaran a cambiar la forma de cómo ves la vida.

El orden no es únicamente una acción inteligente, sino todo aquello que funciona de una determinada manera. El orden se encuentra naturalmente en la disposición de sucesos u otros conceptos observables. Aquello que denominamos tiempo, presenta un orden natural para los sucesos y, guiados al menos por los conocimientos concretos del ser


humano hasta el día de hoy, el orden cronológico es unidireccional e invariable. De la misma forma, existen órdenes de órdenes, que solemos llamar estructuras. Existen multitud de estructuras en los más diversos campos tanto de la naturaleza como de la vida social etc.

Se puede definir también en la capacidad que se tiene para hacer las

cosas.

En una sociedad de consumo una de las actividades de ocio principales de la población es la adquisición de bienes materiales o servicios adicionales, con los que satisfacen sus deseos de estatus social o satisfacción material.


Cierto número de individuos pueden desarrollar un trastorno de compra compulsiva. Para los individuos que desarrollan este trastorno de adquirir productos y servicios que están al alcance de los consumidores y usuarios, se convierte en un acto de abusar. En ocasiones, el consumismo se asocia a la compra con la obtención de la satisfacción personal e incluso de la felicidad personal. En las sociedades de consumo, ciertos individuos están dispuestos a trabajar más horas y reducir el número total de horas de ocio, a cambio de mayores salarios y rentas, que les permitan en un tiempo de

ocio menor adquirir mayor cantidad de productos y bienes.

Desde el campo ambientalista, la sociedad de consumo se ve como insostenible, puesto que implica un aumento constante de la extracción de recursos naturales, y del vertido de residuos, hasta el punto de amenazar


la capacidad de regeneración por la naturaleza de esos mismos recursos imprescindibles para la supervivencia humana.

Los niveles de renta más alto han dado lugar a sociedades de consumo como resultado del proceso de industrialización que acorta la vida de los productos, convirtiéndolos en obsoletos; el consecuente desarrollo de la tecnología los sustituye por otros más avanzados o con más y mejores prestaciones.

El consumismo inicia su desarrollo y crecimiento a lo largo del Siglo XX como consecuencia directa de la lógica interna del capitalismo y la aparición de la mercadotecnia o publicidad -herramientas que fomentan el consumo generando nuevas necesidades en el consumidor-. El consumismo se ha desarrollado principalmente en el denominado mundo occidental -extendiéndose después a otras áreas- haciéndose popular el


término creado por la antropología social sociedad de consumo, referido al consumo masivo de productos y servicios.

Entramos ahora en una fase, afortunadamente, en la que el reciclaje es sumamente importante para todos. Los supermercados ya se están poniendo manos a la obra con el uso de las bolsas ecológicas, pues las de polietileno tardan más de doscientos años en biodegradarse, y cuando lo hacen se convierten en pequeñas partículas tóxicas que afectan de

manera directa a la naturaleza.

La falta de identidad de cada una de las personas al no conocer sus necesidades esenciales y la imitación de personajes de televisión u otros arquetipos, que generan un ídolo a seguir.- Dichos ídolos inducen a las personas con una falta de Identidad personal a consumir ciertos productos innecesarios, como consecuencia: generación de necesidades infinitas que no pueden suplirse, la no felicidad.


A la persona consumista no le interesan los ideales filosóficos, éticos, religiosos ni morales que impliquen ayudar de forma genuina al medio ambiente o a otras personas de manera desinteresada como en otras culturas, sus modelos a seguir son los de aquellas personas que han triunfado económicamente, gente llena de cosas materiales, pero a la intemperie metafísica, en general, el bienestar material se incrementa

mientras el desarrollo espiritual se reduce.

La riqueza material desempeñó un papel importante en las sociedades humanas, pero jamás constituyó por sí misma objeto de admiración como en la actualidad.

En España organismos como Facua-Consumidores en Acción y la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) han llevado a cabo campañas con el fin de concienciar a los ciudadanos las consecuencias que sus hábitos pueden tener en el futuro. Estas campañas tienen como objetivo promover cambios en nuestros hábitos así como también el


proponer criterios éticos y de sostenibilidad en nuestras compras y actitudes.

"Mi padre iba en camello, yo voy en coche, mi hijo tiene un avión

privado... su hijo ira en camello"

Proverbio saudí


Bibliografía:

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