Construcción Del Aula Como Comunidad de Todos

download Construcción Del Aula Como Comunidad de Todos

of 11

Transcript of Construcción Del Aula Como Comunidad de Todos

  • 8/18/2019 Construcción Del Aula Como Comunidad de Todos

    1/11

    1

    Organización y Gestión Educativa (2004), nº 2, 19-24 

    LA CONSTRUCCIÓN DEL AULA COMO COMUNIDAD DE TODOS

    Ángeles Parrilla Latas 

    U.Sevilla

     

    “Una comunidad se desintegra en cuanto consiente en abandonar al más

    débil de sus miembros”. (Amín Maalouf: León el Africano) 

    Resumen 

    En este artículo se plantea que avanzar en la creación de aulas inclusivas supone pensar

    la educación en el aula desde la perspectiva de la misma como comunidad acogedora e

    integradora de la diversidad. Tomando como punto de partida la idea de comunidad, el

    artículo desarrolla el sentido del aula como comunidad de diversidad, como comunidad

    social, comunidad de aprendizaje y comunidad de apoyo. El trabajo finaliza con algunas

    sugerencias que podrían servir de marco para avanzar en la dirección señalada.

    0. Introducción 

    Según Paula, una alumna de Primaria con la que hablaba hace muy pocos días,

    sus compañeros se muestran conformes en su mayoría con que Mery, una niña de su

    clase realice normalmente tareas distintas a las del resto del grupo, abandone a media

    mañana la clase para ir a un aula de apoyo, y sea evaluada sin necesidad de hacer los

    controles y exámenes que hacen los demás. Cree Paula que esto es así “ porque Mery es

    distinta y lo necesita”, “ porque es lo que se hace con los otros que son como ella” y

     porque además “tiene que estar en una clase no, ¿por qué no la nuestra?. La

    ingenuidad del razonamiento de mi interlocutora, y la bondad de sus intenciones están

    fuera de toda duda. Pero también es patente y manifiesto en su pensamiento la divisiónque establece entre “los otr os” (los que son como Mery) y nosotros (los demás)” entre

    “nuestra”  aula (el aula les pertenece) y la forma (en cierto modo condescendiente) en

    que se acoge a Mery en la misma. Hasta tal punto es así que se podría decir que Mery

    tiene todas las papeletas para ser percibida en el aula como alguien en realidad unido

     por lazos más bien débiles a la misma.

  • 8/18/2019 Construcción Del Aula Como Comunidad de Todos

    2/11

    2

    Frente a esta situación tantas veces común, aún desde los planteamientos

    integradores, la educación inclusiva propone y plantea una imagen del aula bien distinta

    a la que se perfilaba en el ejemplo anterior. El aula inclusiva es, o ha de ser un espacio

    de todos, pensado y desarrollado como una comunidad de participación. Esta defensa

    de escuelas y aulas pensadas por todos y para todos hoy suscrita  – al menos como

    orientación en la política educativa- de numerosos sistemas democráticos no es un mero

    capricho o moda, sino algo fundamental para proteger a los alumnos del abuso y las

    fuerzas excluyentes de la sociedad y sus instituciones. No es esta sólo una preocupación

    de los profesionales interesados en la inclusión. Además de educadores, filósofos,

    sociólogos y profesionales de diversos ámbitos, han denunciado la despersonalización

    de las escuelas, la pérdida del sentido comunitario en el funcionamiento de centros

    escolares, la escasa flexibilidad de las aulas pensadas de manera excluyente para

    alumnos-tipo, y en general el fuerte individualismo y competitividad escolar(Arnaiz,

    2003; Hargreaves, 1996; Fullan y Hargreaves, 1997; Holmes, 1998). Frente a ello han

     planteado una única idea: la necesidad de restablecer en su seno el sentido de

    comunidad.

    Pero, como es lógico, establecer comunidades que escuchen, apoyen y atiendan

    a todos los alumnos, no que seleccionen y gradúen, exige modificaciones sustanciales

    en los centros escolares y sus aulas.

    Cuatro ideas sobre el sentido y concepto de comunidad, constituyen desde mi

     punto de vista el punto de partida para intentar perfilar desde un referente claro la

    imagen del aula inclusiva.

    - En primer lugar, la noción de comunidad supone la asunción de  pertenencia de todos

    sus miembros a la misma, teniendo todos y cada uno derechos iguales como personas y

    como seres sociales.

    - En segundo lugar la noción de comunidad supone el derecho de cada miembro a

    sentirse actor social , a sentir que interviene en su medio y que es reconocido como tal,

    asegurándose con ello el derecho de desarrollar la propia identidad individual en el seno

    social de la comunidad y no fuera de ella

    - En tercer lugar la noción de comunidad supone la posibilidad de  participar como

    miembros de pleno derecho de todos y cada uno de sus miembros -sean cuales sean las

    características de cada uno- en las actividades de la misma. Es en definitiva el derecho

    a ejercer e insertarse en las actividades de la comunidad.

  • 8/18/2019 Construcción Del Aula Como Comunidad de Todos

    3/11

    3

    - En cuarto lugar la noción de comunidad supone el compromiso con la idea de

    construcción conjunta de esa comunidad. No es suficiente la participación individual,

    sino que la comunidad supone vivir junto a y con los demás, teniendo metas comunes.

    Vamos a ver en los puntos que siguen algunas ideas que nos ayuden a perfilar

    las barreras y dificultades para trabajar en la dirección del aula como contexto

    comunitario, como escenario educativo de todos y para todos. Me voy a apoyar para ello

    en las ideas expresadas por algunos jóvenes a los que en el marco de una investigación

    en desarrollo1 hemos preguntado por sus sentimientos y preferencias durante los años de

    su escolarización.

    1. El aula: ¿comunidad de diversidad? 

    “ Había momentos, muchos, en los que deseaba ser normal, ser

    como todo el mundo. Yo hacía lo posible para ser normal, para

     parecer normal ” (Daniela, 21 años). 

    Frente a nuestro reconocimiento y nuestras declaraciones a veces superfluas o

    ingenuas sobre la aceptación de la diferencia y el valor de la diversidad algunos jóvenesnos dan respuestas tan sencillas y desconcertantes como ésta que nos introduce de golpe

    en una realidad difícil de frenar en muchas aulas: la negación sino explícita sí encubierta

    de la diversidad hasta el punto de intentar ocultar sus manifestaciones.

     No nos interesa juzgar en este momento los motivos que llevan a que las

    respuestas a la diversidad en el aula no siempre apunten en la dirección de construir una

    comunidad de diversidad. Sí es pertinente que pensemos en cómo transformar esa

    situación para caminar en la mencionada dirección. No es una tarea fácil, pero hay

    algunas ideas y reglas que podrían ayudarnos.

     La primera regla es hacer presentes las diferencias en el aula. Significa no

    ignorar ni omitir la diversidad. El principio de igualdad no puede llevar a ignorar las

    diferencias argumentando que hacerlas visibles es en sí mismo un hecho diferenciador y 

    1Parrilla, A. y Susinos, T (Dirs.) La construcción del proceso de exclusión social: origen, formas, consecuencias

    e implicaciones formativas. Material Inédito, en desarrollo. 

  • 8/18/2019 Construcción Del Aula Como Comunidad de Todos

    4/11

    4

    etiquetador. Todo alumno debe sentirse representado en el conjunto de la clase más

    allá de su propia “singularidad” y peculiaridad. La tendencia a reducir la diversidad

    a casos individuales, cuando la diversidad es expresión de una realidad global, no

    meramente individual, es un planteamiento más cercano a la negación de la diversidad

    que a su aceptación. Es la propia diversidad del conjunto lo que ha de remarcarse y

    tener presencia en el aula.

     La segunda regla es reconocer la normalidad de la diversidad. Reconocer la

    diversidad en el aula es admitir y hacer pública y manifiesta la igualdad en la diferencia.

    Somos iguales en nuestras diferencias, y es esa situación la habitual y normal. La

    descripción meramente puntual, acrítica, pretendidamente neutral y circunstancial (el

    día del pueblo Saharaui por ejemplo) de las diferencias, tan frecuente en determinados

    contextos escolares, no conlleva más que una peligrosa aceptación pasiva y hasta

    “f olklórica” de la diversidad.

    Valorar la diversidad es la tercera regla básica en la construcción en el aula de

    una comunidad de diversidad. Significa dar contenido y valor a esas diferencias

    descritas, supone invertir los valores tradicionales (lo diferente es negativo) y reconocer

    las distintas y valiosas posibilidades de la diferencia y la diversidad.

     La cuarta regla supone Aprender a aprender de la diferencia es una meta que se

    da la mano con la anterior. Significa como Ainscow (2004) ha señalado abrir la escuela

    y el aula a nuevas voces (las no familiares) y escucharlas activamente. Esto supone

    asumir una actitud de apertura ante las perspectivas y presupuestos de los demás y

    conlleva una nueva forma de aprender desde parámetros y valores que no son los

    habituales.

     La quinta regla nos lleva a actuar desde la diversidad combatiendo las

    desigualdades. Supone asumir como meta educativa el compromiso con la búsqueda de

    modos de combatir las desigualdades (Stainback y Stainback, 1998). Es enseñar a los

    alumnos la forma de oponerse y resistir a los estereotipos y la discriminación y el modo

    de actuar en contra de la desigualdad .En definitiva el aula, como espacio por excelencia

     para la diversidad, debe comprometerse en la lucha contra las reacciones que devalúan,

    niegan o rechazan la misma.

  • 8/18/2019 Construcción Del Aula Como Comunidad de Todos

    5/11

    5

    2. El aula: ¿una comunidad de Aprendizaje? 

    “ Estaba con ellos, pero no, no siempre hacía lo mismo. Si ellos,

     por ejemplo, hacían matemáticas yo llevaba mi carpeta aparte,

    distinta, sólo. Para mí sol o….  Había veces en que eso me

    causaba bastante mosqueo. Pero cuando me sacaban de clase

    era una alegría. Sí porque me libro de una clase de matemáticas 

    ¿Qué más quiero?” (Alvaro, 20 años). 

    La experiencia tan común y cotidiana para la gran mayoría de alumnos de

    compartir pupitre, tareas, deberes, hasta juegos, es muchas veces extraña para algunos

    alumnos que ven como de una forma u otra van siendo desligados de la participación en

    el aprendizaje de la clase, con las consecuencias que ello tiene para todos (ellos y los

    otros). 

    Sin embargo, un compromiso básico e irrenunciable en el planteamiento

    inclusivo es la construcción de una educación de calidad, para todos, lo que supone

     pensar en el aula ordinaria como espacio de aprendizaje instructivo  para todos los

    alumnos, en el que el aprendizaje es un derecho y una posibilidad que ha de concretarse

    en la participación en el proceso de aprendizaje.

    Por eso la no curricularidad, o la idea de que algunos alumnos (por ejemplo los

    alumnos con necesidades educativas especiales), no pueden desarrollar un curriculum

    formalizado en el aula, sino fichas y breves actividades atomizadas, desconectadas de la

    actividad global del resto es sinónimo de abandono en la búsqueda de comunidad de

    diversidad. También la excesiva diferenciación, las adaptaciones individuales (cuando

    se conciben como punto de partida, y no de llegada) suponen poco más que tener

     presente el hecho de las diferencias en el aula. El aprendizaje y las posibilidades de

    acceso al mismo no han de basarse en oportunidades de diferenciación sino más bien de

     búsqueda de caminos comunes que se diversifiquen atendiendo a las distintas

    necesidades.

    Hoy sabemos que tenemos que planificar el aprendizaje pensando en todos los

    alumnos (Ainscow, 2000) y que concebir el aula como comunidad de aprendizaje exige

     planificar la incorporación de todos los alumnos al trabajo global (incluso aun en el caso

    de que existan diferencias significativas en el mismo).La búsqueda de un desarrollo práctico heterogéneo y diversificado del

    curriculum común (Gimeno, 2000), manteniendo la igualdad es otra de las grandes

  • 8/18/2019 Construcción Del Aula Como Comunidad de Todos

    6/11

    6

    señas de identidad del currículum inclusivo. Sapon Shevin (1999) ha señalado que se

    reconoce el derecho a ser diferente cuando se prevén estrategias que se adaptan a esa

    diversidad natural, no cuando se aísla y separa como reconocimiento de la diferencia.

    Este ideal lleva a centrar el interés del currículum inclusivo en las medidas de atención a

    la diversidad, denominadas ordinarias y no en las especiales. Supone, por tanto, trasladar

    el debate del aprendizaje, desde el alumno (cómo adaptar el currículum al alumno)

    hasta el aula, y la búsqueda desde el currículum común de aula de aquellas pedagogías y

    metodologías que respondan a la diversidad. Obviamente la individualización tiene

    cabida en estos planteamientos, pero nunca como punto de partida de la propuesta

    educativa de una persona, y tampoco como punto de llegada (por lo que podría suponer

    de otorgar un carácter terminal a la propuesta educativa común de un alumno), sino

    siempre como un paso más de un proceso que debe devolver y restituir a los alumnos al

    seno de su comunidad, de su cultura y valores.

    Las frases de algunos jóvenes entrevistados sobre cómo aprenden mejor son bastantes

    sencillas, pero ilustrativas de algunas ideas que bien merece la pena recordar. Dicen que

    han aprendido trabajando juntos, con ayuda, vinculando el aprendizaje a su experiencia,

    etc. ¿No deberíamos reconocer en estas afirmaciones algunas importantes bases del

    aprendizaje escolar? 

    Pequeños pasos,

    no grandes desafíos  Echarle imaginación 

    Ayuda de compañeros.

     No hacer siempre las

    cosas solo 

    Aprender cosas que

    sirven 

    Un trato que en

    ningún momento te

    hace sentirte

    diferente 

    Haberme escuchado. 

    Preguntarme 

    En casa mi padre me

    explicaba todos los días 

    la lección 

    Hacíamos todos lo mismo,

     pero el profesor iba uno por

    uno… 

    Figura 1: Las mejores condiciones y características de los procesos de aprendizaje según los alumnos.

  • 8/18/2019 Construcción Del Aula Como Comunidad de Todos

    7/11

    7

    3. El aula: ¿una comunidad social? 

    “Se reían de mí,… Me apartaban en los juegos y no podía hacer las cosas con ellos. Nome querían en su mesa. ¿Por qué? No sé… porque era distinta a ellos… pues a lo mejor porque pensaban que era mongolita” (Laura, 21 años)

    ¿Cómo intentaban solucionar los profesores mi comportamiento?: Nada me mandaban al Jefede Estudios, a la biblioteca. Nunca hablaban conmigo, directamente firmaban el papel y nadaal director ”  (Curro, 18 años) 

    Estos chicos hablan de situaciones de marginación y aislamiento, y no piden otra

    cosa que dejarse ver y existir para los demás. Hacer del aula una comunidad social

    requiere como nos señalan Laura y Curro, que todos los alumnos asuman un papel

     protagonista, que se disponga de adecuados espacios de participación y expresión y la

    conciencia  –  por encima de todo- de que los profesores y los compañeros están

    dispuestos a tener en cuenta a todos y cada uno de los miembros del grupo clase.

    Supone por eso convertir a los alumnos en aliados privilegiados para la creación de un

    contexto inclusivo. No podemos construir una comunidad social al margen de ellos.

    La construcción en el aula de una comunidad social exige revisar y atender

    algunos aspectos organizativos y culturales muy importantes en el funcionamiento de

    las aulas.

    Como toda organización no meramente formal el aula tiene reglas y rutinas,

    genera su propia cultura, sus valores y normas susceptibles de análisis y mejora para

    adaptarse a la diversidad de los alumnos en la misma. Pero las reglas y rutinas no

    siempre se declaran o son enseñadas explícitamente.

    También el ambiente de clase, sus determinantes y efectos, ha merecido desde siempre

    la atención de numerosos estudiosos del aula. El clima y atmósfera del aula, la cohesión

    satisfacción, competitividad y fricciones dentro del grupo marcan en gran medida lo que

    allí ocurre. Y eso depende de las metodologías, las actividades planteadas, losagrupamientos, etc.. Los roles de los alumnos y el profesor dentro del aula son pues

    roles creados dentro de una situación social Si la educación y formación de la persona

    es algo más que un proceso meramente instructivo, la dimensión social del aula es un

    elemento de referencia básico a considerar, programar y evaluar por el profesor, y no,

    como parece en ocasiones, una dimensión que se asume como dada, como si fuera un

    dato curioso, ajeno o simplemente una cuestión de índole psicológica -no estrictamente

     pedagógica- y por eso secundario en la vida del aula.

  • 8/18/2019 Construcción Del Aula Como Comunidad de Todos

    8/11

    8

    Además los factores ambientales como las características físicas del contexto

    (Thomas, Walker y Webb, 1998), tienen que ver con el comportamiento en clase y su

    capacidad de acogida. La organización y distribución espacial es ya de por sí un

    indicador de las interacciones sociales que pueden darse en el aula.

    Estos mismos autores han analizado los procesos de comunicación y relaciones Thomas,

    Walker y Webb (1998) en los grupos en los que se producen más interacciones inclusivas,

    identificando las siguientes como características que suelen darse en las comunidades

    sociales acogedoras y respetuosas con la diversidad:

     Participación de todos en la elaboración de normas del grupo

     Definición clara y comprensible de las normas 

     Flexibilidad en los acuerdos

     Relaciones que potencian los aspectos más positivos 

     Relaciones simétricas entre alumnos y con los alumnos 

    4. El aula: ¿una comunidad de Apoyo? 

    “H asta sexto estuve en una clase normal, y yo…pues me iban

    bien los estudios, iba igual que mis compañeros, pero decidieron

     ponernos todos juntos a unos cuantos gitanos. Estuvimos así dos

    años. Ellos lo llamaban clases de apoyo, pero bueno.. Me retrasé ahí

    un montón” (Manuel, 18 años) 

    Este chico plantea con sencillez y cierto escepticismo una situación realmente

     paradójica: el riesgo de convertir una herramienta al servicio de la inclusión (el apoyo)

    en todo lo contrario: en mecanismo de segregación y exclusión. Sin duda que el interés

     porque este alumno recibiese apoyo no se correspondió con el interés del propio alumno

    que lo ha vivido como respuesta excluyente por su pertenencia a un grupo cultural

    minoritario, y como una etapa con efectos negativos en su proceso de aprendizaje.

    Con independencia de lo acertado o no de la medida tomada en este caso

    concreto (que obviamente no podemos juzgar con la información disponible) lo que sí

    es cierto es que el apoyo es una opción frecuente ante la diversidad que no suele

    cuestionarse ni analizarse críticamente al darse por sentada su bondad y su necesidad. El

    apoyo se asume como idóneo y “naturalmente” bueno.

  • 8/18/2019 Construcción Del Aula Como Comunidad de Todos

    9/11

    99

    Por ejemplo, se tiende a enviar a apoyo “f uera del aula” a un alumno para que se adapte

    la enseñanza al mismo, para que pueda aprender a su ritmo, para que reciba un trato y

    una enseñanza más personalizada…  Se asume así que el aula de referencia de ese

    alumno, y su tutor no pueden o no están preparadas para hacer ese tipo de enseñanza…

    Sin embargo, el apoyo puede ser necesario pero no adecuado en su forma y modos a

    las necesidades de los alumnos.

    En un aula que no excluye a sus alumnos el apoyo ocupa un espacio realmente

    diferente a como se concibe tradicionalmente. En primer lugar el apoyo no es ni ha de

     ser concebido como algo ajeno o externo a la vida del aula. En segundo lugar, el

     principio básico para el desarrollo del mismo es el apoyo al aula, más que al alumno.

    En tercer lugar el apoyo no puede convertirse en un elemento penalizador de

    determinadas situaciones y alumnos. A la inversa, debe ser elemento de inclusión y

    reconocimiento, de unión y potenciación dentro del grupo.

     El apoyo que el aula inclusiva plantea, no es un apoyo experto ni prescriptivo,

    es por el contrario un apoyo que promueve la indagación, la búsqueda conjunta de

     soluciones, el diálogo y la confrontación entre profesores en la escuela. Dyson (2000)

    llama a esta concepción del apoyo como “apoyo crítico”. La principal característica

    del mismo es que parte de la deconstrucción y el cuestionamiento de cualquier práctica

    en curso, tanto en sus asunciones éticas, como políticas, pedagógicas, etc. y se preocupa

    del análisis de las alternativas que se rechazan así como de aquellas por las que se toma

     partido 

    Pero ¿cómo puede articularse ese apoyo? ¿cómo puede en la práctica convertirse

    el aula en una comunidad de apoyo? Stainback y Stainback plantean algunas formas

     básicas de conducir el aula hacia lo que Strully y Strully (1990) denominan una

    comunidad de ayuda, aquella que fomenta las redes naturales de apoyo existentes

    avanzándose así hacia aulas que aceptan y usan positivamente las diferencias entre

    alumnos. Esto supone plantear la enseñanza contando con los propios alumnos como

    apoyo: los sistemas de aprendizaje en grupo cooperativo, los sistemas de aprendizaje

    apoyados en las tutorías entre compañeros, (Ovejero, 1990; Pujolas, 1999) así como la

    creación de comunidades y redes de ayuda entre compañeros tanto siendo estos los

     propios profesores (véase por ejemplo Parrilla y Daniels, 1998) o los mismos alumnos

    (Snow y Forest, 1987).

  • 8/18/2019 Construcción Del Aula Como Comunidad de Todos

    10/11

    10 

    5. Algunas claves en la construcción de comunidades inclusivas: 

    Para terminar quisiera plantear algunas claves que pueden servir de guía para el trabajo

    de aquellos que estamos empeñados en ir construyendo comunidades educativas, tanto

    en centros como en aulas, orientadas desde el respeto a la diversidad, y la construcción

    conjunta del proceso educativo que sustentan.

    - Denunciar la exclusión. Quizás el discurso políticamente correcto  –  pero hasta

    ahora poco eficaz en nuestras prácticas- de la inclusión, deba dejar paso al discurso de la

    exclusión como herramienta de cambio. Eso significa asumir e incorporar la idea de

    construcción social de la exclusión a las agendas de investigación y al propio ejercicio

     profesional. El papel que la investigación educativa (sobre todo de la llamada

    investigación participativa, biográfica-narrativa y emancipatoria), pero también el papel

    que distintas asociaciones (de padres, ciudadanas etc.) deben jugar en la identificación y

    difusión de los procesos de exclusión y las barreras al aprendizaje en los centros

    educativos y la sociedad, es una vía que en nuestro contexto se tiene que desarrollar.

    -Colaborar en la construcción del conocimiento de la Inclusión. Los obstáculos

    y la complejidad de la educación inclusiva me llevan a persistir en la idea de caminar

     por aquella vía de construcción del conocimiento que enfatiza el carácter crítico y

    dialógico del mismo, su fundamentación en la “conversación” y discusión entre teoría y

     práctica, y su apoyo en la construcción -compartida- de discursos y profesionales. Esto

    supone superar las ideas simplistas sobre la colaboración (como mero trabajo en grupo),

    y avanzar desde la colaboración entre iguales hacia la colaboración entre profesionales y

    agencias diversas, con distinto estatus profesional y adscripción disciplinar.

    -  Establecer vínculos entre comunidades educativa y social . Es necesario pensar la

    educación inclusiva desde el marco amplio de la comunidad social, entendiendo y

    aprovechando la capacidad educadora de la misma. La escuela tiene que abrirse al

    entorno y a la comunidad. Esa apertura ha de ser dinámica, no meramente burocrática o

    testimonial. Las posibilidades que una sociedad y una escuela ofrecen para la

     participación en condiciones de igualdad son un buen barómetro para medir su

    compromiso con la inclusión.

  • 8/18/2019 Construcción Del Aula Como Comunidad de Todos

    11/11

    11

    Referencias bibliográficas 

    Ainscow, M. (1999) Desarrollo de escuelas inclusivas. Madrid. Narcea

    Ainscow, M. (2004) Investigación Acción: Una propuesta para el desarrollo de prácticas

    inclusivas. Cuadernos de Pedagogía, nº 331, pp- 54-59.

    Arnaiz, P. (2003). Educación inclusiva: una escuela para todos. Málaga: Aljibe.Dyson, A. (2000). Questioning, Understanding and supporting the Inclusive School. En

    H. Daniels (Ed.) Special Education Re-formed. Beyond Rhetoric?. Londres:

    Falmer Press, 85-100.

    Fullan, M. y Hargreaves, A. (1997). ¿Hay algo por lo que merezca la pena luchar en la

    escuela?. Sevilla: Publicaciones M.C.E.P.

    Gallego (2000) El apoyo entre profesores como actividad educativa inclusiva.  Revista

    de Educación, 327, 83-105

    Gimeno, J. (2000).  La educación obligatoria: su sentido educativo y social . Madrid:

    Morata.Hargreaves, A. (1996). Profesorado, cultura y postmodernidad . Madrid: Morata.

    Hargreaves, D. et al. (1978).  Deviance in classrooms. Londres: Routledge and Kegan

    Paul.Holmes, M. (1998). Change and Tradition in Education: The lost of Community. En A.

    Hargreaves et al. (Eds.)  International handbook of Educational Change,

    London: Kluwer Academic Pub., 242-260.

    Ovejero, A. (1990). Aprendizaje cooperativo e integración escolar. En Ovejero (Ed.),

     Aprendizaje Cooperativo. Barcelona: P.P.U.

    Parrilla, A.(2000). Acerca del sentido y origen de la educación inclusiva.  Revista de 

     Educación, 327,

    Pujolás Maset, P. (1999). Atención a la diversidad y aprendizaje cooperativo en la ESO.

     Revista de Educación Especial , 26, 43-98.

    Sapon-Shevin, M. (1999). Celebrar la diversidad, crear comunidad. En S. Stainback y W.

    Stainback, (Ed). Aulas inclusivas. Madrid: Narcea, 37-54.

    Snow, J. y Forest, M. (1987). Circles. En M. Forest (Ed.).  More education integration.

    Downsviewe, Ontario: G. Allan Roeher Institute, 169-176.

    Stainback, S. Stainback, W. (1999), Aulas inclusivas. Madrid: Narcea,

    Strully, J. y Strully, C. (1990). Foreword. En W. Stainback y S. Stainback (Eds.),Support networks for inclusive schooling: interdependent integrated education.

    Baltimore: Paul H. Brokes Publ. Co., ix-xi.

    Thomas, G. , Walker, D. y Webb, J. (1998). The making of the Inclusive School .

    London: Routledge