CONSEJO NACIONAL AYUDANTES TECNICOS - … tm período decisivo y alentador, ... L ineos. tl'luy ......

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BOLETIN CULTURAL E INFORMATIVO

0PºJ~/o';:, .

CONSEJO NACIONAL

AYUDANTES TECNICOS SANITARIOS

I

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EDICINA

•• .. •• •• •• •• •• .. •• •• •• •• •• .. •• •• ::

órgano oficial del consejo nacional de ayudantes técnicos sanitarios

DIRECTOR: IQUE RIUDAVETS DE MONTES

Y FERRElRO

REDAC'l'OIW'EFE: PEDRO SIERRA MORAN

REDACCION Y ADMINISTRACION

ENERO 1967

l \

• umar10

Págs .

E DITORIAL.-«Sin lugar a dudas» ... 5 Sl'.:CCION OFICIAL ... ... ... ... ... ... ... 6

CONSEJ O NACIONAL ... ... ... ... ... 8

Los Ayudantes Técnicos Sanitarios en el \' Congreso Nacional de :\1edicina y Segu­ridad en el Trabajo . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . 11

PH1<; \'ISIOX ... ... ... ... .. . ... ... ... ... ... 12

Brillante inauguración del segundo ciclo ele l•;scritores y Artistas . . . .. . ... .. .. .. . . ... 1:!

.\SOC'L\CIOXES (Wl'OLI CAS ... ... ... H

La Organización Sindical y la E m1wesa ... 15 El accidente. tema de actualidad . . . . . 17 .\SOC'I:l('IO~ DE J<;SCRITOHES Y .\R-

' l'LS'.rAS, .\. T. S.-Leyendas y t radiciones del v iejo Madrid. La calle de Broq uelcros, hoy Carretas . . . . . . . . . . . . .. . . . . 20

Laherinto de feria ... ... ... ... . . . .. . .. . . .. 23 Cana abierta a un detractor ... .. . .. . . .. ... 25 J)e-,de las <'t11n b1'e'> de Gredos.-La legión

ch.: los condenados . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 26 Dt>~dc la otra orilla .. . ... ... . .. ... . . ... . .. 30 11.\ S 1'JXC'URS lON ES DE NUESTHA H 1<,;..

\ ' ISTA.-Viaje a l Pais del Arte ... ... ... :n ARCO DE TRIUNFO. - La infanzona de

:\[edinica ... .. . .. . . .. ... ... .. . ..• ... ... :!;3

Sección Oficial (Cltima hora) ... ... ... ... 35

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,

El CONSEJO NACIONAL DE AYUDANTES TECNICOS SANITARIOS, como en tales ocasiones acostumbra, desea a todos sus compañeros, cola­boradores, amigos y familiares un próspero año nuevo.

Al expresm· sus votos fervientes por que toda la Clase en general disfrute de tm período decisivo y alentador, lleno de legítimas esperanzas sólidamente fundamentadas en su fe inquebrantable, en su creciente capacidad profesio­nal, en su altruista valor humano, en su ardiente amor al trabajo, en esa unidad con tantas dificultades lograda, ha decidido ilustrar esta página con la efigie del Jefe del Estado, Generalísimo Franco.

Para nosotros, en estos momentos históricos, el Caudillo no representa una figura polftica gloriosa, sino más bien el exponente, el símbolo de una Paz duradera que jamás podrá ser turbada, del triunfo del constante laborar, de la victoria de este continuo caminar hacia adelante que nosotros y toda España necesita.

Su férrea voluntad, su clara visión de gobernante, han sabido una vez más alejar del horizonte de la Patria las nubes que pudieran empañarlo, haciendo más preciso y seguro, más optimista y prometedot ese porvenir a que todos los Ayudantes Técnicos Sanitarios espaiioles aspiramos.

En el primer peldaño de este nuevo mio, sólo sabemos exclamar con todo corazón: ¡DIOS LO QUIERA!

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Sin lugar a dudas Pocas disposicione.'I ministeriales ofrecen la claridad mtaprctatirn, tan precisa y rotun·

<l<: dPterminadón de s11 sentido, como esta que i·amos a comc11tar v a la que tal importancia concr<lnnos, v que se reproduce en la página 6 de rsta misma Revista.

Importancia, sl, y mucha, en lo q11e se refiere a los compañeros que prestan siis ser­r·inos en la.'! Univ<>rsidades Laborales, a los cualr.'I, rrrónramentc clasificados en la Esca­la C de Scrricios Técnicos, viene ahora la Dirección Genrral dr Promoción Social a colocar 1•11 .m pursto, correspondiente en el Grupo n, <le tale.~ servicios.

Importancia, mucho mayor todat1a, para la totalidad de la rlase que, dr forma tan W<'<'Ísa e indiscutible, ve aplicada su condición de Técnicos de Grado Medio no hace mucho tirnmo obtenida.

Tmportancia, grande también. aq11ella que, además, entraña la .msodicha Orden mi· nistrrial al conceptuar con idénticos derecho,; al antiguo Practicantr 11 al moderno Aytl· dante Tétnico Sanitario.

Or una manera resplandeciente palpamos la tra.~r.r.ndcn<'ia 11 consrcuencias-ya bien prerista.'I por no.'lotro.'1-dr nuestro nuera conreptuación acadbnira. 1mida a la autorización ofirial para la 1·oltmtaria convalidación de tftulos .

• lf111'110.'i, ruando se promulgaron las ref rridas rl1sposki<mes, las acogieron ron marca­"'' pn.~it idad, casi con indiferencia. Muchos se pcrdirron en el dédalo di' puerilrs di.~q11isirio· 111·!1, taln como el sonido de ttn nombre. ionoranclo su 1>erdadero fondo. trabucándose 11 tra­l>11cando a los demás con inocenil'.~ considnal'ionr.'I intítiles. Ahora. por lo q11e tiene de só­li<lo arn11mento para el futuro. por su efecti1·0 rnlor para 1m mañana inminente. ya inicia· do: pista de despegue en el pon-rnir para rtulo.'i de mayor rn t•rraadura. drben reconocer noblemente cómo el Consejo Nacional, al trabajar con tanto den11edo 1/ entusiasmo, con se­mejante tenacidad el looro de ambas superiores resolt1rionrs del Minfatrrio de Edttcaci6n Nacional, primero, drl de F:ducación 11 Ciencia, despm!s, per.'ie(]71fa 11na meta importante, cru· rial, perfectamente estudiada, r ttidadosamente meditada durante larnos meses, cuyo alcance 1>reconcebfa v que compensaba con creces el esfuerzo v el trabajo desarrollado con inio1ta· lable tesón.

No siempre el Consejo Nacional puede v debe adoptar esas posturas oallardas que tanto suelen gu$tarnos a los espa1to'/.es en general v que con su quijotesco brillo entusias· man a la oalerfa. No en todos los casos consi.11te la labor del Consejo Nacional en revoZ. rerse airado contra manifiestas injusticias, er defender cara a cara, valientemente, los in· tlreses corporativos, efectuando innumerables visitas, redactando escritos conminatorios, ele­rando su voz en la prensa, ante los micrófonos de la radio o frente a las cámaras de tele­t"isión.

La gran obra , la verdadera misión creadora del Consejo Nadonal 11 ,'IU.'i Colegios Pro-1·inciales-ahora podéis comprobarlo-, es muchas vece.<; callada, at1.<;tera. en silencio, sin lla· maradas ni relumbrones. No siempre conviene, de tárita manera, .'irr e.<;pada presta al com­bate, sino más bien mar tillo sordo y consecuente que golpea una v mil l"eces el yunque.

Lo primrro despierta fácilmente olas de rnt11siasmo, ya lo sabemos. Lo seoundo, ro­mo 1J apagado, es mt1chas veces lo más práctico. Subir escalones pasito a pasito, sin dar treoua al cansancio. lleva, en definitit:a, mucho mds arriba.

No queremos nosotros que nos aplattdan nuestro.'! triunfos, no deseamos nosotros ronsolirlar nttestra gestión haciendo resonar torme11tas de aplausos. Z:,11chamos, sin reparar r11 ro.<; mPdios, siempre que sean tstos honrarlo.'! v nobles, por la efertit'a reit'indicación profesional de toda una Clase.

No olvidéis esto, amigos 11 compa1ieros, y tened fe en vuestro Consejo Nacional. Al· aunas veces, cuando lo considera necesario, grita hasta enronquecer, sin temor a los con­sécuencias. Otras veces permanece aparentemente callado, driando actuar a la cabeza me­;or que desbordársele el corazón. Pero ni por tm momrnto, el Con.~r.jo Narional abandona su puesto.

M EDICINA y CIRUGIA AUXILIAR s

Importante resoluelón de la Dlreeelón General ·

de Promoelón Soelal En el Boletín Oficial del Estado núm . .299. del 15 del

pasado mes de diciembre, se publica la siguiente Resolu­ción de la Dirección General de Promoción Social, de fecha 29 de noviembre anterior, que consideramos de excepcional interés por el precedente, otro más que sienta en cuanto a la equiparación de los Títulos de Ayudantes Técnicos Sanitarios y a Practicantes a Técnicos de Grado Medio:

"La Resolución de esta Dire~ción General de 15 de oc­tubre de 1966 clasificó a los Ayudantes T€cnicos Sani­tario~ de Universidades Laborales en el Grupo C de la Escllla de Servicios Técnicos, debido a los diversos cri­terios y apreciaciones que habían existido sobre la cate­¡?oría de los estudios y titulaciones de esta profesión. que no habían dejado sentado de manera definida su clasifi­cación.

Reconsiderada. a petición de los interesados. la clasi­ficación realizada. vista la Orden del Ministerio de Edu­cación Nacional de 24 de mayo de 1963 y elevada con­sulta a los órganos correspondientes. que corroboran que actualmente los títulos exoedidos por el Ministerio de Edu­cación y Ciencia de Ayudantes Técnicos Sanitarios y Prac­ticantes se les considera a t9dos los efectos Técnicos de Grado Medio: parece adecuado el que los mismos sean clasificados en el Grupo B de la Escala de Personal de Servicios Técnicos de Universidades Laborales en lugar del C. en que habían sido incluidos.

Por todo lo cual, Esta Dirección General de Promoción Social ha re­

suelto: Primero.- Modificar los párrafos dos y tres de la Reso­

lución de 15 de octubre de 1966 (Boletfn Oficial del Es­tado del 26). por la que se integra al personal de servicios y Medios Didácticos de Universidades Laborales en los Grupos correspondientes a la Escala de Servicios Técnicos, que quedarán redactados en la forma siguiente:

2. Se integran en el Grupo B de la Escala de Servicios Técnicos los actuales Técnicos de Medios Audiovisuales y Ayudantes Técnicos Sanitarios.

3. Se integran en el Grupo C de la Escala de Servicios Técnicos los actuales de Auxiliares Psicotécnicos.

Segundo.-Los Ayudantes Técnicos Sanitarios designa­dos por Resolución de esta Dirección General de 7 de octubre de 1966 (Boletfn Oficial del Estado del 21) se integran en el Grupo B de la Escala de Servicios Técnicos, quedando modificado en este sentido el párrafo octavo de la misma."

~ ...

Seguro Social de f nfermedad Resolución del Instituto Nacional de Previsión por la que se

rectifica la de 4 de febrero de 1966 (Boletín Oficial del Estad<> de 27 de abril) en que se resolvía el concurso convocado para cubrir ea propiedad plazas d~ Practicantes del Seguro Social de Enfermedad.

6 MtOICI'\• y CllO)(if~ l\UXIL .. I\

En cumplimiento de lo dispuesto en las Resoluciones dicta­das por Ja Dirección General de Previsión a la vista de los recursos formulados contra la Resolución de 4 de febrero de 1966 (Bolelln Oficial del Estado de 27 de abril), y corregidos errores materiales de transcripción, esta Delegación General hace pú­blicas las rectificaciones efectuadas a la citada Resolución que a continuación se expresan:

Quedan anulados los siguientes nombramientos:

Provincia de Barcelona:

Barcelona.- Doña María Milagros Farre Oliva.

Provincia de Murcia:

Murcia.- Don José Fuster Muñoz. Alquerfas.-Don Francisco Botella Palop. ,.

Provincia de Oóedo:

Sama de Langrao (Langreo).- Don Rafael Fernández Castalio.

Provincia de Tenerife:

La Laguna.- Don Francisco Peraza, Hernández. La Cuesta.- Don Agustín Padilla Quintana.

Quedan nombrados los siguientes Practicantes:

Provincia de Barcelona:

Barcelona.-Don Ramón Camprubi Rexach.

Provincia de Murcia:

Murcia.- Don Manuel Bru Martínez. Alquerías.- Don Manuel Giménez Gómez.

Provincia de Oviedo:

Sama de Langreo (Langreo).- Don Andrés Corsino Palacios González.

Provincia de Tenerife:

La Laguna.- Don Agustín Padilla Quintana. La Cuesta.-Don Alejandro Reyes Rodríguez.

Quedan corregidos los siguientes errores de transcripción:

DICE DEBE DllClR

Provincia de Barcelona

Hospitalet de Llobregat: Don Luis Pont Bel.

Tarrasa: D.• María Pilar Cu­guero Fort.

Hospitalet de Llobregat: Don Juan Luis Pont Bel.

Tarrasa: D.• María Rosa Cu­guero Fort.

Provincia de Madrid

Madrid: D. Jesús Muriel Martínez. D. Ramón Grado Jiménez.

Madrid: D. José Muriel Martín. D. Ramón del Prado Jiménez.

Provincia de Valencia

Bonicalap: D.ª Indalecia Nava- Valencia: D. Indalecio Nava-rro Prado. rro Prado.

Provincia de Vizcaya

Bilbao: D. Angel lbáñez Azpitarte. D. Frigidiano Pambrino Gó­

mez. D. Andrés Elorduy Bárcena. D. Rafael Florencio P i n i 1 1 a

García. D. Angel Al'pón Amezúa. D. Manuel Victoria Llama. D. Alfredo Sarachaga Rodrí­

guez. D. Javier de Astoriza y En­

pa~a,

Bilbao: D. Angel lbáñez Azpitarte. D. Frigidiaao Pambrino Gó­

mez. D. Rafael Florencio P i n i 1 1 a

García. · D. Andrés Elorduy Bárceaa. D. Angel Arpón Amezúa. D. Manuel Victoria Llama. D. Alfredo S:irachaga Rodrí­

guez. D. Javier de A~toriza y En­

daya.

D. Luis Ruiz Armentia. D. Manuel Martínez Sáez.

Fe- D. Antonio José Gracia Fe-nero.

D. Alejandro González Dueñas. D. Nemesio Isidro Arpón Sáez. D. Juan de Dios Mayor Azu-

mendi. D. José Luis Camarón Marín. D. Lorenzo Calvo Loredo. D. Juan Carmclo Garaita Villa.

nueva. D. Ramón Paños Martínez. D. Víctor Julio Fano Ugarriza.

toma de posesión de las plazas adjudicadas como conse­·a de esta rectificación se efectuará en las Delegaciones nciales respectivas, dentro del p lazo de quince días hábi­

ntados a partir de la fecha de la notificación que la De­n Provincial hará individualmente a los interesados.

drid, 17 de octubre de 1966.- EL DELEGADO GENERAL, María Guerra Z11nz1megui.

B. O. E., núm. 295. correspondiente al IO-XII-66.)

eto-Ley 10/1966. de 1 de diciembre, por el que se ac­refiriéndole al primer semestre de 1966 el período de que ha de servir de base para determinar el valor pro­del punto del Plus Familiar a que se refiere la norma del número tres de la disposición transitoria cuarta de

articulada de la Seguridad Social, de 21 de abril de 1966. cumplimiento de lo previsto en Ja disposición transitoria de la Ley de Bases de la Seguridad Social, el número tres dispo~ición transitoria cuarta de su Ley articulada, para

ción del régimen de protección a la familia a los tra­es que al iniciarse la vigencia del mismo fueran percep­

de Plus Familiar, tomó en consideración, a efectos de inar el valor fijo del punto, el promedio que éste hu­tenido para cada uno de ellos en el segundo semestre novecientos sesenta y tres.

el tiempo transcurr ido entre la promulgación de los xtos legales citados, el valor promedio del punto que re­a, de tomar en consideración el segundo semestre de mil

ntos sesenta y tres, diferiría notablemente del que los ores estén percibiendo en la fecha en que tenga efecto en General de la Seguridad Social.

consecuencia, se hace necesario actualizar el valor pro. del punto partiendo para su determinación del semestre

1 inmediatamente anterior a la fecha de promulgación sentc Decreto-Ley. su virtud, a propuesta del Consejo de Ministros en su

del día once de noviembre de mil novecientos sesenta

y seis, y en uso de la autorización que me confiere el artículo trece de la Ley de dieciséis de julio de mil novecientos cua· renta y dos, modificada por la de nueve de marzo de mil novecientos cuarenta y seis; oída la Comisión de las Cortes, en cumplimiento de lo dispuesto en el número tercero del artículo diez de la Ley de Régimen Jurídico de la Administra­ción del Estado,

DISPONGO:

Artículo primero.-Para la determinación del valor fijo del punto del Plus Familiar, que se regula en la norma tercera del número tres de la disposición transitoria cuarta de la Ley ar­ticulada de la Seguridad Social de veintiuno de abril de mil novecientos sesenta y seis, las referencias contenidas en los dos apartados de dicha norma al segundo semestre de mil novecientos sesenta y tres se entenderán hasta el primer se­mestre de mil novecientos sesenta y seis. En consecuncia, en el primer supuesto del apartado a) se incluirá la paga de Na­vidad de mil novecientos sesenta y cinco, en lugar de la de die­ciocho de julio a que el mismo se refiere, y Ja mención del día trein ta y uno de diciembre de mil novecientos sesenta y tres, contenida en el párrafo tercero del apartado b), quedará sustituida por la del día treinta de junio de mil novecientos sesenta y seis.

Artículo segundo . ...-Del presente Decreto-Ley se dará cuenta inmediatamente a las Cortes.

Así lo dispongo por el presente Decreto-Ley, dado en M11drid a uno de diciembre de mil novecientos sesenta y seis.

(Publicado en el B. O. E. ntim. 295, del 1 O-Xll-66.)

Concurso desierlo Resolución de la Dirección General de Plazas y Provincias

Africanas por la que se hace público haber quedado desierto el concurso para la provisión de una plaza de Practicante de Me­dicina y Cirugía en el Servicio Sanitario de la Provincia de Sahara. ·

Por no haberse presentado aspirante alguno que posea la con­dición de funcionario, establecida en el concurso publicado en el Boletín Oficial del Estado número 236, de 3 de octubre úl­timo, para la provisión de una plaza de Practicante en Medicina y Cirugía. vacante en el Servicio Sanitario de la Provincia de Sahara, la Presidencia del Gobierno, en uso de la facultad que le confiere el último párrafo del expresado concurso, ha tenido a bien declararlo desierto.

Madrid, 25 de noviembre de 1966.- EL DIRECTOR GENERAL, fosé Díaz de Villegas.-CONFOR\1F.: Luis Carrero.

(Del B. O. del E. mím. 300, correspondiente al día 16-Xll-66.)

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El Consejo Nacional, recibido por el directo .. general de Previsión

El director general de Previsión recibió el pasado día 20 de diciembre, en su despacho oficial del Ministerio de Trabajo, al Pleno del Consejo Nacional. El presidente del Consejo, señor Riudavets de Montes, después de un am­plio cambio de impresiones con el señor Abella Martín, le hizo entrega del escrito que se re­produce seguidamente, con el ruego muy en­carecido de dárselo a conocer a l señor minis­tro de Trabajo.

Excelentísimo seí\or: Estima este Consejo Nacional llegado el momento de insistir

nuevamente en las reiteradas peticiones que desde hace tanto t1 !mpo viene elevando a V. E .. encaminadas todas a solucionar ra lamentable situación en que se encuentran los Ayudantes Técnicos Sanitarios al servicio de la Seguridad Social.

No desconocemos, no obstante, que desde sus primeros mo­mentos fue mlseramente retribuido el Ayudante Técnico Sa­nitario al crearse el S. O. E., y que en sucesivas ocasiones se ha ido, poco a poco, intentando subsanar su abandono primi­tivo; pero es lo cierto que estas mejoras alcanzadas han sido tan parcas y tan esporádicamente concedidas, que, en verdad, no han resuelto, ni con mucho, la situación de inferioridad que padecen estos profesionales.

Es por eso, Excmo. Sr., por lo que nos vemos en la preci­sión, no ya de insistir en nuestras anteriores peticiones, las cuales por no haberse tenido en cuenta pese el tiempo trans­currido continúan pendientes en cuanto a retribución, descanso y designación de representantes se refiere, sino que-además­se impone urgentemente, y así nos lo exige la Clase, que te­nemos el honor de representar, la elaboración de un Regla­mento que espedfique claramen te los derech os y deberes del Ayudante T écnico Sanitario al ser•vicio de la Segm1c'lad Social.

Es evidente que, en conjunto, las múltiples órdenes, dispo­siciones y circulares que con tanta amplitud han sido publi­cadas a este respecto hablan más de las obligaciones, sanciones, etcétera, que de los derechos que les puedan corresponder, y es por ello que existen múltiples situaciones violentas e incom­prensibles que se resuelven de forma poco satisfactoria para nuestros representados.

Todo esto, Excmo. Sr .. sea dicho con todos los respetos, ha creado una densa atmósfera de profundo malestar, de descon­tento y de desesperación de este sectlor, atmósfera que si no se ha dejado manifestar de forma visible es tan sólo debido al elevado espíritu patriótico. cristiano y humanista en que está profundamente impregnado este amplio sector de la Sanidad que abarca a más de 30.000 hombres, y también por la gran confianza que tiene depositada en este Consejo que nos hon­ramos en presidir; pero estimamos, Excmo. Sr.. que no se puede ni se debe olvidar, casi sistemáticamente, a un sector profesional tan importante como el nuestro. y que no podemos

ni debemos confiarnos constantemente en las altas virtudes que le adornen, imagrnando por ello que han de permanecer siem­pre soportando estoicamente su condición de eternos olvidados.

Este Consejo Nacional, Excmo. Sr., que conoce y palpa di­rectamente el sentir de sus representados, sabe muy bien que la situación actual de los mismos es extremadamente delicada. y como español por encima de todo, como patriota que supo dar su sangre por la Patria, como responsable de la misión que un día nos encomendara el Gobierno, tenemo\ hoy el deber de poner •en conocimiento de V. E. este estado de cosas que durante mucho timpo se han venido sucediendo, y como ade­más tenemos plena confianza en que V. E. desea solucionar todas las situaciones anómalas dependientes de su alto Depar­tamento, nos permitimos rogarle que, con carácter de urgencia. se estudie la forma de arreglar de una vez para siempre el problema que nos ocupa, se conceda la representación que con fecha 11 de enero de 1965 nos fue ofrecida por V. E., se ac­tualicen sus emolumentos en proporción del 60 por 100 del haber del Médico y se concedan, en fin, el grupo de las justas y razonadas peticiones que fueron presentadas a ese Departa­mento en fecha 10 de noviembre de 1965 y posteriormente reiteradas en 13 de octubre de 1966.

Estamos seguros, Excmo. Sr., de que nuestra postura pa­ciente, nuestras constantes y reiteradas peticiones en defensa de los intereses de una Clase profesional tan importante para la Seguridad Social y tan digna y respetable como la más, ha­brán de ser recogidas con los principios de equidad y de jus­ticia genuinos de ese Ministerio.

Dios guarde a V. E. muchos años. Madrid, 19 de diciembre de 1966.- EL PRESIDENTE.

Excmo. Sr. Ministro de Trabajo.

Escrito dirigido por el Consejo Nocional al director. general de Empleo

Excelentísimo señor:

MADRID

Según nos informan los Ayudantes Técnicos Sanitarios afec­tados por el mismo, en el proyecto de Conven io Colectivo Sindical de la Compai'lía Española de Petróleos (C. E. P. S. A.), que se encuentra pendiente de resolución en ese Departamento. haciendo caso omiso de la Orden de 24 de mayo de 1963, pu­blicada en el Boletín Oficial del Estado núm. 152. por la que se reconoce a nuestro Título. a todos los efectos. la conside­ración de "Técnicos de Grado Medio", se incluye a estos profesionales en la categoría de Ayudantes Sanitarios en lugar de en la de Técnicos Titulados de Grado Medio, que es la que les corresponde.

Como ello, Excmo. Sr., perjudica no solamente a los profe­sionales que prestan sus servicios en tal empresa, sino que afecta a la dignidad de nuestra profesión, que, por Decreto de 7 de diciembre de 1953, recibió la denominación de "Ayudan­tes Técnicos Sanitarios", y, por otra parte, la denominación de Ayudantes SanHarios no es correcta, puesto que no existe ningún profesional con tal denominación.

Este Consejo Nacional acude a V. E. con el ruego. de que se rectifique dicho Convenio Colectivo, incluyendo a los "Ayu­dantes Técnicos Sanitarios" en la categoría en que figuren los restantes Técnicos de Grado Medio (Peri tos, Ayudantes de Ingenieros) y con los mismos derechos que ellos.

Dios guarde a V. E. muchos años. Madrid, 5 de diciembre de 1966.- EL PRESIDENTE.

Excmo. Sr. Director general de Empleo.-Ministerio de Trabajo.

Contestación de ia Oireccion General de Sanidad a este Consejo Nacional

El excelentísimo señor director general de Sanidad, en es­crito núm. 680, de 30 del pasado noviembre, dice a este Con­sejo:

"En relación con su escrito núm. 3.152, fecha 31 de octu­bre ppdo., me complace transcribirle a continuación el acuerdo (}doptado por el Consejo Rector del Patronato Nacional de

Psiquiátrica en su reunión del día 11 de los co-

Visto el escrito del Consejo Nacional de Ayudantes Técnicos itarios sobre los cursos de técnicos ayudantes de Psiquia­

a en Oviedo. el Consejo Rector acuerda se oficie a la Dipu­'ón de Asturias para que sustituya el á iploma de técnicos dant1:s de Psiquiatría por el de auxiliares de Psiquiatría,

el fin de evitar confusiones con los Ayudantes T(cnicos irarios Ti tu lados."

importante

El Consejo Nacional de Ayudantes Tt:cnicos Sanitarios pro­ta en estos momentos la celebración, a escala nacional. de magno Congreso de las dist intas especialidades de nuestra lesión.

En el momento presente se encuentra estudiando la puesta marcha de este importante acontecimiento que solamente ficios puede reportar a la totalidad de los diversos sectores

compañeros extendidos por los diversos lugares de la geo­a española.

En números sucesivos se irá dando cuenta a nuestros lectores desarrollo de esta actividad profesional de tan des tacada rgadura .1 del que estas líneas sólo desea:i ser anuncio

\'lince.

· 'ón formulada por el Consejo Nacional diredor general de Previsión Excelentísimo señor:

Próximos a cumplirse los cuatro años de 1 igencia de las ciones de trabajo de los Ayudantes Técnicos Sanitarios

intervienen en la asistencia de los obreros accidentados en trabajo, aprobados por Orden de 3 l de diciembre de 1962, teniendo en cuenta la evolución económica producida en tal

ocio de tiempo, e5te Consejo Nacional, haciéndose eco de justas aspiraciones de sus representados, tiene el honor de 'rse a V. C. con el ruego de que disponga se proceda a la ón de tales normas. reservándose a este Consejo Nacional, ual que en ocasiones anteriores, en la Comisión que se re a tal fin, los puestos necesarios para la debida repre­ión en la misma de nuestra Organización y la de los 'onales afectados por dichas normas. s l!uarde a V. E. muchos años.

Pri11er Symposium Nacional de Podología ran te los días 25, 26 y 27 del pasado noviembre, en la la Nacional de Sanidad de la Facultad de Medicina de "d, ha tenido lugar el Primer Symposium Nacional de logia, con asistencia de gran número de profesionales de importante especialidad procedentes de todas las provin-espaftolas. · sesi'ón inaugural fue presidida por el ilustrísimo señor pre­te del Consejo Nacional de Ayudantes Técnicos Sanita­don Enrique Ríudavets de Montes, que ostentaba la re­lación del excelentísimo señor director general de Sa-

el curso de las sesiones ocuparon la presidencia de las s el decano de la Facultad de Medicina de Madrid, pro­don Benigno Lorenzo Velázquez; el director de la Escuela edicina del Trabajo, profesor don Manuel Bermejillo: don

uel Santos Morales, presidente del Colegio de A. T. S. de 'd, y el asesor nacional de Podología, don Leonardo Es­Clariana.

acto de clausura fue presidido por el doctor don Justinia­Pirez Pardo, subdirector general de Sanidad, en represen­

del profesor don Jesús García Orcoyen. lo largo del interesante symposium. seguido con la mayor ón por el numeroso auditorio, se presentaron gran nú­de conferencias- más de 25, algunas de ellas acompa-

\

ñadas de proyecciones- , en tre las que destacaremos, tanto por su importancia como por el éxito obtenido, las siguientes: la de don José González, de Ponferrada, con el títu lo "Técnica quirúrgica de la extirpación de la uña"; señor Escachs Cla­riana, de Barcelona, sobre el tema "Técnica quirúrgica de la uña del píe": señor Báez Prieto, de Madrid, titulada "Ajuste de plantillas y reparto del peso corporal"; señor Martínez M~rtín. de Madrid, titulada "Prótesis del pie valgo infantil"; senor Arenas Torras, de Barcelona, ti1t1lada "Caso vivído so­bre uña (tumor neurológico)".

Fueron también escuchados con mucho interés y atención los trabajos presentados por los señores Orozco Avellaneda. de Cáceres; Aymani, de Barcelona; Pérez Lázaro, de Madrid; don Víctor Fano, de Bilbao: Alonso Domínguez. de Valladolid· Brines Rubio, de Palma de Mallorca; Urbina Gómez, de Ma~ drid: Rodríguez Val verde, de Barcelona; Macián Macián, de Valencia; Balbás, ele Santander, y Aycart, Gonz.ález Gómez y Rodríguez Pérez, todos de Madrid, así como Moral Cejalvo, de Valencia.

Terminado el symposium con el manifiesto agrado de todos, los asistentes celebraron una cena de despedida, a la que asis­tieron numerosas damas y que estuvo muy concurrida y ani­mada.

. A los postres. el señor Riudavets de Montes hizo uso de la palabra para felicilar a la Comisión organizadora, destacar la importancia de esta clase de reuniones y animar a todos a proseguir sin descanso en esta constante labor de perfecciona­miento profesional. El presidente nacional fue larga y caluro­samente aplaudido.-A. S. DE Y.

Muestra columna rural

Reunión general de Delegados Provinciales de T1tuloru

En el mes de septiembre del año 1965 celebramos los per; tenecientes al Cuerpo de Titulares de A. P. D. la l.ª Asamblea Nacional. Compañeros venidos de provincias y de sus más recónditos rincones dieron fe con su presenéía de esa ansiedad que sentíamos en aquello~ momentos todos los titulares por saber de qué forma y de qué manera se iba a llegar a las con­clusiones finales. Se llegó a las mismas- éstas fueron cinco­con una unidad de criterio, con un sentido moderado en el pedir y en el exponer, con justeza y con el "saber hacer" de la labor que se estaba realizando entre todos los compañeros asistentes. Así fue la Asamblea, y nadie mejor testigo que los mísmo.s asambleístas, diseminados hoy por esos pueblos de Dios.

Nos encontramos ahora, al paso del tiempo, poco más de un año, con que hemos de dar cuenta detallada a esos compañeros y a la Clase en general de la labor desarrollada por el Con­sejo Nacional referente a los cinco puntos o conclusiones acor­dadas en la referida Asamblea. Hemos superado un período de luchas. de idas y venidas a despachos y centros oficiales, la mayoría de las veces con más que con menos fortuna, que se hace necesario una información general a los titulares de cómo se encuentran sus problemas. Es necesario llegar a ellos en su ambiente, en sus Colegios, en sus locales provinciales, con sus delegados y presidentes; es necesaria una unión más qµe nunca en estos momentos en que necesitamos aclaración por el mando, de cuál va a ser nuestro destino y el de nues­tros hijos. Ya están lejos los tiempos de los plañideros y del si, señor. a todo, y el no darte explicación a nada; queremos tener una REUNION GENERAL DE DELEGADOS .PROVIN­CIALES DE TITULARES, donde éstos tengan activa acción en nombre de sus representados los compañeros de su provincia; queremos celebrar u.na reunión de delegados porque no esta­mos en los tiempos de las migajas ni de los "cargos hono­ríficos"; queremos celebrar una Reunión General de Delega­dos de A. P. D. porque queremos que se nos pidan y dar ex­plicaciones, porque no se puede contestar por escrito uno a uno a cada compañero y porque a esos delegados el Consejo Nacional les ha dado un nombramientó "para algo".

Se pide por medio de este llamamiento una colaboración de los delegados provinciales; yo, como delegado nacional, no

MBl>ICINA y CnuJOIA AUXILIAR 9

estoy conforme, ni es deseo del Consejo Nacional esta oscu. ridad ni este silencio de sus Delegaciones Provinciales: sois el brazo derecho de vuestros presidentes respectivos, y la genuina, unica y verdadera representación de vuestros compañeros. Sois vosotros con vuestra presencia en esta próxima Reunión Ge· neral de Delegados los que. llevaréis las normas y consignas para vuestras Delegaciones, y los que llevaréis adecuada res· puesta o solución a los problemas encomendados por vuestroi. compafieros.

Por esta forma de sentir, por esta honradez que nos tiene en el cargo, expuse este deseo de celebrar una Reunión Ge­neral de Delegados Pro,inciales de Titulares a nuestro presi· dente del Consejo Nacional y que ésta fuera presidida por él: nadie más enterado ni con más responsabilidad para tan nece. saria Reunión que nuestro mismo presidente nacional. Fue idea que captó y aceptó en el acto, y ya la hizo suya con ese deseo de unidad y colaboración en beneficio de todos nosotroi. con que este delegado 5iempre que le ha pedido algo ha sido aco­gido.

Dicha Reunión General tendrá lugar durante los días l y 2 de abril próximo en Madrid. en local adecuado y con capa. cidad suficiente para el debido acomodo de todos los delegados desplazados a tal fin.

El programa de la Reunión, el orden del día y temas a tr•atar serán aclarados por este mismo medio en los boletines del Consejo Nacional de los meses sucesivos, cursándose mien. tras tanto las oportunas circulares-aclaratorias a los delegados provinciales, a fin de dar el mayor relie\'e posible a esta l.ª Re· unión de Delegados Provinciales con su Consejo Nacional, para que después ellos mismos, en sus provincias respectivas. con­voquen a sus representados a efectos de darles cuenta de cómo se encuentran y cómo se hallan los problemas que a todos nos fueron por ellos encomendados.

GONZALEZ RINCON

CIRCULAR 66 25

Elecciones Celebradas durante el af\o actual las elecciones coo,ocadas en

Circular 11/65 para el nombramiento de los cargos de secretario y vocales 1.0 y 2.0 de las Juntas de gobierno de los Colegios Provinciales, este Consejo Nacional, para cumplimentar la dis· posición transitoria de la Orden del Ministerio de la Goberna· ción de 26 de julio de 1965, por la que se modifican los ar· tículos 28, 29 y 30 de los Estatutos de los Colegios, ha resuello que durante el próximo año se celebren elecciones para los car­gos de presidente, tesorero y vocal 3.0 de las mencionadas Juntas provinciales, con sujeción al siguiente calendario:

Colegios: Ala\'a, Albacete, Alicante, Almería, Asturias, A vi la, Badajoz, Baleares, Barcelona, Burgos, Cáceres, Cádiz. Castellón, Ceuta y Ciudad Real.

Plazo presentación candidatos: 15 de febrero. Plazo envío al Consejo Nacional de las relaciones de candi·

datos: 1.0 marzo. Fecha elecciones: 14 de mayo.

Colegios: Córdoba. Cuenca, Gerona, Granada, Guadalajara. Guipúzcoa, Huelva, Huesca, Jaén, Las Palmas, l.eón, L1.:rida. Logroño, Lugo, Madrid, Málaga, Melilla. Murcia > Navarra.

Plazo presentación candidatos: 15 de febrero. Plazo envío al Consejo Nacional de las relacione~ de candi·

datos: 1.0 marzo. Fecha elecciones: 18 de junio.

Colegios: Oren~e. Palencia. Pontevedra, Salamanca, Santa Cruz de Tencrife. Santander, Segovia, Sevilla, Soria, Tarragona, Teruel, Toledo, Valencia, Valladolid, Vizcaya, Zamora y Zara· goza.

Plazo presentación candidatos: 15 de febrero. Plazo envío al Consejo Nacional de las relaciones ~:e candi·

datos: 1.0 marzo. Fecha elecciones: 9 de 1ulio.

Además de las normas contenidas en los mcncionaco> ¡ir. tfculos de los Estatutos se tendran en cuenta las siguiente~:

l.• Al recibo de la presente las respectivas Junta!> de go bierno darán a conocer el calendario anterior a sus colegiados. invitándoles a presentar .')us candidaturas a la mayor brevedad. recordándoles las condiciones que establece el artículo 28 (refor­mado) y la necesidad de presentar una declaración en la que manifiesten si se encuentran o no incursos en las incompatib1· licades pre,istas en el artículo 30 (tambicn reformado).

2.ª Terminado el plazo de presentación de candidatos (31 de enero), esa Junta de gobierno examinará las documentaciones presentadas por los candidatos, así como los expedientes per­sonales de los mismos, procediendo a confeccionar las relacio­nes de candidatos que habrán de ser enviadas a este Con~ejo Nacional con antelación suficiente para que tenga entrada t!n el mismo antes del 15 de febrero.

J.ª En el caso de que no se presentasen candidato\ para al· guno o algunos de los cargos a cubrir, se hara saber a cslt! Consejo Nacional antes del día 5 de febrero.

4.A Una vez aprobada por la Superioridad la relación de candidatos, se hará saber a los mismos tal circunstancia y cur· sará la oportuna Circular a todos los Colegios, dándoles a co­no<.er la relación de candidatos y las normas (art. 29) a que hao de ajustarse las elecciones, así como la fecha, lugar, hora en que hao de celebrarse las mismas.

Por esa Junta de gobierno se hará la más dectiva propa­ganda para que las elecciones acrediten ante la Superioridad el espíritu de clase que anima a nuestros represemados al tomar parte en ellas todos los colegiados.

5.ª Dentro de las cuarenta y ocho horas siguientes a la elec­ción se enviarán a este Consejo Nacional dos e1emplares del acta, en la que ha de figurar el censo colegial, número de vo­tantes, número de votos obcenidos por cada candidato, votos en blanco. anulados, incidencias Que puedan producirse, etc.

A la misma se unirán dos ejemplares de cada una de la~ Circulares cursadas por ese Colegio a sus colegiados con mo· tivo de estas elecciones.

Acuse de recibo. Dios guarde a usted muchos años. Madrid, 20 de diciembre de 1966.- Et. SF.CRf;HRIO. V." B.":

EL PRESIDENTP..

Sr. Presidenie del Colegio de Ayudantes Técnico\ Sanitarios

,

arnitina Lasa ~ij LABORATORIOS

LASA

ESTIMULANTE ... 10 :'.itOICINA y CIRUOfA AUXILIAR

DEL APETITO Y DEL DESARROLLO <.,

Los Ayudantes Técnicos · Sanitarios en ·el V Congreso Nacional de Medicina y Seguridad en el Trabajo 17 del pasado diciembre tuvo

r en la Facultad de Medicina de Madrid la cele­ión del V Congreso Nacional de Medicina y Segu­

del Trabajo, certamen del que se esperan realiza­es prácticas no lejanas en razón de que sus conclu­

han sido elevadas a los poderes públicos. Congreso, convocado por el excelentísimo señor mi­

de Trabajo y organizado por el Instituto Nacional Previsión, con la alta colaboración del Instituto, la ela y la Sociedad Nacional de Medicina y Seguridad Trabajo, se desarrolló con un alto nivel y a través vas y calurosas deliberaciones. tre las sesiones programadas figuraba la Mesa re­

espccial E/4, reservada para los Ayudantes Téc-Sanitarios, que, con el tema genérico de ''Posibi­

de que el A. T. S. coordine la seguridad en la na empresa'', tuvo lugar en la mañana del jueves

IS, bajo la presidencia de don Enrique Riudavets ~tes, presidente del Consejo Nacional. Actuaron

coordinador don Pedro Gabaldón Matías, delegado icina del Trabajo del Colegio barcelonés, y como

rio don Manuel Pardines Duque, secretario de la Delegación. encargo de la Secretaría General del Congreso, el "placel'' de nuestro Consejo Nacional, la or-

ción de esta Mesa redonda corrió a cargo de la ción de Medicina del Trabajo del Colegio de Ayu­Técnicos Sanitarios de Barcelona, con la colabo­de la Sección de A. T. S. de la Delegación catala­la Sociedad Española de Medicina y Seguridad bajo.

los 50 asistentes a esta sesión podemos recor­los siguientes compañeros, que participaron en los

: don Pedro Sierra, secretario del Consejo Na­: don Alfonso Ramos Salcedo, presidente del Co­de Sevilla; don Eliseo Cobo, presidente de la Sec­de A. T. S. de la Sociedad Española de Medicina

ridad del Trabajo; don José María Martín de IO, delegado de Medicina del Trabajo de nuestro o de Madrid, y el veterano y conocido don Rafael dez Carril. Nos satisface que esta sesión mere­

la numerosa asistencia de otros congresistas de apaña.

ponencias al tema general de la Mesa redonda presentadas en este orden por los siguientes com-

Las comunicaciones presentadas con tema ajeno al de Ja Mesa fueron :

Don Gabriel Medina Molina, sobre "Tolerancia em­presarial frente al accidente".

Doña Cándida Fcrnández Sánchcz, sobre " Importan· cia del A. T. S. en las relaciones humanas en la em­presa".

Don Liberto Andréu Querol, sobre "Vacunación an11-tetánica".

Don José Ferré Angla~, sobre "'El podólogo y la Me­dicina de Empresa" (leída por el señor Llauradó).

Don José María Martín de Eugenio, sobre .. Accidcn· tes con baja y pequeños traumas".

Don Enrique González Gómez, sobre "El podólogo en la empresa". •

Don Jaime López Ibáñez, sobre '"Disquisiciones sobre seguridad. Higiene y peligrosidad".

Al finalizar la exposición de ponencias y comunica­ciones se abrió un animadísimo coloquio, con inter\'en­ción de la mayoría de los asistentes, teniendo la sesión una duración total de más de tres horas. Terminado el debate, el coordinador, señor Gabaldón, realizó un breve resumen de lo tratado en las ponencias y esquematizó el resultado de las intervenciones orales, proponiendo las siguientes conclusiones como resultado de esta Mesa re­donda, que fueron aprobadas por aclamación :

«L os Servicios Médicos d e Empresa tienen en 116

actua lidad a su cargo un com etido específico y par t icipan en la segurida d seña lando todos los riesgos profes ionales, sea cual fuere s u índole.

De estas infor maciones se desprenden unas nece­sidades técnicas q ue el experto e n segu ridad de be r esolver .

Llegamos a la conclusión de que el Practicante. Ay uda nte Técn ico Sanitario ha d e ser el coordina· dor de la seguridad en la empresa, y para ello es necesario q ue esté en posesión de unos conocimien · tos tecnológicos que los a dquirirá con una formación especializad a, resultad o de la cua l será s u t itulación com o TECNICO EN PREVENCION DE R IESGOS PROFESIONALES. T odo ello consec~encia de los ra zonamientos con ten idos en las ponencias que se a d juntan .»

?l

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Mtl)t(INA Y C 11tuc;,(4 AUX.lllA.I 11

Previsión RELACION DE ASOCIADOS FALLECIDOS CON DETALLE DE LAS PRESTACIONES ABONADAS DEL 14 DE NOV IEMBRE

HASTA EL DIA DE LA FECHA

NOMBRE \ ~PELI IDOS

D. Jaime Fernández García .. . . . . . . •.. . . . . .. D. Enrique Durán Surroca D. Miguel Carrillo del Río D. Pablo Belmar Prieto . D. Juan rugó Bonet . . . .. . .... . D.ª Florentina de Lecanda Lauriña . . . D. Antonio Jiménez Huerta D. José Rojo Galveño .. D. Luis Suberviola Castillo .. . . .. . .. . ... . . D. José del R. Hernández Delgado . . . . . .. . D. Arturo Mora Hurtado . . . .. . .. . D. José Torrecin.as Leal de lbarra D. Santiago Vázquez Rando D. Martín RCos Con .. . . . . . D. Federico Aparicio Calero D. Felipe Sánchez Martín

· D.ª Francisca Macfas García . . . . . . . ...• D. Juan A. Marrero Miranda ......... . D. José Francos Guerrero O. Francisco Pl!rez Gil

T OTALíS

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li.000 17.000 15.000 11.000 15.000 9.000

16.000 11.000 1 i.000 1/.000 11.000 17.000 17.000 17.000 17.000 9.000

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475.803

OBSERVACIONES De esto:. 20 asociados fallecidos. la media de prestaciones recibida~ es de 23. 790 pesetas. y de cuotas abo­nadas, 4.814 pesetas, siendo 6.425 pesetas la mayor cantidad satisfecha por cuotas, y 2.675 pesetas la menor.

Madrid, 12 de diciembre de 1966.

~ ..... -ºR-GA_N_1z_Ac_1o_N_M_uN_m_AL_P_AR_A_E_L c_o_NF_oR_1_0E_L_os_P_1E_s..,,

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Muelas duran/e su rnlervención.

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aupo ingen iárselas para lograr s Interesantes reuniones, en las maron pnrtc tan importantes fi. de nur!'tro mundillo intelectual.

nuern ricio que ahora se ini­los y .'u Directiva nos ti<mcn as no pocas ni pequeñas sor-

emvez:i r. hncl' nocos <lfas in:111-tr•mpnr,uf:1 de la A!>o<'inci6n

tanrln a 11no de los poetas M~-nros más signWcados. no111 h"<>

·o <I<' nuestras letras actL•a-erico Muelas. co ~luelas . harto conocirlo de

es uno cie los autores mác: n•· tatlvos <le la poesía rnstell?ra , esruela de sencillez, mocielo ritualidad. poesla 1>er ~e. ª"l'él antia! cristalina y clara . de!'­de h;i rroras pedantcrír s:. clr!'­

<lc hurras resonancias oa!'<'· moda. agon izant!'" ya al C'O­nu('stro siglo: ~in incurrir tam­

en las extrañas lucubraciones mundo <'ní<'rmizo, salpiC'~1do de

extraYagantes, h E> rmético e in·

las a ese grupo de poetas que encon­traron, como un milagro, un modo de hacer: Marquina, Ardavln, los Ma­chado, Pemán, Juan Ramón, García Lorca, Gerardo Diego, Ra fael Alberti, Duyos, Carlos de Lu na, García Nieto ...

Federico Muelas. har to conocido de todos, agua <le manantial cristalina y dara. hilvanó una diser tación que, como todas las suyas. fue escuchada con delectación por un a uditorio en­cantado en el que, claro está, predo· minaba el elemento femenino.

Comenzó buscando, al filo de cierto irónico humorismo, una justa defini­ción de la poesía, desgranando nom­bres y conceptos, para terminar no quedándose con ninguno. Su conclu­sión, su moraleja fue la de que toda­vía está por hallarse la frase certera oue defina ese <(Qlor a hadas» que, en definitiva, viene a ser el lenguaje poé­tico.

Complementando la amena charla, como pedrería engastada en su discu r­so, fue ron una serie de versos suyos ext raídos, casi a l azar , del abundante acervo: versos íntimos, empapados en su propia personalidad. pedazos de su propia alma . Yersos de gloria y de dolor, de ansiedad y ele asombro: ver-

sos descriptivos, diseños hechos con palabras, cuadritos de su Cuenca na­tal, paisajes siempre con el Júcar al fondo y en los que el primer plano está ocupado ~por un junco, una flor. un chopo, una mariposa, una lavan­der ita rubia; versos de guerra, oscu­ros, atormen tados, sangrantes como una gran herida, dolorosos y con hon. dura de cicatriz; vi llancicos leves, aéreos. ingenuos, fragantes, en los que los rabeles se hacen líricos y los ca­ramillos diríase entonados por los án­geles, villancicos impregnados de ter­nura mística, sonrien tes y luminosos, coronas de palabras tejidas pa ra co­ronar las sienes de un Dios recién nacido ...

¡Cuánto gustaron las composiciones varias de Federico Muelas y cómo agradecimos a Pepe Avalos que haya sabido encontrar el medio de traerlo hasta nosotros!

Dificil le ha de ser mantenerse a semejante altura, pero como yo tengo fe en su entusiasmo estoy seguro de que no podrá defraudarnos quien con una nota tan alta ha empezado.

Alfredo S. DE Yl\ESTH !LLAS

sihle. Pertenece Feclerico Mue- Grupo de asis1en1es a esta I ]ornada del 2,• Ciclo de Escritores y Artistas A. T . S.

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PAGIN A editada por ti Dtpartamuto dt Prtasa dt la JUMU M!CIOMU de u. ce. dt

' · l s.

Salt•asti w1i111a11, ¡>redl'stmasti 111wn !Si ha!> !>alvado un alma, has prcdc~tinado la tuya). -- S.1~ J\<a ~ih.

¡Qué es CáritasY EL HOMBRE QUE SUFRE

Muchos millonc:. de hombre!. sulren. l.a tct:n1ca a1•anza. Las ciencias ;l\·anzan. El hombre i,e acerca ~1 k1 Luna. domina la Naturalew. El hombre sufre. Muchos millones de hombres su­fren. Se inventan medicinas. se fabrican máquinas perfectas. ce­rebros electrónico-~, aviones supersónico:... Pero el hombre ::m· fre. millones de hombres sufren.

El sufrimiento humano es una realid:id muy antigua. Es una realiddd que ha existido siempre. Pero que hoy. en 1967. se ha convertido en el centro vital de unl experiencia colec1i1•a y univer-;al.

Por eso. hoy. en 1 Y67. en el gran ei.cenario del mundo y en el pcqucño escenario de cada Comunidad Parroquial, se enfren­tan de un modo especialmente dr:imtitico dus r<!alidacles llenas c/1• m1ster10:

La l¡¡k.rn1, .\1 iste1 io de Caridad. n el amor de los cristianos, de una parte. y d s11/ri111ien1u l111111c111u. o un eiército de hom­bres sumergidu!t en la pobreza. de otro.

E~ la gran ¡1r11cbc1 pura lo~ cristiwios. Sólo dando el e!;pec-1üculo de un amor 1•encedor de la pohrcza. el rnundo creerá que el Hijo de Dios ~e hizo hombre, que Cristo está en nos­otros. que el Reino de Dios ya e5tá entre nosotros.

Y oi no:.otros no somos capaces de creer y confiar en que la caridad puede vencer esta gran prueba. es que toda1 ía no aca­bamo> de creer que Cristo-Jesús e:.t<Í en y con nosotros.

CARITAS ES LA RESPUESTA del pueblo de Dios al reto que nos lanzan muchos millones de sere\ humanos. seres hechos a imagen y semejanza de Dios. hijo~ de Dios por el bautismo muchos de ello~. que 1·iven en condiciones infrahumanas. en medio del mundo de la bomba atómica y de los cohetes espa­ciales.

Podríam os definir Cáritas-es una primera definición-como el conjunto organizado de los esfuerzos de los cristianos (de todo el mundo, de una nación, de una diócesis o de una parro­quia), orientados a mitigar-en la medida de lo posible-el dolor de los que sufren.

No se trata, por tanto, solamente de amar al prójimo. Se trata de dar un testimonio aclesial, comunitario de un verda­dero y real amor. Y un amor real y verdadero a los pobres no puede menos que buscar Ja m:btima eficacia en paliar sus sufri­mientos.

De lo contrario. si demostramos una gran in eficacia, apare­ceremos ante el mundo como carentes de un verdadero amor.

Cárita.~ es un dia1ogo amoroso entre los cri<;tianos y la po­breza. o Cristo presen te en los que sufren.

Y este diálogo debe ser escuchado no sólo por los pobres. sino por todo el mundo: por los propios cristianos. por los apartados. por los que nos miran con rct:elo e incluso por Jos que nos odian.

Por ello. Cúritas debe expresar un ,·erdadcro amor. y u n ver­dadero amor siempre aparece com~1 eficar.. es decir, aparece usando todos los medios a su alcance para hacer el bien a los nece~i tados.

Por c~o mismo. la acción de C":.irita'i 1ienc que entenderse no :.ólo como una acción 1·erdaderamentc caritatila. sino como una m:ctcn mteli~ente.

n m~ndo. los nec.i»itados. dudarían d<.' un amor ineficaz. No podnan pensar que hay un amor l'erdadero en una Comu­nidad crlsuana que no es capaz de hacer un instrumento inte­ligen1e de ~u in~trumento de caridad. Podría ser un gran es­cándalo.

El mundo. nuestro mundo. tiene su len¡wajc, sus modos de exprc~ar el 1erdadero amor. y no entendería como amor 1·erda­dero un amor 'iÍmplemente limosnero. un amor mal pensado. un

L4 \...t .._o~o .. o.._ • .,. t ' o•o ..,.. lo At••u ••••

amor paternalist:i. un amor que no rc-;peta la dignidad del ne cesitado, un amor que no intente promo\·er 'ocialmcnte al n. cesitado ... etc.

No es ~ufaciente. por tanto, que en Cáritas actuemos COI buena l'Oluntad. con mucho sentimiento. D!'bemos aclllur d foJrma que c•.rpr esemos 11u t«•rJad<•ru <111tor y un amor eerdad, rammte efica:; una caridad no 'ólo nuc'1r:l. sino de toda ' Iglesia. de nuestro Comunidad Cri::.tiam1. en cuyo nombre ª' tlldnlUS.

Por todn ello . para ..:omprendcr a C .írit :i<; debemos considera1 l:1s siguientes realidades:

1. · Uno:. hombre~ que !tufren. 2." Uno<: sufrimientos. uno~ prnblem:,., que son causa de d<.>­

lor y que, con frecuencia. ~e interponen entre el homb • y Dio).

J.• Unos principio,. uno" criterio:. de ucción. que constituye· lo que podríamo5 llamar el espíritu de Cáritas.

4." Un modo nuevo de comprender la caridad. 5. Un modo también nucvu de )ituar Cáritas en la Pasto

de la li?lesia. Cada necesi tado es paro no:.otro:-. un "'misterio cristiano··. Po:

ello. no basta descubrir .. el sufrimiento ... sino el hombre q Mlfr~.

¿Cómo es este hombre? L:stamos ante unos hombres que no son simplemenle hombre!

sino hombres del siglo xx rodeados de una:-. ci rcunstancias d, terminadas. movidos por unos deseos concretos. orientados Po' unas actitudes .. . que no son ni la> de lo<; hombres de hace unOI ano~ ni Ja~ de los hombres de dentro de unos ::iño:s.

F~t:tmm ante un tipo de homhrc~ que está haciendo su ap· ricíón: un hombre consciente de su di~nidad y de sus derecho; un hombre que no desea piedad. smo comprensión, que bt. ayuda para 1alerse por s( mi~mo y no limosna: un hombre qu.

aspira a encontrar su :-.1110 en la sociedad y que sólo quier que le ayudemos a encontrarl<i.

Se trata de un hombre con unas aspiraciones nuevas, que transforma con derechos inalienables.

Aspiraciones a una educación propia y de los que le rodea1 Aspiraciones a un pleno desarrollo de Sil propia perso1. /idacl. El hombre al que unas situaciones individuales, e lectivas o sociales impiden de algtln modo desarrolla plenamente desde todos Jos puntos de vista (físico, psic lógico, económico. religioso. político .. . ), acaba siendo frustrado, un resentido, un marginado social. De ahí q todo hombre tenga un completo derecho a un pleno dr arrollo de sus capacidadt:s potenciales. de su propia p< c;onalidad y de aquellos que le rodean. Aspiraciones a que sus der<'Clios de toda clase sean re tados. 1:.1 hombre no es un "sujeto de necesidades". co• lo han definido los marxistas. ~ino un .. sujeto de derecho< Estos derechos arrancan de su propia dignid:id de per nas humanas. y su alienación o el no reconocimiento los mismos. o el impedir de modo al!!:uno su uso. es at~ tar directamente contra su n:uuraleza de seres raciona y de hijos adoptivos de Dio~. Aspiraciones a unas relaciom•s humanas en las que ,icn1an personas respetadas y escuchadas. Aspiraciones a ser com¡iremlido 111/ cnmo c>s. con sus 1

tudes y sus defectos persooale~. Aspiraciones a s('nlirs<• !/ SC!r tratado cnmo rm ser se comunitario. miembro de una comunidad cí1·ica en la ~ todos pers iguen el bien de todo'! y cada uno de sus Cl

pone o tes. Aspiraciones <J ót11 c>11 p<J:. interior y exteriormente. una <;ociedad en e isi~ de valores y de normas de Ct>r 1·encia. las tensiones, t<tnto interiores como exteriores. · frecuentes. De ahí que la riaz sea una aspiración profu~ del hombre de hoy v que hu<;quc. c:isi con angustia. ~ncontrarla.

(Conti1111arJ.

«La Organización Sindical

En el mes de agosto ele 1966 recibi una circular de la Sccre-1aria del Consejo Económico Sindical Provincial de Valencia in\'itándome a colaborar en el trabajo conjunto que un grupo de profesionales del Derecho se proponía llevar a cabo en el próximo curso de actividades de la ponencia especial de Asuntos Jurídicos del Consejo Económico Sindical. en cuyo trabajo :;e expondrían temas de lrascendental interés sobre la legislación (undamenlal y normas internas en orden a la es1ructura y funcio­namiemo de la Organización Sindical. desde el punto de visw de la legislación, normas de carácter interno. la doctrina y ta juris­prudencia; cuyo propósito no era el de logr;ir u na exposición sistemática y exhaustiva de la Onwmzadó11 Sindical, y ofrecer a ta misma. con afán constructivo. la visión leal de la problc­málica que la legislación actual de la Organización plan1ea en diversos aspectos.

Yo. voluntariamente. solicite. entre la diversidad de temas !algunos de más fácil desarrollo para mis conocimientos del Derecho sindical). el del apartado 12 de la titulación general: "la Organización Sindical y la empresa. Regulación legal de la materia. Referencia al carácter sindical de los jurados de em­presa y enlaces sindicales." Permítaseme el inciso para manife~tar que. de manera reflexiva y consciente, he calificadu de Dere· cho. como ciencia. al sindical. Que. como el laboral. administra­tivo. etc .. cada día es m:is reconocida su denominación y justo titulo deniro de las diversas ramas del Derecho. Tema que cele­braría exponer en otro trabajo.

Antedicho temario fue escogido por mi con un gesto un tanto hemico y temerario, ya que mi~ conocimientos no están al nivel de las posibilidades requeridas para su desarrollo. Pero es el caso que dicho tema entusiasma. mgestiona y anima a empren­derlo sin reparar a la realidad que supone terminarlo con éxito. Por ello pido perdón al compañero que con más idoneidad hu­biera hecho una exposición brillante.

Yo he pensado siempre que la Organización Sindical y la em· presa (sindicato y empresa) es una misma cosa. No se explica la una sin la otra. Me atrevería a asegurar que la razón de ser de !a una es la otru. Y más aún. que ambus pueden considerarse como un eme biológico, que no nacieron de la Ley, sino de la asociación natural del hombre sometida, naturalmente, a una ordenación jurídica.

La historia, que no puede faltar para la explicación de los fenómenos sociales, nos nabla de la aparición del sindicalismo como una necesidad natural, como un órgano necesario para la vida de los trabajadores en la empresa. Como algo que siempre fue de la empresa.

En e:.ta reflexión podemos ir tan lejos comu la imaginación quiera. Bajo una u otra moda lidad. siempre ha sido conocida la sindicación profesional. pues el buen sen1ido y la experiencia han sabido estimarla al poner de relieve las grandes ,·en tajas que el hombre alcanza de su unión con los demás. tocante a la defensa del interés profesional y de sus intere!>es particulares.

Grecia. ya conoció las hetairas. asociaciones de gente~ de un mismo oficio. En Ro ma. los artesanos se constituyeron en ver­daderas corporaciones. Aunque estemos lejos de creer que los

y la Empresa»

colegio:. romanos part1c1pasen del esp1r11u que, <:orriendo los siglos. habían de tener la> corporaciones medievales.. A.si llegamos a las propias corporaciones o a~rup:iciones de los distintos ele­mentos del oficio de una misma localidad. Pero no nos aden­tramos en exponer con detalle las principales características de estos regímenes corporativos. para llegar al sindicalismo-empresa de nuestros días. No sin dejar de referirnos al Derecho sindical de olras épocas, por su relación con la exposición histórica de nucst ro ~indicalismo. en orden al epígrafe que se desarrolla.

Rotos tos antiguos cuadros corporativos, y andando el tiempo. llegamos a una .!poca de libertad individual, ran ideológicamente feliz que la vida del trabajador y sus agrupaciones para la de­fensa de sus intereses económicos. como personales, se hacía poco menos que imposible. Epoca liberal cuyos principios econó­micos y de libre iniciath·a. ley de oferta y demanda en todo comercio y producción. imperaba de tal manera que todo aquello que pudiese fru~trar d juego de la libertad industrial se concep­waba atentatorio cont ra este régimen. La asociación era uno de los más graves peligros que salía al paso de este régimen. Y había que atajarlo. hasta t!I extremo que el artículo 556 del Código penal de 1870 consideró como hecho delictivo la coali­ción para alterar el precio de las cosas o regular las condiciones de trabajo.

No obstante e~te régimen prohibitivo. que se adueñó de las legislaciones europeas durante la mayor parte del siglo XtX , el fenómeno sindical no dejó de producirse. Los hechos pudieron más que los textos legales. El régimen de la economía liberal había determinado el nacimiento del proletariado. la aparición d<' las numerosas falanges de los desposeídos, sin otros recursos que los que le pudieran proporcionar, como arrendador, el arren­damiento de sus fuerzas de trabajo. Desprovistos de toda clase de elementos para resistir. no podían los trabajadores, en sus contratos individuales. pactar condiciones razonables con la em­presa. El desnivel entre ambos factores de la producción era no· torio. ¿Cómo colmar esta laguna? ¿Cómo establecer una positiva i¡!u;ddad entre las partes concurrentes en un contr::ito de t rabujo? Faltaba aún la acción legislativa en este orden, esta acción que había de ejercitarse con tanta in tensidad muchos años después. Y, a falta de ella, fueron los propios trabajadores quienes se apre· suraron a sustituirla por sus propios cuidados. Y, preferentemen. te, cristalizó esta acción en el ejercicio del acontecimiento sin­dical. La unión crea Ja foerza. Lo que los trabajadores no pueden aisladamente lograr, pueden conseguirlo por su unión con los dem:ís. La asociación es una prolongación de la personalidad humana-como muy bien dice García Oviedo-, que tiene pOr raíz de su existencia las limi taciones de nuestras facultades. Sur!l.e. al propio tiempo, de Ja na1uraleza sociable del hombre. que no halla pleno desarrollo sino en conjunción con los demás. Los seres individuales necesitan un recíproco concurso para cum­plir s u destino. y este concurso no es. muchas veces. eficaz si le falta el apoyo de una unión duradera. De aquí que todas las consti lucioncs liberales hayan reconocido y garantizado el dere­cho de asociación. como un derecho individual. y que, en con­secuencia. los g.obiernos se hayan 'is 10 precisados a transigir

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con la aplicación de este derecho al orden de la asociación profesional.

Como el referido contraste entre la Ley y los hechos no podía perdurar, en el úllimo tercio del siglo XIX empezaron en toda Europa a brotar leyes en que se reconocía plenamente el derecho sindical y se facultaba a empresarios y trabajadores a que pu­dieran constituir asociaciones para la defensa de sus intereses respectivos. Este suele ser el sistema actual, naturalmente per­feccionado. Esta es la razón que explica la consideración del sindicalismo y la empresa como entes biológicos.

Cargamos demasiado el concepto de sindicato o sindicalismo, o bien de asociación, a lo largo de Jos primeros pasos de es.te trabajo, sin mencionar la entidad empresa o mencionándola en escasas ocasiones. Sin embargo, hemos de tener en cuenta que al hablar de sindicalismo o asociación nos referimos a la de tra­bajadores. que. en definitiva, es empresa, tanto en lo social como en lo económico; pero no sin referirnos a la regulación legal de la materia que se nos pide.

Es corriente suponer (entre Jos propios trabajadores) que un sindicato es algo extral'lo, algo sobreañadido a la estructura de la empresa, más bien que una parte integral de la misma. Aún se sigue creyendo esto por ciertos sectores y desorientados.

En la práctica, un sindicato puede participar tanto en la es­tructura total como los departamentos de ingeniería o de con­tabilidad. :Probablemente, el hecho de que surja por iniciativa de los trabajadores y no por decisión de la gerencia, conduce a la creencia de que es algo ajeno y exterior. Sin embargo. desde nues­tro punto de vista, cualquier organización o agrupación existente dentro de la organización de una empresa determinada participa igualmente en la estructura de dicha empresa. De hecho. la re­laciól\ básica de una fábrica es probablemente la de los trabaja­dores produciendo bienes por su trabajo.

Todas las demás organizaciones y relaciones se superponen a ésta, pero son igualmente partes integrantes de la estructura total de Ja empresa.

Por ello, la función representativa de los jurados de empresa o enlaces sindicales es altamente eficaz desde el momento que, velando por los intereses de sus compañeros trabajadores, hacen llegar por el procedimiento más .normal las peticiones, no im­pertinentes, de sus compañeros o los problemas propios y per­sonales que estén íntimamente relacionados con el fin de la producción de esa empresa. ·

Una queja de un trabajador es transmitida primeramente por su enlace, que trata de resolver el problema hablando de ella al capataz. Si no puede resolver el asunto en este nivel, el re­presentante puede ponerse en contacto directamente con el pró­ximo nivel superior de mando. Pero si es necesario acudir más arriba, Ja queja es expuesta al comité ejecutivo, que la hace ascender según el procedimiento acordado. En algunos casos, el presidente puede retardar la acción formal y tratar de la queja extraoficialmente con los niveles superiores de la compañía. con el fin de dar a los jefes de ésta tiempo para IJegar a un arreglo satisfactorio. '

La organización sindical surge frecuentemente como resultado de la limitación de los puntos de vista de la gerencia y de la escasa comunicación dentro de la empresa. No me refiero pro­pl;lmente a la Organización Sindical Española, sino a términos generales históricos, unas veces, u originales de una organización sindical actualizada, otras.

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U LLOA OPTICO Carmen, 12 y 14 - Avda. José Antonio, 16 - AJcalá, 147

Avda. de la Albufera. 12 - Bravo MuriUo. 151 y 256

P.0 de Extremadura, 55 - Hortaleza, 56 - Alberto Aguilcra, 43

P.0 de las Delicias, 16 - Luchana, 36 - Avda. Donostiarra, 19

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En los rasgos de mando o jefatura, la atención se enfoca ex­clusivamente sobre la obtención de trabajo y sobre las condicio­nes que afectan a la tarea. Esto conduce a un hábito caracte­rizado par considerar a los trabajadores como mera~ herramien­tas, simples medios para conseguir el objetivo real: producción. En tales circunstancias, las actitudes y problemas de los traba­jadores pierden importancia, comparados con la tarea en sí, y los trabajadores se percatan de que la gerencia es indiferente respecto a ellos. Creen que su futuro, sus recompensas y satis­facciones dependen de una gerencia completamente desinteresa­da de ellos y de sus aspiraciones. Además, a causa de su posición subordinada en la base de la jerarquía, se sienten bloqueados y desesperan en conseguir que alguien les atienda. Esto significa que su jefe inmediato es el primero a quien han de comunicar sus agravios. El éxito de sus reclamaciones y las satisfacciones que reciban dependen de la eficacia de su jefe o inspector in­mediato para comunicarlas a niveles superiores. Si su jefe inme­diato es indiferente, no se creen libres para confiarle sus pro­blemas, excepto en circunstancias excepcionales. Si es simpá­tico. temen ser bloqueados por indiferencia de otros jefes si­tuados más arriba.

En cambio. cuando existe un sindicato, la situación se modifi­ca considerablemente. El sindicato es una organización basada sobre el elemento humano. La existencia de un sindicato da a los trabajadores una sensación de unidad como grupo que les hace sentirse protegidos y fuertes. Como trabajadores individua­les, dudan en reclamar sus derechos frente a los jefes, y cuando uno ocasionalmente lo hace, los demás le consideran valiente, o más bien temerario. Pero como miembro de un sindicato, con un grupo para respaldarlos y protegerlos, pueden hablar sin mie­do. Además. sus jefes inmediatos no son ya los únicos a los oue pueden acudir con sus problemas: pueden exponer sus agravios a los representantes del sindicato y esperar su intervención.

Esto explica la relación íntima de empresa y sindicato, la cues­tión desnuda de las relaciones humanas en la empresa relacio­nadas con lo que aún se supone el sindicato extraempresarial o las cuestiones de la calle interviniendo en los problemas de la empresa. Idea que felizmente va descartándose en la organiza­ción empresa-sindicato español. Pero ¡existe aún en gran escala la situación anteriormente apuntada? Evidentemente, sí. ¿~P. de­secha la misma en gran escala también? Es obvio, cada día en nuestras organizaciones productivas, hasta el extremo que son muchas las empresas que sólo les sería necesario el sindicato para su prooia organización administrativa, ya que la coi¡:estión y la copropiedad no es extraña en las emoresas esoañolas. Por ello. la imoosición necesaria. pacífica y voluntaria de la orl'?ani­zación sindical (me refiero ahora a la española) es una experien­cia imprescindible al servicio de muchas empresas que siguen pensando al margen, pero que por fortuna van siendo minoría.

Tenemos la oportunidad al alcance de nuestras posibilidades. aceptando el programa sindical. Y podemos llegar a un final di­choso. El sindicato es el medio de integrar al individuo traba­jador en el Estado, desarrollando su personalidad, dignidad e iniciativa, y garantizando la pacífica convivencia de las profesio­nes de las clases, a la vez que exigiendo los principios de justi­cia social hasta sus últimas consecuencias. Como ha señalado el profesor Legaz, la situación política social actual se caracteriza por una revalorización del poder del Estado, el cual, sin embargo. no desconoce el poder real de la organización sindical, y por eso la ordena y regula sin destruirla; el nacionalismo se funde con el sindicalismo, los fines sindicales son elevados a fines na­cionales, y de ese modo lo nacional recibe su contenido social y lo social se desprende de sentido clasista y adquiere una justifi­cación en el ámbito de las tareas nacionales.

Ahí tenemos las elecciones sindicales. "Jamás el mundo del trabajo tuvo la oportunidad de designar una tan nutrida repre­sentación. No ha existido sindicato en el mundo que, a través de unas elecciones, sitúe a los trabajadores en tanto puesto de influencia. Fuimos los primeros en levantar la bandera del en­tendimiento. fuera de todo partidismo. Todo el mundo occiden­tal está deseando fórmulas para poder hacer lo que hemos hecho nosotros". dice Solís Ruiz.

Y ahí está todo el ordenamiento jurídico y la regulación legal de la materia a través de la historia. partiendo de épocas muy lejanas, hasta el extremo de poder afirmar que se remiten a fe­chas tan antiguas que trascienden de la historia propiamente di­cha hasta perderse en el mundo de la leyenda. Ya hablamos de la Edad Anti¡rna, Roma, época visigoda, árabe, con las llamadas Cofradías, siglo xv y su época de decaimiento por el c<'lebre Decreto de las Cortes de 6 de diciembre de 1836. Nos hemos referido a la época liberal. Y podemos citar el auge que alcanzó la libertad en la restauración borbónica, ya que el artículo 13 de la Constitución del afio 1876 declaraba garantizado a los es­pañoles el derecho a reunirse y asociarse pacíficamente; cuyo de­recho fue reglamentado por la Ley especial de 30 de junio

clt 1887, } al amparo de esta Ley se constituyen nuevos sindica­to">; Y, en fin, tantas y tantas disposiciones que con un sentido constructivo han legado la experiencia a las actuales de las que ftntajosamente podemos sacar partido en beneficio de nuestra or­pnización del trabajo.

En este bosquejo histórico-legal podemos hacer destacar, por 111 mterés, una de las Leyes Fundamentales que inspiran la Or­p nización Sindical española. Me refiero al Fuero del Trabajo, • su D«laración XII, 1, al decir que: ''la Organización Nacio­• lsindicalista del Estado se inspirará en los principios de Uni­dad, Totalidad y Jerarquía". Y que "todos los factores de la eco­aornla serán encuadrados por ramas de la producción o servi­dos en sindicatos verticales" (D. XII, 2), y la Ley de Bases de la Organización Sindical de 6 de diciembre de 1940, inspirada en la6 principios de comunidad nacionalsindicalista, de la empresa como unidad 1erarquizada, dualismo economicosocial, etc. Y por 11, eatre tantos y tantos ordenamientos jurídicos de empresa y lilidlcato, llegamos a las disposiciones que con mayor perfec­ción regulan esta relación necesaria, cuales son la Ley y RegJa­• nto de Convenios Colectivos Sindicales, Reglamento de Ju­rados de Empresa, Reglamento General de Elecciones Sindicales, Normas sobre Garantías de los Jurados de Empresa y Enlaces SllidlCil les lde las que se hará una especial referencia por su im-

iancia ac1ual y la fundamentación de este trabajo, sin olvi­dlr aquellai; disposic iones de rango legal que informan los prin-

pios del Derecho laboral, como son la Ley de Contrato de 'l'iabajo de 26 de enero de 1944 y las que se refieren a las d is-

111 reglamentaciones de orden interno en las empresas, con enención directa de la Organización Sindical). v'1 en la ponencia especial de Asumos Jurídicos del Consejo

ilómico Sindical Provincial del pasado año Cue agotado el 1 sobre CoO\entos Colectivos Sindicales. Sin embargo, es obli­¡ la cita de estos convenios aJ tratar de la relación empresa

<licito, en el trabajo o tema escogido para el desarrollo del mo: sobre todo si tenemos en cuenta que la Ley sobre Con­ios Colectivos Sindicales de 24 de abril de 1958 explica en pre4mbulo esta m1sma relación, al decir que, bajo el signo 11 productividad, se está operando una renovación industrial

dente, que ha de arrancar no sólo de una evolución y feccionamiento del uti llaje y la técnica, sino relevantemente 11 modificación de las condiciones en que el trabajo se preste

del mayor ímpetu con que se rinda, extremos a los que puede dar de manera muy favorable el es1ablecimiento de nuevas !oCl'ipciones estrictamente adaptadas a las circunstancias de a QSO que, por más ventajosas, supongan un estímulo y co­rea en definitiva en un aumento de la producción, benefi­

no sólo para la propia empresa y la mayor garantía del tra­r, sino también para el progreso de la economía nacional,

cual ha de beneficiarse en definitiva cada consumidor anó­o. A dar cauce a las posibilidades abiertas por este propósito de colaborar esencialmente la Organización Sindical, que re­iendo en sus cuadros el conjun to de empresarios y trabajado­del país, puede ostentar la mayor garantía del conocimiento 1 de los problemas de la producción y del exacto equilibrio lu parres afectadas.

De gran interés es el artículo 8.0 de la Orden de 22 de julio 1958, Reglamento para la aplicación de la Ley de Convenios ectivos Sindicales al tratar de '·Partes" } considerar como ta-111 respectivas representaciones profesionales en el seno de

nización Sindical. Y cuando el Convenio se refiera a una

1empresa (dice el apartado 2.0 del mismo artículo), serán par­sa representación legal y los vocales del Jurado, o en su de­o los enlaces sindicales que representen los intereses del per-al afectado por el convenio. Intereses del personal afectado por el con\'enio supone pri­dialmente el salario, del que no hemos hecho mención a lo o de este trabajo por corresponder a tema ya tratado en an­ora publicaciones. Pero es el salario seguramente, dentro de

economía de una empresa, la cuestión primordial de la misma. J.sl, Gustavo Ca\Sel, en su tratado de Economía Teórico So­

, aos dice, al hablar de la política de salarios atendida por el ieato, que las teorfas que han tratado de explicar la cuestión salario en la cuestión social ha ido muy acertada y está re­

·c1a su postura. En este sentido, muy abiertamente se ha ~do el movimiento sindical, prestando siempre su adhesión

concepción optimista del salario, al creer en la posibilidad u• aumento del salario o de una mejora general de las condi­es del trabajo por la política sindical. Ha llegado a la con­ióa de que no es preciso un aislamiento artificial frente al rior, sino que puede satisfacer el mantenimiento común del 1 m's alto posible.

J. MORÁN HIDALGO

A. T. S. de Empresa Iberia, Líneas Aéreas de España Diplomado en Estudios Empresariales

Trabaja, pero ... seguro

EL AGCIDENTE,

TEMA DE ACTUALIDAD

. Todos los medios publicitarios se ocupan hoy del interés e 1mportanc1a. que o~rer¡e el tema de los accidentes laborales y su prevención. As1m1smo se celebran reuniones y coloquios entrev1stándosl' a personalidades implicadas más 0 menos di~ rectamente en esta cuesti?n de tanto alcance y actualidad. El f1'! que con ello se persigue no es otro sino el de crear un clima apropiado en los distintos sectores de la producción lle­vando al dnimo de los trabajadores y al de todos los esparloles, en general, la 1de_a de una urgente reducción de los siniestros. Hasta ahora, segun estd _demostrado estadfst1camente, el indice de éstos e11 1111cs!ra Patnll alcanza pro¡1orc1ones alarmantes. Lo que. supone, nadie . podrá ponerlo en duda, una ruina para la ntfClón Y w~a pérdida enorme para las empresas. Al trabaiador m que dec1: tiene que le tocará siempre la peor parte desde el ver d1smm111da o menguada s11 retribución salarial por unas lesiones que le pue~en tener 111caJJ~citado de manera parcial 0 total para el e¡erc1c10 de sus acuv1dades profesionales hasta encontrarse .con la muerte. Y esto úlumo oc11rre de cua;1do en cuando. Quizá no tan de cuando en cuando. Pues raro es el día q1~e los [Jl'riodicos no dedican unas lineas a informamos de algun caso de muerte por acc1de11te de trabajo.

/As ~ausas que influyen en el accidente resultan de todo punto 1mpos1bles de enumerar. Unas escapan a toda prudencia Y P!'eVISIÓn. Otras, quedan supeditadas al factor humano. Es­tud1ós llevados a cabo e11 relación con la siniestralidad nos dicen que . el mayor número de accidentes se producen por la 1m~r~1denc1a del propio trabaj~dor, quien 110 siempre se halla lo suf1c~entemente_ preparado o 111str111do para el desempeño de la función qu'! tiene que realizar, n'? haciendo, por tanto, tam­poco el me¡or uso ae cuantos medros de prevención las entida­des patronales están obligadas a poner a su disposición. ·

Entre las causas consideradas como depcndumtes o supedi­tadas al factor humano, se pueden citar también aquellas otras que guardan relación con tos estados anfm1cos del indit.'lduo. Sab1ao . es, y la experiencia así lo confirma, que todas las pre­º'?upac1oncs y problemas privados que absorben la atención y ~1straen la men~e de la persona q1H' ha de ejecutar un trabajo, 1mpcd1rán que este, se lleve a cabo con la eficacia y perfección dese~das: Y sm duda de ninguna especie, esto puede ser al propio tzcm1po causa de acctdente. Como puede serlo igualme11-te cualquier trastorno o enfermedad de los que ni aun el mismo productor sospeche.

Por otra tXJrte, y aun cuando dentro de la semana laboral el accidente ¡Juede tener lugar un dfa cualquiera, los estudios estadisticos ponen de manifiesto que el mayor porcentaje de ellos se da el lunes y el menor el sdbado. En el primer caso influyen notoriamente el desentrenam1emo de un día de tra­bajo, aparte de una mayor actividad laboral desplegada y del cansancio que, quiérase o no, se acusa despujs de un domingo que no se haya sabido aprovechar bien para reponer fuer:;as y energías. En el segundo caso, el porcentaje de accidentes t iene escaso t•alor si se considera que en un gran número de empre­sas el sábado se trabaja sólo media jornada. Y en cuanto a la hora en que mds accidentes se prod11ce,1 parece ser que es la primera de la jornada, y en la qu<' menos, quizá sea la octava dentro de la jornada ordinaria. Contribuye a que en las úl­timas horas disminuyan los accidentes el que el trabajador, en muchas empresas, inicia su media jornada tras un espacio de­dicado al descanso y después de haberse alimentado un poco.

l.As ca11sas vor las que cabe destacar que las jornadas de tarde son menos propensas al accidente no se explican todavía m11y clarame111e.

Si no anularlos, los siniestros en el trabajo pueden llegar a reducirse considerablemente. Para ello es preciso que tanto em­presas como productores pongan no 1111 poco, sino un m11cho de su parte. Ante la actual Campaiia Nacio11al de Prevenció11 del Accidente, todos los españoles debiéramos sentirnos respon· sables e interesados parque su trascendencia y los fines socia­les que en ella se persiguen, a todos nos afecta sin excepción !/ alcanza en mayor o menor grado.

JESÚS CON DE DELGADO Del Colegio de Huelva

MEDICINA Y ClllUOIA AUXILIAll 17

HOMENAJE EN CADIZ.-LA PRIMERA AUTORIDAD DE LA PROVINCIA, EXCELENTISI­MO SEÑOR DON SANTIAGO GUILLEN MORENO, IMPONE LA CRUZ DE LA ORDEN CIVIL DE SANIDAD AL PRESIDENTE DEL COLEGIO PROVINCIAL DE AYUDANTES TECNICOS

SANITARIOS, DON LUIS GARCIA JIMENEZ.

El pasado mes de diciembre, en el Colegio Oficial de l<'armacéuticos de Cádiz, galantemente cedido por dicha Corporación, tuvieron Lugar los actos de imposición de la Cruz de la Orden Civil de Sanidad al presidente del Co­legio de Ayudantes Técnicos Sanita­rios de la referida ciudad gaditana, don Luis García J iménez.

Presidió la Mesa el excelentísimo se­ñor gobernador ch·ii y jefe provincial del Movimiento, don Santiago Guillén Moreno; decano de la Facultad de .Me· dicina, doctor don José Luis Martínez Rovira; presidente de la Real Acade­mia de Medicina, doctor don I<"ernando Muñoz F'errer; jefe provincial de Sa· nidad, doct0r don José Manuel Pérez Alvarez; delegado de· Cultura del Ayuntamiento, doctor don Antonio Vela Barca, en representación del ex­celentísimo señor alcalde; capitán de lnfantería señor Nieto Amador, en re­presentación del excelentisimo general gobernador militar de la Plaza; ilus. trisimo señor don Enrique Riudavets de Montes, presidente del Consejo Na­cional de Ayudantes Técnicos Sanita­rios; presidente del Colegio de Médi­cos, doctor don Juan Romero Abreu; presidente del Colegio de Odontólogos, doctor don Joaquin Velázquez Repeto; presidente del Colegio de l•'armacéuti­cos, doctor aon Evelio Carabot de Po­rras; prioste de la Cofradía de la Sa­nidad, doctor don Venancio González Garcia; presidente del Colegio de Ve­terinarios, doctor don Saturnino Calvo y Ruiz de Azúa; presidente de la Co­misión organizadora del homenaje, don Antonio Martínez Jiménez, y el home­najeado, don Luis Garcia Jiménez.

Abierta la sesión por la primera au­toridad, comienza el acto con unas sentidas palabras del señor Martínez .Jiménez expresando el cariño que toda la clase sanitaria profesa al presidente de nuestro Colegio gaditano, así como la grata emoción que le produce ob· servar el gran número de ilustres per. sonalidades que han querido reunirse en torno del querido amigo y los compañeros que, acudiendo a su lla­mada de todos los rincones de la pro. vincia, han deseado testimoniar a don Luis Garcia, sumándose a su home­naje, su afecto y consideración. A con­tinuación cede la palabra a nuestro presiden te nacional.

El señor Riudavets de Montes, en un breve discurso, destacó la labor del señor García Jiménez y de su Jun­ta de gobierno, expresando su satis­facción al comprobar cómo las auto­ridades van premiando paulatinamen-

El exce/entísmw gobernador civil de Cddiz, se1ior Guillén Moreno, impone la Cruz de la Orden Civil de Sanidad a don Luis García fiménez. En la fotograffa aparecen el iefe provincial de Sanidad, doctor Pérez Alvarez, y el presidente de la Comisi611

organizadora, señor Martine: Jiménez. (Foto Juman.)

te a este grupo de hombres que, des. arrollando un loable esfuerzo, median­te una continua dedicación y una constante entrega, van haciendo posi­ble que la Clase logre ir adquiriendo el prestigio y la consideración que desde hace muchos años se merecía.

Con acertadas palabras hace una rápida semblanza del agasajado, asi como del cariño al que ha sabido ha­cerse acreedor y con el que le distin­guen los A. T. S. gaditanos.

A continuación, el excelentísimo se­ñor Guillén Moreno se levanta a ha­blar y sus palabras, alegato del buen decir hispánico, constituyen una ver­dadera lección de ciudadanía y de exal­tado patriotismo. Resalta cómo en la nueva España, la España del Genera­lísimo I<ranco, cada uno ocupa sin des· mayo su puesto, labora orgulloso dia a día en provecho de la actividad pro. fesional en la que le ha tocado encua­drarse y pone a contribución su brazo y s u inteligencia en lo que, en defini­tiva, sólo viene a resultar en bene­ficio de la amada Patria. Exhorta a todos a seguir el ejemplo del señor García Jiménez, digno representante de una de las más importantes fun­ciones sociales: la Sanidad.

Seguidamente, en medio de grandes aplausos, prende del pecho de don

Luis Carda Jiménez la Cruz de la Orden Civil de Sanidad, primorosa con­decoración que ha sido costeada por suscripción entre todos los A. T. S. de la provincia.

Toma la palabra el presidente del Colegio de Cádiz para dar las gracias a todos, declarando cómo los méritos que en él hayan podido concurrir para hacerle merecedor de tan seña­lada distinción se deben en gran parte al continuo aliento, a la intima cola­boración de toda su Junta de gobier­no, al marcado aprecio y buena vo. Juntad que en todo momento le ha demostrado el Consejo Nacional, a la benevolencia de las autoridades espa. ñolas Y. muy principalmente, a l apoyo que siempre encontró en la totalidad de los compañeros gaditanos, feliz conjunto que ha hecho posible la pros­peridad y la estimación de que hoy goza su Colegio de Ayudantes Técni­cos Sanitarios.

Tras hacer una sucinta historia de sf mismo, termina diciendo:

«Podéis creer que, entre todos, ha. béis sabido hacer de la fecha de hoy el día más feliz de mi vida. Sólo sé, con todo mi corazón, daros Las gracias por ello.»

Concluida la salva de aplausos. en medio de felicitaciones, saludos y apre.

SULMETIN PAPAVERINA 6RA6EAS - SUPOSITORIOS

COMPRIMIDOS - INYECTABLES

i 1

espasmolítico general IR MEDtCINA Y CIRUGfA AUXtLl.ut

tones de manos va disolviéndose la reunión, c¡ue no tardará en volver a unl~e en un céntrico hotel de la ca­pital pa1 ,1 celebrar el banquete-home· naje que está anunciado.

En el Hotel Francia y Parls, C'On el bomcnajcnclo, ¡iresiden la larga mesa 1 prcsiclt>11 tc clel Consejo Nacional.

decai10 d<> la Facultad de Medicina. jefe prm·indal de Sanidad, presiden­tes de Jos Colegios Oficiales de ~léd i -

• Odontólogos, l<'armacéuticos y \'e· ~ario!>-; presidente de la Real Aca­._.a de MNl icina y miembros dC'l

Consejo Xaeional .Y rte la Comisión or­pnlzaclora. al t<.'rn:rndo <·on dislingui· da damas.

Olftcil labor para el reportero efec­tuar :ilquicra mención de las personas a quienes lU\'O el gusto dt' saludar en 1 trm1sc·urso ele los actos. Senalan•mos a los doctores Alcina

Lálncz, S1·1Tano Vides, (iómcz-Plana Contc. Hodríguez Morales, Plricro To­rre. Rabanillo, De lngunza Lc6r1, (;ai·. a Lujan .\· <:arela Curado (don Luis do i Antonio), t\stos dos últimos hi­

del prc•slc!C>ntc de Cádiz; cloctor nz Cabmias. que acompañaba a su ot· padre, don l•'r:lll<'lsco Sanz ~lo­a, enfermeras Sl'llorltas Marina de ya Rodríguez CuPrra y Lourdcs rlaclo; re\·erendo ¡mclr<' don Andrés Ph ~lanínez: selior<.'s Camacho. ins. tor del Cticrp0 General de Policía, I'\ rnándcz Garaboa, popular locu. de Radio Cádiz: don Xlrolás Cor­\1rloso Blanro, secrclnrlo del Co­

rte A. T. S. de Cádiz; don Antonio mez .Ji ménez. tesorero clt>I mismo esldPnt<' de la Comisión organi-m ele los artos. don José Sánchez

legas: 1lon Miguel Cabello Núñez;

. -....

. ·-· .... ....... - -

señores lrígoyen Roldán, García Lar­ca, Villar Mata; don Francisco Arro­yo López, don Juan Delgado Ca lleja, don Fernando Toro Casado, gran ami­go nuestro desplazado desde Marbella para asistir a la imposición; don Vic· toriano Diaz de Tuesta y señora, doña Ascensión Guitián Román; don Rafael ~!orales Castro, presidente del Colegio de A. T. S. de Córdoba, y señora, lle- • gados expresamente para la asistencia a los actos; don Manuel Albalá Va lle, delegado provincial de Podolo­gía; don Francisco García Villegas, don Juan Braulio Fernández y don An­tonio \ 'ázquez Sánchez, de Jerez de la F'rontera; don Felipe Lamadrid ~fu. ñoz, de Puerto de Snnta Marta; don Antonio Cepillo Blay, delegado coma1·. cal del Colegio en San F'ernando; nu. tr idas representaciones de Arcos de la I"rontera, Chiclana, Puerto Real, Me­d ina Sldonia, Algeciras. Ubriquc, Bar. bate, Grazalema, Ta r ifa ...

A los postres le fue entregada al se­ñor García Jiménez una a rtlstica placa de plata, regalo también de los A vu dantes Técnicos San itarios de la ¡)ro. vincia.

Para finaliza r se leyeron cartas y telegramas de adhesión y felicitación, entre los que destacaremos la de los presidentes provinciales de los Cole gios de Valencia, Sevilla y .Jaén: don Rafael Fernández Carril, presidente de honor del Colegio. de Madrid y del de Cádiz; secretario general del Consejo Xacional, don Pedro Sierra :\1orán; jefe local de Sanidad, doctor Grosso Portillo; delegado de Beneficencia y Sanidad del Ayuntamiento de Cádiz, doctor :\Iárquez A vila; jefe de la Obra 18 de Julio, doctor Navarro Cardoso;

... -- --- ·· · - ·­.

CI presidente de Cddiz en un momento de su brillante intervención. (Foto Juman.)

presidente provincial de la Cruz Roja 1<:spa1iola, doctor don Antonio Loren­zo Rodrlguez; compañeros de Ceuta. Tetuán y numerosas localidades de España.

Alfredo S. DE YNESTRILLAS

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MEDICINA Y C lllUGIA A UXILIAR 19

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Leyendas y tradiciones del

La calle de Broqueleros,

Madrid • • YleJO

hoy Carretas 2.0 parte

Meditativo se hallaba l•'cllpe ll en su real cámara. Al fin, sacudiendo sus pensamientos, el rey mandó llamar a su presencia al maestrecampo de los Tercios y dHecto amigo, don Lope de Figueroa, diciéndole: «Dadme cuenta de las diligencias que os mandé hacer personalmente.» Besó don Lopp la pálida diestra del rey y, lanzando un suspiro, dfjo:e: «Cr<>o, señor, que el caso está enrendoso si no os lo at'lnran estos papeles que me entregó para Vuestra ~fajestad Ja hermana de Juan cel Broquelero» al ir a visitarla por or1ll•n vuestra. Nada pude yo sacarte ni

con ruegos ni con promesas de intercesión en el juicio por su hermano, a quien como sabéis, e igualmente al difunto, tuve bajo mi mando en Flandes, y doy fe de su buena y valerosa conductn. Nada la convenció. Tan sólo rogóme, hecha un mar de llanto, que os entregase estos pliegos. Leedlos, Majestad: ah! debe encontrarse la re,·ela­ción ele este suceso.» Tomó el rey ávidamente los papeles de manos de don Lope y, después de romper la nema del sobre, desdobló los pliegos y leyó. En su rostro, inexpre. sivo y severo, ni una emoción dejóse translucir. Al acabar la lectura exclom6: «¡Vive Dios, que mis suposiciones eran fundadas! Llnmad u mi buen doctor Olivares.» Obedeció don Lope, y n poco, precedido de un paje, entró el médico de palacio, y l'l rey le dijo c1ue así que las sombras de la noche tendiesen su velo sobre la villa y corte, se dispu­siese a salir secretament(• <"on él para una misión suma­mente delicada y que a nádie debía darse cuenta de ella.

E:staba el buen curu párroco de la popular iglesia de San Sebastlán, de Ja calle de Atocha, acabando de consu­mir como C'ena unos frugales alimentos, cuando unos alda­bona1,os en la puertn hicieron qu<> se sobresaltase por lo intempestivo de la hora y C'Orricse la criada, un tanto me­drosa, a franquearla. Las sombras de dos embozados apa. re<'ieron en el umbral. l"no de ellos preguntó y solicitó ,·er al párroco Yn c11 pi-esencia de éste. el embozado que pa.

recia llevar la voz cantante preguntó al clérigo si llevaba libro de Dífuntos. JJe de advertiros, queridos lectores, que hace cuatro siglos la ig!esia de San Sebastián tenía un patio y unas bóvedas subterráneas que fueron cementerio durante algunas centurias, y aún posteriormente, en el pasado siglo, se enterró también, en una capilla aneja. a las vfC'tlmas del Dos de Mayo que, como héroes, se ba­tieron en la calle de Atocha en tan memorable y gloriosa jornada. Aún sus restos se han conservado y eran hon. rados en ese dla todos los años hasta el luctuoso 1936, en que fue destruldn, casi totalmente, la bella, histórica y evocadora iglesia de San Sebastián, de la que algún dla os hablaré en articulo aparte, pues tiene mucho e inte­resante que decirse de su memoria.

Al preguntar el embozado al párroco si llevaba libro de Difuntos, éste respondió que en efecto, pero que si de­seaba alguna partida de defunción, en particular de al­guien alli enterrado, él se la extenderla de buen grado, pero entregar el libro de Difuntos sin más 11i más, como el misterio:;o personaje pretendla, era cosa a la que él no estaba autorizado, aunque lo ordenase quien pudiere. El embozado, descubriendo su rostro y del Toisón la Venera en su pecho, respondió al clérigo: «Pues ved que quien puede os lo pide: el rey.» Turbadfsimo quedó el buen curo. e hincándose de rodillas pidió perdón por su torpeza. «No ha menester perdón quien cumple con su deber», le res· pondió Felipe 11, ayudándole amablemente a incorporarse «Solamente os ruego que guardéis absoluto silencio de esw visita.» Así prometlólo el sacerdote, entregando al rey el libro más reciente de Difuntos, como el monarca solicitó. Var:os minutos pasó el segundo de los Felipes repasando en silencio el libro. Al fin, alzándose, con el semblante grave, pero con reposado y lento ademán, dijo: cYa he hallado el nombre ele la difunta a quien buscaba. Os ruego, señor cura . nos proporcionéis una palanca y un farol y

. '

HALi BUT POM.ADA ACELERA LA CICATRIZACIÓN DE TODAS LAS HERID

w MtDl<'INA y CIRIJG(A AUXll lAR

acompai1éis a la h<1n•da de la iglesia, donde yace esta Jer.•

Provistos de ambas corns. los tres personajes bajaron la b6\'cda. Poco después una sepultura se vela abierta el m~lko manipulaba en el cadáver que allí reposaba. Lo que ocurrió, nunc:a se supo. Lnlcamente que ya de

Ita en palacio el rey y el docto!". así hablaron: c¿Y de­que esas manchas que aparecen en el .cadáver de la rtunacla hija del broquelero son huellas de un veneno?»

dudab!Prnente, ~ñor, y muy activo», asintió el doctor \ar~s. 1, Y aseguráis igualmente que la muchacha es­

en avanzado periodo de gestación?» «Sin ningún gé­de dudas, sei'lor, y os lo juro por la salvación de mi

a.t Con hosco y alterado semblante rtspondió el rey: ego l';.le don Juan ascsincS infamemcnte a un mismo ¡xi a Ja madre y al hijo. ¡Grande e infinita debe ser la

lsericorllia de Dios si aún ha ¡Jodido perdonársele tal men'• Un punto siletlC'iosos, por la indignación y el peso de

tre>rnendo secreto, quedaron monarca y doctor. Al fin, uél. rogando a éste absoluto s ilencio y asintiendo y rando t>I galeno, salló de la real estancia. El re>v tomó recado de escribir, y durante unos min utos

st· ·oyó en Ja cámara el rasgueo nervioso de la pluma re t·I papel. La carta decía, poco más o menos, lo si­

lente: «Señora: pot' la envidia que en vuestra alma voraba la gran amistad que unía a vuestro hermano el seductor y asesino de vuestra sobrina, don Juan . a quien Dios haya acogido en su misericordia,

béis podido mandar a la horca a vuestro hermano y ha-púhlico el deshonor de vuestra desgraciada sobrina.

carla que ésta os entregó dándoos cuenta en su apu­situación de la proximidad de su maternidad y la

ción del padre de su hijo a cumplir t:omo cristiano y llero ra~ándose con ella, hu biese guardado este secreto

su <h'shonor y e\ ltado la \'enganza de vuestro hermano, pre repudiable en el concepto cristiano, y la muerte

confesión de un hombre. Sólo Dios basta para castigar que infringe su Ley. Pero vuestra insidia, atizada por en\'idia y la ambición mezquina <le jntere5=es materiales, hirieron poner aquel <!fa funesto en manos de vuestro

ano la carta fatal, que luego, por un aviso imperioso vuestra conciencia, entregnsteis a don Lope de Figue· para que vuestro rey la conociese. La carta ya duerme la tumba de la infortunada joven y, como ella, se tor· á cenizas. Nadie, pues, más que vuestro rey, vuestro

ano y vos conocemos el secreto. Cuidad de ahora en lante \'Uestra discreción y <•vllad ver a vuestro her­º· el cual, por no manchar y hacer público el des­or dP su hija . seria capaz ele subir a l patibulo, sin lar, si• disculparse ni dar explicación alguna. No os

ntéis a él, pues pudiera mataros si, corno creo, reca­ta en 13 soledad de su calabozo. Tornad como ley mi

ejemplo y rallad siem¡>1'C este misterio, que mucho importa a los difuntos, a vuestro hermano y al rey.»

Esta carta fue entregada por don Lope de Figueroa a la hermana de Juan «el Broquelero» pocas horas después y con el más absoluto sigilo.

Tres dias más tarde, el juez que instruia el proceso se presentó a presencia de Felipe l 1 preocupado y temeroso. pues el proceso seguia lo mismo, sin que sobre él se arro­jase luz alguna. El monarca le preguntó si en vista de ello habíase dktado sentencia, y el Juez respondió que en efecto, y de muerte, contra Juan «el Broquelero», pues en las leyes de Partida bien claro dice que hombre que mate a otro hombre debe morir Igualmente. Pensati\'O se hallaba el rey escuchándole, pero al fin, irguiéndose, deci­dido, como quien toma una resolución, la cual ha avalado el buen dictado de la conciencia, después de madurar re· flexiones, dijo al juez: «Dadme el proceso, señor juez, que quiero llamar vuestra atención sobre un documento que no se ha apreciado bien ni tenido en cuenta la definitiva aclaración de su tex:to: la carta que Juan «el Broquelero» consiguió que fi rmase don Juan Pérez antes de matarlo. Visto que esta carta, encontrada junto a l cadáver y ava­lada con la firma auténticamente reconocida de la victima, dice que ésta intuyó la causa justa por la que su matador tomaba venganza, aunque la causa desconozcamos todos, pero ellos lógicamente no. Visto <JUe el muerto se avino a su propia sentencia por creerla justa. Visto que antes de morir perdona a su matador, p~es sospechó, corno digo, la causa por la que aquél le mataba, y aun así acató su voluntad y perdonó, y lo corroboró flm1ando de su puño y letra. pues su conciencia en tales momentos fue su pro· pio juez. "Cumpliendo yo corno debo con Ja voluntad del muerto, perdono al matador y ordeno sea puesto en ¡¡. ber tad... ¡Y que Dios demande en su santo juicio a ambos!"»

Asombrado y confuso acató el juez la extraña sentencia, y el rey, firme y Sl'reno, firmó el indulto.

Juan «el Broquelero» fue puesto en libertad, y con su hijo, y sin despedirse ele sus parientes, partió de Madrid, sin saberse nun{'a cuál fue su paradero, no sin antes agra­decer al rey tan inesperada merced. Gran consternación , revuelo y encon tradas discurslones provocó la sentencia en la Villa y Corte. Pero la opin ión más general fue la de poner en duela la justicia del rey, rnotejándola de in­justa y contemporizadora. Sólo Dios en su sabiduría in­fi nita podrfa aquilatar In decisión de aquel rey que supo guardar el honor de una doncella de tan solicita y abne­gada forma, hasta poner su jui:;licia en entredicho ante la opinión de sus súbditos.

¡Qué mal juzga el mundo C'asi siempre y qué torpes son las apreciaciones humanas!

Rosario .MO!'\CA DA

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Desde Santiago de Compostela

Sobre el 1 Synlposium Importantes, a mi iuicio, han sido las ¡ornadas podo­

lógicas celebradas en la capital de España con motivo del l Symposium Nacional de Pódología.

A través de nuestra Revista profesional, de los nume­rosos boletines provinciales y de la publicación que edita Podología Nacional, estoy seguro que se habrán hecho, o no tardarán en hacerse, por plumas de compañeros más autorizados en la materia, trabaios encaminados a re­latar y hacer resaltar como se merece la labor desarro­llada durante este inolvidable Symposium.

Me cumple a mí hacer hinca¡>ié en cosas que, al mar­gen profesional y científico, han ll<rmado poderosa y gra­tamente mi atención: el ver como nuestros viejos y que­ridos amigos catalanes vuelven a aportar su calor a la Podología Nacional, del que por un tiempo fallidas con­sideraciones en nada relacionadas con la Podología los habían apartado. Comprobar el espíritu de unión exis­tente entre los compañeros de Madrid, aportando gran número de valiosas comunicaciones relativas a la espe­cialidad. Y, sobre todo, la reunión nacional, sin distingos, sin apartados políticos siempre deleznables, de la gran familia podológica española, tan amplia y de tanto peso mundial. Por primera vez he contemplado con emocio­nado placer a veteranos compañeros, duchos en la brega por el resurgir de la pro{ esión, unidos íntimamente con ióvenes podólogos apartadores de la savia nueva, del mozo entusiasmo prometedor para el futuro.

Elocuente se me ha mostrado el doctor Velázquez, de­cano de la Facultad de Medicina de Madrid; elocuente el subdirector de la Dirección General de Sanidad; elo­cuente el querido amigo Escachs, asesor nacional de esta rama de nuestra carrera; elocuentes el presidente del Colegio de Madrid y nuestro presidente del Consejo Na­cional. Todos trataron de alentar, de ~lvidar pasados erro­res, de impulsar y poner en marcha de nuevo a nuestra amada podología.

En el acto de la cena de confraternización profesional, dichas intenciones y tales deseos pudieron todavía poner­se más manifiestos. Las palabras de Leonardo Escachs ·y las de Enrique Riudavets de Montes tardarán muchos años en borrarse de nuestro corazón. Creo que el entu· siasmo que despertaron, difícil de superar en otra pare­cida ocasión, fue clara demostración de cuanto digo.

Larga y dura tarea les queda a estos dos hombres en los cuales hemos depositado todas nuestras esperanzas. Mucha tela cortada les queda a todos los présidentes de 22 MWICIN• y C1RUOf• AUXIU•R

Nacional de PodoloJJÍa los Colegios provinciales españoles al tener que reconocer, con la natural hidalguía de nuestra raza, la labor desarro­llada por sus equipos respectivos, a los que en muchos casos jamás animaron y a los que sólo procuraron res­tarles la fe y el entusiasmo.

Nosotros, queridos compañeros podólogos, ya hemos dado nuestro ejemplo venciendo toda clase de di{ iculta­des y acudiendo a Madrid. Ellos, lo mismo Escachs que Riudavets, nos han dado cumplidamente el suyo. Que los demás lo sigan también, rompiendo con antiguos y des­prestigiados procedimientos, consultando a los demás en cada caso, como hasta el mismo Caudillo de España nada menos acaba de decidir con el referéndum nacional, es lo que podemos pedirle con el máximo fervor a Dios to­dos los podólogos españoles.

JU. VI. TO.

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e c·nmplace patentizar mi modes. a opinión, aunque no sea más como referéndum de adhesión a labor eficiente sacada a pulso del

o del Consejo Nacional, opinión alizada en mí después de haber

aten tamente los autorizados y osos juiC'ios de tan destacados com. ros de toda España que reprcsen­tanto ¡¡or sus <·argos como por su lgio tan bien ganado dentro y

de la Clase, el más alto expo­de los valores profesionales.

puedo yo añadir ya si no es ar los mismos conceptos ya ver. mas es indudable que causaba amargura contemplar cómo has­

ora. dentro de nuestra misma Ión. teníamos que aceptar y ad­como buenos dos tltulos difercn.

y dos denominaciones distintas, gnadas de dos maneras, aunque Idéntico cometido e iguales fun-

los que contamos con más de ta años de ejercicio profesiona'l

tiene qu<' doler el cambio de nom­Y la desaparición definitiva de un

por el que tanto hemos luchado tantos c·onceptos respetable y po; ue hemos llevado una vida entera

nstantt'S sacrificios, de abnega. de paciencia, continuamente ape­a! enfermo que necesitaba nues-

cuidados y atenciones, tan cerca pre del sufrimiento ajeno al que

mos, a costa de nuestra propia uilidad, ese alivio, ese amor, esa d, ese consuelo y esa esperanza

ue se encontraba tan necesitado. jus to es reconocer que, apar­

nos de sentimentalismos inade· en la positiva era presente, al

r de Practicantes, si no se aña­la coletilla «de Medicina y Ciru-

no éramos muchas veces com­dldos. No me entusiasma, acaso añoranza. el actual, pero dar de. da Importancia a un nombre, sea e st>a, me parece sacar un poco

s de quicio. El ascenso profe. l. el reconocimiento de sus eíecti­valores ha de hacer brillar un re rualqui~ra. Por lo que valga,

uno al criterio de ese «baturro» -able. con tanto cerebro como n. que se llama Juan Antonio

et. y lanzo también el que él pro. aba de Aux iliar Médico, corto, so­y perfectamente caracterizado. verdaderamente importante es

r conseguido la unificación el ha­nseguido construir el bloque de

to y levantar el monolito de- la sanitaria auxiliar, de una sola

nldacl sanitaria auxiliar bajo la Ión de nuestro Consejo Nacional.

lno ron la esperanza de ver ~la cómo nuestros superiores

mros, dentro del respeto y la nria que como médicos mere-

tengan para nosotros el mismo de comprensión, sin reservas

tales que. tomo recordaba nuestro compaflero y amigo Rafael

s. han tenido los ingenieros con ayudan tes abarcándolos en una

denominación.

ntiago .Jl~IF:N8Z BLAZQUEZ Colegiado de Madrid

LABERINTO DE FERIA He ido con mis hijos a la feria y nos

hemos divertido mucho, sobre todo du­rante el rato que pasamos en el recinto de atracciones. Allí todo es falso, pero está envuelto en fantasmagoría brillante y atrayente durante unos días. Las grutas encantadas, la mujer con bigote-¡ tantas tienen!- , el mago de los voltios. el labe­rinto. Claro es que luego ni hay encanto, ni bigotes- se lo puede afeitar-, ni vol­tios, ni nada; todo es estratagema para ganarse la vida, pero le hace a uno sen­tirse chiquillo durante unas horas y pen­sar con benevolencia cómo discurren los hombres para no trabajar, echando sobre sus hombros un trabajo agotador.

Pasamos un rato agradable en el labe­rinto: allí la risa brota sin cesar. El am­plio cuadrilátero que lo compone, dividido y subdividido en estrechos pasillos de pa­redes de espejos, entrelazan una red jo­cosa que aprisiona al visitante para evi­tarle la salida; ésta no se encuentra, aun­que se intuya. Y después de vueltas y más vueltas, planchas y más planchas, gracias a las instrucciones de un emplea­do-que para eso está- , se sale al aire libre, desaprisionados de nuestra incerti­dumbre, que en este caso sólo nos hizo reír. '

Me hizo pensar este rato de buen hu­mor en el laberinto en que "nos" han me­tido los eternos enemigos de nuestra Cla­se, sin que se adivine la salida esplendorosa que ponga fin a tan excepcional situación. Sf, porque en este caso no se trata de un pasatiempo festivo, sino de la honra­da y pertinaz preocupación de adivinar, siempre con temor, la paulatina desapa­rición de nuestros derechos, lo que como agorero presagio se cierne insistentemen­te sobre los méritos que proclamamos y el justo reconocimiento que nos corres­ponde. A nosotros nos pasa lo que a na­die: entendamos nosotros como nuestra carrera y nadie, aunque paradójico, las demás carreras: altas y medianas, no im­porta. Y lo que nos pasa es el fruto de las incesantes cavilaciones de esos perso­najes, siempre conocidos o adivinados, que parece que sólo tienen por misión el borrar nuestra existencia.

Mi amigo Salvador tiene una hija que tuvo la peregrina ocurrencia de estudiar la carrera de perito agrónomo. No es co­rriente que una mujer se interese por los problemas del campo; por eso digo pere­grina. Pues bien, ingresó en la Escuela de Peritos Agrónomos, sin que su sexo fuera obstáculo para que allí la admi­tieran.

A la hija de mi pariente Rodrigo se Je metió en Ja cabeza el ser abogado y no tuvo que optar por la sección femenina de la Facultad de Derecho porque ésta es única y no admite diferenciación de sexo.

Y si mentalmente o concienzudamente, como queráis, hacemos una revisión de todas las carreras nos encontraremos con que sólo a la nuestra se le colgó este sambenito, que' nos haría reír como en la feria si no supiésemos con certeza, y casi vislumbráramos, el filo de la navaja que va hendiendo con progresos alar­mantes los tejidos de nuestra organiza­ción.

Porque, preguntamos. ¿a qué viene es­ta nada seria separación?; ¿ocurrió algo anómalo, hubo algún entorpecimiento cuando las mujeres estudiaban con nos­otros?; ¿qué fin se persigue con esta creación de grupos sexuales que nos ha­ce pensar en las bobaliconas instrucciones a los niños de antaño cuando en las cla-

ses de párvulos se les decía: "Jos niños con los niños y las niñas con las niñas"? No hay lógica explicación para ello, pero sí se comprende la estrategia cuando pos­teriormente observamos con qué facili­dad se multiplican las escuelas femeninas y con qué dificultades se tropieza para la creación de las masculinas.

Cuando en el año 1930 saleábamos ju­bilosos porque se nos honró y se nos re­valorizó con la colegiación oficial, en el entonces Colegio Oficial de Practicantes figuraban todos los hombres y mujeres con el título correspondiente. Todo ha ido marchando a Ja perfección, cuando al cabo de los años, sin motivo alguno que justifique tal determinación, se hacen des­aparecer dichos Colegios y se creai;i los Colegios Provinciales de Auxiliares Sani­tarios compuestos de tres Secciones: Practicantes, Matronas y Enfermeras. Si las dos carreras primeramente citadas es­taban ya encuadradas en sus Colegios res­pectivos, ¿no hubiera sido más lógico el crear el Colegio de Enfermeras si es que esta rama ello pretendía? Y lo de la eti­queta de Auxiliares Sanitarios, ¿no es ha­cernos descender, en denominación. a los subalternos que prestan servicio en los Institutos Provinciales de Sanidad? ¿No es ir procurando por todos los medios la mayor confusión para una posterior legis­lación perjudicial7

No obstante, el deambular del cerebro legislativo no se somete a la quietud en ningún instante, y por eso, insatisfecho aún de la oscura trama que ha urdido, crea Ja carrera de Ayudante Técnico Sani­tario con el fin, se dice, de la unifica­ción soñada-¿sofü¡.da por quién?- , de las diferentes ramas auxiliares de la Me­dicina y de la Sanidad. Y seguidamente como arrepentido de haber pensado e~ esa unión, determina que los Ayudantes Técnicos Sanitarios femeninos se colegien en Ja Sección de Enfermeras. Ello nos hace pensar en una debilitación de facul­tades anímicas y no en la conclusión de una separación de sexos, puesto que los Practicantes femeninos sí pueden seguir en nuestra Sección. Un lío. Si no patológi­co, sí lindando con una alteración mental.

Pero aún hay más. Al Ayudante Técni­co Sanitario femenino no le importa co­legiarse en un organismo inferior a su título, ya que la enfermera no es grado medio, porque sus miras sólo son ingre­sar. en las residencias del Seguro Obliga­tono de Enfermedad, a donde únicamen­te se admiten enfermeras, aunque luego particularmente se dediquen a practicar su carrera, para la que están perfectamente autorizadas, pero camufladas por el Cole­gi? a que pertenecen para no pagar los tributos que a nosotros se nos exigen.

Un laberinto, efectivamente: no para r~ír y pasar el rato dichosos y alegres, sino para la constante desesperación de un enfrentamiento diario con problemas que no se resuelven. Un laberinto sin el sano optimismo de encontrar la radiante salida, sino una red de oscuras encruci­jadas que no permiten ni siquiera adivinar la puerta que nos alivie de recinto tan poco acogedor.

Todos los hombres que echaron sobre sus hombros la carga de preocupaciones que nos embarga, parece ser que han en­contrado el s itio donde establecer esa P.uerta. ~alida al aire libre para respirar con ansia la realidad perseguida de una clara y permanente situación. El nuevo Reglamento colegial. Pidámosle a Dios que tal como está concebido y proyectado se apruebe. RAFAEL MORALES CASTRO

MEDICINA y CIRUOIA AUXll IAR 23

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rta abierta a un detractor

Con mi afecto, a todos los com¡JC11ieros que, en el pasado y el presente, han sido victimas de las críticas de esta espeoie social al ocupar . distintos cargos en nuestros Colegios.

ce unos días nos encontramos-¿recuerdas?-, y des­de, eomo siempre, oir tus quejas nos dijimos adiós.

y seguro ele que tú te apercibiste de mi mal humor, ue yo tratara de disimularlo.

enes razón; cuando nos separamos sentí la desagrada­tm1>resl611 ele haberme tropezado con un enemigo, pero un enemigo desgraciado por el que sentí lástima al cl¡iin. -

, más tarde, recordando, vine a deducir que no eras precl~amente de los que, habiendo volcado el destino

él la desgracia y la ma~a suerte, sufras algo que, im­ndo tu expansión profesional, justifique tu rebeldía. scnnformiclad por tddo cuanto hacen tus compañeros. • tú no eres de esos desafortunados que, aun merecién­lo todo, nada consiguen. Al menos tú presumes-y yo o corroborarlo-de sobrarte la clientela, de poseer un culo que te facilita grandemente atender a tu cotidia­uehacer, permitiéndote al mismo tiempo alternar con eJor<'ito de nuestra sociedad. na:izando un poco nuestra triste y desagradable con­ción, he rn<"ado en consecuencia que perteneces a ese

que, lamentablemente, aún queda en nuestra cla~e. trartores-apáticog, incrédulos y renegados detracto­dispuestos en todo momento a sembrar la cizaña: de valor y <le entereza para afrontar los problemas

conti11uamcnte nos plantea nuestra vida profesional: ces del menor sacrificio, de la más pequeña entrega, más lcvC' molestia en provecho de los que. junto

o. ostentamos la misma profesión, la misma carrera, o cometido. as parte, eso sí, y en primera fila. de los critico-

nstantcs, de los señaladores a ultranza de todos los , ele todas las equivocaciones, de todos los fallos

según tú, rometen a cada instante los compañeros que, IU mejor \'oluntad, tienen o han tenido el honor

te bien-de regir los destinos de nuestros Colegios, los que no sólo niegas toda colaboración, negándote vez a ti mismo, sino que, además, tratas de minar la 1 de los que te escuchan desconociendo tus verda­

sentlmientos. confiados en tu «sabiduria», en tu encla», en tu «golpe de vista», y a los que, como

na podrida, tratas de contaminar engañándoles con risas hipócritas y tus cuatro lugares comunes.

ya, amigo! Ha sonado la hora de que te conozcan hasta los más inocentes, para que no puedas sor­r la buena voluntad de nadie. Ya sé que no resul-kil porque te encuentras en todas partes, disimu­

en los pueblos y las ciudades de toda la Península, mll fisonomias y mil acentos diferentes. Eres desdi-

planta vivaz que se erra en todos los terrenos y que sio1ws prospera amenazando con su exuberancia Ir la cos<'cha. ndo hablamos te permitiste con todo cinismo opinar las juntas a las que no asistes, resultando casi gra­enjuiriar lo que ni una sola vez cumpliste, como de­

elemental. reuniéndote en una sola ocasión con mpañcros para tratar de resolver aquello que a to­

la y debía interesar. Al solicitar tu asistencia no urho lo que se te pedía, y sólo nos animaba el deseo

expusieras tu rritcrió noblemente sobre los puntos terés gcncral que iban a tratarse, ayudando a los de­con tu rooperaclón leal a llegar a un acuerdo que

a bucn término las gestiones de otros que, con el o derecho y los mismos deberes que tú~no lo olvi­' ocupan los cargos directivos del Colegio de antes ahora.

no. acuclír a una junta es demasiada molestia para más cómodo juzgar al tuntún, sin conocimiento de

J'vtANU EL LóPEZ LÓPEZ Presidente provincial de Guadalajara

causa, pero, naturalmente, siempre en contra de lo que sea. Nunca tuviste en cuenta que el fracaso de tu Colegio no es nunca el de Mengano, J.<ulano o Zutano, sino de todo un equipo, de todo un sector profesional digno de ser considerado y que, siguiendo las normas de nuestro Con­sejo Nacional en la medida de nuestras fuerzas y con arreglo a la posición que ocupa, procura contribuir pos'­tivam!:nte en e) todo y hace llegar la voz de cada pro­vincia.

Enemigos no nos faltan , y aún yo los daría por benefi­ciosos cuando son enemigos leales, dispuestos a señalar el punto débil o la solución poco sólida; escollos serán mu­chos los que será necesario salvar a fuerza de tesón. de entusiasmo y de precauciones. Pero no estamos dispuestos a consentir que tú y los que son como tú actúen en el papel de traidores en el propio seno de nuestros cntra­ñab'.es Colegios provinciales.

Creo haberte oído murmurar algo sobre las ele<'<'iones, asegurando que a ti «no te interesaba ocupar ningún car­go». Cómoda y extraña postura esta tuya y la de tu grupo, aunque de una increíble falta de lógica_ rarece declucirfe de tus palabras, de tus desdeñosas críticas. que tú sabrí:is hacerlo mucho mejor. ¿Por qué, pues. no subes al palen­que y demuestras prácticamente lo que en teoría te re­sulta tan sencillo? ¿Alguien te lo impide? ¿Alguno te lo prohibe? ¿Has pensado que toda la Clase, si no tu con­ciencia, te lo exige?

Conociéndote como te conozco hace tanto tiempo no pue­do menos de preguntarme: «¿No será todo petulancia. pa­labras y más palabras, bravatas sin valor y, en definitiva, falta de amor profesional? ¿No será que, reconociéndote incapaz en tu fuero interno, sabes de antemano que estarías destinado a hacer el iidfculo más espantoso? Para tranquilidad de tu esp5ritu yo te diría que en nuestros cargos no se fracasa nunca. aunque se lo~re o no se llegue a alcanzar la deseada meta que se persigue. Nunca se siente la Impresión humillante del fracaso cuando se. ha puesto toda el alma, cuando se ha hecho todo lo posible, cuando no se ha hurtado ni horas de servicio, ni pérdida de horas de trabajo, ni visitas, ni vueltas, ni escritos y ni un solo instante se ha soslayado el fiel cumnlimiento del deber_ Cuando existe desinterés y abne~ación. lo único que se experimenta es una gran tranquilidad de concien­cia y un progresivo aumento de coraje independiente del buen o del mal resultado.

No te sucederá a ti lo mismo, eterno discrepanté. Te ruego que hagas examen de conciencia y te hagas capaz de comprender cuanto te digo por tu propio bien, por tu propio prestigio y por tu propia seguridad. Que si queda algo de noble en ti, recapacites y sientas verg'üenza de tu proceder. Aún es tiempo, siempre hay tiempo. Trata de conocer la verdadera marcha de tu Colegio: pide cuen­tas, si, pero con nobleza; protesta, critica, pero ejerciendo una crítica razonada, constructiva. Sal a la luz. te nece­sitamos mucho: tu consejo, tu auxilio, tu ayuda. tu cola­boración. Hoy por ti, mañana por mí, te precisamos entre nosotros, por tu oposición tanto como por tu aplauso.

Pero, por Dios. no trabajes arteramente, entre sombras. como un malhechor, dando a diestro y siniestro palos de ciego sin conocimiento de causa, arremetiendo siempre con­tra lo que desconoces.

En espera de tu sincero arrepentimiento. en espera de tu colaboración de la Clase, te esperamos todos. ahor;i y siempre y, especfalmente, con todo afecto. como sabes estuvo siempre a tu disposición,

Manuel LOPEZ Y LOPEZ

Desde las ·cumbres de Grsdos

.. L'A LEGION DE LOS CONDENADOS

Despidiendo al cliente de turno me pasaron una tarjeta de visita de un señor que acababa de llamar a mi puerta. En ella leo: "Fulanito de Tal.-Practicante 'l'itular 11 del Seguro Obligatorio de Enfermedad", y, como es compren­sible, le hago pasar inmediatamente, saliendo a su encuen­tro con los brazos abiertos. Nos saludamos. Tras de unos instantes de charla trivial me expone en breves palabras el objeto de su visita. Yo, gustoso, le invito a que espere unos momentos y no tardamos en sa lir a tomar café a uno de los principales bares de la localidad en donde, segura­mente, podremos hablar con más calma, mejor aislados de «el mundanal ruido».

El sol vertía calderas de fuego sobre las pardas cornisas. Bandadas de vencejos bañaban sus negros cuerpos en el mar invisible del viento.

Ya instalados en el cómodo establecimiento, colocados de espalda a la televisión, me dispuse a escuchar el relato de aquel compañero que, sin saber por qué, imaginaba sustan­cioso. Así fue, en efecto, la larga conversación con mi nue­vo amigo-en principio, todos los compañeros lo son míos-, al cual, como no recuerdo si me autorizó para ha­cer público su nombre, llamaré aquí Moratin, echando mano de un apellido ilustre.

Moratín, con los ojos casi apagados, imprimiendo un triste movimiento a su noble cabeza, tras el primer sorbo al caliente y oscuro liquido comenzó a hablar lentamente. Sus mejillas se fueron encendiendo, su rostro animándose, su pecho se hinchaba al compás de una respiración pro­funda, emocionada. Le ofrecí un pitillo y, encendiéndolo, lanzó al espacio un torrente de humo. Su perfil romano, en la penumbra de las persianas abatidas, adoptó enérgi­cas líneas de gladiador.

- Tenia unas ganas enormes de conocerte y he aprove­chado un viaje a una ciudad no muy alejada de este lugar para entrevistarme contigo. En pocas palabras, para no aburrirte, voy a hacer te un poco de historia, de esta histo-

ria mia vulgar y entrañable que acaso no tenga interés sino para mí solo a fin de cuentas.

Soy madrileño de cuna. Hace muchos años, ya e lSi he perdido la cuenta, hice amistad en el colegio C'On otros chi­cos, especialmente con urw que me atraía por su tempera­mento. Al fina:izar la edad escolar afirmósc más y más nuestra amistad. Cierta tarde, difícilmente podría olvidar­lo, paseábamos por las Vistillas, al borde del enfermizo Manzanares que, presumiendo ele hombrecito, hinchaba cuanto le era posible su pobre, pero orgulloso caudal. Bur­lábamonos ambos a dos del a1>r e11diz de 1·fo y, sin saber cómo, surgió el dilema de nuestro futuro, tema otras veces repetido y que esta vez quizá nos trajera a colación el ince. sante discurrir de empleados y obreros de las fábricas y talleres que por allí existían.

Deducción tras deducción llegamos a éxaminar la carre­ra de practicante. Acaso influyera en ello inesperada y tá­citamen te una vieja amistad de los padres de mi amigo, a la sazón comadrona del barrio, y a la que los dos profe­sábamos cariñoso resp(!to. Tal fue mi primer contacto con esta Clase a la q~e tantos años ll evo perteneciendo. De tan simple modo se decidió nuestra vocación y nuestro desti­no. Andando el tiempo, la amistad comenzada en San Isi­dro terminó en San Carlos.

Al concluir, flamante nuestro titulo en el bolsillo, como . tantas veces, celebramos consejo. Por primera vez, para

mi desgracia, adoptamos criterios opuestos. Deseaba mi amigo entrar de meritorio en alguna cUnica, hospital o consulta privada y, desde allí, preparar un programa con vistas a una buena capital, sin excluir Madrid o Barcelo­na. Entendía yo-doloroso desconocimiento de lo que me esperaba-que debía solicitar una titular en un pueblo cualquiera donde, al par que aliviaba el sacrificio econó­mico de mis padres. podia hacer compatible el trabajo pro­fesional con el estudio para regresar en su día a la Corte con mayor experiencia sanitaria y gran conocimiento de la materia. Defendiendo cada cual su punto de vista no nos pusimos de acuerdo. Cada uno tomó por la vida su rumbo distinto.

Yo, como había pensado, me lancé, lleno de ilusiones, al medio campesino. Trabajé con entusiasmo, con amor, de­nodadamente. Todo en los primeros años fue como una seda. El médico que compartia conmigo el trabajo de la aldea era un verdadero compafiero. Pero aquel amigo pre­paraba una oposición y poco después conseguía una plaza en la capital de la provincia.

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Otra separación que senti en lo vivo. El dia en que, re­primiendo las lágrimas, nos despedimos, lo vi alejarse, sentí ulla melancolía, un dolor, unas irreprimibles ganas de llorar que me recordaron a Boabdil despidiéndose de su Granada.

Habíame casado por aquellas fechas, formado un hogar Y por tanto. debía sobreponerme y afrontar al fu turo con energía. A partir dé aquella ausencia comenzó este calvario que ha sido mi existencia. Una vez y otra vez tuve que revolverme indig11ado contra las influencias de los caciques. Procuré entablar contacto con los numerosos tompañeros del agro. Conocí sus necesidades, sus luchas, fUS inquietudes, sus pesares, no menores que los míos. Me .adentré, lleno de consternación, en aquella cofradía de bue­nos hombres inermes, en aquella legión de sacrificados.

Moratín calló unos momentos, pareció querer concentrar 'ltls recuerdos y miró, sin ver, a través de las rendijas de

persiana las palmeras de la plaza. Amontonábanse las colillas en el cenicero. Yo callaba, pendiente de las confi-encias de mi nuevo amigo. -Ibamos perdiendo Ja juventud-dijo a media voz Mo­tin-, nos hallamos empeñados en una lucha sorda, sin Usracciones y con un rendimiento económicQ más que cario. Muchos, los más inocentes, abrigábamos todavía esperanza de que un feliz día , acaso próximo, en un

ncurso de prelación lograríamos incorporarnos a las ntillas de las capitales o pueblos mayores, de modo que, paso que endulzábamos un poco nuestras vidas, educá­mos debidamente a nuestros hijos, liberándonos al fin los «burgos podridos».

Demora tras demora siguieron pasando los años inexo­bles. El soñado concurso no aparecía ni se modificaba sistema primitivo que, al fin-todo llega-se publicó,

ro con un procedimiento tan deficiente en cuanto a la nera de ocupar las plazas que los que llevábamos mu­

os años luchando en el medio más adverso, en estos pue-os de Dios, quedamos desplazados, ocupando el cuarto último lugar <le la provisión .

¿Para qué servían tantos años de servicio, tanto trabajo, to sacrificio ininterrumpido, sin medios de alimentar

tros espíritus, sin las menores comodidades y sin o de cultivar la inteligencia de nuestra progenie?

--Entiendo yo-exclamó Moratín alzando la voz-que concursos deben resolverse anualmente y no, por nin. concepto, encontrarse sujetos a la voluntad del minis·

del ramo. Los excedentes forzosos deben tener prefe. eta sobre aquellos que obtengan la misma puntuación,

nunca superar a los que llevan más años de servicio, o también está ocurrien<Io con .los interinos prefe. tes.

A los de Africa, por ejemplo-y me parece muy bien-, les está dando preferencia, quizá un poco exagerada; , al fin, se trata de unos españoles insólitamente des­dos y esto ha de ocurrir pocas veces en la vida.

Los rurales, no. En el último concursa, el mérito que os puntúa es la antigüedad. Con franqueza, no lo com­do. Idéntica anomalía se observa en la provisión de

de régimen especial: A Madrid o a Barcelona no se e llegar sin una oposición, en la que, además, se re­

ta y establece límite de edad. ¿Por qué no se reserva ulera un número de plazas, aunque sea reducido, para más antiguos, aunque sólo sea para premiar de algún

esta vida de sacrificio arrastrada durante tantos años paciente servicio? -ran desgracia ha sido entrar en la vida profesional

ndo el horizonte se hallaba en tal cerrazón, tan falta esas salidas que en la actualidad se ofrecen en abun­cla a los jóvenes con mayores y más halaga<Iores pro.

s!

También ahora, como nosotros cuando salimos de San Carlos, las promociones que van saliendo ignoran, desco­nocen totalmente la crudeza del porvenir y el fin que le espera al A. T. S. rural. En el campo se trabaja noche y día a marchas forzadas, sin interrupción , sin excluir do­mingos ñi festivos. Por dificultad en las sustituciones, ni siquiera se disfruta del obligatorio permiso anual. Los in­gresos producen sonrojo. La inteligencia se embrutece, el espíritu se inhibe; por carencia de medios de preparación y por el continuo contacto con !a incultura que nos rodea, no queda ni aun el deseo del estudio. El alma se embota con las alas cortadas. Es como un foso maldito en donde nos hemos precipitado sin salvación, arrastrandq a nues­tras familias, la Legión de los Condenados. Nuestro delito ha sido, como verdaderos apóstoles socráticos, tratar de mitigar el dolor en ese dilatado ambiente nacional, el más amplio de todos. en el que se carece <le todas las compen­saciones que se disfrutan en las grandes urbes.

-Este es el motivo- añadió Moratin-que me ha traído ha~ta ti, deseando que tú levantes tu voz, te hagas oír en la prensa y rompas tu lanza en favor de esta desdichada Legión de los Condenados.

Calló después, como si se sintiera agotado por el esfuer­zo realizado. Nos despedimos sin que yo le prometiese nada. Rfugresé a mi hogar cuando ya las sombras empolva­ban la luz, cuando el crepúsculo se señoreaba de la sierra, cuando ya mi cigarrillo dejaba en la noche una chispa de fuego fatuo. No pude dormir. Y éste es mi trabajo.

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EL GLAUCOMA .PU E D E COMBATIRSE CON U NA DROGA EMPLEADA EN EL TRATAMIENTO DE LAS EN­FERMEDADES CARDIACAS

Como se sabe, la afección, puede llegar a producir la ceguera del

paciente NUEVA YORK-Entre las causas

que más decididamente pueden afee. tar a la visión se encuentra el glau. coma, que, como se sabe, consiste en el aumento de presión del humor acuoso del ojo, que llega a afectar al nervio óptico, produciendo intensos dolores y alterando su normal fun. cionamiento.

La Organización Mundial de la Sa. lud señaló recientemente que el glau­coma ocupa el segundo lugar entre las enfermedades graves de los ojos, siendo superado sólo por el tracoma. De acuerdo con las estadísticas, .en los pafses de Europa y en América del Norte, el 2 por 100 de la pobla· ción do más de cuarenta años padece de glaucoma.

Este porcentaje llegó a los investí· gadorcs de muchos centros de Euro­pa y América a estudiar la enferme­dad con detenimiento, al objeto de poder combalirla. En el año 1950, los investigadores de los laboratorios Le­derle. de Cyanamid Internationa1, ini­ciaron una intensa campaña de estu­dio ba~ada en las informaciones exis­tentes sobre ciertas sulfamidas. que tcnlan la propiedad de acen tuar Ja eli­minaci611 del exceso de líquidos del organismo. El análisis y ensayo de unos 6.000 compuestos condujo al des­cubrimiento de la Diamox acetazola­mlda, que se empleó con éxito desde entonces para combatir las enferme· dadcs congestivas del corazón.

En la actualidad. y gracias a Ja inl. ciativa del doctor Bernard Becker. de la Universidad d<> .John Hopskin. esta misma drog11, administrada oralmen­te. está ayudando a mejorar el estado de enfermos de glaucoma, que no han respondido ni al tratamiento por me­dio de mióticos ni a la cirugía.

LOS CEREBROS ELECTRONI­COS PODRAN DETERMINAR CON SEGURIDAD SI UNA

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La incorporación de los ordena­dore.s al análisis de los electro­encefalogramas, gran logro para

la psiquiatría NU F.V A YORK.-La tarea de deter­

minar si ·una persona .~e halla loca o cuerda es una de las más difíciles para la psiquiatría. Refiriénd.ose a los ma­nicomios, el dicho po¡mlar señala que 110 son locos todos los Qtte están en Pilos. ni están tod.os los qve son. Se pretend<' con ello subroy01· q11e las manías v rarezas proliferan de tal forma en todos los vaíses del mt1n<lo, que resulta t:erdaderamente penoso para los e:cpl'rtos fijar las fronteras que separan la loc1¿ra de la sensatez en muchos .~eres hitmanos.

Pero la irrupción de los cerebros

28 Mt.DICI"• y Cll\UO fA AUXll IA~

electrónicos en et campo de la psi­quiatría parece que vendrá ahora a allanar todas las dif ic11lta<ln <JlU' se presentaban, ofreciend-0 un diagnósti· co e:racto del estado mental del cere. bro de cualquier paciente. Para ello, el ordenador electrónico analiza las ond.as cerebrales captadas por medio de im encefalógrafo.

Los trabajos para la incorporación de los 01·denadores electrónicos a este campo cientffico se encuentran ya enormemente avanzados, de acuerdo con las manifestaciones del doctor Neil R. Burch, profesor adjunto de Psiquiatría de la tlni1.:ersidad de Bay. lor, que trabaja en estrecha colabO· ración con el Centro de Cálculo Bio­médico de la Universidad de Tulano. Valiéndose de vn sistema TBM y de un analizador electrónico de f recuen­cia, capaz de transformar las ondas cerebrales en números, el doctor Burch ha podido resol'ver ya woblemas qi1e anterio1-mente permanecían ose 11 ros para los psiquiatras.

El ordenad.or electrónico compara las ondas que se le ofrecen con las de otros cerebros, estableciendo las co­rrespondientes identidades o diferen· cias entre las mismas.

La incorporación de los cerebros electrónicos a Za psiquiatrfo se cree que será de la mayor importancia, tan· to para el tratamiento de los enfer­medades mentales como para la re. solución de los problemas legales que a veces se plantean.

LOS CEREBROS ELECTRO· NICOS, MARAVILLOSOS

ANALISTAS

Pueden determinar con precisión e] estado de un paciente y diag­nosticar la clase de enfermedad

que padece CHICAGO.- Cua ndo un médico in.

tel'l1is ta se enCrenta con el 1woblema <le diagnosticar una enf(' rmedad, lo_ 1wimero que suele h ace1· es ordenar que le hagan al paciente una 1-;e1·ie de a nális is. La actuación de los ana. lis tas no es, como algunos pien san , una novedad moderna que care1,ca de fundamento. Del estado de la sangre y pc>rcentajes de elementos exis tentes en la mis ma se pueden derivar con. clusiones del 111ayo1· valor.

P ero la tarea del analis ta 110 es na· da fácil. E l trabajo d ebe llevar se a rabo con mlnucioslcla<l para n o 1n·o. ducir confusionPs. l,a posibilidad de h1cm-rfr en errores no queda des ca r­tacla, aun cuando se tra baje bie11.

Ultima mente, es te margen de error i;e ha r educiclo de ma n era sen sible r omo consecuencia de la incorporació11 de los cerebros electrónicos al campo del anális is clínico. En la reciente Convención anual de la AsoclaC'ión Americnna de :\lédicos de Chirago se presentó un sistema IBM 1080, es1>e· rialmente disefiado pa1·a el tra bajo en los laboratorios de los hospita les y cJf. nicas, ron el q ue se puede redocir (' I tiempo r equerido para los anális is y facilitar a los médicos da tos mucho más seguros. '-

El ordenador, qne puede controla1· hasta 100 anális is distintos a la vez, s u1>rime una gran parte del 11apeleo y redore al mínimo la posibilidad ele Incurrir en alguna equh'O<'a(' ión.

l<~l sis tema rmede regjsh-ar de mu. uera nutoruátira, 1>ara su 1tlterio1· fll"O· ceso en 1111 ordenado1·, los datos de una gran cantidad de anális is clfuicos, que l'egis tra c·onfonne se van prodn· ciendo en fichas o en cinta perforada.

LA MEDICINA ESPACIAL ES· TARA EN TODOS LOS HOS­PITALES DEL MUNDO PARA

EL AÑO 2000

La vigilancia que hoy se ejerce con la respiración, funcionamien­to cardíaco, presión arterial, et­cétera, de los astronautas, se

llevará a todos los pacientes NUEVA YORK.-La medicina espa.

cial, que tan extraordinarios avances está realizando en nuestros tiempos, se llevará a todos los hospitales del mundo para el año 2000, según se aca· ba de señalar en esta ciudad.

La vigilancia que se ejerce sobre el ritmo de la respiración, funcionamien­to cardíaco, presión arterial, cte .. de los astronautas se extenderá a toda clase de pacientes para dicha recha.

Todos estos adelantos, importantes por lo que representan de rapidez y precisión para el diagnóstico y terapia de los enfermos, podrán llevarse a cabo gracias nl desarrollo de los orde­nadores y la electrónica en general, ~egún acaba de declarar un alto di· rectivo de IBM.

A lo largo de la vida de cada perso­na se irán recogiendo datos sobre las afecciones que vaya padeciendo, aná­lisis de sangre, reconocimientos y ra. cliograf!as que se le hagan , tratamien­tos o los que se le someta, etc., y al­macenándolos en un ordenador, que podrá facilitarlos al médico que los solicite en cuestión de segundos. Es­tos datos, además, se podrán enviar a cualquier punto, por distante que se encuentre, valiéndose de un sistema de radio tic frecuencia modulada. Gra. cías a ello, el médico podrá vigilar con­tinuamente el estado de cada uno de sus pacientes a lo largo del trata­miento o convalecencia, tanto si se en­cuentran en el hospital como si están en sus hogares o se hallan incorpo­rados ya en los centros de trabajo.

Como ilustración de las maravillas que se podrán ver en el año 2000. un médico de la Universidad de Colum­bia presentó recientemente un siste. ma de transmisor y receptor de fre. cucncia modulada en miniatura. con el que se podia efectuar un electro· cardio¡;rama a distancia y sin que el paciente se encontrase en la mismn sala donde estaba el auditorio.

NUEVO METO DO PARA ELI­MINAR EL DOLOR DESPUES DE UNA EXTRACCION

DENTAL

Consiste en combatir la alveoli­tis colocan.do hilas de algodón

y pasta Ledermix ASUNCION.-La extracción de una

pieza dental no ofrece ya dificultad

alg1111a por lo que al dolor se refiere. El n11plco de anestésicos. bien en f or­ma in¡¡rctable o de gas, elimina por completo d <lolor de la extracción.

S1w1·d1', s 111 ernbal"{JO, que después de la 1·i·tran:ión el paciente pasa unas horas molestas mientr as el pl"oceso de cm1trizaci6n se inicia.

En oC"asiones, el do lor puede 1)1'0· longarse durcmte varios días, si des· put's de lo r·.rtracción el paciente sufre una afreolilis, es decir, la inflamación del afrmlo, en donde t·a encajada l-a niurl11 11 d (/iente.

J'ar11 1·stos t asos, el doctor Pierpont Y11 f n111, jefe de seri;icio del Departa-111e11111 <le C'irugía Maxilof acial de la Clmi1·11 Hospital de A.sunción, ha idea. do "" 11 u1To método que elimina to· ta'1111·11t1· 1 l rlolor en el plazo ele pocas hora.~.

/J1cl111 procedimiento consiste en la aplic111 ·11111 al alreolo de unas hilas de aluorf1i11 con pasta Ledennix, despi1és d lrn lwrlo lavado bien con agua tibia.

1 /,1•tler1111.l'. junto con el esteroi<le L d. 1 co11 t r i11 mzinolona, reduce la in­lamrwió11 y 1·ombate la infección por 1el'lo rld 1111 t ibiótico de amplio espec. o J.1•dn 111 icina djmetilclor te t r a c i·

11. E11 lo.~ 1·11sos t ratados por el docto1

Yn~/11111 se cambiaron las hilas de al· 1111 1 t1rias 11e<·es al dia, desapare·

rr11/o 111 al n •olitis en el plazo de cu a· 11 !I ocho horas.

REDUCCION DEL PESO PORTA MAS DESDE EL

UNTO DE VISTA DE LA ALUD QUE DE LA APA·

RIENCIA

tejido graso no es una capa ctiva, sino que se metaboliza y renueva constantemente

?ffE\'A \'ORK. - La 1·educció 11 de 'lf ha c·on,·ertido e u una especie

ob!lf'slón para los habitall tes de la Jor parle de lo 'I paises del mundo. 1· a una 1>ersona que se encuentra gruesa e1¡11ivale casi a un ius uJto. arlt', por el contt·a1·io, que ha

Ido alguno" kilos desdo <1ue se lo por úlllma \•ez, r epresenta un 1>i-

Lo más c·urioso de esta p1·eocu pa-radka en que, ¡lOr lo gen eral, los

l\'1111 que inducen a la reducción IH'llO 11on la s imple a pa rienc ia o la dad de pare<•e1· más joven y ten er r tipo, cuarulo lo fu11da menta l de·

ser la preocupaciólJ por gow 1· •na burna i.alud.

Por lo grueral, e l exceso de g rasa ulada en el 01·ganismo humano

produl't' ninguna clase de beneficio. obliga al corazón a traba jaJ• más, o por lo que se 1·e fier e a l esfuerzo

1'f'a li7.a para el l'iego sanguíneo o por la liOb1·ecarga que 1·epresen. para los músculos e l tene r qne

portar de manera cont inua una dt' kilos extra.

la eliminación de la grasa y la IC'<'l6n, por tanto, del peso hasta

a un reajus te normal es una Ión mul'ho m{is complkacla de lo a prim«"ra vista pudiese par ecer,

'ª' el tt jldo graso no es una capa 'ª del c·uerpo, s ino que se meta-

boliza y 1·enueva de fo1·ma pern1a­nente.

La e liminación de unos cua ntos ki­los de gn1sa no se cons ig ue só lo con lu dieta, sino que es 1weciso somete1· a l paciente a la a decua da m ed icacióu.

E n los últimos tie mpos , la evide11-cia de lo que acabamos de decir h a llevado a los in vest igadores de distin­tos labo1·ator ios de l mundo a estudiar e l p1·oblem a con e l mayo1· detenimien­to y a busca1· nuevas d rogas capaces lle infh1i1· y contro h11· el m eu<'ion ado proceso de metabolización .

Los estudios r ealizados poi· los cien­t íficos de Cyanamid ln ten tational en los Labo1·atorios l 1ederle d1h·a nte los últimos s iete a ño& hall tl1·o<I ucido ya res ultados oositivos en la mencionada direcd ón a l observa1· que la fenota­lamina, agente a ntibi pe1'tens ivo usado <'On a n tel'io1·idad e n e l t rata mi en to de las e nfel'lnedades <'a1·diovasc11Lares , afectaba n i funcionamien to de l gran s im¡:>átko y bacía disminuÍI' las g r a­sas en e l organism o de c ie1·tos anima­les. ll.11 un recien te estudio p ublicado por e -.1os i11 ves1igado1·es en e l «Bolc. tín de Farnia<'ologfo y 'l'e ra péu ti<'a Bxpel'imenta l» de los Es tados Unidos , ha n seña lado que la l'entolamina <'lla 11-do se e mplea en las 1·atas i>roduc·c u na ho1·mona <111e inco1·pora los áddos gra­sos a l to1·1·en te sa ngu íneo, haciendo qne se r eduzca así el tejido g 1·aso.

E l' 1lescu bri111 icn10 se espe1·a que s i1·. va de base a otros mur hos es tudio:< 1>Ht'a la c•1·eación ele drogas l''apaees de hlo<1near la absorción lle g r asas y m a­tc1·:as farináceas 1><>1· parte cle l intc~­tino o d e a umenta 1· la oxidación de a limentos que e l ol'ga 11 ismo hu mano 1·ea liza 1101·111a l m c• n re.

TRATAMIENTO EFECTIVO DEL ACNE POR MEDIO DE

LOS ANTIBIOTICOS

Los adolescentes son las vícti· mas más frecuentes de la enf er­

medad F íLA DELF'IA.-El acné, t rastorno

cutáneo que con frecuencia tiene para La gente joven consecuencias fís icas y sociales, puede controlarse median. te los antibióticos, de aruerdo con el depar tamento de dermatología de la Uni\'Crsidad de Fennsylvania.

La enfermedad consiste, como se sabe, en la aparición de una serie de espinillas infectadas e in fla madas, que se produce generalmente en la cara y que afecta con preferencia a los adolesrentes. El empleo de jabones y lociones especiales logra dominar en algunos casos la molesta condición, si bien en otros muchos resulta ineficaz. Para estos otros casos. el e mpleo de los antibióticos puede resultar amplia­mente e fectivo, según han man ifesta­do los doctores Joseph A. Withowsk y Howard M. Simons en un trabajo pu• hlicado en -el boletin de la Asociación Médica Americana.

Los investigadores trataron a un to­tal de 94 pacientes por medio de Le­cter micina d imetil·clorotetraciclina. El antibiótico. de amplio es~ctro anti­hacteriano. desarrollado por los Labo­ratorios Lec:ierle de C:va namid I nter­national, se adm inistró tres veces al día en dosis de 150 m iligramos.

E l recuento de los r esultados permi-

tió comprobar que un 58 por 100 de los pacientes a los que se administró la droga se vieron prácticamente li­bres de la condición. En los pacientes restantes los resultados también fue­ron favo rables, .aunque en proporción inferior.

Un gran número e.le der matólogos habían infor mado ya con anterioridad de que los antibióticos resultan acon. sejables para el tr atamiento del acné, si bien no se ha podido definir to­davía la manera como actúan estas drogas. En este sentido, la revista «Noticias Médicas del Mundo» infor­mó que, de acuerdo con los investiga­dores de las Escuelas de Medicina de las Universidades de Harvard y Bos­ton, los antibióticos parece ser que actúan sobre el acné, r~duciendo la concen tración de ácidos grasos exis­tentes en las glándulas de la dermis.

CEREBROS ELECTRONICOS PARA FIJAR LA DIETA DE

LOS ENF ERMOS

Determina con precisión mate­mática los 19 factores nutritivos

de unos 2.500 alimentos

NU 1-JVA YORJ(.-La meccmizociC:n y automatización de tocia clase de trabajos y sni;icios está llegando a este pais con una furrza reaf>r1e11te arrolladora, gracias a la capaci<lwl de cálct1lo y de trabajo de lo11 cerebl"r.s electrónicos.

Dentro de poco. la dieta de los en­fermos de todos los hospitales del pafs se cree que será fijada por medio ele un ordenador electrónico. Cada enf er­mo tomará aquellos alimentos qt1e le sMn más beneficiosos en función de su estado, enfermedad que haya va­decido o curso de restablecimiento q11e siga.

La iniciación de esta nueva etapa médica y administrativa de los hospi­tales y sanatorios de Norteamérica, acabamos ele i·erla ya en el Sara Mayo de N itera Orleáns, donde un sístema IBM 7044 del Centro de Cálcitlo de Tu­lano, decide las mencionadas dietas.

El problema de la planificación de los menús, con la que también pueden ahorrarse los hospitales tm 25 por lOO de los gastos de alimentación , resultó largo y laborioso de resolver. En pri­mer lugar, hubo que almacenar en la memoria del ordenador datos sobre el contenido de diecinueve f act<n"es nu­tritivos de 1mos 2.500 alimentos; asi­mismo, se facilitó inf01·mación a la me­moria de las cantidades de ingredien­tes necesarios para la prl'paración de las distintas recetas de cocina; final­mente, se l e sirl'ieron datos detallados de cada clase de receta.

Con tod-0s estos alimentos, el orde­nador puede determinm· en cuestión de segundos las cantidades que hay que poner a una receta de los distin­tos ingredientes que entren en la mis­ma, para satis/ acer las necesidades n U· tritivas de un paciente, sin que el in-

. gerir el plato correspondiente Q1l<'de sobrealimentado o famélico.

E l experimento está dando unos re­sultados francamente positivos. No es lo mismo preparar tm caldo de gallina vara 1lna señora que acaba de dar a luz que para un enfermo q11e padece del estómago.

M SDICINA Y Cl~UOIA AUXILIU 29

Desde la otra orilla El agua puede ser un bello espejo

de nuestros pensamientos; los círcu­los concéntricos que produce la pie­dra al caer sobre ella bien pudieran ser ideas nuestras escapándose del ce­rebro, buscando una salida al herme­tismo de nuestra personalidad.

Mas ¿cuántas circunvalaciones ha­brán dado antes de caer al fondo?

¿En qué momento Ja piedra, ob­jeto inanimado, encontró lo que el hombre jamás podrá saber?

Todo en el espacio del tiempo está todavía por averiguar, su natividad en el cerebro humano no ha llegado todavía a una esplendorosa fecundi­dad; caminamos buscando la clari­dad a la penumbra, con el afán de en­contrar ese algo que, lo mismo que las circunvalaciones de la piedra so­bre el agua, hoy no podemos descifrar su secreto.

Nuestro ·'alter ego" se pierde en múltiples preguntas sin respuesta.

El mundo vive una era donde se galopa demasiado deprisa; no sin ra­zón se la llama atómica, de la ciencia, del saber y del progreso.

El espacio entre la vida y la muer­te es una línea trazada por los sabios en sus laboratorios.

El hombre se hace más erudito, y en esta plenitud de materia gris se olvida de un libro tan pequeño que se llama Catecismo.

Las canciones bélicas siguen tenien­do eco en· las voces de los hombres.

En mis manos tengo un calendario todavía sin abrí¡; por miedo a pro­fanar su envoltura, Jo tengo junto a mí, intangible, sin vida, con un res­peto absoluto a la quiromancia de sus días.

Y, sin embargo, desde esta otra orilla de mis pensamientos, jugando a mirar al mundo con mirada infan­til, que es la más bella de todas, de­searía que este año, que nació sin sa­ber sobre qué signo, sea una unión de paz y amor.

Que estos trescientos sesenta y cin­co días que encierran sus doce meses sean para está clase sanitaria, siem­pre tan olvidada, talismán de ventu ­ras y felicidades.

Un nuevo año; un nuevo comienzo en esa tarea que no tiene final; unas nuevas jornadas para los hombres que nos representan, firmes en su traba­jo, tesoneros en su misión.

Un nuevo batir de alas buscando Ja tranquilidad al espíritu y la paz en los hogares. Unos nuevos días, que empezaremos a contar con la ilusión de los primeros pasos, del año na­ciente.

Un algo que no podemos explicar

30 MEDICINA y CtRVOfA AVXILL\Jl

y que, sin embargó, es luz boreal de nuestros anhelos, pulso de nuestras aspiraciones, canción de nuestros de­rechos.

¿Qué nos traerá la Epifanía del Señor?

Desde esta otra orilla, sin oleajes de odios, pienso en los que se olvida­·ron del amigo que cayó abatido por la adversidad y pienso también en los hogares que un día cerraron los bal­cones para que no entrase el sol de la calle.

En esta noche de enero, cuando van a llegar los Reyes Magos, poner Los zapatos con la misma ilusión que c·1ando erais niños, dejar a un lado apetencias y egolatrismos, y aunque sea sólo por esta noche, montaros en una estrell a y galopar por ese mundo d:)nde los hombres que siguen siendo niños encuentran el beso de un men­sajero celestial.

La vida, jugando a despojarnos de nuestra soberbia, será en cada jorna­da un reencuentro con nosotros mis­mos.

Pensemos un poco en esta filosofía, que no tiene otra cátedra que la hu­mildad, y así, al comenzar un nuevo año, hagamos votos de sinceridad, afecto y solidaridad por los hombres que al timón del Consejo Nacional ponen la fe y el sacrificio, sin otro deseo que el triunfo de todos y para todos.

¡Que así sea! JosÉ A V ALOS ANDRES Presidente de Ja Asociación Española de Escritores y

Artistas. A. T. S.

SANTANDER Elecciones municipales

Nos comunican de Santander que en las elecciones efectuadas en la ca­pital montañesa, por el tercio corpp­rativo fue elegido nuestro compañero don José Manuel Balbás Lavín, secre­tario de cu¡uel colegio y persona allí muy conocida y estimada.

Al felicitar muy cordialmente al compañero y amigo señor Balbás La­vín, lo hacemos también al Conseio provincial, por contar entre sus cola­baradores con un concejal represen­tativo en dicho municipio.- R.

Expresión de agradecimiento a un oftalmólogo almeriense:

Nuestro compañero don José Már­quez Fuentes, Ayudante Técnico Sa­nitario de Antas (Almería), nos ruega la publicación de su sincero recono­cimiento hacia el conocido oftalmó­logo de la capital andaluza doctor don Manuel Gázquez Gómez, el cual

se vio ptéCisado a intervenirle con urgencia, encontrándose en el presen­te totalmente restablecido.

Nuestro compañero desea hagamos constar su gratitud al referido espe­cialista, tanto por el feliz resultado de la delicada operación a que ha si­do sometido como por las constantes atenciones y cuidados recibidos en su clínica particular, así como también por su negativa a percibir cantidad al­guna en concepto de honorarios.,

Al complacer al compañero Már­quez Fuentes y expresarle nuestra sa­tisfacción por su actual estado, nos sumarnos gustosos a su expresión de gracias, que el doctor Gázquez Gó­mez se digne recibir también en nues­tro nombre.

ALBACETE

Elecciones municipales por el tercio corporativo

Nos llega de AlbC1cete la grata no­ticia que celebradas en aquella capi­tal, el domingo 27 de noi•iembre, elec­ciones municipales para designar tres nuevos concejales por el tercio corpo­rativo, entre los once candidatos que figuraban en la lista enviada por el excelentísimo señor gobernador civil de la provincia a La Junta Municipal

del Censo Electoral, resultó elegido don fosé Antonio Martinez /iménez, presidente del colegio de A. T. S. de aquella provincia y distinguido amigo nuestro, en unión de doña Rosario Juncos Sáe::, maestra nacional, y de don Miguel Panero Moya, licenciado en Filosofía y Letras.

Felicitamos con todo cariñ.o al se­ñor Martínez Jiménez y estamos se­guros que, dada su capacidad, entu­siasmo y dinamismo, deben recibir también nuestra felicitación los veci­nos de la bella ciudad manchega.-R.

puntes para un recorrido turístico por Italia: Roma, la Ciudad Eterna

RO.\IA . El Castillo de Sa11t'A11ge/o

ru1rn~1 k.1 ... fu ndamt'nlale., 4IC la l'i udad.-Roma, fun· S<'gún la · 1 adición, por Rómulo el 21 de abril del

7á3 ante:; .<k .Jesu<'risto e Dios mediante, pasaremos curioso a111vcrsarlo en Pila). supera hoy los dos mi­

de haultantc:;, Eslá ene· la \'ad a sobre s iete famosas .• ~·onw ~Ia.clrid (Palatino. Quirinal, Yiminal, Esqui-

Ce.10. \\ entmo y Capllollo), y se di\ide en 22 barrios ~ ~. IS p0ri féric'os ·'' 11 suburbios. u hbtoria hahrln qut> hablar demasiado. «Si Grecia

cu la dPI Arte y ele la Ciencia, !:forna es la madre Au­d<' la::. naciones», ha dicho el cronólogo e historiador Ganzo. ns<'urren la República y el lmµer io de los Césares;

a domi na la Galia, Grecia, España, las Islas Británi­Ma<'!'doni:l, el norte cJe Africa. Teodosio el Grande, a ur1·((·. desgarra en dos el inmenso territorio. Invaden

bárb.wos su vasta gcograffa. Nacen los estados feuda. los <¡ ti<' Italia se abrirá como una estrella de fuegos

lales: Toscana, Milán, F'crrara, Parma, Mantua Ye. Génova, Nápoles, Sicllia... ' hos ;11ios después el min istro conde de Cavour y el lit-ro <:arihaldi, con la ayuda d<.> Napoleón IIJ, se con­n <:n los artífices de la actual unidad italiana y Vic·

Manuel l l de Sahoya, r<'Y de Cerdeña, proclamado en vl1•nr a srr el primer soherano de la dinastía. cmarC'ha sobre Roma11 ele Benito Mussolinl, en 1922, r.1 la era fasr.isla, que concluirá con su cafda y en lll-13.

antr la segunda guerra mundial, después de firmado btido eon los aliados por el rey \'fctor Manuel III. fue or•upacla por los alemanes durante nueve meses. dcfi niti,·:im1•nte llhc>rada el 1 de Junio de 1944. aiios más tarde, por manifiesto deseo del pueblo, la

J<;ternn \' iPn<' a con\'erlirsc en la capital de la Re. l1allana, siendo su primer pr<>sidente Enrico Ni-

tro riel ¡l('lrimetro de Roma. <'apita! de la región del \ l\'e PI minúsculo y simhólko estado de la Santa

cll\a r :mita! es la ('ludad del Vaticano y en el cual su pod• r temporal Su Santidad el Papa.

:11·11~1ka .-Italia <>nclerra en su seno la mayor can. de ohr;os artfstkas del mu ndo. El a r te etrusco primi­el he:P11 ístko C'lásico here<lado con su dominación de , d l'ristiano hizanllno, el maravilloso Renacimiento

su TrN·Pnto. su Quattroren to y su Siglo de Oro) , bas· n contar manifei.;t.acloncs artis ticas posteriores muy b~ es. para <leslgnar a Italia con el nombre de el país t. Par.i \isitnr los monumentos que Roma contiene

gún rlrt<ilh' srrfll necesario más tiempo del que des· s :i toda nties tra excursión.

Señalaremos por esto lo más importante y entre ello podrá cada ' 'iajcro. según sus gustos y acti~idad, elegi~ aquello que considere más atrayente primordial e impor-tanlt '

1'emplos ~ monumento., r<'Jigiosos.-Por centenar es se c.u~!1tan las iglesias romanas dignas de visitarse por su an. tiguedad.J por su arte, por sus tesoros incalculables. Nos­o~ros senalaremos aquf sólo las denom inadas «las siete iglc. sias», esto es: San Pedro del Vaticano, San J uan de Letrán, ~an Pablo Extramuros, San ta María la Mayor, San Sebas­u án, la San ta Cruz y San Lorenzo. Me~e~cn mencionarse tam bién por su especial atención

la 'J!m icl~d del Monte. SantH María del Pópolo, la famosa Cap!lla S1xUna Y. para nosotros los españoles la iglesia de J esus, fundaga por Sa~ Ignacio de Loyola en los albores ~e la Coml?anfa de Je_sus, y Santa María de Montserrat, la ~glesla nacional cspanola fundada por el valenciano Alc­Jandro VI Y en la cual se encuentra enterrado el último soberano de España, don Alfonso XIII

Añadiremos que co.ns!cleramos precisa la visita a alguna de las catacumbas cristianas, apuntando como las más im­portantes las de San Cnlixto y las de San Sebastián ~~onumento.s C' ivile'!~ l•'lguran entre los más famosos: el

~o.1seo o anfiteatro 1' l:n io. el famoso circo donde fueron inmolados tantos mártires cristianos; el Capitolio. el Fan­teón, ~l Foro romano, las .colun:rnas de Trajano y de ~!arco Aureho. las termas de D1oclcc1ano y de Caracalla el cas-tillo de Sant'Angclo .. • '

i\luseo.s ~ gal_e rfns de arte.-Los posee Roma en gran nú­mero. 0 1stmgu1remos: el Museo 'aclor\al de Arte Antiguo el Nacional de Arte :\1oderno. el Capitolino, el i\acionai Romano, los Muscos Vaticanos, la Galerfa Borghese. las cé. lebres Esta.n~ias de Rafael (Vaticano) y el Museo de Ar­t~s y T~a<11c1ones populares. Por nuestro carácter especí­fico, senalaremos el Musco Anatómico For lanini (calle

· Portuen.se, 3?2)._ el ~luseo de ll istor ia de la Medicina (Ciu­dad. Un.1vers1ta ria > y el Musco histórico nacional de Ar te San1tar10 CLungotevere In Sai;sla, 3).

l<' '!entes monumentales.-A cual más h,.ermosa, se las tro¡)teza a cada Pa.so marchando por la ciudad. F.:n trc las más renombradas 1 ndlcaremo~: la de Trevi, en la plaza de su nom~re; la de los Rfos (Nilo, Gangcs, Danubio y de la Plata), Junto con la ele Neptuno y la del Negro, en la pla­za Nav.or:ia; la del T\ilón y la de las Abejas, en la plaza B?rber1111; la de las 1 ortuRas, en la plaza Mattei; la de los D1oscuros, en la pla1.a del Quirinal: la de las Náyades, en la plaza dell'Esedra ... Verlas de noche resulta recomen­dable.

~Ionumentos moder no ·.-Contaremos entre e llos el Al· tar de la Patria, l'n la pla7.a d<' Venecia· el monumento a Goethe, en villa Borghese; el ele Marcon'i. en la plaza de su ryombre: l'l de Garibaldl y el de Anita, su esposa, en el Jamculo .. Lugare~ tradicionales y t•urlosos.-Los italianos. como

los espaftoles, son aficionados a las leyendas y, en grado superlatn·o, a las bromas sin mala fe. Entre otros muchos lugares curiosos inclkaremos la Bocea della \'eritá, mas­carón que hallaremos Nl la ¡¡laza de su nombre y que se­gún la tradición popula r muerde la mano a los· mentiro­sos. las famosas «estatuas parlantes», como la de Pasqui­no. en la plaza Navona: Madama Lucrezia, en la placeta de San :\tarco!'=; la de l\taríorlo, hoy en el museo Capitolino, y el abad Luis. rn el costado de la iglesia de San Andrés del Valle. A los ples de rada una de e llas colocaban en otro tiempo los romanos sátiras y 'ersos de actualidad, general· mente de carárter poll tico, que a su vez solía contesta r algunas de las otras figuras con gran regocijo del pueblo que permanecia a la expectativa de lo que llamaban «el Congresso romano».

Digna de verse también la estatua de Pompeyo (palacio Spada l. n cuyos pies cayó .Julio C'ésar victima del puñal de los ron jurados.

F.s de señalar la actitud ele uno de los ríos-el Nilo-de la fuente de la plaza Na\'ona, que, según la opinión popu.

M EDICINA y C IRU(l(A AUXlllAR 31

ROMA.- Por la famosa escalinata de la pla:a de Espaiia se sube a la iglesia de la Trinitá dei Monti

lar, oculta el rostro en el pliegue del codo para no ver la fealdad de la iglesia de Santa Ana que tiene enfrente. Esta plaza, muy popular, era antes cóncava, y el municipio la mandaba anegar en verano para que pudieran bañarse los romanos. Conocida es la leyenda que reina' alrededor de la fuen te de Trevi, según la cual echando una moneda en la fuente, por la noche, al claro de luna, se torna siempre a Roma, y bebiendo un vaso del agua virgen que mana y rompiéndolo a continuación, garantiza la fidelidad de los enamorados.

CONSEJO NACIONAL DE AYUDANTES TECNICOS SANITARIOS

Cuesta de· Santo Domingo, 6 MADRID (13)

\ BOLETIN DE

Para los aficionados a La fotografía éxisten puntos nota­bles en Ja ciudad, entre ellos el señalado en el suelo en la plaza de San Pedro, entre las fuentes y el obelisco: desapa­recen las 284 columnas de la misma unas detrás de otras, dejando visible sólo la primera fila. Otra perspecti\ a ramo· sa es la de la cúpula de San Pedro obsen ada por un agu· je ro del portón de la Villa ctel Priorato de :\ta. ta e A ven ti· no, plaza Cavalieri).

Calles y plazas im¡>ortantes.~Merecen destacarse por su animación y belleza las plazas de Venecia, Navona, del Popolo, Colonna, Campidoglio, de la República, Quirinal, Montecitorio; vías de España, del Corso Vittorio Veneto, Tritone, Bissolati, Condotti. Babuino, Frattina, Vittorio Emannuele, Barberini, Crispí, Cavour, del 20 de Septiem­bre. Nacional, Coronari, Margutta. galerfa Colonna ...

El ensanche, magnifico por cierto, se extiende a la es­palda del castillo de Sant'Angelo y, principalmente, a la de­recha de la grandiosa estación Términi.

Jardines, paseos, 1111ntos de ,·ista panorámicos.-La to­pografía de Roma se presta a encontrar puntos estratégi­cos para admirarla en conjunto. Señalaremos como impor-

ROMA.- Perspectiva de la plaza Navona. En primer término, la fuente de Neptuno, obra della Billa y Zappalá. EJI esta plaza se hizo famosa una corrida de toros que el t•mbajador de Fernando

el Católico dio para festejar la loma de Granada

tantes la plaza de Campidoglio, los encantadores paseos del Janiculo y del Pincio y la cúpula de San Pedro. Entre los jardines señalaremos el más importante, el de villa Bor­ghese o de Humberto 1, en el cual se encuentra el estu­pendo jardín zoológico de la capital.

(Continuará)

"VIAJE AL PAIS DEL ARTE"

INSCRIP C IO N

Don ..................... (nombre y apellidos) ........................... ......... .... ...... . .. ... profesión ...... ...... , ........... , domiciliado en ..................... , calle ........ ...... ..................... ... ., núm .... , teléfono ......... ... , ateniéndose a las condiciones arriba expresadas. desea tomar parte en esta ex-cursión, acompañado de los familiares siguientes: .................. ... ............ (indicar nombre, sexo y parentesco) ...................................... ..... .. ........... ·' ................................................ .. ..... .

para lo cual remite por la cantidad de pesetas .................. .......... ............ .. ....... ...... ........ de ..................... de 19 .. .

Firma

32 MPOICINA y CI RVGfA AUXILIAll

·co. -~~-

e

LA INFANZONA DE MEDINICA

Por RAMÓN DEL VALLE-INCLÁN

Notable escritor y poeta ¡¡alleito (1866-1936)

Doña Estefaldina teje su calceta, puesta de mitones, cofia y pañoleta, en el saledizo de su gran balcón. D01ia Estefaldina nunca fue casada, así es que en la falda, de cintas picada, tres gatos malteses hacen el ron-ron. Doiia Estefaldina odia a los masones, reza porque mengüen las contribuciones. reprende a las mo=as si tienen galán, oprime en las rentas a sus aparceros, los vastos salones convierte en graneros, y le da consejos al que pide pan. Doña Estefaldina los puntos recuenta y al pie de su silla cose una sirvienta que prende en el moño cintado cairel. El busto en el ruedo del halda amarilla parece un chamizo que enciende Castilla: bayeta amarilla que es grito de hiel. Bajo el roto alero de hierbas nacido, con el garabato de un vuelo atrevido fulmina el vencejo su torvo zigzag. ¡Caserón de Vargas, viejos artesones, pinturas de santos, desnudos salones, caserón de Vargas, en el polvo das! Desfila un ringlero de seminaristas, bayetas peladas como los sopistas. tricornios jaranos, negrura montés. Cencerrea la recua de mulos hastiales, negros y zancudos, sin gozos nupciales, y el mulero canta canto aragonés. Doria Estefaldina recuenta los puntos del tiempo y las siembras haciendo barruntos. y cuando la plaza cruza el capellán, dobla la calceta, pide el rebocillo, se prende alfileres, y con un banquillo corre a la novena con trote de can. Doña Estefaldina, sangre de los Vargas, teje su calceta en las tardes largas bajo el torvo alero que pica el gorrión. ¡Con qué ceremonia en los ademanes responde al saludo de los capellane.~ doña Estef aldina desde su bal~ón!

o

Mrnt<"•N• Y C11<uor. All"lll•• 33

ni cn1or toni. A los dn<·o aftos de edad, vkl imu de

<'1·ucnta e11fc1·nH•dad, hu subido al cie­lo la n iña Ana )lal'ia Dones Sier1·a, hi.ia 111eno1· de nuesh·os umigos don \ 'i<'e nte Fauslo Dones y doña Ampal'O Sierra :\lo1·á11.

,\ s us afligidos 1>adrcs, he1·mauos y demás :illegados, y muy es1.1ecialmcnte a s u 1tbucla, itofü1 A m1n11·0 )forán, 1tsí c·onu> ¡¡ s us tíos, nuesti·o quel'ido com-1>aíiero y e nf rañablc amigo don Pedro 8ie1Ta Mo1·án, sce1·otal'io general de nucsh·o Consejo .NadonaJ y 1·edaC'tor­jefe ele la Revis ta, y n s u ho1·mano, el letrado don U1·snlino, queremos h ace1·­lcs llegar el testimonio de nuestro 1wofundo dolo1· an(c tau sensible pé1·­dld:i, haciéuclolcs iweseu te a l mis m o Uom1w 11ne aquel a ngelito, libre ya d e las misel'i:1s te1Ten:1s, so e ncon trará gozando do la gloria eterna y que, aun no s iendo nec~sal'ias nuestras oracio­nes a lan inorcn le y encantadora cria­tu1·a, la tendremos s iem1>re 11resente e n 1111est ras t>legarias a la Santísi ma Vit·gcn Jn nmculada.-A. S. Y.

• • • .Nos comunican d e Almería el fa1Je­

ci111i(•nto de doña Cm·men López \li7,. Ntíno, viucla del que fue presidente inoll'idablc de aquel Colegio p1·0,•in­cial, don I gnacio Guill(ln Aranzana, y b o1·111ana de nuestro q uerido compa­ñe1·0 <lon Juan J,ót•ez \ ' izc·afno.

Ro¡?a mos a l actual ¡)l'esidente de la f'or1>oración alme1·iense, don Rafael M:wlin F.strncla, h aga llegar nuestra condolencia a los familia res ele Ja fi. nada, al mismo tiempo que rogamos a nuestros leC'torcs una oración f)Ot' e l ete1·no descanso de s u alma.

••• Como consecuencia de larga y ~­

nosa enfermedad h a fallecido eu Siles (Jafn ) don ,Juan Yic'cnte Fe1·nández :\fendOZc'l, he1·nH1110 de nuestra com pa­ñera y aprc('iable amiga doña Josefa Fe1·11iíndez )Jemloza, · .-\yudanl e 'r écui­co Sanitario femenino en la mis ma 101'.11ida<l.

A s u desconsolacla v iuda y a Jos cua. tro hl,ios <1ue deja el finado 1·ogamos ace1>ten maestro más sentido pésame, s u1>li<•ando a n uestros compañeros lec­tores lo tengan p1·esente en s us ora: ciones.

• • • Coinciclienclo con el primel" aniver­

sario de la muerte del que fue queri­do Practicante titular ele Villafranca de los Rarros (Rada joz;) , don l\fa1111el l~raile Mayor al, y l)Or iniciativa del vecin o de aquella localidad don Feli­Jle Ilarl'icntos Sayago, el Ayuntamien­to ele esta im()01·tante localidad exfre­meña ha acordado organizar ru1 ho­me1111je público a s u memoria, ()Or tan-

34 Mf01CINA y C1RUGIA AIJXILIAR

tos motivos exaltacla Por lodo el \'('. cindario.

Comenzaron los a~tos eou una misa de Réquiem por el eterno descanso de s u alma, fígurando e n la 1wesickn­cia oficial el señor a lcal<le, don Fe1·­nando Renjifo Fernández de Sol'ia, a l frente del Pleno de la Cot'J)o1·ació11 m1wicipal, y don Jostl Carl'illo Díaz, presiden te del Colegio provincial de Ayudantes Técnicos Sanitarios, ('O ll su Jnnt.a de gobierno y su delegado co­marc~l, señor Mo1·eno 1'ejero. La pre· sidencia familiar estaba integ1·ada 1101·

la señor·a viuda del finado, doña Do­lo1·es Sánchez Ramfrez, y s us h ijos, entl·e los que se cuen ta el docto•· don .José F raile Sáuch ez.

Terminada la función r eligios<i, los elementos oficiales, seguidos de nume­roso gentío, puede clecirse que la c;isi totalidad clel veci nda rio de la 1'illa, f.le t rasladaron a la plazc1 de F.spaña para descubl"ir en el mu1·0 ele la Biblioteca )lunicipal una :ll'tfstica placa con la efigie de nuestro llorado amigo, en la cual figura también el testimonio de general ree<>nocimiento del (!tteblo a la meritoria labor del ilustre Practicante fallecido.

Hicie1·on uso de la [Jalabra el señor alcalde-presidente Ilara resalt.ar una vez más las virtudes del señor F1·aile )fayoral, y el presidente de los ~\yu­dan tes Técnicos Sanita r ios ele Badajoz para expresar el condolido orgullo de toda la Clase pacense.

E l secretario del Ayuntamiento de Villafran ca d e los Barros l e~·ó nume­rosas adhesiones, y el señor Rcnjifo hizo entrega a .fos familia1·es clel i m­porte de la s uscripción 1>opular, e nca­bezada ()Or la Cor()Oración <·on 2.5.000 pesetas.

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Pina! mente, e l do<•tor l~ralle Siín. dtl'Z dio las g l'ilcias fl rof111Hla111ente <' 111odo11ado llOt· las 111uesl1·as do al'ee-1 o y <·onsidrn1dó11 tl'ibuta1las a la lllt'·

111ot'i,1 dr su ¡.,pfüw pa1lrc. ~\10Ro f1·os tamhl<!n nos unimos a ta n

juslo homenaje que puede sc1·vi1· 11'· cjl' llltJIO n 1·11antos fCllOlllOS el hOllOI' de 1>c1•fl•nc<·e1· a esta quel'i<la Cln¡.,e sa-nital'iu.- 11. ·

Ante el sepelio del doctor

Girón Segura (q. e. p. d.) Ayer fue el doctor don Juan Car­

los Durán quien, al caer sobre el sur­co de la medicina, dejó en él la se­milla que fructifica, a través del tiem­po, con su prolongada labor impere­cedera, en los anales de Ja Asistencia Pública Domiciliaria. Hoy, a la edad de setenta y dos años, pasó también a Ja inmortalidad el excelentísimo e ilustrísimo señor don José Girón Se­gura, médico, director del Sanatorio de Santa Rosalía y Beato Juan Gran­de e hijo predilecto de ferez de la Frontera.

A dicho centro benéfico dedicó el finado casi todos los años de su vida profesional con el mayor desvelo, ab­negación y sacrificio, habiendo de­mostrado en todo momento una labor de apostolado, ser un trabajador mo­delo, generoso y desinteresado hasta Jos últimos días de su vida. Con ella ha dejado a las generaciones presen­tes y futuras una estela de radiante luz que iluminará al género humano con sus nobles ejemplos de amor y caridad.

Sirvan, pues, mis breves líneas en esta Revista Nacional de Ayudantes Técnicos Sanitarios de homenaje pós­tumo de nuestra Clase a un eximio trabajador de la Sanidad española. Los millares de niños acogidos en el sana­torio que atienden los Hermanos de la Orden de San Juan de Dios, opera­dos por las manos prodigiosas del doctor Girón Segura, elevan al Altí· simo, con sus candorosos corazones infantiles, clamorosas plegarias que le abrirán las puertas de la bienaventu· ranza.

En la cripta de la capilla del men­tado sana torio recibieron sus restos cristiana sepultura, junto a los del Beato Juan Grande y a la imagen y reliquias de San Juan de Dios, con quienes ha colocado un hito más en 1os caminos tortuosos de la errante Humanidad.

Descansen en paz Jos restos de nuestro ilustre doctor G irón, quien, ante la presencia del Eterno, habrá recibido ya la mejor de sus sonrisas.

MATEO ARANDA SÁNCHEZ

DE ULTIMA HORA

ECCION OFICIAL

Orden d~ 20 de diciembre de 1966 por la que se convoca u1·,o-11Jlusición para cubrir diez plazas de ingreso en la la Auxiliar del Cuerpo de Sanidad del Ejercito del Aire.

Se convoca un concurso-oposición para cubrir diez plazas de en l.1 !\cala Auxiliar del Cuerpo de Sanidad del Eiér­

del Aire. de acuerdo con lo que precepttia el artículo 3.0

la Ley l '49 1963, de 2 de diciembre ( Boll'tí11 Oficial dt:'I Es­numero 291). iculo J.• Los a~pirantes a esta convocatoria deberán re­l:1s rnndiciones si~uientes:

j Ser espa"ol, ~ollero o viudo sin hijos. salvo el personal tar J Estar en posesión del título de Ayudante Tfonico Sani­o.

el Halm n.1cido no antes de 1936. dJ Cont.ir con el consentimiento paterno o del tutor los as-

tes que tcn~an menos de veintiún ai'los. 1 f encl' buena conducra moral y social. 1 ~o haber sido procesado ni expulsado de ningún Cuerpo Ei tado. Provincia, Municipio o Centro oficial de enseñanza.

Superar la~ condiciones físicas del cuadro de inutilida-vtgente~ para el Ejército del Aire. . 2.0 1 a~ instancias solicitando tomar parte eo esta con-

toria seran dirigidas al excelentísimo sei'lor Director de los o~ de Sanidad del Ejército del Aire (Ministerio del Aire.

ro Robledo, 8) con arreglo al modelo que se inserta al de la presente Orden y las formalidades que a continua­se indican:

., El pla ·o de admisión de instancias terminará a los trein­dlas hábilc·. contados desde la fecha de la publicación de la

nte Orden en el Boletí11 Oficial del Estado. 1 Las in\l.tncias serán acompa"adas de cuatro fotografías 1nttre,ado. una de ellas pegada a Ja instancia. Estas foto­

seran de fecha reciente, tama"o carnet. hechas de fren­dcscub1cr10, figurando al reverso de las mismas y en forma

el nombre y apellidos. Con las in~tancias será remitida la cantidad de 150 pe­tn concepto de derechos de examen y cuantos documentos llen méritos profesionales.

No 'er:in .idmitidas las instancias que lleguen insuficien­te reintegradas o fuera del plazo señalado. IJa Secretaria de la Dirección de los Servicios de Saoi­

facihta rá el oportuno recibo de la ~ocumentación que le en1regad.1 personalmente.

l.os ª'Piran1es que pertenezcan a alguno de los tres Ejér· cursarán sus instancias por conducto reglamentario, acom­do informe reservado de su conducta y espíritu militar, de la hoja de servicios y de hechos o filiación del intere­

J hoja de c.1stii;:os. mismo riempo que se curse su documentación por conducto

los solicitantes dirigirán un escrito al Secretario de cción de los Servicios de Sanidad, exponiendo la autori­fttha por la que cursaron sus instancias. !efes de Cuerpo deberán tener presente el plazo im­ble de admisión de instancias para cursar éstas con

telación neces:1ria, evitando así p0sibles perjuicios a los lantts. acuerdo con lo previsto en el artículo 17 del Reglamento

ecluramiento y Reemplazo de la Marinería de la Armada, 11plrantcs que figuren inscritos en la misma unirán a la

cntación citada certificado en que conste la autorización Ministerio de Marina para tomar parte en la convocatoria.

l.as instancias enviadas por correo deberán ser certifi­valiéndole al aspirante el recibo del certificado como bante de su envío. ).0 Par;i ser admitido y, en su caso. tomar parte en rcicios y pruebas correspondientes bastará que los aspi­manifiesten en sus instancias. expresa y detalladamente, únen las condiciones exigidas. referidas a la fecha de ón del pla7.o señalado para la presentación de las mismas. 4.• l.a relación de los aspirantes admitidos y la de luidos serán publicadas en el 8olelí11 Of1c1a/ del Estado

ti del Ministerio del Aire en un plazo máximo de treinta contados a partir de la fecha limite de admi'iión de instan­mdicándosc el día y hora en que los admitidos han de

r su pre,entación en la Secretaría de la Dirección de los os de Sanidad del Aire. así como las demás circunstan­e sean oportunas. ve7. publicadas las relaciones antes indicadas. la Se­

a comunicará a los interesados su exclusión o admisión

a examen y a estos últimos el número de orden, lugar, día y hora de presen tación.

Para determinar el número de orden se relacio narán los aspi­rantes por riguroso orden alfabé11co. c!cterminándo sc por sorteo público, que se verificará en la referida Secretaría, la letra co­rrespondiente al primer día de examen.

Oportunamente será publicada la comoosición de los Tribu­nales que han de juzgar las pruebas de i:l!!re0 o. Serán nombra­dos por el excelentísimo señor Director de Enseñanza, a pro­puesta de la Dirección de los Servicios de Sanióad.

Art. 5.0 De acuerdo con lo inéicafo en el apartado g) del artículo primero de esta convocatoria, los aspirantes admitidos serán sometidos a reconocimiento médico por los Servicios de Sanidad del Ejército del Aire e l día 27 de marzo de 1967, a las diez horas. en el Centro de Investigación de Mediciqa Aeroes­pacial (C. I. M. A.). Los que resulten calificados aptos en el reconocimiento médico comenzarán las pruebas de examen el día 28 de marzo de 1967. a las diez horas, en el referido Centro. que consistirán en los ejercicios, todo~ eliminatorios. publicados en el Boletín Ofícial dt>I Estado n úmero 127. de 27 de mayo de 1964, y en el Boll'lín Oficial dl'I M111ist<'r10 del Aire nu­mero 66. de 2 de ¡unio de 1964, con a rreglo al programa inserto en los mismos.

Art. 6.0 Los que no se presenten al examen el día que tengan señalado se conceptuará que renuncian al mismo, per­diendo todo derecho a tomar parte en la con, ocatoria.

El que después de comenzado un e¡ercicio desistiera de con­tinuarlo. se entenderá que ren uncia a la oposición.

Caso de enfermedad durante los ejercicios, el aspirante o quien le represente lo notificará al Secretario de la Dirección de los Servicios de Sanidad a fin de proceder al oportuno reconoci­mienro faculrativo. Una vez que sea cado de alta se fijará la fecha para continuar el examen de los siguientes ejercicios . . en­tendiéndose que dicha fecha no podrá nunca rebasar la fi1ada para la terminación de los exámenes. Durante el tiempo que dure la enfermedad, el opositor quedará bajo "i~ilancia médica.

Si durante la celebración de un e¡ercicio tuviera que retirarse p0r enfermedad lo solicitará del Presidente del Tribunal y será inmediatamente reconocido por un facultativo. Si fuera fundada la indisposición quedará en las condiciones que se determinan anteriormente.

Art. 7.0 Terminados los exámenes, los ai,pirantes que hayan demostrado suficiencia serán relacionados por riguroso orden de puntuación, resultado de la suma de las calificaciones obte­nidas en los ejercicios de la oposición.

En caso de empate serán establecidas las siguientes prefe-rencias:

al Entre dos militares se antepondrá el más antiguo. b) Entre militar y paisano. el militar. e) En igualdad de condiciones, el de más edad. El resultado de los exámenes será inapelable y se dejará sin

curso cualquier solicitud que se presente a título de propuesta o súplica de nuevo examen.

Art. 8.0 La relación de los aspirantes que resulten seleccio­nados con arreglo al número de plazas convocadas por su mejor calificación será remitida al Director de Ense"anza y expuesta en la Secretaría de la Dirección de los Servicios de Sanidad, considerándose eliminados de la oposición los que no tengan cabida en dicho número de plazas,

Por la Secretaría será notifica~o a los seleccionados la obli­gación de completar en el plazo improrrogable de treinta días los documentos siguientes, acreditativos de las condiciones y re-quisitos exigidos en la presen te convocatoria. . .

a) Certificado literal del acta de Inscripción de nac1!111ento del aspirante, legalizada en el caso de que sea expedida en Colegio Notarial distinto al de Madrid.

b) Copia legalizada del acta de matrimonio de los p~dres. e) Autorización del padre o tutor ante el Juez mun1c1pal

para los que sean menores de veintiún ª"os. d) Acreditar (para el que su estado sea el de casado) el

cumplimiento de las circunstancias establecidas en el arti~u.lo primero de la ley de 14 de noviembre de 1957 ( Bolt:'tln Of1c1al del Ministerio del Aire número J 35).

e) Certificado del Registro de Penados y Rebeldes de no haber sufrido condena ni estar declarado en rebeldía.

fJ Declaración jurada suscrita por el interesado de no ha­hallarse procesado ni haber sido expulsado de ningún Cuerpo del Estado o Centro oficial de Enseñan1a.

R) Certificado de antecedentes familiares expedido por el Gobernador civil de la respectiva provincia o por la Dirección General de Seguridad para los residentes en Madrid, quedando ciales y asimilados a estos empleos. en <;ervicio activo. ciales o hijos de Oficiales Generales. Jefes, Oficiale~. Suboficia­les y asimilados a estos empleos. en servicio activo.

11) Certificado del título profesional o resguardo de haber efectuado el depósito para su expedición.

Toda la documentación será reintegrada con arreglo a las disposicione~ vigentes.

Los aspirantes que hayan tomado parte en convocatorias an­teriores están exentos de enviar los documentos cuya validez sea permanente.

Quienes dentro del plazo indicado de treinta días no presen­tasen su documentación, perderán todos sus derechos y no se­rán nombrados alumnos.

Cualquier falsedad cometida en los documentos invalidarán

Mt1>1('11'4 y C•~UC.IA Al:~ILIAI\ 35

los derechos adquiridos en esta convocatoria, sin perjuicio de la responsabilidad a que haya lugar.

Art. 9.0 La relación definitiva de los que resulten seleccio­nados será publicada en el Bolc>tln Oficial del Ministerio del Aire nombrándoles alumnos, y por la Secretaría de la Direc­ción de los Servicios de Sanidad se le'> comunicará los efectos y equipos con que han de l?resentarse a su incorporación.

Los que en el dta prefijado no efectúen dicha incorporación sin haberlo justificado debidamente, se entenderá que renun­cian, perdiendo todos sus derechos.

Art. 10. Los nombrados alumnos realizarán un período de adaptación militar de dos meses de duración en la Escuela de Suboficiales de Los Alcázares (Murcia). terminado el cual efectuarán el período de adaptación profesional en el Centro de Investigación de Medicina Aeroespacial !C. l. M. A.) con una duración de dos meses.

Durante eMos períodos y en calidad de alumnos disfrutarán los devengos de carácter general correspondienies a los Sar­gentos del Arma de Aviación.

Los alumno~ procedentes de lo~ Ejércitos de Tierra, Mar o Aire que causen baja en el cur'>o volverán a sus Cuerpos,

escalas y situaciones militares con los empleos que poseyesen en el momento de su ingreso en aquélla.

Art. J 1. Los alumnos que superen el curso seran promo· vidas a Sargentos de la Escala Auxiliar del Cuerpo de Sanidad del Ejército del Aire, colocándose en el Escalafón por el orden lctín Oficial del Estado número 291) y el artículo sexto de la que les corresponda según Ja puntuación obtenida, de acuerdo con cuanto determina la Ley 149/ 1963. de 2 de diciembre (Bo­Orden ministerial de 19 de diciembre de 1963 ( Bolelin Oficial del Ministerio del Aire número 153, de 21 de diciembre de 1963).

Art. 12. Por rígido precepto de uniformidad, los alumnos no ostentarán sobre el uniforme divisa alguna propia o cir· cunstancial distinta a la de su empleo como tal.

Art. 13. El personal militar realizará los viaje~ de ida y regreso para examinarse y el de incorporación de los seleccio­nados. en su caso, por cuenta del Estado.

Madrid. 20 de diciembre de 1966.

LA CALLE

(Del B. O. del E. núm. 308, correspondiente al 26-XII-66.)

MODELO DE INSTANCIA

( FotografCa) 1Poliza)

...... .... . . .. . ... . . ... . ...... ............. . (Primer apellido)

!Nombre)

(Segundo apellido)

Natural de ...... ............ .... ...................... , provincia de ................... ....... ............. , nacido

el ...... de .................. .................. de 19 ..... ., con domicilio en ....................... .. ...... ., provincia

d JI O Plaza de número ............ , hl¡'o e ...... .............................. , ca e ........... ............................. ,

de ........................... y de .......................... .

A los efectos de tomar parte en la oposición convocada en el Boletín Oficial del Estado nú·

mero ......... , de fecha ...... de ......... ......... . .............. , último para ingreso en la Escala Auxiliar del

Cuerpo de Sanidad del Aire,

DECLARA reunir las condiciones siguientes:

l.' Las establecidas en el artículo primero de la convocatoria.

2.• Es casado, viudo o soltero.

3.• Se halla en posesión del título de ..................... (especificar el o los que le dan derecho

a ser opositor en la fecha en que finaliza el plazo de admisión de instancias).

4.• Si es militar, Ejército a que pertenece ..... .................. ., empleo ............... .. ........ Arma

o Cuerpo ............................. . , destino .......................... .

Por lo que solicita ser admitido al citado concurso-oposición.

........................... , a ...... de de 196 .. .

Excmo. Sr. Director de los Servicios de Sanidad del Ejército del Aire.- Ministerio del Aire.- Romero Robledo, 8. Madrid.

36 MEDICINA y CIRU<ilA AVXll IA~

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Retribuciones de los Sanitarios Locales

ley número treinta y uno/mil novecientos sesenta y cinco, tro de mayo, en su disposición final tercera, preceptuó

retribuciones de los funcionarios técnicos del Estado "cío de la Sanidad local fuesen obieto de regulación espe­modada a las directrices de la propia Ley de Retribucio­

atcndiendo a las peculiaridades de las funciones enconmen­al referido persona l. imperativo de la Ley de Funcionarios Civiles del Estado

:X de la Ley ciento nueve/mil novecientos sesenta y tres, de ele julio, y artículos noventa y cinco al ciento uno del texto

o aprobado por Decreto trescienros quince/mil novecien­ola y cuatro, de siete de febrero) las remuneraciones del 1 incluido en Ja presente Ley se estructuran sobre los con­ya definidos legalmente: Sueldo base, coeficiente multipli­

' trienios, pagas extra'ordinarias, complementos de sueldo y ;ftmuneraciones. tiene presente que la mayoría de los puestos de trabajo co­

ientes a los Cuerpos objeto de regulación son desempeña­circunstancias muy peculiares. Y así las funciones trpica-

aanitarias y las asistenciales a las familias incluidas en los de Beneficencia sólo abs'orben una parte de la total ca­

lle actuación que cabe estimar como normal en el funcio­ulado, dándose el becho de-que estos funcionarios simulta­cluso obligatoriamente por precepto reglamentario--sus funci'ones con la prestación de otros servicios al sector pú­a! sector privado. Y así, por otra parte, el funcionario no

'lllar sujeto a horario, su servicio es potencialmente perma-111 cuanto ha de acudir a cualquier hora siempre que su pre-sea requerida.

trlt.amiento de tales peculiaridades en la presente Ley se adoptando la fórmula prevista por los artículos quinto y de la Ley treinta y uno/mil novecientos sesenta y cinco, de ele mayo, si bien referida aqul al concepto genérico de gra­dedicación. lo que se refiere a los complementos de sueld'o y otras

cioncs la Ley requiere la atención del Gobierno hacia circunstancias que habrán de ser objeto de trato regla­especial con el propósito de garantizar la necesaria pre-

cie estos funcionarios sanitarios en las zonas rurales menos ·idas. a una satisfactoria uniformidad en los nuevos conceptos

vos. éstos imponen casi obligadamente una paralela unifor­en los derechos pasivos. Por eso se somete ya decidida­

al personal de estos Cuerpos al régimen común de derechos de los funcionarios civiles del Estado. timo. en las distJ?siciones finales se dispone el estudio de 'Ole reorganización a fondo de estos Cuerpos, inspirada

dos criterios realistas de coordinación. virtud. y de conformidad con la propuesta elaborada por

Españolas. DISPO NGO:

TITULO PRIMERO Funcionarios de carrera

o primero.-Quedan incluidos en el ámbito de esta Ley 'entes Cuerpos especiales de funcionarios técnicos del Es­scrvicio de la Sanidad local: Cuerpo de Médicos titulares, escalas A) y B). Cuerpo de Médicos de Casas de Socorro y Hospitales les. .

• Cuerpo de Médicos Tocólogos titulares. o. Cuerpo de Farmacéuticos titulares. . Cuerpo de Veterinarios titulares. Cuerpo de Odontólogos titu lares. Cuerpo de Practicantes titulares, y Cuerpo de Matronas titulares.

lo segundo.-Los funcionarios comprendidos en esta Ley remunerados por tos siguientes conceptos: &ieldo, trienios y pagas extraordinarias, pudiendo serlo

, de acuerd'o con los artículos séptimo y octavo de esta

cOmplcmentos de sueldo y otras remuneraciones. o tcrcero.-Uno. Et sueldo base se fija en treinta y seis s anuales, en concordancia con el artículo tercero de

treinta y uno/mil novecientos sesenta y cinco, de cuatro

Compete al Consejo de Ministros, dentro del cuadro ge­de coeficientes mult1plicadores establecido por la Ley de

'ones de los funcionarios civiles del Estado, y en la prevista por la misma, acordar el coeficiente multiplicador ya de asiqnarse a cada uno de los Cuerpos incluidos en la

Ley. El resultado de este acuerdo se incorporará a los os Generales del Estado.

El sueldo de cada funcionario será el que resulte de apli· sueldo base el coeficiente multiplicador correspondiente al

LEY 116/1966, de 28 de diciembre, sobre retribuciones de los Sa, nitarios locales.

Cuerpo a que pertenezca, con la rectificación resultante de la aplicación del artículo sexto de esta Ley.

Artículo cuarto.- Los funcionarios afectados por esta Ley ten­drán derecho al disfrute de trienios en Ja cuantía y condiciones establecidas por el a1:_tJculo sexto <k la Ley treinta y una/mil nb­vecicntos sesenta y cinco, de cuatro de mayo. A taJ etecto, se repu­tará sueldo del funcionario, en los Cuerpos regulados por esta Ley el que determina el párrafo tres de su artículo tercero. En aquellos casos en que, dtµante fos tres afios de servicios prece­dentes al devengo del trienio, el sueldo del funcionario hubiere sufrido modificaciones derivadas de la aplicación del artículo sexto de esta Ley, el importe del trienio será fijado sobre el promedio de las treinta y seas mensualidades ordinarias correspondientes.

Artículo quinto.- Los funcionarios a que se refiere la presente Ley tendrán derecho al percibo de dos pagas extraordinarias en cuantía igual, cada una de ellas, a una mensualidad del sueldo y trienios que vengan percibiendo, las cuales se harán efectivas en los meses de julio y diciembre de cada año_, siempre que Jos per­ceptores estuvieren en servicio activo el día uno de los meses ex­presados.

Artículo sexto.- Uno. Dada la peculiar naturales de la función encomendada a los Cuerpos comprendidos en el artículo primero de esta Ley y Ja índole del servicio que prestan los func10narios que los integran, el Consej'o de Ministros, a propuesta de los de Gobernación y Hacienda, y previo informe Q.e la Comisión Su­perior de Personal, fijará las procedentes equivalencias del grado de la respectiva actividad de los Cuerpos con la jornada normal de trabajo de los funcionarios civiles del Estado, a l'os solos efec· tos de aplicar en la debida proporción a dichos Cuerpos v fun­cionarios las remuneraciones previstas en la presente Ley, de con­formidad con el artículo octavo de la Ley treinta y una/mil no­vecienfos sesenta y cinco, de cuatro de mayo.

Dos. También se podrá reconocer individualmente a los fun­cionarios un grado de dedicación superior al señalado con carác­ter general para el Cuerpo respectivo, sin que pueda exceder del límite del ciento pbr ciento de la dedicación entendida como normal.

Artículo séptimo.- Uno. El régimen de complementos de suel­do se fijará por el Consejo de Ministros, a propuesta del de Ha­cienda y a rniciativa del de Gobernación, previo informe de la Comisión Superior de Persona!, ajust¡\ndose a las siguientes di­rectrices:

a) Con el complemento de destino se atenderá muy especial­mente a los puestos de trabajo que impliquen responsabilidad, pe­nosidad o aislamiento y a aquellos otros cuyas características ex-cepcionales lo aconsejen. -

b) El complemento de dedicación especial, salvo en casos con­cret'os de dedJcación extraordinaria no habitual, no será aplicable en el desempeño de aquellos puestos de trabajo a los que, según el artículo sexto, se señale un grado de dedicación inferior a la normal.

e) La concesión de gratificaciones por servicios especiales o extraordinarios habrá de estar basada, dentro de sus motivos, en la eficacia sanitaria alcanzada pbr el servicio que se gratifi~ue.

d) En todo lo relacionado con el complemento familiar, se aplicarán las mismas normas gen.erales que se adopten por los funcionarios ci.viles del Estado, a tenor del artículo duodécimo de la Ley treinta y un"o/rnil novecient_os sesenta. y cinco, de cuatro de mayo, y sin que la cuantía de las prestaciones sea afectada en caso alguno por el grado de dedicación señalado al Cuerpo a que pertenezca el funcionario.

Dos. La cuantía de los complementos de sueldo a que se re­fiere este articulo no podrá exceder de la cantidad global que a taJ efecfo se consigne en Jos Presupuestos Generales del Estado.

Artículo octavo.- El régimen de indemniLaciones se ajustará a las normas que se establezcan con carácter general para los fun­cionarios civiles r se tenderá a compensar especialmente los con­tinuos desplazanuentos que exija el desempeño de la función en las zonas rurales y con deficientes medios de comunicación.

Artículo noveno.- Uno. Los funcionarios comprendidos en esta Ley quedan sometidos al régimen de incompatibilidades previstas por el artículo noveno de la Ley treinta y uno/mil novecientos se­senta y cinco, de cuatro de mayo.

Dos. La perceP.Ción de tas remuneraciones establecidas en esta Ley será compatible, sin embar~o, con la retribución que los mismos funcionarios puedan perc_1bir por razón de sus servicios como Médicos del Registro Civil o Forense o en Jas Entidades ges­toras de la Seguridad Social.

Artículo décimo.- Uno. No obstante Jo establecido por el pá­rrafo primero del artícuro anterior, en aquellos casos en que no se disponga de titulado para desempeñar interinamente una vacante ésta podrá ser acumulada, en la forma que reglamentariamente se determine, a un funcionario en activo, que por tal acumulación podrá percibir una gratificación con car~o a Jos mismos créditos presupuestarios que para sueldos tengan asignadas las plazas acumu­ladas y que nb excederá de:

a) Un ciento por ciento del sueldo que se fija en el námero

M EDICINA Y CIRUOIA ÁUXIUAR 37

tre. del artículo tercero de esta Ley. cuando se trate de vacante del mismo Cuerpo en distinto part.Jdo.

b) Un cincuenta por ciento del sueldo que se fija en el nú· mero tres del artfculo tercero de esta Ley en el Cuerp0 a que co­rresponda la vacante, cuando se trate de Cuerpo distinto o de plaza del mismo partido.

Dos. En ambos supuestos se tendrá en cuenta el grado de dedicación de la plaza acumulada.

Artículo dccimoprimero.-En los cas·os de jubilación y hasta tanto no se cubra la correspondiente vacante con un titular o un interino, el funcionario jubilado podrá ser contratado para el des­empel'lo de la función, sicnd'o compatible esta situación con el percibo del haber pasivo que legalmente le corresponda.

Articulo decimosegundo.-El régimen de retribuciones de quie­nes sustituyan a los funcionarios en los casos de vacaciones, pcr­mi~o> y licencias se regulará por el Ministerio de Hacienda. a pr'opuC)ta del de Gobernación y previo informe de la Comisión Superior de Penonal.

TITULO 11 Fu11cio11arios i11teri11os

Articulo decimotercero.- Uno. Quienes desempeñen interina· mente una vacante de los Cuerpos comprendidos en la presente Ley tendrán derecho a percibir ~ sueldo y las pagas extraordi· aarias que correspondan al respectivo Cuerpo con el grado de dedicación señalado al puesto de trabajo de que se trate. así como el complemento familiar en los términos fijados en su legislación.

Dos. Asimismo tendrán derecho a Jos complementos de sueldo y otras retribuciones cuando y en In forma Que legalmente pro­ced:i y en la cuantía que determine el Ministerio de Hacienda, a propuesta del de Gobernación y previo informe de la Comisión Superior de Pers'onal.

TITULO UI Disposiciones generales

Aniculo decimocuarto.- Las regulaciones establecidas en el ar· Liculo dieciséis de la Ley treinta y uno/mil novecientos se>enta > cinco serán de aplicación a los funcionarios comprendidos en esta Ley.

Articulo decim'oquinto.- Uno. El régimen de sueldo y trienios establecido en esta Ley se aplicará fraccionadamente durante cua· tro años sucesivos, contados a partir del momento de su entrada en vigor de acuerdo éon lo dispuesto en el número siguiente.

Dos. Para cumplimiento de lo establecido en el número an· tenor el sueldo base resultante de la aplicación del artículo sex· to de esta Ley se reducirá a su ochenta y cinco por ciento durante el primer año, incrementándose anualmente la C41Dtidad resultante en el cinco por •ciento de aquél basta alcanzar la cifra fijada en el articulo tercero de esta Ley,

1 res. Las pagas extraordinarias se harán efectivas en mil no­vecientos sesenta } siete, a razón del cuarenta por ciento; en mil novecientos sesenta y ocho, del sesenta por ciento; y en mil nove­novccientos sesenta y nueve, del ochcnt,1 por ciento, y en mil no vcc1entos setenta se alcanzará el cien por cien, todas ellas refe­ridas a las mensualidades establecidas en el artículo quinto de esta Ley, con las reducciones fijadas en el número antedor.

Ar ticulo decimosexto. Uno. El sueldo, trienios y pagas ex· traordinarias que se reconozcan a los funcionarios de carrera com· prendidos en la presente Ley se devengarán y harán efectivos por mensualidades completas y con referencia a la situación y derechos del funcionario en el día uno del mes a que los haberes corres­pondan.

Dos. Como excepción a lo dispue.to en et párrafo anterior los derechos económicos se liquidarán y abonarán por días en el mes en que el funcionario tome posesión de su pnmer destino y en el que reinJrC>e al servicio.

Artículo decimoséptimo. - Uno. Los funcionarios de carrera pertenecientes a los Cuerpos comprendidos en la presente Ley a quienes se aplique el régimen ecc;mómico de la .misma ,Quedarán sometidos desde la fecha del uno de enero de mil novecientos se­senta y siete, y respecto a las pensiones que ea11sen a partir de tal fecha, al régimen común de derechos pasivos de los funciona­rios de la Administración civil del Estado.

Dos. Servirá de base reguladora para la determinación de las pens~oncs la suma del sueldo, trienios completados y pagas ex· traordinarias que resulten realmente percibidas en virtud de lo establecido en los artículos cuarto, quinto y sexto de esta Ley, siéndole. en su caso. de aplicación los preceptos contenidos en los números dos y tres del artículo segundo de la Ley treinta/mil no­vecientos sesenta y cinco.

Tres. Las pensiones causadas entre uno de enero de mil no­vecientos sesenta v cinco y uno de enero de mil novecientos se­~nta y siete. porº jubilación o fallecimiento de ros funcionarios comprendidos en esta Ley que en el momento del cese se hallen en situación de activo o de excedencia forzosa, se actualizarán en forma individualizada. con arreglo a la Ley de veintitrés de di· ciembre de mil novecientos sesenta y uno. teniendo en cuenta. al efecto el sueldo, trienios y pagas extraordinarias correspondientes. nero sin Que en nini;tún caso tos nuevos haberes pasivos ouedan t<·ncr efectos económicos anteriores a uno de enero de mil nove­~icntos sesenta y siete.

Cuatro Las oensiones causadas con anterioridad a la exprc­~ada fech:i de uno de ener'o de mil novecientos sesenta y siete que no ~tuvieren comprendidas en el nómero anterior se actua·

)S Mco1c1~' v Crat-c(A At!'Cll IAll

!izarán en la forma y con Jos efectos previstos en el artículo cua­renta y siete del texto refundido de la Ley de Derechos Pasivos de los Funcionarios de Ja Administración Civil del Estado, apro­bado por Decreto número mil ciento veinte/mil novecientos se­senta y seis, de veintiuno de abril.

DISPOSICIONES TRANSITORIAS Primcra.- Uno. Para la determinación del número de trienios

se computará el tiempo de servicios que se recon·oció para deter· minar los quinquenios ya devengados oor el propio funcionario, con arreglo a la legislación anterior, sin la limitación establecida por el artículo segundo de la Ley de veintiséis de diciembre de mil novecientos cincuenta y ocho.

Dos. La base para la determinación de los tneruos a que ~e refiere el párrafo anterior se determinará con arreglo aJ sueldo que resulte de la aplicación de los artículos tercero y SCJtto de la pre.cate Ley,

Scgunda.- Las nuevas retr1buc1oaes que la Ley establece absor· berán todas !as que con carácter voluntario tuviera el personal afectado¡ concedidas por las Corporaciones locales en considera· ción a os servicios de carácter sanitario.

DISPOSICIONES FINALES Primera.- Uno. La presente Ley entrará en vigor el día s1·

guicnte de su publicación en el Bo/et/11 Oficial del J::stado. Dos. No obstante lo previsto en el apartado anterior. el ré­

gimen de retribuciones contenido en esta Ley y el consiguiente derecho de los funcionarios a devengarlas se l!j)l1cará a partir del uno de enero de mil novecientos sesenta y siete.

Segunda.-En todo lo no prevjsto cspec1almente por la presente Ley y por las dispbsiciones que la desarrollen, regirá la le¡isla· ción general sobre retribuciones de los funcionarios civiles del Estado.

Tercera. Por los Ministerios de Hacienda y de la Goberna· ción se propondrán o dictarán, seglln proceda en cada caso, en Ja esfera de sus respectivas competencias, las disposiciones opor­tunas para el desarrollo y aplicación de esta Ley, y se adoptarán las medidas pertinentes para la debida ejecución de lo dispuc~to en la misma.

Cuarta.- Uno. Se faculta al Gobierno para que. a propue~ta del Ministro de la Gobernación, con audiencia de las Corporacio­nes profesionales respectivas y previo informe de la Comisión Su· pcrior de Personal, revise las plantillas de los Cuerpos compren· didos en esta Ley, de forma que permita atemperar las funciones públicas ejercidas por Jos sanitarios locales a las circunstancias del momento y coordinarlas. en la medida de lo posible, con la' de niveles superiores.

Dos. La referida propuesta del Ministerio de la Gobernación, en lo que afecte a los Cuerpos de titulares que presteo servicios a la Seguridad Social, habrá de ser formulada oyendo previamente al de Trabajo, para coordinar en debida forma Ja do21c función que a aquéllos pueda corresponder.

Tres. Durante el plato de un año a partir de la entrada en vigor de la presente dispQSición, queda en suspenso lo prcv1~to en relación con la provisión de plazas vacantes de Sanitarios ti­tulares.

Quinta. En todo cuanto afecle la presente Ley a los Vete­rinarios titulares actuarán conjuntamente los Ministerios de 11 Gobernación y de Agricultura.

Sexta.-Uno. Lá Presidencia del Gobierno, a pr'opuesta con· junta de los Ministerios de Hacienda y de la Gobernación. coa audiencia del Ayuntamiento interesado, podrá declarar extinguido el réaimen de excepción de cualquiera de los Municipios com­prendidos en el artículo tercero del Reglamento de Personal de lo~ Servidos Sanitarios Locales de veintisiete de noviembre ele mil novecientos cincuenta y tres. e integrarlo en el ré&imcn sa­nitano común, oyendo oreviamcntc a la Comisión Superior de Per­sonal en lo que se refiera a los funcionarios sanitarios afectad quienes conservarán los derechos adquiridos.

Dos. También se faculta a la Presidencia del Gobierno para que, previo el trámite establecido en el párrafo anterior. en el que habrá de ser oída además ta Diputación de Alava. se aplique el régimen común a los Servicios Sanitarios Locales de dicha pro­vincia.

DISPOS!CION DEROGATORIA Unica.- Uno. Quedan derogadas: a) Cualesquiera asimilaciones b equiparaciones económicas

tre Jos diversos Cuerpos, puestos de trabajo o funcionarios c orendidos en esta Ley, y entre ellos y otros Cuerpos. puest01 funcionarios de la Administración pdblica.

b) Todas las normas vigentes en materia de retribuciones el desempeño de los puestos de trabajo correspondientes a 1 Cuerpos comprendidos en esta Ley: y

e) Cuantas otras disposiciones legales se opongan a lo es blecido en la presente Ley.

Dos. En el plazo de un añ'o, contado a partir de la fecha entrnda en vigor del régimen de retribuciones contenido en Ley, el Gobierno publicará la tabla de disposiciones derogadas vi~cntcs sobre la materia.

Dada en el Palacio de El Pardo a veintiocho de diciembre mil novecientos sesenta y ~eis.

FRANCISCO FRANCO

Publicado en el B. O. F. del 29-Xll-66.

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