Consciente del singular poder de Tessa, el Magister sigue ... › _files... · Tessa, junto al...
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Consciente del singular poder de Tessa, elMagister sigue tras sus pasos,dispuesto a acabar con los Cazadores de Sombras. Los culpa de unadesgraciaquedestrozósuvida.Tessa,juntoalbelloyautodestructivoWillyeldulceydevotoJem,iniciaráunviajeque los llevaránosóloadescubrir la terrible tragediadesuenemigo,sino también el secreto familiar que esconde la verdadera identidad de lachica.
Lamagiaespeligrosa,peroelamorloestodavíamás.
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CassandraClare
PríncipemecánicoCazadoresdesombras.Losorígenes2
ePUBv1.0Fauvar01.09.12
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Títulooriginal:TheInfernalDevices2:ClockworkPrinceCassandraClare,2011.Traducción:PatriciaNunes
Editororiginal:Fauvar(v1.0)ePubbasev2.0
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ParaElkaKhalepatakala
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Deseodecirosquehabéis sidoelúltimosueñodemialma[…]Desde que os conocí,me turba el remordimiento que nocreí ya vivo, y he oído voces, que creía silenciosas, que meincitana recobrarelánimo.He tenido ideasvagasdevolveraesforzarme, de empezar de nuevo la vida, de arrojar demí lapereza y la sensualidad y volver a la abandonada lucha. Perotodoesonoesmásqueunsueño,quenoconduceanada…
CHARLESDICKENS,Historiadedosciudades
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PrólogoLOSMUERTOSMARGINADOS
Lanieblaeraespesaydificultaba tanto lavistacomoeloído.Cuandoseabría,Will Herondale alcanzaba a ver la empinada calle que tenía ante él, mojada,resbaladizaynegraporlalluvia,ypodíaoírlasvocesdelosmuertos.
Notodosloscazadoresdesombrasteníanlacapacidaddeoíralosfantasmas,ano ser que los fantasmas así lo quisieran, peroWill era uno de los que sí podían.Mientrasseacercabaalviejocamposanto,lasvocessealzaronenundiscordecoro;gemidosyruegos,gritosygruñidos.Noeraunlugartranquilo,peroWillyalosabía;noerasuprimeravisitaalcementeriodeCrossBones,cercadelPuentedeLondres.Hizo loquepudopor amortiguar el ruido: inclinó loshombrosy agachó la cabezapara que el cuello del abrigo le cubriera las orejas, mientras una fina llovizna lehumedecíaelnegrocabello.
Laentradadelcementerioestabaamitaddelamanzana,franqueadaporunaverjadobledehierroforjado,fijadaaunaltomurodepiedra.Sinembargo,cualquieraquepasarapordelantenohubieravistonadaexceptoundescampado llenodematojos,parte del patio de un constructor anónimo. Will se acercó a la verja y algo quetampocohubieravistocualquiera sematerializóentre laniebla:unagranaldabadebronceconlaformadeunamanodededoshuesudosyesqueléticos.Conunamueca,Willtomólaaldabaconunadesusenguantadasmanosylalevantó;actoseguidoladejócaeruna,dos,tresveces,yelecodelrepiqueresonóenlanoche.
Másalládelaverja,lafinanieblasealzabadelsuelo,disipándoseenelaire,altiempo que su ósea tonalidad contrastaba con la negrura del áspero suelo.Lentamente, la niebla comenzó a fusionarse y fue adquiriendo un tenebrosoresplandor azulado.Will apoyó las manos sobre las barras de la verja; el frío delmetalleatravesólosguantes,lellegóhastaeltuétanoylohizotemblar.Eramásqueunfríocorriente.Cuandolosfantasmassealzaban,chupabanlaenergíadeloquelosrodeabayenfriabanelambiente.AWillselepusierondepuntalospelosdelanuca,mientras laniebla ibaadoptando lentamente la formadeunaancianacon lacabezagacha,ataviadaconunvestidoajadoyundelantalblanco.
—¡Hola,Mol!—saludóWill—.Estanocheestásespecialmenteguapa, sino teimportaquetelodiga.
Elfantasmaalzólacabeza.LaviejaMollyeraunespíritufuerte,unodelosmásfuertesconlosqueélsehabíaencontrado.Nisiquieracuandounrayodeluzdelunase abrió paso entre las nubes se vio transparente: su cuerpo era sólido; el cabellorecogido enungruesomoñogris amarillento; lasmanos, ásperas y enrojecidas, enjarrassobrelascaderas,ysólolosojoserandosllamasgemelas,huecasyazules,querelucíanenlaprofundidaddelascuencas.
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—¡WilliamHerondale!—exclamóella—.¿Devueltatanpronto?Fuehacialapuertaconesemovimientodeslizantetanpeculiardelosfantasmas.
Teníalospiesdesnudosysucios,apesardequenuncatocabanelsuelo.Willseinclinósobrelaverja.—Yasabes,echabademenostucarabonita…Ellasonrió,conlosojosbrillantes,yélcaptóunvistazodelacalaverabajolapiel
semitransparente.Enloalto,lasnubessehabíanvueltoacerraryocultabanlaluna.WillsepreguntóquéhabríahecholaviejaMollyparaquelaenterraranahí,lejosdesuelo consagrado. La mayoría de las gimientes voces de los muertos eran deprostitutas, suicidasyniñosnacidosmuertos, losdifuntosmarginadosa losquenopodía enterrarse en un cementerio. No obstante, Molly había conseguidoaprovecharsedesusituación,asíquequizánoleimportara.
Ellaseechóareír.—¿Yquéesloquequieres,cazadordesombras?¿ElvenenodeMalphas?Tengo
eltalóndeundemonioMorx,finamentepulido;elvenenodelapuntaestotalmenteinvisible…
—No—respondióWill—.Noesesoloquenecesito.NecesitopolvodedemonioForaii,molidomuyfino.
Mollyechólacabezahaciaunladoyescupióunhilillodefuegoazul.—¿Yparaquévaaquererunjovenelegantecomotúunacosacomoésa?Will suspiró por dentro; las protestas de Molly formaban parte del regateo.
Magnusya lohabíaenviadovariasvecesa tratar conMol.Una, enbuscadevelasnegrasapestosas,queselepegaronalapielcomoalquitrán;otra,aporhuesosdeunniñonacidomuerto,yuna tercera,aporunabolsadeojosdehada,cuyasangre lehabíachorreadosobrelacamisa.Encomparación,elpolvodedemonioForaiiparecíaalgoagradable.
—Creesquesoytonta—continuóMolly—.Esunatrampa,¿verdad?LosnefilimmepilláisvendiendoesoyselascargalaviejaMolly,esoes.
—Yaestásmuerta—replicóél,haciendoloposibleparanosonarirritado—.NoséquécreesquepuedehacerteahoralaClave.
—Bah. —Los huecos ojos llamearon—. Las prisiones de los HermanosSilenciosos,bajo tierra,pueden retener tantoa losvivoscomoa losmuertos;ya losabes,cazadordesombras.
Willalzólasmanos.—Sin trucos, anciana. Seguro que has oído los rumores que corren por el
submundo.LaClavetieneotrascosasenquepensarqueenatraparafantasmasquetraficanconpolvosdedemonioysangredehada.—Se inclinóhaciadelante—.Tedaréunbuenprecio.—Sacóunabolsacámbricadelbolsilloylaagitóenelaire.Sucontenidotintineó—.Todosseajustanatudescripción,Mol.
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Unamiradaansiosacubrióelcadavéricorostro,yMollysesolidificólosuficienteparacogerle labolsa.Metióunamanodentroysacóungrannúmerodeanillosdeoro,alianzasdeboda,todasconlaformadeunnudo.LaviejaMolly,comomuchosotros fantasmas, siempre estaba buscando su talismán, aquella parte perdida de supasado,quefinalmentelepermitiríamorir,levarelanclaquelamanteníaatrapadaenelmundo.Ensucaso,erasuanillodeboda.MagnuslehabíaexplicadoaWillquesecreíaqueelanillosehabíaperdidomuchotiempoatrás,enterradobajoelcenagosolechodelTámesis;aunasí,ellaaceptabacualquierbolsaconanillosencontrados,conlaesperanzadequeunoresultaraserelsuyo.
Volvió a meter las alhajas en la bolsa, que desapareció en algún lugar de sucuerposinvida,y,acambio,lepasóaWillunsaquitodepolvos.Élselometióenelbolsillodelachaquetajustocuandoelfantasmacomenzabaatitilaryadesaparecer.
—Espera,Molly.Noesporestoporloquehevenidoestanoche.Elespectrodestelló,mientraslaavaricialuchabaconlaimpacienciayelesfuerzo
pormantenersevisible.—Muybien—gruñófinalmente—.¿Quémásquieres?Willvaciló.NoeraalgoqueMagnus lohubieraenviadoabuscar;eraalgoque
queríaparasí.—Filtrosdeamor…LaviejaMolseechóareírconagudascarcajadas.—¿Filtros de amor? ¿ParaWillHerondale?No soy quién para rechazar pagos,
perounhombrecontuaspectononecesitafiltrosdeamor,ynomeequivoco.—No—replicóél,conalgodedesesperaciónenlavoz—.Lociertoesqueestaba
buscandolocontrario,algoquehicieradejardeestarenamorado.—¿Unfiltrodeodio?—Mollyparecíadivertirse.—Esperabaalgomássimilaralaindiferencia.¿Tolerancia?Ellasoltóunresoplidoburlón,sorprendentementehumanoparaunfantasma.—Noesquemegustedecirteesto,nefilim,perosiquieresqueunachicateodie,
haymanerasmásfácilesdeconseguirlo.Nonecesitasmiayudaconlapobrecilla.Y entonces se desvaneció, mezclada con la niebla que se alzaba de entre las
tumbas.Willsuspiróalverladesaparecer.—Noesparaella—dijoenvozbaja, aunquenohabíanadieparaoírlo—,sino
paramí…—Yapoyólacabezasobrelafríaverjadehierro.
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1LACÁMARADELCONSEJO
Porencima,elelegantetechodeseñorialfacturapormúltiplesaltosarcossoportado,
yángelesenascensoydescensoseencuentran,conintercambioderegalos..
LORDALFREDTENNYSON,ElPalaciodeArte
—Oh, sí.Es exactamente comome la imaginaba—exclamóTessa, y sevolvióparasonreíralchicoqueteníaasulado.
Éllaacababadeayudarasaltaruncharco,yaúnapoyabalamanoeducadamenteenelbrazodelamuchacha,justosobreelcodo.
JamesCarstairsledevolviólasonrisa;estabamuyeleganteataviadoconuntrajenegro,conelclarocabelloplateadoechadohaciaatrásporelviento.Suotramanoreposabasobreelpomodejadedeunbastón.Siaalguienentrelaajetreadamultitudquelosrodeabaleresultóextrañoqueunindividuotanjovennecesitaraunbastón,osialgunodelosasistentesencontrócuriosasucoloraciónochocantessusrasgos,noseparóacontemplarlo.
—Loconsideraréunlogro—dijoJem—.EstabacomenzandoapreocuparmequetodoloquevierasenLondresfueraaresultarunadecepción.
«Unadecepción.»ElhermanodeTessa,Nate,unavezselohabíaprometidotodode Londres: un nuevo comienzo, un lugarmaravilloso donde vivir, una ciudad dealtos edificios y parques encantadores. Pero Tessa sólo había encontrado horror ytraición, y un peligromayor de lo que nunca hubiera llegado a imaginarse.Y aunasí…
—Notodomehadecepcionado—repuso,ysonrióaJem.—Mealegrodeoírlo.—Sutonoeraserio.Ellaapartólavistadeélparamirarelimponentetemploquesealzabaanteellos.
La Abadía deWestminster, con sus magníficas agujas góticas que casi tocaban elcielo.Elsolhabíahechotodoloposibleporabrirsepasoentrelasnubesbordeadasdeniebla,ylaiglesiaestababañadaporunhazdeluzpálida.
—¿Es aquí donde está realmente? —preguntó Tessa a Jem mientras éste lallevabahacialaentrada—.Parecetan…
—¿Mundana?—Ibaadecirabarrotada.Esedía, laabadíaestabaabiertaa los turistas,yalgunosdeelloscruzabanmuy
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diligentes las enormes puertas, entrando o saliendo, la mayoría con una guíaBaedekerenlasmanos.Ungrupodeturistasamericanos,mujeresdemedianaedadconropapasadademoda,murmurandoenacentosque,poruninstante,hicieronqueTessa añorara su país, los adelantaron en la escalera, apresurándose detrás de unprofesorque lesofrecíaunavisitaguiadadelmonumental edificio. JemyTessa semezclaronsinproblemasconelfinaldelgrupo.
Dentrodelaabadíaolíaapiedrafríayametal.Tessamiróarriba,aunladoyalotro, maravillándose del tamaño. Hacía que el Instituto pareciera una iglesia depueblo.
—Fíjenseenlatripledivisióndelanave—recitabaelguía,ypasóaexplicarquehabía capillas más pequeñas alineadas en los pasillos este y oeste de la abadía.Reinaba un silencio absoluto, aunque no estaba realizándose ningún servicio.Mientras Tessa dejaba que Jem la condujera hacia el lado este del templo, se diocuentadequeestabapisandograndeslosasconnombresyfechastallados.Yasabíaquetantoreyescomoreinas,soldadosypoetasfamosossehallabanenterradosenlaAbadíadeWestminster,peronohabíaesperadocaminarsobreellos.
Jem y ella redujeron finalmente lamarcha al alcanzar la esquina sudeste de laiglesia.Unaluzacuosasefiltrabaporelrosetónenloalto.
—TenemosquedarnosprisaparallegaralareunióndelConsejo—indicóJem—,peroqueríaquevierasesto.—Hizoungestoabarcandolaesquina—.ElRincóndelosPoetas.
Tessa,porsupuesto,habíaleídosobreeselugar,dondehabíaenterradosgrandesescritoresdeInglaterra.AllísehallabalagranlápidadeChaucer,consubaldaquino,juntoaotrosnombresconocidos.
—Edmund Spencer, oh, y Samuel Johnson —murmuró ella, maravillada—, yColeridge,yRobertBurns,y¡Shakespeare!…
—Realmentenoestáenterradoaquí—seapresuróadecirelchico—.Sóloesunmonumento.ComoeldeMilton.
—Oh, ya lo sé, pero… —Lo miró y notó que se turbaba—. No sé cómoexplicarlo.Encontrarmeentreestosnombresescomoestarentreamigos.Yaséqueestonto…
—Noestontoenabsoluto.Tessalesonrió.—¿Cómosabíasjustoloquequeríaver?—¿Cómo no iba a saberlo? —replicó él—. Cuando pienso en ti y no estás
delante, siempre te imagino con un libro en las manos. —Jem apartó la miradamientras lo confesaba, pero no antes de que ella le viera un ligero rubor en lasmejillas.
Era tan pálido que no podía disimular ni el menor sonrojo, pensó Tessa, y se
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sorprendiódelotiernaqueresultabaesaidea.LehabíacogidomuchocariñoaJemdurantelasdossemanaspasadas;Willhabía
estadoevitándolaescrupulosamente,CharlotteyHenryestabanliadosconasuntosdelaClaveyelConsejo,ydirigiendoelInstituto,yhastaJessamineparecíapreocupada.PeroJemsiempreestabadisponible.Parecíatomarsemuyenseriosupapeldeguíaen Londres. Habían estado en el Hyde Park y en losKewGardens, en la GaleríaNacionalyelMuseoBritánico,enlaTorredeLondresylaPuertadelosTraidores.HabíanidoavercómoordeñabanlasvacasenSt.JamesPark,yalosvendedoresdefrutayverduravoceandoen suspuestosdeCoventGarden.Habíanvisto losbotesnavegandoporelTámesisdesdeEmbankment,yhabíacomidoalgollamado«door-stops»,cuyonombrenoprometíamucho,peroqueresultóserpanconmantequillayazúcar.Ymientraspasabanlosdías,Tessaseencontródesligándoselentamentedesucallada y arrinconada infelicidad a causa de Nate, de Will y de la pérdida de suantigua vida, y renaciendo como una flor que se abriera paso en el suelo helado.Inclusosehabíasorprendidoriendo.YteníaqueagradecérseloaJem.
—Eres un buen amigo —manifestó ella, y cuando, para su sorpresa, él nocontestónada,añadió—:Almenos,creoquesomosbuenosamigos.Tú también locrees,¿verdad,Jem?
Éstesevolvióhaciaella,peroantesdequepudieradecirnada,unavozsepulcralhablódesdelassombras:
¡Mortalidad,contemplayteme!Quécambiodelacarnehayaquí:PiensaencuántosrealeshuesosDuermenenestaspilasdepiedras.
Unasombraoscurasaliódeentredosmonumentos.—Will—dijoJemenuntonoresignado,mientrasTessaparpadeabasorprendida
—.¿Hasdecididohonrarnoscontupresencia?—Nuncadijequenofueraavenir.Willseacercóaellos,ylaluzdelarosetacayósobreél,iluminándoleelrostro.
Inclusoenesemomento,Tessanopudomirarlosinquese lehicieraunnudoenelestómago,undolorosotartamudeodelcorazón.Cabellonegro,ojosazules,elegantespómulos, gruesas pestañas, boca carnosa; sería muy mono si no fuera tan alto ymusculoso.Tessahabíapasadolasmanosporesosbrazos.Sabíacómoerasutacto:dehierro,condurosmúsculostrenzados;lasmanos,cuandolehabíacogidolacabezapor la nuca, resultaron delgadas y flexibles, pero ásperas a causa de lascallosidades…
Tessa apartó esos recuerdos de lamente.Nohacíanningúnbien, no cuando se
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sabía la verdad del presente.Will era hermoso, pero no era suyo; no era de nadie.Teníaalgorotoensuinterior,yporesagrietasederramabaunacrueldadciega,unanecesidaddeherirydedistanciarse.
—Llegarás tardea la reunióndelConsejo—señalóJem,afable.EraelúnicoalquelamaliciadesvergonzadadeWillnoparecíaafectarlenunca.
—Heidoaunrecado—replicóWill.Decerca,Tessavioqueparecíacansado.Tenía losojosenrojecidosy lasojeras
casi púrpura. Llevaba la ropa arrugada, como si hubiera dormido vestido, ynecesitabauncortedepelo.
«Peroesonotienenadaqueverconmigo—sedijoTessaconseveridadmientrasapartabalamiradadelossuavesrizosqueseleformabanaWillsobrelasorejasylanuca—.Noimportaloquepiensedesuaspectoodecómodecidepasareltiempo.Yamelohadejadomuyclaro.»
—Puesvosotrostampocovaisasermuypuntuales—añadióWill.—QueríaenseñarleaTessaelRincóndelosPoetas—explicóJem—.Hepensado
quelegustaría.Hablabacontantasencillezyclaridadquenadiedudaríadeélo imaginaríaque
decíamásquelaverdad.Envistadesusimpledeseodecomplacer,nisiquieraaWillparecía ocurrírsele algo desagradable que decir; sólo se encogió de hombros, ycaminópordelantedeellosapasorápido,cruzandolaabadíahaciaelclaustroeste.
Lagentecaminabaalrededordelclaustro,quecercabaunjardín,murmurandoenvoz baja, como si aún estuvieran en la iglesia. Nadie se fijó en Tessa y en suscompañerosmientraséstosseacercabanaunapuertadedoblehojasituadaenunodelosmuros.Will,despuésdeecharunamiradaalrededor,sacósuesteladelbolsilloyapuntóalamadera.Lapuertalanzóundestelloazuluninstanteyseabrió.Willentró,yJemyTessalosiguierondecerca.Lapuertaerapesada,ysecerróconunresonantegolpedetrásdeTessa,casipillándolelafalda;ellalaapartójustoatiempo,ydiounrápidopaso,volviéndoseenloqueeracasiunaoscuridadtotal.
—¿Jem?Unaluzseencendió;eraWill,quesujetabasupiedramágica.Sehallabanenuna
gran sala demuros de piedra y techo arqueado. El suelo parecía ser de ladrillo, yhabíaunaltarenunodelosextremos.
—Estamosen laCámaraPyx—señalóéste—.Solía seruna tesorería.Cajasdeoroyplataalineadasenlasparedes.
—¿Una tesorería de los cazadores de sombras? —preguntó Tessa, totalmenteperpleja.
—No,latesoreríarealbritánica;deahílosgruesosmurosylaspuertas—explicóJem—.Peroloscazadoresdesombrassiemprehantenidoacceso.—Sonrióalverlaexpresióndelachica—.Durantesiglos,lasmonarquíashanpagadoimpuestosalos
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nefilim,ensecreto,paramantenersusreinosasalvodelosdemonios.—No en Estados Unidos —replicó ella, airada—. Nosotros no tenemos
monarquía…—Tenéisundepartamentodelgobiernoquetrataconlosnefilim,notepreocupes
—repusoWill,yfuehaciaelaltar—.AnteseraelDepartamentodelaGuerra,peroahoraesunaramadelDepartamentodeJusticia…
Calló en seco, porque el altar comenzó a desplazarse hacia un lado con ungemido,loquedejóaldescubiertounagujeronegroyvacío.Entrelassombras,Tessapudo ver leves destellos de luz. Will se agachó para meterse dentro, con su luzmágicailuminandolaoscuridad.
CuandoTessalosiguió,seencontróenunlargocorredordepiedraquedescendía.La piedra de las paredes, el techo y el suelo era la misma, por lo que daba laimpresióndequeelpasadizosehabíaexcavadodirectamenteen la roca,aunquealtacto era liso y no rugoso.A cada pocos pasos había lucesmágicas que ardían enantorchas colocadas enunos soportes con formademanohumanaque salíande lapared.
A sus espaldas, el altar volvió a su posición, cubriendo el agujero, y elloscomenzaron a avanzar.El pasadizo fuedescendiendo conuna inclinación cadavezmáspronunciada.Lasantorchasardíanconunresplandorazulverdosoeiluminabanlos grabados en la roca, que repetían una y otra vez el mismo motivo: un ángelalzándose en llamasdesdeun lago, conunaespadaenunamanoyunacopaen laotra.
Alfinalseencontraronanteunagranpuertadeplatadedoblehoja.CadaunadeellasteníagrabadoundibujoqueTessayahabíavistoantes:cuatrocesentrelazadas.Jemlasseñaló.
—Son por Clave, Consejo, Cónsul y Convenio, aunque también lo llamamosAlianza—leexplicóantesdequeTessapudierapreguntar.
—ElCónsul.¿Es…eseljefedelaClave?¿Comosifueraunaespeciederey?—Notanendogámicocomounmonarcacorriente—contestóWill—.Seleelige,
comoalpresidenteoalprimerministro.—¿YelConsejo?—Prontolosverás—repusoél,yabriólapuerta.Tessa se quedó con la boca abierta; la cerró en seguida, pero no antes de
percatarsedelamiradadivertidadeJem,queestabaasuderecha.Lasalaqueseabríaante ella era una de las más grandes que jamás había visto; un enorme espacioabovedado, con el techo cubierto por un dibujo de estrellas y constelaciones. Unagran lámpara con la forma de un ángel sujetando antorchas ardientes, colgaba delpuntomásaltodelabóveda.Elrestodelasalateníaformadeanfiteatro,conlargasgradascurvadas.Will,JemyTessasehallabanenloaltodeunaescaleraquedividía
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elcentrodelazonadeasiento,queestaballenadegenteensusdosterceraspartes.Alfinaldelosescaloneshabíaunatarima,yenellaseveíanvariassillasdemaderadealtorespaldoconaspectodesermuyincómodas.
EnunadeellasestabasentadaCharlotte;asuladosehallabaHenry,nerviosoymirandoconojosmuyabiertos.Charlotte tenía lasmanossobreelregazoyparecíatranquila;sóloalguienquelaconocierabiennotaríalatensiónensushombrosyenelgestodelaboca.
Anteellos,enunaespeciedeatrildeorador,aunqueeramásanchoymáslargodelonormal,sehallabaunhombrealto,delargocabellorubioyespesabarba;sobresusanchoshombrosllevabaunalargatoganegraquelecubríaeltraje,comoladeunjuez; en lasmangas destellaban runas entretejidas.A su lado, en una silla baja, sesentabaunhombredemásedad,conelcabellocubiertodecanasyelrostroafeitadoysurcadoporarrugasseveras.Sutúnicaeraazuloscuro,ylebrillabangemasenlosdedos al moverlos. Tessa lo reconoció: el inquisidor Whitelaw, de voz y ojosglaciales,queinterrogabaalostestigosennombredelaClave.
—SeñorHerondale—saludó el hombre rubiomirando aWill, y en su boca sedibujóunasonrisa—.Quéamablehasidoalunirseanosotros.YelseñorCarstairstambién.Ysucompañeradebedeser…
—La señoritaGray—dijo Tessa antes de que el hombre pudiera acabar—. LaseñoritaTheresaGray,deNuevaYork.
Unlevemurmullorecorriólasala,comoelsonidodeunaolaalretroceder.Tessanoto que Will se tensaba a su lado, y Jem inspiró como si fuera a decir algo.«Interrumpiendo alCónsul», creyó oírTessa que alguien decía.Así que ése era elcónsulWayland,eloficialenjefedelaClave.Lachicarecorriólasalaconlamiraday reconoció unos cuantos rostros: Benedict Lightwood, con sus rasgos agudos yaguileños,ysutensapostura,ysuhijo,GabrielLightwood,conelcabelloalborotadocomosiempreylosojosclavadosalfrente.LilianHighsmith,ladelosojososcuros.ElsimpáticoGeorgePenhallow,einclusolaformidabletíadeCharlotte,Callida,conel cabello recogido en un moño alto de espesos rizos grises. Había muchos otrosrostros, rostros que Tessa no reconoció. Era como mirar un libro ilustrado dondehubieran querido representar a las diversas gentes delmundo. Había cazadores desombrasrubiosyconaspectovikingo;unhombredepieloscuraqueparecíauncalifasalidodeunaversiónilustradadeLasmilyunanoches,yunamujerindiavestidaconunbonitosariorilladoconrunasplateadas.Éstasehallabasentadajuntoaotramujer,quehabíavueltolacabezaparamirarlos.Llevabaunelegantevestidodeseda,ysurostroeracomoelde Jem: losmismoshermosos rasgos, lasmismas formasen losojosylospómulos,aunquesucabelloysusojoseranoscuros,noplateadoscomolosdeél.
—Bienvenida,entonces,señoritaTheresaGraydeNuevaYork—dijoelCónsul,
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queparecíadivertido—.Leagradezcoquesehayaunidoanosotroshoy.Segúntengoentendido,yaharespondidoabastantespreguntasdelEnclavedeLondres.Confiabaenqueestuvieradispuestaaresponderunascuantasmás.
Atravésdeladistanciaquelasseparaba,TessamiróaCharlottealosojos.«¿Debohacerlo?»Éstahizouncasiimperceptibleasentimiento.«Porfavor.»Tessasecuadródehombros.—Siesoesloqueusteddesea,nohayproblema.—Entonces, aproxímese al banco del Consejo —ordenó el Cónsul, y Tessa
supusoquedebíadereferirseallargobancodemaderaquesehallabaanteelatril—.Ysusamigospuedenacompañarla—añadió.
Will masculló algo para sí, pero tan bajo que Tessa no llegó a entenderlo;flanqueadaporéstealaizquierdayporJemaladerecha,Tessabajólosescalonesyfuehastaelasiento.Sequedótrasél,vacilando.AlestartancercadelCónsul,pudoverqueéste teníaunosamablesojosazules, adiferenciade losdel Inquisidor,queerandeungristristeytormentoso,comounmarbajolalluvia.
—InquisidorWhitelaw—hablóelCónsul—,laEspadaMortal,porfavor.El aludido se puso en pie, y de su túnica sacó una enorme espada. Tessa la
reconoció al instante: era la espada delCódice, la que el ángel Raziel llevaba alalzarsedellago,ylaquelehabíadadoaJonathanCazadordeSombras,elprimerodeellos.
—Maellartach—murmuróTessa,dándolesunombrealaespada.Alcogerla,volvióadarlasensacióndequeelCónsulsedivertía.—Parecequehasestadoestudiando—advirtió—.¿Cuáldevosotroslehaestado
enseñando?¿William?¿James?—Tessa aprendepor sí sola, señor—contestóWill, en un tono ligeroy alegre,
muycontrarioalaatmósferaseriaquereinabaenlasala—.Esmuyinquisitiva.—Una razónmás por la que no debería estar aquí.—Tessa no tuvoquemirar,
reconoció la voz: Benedict Lightwood—. Éste es el Gran Consejo. No traemossubterráneos a este lugar—añadió con voz tensa—. La Espada Mortal no puedeusarseparahacerledecirlaverdad;noesunacazadoradesombras.Entonces,¿paraquéestálaEspada,oella,aquí?
—Paciencia,Benedict.—ElcónsulWaylandsujetólaEspadasinesfuerzo,comosi no pesara nada. Sumirada sobreTessa se hizomás dura.Ésta sintió como si leestuvieraescrutandoelrostro, leyendoelmiedoensusojos—.Novamosahacertedaño,pequeñabruja—dijo—.LosAcuerdosloprohíben.
—No debería llamarme bruja —repuso Tessa—. No porto ninguna marca debruja.—Leresultabaextrañotenerquerepetireso,perocuandolahabíaninterrogado
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antes, siemprehabíansidomiembrosde laClave,noelpropioCónsul.Ésteeraunhombrealtoydeanchoshombros,queexudabapoderyautoridad. Justoel tipodepoder y autoridad que tan mal le sentaba a Benedict Lightwood que Charlottetambiénposeyera.
—Entonces¿quéeres?—preguntóWayland.—Nolosabe—contestóel Inquisidoren tonoseco—.Ni tampoco losaben los
HermanosSilenciosos.—Se le permitirá sentarse—determinó el Cónsul—.Y dar testimonio, aunque
éstesólocontarácomolamitaddeldeuncazadordesombras.—SevolvióhacialosBranwell—.Mientrastanto,Henry,porelmomentoseteexcusadeserinterrogado.Charlotte,quédate,porfavor.
Tessase tragósuresentimientoyfueasentarseen laprimera líneadeasientos,donde se le unió un Henry con aspecto cansado y el cabello pelirrojo de punta.Jessamineestabaallí,conunvestidodealpacamarrónclaro,conaparienciaaburridaymolesta.Tessasesentójuntoaella,conWillyJemalotrolado.Ésteestabajustoasulado,ycomolosasientoseranestrechos,Tessanotabalacalidezdelhombrodeélcontraelsuyo.
Al principio, el Consejo discurrió como muchas otras reuniones del Enclave.PidieronaCharlottequecontara loquerecordabade lanocheen laqueelEnclavehabía atacado la base del vampiroDeQuincy,matándolo a él y a aquellos de susseguidoresquesehallabanpresentes,mientraselhermanodeTessa,Nate,traicionabala confianza que habían depositado en él y permitía al Magíster, AlexMortmain,entrarenelInstituto,dondehabíaasesinadoadosde lossirvientesyapuntohabíaestado de raptar a Tessa.Cuando llamaron a la chica, dijo lomismo que ya habíadicho:queno sabíadónde sehallabaNate,quenohabía sospechadodeél, quenohabía sabido nada de sus poderes hasta que las Hermanas Oscuras se los habíanmostradoyquesiemprehabíacreídoquesuspadreseranhumanos.
—Richard yElizabethGray han sidominuciosamente investigados—señaló elInquisidor—.No hay ninguna prueba que sugiera que ninguno de ellos fuera otracosaquehumano.Eljoven,elhermano,tambiéneshumano.Bienpodríaser,comosugirióMortmain,queelpadredelachicafueraundemonio,pero,entalcaso,quedalacuestióndelainexistenciadelamarcadebruja.
—Esmuycuriosotodoloreferenteati,inclusoesepoderqueposees—admitióelCónsul,mirandoaTessaconunosojosdeunazulfirmeyclaro—.¿Notienesideadecuálessonsuslímites,suestructura?¿TehanhechoprobarconalgopertenecienteaMortmain,paraversipodíasaccederasusrecuerdosopensamientos?
—Sí,lohe…intentado.Conunbotónqueselecayó.Deberíahaberfuncionado.—¿Pero?Tessanegóconlacabeza.
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—Nopudehacerlo.Nohabíaningunachispaenél,ninguna…vida.Nadaconloqueyopudieraconectar.
El Cónsul le indicó que volviera a sentarse. Ella vio el rostro de BenedictLightwood al hacerlo; los labios estaban apretados en una fina y furiosa línea. Sepreguntóquépodíahaberdichoqueloenfurecieraasí.
—YnadielehavistounpeloaeseMortmaindesdesu…altercadoconlaseñoritaGrayenelSantuario—continuóelCónsulmientrasTessatomabaasiento.
ElInquisidorhojeóunospapelesqueestabanapiladossobreelatril.—Sehanregistradosuscasasysehanencontradototalmentevacíasdecualquier
pertenencia.Susalmacenes se registraronconelmismo resultado. Inclusonuestrosamigos de Scotland Yard lo han investigado. Ese hombre ha desaparecido.Literalmente,comodicenuestroamigoWilliamHerondale.
Will sonrió de oreja a oreja, como si le hubieran hecho un cumplido, aunqueTessaveíalamaliciabajoesasonrisa,comounaluzquesereflejaraenelfilodeunacuchilla.
—Misugerencia—expusoelCónsul—esqueCharlotteyHenryBranwellseancensurados,yquedurantelostresmesespróximoslasaccionesoficialesquerealicenparalaClavedebanpasarpormíparaobtenermiaprobación…
—Mi señor Cónsul…—Una voz firme y clara se alzó entre la multitud. Lascabezas se volvieron, mirando; Tessa tuvo la sensación de que eso, que alguieninterrumpiera al Cónsul, no pasaba con mucha frecuencia—. Si se me permitehablar…
ElCónsulfruncióelceño.—BenedictLightwood—repuso—.Yahastenidooportunidaddehablar,durante
lostestimonios.—No tengoningunaobjeción a los testimonios que se hanofrecido—contestó
éste. Su perfil aguileño resultaba aún más agudo bajo la luz mágica—. Es susentencialaquecuestiono.
ElCónsul se inclinó sobre el atril. Era un hombre robusto, de grueso cuello yamplio pecho, y sus grandes manos parecían capaces, por separado, de rodear elcuellodeBenedictconfacilidad.Tessadeseóque lohiciera.Por loquehabíavistodeljoven,nolecaíanadabien.
—¿Yporquérazón,Benedict?—CreoquehadejadoquesulargaamistadconlafamiliaFairchildleciegueante
los fallosdeCharlotte comodirectoradel Instituto—respondióBenedict, y seoyócómolasalacogíaaire—.Loserrorescometidos lanochedel5de juliohanhechoalgo más que avergonzar a la Clave y hacernos perder la Pyxis. Ha dañadoseveramentenuestrarelaciónconlossubterráneos,alatacaraDeQuinceysinrazón.
—YasehanrecibidovariasquejasenCompensaciones—mascullóelCónsul—,
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pero se responderán de acuerdo con la Ley. Compensaciones no es realmente tuproblema,Benedict…
—Y—continuóéste,elevandoeltono—,lopeordetodo:hadejadoescaparaunpeligrosocriminalconplanesparadesacreditarydestruiraloscazadoresdesombras,y no tenemos ni idea de dónde puede hallarse ahora. Ni tampoco se carga laresponsabilidaddeencontrarloenloshombrossobrelosquedeberíarecaer,¡enlosdeaquellosqueloperdieron!
Alzó la voz. En realidad, en toda la sala se alzó un clamor; Charlotte parecíaconsternada; Henry, confuso, y Will, furioso. El Cónsul, al que se le habíanoscurecidolosojosdeunaformaalarmantecuandoBenedicthabíamencionadoalosFairchild (quienes Tessa supuso que debían de ser la familia de Charlotte),permanecióensilenciohastaqueelvoceríoseextinguió.
—TuhostilidadhaciaellíderdetuEnclavenohablamuybiendeti,Benedict.—Mis disculpas, Cónsul. No creo que mantener a Charlotte Branwell como
directoradelInstituto(porquetodossabemosquelaparticipacióndeHenryBranwelles,comomucho,nominal)sealomejorparalaClave.Creoqueunamujernopuededirigir el Instituto; las mujeres no piensan con lógica y discreción, sino con lasemociones del corazón.NodudodequeCharlotte sea unamujer buenay decente,peroaunhombrenolohabríaengañadounespíatontocomoNathanielGray…
—Amímeengañó—replicóWillmientrasseponíaenpiedeunsaltoymirabaalrededor con ojos ardientes—. Nos engañó a todos. ¿Qué insinuaciones estáhaciendoustedsobreJem,Henryyyomismo,señorLightwood?
—Jemytúsoisunosniños—soltóBenedict,cortante—.YHenrynuncalevantalavistadesumesadetrabajo.
Willcomenzóapasarpordetrásdelrespaldodesusilla;Jemtiródeélhastaquelo hizo sentar a la fuerza, mascullando algo. Jessamine aplaudió, con los ojosbrillantes.
—¡Porfin,estoesexcitante!—exclamó.Tessalamirócondesagrado.—¿Has estado escuchando? ¡Está insultando a Charlotte! —susurró, pero
Jessaminenolehizoningúncaso.—¿YaquiénsugeriríastúparaquedirijaelInstituto?—preguntóelCónsulcon
unavozcargadadesarcasmo—.¿Talvezatimismo?Benedictabriólasmanosenungestodehumildad.—Siustedlodice,Cónsul…Antesdequeacabaralafrase,trespersonassehabíanalzado;Tessareconocióa
doscomomiembrosdelEnclavedeLondres,aunquenosabíasunombre;laterceraeraLilianHighsmith.
Benedict sonrió. Todo el mundo lo miraba; junto a él estaba sentado su hijo
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pequeño, Gabriel, que miraba a su padre con unos ojos verdes inescrutables. Susdelgadosdedosseaferraronalrespaldodelasillaqueteníadelante.
—Tresqueapoyanmipuntodevista—dijoBenedict—.EsoesloquelegalmenteexigelaLeyparadesafiarformalmenteaCharlotteBranwellporlaposicióndelíderdelEnclavedeLondres.
Charlotteahogóungritito,perosiguióinmóvilensusilla,negándoseavolverse.JemaúnagarrabaaWillporlacintura.YJessamineseguíamirandocomosiestuvieracontemplandounaobradeteatro.
—No—replicóelCónsul.—Nopuedeimpedirmequedesafíe…—Benedict, te opusiste a mi nombramiento de Charlotte en cuanto lo hice.
SiemprehasqueridodirigirelInstituto.Ahora,cuandoelEnclavenecesitamásquenuncatrabajarunido,traesladivisiónyladisputaalConsejo.
—El cambio no siempre se logra de forma tranquila, pero eso no lo haceinnecesario.Midesafíopermanece.—Benedictseagarrabalasmanosconfuerza.
ElCónsul tamborileósobreelatril.Asulado,elInquisidorsepusoenpie,conojoscomotémpanos.
—Hassugerido,Benedict—hablófinalmenteelCónsul—,quelaresponsabilidadde encontrar a Mortmain debe recaer sobre los hombros de «aquellos que loperdieron». Creo que estarás de acuerdo con que nuestra máxima prioridad esencontraraMortmain,¿meequivoco?
Benedictasintiósecamente.—Entonces,mi propuesta es ésta: dejemos queCharlotte yHenryBranwell se
encarguen de investigar el paradero de Mortmain. Si en dos semanas no lo hanlocalizado,nipresentanalmenosalgunapruebasólidasobresuparadero,entonceseldesafíoseguirásucurso.
Charlotteseabalanzódegolpehastaelextremodesuasiento.—¡¿LocalizaraMortmain?!—bramó—.¿Henryyyosolos?,¿sinayudadelresto
delEnclave?Cuando el Cónsul le clavó los ojos, sumirada no carecía de amabilidad, pero
tampocolaperdonabadeltodo.—Puedes recurrir a otros miembros de la Clave si tienes alguna necesidad
específicay,naturalmente,losHermanosSilenciososylasHermanasdeHierroestánatudisposición—contestóelCónsul—.Peroencuantoalainvestigación,sí,esolotenéisquehacervosotrosmismos.
—Nomegusta—protestóLilianHighsmith—.Estáis convirtiendo labúsquedadeunlocoenunjuegodepoder…
—Entonces ¿deseas retirar tu apoyo a Benedict? —preguntó el Cónsul—. Sudesafío acabaría y no habría ninguna necesidad de que los Branwell tuvieran que
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demostrarsuvalía.Lilianabriólaboca,yentonces,despuésdequeBenedictleecharaunamirada,la
cerró.Negóconlacabeza.—Acabamosdeperderanuestrossirvientes—dijoCharlotteconvoztensa—.Sin
ellos…—Se os proveerá de nuevos sirvientes, como es lo acostumbrado—repuso el
Cónsul—.Cyril,elhermanodevuestrodifuntosirviente,Thomas,estáviniendodeBristol para unirse a vuestra casa, y el Instituto de Dublín ha prescindido de susegunda cocinera.Ambos son luchadores bien entrenados; a lo que debería añadir,Charlotte,quelosvuestrostambiéndeberíanhaberlosido.
—TantoThomascomoAgathaestabanentrenados—protestóHenry.—Pero hay varios en vuestra casa que no—intervino Benedict—. No sólo la
señorita Lovelace está muy retrasada en su entrenamiento, sino que también ladoncella, Sophie, y esa subterránea de allí…—Señaló a Tessa—. Bueno, ya queparecesdecididaahacerunanuevaincorporaciónatucasa,noseríamalaideasiellayladoncellarecibieranunosconocimientosbásicosdedefensa.
TessamiróaJem,sorprendida.—¿Serefiereamí?Jemasintió.Suexpresiónerasombría.—Nopuedo;¡mecortaríamipropiopie!—exclamóTessa.—Sitienesquecortarleelpieaalguien,cortaeldeBenedict—murmuróWill.—No te pasará nada,Tessa.No es nada que no puedas hacer—comenzó Jem,
peroelrestodesuspalabrasseperdieronbajoelvozarróndeBenedict.—De hecho —decía éste—, como vosotros dos estaréis muy ocupados
investigando el paradero de Mortmain, sugiero prestaros a mis hijos, Gabriel yGideon,queregresahoydeEspaña,paraqueseencarguendelentrenamiento.Ambossonluchadoresexcelentesylesiríabienciertaexperienciacomoentrenadores.
—¡Padre!—protestóGabriel.Parecíahorrorizado;eraevidentequeBenedictnohabíahabladoantesconéldeello.
—Podemos entrenar a nuestros propios sirvientes —replicó Charlotte, pero elCónsulnegóconlacabeza.
—BenedictLightwoodteofreceungenerosoregalo.Acéptalo.Charlotte tenía el rostro enrojecido. Después de un largo momento inclinó la
cabeza,aceptando laspalabrasdelCónsul.Tessasintióquesemareaba.¿La ibanaentrenar?ClaroqueunadesusheroínasfavoritassiemprehabíasidoCapitola,delanovelaTheHiddenHand,quepodíalucharigualqueunhombreysevestíacomosilofuera.Peroesonosignificabaquequisieraserella.
—Muy bien —continuó el Cónsul—. Esta sesión del Consejo se da porterminada; nos volveremos a reunir, en el mismo lugar, en dos semanas. Podéis
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marcharos.Naturalmente, no todos se fueron inmediatamente. Hubo un súbito clamor de
vocescuandolagentecomenzóalevantarsedelosasientosyacharlarexcitadamenteentresí.Charlottepermaneciósentadamuyquieta;Henry,asulado,conaspectodeestarbuscandodesesperadamentealgoconsoladorquedecirle,sinqueseleocurrieranada.Teníalamanoapoyadainsegurasobreelhombrodesuesposa.WilllelanzabaunamiradafuriosaaGabrielLightwood,quemirabafríamenteensudirección.
Lentamente,Charlotte se puso en pie.Henry ya le había puesto lamano en laespalda y le murmuraba algo. Jessamine estaba de pie, y hacía girar su nuevasombrillablancadeencaje.Henryhabríareemplazadolaqueresultódestruidaenlabatallacontra losautómatasdeMortmain.Jessamine llevabaelcabellorecogidoentirantesracimos,comodeuvas,sobrelasorejas.Tessaselevantóenseguida,ytodoelgruposedirigióhaciaelpasillocentraldelasaladelConsejo.Tessacaptósusurrospor ambos lados, retazos de las mismas palabras, una y otra vez: «Charlotte»,«Benedict»,«nuncaencontraránalMagíster»,«dos semanas»,«desafío»,«cónsul»,«Mortmain»,«Enclave»,«humillante»…
Charlottecaminabaconlaespaldaerguida,lasmejillasrojasymirandoalfrente,como si no oyera los murmullos. Will parecía a punto de lanzarse contra lossusurradoresparaadministrarjusticiaapalos,perJemloteníafirmementeagarradoasuparabataiporlachaqueta.SerJem,pensóTessa,debíadesermuyparecidoaserelamodeunperroderazaalquelegustasemorderalosinvitados.Habíaqueteneruna mano constantemente en su collar. Jessamine volvía a parecer aburrida. Noestabademasiado interesadaen loqueelEnclavepensaradeella,odeningunodeellos.
Cuando llegaron a las puertas de la sala del Consejo, casi estaban corriendo.Charlottesedetuvouninstanteparaqueelrestodelgrupolaalcanzara.Lamayoríadelospresentessalíanporlaizquierda,pordondehabíanllegadoTessa,JemyWill,peroCharlottefuehacialaderecha,diovariospasosporelpasillo,torcióunaesquinaysedetuvodegolpe.
—¿Charlotte?—Henry,quellegabaasualtura,parecíapreocupado—.Querida…Sinprevioaviso,Charlotteechóelpiehaciaatrásydiounapatadaalmuro,con
todasufuerza.Comoésteeradepiedra,elpuntapiélecausóalgodedaño;aunasí,soltóunbajogruñido.
—Oh,vaya—exclamóJessamine,mientrashacíagirarlasombrilla.—Sisemepermiteunasugerencia—intervinoWill—.Aunosveintepasosatrás,
enlasaladelConsejo,sehallaBenedict.Siquieresiryprobarapegarleunapatadaaél,terecomendaríaapuntarhaciaarribayunpocohacialaizquierda…
—Charlotte.—Lavozgraveyprofundaeramuyreconocible.Éstasediolavuelta,sorprendida.
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EraelCónsul.LasrunasbordadasenhilodeplataenlasmangasyelbajodesucapadestellabanmientrasélseacercabaalpequeñogrupodelInstituto,conlamiradafijaenlamujer.Conunamanoapoyadaenelmuro,éstanosemovió.
—Charlotte —repitió el cónsul Wayland—, ya sabes lo que siempre decía tupadresobreperderlosestribos.
—Decíaeso,ytambiéndecíaquedeberíahabertenidounhijo—replicóellaconamargura—. De haber sido así, si yo fuera un hombre, ¿me habrías tratado comoacabasdehacerlo?
Henrylepusounamanoenelhombroasuesposa,murmurandoalgo,peroellaseapartó.Susgrandesojos,castañosyheridos,estabanclavadosenelCónsul.
—¿Ycómotehetratado?—preguntóéste.—Comoaunaniñapequeñaquenecesitaunaregañina.—Charlotte, yo soy quien te nombró directora del Instituto y del Enclave—
repuso el Cónsul en un tono exasperado—. Lo hice no sólo porque apreciara aGranvilleFairchildysupieraqueélqueríaquesuhijalosucediera,sinoporquecreíaqueharíasunbuentrabajo.
—TambiénnombrasteaHenry—repusoella—.E inclusonosdijistealhacerloqueeraporqueelEnclaveaceptaríaaunmatrimoniocomosuslíderes,peronoaunamujersola.
—Bien, felicidades, Charlotte.Me parece que ningúnmiembro del Enclave deLondrestienelasensacióndequeHenrylosdirigeenabsoluto.
—Eso es cierto —admitió Henry, mirando al suelo—. Todos saben que soybastanteinútil.Todoloquehasucedidohasidoculpamía,Cónsul…
—Noesverdad—replicóelcónsulWayland—.Hasidounacombinacióndeunacomplacencia generalizada por parte de la Clave, mala suerte y mal momento, yalgunas decisiones no muy acertadas por tu parte, Charlotte. Sí, te consideroresponsabledeellas…
—¡AsíqueestásdeacuerdoconBenedict!—exclamóCharlotte.—BenedictLightwoodesunsinvergüenzayunhipócrita—reconocióelCónsul,
molesto—. Todo el mundo lo sabe. Pero, políticamente, tiene mucho poder, y esmejorcalmarloconestemontajequecontrariarlomásnohaciéndoleningúncaso.
—¿Unmontaje?¿Así lo llamas?—preguntóCharlotteconamargura—.Mehasimpuestounatareaimposible.
—TeheimpuestolatareadelocalizaralMagíster—repusoelcónsulWayland—.ElhombrequeentróenelInstituto,matóatussirvientes,sellevótuPyxisyplaneaconstruir un ejércitodemonstruosmecánicosparadestruirnos a todosnosotros; enresumen, un hombre al que hay que detener. Como líder del Enclave, Charlotte,detenerlo es tu obligación. Si la consideras imposible, entonces, quizá deberíaspreguntarteenprimerlugarporquéansíastantoestepuesto.
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2COMPENSACIÓN
Entoncescompartotupena,permítemeesetristealivio.¡Ah,másquecompartirlo,dametodotudolor!
ALEXANDERPOPE,EloísaaAbelardo
La luz mágica que iluminaba la Gran Biblioteca parecía arder con pocaintensidad,comounavelaquegotearasobresupalmatoria,aunqueTessasabíaquesóloerasuimaginación.Laluzmágica,adiferenciadelfuegooelgas,nuncaparecíadisminuiroagotarse.
Porotraparte,seleestabancomenzandoacansarlosojos,yporelaspectodesuscompañeros,noeralaúnicaalaquelepasaba.Estabantodossentadosalrededordeunadelasmesaslargas,conCharlottealacabeza,yHenryyTessaaladerecha.Willy Jem estaban un poco más allá, uno al lado del otro; sólo Jessamine se habíacolocadoenlaotrapuntadelamesa,apartadadelosdemás.Lasuperficiedelamesaestaba totalmente cubierta de papeles de todo tipo: viejos artículos de periódicos,libros, pergaminos cubiertos con una letra fina e inclinada. Había genealogías devarias familiasMortmain, historias de autómatas, innumerables libros de hechizosparainvocaryparaposeer,yhastaelúltimodatosobreelClubPandemóniumquelosHermanosSilenciososhabíanconseguidodesenterrardesusarchivos.
A Tessa le habían asignado la tarea de leer los artículos de prensa, buscandohistoriassobreMortmainysucompañíanaviera,yseleestabacomenzandoanublarla vista; las palabras le bailaban sobre la página. Sintió alivio cuando Jessaminerompióel largosilencio,mientrasapartabael libroquehabíaestadoleyendo:Sobrelosmotoresdelahechicería.
—Charlotte—dijo—,creoqueestamosperdiendoeltiempo.Éstaalzólamiradaconunaexpresióndolorida.—Jessamine,noesnecesarioquetequedessinolodeseas.Debodecirquedudo
quenadiedenosotrosesperaratuayudaenesteasunto,ycomonuncatehasaplicadomuchoen tusestudios,nopuedoevitarpreguntarmesialmenossabes loqueestásbuscando.¿Podríasdistinguirunhechizodeinvocacióndeunodesujeciónsitelospusieradelante?
Tessa no pudo evitar sorprenderse. Charlotte pocas veces era tan severa conningunodeellos.
—Sí que quiero ayudar —replicó Jessamine de mal humor—. Esas cosasmecánicasdeMortmaincasimemataron.Quieroqueloatrapenylocastiguen.
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—No, no quieres—la contradijoWill,mientras desenrollaba un pergamino tanviejoquecrujía,ymirabaachinandolosojoslossímbolosnegrosquehabíadibujados—.Tú quieres que atrapen y castiguen al hermano deTessa por hacerte creer queestabaenamoradodeticuandoeramentira.
Jessaminesesonrojó.—Noeseso.Quierodecirqueyono…Esque…¡Agg!Charlotte,Will seestá
metiendoconmigo.—Yelsolsealzaporeleste—dijoJemanadieenconcreto.—NoquieroquenosechendelInstitutopornohaber localizadoalMagíster—
insistióJessamine—.¿Estandifícildecomprender?—Atino teecharándel Instituto, echaránaCharlotte.Estoyseguradeque los
Lightwoodtedejaránquedarte.YBenedicttienedoshijosparacasar.Deberíasestarencantada—soltóWill.
Jessaminelehizounamueca.—Cazadoresdesombras.Comosiyofueraaquerercasarmeconunodeellos…—Jessamine,túeresunodeellos.AntesdequeJessaminepudieraresponderle,lapuertadelabibliotecaseabrióy
entróSophie,inclinandolacabezatocadaconunacofiablanca.LedijoalgoenvozbajaaCharlotte,quesepusoenpie.
—ElhermanoEnochestáaquí—informóéstaalgrupo—.Tengoquehablarconél.Will,Jessamine,trataddenomatarosmientrasestoyfuera.Henry,sipudieras…
Dejólafraseamedias.Henryestabamirandounlibro:Ellibrodelconocimientode los ingeniososmecanismos, deAl-Jazirí, ynoprestabaatenciónanadamás.SuesposaalzólasmanosalcieloysemarchódelasalaconSophie.
En cuanto la puerta se cerró detrás de la directora, Jessamine lanzó aWill unamiradaasesina.
—Sicreesqueyonotengolaexperiencianecesariaparapoderayudar,entonces¿porquéestáellaaquí?—SeñalóaTessa—.Noquierosergrosera,pero¿creesqueellapuedediferenciarunhechizodeinvocacióndeunodesujeción?—MiróaTessa—.¿Qué?¿Puedes?Yyapuestos,Will,túprestastantaatenciónenclaseque¿puedesdiferenciarunhechizodesujecióndeunarecetadesuflé?
Elaludidoseechóatrásenlasilla.—«Yonoestoyloco,másquecuandosoplaelnordeste;perocuandocorreelsur,
distingomuybienunhuevodeunacastaña»—citó.—Jessamine, Tessa se ha ofrecido amablemente a ayudarnos, y en estos
momentos necesitamos todos los ojos de los quepodamosdisponer—explicó Jemmuyserio—.Will,nocitesHamlet.Henry…—Seaclarólagarganta—.¡HENRY!
Éstealzólacabeza,parpadeando.—¿Sí, cariño? —Volvió a parpadear, mirando alrededor—. ¿Dónde está
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Charlotte?—Ha ido a hablar con los Hermanos Silenciosos —contestó Jem, al que no
parecíahaberlemolestadoqueHenry lohubiera tomadopor su esposa—.Mientrastanto,metemo…queestoydeacuerdoconJessamine.
—Yel sol se alza por el oeste—replicóWill, que, al parecer, sí había oído elanteriorcomentariodeJem.
—Pero¿porqué?—preguntóTessa—.Ahoranopodemosrendirnos.SeríacomoofrecerleelInstitutoenbandejaaesehorribleBenedictLightwood.
—Noestoydiciendoquenohagamosnada,entendedme.Peroestamos tratandodedescifrarquévaahacerMortmain.Estamosintentandopredecirelfuturoenvezdetratardecomprenderelpasado.
—Ya sabemos el pasado deMortmain, y sus planes—replicóWill, e hizo ungesto indicando los periódicos—. Nacido en Devon, era cirujano en un barco, seconvirtió en un comerciante rico, se acabómezclando en cosas de magia negra yahora planea dirigir el mundo flanqueado por su enorme ejército de criaturasmecánicas.Unahistorianomuyatípicaenunjovenambiciosoydecidido…
—Creoquenuncadijonadadedominarelmundo—interrumpióTessa—.SóloelImperiobritánico.
—Admirablemente literal—repusoWill—. Pero lo que yo quería decir es quesabemos de dónde viene Mortmain. No es nuestra culpa si eso no era muyinteresante…—Dejólafraseamedias—.¡Ah!
—¿Ah, qué?—quiso saber Jessamine, ymiró deWill a Jemcomo si estuvieraofendida—.Osaseguroquelamaneraenqueparecequeosleáiselpensamientomeponelospelosdepunta.
—Ah—siguióWill—.Jemestabapensando,yyoestaríadeacuerdo,quelavidadeMortmain es, por así decirlo, una tontería.Algunasmentiras, algunas verdades,pero seguramente no hay nada que nos ayude. Sólo son cuentos que se fueinventando para dar a los periódicos algo que escribir sobre él. Además, no nosimportacuántosbarcostiene;loquequeremossaberesdóndeaprendiómagianegraydequién.
—Yporquéodiaaloscazadoresdesombras—añadióTessa.LosazulesojosdeWillsedesplazaronlentamentehaciaella.—¿Esodio?—inquirió—.Mepareciómásqueeraunasimpleambicióndepoder.
Connosotrosfueradejuego,yconelejércitomecánicoasulado,podríaconseguirelpoderquequisiera.
Tessanegóconlacabeza.—No,esmásqueeso.Mecuestaexplicarlo,pero…odiaa losnefilim.Esalgo
muypersonal.Y tiene algoquever con ese reloj.Es…, es como si desearaque lerecompensaranporalgomaloquelehanhecho.
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—Compensación—dijoJemderepentemientrasdejabalaplumaqueteníaenlamano.
Willlomiróconfuso.—¿Esunjuego?¿Soltamoslaprimerapalabraquesenosocurra?Enesecaso,la
míaes«genufobia».Significaunmiedoirracionalalasrodillas.—¿Y cuál es la palabra para un miedo perfectamente racional a los idiotas
molestos?—preguntóJessamine.—LaseccióndeCompensacionesdelosarchivos—continuóJem,sinhacercaso
a ninguno de los dos—.ElCónsul lamencionó ayer, y nome lo he quitado de lacabezadesdeentonces.Nohemosmiradoahí.
—¿Compensaciones?—inquirióTessa.—Cuandoun subterráneo, o unmundano, alegaqueun cazador de sombras ha
violado la Ley al tratar con él, el subterráneo presenta una queja a través deCompensaciones.Hayunjuicio,yalsubterráneoseleconcedealgúntipodepago,encasodequepuedaprobarquetienerazón.
—Bueno,pareceunpoco tontomirarahí—comentóWill—.Mortmainnovaapresentar ninguna queja contra los cazadores de sombras a través de los canalesoficiales.«Muymolestoporqueloscazadoresdesombrassenegaranamorircuandoyo quería. Exijo compensación. Por favor, envíen un cheque a A. Mortmain,KensingtonRoad,18.»
—Ya basta de guasa—intervino Jem—.Tal vez no haya odiado siempre a loscazadoresde sombras.Quizáalgunavez intentaraconseguirunacompensaciónporloscanalesoficiales,yelsistemalefalló.¿Quéperdemosconpreguntar?Lopeorquepuedepasaresqueacabemosconnada,queesjustoloquetenemosahora.—Sepusoenpieyseechóhaciaatráselcabelloplateado—.VoyapillaraCharlotteantesdequesemarcheelhermanoEnochyadecirlequepidaalosHermanosSilenciososquerevisenlosarchivos.
Tessaselevantódelasilla.NoleapetecíaquedarsesolaenlabibliotecaconWillyJessamine,quienes,sinduda,ibanadiscutir.ClaroqueHenrytambiénestabaallí,peroalparecerestabaechandounacabezaditasobreunapiladelibros,einclusoenelmejordeloscasosnoserviríademucho.EstarcercadeWillyaleresultabaincómodocasisiempre;sóloselehacíasoportableconJem.Dealgúnmodo,JemeracapazdelimarlosásperosbordesdeWillyhacerlocasihumano.
—Voy contigo, Jem—dijo—.Además, hay…, hay algo que quiero hablar conCharlotte.
Jemparecióagradablementesorprendido;Willmiródelunoalotroyechólasillahaciaatrás.
—Llevamosdíasentreestoslibrosmohosos—proclamó—.Misbellosojosestáncansados,ytengocortesdepapelenlasmanos.¿Veis?—Extendiólosdedos—.Voy
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adarunpaseo.—Quizápodríasusaruniratzeparacurártelos—soltóTessasinpodercontenerse.Willlamirómolesto.Síqueteníaunosbellosojos.—Servicialcomosiempreyentodaocasión,Tessa.Ellaledevolviólamirada.—Miúnicodeseoesayudar.JemlepusolamanoaWillenelhombro.—Tessa,Will.Nocreo…—comenzóconvozpreocupada.Peroelchicoyaseiba;cogiólachaquetayalsalirdelabibliotecadiounportazo,
contalfuerzaqueelmarcodelapuertavibró.Jessamineseechóhaciaatrásenlasillayentornósusojoscastaños.—Quéinteresante.A Tessa le temblaban lasmanosmientras se ponía tras la oreja unmechón de
cabellosuelto.NolegustabanadaqueWill lecausaraeseefecto.Loodiaba.Sabíaqueeraunatontería.Sabíaloqueélpensabadeella.Quenoeranada,quenovalíanada. Aun así, unamirada de él podía hacerla temblar con unamezcla de odio yanhelo.Eracomovenenoen lasvenas,y Jemeraelúnicoantídoto.Sóloconél sesentíasobretierrafirme.
—Vamos—dijoJem,ylacogiódelbrazoconsuavidad.Uncaballeronotocaríaaunadamaenpúblico,peroenelInstituto,loscazadores
de sombrasmantenían una relaciónmás familiar entre ellos que losmundanos delexterior.Cuandoellasevolvióparamirarlo,Jemlesonrió.—Poníatododesímismoencadasonrisa;parecíasonreírconlosojos,conelcorazón,contodosuser.
—BusquemosaCharlotte.—¿Yquésesuponequedebohaceryomientrasnoestáis?—preguntóJessamine,
molesta,mientrasellossedirigíanhacialapuerta.Jemlamiróvolviendolacabeza.—SiemprepuedesdespertaraHenry.Parecequevuelveacomerpapeldormido,
yyasabeslopocoquelegustaesoaCharlotte.—¡Qué lata!—exclamóJessamineconun suspirodeexasperación—.¿Porqué
siempremetocahacerlascosasmástontas?—Porque no quieres hacer las importantes —repuso Jem, que sonaba lo más
parecido a irritado que Tessa le había oído nunca. Ninguno de ellos notó la fríamiradaque Jessamine les lanzómientras salíande labibliotecayavanzabanporelpasillo.
—ElseñorBaneestabaesperandosullegada,señor—dijoelcriado,yseapartóparapermitirlaentradaaWill.ElnombredelsirvienteeraArcher,oWalker,oalgoasí,pensóelcazadordesombras,yeraunodelossiervoshumanosdeCamille.Como
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todos los que estaban sometidos a la voluntad de un vampiro, tenía un aspectoenfermizo,conunapielapergaminadaypálida,yuncabellofinoygrasiento.Parecíatan contentodever aWill comoun comensal enuna cenapodía estarlo dever ungusanosalirdedebajodelalechugadesuplato.
En cuantoWill entró en la casa, el olor le impactó.Era el olor amagia negra,comodeazufremezcladoconelTámesisenundíacaluroso.Willarrugólanariz.Elcriadolomiróaúnconmásdesprecio.
—El señor Bane está en el salón. —Su voz indicaba que no había ningunaposibilidaddequefueraaacompañaraWillhastaallí—.¿Medasuabrigo?
—Noseránecesario—contestóWill.Conlaprendapuesta,Willsiguióeloloramagiaporelpasillo.Seintensificóal
acercarsealapuertadelsalón,queestababiencerrada.Hilillosdehumosalíanporlarendijadedebajodelapuerta.Willinspiróhondoelaireacreylaabrió.
El interior del salón parecía curiosamente despejado.Al cabo de unmomento,Will se dio cuenta de que era así porqueMagnus había cogido todos los pesadosmueblesdeteca,inclusoelpiano,yloshabíapuestocontralasparedes.Unaelegantelámparadegascolgabadeltecho,perolailuminacióndelasalaproveníadedocenasdegruesasvelasnegrascolocadasencírculoenelcentrodelahabitación.Magnussehallabajuntoalcírculo,conunlibroabiertoenlasmanos;sehabíaaflojadoelfularpasadodemodaquellevabaalcuello,yteníaeloscurocabelloencrespadoalrededordel rostro, como si se le hubiera cargado de electricidad estática. Alzó la miradacuandoWillentróylesonrió.
—¡Justo a tiempo!—exclamó—. Estoy convencido de que esta vez lo hemoslogrado.Will, te presento aThammuz, undemoniomenorde la octavadimensión.Thammuz,tepresentoaWill,uncazadordesombrasmenorde…Gales,¿verdad?
—Te sacaré los ojos—siseó la criatura que se hallaba sentada en el centrodelardientecírculo.Sindudaeraundemonio,denomásdeunmetrodealto,conlapielazulclaro,tresojoscandentesynegroscomolabrea,ylargasgarrasderojosangreenlasmanosdeochodedos—.Tearrancarélapieldelacara.
—Noseasgrosero,Thammuz—loregañóMagnus,yaunquesutonoeraligero,derepenteelcírculodevelaslanzólargasybrillantesllamaradashaciaarriba,loquehizo que el demonio se acurrucara sobre sí mismo con un grito—. Will tienepreguntas.Túselasresponderás.
Willnegóconlacabeza.—Nosé,Magnus—dudó—.Nomeparecequeseaéste.—Dijistequeeraazul.Ésteesazul.—Esazul—reconocióelnefilim,yseacercómásalcírculodellamas—.Peroel
demonioquenecesito…Bueno,eradeunazulcobalto.Ésteesmás…liliáceo.—¿Quéme has llamado?—rugió furioso el demonio—. ¡Acércate, cazador de
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sombrasdetresalcuarto,ydéjamequemeregalecontuhígado!Teloarrancarédelcuerpomientrasgritas.
WillmiróaMagnus.—Tampocosuenacomodebe.Lavozesdiferente.Yelnúmerodeojos.—¿Estássegurode…?—Totalmenteseguro—contestóWillconunavozquenopermitíacontradicción
—.Noesalgoquevayaaolvidar,opuedahacerlo.Magnussuspiróysevolvióhaciaeldemonio.—Thammuz—ledijo,leyendoenvozaltadellibro—,teconmino,porelpoder
delacampana,ellibroylavela,yporlosgrandesnombresdeSammael,AbbadonyMolock, a que digas la verdad. ¿Te has encontrado alguna vez con el cazador desombrasWillHerondaleantesdehoy,oconcualquieradesusangreolinaje?
—Nolosé—respondióeldemonio,petulante—.Todosloshumanossoniguales.—¡Contéstame!—LavozdeMagnussealzósecayautoritaria.—Oh,muybien.No,nuncalohevistoantes.Lorecordaría.Tienepintadetener
buensabor.—Thammuzpusounasonrisairónica,mostrandolosafiladosdientes—.Noheestadoenestemundodesdehace…oh,unoscienaños,quizámás.Nuncameacuerdodeladiferenciaentrecienymil.Detodasformas,laúltimavezqueestuveaquí todalagentevivíaencabañasdebarroycomíagusanos.Asíquedudoqueélestuvieraporaquí—señalóaWillconundedodemuchosnudillos—,anoserquelosterrestresvivanmuchomásdeloquesemehizocreer.
Magnuspusolosojosenblanco.—Yaveoqueestásdecididoanoayudarennada,¿verdad?Eldemonioseencogiódehombros,ungestomuyhumano.—Mehasobligadoadecirlaverdad.Lahedicho.—Bueno,entonces¿hasoídohablaralgunavezdeundemoniocomoelquehe
descrito?—intervinoWill, conundejededesesperaciónen lavoz—.Azuloscuro,conunavozrasposa,comodepapeldelija…Yteníaunacolalargayconpinchos.
Thammuzlomiróconexpresiónaburrida.—¿TienesideadecuántasclasesdedemonioshayenelVacío,nefilim?Cientosy
cientos de millones. La gran ciudad demonio de Pandemónium hace que vuestroLondres parezca una aldea. Demonios de todas las formas, tamaños y colores.Algunospuedencambiardeaspectoavoluntad…
—Oh,entoncescállatesinovasaayudarennada—replicóMagnus,ycerróellibrodegolpe.Alinstante,lasvelasseapagaron,yeldemoniosedesvanecióconungritodesorpresa,dejandotrasdesísólounoszarcillosdehumomaloliente.
ElbrujomiróaWill.—Estabaconvencidodequeestavezhabíadadoconelbueno.—Noesculpa tuya.—Willse tirósobreunode losdivanesapoyadoscontra la
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pared. Tenía calor y frío almismo tiempo, y los nervios le cosquilleaban con unadecepciónqueestabatratandodetragarsesindemasiadoéxito.Inquieto,sesacólosguantes y se losmetió en el bolsillo del abrigo, que aún llevaba abrochado—.Lointentas.Thammuztienerazón.Notehedadomuchoconloquetrabajar.
—Supongo—dijoMagnus—quemehascontadotodoloquerecuerdas.AbristelaPyxisysoltasteaundemonio.Temaldijo.Quieresqueencuentreaesedemonioyveasitesacalamaldición.¿Esesotodoloquepuedesdecirme?
—Es todo lo que puedo decirte —contestó Will—. No me serviría de nadaguardarme información de forma innecesaria, cuando sé lo que te estoy pidiendo.Quemeencuentresunaagujaenun…Dios,nisiquieraenunpajar.Unaagujaenunatorrellenadeagujas.
—Metelamanoenunatorredeagujas—repusoMagnus—,ylomásprobableesquetepinchesmucho.¿Estássegurodequeesestoloquequieres?
—Estoy seguro de que la alternativa es peor—afirmóWillmientrasmiraba elpunto ennegrecidodel suelodondehabía estadoel demonio.Se sentía agotado.Larunadeenergíaque sehabíapuestoesamañanaantesde salirhacia la reunióndelConsejohabíaperdidosufuerzaalmediodía,y lacabeza lepalpitaba—.Hevividoconestodurantecincoaños.Laideadevivirasíaunqueseaunomásmeasustamásquelaideadelamuerte.
—Eresuncazadordesombras;notemesalamuerte.—Claro que sí —replicó Will—. Todo el mundo teme a la muerte. Quizá
hayamos nacido de los ángeles, pero no tenemos más idea que tú de lo que haydespués.
Magnusseacercóaélysesentóenelladoopuestodeldiván.Susojosdecolorverdedoradobrillabancomolosdeungatobajolatenueluz.
—Nosabessidespuésdelamuertesólohaylanada.—Tampocosabestúquenolahaya,¿verdad?Jemcreequetodosrenacemos,que
lavidaesunarueda.Morimos,giramos,renacemoscomomerecemosrenacer,segúnlo que hayamos hecho en este mundo.—Will se miró las uñas mordisqueadas—.Seguramente,yorenacerécomounababosaalaquealguienechasal.
—LaRuedadelaTrasmigración—señalóMagnus.Sonrió—.Bueno,míraloasí.Debesdehaberhechoalgobuenoentuúltimavidapararenacercomoeres.Nefilim.
—Oh, sí —reconoció Will en un tono neutro—. He tenido mucha suerte. —Apoyó la cabeza en el diván, exhausto—. Supongo que necesitarás más…ingredientes.MeparecequelaviejaMoldeCrossBonessedebedeestarhartandodemí.
—Tengootroscontactos—explicóMagnus,queclaramentesentía lástimadeél—,yantesnecesitoinvestigarmás.Simepudierasdecirdequéeslamaldición…
—No.—Willseincorporódegolpe—.Nopuedo.Yatelohedichoantes,incluso
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hecorridoungranriesgohablándotedesuexistencia.Siteexplicaramás…—Entonces¿qué?Déjameadivinar.No losabes,peroestássegurodequesería
malo.—Nomehagasempezarapensarquemeheequivocadorecurriendoati…—EstotienequeverconTessa,¿verdad?Durante los últimos cinco años,Will se había entrenadopara no demostrar sus
emociones: sorpresa, cariño, esperanza, alegría… Estaba convencido de que suexpresiónnohabíacambiado,perooyólatensiónensuvozalcontestaraMagnus.
—¿Tessa?—Hanpasadocincoaños—prosiguióMagnus—.Sinembargo,dealgunamanera
has conseguido pasar todo este tiempo sin decírselo a nadie. ¿Qué tipo dedesesperación te trajo a mí, en medio de la noche bajo una tormenta? ¿Qué hacambiado en el Instituto?Sólo semeocurre una cosa, y bastante bonita, con unosgrandesojosgrises…
Will se puso en pie con tal brusquedad que casi tumbó el alargado y mullidoasiento.
—Hayotrascosas—afirmó,tratandodenomostrarnadaenlavoz—.Jemseestámuriendo.
Magnuslomiróalosojosconfrialdad.—Lleva muriendo cinco años —replicó—. Ninguna maldición que tú tengas
puedeagravaromejorarsuestado.Willsediocuentadequeletemblabanlasmanos;apretólospuños.—Noloentiendes…—Séque soisparabatai—admitióelmago—.Séque sumuerte seráunagran
pérdidaparati.Peroloquenosé…—Sabes lo que hace falta que sepas.—Will sintió frío, aunque la sala estaba
calienteyélllevabapuestoelabrigo—.Tepagarémás,siconesodejasdehacermepreguntas.
Magnuspusolospiessobreeldiván.—Nadaharáquedejedehacertepreguntas—confesó—.Peroharéloquepueda
pararespetartureserva.ElaliviorelajólasmanosdeWill.—Entonces,seguirásayudándome.—Seguiréayudándote.—Magnuspusolasmanostraslacabezayseechóhacia
atrás,mirandoaWillconlosojosentornados—.Aunquepodríaayudartemássimedijeras la verdad, haré lo que pueda. Me resultas curiosamente interesante, WillHerondale.
Ésteseencogiódehombros.—Esoyaessuficienterazón.¿Cuándoplaneasintentarlodenuevo?
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Magnusbostezó.—Seguramente, este fin de semana. Te enviaré unmensaje el sábado si hay…
novedades.«Novedades.Maldición.Verdad.Jem.Morir.Tessa.Tessa.Tessa.»SunombreleretumbabaaWillenlacabezacomounacampana;sepreguntósi
algún otro nombre sobre la tierra tendría una resonancia tan persistente.No podíahaber tenido un nombre feo, ¿verdad? Algo comoMildred. No se podía imaginarpasarselasnochesenvela,mirandoaltechomientrasvocesinvisibleslesusurraban«Mildred»aloído.Pero«Tessa»…
—Gracias—respondióbruscamente.Habíapasadodetenerfríoatenercalor;lahabitación le resultaba agobiante, aún con el olor a cera quemada—. Entoncesesperaréansiosotusnoticias.
—Sí,deacuerdo—convinoMagnus,ycerrólosojos.Willnopudodecirsielmagorealmenteestabadurmiendoosóloesperandoaque
él se fuera; de una forma u otra, resultaba evidente que quería que se marchara.Finalmente,nosinciertoalivio,lohizo.
SophieestabadecaminohacialahabitacióndelaseñoritaJessamine,parasacarlascenizasylimpiarlarejilladelachimenea,cuandooyóvocesenelpasillo.Enlacasa donde había trabajado antes le habían enseñado a «hacer sitio»: a volverse ymirarhacia lapared cuandopasaban sus señores, y esforzarse todo loposibleparaparecerunmueble,algoinanimadoqueellospodíanpasarporalto.
CuandofuealInstitutosequedóparadaalverqueallílascosasnofuncionabanasí.Primero,paraserunacasatangrande,lesorprendióquetuvieratanpocoservicio.Alprincipionosediocuentadequeloscazadoresdesombrashacíanmuchascosasque una típica familia de buena cuna consideraría que no correspondían a su altoestatus: se encendían el fuego, hacían parte de la compra, mantenían limpias yordenadassalascomoladeentrenamientoyladearmas…SehabíasorprendidodelafamiliaridadconlaqueAgathayThomastratabanasusseñores,sinpensarquesuscompañerosdelservicioprocedíandefamiliasquellevabangeneracionessirviendoaloscazadoresdesombras,oqueteníanpoderesmágicospropios.
Ellaprocedíadeuna familiapobre,y lahabían llamado«estúpida»y lahabíanabofeteado con frecuencia al principio de trabajar de doncella, porque no estabaacostumbradaalosmueblesdelicadosoalaplataauténtica,oalaporcelanatanfinaque se podía ver el oscuro té a contraluz. No obstante había aprendido, y cuandoresultóevidentequeibaasermuyguapa,lahabíanascendidoadoncelladesala.Estaocupacióneraprecaria.Sesuponíaqueteníaqueestarguapapara losde lacasa,y,portanto,susalariodisminuíaconcadaañoquecumplíadespuésdelosdieciocho.
Ir a trabajar al Instituto había sido un alivio tal—allí no tenían en cuenta que
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tuvierayacasiveinteaños,nadieleexigíaquemiraraalaparedniningunapersonamostrabasudesagradoporquehablasesinquesehubierandirigidoaellaantes—quecasi pensaba que valía la pena la desfiguración que había sufrido en su hermosorostro amanos de su último señor.Aún evitabamirarse al espejo, pero la horriblesensacióndepérdidahabía idodesapareciendo. Jessamine seburlabadeellapor lalarga cicatriz que le afeaba la mejilla, pero los otros no parecían notarlo, exceptoWill,quealgunavezdecíaalgodesagradable,perodeunaformacasimecánica,comosi,enlugardedecirlodecorazón,lohicieraporqueesofueraloqueseesperaradeél.
PerotodoesoeraantesdequeseenamoraradeJem.Enesemomentoreconociósuvozavanzandoporelpasillo,riendo;ylaseñorita
Tessa estaba respondiéndole. Sophie notó una ligera presión extraña en el pecho.Celos. Se despreciaba por ello, pero no podía evitarlo. La señorita Tessa siemprehabíasidoambleconella,yhabíaunavulnerabilidadtanenormeensusenormesojosgrises…tantanecesidaddeunaamiga…que resultaba imposibledespreciarla.Aunasí,laformaenqueelseñorJemlamiraba…yTessaniparecíanotarlo.
No. Sophie no podría resistir encontrárselos a los dos en el pasillo, con JemmirandoaTessacomolohacíaúltimamente.Conlaescobayelcubocontraelpecho,Sophieabriólapuertamáscercana,semetiódentroylaajustóasuespalda,dejandounapequeñarendija.ComolamayoríadelashabitacionesdelInstituto,aquéleraundormitoriosinusar,paracazadoresdesombrasdevisita.Cadaquincedíasoasí,dabaunrepasoalashabitacionessinadielasestabausando;salvoencasosexcepcionales,estabansiemprevacías.Enésahabíabastantepolvo;lasmotasbailabanenlaluzqueentraba por la ventana, y Sophie contuvo un estornudomientras apretaba el rostroparamirarporlarendijaabiertadelapuerta.
No se había equivocado. Eran Jem y Tessa, yendo hacia ella por el pasillo.Parecíantotalmentecentradoselunoenelotro.Jemllevabaalgo,queparecíacomoropa doblada, y Tessa reía de algo que él había dicho. Ellamiraba un poco haciaabajo y hacia el otro lado; él la miraba intensamente, como se hacía cuando unopensabaquenoloobservaban.Élteníaaquellaexpresiónenelrostro,laqueporlogeneralsólomostrabacuandotocabaelviolín,comosiestuvieratotalmenteabsortoyencantado.
Sophienotóundolorenelcorazón.Eratanguapo…Siemprelehabíaparecidohermoso.Lamayoríade lagentehablabadeWill,de loatractivoqueera,peroellapensabaqueJemeramilvecesmásguapo.Teníaelaspectoetéreodelosángelesdelos cuadros, y aunque sabía que el color plateado de la piel y el cabello era elresultadodelamedicinaquetomabaparasuenfermedad,nopodíaevitarquetambiénle pareciera encantador. Y era amable, firme y considerado. Pensar en sus manosacariciándoleelcabello,apartándoselodelrostro,lahacíasentirsetranquila,mientrasque,porlogeneral,pensarenunhombre,inclusoenunchico,tocándoleelrostrola
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había sentir vulnerable y enferma. Jem tenía las manos más cuidadosas y bienhechas…
—Nomeacabodecreerquevenganmañana—estabadiciendoTessa,mientrasvolvía la mirada hacia Jem—. Tengo la sensación como si a Sophie y a mí nosarrojaranaBenedictLightwoodparacalmarlo,comounhuesoaunperro.Nopuedeimportarlerealmentesiestamosentrenadasono.SóloquierequesushijosesténenestacasaparamolestaraCharlotte.
—Es cierto—reconoció Jem—.Pero ¿por qué no aprovechar el entrenamientocuandoteloofrecen?PoresoCharlotteestátratandodeanimaraJessamineparaquetomeparte.Encuantoati,dadotutalento,inclusosiMortmainnoesunaamenaza,yyodiríaqueahoranoloes,habráotrosquesesientanatraídospor tupoder.Mejorqueaprendascómoquitártelosdeencima.
Tessase llevó lamanoalángelque lecolgabadelcuello;ungestohabitualdelqueseguramentenisedabacuenta,pensóSophie.
—Sé loquediría Jessie.Diríaque loúnicoquenecesitaaprenderaquitarsedeencimasonsusmuchosyatractivospretendientes.
—¿Acasonopreferiríaaprenderaquitarsedeencimalosquenoseanatractivos?—Nosisonmundanos—respondióTessaconunasonrisatraviesa—.Prefierea
unmundanofeoqueauncazadordesombrasatractivo.—Esomepone totalmente fuera de combate, ¿verdad?—bromeó Jem con una
expresióndefingidadecepción,yTessavolvióareír.—Es una pena —se lamentó después—. Cualquier chica tan bonita como
Jessaminedeberíapoderelegir,peroestátanobstinadaenqueuncazadordesombrasnolesirve…
—Túeresmuchomásbonita—lainterrumpióJem.Tessa lomiró sorprendida,y se sonrojó.Sophienotódenuevounapunzadade
celos enelpecho, aunqueestabade acuerdocon Jem. Jessamineeraguapadeunaformatradicional,unaVenusdebolsillo,porllamarlodealgúnmodo,perosuagriaexpresiónhabitual le restaba encanto.Encontraste,Tessa teníaunatractivocálido,consuespesocabellooscuroyondulado,yunosojosgrisescomoelmarquecrecíanen ti cuanto más la conocías. Había inteligencia en su rostro, y humor, lo queJessaminenotenía,oalmenosnomostraba.
Jem se detuvo ante la puerta de la señorita Jessamine y llamó. Al no obtenerrespuesta se encogió de hombros, se agachó y colocó la tela oscura delante de lapuerta.
—Nuncaselopondrá—auguróTessa,yseleformaronhoyuelosalsonreír.Jemseincorporó.—Nomehecomprometidoameterlaalafuerzaenesaropa,sóloaentregársela.Volvióacaminarporelpasillo,conTessaasulado.
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—No sé cómo Charlotte puede soportar hablar con el hermano Enoch tan amenudo.Medaescalofríos—comentóella.
—Oh,nosé.Prefieropensarque,cuandoestánencasa,losHermanosSilenciososse parecen mucho a nosotros. Haciéndose bromas en la Ciudad Silenciosa,preparandoquesotostado…
—Esperoquejueguenahacermímica—ironizóTessa—.Asípodríanaprovecharsutalentonatural.
Jemseechóareír,yentoncestorcieronlaesquinadelcorredoryseperdierondevista.Sophiesedejócaercontraelmarcode lapuerta.NocreíahaberhechoreíraJemasínunca;nocreíaquenadielohubierahechoexceptoWill.Habíaqueconocermuy bien a alguien para hacerle reír así. Pensó que hacía mucho que estabaenamoradadeél.¿Cómoeraquenoloconocíaenabsoluto?
Conunsuspiroderesignación,sedispusoasalirdesuescondite;eneseprecisomomento se abrió la puertadel dormitoriode la señorita Jessamine, y suocupanteemergió.Sophievolvióahundirseenlassombras.Lajovenllevabaunalargacapadeviajedeterciopelo,quelecubríalamayorpartedelcuerpo,desdeelcuellohastalospies.Sehabía recogidoelcabello,yenunamano llevabaunsombrerodehombre.SophiesequedóheladadelasorpresacuandoJessaminemiróhaciaabajo,violaropaasuspiesehizounamueca.Lametiódentrodelahabitacióndeunapatada,loquepermitióaSophieverquellevabapuestasunasbotasdehombre,ycerrólapuertasinhacerruido.Miróaunladoyaotrodelpasillo,secolocóelsombreroenlacabeza,searrebujóbajolacapayseescabullóentrelassombras,dejandoaSophiemirándola,perpleja.
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3MUERTEINJUSTIFICABLE
Amigosfueronenlajuventud;perolosmurmullospuedenenvenenarlaverdad;ylaconstanciaviveenlosreinosdeloalto;ylavidaesespinosa,ylajuventudvana;
ymereceeraquienamamosescomounalocuraparaelcerebro.
SAMUELTAYLORCOLERIDGE,Christabel
Aldíasiguiente,despuésdeldesayuno,CharlotteindicóaTessayaSophiequevolvieran a sus habitaciones, se vistieran con el uniforme recién adquirido y sereunieranconJemenlasaladeentrenamiento,dondedebíanesperaraloshermanosLightwood.Jessaminenohabía idoadesayunar,aduciendoundolordecabeza,yaWill tampoco se lo encontraba por ninguna parte. Tessa sospechó que estaríaescondido, para evitar verse obligado a ser amable con Gabriel Lightwood y suhermano.Ellasólopodíaculparloenparte.
Devueltaensucuarto,mientrascogíaeluniforme,Tessanotólosnerviosenelestómago;eratandiferentedetodoloquehabíallevadoantes…Sophienoestabaallíparaayudarlaconlanuevaropa.Partedelentrenamiento,claro,consistíaensercapazde vestirse y de familiarizarse con el uniforme: zapatos planos, pantalones sueltosconfeccionadosconungruesomaterialnegroyunatúnicalargahastalasrodillas,quese ajustaba con un cinturón. Era la misma ropa con la que había visto luchar aCharlotte, y también lamisma que había visto dibujada en elCódice. Entonces lehabíaparecidoextraña,perollevarlapuestaresultabatodavíamásraro.SitíaHarrietlapudieraver,pensóTessa,sindudasehabríadesmayado.
Se encontró con Sophie al pie de la escalera que llevaba a la sala deentrenamiento del Instituto. No intercambiaron palabra, sólo sonrisas de ánimo.Pasado un momento, Tessa subió delante los escalones, un tramo de madera conbarandillastanviejasquelamaderahabíacomenzadoaastillarse.Resultabaextraño,reflexionóTessa,subirunaescaleraynotenerquepreocuparseporcogerselasfaldaspara no pisar el bajo. Aunque tenía el cuerpo cubierto por completo, se sentíacuriosamentedesnudaenesaropadeentrenamiento.
La ayudaba tener aSophie a su lado; resultaba evidenteque ella se encontrabaigualmente incómoda en su uniforme de cazadora de sombras. Cuando llegaron alfinaldelaescalera,Sophieabriólapuertayentraronensilencioenlasala,juntas.
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EraindiscutiblequeestabanenlomásaltodelInstituto,enunasalaadyacentealdesván, y casi de doble tamaño. El suelo era demadera pulida con varios dibujosesparcidos sobre su superficie y realizados en tinta negra: círculos, cuadrados,algunos numerados. Cuerdas largas y flexibles colgaban de las grandes vigasinclinadas del techo, sólo visibles a medias entre las sombras. Antorchas de luzmágicabrillabanalolargodelasparedes,alternándoseconarmascolgadas:mazasyhachas,ytodotipodeotrosobjetosconaspectoletal.
—¡Uf!—exclamóSophie,yseestremecióalmirarlos—.¿Noparecendelomáshorrible?
—Lo cierto es que reconozco unas cuantas del Códice —comentó Tessaseñalando—.Esadeahíesunaespadalarga,yhayunestoqueyunflorete,yesaqueparecequenecesiteslasdosmanosparacogerlaesunespadón,meparece.
—Casi—dijounavoz,muydesconcertante,porencimadesucabeza—.Esunaespadadeverdugo.Sobretodoparalasdecapitaciones.Sepuedeverporquenotieneunapuntaafilada.
Sophie soltó un gritito de sorpresa y se echó atrás cuando una de las cuerdascomenzó a moverse y una oscura figura apareció sobre su cabeza. Era Jem, quedescendíapor lacuerdaconlaeleganteagilidaddeunpájaro.Aterrizósinesfuerzoanteellasysonrió.
—Misdisculpas.Nopretendíaasustaros.Iba también vestido con el uniforme, aunque en vez de una túnica llevaba una
camisaquesólolellegabaalacintura.Unaúnicacorreadecuerolecruzabaelpecho,yelmangodeunaespadalesobresalíatraselhombro.Laoscuratonalidaddelaropahacíaquesupielparecieraaúnmáspálida,yelcabelloylosojos,másplateadosquenunca.
—Sí,noshassobresaltado—admitióTessaconunalevesonrisa—,peronopasanada.EstabacomenzandoapensarquenosibaisadejaraSophieyamíaquísolasparaquenosentrenáramosmutuamente.
—Oh,losLightwoodvendránenseguida—explicóJem—.Sólollegantardeparadejarclaroquenotienenquehacerloquelesdecimos,oloquelesdicesupadre.
—Ojaláfuerastúelquenosentrenara—soltóTessaimpulsivamente.Elchicopareciósorprenderse.—Nopodría…aúnnoheacabadomipropioentrenamiento.Pero cuando sus ojos se encontraron, y en otro momento de silenciosa
comunicación,Tessaoyóloquelesdecíarealmente:«Noestoybienconlasuficientefrecuenciaparapoderentrenarosdeunamanerafiable».
Derepente,Tessanotóunnudoenlagarganta,ymiróaJemalosojos,esperandoqueélpudieraleerenellossusilenciosacompasión.Noqueríaapartarlamirada,yseencontrópreguntándosesi la formaenquesehabía recogidoelcabellohaciaatrás,
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sujetándoseloenunmoñodelqueningúnmechónpodíaescapar,resultaríadelomásdesfavorecedora.Aunquetampocoimportaba,claro.Despuésdetodo,sóloeraJem.
—Nonos harán un entrenamiento completo, ¿verdad?—preguntóSophie, y suvoz preocupada interrumpió sus pensamientos—. El Consejo sólo dijo quenecesitábamosaprenderadefendernosunpoco…
JemapartólamiradadeTessa;laconexiónsequebródegolpe.—Nohaynadadeloquetenermiedo,Sophie—contestóconsuafablevoz—.Y
tealegrarásdehacerlo;siempreesútilqueunachicaguapasepaquitarsedeencimalasatencionesindeseadasdeuncaballero.
Elrostrodeladoncellasetensó,lacicatrizdelamejillasepusotanrojacomosiselahubieranpintado.
—Noseburle—replicó—.Notienegracia.Jemparecióperplejo.—Sophie,nopretendía…Eneseinstante,lapuertadelasaladeentrenamientoseabrió.Tessasevolvióy
vio aGabrielLightwood entrando en la sala, seguidodeunmuchachoque ella noconocía.MientrasqueGabriel eradelgadoyde cabellooscuro, el desconocido eramusculoso y con un espeso cabello rubio pajizo. Ambos iban vestidos con eluniforme de entrenamiento, y llevaban unos guantes con tachuelas en los nudillos,que parecían muy caros. También ambos lucían sendas cintas plateadas en lasmuñecas,queTessasabíaqueeranvainasparacuchillos,yteníanelmismoelaboradodiseñoderunastejidoenlasmangas.Nosóloporelparecidodesuropa,sinoporlaformadelrostroylosluminososojosverdeclaro,quedabaclaroqueeranfamilia,asíqueTessanosesorprendióporloquedijoGabriel.
—Bueno, aquí estamos, como dijimos—afirmó con su habitual parquedad—.James, supongoque recuerdasamihermano,Gideon.LaseñoritaGray, la señoritaCollins…
—Encantadode conocerlos—murmuróGideon sinmirar a ninguno a los ojos.Losmalosmodalesparecíansermarcadefamilia,yTessarecordóqueWilllehabíadichoque,comparadoconsuhermano,Gabrieleraunamor.
—Notepreocupes.Willnoestáaquí—dijoJemaGabriel,queestabamirandoportodalasala.Éstelomiróconelceñofruncido,peroJemyasehabíavueltohaciaGideon—.¿CuándohasregresadodeMadrid?—preguntóconcortesía.
—Padre me ha hecho volver hace poco. —El tono de Gideon era neutro—.Asuntosdefamilia.
—Esperoquetodoestébien…—Todoestábien,gracias,James—intervinoGabriel,contonocortante—.Ahora,
antes de que comencemos con la parte de entrenamiento de esta visita, hay dospersonasque seguramentedeberíais conocer.—Volvió la cabezay llamó—. ¡Señor
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Tanner,señoritaDaly!Porfavor,suban.Se oyeron pisadas en la escalera y entraron dos desconocidos, ninguno con el
uniforme.Ambosvestían ropade criados.Unoerauna jovenque era la definiciónmisma de «huesuda»: los huesos parecían demasiado grandes para su delgada yextrañaforma.Sucabelloeradeuncolorescarlatabrillanteylollevabarecogidoenun moño bajo un modesto sombrero. Tenía las manos enrojecidas, obviamente aconsecuenciademuchofregar.Tessasupusoquetendríaunosveinteaños.Asuladohabíaunjovenconelcabellocastañorizado,altoymusculoso…
Sophietragóairedegolpe.Sepusopálida.—Thomas…Eljovenparecíaterriblementeincómodo.—SoyelhermanodeThomas,señorita.Cyril.CyrilTanner.—Éstos son los suplentes de vuestros criados perdidos que el Consejo os
prometió—expusoGabriel—.CyrilTanneryBridgetDaly.ElConsejonospreguntósipodíamostraerlosaquídesdeKingsCross,ynaturalmenteaceptamos.CyriltomaráelpuestodeThomas,yBridgetsustituiráaAgatha.Amboshansidoentrenadosenbuenascasasdecazadoresdesombrasyvienenconmuybuenasrecomendaciones.
ASophielehabíancomenzadoaarderpuntosrojosenlasmejillas.—Para nosotros, nadie puede reemplazar a Thomas o a Agatha, Gabriel —
admitió Jem antes de que Sophie pudiera decir nada—. Eran amigos además decriados.—InclinólacabezahaciaBridgetyCyril—.Sinintencióndeofender.
Lachicasóloparpadeó.—Nonosofendemos—repusoCyril.InclusolavozsonabacomoladeThomas;
erainquietante—.Thomaseramihermano.Nadiepuedesustituirloparamítampoco.Sehizounsilenciotensoenlasala.Gideonseapoyóenlaparedconlosbrazos
cruzadosyunligeroceñoenelrostro.Tessapensóqueerabastanteguapo,comosuhermano,peroesaseñaldedisgustoloafeaba.
—Muybien—dijoGabrielfinalmente,rompiendoelsilencio—.Charlottenoshapedido que los trajéramos para que pudierais conocerlos. Jem, si no te importaacompañarlosdenuevoalsalón,Charlottelosesperaallíparadarlesinstrucciones…
—¿Asíqueningunodelosdosnecesitaentrenamientoextra?—preguntóJem—.ComovaisaentrenaraTessayaSophiedetodasformas,siBridgetoCyril…
—ComodijoelCónsul,yahansidoentrenadosdeunaformamuyadecuadaensuscasasanteriores—respondióGideon—.¿Tegustaríaunademostración?
—Nocreoqueseanecesario—contestóJem.Gabrielsonriómalicioso.—Va,Carstairs.Alaschicaslesiríabienverqueunmundanopuedelucharcasi
comouncazadordesombrascon la instrucciónadecuada.¿Cyril?—Fueagrandeszancadashastalapared,seleccionódosespadasylelanzóunaalcriado,quelaatrapó
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en el aire condestreza y avanzóhasta el centro de la sala, dondehabía un círculopintadoenelsuelo.
—Eso ya lo sabemos—masculló Sophie, en voz tan baja que sóloTessa pudooírla—.ThomasyAgathaestabanentrenados.
—Gabriel sólo está tratando de fastidiarte —le indicó Tessa, también en unsusurro—.Noledejesverquetemolesta.
SophieapretólosdientesmientrasGabrielyCyrilseencontrabanenelcentrodelasala,conlasespadasdestellando.
Lamuchachatuvoqueadmitirqueeraunespectáculobastantehermoso:laformaenqueserodeabanelunoalotro,lashojascortandoelaire,eldestellodelnegroyelplata.Elrepiquedelmetalcontraelmetal;elmodocomosemovían,tanrápidoquesu mirada casi no los podía seguir. Y, sin embargo, Gabriel era mejor; eso eraevidente incluso para el ojo inexperto. Sus reflejos eran más rápidos, susmovimientos,máselegantes.Noeraunapeleaigualada;Cyril,conelcabellopegadoalafrenteporelsudor,estabaesforzándosealmáximo,mientrasqueelpequeñodelos Lightwood sólo estaba haciendo tiempo. Al final, cuando Gabriel desarmóvelozmente a Cyril con un limpio giro de muñeca, y envió la espada de ésterepicando contra el suelo, Tessa no pudo evitar sentirse casi indignada por elsirviente.Ningúnhumanopodíasuperarauncazadordesombras.¿Nosetratabadeeso?
Lapunta de la espada deGabriel estaba sobre el cuello deCyril.Éste alzó lasmanosenungestoderendición;unasonrisa,muyparecidaaladesuhermano,seledibujóenelrostro.
—Merindo…Hubo unmovimiento confuso.Gabriel soltó un gañido, cayó y la espada se le
escapó de las manos. Se dio contra el suelo; Bridget estaba arrodillada sobre él,mostrandolosdientes.Sehabíaacercadosigilosamentepordetrásylehabíahecholazancadillacuandonadielamiraba.SacóunapequeñadagadelcorpiñoyselapusoaGabriel en el cuello. Éste lamiró un segundo, anonadado, parpadeando. Luego seechóareír.
ATessa le cayómejor en esemomento que nunca antes.Aunque eso no fueramuydifícil.
—Muyimpresionante—soltóunavozconocidadesdelapuerta.Tessasevolvióhaciaallí.EraWill,conaspecto,comohabríadichosutía,dequelehabíapasadouncarroporencima.Teníalacamisarota,elcabelloalborotadoylosojosenrojecidos.Se inclinó, recogió la espada caída de Gabriel y apuntó con ella a Bridget conexpresióndivertida—.Pero¿sabecocinar?
La criada se puso rápidamente en pie, con lasmejillas teñidas de rojo oscuro.MirabaaWillcomosiemprelohacíanlaschicas:unpocoboquiabierta,comosino
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acabara de creer la visión que se había materializado ante sí. A Tessa le hubieragustadodecirlequeWillaúnestabamejormenosdesarreglado,yquedejarsefascinarpor subellezaeracomodejarse fascinarporunahojadeaceroafilado:peligrosoeinsensato.Pero¿dequéserviría?Notardaríaenaprenderlosola.
—Soy una buena cocinera, señor —respondió Bridget con un cantarín acentoirlandés—.Misantiguosseñoresnoteníanningunaqueja.
—Dios, eres irlandesa —exclamó Will—. ¿Puedes hacer platos sin patatas?Cuandoeraniño tuvimosunacocinera irlandesa.Pasteldepatata, cremadepatata,patatasconsalsadepatata…
Bridgetparecíaanonadada.Mientrastanto,dealgunamanera,Jemhabíacruzadolasalayhabíacogidoalreciénllegadoporelbrazo.
—CharlottequiereveraCyrilyaBridgetenlasala.¿Lesenseñamosdóndeestá?Will titubeó. En esemomento estabamirando aTessa. Ella tragó saliva con la
gargantareseca.Parecíaqueélqueríadecirlealgo.Gabriellosmiróalosdosysonrióirónico.LosojosdeWillseensombrecieron,sevolviódeespaldas,conlamanodeJemguiándolohacialaescalera,ysemarchó.Despuésdeunmomentodesorpresa,BridgetyCyrillossiguieron.
CuandoTessavolvióalcentrodelasala,vioqueGabrielhabíacogidounadelasespadasyselahabíapasadoasuhermano.
—Ahora—dijo—.Yaeshoradecomenzaraentrenarlas,¿nocreen,señoras?Gideoncogiólaespada.—Éstaeslaideamásestúpidaquenuestropadrehatenido—dijoenunperfecto
español—.Nunca.SophieyTessaintercambiaronunamirada.Tessanoestabaseguradequéhabía
dicho exactamente Gideon, pero «estúpida» le pareció una palabra bastantereconocible.Ibaaserunlargodía.
Se pasaron las siguientes horas realizando ejercicios de equilibrio y bloqueo.GabrielseencargódesupervisaraTessa,mientrasGideonsededicóaSophie.Tessano pudo evitar sentir queGabriel la había escogido a ella paramolestar aWill dealgunaretorcidamanera,tantosiéstelollegabaasabercomosino.Laverdad,noeraunmal instructor;bastantepaciente,dispuestoa recogerle lasarmasunayotravezcuandose lecaían,hastaquepudoenseñarlecómocogerlascorrectamente, inclusoalabándolacuandohacíaalgobien.TessaestabademasiadoconcentradaparafijarseensiGideoneratanvoluntariosoentrenandoaSophie,aunqueTessalooíamascullarenespañoldevezencuando.
Para cuando acabaron la sesión de entrenamiento, y Tessa se hubo bañado yvestidoparalacena,estabahambrientahastaunpuntonadafemenino.Porsuerte,apesarde los temoresdeWill,Bridgetsísabíacocinar,ymuybien.Sirvióunasado
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con verduras y una tarta de mermelada con crema a Henry, Will, Tessa y Jem.Jessamineaúnestabaensucuartoconjaqueca,yCharlottesehabíaidoalaCiudaddeHuesopararevisarpersonalmentelosarchivosdeCompensaciones.
Resultabaextrañovera losdos sirvientesentrandoy saliendodel comedorconbandejasdecomida;aCyrilcortandoelasadocomohubierahechoThomas,aSophieayudándoloensilencio.Tessanopudoevitarpensarenlodifícilquedebíadeserparaladoncella,yaquesuscompañerosenelInstitutohabíansidoThomasyAgatha;perosiemprequeTessatratabademirarlaalosojos,apartabalavista.
TessarecordabalaexpresiónenelrostrodeSophielaúltimavezqueJemhabíaestadoenfermo, la formaenquedabavueltasa lacofiaentre lasmanos, rogándolequeledieranoticiasdeél.Habíatenidolaintencióndehablarconelladespués,perono había podido. Los romances entre los mundanos y los cazadores de sombrasestaban prohibidos; la madre de Will era una mundana, y a su padre lo habíanobligadoasepararsedeloscazadoresdesombrasparapoderestarconella.Debíadehaberestadomuyenamoradoparaestardispuestoahacerlo;Tessanuncahabíatenidola sensación de que Jem estuviera interesado en Sophie de esamanera, ni muchomenos.Yluegoestabaelasuntodesuenfermedad…
—Tessa—lallamóJemenvozbaja—,¿estásbien?Parecesestarenotromundo.Ellalesonrió.—Sóloestoycansada.Elentrenamiento…noestoyacostumbrada.—Eracierto.
Ledolíanlosbrazosdesujetarlapesadaespadadeprácticas,yaunqueSophieyellahabíanhechopocomásqueejerciciosdeequilibrioydebloqueo,tambiénledolíanlaspiernas.
—LosHermanosSilenciosospreparanunungüentoparalosmúsculosdoloridos.Llamaamicuartoantesdeirteadormiryteaplicaréunpoco.
Tessa se sonrojó levemente, y luego se preguntó por qué lo había hecho. Loscazadores de sombras tenían su propiamanera de hacer las cosas.Yahabía estadoantesenlahabitacióndeJem,inclusosolaconél,inclusosolaconélencamisón,ynohabíapasadonada.Élsóloleestabaofreciendounamedicina,pero,aunasí,Tessanotóqueleardíaelrostro;élparecióverloyseruborizótambién,conuncolormuyvisible sobre su pálida piel. Tessa apartó la mirada rápidamente y vio a Willmirándolos a ambos, con sus ojos azules fijos ymolestos. SóloHenry, que estabaintentandopillarlosguisantesdelplatoconuntenedor,pareciónoenterarsedenada.
—Muchasgracias—contestóTessa—.Loharé…Charlotte entró de golpe en la sala; varios rizos oscuros se le escapabande las
horquillasconquesehabíarecogidoelcabello,ysosteníaunlargorollodepapel.—¡Loheencontrado!—gritó.Sedejócaersinalientoenlasillaquehabíajuntoa
Henry,conelrostroenrojecidoporelesfuerzo.SonrióaJem—.Teníastodalarazón;los archivos deCompensaciones…Lo he encontrado después de buscar sólo unas
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horas.—Déjamever—pidióWillmientrassoltabaeltenedor.ATessanoselepasópor
alto que había comido muy poco. El anillo con el pájaro le destelló en el dedomientrassedisponíaacogerleelrolloaCharlotte.
Ellaleapartólamanodeunamistosomanotazo.—No.Loveremostodosalavez.Detodasformas,fueideadeJem,¿verdad?Willfruncióelcejo,peronodijonada.Charlotteextendióelrollosobrelamesa,
apartandoalmismotiempolosplatosvacíosylastazasdetéparahacersitio,ymiróel documento. El papel era más bien como un grueso pergamino, con tinta rojooscuro,comoelcolordelasrunasenloshábitosdelosHermanosSilenciosos.Estabaescritoeninglés,peroenunaletramuyapiñadayllenodeabreviaturas;Tessanoleencontrabanipiesnicabezaaloqueveía.
Jem se acercó a ella, rozándole el brazo, y leyó por encima de su hombro,pensativo.
Lachicavolviólacabezahaciaél;unmechóndesublancocabellolecosquilleóenelrostro.
—¿Quédice?—lepreguntóenunsusurro.—Es una petición de compensación —contestó Will, sin importarle que ella
hubierahecho lapreguntaa Jem—.Enviadaal InstitutodeYorken1825porAxelHollingworthMortmain, reclamando compensación por la muerte injustificable desuspadres,JohnThaddeusyAnneEvelynShade,casiunadécadaantes.
—JohnThaddeusShade—repitióTessa—.JTS,lasinicialesquehabíaenelrelojdeMortmain.Perosiessuhijo,¿porquénotieneelmismoapellido?
—Los Shade eran brujos—respondió Jem, leyendo más abajo—. Ambos. Nopuede haber sido su hijo natural; debieron de adoptarlo y dejarle conservar suapellidomundano.Pasadevezencuando.—DesviólamiradahaciaTessa,yluegolaapartó;ellasepreguntósiestaríarecordando,comoella,laconversacióndelasalademúsicaacercadequelosbrujosnopodíantenerhijos.
—Mortmain dijo que había comenzado a conocer las artes oscuras durante susviajes—recordóCharlotte—,perosisuspadreseranbrujos…
—Padres adoptivos —remarcó Will—. Sí, estoy seguro de que sabíaperfectamenteconquiéncontactarenelsubmundoparaaprenderlasartesoscuras.
—«Muerte injustificable» —dijo Tessa a media voz—. ¿Qué significa esoexactamente?
—Significa que él cree que los cazadores de sombras mataron a sus padres apesardequeellosnohabíanvioladoningunadelasLeyes—explicóCharlotte.
—¿QuéLeysesuponíaquehabíanviolado?Charlottefruncióelcejo.—Dicealgosobretratosilegalesyantinaturalescondemonios;esopuedesercasi
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cualquier cosa. Y que se les acusó de crear una arma que podía acabar con loscazadoresdesombras.Lasentenciaporesosería lamuerte.PerorecordadqueestofueantesdelosAcuerdos.Loscazadoresdesombraspodíanmataralossubterráneossóloporsersospechososdealgunamaldad.Seguramenteesporesoporloquenohaynada más sustancial o detallado en este papel.Mortmain presentó su demanda decompensación a través del Instituto de York, que se halla bajo la dirección deAloysius Starkweather. No pedía dinero, sino que los culpables, cazadores desombras, fueran juzgados y condenados. Pero se le negó el juicio aquí enLondressobrelabasedequelosShadeeranculpables«másalládetodaduda».Yestoestodoloquehay.Sóloesuninformeresumidodelhecho,notodoslospapeles.ÉsosdebendeseguirenelInstitutodeYork.—Charlotteseapartóelcabellohúmedodelafrente—. Esto explicaría el odio de Mortmain hacia los cazadores de sombras. Teníasrazón,Tessa.Era…es…algopersonal.
—Ynosproporcionaunpuntodepartida.ElInstitutodeYork—intervinoHenry,alzando lavistadesuplato—.LosStarkweather lodirigen,¿verdad?Ellos tendrántodaslascartas,papeles…
—YAloysius Starkweather tiene ochenta y nueve años—le cortóCharlotte—.Debía de ser joven cuando mataron a los Shade. Quizá recuerde algo de lo queocurrió. —Suspiró—. Mejor le envío un mensaje. Oh, vaya. Esto va a ser muyincómodo.
—¿Porqué,cariño?—preguntóHenryasumaneraamableyausente.—Mi padre y él fueron amigos, pero luego discutieron… algo horroroso, hace
muchísimotiempo,peronuncavolvieronahablarse.—¿Cómoibaaquelpoema?—Will,quehabíaestadojugueteandoconsutazade
tévacía,sepusoderechoydeclamó:
Ambospronunciaronpalabrasdegrandesprecio,Einsultaronelcorazóndesumejorhermano…
—Oh, por elÁngel,Will, cállate—rogóCharlottemientras se ponía en pie—.TengoqueescribirunacartaaAloysiusStarkweatherque rebosearrepentimientoyruegos.No tenecesitoparaquemedistraigas.—Yrecogiéndose las faldas, salióatodaprisadelcomedor.
—Yanadieapreciaelarte—murmuróWill,mientrasdejabalatazasobrelamesa.Alzólamirada,yTessasediocuentadequelohabíaestadomirando.Conocíael
poema,claro,eradeColeridge,unodesus…favoritos.Habíamuchomásenél,sobreelamor,lamuerteylalocura,peronopodíarecordarlosversos,almenosnoenesemomento,conlosojosazulesdeWillclavadosenella.
—Yclaro,Charlottenohacomidonada—observóHenrymientrasselevantaba
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—. Voy a ver si Bridget le puede preparar un plato de pollo frío. En cuanto avosotros…—Sedetuvouninstante,comosifueraadarlesunaorden,comoenviarlosalacamaodevueltaalabibliotecaparaquesiguieraninvestigando.Éstepasó,yunaexpresióndedesconciertocruzóelrostrodeHenry—.Vaya,norecuerdoloqueibaadecir—anunció,ysemetióenlacocina.
En cuanto Henry se fue, Will y Jem comenzaron una seria discusión sobrecompensaciones, subterráneos, acuerdos, alianzas y leyes que hizo que a Tessa lediera vueltas la cabeza. En silencio, se levantó, dejó la mesa y se fue sola a labiblioteca.
Apesardesuinmensotamañoydequecasiningunodeloslibrosquecubríanlasparedesestabaeninglés,erasuestanciafavoritadelInstituto.Habíaalgoenelolorde los libros;enelaromadelpapel, tintaycuero;en ladiferentemaneraenqueelpolvodelabibliotecaparecíacomportarseenesaestanciaencomparaciónconcómose comportaba en cualquier otra sala: era dorado bajo la luz de las velas de luzmágica y se posaba cual polen sobre las pulidas superficies de las largas mesas.Iglesia,elgato,estabadurmiendosobreunaltoatril,con lacolaenrolladasobre lacabeza;Tessaledejóespaciomientrasibahacialapequeñaseccióndepoesíaenlapartebajadelaparedderecha.IglesiaadorabaaJem,peroerasabidoquemordíaaotros,porlogeneralsinprevioaviso.
Encontróellibroqueestababuscandoysearrodillójuntoalaestantería;lohojeóhastaqueencontrólapágina,laescenaenlaqueelviejode«Christabel»sedacuentadeque lamuchachaqueestáante síes lahijadelque fuera sumejoramigoyqueahoraessuenemigomásodiado,elhombrealquenuncapodráperdonar.
Amigosfueronenlajuventud;Perolosmurmullospuedenenvenenarlaverdad;Ylaconstanciaviveenlosreinosdeloalto;Ylavidaesespinosa,ylajuventudvana;YmereceraquienamamosEscomounalocuraparaelcerebro.Ambospronunciaronpalabrasdegrandesprecio,Einsultaronelcorazóndesumejorhermano:Sesepararon,¡paranuncaversemás!
Lavozqueoyósobreellaeratandesenfadadacomoconocida.—¿Comprobandosimicitaesexacta?El libro se le resbaló a Tessa de lasmanos y cayó al suelo. Ella se levantó y
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observó,paralizada,aWillagacharsepara recogerloy luego tendérselocon toda lacortesíadelmundo.
—Teloaseguro—añadióél—:mimemoriaesperfecta.«Ylamía»,pensóTessa.Ésa era la primera vez que estaban solos desde hacía semanas. Desde aquella
horribleescenaeneltejado,cuandoélhabíainsinuadoquelaconsiderabapocomásqueunaprostitutay,además,estéril.Nuncahabíanvueltoamencionaresemomento.Habíancontinuadocomositodofueranormal,comportándoseconcorreccióncuandosehallabanengrupoyevitandoquedarsesolos.Dealgunamanera,cuandoestabanconotragente,Tessacasieracapazdeolvidarsedeeso.PerofrenteaWill,sóloWill(guapo como siempre, con el cuello de la camisa abierto paramostrar lasMarcasnegrassobrelaclavículaylablancapieldelcuello,yconlaluzbailoteantedelavelareflejandoloselegantesplanosyángulosdesurostro),elrecuerdodelavergüenzaylarabialeformaronunnudoenlagargantaqueahogósuspalabras.
Élsemirólamano,queaúnsujetabaelpequeñovolumenencuadernadoencueroverde.
—¿VasaquitarmeaColeridgedelamanoomevoyaquedareternamenteenestaposicióntantonta?
Ensilencio,Tessalecogióellibro.—Si deseas utilizar la biblioteca —dijo ella, disponiéndose a salir—, puedes
hacerlosinproblema.Yaheencontradoloquebuscaba,ycomosehacetarde…—Tessa—lallamóél,ytendióunamanoparadetenerla.EllalomiróydeseópoderpedirlequevolvieraallamarlaseñoritaGray.Sólola
formaenqueéldecíasunombreladeshacía,lesoltabaalgoqueteníaanudadoconfuerzabajolascostillasylecortabalarespiración.Deseóqueélnousarasunombre,perosabíaloridículoqueresultaríasiselopedía.Sindudaestropearíatodoloquesehabíaesforzadoparaconseguirqueélleresultaraindiferente.
—¿Sí?—preguntóella.HabíaalgodemelancolíaenlaexpresióndeWillmientraslacontemplaba.Tessa
se contuvo para no mirarlo sorprendida. ¿Will, melancólico? Tenía que estarfingiendo.
—Nada.Yo…—Élsacudiólacabeza;unmechóndecabellooscurolecayósobrelafrente,yseloapartódelosojosconungestoimpaciente—.Nada—repitió—.Laprimeravezqueteenseñélabiblioteca,medijistequetulibrofavoritoeraTheWideWideWorld.He pensado que quizá te gustaría saber que lo…he leído.—Tenía lacabeza inclinada, y la miraba a través de las espesas pestañas, alzando sus ojosazules;Tessa sepreguntócuántasvecesWillhabría conseguido loque seproponíasólomirandoasí.
—¿Yha resultado serde tugusto?—preguntó la chica conunavozeducaday
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distante.—Enabsoluto—contestóelcazador—.Meparecetontoysentimental.—Bueno, contra gustos…—repuso Tessa con dulzura, sabiendo que él estaba
tratandodepincharlaynegándoseamorderelanzuelo—.Loqueparaunoesmielparaotroeshiel,¿noteparece?
¿SeloestabaimaginandooWillparecíadecepcionado?—¿Tienesalgúnotroamericanoquerecomendarme?—¿Por qué iba a hacerlo si usted se burla demis gustos? Creo que tiene que
aceptarqueencuestionesdelecturaestamosenextremosopuestos,comoloestamosenmuchasotrascosas,ybuscarsusrecomendacionesenotraparte,señorHerondale.
Semordió la lengua en cuanto acabó de hablar. Eso había sido excesivo, y losabía.
Y como cabía esperar,Will no lo dejó pasar, y reaccionó como una araña quesaltasobreunamoscaespecialmentejugosa.
—¿SeñorHerondale?—repitió—.Tessa,pensaba…—¿Quépensabas?—preguntóellaenuntonoglacial.—Quealmenospodríamoshablardelibros.—Lo hemos hecho—replicó ella—. Tú has insultado mis gustos. Y deberías
saberqueTheWideWideWorldnoesmilibrofavorito.Sóloesunahistoriaquemegustó,comoladeTheHiddenHand,o…¿sabes?,quizádeberíassugerirmetúalgoamí,paraquepuedajuzgartusgustos.Deotraformanoseríajusto.
Will saltó sobre la mesa más cercana y se sentó, balanceando las piernas,claramentepensandoenelasunto.
—ElcastillodeOtranto…—¿Noeséseel libroenelqueelhijodelhéroemuereaplastadoporuncasco
gigantequecaedel cielo? ¡Y túdecíasqueHistoriadedos ciudades era tonto!—exclamó Tessa, que habría muerto antes de admitir que había leídoOtranto y leencantaba.
—Historiadedosciudades—repitióWill—.Lohevueltoaleer,¿sabes?,porquehablamosdeél.Yteníasrazón.Noesnadatonto.
—¿No?—No—contestóél—.Haydemasiadadesesperaciónenél.Ella lomiró a los ojos.Eran azules como lagos; sintió como si se hundiera en
ellos.—¿Desesperación?—Sydneynotienefuturo—comentóél,serio—,¿no?Conamorosinamor.Sabe
quenopuedesalvarsesinLucie,peropermitirlequeestéconélseríadegradarla.Tessanegóconlacabeza.—Noesasícomoyolorecuerdo.Susacrificioesnoble…
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—Esloúnicoquepuedehacer—insistióél—.¿RecuerdasloquelediceaLucie?«De haber sido posible… que correspondierais al amor del hombre que tenéisdelante,deestehombredegradado,fracasado,borrachoycompletamenteinútil,élsehubieradadocuentaenestedíayenestahora,apesardesufelicidad,dequenooshabría acarreado más que miseria, tristeza y arrepentimiento, que os habríamancilladoyoshabríahechodesgraciada,alarrastrarosensucaída.»
Unleñocayóenlachimeneaylanzóunalluviadechispas,quelossobresaltóaambosehizocallaraWill;aTessaelcorazónlediounvuelco,yapartólosojosdesuacompañante.
«Estúpida—sedijoenfadada—.Quéestúpida.»Recordabacómolahabíatratado,loquelehabíadicho,yenesemomentoestaba
dejandoqueseledeshicieranlasrodillastansóloporoírunasfrasesdeDickens.—Bueno —repuso ella—. Sin duda has memorizado un buen trozo. Muy
impresionante.Willseabriómáselcuellodelacamisa,dejandoaldescubiertolaelegantecurva
de la clavícula. A Tessa le costó unos segundos darse cuenta de que él le estabaenseñandounaMarcaqueteníaunoscentímetrosporencimadelcorazón.
—Mnemosyne—dijoWill—.Larunadelamemoria.Espermanente.Rápidamente,Tessaapartólamirada.—Estarde.Deboretirarme;estoyagotada.—Pasójuntoaélyfuehacialapuerta.
Sepreguntósiélresultaríaherido,luegoapartóesaideadelacabeza.EraWill;pormuyvolátil que tuviera el humor, pormuy encantador que fuera cuando estaba debuenas,eraunvenenoparaella,paracualquiera.
—Vathek—dijoél,mientrassedejabacaerdelamesa.Tessa se detuvo en la puerta, al darse cuenta de que aún aferraba el libro de
Coleridge,peroluegodecidióqueharíabienenllevárselo.SeríaunagradablecambiorespectoalCódice.
—¿Quéeseso?—preguntó.—Vathek —repitió Will—. De William Beckford. Si te gustó Otranto —ella
pensóquenohabíaadmitidoquelegustara—,creoquetegustaráéste.—Oh—exclamóella—.Bueno.Gracias.Lorecordaré.Élnocontestó;seguíadepiedondeellalohabíadejado,cercadelamesa.Miraba
alsuelo,yeloscurocabelloleocultabaelrostro.UntrocitodelcorazóndeTessaseablandó.
—Ybuenasnoches,Will—añadióantesdedarsecuenta.Éllamiró.—Buenasnoches,Tessa.Denuevoparecíamelancólico, pero no tan triste como antes. Fue a acariciar a
Iglesia, que había estado durmiendo durante toda su conversación y ni siquiera se
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habíadespertadoporelruidodelleñoalcaerenlachimenea,yaúnsedesperezabaenelatril,conlaspatasenalto.
—Will…—comenzó Tessa, pero fue demasiado tarde. Iglesia soltó un fuertemaullido al ser despertado, y enseñó las garras.Will comenzó amaldecir. Ella semarchó,incapazdeocultarunaligerísimasonrisa.
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4UNVIAJE
Laamistadesunamenteendoscuerpos.
MENCIUS
Charlotteestrellóelpapelcontraelescritorioconunaexclamaciónderabia.—AloysiusStarkweathereselmás terco,hipócrita,obstinado,degenerado…—
Secalló,enunevidenteintentodecontrolarsurabia.TessanuncalehabíavistolabocamásapretadaaladirectoradelInstituto.—¿Quieres un diccionario de sinónimos?—preguntóWill. Se hallaba tumbado
enunodelossillonesorejeroscercadelachimeneadelsalón,conlasbotassobrelaotomana.Lasteníallenasdebarro,yelsofáyaloestabatambién.Enundíanormal,Charlottelehubierareñido,perolacartadeAloysiusquehabíarecibidoesamañanaypor laquehabíareunidoa todosenelsalónparecíaabsorber todasuatención—.Parecequeseteacabanlaspalabras.
—¿Y realmente es un «degenerado»? —preguntó Jem, ecuánime, desde lasprofundidades de otro sillón—. Quiero decir, el viejo tiene casi noventa años, sindudayalehapasadolaépocadecualquierperversiónauténtica.
—Nosé—repusoWill—.Tesorprendería loque lleganahaceralgunosde losviejosenlaTabernadelDemonio.
—Nada de lo que haga alguien que tú conoces podría sorprendernos,Will—intervinoJessamine,queestabatumbadaeneldiván,conuntrapohúmedosobrelafrente.Aúnnoselehabíapasadolajaqueca.
—Cariño—dijoHenryconansiedadmientrasibahaciadondesehallabasentadasuesposa—,¿estásbien?Seteveunpoco…atopos.
Noseequivocaba.ManchasrojasdeiralehabíancubiertoelrostroyelcuelloaCharlotte.
—Meparece encantador—señalóWill—.Heoído que los topos son el últimogritoenmodaestatemporada.
Henry,inquieto,lediounaspalmaditasasumujerenelhombro.—¿Quieresunpañofrío?¿Quépuedohacerparaayudarte?—Podrías cabalgar hasta Yorkshire y cortarle la cabeza a ese viejo chivo. —
Charlottesonabaapuntodehacerunalocura.—¿No nos pondría eso en una posición bastante incómoda con la Clave? —
preguntósuesposo—.Nolessuelegustarmucholode,yasabes,lasdecapitacionesycosasasí.
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—¡Oh!—exclamó ladirectora exasperada—.Esmi culpa, ¿no?No séporquépenséquemelopodíaganar.Esehombreesunapesadilla.
—¿Quétehadichoexactamente?—preguntóWill—.Enlacarta,quierodecir.—Seniegaaverme,amíoaHenry—explicóella—.Dicequenuncaperdonaráa
mi familia por lo que le hizomi padre.Mi padre…—Suspiró—. Era un hombredifícil. Totalmente fiel a la letra de la Ley, y los Starkweather siempre haninterpretado la Ley de unmodomás abierto.Mi padre pensó que allí en el nortevivíandecualquiermanera,comosalvajes,ynotuvoningúnreparoendecirlo.Noséqué más hizo, pero el viejo Aloysius parece que aún se siente personalmenteinsultado.Pornohablardeque tambiénhadichoquesimeimportararealmente loqueélpiensasobrealgo,lohabríainvitadoalaúltimareunióndelConsejo.¡Comosiyoestuvieraacargodeesetipodecosas!
—¿Porquénoloinvitaron?—inquirióJem.—Es demasiado viejo; no debería estar dirigiendo el Instituto. Pero se niega a
renunciary,porahora,elcónsulWaylandnolehaobligadoaello,perotampocoloinvitaalasreunionesdelConsejo.CreoqueesperaqueAloysiussedécuentadelainsinuaciónosimplementemueradeviejo.PeroelpadredeAloysiusvivióhastaloscientocuatroaños.Puedequetengamosqueaguantarlocomootrosquinceaños.—Charlottemoviólacabeza,desesperada.
—Bueno, si no quiere verte ni a ti ni a Henry, ¿por qué no envías a otro?—preguntó Jessamine con voz aburrida—. Diriges el Instituto; se supone que losmiembrosdelEnclavedebenhacerloquetúlesdigas.
—PerohaymuchosdelladodeBenedict—sequejólamujer—.Quierenvermefracasar.Noséenquiénpuedoconfiar.
—Puedesconfiarennosotros—afirmóWill—.Envíameamí.YtambiénaJem.—¿Yyoqué?—preguntóJessamine,indignada.—¿Ytúqué?Noquerrásirdeverdad,¿no?Jessamine alzó la punta del paño húmedo que tenía sobre los ojos para mirar
molestaaWill.—¿EnuntrenapestosotodoelcaminohastalamortalmenteaburridaYorkshire?
No,claroqueno.SóloqueríaqueCharlottesupieraquepuedeconfiarenmí.—Confíoenti,Jessamine,peroesevidentequenoteencuentrasbiencomopara
ir. Lo que es una pena, porqueAloysius siempre ha tenido debilidad por las carasbonitas.
—Unarazónmásporlaquedeboiryo—insistióWill.—Will,Jem…—Charlottesemordióellabio—.¿Estáisseguros?ElConsejono
estabanadacomplacidoconlasaccionesindependientesquerealizasteisenelasuntodelaSeñoraOscuro.
—Bueno, pues deberían estarlo. ¡Matamos a un peligroso demonio!—protestó
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Will.—YsalvamosaIglesia.—Dudo bastante que eso cuente a nuestro favor—opinóWill—. Ese gatome
mordiótresveceslaotranoche.—Seguramenteesosícuentaatufavor—intervinoTessa—.Oalmenosenelde
Jem.Willlehizounamueca,peronoparecíaenfadado;eraeltipodemuecaquepodría
haberlehechoa Jemsi elotrochico sehubieraburladodeél.Quizá síquepodíancomportarse de una manera educada el uno con el otro, pensó Tessa. La nocheanteriorhabíasidomuyamableconellaenlabiblioteca.
—Parece un viaje absurdo —señaló Charlotte. Las manchas rojas de la pielcomenzabanadesvanecérsele,peroteníamalaspecto—.Nocreoqueoscuentegrancosasisabequeyoosheenviado.Sisólo…
—Charlotte—exclamóTessa—,síquehayunamaneraparaconseguirquenoslocuente.
Laaludidalamiróconfusa.—Tessa,¿quéestás…?—Seinterrumpiódegolpe,yseleiluminaronlosojos—.
Oh,yaveo.Tessa,quéideamásbuena.—¿Oh,qué?—quisosaberJessamine—.¿Quéidea?—Si pudiéramos conseguir algo de él —explicó Tessa—, y me lo dierais, lo
podríausarparaCambiarmeenél.Yquizáaccederasusrecuerdos.OspodríadecirquérecuerdadeMortmainylosShade,siesquerecuerdaalgo.
—EntoncesvendrásconnosotrosaYorkshire—afirmóJem.Derepente, todoslosojosdelasalaestabanclavadosenTessa.Completamente
sobresaltada,nodijonadaduranteunmomento.—Nohacefaltaquenosacompañe—opinóWill—.Podemosconseguirunobjeto
ytraérseloaquí.—Pero Tessa ya nos ha dicho que necesita emplear algo que tenga una fuerte
relación con el portador —explicó Jem—. Si lo que elegimos resulta serinsuficiente…
—También ha dicho que puede emplear un recorte de uña, un mechón decabello…
—AsíquemeestássugiriendoquecojamoseltrenhastaYork,nosreunamosconunviejodenoventaaños,saltemossobreélyletiremosdelpelo,¿no?EstoysegurodequelaClaveestaráencantada.
—Sólodiríanqueestáis locos—replicóJessamine—.Yalocreen,asíque¿quédiferenciahabrá?
—LadecisiónesdeTessa—apuntóCharlotte—.Essupoderelquelepedimosusar;debedecidirella.
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—¿Hasdichoquecogeríamoseltren?—preguntóTessamirandoaJem.Élasintióconlacabeza,ylosojosplateadoslebailaronalegres.—La línea norte tiene trenes que salen deKings Cross durante todo el día—
contestó—.Sólosonunashoras.—Entoncesiré—decidióTessa—.Nuncahecogidountren.Willalzólasmanosalcielo.—¿Así?¿Vienesporquenuncaanteshasestadoenuntren?—Sí—respondió ella; sabía que con su actitud tranquila lo volvía loco—.Me
gustaríamuchoviajarenuno.—Lostrenessoncosassuciasyllenasdehumo—advirtióWill—.Notegustará.Tessanoseinmutó.—Nolosabréhastaquelopruebe,¿verdad?—YonuncamehebañadodesnudoenelTámesis,peroséquenomegustaría.—Peropiensaenloentretenidoqueseríaparalosquetevieran—replicóTessa,y
vioqueJemagachabalacabezaparaocultarunagransonrisa—.Detodasformas,noimporta.Quieroireiré.¿Cuándosalimos?
Willpusolosojosenblanco,peroJemseguíasonriendo.—Mañanaporlamañana.Asíllegaremosantesdequeanochezca.—Tengo que enviar un mensaje a Aloysius diciendo que os espere —dijo
Charlotte,cogiendolapluma.Sedetuvoylosmiróatodos—.¿Esunamalaidea?Mesiento…comosinoestuvierasegura.
Tessa lamirópreocupada;veraCharlotteasí,dudandodesupropio instinto, lahacíaodiaraBenedictLightwoodyasusseguidoresmásdelonormal.
FueHenryelqueseacercóaladirectoraylepusolamanosobreelhombro.—Laúnicaalternativaparecesernohacernada,queridaCharlotte—indicó—.Y
soydelaopinióndequehacernadapocasvecesdaresultado.Además,¿quépodríairmal?
—Oh,porelÁngel,ojalánohubierasdichoeso—replicósuesposaconpasión,peroseinclinósobreelpapelycomenzóaescribir.
Esa tardeTessa y Sophie tuvieron su segunda sesión de entrenamiento con losLightwood.Despuésdeponerseeluniforme,Tessasaliódesucuartoyseencontróaladoncellaesperándolaenelpasillo.Éstatambiénestabavestidaparaentrenar,conelcabellorecogidoenunadecuadomoñodetrásdelacabeza,yunaexpresiónsombríaenelrostro.
—Sophie, ¿qué pasa?—inquirió Tessa,mientras comenzaba a caminar junto aella—.Tienesmuymalacara.
—Bueno,sideverdadloquieresaber…—Sophiebajólavoz—.EsBridget.—¿Bridget?—Lachicairlandesasehabíamantenidoinvisibleenlacocinadesde
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su llegada, a diferencia de Cyril, que había estado de aquí para allá por la casa,haciendo recados para Sophie. El último recuerdo que Tessa tenía de Bridget eraverla sentada sobre Gabriel Lightwood con un cuchillo. Se recreó en esa imagenduranteunmomento—.¿Quéhahecho?
—Es que…—Sophie dejó escapar un largo suspiro—. No es muy simpática.Agathaeramiamiga,peroBridget…bueno,entreloscriadosnosdaporhablar,yasabe,normalmente,peroBridgetnoquiere.Cyrilesbastantesimpático,peroBridgetsequedaenlacocinasola,cantandoesashorriblesbaladasirlandesas.Apuestoaqueahoramismoestácantandouna.
Nopasabanmuylejosdelapuertadelaantecocina;SophiehizoungestoaTessaparaquelasiguiera,yjuntasseacercaronsigilosasymirarondentro.Laantecocinaeragrande, conpuertasquedabana la cocinaya ladespensa.Laencimeraestaballena de comida para la cena: pescado y verduras, acabados de limpiar y preparar.Bridget estaba junto al fregadero, con el cabello rodeándole la cabeza conmuchosrizos rojos, encrespadospor lahumedad.Yestabacantando;Sophie tenía razóneneso.Suvoz,quesealzabasobreelruidodelagua,eraagudaydulce.
Oh,supadreporlaescaleralaacompañó,Sumadreelcabellorubiolepeinó.SuhermanaAnnalacruzlallevó,YsuhermanoJohnalcaballolasubió.«Ahoratúestásarribayyoabajo,Antesdepartir,dameunbeso.»Ellaseinclinóparabesarlo,Élprofundolahirióynofalló.Yconuncuchilloafiladocomoundardo,Suhermano,enelcorazón,laapuñaló.
Porunsegundo,elrostrodeNatese leaparecióaTessaante losojos,yéstaseestremeció.Sophie,mirandomásallá,nopareciónotarlo.
—Esoes loúnico sobre loquecanta—susurróSophie—.Asesinatoy traición.Sangreydolor.Eshorrible.
Por suerte, la voz de Sophie cubrió el final de la canción. Bridget habíacomenzado a secar los platos y comenzó una nueva balada, unamelodía aúnmásmelancólicaquelaprimera.
¿Porquétuespadaasígoteasangre,Edward,Edward?¿Porquétuespadaasígoteasangre?
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¿Yporquétantristeestás?
—Yabasta.—Sophiesevolvióyseapresuróporelpasillo;Tessalasiguió—.Veaquémerefiero,¿verdad?Estanhorriblementemorbosa,yeshorriblecompartirlahabitaciónconella.Nodiceniunapalabranidedíanidenoche,sólogime…
—¿Compartes la habitación con ella?—Tessa estaba sorprendida—. Pero haymuchashabitacionesenelInstituto…
—Para cazadores de sombras de visita —explicó Sophie—. No para lossirvientes.—Lo dijo sin segundas, como si nunca se le hubiera ocurrido quejarseporquedocenasdeespléndidashabitacionesestuvieranvacíasmientrasellateníaquecompartirunaconBridget,lacantantedebaladasmacabras.
—PodríahablarconCharlotte…—comenzóTessa.—Oh, no. Por favor, no lo haga. —Habían llegado a la puerta de la sala de
entrenamiento.Sophie se volvió hacia ella, nerviosa—.Noquería quepensara quemeheestadoquejandodelosotrossirvientes.Deverdadqueno,señoritaTessa.
Ella iba a asegurarle que no diría nada a la directora si eso era lo que Sophiequería,cuandooyóvocesairadasalotroladodelapuertadelasaladeentrenamiento.Lehizoungestoalacriadaparaqueguardarasilencio,seinclinóyescuchó.
Las voces eran sin duda las de los hermanos Lightwood. Reconoció los tonosgravesyásperosdeGideon.
—Llegará elmomento del juicio,Gabriel.De eso puedes estar seguro. Lo queimportaesdequéladoestemoscuandollegue.
—Estaremos junto a padre, claro. ¿Dónde si no?—replicóGabriel en un tonotenso.
Hubounsilencio.—Nolosabestododeél,Gabriel.Nosabestodoloquehahecho.—SéquesomosLightwood,yqueélesnuestropadre.Séqueestabaconvencido
dequelonombraríandirectordelInstitutocuandoGranvilleFairchildmuriera…—QuizáelCónsulsepamássobreélquetú.YmássobreCharlotteBranwell.No
eslatontaquetúcreesquees.—¿Deverdad?—LavozdeGabrielerasarcástica—.¿Dejarnosveniraquípara
entrenar a sus preciosas chicas, no la convierte en una tonta? ¿No debería habersupuestoqueestamosespiandoparapadre?
SophieyTessasemiraronconojosmuyabiertos.—LoaceptaporqueelCónsullaobligó.Yademás,nosrecibenenlapuerta,nos
acompañan a esta sala, y luego nos acompañan al salir. Y la señorita Collins y laseñorita Gray no saben nada importante. ¿Quémal dirías tú que le está causandonuestrapresenciaaquí?
HubounsilencioduranteelqueTessacasipudooíraGabrielponersedemorros.
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—Sidespreciastantoapadre—dijoéstefinalmente—,¿porquéhasregresadodeEspaña?
—Hevueltoporti…—contestóGideon,contonodeexasperación.SophieyTessahabíanestadoapoyadascontralapuerta,conlaorejapegadaala
hoja. En ese momento, ésta cedió y se abrió de golpe. Ambas se irguieronrápidamente, y Tessa esperó que no se les notara en la cara que habían estadoescuchando.
GabrielyGideonsehallabanenuncharcodeluzenelcentrodelasala,caraacara.Tessasefijóenalgoquenohabíavistoantes:Gabriel,apesardeserelmenor,eravarioscentímetrosmásaltoqueGideon.Ésteeramásmusculoso,másanchodehombros.Sepasólamanoporelrubiocabello,ehizounasecainclinacióndecabezaalaschicascuandoaparecieronenelumbral.
—Buenosdías—saludó.GabrielLightwoodfuea recibirlas.Erabastantealto,pensóTessa,quehubode
inclinarelcuellohaciaatrásparamirarlealacara.Alserunachicaalta,noleocurríaamenudotenerqueecharlacabezahaciaatrásparamiraraunhombre,aunquetantoWillcomoJemeranmásaltosqueella.
—¿La señorita Lovelace está aún lamentablemente ausente? —inquirió él sinmolestarseensaludarla.
Suexpresióneratranquila,ylaúnicaseñaldesuanterioragitacióneraunavenaque le latía justo debajo de la runa deValor enCombate que tenía dibujada en elcuello.
—Siguecon jaqueca—contestóTessa,mientras iba trasélhaciaelcentrode lasaladeentrenamiento—.Nosabemosporcuántotiempoestaráindispuesta.
—Sospechoque hasta que se acaben estas sesiones de entrenamiento—replicóGideon,deunaformatansecaqueTessasesorprendiócuandoSophieseechóareír.
Inmediatamente,lajovenrecuperólaseriedad,peronoantesdequeelmayordelosLightwoodlehubieralanzadounamiradasorprendida,ycasiapreciativa,comosinoestuvieraacostumbradoaquerieransuschistes.
Conunsuspiro,Gabrielsoltódoslargospalosdesusvainasenlapared.LepasóunoaTessa.
—Hoy—comenzóaexplicar—,haremosejerciciosdeparadaybloqueo…
Como era habitual, Tessa estuvo despierta mucho rato esa noche antes deconseguirdormir.Últimamentehabíaestadoteniendopesadillas,porlogeneralsobreMortmain,consusfríosojosgrisesylavozaúnmásfríadiciéndoletranquilamentequeéllahabíahecho,que«NohayningunaTessaGray».
Ellasehabíaenfrentadocaraacaraconél,conelhombrealquebuscaban,yaúnseguíasinsaberrealmentequéqueríadeella.Casarse,pero¿porqué?Paraposeersu
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poder, pero ¿con qué fin? La idea de sus fríos ojos de lagarto sobre ella la hacíaestremecer;laideadequeélpudierateneralgoqueverconsunacimientoerainclusopeor. No creía que nadie, ni siquiera Jem, el maravilloso y comprensivo Jem,entendieradeltodosuardientenecesidaddesaberquéera,oeltemoraseralgúntipodemonstruo,untemorqueladespertabaenmediodelanocheyladejabajadeanteyarañándoselapropiapiel,comosipudierapelarseparamostrarunapieldedemoniodebajo.
Enesemomentooyóunruidojuntoasupuertayelligeroarañazodealgoalserempujadocontraella.Despuésdeunossegundos,saliódelacamaycruzóelcuarto.
Abriólapuertayseencontróconelpasillovacíoyelsuavesonidodemúsicadeviolín que le llegaba de la habitación de Jem al otro lado del corredor.A sus pieshabía un pequeño libro verde. Lo cogió ymiró las letras estampadas en oro en ellomo:«Vathek,deWilliamBeckford».
Cerrólapuerta,sellevóellibroalacamaysesentóparaexaminarlo.Willdebíadehabérselodejado.Nopodíahabersidonadiemás.Pero¿porqué?¿Porquéesaspequeñasyextrañasgentilezasenlaoscuridad,lacharlasobrelibrosylafrialdadelrestodeltiempo?
Abrióellibroporlapáginadeltítulo.Willlehabíaescritounanota;nounanotaexactamente.Unpoema.
ParaTessaGray,conmotivoderecibirunacopiadeVathekparaleer:
ElcalifaVathekysusombríahordaAlinfiernovan,¡noteaburrirán!Tufeenmírecuperarás,AmenosqueestedetalletedesagradeYmihumilderegalodesoigas.
WILL
Tessaseechóareír,yluegosetapólabocaconlamano.AlaporraWill,porquesiempre conseguía hacerla reír, incluso cuando ella no quería, incluso cuando ellasabía que abrirle su corazón, aunque sólo fuera una ranura, era como tomar unpellizco de alguna droga adictiva.Dejó la copia deVathek, junto con el poema deWill,deliberadamenteterrible,ensumesilladenoche,semetióenlacamayhundióel rostro en la almohada. Aún podía oír la música del violín de Jem, tristementedulce,colándosepordebajodelapuerta.Contodassusfuerzas,tratódenopensarenWill,yalfinal,cuandosequedódormidaysoñó,porunavezélnoaparecióensussueños.
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Eldíasiguientellovía,yapesardelparaguas,Tessanotabaqueelfinosombreroque Jessamine le había prestado comenzaba a caérsele sobre las orejas, como unpájaroempapado,mientrasJem,Willyella,conCyrilcargandosuequipaje,corríandesdeelcarruajehasta laEstacióndeKingsCross.A travésde lacortinade lluviagris,sóloveíaunaltoeimpresionanteedificio,conunagrantorreconrelojalzándoseanteella.Enlomásaltohabíaunaveleta,quemostrabaqueelvientosoplabahaciaelnorte,yconfuerza,salpicándolefríasgotasdelluviaalacara.
Enelinterior,laestaciónerauncaos:genteapresurándoseaquíyallí;vendedoresdeperiódicosgritandolasnoticias;hombrespaseándosedearribaabajoconcartelesatados al pecho, anunciando desde tónicos capilares hasta jabón.Un niño con unachaquetaNorfolkcorríadeunladoalotro,consumadrepersiguiéndolo.WillledijoalgoaJemyseperdióentrelamultitud.
—Sehaidoynoshadejado,¿no?—preguntóTessa,peleándoseconelparaguas,quesenegabaacerrarse.
—Permítemehacerlo.—Conhabilidad,Jemapretóelmecanismo;elparaguasseplegóconundecididochasquido.TessasonrióaJem,mientrasseapartabaelcabellohúmedo de los ojos. En esemomento regresóWill acompañado con unmozo concaradepocosamigos,quelecogióelequipajeaCyrilylessoltóquesedieranprisa,queeltrennoibaaesperartodoeldía.
WillmiróalmozoyluegoelbastóndeJem,ydevuelta.Entrecerrólosojos.—Nosesperaanosotros—puntualizóWillconunasonrisaasesina.El mozo parecía anonadado, pero dijo: «Señor» en un tono mucho menos
agresivo,yprocedióaguiarloshaciaelandéndesalida.Lagente,¡muchísimagente!,pasabajuntoaTessamientraséstaseabríacamino,agarrandoaJemconunamanoyelsombrerodeJessamineconlaotra.Alfondodelaestación,dondelasvíassalíanacampoabierto,vioelcielogrisacero,manchadodehollín.
Jem la ayudó a subir al compartimento; hubomucho alboroto con el equipaje.Willfinalmentelediounapropinaalmozoentregritosypitidosmientraselconvoysepreparabaparapartir.Lapuertasecerrótrasellosjustocuandoeltrencomenzabaa avanzar, con el humo pasando por la ventana en rachas blancas y las ruedastraqueteandoalegremente.
—¿Ta has traído algo para leer durante el viaje?—preguntóWill mientras sesentabafrenteaTessa.
Jemestabaalladodeella,yapoyabaelbastóncontralapared.Ellapensóen lacopiadeVathekyenelpoemadeWillensu interior; lohabía
dejado en el Instituto para evitar tentaciones, igual que se dejaría una caja debombonessiseestuvieraadietaynosequisieraganarpeso.
—No—contestó Tessa—.Últimamente no he encontrado nada que quiera leer
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especialmente.Willalzóelmentón,peronodijonada.—Siempre resulta excitante iniciar un viaje, ¿no te parece?—continuó Tessa,
pegadaalaventanilla,aunquepocopodíaverapartedelhumo,elhollínyla lluviagris;Londreseraunatenuesombraenlaniebla.
—No —respondió Will, mientras se recostaba en su asiento y se ponía elsombrerosobrelosojos.
Tessa siguió con la cara pegada en el vidrio mientras el gris Londres fuequedandoatrás,yconél la lluvia.Prontoestuvieronavanzandoa travésdecamposverdesmoteadosdeovejasblancas,yaquíyallísedistinguíalapuntadelatorredealgún pueblo en la distancia. El cielo había pasado de un color acero a un azulhúmedo y neblinoso, y pequeñas nubes negras se deslizaban por él. Tessa loobservabatodofascinada.
—¿Nohabíasestadonuncaantesenelcampo?—preguntóJem,y,adiferenciadeladeWill,supreguntateníaelairedeauténticacuriosidad.
Tessanegóconlacabeza.—No recuerdo haber salido nunca de Nueva York, excepto para ir a Coney
Island,yesonoesrealmenteelcampo.Supongoquedebodehaberpasadoporunaparte cuando llegué desde Southampton con las Hermanas Oscuras, pero era denoche,yteníanlascortinasechadassobrelasventanas.—Sequitóelsombrero,quegoteaba,ylodejóenelasientoquehabíaentreellosparaquesesecara—.Peromeparececomosiya lohubieravisto.En los libros.Nodejode imaginarmequeveréThornfield Hall alzándose entre los árboles, o Wuthering Heights colgada de unpeñascorocoso…
—Wuthering Heights está en Yorkshire —indicó Will, desde debajo de susombrero—,yaúnestamoslejosdeallí.NisiquierahemosllegadoaGrantham.Ynohay nada tan impresionante en Yorkshire. Colinas y valles, ni siquiera auténticasmontañascomotenemosenGales.
—¿EchasdemenosGales?—quisosaberTessa.Noestabaseguradeporquélohabíahecho;sabíaquepreguntaraWillsobresu
pasadoeracomoecharsalenlaherida,peronoparecíapoderevitarlo.Willseencogiódehombrosdespreocupadamente.—¿Quéhayparaechardemenos?Ovejasycanciones—contestó—.Yelridículo
idioma.Fehoffwnifodmorfeddw,fyddaiddimyncofioenw.—¿Quésignifica?—Significa: «Me gustaría emborracharme tanto que no pudiera recordar nimi
nombre».Muyútil.—No pareces muy patriótico —observó Tessa—. ¿No estabas recordando las
montañas?
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—¿Patriótico? —Will parecía satisfecho de sí mismo—. Te diré lo que espatriótico—añadió—:Enhonoramilugardenacimiento,tengoeldragóndeGalestatuadoenel…
—Estás de un humor encantador, ¿verdad, William? —lo interrumpió Jem,aunquenohabíaningunaasperezaensuvoz.Aunasí,despuésdehaberlosobservadoduranteciertotiempo,juntosyporseparado,Tessasabíaqueelusodesusnombrescompletos en vez de la forma abreviada tenía un significado—. Recuerda queStarkweathernoaguantaaCharlotte,asíquesiestásdeestehumor…
—Teprometoqueloencantaréhastalamédula—repusoWill,incorporándoseyajustándosesuchafadosombrero—.Loencantarécontalfuerzaquecuandoacabe,lodejarétiradoenelsuelo,tratandoderecordarsupropionombre.
—Tieneochentaynueveaños—mascullóJem—.Quizáyatengaeseproblema.—¿Ysupongoqueahorateestásreservandotodoeseencanto?—intervinoTessa
—.¿Noteapeteceríagastarunpococonnosotros?—Enesoestabapensando…—Willparecíasatisfecho—.YnoesaCharlottea
quienlosStarkweathernosoportan,Jem.Esasupadre.—Lospecadosdelpadre…—replicósuamigo—.Noestánmuydispuestosaque
les agrade ningún Fairchild, o nadie relacionado con uno. Charlotte ni siquiera hadejadoveniraHenry…
—EsoesporquesiemprequesedejasaliraHenrydecasasolo,secorreelriesgode crear un incidente internacional—bromeóWill—. Pero sí, para responder a lapregunta que no has formulado, sí que comprendo la confianza que Charlotte hadepositadoennosotros,ytengolaintencióndecomportarme.Aligualquevosotros,noquieroveraeseBenedictLightwoodyasushorrorososhijosacargodelInstituto.
—Nosonhorrorosos—protestóTessa.—¿Qué?—preguntóWill,sorprendido.—GideonyGabriel—insistiólachica—.Lociertoesquesonbastanteguapos,
nadahorrorosos.—Merefería—explicóWillenuntonosepulcral—alasnegrasprofundidadesde
susalmas.Tessaresopló.—¿Y de qué color se supone que son las profundidades de tu alma, Will
Herondale?—Malva—contestóél.TessamiróaJemenbuscadeayuda,peroésteselimitóasonreír.—Quizá deberíamos preparar una estrategia —planteó—. Starkweather odia a
Charlotte,perosabequeellanoshaenviado.Asíque¿quéharemosparaabrirnosuncaminohastasucorazón?
—Tessapuedeutilizarsusencantosfemeninos—respondióWill—.Charlottedijo
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quealviejolegustaríaunacarabonita.—¿CómohaexplicadoCharlottemipresencia?—inquirióTessa,aldarsecuenta
conretrasodequedeberíahaberlopreguntadoantes.—Nolohahecho;sólolehadadonuestrosnombres—revelóelgalés—.Hasido
bastanteseca.Creoquenostocaanosotrosinventarnosunahistoriaplausible.—No podemos decir que soy una cazadora de sombras; sabría inmediatamente
quenoescierto.NotengoMarcas.—Nitampoconingunamarcadebruja.Pensaráqueeresunamundana—dijoJem
—.PodríasCambiar,pero…Will la miró meditando. Aunque Tessa sabía que aquello no significaba nada,
peor quenada, en realidad, aún sintió sumirada como si fuera el rocedeundedosobrelanuca,haciéndolaestremecer.Seobligóadevolverlelamiradafijamente.
—Quizápodríamosdecirqueesunatíasolteronalocaqueinsisteenhacernosdecarabinaalláadondevamos.
—Mitalentoescambiardeforma,Will,noactuar—replicóTessa,yJemseechóareírconganas.Willlomirómuyserio.
—Aquí tehaganado,Will—observóJem—.Avecespasa,¿no?Quizádeberíapresentar aTessa comomi prometida. Podríamos decirle al viejo loco deAloysiusquesuAscensiónestáencamino.
—¿Ascensión?—TessanorecordabanadasobreesetérminoenelCódice.—Cuandouncazadordesombrasdeseacasarseconunamundana…—comenzó
Jem.—Perocreíaqueestabaprohibido,¿no?—preguntóella,mientraseltrenentraba
enuntúnel.Derepentesehizolaoscuridadensucompartimento,aunqueTessatuvode todas formas la sensación de que Will estaba mirándola, esa sensaciónescalofriantedequeteníalosojosclavadosenella.
—Lo está. A no ser que la Copa Mortal se emplee para transformar a esemundano en un cazador de sombras.No es un resultado habitual, pero pasa. Si elcazadordesombrasencuestiónsolicitaalaClaveunaAscensiónparasupareja, laClavedebepensarloalmenostresmeses.Mientrastanto,elmundanoseembarcaenunprogramadeestudiosparaaprenderlaculturadeloscazadoresdesombras…
ElpitidodeltrentapólavozdeJemmientraslalocomotorasalíadeltúnel.Tessamiró aWill, pero éste tenía la mirada fija en la ventana, y no en ella. Debía dehabérseloimaginado.
—Supongo que no es una mala idea —comentó—. Sé bastante; casi me heacabadotodoelCódice.
—Yparecería razonableque tehubiera traído conmigo—añadió Jem—.ComounaposibleAscendente,puedesquereraprendersobrelosotrosInstitutosademásdeldeLondres.—MiróaWill—.¿Quéteparece?
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—Me parece tan buena idea como otra cualquiera—contestóWill, que seguíamirandoporlaventana;elcampoeramenosverde,másinhóspito.Noseveíaningúnpueblo,sólolargasfranjasdehierbagrisverdosaypeñascosderocanegra.
—¿CuántosInstitutoshay,ademásdeldeLondres?—preguntóTessa.Jemlosfuecontandoconlosdedos.—¿EnGranBretaña?Londres;York;unoenCornualles,cercadeTitangel;uno
enCardiff,yunoenEdimburgo.Aunque todos sonmáspequeños,ydependendelInstitutodeLondres,queasuvezdependedeIdris.
—Gideon Lightwood dijo que estaba en el Instituto de Madrid. ¿Qué diablosestabahaciendoallí?
—Perdiendoeltiempo,lomásseguro—contestóWill.—Cuando terminamos nuestro entrenamiento, a los dieciocho años —explicó
Jem, como siWill no hubiera hablado—,nos animanpara que viajemos, para quepasemos tiempo en otros Institutos, para experimentar algo de la cultura de loscazadores de sombras en otros lugares. Siempre hay técnicas diferentes y trucoslocales que aprender. Gideon sólo ha estado fuera unos meses. Si Benedict lo hahechovolvertanpronto,esquedebedepensarquesupuestoenelInstitutoescosasegura.—Jemparecíapreocupado.
—Pero se equivoca—añadió Tessa con firmeza, y cuando la preocupación noabandonólosojosgrisesdeJem,buscóalgoparacambiardetema—.¿DóndeestáelInstitutodeNuevaYork?
—Nonoshemosaprendidotodaslasdirecciones,Tessa.—HabíaalgoenlavozdeWill,untrasfondopeligroso.
—¿Pasaalgo?—lepreguntóJem,mirándolofijamente.Willsesacóelsombreroylodejóenelasientojuntoalsuyo.Losmiróaambos
fijamente durante un momento. Tessa pensó que era tan agradable de contemplarcomosiempre,peroqueparecíahaberalgo«gris»enél,casidesleído.Paraalguienque a menudo parecía brillar con fuerza, era como si esa luz se hubiera agotado,comosihubieraestadohaciendorodarpermanentementeunarocacuestaarribacomoSísifo.
—Anochebebídemasiado—contestóWillfinalmente.«Laverdad,¿porquétemolestas,Will?¿Notedascuentadequeambossabemos
quemientes?»,estuvoapuntodedecirTessa,perounamiradadeJemlahizocallar.Éstemirabaalgalésconpreocupación,muchapreocupación,aunqueTessasabía
queélnocreíaaWillenlodebeber,comotampocolocreíaella.Pero…—Bueno—fuetodoloqueJemdijo,comobromeando—,sihubieraunarunade
laSobriedad…—Sí.—Willledevolviólamirada,ylatensiónensurostroserelajóligeramente
—.Sipodemosseguirdiscutiendotuplan,Jem…Esbueno,exceptoporunacosa.—
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Se inclinó hacia adelante—. Si se supone que es tu prometida, Tessa necesita unanillo.
—Ya lo había pensado —admitió Jem, y sorprendió a Tessa, que se habíaimaginadoqueesaideadelaAscendenteseleacababadeocurrir.Jemmetiólamanoenelbolsillodelchalecoysacóunanillodeplata,queletendióaTessaenlapalma.NoeramuydiferentedelanillodeplataqueWillllevabamuchasveces,aunqueeldeéste tenía un dibujo de unos pájaros en vuelo y ése tenía alrededor un detalladograbadodelasalmenasdeuncastillo—.ElanillodelafamiliaCarstairs—anunció—.Siteparece…
Tessa se lo cogió y se lo puso en el dedo anular izquierdo, donde parecióajustárseledeformamágica.Pensóqueteníaquedeciralgocomo«Esmuybonito»o«Gracias»,pero,naturalmente,élno leestabapidiendomatrimonio,ni tampocoeraunregalo.Sóloerapartedelatrama.
—Charlottenollevaunanillodecasada—comentó—.Nomehabíadadocuentadequeloscazadoresdesombraslosllevaban.
—Nolosllevamos—informóWill—.Lacostumbreesdaralachicaelanillodetufamiliarcuandotecomprometes,peroenlaceremoniadelabodaseintercambianrunasenvezdeanillos.Unaenelbrazoyotrasobreelcorazón.
—«Grábame como un sello sobre tu corazón, como unamarca sobre tu brazo;porque fuerte es como lamuerte el amor; los celos crueles como la tumba»—citóJem—.ElCantardelosCantares.
—¿«Losceloscruelescomolatumba»?—Tessaarqueólascejas—.Esonoes…muyromántico.
—«Susbrasas,brasasdefuego,fuertellama»—añadióWill,sacudiendolascejas—.Siemprehabíapensadoquelasmujeresencontrabanmuyrománticalaideadeloscelos.Hombresluchandoporti…
—Bueno, no hay ninguna «tumba» en las bodas mundanas —replicó ella—.AunquevuestracapacidadparacitarlaBibliaesimpresionante.MejorquelademitíaHarriet.
—¿Lohasoído,Jem?NosacabadecompararconsutíaHarriet.Elaludido,comosiempre,estabatranquilo.—Debemosconocerbien todos los textos religiosos—explicó—.Paranosotros
sonmanualesdeinstrucciones.—¿Ylosmemorizáisenlaescuela?—Tessasediocuentadequenohabíavisto
ni aWill ni a Jemestudiandodesdeque estaba en el Instituto—.¿Oquizá cuandoestáisbajountutor?
—Sí, aunque Charlotte ha descuidado bastante nuestra formación últimamente,comopuedesimaginarte—dijoWill—.OtienesuntutorovasalaescuelaenIdris;esdecir,hastaquelleguesalamayoríadeedad,alosdieciocho.Queporsuerteserá
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pronto,paralosdos.—¿Quiéneselmayordelosdos?—Jem—contestóWill.—Yo—respondióelaludidoalmismotiempo.Ytambiénrieronalunísono.—Perosóloportresmeses—añadióWill.—Sabíaquetendríasdedecireso—replicóJemsonriendodemediolado.Tessamiróaunoyaotro.Nopodíahaberdoschicosconaspectomásdiferenteo
quetuvieranuncaráctermásdistinto.Sinembargo…—¿Eseso loque significa serparabatai?—preguntó—. ¿Acabar las frases del
otroycosasasí?PorqueenelCódicenoseexplicamucho.WillyJemsemiraron.Willseencogiódehombrosprimero.—Es bastante difícil de explicar —contestó altivo—. Si no lo has
experimentado…—Quiero decir —lo interrumpió Tessa—, no podéis… no sé… leeros el
pensamiento,oalgoasí,¿no?Jemsoltóunresoplidoderisa.Willabriósusbrillantesojoscomoplatos.—¿Leernoselpensamiento?Horror,no.—Entonces¿dequé sirve? Juráisprotegerosmutuamente, eso loentiendo,pero
¿nosesuponequetienenquehaceresotodosloscazadoresdesombras?—Es más que eso —contestó Jem, que había dejado de resoplar y parecía
sombrío—.Laideadeparabataivienedeunaviejahistoria,ladeJonathanyDavid.«Y así ocurrió… que el alma de Jonathan estaba unida con el alma de David, yJonathanloamabacomoasupropiaalma…Entonces,JonathanyDavidhicieronunpacto, porque lo amaba como a su propia alma.» Eran dos guerreros, y sus almasestabanunidasporelCielo,ydeahíJonathanCazadordeSombrastuvolaideadelosparabatai,eincluyólaceremoniaenlaLey.
—Pero no es necesario que sean dos hombres. ¿Pueden ser un hombre y unamujer,odosmujeres?
—Claro—asintióJem—.Sólo tienesdieciochoañosparaelegira tuparabatai.Unaveztienesmásedad,elritualyanoteestápermitido.Ynoessólocuestióndeprometerguardaralotro.DebesponertedelantedelConsejoyjurarquedarástuvidaportuparabatai.Que irásadondeélvaya,que teenterrarándonde loentierren.SihubieraunaflechadirigidahaciaWill,yoestaríaobligadoporjuramentoaponermeenmedio.
—Muycómodoeso—dijoWill.—Ynaturalmente,élestáobligadoahacer lomismopormí—continuóJem—.
Aunquepuedadecirlocontrario,Willnoviolasusjuramentos,olaLey.—Leechóunaduramiradaasuamigo,quelesonriódébilmenteymiróporlaventana.
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—Vaya—exclamóTessa—,esoesmuyenternecedor,peronoconsigovercómopuederesultarunaventaja.
—Notodostienenunparabatai—añadióJem—.Laverdadesquemuypocosdenosotrosencuentraunoeneltiempopermitido.Perolosquelotienen,puedensacarfuerzasdesuparabatai en labatalla.Una runapuestapor tuparabatai siempre esmáspotentequeunaqueteponestúmismo,oquetepongaotro.Yhayalgunasrunasquepodemosutilizaryqueningúnotrocazadordesombraspuede,porqueempleannuestrodoblepoder.
—Pero¿quépasasidecidísqueyanoqueréisseguirsiendoparabatai?—inquirióTessa,curiosa—.¿Sepuededeshacerelritual?
—Dios santo, mujer —exclamó Will—. ¿Hay alguna pregunta de la que noquierassaberlarespuesta?
—Noveoquémalhayenexplicárselo.—Jemteníalasmanosdobladassobreelpomo del bastón—.Cuantomás sepa,mejor podrá fingir que planeaAscender.—Miróalachica—.Elritualnosepuededeshacerexceptoenunascuantassituaciones.Siunodenosotrosseconvierteenunsubterráneoounmundano,entoncesserompeellazo.Yclaro,siunodenosotrosmuere,élotroquedalibre.Peronoparaelegiraotroparabatai.Uncazadordesombrasnopuedeparticiparenel ritualmásdeunavez.
—Es como estar casado, ¿no?—comentó Tessa plácidamente—, por la Iglesiacatólica.ComoEnriqueVIII;tuvoquecrearunanuevareligiónparapoderescapardesusvotos.
—Hastaquelamuertenossepare—sentencióWill,conlamiradaaúnfijaenelcampo,quecorríaatodavelocidadfueradelaventana.
—Bueno,Willnonecesitarácrearunanuevareligiónsóloparalibrarsedemí—repusoJem—.Prontoserálibre.
Willlomirófijamente,perofueTessalaquerespondió.—No digas eso—regañó a Jem—.Aún se podría encontrar una cura.No veo
ningunarazónparaabandonartodaesperanza.Casi se encogió ante lamirada queWill le echó: azul, ardiente y furiosa. Jem
pareciónodarsecuenta.—Noheabandonadolaesperanza—replicótranquilamenteysinqueleafectara
loquehabíadicho—.Sóloqueesperocosasdiferentesquetú,TessaGray.
Despuésdeesofueronpasandolashoras,horasenlasqueTessadormitó,conlacabeza apoyada en la mano, con el sordo estruendo de las ruedas del trenentremezclándose en sus sueños. Al final se despertó cuando Jem la sacudiósuavemente por los hombros, mientras el pitido del tren sonaba y los revisoresgritabanelnombredelaestacióndeYork.Enunlíodemaletas,sombrerosymozos,
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descendieronalandén.NoestabanimuchomenostanllenodegentecomoenKingsCross,ylocubríaunaimpresionantebóvedadevidrioyhierro,porlaquesepodíadivisarelcielogrisoscuro.
Habíaandeneshastadondealcanzabalavista;Tessa,JemyWillsehallabanenelqueestabamáscercadeledificiodelaestación,dondeunosgrandesrelojesdeesferadoradaproclamabanque eran las seis de la tarde.Se hallabanmás al norte que enLondres,yelcieloyasehabíaoscurecido.
Acababandecolocarsebajounodelosrelojescuandounhombresaliódeentrelassombras.Tessacasisesobresaltóalverlo.Llevabaunapesadacapa,unsombreroqueparecíadelonaimpermeabilizadaybotascomounviejomarino.Teníaunabarbalargayblanca,ysobrelosojosunasespesascejasblancas.LepusolamanoaWillenelhombro.
—¿Nefilim? —preguntó con una voz brusca y con mucho acento—. ¿Soisvosotros?
—Diossanto—exclamóWillmientrassellevabalamanoalcorazónenungestoteatral—.Eselviejomarinoqueaunodetuvodelostres.
—MehalloaquíapeticióndeAloysiusStarkweather.¿Soisloschicosquequiereono?Notengotodalanocheparaperder.
—¿Una cita importante con un albatros?—inquirióWill—. Por nosotros no temolestes.
—Lo que mi amigo quiere decir —repuso Jem—, es que sí que somos loscazadores de sombras del Instituto de Londres. Nos envía Charlotte Branwell. ¿Yustedes…?
—Gottshall—contestó el hombre con aspereza—.Mi familia lleva sirviendo aloscazadoresdesombrasdelInstitutodeYorkcasitressiglos.Puedovermásalládelosglamoures, jovencitos.Exceptopor ésta—añadió, ymiró aTessa—.Sihayunglamourenlachica,esalgoquenohevistonunca.
—Es unamundana…unaAscendente—repuso Jem inmediatamente—.Prontoserámiesposa.—LecogiólamanoaTessadeunaformaprotectora,yselavolviópara que Gottshall pudiera ver el anillo—. El Consejo pensó que le resultaríabeneficiosoverotroInstitutoademásdeldeLondres.
—¿Seha informadoal señorStarkweatherdeesto?—preguntóGottshall,ysusojosnegroslosmiraronpenetrantespordebajodelaladelsombrero.
—DependedeloquelehayadicholaseñoraBranwell—respondióJem.—Bueno, espero por vuestro bien que le haya dicho algo —replicó el viejo
sirviente, alzando las cejas—. Si alguien en el mundo odiamás las sorpresas queAloysiusStarkweather,aúnnoheconocidoalcabr…caballero.Conperdón,señorita.
Tessasonrióeinclinólacabeza,pero,pordentro,seleretorcíaelestómago.Miróa Jem y a Will, pero ambos chicos parecían tranquilos y sonreían. Estaban
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acostumbradosaesetipodesubterfugios,pensóTessa,yellano.Yahabíafingidoserotrapersonaantes,peronuncacomosímisma,nuncaconsupropiorostroynoeldeotro.Poralgunarazón,laideadementirsinuncuerpofalsoenelqueesconderselaaterrorizaba.LoúnicoqueesperabaeraqueGottshallestuvieraexagerando,aunquehabíaalgo,talvezelbrilloensusojosmientraslamiraba,queledecíaquenoeraasí.
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5SOMBRASDELPASADO
Peroseresmalvados,conropajesdeluto,asaltaronlaelevadaposicióndelmonarca;
(¡Ay,lloremos,puesnuncaelalbadespuntarásobreél,eldesolado!)
Yentornoasumansión,lagloriaquebrillabayflorecíaessólounaleyendavagamenterecordada
delasviejasedadessepultadas
EDGARALLANPOE,Elpalacioencantado
Tessa casi ni se fijó en el interior de la estaciónmientras seguían al criado deStarkweatherporelbulliciosovestíbulo,enmediodelbarulloyelajetreo, lagenteque se topaba contra ella, el olor a humo de carbón y comida, los cartelesmedioempañadosdelaGranLíneadelNorteydelaslíneasdeYorkylasMidlands.Prontoestuvieron fuera de la estación, bajo el cielo gris que se arqueaba en lo alto,amenazando lluvia.Ungranhotel se recortabacontra el cielodelocaso junto aunextremo de la estación; Gottshall los guió apresuradamente hacia allí, donde uncarruajenegroconlascuatrocesdelaClavepintadasenlapuertaesperabajuntoalaentrada. Después de cargar el equipaje y subir a su interior, partieron; el carruajetorcióporTannerRowparaunirsealflujodeltráfico.
Willpermanecióensilenciolamayorpartedelviaje,tamborileandoconlosdedossobre la rodilla, con los ojos distantes y pensativos. Fue Jem quien se encargó dehablar;se inclinósobreTessaparaabrir lascortinasdesu ladodelcarruaje.Lefueseñalandopuntosdeinterés:elcementeriodondehabíanenterradoalasvíctimasdelaepidemiadecólera,ylasantiguasmurallasdelaciudad,quesealzabananteellos,almenadasenloaltocomoeldiseñodesuanillo.Unavezfueradelasmurallas,lascalles se estrecharon. Tessa pensó que era como Londres, pero a escala reducida;inclusolastiendasantelasquepasaron,unacarniceríayunamercería,parecíanmáspequeñas. Los peatones, hombres en su mayor parte, que se apresuraban con labarbillahundidaenelcuellodelabrigoparaprotegersedelasuavelluviaquehabíacomenzado a caer, no iban vestidos a la moda; parecían «de campo», como losgranjerosqueacudíanaManhattanenalgunasocasiones,yquesereconocíanporlarojezdesusgrandesmanos,ylapielcurtidaybronceadadelrostro.
Elcarruajesaliódeunaestrechacalleyentróenunagranplaza;Tessatragóaire.Anteellossealzabaunaimpresionantecatedral,consusagujasgóticasclavadasenel
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cielo gris, como un san Sebastián asaetado. Una enorme torre de piedra calizadominabalaestructura,yenlafachadahabíanichosconestatuas,cadaunadiferente.
—¿EselInstituto?Dios,esmuchomásespléndidoqueeldeLondres.Willseechóareír.—Avecesunaiglesiaessólounaiglesia,Tessa.—Eso es la catedral deYork—explicó Jem—. El orgullo de la ciudad. No el
Instituto.ElInstitutoestáenlacalleGoodramgate.Suspalabrassevieronconfirmadascuandoelcarruajepasóantelacatedral,bajó
porDeangateyentróenlaestrechacalledeGoodramgate,dondetraqueteóbajounapequeñaverjadehierroentredosedificiosestiloTudor.
Cuando la traspasaron, Tessa entendió por quéWill se había reído. Lo que sealzabaanteelloseraunaiglesiadebonitoaspecto,rodeadademurosyhierba,peronoteníanadadelagrandezade lacatedral.DespuésdequeGottshall lesabriera lapuertayayudaraaTessaadescender,éstavioquealgunas lápidassealzabande lahierbahúmedade lluvia, como si alguienhubiera pretendido iniciar un cementerioallíyhubieraperdidointerésalamitad.
El cielo era ya casi negro, ribeteadodeplata en algunospuntos por nubes casitransparentes por la luz de las estrellas. Tras ella, las voces de Jem y de Willsusurraban; ante sí, las puertas de la iglesia estaban abiertas, y más allá de ellas,alcanzaba a ver el parpadeo de las velas.De repente se sintió incorpórea, como sifuera el fantasma de Tessa, rondando ese extraño lugar tan alejado de la vida quehabíaconocidoenNuevaYork.Seestremeció,ynosólodefrío.
Notóelrocedeunamanoenelbrazo,yunalientocálidoleagitóelcabello.Sabíaquiénerasinvolverse.
—¿Entramos,miprometida?—lepreguntóJemaloído.Tessapodíanotarqueélsereíapordentro:lehacíavibrarloshuesos,lecontagiabasualegría.Casisonrió—.Desafiemosjuntosalleónensumadriguera.
Ella lepuso lamanoenelbrazo.Juntossubieron losescalonesdel templo;ellamiróhaciaatrásdesdeloaltoyvioaWillmirándolosasuvez,alparecersindarsecuentadequeGottshall lo llamaba tocándoleenelhombroy ledecíaalgoaloído.LosojosdeTessaseencontraronconlosdelgalés,peroellaenseguidalosapartó;unirmiradasconWilleraturbadorcomomínimo,mareantecomomáximo.
El interiorde la iglesiaerapequeñoyoscurocomparadoconeldel InstitutodeLondres.Bancos oscurecidos por el paso del tiempo iban de un lado a otro de lasparedes, y sobre ellos, velasde luzmágica ardían en candelabroshechosdehierroennegrecido.Enelábsidedelsantuario,anteunaauténticacascadadevelasardiendo,se hallaba un anciano vestido con el traje de cazador de sombras. El cabello y labarbaeranespesosygrises,yselealborotabanalrededordelacabeza;lasenormescejascasileocultabanlosojosgrisoscuro;lapielmarcadaporlaedad…Tessasabía
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quecasiteníanoventaaños,perosuespaldaestabarectayelcontornodesutóraxeraancho,comoeltroncodeunárbol.
—Usted es el joven Herondale, ¿cierto?—ladró cuandoWill se adelantó parapresentarse—.Mediomundano,mediogalés,yconlopeordeambos,segúnheoído.
—Diolch—repusoWillsonriendoeducadamente.Starkweatherseerizó.—Lenguamestiza—masculló,ymiróaJem—.JemCarstairs.Otromalcriadodel
Instituto.Estoymediotentadodeenviarlosalinfierno.EsachiquillapresuntuosadeCharlotteFairchild,imponiéndomesuspresenciassincasiniun«porfavor».—TeníaunpocodelacentodeYorkshiredesucriado,aunquemuchomenosnotable—.Nadiedeesafamiliahatenidonuncamodales.Podíapasarsinsupadre,ypuedopasarsin…
SupenetrantemiradaseposóenTessa,ysecallódegolpe,conlabocaabierta,como si le hubieran abofeteado en el rostro a media frase. Tessa miró a Jem; élparecíatansorprendidocomoellaporelrepentinosilenciodeStarkweather.Peroallí,enlabrecha,estabaWill.
—Le presento a Tessa Gray, señor —dijo—. Es una mundana, pero estáprometidaaCarstairs,yesunaAscendente.
—¿Hadichomundana?—quisosaberelanciano,abriendomucholosojos.—UnaAscendente—insistióWillensutonomástranquilizadorysedoso—.Ha
sido una fiel amiga del Instituto de Londres, y esperamos recibirla pronto entrenuestrosrangos.
—Unamundana—repitióStarkweather, y le cogió un accesode tos—.Bueno,lostiemposhan…Sí,supongo,entonces…—MiródenuevoelrostrodeTessa,ysevolvióhaciaGottshall,queparecíamartirizadoenmediodetodoelequipaje—.QueCedric y Andrew te ayuden a subir las pertenencias de nuestros invitados a sushabitaciones—señaló—.YdileaEllenqueavisealacocineraparaquepongatresserviciosmás esta noche para la cena. Quizáme haya olvidado de recordarle quetendremosinvitados.
El sirviente miró boquiabierto a su señor antes de asentir en medio de lo queparecíaunabsolutodesconcierto;Tessanoloculpaba.EraevidentequeStarkweatherhabía tenido la intención de hacerlosmarchar y había cambiado de parecer en esemismomomento.MiróaJem,queparecíatanasombradocomoella;sóloWill,conlos ojos muy abiertos y el rostro tan inocente como el de unmonaguillo, parecíacomosinohubieraesperadootracosa.
—Bueno, vengan, entonces—ordenó el viejo director sinmirar a Tessa—.Nohacefaltaquesequedenahí.Síganmeylesmostrarésushabitaciones.
—PorelÁngel—exclamóWill,rascandoconeltenedorlamasamarronáceaqueteníaensuplato—.¿Quéesestacosa?
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Tessateníaquereconocerquenoerafácilsaberlo.LossirvientesdeStarkweather,lamayoríaancianosyancianasencorvados,yunaamadellavesdeexpresiónagria,habíanhecholoqueleshabíanordenadoyhabíancolocadotresplatosextrasparalacena,queconsistíaenunoscuroestofadogrumososervidodesdeunasoperadeplataporunamujerdevestidonegroycofiablanca, tan jorobadayviejaqueTessa tuvoquehacerunesfuerzofísicoparanosaltaraayudarlaaservir.Cuandolamujerhuboacabado,sevolvióysaliólentamente,ydejóaJem,TessayWillsolosenelcomedor,mirándoseporencimadelamesa.
Starkweather también tenía un sitio preparado en ella, pero él no estaba. Tessatuvo que admitir que, de él, ella tampoco correría para comer ese estofado. Deverduras demasiado cocidas y carne dura, aún resultaba menos apetecible bajo latenueluzdelcomedor.Sólounascuantasvelasalumbrabanelatiborradoespacio;elpapel de la pared era marrón oscuro, el espejo sobre la chimenea apagada estabamanchado y descolorido. Tessa se sentía terriblemente incómoda en su vestido denoche, de tieso tafetán azul, que Jessamine le había prestado y Sophie le habíaarreglado,elcualsehabíavueltodelcolordeunmoratónbajoesainsanaluz.
De todas formas, insistir en que cenaran con él y luego no aparecer era uncomportamientomuypeculiarenunanfitrión.UnacriadatanfrágilyviejacomolaqueleshabíaservidoelestofadohabíaacompañadoantesaTessaasuhabitación,unagran cueva oscura llena de pesadosmuebles tallados.Allí también había poca luz,comosiStarkweatherestuvieratratandodeahorrardineroenaceiteyvelas,aunqueporloqueellasabía,laluzmágicanocostabanada.Talvezsimplementelegustaralaoscuridad.
Suhabitaciónlehabíaparecidohelada,oscuraymásqueunpocotenebrosa.Elpequeñofuegoqueardíaenelhogarnohabíahechomuchoparacalentarelambiente.A ambos lados de la chimenea había tallado un quebrado rayo. Elmismo símboloaparecíaenlajarrablancallenadeaguaqueTessahabíausadoparalavarselasmanosy el rostro. Se había secado en seguida,mientras se preguntaba por qué no podíarecodaresesímboloenelCódice.TodoelInstitutodeLondresestabadecoradoconsímbolosde laClave, comoelÁngel alzándosedel lago, o las ces entrelazadasdeConsejo,Convenio,ClaveyCónsul.
Tambiénhabía retratos,viejosypesados,por todaspartes,ensudormitorio,enlos pasillos, en la escalera…Después de ponerse el vestido de noche y de oír lacampanadelacena,Tessahabíabajadoporlaescalera,unamonstruosidadtalladadeestilojacobita,ysehabíadetenidoeneldescansilloparamirarelretratodeunaniñade largo cabello rubio, con vestido infantil pasado de moda y una gran cintarodeándolelacabecita.Teníaelrostrodelgado,pálidoyenfermizo,perolosojoseranbrillantes;loúnicobrillanteeneseoscurolugar,pensóTessa.
—AdeleStarkweather—habíadichounavozasuespalda,leyendolaplacaenel
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marcodelcuadro—.Milochocientoscuarentaydos.TessasehabíavueltoparamiraraWill,queestabaconlospiesseparadosy las
manosalaespalda,contemplandoelcuadroconunceño.—¿Qué pasa? Parece que no te guste, pero a mí sí. Debe de ser la hija de
Starkweather…no,sunieta.Willhabíanegadoconlacabeza,pasandolamiradadelcuadroaTessa.—Sinduda.Estelugarestádecoradocomounacasafamiliar.Esevidentequelos
Starkweather llevan generaciones en el Instituto deYork. ¿Has visto los rayos portodaspartes?
Tessaasintióconlacabeza.—Es el símbolo de la familia.Aquí hay tanto de los Starkweather como de la
Clave.Esdepocaeducacióncomportarsecomosiestelugarfuerasuyo.Nosepuedeheredar un Instituto. Al director de un Instituto lo nombra el Cónsul. Este lugarpertenecealaClave.
—LospadresdeCharlottedirigieronelInstitutodeLondresantesqueella.—Parte delmotivo por el que el viejo Lightwood está tan furioso con todo el
asunto—puntualizóWill—.LosInstitutosnotienenporquéquedarseenlafamilia.PeroelCónsulnolehubieradadoelpuestoaCharlottesinohubierapensadoqueeralapersonaadecuada.Ysóloesunageneración.Esto…—Hizoungestoconelbrazopara abarcar todos los retratos, el descansillo y el extraño y solitario AloysiusStarkweather—. Bueno, no me extraña que el viejo piense que tiene derecho aecharnosdeaquí.
—Lococomounacabra,habríadichomitía.¿Bajamosacenar?Enunararamuestradecaballerosidad,Willlehabíaofrecidoelbrazo.Tessanolo
había mirado mientras se lo cogía. Vestido para cenar, ya era lo suficientementeatractivo para dejarla sin aliento, yTessa tenía la sensación de que iba a necesitarestarbienalerta.
Jemyaaguardabaenelcomedorcuandoellosllegaron,yTessasesentójuntoaélparaesperarasuanfitrión.Teníapreparadoellugarenlamesa,elplatodeestofado,inclusolacopaestaballenadevinotinto,peronohabíanirastrodeél.FueWillquiensugirió que comenzaran a comer, aunque pronto pareció arrepentirse de haberlohecho.
—¿Qué es esto?—decía en ese momento, mientras clavaba el tenedor en undesafortunadoobjetoyloalzabaparamirarlo—.¿Esta…esta…cosa?
—¿Unachirivía?—sugirióJem.—UnachirivíadelhuertodelpropioSatán—replicóWill.Miróalrededor—.No
debedehaberningúnperroalqueselapuedadar,¿verdad?—Noparece que haya ningunamascota por aquí—observó Jem, que amaba a
todoslosanimales,inclusoaldesvergonzadoymalhumoradoIglesia.
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—Seguramentetodoshansidoenvenenadosconchirivías—aventuróWill.—Oh,vaya—exclamóTessatristemente,mientrasdejabaeltenedor—.Yyoque
estabahambrienta…—Siempre quedan los panecillos —sugirió Will, y señaló hacia una cestita
cubierta—.Aunque teadviertoqueestánduroscomopiedras.Sepodríanusarparamatarescarabajosnegros,sialgúnescarabajotemolestaamedianoche.
Lachicahizounamuecaytomóuntragodevino.Eratanagriocomoelvinagre.Willdejóeltenedorycomenzóarecitaralegremente,alamaneradelTheBookof
Nonsense,deEdwardLear:
HabíaunavezunachicadeNuevaYorkQueseencontróhambrientaenYorkPeroelpaneracomopiedra,Ylaschirivíasparecíande…
—Nopuedeshacer rimar«York»con«NuevaYork»—lo interrumpióTessa—.Estrampa.
—Tiene razón, ¿sabes? —intervino Jem, mientras sus delicados dedosjugueteabanconlabasedesucopa—.Tendríasquecambiarlosversos…
—Buenas noches.—La rotunda sombra de Aloysius Starkweather apareció deprontoen lapuerta;Tessa sepreguntó,mientras se sonrojabadevergüenza, cuántoratollevaríaahí—.SeñorHerondale,señorCarstairs,señorita…ah…
—Gray.TheresaGray.—Cierto.—Starkweathernosedisculpó,sólosesentópesadamentea lacabeza
delamesa.Llevabaunacajacuadradayplana,deltipodelasquelosbanquerosempleaban
paraguardarpapeles,yladejójuntoasuplato.Nerviosa,Tessavioquehabíaunañomarcado en ella, 1825, e incluso algo mejor, tres juegos de iniciales: JTS, AES,AHM.
—Sindudasu jovenseñoraestarácomplacidaal saberquemeheavenidoa supeticiónyheestadobuscandoenlosarchivosdurantetodoeldíaypartedelanoche—comenzóelancianoenuntonoagraviado.Tessatardóunmomentoendarsecuentaque,enesecaso,«jovenseñora»sereferíaaCharlotte—.Tienesuerte,sinduda,dequemipadrenuncatiraranada.Yencuantovilospapeles,lorecordé.—Setocólasien—.Ochenta y nueve años, y nunca olvido nada. Se lo dicen al viejoWaylandcuandohabledereemplazarme.
—Sindudaloharemos,señor—convinoJem,conlosojosbailándole.Starkweathertomóunbuentragodevinoehizounamueca.—PorelÁngel,estoesunaporquería.—Dejólacopaycomenzóasacarpapeles
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delacaja—.LoquetenemosaquíesunasolicituddeCompensaciónpordosbrujos.JohnyAnneShade.Unmatrimonio.
»Ahoraviene lo raro—continuóel anciano—.La solicitud lapresentó suhijo,Axel Hollingworth Mortmain, de veintidós años. Pero claro, los brujos sonestériles…
Willseremovióincómodoenlasilla,ymiródereojoaTessa.—Suhijoeraadoptado—aclaróJem.—Esonodeberíapermitirse—replicóStarkweather,mientras tomabaotro trago
delvinoquehabíacalificadodeporquería.Selecomenzabanacolorearlasmejillas—. Es como dar un niño humano a los lobos para que lo críen. Antes de losAcuerdos…
—Si hay alguna pista sobre su posible paradero —lo interrumpió Jem coneducación, tratando de devolver la conversación a su cauce—.Tenemosmuypocotiempo…
—Muybien,muybien—soltóStarkweather—.Aquíhaymuypocainformaciónsobre su precioso Mortmain. Más sobre los padres. Al parecer, las sospechasrecayeron sobre ellos cuando se descubrió que el brujo, John Shade, tenía en suposesión el Libro de lo Blanco. Un poderoso libro de hechizos, entiendan;desapareciódelabibliotecadelInstitutodeLondresensospechosascircunstanciasen1752.Ellibroestáespecializadoenconjurosdesujeciónyliberación:atarelalmaaun cuerpo, o desatarla, según sea el caso. Resultó que el brujo estaba tratando deanimarcosas.Desenterrabacadáveresoloscomprabaalosestudiantesdemedicina,ylessustituíalaspartesmásdañadaspormecanismos.Luegotratabadevolverlosalavida.UngrupodelEnclaveentróensucasaymatóaambosbrujos.
—¿Yelniño?—preguntóWill—.¿Mortmain?—Nirastrodeél—contestóStarkweather—.Lobuscamos,peronada.Supusimos
que estabamuerto, hasta que apareció, con todo descaro, exigiendo compensación.Inclusosudirección…
—¿Sudirección?—soltóWill.EsainformaciónnoestabaincluidaenelrolloquehabíanvistoenelInstituto—.¿EnLondres?
—No.Aquí enYorkshire.—Starkweather dio unos golpecitos al papel con undedoarrugado—.RavenscarManor.Unenormecaserónalnortedeaquí.Creoquelleva décadas abandonado. Pero ahora que lo pienso, no me imagino cómo podíapagarlo,paraempezar.NoeradondevivíanlosShade.
—Aunasí—dijoJem—,esunexcelentepuntodepartidaparairabuscarlo.Sihaestadoabandonadodesdequeélsemarchó,puedequesedejaraalgunacosa.Esmás,inclusopodríaestarusándolo.
—Supongo que sí. —El director del Instituto de York no parecía muyentusiasmado con todo ese asunto—. La mayoría de las posesiones de los Shade
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fuerontomadascomobotín.—Botín —repitió Tessa en voz baja. Recordaba ese término del Códice.
Cualquier cosa que un cazador de sombras le quitara a un subterráneo que habíavioladolaLey,lepertenecía.Eraelbotíndeguerra.MiróaJemyaWill;losamablesojos del primero la observaban preocupados. Los inquietos y azules de Willguardabantodossussecretos.¿SeríaciertoqueellapertenecíaaunarazaqueestabaenguerracontraloqueeranJemyWill?
—Botines—mascullóStarkweatherconsugravevoz.SehabíaacabadoelvinoycomenzabaconelqueWillnohabíatocado—.¿Leinteresan,muchacha?AquíenelInstituto tenemos una buena colección. Me han dicho que deja en ridículo lacolección de Londres. —Se puso en pie y casi volcó la silla—. Vengan, se losenseñaré,ylescontaréelrestodeestetristecuento,aunquenohaymuchomás.
Tessalanzóunarápidamiradaasusamigoscazadoresparaverquéhacían,peroambosyaestabanenpieysedisponíanaseguiralanciano.Éstecontinuóhablandomientrascaminaba,loquehizoqueelrestoseapresuraraparanoperderlo.
—Nunca he tenidomuy buena opinión deCompensaciones—expusomientrasentrabanenotropasillopocoiluminadoeinterminablementelargo—.Hacequealossubterráneos se les suban los humos, pensando que tienen derecho a sacar algo denosotros.Todoeltrabajoquehacemosynilasgracias,sólolasmanosabiertaspararecibirmás,más,más.¿Nolesparece,caballeros?
—Unosmalnacidos,todos—repusoWill,queparecíatenerlacabezaamilesdekilómetrosdeallí.Jemlomiródereojo.
—¡Totalmente! —ladró el anciano, claramente satisfecho—. Aunque no sedeberíaempleareselenguajedelantedeunadama,claro.Comodecía,eseMortmainreclamabaporlamuertedeAnneShade,laesposadelbrujo.Decíaqueellanohabíatenido nada que ver con los proyectos de su esposo, que no había sabido nada deellos.Sumuerteerainjustificable.Queríaquesejuzgaraalosculpablesdeloqueélllamabasuasesinato,yrecuperarlaspertenenciasdesuspadres.
—¿EstabaelLibrodeloBlancoentreloquepedía?—inquirióJem—.Séqueesuncrimenqueunbrujoposeaunvolumenasí…
—Lo estaba. Se había recuperado y devuelto a la biblioteca del Instituto deLondres,dondesindudadebedeseguir.Loevidenteeraquenadieseloibaadaraél.
Tessahizounosrápidoscálculosmentales.SiStarkweatherteníaochentaynueveaños,cuandolosShademurierondebíadetenerveintiséis.
—¿Estuvoustedallí?Susojosinyectadosensangrebailaronsobreella;Tessanotóque,inclusoenese
instante,unpocoebrio,noparecíaquerermirarladirectamente.—¿Siestuvedónde?—Ha dicho que se envió a un grupo del Enclave para ocuparse de los Shade.
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¿Estabaustedentreellos?Starkweathervaciló,luegoseencogiódehombros.—Sí —contestó, y su acento de Yorkshire se hizo más pronunciado por un
momento—.No tardamosmucho en cogerlos.Noestabanpreparados.Niunpoco.Losrecuerdoyaciendosobresupropiasangre.Eralaprimeravezqueveíasangredebrujos,mesorprendióquefueraroja.Hubierajuradoqueseríadeotrocolor,azuloverde,oalgoasí.—Seencogiódehombros—.Lessacamoslascapas,comolapieldeuntigre.Melasdieronparaquelasguardara,omejordicho,amipadre.Gloria,gloria.Aquélloseranbuenostiempos.—Sonriócomounacalavera,yTessapensóenlacámaradondeBarbazulguardabalosrestosdesusesposasasesinadas.Sintiócaloryfríoalmismotiempo.
—Mortmainnuncatuvonilamásmínimaoportunidad,¿verdad?—preguntóellaamediavoz—.Haciendosusolicitudasí.Nuncaibaaconseguirsucompensación.
—¡Claro que no!—ladró Starkweather—. Basura, todo basura…Decir que lamujer no estaba implicada. ¿Qué esposa no está metida hasta el cuello en losnegocios de su esposo?Además, él ni siquiera era su hijo natural, no podía serlo.Seguramente,paraelloseramásunamascotaqueotracosa.Apostaríaaqueelpadrelohubierautilizadocomopiezaderecambiollegadoelcaso.Estabamejorsinellos.Deberíahabernosdadolasgracias,envezdeexigirunjuicio…
Elancianosecallóalllegaraunapesadapuertaalfinaldeunpasillo,laempujóconelhombro,sonriéndolesbajolaspobladascejas.
—¿Han estado alguna vez en el Palacio de Cristal? Bueno, pues esto es aúnmejor.
Siguió empujando hasta abrir la puerta, y una fuerte luz los envolvió cuandopasaron al otro lado. Era evidente que ése era el único lugar bien iluminado deledificio.
Lasalaestaballenadevitrinas,ysobrecadaunahabíacolocadaunalámparadeluzmágica, que alumbraba el contenido.Tessa notó queWill se tensaba, y Jem lacogió,apretándoleelbrazoconlamanohastacasiamoratárselo.
—No…—comenzóéladecir,peroTessayahabíaavanzado,yestabamirandoelcontenidodelasvitrinas.
Botines. Un relicario de oro, abierto para mostrar un daguerrotipo de un niñoriendo. Estaba manchado de sangre seca. Detrás de ella, Starkweather estabahablandodesacarlasbalasdeplatadelcuerpodeloslicántroposreciénmuertosparafundirlas y hacermás.De hecho, había un puñado de balas de ésas en una de lasvitrinas,llenandounbolmanchadodesangre.Juegosdecolmillosdevampiros,filasy filas de ellos. Lo que parecía como entramados de hilos finos o de tela muydelicada, entre cristales.Sólo almirarlosmejorvioTessaque se tratabade alasdehadas.Untrasgo,comoelquehabíavistoconJessamineenHydePark,flotabacon
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losojosabiertosenuntarrodelíquidoconservante.Y los restos de brujos.Manosmomificadas con garras, como las de la señora
Negro. Una calavera desnuda, totalmente carente de carne, con aspecto humanoexceptoporqueteníaunosdientesdemasiadoafilados.Vialesdesangreconaspectopastoso. Starkweather estaba hablando de a cuánto se podían vender las partes debrujo,sobretodolas«marcas»debrujo,enelmercadosubterráneo.Lachicasesintiómareadaysofocada,conlosojosardiendo.
Sevolvió;letemblabanlasmanos.JemyWillsiguieronmirandoalancianoconsilenciosas expresiones de horror; éste sujetaba otro trofeo de caza: una cabeza deaspectohumanocolocadasobreunsoporte.Lapielsehabíaarrugadoyvueltogris,tensasobreloshuesos.Unoscuernosdescarnadossalíandeloaltodelcráneo.
—ConseguíestodeunbrujoalquematécercadeLeeds—explicó—.Nocreeríanlomuchoqueseresistió…
La voz de Starkweather se fue haciendo más vacía y resonante, y de repente,Tessasesintió libreyflotando.Laoscuridadlaenvolvió,y luegonotóunosbrazosrodeándolaylavozdeJem.Laspalabrasflotabanhastaellaenfragmentos.
—Miprometida…nuncahabíavistobotinesantes…,nosoportalasangre…muydelicada…
TessaqueríasoltarsedeJem,queríalanzarsesobreStarkweatherygolpearlo,perosabíaqueloestropearíatodosilohacía.Apretólospárpadosyhundióelrostrocontraelpechode Jem, respirando suolor.Eraa jabónymaderade sándalo.Luegonotóotrasmanossobreella,quelaapartabandeéste.LascriadasdeStarkweather.Looyódecirlesquelallevaranarribaylaayudaranaacostarse.Abriólosojosyvioelrostropreocupadodelmuchachomirándola,hastaquelapuertadelasaladelbotínsecerróentreellos.
Esa noche, a Tessa le costó mucho dormirse y, cuando lo logró, tuvo unapesadilla. En el sueño se hallaba esposada a la cama de latón de la casa de lasHermanasOscuras…
Laluzsecolabaporlasventanascomounafinasopagris.LapuertaseabrióylaseñoraOscuroentró,seguidadesuhermana,quenoteníacabeza,sóloelhuesoblanco de la columna que le sobresalía por el cuello, seccionado con cortesirregulares.
—Aquíestá,labella,bellaprincesa—hablabalaseñoraOscuro,aplaudiendo—.Piensaenloquenosdaránporsuspartes.Cienporcadaunadesusblancasmanos,ymilporelpardeojos.Sacaríamosmássi fueranazules,claro,peronosepuedetenertodo.
Rió por lo bajo, y la cama comenzó a dar vueltas mientras Tessa gritaba yforcejeabaenlaoscuridad.Aparecíanrostrossobreella:Mortmain,consusafilados
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rasgosretorcidosderisa.—Dicenqueelvalordeunabuenamujerestámuyporencimadeldelosrubíes
—decía—.¿Yquédelvalordeunabruja?—Ponedla en una jaula, digo yo, y dejemos que los espectadores paguen por
verla—indicabaNate,yderepentelosbarrotesdeunajaulalarodeaban,yélsereíadeelladesdeelotrolado,conunamuecadedesprecioensubellorostro.
Henrytambiénestabaallí,meneandolacabeza.—La he desmontado—explicaba—, y no puedo ver lo que hace que le lata el
corazón.Aunasí, es todauna curiosidad, ¿verdad?—Abría lamano, y teníaalgorojo y carnoso en ella, que palpitaba y se contraía como un pez fuera del agua,ahogándose—.¿Vescómoestádivididoendospartesiguales…?
—Tess. —Oyó una voz urgente hablándole al oído—. Tess, estás soñando.Despierta.Despierta.—Unasmanossobreloshombros,sacudiéndola;abriólosojos,y se encontró tratando de tragar aire en su feo dormitorio de luz grisácea en elInstitutodeYork.Teníalaropadecamaenrolladaporelcuerpo,yelcamisónselepegabaalaespaldaporelsudor.Notabacomosileardieralapiel.SeguíaviendoalasHermanasOscuras;aNate,riéndosedeella;aHenry,diseccionandosucorazón.
—¿Eraunsueño?—preguntó—.Parecíatanreal,tanabsolutamentereal…Secayódegolpe.—Will—susurró. Él seguía con el traje de la cena, aunque estaba arrugado y
teníaelcabellorevuelto,comosisehubieraquedadodormidosincambiarse.Seguíacon lasmanos sobre sus hombros, calentándole la fría piel a través de la tela delcamisón.
—¿Quéestabassoñando?—inquirióél.Sutonoeratranquiloynormal,comosino fueranada raroqueella sedespertaray loencontrarasentadoenelbordedesucama.
Tessaseestremecióalrecordar.—Hesoñadoquemecortabanenpedazos;queexhibíantrozosdemíparaquelos
cazadoresdesombrasserieran.—Tess.—Leacaricióel cabello,y lepuso losalborotados rizos tras lasorejas.
Ella se sintióatraídahaciaél,como limadurasdehierrohaciaun imán.Susbrazosansiaban rodearlo; su cabeza, apoyarse en el hueco del codo—. Maldito sea esediablodeStarkweatherporenseñarteloqueteenseñó,perodebessaberqueyanoesasí.LosAcuerdoshanprohibidotomarbotines.Sólohasidounsueño.
«Noescierto—pensóTessa—.Estoeselsueño.»Lavistaselehabíaacostumbradoalaoscuridad;laluzgrisdelahabitaciónhacía
que losojosdeWill resplandecieranconunazulcasi sobrenatural,como losdeungato.Cuandoellarespirótemblorosa,lospulmonesselellenaronconelaromadeél,Will, sal y trenes, humo y lluvia, y se preguntó si habría salido a caminar por las
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callesdeYorkcomohacíaenLondres.—¿Dóndehasestado?—susurróella—.Huelesanoche.—Fuera,buscandopistas.Comodecostumbre.—Leacariciólamejillacondedos
cálidos y ásperos—. ¿Podrás dormir ahora? Tenemos que levantarnos temprano.StarkweathernosdejasucarruajeparaquevayamosainvestigaraRavenscarManor.Tú,claro,puedesquedarteaquí.Noesnecesarioquenosacompañes.
Lamuchachaseestremeció.—¿Quedarmeaquísinvosotros?¿Enestecaserónsombrío?Prefieronohacerlo.—Tess. —Su voz era tan suave…—. Debe de haber sido toda una señora
pesadillaparahabertedejadotaninquieta.Porlogeneralnohaymuchascosasqueteasusten.
—Ha sido horrible. Hasta Henry estaba en mi sueño. Estaba desmontando micorazóncomosifueraunartefactomecánico.
—Bueno,esoloaclaratodo—repusoWill—.Purafantasía.ComosiHenryfueraun peligro para nadie excepto para símismo.—Cuando ella sonrió, él añadió conconvicción—:Nuncadejaréquenadietetoqueniunpelo.Losabes,¿verdad,Tess?
Sus miradas se encontraron y se unieron. Ella pensó en la ola que parecíarevolcarla siempre que estaba cerca deWill, cómo se sentía subir y bajar, atraídahacia él por fuerzas que escapaban de su control; en el desván, en el tejado delInstituto…Comosiélsintieralamismaatracción,Willseinclinóhaciaella.Fuealgonatural, tannaturalcomorespirar,alzar lacabezaparaquesuslabiosseposaranenlos suyos. Tessa notó la suave exhalación deWill en su boca; alivio, como si sehubieraquitadodeencimaungranpeso.Élletomóelrostroentrelasmanos.Inclusomientras ella cerraba los ojos, oyó la voz de él en su cabeza, de nuevo,inesperadamente.
«Nohayfuturoparauncazadordesombrasquetienedevaneosconbrujos.»Ellaapartóelrostrorápidamente,yloslabiosdeWilllerozaronlamejillaenvez
delaboca.Élseapartó,yellaviosusazulesojosabiertos,sorprendidos…yheridos.—No—respondióella—.No,nolosé,Will.—Bajólavoz—.Dejastemuyclaro
—continuó—quéclasedeusoquieresdarme.Piensasquesoyunjugueteconelqueentretenerte.Nodeberíashabervenidoaquí,noescorrecto.
Éldejócaerlasmanos.—Llamabas…—Noati.Élsequedóensilencio,sóloseoíasuagitadarespiración.—¿Lamentas loquemedijiste aquellanocheenel tejado,Will? ¿Lanochedel
funeraldeThomasydeAgatha?—Era laprimeravezquealgunode losdoshacíareferenciaaese incidentedesdequeocurriera—.¿Measegurasquenopensabasdeverdadloquedijiste?
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Élagachólacabeza;elcabellolecayóhaciaadelante,ocultándoleelrostro.Ellaapretólospuñosaloscostadosparanoempujarlohaciaatrás.
—No—contestóél,envozmuybaja—.QueelÁngelmeperdone,peronopuedodecirlo.
Tessaseapartóysehizounovillo,mirandohaciaelotrolado.—Porfavor,Will,márchate.—Tessa…—Porfavor.Hubounlargosilencio.Luegoélsepusoenpie,ylacamacrujióalmoverse.La
muchacha oyó sus ligeros pasos sobre el suelo y luego la puerta del dormitoriocerrándose tras él.Como si el sonido le hubiera roto algún hilo que lamantuvieraerguida,sedejócaersobre lasalmohadas.Sequedómirandoel techodurante largorato,tratandoenvanodeolvidarlaspreguntasqueleinundabanlamente:¿quéhabíapretendidoWill,yendoasíasudormitorio?¿Porquéhabíaestadotandulcecuandoellasabíaqueladespreciaba?¿Yporqué,aunsabiendoqueéleralopeordelmundoparaella,hacerlemarcharleparecíaunerrortanterrible?
Lamañanasiguienteamanecióinesperadamenteazulybonita,unbálsamoparaladolorida cabeza y el exhausto cuerpo de Tessa.Después de arrastrarse fuera de lacama, donde se había pasado lamayor parte de la noche dando vueltas, se vistió,incapazdesoportarlaideadequelaayudaraalgunadelascriadasancianasymediociegas.Mientras seabrochaba losbotonesde lachaqueta, secontemplóenelviejoespejomanchado.
Teníaunasprofundasojerasoscuras,comosiestuvieranpintadasconcarbón.Will y Jem ya estaban en el salón este, ante un desayuno de tostadas medio
quemadas, té,mermeladaynadademantequilla.CuandoTessaentró,Jemyahabíacomido,yWillestabaocupadocortandosutostadaenfinastirasyhaciendoobscenospictogramasconellas.
—¿Quésesuponequeeseso?—preguntóJem,curioso—.Casisepareceaun…—Alzólamirada,vioaTessaysonrió—.Buenosdías.
—Buenosdías.Tessa se dejó caer en la silla frente aWill; él lamiró una vezmientras ella se
sentaba,peronohabíanadaensusojosniensuexpresiónqueindicaraquerecordabanadadeloquehabíapasadoentreellosunashorasantes.
Jemlamirópreocupado.—Tessa,¿cómoteencuentras?Despuésdeanoche…—Seinterrumpióyalzóla
voz—. Buenos días, señor Starkweather —saludó precipitadamente, y le dio talempujónenelhombroaWillqueéstedejócaereltenedor,ylostrozosdetostadaseesparcieronporelplato.
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Elanciano,quehabíaentradoenlasalaaúnenvueltoenlacapanegraquellevabalanocheanterior,lelanzóunamiradaceñuda.
—El carruaje los espera en el patio—anunció, con su habitual parquedad depalabras—. Será mejor que se apresuren si quieren regresar antes de la cena;necesitaré el vehículo esta noche. Le he dicho a Gottshall que de vuelta les dejedirectamente en la estación, no hace falta entretenerse. Confío en que hayanconseguidotodoloquenecesitan.
Noeraunapregunta.Jemasintió.—Sí,señor.Hasidoustedmuyamable.StarkweatherposólamiradasobreTessa,unaúltimavez,antesdevolverseysalir
delasala,conlacapaondeandotrasél.Ellanopodíaquitarsedelacabezalaimagendeungranpájarodepresa,quizáunbuitre.Pensóenlasvitrinasdetrofeosllenasde«botín»yseestremeció.
—Comedeprisa,Tessa, antesdequecambiedeopinión sobreel carruaje—leadvirtióWill,peroellanegóconlacabeza.
—Notengohambre.—Al menos toma un té.—El galés se lo sirvió, y le puso abundante leche y
azúcar;estabamuchomásdulcedeloquealamuchachalegustaba,peroeratanraroqueél tuvieraundetallecomoése, inclusosisóloeraparameterleprisa,quese lobebiódetodasformasyconsiguiótragarunostrocitosdetostada.Loschicosfueronabuscar los abrigos y el equipaje; volvieron con la capade viaje, el sombreroy losguantes de Tessa, y pronto se encontraron en la escalera del Instituto de York,parpadeandoantelaacuosaluzdelsol.
Starkweather había cumplido su palabra. Su carruaje estaba allí, esperándolos,conlascuatrocesdelaClavepintadasenlapuerta.Elviejococherodelargabarbaycabello blanco ya estaba en su asiento, fumando un puro; lo tiró cuando los vioaparecer,ysehundiómásenelasiento,conlosojosnegrosmirándolospordebajodelascaídascejas.
—¡Maldito infierno, es el viejo marino de nuevo! —exclamó Will, aunqueparecíamásdivertidoqueotracosa.SaltódentrodelvehículoyayudóaTessaasubir.Jemfueelúltimo;cerrólaportezuelatrasélyseasomóporlaventanaparadeciralcocheroquepartiera.TessasesentójuntoaWillenelestrechoasiento,ynotóquelerozabaelhombro;élsetensóalinstante,yellaseapartó,mordiéndoseellabio.Eracomosilanocheanteriornohubieraexistido,yélvolvíaacomportarsecomosiellafuerapuroveneno.
ElcarruajecomenzóamoverseconunasacudidaquecasitiróaTessasobreWillde nuevo, pero ella se agarró a la ventana y se mantuvo donde estaba. Los trespermanecieron callados mientras rodaban sobre los adoquines de la estrechaStonegateStreetypasabanbajoelcarteldelOldStarInn.Losotroschicosestaban
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callados;WillsóloseanimóalcontarleaTessaconunaalegríamacabraqueestabanpasandoporlasviejasmurallas, traspasandolaentradadelaciudad,dondeantesseexponíanclavadasenpicaslascabezasdelostraidores.Ellalehizounamueca,peronodijonada.
Unavezatravesaronlasmurallas,laciudadrápidamentedejópasoalcampo.Elpaisajenoerasuaveyondulado,sinoduroeimponente.Colinasverdessalpicadasdeaulagagrisarramblabanlasgrietasderocaoscura.Largaslíneasdemurosdepiedra,queservíanparaguardarlasovejas,seentrecruzabansobreloscamposverdes;aquíyallíhabíaalgunasolitariacabaña.Elcieloparecíaunainfinitaextensióndeazul,conpinceladasdelargasnubesgrises.
Tessanopodríahaberdichocuántoratollevabanviajandocuandolaschimeneasdepiedradeunagranmansiónsealzaronenladistancia.Jemsacólacabezaporlaventanadenuevoyllamóalcochero;elcarruajefueparandolentamente.
—Pero aún no hemos llegado—señaló Tessa, confusa—. Si eso es RavenscarManor…
—Nopodemosllegarasíhastalapuertaprincipal;sérazonable,Tess—dijoWill,mientrasJemsaltabadelcarruajeyalzabalamanoparaayudaralamuchachaabajar.Lasbotasdeéstasesalpicarondebarroalcaersobreelsuelohúmedoylodoso;Willsaltóágilmentejuntoaella—.Tenemosqueecharunaojeadaaestelugar.Usaremosel artefacto de Henry para registrar si hay alguna presencia demoníaca, así nosaseguraremosdequenovamosdirectosaunatrampa.
—¿ElartefactodeHenrydeverdadfunciona?—preguntóella;sealzólasfaldasparaquenoseleembarraranmientraslostrescomenzabanaavanzarporlacarretera.Echó una mirada atrás y vio al cochero, que parecía haberse dormido ya, mediotumbadoensuasiento,conelsombreroinclinadosobrelosojos.Alrededordeellos,elcampoeraunconjuntodeparchesgrisesyverdes;colinas,degrandespendientes,conlasladerascubiertasparcialmenteportrozosdepizarragris;hierbarecortadaporlasovejasalpastar,yalgunosgruposesparcidosdeárbolesretorcidosyentrelazados.Habíaciertabellezaseveraentodoello,peroTessaseestremecióantelaideadevivirallí,tanlejosdecualquierparte.
Jem,alverlaestremecerse,lesonriódemediolado.—Chicadeciudad.Tessarió.—Estabapensandoenloraroqueseríacrecerenunlugarcomoéste,tanlejosde
otragente.—El lugar donde crecí no era muy diferente de éste —confesó Will
inesperadamente, asombrándolos a ambos—. No es tan solitario como piensas.Puedesestarseguradeque,enelcampo,lagentesevisitamuyamenudo.Sólotienenque atravesar distancias mayores que en Londres, pero, una vez llegan, suelen
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permanecer un tiempo prolongado. Después de todo, ¿hacer todo el viaje paraquedarse sólo una noche o dos? A menudo teníamos invitados que se quedabansemanas.
Tessalomirósorprendida,sindecirnada.Eratanraroquehicieralamásmínimareferencia a su vida pasadaque, a veces,Tessa pensaba en él comoen alguien sinningúntipodepasado.Jemtambiénparecíaasombrado,peroserecuperóantes.
—CompartolaopinióndeTessa.Nuncahevividofueradelaciudad.Nosécómopodría dormir por las noches, sin saberme rodeado de otrasmil almas dormidas ysoñando.
—Y suciedad por todos lados, y todo el mundo respirándote encima —contraatacóWill—.CuandolleguéaLondresporprimeravez,mehartabatanrápidodeestarrodeadodetantagentequeteníaquehacerungranesfuerzoparanocogeralprimerdesafortunadoquesemecruzarapordelanteycometerunactodeviolenciacontrasupersona.
—Algunosdiríanquecontinúasconeseproblema—replicóTessa,peroWillsólorió, una breve carcajada casi de sorpresa, y luego se detuvo paramirar RavenscarManor,quesealzabaanteellos.
Jem silbó al mismo tiempo que Tessa comprendía por qué antes sólo habíanpodidoverlosextremosdelaschimeneas.Lamansiónestabaconstruidaenelcentrodeunaprofundahondonadaentretrescolinas;susescarpadaspendientesseelevabanrodeándola, como si la sujetaran en la palma de una mano. Tessa, Jem yWill sehallaban en el borde de una de esas colinas, contemplando la mansión. Un largocamino se curvaba ante las enormes puertas delanteras. Nada parecía indicarabandonoodesarreglo;nocrecíanmalashierbasenelcamino,nienlossenderosqueconducíanaloscobertizosdepiedra,ynofaltabaningúnvidrioenlasventanasconparteluz.
—Alguien vive aquí —dedujo Jem, dando voz a los pensamientos de Tessa.Comenzóabajarlacolina.Allílahierbaeramásaltayseagitabahastacasilacintura—.Quizási…
Sequedóensilenciocuandoeltraqueteodeunasruedassehizoaudible;porunmomento,Tessapensóqueelcocherodesucarruajehabíaidotrasellos,perono,éseeramuy diferente: un vehículo de aspecto sólido, que cruzó la verja y comenzó arodarhacialamansión.Jemseagachóinmediatamenteentrelahierba,yWillyTessalo secundaron.Vieron cómo se detenía delante de lamansión y el cochero saltabaparaabrirlaportezuela.
Saliódeélunachicamuyjoven,deunoscatorceoquinceaños,supusoTessa;sinlaedadsuficientepararecogerseelcabelloenalto,porqueseleagitabaconelvientocomounacortinadesedanegra.Llevabaunvestidoazul,sencilloyelegante.Hizoungestoconlacabezaalcocheroy,luego,mientrascomenzabaasubirlosescalonesque
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llevabana lapuertade la espectacularvivienda, sedetuvo; sedetuvoymiróhaciadondeJem,WillyTessaestabanagachados,casicomosipudieraverlos,aunqueéstaestabaseguradequeestabanbienocultosporlahierba.
En realidad, la distancia era excesivapara permitir a lamundanadistinguir susrasgos;sóloveíaelpálidoóvalodesurostroenmarcadoporelcabellooscuro.Ibaapreguntarle a Jem si llevaba un catalejo, cuandoWill hizo un ruido; un ruido queTessanohabíaoídoanadiehacerantes,unaespeciedegritoahogado,desagradableyterrible,comosilehubieranextraídotodoelairedeungolpetremendo.
Sepercatóalinstantedequenoerasóloungritoahogado:eraunapalabra;ynosólounapalabra,sinounnombre;ynocualquiernombre,sinoelquelehabíaoídodeciranteriormente.
«Cecily.»
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6SELLADOSENSILENCIO
Elcorazónhumanoocultatesoros,guardadosensecreto,selladosensilencio;
lasideas,lasesperanzas,lossueños,losplaceres,cuyoencantoserompesirevelados.
CHARLOTTEBRONTË,Solazvespertino
La puerta de la gran mansión se abrió; la joven desapareció en el interior. Elcarruaje traqueteó por el costado de la casa hasta la cochera, mientras Will selevantabavacilante.Sehabíapuestodeunfeocolorgrisáceo,comolascenizasdeunfuegoapagado.
—Cecily—repitió.Suvozestabacargadadeasombroyhorror.—¿SepuedesaberquiénesCecily?—Tessaseincorporó,sacudiéndoselahierba
yloscardosdelvestido—.Will…Jemyaestabajuntoasuamigo,conlamanosobreelhombrodeéste.—Will,tienesquehablarconnosotros.Parecequehayasvistounfantasma.Ésterespiróprofundamente.—Cecily…—Sí,esoyalohasdicho—replicóTessa.Oyólaasperezadesupropiotono,ylo
suavizóhaciendounesfuerzo.Eragroserohablarasíaalguienqueestabaobviamentetrastornado,inclusosiésteinsistíaenmiraralvacíoymascullar«Cecily»devezencuando.
Enrealidadnoimportaba;elgalésnoparecíahaberlaoído.—Mi hermana —dijo—. Cecily. Tenía… Dios, tenía nueve años cuando me
marché.—Tu hermana—repitió Jem, y Tessa sintió que se le aflojaba el nudo que le
oprimíaelcorazón,ysemaldijoporello.¿QuéimportabasiCecilyeralahermanadeWilloalguiendequienestuvieraenamorado?Esonoteníanadaqueverconella.
El chico comenzó a bajar la colina, sin rumbo, sólo pisoteando ciegamente elbrezoylaaulaga.Alcabodeunmomento,Jemfuetrasélylocogióporlamanga.
—Will,no…Éltratódesoltarse.—SiCecilyestáaquí,entonceselresto,mifamilia,debendeestartambién.Tessacorrióparaalcanzarlos,haciendounamuecadedolorcuandocasisetorció
eltobilloconunapiedra.
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—Peronotieneningúnsentidoquetufamiliaestéaquí,Will.ÉstaeralacasadeMortmain.Starkweathernoslodijo.Estabaenlospapeles…
—Yalosé—replicóelchicomediogritando.—Cecilypodríaestarvisitandoaalguienaquí…WillleechóaTessaunamiradaincrédula.—¿EnmediodeYorkshire, sola?Yéseeranuestrocarruaje.Lohe reconocido.
Nohayotrocarruajeenlacochera.No,mifamiliaestáenestodealgunamanera.Loshanarrastradoa estemaldito asunto…, tengo… tengoqueavisarlos.—Reanudóeldescensodelacolina.
—¡Will!—legritóJem,yfue trasél,agarrándolopor laespaldadelabrigo.SuamigosediolavueltayempujóaJem,nomuyfuerte;TessaoyóaJemdecirlealgoaWillsobrehabersecontenidotodosesosañosyloabsurdodeecharloporlabordaporun arrebato, y luego todo semezcló:Willmaldiciendo, y Jem tirando de él haciaatrás,yWillresbalandosobreelsuelomojado,yamboscayendojuntos,rodandoenunrevoltijodepiernasybrazos,hastaquelosparóunagranroca,circunstanciaqueJemaprovechóparainmovilizaraWillcontraelsuelo,poniéndoleelcodocontraelcuello.
—Saldeencima—Willloempujó—.Noloentiendes.Tufamiliaestámuerta…—Will.—Jemagarróasuamigoporlapecheradelacamisaylosacudió—.Sí
queloentiendo.Yanoserquequierasquetufamiliatambiénestémuerta,mevasaescuchar.
Willsequedómuyquieto.—James,túseguroqueno…—ledijoenunavozahogada—…,yonunca.—Mira.—JemalzólamanoconlaquenosujetabaaWillyseñaló—.Allí.Mira.Tessamiróhaciadondeseñalaba,ynotóqueselehelabanlasentrañas.Estabana
media ladera, con la mansión a sus pies, y allí, sobre ellos, como una especie decentinelaenelbordedelacimadelacolina,habíaunautómata.Supoalinstanteloque era, aunqueno tenía elmismo aspecto que los autómatas queMortmainhabíaenviado contra ellos antes.Aquéllos, almenos superficialmente, habían pretendidoparecerseasereshumanos.Ésteeraunacriaturademetal,altayestilizada,conlargaspiernasarticuladas,untorsometálicoretorcidoybrazoscomosierras.
Permanecíaabsolutamenteinmóvil,ydealgunamanerasuquietudysusilenciolohacíanaúnmásespantoso.Tessanisiquierapodíadecirsilosestabaobservando.Parecía estar vuelto hacia ellos, pero aunque tenía cabeza, ésta carecía de rasgos,exceptoporunahendiduraamododeboca,dondedestellabandientesmetálicos.Noparecíatenerojos.
Tessa contuvo el grito que le subía por la garganta.Era un autómata. Se habíaenfrentadoaellosantes.Noibaagritar.Will,apoyadosobreelcodo,locontemplabafijamente.
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—PorelÁngel…—Esa cosa nos ha estado siguiendo, estoy seguro —afirmó Jem queda y
urgentemente—. Antes he visto un destello de metal, desde el carruaje, pero noestabaseguro.Ahoraloestoy.Sivascorriendocolinaabajo,tearriesgasaconduciraesascosasdirectamentehaciatufamilia.
—Yaveo—admitióWill.Elligerotonohistéricohabíadesaparecidodesuvoz—.Novoyaacercarmealacasa.Déjamequemelevante.
Jemdudó.—Lo juro por el nombre de Raziel —masculló Will entre dientes—. Ahora
déjamelevantarme.Suamigorodóapartándoseysepusoenpie;Willpegóunbote,loesquivóy,sin
ni siquiera mirar a Tessa, echó a correr, pero no hacia la casa sino en direccióncontraria, hacia la criatura mecánica de la cima. Jem se tambaleó un instante,boquiabierto,maldijoycorriótrasél.
—¡Jem! —gritó Tessa. Pero éste ya casi estaba demasiado lejos para oírla,corriendo trasWill.El autómatahabíadesaparecidode lavista.Lamuchacha soltóunapalabranadapropiadeunadama,seagarrólasfaldasysaliótrasellos.
NoresultabafácilascendercorriendounacolinadeYorkshireconunospesadosropajes y arbustos que la arañaban al pasar. Practicar en su uniforme deentrenamientolehabíahechoentenderporquéloshombrespodíanmoversecontantarapidezysoltura,yerancapacesdecorrer tan rápido.La teladesuvestidopesabauna tonelada, los taconesde lasbotasse leencallabanentre las rocasalcorreryelcorséladejabasinaire.
Para cuando llegó a lo alto, sólo tuvo tiempo de ver a Jem, lejos de ella,desaparecer entre unoscurogrupode árboles.Escudriñó los alrededores, frenética,pero no pudo ver ni la carretera ni el carruaje de Starkweather. Con el corazónsaltándoleenelpecho,corriótraselcazadordesombras.
Elbosquecilloeraanchoyseextendíaporlacrestadelacolina.EncuantoTessasesumergióenlaarboleda,laluzdesapareció:gruesasramasentrelazadasenloaltobloqueaban el sol. Sintiéndose comoBlancanieves huyendo por el bosque,miró atodaspartes,desesperadaporhallarcualquierindicioqueledijerapordóndehabíanidoloschicos,comoramasrotasuhojaspisoteadas.Sinembargo,loúnicoquecaptófueunreflejode luzsobremetalcuandoelautómatasaliódeloscuroespacioentredosárbolesyselanzóaporella.
Tessagritóysaltóparaesquivarlo,peronotardóentropezarseconlasfaldas.Secayódeespaldasyseestrellódolorosamentecontra la tierraembarrada.Lacriaturaalargóunodesuslargosbrazosentomorfoshaciaella.Tessarodóhaciaunlado,yelmetaldelbrazocortólatierrajuntoaella.Habíaunaramacaídacerca;susdedoslaarañaron,secerraronalrededorylaalzaronjustocuandoelotrobrazodelacriatura
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iba hacia la chica.Blandió la rama entre ellos, concentrándose en las lecciones deparoybloqueoquehabíarecibidodeGabriel.
Pero sólo era una rama. El brazo de metal del autómata la segó en dos. Suextremoseabriódegolpeenunagarrademúltiplesdedosmetálicosquetratarondeaferrarleelcuello.Noobstante,antesdequepudieratocarla,Tessanotóunviolentoaleteo contra la clavícula. Su ángel. Se quedó inmóvilmientras la criatura retirabarápidamente la garra, con uno de sus «dedos» perdiendo un fluido negro. Unmomento después, el androide soltó un agudo chirrido y se desplomó hacia atrás,mientrasuntorrentedemáslíquidonegromanabadelagujeroquelehabíanabiertolimpiamenteenelpecho.
Tessaseincorporóhastasentarseyseloquedómirando.Willsehallabaconunaespadaenlamano;elmangosalpicadodenegro.Ibacon
lacabezadescubierta,ysuespesocabellooscuroestabaalborotadoyenredadoconhojas y briznas de hierba. Jem estaba junto a él, con una piedra de luz mágicabrillándoleentrelosdedos.MientrasTessloobservaba,Willdiootromandobleconla espada y cortó al autómata casi por lamitad. Éste se desmoronó sobre el suelohúmedo.Susentrañaseranunafeamasadetubosque,espeluznantemente,recordabaaunservivo.
Jem alzó los ojos. Su mirada se encontró con la de Tessa. Sus ojos eran tanplateados como espejos. Will, a pesar de haberla salvado, parecía ignorar supresencia; echó el pie hacia atrás y le dio una salvaje patada en el costado a lacriatura.Subotahizoresonarelmetal.
—Dinos—ordenócon losdientesapretados—.¿Quéestáshaciendoaquí?¿Porquénossigues?
La afilada línea de la boca del autómata se abrió. Su voz, cuando habló, sonócomoelzumbidoyelchirridodeunmecanismoestropeado.
—Soy…un…aviso…delMagíster.—¿Unavisoparaquién? ¿Para la familiaqueestá en lamansión? ¡Dímelo!—
Willparecíairadarleotrapatada;Jemlepusounamanoenelhombro.—No siente dolor,Will—señaló en voz baja—.Y dice que tiene unmensaje.
Déjalequelodiga.—Unaviso…parati,WillHerondale…yparatodoslos…nefilim…—Larota
voz de la criatura se hizo más clara—. El Magíster dice… debes cesar tuinvestigación. El pasado… es pasado. Deja lo que Mortmain ha enterrado, o tufamiliapagaráelprecio.Noosesacercarteoadvertirles.Silohaces,serándestruidos.
Jemmiraba aWill; éste seguía con un color ceniza pálido, pero lasmejillas leardíandefuria.
—¿Cómoha traídoMortmainami familiaaquí?¿Loshaamenazado?¿Quéhahecho?
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Elandroidechirrióysoltóchasquidos,luegocomenzóahablardenuevo.—Soy…un…aviso…del…Willrugiócomounanimalyleasestóuntajoconlaespada.Tessaseacordóde
Jessamine,enHydePark,cuandohabíahechotrizasaunacriaturadelmundodelashadasconsudelicadasombrilla.WillcortóalautómatahastaconvertirloenpocomásquevirutasdemetalysólosedetuvocuandoJemconsiguiópararlorodeándoloconlosbrazosytirandodeél.
—Will —dijo Jem—. Will, ya basta. —Miró hacia arriba, y los otros dossiguieron su mirada. A lo lejos, entre los árboles, se movían otras formas, másautómatascomoelqueacababadeserdestruido—.Debemos irnos—insistió—.Siqueremosapartarlosdetufamilia,debemosmarcharnos.
Suamigovaciló.—Will, sabes que no puedes acercarte a ellos —añadió Jem, desesperado—.
AunquenoseamásqueporqueeslaLey.Silesllevamoselpeligro,laClavenosemoveráparaayudarlosdeningunamanera.Yanosoncazadoresdesombras.Will.
Lentamente,éstebajó losbrazos.Sequedó,conunbrazodeJemaúnsobre loshombros,contemplandolapiladerestosdemetalqueteníaalospies.Líquidonegrogoteabade lahojade laespadaque lecolgabade lamanoychamuscaba lahierbasobrelaquecaía.
Tessa exhaló. Hasta ese momento no se había dado cuenta de que estabaconteniendolarespiración.Willdebiódeoírla,porquealzólacabezaysusmiradasse encontraron. Algo le hizo apartarla: una agonía tan descarnada no era para susojos.
Alfinalescondieronlosrestosdelautómatalomásrápidoposible,enterrándolosen tierra blanda bajo un tronco podrido. Tessa ayudó en lo que pudo, a pesar delestorbodelasfaldas.Cuandoacabaron,teníalasmanostannegrasdetierraybarrocomolasdelosmuchachos.
Ningunohabló; trabajaronenun inquietante silencio.Unavez finalizaron,Willabriócaminoporelbosquecillo,guiadoporlaluminosidaddelapiedradeluzmágicadeJem.Salierondelbosquecercadelacarretera,dondelosesperabaelcarruajedeStarkweather,conGottshalldormitandoensuasientocomosisólohubieranpasadounosminutosdesdesullegada.
Si suaspecto, sucios,manchadosdebarroyconhojasenredadasenel cabello,sorprendióalanciano,nolomostró.Nitampocolespreguntósihabíanencontradoloquehabíanidoabuscar.Sólolesgruñóunsaludoyesperóaquesubieranalvehículoantes de indicar a los caballos, chasqueando la lengua, que dieran la vuelta ycomenzaranellargocaminoderegresoaYork.
Lascortinasdelasventanasdelcarruajeestabanabiertas;elcieloestabacargado
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denubesnegruzcas,quesehundíanenelhorizonte.—Vaallover—avisóJem,apartándoseelhúmedocabelloplateadodelosojos.Will no dijo nada. Miraba por la ventana. Sus ojos eran del color del océano
Árticoporlanoche.—Cecily—dijoTessaenunavozmásamabledelaquehabíaestadousandocon
Willesosdías.Se leveía tanapenado, tan tristee inhóspitocomolospáramosqueestabanatravesando—.Tuhermana;separeceati.
Will siguió callado. Tessa, sentada junto a Jem en el duro banco, tiritabalevemente.Teníalaropahúmedaporlatierramojadaylasramas,ydentrodelcochehacíafrío.Jemrebuscódebajodelasiento,encontróunamantadeviajebastanteviejay la colocó sobre ambos.Tessa notaba el calor que desprendía su cuerpo, como situvierafiebre,yluchócontraelimpulsodeacercarsemásaélparacalentarse.
—¿Tienesfrío,Will?—preguntó,peroélsólonegóconlacabeza,conlamiradaclavada,sinverlo,enelpaisaje.
TessamiróaJemdesesperada.—Will—dijoésteconunavozclaraydirecta—.Creía…creíaque tuhermana
estabamuerta.El chicoapartó lamiradade laventanay losmiróaambos.Cuandosonrió, su
sonrisafueespectral.—Mihermanaestámuerta—afirmó.Yesofuetodoloquedijo.ElrestodelcaminohastalaciudaddeYorktranscurrió
ensilencio.
Después de pasarse casi toda la noche anterior en vela, Tessa fue durmiendoprofundamentearatoshastaquellegaronalaestacióndetrendeYork.Enmediodeunaniebla,bajódelcarruajeysiguióalosotroshastaelandéndeltrendeLondres;llegabantardeyestuvieronapuntodeperdereltren;Jemsujetóabiertalapuertaparaella,paraellayparaWill,mientrasambossubíanatropelladamente losescalonesyentrabanenelcompartimentotrasél.Mástarde,TessarecordaríaelaspectodeJem,colgando de la puerta, sin sombrero, llamándolos a los dos, y recordaría tambiénmirar por la ventanilla del trenmientras éste partía y ver a Gottshall en el andéncontemplándolos con sus inquietantes ojos oscuros y el sombrero bien calado. Lodemáseraconfuso.
Estaveznohuboconversaciónmientrasel trenavanzabaechandohumoporuncampocadavezmásoscurecidoporlasnubes,sólosilencio.Tessaapoyólabarbillaenlapalma,einclinólacabezasobreeldurovidriodelaventanilla.Colinasverdesdesfilabananteella,ypueblosyaldeas,todosconsupequeñaestación,conelnombreenletrasdoradassobreuncarteldefondorojo.Lastorresdelasiglesiassealzabanenladistancia;lospuebloscrecíanysedesvanecían,yTessaeraconscientedequeJem
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leestabasusurrandoaWill«Mespecta,mespecta»,enlatín,segúnlepareció,ydeque Will no le respondía. Más tarde se dio cuenta de que Jem había dejado elcompartimento,ymiróaWill,alotroladodeloscurecidoespacioquelosseparaba.El sol había comenzado a ponerse y cubría la piel deWill de un tono rosado, quecontrastabaconlamiradavacíadesusojos.
—Will—dijoellaenvozbaja,adormilada—.Anoche…«Anochefuisteamableconmigo—ibaadecir—.Gracias.»Lamiradadesusojosazulesfuecomounapuñalada.—Nohuboanoche—repusoélentredientes.Aloíreso,Tessaseincorporó,casidespierta.—Oh, ¿de verdad? ¿Así que pasamos de una tarde directamente a la mañana
siguiente?Qué curioso que nadiemás lo haya comentado. Supongo que es algunaespeciedemilagro,undíasinnoche…
—Nomepongasaprueba,Tessa.—Elcazadordesombrasteníalasmanossobrelasrodillasyclavabalasuñas,sucias,enlateladelospantalones.
—Tu hermana está viva—aseveró ella, sabiendo perfectamente que lo estabaprovocando—.¿Nodeberíasalegrarte?
Élpalideció.—Tessa…—comenzó,yseinclinóhaciadelantecomosifueraahacer…¿qué?
¿Golpear la ventana y romperla, coger a Tessa por los hombros y zarandearla, oretenerlacomosinuncaquisieradejarlair?Conéltodoeraungrandesconciertooalmenosesocreía.Entonces,lapuertadelcompartimentoseabrió,yJementróconunpañohúmedoenlamano.
MiróaWillyluegoaTessa,yalzósuscejasplateadas.—Unmilagro—bromeó—.Hasconseguidoquehable.—Enrealidadsóloparagritarme—replicóTessa—.Nadadepanesypeces.Willvolvíaaestarcaraalaventana,ynolosmirabamientrashablaban.—Poralgoseempieza…—comentóJem—.Ven,damelasmanos.Sorprendida, Tessa le tendió las manos y se quedó horrorizada. Las tenía
asquerosas,conlasuñasrotasyllenasdesuciedadporhaberescarbadoenlatierradeYorkshire. Incluso teníaunarañazoensangrentadoen losnudillos,aunquenosabíacómoselohabíahecho.
Noeranlasmanosdeunadama.Pensóenlasperfectasmanos,rosayblancas,deJessamine.
—Jessie se horrorizaría—admitió tristemente—.Me diría que tengomanos decarbonera.
—¿Yquéhaydedeshonrosoeneso,dime?—repusoJem,mientras le limpiabacon cuidado los rasguños—. Te vi correr detrás de nosotros y de esa criaturaautómata. Si Jessamine no sabe ya que hay honor en la sangre y la suciedad,
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entonces,jamásloaprenderá.Lasensacióndelpañoenlosdedoseraagradable.TessamiróaJem,queestaba
concentradoensutarea;suspestañaseranunflecoplateado.—Gracias—dijo Tessa—.Me parece que no fui de ayuda, sinomás bien una
carga,perograciasdetodasformas.Jemlesonrió;elsolsalíadedetrásdelasnubes.—Paraesoteestánentrenando,¿noescierto?—¿Tienesideadequépuedehaberpasado?—preguntóTessabajandolavoz—.
¿PorquélafamiliadeWillestaráviviendoenunacasaqueanteseradeMortmain?Jem echó una mirada al muchacho, que seguía mirando tristemente por la
ventana.YahabíanentradoenLondres,ylosedificiosgrisescomenzabanaalzarseaambosladosdelacarretera.LamiradaqueJemechóaWilleraunamiradacansadaycariñosa,unamiradacorriente,yTessasepercatódeque,aunquecuandoseloshabíaimaginado como hermanos, siempre había pensado en Will como el mayor, elcuidador,yenJemcomoelpequeño,larealidaderamuchomáscomplicadaqueeso.
—Nolosé—respondióJem—,aunquemehacepensarqueeljuegodeMortmaines a largo plazo. De alguna manera, sabía exactamente adónde nos iba a llevarnuestra investigación, y preparó este… encuentro… para impresionarnos lo másposible.Quiererecordarnosquiéntieneelpoder.
Tessaseestremeció.—Noséquéquieredemí,Jem—selamentóenvozbaja—.Cuandomedijoque
mehabíahecho,eracomosiestuvieradiciendoquepodíadeshacermeconlamismafacilidad.
ElcálidobrazodeJemtocóeldeella.—Nopuedesserdeshecha—lacontradijoasimismoquedamente—.YMortmain
tesubestima.Hevistohoycómoempleabasesaramacontraelautómata…—No ha sido suficiente. De no haber sido por mi ángel… —Tessa tocó el
colgantequellevabaalcuello—.Élautómatalotocóyseechóatrás.Otromisterioque no entiendo. Me ha protegido antes, y de nuevo esta vez, pero en otrassituacionessequedainactivo.Estanmisteriosocomomicapacidad.
—La que, por suerte, no tienes que emplear para Cambiarte en Starkweather.ParecíasatisfechoconsimplementeentregarnoselarchivodelosShade.
—GraciasaDios—exclamóTessa—.Nomeapetecíanadahacerlo.Parecíaunhombretandesagradableyamargado…Perosiresultaqueacabasiendonecesario…—Sacóalgodelbolsilloyloalzó,algoquebrillóbajolatenueluzdelcompartimento—.Unbotón—dijomuysatisfecha—.Se lehacaídodelpuñode lachaquetaestamañanayloherecogido.
Jemsonrió.—Muylista,Tessa.Sabíaquemealegraríadehabertetraídoconnosotros…
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Unaccesodetoslehizodejarlafraseamedias.Tessalomiróalarmada;inclusoWill salió de su silencioso abatimiento y se volvió a mirar al chico con los ojosentornados. Éste tosió de nuevo, apretándose la boca con lamano, pero cuando laapartó,nohabíasangre.TessavioqueWillrelajabaloshombros.
—Sólounpocodepolvoenlagarganta—lostranquilizóJem.Noparecíaenfermo,perosímuycansado,aunquesuagotamientosóloservíapara
realzar la delicadeza de sus rasgos. Su belleza no era como la deWill, en fieroscoloresyfuegocontenido,peroteníaunasingularperfeccióncallada,elencantodelanievecayendocontrauncieloplateado.
—¡Tu anillo!—Tessa se sobresaltó al recordar que aún lo llevaba.Semetió elbotónenelbolsilloyluegosequitóelsellodelosCarstairsdelamano—.Pensabadevolvérteloantes—sedisculpó,mientrasleponíaelanilloenlapalmadelamano—.Mehabíaolvidado…
Élcerrólosdedossobrelosdeella.Apesardesusideasdenieveycielosgrises,lamanodeJemlesorprendióporsucalidez.
—Nopasanada—repusoélamediavoz—.Megustacómotequeda.Tessanotócalorenlasmejillas.Antesdequepudieraresponder,seoyóelsilbato
del tren. Unas voces gritaron que se hallaban en la estación de Kings Cross, enLondres.Elconvoycomenzóadetenersealaproximarsealandén.ElalborotodelaestaciónllegóhastalosoídosdeTessa,juntoalchirridodeltrenfrenando.Jemdijoalgo,perosuspalabrasseperdieronenmediodelruido;parecíaunaadvertencia,peroWillyaestabadepie,apuntodeabrirelpestillodelapuerta.Lohizoysaltófuera.Tessa pensó que de no haber sido un cazador de sombras, habría tenido unamalacaída, pero al serlo, aterrizó suavemente de pie y comenzó a correr, abriéndosecaminoentrelamasademozos,viajantes,burguesesqueibanalnorteapasarelfindesemanaconsusenormesbaúlesysussabuesosdecazadelacorrea,loschicosdelos periódicos, los carteristas, los vendedores ambulantes y el resto de loscomponentesdeltráficohumanodelagranestación.
Jemestabaenpie,conlasmanossobrelapuerta,perosevolvióymiróaTessa,yéstaviocomounaexpresiónlecruzabaelrostro,unaexpresiónquedecíaquesedabacuentadequesiélsalíacorriendodetrásdeWill,ellanopodríaseguirlos.Conotraprolongadamirada,Jemcerrólapuertaysedejócaerenelasientofrentealdeellamientraseltrenacababadedetenerse.
—Will…—comenzóella.—Nolepasaránada—afirmóJemconconvicción—.Yasabescómoes.Aveces
quiereestarsolo.YdudoquedeseeparticiparcuandorelatemoslasexperienciasdehoyaCharlotteyalosdemás.—Alverqueellaseguíamirándoloangustiada,insistióconsuavidad—:Willsabecuidarsesolo,Tessa.
TessapensóenlasombríamiradadeWillcuandolehabíahablado,másinhóspita
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quelospáramosdeYorkshirequeacababandedejaratrás.DeseóqueJemestuvieraenlocierto.
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7LAMALDICIÓN
Lamaldicióndeunhuérfanoarrastraalinfiernohastaaunángeldeloalto;pero¡máshorribleaúnes
lamaldiciónenlosojosdeunmuerto!Sietedías,sietenoches,esamaldiciónvi.
Yniasípudemorir.
SAMUELTYLORCOLERIDGE,Lacancióndeviejomarino
Magnus oyó abrirse la puerta principal y el alboroto de voces alzadas, einmediatamentepensó:«Will».Yluegolehizograciahaberlopensado.Elmuchachocazadordesombraseracadavezmáscomounparientemolesto,sedijoasímismoMagnus mientras doblaba la esquina de la página del libro que estaba leyendo—Diálogodelosdioses,deLuciano;Camilleestaríafuriosadequehubieramarcadolapágina—,unapersonadelaqueconocíassuscostumbres,peroresultabaimposiblecambiarlas.Alguiencuyapresenciasepodíareconocerporelsonidodesuspasosenelcorredor.Alguienqueconsiderabatenerderechoadiscutirconelsirvientecuandoaésteselehabíadadoórdenesdedeciratodoelmundoquenoestabasencasa.
Lapuertadelsalónseabriódegolpe,yWillaparecióenelumbral,mediotriunfalymedioabatido;todounlogro.
—Sabíaqueestabasaquí—afirmómientrasMagnusseincorporabaenelsofá,ybajaba los pies al suelo—. Bien, ¿te importaría decirle a este… murciélagodesmesuradoquedejederevolotearsobremihombro?—SeñalóaArcher,elsiervodeCamilleycriadotemporaldeMagnus,quien,efectivamente,estabarondadojuntoalreciénllegado.Teníaenelrostrounamarcadaexpresiónderepulsa,algo,porotraparte,habitual—.Dilequequieresverme.
Magnusdejóellibrosobrelamesaqueteníaallado.—Perotalveznoquieraverte—replicódeunaformamuyrazonable—.Hedicho
aArcherquenodejaraentraranadie,noquenodejaraentraranadieexceptoati.—Me ha amenazado —intervino Archer, en su voz susurrante no del todo
humana—.Selodiréamiseñora.—Hazlo—repusoWill,peromirabaalbrujo,consusojosazulesyansiosos—.
Porfavor.Tengoquehablarcontigo.«Pesado,elchaval»,pensóéste.Despuésdeundíaagotadoreliminandounhechizodeamnesiadeunmiembrode
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lafamiliaPenhallow,habíaqueridodescansar.Yahabíadejadodeestarpendientedeoír los pasos de Camille en el pasillo, o de esperar un mensaje, pero aún seguíaprefiriendoesasalaalasdemás,esasala,dondeeltoquepersonaldeCamilleparecíaaferrarsealasrosasespinosasdelpapeldelapared,altenueperfumequeemanabadelas cortinas…Había esperado con ganas pasar la tarde delante del fuego, con unacopadevino,unlibroyestrictamentesolo.
PeroahíestabaWillHerondale,conunaexpresiónqueeraunamezcladedolorydesesperación, pidiendo su ayuda. Iba a tener que hacer algo contra esemolesto yblandengueimpulsodeayudara losdesesperados.Contraesoycontrasudebilidadporlosojosazules.
—Muybien—repusoconunsuspirodemártir—.Puedesquedarteyhablarme.Pero te lo advierto, no voy a invocar a ningún demonio.Almenos no antes de lacena.Anoserquehayasdescubiertoalgúntipodeprueba…
—No.—Elmuchachoentróansiosoenlasala,ycerrólapuertaenlasnaricesaArcher.Sediolavueltayleechólallave,paraasegurarse.Yluegofuehastaelfuego.Hacíafríofuera.Eltrocitodeventanaquenocubríanlascortinasmostrabalaplazaen el exterior sumida en un oscuro ocaso; hojas revoloteando sobre el pavimento,impulsadasporunbriosoviento.Willsequitólosguantes,losdejósobrelarepisadela chimenea y acercó las manos al fuego—. No quiero que invoques a ningúndemonio.
—Ah.—Magnus puso los pies, enfundados en unas botas, sobre la mesita demaderadelantedelsofá,otrogestoquehubieraenfurecidoaCamilledehaberestadoallí—.Unabuenanoticia,supongo…
—Quieroquemeenvíesalotrolado.Alosreinosdelosdemonios.Elmagoseatragantó.—¿Quieresquehagaqué?ElperfildeWillquedabaensombrascontraelbrillodelfuego.—Quecreesunportalymeenvíesalotrolado.Puedeshacerlo,¿no?—Esoesmagianegra—repusoMagnus—.Nollegaasernecromancia,pero…—Nadietieneporquéenterarse.—La verdad.—El tono del hechicero era ácido—. Esas cosas siempre acaban
sabiéndose. Y si la Clave descubriera que he enviado a uno de los suyos, a sumiembromásprometedor,aquelodespedacenlosdemoniosenotradimensión…
—LaClave nome considera prometedor.—La voz deWill era fría—.No soyprometedor.Nosoynada,niloserénunca.Nosintuayuda.
—Estoycomenzandoapensarsitehanenviadoparaprobarme,WillHerondale.Éstesoltóunacortacarcajadaseca.—¿Dios?—LaClave.QueescomosifueraDios.Quizásólopretendendescubrirsiestoy
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dispuestoaviolarlaLey.Elchicosevolvióenredondoylomirófijamente.—Lo digo totalmente en serio —afirmó—. No es ningún tipo de prueba. No
puedo seguir así, invocando demonios al azar, y que nunca sea el que busco;esperanza infinita, decepción infinita. Cada día amanece más y más negro, y laperderéparasiempresitú…
—¿La perderás? —Magnus se aferró a esas palabras; se irguió en el asiento,entornandolosojos—.EstotienequeverconTessa.Losabía.
Willsesonrojó,unapinceladadecolorenlapalidezdesurostro.—Nosóloconella.—Perolaamas.Elchicoseloquedómirando.—Claro que la sí —admitió finalmente—. Había llegado a pensar que nunca
amaríaanadie,perolaamo.—¿Sesuponequeesamaldicióntienealgoqueverconarrebatartetucapacidad
dequerer?Porqueesoseríalamayortonteríaqueheoídonunca.Jemestuparabatai.Tehevistoconél.Loquieres,¿noescierto?
—Jemesmimayorpecado—respondióél—.NomehablesdeJem.—Nomehablesde Jem,nomehablesdeTessa.Quieresque te abraunportal
hacialosmundosdelosdemonios,y¿novasahablarmeoadecirmeporqué?Noloharé,Will.—Magnumcruzólosbrazossobreelpecho.
Willapoyóunamanoenlarepisadelachimenea.Sequedómuyquieto,mientraslasllamasresaltabansusilueta,elhermosoperfil,lagraciadelasesbeltasmanos.
—Hoyhevistoamifamilia—anunció,yluegosecorrigiódeinmediato—.Amihermana. He visto a mi hermana pequeña, Cecily. Sabía que estaban vivos, peronuncapenséquevolveríaaverlos.Nopuedenestarcercademí.
—¿Porqué?—preguntóMagnus,poniendounavozsuave; sentíaqueestabaalborde de algo, algún tipo de avance con esemuchacho extraño, irritante, herido ydestrozado—.¿Quéhicieronquefueratanterrible?
—¿Quéhicieronellos?—Willalzólavoz—.¿Quéhicieronellos?Nada.Soyyo.Soyunveneno.Unvenenoparaellos.Unvenenoparacualquieraquemeame.
—Will…—Tehementido—confesóéste,ysealejódelfuegoderepente.—Sorprendente—murmuróMagnus,peroélsehabíaido,asusrecuerdos,loque
talvez fuera lomejor.Habíacomenzadoaandar,arrastrando lospiespor labonitaalfombrapersadeCamille.
—Yasabesloquetehecontado.EstabaenlabibliotecadecasademispadresenGales.Llovía;comomeaburría,estabamirandolascosasviejasdemipadre.Habíaguardadounascuantascosasdesuvidaanteriorcomocazadordesombras,cosasque
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nohabíaquerido tirar, supongoqueporalguna razónsentimental.Unaviejaestela,aunque en ese momento, yo no sabía lo que era, y una pequeña caja grabada,escondida en un cajón secreto de su escritorio. Supongo que creyó que eso seríasuficiente para que no la encontráramos, pero nada es suficiente con los niñoscuriosos.Y,claro,loprimeroquehicealdarconlacajafueabrirla.Salióunanieblaachorro, y al instante se transformó en un diablo viviente. En cuanto vi la criatura,comencéagritar.Sóloteníadoceaños.Nuncahabíavistonadaigual.Enorme,letal,conunabocallenadedientespuntiagudosyunacolaconpinchos;yyonoteníanada.Ningunaarma.Cuandoeldemoniorugió,mecaísobrelaalfombra.Esacosaestabasobremí,siseando.Entoncesentrómihermana.
—¿Cecily?—Ella.Mihermanamayor.Teníaalgoardiendoenlamano.Ahoraséloqueera:
uncuchilloserafín.Enaquelentoncesnoteníaniidea.Legritéquesefuera,peroellasepusoentre lacriaturayyo.Noteníaningúnmiedo,mihermana.Nuncalohabíatenido.Noledabamiedosubiralárbolmásaltoomontarelcaballomássalvaje,yallí, en la biblioteca, tampoco teníamiedo. Le dijo a la cosa que semarchara. Lacriatura estaba a media altura, como un enorme y feo insecto. Ella dijo: «Yo teexpulso».Entonces,eldemoniorió.
Comoeradeesperar.Magnussintiópenaysimpatíaalavezporlamuchacha;lahabían criado para que no supiera nada de demonios, de su invocación o suexpulsión,perodetodasformassemanteníafirme.
—Serió,yluegomeneólacolaylatiróalsuelo.Entoncesclavólosojosenmí.Erancompletamenterojos.Dijo:«Esa tupadreaquiendestruiré,perocomonosehallaaquí,tútendrásqueservir».Yoestabatanimpresionadoqueloúnicoquepudehacer fuemirarlo. Ella se arrastraba por la alfombra, tratando de coger el cuchilloserafín. «Temaldigo», prosiguió el ser. «Todos losque te amen,morirán.Su amorserásudestrucción.Puedetardarunmomento,puedetardaraños,peroquientemireconamormoriráporello,anoserqueteseparesdetusseresqueridosparasiempre.Ycomenzaréconella.»Lededicóungruñidoamihermanaydesapareció.
Magnusestabafascinado,apesarsuyo.—¿Ycayómuerta?—No.—Will seguía andando de un lado a otro. Se quitó el abrigo y lo colgó
sobreunasilla.Suoscurocabellohabíacomenzadoarizarseconelcalorquelesalíadel cuerpo,mezclado con el del fuego; se le pegaba a la nuca—.Estaba ilesa.Meabrazó.Ellameconsolóamí.Medijoquelaspalabrasdeldemonionosignificabannada.Admitióquehabíaleídoalgunosdeloslibrosprohibidosdelabiblioteca,yqueasíeracomosabíaquéerauncuchilloserafínycómousarlo,yque lacajaqueyohabíaabierto se llamabaPyxis, aunquenopodía imaginarporquémipadrehabríaconservadouna.Mehizoprometernovolveratocarnadademispadres,anoserque
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ellaestuvieraconmigo,yluegomellevóalacama,ysequedóleyéndomehastaquemedormí.Elsustomehabíadejadoagotado,creo.Recuerdooírlamurmurarconmimadre,decirlequemehabíapuestoenfermomientrasestabafuera,queseríaalgunafiebre infantil. En esemomento, yo estaba disfrutando de toda la atención quemeprestaban, y el demonio estaba comenzando a parecerme un recuerdo bastanteexcitante.RecuerdoperfectamentecontárseloaCecily,sinadmitir,claro,queellamehabíasalvadomientrasqueyohabíagritadocomounniño…
—Erasunniño—remarcóMagnus.—Eralosuficientementemayor—replicóWill—.Losuficientementemayorpara
saber qué significaban los gritos de dolor de mi madre cuando me desperté a lamañanasiguiente.EstabaeneldormitoriodeElla,yéstaestabamuertaenlacama.Hicieronloquepudieronparaqueyonoentrara,peroviloquenecesitabaver.Estabahinchada,ydeuncolorverdosooscuro,comosialgolahubierapodridopordentro.Yanoparecíamihermana.Yaniparecíahumana.
Yosabía loquehabíapasado,aunqueellosno.«Todosloqueteamen,morirán[…]Ycomenzaréporella.»Eramimaldiciónenacción.Entoncessupequeteníaquealejarmedeellos,detodamifamilia,antesdequehicieracaersobreelloselmismohorror.Memarchéesamismanoche,yseguíloscaminoshastaLondres.
Magnusabriólabocaylavolvióacerrar.Porunavez,nosabíaquédecir.—Asíqueyaves—concluyóWill—,mimaldiciónnosepuededecirqueseauna
tontería.Lahevistoenacción.YdesdeaqueldíahetratadodeasegurarmedequeloquelepasóaEllanolevuelvaapasaranadiemás.¿Puedesimaginártelo?¿Puedes?—Se pasó los dedos por el cabello, y los enredadosmechones le volvieron a caersobre los ojos—. No permitir que nadie se te acerque. Hacer que cualquiera quepudiera quererte te odie. Dejé a mi familia para distanciarme de ellos y que meolvidaran. Todos los días debo mostrar crueldad hacia aquellos con los que heescogidovivir,paraquenopuedansentirdemasiadoafectohaciamí.
—Tessa…—De repente,Magnus vio en su cabeza a la chica de ojos grises yrostroserioquehabíamiradoaWillcomosiélfueraelsolquesealzaenelhorizonte—.¿Creesqueteama?
—Nolocreo.Mehecomportadomuymalconella.—Enlavozdelmuchachosecombinabanelsufrimiento,ladesgraciayeldesprecioasímismo—.Creoquehubounmomentoenqueellacasi…Penséqueestabamuerta,¿sabes?,yledemostré…ledejéverloquesiento.Creoqueellamepodríahabercorrespondidodespuésdeeso.Perodestrocécualquieresperanzaquepudierahaber tenido,de laformamásbrutalquepude.Imaginoqueahorameodia.
—YJem—dijoMagnus,temiendolarespuestaqueyasabía.—Jemseestámuriendodetodasformas—contestóWillconvozahogada—.Jem
es lo queme he permitido.Me digo que, simuere, no será pormi culpa. Se está
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muriendo,ycondolor.Almenos,lamuertedemihermanafuerápida.Quizáatravésdemí,Jempuedatenerunabuenamuerte.—Alzólavistatristemente,yseencontróconlamiradaacusadoradelbrujo—.Nadiepuedevivirsinnada—susurró—.Jemestodoloquetengo.
—Deberíashabérseloexplicado—lereprochóMagnus—.Habríadecididosertuparabataiigualmente,yconociendolosriesgos.
—¡Nopuedoimponerleesacarga!Lomantendríaensecretosiselopidiera,perosabiéndolo,sólosufriría,yeldolorquecausoalosotrosleharíaaúnmásdaño.Sinembargo,silesdijeraaCharlotte,aHenryyalrestoquemicomportamientoesunafarsa,quetodaslascosascruelesqueleshedichosonmentira,querecorrolascallessóloparadarlaimpresióndequeheestadobebiendoyconputas,cuandoenrealidadese comportamiento no va en absoluto conmigo, habría cejado en mi empeño deapartarlosdemí.
—¿Yporesonuncahashabladoanadiedeestamaldición?¿Anadieexceptoamí,desdequeteníasdoceaños?
—No podía —respondió Will—. ¿Cómo podía estar seguro de que no seencariñaríanconmigo,cuandosupieranlaverdad?Unahistoriacomoéstapuededarlástima,lalástimapuedeconvertirseenaprecioyluego…
Magnusalzóunaceja.—¿Notepreocupoyo?—¿Que tú puedas quererme?—El chico parecía realmente asombrado—. No,
odias a los nefilim, ¿no es cierto? Además, supongo que los brujos tenéisproteccionescontralossentimientosindeseados.PeroparalagentecomoCharlotte,comoHenry,…sisupieranquelaimagenquelesdejoveresfalsa,sisupieranloquesientodeverdad…podríanllegaratenermecariño.
Charlottealzóelrostrolentamentedeentrelasmanos.—¿Ynotenéisnilamásremotaideadedóndeestá?—preguntóporterceravez
—.¿Will…simplementesehaido?—Charlotte—habló Jem con voz tranquilizadora. Estaban en el salón, con su
papel pintado de flores y parras. Sophie se hallaba junto a la chimenea, usando elatizador para que el carbón ardiera más. Henry estaba sentado al otro lado delescritorio,haciendoalgoconunjuegodeinstrumentosdecobre;Jessaminesehallabaeneldiván,yCharlotte,enel sillón juntoal fuego.TessayJemsehabíansentadojuntos en el sofá,muy correctos, y la chica le hacía sentirse como si estuviera devisita.Sehabíahartadodebocadillos,queBridgethabíallevadoenunabandeja,yté,quelentamentelehabíaidodeshelandopordentro—.Tampocoestanraro.¿CuándohemossabidodóndeestáWillporlasnoches?
—Pero esto es diferente.Ha visto a su familia, o almenos a su hermana.Oh,
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pobreWill.—Lavozdeladirectoratemblabadeansiedad—.Habíapensadoquetalvezfinalmenteestuvieracomenzandoaolvidarlos…
—Nadieolvidaasufamilia—exclamóJessamineconsequedad.Estabasentadaeneldiván,conuncaballetey láminasanteella;hacíapocohabíadecididoquesehabía retrasado en el aprendizaje de las artes de una dama y había comenzado apintar, a recortar siluetas, a secar floresy a tocar el clavecín, aunqueWill lehabíadichoque al cantar, suvoz le hacía pensar en Iglesia cuandoestabaespecialmenteprotestón.
—Bueno,no,claroqueno—seapresuróa rectificarCharlotte—,peroquizásepuedanovivirconstantementeconelrecuerdo,comounaespeciedeterriblecarga.
—Como si supiéramosquéhacer conWill, con lo repelenteque es siempre—soltó Jessamine—. De todas formas, nunca debe de haberle importado tanto sufamilia,sino,nolahubieraabandonado.
Tessasoltóunpequeñogritoahogado.—¿Cómo puedes decir eso?No sabes por qué semarchó.No viste su cara en
RavenscarManor…—RavenscarManor—repitióCharlotte,conlamiradaperdidaenlachimenea—.
Deentretodosloslugaresalosquepenséqueirían…—Paparruchas—exclamóJessamine,mirandoenfadadaaTessa—.Almenossu
familia estáviva.Además, apuesto aqueno estaba tristedeverdad; apuesto aqueestabafingiendo.Siemprelohace.
TessamiróaJemenbuscadeapoyo,peroelchicoestabamirandoaCharlotte,ysumiradaeratanduracomounamonedadeplata.
—¿Quéquieresdecir—preguntóJem—con«deentretodosloslugaresalosquepenséqueirían»?¿SabíasquelafamiliadeWillsehabíatrasladado?
Ellasesobresaltóysuspiró.—Jem…—Esimportante,Charlotte.La mujer miró hacia la lata que tenía sobre el escritorio y que contenía sus
caramelosdelimónfavoritos.—DespuésdequelospadresdeWillvinieranavisitarle,cuandoteníadoceaños,
y él no quiso verlos… Le rogué que hablara con ellos, aunque sólo fuera unmomento, pero se negó. Traté de que entendiera que si se marchaban, quizá novolveríaaverlos.Mecogiólamanoymedijo:«Porfavor,prométemequemedirássimueren,Charlotte.Prométemelo».—Bajólamiradayjugueteónerviosaconlateladesuvestido—.Eraunapeticiónmuyraraparaunchicotanjoven.Le…ledijequesí.
—¿AsíquetehasmantenidoaltantodeloquelepasabaalafamiliadeWill?—preguntóJem.
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—Contraté a Ragnor Fell para hacerlo—respondió Charlotte—. Los primerostresaños.Alcuarto,vinoavermeymedijoquelosHerondalesehabíantrasladado.EdmundHerondale,elpadredeWill,habíaperdidolacasapordeudasdejuego.Esofue todo lo que Ragnor fue capaz de averiguar. Los Herondale se habían vistoobligadosatrasladarse.Nopudoencontrarrastrodeellos.
—¿SelodijisteaWill?—inquirióTessa.—No. —Charlotte negó con la cabeza—. Me había hecho prometer que le
informaría simorían, eso fue todo. ¿Por qué intensificar su tristeza diciéndole quehabíanperdidolacasa?Élnuncalosmencionaba.Yohabíallegadoaconfiarenqueloshubieraolvidado….
—Nuncaloshaolvidado.—HabíaunafuerzaenlaspalabrasdeJemquehizoqueCharlottepararaelnerviosomovimientodesusdedos.
—Nodeberíahaberlohecho—repusoCharlotte—.Nuncadeberíahaberlehechoesapromesa.IbacontralaLey…
—CuandoWill quiere algodeverdad…—dijo Jem—,cuando lo siente, puederomperteelcorazón.
Sehizoel silencio.Charlotte apretaba los labios,y losojos lebrillabandeunamanerasospechosa.
—CuandosefueenKingsCross,¿dijoalgosobreadóndeiba?—No —respondió Tessa—. Llegamos, y él para arriba y puso pies en
polvorosa…perdón,selevantóyselargó—secorrigióTessacuandolasmiradasdelosotroslehicieronverqueestabausandoargotamericano.
—«Para arriba y puso pies en polvorosa» —repitió Jem—. Me gusta. Parececomosidejaraunanubedepolvodetrás.Nodijonada,no;sólosefueabriendopasoacodazosentrelamultitudydesapareció.CasitiróaCyril,queveníaarecogernos.
—Notieneningúnsentido—sequejóladirectoradelInstituto—.¿PorquéibaaestarlafamiliadeWillviviendoenunacasaqueanteseradeMortmain?¿YademásenYorkshire?Noesallíadondepensabaquenosllevaríaestecamino.BuscábamosaMortmain y encontramos a los Shade; lo buscamos de nuevo y encontramos a lafamiliadeWill.Nosrodea,comoesemalditouróboroqueusacomosímbolo.
—Tiempo atrás encargaste aRagnorFell que se ocuparadever cómo le iba lafamiliadeWill—expusoJem—.¿Nopodríasencargárselodenuevo?SiMortmainestárelacionadoconellosdealgunamanera…porlarazónquesea…
—Sí,sí,claro—contestóCharlotte—.Leescribiréinmediatamente.—Hay una parte de esto que no entiendo—confesó Tessa—. La solicitud de
compensaciónsepresentóen1825,yconstaqueelsolicitanteteníaveintidósaños.Siteníaveintidósentonces,ahora tendrásetentaycinco,ynoparece tanviejo.Quizáunoscuarenta…
—Haymaneras—explicóCharlottedespacio—dequelosmundanosquetontean
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conlamagianegraprolonguensuvida.Porcierto,ésaseríalaclasedeconjurosqueseencuentranenelLibrode loBlanco.Yporesa razón,quealguienquenosea laClaveestéenposesióndeeselibroseconsiderauncrimen.
—TodoeseasuntoenlosperiódicosdequeMortmainheredóunanavieradesupadre…—intervinoJem—.¿Creesqueemplearíaeltrucodelvampiro?
—¿Eltrucodelvampiro?—repitióTessa,intentandorecordarloenelCódice.—Eslamaneraenquelosvampirosconservansudineroalolargodelosaños—
aclaróCharlotte—.Cuandollevandemasiadotiempoenunmismolugar,tantoquelagenteempiezaanotarquenoenvejecen,fingensumuerteydejantodoenherenciaaalgúnhijoosobrinoperdido.Yvoilà,elsobrinoaparece,separecemuchoasutíoosupadre,peroahíestáysequedaconeldinero.Yvanhaciendoeso,avecesdurantegeneraciones.Mortmain podría haberse dejado fácilmente su compañía a símismoparaocultarquenoenvejecía.
—Yfingirqueera supropiohijo—concluyóTessa—.Loque también ledaríaunarazónparaquelovierancambiandolaorientacióndelaempresa,pararegresaraGranBretañaycomenzarainteresarsepormecanismosyesascosas.
—YtambiénesprobablequeseaporesoporloquedejólacasadeYorkshire—añadióHenry.
—AunqueesonoexplicaporquéahoralahabitalafamiliadeWill—cavilóJem.—OdóndeestáWill—añadióTessa.—O dónde estáMortmain—recordó Jessamine, con una especie de tenebrosa
alegría—.Sóloquedannuevedías,Charlotte.Éstavolvióaocultarelrostroentrelasmanos.—Tessa, odio tener que pedirte esto, pero después de todo, es para lo que te
enviamosaYorkshireynodebemosdejarpiedrasinremover.¿AúntieneselbotóndelabrigodeStarkweather?
Sindecirnada,Tessasacóelbotóndelbolsillo.Eraredondo,denácaryplata,ylonotabaextrañamentefríoenlamano.
—¿QuieresquemeCambieenél?—Tessa —intervino Jem rápidamente—. Si no lo quieres hacer, Charlotte…
nosotros…nuncateloexigiremos.—Losé—repusolamundana—.Peromeofrecíynomedesdirédemipalabra.—Muchasgracias,Tessa.—Charlotteparecíaaliviada—.Debemossabersinos
haocultadoalgo,sioshamentidosobrecualquieradelaspartesdeesteasunto.SuparticipaciónenloquelespasóalosShade…
Henryfruncióelcejo.—Será un día negro cuando no puedas confiar en tu compañero cazador de
sombras,Lottie.—Yaesundíanegro,queridoHenry—replicósumujersinmirarlo.
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—Entoncesnopiensasayudarme—dijoWillenunavozinexpresiva.Conmagia,Magnus había encendido un fuego en la chimenea. En el resplandor de las llamasbailarinas,elbrujopodíavermásdetallesdelaspectodeWill:elcabellorizadoenlanuca, losdelicadospómulosyelfuertementón, lassombrasqueleproyectabanlaspestañas…AMagnuslerecordabaaalguien;esaimagenlerondabaporlamemoria,peronosemostrabaconclaridad.Despuésdetantosaños,avecesleresultabadifícilrecuperar un recuerdo concreto, incluso de aquellos a los que había amado.Ya nolograbarecordarelrostrodesumadre,aunquesabíaqueseparecíaaella,unamezcladesuabueloholandésysuabuelaindonesia.
—Sientudefiniciónde«ayuda»entratirartealosreinosdelosdemonioscomouna rata en un foso lleno de terriers, entonces no, no pienso ayudarte—contestóMagnus—.Esunalocuraylosabes.Veteacasa.Duermeyquesetepase.
—Noestoyborracho.—Comosiloestuvieras.—Elmagosepasóambasmanosporelcabelloypensó,
derepenteydeformairracional,enCamille.Ysesintiósatisfecho.Enesasala,conWill,habíapasadocasidoshorassinpensarenella.Era todounavance—.¿Creesqueereslaúnicapersonaquehaperdidoaalguien?
Willretorcióelrostroenunamueca.—No lodigas así.Comoundolor corriente.Noes así.Dicenque el tiempo lo
curatodo,peroesoasumequeelorigendelpesaresfinito.Queseacaba.Estoesunaheridaabiertaquesangrabadíatrasdía.
—Sí—repusoMagnusmientrasse reclinabasobre loscojines—.Esoes loquetienenlasmaldiciones.
—Seríadiferente simehubieranmaldecidoparaquemurieran todosaquellosaquienes yo quiero —dijo Will—. Podría evitar querer. Pero evitar que otros mequieran…esalgoextrañoyagotador.—Síquesonabaagotador,reflexionóMagnus,y con un dramatismo que sólo alguien de diecisiete años podía lograr. TambiéndudabadelaveracidadqueloquehabíadichoWillsobrepodernoamaranadie,peroentendía por qué el chico prefería explicarse esa historia—. Tengo que ser otrapersonatodoeldía,todoslosdías,alguienamargado,malhumoradoycruel.
—Yamegustasasí.Ynomedigasquenotediviertesalmenosunpoco,jugandoaldiablo,WillHerondale.
—Dicenquelollevamosenlasangre,esaespeciedehumornegro—repusoéste,mirandolasllamas—.Ellalotenía.YCecilytambién.Yonocreíatenerlohastaquelonecesité.Enestosañosheaprendidobuenasleccionessobrecómoserodioso.Perosientoquemeestoyperdiendoamímismo…—Tratóde encontrar laspalabras—.Me siento empequeñecido, con partes demí rodandohacia la oscuridad, las partesquesonbuenas,sincerasy leales.Si lasocultasdemasiado tiempo,¿laspierdesdel
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todo?Porquesinohaynadieenelmundoaquienleimportes,¿realmenteexistes?EsoúltimolodijoenunavoztanbajaqueMagnustuvoqueesforzarseparaoírlo.—¿Quédices?—Nada.Algo que leí una vez en algún lado.—Will se volvió hacia él—.Me
haríasunfavorenviándomealosreinosdelosdemonios.Hastapodríaencontrarloquebusco.Esmiúnicaoportunidad,ysinesaoportunidadmividanovalenadaparamí.
—Muyfácildedeciralosdiecisieteaños—replicóMagnus,congranfrialdad—.Estásenamoradoycreesqueesoestodoloquehayenelmundo.Peroelmundoesmayorquetú,Will,ypuedequetenecesite.Eresuncazadordesombras.Sirvesaunacausamayor.Tuvidanoteperteneceparapoderdesperdiciarla.
—Entonces, nada me pertenece—sentencióWill, y se apartó de la chimenea,bamboleándosecomosirealmenteestuvieraebrio—.Sinisiquieramepertenecemipropiavida…
—¿Quiéndijoalgunavezque senosdebe la felicidad?—leespetóMagnusenvozbaja,yensucabezasedibujólaimagendesucasadelainfanciayasumadreapartándosedeélconojosespantados,yasuesposo,quenoeraelpadredeMagnus,ardiendo—.¿Yquéhaydeloquedebemosalosotros?
—Yaleshedadotodoloquetengo—contestóWill,mientrascogíasuabrigodelrespaldodelasilla—.Yahansacadolosuficientedemí,ysiestoesloquetienesquedecirme,entoncestútambién…brujo.
Escupió la última palabra como una maldición. Magnus lamentó su dureza ycomenzóaponerseenpie,peroelmuchacholoapartóyfuealapuerta.Lacerródeun portazo.Unmomento después,Magnus lo vio pasar por delante de la ventana,poniéndoseelabrigomientrascaminabaconlacabezainclinadaparahacerfrentealintensoviento.
Tessa se hallaba sentada en su tocador, envuelta en su bata, y hacía rodar elpequeñobotónenlapalmadelamano.HabíaqueridoqueladejaransolaparahacerloqueCharlottelehabíapedido.Noeralaprimeravezquesehabíatransformadoenunhombre; lasHermanasOscuras lahabíanobligadoahacerlo,másdeunavez,yaunque resultaba una sensación peculiar, no era eso lo que la hacía vacilar. Era laoscuridadquehabíavistoenlosojosdeStarkweather,laligerapátinadelocuraensutono cuando hablaba de los botines que había tomado.No era unamente a la quequisieraconocermás.
Sabíaquenoestabaobligadaahacerlo.Podíasalirdeallíydecirlesquelohabíaintentado,peroquenohabíafuncionado.Peroinclusomientrasesaidealepasabaporlacabeza, supoquenoseríacapazdementirles.Dealgunamanerahabía llegadoaconsiderar que debía lealtad a los cazadores de sombras del Instituto. La habían
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protegido,habíasidoamablesconella,lehabíanenseñadomuchosobreloqueeraenrealidadyteníansumismoobjetivo:encontraraMortmainyacabarconél.Pensóenlos amables ojos de Jem sobre ella, firmes, plateados y cargados de fe. Respiróprofundamenteycerrólamanosobreelbotón.
Laoscuridadllegóylaenvolvió,rodeándoladesufríosilencio.Loslevessonidosdel fuego crepitando en la chimenea, del viento contra los cristales de la ventana,desaparecieron. Se dio cuenta de que su cuerpo Cambiaba: sus manos eran másgrandesehinchadasysintiólaspunzadasdelaartritis.Laespaldaledolía,notabalacabezapesada,lospieslepalpitabandeunaformadolorosayteníaunsaboramargoen laboca.Dientespodridos,pensó,ysesintióenferma, tanenfermaque tuvoqueobligar a su mente a salir de la oscuridad que la envolvía, buscando la luz, laconexión.
Yllegó,peronocomolesolíallegarlaluz,tanfirmecomolaproyectadaporunfaro.Llegóenrotosfragmentos,comosiestuvieraviendohacerseañicosunespejo.Cadatrozoconteníaunaimagenquepasabaanteella,aunavelocidadterrorífica.Viola imagen de un caballo encabritándose, una oscura colina cubierta de nieve, elbasalto negro de la sala del Consejo de la Clave, una lápida quebrada…Trató deatraparunaúnicaimagen.Allíteníauna,unrecuerdo:Starkweatherbailandoenunafiestaconunarisueñamujerataviadaconunvestidodegalaestiloimperio.Tessaladescartóybuscóotra.
Lacasaerapequeña,enclavadaentreunacolinayotra.Starkweatherobservabadesdelaoscuridaddeunbosquecillomientras lapuertaseabríayunhombresalía.Inclusoenelrecuerdo,Tessanotóqueelcorazóndelancianoacelerabasuslatidos.Elhombreeraalto,ydehombrosanchos…,yconunapieltanverdosacomoladeunlagarto.Teníaelcabellonegro.Elniñoquecogíade lamano,encontraste,parecíatannormalcomopuedeserunniño:pequeño,depielrosadaymanosregordetas.
Tessasupoelnombredelhombre,porqueStarkweatherlosabía.JohnShade.Shadesesubióalniñoahombrosmientrasdelapuertadelacasasurgíanvarias
criaturas extrañas, comomuñecos infantiles articulados, pero de tamaño humano ycon la piel de brillante metal. No tenían rostro. Aunque, curiosamente, estabanvestidas,algunasconelbastomonodetrabajodeungranjerodeYorkshire,otrasconsencillos vestidos de muselina. Los autómatas se cogieron de las manos ycomenzaronagirar,comosiejecutaranunadanzaenunbailedepueblo.Elniñoreíayaplaudía.
—Míralo bien, hijo —dijo el hombre de piel verdosa—, porque algún díagobernaréunreinomecánicodecriaturasasí,ytúserássupríncipe.
—¡John!—llamó una voz desde dentro de la casa; unamujer se asomó por laventana.Teníaunalargacabelleradelcolordeuncielosinnubes—.John,entra.¡Los
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vaaveralguien!¡Yestásasustandoalniño!—Noestáasustadoenabsoluto,Anne.—Elhombrerióydejóalpequeñoenel
suelo,alborotándoleelcabello—.Miprincipitomecánico…Anteeserecuerdo,enelcorazóndeStarkweathersealzóunamareadeodio,tan
violentaquelanzóaTessa,libre,rodandohacialaoscuridaddenuevo.Éstacomenzóa darse cuenta de lo que estaba pasando. El anciano se estaba sumiendo en lasenilidad,perdiendoelhiloqueconectabaelpensamientoalamemoria.Loqueibayveníaensumenteparecíaaleatorio.Conesfuerzo,Tessatratódevisualizardenuevoa la familia Shade, y captó un breve destello de una evocación: una habitacióndestrozada, ruedas dentadas, levas, engranajes y trozos de metal por todas partes;fluidogoteandotannegrocomolasangre,yelhombredepielverdosaylamujerdecabelloazulmuertosentrelasruinas.Entonces,tambiénesodesapareció,yvio,unayotra vez, el rostro de la niña del retrato de la escalera, la niña de cabello rubio yexpresión obstinada; la vio cabalgando un pequeño poni, con la determinacióndibujada en el rostro; vio su cabello al viento de los páramos; la vio gritando yretorciéndose de dolor cuando le posaron una estela en la piel y Marcas negrasmancharon su blancura. Y al final, Tessa vio su propio rostro, apareciendo en lasombríaluzdelanavedelInstitutodeYork,ysintióunestremecimientodesorpresatanintensoquelalanzófueradelcuerpodeStarkweatherydevueltaalsuyopropio.
Seoyóunlevegolpecitocuandoelbotónse lecayódelamanoydiocontraelsuelo.Tessaalzólacabezaymiróenelespejodesutocador.Volvíaaserellamisma.Y el sabor amargo en su boca era de la sangre que se había hecho almorderse ellabio.
Sepusoenpie, sintiéndosemareada,y fueaabrir laventanapara sentir el fríoairenocturnosobresusudorosapiel.Lanocheestabacargadadesombras;nohacíamuchoviento,y lasnegrasverjasdelInstitutoparecíanalzarsefrenteaella,consulemahablandomásquenuncademortalidadymuerte.
Soltóungrito ahogadoy se echóhacia atrás instintivamente, apartándosede laventana.Sesintiómareada.Sacudiólacabezapararecuperarse,mientrasseagarrabaalalféizar,yseacercabadenuevo,mirandocontemor…
Sinembargoelpatioestabavacío,nadasemovíaenélexceptosombras.Cerrólosojos,luegolosvolvióaabrirdespacio,yllevóunamanoalángelquelecolgabaalcuello.Nohabíavistonadaallí,sedijo,erasólosuimaginacióndesbocada.CerrólaventanamientrassedecíaquemáslevalíadominarsusensoñacionesoacabaríatanlocacomoelviejoStarkweather.
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8UNASOMBRAENELALMA
¡Oh,justo,sutilypoderosoopio!Paraloscorazonesdelosricosylospobresporigual,paralasheridasquenuncasanarán,ypara«losremordimientosquetientanalespírituarebelarse»,eresunbálsamocalmante;¡elocuenteopio!,quecontupotenteretóricadeshaceslospropósitosdelafuria,yalhombreculpableledevuelvesporunanochelasesperanzasdesujuventud,ysusmanospurificadasylimpiasdesangre.
THOMASDEQINCEY,Confesionesdeuningléscomedordeopio
Por lamañana, cuandoTessabajó a desayunar, encontró, para su sorpresa, queWillnosehallabaallí.Nosehabíadadocuentadeloconvencidaqueestabadequeregresaría durante la noche, y se encontró deteniéndose ante la puerta, recorriendocon lamirada losdiferentesasientoscomosi,dealgunamanera, lohubierapasadopor alto accidentalmente. No fue hasta que sus ojos se posaron en Jem, que se ladevolvióconunaexpresióncompungidaypreocupada,cuandosupoqueeracierto:Willseguíadesaparecido.
—Oh,yavolverá,por el amordeDios—exclamóJessaminemolesta,mientrasdejaba, con un golpe, su taza de té sobre el plato—. Siempre acaba arrastrándosehastacasa.Miraoslosdos.Comosihubieraisperdidoavuestroperritofavorito.
TessalanzóaJemunamiradacasiculpableycómplice,mientrassesentabafrentea él y cogía una tostada de la bandeja. Henry se hallaba ausente; Charlotte, a lacabeceradelamesa,estabatratandodenoparecernerviosaypreocupada,peroeraenvano.
—Claroquevolverá—aseguróésta—.Willsabecuidarsesolo.—¿Crees que puede haber regresado a Yorkshire? —preguntó Tessa—. ¿Para
advertirasufamilia?—No… no lo creo —respondió Charlotte—. Will lleva años evitando a su
familia.YconocelaLey.Sabequenopuedehablarconellos.Sabequeperdería.—SumiradaseposóduranteuninstanteenJem,queestabamuyocupadojugueteandoconlacuchara.
—CuandovioaCecily,enlamansión,tratódecorrerhaciaella…—Fueenelcalordelmomento—repusoladirectora—.PeroregresóaLondres
convosotros;estoyseguradequetambiénregresaráalInstituto.Sabequecogisteesebotón,Tessa.QuerrádescubrirloquesabíaStarkweather.
—Bienpoco,laverdad—dijoTessa.Sesentíaextrañamenteculpabledenohaberhalladomásinformaciónútilenlos
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recuerdos del anciano. Había tratado de explicar cómo era estar en la mente dealguien con un cerebro deteriorado, pero le había resultado difícil dar con laspalabras,yrecordabasobretodolamiradadedecepciónenelrostrodeCharlottealdecirlequenohabíadescubiertonadaútilsobreRavenscarManor.LeshabíacontadolosrecuerdosqueStarkweatherteníadelafamiliaShadeyque,sinduda,susmuerteshabían sidoel impulsodeldeseodeMortmain, anhelantede justiciayvenganza,yparecíaserunimpulsomuypotente.Sehabíaguardadoparasílaimpresióndeverseasímisma;aúnleresultabadifícildeaceptaryloconsiderabaalgoprivado.
—¿YsiWilldecidedejarlaClaveparasiempre?—planteóTessa—.¿Regresaríaconsufamiliaparaqueloprotegiera?
—No—contestó Charlotte un poco demasiado tajante—. No, no creo que lohiciera.
«Charlotte echaría demenos aWill si semarchara», pensóTessa, sorprendida.Will siempre era tan desagradable—también, y amenudo, conCharlotte—que lamuchachaavecesolvidabaelobstinadoamorqueladirectoraparecíasentirportodosloschicosasucargo.
—Pero si corren peligro…—protestó Tessa, y luego se calló, porque Sophieentróenelcomedorconunpotedeaguacalienteylodepositóenlamesa.Charlotteseanimóalverla.
—Tessa, Sophie, Jessamine —dijo—, no olvidéis que esta mañana tenéisentrenamientoconGabrielyGideonLightwood.
—Yonopuedohacerlo—replicóJessaminealinstante.—¿Porquéno?Pensabaqueyatehabíasrecuperadodelajaquecaquetenías…—Sí, pero no quiero que me vuelva, ¿verdad? —Jessamine se puso en pie
apresuradamente—.Prefieroayudarteati,Charlotte.—No necesito tu ayuda para escribir a Ragnor Fell, Jessie. La verdad es que
preferiríaqueaprovecharaselentrenamiento…—Perohaydocenasderespuestasapilándoseenlabiblioteca,delossubterráneos
alosqueleshemospreguntadoporelparaderodeMortmain—objetóJessamine—.Podríaayudarteamirarlas.
Charlottesuspiró.—Muybien.—SevolvióhaciaTessaySophie—.Mientrastanto,nodiréisnadaa
losLightwoodde lodeYorkshireo lodeWill, ¿vale?Preferiríano tenerlospor elInstitutoahora,peronopuedeevitarse.Seguirconelentrenamientoesunamuestradebuena fe y de confianza.Debéis comportaros como si nopasara nada. ¿Podréishacerlo,chicas?
—Claroquepodemos,señoraBranwell—contestóSophiealinstante.Le brillaban los ojos y sonreía.Tessa suspiró para sus adentros, sin sabermuy
bien cómo sentirse. Sophie adoraba a Charlotte, y haría cualquier cosa por
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complacerla.TambiéndetestabaaWill,ynodebíadepreocuparlesuausencia.TessamiróaJem.Sentíaunvacíoenelestómago,eldolordenosaberdóndeestabaWill,ysepreguntósiél losentiría también.Surostro,por logeneral tanexpresivo,estabainmóvily resultaba indescifrable,aunquecuandoélcaptósumirada, lesonrióparaanimarla.JemeraelparabataideWill, suhermanodesangre; sinduda, sihubieraalgodeloquepreocuparserealmenterespectoaWill,Jemnopodríaocultarlo…¿osí?
Desdelacocina,lesllególasuavevozdeBridgetquetrinaba:
¿Deboestaratadamientrastúlibreeres,Deboamaraunhombrequeamínomeame,DebonacercontanpocarazónComoparaamaraunhombrequemeromperáelcorazón?
Tessaechóatráslasillaparaapartarsedelamesa.—Creoqueesmejorquevayaavestirme.
Despuésdeponerseeluniformedeentrenamiento,TessasesentóalbordedelacamaycogiólacopiadeVathekqueWilllehabíapasado.Noletrajoelrecuerdodeél sonriendo, sino otras imágenes: Will inclinándose hacia ella en el Santuario,cubiertodesangre;WillguiñandolosojoshaciaelsoleneltejadodelInstituto;Willrodando por la colina deYorkshire con Jem, salpicándose de barro sin importarle;Willcayéndosedelamesadelcomedor;Willcogiéndolaenlaoscuridad.Will.Will.Will.
Tiróel libro.Éstegolpeó la repisade lachimeneayrebotó,paraaterrizarenelsuelo.SihubieraalgunamaneradequitarseaWilldelacabeza,igualqueserascabael barro de las botas… Si sólo supiera dónde se hallaba. La preocupación loempeorabatodo,peronopodíaevitarlo.NopodíaolvidarlaexpresiónenelrostrodeWillalverasuhermana.
Se entretuvo pensando y llegó tarde a la sala de entrenamiento; por suerte, lapuerta estaba abierta y dentro sólo se hallaba Sophie, con un cuchillo largo en lamano,queexaminabaconelmismodetenimientoconelquepodríahaberexaminadounplumeroparadecidirsiaúnservíaosiyahabíallegadoelmomentodetirarlo.
MiróaTessacuandoéstaentróenlasala.—Vaya,tieneelaspectodeunfindesemanalluvioso,señorita—observóconuna
sonrisa—.¿Lepasaalgo?—InclinólacabezahaciaunladomientrasTessaasentía—.¿EselseñoritoWill?Yahadesaparecidoduranteundíaodosotrasveces.Volverá,notema.
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—Esmuyamableportupartedecireso,Sophie,sobretodoporqueséquenoletienesgranestima.
—Yopensabaqueustedtampoco—repusolasirvienta—,almenosyano…Tessa lamiró fijamente. Creía no haber tenido una auténtica conversación con
SophiesobreWilldesdeelincidentedeltejadoy,además,Sophielehabíaadvertidocontraél,comparándoloconunaserpientevenenosa.AntesdequeTessalepudieracontestar,lapuertaseabrióyentraronGabrielyGideonLightwood,seguidosdeJem.ÉstelehizounguiñoaTessaantesdemarcharseycerrólapuertaasuespalda.
GideonfuederechohaciaSophie.—Unabuenaeleccióndehoja—dijo,conuntonoquerevelabaunalevesorpresa.
Sophiesesonrojó,complacida.—Bien…—dijoGabriel,quedealgunamanerahabíaconseguidoponersedetrás
deTessasinqueéstalonotara.Despuésdeexaminarlosestantesllenosdearmasquesealineabanen lapared,cogióuncuchilloyse lopasóaTessa—.Noteelpesodeestahoja.
Tessa tratódenotar elpeso,mientras se esforzabapor recordar loque lehabíadichosobredóndedebíaequilibrarlaenlapalmaycómo.
—¿Quéopina?—preguntóGabriel.Ellalomiró.Delosdoschicos,éleraelquemás se parecía a su padre, con los rasgos aguileños y una cierta arrogancia en laexpresión. Su fina boca formó una sonrisa—. ¿U hoy está demasiado ocupadapreocupándoseporelparaderodeHerondaleparapracticar?
ATessacasiselecayóelcuchillodelamano.—¿Qué?—He oído a la señorita Collins y a usted cuando subía por la escalera. Ha
desaparecido,¿no?Nomesorprende,considerandoquenocreoqueWillHerondaleylaresponsabilidadhayanllegadoaconocersenunca.
Tessa tensó la mandíbula. Aunque sus sentimientos hacia Will fueranencontrados,poralgunarazón,quealguienquenopertenecíaalapequeñafamiliadelInstitutolocriticara,laenrabiaba.
—Sucedeamenudo,noesnadapor loquehacerningún revuelo—contestó—.Willes…unespíritulibre.Volverápronto.
—Esperoqueno—replicóGabriel—.Esperoqueestémuerto.Tessaapretólamanoalrededordelcuchillo.—Lodiceenserio,¿verdad?¿Qué lehizoasuhermanaparaqueusted loodie
tanto?—¿Porquénoselopreguntaaél?—Gabriel.—LavozdeGideonerasevera—.¿Podemosempezarlainstrucción,
porfavor,ydejardeperdereltiempo?El pequeño de los Lightwood miró molesto a su hermano mayor, que estaba
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tranquilamente junto a Sophie, pero obedeció y, olvidando a Will, concentró suatención en el entrenamiento.Ese día practicaron cómo sujetar las armas de filo ycómoequilibrarlas,mientrascortabanelaire,sinquelapuntasefuerahaciaabajoniselesescurrierandelasmanos.Eramásdifícildeloqueparecía,yesedíaGabrielnoteníapaciencia.TessaenvidióaSophie,a laqueenseñabaGideon,quesiempreerauninstructormetódicoycuidadoso,aunquetendíaahablarenespañolsiemprequeladoncellahacíaalgomal.
—Ay,Diosmío—exclamabaenesalengua,mientrasarrancabalahojadedondesehubieraclavado,puntaabajo,enelsuelo—.¿Loprobamosotravez?
—Póngasederecha—ledecíamientrastantoGabrielaTessa,conimpaciencia—.No,¡derecha!Comoesto.—Yselomostró.
Lamuchachaqueríareplicarlequeella,adiferenciadeél,nosehabíapasadotodala vida aprendiendo cómo estar derecha ymoverse; que los cazadores de sombraseranacróbataspornaturaleza,yqueellanoeranadadeeso.
—¡Uf!—resoplóTessa—.¡Megustaríaverleaustedaprendiendoasentarseyaestarderechoconcorsé,enaguasyunvestidoconunacoladedospalmos!
—Amítambién—exclamóGideondesdeelotroladodelasala.—Oh, por el Ángel —protestó Gabriel; la cogió por los hombros y la hizo
volversedeformaquequedódeespaldasaél.Larodeóconlosbrazos,leenderezólaespaldaylepusobienelcuchilloenlamano.Ellanotabasualientoenlanucayseestremeció;tambiénsemolestó.Siéllatocaba,erasóloporquepresumíaquepodíahacerlo,sinpreguntar,yporquepensabaqueesoirritaríaaWill.
—Suélteme—dijoamediavoz.—Estoespartedelentrenamiento—replicóGabrielconvozaburrida—.Además,
mireamihermanoyalaseñoritaCollins.Ellanosequeja.Tessamiróalacriada,queparecíamuyconcentradaenlalecciónconGideon.Él
estabadetrásdeella,rodeándolaconunbrazodesdelaespaldaymostrándolecómosujetar un cuchillo arrojadizo de punta muy afilada. Le cubría las manos con lassuyas,yparecíahablarlealanuca,dondeelcabellooscurodeellasehabíaescapadode su moño y se rizaba graciosamente. Cuando vio que Tessa los miraba, él sesonrojó.
La muchacha estaba asombrada. ¡Gideon Lightwood sonrojándose! ¿Habríaestado «admirando» a Sophie? Aparte de la cicatriz, en la que Tessa apenas yareparaba, Sophie era encantadora, pero era una mundana y una sirvienta, y losLightwooderanterriblementeesnobs.Tessanotócomosetensabapordentro.Sophiehabíarecibidountratoabominabledesuanteriorseñor.Loúltimoquenecesitabaeraquealgúncazadordesombrasguapitoseaprovecharadeella.
Miróalrededor,apuntodedeciralgoalchicoquelarodeabaconlosbrazos,perose calló. Había olvidado que tenía a Gabriel a su lado, no a Jem. Se había
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acostumbradoalapresenciadelcazadordesombras,alafacilidadconlaquepodíaconversarconél,alacomodidaddesumanoenelbrazocuandocaminaban,aqueélfuera en esos momentos la única persona en el mundo a la que creía que podíacontarle cualquier cosa. Se dio cuenta, sorprendida y con una punzada de algoparecido al dolor, de que, aunque lo acababa de ver en el desayuno, lo echaba demenos.
Estaba tan perdida en esa mezcla de sentimientos —añorar a Jem y protegerapasionadamenteaSophie—,quesusiguientelanzamientosedesvióvariosmetros,pasóporencimadelacabezadeGideonyrebotóenelalfeizardelaventana.
Sinperderlacalma,elmayordelosLightwoodmiróelcuchillocaídoyluegoasu hermano. Nada parecía alterarlo, ni siquiera lo cerca que había estado de ladecapitación.
—Gabriel,¿cuálesexactamenteelproblema?ÉstemiróaTessa.—Noquiereescucharme—replicóresentido—.Nopuedoentrenaraalguienque
nomeescucha.—Quizásitúfuerasmejorinstructor,ellaseríamejorescuchándote.—Y quizá habrías visto venir el cuchillo—replicó Gabriel— si prestaras más
atenciónaloquepasaatualrededorymenosalanucadelaseñoritaCollins.Así que Gabriel lo había notado, pensó Tessa. Mientras, Sophie se sonrojó.
Gideonechóa suhermanouna largay fijamirada;Tessa intuyóque tendríanunaspalabrascuandollegaranasucasa.LuegoelmayordelosLightwoodsevolvióhaciaSophieyledijoalgomuybajo,demasiadobajoparaqueTessalooyera.
—¿Quélepasa?—preguntóéstaaGabrielamediavoz,ynotóquesetensaba.—¿Quéquieredecir?—Normalmentetienepaciencia—contestóella—.Esunbuenprofesor,Gabriel,
lamayorpartedeltiempo,perohoyestáimpacienteyalaquesalta,y…—mirólamanodeélsobresubrazo—incorrecto.
Éltuvoelbuensentidodesoltarla,ydepareceravergonzado.—Milperdones.Nodeberíahaberlatocadoasí.—No,nodebería.YmenosdespuésdelmodoenquehacriticadoaWill…Gabrielseruborizó.—Yamehedisculpado,señoritaGray.¿Quémásquieredemí?—Quizá un cambio de comportamiento. Y una explicación de por quéWill le
desagradatanto…—¡Yaselohedicho!Siquieresaberporquénomegusta,¡pregúnteseloaél!—
Gabrieldiomediavueltaysaliódelahabitación.Tessamiróloscuchillosclavadosenlaparedysuspiró.—Yasíacabamilección.
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—Noledédemasiadaimportancia—sedisculpóGideon,mientrasseacercabaaellaconSophieallado.Eramuyraro,pensóTessa.Lacriadasolíaparecerincómodaconloshombres,concualquierhombre,inclusoconelamableHenry.ConWilleracomoun gato escaldado, y con Jem, vergonzosa y cuidadosa, pero junto aGideonparecía…
Bueno,eradifícildedefinir,peroresultabadelomáscurioso.—No es culpa suya que Gabriel esté así hoy—continuó Gideon. Sus ojos la
miraban sin vacilar. A esa distancia, Tessa pudo ver que no eran exactamente delmismocolorquelosdesuhermano.Eranmásbiendeuncolorgrisverdoso,comoelmarenundíanublado—.Lascosasnoestánsiendo…fácilesencasaconpadre,yGabrielloestápagandoconustedo,enrealidad,concualquieraquetengacerca.
—Lamentomucho oír eso. Espero que su padre se encuentre bien—murmuróTessa,yrogóquenolapartieraunrayoenelactoporesadescaradamentira.
—Supongo que conviene queme reúna conmi hermano—repuso Gideon sinrespondersupregunta—.Sino,cogeráelcarruajeymedejaráaquí,sinpodervolveracasa.Esperotraérselodevueltademejorhumorenlapróximasesión.—HizounareverenciaaSophieyluegoaTessa—.SeñoritaCollins,señoritaGray.
Y se fue, dejando a ambas chicas mirándolo con una mezcla de confusión ysorpresa.
Conlasesiónporfinacabada,Tessafuecorriendoaponersesuropadesiempre,y luegoacomer,ansiosaporversiWillhabíaregresado.Noeraasí.Susilla,entreJessamine yHenry, estaba vacía; pero había alguien nuevo en el comedor, alguienquehizoqueTessasequedaraparadaen lapuerta, tratandodenomirarloconojosdesorbitados.Unhombrealtoestabasentadocasialacabeceradelamesa,cercadeCharlotte,yeraverde.Nounverdeoscuro,sinotenue,comoeldelaluzreflejándoseenelmar.Sucabelloerablancocomolanieve.Desde la frentese lecurvabandoselegantescuernos.
—La señoritaTessaGray—dijoCharlotte, presentándolos—,y éste es elGranBrujodeLondres,RagnorFell.SeñorFell,señoritaGray.
Después de murmurar que estaba encantada de conocerlo, Tessa se sentó a lamesaalladodeJem,endiagonalaFell,ytratódenomirarloconelrabillodelojo.Dedujoque,al igualque lamarcadebrujodeMagnuseransusojosdegato, ladeFellseríansuscuernosysutonodepiel.Tessaaúnnopodíaevitarsentirsefascinadaporlossubterráneos,yporlosbrujosenparticular.¿Porquéellosestabanmarcadosyellano?
—¿Quéestápasando,Charlotte?—estabadiciendoRagnor—.¿DeverdadmehasllamadoparahablardebrujeríaenlospáramosdeYorkshire?Teníalaimpresióndequenuncapasabanadadegran interésenYorkshire.Esmás, tenía la impresiónde
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quenohabíanadaenYorkshireexceptominasyovejas.—¿Así que no conocías a los Shade?—inquirió Charlotte—. La población de
brujosenInglaterranoestan…—Losconocía.—CuandoFellcomenzóacortar lacarnedesuplato,Tessavio
queteníaunaarticulacióndemásentodoslosdedos.PensóenlaseñoraNegro,consuslargasmanoscongarras,ycontuvounestremecimiento—.Shadeestabaunpocoloco,consuobsesiónporlosrelojesylosmecanismos.Sumuertesupusounfuerteshockparaelsubmundo.Latensiónseextendióportodalacomunidad,einclusosehablódevenganza,aunquecreoquenosepasóalaacción.
Charlotteseinclinóhaciaél.—¿Recuerdasasuhijo?¿Suhijoadoptivo?—Sabíadesuexistencia.Quedosbrujossecasenesraro.Queademásadoptena
un niño humano en un orfanato, más raro aún. Pero nunca lo vi. Los brujos…vivimos para siempre. Un período de treinta, o incluso cincuenta años, entrereunionesnoesextraño.Claroqueahoraqueséenquiénsehaconvertidoelchico,desearíahaberloconocido.¿Creesquevale lapena tratardedescubrirquiéneseransusverdaderospadres?
—Sin duda, si puede averiguarse. Cualquier información que podamos obtenersobreMortmainpuedeserútil.
—Puedodecirte que élmismo se puso ese nombre—apuntóFell—.Parece unnombredecazadordesombras.Eslaclasedenombrequealguienquetuvieraalgocontralosnefilim,yunsentidodelhumorbastantenegro,sepondría.Mortmain…
—Lamano de la muerte—aportó Jessamine, que estaba muy orgullosa de sufrancés.
—Daquepensar—reconocióTessa—.SilaClavelehubieradadoaMortmainlacompensaciónquequería,¿aunasísehabríaconvertidoenloquees?¿HabríahabidounclubPandemónium?
—Tessa…—comenzóCharlotte,peroRagnorFell lehizoungestoparaque ladejarahablar.
Lamirócondivertidacuriosidad.—EresunaCambiante,¿verdad?—preguntó—.MagnusBanemehahabladode
ti.Dicenquenotienesningunamarca.Tessa tragó saliva y lomiró a los ojos. Eran unos discordantes ojos humanos,
ordinariosensurostroextraordinario.—No,ningunamarca.Élsonrió,coneltenedoraúnenlamano.—Supongoquehanmiradobienentodaspartes,¿no?—EstoyseguradequeWilllohaintentado—soltóJessamineentonoaburrido.Los cubiertos de Tessa resonaron al estrellarse contra el plato. Jessamine, que
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habíaestadoaplastandosusguisantesconelcuchillo,alzólamiradacuandoCharlottesoltóunhorrorizado:«¡Jessamine!».
—Bueno—replicóella,encogiéndosedehombros—.Élesasí.Fellvolvióasuplatoconunalevesonrisaenelrostro.—Recuerdo al padre de Will. Todo un donjuán. Las mujeres no podían
resistírsele.HastaqueconocióalamadredeWill,claro.EntonceslodejótodoysefueaviviraGalesparaestarconella.Eratodouncaso.
—Seenamoró—dijoJem—.Esonoestanraro.—Enamorarse—repuso el brujo, aún con la misma leve sonrisa—. Más bien
perdiólacabezaporella.Lesorbióelseso.Perosiemprehayhombresasí;paraellossóloexisteunamujer,ysólolaquierenaella,onada.
Charlotte miró a Henry, pero éste parecía estar completamente perdido en suspensamientos,contandoalgocon losdedos,aunquequiénpodíasaberqué.Esedíallevaba un chaleco rosa y violeta, y tenía unamancha de salsa en lamanga de lacamisa.Charlottehundióloshombrosostensiblemente,ysuspiró.
—Bueno—concluyó—.Peroalparecereranmuyfelicesjuntos…—Hastaqueperdieronadosdesustreshijos,yEdmundHerondaleperdióenel
juego todo lo que tenían—explicó Fell—.Pero supongo que nunca se lo dijiste aWill.
Tessa intercambió una mirada con Jem. Will había dicho: «Mi hermana estámuerta».
—Entonces¿teníantreshijos?—inquirióTessa—.¿Willteníadoshermanas?—Tessa, por favor.—Charlotte parecía incómoda—. Ragnor… No te contraté
para que invadieras la intimidad de los Herondale, o de Will. Lo hice porque leprometíaWillqueloavisaríasileocurríaalgomaloasufamilia.
TessapensóenWill,enunWilldedoceaños,aferrándosealamanodeCharlotte,rogándolequeledijerasisufamiliamoría.
«¿Porquéhuir?—pensóporcentésimavez—.¿Porquédejarlosatrás?»Tessa había pensado que igual no le importaba, pero evidentemente no era así.
Aúnleimportaba.Nopodíaevitarlatensiónquesentíaenelcorazónmientrasloveíadenuevollamandoasuhermana.SiqueríaaCecilytantocomoellahabíaqueridoaNate…
Mortmain lehabíahechoalgoa su familia,pensóTessa. Igualquea ladeella.Esolosuníadeunamaneramuypeculiar.Tantosiéllosabíacomosino.
—Sea loquesea loqueMortmainhaestadoplaneando—seoyódecir—, llevamucho tiempo preparándolo. Desde antes de que yo naciera, cuando engañó opresionó amispadresparaqueme«hicieran».Yahora sabemosquehace algunosañostuvorelaciónconlafamiliadeWillylostrasladóaRavenscarManor.Metemoque somos como piezas de ajedrez que él mueve a su antojo por el tablero, y ya
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conoceelresultadodelapartida.—Esoesloqueélquierequecreamos,Tessa—intervinoJem—.Perosóloesun
hombre.Ycadadescubrimientoquehacemossobreéllohacemásvulnerable.Sinofuéramosunaamenazaparaél,nonoshabríaenviadoelautómataparaasustarnos.
—Sabíaexactamentedóndeestaríamos…—No hay nada más peligroso que un hombre decidido a vengarse —afirmó
Ragnor—.Unhombrequellevaseisdécadasdecididoahacerlo,quehahechocreceruna pequeña semilla venenosa hasta que se ha convertido en una flor asfixiante.Llegaráhastaelfinal,anoserqueacabéisconélantes.
—Entoncesacabaremosconél—sentencióJemsecamente.EralomásparecidoaunaamenazaqueTessalehabíaoídoproferir.
Lachicasemirólasmanos.ErandeunblancomáspálidoquecuandovivíaenNuevaYork, pero eran susmanos, familiares, con el dedo índicemás largo que eldedocorazón,ylamedialunadelasuñasmarcada.
«Puedocambiarlas—pensó—.Puedosercualquiercosa,cualquiera.»Nuncasehabíasentidomásmutable,másfluidaomásperdida.—Sinduda.—EltonodeCharlotteerafirme—.Ragnor,quierosaberporquéla
familia Herondale está en esa casa, esa casa que perteneció aMortmain, y quieroasegurarmedequeestánasalvo.YquierohacerlosinqueBenedictLightwoodoelrestodelaClaveseenteren.
—Entiendo. Quieres que los vigile lo más disimuladamente posible mientrastambiénhagoaveriguacionessobreMortmainenlazona.Silosllevóallíél,debiódeserporunarazón.
—Sí—respondióCharlotteconunsuspiro.Ragnorlediovueltasaltenedor.—Esoserácaro.—Sí—convinoCharlotte—.Estoydispuestaapagar.Fellsonriódemediolado.—Entoncesyoestoydispuestoasoportaralasovejas.
El resto del almuerzo pasó en medio de una incómoda conversación, conJessamine malhumorada, jugando con la comida sin probarla; Jem, mucho máscalladoquedecostumbre;Henry,mascullandoecuacionesparasímismo,yCharlotteyFell,finalizandosusplanesparalaproteccióndelafamiliadeWill.PormuchoqueTessaestuvieradeacuerdoconesaidea,queloestaba,habíaalgoenelbrujoquelahacíasentirseincómodadeunaformaquenuncalehabíaocurridoconMagnus,ysealegródequelacomidaacabaraydepoderescaparseasuhabitaciónconunacopiadeLainquilinadeWildfellHall.
NoerasulibrofavoritodelashermanasBrontë,esehonorrecaíaenJaneEyre,
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seguidodeCumbresborrascosas,conLaInquilinaenundistante tercer lugar,perohabíaleídolosotrosdostantasvecesqueyanoquedabaningunasorpresaentresuspáginas,sólofrasestanfamiliaresquesehabíanconvertidoenviejasamigas.Loquelehubieragustado leer eraHistoria de dos ciudades, peroWill había citado tantasvecesaSydneyCartonquesetemíaquesilocogía,leharíapensarenélyaumentaríasunerviosismo.
Fuera ya estaba oscuro y el viento enviaba ráfagas de lluvia fina contra loscristalesdelasventanas,cuandollamaronasupuerta.EraSophie,quelellevabaunacartaenunabandejadeplata.
—Unacartaparausted,señorita.Tessadejóellibroatónita.—¿Correoparamí?Sophieasintióyseacercó,conlabandejaenlamano.—Sí, pero no pone quién la envía. La señorita Lovelace ha estado a punto de
cogerla,¡vayacuriosa!,perohepodidoevitarlo.Tessa tomó el sobre. Estaba dirigido a ella, con una caligrafía inclinada y
desconocida, sobre un grueso papel de color crema. Le dio la vuelta una vez,comenzó a abrirlo y se fijó en la curiosamirada de Sophie, que se reflejaba en laventana.Sevolvióhaciaella.
—Esto será todo, Sophie —dijo. Era la manera en que había leído que lasheroínas de sus novelas despedían al servicio, y parecía ser la correcta. Con unamiradadedecepción,ladoncellacogiólabandejaysaliódelahabitación.
Tessadesdoblólacartayselaextendiósobreelregazo.
QueridaysensataseñoritaGray:Leescriboennombredeunamigomutuo,un talWillHerondale.Séquees su
costumbreiryvenir,sobretodoir,delInstitutocomoleplaceyque,porconsiguiente,podría pasar algún tiempo antes de que su ausencia provoque cualquier tipo dealarma.Perolepido,comoalguienquevalorasusensatez,quenosupongaqueestaausenciaesdelashabituales.Lovianoche,yestabaangustiado,pornodecirmás,cuando dejó mi residencia. Tengo razones para temer que pueda causarse algúndañoy,porlotanto,lesugieroquelolocaliceyverifiquesuseguridad.Esunjovenalquecuestaapreciar,perocreoqueustedhavistolabondadquehayenél,aligualqueyo,señoritaGray,yporesoleenvíohumildementeestacarta.
Suyo,MAGNUSBANE
P.D.: Yo que usted, no compartiría el contenido de estamisiva con la señoraBranwell.Sóloesunasugerencia.
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M.B.
AunqueleerlacartadeMagnuslahizosentircomosituvieralasvenasllenasdefuego,dealgunamaneraTessasobrevivióalrestodelatarde,ytambiénalacena,sinmostrarningunaseñaldeinquietud,oalmenosesocreyó.Sophiepareciótardaruntiempo larguísimo en ayudarla a quitarse el vestido, cepillarle el cabello, atizar elfuego y contarle los cotilleos del día. (El primo de Cyril trabajaba en casa de losLightwood y le había contado que Tatiana, la hermana de Gabriel y de Gideon,volvería muy pronto con su marido de su luna de miel en el continente. La casaestabarevuelta,yaqueserumoreabaqueteníauncarácterdelomásdesagradable.)
Tessa masculló algo sobre que entonces debía de parecerse a su padre. Laimpacienciahacíaque se le rompiera lavoz,y sólopudoevitarqueSophie salieracorriendo a buscarle una tisana dementa insistiendo en que estaba agotada y quenecesitabadormirmásdeloquenecesitabalainfusión.
Encuantolapuertasecerrótraslasirvienta,Tessasepusoenpie,sedespojódelcamisón, se puso un vestido, abrochándoselo lomejor que pudo, y se colocó unaespeciedechaquetapor encima.Despuésdeecharunacautelosamiradaalpasillo,salió de su cuarto y cruzó hasta la puerta de Jem, donde llamóhaciendo elmenorruidoposible.Porunmomentonoocurriónada,ytuvoelpasajerotemordequeJemyaestuvieradurmiendo,perolapuertafinalmenteseabrióyelchicoaparecióenelumbral.
Eraevidentequelohabíapilladoleyendoantesdemeterseenlacama;sehabíaquitadolachaquetayloszapatos;lacamisa,conelcuelloabierto,yelcabelloeraunadorablealborotodeplata.Tuvoelimpulsodetenderlamanoyalisárselo.Éllamirósorprendido.
—¿Tessa?Sindecirpalabra,ellalepasólanota.Élcomprobóquenohubieranadieporel
pasilloyacontinuaciónlehizoungestoparaqueentraraenelcuarto.EllacerrólapuertamientrasJemleíalacartadeMagnusunavez,yluegootra,antesdehacerunabolaconelpapel,quecrujióconfuerzaenlahabitación.
—Losabía—exclamó.LetocóaTessaelturnodesorprenderse.—Sabías¿qué?—Quenoeraunaausencianormal.—Sesentóenelbaúlalospiesdelacamay
metiólospiesenloszapatos—.Lonotaba.Aquí.—Sepusolamanosobreelpecho—.Sabíaquehabíaalgoraro.Losentíacomounasombraenmialma.
—Nocreesquerealmentesehayahechodaño,¿verdad?—Hacersedaño,nolosé.Ponerseenunasituacióndondepuedaresultarherido…
—Jemsepusoenpie—.Deboirme.
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—¿Noquieresdecir«debemos»?Noestaráspensandoen irabuscaraWill sinmí, ¿no? —preguntó ella con cierta petulancia—. La carta estaba dirigida a mí,James.Noteníaporquéenseñártela.
Él entornó los ojos durante un instante, y cuando los volvió a abrir sonreía demediolado.
—James—repitió—.Porlogeneral,sóloWillmellamaasí.—Losiento…—No.Nolosientas.Megustacómosuenaentuslabios.Labios.Habíaalgoextrañoysutilmenteindelicadoenesapalabra,comosifuera
unbesoensímisma.Parecióquedarcolgadaenelaireentreambosmientraslosdosvacilaban.
«PeroesJem»,pensóTessaperpleja.Jem.NoWill,quepodíahacerlesentircomosileestuvieraacariciandolapieldesnudaconsólomirarla…
—Tienesrazón—repusoelchico,carraspeando—.MagnusnotehabríaenviadoatilacartasinopretendieraquetambiénbuscarasaWill.Quizápiensequetupoderpuedeserútil.Encualquiercaso…—Lediolaespalda,fuealarmarioyloabriódeparenpar—.Espérameunmomentoentucuarto.Estaréallíenseguida.
Tessanoestabaseguradesihabíaasentido,creíaquesí,yunmomentodespuésse halló de nuevo en su dormitorio, apoyada contra la puerta. Notaba calor en elrostro,comosihubieraestadodemasiadocercadelfuego.Miróalrededor.¿Cuándohabíaempezadoapensarenesahabitacióncomoensudormitorio?Elespaciograndey elegante, con sus ventanas divididas y el suave resplandor de las velas de luzmágica,eratotalmentediferentedelacajadecerillasqueteníaporhabitaciónenelpiso de Nueva York, con sus montoncitos de cera en la mesilla acumulados alquedarsetodalanocheleyendoalaluzdelasvelas,ylabaratacamademaderaconsusfinasmantas.Eninvierno,lasventanas,quenoencajabanbien,repiqueteabanenelmarcocuandosoplabaelviento.
Unsuavegolpeenlapuertalasacódesuensoñación;laabrióyseencontróaJemenelumbral.Estabatotalmentevestidoconeluniformedecazadordesombras:lospantalonesylachaquetanegraqueparecíandecuero,laspesadasbotas.Sellevóundedoaloslabiosylehizoungestoparaquelosiguiera.
Debían de ser como las diez de la noche, supuso Tessa, y las luces mágicasbrillaban con poca intensidad. Tomaron un camino extraño y serpenteante por lospasillos, no el que ella estaba acostumbrada a recorrer para llegar a la puertaprincipal. Su confusión tuvo respuesta cuando llegaron a una puerta al final de unlargo corredor. El espacio en el que se hallaban era redondo, y Tessa supuso queestarían dentro de una de las torres góticas que se alzaban en las esquinas delInstituto.
Jemabriólapuertaylahizoentrartrasél;luegocerrólapuertafirmementeyse
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guardóenelbolsillolallavequehabíausado.—Ésta—habló—eslahabitacióndeWill.—Curioso —repuso Tessa—. Nunca había estado aquí. Estaba comenzando a
pensarquedormíacabezaabajocomolosmurciélagos.Jemrióypasóanteella,haciaelescritoriodemadera,ycomenzóarevisarloque
habíaencimamientrasTessamirabaalrededor.Elcorazónlelatíadeprisa,comosiestuvieraviendoalgoquenotendríaquever,unapartesecretayescondidadeWill.Se dijo a sí misma que no debía ser tonta, que sólo era una habitación, con losmismospesadosmueblesoscurosquelasotrashabitacionesdelInstituto.Yademásestabarevuelta;mantasarrugadasalospiesdelacama;ropacolgadadelosrespaldosdelassillas;tazasmediollenas,enunprecarioequilibriosobrelamesilladenoche.Ylibrosportodaspartes:librosenlasmesitas,librosenlacama,librosapiladosenelsuelo, libros en doble fila en estantes a lo largo de la pared… Mientras Jemrebuscaba,Tessaseacercóalosestantesymirólostítulosconcuriosidad.
No se sorprendió al ver que lamayoría eran novelas y poesía.Algunos títulosestaban en idiomas que ella no sabía leer. Reconoció el latín y el alfabeto griego.También había libros de cuentos de hadas;Lasmil y una noches; obras de JamesPayn;ElvicariodeBullhampton,deAnthonyTrollope;Remediosdesesperados,deThomasHardy; unmontón deWilkieCollins—La nuevaMagdalena, La ley y ladama, Los dos destinos— y una novela nueva de Julio Verne titulada La Indiasnegras, a la que tenía muchas ganas de hincarle el diente. Y luego, allí estaba:Historia de dos ciudades. Con una sonrisa triste fue a cogerlo del estante. Allevantarlo,variospapelesescritos,quehabíanestadobajola tapa,cayeronalsuelo.Tessaseagachópararecogerlosysequedóhelada.Reconociólaletraalinstante.Eralasuya.
Selehizounnudoenlagargantamientraspasabadeunahojaaotra.«QueridoNate—leyó—.HoyhetratadodeCambiaryhefracasado.Medieronunamonedayno pude sacar nada de ella. O nunca perteneció a una persona, o mi poder estádebilitándose.Nome importaría, si no fuera porqueme azotan…¿Te han azotadoalgunavez?No,quépreguntamástonta.Claroqueno.Escomositepusieranrayasde fuego en la piel.Me avergüenza decir que he llorado, y ya sabes cuánto odiollorar.»Y«QueridoNate,hoy teheechado tantodemenos,quepensabaque ibaamorir.Si tehasido,entoncesnohaynadieenelmundoaquienleimportesiestoyviva o muerta. Siento como si me disolviera, como si desapareciera en la nada,porquesinohaynadieenelmundoaquienleimportes,¿realmenteexistes?»
EranlascartasquehabíaescritoasuhermanoenlaCasaOscura,sinesperarqueNatelasleyera,sinesperarquenadielasleyera.Eranmásundiarioqueunascartas,el único lugar donde podía volcar su horror, su tristeza y sumiedo. Sabía que lashabíanencontrado,queCharlotte lashabía leído,pero¿quéestabanhaciendoen la
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habitacióndeWill,precisamente,escondidasentrelaspáginasdeunlibro?—Tessa. —Era Jem. Ella se volvió de inmediato, y se metió las cartas en el
bolsillodelabrigoalhacerlo.Élestabajuntoalescritorio,conuncuchillodeplataenlamano—.PorelÁngel,estelugarestáhechotalascoquenoestabasegurodepoderencontrarlo.—Volvió lasmanos—.Willnose trajomuchodesucasacuandovinoaquí,perosíesto.Esunadagaquelediosupadre.TienelasmarcasdelospájarosdelosHerondaleenlahoja.Deberíaconservarunahuellalosuficientementefuertedeélparapoderlocalizarlo.
Apesardelaspalabrasdeánimo,fruncíaelceño.—¿Quépasa?—preguntóTessa,acercándoseaél.—He encontrado algo más —contestó Jem—. Siempre ha sido él quien me
compra la… la medicina. Sabe que yo odio toda la transacción, encontrar a lossubterráneos dispuestos a venderla, pagar por ella…—El pecho le subía y bajabamuyrápido,comosisólohablardeesoloenfermara—.Ledabaeldineroyélsalíaabuscarlo.Heencontradounrecibo,delaúltimatransacción.Alparecer,lasdrogas,lamedicina,nocostabanloqueyocreía.
—¿Quieres decir queWill te ha estado sacandodinero?—Tessa se sorprendió.Willpodíaserhorribleycruel,perodealgunamanerahabíacreídoquesucrueldaderamásrefinada.Menosmezquina.YhacerleesojustamenteaJem…
—Alcontrario.Lasdrogascuestanmuchomásdeloqueélmedecía.Dealgunamaneradebíadeestarponiendoladiferencia.—Todavíaceñudo,semetióladagaenel cinturón—. Lo conozco mejor que nadie en el mundo —dijo—. Y, aun así,descubroqueWilltienesecretosquemesorprenden.
Tessa pensó en las cartasmetidas en el libro deDickens, y en lo que pensabadecirleaWillalrespectocuandolovieradenuevo.
—Sin duda —convino—. Aunque tampoco es tanto misterio, ¿no? Will haríacualquiercosaporti…
—Yonodiríatanto…—EltonodeJemerairónico.—Claroque loharía—insistióTessa—.Cualquiera loharía.Eres tanamabley
bueno…Se calló, pero los ojos de Jem la miraban muy abiertos. Parecía sorprendido,
como si no estuviera acostumbrado a tales alabanzas, pero, pensó Tessa confusa,debería estarlo. Seguro que todos los que lo conocían sabían la suerte que tenían.Notóquesevolvíaaruborizarysemaldijo.¿Quéestabapasando?
Seoyóunlevetintineoenlaventana;Jemsevolvióalcabodeuninstante.—DebedeserCyril—supuso,yhabíaunlevedejeásperoensuvoz—.Le…le
hepedidoquetrajeraelcarruaje.Mejornosvamos.Tessaasintióensilencio,ylosiguiófueradelahabitación.
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Cuando JemyTessa abandonarondel Instituto, el viento aún soplaba a ráfagasporelpatio,formandopequeñostorbellinosdehojassecasquegirabancomohadasdanzarinas. El cielo estaba cargado de una niebla amarilla; la luna era un discodorado tras ella. Las palabras en latín sobre la verja del Instituto parecían relucir,resaltadasporlaluzdelaluna:«Somospolvoysombras».
Cyril,queesperabaconelcarruajeylosdoscaballos,BaliosyXanthos,parecióaliviadoalverlos;ayudóaTessaasubiralvehículo,Jemlasiguióyluegoelcriadovolvióaencaramarsealasientodelconductor.Tessa,sentadafrenteaJem,observófascinadacómosacabatantoladagacomolaesteladelcinturón;sujetóelarmaconlamanoderechaysetrazóunarunaeneldorsodeesamanoconlapuntadelaestela.ParaTessa tenía el aspectode lasMarcas,unas líneasonduladas, entremezcladas eilegibles,torciéndoseparaconectarseunasconotrasformandounosgruesosdibujosnegros.
Él se miró la mano durante un largo rato, luego cerró los ojos, con el rostroinmóvil en una intensa concentración. Justo cuando Tessa comenzaba aimpacientarse,abriólosojos.
—BrickLane,cercadeWhitechapelHighStreet—dijo,medioparasí;volvióameterseladagaylaestelaenelcinturón;sacóelcuerpoporlaventanilla,yTessaleoyórepetiresaspalabrasaCyril.Unmomentodespués,Jemyaestabadenuevoenelcarruaje,cerrandolaventanaalairefrío,yyatraqueteabansobrelosadoquines.
Tessarespiróhondo.LlevabatodoeldíaqueriendoirabuscaraWill,preocupadaporél,preguntándosedóndeestaría,perounavezcomenzaronarodarhaciaeloscurocorazóndeLondres,loúnicoquepudosentireramiedo.
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9FIERAMEDIANOCHE
Fierasmedianochesyhambrientasmañanas,ylosamoresquecontrolanycompletan
todaslasalegríasdelacarne,todaslaspenasqueelalmaagotan.
ALGERNONCHARLESSWINBURNE,Dolores
Tessadejóabiertalacortinadesuladodelcarruaje,yclavólosojosenelcristalde la ventana, mientras rodaban por Fleet Street hacia Ludgate Hill. La nieblaamarillasehabíaespesado,ypocopodíaveratravésdeella:lasoscurassiluetasdegenteapresurándosedeaquíparaallí,lasnubladasletrasdeloscartelespintadosenlasfachadasdeedificios…Devezencuando,lanieblasedispersaba,yTessacaptabaunaimagennítida:unaniñacargandoconramosdelavandamarchita,apoyadacontraunapared,agotada;unafiladorarrastrandosucarropesadamentehaciacasa;uncarteldecerillasBryantyMary’sLucifercolgandoderepentedesdelastinieblas.
—Desechables —dijo Jem. Estaba reclinado contra el respaldo en el asientofrente a ella, con los ojos brillantes bajo la tenue luz. Tessa se preguntó si habríatomadounpocodedrogaantesdesalir,yentalcaso,cuánta.
—¿Perdón?Él imitó el gesto de encender una cerilla, soplarla y tirársela por encima del
hombro.—Asíllamanaquíalascerillas,desechables,porquelastirasdespuésdeusarlas
unavez.Tambiénllamanasíalaschicasquetrabajanenlasfábricasdecerillas.TessapensóenSophie,que tan fácilmentepodríahaberseconvertidoenunade
esas«desechables»siCharlottenolahubieraencontrado.—Esoescruel.—Estamospasandoporunapartecrueldelaciudad.ElEastEnd.Lasbarriadas
pobres.—Se inclinóhaciaadelante—.Quieroque tengascuidadoyno tealejesdemí.
—¿Sabes qué está haciendoWill allí?—preguntó Tessa, con cierto temor a larespuesta.EstabanpasandoantelagranmoledeSaintPaul,quesealzabasobreelloscomolabrillantetumbademármoldeungigante.
Jemnegóconlacabeza.—No.Sólohecaptadounasensación,unarápidaimagendelacalle,pormediode
unhechizode rastreo.Perodiríaquehayunascuantas razones«inocentes»por las
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queuncaballeropodría«bajaraChapel»despuésdeoscurecer.—Podríaestarjugando…—Podríaser—reconocióél,perosonabacomosilodudara.—Hasdichoquesentirías,aquí.—Tessasellevóunamanoalcorazón—.Sialgo
lepasara.¿Esporquesoisparabatai?—Sí.—Asíqueserparabataiesmásquejurarquecuidaréisunodelotro.Hayalgo…
místico.Jem le sonrió, esa sonrisa que era como si encendieran la luz en todas las
habitacionesdeunacasa.—Somos nefilim. Todos los pasos de nuestra vida tienen algún componente
místico… El nacimiento, la muerte, el matrimonio… todo tiene una ceremonia.También hay una si quieres convertirte en el parabatai de alguien. Primero debespedírselo,claro.Noesuncompromisoquesehagaalaligera…
—SelopedisteaWill—supusoTessa.Jemnegóconlacabeza,sindejardesonreír.—Él me lo pidió a mí —contestó—. O mejor dicho, me lo dijo. Estábamos
practicandoconespadaslargas,enlasaladeentrenamiento.Melopidióyledijequeno, quemerecía a alguien que fuera a vivir, que pudiera cuidarlo toda su vida. Élapostó a que podía quitarme la espada de la mano, y si lo lograba, yo tenía queaccederasersuhermanodesangre.
—¿Ytelaquitó?—En nueve segundos justos.—Jem se echó a reír—.Me inmovilizó contra la
pared.Debíadehaberestadoentrenandosinqueyomeenterara,porquenuncahabríaaceptadolaapuestasihubierapensadoqueeratanbuenoconunaespada.Susarmassiemprehabíansidoloscuchillosarrojadizos.—Seencogiódehombros—.Teníamostrece años. Nos hicieron la ceremonia cuando cumplimos los catorce. Ahora hanpasadotresaños,ynopuedoimaginarmenotenerunparabatai.
—¿Porquénoqueríashacerlo?—lointerrogóTessaunpocovacilante—.Cuandotelopidióalprincipio.
Jemsepasólamanoporelplateadocabello.—Laceremonia te liga—contestóél—.Tehacemásfuerte.Ambos tenemos la
fuerzadelotro,delaquepodemosbeber.Tehacenotarmásdóndeestáelotro,parapodertrabajarjuntossinfisurasduranteunapelea.Hayrunasquepuedesemplearsierespartedeunpardeparabataique,sino,nosepuedenusar.Pero…sólopuedesescogerunparabataientuvida.Nopuedestenerunsegundo,inclusosielprimeromuere.Nocreíserunabuenaopción,considerandomisituación.
—Ésapareceunareglamuydura.Entonces,Jemdijoalgoenun idiomaqueTessanoentendía.Sonócomo«khal
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epatakala».Tessalomiróceñuda.—Esonoeslatín,¿verdad?—Griego—respondióél—.Tienedossignificados.Significaque loquevale la
pena tener, las cosas buenas, nobles y honorables, son difíciles de conseguir.—Seinclinóhaciaadelante,máscercadeella.Tessapodíaolereldulceolordeladrogaenély,pordebajo,elolorpenetrantedesupiel—.Ytambiénsignificaotracosa.
Tessatragósaliva.—¿Qué?—Significa«labellezaescruel».Ellalemirólasmanos.Manosdelgadas,finas,capaces,conuñasmalcortadasy
cicatricesenlosnudillos.¿Habríaalgúnnefilimsincicatrices?—Esas palabras tienen un atractivo especial para ti, ¿no?—preguntó Tessa a
mediavoz—.Esaslenguasmuertas.¿Porqué?ÉlestabatancercadeellaqueTessanotabasucálidoalientoenlamejilla.—Noestoyseguro—contestóél—,aunquecreoqueguardaalgunarelacióncon
laclaridadque tienen.Griego, latín,sánscrito…contienenverdadespuras,antesdequeatiborráramosnuestraslenguascontantaspalabrasinútiles.
—Pero¿yquéhaydetuidioma?—inquirióella—.Elquecrecistehablando.Loslabiosletironearon.—Crecí hablando inglés y chino mandarín —respondió—. Mi padre hablaba
inglés,ychinomal.CuandonosmudamosaShanghái,erainclusopeor.Eldialectodeallíescasiininteligibleparaalguienquehablemandarín.
—Dialgoenmandarín—lepidióTessasonriendo.Jemdijoalgorápidamente,quesonabacomounmontóndevocalesaspiradasy
consonantes mezcladas, con la voz subiendo y bajando melodiosamente: «Ni henpiaoliang».
—¿Quéhasdicho?—Séqueseteestádeshaciendoelmoño.Ven—dijoél,ylemetióunrizosuelto
detrásdelaoreja.Tessanotóquelasangrelesubíacalientealasmejillas,ysealegróde la tenue luz del carruaje—.Debes tener cuidado con el cabello—advirtió; fueretirando lamano lentamente y entretuvo los dedos un instante sobre lamejilla deTessa—.Noquerrásdarlealenemigonadapordondepuedaagarrarte.
—Oh…, sí…, claro.—Lamuchachamiró rápidamente hacia la ventanay dejóallí lamirada.Lanieblaamarillacolgabapesadasobre laciudad,peropodíaver losuficiente.Estabanenunaestrechacalle,aunquetalvezfueraanchaencomparaciónconotrasdeLondres.Elaireparecíadensoygrasiento,cargadodepolvodecarbónyniebla, y unamuchedumbre inundaba el espacio. Sucios, vestidos con harapos, sedejaban caer contra las paredesde losdesvencijados edificios, observandopasar el
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carruajecomoperroshambrientossiguiendoelavancedeunhueso.Tessavioaunamujerenvueltaenunchal,conunacestadeflorescolgandodeunamanoyunbebétapadoconesechaloconlacabezarecostadaensuhombro.Teníalosojoscerrados,lapielpálidacomolalechecuajada;parecíaenfermo,omuerto.Niñosdescalzos,tansucioscomogatoscallejeros,jugabanenlascalles;habíamujeressentadas,apoyadaslasunascontraslasotrasenlasentradasdelosedificios,claramenteborrachas.Loshombreseran lopeor, tiradoscontra lasparedesde lascasas,vestidoscongabanessuciosyapedazados,ygorras,conlaexpresióndedesesperaciónenelrostrocomograbadaenunalápida.
—A los londinenses ricos de Mayfair y Chelsea les gusta darse paseos amedianochepordistritos comoéste—explicó Jem, conunavoz amargamuypocofrecuenteenél.
—¿Separany…ayudandealgúnmodo?—Lamayoría,no.Sóloquierenmirarparapodervolverasucasayhablarensu
siguientefiestadequehanvistoauténticos«cazatragos»o«cantoneras»o«JemmysTemblones».Lamayoríanuncabajadelcarruajeodelómnibus.
—¿QuéesunJemmyTemblón?—Un mendigo helado y harapiento —contestó—. Alguien que seguramente
morirádefrío.Tessapensóenelgruesopapelpegadosobre lasaberturasde loscristalesdesu
apartamentoenNuevaYork.Peroalmenos teníaunahabitación,yun lugardondeestirarseydondelatíaHarrietpodíahacersusopacalienteoeltésobreunapequeñacocinadeleña.Tessaseconsiderabaafortunada.
Elcarruajesedetuvoenunaesquinacualquiera.Alotroladodelacalle,laluzdeun bar se proyectaba sobre la acera; un continuo torrente de borrachos emergíatambién del establecimiento, algunos con mujeres apoyadas en el brazo, cuyosvestidos de brillantes colores estaban manchados y sucios, y las mejillas muyempolvadas.Enalgunaparte,alguiencantaba«CruelLizzieVickers».
Jemlecogiólamano.—Nopuedohacerteunglamourqueteprotejadelasmiradasdelosmundanos—
leadvirtió—.Asíquemanténlacabezaagachadayquédateamilado.Tessasonriódemediolado,peronoapartólamanodeladeél.—Yamelohasdicho.Élseacercómuchoylesusurróenlaoreja.Sualientohizoqueunescalofríole
recorrieratodoelcuerpo.—Esmuyimportante—remarcóél.Pasólaotramanoanteellaparaabrirlapuerta.Luegosaltóalaacera,laayudóa
bajary lapusoasu ladomuycerca.Tessamiróaambos ladosde lacalle.Recibióalgunasmiradascarentesdecuriosidad,peroellosnolesprestaronningunaatención.
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Sedirigieronhaciaunapuertapintadaderojo.Habíatresescalonesanteella,peroadiferenciadelosdeotrasescalerasdelacalle,estabanvacíos.Nadieestabasentadoenellos.Jemlossubiórápidamente,tirandodeellatrasdesí,yllamóconfuerzaalapuerta.
Alcabodeunmomento, laabrióunamujerataviadaconun largovestidorojo,tanajustadoqueTessalamiróasombrada.Llevabalaoscuramelenarecogidasobrelacabezaysujetaporunpardepalillosdorados.Lapieleramuypálida,yteníalosojospintadosconkohl,pero,almirarlaconmásdetalle,Tessasepercatódequenoeraextranjera.Subocaeraunfruncidoarcorojo.LascomisurassecurvaronalveraJem.
—No—dijoella—.Nonefilim.Fueacerrarlapuerta,peroJemalzósubastón;unahojaafiladasaliódelabasey
mantuvolapuertaabierta.—Nohayproblema—repusoél—.NovenimosdepartedelaClave.Espersonal.Ellaentornólosojos.—Estamosbuscandoaalguien—añadióelchico—.Unamigo.Llévanosconély
notemolestaremosmás.Aloíreso,ellaechólacabezahaciaatrásyseechóareír.—Yaséaquiénestáisbuscando—contestó—.Sólohayunodelostuyosaquí.Se apartó de la puerta con un gesto de desprecio. El espadín de Jem volvió a
introducirseensucubiertaconunchasquido,yélseagachóparapasarbajoeldintel;Tessafueconél.
Alotroladodelapuertahabíaunestrechopasillo.Unespesoolorimpregnabaelaire,comoelolorquequedabaenlaropadeJemdespuésdehabertomadosudroga.Sindarsecuenta,Tessaleapretólamanoconmásfuerza.
—AquíesdondeWillvieneacomprarla…acomprarloquenecesito—susurróJem,inclinandolacabezahastaquesuslabioscasiletocaronlaoreja—.Aunqueporquéestáaquíahora…
Lamujer que les había abierto la puerta miró hacia atrás volviendo la cabezamientrascaminabaporelpasillo.Habíaunagranaberturaenlaespaldadesuvestido,pordondemostrabagranpartedelaspiernasyelfinaldeunalargayfinacolabífida,conmarcasblancasynegrascomolasescamasdeunaserpiente.
«Es una bruja», pensó Tessa, y sintió un golpe sordo en el pecho. Ragnor, lasHermanasOscuras,esamujer…¿Porquéseríaquelosbrujossiempreparecíantan…siniestros? Quizá con la excepción de Magnus, pero le daba la sensación de queMagnuseralaexcepciónamuchasreglas.
El pasillo se abría a una gran sala, con las paredes pintadas de rojo oscuro.Monumentales lámparas, con los lados tallados y pintadas con delicadas figurasgeométricasqueseproyectabansobrelasparedes,colgabandeltecho.Alolargode
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lasparedeshabíacamasalineadas,enliteras,comoenunbarco.Unamesaredondade considerables dimensiones dominaba el centro de la sala. A ella se hallabansentadosvarioshombres,conlapieldelmismocolorrojoquelasparedesyelcabellonegro cortado a cepillo. Sus manos acababan en garras casi negras, que tambiénestaban cortadas, seguramente para permitirles contar, remover y mezclar losdiferentespolvosybrebajesquehabíaanteellos.Bajolaluzdelalámpara,lospolvosparecíanresplandecer,comojoyaspulverizadas.
—¿Esunfumaderodeopio?—lepreguntóTessaaJemenunsusurro.Élestaba recorriendoansiosamente lasalacon lamirada.Lamuchachanotósu
tensión,unzumbidobajosupiel,comoelrápidoaleteodeuncolibrí.—No. —Parecía atribulado—. No exactamente; sobre todo hay drogas de
demoniosypolvosdehadas.Esoshombresenlamesasonifrits.Brujossinpoderes.Lamujerdelvestidorojoestaba inclinadasobreelhombrodeunode los ifrits.
AmbosmiraronaTessayJem,aunqueaélconmásatención.Labrujaseirguióyfuehacia ellos,moviendo las caderas comounmetrónomobajo suajustadovestidodesatén.
—Madrandicequetenemosloquequieres,chicodeplata—informó,mientraslepasabaunauñadecolorsangreporlamejillaalchico—.Nohacefaltaquefinjas.
Élseapartóligeramente,Tessanuncalohabíavistotannervioso.—Ya te lo he dicho, estamos aquí por un amigo —replicó secamente—. Un
nefilim.Ojosazules,cabellonegro…—Alzólavoz—.Taxianzaizainali?Lamujerlomiróduranteunmomentoyluegonegóconlacabeza.—Eres un tonto —soltó—. Queda muy poco de yin fen, y cuando se acabe,
morirás.Tratamosdeobtenermás,peroúltimamentelademanda…—Ahórranostusintentosdevendertumercancía—replicóTessa,muyfuriosade
repente.NopodíasoportarlaexpresióndelrostrodeJem,comosicadapalabrafuerael corte de un cuchillo. No era de extrañar queWill le comprara sus venenos—.¿Dóndeestánuestroamigo?
Labrujasiseó,seencogiódehombrosyseñalóunodeloscamastrosatornilladosalapared.
—Allí.Jem palideció mientras Tessa miraba fijamente hacia donde le indicaba. Sus
ocupantes estaban tan quietos que al principio había pensado que las camas sehallaban vacías, pero entonces se dio cuenta de que en cada una había un cuerpotumbado.Algunosestabandelado,conlosbrazoscolgandoporelbordedelacamaylasmanosextendidas; lamayoríadeellasestabanbocaarriba,conlosojosabiertosclavadoseneltechooenlaliteraqueteníanencima.
Sin decir más, Jem comenzó a cruzar la sala a grandes zancadas, con Tessapisándolelostalones.Alacercarsealascamas,Tessavioquenotodoslosocupantes
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eranhumanos.Fueviendopielesdecolorazul,violeta, rojoyverde;cabelloverdetan largo y enredado como una red de algas que se removiera inquieta sobre unaalmohada sucia; garras que agarraban la madera del marco del camastro mientrasalguien gemía. Alguien más estaba riendo tontamente, desesperadamente, con unsonidomástristequeelllanto;otravozrepetíaunarimainfantilunayotravez:
NaranjasylimonesDicenlascampanasdeSt.Clement¿Cuándomepagarás?SuenanlascampanasenOldBailey¿Cuándoricoseré?DicenlascampanasdeShoreditch…
—Will—susurróJem.Sehabíadetenidojuntoauncamastroamitaddelaparedyparecíaabalanzarsesobreél,comosilaspiernasestuvieranapuntodefallarle.
Sobre el camastro se hallabaWill, enrollado a medias en una manta oscura ygastada.Sólollevabalospantalonesylacamisa;sucinturóndearmasestabacolgadodeunganchodentrodelalitera.Teníalospiesdescalzos,lospárpadospesadosylosojos casi invisibles bajo el extremo de sus oscuras pestañas. El cabello estabaempapadodesudor,pegadoalafrente;lasmejillas,deunrojobrillanteyfebril.Elpecholesubíaybajabadeformairregular,comosilecostararespirar.
Tessalepusoeldorsodelamanosobrelafrente.Estabaardiendo.—Jem.Jem,tenemosquesacarlodeaquí.Elhombreenelcamastrocontiguoseguíacantando.Aunquenoeraexactamente
unhombre.Sucuerpoeracortoyretorcido,ysuspiesdescalzosacababanenpezuñashendidas.
¿Cuándoseráeso?DicenlascampanasdeStepneyNolosé,DicelagrancampanadeBow.
Jem seguía mirando a Will, inmóvil. Parecía haberse quedado paralizado. Elrostroloteníaamanchasblancasyrojas.
—¡Jem!—susurróTessa—.Porfavor.Ayúdameaponerloenpie.—Alverqueéstenosemovía,cogióaWilldelhombroyse losacudió—.Will.Will,despierta,porfavor.
Willsólogruñó,sevolvióhaciaelotroladoyocultólacabezabajoelbrazo.Erauncazadordefantasmas,pensóTessa,metroochentadehuesoymúsculo,demasiado
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pesadoparaqueellalolevantara.Anoser…—Sinomeayudas—amenazóTessaaJem—,tejuroquemeCambiaréenti,ylo
cogeréyomisma.Yentoncestodoelmundoveráquéaspectotienesconunvestido.—Lomirófijamente—.¿Mehasentendido?
Muylentamente,élalzólosojoshacialosdeella.Noparecíaimportarlequelosifritslovieranconunvestidodemujer;noparecíaverlaenabsoluto.Eralaprimeravezqueveíaesosojosplateadossinningunaluzdentro.
—¿Ytú?—repusoél;cogióaWilldelbrazoylopusodelado,conpococuidado.Willsegolpeólacabezaconfuerzacontraelcabezaldelacama.
Gruñóyabriólosojos.—Suéltame…—Ayúdamealevantarlo—pidióJemsinmiraraTessa,yjuntosarrancaronaWill
del camastro. Éste casi se cayó, y rodeó a la chica con el brazo para equilibrarsemientrasJemrecogíasucinturóndearmasdelganchodelquecolgaba.
—Dime que esto no es un sueño—susurró Will, hundiéndole el rostro en elcuello.Tessapegóunbote.Lonotóardiendodefiebrecontrasupiel.Loslabiosdelcazadordesombraslerozaronelpómulo;erantansuavescomolosrecordaba.
—Jem—pidióTessadesesperada,yéstelosmiró;habíaestadoabrochándoseelcinturóndeWillsobreelsuyo,yeraevidentequenohabíaoído laspalabrasdesuamigo.Searrodillóparameterlelospiesenlasbotas,yluegosealzóparacogerasuparabataiporelbrazo.Willparecióencantado.
—¡Oh,bien!—exclamó—.Ahoraestamoslostresjuntos.—Calla—leordenóJem.Willsoltóunarisita.—Escucha, Carstairs, no tendrás nada de lo necesario contigo, ¿verdad? Estoy
hastaarriba,peropelado.—¿Quéhadicho?—Tessaestabadesconcertada.—Quierequepagueporsusdrogas—contestóJemconvoztensa—.Vamos.Lo
llevaremosalcarruaje,yvolveréconeldinero.Mientras ibanpenosamentehacia lapuerta,Tessaoyó lavozdelhombrede las
pezuñas,siguiéndolos,finaytanaltacomolamúsicadealgúninstrumentodeviento.Losiguióunarisitaaguda.
¡Aquívieneunavelaparailuminartelacama,Yaquívieneunahachaparacortartelacabeza!
InclusoelsucioairedeWhitechapelparecíafrescoyclarodespuésdelagobiantehedorainciensodelantrodedrogasdehada.Tessacasisecayóalbajarporlasuciaescalera. Por suerte, el carruaje seguía junto a la acera, yCyril estaba bajando del
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asiento,parairhaciaellos,consurostrograndeysincero.—¿Estábien?—preguntómientraslecogíaaWillelbrazoqueéstehabíaechado
sobreloshombrosdeTessayselocargaba.Éstasequedóaunlado,agradecida;laespaldahabíacomenzadoadolerle.
Pero,comoeradeesperar,aWillnolegustóelcambio.—Suéltame—exclamó con repentina irritación—. Suéltame. Puedo sostenerme
solo.JemyCyril intercambiaronunamiraday luego se apartaron.Will se tambaleó,
perosemantuvoenpie.Alzólacabeza,yelfríovientolealborotóelsudadocabellodel cuello y de la frente, cubriéndole los ojos. Tessa lo recordó en el tejado delInstituto:«YcontempladLondres,unahorriblemaravillahumanadeDios».
WillmiróaJem.Susojoserandeunazulmásqueazul,lasmejillasarreboladas,lasfaccionesangelicales.
—Noteníasquevenirabuscarmecomoaunniño—lereprochó—.Meloestabapasandobien.
Jemlomiró.—Malditoseas—espetó,ylecruzólacaradeunguantazoquehizotambalearsea
Will;ésteseagarróalcarruajeparanocaer,conlamanosobrelamejilla.Lesangrabalaboca.MiróaJemtotalmenteanonadado.
—Mételoenelcarruaje—ordenóJemaCyril;sediolavueltayvolvióaentrarporlapuertaroja;TessapensóqueiríaapagarloqueWillhabíaconsumido.Ésteaúnloestabamirando,conlasangremanandodelaboca.
—¿James?—lollamó.—Para adentro, va —le dijo Cyril, no sin cierta amabilidad. Se parecía
terriblementeaThomas,pensóTessa,mientraselsirvienteabríalapuertadelcarruajeyayudabaaentraraWilly luegoaTessa.Aésta lepasóunpañuelo,quesacódelbolsillo. Estaba caliente y olía a colonia barata. Ella le sonrió y le dio las graciasmientrasélcerrabalapuerta.
Willestabadesmadejadoenunrincóndelvehículo,rodeándoseconlosbrazos,ylosojosabiertosamedias.Lasangrelehabíamanchadolabarbilla.Tessaselalimpióconelpañuelo;élpusolamanosobreladeella,inmovilizándosela.
—Lahefastidiadobien—comentó—.¿Verdad?—Terriblemente,me temo—contestóTessa,mientras trataba de no notar en la
manoelcalorde ladeél. Inclusoen laoscuridaddelcarruaje, susojoserandeunazul luminoso. ¿Qué había dicho Jem sobre la belleza? «La belleza es cruel.» ¿LeperdonaríanaWilltodoloquehacíasifuerafeo?Yenelfondo¿loayudabaqueloperdonaran? Sin embargo, no pudo evitar la sensación de que hacía las cosas quehacía noporque se quisiera demasiado, sinoporque se odiaba.Y ella no sabía porqué.
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—Estoytancansado,Tessa—sequejóél,cerrandolosojos—.Sóloqueríatenersueñosagradablesporunavez.
Élleapretómáslamano.Lapuertadelcocheseabrió.TessaseapartódeWillrápidamente.EraJem,con
mirada furiosa; le lanzó una breve ojeada a su parabatai, se tiró en un asiento ygolpeóeltecho.
—Acasa,Cyril—indicó,yenseguidaelcarruajecomenzóaavanzaratravésdelanoche.
Jem cerró las cortinas de las ventanillas. En la penumbra, Tessa se metió elpañueloenlamanga.EstabahúmedoconlasangredeWill.
Jempermaneció en silencio todo el viaje desdeWhitechapel,mirando al frenteconlosbrazoscruzados,mientrasWilldormía,conunalevesonrisaenelrostro,enunrincóndelvehículo.ATessa,frenteaambos,noseleocurríaquédecirparasacaraJemdesusilencio.Esonoeranadahabitualenél;Jemsiempreeradulce,siempreamable,siempreoptimista.Perosuexpresiónenesemomentoerapeorquevacía,yseclavabalasuñasenlateladeltraje,conloshombrostensosycuadradosderabia.
Encuantopararon ante el Instituto, abrió lapuertay saltó afuera.Tessa looyógritar algo a Cyril sobre ayudar a Will a llegar a su dormitorio, y luego lo viomarcharse,subirlaescalera,sindecirleaellaniunapalabra.Estabatanperplejaqueloúnicoqueseleocurrióhacerfuequedarsemirándolo.Luegoseacercóalapuertadelcarruaje;elcriadoyaestabaallíparaayudarlaabajar.SuszapatosapenashabíantocadolosadoquinesdelpatiocuandosaliócorriendotrasJem,llamándolo,peroélyahabíaentradoenelInstituto.Habíadejadolapuertaabiertaparaella,yTessafuedetrásdeél,limitándosealanzarunabrevemiradahaciaatrásparaasegurarsedequeCyrilestabaayudandoaWill.Corrióescalerasarribaybajólavozaldarsecuentadeque, como era de esperar, los del Instituto dormían, con las luces mágicas a bajaintensidad.
Primero fue al dormitorio de Jemy llamó; no hubo respuesta, así que lo fue abuscaralasestanciasqueélfrecuentaba,lasalademúsicaylabiblioteca,peronoloencontró,yregresó,desconsolada,asupropiahabitación,parairsealacama.Yaencamisón, con el vestido cepillado y colgado, semetió entre las sábanas ymiró altecho.InclusocogiódelsuelolacopiadeVathekqueWilllehabíapasado,peroporprimeravezelpoemadelaprimerapáginanolahizosonreír,ynopudoconcentrarseenelrelato.
Estabaasombradadesupropioenfado.JemestabafuriosoconWill,noconella.Aun así, pensó que tal vez era la primera vez que lo veía perder los nervios. Laprimeravezquehabíaestadosecoconella,quenolahabíaescuchadoamablemente,quenolahabíapuestoaellapordelantedesímismo.
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Consorpresayvergüenzafueconscientedequehabíadadotodoesoporsentado.Había supuesto que su gentileza era tan natural, tan innata, que nunca se habíapreguntado si le costaba algún esfuerzo. Algún esfuerzo ponerse entre Will y elmundo,protegiéndolosaambos.Algúnesfuerzoseguiralegreytranquiloapesardeestarmuriendo.
Unsonidodesgarrador,penetróen lahabitación.Tessa se incorporóal instante.¿Quéeraeso?Parecíaprovenirdelotroladodelapuerta,delotroladodelpasillo…
¿Jem?Saltódelacamaycogiólabatadelapercha.Selapusoatodaprisa,fuehastala
puertaysalióalpasillo.Nosehabíaequivocado; el ruidoprocedíade lahabitaciónde Jem.Recordó la
primeranochequelohabíavisto,laencantadoramúsicadeviolínquehabíamanadocomoaguaporlapuerta.LoqueseoíaenesosmomentosnoseparecíaennadaalamúsicadeJem.Oíaelpasodelarcocontralascuerdas,perosonabacomoungrito,como una persona chillando de terrible dolor.Deseó entrar y, almismo tiempo, leaterrorizabahacerlo;finalmenteagarróelpicaporteyabriólapuerta;luegoentróylacerró.
—Jem—susurró.Lasantorchasdeluzmágicadelasparedesbrillabantenues.Jemestabasentado
enelbaúlalpiedesucama,enmangasdecamisa,conelcabelloplateadoalborotadoy el violín apoyado en el hombro. Pasaba el arco con rabia, y le extraía horriblessonidos, comoalaridos.MientrasTessa lo observaba, unade las cuerdas del violínsaltórota.
—¡Jem!—gritóelladenuevo,ycomonolamiraba,fuehastaélylearrebatóelarcodelamano—.¡Jem,para!Tuviolín,tuqueridoviolín,lovasaromper.
Entonceslamiró.Suspupilaseranenormes,sóloseleveíaunpequeñoanillodeplataalrededordelapupila.Respirabajadeante,teníalacamisaabiertaenelcuelloyelsudorlecubríalaclavícula.Lasmejillasmostrabansusonrojo.
—¿Quéimporta?—preguntóenunavoztanbajaquefuecasiunsiseo—.¿Quémásda?Meestoymuriendo.Noacabaréladécada.¿Quéimportasielviolínmuereantesqueyo?
Tessaestabahorrorizada.Jemnuncahabíahabladoasídesuenfermedad,jamás.Elchicosepusoenpie,lediolaespaldayfuehacialaventana.Sólounpocode
luzdelunaseabríacaminoentrelaniebla;parecíahaberformasvisiblesenlablancabruma,pegadasalcristal:fantasmas,sombras,rostrosburlones.
—Sabesqueescierto—insistióél.—Nadaesseguro—replicóTessaconvoztemblorosa—.Nadaesinevitable.La
cura…—Nohaycura.—Yanoparecíaenfadado,sóloausente, loquecasierapeor—.
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Moriré,Tess,y tú losabes.Seguramenteelañopróximo.Meestoymuriendo,ynotengofamiliaenelmundo,ylapersonaenlaqueheconfiadomásqueennadiesededicaajugarconloquemeestámatando.
—Pero,Jem,nocreoqueseaesoloquepretendieraWill.—Tessaapoyóelarcoenelcabezaldelacamayseacercóalmuchacho,deformatentativa,comosifueraunanimalalquetemieraespantar—.Sólotratabadeescapar.Estáescapandodealgo,algohorribleyoscuro.Sabesqueescierto,Jem.Yavistecómoestabadespuésde…despuésdeCecily.
Estaba justo detrás de él, tan cerca como para tocarle cuidadosamente con elbrazo,peronolohizo.Aél,elsudorlepegabalacamisaalosomóplatos.TessapodíaverlasMarcasdesuespaldaatravésdelatela.Elchicodejóelviolínsobreelbaúlcasisinningúncuidadoysevolvióparamirarla.
—Élsabeloqueesosignificaparamí—repuso—.Verlojugarconloquemehadestrozadolavida…
—Peronoestabapensandoenti…—Ya lo sé.—Enesemomento sus ojos eranprácticamentenegros—.Medigo
queesmejorde loquequierehacernoscreer,pero,Tessa, ¿y sino loes?Siemprehabíapensadoque,almenos,teníaaWill.Aunquesealoúnicoquehadadosentidoamivida,siemprelohedefendido.Peroquizánodeberíahaberlohecho.
ElpecholesubíaybajabaatalvelocidadqueTessaseespantó;lepusoeldorsodelamanoenlafrenteycasisoltóungrito.
—Estásardiendo.Deberíasestardescansando…Élseapartódeella,yTessabajólamano,herida.—Jem,¿quétepasa?¿Noquieresquetetoque?—Noasí—soltóél,encendido,yluegosesonrojóaúnmásqueantes.—¿Cómo?—Estabasinceramenteperpleja;éseeraelcomportamientoquepodría
haberseesperadodeWill,peronodeJem;esosmisterios,esarabia.—Comosifuerasunaenfermerayyofueratupaciente.—Suvozeraseriapero
irregular—.Creesqueporqueestoyenfermonosoycomo…—Suspirópesadamente—. ¿Crees que no sé —continuó— que cuando me coges la mano es sólo paratomarmeelpulso?¿Creesquenoséquecuandomemirasalosojosessóloparavercuánta droga he tomado? Si fuera otro hombre, un hombre normal, podría teneresperanzas, incluso presunciones; podría… —Pareció quedarse sin voz, o bienporque se había dado cuenta de que había hablado demasiado o porque se habíaquedadosinaliento;estabatragandoaire,conlasmejillasarreboladas.
Tessanegóconlacabeza,ynotóquelastrenzaslecosquilleabanenelcuello.—Estolodicelafiebre,notú.AJemseleoscurecieronaúnmáslosojosycomenzóaalejarsedeella.—No puedes creer que te desee —dijo en un medio susurro—. Que esté lo
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suficientementevivo,losuficientementesano…—No…—Sinpensar,Tessalocogióporelbrazo.Élsetensó—.James,noeseso
enabsolutoaloquemerefería…Élcerrólosdedossobrelamanoqueellateníaensubrazo,abrasándolelapiel,
ardiendocomoelfuego.Yentonceslahizovolverseylaacercóasí.Sequedaroncaraacara,pechocontrapecho.ElalientodeJemagitabaelcabello
de Tessa. Ella notó la fiebre manando de él como la niebla manaba del Támesis;sintióelbombeodelasangrebajolapieldeél;vioconextrañaclaridadelpulsoenlacarótida, la luzsobre lospálidosrizosdelcabello,donde lecaíansobre lapielmásoscuradelcuello.ElcalorcosquilleabalapieldeTessa,asombrándola.ÉseeraJem,suamigo,tanseguroyfiablecomounlatidodelcorazón.Jemnolehacíaarderlapielnileacelerabalasangreenlasvenashastamarearla.
—Tessa —la llamó él. Ésta lo miró. No había nada seguro o fiable en suexpresión.Teníalosojososcurecidosylasmejillasenrojecidas.Mientrasellaalzabaelrostro,élbajóelsuyo,colocandolabocasobreladeellay,antesdequeellasalieradesuasombro,yaseestabanbesando.Jem.EstababesandoaJem.Si losbesosdeWilleran fuego, losdeJemeranairepurodespuésdehaberpasadomucho tiempoencerradoenunaoscuridadsinaire.Subocaerasuaveyfirme;leapoyóunamanotiernamenteenlanuca,paraguiarlabocadeellahacialasuya.Conlaotramanolecubrió lamejilla y le acarició el pómulo con el pulgar. Sus labios sabían a azúcarquemado;Tessasupusoqueseríaladulzuradeladroga.Suscariciasysuslabioseraninseguros,yellasabíaporqué.AdiferenciadeWill,aélsíleimportabaqueesofueraalgo indecoroso, sabía que no debía tocarla, besarla, que ella debería estarapartándose.
Pero ella no quería apartarse. Inclusomientras le sorprendía que fuera a Jem aquienestuvierabesando,quefueraélquienhacíaqueledieravueltaslacabezaylepitaranlosoídos,notóquelosbrazossealzabanporcuentapropiaylerodeabanelcuello,acercándolo.
Élaspirósorprendidoensuboca.Debíadehaberestadotansegurodequeellalorechazaría que por un instante se quedó inmóvil. Ella le pasó lasmanos sobre loshombros,pidiéndole,consuavescariciasyconunmurmullocontrasuslabios,quenoparara.Vacilante,él ledevolvió lascaricias,y luegoconmás intensidad,besándolaunayotravez,conmayorurgencia;letomóelrostroentrelasardientesmanosysusdelgadosdedosdeviolinistalaacariciaron,haciéndolaestremecer.Lebajólasmanoshastalacintura,mientraslapresionabacontrasuslabios;losdesnudospiesdeTessaresbalaronsobrelaalfombraysedejaroncaersobrelacama.
Agarrándolocon fuerzapor la camisa,Tessa tiróde Jemhacia sí, notó supesosobre el cuerpo con la sensación de que le estaban devolviendo algo que siemprehabía sido de ella, un trocito que le había faltado sin saberlo. Jem era ligero, de
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huesos huecos como un pájaro y con elmismo corazón acelerado; ella le pasó lasmanosporelcabello,yeratansuavecomosiempre,ensussueñosmásocultos,habíasoñado que sería, como el plumón. Él parecía no poder dejar de acariciarla,asombrado.Lebajólasmanosporelcuerpo,respirandoentrecortadamente,hastaqueencontróelnudodelabataysedetuvo,condedostemblorosos.
Su inseguridad hizo que Tessa sintiera como si el corazón se le estuvieraagrandandodentrodel pecho, conuna ternura capazde contenerlos a ambos en suinterior.QueríaqueJemlaviera, talcomoera,ellamisma,TessaGray,sinnadadeCambio.Bajólasmanosysedesatóelnudo,sedesprendiódelaprendayquedóanteélsóloconsucamisóndebatista.
Ella lomiró, sin respiración,y se sacudió losmechonesdecabello sueltode lacara.Élsealzósobreloscodos,mirándola,ydenuevodijo,convozgrave,loquelehabíadichoenelcarruajeantes,cuandolehabíatocadoelcabello.
—Nihempiaoliang.—¿Quésignifica?—lesusurróella.—Significa que eres hermosa—le contestó esta vez, sonriéndole—. No quise
decírteloantes.Noqueríaquecreyerasquemeestabatomandolibertades.Ella leacarició lamejilla, tancercade lasuya,y luego lafrágilpieldelcuello,
dondelasangrepalpitabaconfuerzabajolasuperficie.Élparpadeómientrasseguíalosmovimientosdeldedoconlosojos,comolluviaplateada.
—Tómatelas—susurróella.Élseinclinósobreella;susbocasseencontrarondenuevo,ylasensaciónfuetan
intensa, tan arrolladora, que ella cerró los ojos, como si pudiera esconderse en laoscuridad.Élmurmuróalgoylaacercócontrasí.Rodarondelado,laspiernasdeellaentrelazadascon lasdeél; suscuerposmoviéndoseparaapretarsemásymáshastaqueresultabadifícilrespirary,aunasí,sinpoderparar.Tessaencontrólosbotonesdelacamisa,pero,apesardehaberabiertolosojos,apenaspodíadesabrocharlosporeltemblordesusmanos.Torpemente,losfueabriendo,rompiendolatela.Cuandoélsequitó lacamisade loshombros,ellavioquesusojoserandenuevopuraplata.Noobstante, sólo tuvo un instante para maravillarse por ello; en seguida estuvodemasiadoocupadaadmirándoseconelrestodeél.Eratandelgado,sinlosmúsculosfibrososdeWill,perohabíaalgoensufragilidadqueeraencantador,comolaslíneassueltas de un poema. «Oro batido hasta una finura etérea.» Aunque una capa demúsculo lecubríaelpecho,Tessa leviosombrasentre lascostillas.ElcolgantedejadequeWilllehabíadadolereposabaentrelasclavículas.
—Losé—dijoélmirándosecrítico—.Nosoy…,quierodecir,parezco…—Hermoso —concluyó ella, y lo decía de corazón—. Eres hermoso, James
Carstairs.Élabriómucholosojoscuandoellafueaacariciarlo.ATessayanoletemblaban
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lasmanos.Enesemomentodeseabanexplorarlo,fascinadas.Recordóque,unavez,sumadrehabíatenidounacopiamuyviejadeunlibro,conunaspáginastanfrágilesquepodíanconvertirseenpolvoaltocarlas,yenesemomentoTessasintióesamismaresponsabilidaddesermuycuidadosaalrozarleconlosdedoslasMarcasdelpecho,loshuecosentrelascostillasylacurvadelestómago,queseestremecíabajosutacto;ahíestabaalgotanfrágilcomoencantador.
Éltampocoparecíacapazdedejardeacariciarla.Sushábilesdedosdemúsicolerozaron los costados y se colaron bajo el camisón para acariciarle las piernasdesnudas. La tocaba como normalmente tocaba su adorado violín, con una graciasuave y urgente que la dejó sin aliento. Parecían compartir la fiebre; les ardía elcuerpoyteníanelcabellobañadoensudor,pegadosalafrenteyalcuello.ATessanole importaba; quería ese calor, esa sensación de casi dolor. Aquélla no era ella,aquéllaeraotraTessa,unaTessadeensueñoquesecomportaríaasí.RecordóelsueñodondehabíavistoaJemenunacamarodeadodellamas.Peronohabíasoñadoqueardería con él. Deseaba más de esa sensación, de ese fuego, pero ninguna de lasnovelasquehabíaleídolehabíaexplicadoquépasabaapartirdeaquelinstante.¿Losabría él? Will lo sabría, pero sintió que Jem, al igual que ella, debía de estarobedeciendoauninstintoquelesalíadeltuétano.Élmetiólosdedosenelinexistenteespacioentreellosybuscólosbotonesquelecerrabanelcamisón;estabainclinadoparabesarlelapieldesnudadelhombrocuandolatelacayóaunlado.Nadielehabíabesadonuncalapielahí,ylasensaciónfuetansorprendentequeellaestiróunamanoparasujetarse,porloquetiróunaalmohadadelacama,quecayósobrelamesilladenoche.Seoyóelsonidodealgoalromperse.Unrepentinoaromadulceyoscuro,deespecias,inundóeldormitorio.
Jemapartólasmanos,conunamiradadehorror.Tessaseincorporótambiénhastasentarse,ysecubrióconelcamisón,púdicaderepente.Jemestabamirandoalladode lacama,yellasiguiósumirada.Unaespesacapadepolvobrillanteyacíaenelsuelo. Una tenue bruma plateada se alzaba de allí, arrastrando el olor dulce yespeciado.
El chico cogió a Tessa y la apartó, pero en su forma de agarrarla ya no habíapasiónsinomiedo.
—Tess—dijoenvozbaja—.Nopuedes tocareso.Quese temetieraen lapielpodríaser…peligroso.Inclusorespirarloloes…Tessa,debesirte.
Tessa pensó enWill, echándola del desván. ¿Siempre iba a ser así? ¿Todos loschicos la besarían y luego le dirían que se marchara como si fuera un molestosirviente?
—Nomevoy—replicómolesta—.Jem,puedoayudartealimpiarlo.Soy…«Tuamiga»,estuvoapuntodedecir.Peroloquehabíanestadohaciendonoeralo
quehacíanlosamigos.¿Quéeraentoncesparaél?
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—Por favor —le rogó él. Su voz era ronca. Ella reconoció la emoción: eravergüenza—.Noquieroquemeveasderodillas,recogiendodelsueloesadrogaquenecesitoparavivir.Noesasícomoaningúnhombrelegustaríaquelachicaque…—Respirótembloroso—.Losiento,Tessa.
«Lachicaque¿qué?»Peronopudopreguntarlo;estabasuperadaporlalástima,lacompasión,porlaimpresiónporloquehabíanhecho.Lobesóenlamejilla.Élnosemoviómientrasellase levantabade lacama, recogía labataysalíaensilenciodeldormitorio.
ElpasilloeraelmismoqueTessahabíacruzadohacíaunrato(¿horas,minutos?),con una tenue iluminación procedente de lucesmágicas colocadas a ambos lados.Acababadeentrarensudormitorioyestabaapuntodecerrarlapuertacuandocaptóun destello de movimiento al fondo del corredor. Algún instinto la hizo quedarsecomoestaba,conlapuertaentornada,mirandoporlarendija.
Elmovimientocorrespondíaaalguienquecaminabaporél.Unmuchachorubio,pensó durante unmomento, confusa, pero no… ¡era Jessamine! Jessamine vestidacon ropas de chico. Llevaba pantalones y una chaqueta abierta sobre un chaleco;sujetabaunsombreroenlamano,ysumelenarubiaestabarecogidamuytiranteenlaparte traserade la cabeza.Miró a su espaldamientras se apresurabapor el pasillo,comositemieraquelasiguieran.Enunmomentodesaparecióporlaesquina.
Tessacerró lapuerta,con las ideasdandovueltasasucabezaa todavelocidad.¿De qué iría eso? ¿Qué estaba haciendo Jessamine, paseándose por el Instituto enplenanoche,vestidadechico?Despuésdecolgarlabata,Tessasetumbóenlacama.Sesentíainmensamentecansada,eltipodecansancioquehabíasentidolanochedela muerte de su tía, como si hubiera agotado la capacidad de su cuerpo de sentiremociones.Cuandocerrólosojos,vioelrostrodeJem,luegoeldeWill,conlamanosobrelabocaensangrentada.Ambosocuparonsumentehastaquesequedódormida,nomuyseguradesiestabasoñandoquebesabaalunooalotro.
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10LAVIRTUDDELOSÁNGELES
Lavirtuddelosángelesesquenopuedenempeorar;sufalloesquenopuedenmejorar.Elfallodelhombre
esquepuedeempeorar,ysuvirtudesquepuedemejorar.
Proverbiojasídico
—Supongoqueyasabéistodos—comentóWillduranteeldesayunoalamañanasiguiente—queanochefuiaunfumaderodeopio.
Eraunamañanacontenida.Eldíahabíaamanecidogrisylluvioso,yelInstitutoparecía soportar unpesoplomizo encima, como si el cielo lo estuviera aplastando.Sophie entraba y salía de la cocina portando humeantes bandejas de comida; teníamala cara; Jessamine se apoyaba en su mano, con apariencia cansada ante su té;Charlotte parecía inquieta y alterada, después de pasar la noche en la biblioteca, yWill tenía los ojos enrojecidos y un moratón en la mejilla, donde Jem le habíapegado.SóloHenry,queleíaelperiódicoconunamanomientraspinchabasuhuevoconlaotra,parecíateneralgunaenergía.
Jemeranotablesobretodoporsuausencia.CuandoTessasehabíalevantadoesamañana, había flotado durante un momento en un feliz estado de olvido, losacontecimientosdelanocheanteriorsemejabanalgotenueydistante.Luegosehabíasentadodegolpe,cuandoelhorrorabsolutohabíacaídosobreellacomounjarrodeaguahirviendo.
¿Realmente había hecho esas cosas con Jem? En la cama de él, dejándoseacariciar,yladrogaderramada.Sehabíatocadoelcabello.Loteníasueltosobreloshombros,porqueéllehabíadeshecholastrenzas.
«Oh,Dios—pensó—.Lohehechodeverdad;erayo.»Se había cubierto los ojos, presionándoselos, con una apabullante mezcla de
confusión,aterrorizadafelicidad—porquenopodíanegarquehabíasidomaravillosoasumanera—,horrorhaciasímismayhumillaciónodiosaytotal.
Jempensaríaquehabíaperdidoelcontrolporcompleto.Nolesorprendíaquenoquisieraverladuranteeldesayuno.
—Hedichoqueanochefuiaunfumaderodeopio.Charlotte alzó lamirada de su tostada.Lentamente, dobló el periódico, lo dejó
sobrelamesaysebajóporlanarizlasgafasdeleer.—No—repuso—.Lociertoesquenoestábamosalcorrientedeeseaspecto,sin
dudaglorioso,detusrecientesactividades.
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—¿Yesahídondehasestado todoeste tiempo?—preguntóJessaminesingraninterés,mientrascogíaunterróndeazúcardelazucareroylomordía—.¿Yaeresunadictoirremediable?Dicenquesólohacenfaltaunaodosdosis.
—Noerarealmenteunfumaderodeopio—protestóTessa,antesdedarsecuentade loquedecía—.Esdecir…parecíaquesededicabanmásalcomerciodepolvosmágicosyesascosas.
—Quizánofueraexactamenteunfumaderodeopio—replicóWill—,peroseguíasiendounantro.¡Devicio!—añadió,remarcandoestoúltimoclavandoeldedoenelaire.
—Oh,vaya,noseríaunodeesossitiosquellevanlosifrits—suspiróladirectora—.Laverdad,Will…
—Justo uno de esos sitios —dijo Jem, que acababa de entrar en la sala deldesayuno,mientrassesentabajuntoaCharlotte,lomáslejosposibledeTessa,comoellanodejódenotarconunaextrañaopresiónenelpecho.Ytampocolamiró—.EnWhitechapelStreet.
—¿YcómolosabéistododeeselugarTessaytú?—quisosaberJessamine,quepareció revivir, ya fuera por el azúcar que había tomado, por la perspectiva de unpocodecotilleooporambascosas.
—AnocheempleéunconjurodelocalizaciónparaencontraraWill—explicóJem—.Suausenciamepreocupabacadavezmás.PenséqueigualhabíaolvidadocómosevolvíaalInstituto.
—Tepreocupasdemasiado—repusoJessamine—.Esunatontería.—Tienesrazón.Novolveréacometereseerror—admitióJem,mientrascogíala
fuentedearroz,pescadoyhuevo—.ResultóqueWillnonecesitabaenabsolutomiayuda.
WillmiróaJempensativo.—Alparecermehedespertadocon loque llamanuncardenal—comentóWill,
señalandoelmoratónqueteníabajoelojo—.¿Algunaideadecómollegóaquí?—Ninguna—contestóJemmientrasseservíaelté.—Huevos—hablóHenryentonosoñadormirandosuplato—.Meencantanlos
huevos.Podríacomerlosdurantetodoeldía.—¿YerarealmentenecesariollevaraTessacontigoaWhitechapel?—preguntó
CharlotteaJem,mientrassesacabalasgafasylasdejabasobreelperiódico.Susojoslomirabanconreproche.
—Tessanoesdeporcelana—repusoJem—.Nosevaaromper.Poralguna razón,esaafirmación,aunquedichasinmirarla,hizoqueaTessa le
pasaranporlacabezaunmontóndeimágenesdelanocheanterior;elabrazoaJemen las sombras sobre su cama, lasmanosde él agarrándole loshombros, lasbocasbesándoseconferocidad.No,élnolahabíatratadocomosifueraunobjetofrágil.Un
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ardientecalorleinundólasmejillas,ybajórápidamentelacabeza,rogandoparaquesurubordesapareciera.
—Te sorprenderá saber —intervino Will— que vi algo muy interesante en elfumaderodeopio.
—Seguroquesí—replicóCharlotteconaspereza.—¿Eraunhuevo?—inquirióHenry.—Subterráneos—siguióWill—.Lamayoríalicántropos.—Los licántropos no tienen nada interesante. —Jessamine pareció molesta—.
NosestamoscentrandoenencontraraMortmain,Will,porsi lohasolvidado,noasubterráneosatontadosporlasdrogas.
—Estabancomprandoyinfen—informóWill—.Apaletadas.Aloíreso,JemalzólacabezaymiróaWillalosojos.—Yahabíancomenzadoacambiardecolor—explicóWill—.Algunosyatenían
elcabelloplateadoolosojos.Inclusolapielselesestabavolviendoplateada.—Esoesmuyinquietante—repusoCharlotteconelcejofruncido—.Deberíamos
hablarconWoolseyScottencuantoesteasuntodeMortmainseaclare.Si tieneunproblemaensumanadadeadicciónalospolvosdelosbrujos,querrásaberlo.
—¿Nocreesqueyadebedesaberlo?—aventuróWill,mientrasseechabahaciaatrásen la silla.Parecíacomplacidodehaberconseguidopor finalguna reacciónasusnoticias—.Despuésdetodo,essumanada.
—Sumanadason todos los lobosdeLondres—manifestóJem—.Es imposiblequepuedaseguirlospasosdetodos.
—Noestoysegurodequequierasesperar—añadióWill—.SipuedeslocalizaraScott,yohablaríaconélloantesposible.
Charlotteinclinólacabezahaciaunlado.—¿Yporqué?—Porque—contestóWill—unode los ifrits preguntó aunode los licántropos
porquénecesitabantantoyinfen.Alpareceresunestimulanteparaloshombreslobo.La respuesta fue que alMagíster le complacía que la droga los tuviera trabajandodurantetodalanoche.
LatazadeCharlotteseestrellócontraelplatito.—¿Trabajandoenqué?Will sonrió con suficiencia, claramente satisfecho de la impresión que estaba
causando.—Notengoniidea.Fueporentoncescuandoperdílaconciencia.Estabateniendo
unhermososueñosobreunajovenquehabíaperdidocasitodalaropa…Lamujerteníaelrostroblanco.—Dios, espero que Scott no esté involucrado con el Magíster. Primero De
Quincey,ahoraloslobos…todosnuestrosaliados.LosAcuerdos…
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—Estoy seguro de que todo irá bien, Charlotte —la tranquilizó Henry consuavidad—.ScottnoparecedelosqueseinvolucraríancontiposcomoMortmain.
—Quizá deberías estar conmigo cuando hable con él—dijoCharlotte—.En elpapel;túereseldirectordelInstituto.
—Oh,no—exclamóHenryconcaradehorror—.Cariño,estarásperfectamentesinmí.Eresungenioenesetipodenegociaciones,yyono.Además,elinventoenelque estoy trabajandopodría hacer saltar a todo el ejércitomecánico enpedazos, siconsigoafinarlaformulación.
Sonrióorgulloso a toda lamesa.Charlotte lomiróduranteun largo rato, luegoapartólasilladelamesa,sepusoenpieysemarchódelasalasindecirnadamás.
WillmiróaHenryconlosojosentornados.—Nuncanadatocatuscírculos,¿verdad,Henry?—¿Quéquieresdecir?—preguntóél,confuso.—Arquímedes—contestóJem,sabiendocomosiempreloquequeríadecirWill
consólomirarlo—.Habíaundiagramamatemáticodibujadoenlaarenacuandolosromanosatacaronsuciudad.Estabatanconcentradoenloqueestabahaciendoquenovio a un soldado que se le acercaba por detrás. Sus últimas palabras fueron «notoquéismiscírculos».Claroqueentoncesyaeraunanciano.
—Yprobablemente jamás se casó—añadióWill, y sonrió a Jemdesde el otroladodelamesa.
Éstenorespondióalasonrisa.SinmiraraWill,oaTessa,sinmiraranadie,sepusoenpieysemarchódelasaladetrásdeCharlotte.
—Oh, vaya—se lamentó Jessamine—. ¿Es uno de esos días en que todos nosmarchamosfuriosos?—Pusolacabezasobrelosbrazosycerrólosojos.
HenrymirósorprendidoaWillyaTessa.—¿Quéhapasado?¿Quéhehechomal?Lachicasuspiró.—Nadaterrible,Henry.Esque…creoqueCharlottequeríaquefuerasconella.—Entonces,¿porquéno lohadicho?—Latristezahabía invadidosusojos.Su
alegríaporloshuevosysusinventos,encambio,parecíahaberdesaparecido.«QuizánodeberíahabersecasadoconCharlotte—pensóTessa,deunhumortan
sombríocomoel tiempo—.Talvezhubierasidomás felizdibujandocírculosen laarena,comoArquímedes.»
—Porquelasmujeresnuncadicenloquepiensan—contestóWill.Sumiradafuehacialacocina,dondeBridgetestabalimpiandolosrestosdeldesayuno.Sucanciónflotólúgubrehastaelcomedor:
¡Metemoqueestésenvenenado,mimuchachohermoso,Metemoqueestésenvenenado,miconsueloygozo!
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Oh,sí,mehandadoveneno,prontolacamahazme,Tengoundolorenelcorazón,ydeseoacostarme.
—Juraría que esa mujer ha trabajado antes como una cazadora de muerte,vendiendobaladastrágicasporelSevenDials—afirmóWill—.Ymegustaríaquenocantarasobrevenenojustodespuésdequehayamoscomido.—MiróaTessadereojo—. ¿No deberías ir a ponerte el uniforme? ¿Hoy no tienes entrenamiento con loslunáticosLightwood?
—Sí,estamañana,peronotengoquecambiarmederopa.Sólovamosapracticarcon los cuchillos arrojadizos —contestó Tessa, sorprendida de poder tener esaconversacióntrivialyeducadaconWilldespuésdeloocurridolanocheanterior.ElpañuelodeCyril,manchadoconlasangredelcazadordesombras,seguíaenelcajóndesutocador;recordólacalidezdesuslabiosenlosdedosyapartólosojosdeél.
—Quésuertequeyoseamagníficolanzandocuchillos.—Willsepusoenpieyleofrecióelbrazo—.Vamos;GideonyGabrielsepondráncomolocossimequedoaobservarelentrenamiento,yestamañanameiríabienunpocodelocura.
Willnoseequivocaba.Supresenciadurante lasesióndeentrenamientoparecióenloquecer, almenos, aGabriel, aunqueGideonse tomó la intrusióncon lamismaimpasibilidadqueparecía tomarse todo.Will se sentó enunbancobajodemaderaqueestabajuntoaunapared,ysecomióunamanzana,conlaspiernasestiradasanteél, lanzando de vez en cuando consejos a los que el mayor de los Lightwood noprestabaatenciónyqueaGabriellesentabancomopatadasenelpecho.
—¿Tieneque estar aquí?—preguntóGabriel aTessa enungruñido la segundavezquecasiselecayóelcuchillomientrasselopasabaaella.Lepusounamanoenel hombro,mostrándole cómo apuntar al objetivo: un círculo negro dibujado en lapared. Tessa sabía lomucho que éste hubiera preferido que estuviera apuntando aWill—.¿Nopuededecirlequesevaya?
—¿Y por qué iba a hacerlo?—preguntó Tessa razonablemente—. Will es miamigo,yustedesalguienquenisiquierameagrada.
Lanzóelcuchillo.Fallóelblancopormásdeunmetroyclavóelcuchilloenlaparedcercadelsuelo.
—No,todavíaestácargandodemasiadolapunta…¿Yquéquieredecirconqueno le agrado?—quiso saber el joven,mientras le pasaba otro de los cuchillos sinpensar,aunquesuexpresióneradeasombro.
—Bueno—respondióTessa,apuntandoconelcuchillo—,secomportacomosiyoledesagradara.Lociertoesquesecomportacomositodosledesagradáramos.
—Noesverdad—replicóGabriel—.Sólomedesagradaél.—SeñalóaWill.
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—Oh, vaya—exclamó el aludido, y cogió otro bocado de la manzana—. ¿Esporquesoymásguapoquetú?
—Callaoslosdos—ordenóGideondesdeelotroladodelasala—.Sesuponequeestamostrabajando,nodiscutiendosobretontosdesacuerdosdehaceaños.
—¿Tontos?—gruñóGabriel—.Merompióelbrazo.Willlediootromordiscoalamanzana.—Nopuedocreerquetodavíaestésmolestoporeso.Tessa lanzó el cuchillo. Ese tiro fue mejor. Se clavó dentro del círculo negro,
aunque no en el centro. Gabriel buscó otro cuchillo, y al no encontrar ninguno,suspirómolesto.
—Cuando nosotros dirijamos el Instituto—dijo, subiendo la voz lo suficienteparaqueWilllooyera—,estasaladeentrenamientoestarámejorcuidadayequipada.
Tessalomiróenfadada.—Esincreíblequenomeagrade,¿verdad?ElatractivorostrodeGabrielsetransformóenunamuecadedesdén.—Noséqué tienequeveresoconusted,pequeñabruja;este Institutonoessu
hogar.Noperteneceaestelugar.Créame,estarámejorconmifamiliaalcargodelascosas;podríamosencontrarempleoasu…talento.Empleoquelaharíarica.Podríavivirdondequisiera.YCharlottepodríairadirigirelInstitutodeYork,dondeharíamuchomenosdaño.
Will estaba sentado muy recto, había olvidado la manzana. Gideon y Sophiehabíandejadodepracticaryestabanobservando laconversación.Él, inquieto;ella,conlosojosmuyabiertos.
—Porsinolohasnotado—replicóWill—,yahayalguiendirigiendoelInstitutodeYork.
—AloysiusStarkweatheresunviejosenil.—Gabriellodesprecióconungestodelamano—.YnotienedescendientesquepuedanrogaralCónsulqueloscoloqueenel puesto.Desde ese asunto con su nieta, su hijo y su nuera lo cogieron todo y selargaronaIdris.Novolveríanaquíniaunquelespagaran.
—¿Quéasuntoconsunieta?—seinteresóTessa,recordandoelretratodelaniñadeaspectoenfermizoquehabíaenlaescaleradelInstitutodeYork.
—Sólo vivió hasta los diez años o así—contestóGabriel—.Nunca tuvomuybuena salud, de todas formas, y cuando la Marcaron por primera vez… Bueno,debían de haberla entrenado mal. Se volvió loca, se convirtió en Desamparada ymurió.LaimpresiónmatóalaesposadelviejoStarkweather,ehizohuirasushijosaIdris.No seríamuydifícil que lo reemplazaraCharlotte.ElCónsul ya sabe que elviejonosirve;demasiadoapegadoalasviejascostumbres.
TessamiróincrédulaaGabriel.ÉstehabíacontadolahistoriadelosStarkweatherconlafría indiferenciaconlaquesecontaríauncuentodehadas.Yella…,ellano
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queríasentirlástimaporelviejodelosojosastutosylamalditasalallenaderestosdesubterráneosmuertos,peronopudoevitarlo.Loapartódesumente.
—CharlottedirigeesteInstituto—dijomolesta—.Ysupadrenoseloarrebatará.—Merecequeseloarrebaten.Will tiró el corazón de la manzana al aire, al mismo tiempo que sacaba un
cuchillodelcinturónylolanzaba.Elcuchilloylamanzanacruzaronlasalajuntosy,de alguna manera, consiguieron clavarse en la pared justo detrás de la cabeza deGabriel,conelcuchilloatravesandolimpiamenteelcentrodelafruta.
—Vuelveadecireso—amenazóWill—,yteoscureceréelmundo.Gabrielhizounamueca.—Notienesniideadeloqueestáshablando.Gideondiounpasoadelante,ycadalíneadesuposturaeraunaadvertencia.—Gabriel…Perosuhermanonoleprestóatención.—¿Acaso sabes lo que el padre de tu preciosa Charlotte le hizo al mío? ¿Lo
sabes?Yosólomeenteréhaceunosdías.Al final,mipadrenopudomásynos lodijo.HabíaprotegidoalosFairchildhastaentonces.
—¿Tupadre?—EltonodeWilleradeincredulidad—.¿ProtegeralosFairchild?—Tambiénnosestabaprotegiendoanosotros—explicóGabrielatropelladamente
—.Elhermanodemimadre,mitíoSilas,eraunodelosmejoresamigosdeGranvilleFairchild. Entonces tío Silas violó la Ley, algo pequeño, una infracción menor, yFairchild lo descubrió. Lo único que le importaba era laLey, no la amistad, no lalealtad. Fue directo a la Clave. —Gabriel alzó la voz—. Mi tío se mató porvergüenza,ymimadremuriódepena.¡AlosFairchildnolesimportanadieapartedeellosmismosylaLey!
Duranteunmomentosehizoelsilencioenlasala;inclusoWillsehabíaquedadosinpalabras.FueTessalaquehablóprimero:
—PeroesofueculpadelpadredeCharlotte,nodeCharlotte.Gabrielestabapálidodefuria,losojosverdescontrastabanconlablancapiel.—Usted no lo entiende —le espetó con crueldad—. No es una cazadora de
sombras. Tenemos orgullo de sangre. Honor de familia. Granville Fairchild queríaqueelInstitutopasaraasuhija,yelCónsulasí lohizo.PeroaunqueFairchildestámuerto,aúnlepodemossacaresto.Eraodiado,tanodiadoquenadiesehabríacasadoconCharlotte si no hubiera pagado a losBranwell para que trajeran aquí aHenry.Todoelmundolosabe.Todoelmundosabequeél,enrealidad,nolaama.¿Cómopodría…?
Seoyóunsonidoseco,comoelruidodeundisparo,yGabrielsecalló.Sophielohabíaabofeteado.Lapálidapielyacomenzabaaenrojecer.Ellalomirabafijamente,respirandoagitada,conunaexpresióndeincredulidadenelrostro,comosinocreyera
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loqueacababadehacer.Eljovenapretólospuñosenloscostados,peronosemovió.Tessasabíaqueno
podía. No podía golpear a una chica, una chica que ni siquiera era cazadora desombrasosubterránea,sinounasimplemundana.Miróasuhermano,peroéste,sinmostrarexpresiónalguna, lomiróa losojosymovió lentamente lacabeza;conunsonidoahogado,Gabrielsevolviósobrelostalonesysalióagrandeszancadasdelahabitación.
—¡Sophie!—exclamóTessa,yendohaciaella—.¿Estásbien?PerolacriadamirabaansiosaaGideon.—Losientomuchísimo, señor—sedisculpó—.Nohayexcusa…heperdido la
cabeza,y…—Hasidoungolpebiencolocado—repusoGideonconcalma—.Yaveoqueha
estadoprestandoatenciónamislecciones.Willestabasentadoenelbanco,conlosojosazulesdespiertosycuriosos.—¿Escierto?—preguntó—.EsahistoriaqueGabrielacabadecontarnos.Gideonseencogiódehombros.—Gabrieladoraanuestropadre—contestó—.CualquiercosaquedigaBenedict
escomounpronunciamientovenidodeloalto.Sabíaquemitíosehabíasuicidado,peronolascircunstancias,hastaeldíadespuésdelaprimeravezquevolvimosacasatrasentrenaros.PadrenospreguntócómonosparecíaquefuncionabaelInstituto,yledijequeparecíaenorden,ennadadiferentedelInstitutodeMadrid.LociertoesqueledijequenohabíavistoningunapruebadequeCharlotteestuvierahaciendounmaltrabajo.Fueentoncescuandonoscontóesahistoria.
—Sinoleimporta—dijoTessa—,¿quéfueloquehizosutío?—¿Silas? Se enamoró de su parabatai. No fue, como ha dicho Gabriel, una
infracción menor, sino una muy grave. Las relaciones románticas entre parabataiestánestrictamenteprohibidas,aunquehastaelcazadordesombrasmejorentrenadopuedecaerpresadelossentimientos.LaClaveloshabríaseparado,yesofueloqueSilasnopudosoportar.Poresosemató.Mimadreseconsumióderabiaydolor.Nome cuesta creer que su último deseo fuera que les arrebatáramos el Instituto a losFairchild. Gabriel era muy pequeño cuando ella murió, sólo tenía cinco años, secolgabadesusfaldas,ymeparecequesussentimientosahoraloabrumandemasiadoparapoderentenderlosbien.Mientrasqueyo…yocreoqueloshijosnodebenpagarporlospecadosdelospadres.
—Olashijas—añadióWill.Gideon lomiró y le sonrió demedio lado. No había ningún desagrado en esa
sonrisa;dehecho,erasorprendentementelamiradadealguienqueentendíaaWillyporquésecomportabacomolohacía.Inclusoéstepareciósorprendido.
—Claro que está el problema de que Gabriel nunca volverá aquí—manifestó
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Gideon—.Nodespuésdeesto.Sophie,quehabíacomenzadoarecuperarelcolor,volvióapalidecer.—LaseñoraBranwellsepondráfuriosa…Tessaladetuvo.—Irétrasélymedisculparé,Sophie.Todosearreglará.OyóqueGideonlallamaba,peroellayacorríahaciaelpasillo.Odiabatenerque
admitirlo,perohabíasentidounachispadecompasiónporGabrielcuandoGideonleshabíacontadosuhistoria.Perderalamadreaunaedadtantempranaquecasiniselapodía recordareraalgoqueella conocía.Si alguien lehubieradichoque sumadrehabía tenido un último deseo, no estaba segura de que no hubiera hecho todo loposibleparacumplirlo…,tantositeníasentidocomosino.
—¡Tessa!—EstabayaamediopasillocuandooyóqueWilllallamaba.Sevolvióylovioavanzandorápidamentehaciaella,conunamediasonrisaenelrostro.
—¿Porquémeestássiguiendo?—Esaspalabrasborraronlasonrisadelrostrodelmuchacho—. ¡Will, no deberías haberlos dejado solos! Tienes que volverinmediatamentealasaladeentrenamiento.
—¿Porqué?—preguntóWill,plantadosobrelospies.Tessaalzólasmanosalcielo.—¿Acasoloshombresnoosenteráisdenada?Gideontienelosojospuestosen
Sophie…—¿EnSophie?—Esunachicamuyhermosa—replicóellaencendida—.Yeresunidiotasinote
has fijadoencómo lamira;peronoquieroque seaprovechedeella.Yaha tenidosuficientesproblemasensuviday,además,siestásconmigo,Gabrielnomehablará.Yasabesqueno.
Willmascullóalgoparasí,ylacogióporlamuñeca.—Venconmigo.Lacalidezdesupielsobreladeellaleenvióunespasmoportodoelbrazo.La
hizoentrarenelsalónylallevóhastaelgranventanal.LesoltólamuñecaatiempoparaqueseinclinarayvieraelcarruajedeLightwoodtraqueteandofuriosamenteporelpatiodepiedrarodeadoporverjasdehierro.
—Mira,Gabrielyasehaido,anoserquequierasperseguirelcarruaje.YSophiees muy sensata. No va a permitir que Gideon la seduzca. Además, él es tanencantadorcomounbuzóndecorreos.
Tessasesorprendióasímismasoltandounacarcajada.Secubriólabocaconlamano, pero era demasiado tarde; ya estaba riendo a mandíbula batiente, apoyadaligeramenteenlaventana.
Willlamiróconunaexpresióninquisitivaensusojosazules;labocacomenzóacurvársele.
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—Debo de sermás divertido de lo que creía. Lo queme haría realmentemuyfeliz.
—No me estoy riendo de ti —le aclaró ella entre risas—. Es que… ¡Oh! LaexpresióndeGabrielcuandoSophie lohaabofeteado.Dios.—Seapartóelcabellodel rostro y añadió—:No debería reírme. En parte la razón por la que estaba tanpicajosoeraporquetúloestabasprovocando.Deberíaenfadarmecontigo.
—Oh, deberías—replicóWill,mientras se volvía y se dejaba caer enuna sillajunto a la chimenea, estirando las largas piernas hacia las llamas. Como todas lassalas en Inglaterra, pensó Tessa, ésa era helada excepto delante del fuego.Uno seasaba por delante y se helaba por detrás, como un pavomal cocinado—.Ningunabuena frase incluye la palabra «debería». Debería haber pagado la cuenta en lataberna;ahoravienenarompermelaspiernas.Nuncadeberíahabermeescapadoconlaesposademimejoramigo,ahoramemaldiceconstantemente.Debería…
—Túdeberías—repusoTessaenvozbaja—pensarencómoafectana Jem lascosasquehaces.
Willserecostósobreelcuerodelsillónylamiró.Seloveíaadormilado,cansadoyguapo.PodríahabersidoalgúnApoloprerrafaelita.
—¿Esestoahoraunaconversación seria,Tess?—Suvozaún sonabadivertida,perohabíaalgoenellaquerecordabaaunahojadeoroconbordedeaceroafilado.
Tessasesentóenelsillónfrenteaél.—¿Notepreocupaqueestéenfadadocontigo?Estuparabatai.YesJem.Nunca
seenfada.—Quizá estámejor enfadadoconmigo—repusoel chico—.Tantapacienciade
santonopuedeserbuenaparanadie.—Noteburlesdeél—replicóTessasecamente.—Nadaestámásalládelaburla,Tess.—Jem sí. Siempre ha sido bueno contigo. Es la bondad personificada. Que
anochetepegarasólodemuestralocapazqueeresdevolverlocoshastaalossantos.—¿Jemmepegó?—Will se tocó lamejilla, sorprendido—.Debo confesar que
recuerdomuy poco de anoche. Sólo que vosotrosme despertasteis, aunque queríaseguirdurmiendo.RecuerdoaJemgritándome…yatisujetándome.Sabíaqueerastú.Siemprehuelesalavanda.
Tessanoprestóatenciónaeso.—Bueno,puesJemtepegó.Ytelomerecías.—Sí que pareces despectiva, casi como Raziel en esos cuadros, como si nos
mirara por encima del hombro. Así que dime, ángel despectivo, ¿qué hice paramerecermequeJemmepegaraenlacara?
Tessabuscólaspalabras,peroseleescapaban;recurrióallenguajequecompartíaconWill,lapoesía.
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—¿Sabes?,enaquelensayodeDonne,cuandodice…—¿«Dalicenciaamismanoserrantes,ydéjalasir»?—citóWillmirándola.—Mereferíaalensayosobrequeningúnhombreesunaisla.Todoloquehaces
afectaaotros.Perotúnuncapiensaseneso.Tecomportascomosivivierasenalgunaespeciede…deisladeWill,yningunadetusaccionestuvieraconsecuencias.Perolastienen.
—¿YcómoleafectaaJemqueyovayaaunantrodebrujos?—inquirióWill—.Supongo que tuvo que ir y sacarme de allí, pero ha hecho cosas mucho máspeligrosaspormíenelpasado.Nosprotegemosmutuamente…
—¡No, túno!—gritóTessa frustrada—.¿Creesque le importa el peligro? ¿Deverdadlocrees?Esadrogalehadestrozadotodalavida,esayinfen,yahívastú,aunantrodebrujosytedrogascomosinotuvieralamenorimportancia,comosiparatifueraunjuego.Éltienequetomaresaporqueríatodoslosdíassóloparasobrevivir,peroalmismotiempoloestámatando.Odiadependerdeeso.Nisiquieraescapazdecomprarlopersonalmente;tetieneatiparahacerlo.—Elmuchachointentóprotestar,pero Tessa alzó lamano—.Y luego tú temetes tranquilamente enWhitechapel yderrochastudineroconlosquehacenesadrogayconviertenenadictosaellaaotragente,comosifueranunasvacacionesenelcontinente.¿Enquéestabaspensando?
—PeronoteníanadaenabsolutoqueverconJem…—Nopensasteenél—continuóTessa—.Peroquizádeberíashaberlohecho.¿No
entiendesqueélcreequeteburlasdeloqueloestámatando?Ysesuponequetúeressuhermano.
Willsehabíaquedadopálido.—Nopuedepensareso.—Pueslopiensa—afirmóella—.Comprendoquenoteimporteloquepiensela
otragentedeti.Peroyocreoqueélsiemprehabíaesperadoqueteimportaraloqueélpensara.Loquesintiera.
Willseinclinóhaciaadelante.Laluzdelfuegoledibujabaextrañasformassobrelapielyleoscurecíaelmoradoenlamejillahastahacerlonegro.
—Sí queme importa lo que piense la gente—replicó él con una sorprendenteintensidad, mirando a las llamas—. Es en lo único que pienso, en lo que otrospiensan,enloquesientenpormíyyoporellos;ymevuelveloco.Queríaescapar…
—No puedes decirlo en serio. ¿Will Herondale, preocupado por lo que otrospuedanpensardeél?—Tessatratódequesuvozsonaralomásburlonaposible.LaexpresióndelrostrodeWilllaasombró.
Noera indescifrable sinoabierta, comosi lohubierapilladomedio liadoenunpensamientoquedeseabacompartirdesesperadamente,peronosoportarahacerlo.
«Ésteeselchicoquecogiómiscartasprivadasylasescondióensudormitorio»,pensóTessa,peronopodíaenfadarseconél.Habíacreídoqueestaríafuriosacuando
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lovieradenuevo,peronoloestaba,sóloconfusayconpreguntas.Además,quererleer las cartas, ¿no revelaba eso una curiosidad por otra gente que era muy pocopropiadeWill?
—Tess—dijoél,yhabíaalgoásperoensurostro,ensuvoz—.Esoesenloúnicoquepienso.Nuncatemirosinpensarenloquesientespormíytemiendo…
SecallódegolpecuandolapuertadelasalaseabrióyentróCharlotte,seguidadeunhombrealto,cuyocabellorubiobrillabacomoungirasolbajolatenueluz.Willsevolviórápidamente,haciendounamueca.Ellalomiró.¿Quéhabríaestadoapuntodedecir?
—¡Oh!—Charlottesesobresaltóalverlosalosdos—.Tessa,Will,nosabíaqueestabaisaquí.
Will apretaba los puños en los costados, con el rostro en la sombra, peropudocontestarconunavozneutra:
—Vimosqueseapagabaelfuego.Elrestodelacasaestáhelada.—Yanosíbamos…—WillHerondale,mealegrodevertetanbien.¡YTessaGray!—Elhombrerubio
seseparódeladirectorayseacercóalachica,sonriendodeorejaaorejacomosilaconociera—.Lacambiante,¿correcto?Encantadodeconocerla.¡Quécuriosidad!
Charlottesuspiró.—ElseñorWoolseyScott,líderdelamanadadehombreslobodeLondresyun
viejoamigodelaClave.
—Muy bien—dijoGideonmientras la puerta se cerraba tras Tessa yWill. SevolvióhaciaSophie,quederepentefuemuyconscientedelaamplituddelasalaydelopequeñaquesesentíaensuinterior—.¿Continuamosconelentrenamiento?
Letendióuncuchillo,quebrillabacomounavaritadeplataenmediodelatenueiluminación de la estancia.Los verdes ojos deGideon eran firmes.Todo en él erafirme:sumirada,suvoz,laformaenquesemovía…Sophierecordócómoerateneresosfuertesbrazosalrededor,yseestremeció.Nuncaanteshabíaestadosolaconél,ylaasustaba.
—Nocreoquepuedaconcentrarme,señorLightwood—confesó—.Leagradezcolaofertaigualmente,pero…
Élbajóelbrazolentamente.—¿Creeustedquenometomoelentrenamientoenserio?—Creoqueestásiendomuygeneroso.Perotengoqueenfrentarmealoshechos,
¿no?EstassesionesdeentrenamientonuncahantenidoqueverconTessaoconmigo.SonporsupadreyelInstituto.Yahoraqueheabofeteadoasuhermano…—Notóqueselehacíaunnudoenlagarganta—.LaseñoraBranwellsedecepcionaríatantoconmigosilosupiera…
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—Tonterías.Selomerecía.Yestálapequeñacuestióndelaenemistadentrelasfamilias.—Gideonhizorodarelcuchilloentrelosdedossinprestarleatenciónyselometióenelcinturón—.SiCharlotteseenterara,probablementelesubiríaelsueldo.
Lacriadanegóconlacabeza.Sóloestabaaunpardepasosdeunbanco;sedejócaersobreél,agotada.
—UstednoconoceaCharlotte.Sesentiráobligadaporsuhonoracastigarme.Élsesentótambiénenelbanco,peronoasulado,sinoenlaotrapunta,tanlejos
deellacomopudo.Sophienosupodecirsesiesolacomplacíaolamolestaba.—SeñoritaCollins—dijoGideon—.Hayalgoquedeberíasaber.Ellaentrelazólasmanos.—¿Qué?Él se inclinó un poco hacia adelante, con los anchos hombros encorvados. La
muchachapodíaverqueteníamotasdegrisenlosojosverdes.—CuandomipadremellamóparaqueregresaradeMadrid—hablóél—,yono
queríavolver.NuncahabíasidofelizenLondres.Nuestracasahasidounlugarmuytristedesdequemuriómimadre.
Sophielomiróalosojos.Noseleocurríaningunapalabra.Élerauncazadordesombrasyuncaballeroy,sinembargo,parecíaestarabriéndolesualma.InclusoJem,contodasuamabilidad,nuncahabíahechoeso.
—Cuandooíque teníaquedarestas lecciones,penséqueseríanunapérdidadetiempo.Meimaginéadoschicasmuytontassinningúntipodeinterésencualquiertipodeformación.PeroesonodescribenialaseñoritaGrayniausted.LediréqueyosolíaentrenarajóvenescazadoresdesombrasenMadrid.Yhabíabastantesqueno tenían lamismahabilidad innataque tieneusted.Esunabuenaalumna,yesunplacerenseñarle.
Sophienotóqueseponíarojacomountomate.—Nolodiceenserio.—Sí,lodigoenserio.Laprimeravezquevine,tuveunasorpresamuyagradable,
ydenuevo lasiguientevezy laotra.Meencontréesperándoloconganas.Paraserjustos le diría que desde que he vuelto a casa, he odiado todo enLondres exceptoestashorasaquíconusted.
—Pero usted exclama «Ay, Dios mío» en español siempre que se me cae ladaga…
Élsonriódivertido.Seleiluminóelrostro.Lasirvientalomirófijamente.NoeratanguapocomoJem,peroeramuyapuesto,sobretodocuandosonreía.Esasonrisaparecióllegarlealcorazón,yseloaceleró.
«Es un cazador de sombras —pensó Sophie—. Y un caballero. Ésa no es lamaneraenquedebespensarenél.Paraya.»
Peronopodíaparar,tampocohabíapodidoquitarseaJemdelacabeza.Detodas
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formas, mientras que con Jem se había sentido segura, con Gideon notaba unaexcitaciónqueeracomounrayorecorriéndolelasvenas,sorprendiéndola.Y,aunasí,noqueríaqueacabara.
—Habloenespañolcuandoestoydebuenhumor—explicóél—.Mejorquesepaesodemí.
—Entonces,¿noeraqueestuviera tanhartodemi ineptitudquedeseaba tirarsedesdeeltejado?
—Todolocontrario.—Seinclinómáshaciaella.Susojoserandelgrisverdosodeunmartempestuoso—.¿Sophie?¿Puedopedirtealgo?
Ella sabía que debía corregirle, pedirle que le llamara señorita Collins y no latuteara,peronolohizo.
—Eh…sí.—Paseloquepaseconlaslecciones,¿puedovolveraverte?
Willsehabíapuestoenpie,peroWoolseyScottaúnestabaobservandoaTessa,con la mano bajo la barbilla, analizándola como si fuera algo expuesto bajo unacampanadecristalenunmuseodehistorianatural.NoeraexactamentecomoTessasehubieraesperadoquefueraellíderdeunamanadadelicántropos.Debíadetenerunosveintitantos,altoydelgadohastacasiestardemacrado,conuncabellorubioquele llegaba a los hombros, vestido con una chaqueta de terciopelo, calzas hasta larodilla y un largo fular con un estampado de cachemira. Un monóculo tintado leoscurecíaunojoverdeclaro.Separecíaa losdibujosdeesosquese llamabanasímismos«ascetas»quehabíavistoenlarevistasatíricaPunch.
—Adorable—sentencióScott finalmente—.Charlotte, insistoenquesequedenmientrashablamos.¡Quéparejamásencantadorahacen!Miracómoelcabellooscurodelchicocombinaconlapálidapieldeella…
—Gracias—dijo Tessa, con una voz que se le alzó varias octavas más de lonormal—.SeñorScott,esoesmuyamabledesuparte,peronohayningunarelacióndeesetipoentreWillyyo.Noséquéhabráoído…
—¡Nada!—afirmóél,ysedejócaersobreunsillónyserecolocóellargofular—.Nada en absoluto, se lo aseguro, aunque su rubor contradice sus palabras.Va,sentémonos todos.No hay por qué intimidarse conmigo.Charlotte, llama para quetraiganunté.Estoyseco.
Tessamiróaladirectora,quienseencogiódehombroscomodiciendoquenosepodíahacernada.Lentamente,Tessavolvióasentarse.Willtambién.Lachicanolomiró;nopodía, conWoolseyScott sonriéndolesaamboscomosi supieraalgoqueellanoconocía.
—¿YdóndeestáeljovenCarstairs?—inquirióScott—.Unmuchachoadorable.Conunacoloracióntaninteresante…Ycontantotalentoparaelviolín…Claroque
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heoídoalpropioGracinactuandoenlaÓperadeParís,ydespuésdeeso,bueno,todosuenacomopolvodecarbónrascándotelostímpanos.Unapenalodesuenfermedad.
Charlotte,quehabíaidoalfondodelasalaallamaraBridget,regresó,sesentóysealisólasfaldas.
—Enciertomodo,deesoeradeloquequeríahablarcontigo…—Oh, no, no, no.—De la nada, Scott había sacado una caja de cerámica, que
agitó en dirección aCharlotte—.Ninguna discusión seria, por favor, hasta quemehayatomadomitéymicigarro.¿Uncigarroegipcio?—LetendiólacajaaCharlotte—.Sonlosmejoresquehay.
—No,gracias.—Lamujerparecíaunpocohorrorizadaantelaideadefumarseunpuro; sin duda era difícil de imaginar, y Tessa notó que Will, a su lado, reía ensilencio.El líder de los licántropos se encogió de hombros y siguió preparando sucigarro. La caja de cerámica era un artefactomuy ingenioso, con compartimentospara los cigarros, atados con una cinta de seda, cerillas nuevas y gastadas, y unespaciodondetirarlaceniza.Todosobservaronalhombreloboencendersucigarroconevidentegusto,yeldulcearomadeltabacollenólasala.
—Ahora—dijoél—,cuéntamequétalteva,Charlotte,querida.Yaeseesposoabstraídoquetienes.¿Aúnrondandoporlacriptainventandocosasqueestallan?
—Aveces—intervinoWill—hastasesuponequetienenqueestallar.Se oyó un tintineo y Bridget apareció con la bandeja del té, lo que salvó a
Charlottedetenerquecontestar.Lacriadapusolascosasdeltéenunamesitaentrelossillones,mirandoinquietaaunoyotrolado.
—Losiento,señoraBranwell.Pensabaquesóloseríandosparatomarelté…—No pasa nada, Bridget —repuso Charlotte, con un tono que indicaba
firmementequeseretirara—.Tellamarésinecesitamosalgomás.Lamuchachahizounareverenciayseretiró,mientrasechabaunaojeadacuriosa
ydisimuladaaWoolseyScott.Élnosefijóenella.Yasehabíaservidolecheensutazayestabamirandoasuanfitrionaconunlevereproche.
—Oh,Charlotte.Ellalomiróperpleja.—¿Sí?—Laspinzas…laspinzasdelazúcar—dijoScott tristemente,conunavozque
parecíaquecomentaralatrágicamuertedealgúnconocido—.Sondeplata.—¡Oh!—Charlotteparecíasobresaltada.Tessarecordóquelaplataerapeligrosa
paraloshombreslobo—.Losientomucho…—Nopasanada—suspiróél—.Porsuerte,llevolasmías.—Deotrobolsillode
su chaqueta de terciopelo, que estaba abrochada sobre un chaleco de seda con unestampado de nenúfares que no tenía nada que envidiar a los de Henry, sacó unataditodeseda;lodesenrollóyrevelóunaspinzasdeoroyunacucharilladeté.Las
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pusosobrelamesa,quitólatapadelateteraypareciócomplacido.—¡Té de pólvora! De Ceilán, supongo. ¿Alguna vez has tomado té en
Marrakech?Loempapanconazúcaromiel…—¿Pólvora?—preguntó Tessa, que nunca había sido capaz de dejar de hacer
preguntas incluso cuando sabía perfectamente que era una mala idea—. No haypólvoraenelté,¿verdad?
Scottseechóareíryvolvióaponerlatapaenlatetera.SerecostóenelasientomientrasCharlotte,conloslabiosapretados,leservíaelté.
—¡Quéencantadora!—exclamóScott—.No,lollamanasíporquelashojasdetéseenrollanenbolitasqueseparecenalasdelapólvora.
—Señor Scott—insistió Charlotte—, de verdad que tenemos que hablar de lasituación.
—Sí,sí,heleídotucarta.—Suspiró—.Políticadesubterráneos.Tanaburrida…¿SupongoquenomedejaráscontartequeAlma-Tademamehapintadoun retrato?Estoyvestidodesoldadoromano…
—Will —lo interrumpió Charlotte con firmeza—. Quizá deberías contarle alseñorScottloquevisteenWhitechapelanoche.
Éste hizo obedientemente lo que le pedía, lo cual sorprendió un tanto a Tessa,peroseabstuvodehacerobservacionessarcásticas.Scottloobservabaporencimadelborde de la taza de té durante el relato. Sus ojos eran de un verde tan claro queparecíaamarillo.
—Losiento,muchacho—dijoelhombrelobocuandoWillacabódehablar—.Noveo por qué esto requiere una reunión urgente. Todos sabemos de la existencia deesosantrosde los ifrits,ynopuedoestarvigilandoacadamiembrodemimanadapermanentemente. Si algunos de ellos deciden dejarse llevar por el vicio…—Seacercómásaél—.¿Sabesquetusojossoncasideltonoexactodelospétalosdelospensamientos?Nodeltodoazul,nodeltodovioleta.Extraordinario.
Willabriómuchosusextraordinariosojosysonriódemediolado.—CreoquehasidolamencióndelMagísterloquehapreocupadoaCharlotte.—Ah.—Scott volvió su mirada hacia ella—. Estás preocupada porque pueda
traicionarte como lo hizo De Quincey. Que esté aliado con el Magíster…, mejorllamémosle por su nombre, ¿de acuerdo?:Mortmain, y que les esté dejando amisloboscumplirsuvoluntad.
—Habíapensado—explicólamujer,titubeando—quequizálossubterráneossesintieran traicionados por el Instituto después de lo que pasó conDeQuincey. Sumuerte…
—Bueno,losHijosdelaNocheylosHijosdelaLunanuncasehan…—De Quincey hizo matar a un hombre lobo —dijo Tessa de repente; sus
recuerdossemezclaronconlosdeCamille,yconelrecuerdodeunpardeojosverde
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amarillocomolosdeScott—.Porsu…relación…conCamilleBelcourt.WoolseyScottlanzóunamiradalargaycuriosaalacambiante.—Ése—replicó—eramihermano.Mihermanomayor.Eraellíderdelamanada
antes que yo, ¿sabes?, y yo heredé el puesto. Por lo general se debe matar paraconvertirse en jefe de lamanada. Enmi caso, se hizo por votación, y la tarea devengaramihermanoennombredelamanadarecayósobremí.Sóloqueahora,yaveis… —Hizo un gesto con su elegante mano—. Os habéis encargado de DeQuincey.Notenéisniideadeloagradecidoqueosestoy.—Inclinólacabezahaciaunlado—.¿Murióbien?
—Muriógritando—contestóCharlotte,ysubrusquedadsorprendióaTessa.—Quéagradableesoíreso.—Ellicántropodejósutaza—.Yporeso,oshabéis
ganadomifavor.Oscontaréloquesé,quenoesmucho.Mortmainvinoavermealprincipio;queríaquemeunieraaélenelClubPandemónium.Menegué,porqueDeQuinceyyasehabíaunido,yyonoformaríapartedeunclubenelqueestuvieraél.Mortmainmehizosaberquehabríaunlugarparamísicambiabadeparecer…
—¿Leexplicósusobjetivos?—interrumpióWill—.¿Ocuáleraelpropósitofinaldelclub?
—Ladestruccióndetodosloscazadoresdesombras—contestóScott—.Pensabaqueyalosabían.Noesunclubdejardinería.
—Creemos que nos guarda rencor —explicó Charlotte—. A la Clave. Loscazadores de sombras mataron a sus padres hace años. Eran brujos, dedicados alestudiodelamagianegra.
—Notantorencorcomounaideafija—repusoelhombrelobo—.Unaobsesión.QuerríaveralosvuestrosborradosdelafazdelaTierra,aunqueparececonformarsecon empezar en Inglaterra y luego ir hacia afuera. Un tipo de loco paciente ymetódico.De la peor clase.—Se reclinó en el sillón y suspiró—.Me han llegadonoticias sobreungrupode lobos jóvenesquenopertenece aningunamanada, quehanestadohaciendoalgúntipodetrabajoocultoporelqueleshanpagadomuybien.Hanestadoluciendosupeculioentrelasmanadasycreandoanimosidad.Nosabíalodeladroga.
—Losharáseguirtrabajando,díaynoche,hastaquecaigandepurocansanciooladrogalosmate—explicóWill—.Ynohaycuraparaesaadicción.Esmortal.
Ellicántropolomiróalosojos.—Esteyinfen,estepolvoplateado,esaloqueesadictosuamigoCarstairs,¿no
escierto?Yélestávivo.—Jemsobreviveporqueesuncazadordesombras,yporqueconsumelamenor
cantidaddedrogaposible,lasmenosvecesposible.Einclusoasí,alfinallomatará.—LavozdeWilleraterriblementeinexpresiva—.Comotambiénloharíanotomarla.
—Bueno,bueno—dijoScottanimado—.Entalcaso,esperoquelascomprasque
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haceelMagísteralegrementenoprovoquenunaescasez.Willsepusoblanco.Eraevidentequeesaideanoselehabíaocurrido.Tessase
volvióhaciaél,peroelchicoyaestabayendohacialapuerta.Lacerróconunportazoalsalir.
Charlottefruncióelceño.—Dios, va hacia Whitechapel de nuevo —se lamentó—. ¿Era necesario,
Woolsey?Creoqueacabasdeaterrorizaralpobrechico,yseguramentepornada.—Nohaynadamaloenserunpocoprecavido—replicóéste—.Yopensabaque
mihermanoviviríaparasiempre,hastaqueDeQuinceylomató.—DeQuinceyyelMagístereraiguales:despiadados—afirmólamujer—.Sitú
pudierasayudarnos.—Toda la situación es sin duda de lo más horrorosa —observó Scott—. Por
desgracia, los licántropos que no forman parte de mi manada no son miresponsabilidad.
—Sisólotuvieraslosojosbienabiertos,señorScott,cualquierinformaciónsobredónde están trabajando y qué están haciendo sería de gran valor. La Clave semostraríaagradecida.
—Oh, la Clave —repitió el hombre lobo como si estuviera muerto deaburrimiento—.Muybien.Yahora,Charlotte,hablemosdeti.
—Oh, pero yo soymuy aburrida—repuso ésta, y volcó la tetera (Tessa estabasegura de que lo había hecho de forma deliberada), que golpeó la mesa con unsatisfactoriogolpe,salpicandoaguacaliente.Scottsaltópegandoungritoyapartóelfulardelpeligro.
Lamujersepusoenpiealinstante,disculpándose.—Woolsey,querido—dijoponiéndole lamanoenelbrazo—,has sidodegran
ayuda.Déjamequeteacompañealapuerta.HayunantiguokerisquenoshaenviadoelInstitutodeBombayqueheestadodeseandoenseñarte…
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11FURIOSAAFLICCIÓN
Tucongojahasidomiangustia;sí,temoymueroportufríamaldición.
Yhebuscadoenlosmásaltoylomásbajo,portodonuestrouniverso,conladesesperadaesperanza
dehallaralivioatufuriosaaflicción.
JAMESTHOMSON,TheCityofDreadfulNight
AmiqueridaseñoraBranwell:Quizálesorprendarecibirunacartaalcabodetanpocotiempodemipartidade
Londres, pero a pesar de la placidez del campo, los acontecimiento se hanprecipitadoyconsideroquedebomantenerlaalcorrientedesuevolución.
Eltiempocontinúasiendobueno,loquemehapermitidodedicarmuchotiempoaexplorar losalrededores, sobre todo la zonadeRavenscarManor,quees sindudauna elegante mansión. La familia Herondale parece vivir sola allí; el padre,Edmund;lamadreylahijapequeña,Cecily,queprontocumplirálosquinceañosyse parece mucho a su hermano en sus formas, su impaciencia y su aspecto. Enseguidallegaréacómosétodoesto.
Ravenscar está cerca de un pequeño pueblo.Me instalé en la posada local, elCisne Negro, y me presenté como un caballero interesado en comprar algunaspropiedades en la zona. Los lugareños han sido de lo más amables enproporcionarmeinformación,ycuandono,unoodoshechizosdepersuasiónloshanayudadoaverlascosasdesdemipuntodevista.
Alparecer,losHerondaleserelacionanmuypococonlagentedellugar.Apesardeestatendencia,otalvezporella,correnmuchosrumoressobreellos.PareceserquenosondueñosdeRavenscarManor,sinoquesehallan,amododecuidadores,encargándose de la propiedad para su verdadero propietario: Axel Mortmain,naturalmente. Para esta gente, Mortmain no es más que un rico industrial quecompróunacasadecampoquemuypocasvecesvisita;nomehetopadoconningúnrumorquelorelacioneconlosShade,cuyapresenciaaquíparecellevarlargotiempoolvidada.LosHerondalesontemademuchaespeculaciónycuriosidad.Sesabequeselesmurióunhijo,yqueEdmund,alqueyoconocía,cayóeneljuegoylabebida;alfinalperdiólacasaenGales,traslocual,alestarenlamiseria,elpropietariodeestamansiónenYorkshirelesofreciósupuestoenlavivienda.Estoocurrióhacedosaños.
Todo esto me ha sido confirmado esta tarde, cuando, mientras observaba la
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mansión a distancia, me he sorprendido ante la aparición de una niña.Inmediatamentehe sabidoquiénera.Lahabíavistoentrary salirde lacasa,y suparecido con su hermanoWill, como he dicho, es acentuado. Se me ha encaradoinmediatamente, queriendo saber por qué espiaba a su familia. Al principio noparecíaenfadadasinobastanteesperanzada.«¿Lehaenviadomihermano?—mehapreguntado—.¿Tienealgúnmensajedemihermano?»
Haresultadobastanteconmovedor,peroconozcolaLey,ysólolehepodidodecirquesuhermanoestababienyqueríasabersiellosestabanasalvo.Anteeso,sehaenfadadoyhaopinadoqueWillaseguraríamejorelbienestardelafamiliavolviendocon ella.Tambiénhadichoquenohabía sido lamuerte de suhermana (¿conocíausted la existencia de esta hermana?) lo que había acabado con su padre, sino ladesercióndeWill.LedejoasudiscreciónsicomunicarestoaljovenHerondaleono,yaqueparecequelasnoticiasleharánmásmalquebien.
LuegolehahabladodeMortmain,ellamehahabladodeélsinningunareserva;hadichoqueeraunamigodelafamilia,queleshabíaofrecidoesacasacuandosehabían quedado sin nada. Mientras ella hablaba, he comenzado a captar cómopiensaMortmain. Sabeque va contra laLey que los nefilim se relacionen con loscazadores de sombras que han elegido abandonar la Clave, y que, por lo tanto,RavenscarManorseevitará;sabetambiénquelaocupacióndelacasaporpartedelosHerondalehacequelosobjetosensuinteriorseandeellosy,porconsiguiente,nosepuedanusarpararastrearloaél.Yfinalmente,sabequetenerpodersobrelosHerondalepuedetraducirseentenerpodersobreWill.¿Necesita tenerpodersobreWill?Talvezahorano,peropuedellegarunmomentoenquelodeseey,cuandoesoocurra,lotendráconfacilidad.Esunhombremuyprecavido,yloshombresasísonpeligrosos.
Ensulugar,quenoloestoy,aseguraríaaljovenWillquesufamiliaestáasalvoyquelosestoyvigilando;evitaríahablarledeMortmainhastaquepuedareunirmásinformación.Por lo que puedo deducir a partir de lo quemeha dichoCecily, losHerondale no saben dónde se halla Mortmain. Ha dicho que se encontraba enShanghái, y que a veces recibían correspondencia de su compañía allí, todas lascartasfranqueadasconsellospeculiares.Sinembargo,esmiparecerqueelInstitutodeShangháiopinaqueélnoestáallí.
Le he dicho a la señoritaHerondale que su hermano la añora; creo que es lomínimo que podía hacer. Me ha dado la sensación de que se ponía contenta.Permaneceréenestazonatodavíaalgúntiempo,meparece;semehadespertadolacuriosidaddeaveriguarcómolasdesgraciasdelosHerondaleseentrelazanconlosplanesdeMortmain.Aúnhaysecretosquedesentrañarbajo la tranquilahierbadeloscamposdeYorkshire,ypretendohacerlo.
RAGNORFELL
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Charlotteleyólacartacompletadosveces,paramemorizarlosdetalles,yluego,despuésdeplegarla,latiróalachimeneadelsalón.Selevantóyseapoyóenlarepisaparavercómolasllamasdevorabanelpapelsurcadoporlíneasdenegroydorado.
No estaba segura de si el contenido de la carta la había dejado sorprendida,inquieta, o simplemente muy cansada. Intentar localizar a Mortmain era comointentarmataraunaarañayacabardesesperadamenteenganchadoen lospegajososhilosdesutela.YWill…Nolegustabanadahablardeesoconél.Miróalfuegoconlamirada perdida. A veces pensaba que aWill se lo había enviado el Ángel paraprobarsupaciencia.Eraunjovenamargado,teníaunalenguaquegolpeabacomounlátigo,ycorrespondíaa todossus intentosdecariñoyafectoconvenenoydesdén.Aunasí,cuandolomiraba,veíaalchicodedoceaños,acurrucadoenunrincóndesudormitorio,tapándoselosoídosconlasmanoscuandosuspadreslollamabanporsunombreunosescalonesmásabajo,tratandodequesalierayregresaraconellos.
EllasehabíaarrodilladojuntoaélcuandolosHerondalesehubieronmarchado.Recordabaqueélhabíaalzadoelrostro,pequeño,blancoyserio,conlosojosazulesylascejasoscuras.Entonceseratanguapocomounaniña,delgadoydelicado.Sinembargo, al lanzarse al entrenamiento de los cazadores de sombras con taldeterminación, tras dos años toda esa delicadeza había desaparecido, cubierta pormúsculo, cicatrices yMarcas. Pero aquel día ella le había cogido lamano y él lahabía dejado entre las de ella como un peso muerto. Se había mordido el labioinferior,aunqueparecíanohabersedadocuenta,ylasangrelecubríalabarbillaylecaíasobrelacamisa.
«—Charlotte,melodirás,¿verdad?¿Medirássialgolespasa?»—Will,nopuedo…»—Conozco laLey.Sóloquierosabersiviven.—Susojos lehabíanrogado—.
Charlotte,porfavor…»—¿Charlotte?Apartó losojosdel fuego. Jemsehallabaen lapuertadel salón.Lamujer, aún
medioatrapadaenlareddelpasado,lomiróparpadeando.CuandoJemhabíallegadodeShanghái,susojosysucabellohabíansidonegroscomolabrea.Coneltiemposelehabíanvueltoplateados,comoelcobreoxidándoseconverdín,mientrasladrogalecirculabaporlasvenas,cambiándolo,matándololentamente.
—James—dijoCharlotte—.Estarde,¿no?—Lasonce.—Jeminclinólacabezahaciaunlado,observándola—.¿Estásbien?
Parececomositutranquilidaddeespírituacabararecibirundurogolpe.—No,essóloque…—Hizoungestovago—.EstodoesteasuntodeMortmain.—Tengounapregunta—anuncióJem;entrómásenelsalónybajólavoz—.No
totalmente carente de relación con él. Gabriel ha dicho algo hoy, durante elentrenamiento…
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—¿Estabasallí?Élnegóconlacabeza.—MelohacontadoSophie.Nolegustairconcuentos,peroestabapreocupaday
nopuedoculparla.Gabrielhaaseguradoquesutíosehabíasuicidadoyquesumadrehabíamuertodepenapor…bueno,porculpadetupadre.
—¿Mipadre?—preguntóCharlotte,inexpresiva.—Alparecer, el tío deGabriel, Silas, cometió alguna violaciónde laLey, y tu
padrelodescubrió.TupadrelodenuncióantelaClave.Eltíosematóporvergüenza,ylaseñoraLightwoodmuriódepena.SegúnGabriel,«alosFairchildnolesimportanadieexceptoellosmismosylaLey».
—¿Ymeestáscontandoestoporque…?—Me preguntaba si era cierto —contestó el muchacho—. Y de serlo, quizá
pudiera ser útil informar alCónsul deque elmotivopor el queBenedict quiere elInstitutoesporvenganza,noporundeseoaltruistadeverlofuncionarmejor.
—No es cierto. No puede serlo. —Charlotte negó con la cabeza—. Silas sesuicidó porque estaba enamorado de su parabatai, pero no porquemi padre se lodijeraalaClave.LoprimeroquelaClavesupodeesofueporlanotadesuicidiodeSilas.Dehecho,elpadredeéstepidióayudaamipadreparaescribirelpanegíricodeSilas.¿Teparecequeharíaesounhombrequeculparaamipadreporlamuertedesuhijo?
LosojosdeJemseoscurecieron.—Esoesmuyinteresante.—¿CreesqueGabrielsóloestabasiendodesagradable,ocreesquesupadreleha
mentidopara…?Charlotte no llegó a acabar la pregunta. De repente, el chico se dobló por la
mitad,comosihubierarecibidounpuñetazoenelestómago,conunataquedetostanfuertequelesacudiólosdelgadoshombros.Unchorrodesangrelesalpicólamangadelachaquetaalalzarelbrazoparacubrirselacara.
—Jem… —Ella fue hacia él con los brazos extendidos, pero él se irguiótambaleanteyseapartódeella,conlamanoenaltocomoparadetenerla.
—Estoy bien —aseguró con voz entrecortada—. Estoy bien. —Se limpió lasangredelrostroconlamangadelachaqueta—.Porfavor,Charlotte—añadióconunavozderrotadacuandoellafuehaciaél—.No.
Ladirectorasedetuvo,conelcorazónenunpuño.—¿Hayalgo…?—Ya sabes que no hay nada.—Jem bajó el brazo, con la sangre en lamanga
comounaacusación,ylededicólamásdulcedelassonrisas—.QueridaCharlotte—habló—,siempreteheconsideradocomounahermanamayor.Losabes,¿verdad?
Ellaseloquedómirando,boquiabierta.Esoseparecíatantoaunadespedidaque
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no podía contestar. Jem se volvió con su paso ligero de siempre y semarchó delsalón.Lo observómientras se iba, diciéndose que eso no significaba nada, que noestaba peor que otras veces, que todavía le quedaba tiempo. Quería a Jem comoqueríaaWill,comonopodíaevitarquererlosatodosellos,ylaideadeperderloledestrozaba el corazón.No sólo por su propia pérdida, sino por la deWill. Si Jemmoría,CharlottenopodíaevitarpensarquesellevaríaconéltodoloqueaWillaúnlequedabadehumano.
EracasimedianochecuandoWillregresóalInstituto.Habíacomenzadoallovercuando estaba amedio camino deThreadneedle Street. Se había protegido bajo eltoldo deDan&SonPublishers para abrocharse la chaqueta y recolocarse el fular,perolalluviaselehabíametidoinclusoenlaboca:gotasgordasyheladasquesabíana carbonilla y cieno. Había encorvado la espalda para hacer frente al hirienteaguijoneode la lluviamientras dejaba el refugio del toldoy pasaba ante el banco,caminodelInstituto.
Inclusodespuésde llevarañosenLondres, la lluvia lehacíapensarensucasa.Aún recordaba cómo llovía en el campo, en Gales, el olor a hierba fresca, loagradable que era rodar una y otra vez por las húmedas laderas de las colinas,llenándoseelcabelloylaropadebriznas.Sicerrabalosojos,podíaoírelecodelasrisasdesushermanas.
«Will,teestropearáslaropa;Will,mamásepondráfuriosa…»Se preguntó si se podía ser realmente londinense teniendo eso en las venas: el
recuerdodelosgrandesespaciosabiertos,laamplituddelcielo,elairelimpio…Noesas estrechas calles, llenas de gente; el polvo de Londres que semetía por todaspartes,enlaropa,comounafinacapaenelcabelloyporlanuca;elhedordelsuciorío.
LlegóaFleetStreet.TempleBarseveíaenladistanciaatravésdelaneblina;lacalle estaba resbaladizapor la lluvia.Un carruaje pasó traqueteandomientras él semetíaenuncallejónentredosedificios;lasruedassalpicaronaguasuciaalaacera.
Ya veía la aguja del Instituto en la distancia. Sin duda ya habrían acabado decenar,pensó.Lohabríanrecogidotodo.Bridgetestaríadurmiendo;sepodríacolarenla cocina y apañarse una cena de pan, queso y pastel. Se había estado perdiendomuchascomidasúltimamentey,sierasinceroconsigomismo,sólohabíaunarazónparaellos:estabaevitandoaTessa.
Noqueríaevitarla;laverdaderaqueesatardehabíafracasadomiserablementealacompañarla no sólo al entrenamiento, sino también después al salón. A veces sepreguntabasihacíaesascosassóloparaprobarse.Paraversisussentimientoshabíandesaparecido.Peronoera así.Cuando laveía, quería estar conella; cuandoestabacon ella, ansiaba tocarla; cuando le tocaba aunque fuera lamano, quería abrazarla.
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Queríasentirlacontraélcomoeneldesván.Queríaconocerelsabordesupielyelolordesucabello.Queríahacerlareír.Queríasentarseyescucharlahablardelibroshasta que se le cayeran las orejas. Pero todo eso no lo podía querer, porque no lopodía tener, y querer lo que no se podía tener sólo llevaba a la desesperación y lalocura.
Habíallegadoacasa.LapuertadelInstitutoseabrióbajosumano,mostrandoelvestíbulo llenodeunaparpadeante luzmágica.Pensó en lanubeque lasdrogas lehabíanproducidoenelantrodeWhitechapelHighStreet.Unabenditaliberacióndelquereryelnecesitar.HabíasoñadoqueestabatumbadoenunaladeraenGales,conelcieloaltoyazulsobresucabeza,yqueTessahabíasubidolacolinahastallegaraélyse había sentado a su lado. «Te amo», él le había dicho a ella, y la había besado,comosifueralacosamásnaturaldelmundo.«¿Meamastú?»
Ella le había sonreído. «Siempre serás el primero en mi corazón», le habíacontestado.
«Dime que esto no es un sueño», le había susurrado él a ella,mientras ella loabrazaba,yluegoyanohabíasabidoquéerasueñoyquérealidad.
Sequitóelabrigomientrassubíalaescalera,sacudiéndoseelmojadocabello.Lecaía agua fría por la camisa, humedeciéndole la espalda, haciéndolo estremecer.Elprecioso paquete que les había comprado a los ifrits se hallaba en el bolsillo delpantalón.Metiólamanoylotocóconlosdedos,sóloparaasegurarsedequeseguíaallí.
Enlospasillos,laluzmágicaardíaconpocaintensidad;estabaamediocaminodelprimerodeelloscuandosedetuvo.LapuertadeTessaestabaallí,losabía,frentealadeJem.Yallí,delantedelapuertadeTessa,sehallabaJem;paseandodearribaabajo,«desgastandolaalfombra»,comohubieradichoCharlotte.
—James—lollamóWill,mássorprendidoqueotracosa.Suparabataialzólacabezadegolpe,seapartódelapuertadeTessaalinstantey
sedirigióhacialasuya.—Supongoquenodeberíasorprendermeencontrartepaseandoporloscorredores
acualquierhora—comentóconrostroinexpresivo.—Creoqueestoydeacuerdoquelocontrariomecuadramenos—repusoWill—.
¿Porquéestásdespierto?¿Estásbien?JemlanzóunamiradahacialapuertadeTessa,yluegovolvióamirarasuamigo.—IbaapedirledisculpasaTessa—contestó—.Creoquenolahedejadodormir
tocandoelviolín.¿Dóndehasestado?¿OcupadootravezconNigelSeisdedos?Willesbozóunasonrisasimpática,peroJemnoseladevolvió.—Lociertoesquetengoalgoparati—respondióWill—.Vamos,déjameentrar
entucuarto.Noquieropasartodalanocheenelpasillo.Despuésdeuninstantedevacilación,suamigoseencogiódehombrosyabriósu
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puerta.Entró,seguidodeWill,quecerró lapuertayechó la llave,mientrasJemsedejabacaerenelsillón.Habíaardidounfuegoenlachimenea,perosehabíaquedadoreducidoaunoscuantoscarbonesincandescentes.JemmiróaWill.
—Entonces ¿qué es…?—comenzó, y se dobló por lamitad, sacudido por unaseca tos. Se le pasó en seguida, antes de queWill pudieramoverse o decirle algo,perocuandoseirguióysepasóeldorsodelamanoporlaboca,éstaselemanchóderojo.Mirólasangresininmutarse.
Willsesintiómal.Seacercóasuparabatai,sacóunpañuelo,queJemlecogió,yluegoelpolvoplateadoquehabíacompradoesanocheenWhitechapel.
—Toma—leordenó,incómodo.NosehabíasentidoincómodoconJemencincoaños,peroahíestaba—.HeidoaWhitechapelytehetraídoesto.
Jem,despuésdelimpiarselasangredelamanoconelpañuelodeWill,tomóelpaqueteysequedómirandoelyinfen.
—Me queda—dijo— al menos para otro mes.—De repente lo miró, con unrepentinobrilloenlosojos—.¿OacasoTessatehadicho…?
—Decirme¿qué?—Nada.Semederramóunpocodepolvoelotrodía.Conseguírecogerlamayor
parte.—Jemdejóelpaqueteasulado—.Estonoeranecesario.Willsesentóenelbaúlalpiedelacamadesuamigo.Nolegustabasentarseahí,
tenía las piernas demasiado largas y siempre se sentía como un adulto tratando demeterseenunpupitredeescuela,peroqueríatenerlosojosalamismaalturaquelosdeél.
—LoshombresdeMortmainhanestadocomprandograncantidaddeyinfenenelEastEnd—leexplicó—.Loheconfirmado.Sitútequedarassinyélfueraelúnicoconexistencias…
—Estaríamosensupoder—concluyóJem—.Anoserqueestuvieraisdispuestosadejarmemorir,claro,loqueseríaelplanmássensato.
—Yo no estaría dispuesto—afirmóWill con voz seca—. Eresmi hermano desangre.Hejuradonopermitirquetepasenada…
—Dejando a un lado los juramentos—replicó Jem—, y los juegos de poder,¿tienealgodeestoqueverconmigo?
—Noséaquéterefieres…—Habíacomenzadoapreguntarmesierascapazdequererahorrarlesufrimientos
aalguien.Willseechóunpocohaciaatrás,comosiJemlohubieraempujado.—Yo…—Tragósaliva,buscandolaspalabras.Habíapasadotantotiempodesde
que había querido emplear palabras que le hicieran lograr el perdón y no el odio,tanto tiempo pretendiendo presentarse bajo la peor luz posible, que, por unaterrorizadosegundo,sepreguntósiaúnseríacapazdeencontrarlas—.Hehablado
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con Tessa hoy—dijo finalmente, sin notar que Jem palidecía aún más—.Me hahecho entender… que lo que hice anoche es imperdonable. Aun así —añadiórápidamente—,esperoquemeperdones.
«PorelÁngel,quémalsemedaesto.»Jemalzóunaceja.—¿Porqué?—Fuialantroporquenopodíadejardepensarenmifamiliayquería,necesitaba,
dejardepensar—explicó—.Nisemepasóporlacabezaquepodíaparecercomosimeestuvieraburlandodetuenfermedad.Supongoquetepidoperdónpormifaltadeconsideración.—Bajólavoz—.Todoelmundoseequivoca,Jem.
—Sí—repuso éste—. Sólo que tú te equivocas mucho más a menudo que lamayoríadelagente.
—Yo…—Hacesdañoatodoelmundo—continuó—.Atodosaquellosqueconoces.—Noa ti—susurróWill—.Hagodañoa todosmenosa ti.Nuncahe tenido la
intencióndeherirte.—Will…—Jemseapretólosojosconlapalmadelasmanos.—Nopuedesnoperdonarme—suplicóWill,yoyóelpánicoensupropiavoz—.
Estaré…—¿Solo?—Jembajó lasmanos,peroestabasonriendodemedio lado—.¿Yde
quién es la culpa? —Se apoyó en el respaldo de su asiento, con los ojos mediocerrados de cansancio—. Te habría perdonado —añadió—: Te habría perdonadoaunquenotehubierasdisculpado.Lociertoesquenoesperabaquelohicieras.DebedeserlainfluenciadeTessa.
—Noestoyaquíporquemelohayapedido;túerestodalafamiliaquetengo.—Letemblólavoz—.Moriríaporti.Losabes.Moriríasinti.Denoserporti,habríamuertocienvecesenestoscincoaños.Te lodebo todo,ysinopuedescreertequetengaempatía,almenoscreerásqueséloqueeselhonor;elhonoryladeuda…
Jemcomenzóapareceralarmado.—Will,tuinquietudesmayordeloquemienfadomerece.Yanoestoyenfadado;
yasabesquenuncameduramucho.Sutonoeradeconsuelo,peroalgoenWillnolograbaconsolarse.—Heidoabuscartelamedicinaporquenopuedosoportarlaideadequemueras
sufriendo,sobretodocuandopodríahaberhechoalgoparaevitarlo.Ylohiceporquetengomiedo.SiMortmainvinieraydijeraqueeselúnicoquetieneladrogaquetesalvaríalavida,debessaberqueledaríaloquequisieraparapoderconseguírtela.Yahefalladoamifamiliaantes,James.Notefallaréati…
—Will.—Jemsepusodepie;seacercóaWillysearrodillóparamiraralacaraasu amigo—. Empiezas a preocuparme. Tu arrepentimiento dice mucho de ti, pero
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debessaber…Willlomiró.RecordabaaJemcuandoacababadellegardeShanghái,ycuando
parecía ser todo grandes ojos negros en un rostro cargado de dolor.No había sidofácilhacerlereír,peroWillsehabíaobstinadoenintentarlo.
—Saber¿qué?—Quemoriré—dijoJem.Teníalosojosmuyabiertosyfebriles;enlacomisura
delabocalequedabaunrestodesangre.Lasojeraserancasiazules.Willleclavólosdedosenlacintura,arrugandolateladelacamisa.Suamigono
seinmutó.—Jurastequeestaríasconmigo—replicó—.Cuandohicimoseljuramento,como
parabatai.Nuestrasalmasestánunidas.Somosunasolapersona,James.—Somos dos personas —corrigió Jem—. Dos personas con un acuerdo entre
nosotros.Willsabíaqueparecíaunniño,peronopodíaevitarlo.—Unacuerdoquedicequenopuedesiradondenopuedoircontigo.—Hasta la muerte—repuso Jem con amabilidad—. Ésas son las palabras del
juramento.«Hastanadamásquelamuertenossepareatiyamí.»Algúndía,Will,iréadondenadiepuedeseguirme.Ycreoqueserámásprontoquetarde.¿Algunaveztehaspreguntadoporquéaccedíasertuparabatai?
—¿Ningunaofertamejor?—Willprobóconelhumor,pero lavozse lequebrócomoelhielo.
—Creía que me necesitabas —explicó Jem—. Has construido un muro a tualrededor,Will,ynuncatehepreguntadoelporqué.Peronadiedebesoportartodaslascargassolo.Penséqueteabriríasconmigosieratuparabatai,yentoncestendríasalmenosaalguienconquienhablar.Mepreguntéquésignificaríamimuerteparati.Solía temerla,por ti.Temíaque tequedarassolodentrodeesemuro.Peroahora…algohacambiado.Noséporqué.Peroséqueescierto.
—¿Quéescierto?—WillseguíaclavándolelosdedosaJemenlacintura.—Queesemuroseestáderrumbando.
Tessanopodíadormir.Estaba tumbadadeespaldas, inmóvil,mirandoal techo.Habíaunagrietaenelyesoqueavecesparecíaunanubey,otras,eraigualqueunacuchilla,dependiendodelmovimientodelavela.
Lacenahabía sido tensa.Alparecer,Gabriel lehabíadichoaCharlotteque senegaba a regresar y seguir con el entrenamiento, así que en adelante iban a contarsóloconGideon,trabajandoconSophieyconella.ElpequeñodelosLightwoodsehabíanegadoadecirporqué,peroeraevidentequeladirectoraculpabaaWill;Tessa,alverlocansadaqueestabaéstaantelaideadeaumentarelconflictoconBenedict,se había sentido culpable por haber llevado aWill con ella al entrenamientoypor
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habersereídodeGabriel.NoayudómuchoqueJemnofueraacenar.Tessateníamuchasganasdehablar
conél.Despuésdeque evitaramirarladurante el desayunoy luegohubiera estado«indispuesto» para la cena, el pánico le había retorcido el estómago. ¿Estaríahorrorizadoporloquehabíapasadoentreelloslanocheanterior,opeor,asqueado?Quizá en lo más profundo de su corazón, Jem sentía lo mismo queWill, que losbrujosestabanpordebajodeél.Otalveznotuvieranadaqueverconloqueeraella.Quizá fuera simplementeque lehabía repelidosu ligereza;ellahabíaaceptadoconganassusabrazos,sinapartarlo,y¿no lehabíadichosiempre la tíaHarrietque loshombreserandébilesenloreferentealdeseo,yqueeranlasmujereslasqueteníanquecontenerse?
La noche pasada no se había contenido mucho precisamente. Recordaba estartumbada junto a Jem, con sus suaves manos encima. Sabía, con una dolorosasinceridad interna, que si hubieran continuado, ella habría hecho todo lo que élhubiesequerido. Inclusoenesemomento,pensándolo,notabael cuerpoardiendoeinquieto;semovióenlacamayahuecóunadelasalmohadas.SihabíadestruidolaamistadquecompartíaconJemalpermitir loquehabíaocurrido lanocheanterior,nuncaseloperdonaría.
Estabaapuntodehundirelrostroenella,cuandooyóunruido.Unosgolpecitosenlapuerta.Sequedóinmóvil.Losgolpesserepitieron,insistentes.Jem.Conmanostemblorosas,saltódelacama,corrióalapuertaylaabrió.
En el umbral se hallaba Sophie. Llevaba el oscuro uniforme de doncella, peroteníalacofiademedioladoylososcurosrizoslecaíanporlaespalda.Estabamuypálida,yhabíaunamanchadesangreenelcuellodelvestido;parecíahorrorizadaycasienferma.
—Sophie.—LavozdeTessaevidenciósusorpresa—.¿Estásbien?Lacriadamiróalrededor,temerosa.—¿Puedoentrar,señorita?Tessaasintióyleaguantólapuerta.Cuandoambasestuvierondentro,lacerrócon
llaveysesentóenelbordedelacama,conlaaprensióncomounplomoenelpecho.Lasirvientapermaneciódepie,yseretorcíalasmanosanteelregazo.
—Sophie,porfavor,¿quépasa?—EslaseñoritaJessamine—soltó.—¿QuépasaconJessamine?—Es que… Es justo decir que la he visto… —Se interrumpió con gran
pesadumbre—.Haestadosaliendoporlasnoches,señorita.—¿Deverdad?Lavianoche,enelpasillo,vestidacomounmuchachoyconun
aspectomuyfurtivo…Sophieparecióaliviada.NoleagradabaJessamine,Tessalosabíabien,peroera
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unadoncellabieninstruida,yunadoncellabieninstruidanodelataasuseñora.—Sí—respondió con firmeza—.Hace días que lo vengo notando. A veces la
cama está intacta, hay barro en las alfombras por la mañana cuando no estaba lanoche anterior. Se lo habría dicho a la señora Branwell, pero ya tiene tal horriblecantidaddecosasenlacabezaquenomehevistoconánimo.
—¿Yporquémeloestáscontando?—preguntóTessa—.ParecequeJessamineha encontrado un pretendiente. No puedo decir que apruebe su comportamiento,pero…—tragósaliva,pensandoen suconductade lanocheanterior—ningunodenosotrossomosresponsables.Yquizáexistaalgunaexplicacióninofensiva…
—Oh,pero,señorita.—Sophiemetiólamanoenelbolsillodesuuniformeysacóuna tarjetadecolorcremaentre losdedos—.Estanocheheencontradoesto.Enelbolsillodesunuevachaquetadeterciopelo.Yasabe, laquetieneunarayadecolorcrudo.
A Tessa no le importaba la raya de color crudo. Tenía los ojos clavados en latarjeta.Lacogiólentamente,ylediolavuelta.Eraunainvitaciónaunbaile.
20dejuliode1878
Sr.BENEDICTLIGHTWOODPresentasusrespetosaSrta.JESSAMINELOVELACEylesolicitaelplacerdesucompañíaenelbailedemáscarasquetendrálugarelMartes,27dejulio.RSVP.
Lainvitaciónseguíaconlosdetallesdeladirecciónylahoradeiniciodelbaile,peroeraloquehabíaeneldorsodelainvitaciónloqueaTessalehelólasangreenlasvenas.Escritoamano,conunaletraqueaellaleresultabatanfamiliarcomolasuya propia, estaban escritas las palabras: «Mi Jessie. El corazón me revienta dealegríaantelaideadevertemañanaporlanocheenel“granevento”.Pormuygrandequesea,sólotendréojosparati.Ponteelvestidoblanco,querida,yaquesabesqueme gusta; “en brillo de satén y resplandor de perlas”, como dice el poeta. Tuyosiempre,N.G.».
—Nate—murmuróTessaanonadada,tomandoasientoymirandolanota—.Natehaescritoesto.YcitaaTennyson.
Sophieinhalóprofundamente.—Melotemía,peropensabaquenopodríaser.Nodespuésdeloquehizo.—Conozco la letra de mi hermano. —Su voz era sombría—. Está planeando
reunirseconellaestanocheenese…bailesecreto.Sophie,¿dóndeestáJessamine?
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Debohablarconellainmediatamente.Lasirvientacomenzóaretorcerselasmanosconmásrapidez.—Esque…ésaeslacuestión,señorita…—Oh,Dios,¿yasehamarchado?TenemosquehablarconCharlotte.Noveootra
manerade…—Nosehamarchado.Estáensudormitorio—lainterrumpióSophie.—¿Nosabequehasencontradoesto?—Tessaagitólatarjeta.Sophietragósalivavisiblemente.—Es… me ha encontrado con la tarjeta en la mano, señorita. He tratado de
esconderla, pero ya la había visto. Tenía una mirada tan amenazadora cuando havenidoacogérmela,quenolohepodidoevitar.TodaslassesionesdeentrenamientoquehetenidoconelseñoritoGideonmehanvenidoalamentey…bueno…
—¿Bueno,qué,Sophie?—Lahegolpeadoenlacabezaconunespejo—contestódesencajada—.Unode
esosconmarcodeplata, asíqueerabastantepesado.Sehadesplomadocomounapiedra.Asíque…Laheatadoalacamayhevenidoabuscarlaausted.
—Déjame ver si lo he entendido bien—dijo Tessa al cabo de un instante—.Jessaminetehavistoconlainvitaciónenlamano,asíquelehasdadoconunespejoenlacabezaylahasatadoalacama.
Ladoncellaasintió.—¡Dios santo!—exclamóTessa—.Sophie, tenemos que ir a buscar a alguien.
Estebailenopudeseguirsiendounsecreto,yJessamine…—NoalaseñoraBranwell—gimiólachica—.Medespedirá.Tendráquehacerlo.—Jem…—¡No!—Sophiesellevólamanoalcuellodelvestido,dondeteníalamanchade
sangre.Tessasediocuenta,sobresaltada,dequedebíadesersangredeJessamine—.No podría soportar que él pensara que puedo hacer algo así… es tan amable. Porfavor,noselodigaaél,señorita.
Claro,pensóTessa.SophieestabaenamoradadeJem.Contodoelajetreodelosúltimosdías,sehabíaolvidado.Lavergüenzalacubriócomounaolaalrecordarlanocheanterior;lareprimiócomopudo.
—Entonces, sólo queda una persona a la que podamos acudir, Sophie. ¿Loentiendes?
—ElseñoritoWill—contestóellacondesdén,ysuspiró—.Muybien, señorita.Supongoquenomeimportaloqueélpiensedemí.
Tessaselevantó,cogiólabatayseenvolvióenella.—Míraloporelladobueno,Sophie.AlmenosWillnosesorprenderá.Dudoque
Jessamine sea laprimeramujer inconsciente con laqueha tenidoque tratar, oquevayaaserlaúltima.
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Tessasehabíaequivocadoalmenosenundetalle:Willsíquesesorprendió.—¿EstolohahechoSophie?—dijo,noporprimeravez.Estabanalospiesdela
camadeJessamine.Éstayacíaencima,conelpechosubiendoybajandolentamentecomo la famosa Bella Durmiente de cera de Madame du Barry. Tenía el cabelloextendido por la almohada y un gran verdugón ensangrentado en la frente. Estabaatadaalacamaporambasmuñecas—.¿NuestraSophie?
Tessamiróaésta,queestabasentadaenunasillajuntoalapuerta.Agachabalacabezaysecontemplabalasmanos.EvitabatenercontactovisualconTessaoWill.
—Sí—contestóTessa—,ydejaderepetirlo.—Creo que podría enamorarme de ti, Sophie—soltó él—.Quizá hablemos de
matrimonio.Lachicagimió.—Paraya—siseóTessa—.Creoqueestásasustandoalapobrechicamásdelo
queyaloestá.—¿Ydequévaatenermiedo?¿DeJessamine?ParecequeSophieyahaganado
esta pequeña escaramuza con facilidad.—AWill le estaba costando reprimir unasonrisa maliciosa—. Sophie, querida, no tienes nada de que preocuparte. Yo hequeridodarleconalgoen lacabezaaJessamineenmuchasocasiones.Nadiepodráculparte.
—TienemiedodequeCharlotteladespida—explicóTessa.—¿PorpegaraJessamine?—Willsepusomásserio—.Tess,siesainvitaciónes
loqueparece,yJessaminesíqueibaaencontrarseensecretocontuhermano,puedeque nos haya traicionado a todos. Por no hablar de qué está haciendo BenedictLightwood, organizando fiestas de las que ninguno de nosotros sabemos nada.¿FiestasalasqueNateestáinvitado?LoqueSophiehahechoesheroico.Charlotteledarálasgracias.
Aloíreso,ladoncellaalzólacabeza.—¿Deverdadlocreeusted?—Losé—respondióWill.Porunmomento,Sophieyélsemiraronfijamente.La
criadaapartólamiradaprimero,perosiTessanoseequivocaba,porprimeraveznohabíahabidodesprecioensusojosalmirarlo.
Willsacólaesteladelcinturón.SesentóenlacamajuntoaJessamineyleapartósuavementeelcabello.Tessasemordióellabioparacontenerseynopreguntarlequéestabahaciendo.
Lepusolaestelaalachicainsconcienteenelcuelloyenseguidatrazódosrunas.—Uniratze—explicósinqueTessatuvieraquepreguntarle—.Esdecir,unaruna
curativa,yunarunadeduermeahora.Estolamantendrátranquilaalmenoshastalamañana.Tuhabilidad con el espejo demano es admirable,Sophie, pero tus nudos
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puedenmejorar.Laaludidamascullóalgoporlobajoenrespuesta.Elparéntesisensudesagrado
porWillparecíacerrado.—Lapregunta—expusoél—esquéhacerahora.—DebemosdecirleaCharlotte…—No—replicóconfirmeza—.Nodebemos.Tessalomiróasombrada.—¿Porquéno?—Pordosrazones—contestóelcazadordesombras—.Primero,estaríaobligada
aexplicárseloalaClave,ysiBenedictLightwoodeselanfitrióndeesebaile,puedoimaginarmequealgunosdesusseguidoresestaránallí.Peroquizánoesténtodos.SisecontactaconlaClave,talvezpuedanavisarloantesdequealguienllegueparaverqué está pasando realmente. Segundo, el baile ha comenzado hace una hora. NosabemoscuándollegaráNatebuscandoaJessamine,ysinolave,puedequesevaya.No tenemos tiempo que perder o desperdiciar, y despertando a Charlotte paraexplicarletodoestoharíamosjustoeso.
—Entonces¿aJem?AlgopasóporlosojosdeWill.—No. No esta noche. Jem no se encuentra del todo bien, pero dirá que sí.
Despuésdeanochedebodejarlofueradetodoesto.Tessalomiróconseveridad.—¿Quéproponesquehagamos?Elmuchachoalzólascomisurasdelaboca.—SeñoritaGray,¿meharíaelhonordeasistiraunbaileconmigo?—¿Teacuerdasdelaúltimafiestaalaquefuimos?—lepreguntóTessa.Élmantuvolasonrisa.Teníaesamiradadegranintensidadqueseleponíacuando
estabaelaborandounplan.—¿Nomedigasqueestabaspensandolomismoqueyo,Tessa?—Sí—contestó ella con un suspiro—.MeCambiaré en Jessamine e iré en su
lugar.Eselúnicoplanquetienesentido.—SevolvióhaciaSophie—.¿SabescuáleselvestidodelquehablaNate?¿UnvestidoblancodeJessamine?
Ladoncellaasintió.—Cepíllalo y prepáralo para usarlo—le indicó Tessa—. También tendrás que
peinarme,Sophie.¿Tehascalmadoyalosuficiente?—Sí, señorita.—Se levantó, fue al armario y lo abrió.Will seguía mirando a
Tessa;susonrisasehizomásamplia.Éstabajólavoz.—Will,¿setehaocurridopensarquepodríaestarMortmain?Lasonrisadesapareciódelrostrodelchico.
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—Siestáallí,niteacerquesaél.—Nopuedesdecirmequédebohacer.Will frunció el cejo.Noestaba reaccionandoen absoluto comoTessa creíaque
debía.CuandoCapitola,enTheHiddenHand, sehabíavestidodechicoysehabíaenfrentado al merodeador Black Donall para demostrar su valor, nadie le habíaordenadonada.
—Tupoderes impresionante,Tessa,peronoestásenposicióndecapturaraunpoderosomagoadultocomoMortmain.Esomelodejarásamí—dijoél.
Ellalomirómal.—Ytú¿quéplaneashacerparaquenotereconozcanenelbaile?Benedictconoce
turostro,como…Willlecogiólainvitacióndelamanoylaagitó.—Esunbailedemáscaras.—Ysupongoque,porcasualidad,tútienesunamáscara.—Lo cierto es que sí—contestó él—.La última fiesta deNavidad tenía como
temaelCarnavaldeVenecia.—Sonriópícaramente—.Díselo,Sophie.Ésta,queestabaocupadaconloqueparecíaunamezcladetelarañasyrayosde
lunaenlabandejadelcepillo,suspiró.—Escierto,señorita.YustedledejaqueseocupeéldeMortmain,¿meoye?Es
demasiadopeligroso.¡Yestaránallílejos,enChiswick!WillmirótriunfalaTessa.—SihastaSophieestádeacuerdoconmigo,nopuedesdecirqueno.—Sí puedo—replicó ella obstinada—, pero no lo haré.Muy bien. Pero debes
dejarenpazaNatemientrashabloconél.Noesidiota;sinosvejuntos,escapazdesumar dos y dos. Por la nota, nomeda la sensación de que espera que Jessamineasistaacompañada.
—Porlanota,nomedaningunasensación—repusoWill,mientrasseponíaenpie—,exceptoquepuedecitarlapoesíamenordeTennyson.Sophie,¿cuántotardarásenarreglaraTessa?
—Mediahora—contestóladoncella,sinalzarlamiradadelvestido.—Entonces, Tessa, reúnete conmigo en el patio en media hora —dijo él—.
DespertaréaCyril.Yprepárateparadesmayarteconmisgalas.
La noche era fría, y Tessa se estremeció mientras atravesaba las puertas delInstituto y se quedaba en lo alto de los escalones exteriores. Recordó que era allídonde se había sentado la noche que Jem y ella habían paseado juntos hasta elBlackfriars Bridge, la noche que las criaturas mecánicas los habían atacado. Esanoche era más clara que aquélla, a pesar de haber llovido durante el día; la lunaperseguíaretazossueltosdenubesporelfondonegrodelcielo.
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El carruaje estaba allí, al pie de la escalera, yWill esperaba delante. Alzó lamiradacuandolaspuertasdelInstitutosecerrarondetrásdeella.Porunmomento,sequedaronmirándosemutuamente.Tessasabíaloqueélestabaviendo;lohabíavistoellamismaenelespejodelahabitacióndeJessamine.EraJessaminehastaenelmáspequeñodetalle,ataviadaconundelicadovestidodesedadecolormarfil.Teníaungeneroso escote, quemostraba buena parte del pecho, con una cinta de seda en elcuellopararemarcarsuforma.Lasmangaserancortas,ydejabanlosbrazosamerceddel aire nocturno. Incluso si el escote no hubiera sido tan bajo, Tessa se hubierasentidodesnudasinsuángel,peronopodíallevarlo;sindudaNatesefijaríaenél.Lafalda,conunacolaencascada,seahuecabahaciaatrásdesdeunacinturafinayconun lazo; llevaba el cabello recogido en lo alto, con una tira de perlas sujeta conhorquillas también de perlas. Y llevaba una máscara de dómino dorada queremarcabaelcabellorubiodeJessaminealaperfección.
«Parezcotandelicada…—habíapensadocondistancia,almirarseenlaplateadasuperficie del espejo mientras Sophie la arreglaba—. Como una princesa de lashadas.»
Erafácilteneresasideascuandotureflejonoerarealmenteeltuyo.PeroWill…Will.Lehabíadichoquedebíaprepararseparadesmayarsealversus
galas, y ella había puesto los ojos en blanco, pero en su traje de etiqueta negro yblanco estaba más guapo de lo que ella podía haberse imaginado. Esos colores,sencillosycontrastados, realzaban la angulosaperfecciónde sus rasgos.El cabellonegrolecaíasobreunamáscaraasimismonegrademediacaraqueremarcabaelazulde losojosquehabíadetrás.Tessanotóque se le contraíael corazón,y seodióalinstanteporello.Apartólamiradadeél,haciaCyril,quesehallabaenelasientodelcochero.Ésteentrecerrólosojos,confundidoalverla;pasólamiradadeellaaWillydevueltaaella,yseencogiódehombros.TessasepreguntóquélehabríadichoparaexplicarporquésellevabaaJessamineaChiswickenplenanoche.Debíadehabersidotodaunahistoria.
—¡Ah!—fue todo lo que dijoWillmientras ella descendía los escalones y secerrabaelchal.Tessaesperabaqueélculparaalfríodelinvoluntarioestremecimientoquelarecorriócuandoéllecogiólamano—.Ahoraveoporquétuhermanocitóesadeplorable poesía. Se supone que eres Maud, ¿no? ¿«Reina rosa del jardín demuchachasrosa»?
—¿Sabes? —dijo Tessa mientras él la ayudaba a subir al carruaje—, a mítampocomegustaesepoema.
Élsubiótrasellaycerrólapuerta.—AJessamineleencanta.Elvehículocomenzóa traquetearsobre losadoquines,ycruzó laspuertasde la
verja.Tessa sepercatódequeel corazón le latía acelerado.Erael temoraque los
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pillaranCharlotteoHenry,sedijoasímisma.NadaqueverconestarsolaconWillenuncochedecaballos.
—YonosoyJessamine.Éllamiró.Habíaalgoensusojos,unaespeciedeadmiraciónburlona;Tessase
preguntósiseríasimplementeadmiraciónporelaspectodeJessamine.—No—admitió él—. No, incluso siendo el retrato perfecto de Jessamine, de
algúnmodollegoaveraTessa;comosirascandounacapadepintura,pudieraveramiTessadebajo.
—TampocosoytuTessa.LaluzquelebrillabaaWillenlosojosseatenuó.—Muy bien —repuso—. Supongo que no lo eres. ¿Y qué tal resulta ser
Jessamine?¿Puedescaptarsuspensamientos?¿Saberloquesiente?Tessatragósaliva,ytocólacortinadeterciopelodelaventanilladelcarruajecon
unamanoenguantada.Fuera,viopasar las lucesamarillasde las farolas comounamanchacontinua;dosniñosestabansentadosenunportal,apoyadoselunoenelotro,dormidos.TempleBarpasópordelante.
—Lohe intentado—contestó—.Arribaensudormitorio.Perohayalgoquevamal.No…nohepodidosentirnada.
—Bueno,supongoqueesdifícilmeterseenelcerebrodealguiensiesealguiennotienecerebro,paraempezar.
Tessalehizounamueca.—Bromeasiquieres,perohayalgoraroenJessamine.Tratardetocarsumentees
comotratardetocar…unnidodeserpientes,ounanubevenenosa.Puedonotarsusemocioneslevemente.Mucharabia,yanhelo,yamargura.Peronopuedosepararlospensamientosindividuales.Escomotratardecogeragua.
—Escurioso.¿Tehabíasencontradoantesconalgoparecido?Tessanegóconlacabeza.—Mepreocupa.TengomiedodequeNateesperequeyosepaalgoynosaberloo
notenerlarespuestacorrecta.Willseinclinóhaciadelante.Endíaslluviosos,estoes,prácticamenteadiario,su
cabellolisoserizaba.HabíaalgoenlavulnerabilidaddelcabellohúmedorizándoseleenlassienesquehizoqueTessasintieraundolorenelcorazón.
—Eresunabuenaactriz,yconocesatuhermano—laanimóél—.Tengoabsolutaconfianzaenti.
Ellalomirósorprendida.—¿Deverdad?—Y—continuóélsinresponderalapregunta—encasodequealgovayamal,yo
estaréallí.Inclusosinomeves,Tess,estaréallí.Recuérdalo.—Muybien.—Tessainclinólacabezahaciaellado—.¿Will?
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—¿Sí?—HayunatercerarazónporlaquenoqueríasdespertaraCharlotteydecirlelo
queestamoshaciendo,¿verdad?Éllamiróconojosentrecerrados.—¿Cuál?—Porque todavía no sabes si esto es sólo un estúpido tonteo por parte de
Jessamineosiesalgomásserioytenebroso.UnaauténticaconexiónconmihermanoyconMortmain.Ysabesquesieslosegundo,aCharlotteseleromperáelcorazón.
UnmúsculoletironeóaWillenlacomisuradelaboca.—¿Y qué me importa si pasa eso? Si es tan tonta como para encariñarse de
Jessamine…—Síqueteimporta—replicóTessa—.Noeresuntrozodehieloinhumano,Will.
Te he visto con Jem; he visto cuando mirabas a Cecily. Y tenías otra hermana,¿verdad?
Éllamirómolesto.—¿Quétehacepensarquetuviera…tenga…másdeunahermana?—Jemdijoquepensabaque tuhermanaestabamuerta—contestóTess—.Y tu
dijiste:«Mihermanaestámuerta».PeroesevidentequeCecilyestábienviva.Loquemehizopensarqueteníasotrahermanaquemurió.UnaquenoeraCecily.
Willdejóescaparunlargoresoplido.—Eresmuylista.—Pero¿soylistayacierto,osoylistaynoacierto?Elchicoparecíaalegrarsedellevarunamáscaraqueocultarasuexpresión.—Ella—respondió—.Dosañosmayorqueyo.YCecily,tresañosmáspequeña.
Mishermanas.—YElla…Willapartólamirada,peronoantesdequeTessavieraeldolorensusojos.Así
queEllasíqueestabamuerta.—¿Cómo era?—preguntó la cambiante, al recordar lo que había agradecido a
JemquelepreguntarasobreNate—.¿Ella?YCecily,¿quéclasedechicaes?—Ella era protectora —explicó Will—. Como una madre. Hubiera hecho
cualquiercosapormí.YCecilyeraunacriaturaloca.Sóloteníanueveañoscuandomemarché.Nopuedodecirsisiguesiendoigual,peroera…comoCathyenCumbresBorrascosas. No tenía miedo de nada y lo exigía todo. Podía pelear como undemonioyjurarcomounapescaderadeBillingsgate.—Habíasimpatíaensuvoz,yadmiración, y… amor. Nunca le había oído hablar de nadie así, excepto quizá deJames.
—Sipuedopreguntar…—comenzóTessa.Willsuspiró.
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—Sabesquevasapreguntarlotantosidigoquepuedescomosino.—Tú mismo tienes una hermana pequeña —planteó ella—. ¿Qué le hiciste
exactamentealahermanadeGabrielparaqueteodieasí?Willseirguió.—¿Lopreguntasenserio?—Sí—respondió—.MeveoobligadaapasarmuchotiempoconlosLightwood,
y es evidente que Gabriel te desprecia. Y le rompiste el brazo.Me quedaría mástranquilasisupieraporqué.
Willarañóelaire,sacudiendolacabeza.—¡Dios!—exclamó—.Su hermana…se llamaTatiana, por cierto; la llamaron
así por lamejor amiga de sumadre, que era rusa…Creo que entonces tenía doceaños.
—¿Doce?—Tessaestabahorrorizada.Willsoltóaire.—Veoqueyahasdecidido tú sola loquepasó—replicó—.¿Tequedaríasmás
tranquilasitedijeraqueyotambiénteníadoceaños?Tatiana…creíaestarenamoradademí.De esemodo como se enamoran las niñas.Me seguía y se reía, y semetíadetrásdelascolumnasparamirarme.
—Alosdoceañossehacencosasmuytontas.—FuelaprimerafiestadeNavidadenelInstitutoalaqueyoasistía—continuó
—.LosLightwoodlucíansusmejoresgalas.Tatianaconlazosplateadosenelpelo.Teníaunlibritoquellevabaconsigoatodaspartes.Esanoche,seledebiódecaer.Erasudiario.Llenodepoemassobremí:elcolordemisojos,labodaquecelebraríamos.Habíaescrito«TatianaHerondale»portodaspartes.
—Suenamuytierno.—Yohabíaestadoenel salón,perovolví a la saladebaile coneldiario.Elise
Penhallowacababade tocarelclavicémbalo.Mepuseasu ladoyempecéa leereldiariodeTatiana.
—Oh,Will…,¡no!—Sí —repuso él—. Había hecho rimar «Will» con «mil» como en «Nunca
sabrás,dulceWilli/Cuálessonlasmilformasenqueteamo».Esohabíaquepararlo.—¿Quéocurrió?—Oh,Tatianasaliócorriendodelasalallorando,yGabrielsaltóalestradoytrató
deestrangularme.Gideonpermaneciócon losbrazoscruzados.Tehabrás fijadoenqueesloquehacesiempre.
—Supongo que Gabriel no lo consiguió —repuso Tessa—. Estrangularte, merefiero.
—No,anteslerompíelbrazo—contestóelchicosatisfecho—.Yyalosabes.Poresomeodia.Humilléasuhermanaenpúblico,yloquenomencionaesquetambién
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lohumilléaél.Pensóquepodríaganarmesinproblemas.Yotodavíanohabíatenidomucho entrenamiento serio, y lo había oído llamarme «casi un mundano» a misespaldas. Le gané de calle, le rompí el brazo. Sin duda fue un sonidomuchomásagradablequeeldeElisemachacandoelclavicémbalo.
Tessasefrotólasenguantadasmanosparacalentárselas,ysuspiró.Nosabíaquépensar.Noeraenabsolutolahistoriadeseducciónytraiciónquesehabíaesperado,perotampocodejabamuybienaWill.
—Sophieme ha dicho que ahora está casada—comentó—. Tatiana. Acaba deregresardeviajarporelcontinenteconsuesposo.
—Estoysegurodequees tanaburridayestúpidacomo loeraentonces.—Willsonaba como si estuviera a punto de quedarse dormido. Cerró la cortina, y sequedaron a oscuras. Tessa oía su respiración, notaba su calor frente a ella. Podíaentender por qué una joven con decoro nunca debía viajar en un carruaje con uncaballero que no fuera de su familia. Había algo extrañamente íntimo en hacerlo.Claroqueyahacíatiempoqueellarompíalasreglasdeldecorocuandoleinteresaba.
—Will—volvióadecir.—Ladamatieneotrapregunta.Lonotoensutono.¿Algunavezpararásdehacer
preguntas,Tessa?—Nohastaque tenga todas las repuestasquequiero—contestóella—.Will, si
losbrujossecreandelaunióndeundemonioyunhumano,¿quépasasiunodeellosesuncazadordesombras?
—Un cazador de sombras no permitiría nunca que pasara eso—respondió elmuchacho,tajante.
—PeroenelCódicedicequelamayoríadelosbrujossonelresultadodeuna…violación—insistióTessa,quebrándoselelavozenlafeapalabra—,odedemonioscambiantesquetomanlaformadelamadoyengañanenlaseducción.Jemmedijoquelasangredecazadordesombrasesdominante.ElCódiceexplicaqueloshijosdecazadoresdesombrasylicántroposohadassonsiemprecazadoresdesombras.¿Ynopodríalasangredeángeldeuncazadordesombrasanularloquehaydedemoníacoyproducir…?
—Loqueproduceesnada.—Will tiróde lacortina—.Elniñonaceríamuerto.Siempre es así. Quiero decir, muerto antes de nacer. El hijo de un demonio y uncazadorde sombras es lamuerte.—Bajo la tenue luz, lamiró—.¿Porquéquieressaberesascosas?
—Quiero saber qué soy —respondió ella—. Creo que soy una especie de…combinaciónquenosehavistoantes.Enpartehada,enparte…
—¿Haspensadoalgunaveztransformarteentuspadres?—preguntóél—.¿Entumadreotupadre?Tepermitiríaaccederasusrecuerdos,¿no?
—Lohepensado.Claroquelohepensado.Peronotengonadademimadrenide
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mi padre. Todo lo que metí en los baúles para el viaje lo tiraron las HermanasOscuras.
—¿Ytucolgantedelángel?—inquirióWill—.¿Noeradetumadre?Tessanegóconlacabeza.—Loheintentado.No…nopudeaccederaellaatravésdeél.Supongoquehace
demasiadotiempoqueesmío;loquelohacíadeellasehaevaporado,comoelagua.LosojosdeWillresplandecíanenlaoscuridad.—Quizá seas una muchacha mecánica. Quizá el padre brujo de Mortmain te
construyó,yahoraéstebuscaelsecretodecómocrearunaimitacióntanperfectadelavida,porqueloúnicoquepuedeconstruirsonesashorriblesmonstruosidades.Talvezloquelatebajotupechoseauncorazónhechodemetal.
Tessacogióairey,porunmomento,sesintiómareada.LasuavevozdeWilleratanconvincente,ysinembargo…
—No —negó ella—. Te olvidas que recuerdo mi infancia. Las criaturasmecánicasnocambianocrecen.Yesotampocoexplicaríamicapacidad.
—Losé—repusoelchicoconunasonrisaquedestellóblancaenlaoscuridad—.Sóloqueríaversipodíaconvencerteati.
Tessalomirófijamente.—Nosoyyolaquenotienecorazón.Estaba demasiado oscuro en el carruaje para estar segura, pero notó que él se
sonrojaba. Antes de que él pudiera replicarle algo, las ruedas se pararon con unasacudida.Habíanllegado.
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12MASCARADA
Ahorahejuradoenterrartodoestecuerpomuertodeodio,mesientotanlibre,tanlimpio,alsacarmeestepesomuerto,quemeexaltaré,metemo,
defantásticaalegría.Peroestanochellegasuhermano,comounapeste
enminuevaesperanza,alaMansión.
LORDALFREDTENNYSON,Maud
Cyrilhabíadetenidoelcarruajeantelasverjasdelapropiedad,bajolasombradeunroblecargadodehojas.LacasadecampodelosLightwood,justoalasafuerasdeLondres, era enorme, de estilo Palladio, con altos pilares ymúltiples escaleras. Elbrillo de la luna brindaba un tono perlado al conjunto, como en el interior de unaostra.Lapiedradelacasaparecíaresplandecerdecolorplata,mientrasquelaverjaque rodeaba lapropiedad teníael tonodelaceitenegro.Ningunade las lucesde lacasa parecía hallarse encendida; el lugar estaba oscuro como boca de lobo ysilenciosocomounatumba.LosampliosterrenosquelarodeabanportodaspartesybajabanporelbordedeunmeandrohastaelríoTámesisestabanasimismoaoscurasydesiertos.Tessacomenzóapensarsihabríacometidounerroralirallí.
MientrasWillsalíadelcarruajeylaayudabaabajar,volviólacabezayelgestodelabocaseleendureció.
—¿Lohueles?Magiademoníaca.Suhedorestáenelaire.Tessahizounamueca.Nopodíaolernadafueradelonormal;dehecho,tanlejos
delcentrodelaciudad,elaireparecíamáslimpioquecercadelInstituto.Olíahojasmojadasytierra.MiróaWill,queteníaelrostroalzadohacialaluna,ysepreguntóquéarmasocultaríabajosuajustada levita.Tenía lasmanosenfundadasenguantesblancos,ylapecheradelacamisainmaculada.Conlamáscara,podríahabersidolailustracióndeunapuestobandoleroenalgúnfolletíndeapenique.
Tessasemordióellabio.—¿Estásseguro?Lacasaparecemuysilenciosa.Comosinohubieranadie.¿Nos
habremosequivocado?Élnegóconlacabeza.—Aquí hay una magia muy poderosa en operación. Algomás potente que un
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glamour.Unauténticohechizo.Alguientienemuchointerésenquenosepamosquéestá ocurriendo aquí esta noche. —Miró la invitación que tenía en la mano, seencogiódehombrosyfuealaverja.Allíhabíaunacampanilla,yWilllahizosonar,conunrepiqueteoquesacudiólosnerviosyatensosdelamuchacha.Éstalomiró.Éllesonriótravieso—.Caelumdenique,ángel—añadió,yseperdióentrelassombrasjustocuandolaverjaseabría.
Alguienencapuchadosehallabaanteella.LoprimeroqueseleocurriópensaraTessafuequeseríaunHermanoSilencioso,peroelhábitodeéstoseradelcolordelpergamino,ylapersonaqueteníadelantevestíaunatúnicadelcolordelhumonegro.La capucha le ocultaba el rostro por completo. Sin hablar, Tessa le tendió lainvitación.
Lamanoquelacogióibaenguantada.Porunmomento,elrostroocultomirólainvitación.Tessanopodíaevitarjuguetearconlosdedos.Encircunstanciasnormales,que una joven dama asistiera sola a un baile sería una falta de decoro tal queresultaríaescandaloso.Peroésasnoeranunascircunstanciasnormales.Finalmente,unavozsealzódesdedebajodelacapucha.
—Seabienvenida,señoritaLovelace.Eraunavozgranulosa,unavozcomodepielarañadasobreunasuperficieáspera
ycortante.Tessanotóundesagradablecosquilleoen lacolumna,ysealegródenopoderverbajolacapucha.Elindividuoledevolviólainvitaciónyseapartómientraslehacíaungestoparaqueentrara;ellalosiguió,yseobligóanomiraralrededorparaversiWilltambiénlosseguía.
Laguióhastaellateraldelacasa,porunestrechosenderodeljardín.Losjardinescubríanunextenso terrenoalrededordeledificio,que seveíadeunverdeplateadobajolaluzdelaluna.Habíaunestanquecircular,conunbancodemármolblancoallado,ysetosbajos, recortadosconcuidadoparademarcar limpiossenderos.Elqueella recorría acababaenunaentradaaltay estrechaenel costadode la casa.En lapuertahabíatalladounextrañosímbolo.ParecíamoverseycambiarcuandoTessalomiró, haciendo que le dolieran los ojos. Apartó la mirada, pero su encapuchadoacompañanteabriólapuertaylehizoungestoparaqueentrara.
Tessapenetróen lacasa,y lapuertasecerródegolpe trasella.Sevolvió justocuando se cerraba y pudo vislumbrar por un instante el rostro bajo la capucha.Leparecióhabervistoalgomuyparecidoaungrupodeojos rojosenel centrodeunóvalooscuro,comolosdeunaaraña.Contuvoelalientomientraslapuertasecerrabaconunclicytodosetornabaoscuro.
Mientras trataba de coger, a ciegas, el pomo de la puerta, se hizo la luz a sualrededor.Estabaalpiedeunalargayestrechaescalera.Unasantorchasardíanconunallamaverdosa,queseguroquenoeraluzmágica,colgadasenlasparedes.
En lo alto había unapuerta.Ésta tenía pintadootro símbolo.Tessanotóque la
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boca se le secaba. Era el uróboro, la doble serpiente. El símbolo del ClubPandemónium.
Por unmomento se quedó helada de terror. El símbolo hizo que los recuerdosvolvieran: la Casa Oscura; las Hermanas torturándola, tratando de obligarla aCambiar;latraicióndeNate.SepreguntóquéseríaloqueWillhabíadichoenlatínantesdedesaparecer.«Valor»,sinduda,oalgunavariantedeeso.PensóenJaneEyre,enfrentándose valientemente a un furioso señorRochester; enCatherineEarnshaw,que cuando la atacó un perro salvaje, «no gritó, ¡no!, se hubiera avergonzado dehacerlo».YfinalmentepensóenBoadicea,quesegúnlehabíadichoWill,«eramásvalientequecualquierhombre».
«Sóloesunbaile,Tessa—sedijoasímisma,yfueacogerelpicaporte—.Sólounafiesta.»
Nunca antes había asistido a un baile, claro. Sólo tenía una ligera idea de quésería,ylahabíasacadodeloslibros.EnlasnovelasdeJaneAusten,lospersonajessiempre esperaban a que se celebrara un baile, o estaban organizando uno, y amenudotodounpuebloparecíaestarinvolucradoensupreparación.Mientrasqueenotroslibros,comoLaferiadelasvanidades,losbaileserancomograndesdecoradosenlosqueseplaneabanintrigasyconfabulaciones.Sabíaquehabríaunvestidorparalasdamas,dondepodríadejarelchal,yotroparaloshombres,dondepodríandejarlossombreros,losabrigosylosbastones.Tendríaquehaberuncarnetdebaileparaella,dondeapuntarlosnombresdeloshombresquelepedíanparabailar.Eragroserobailarmásdeunascuantasvecesseguidasconelmismocaballero.Debíadehaberunsalón de baile, grande y decorado con elegancia, y un salónmás pequeño para elrefrigerio,dondehabríabebidasfrías,emparedados,galletasypastel…
Perono fue así.Cuando lapuerta se cerró a su espalda,Tessanovio aningúncriadoapresurándosea recibirlaparaguiarla alvestidorde lasdamasyofrecerseacogerleelchaloayudarlaconunbotónperdido.Envezdeeso,elruido,lamúsicaylaluzlacubrieroncomounaola.SequedóenlaentradadeunaestanciatanenormequeeradifícildecreerquecupieraenlacasadelosLightwood.Unagranarañadecristalcolgabadeltecho;sólodespuésdemirarladuranteunossegundosTessasediocuentadeque,efectivamente,teníaformadearaña,conocho«patas»colgando,cadaunaconunconjuntodeenormescandelas.Lasparedes,loquepodíaverdeellas,erandeunazulmuyoscuro,yalolargodelladoquedabaalríohabíagrandesventanales,algunosabiertosparaqueentraralabrisa,porqueelsalón,apesardelfríodefuera,resultaba agobiantede calor.Más alláde éstos, habíabalconesdepiedra curvados,desde los que se veía la ciudad. Las paredes estaban cubiertas en gran parte porgrandes telasbrillantes, formandolazosyespiralesquecolgabanporencimade losventanalesysemovíanconlatenuebrisa.Latelateníatodotipodedibujos,tejidosenrojo;losmismosdibujosbrillantesycambiantesquelehabíanmolestadoalavista
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abajo.Elsalónestaballenodegente.Bueno,noexactamentegente.Lamayoríadeellos
parecíanbastantehumanos.Viotambiénlaspálidascarasmuertasdelosvampiros,yunoscuantosifritsdetonosvioletayrojos,todosvestidosalaúltima.Lamayoríadelos asistentes, pero no todos, llevaban máscaras: elaborados artilugios en negro ydorado;lamáscarapicudadeDoctorPlagaconpequeñosanteojos;máscarasrojasdedemonio con cuernos incluidos. Sin embargo, algunos llevaban el rostro aldescubierto, incluido un grupo demujeres con cabello de apagados tonos lavanda,verdeyvioleta—nocreíaquefuerantintes—ylollevabansuelto,comolasninfasdeloscuadros.Suropatambiéneraescandalosamentevaporosa.Resultabaevidentequenollevabancorsébajolosampliosvestidosdeterciopelo,tulysatén.
Entrandoy saliendoentre los invitadoshumanoshabía seresde todas formasytamaños.Habíaunindividuo,demasiadoaltoydelgadoparaserunhombre,conunsombrero de copa y un frac, junto a una joven con una capa verde y cabello quebrillabacomounpeniquedecobre.Criaturasqueparecíangrandesperrossemovíanentre los invitados,consusojosamarillosmuyalerta.Teníanfilasdepinchosenlaespalda,comolosdibujosde losanimalesexóticosqueTessahabíavistoen libros.Varios trasgos chillaban entre ellos en un lenguaje incomprensible. Parecían estarpeleándoseporalgodecomer,algoqueparecíaunaranadespedazada.Tessasetragólabilisysevolviódeespaldas…
Yentonces los vio, donde antes no los había visto.Tal vez sumente los habíatomado por objetos decorativos, armaduras, pero no lo eran. Los autómatas sealineaban en las paredes, callados e inmóviles. Tenían forma humana, como elcocherodelasHermanasOscuras,yvestíanlalibreadelacasaLightwood,cadaunoconunuróboropintadosobreelladoizquierdodelpecho.Susrostroseranvacíosysinrasgos,comoundibujodeunniñosinacabardepintar.
Alguienlacogiódelcodo.Elcorazónledioungranvuelcodemiedo.¡Lahabíandescubierto! Mientras todos los músculos de su cuerpo se tensaban, oyó una voztranquilayconocida:
—Pensabaquenoibasallegarnunca,queridaJessie.Sevolvióymiróalrostrodesuhermano.
La última vez que Tessa había visto a Nate, éste estaba magullado yensangrentado,ylegruñíaenuncorredordelInstitutoconuncuchilloenlamano.Lehabíaproducidounamezcladetemor,compasiónyhorror,todoalmismotiempo.
EsteNateeradiferente.Lesonrióinclinandolacabeza;Jessamineeramuchomásbajaqueella,yleresultabaextrañonollegarleasuhermanoalabarbilla,sinosóloalpecho.Lamirabaconunosintensosojosazules.Sucabellorubioestabacepilladoylimpio; lapiel, sinmarcasmoradas.Lucíaunelegantechaquéyunapecheranegra
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quecontrastabaconsusatractivosrasgos.Susguanteserandeunblancoinmaculado.ÉseeraelNatequesuhermanosiemprehabíasoñadoser:conaspectode rico,
elegantey sofisticado.Emanabaunaauradebienestar…omejor, tuvoqueadmitirTessa, menos de bienestar que de satisfacción consigo mismo. Era como Iglesiadespuésdehabercazadounratón.
Élrióporlobajo.—¿Quépasa,Jess?Parecequehayasvistounfantasma.«Yasíes.Elfantasmadelhermanoalquequise.»TessabuscóaJessamine,alamarcadeJessamineensumente.Denuevosintió
comosimetieralasmanosenunaaguaenvenenada,incapazdeagarrarnadasólido.—Hetenidounmiedorepentino,pensandoquequizánoestuvierasaquí—repuso
ella.Esavez,larisadeNatefuetierna.—¿Y perderme la oportunidad de verte? —Miró alrededor, sonriendo—.
Lightwooddebería tratarde impresionaralMagístermásamenudo.—Letendió lamano—.¿Meharíaselhonordeconcedermeestebaile,Jessie?
Jessie.No«señoritaLovelace».CualquierdudaqueTessahubieratenidosobresisu relaciónera realmente seria, seevaporó.Seobligóamover los labios formandounasonrisa.
—Porsupuesto.Laorquesta,ungrupodepequeñoshombrecillosdepiel colorpúrpuravestidos
conunasmallasplateadas,estabatocandounvals.Natelecogiólamanoylallevóhacialapista.
«GraciasaDios»,pensóTessa.GraciasaDiosqueduranteañoshabíabailadoconsuhermanoenelsalóndesu
pequeño piso en Nueva York. Sabía exactamente cómo bailaba, cómo aunar susmovimientosalosdeél,inclusoenesecuerpomáspequeñoypococonocido.Claroqueélnuncalahabíamiradoasí,conternura,conloslabiosligeramenteseparados.Dios,¿ysilabesaba?Nohabíapensadoenesaposibilidad.Vomitaríasilohacía.
«Oh,Dios—rogó—.Quenolointente.»Sepusoahablaratodavelocidad.—Esta noche me ha costado mucho escaparme del Instituto—explicó—. Esa
desgraciadadeSophiecasimeencuentralainvitación.—Peronolohahecho,¿verdad?—Natelacogióconmásfuerza.Habíauna advertencia en suvoz.Tessa sedio cuentaque estabamuycercade
cometer un serio error.Echó una rápidamirada por la estancia.Oh, ¿dónde estabaWill? ¿Quéhabíadicho?¿«Incluso sinomeves, estaré allí»?Peronunca sehabíasentidomássola.
ConunprofundosuspiroinclinólacabezaensumejorimitacióndeJessamine.
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—¿Creesquesoytonta?Claroqueno.Lehedadoenlamuñecaconelespejo,ylahasoltado.Además,seguramentenisabeleer.
—Cierto —repuso Nate, relajándose visiblemente—, podrían haberte buscadounadoncellaque fueramáscomocorrespondeaunadama.Unaquehable francés,sepacoser…
—Sophie sabecoser—replicóTessaautomáticamente,y sehubierapegadoporello—.Regular—secorrigió,ybatiólaspestañasmirandoaNate—.¿Ycómotehaidodesdelaúltimavezquenosvimos?
«Aunquenotengoniideadecuándopuedehabersido.»—Muybien.ElMagístersigueconcediéndomesufavor.—Eslisto—murmuróTessa—.Reconoceuntesorocuandolove.Nateleacariciólevementelamejillaconsumanoenguantada.—Todograciasati,querida.Miauténticaminadeinformación.—Seacercómás
aella—.Veoquetehaspuestoelvestido,comotepedí—lesusurró—.Desdequemedescribistecómolo llevasteentuúltimobailedeNavidad,heansiadoverteconél.¿Puedodecirtequeestásdeslumbrante?
Tessasintiócomosielestómagoselequisieraescaparporlaboca.Volvióamirarpor la sala.Conunestremecimiento,vioaGideonLightwood,muyeleganteen sutrajedeetiqueta,aunqueestabamuy tenso,apoyadoenunade lasparedescomosiestuviera pegado allí. Sólo sus ojos semovían por la estancia.Gabriel iba de aquíparaallí,conunvasodeloqueparecíalimonadaenlamanoylosojosbrillantesdecuriosidad. Lo vio acercarse a una de las chicas con la melena color lavanda ycomenzarunaconversación.
«Ahí se va la esperanza de que los chicos no supieran qué está haciendo supadre»,pensóTessa,apartandolosojosdeGabriel,irritada.EntonceslocalizóaWill.
Estaba apoyado en la pared frente a ella, entre dos sillas vacías.A pesar de lamáscara,Tessasesintiócomosipudieraverdentrodesusojos.Comosiestuvieratancercaquelopudieratocar.SehabríaesperadoqueWillparecieradivertirseviéndolaenesasituación,perono;parecíatenso,yfurioso,y…
—Dios, tengo celos de cualquier hombre que te mire—confesó Nate—. Sólodeberíamirarteyo.
«Diossanto»,pensóTessa.¿Realmenteesastonteríasfuncionabanconlamayoríade las mujeres? Si su hermano le hubiera pedido consejo sobre esas perlas desabiduría, lehabríadichodirectamenteque sonabacomoun idiota.Aunque talvezsólo pensara que sonaba como un idiota porque era su hermano. Y despreciable.«Información»,pensó.
«Deboobtenerinformaciónyalejarmedeélantesdequeacabevomitando.»MiródenuevoaWill,peroéstehabíadesaparecido,comosinuncahubieraestado
allí.Sinembargo,creíaqueélsehallabaenalgunaparte,observándola,inclusosino
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podíaverlo.Searmódevalor.—¿Deverdad,Nate?Avecesmetemoquesólomeapreciasporlainformación
quepuedoproporcionarte.Poruninstante,elchicosequedóparado,casisacándoladelapista.—¡Jessie! ¿Cómo puedes pensar eso? Sabes que te adoro.—Lamiró con ojos
cargados de reproche, mientras seguían bailando de nuevo—. Es cierto que tuconexiónconlosnefilimdelInstitutohasidoinvalorable.Sinti,nuncahubiéramossabidoqueibanaYork,porejemplo.Peropensabaquesabíasquemeestásayudandoporque tratamosdecrearun futuro juntos.Cuandomehayaconvertidoen lamanoderechadelMagíster,querida,piensaencómopodrécuidardeti.
Tessariónerviosa.—Tienes razón, Nate. Es sólo que a veces tengo miedo. ¿Y si Charlotte
descubrieraqueestoyespiandoparati?¿Quémeharían?Éllahizogirarconfacilidad.—Oh,nada,querida;ya lohasdicho tú, sonunoscobardes.—Mirómásalláy
alzó una ceja—. Benedict, otra vez con sus viejas costumbres—observó—.Muydesagradable.
Tessa miró y vio a Benedict Lightwood recostado en un sofá de terciopeloescarlatacercadelaorquesta.Estabasinchaqueta,conunacopadevinotintoenlamanoylosojosentrecerrados.Apoyadasobresupecho,vioTessasorprendida,habíauna mujer, o al menos tenía forma de mujer. Largo cabello suelto, vestido deterciopelonegroconungranescoteylacabezadepequeñasserpientessaliéndoleporlosojos,siseantes.MientrasTessamiraba,unadelasserpientessacóunalargalenguabífidaylamióaBenedictLightwoodenlacara.
—Esundemonio—susurróTessa,olvidandoporunmomentoserJessamine—.¿Verdad?
Porsuerte,Natepareciónoencontrarnadaextrañoenesapregunta.—Claro que sí, tontita. Eso es lo que le gusta a Benedict, los demonios
femeninos.LavozdeWillleresonóenlacabeza:«Mesorprenderíasialgunasdelasvisitas
nocturnasdeLightwoodaciertascasasdeShadwellnolohandejadoconunfeocasodeviruelademoníaca».
—Oh,¡uf!—exclamóella.—Sinduda—repusoNate—.Irónico,considerandolaaltivamaneraenlaquese
comportan los nefilim. A menudo me pregunto por qué goza tanto del favor deMortmain, que desea fervientemente verlo instalado en el Instituto.—Nate sonabamolesto.
Tessayaselohabíaimaginado,pero,aunasí,saberqueMortmainestabasindudadetrásdelaferozdeterminacióndeBenedictdearrebatarleelInstitutoaCharlottefue
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comounabofetada.—Noveo—dijoella, tratandode imitar lomejorposible laactitud ligeramente
malhumoradade Jessie—dequé le va a servir el Instituto alMagíster. Sólo es unviejoedificio…
Naterióconindulgencia.—Noeseledificio, tontita.Eselpuesto.EldirectordelInstitutodeLondreses
unodeloscazadoresdesombrasmáspoderososdeInglaterra,yelMagístercontrolaaBenedict como a unamarioneta.Con él, podrá destruir elConsejo desde dentro,mientraselejércitodeautómataslosdestruyedesdefuera.—Girócontantadestrezacomoexigíaelbaile;sóloañosdeprácticabailandoconNatehicieronqueTessanose cayera, de lo anonadada que estaba—. Además, no es del todo cierto que elInstituto no contenga nada valioso. Sólo el acceso a laGranBiblioteca ya será deincalculablevalorparaelMagíster.Pornohablardelasaladearmas…
—¿YTessa?—Seconcentróenlavozparaquenoletemblara.—¿Tessa?—Tuhermana.ElMagísteraúnlaquiere,¿no?Porprimeravez,Natelamiróconunasonrisasorprendida.—Yahemoshabladodeesto,Jessamine—respondióél—.ATessalaarrestarán
porposesiónilegaldeartículosdemagianegra,ylaenviaránalaCiudadSilenciosa.Benedict lasacarádeallíparaentregárselaalMagíster.Espartedelacuerdoalquehan llegado, sea cual sea, aunque el beneficio que esto reporta a Benedict nomeresulta muy claro. Debe de ser algomuy importante, o no estaría tan dispuesto avolversecontralossuyos.
«¿Arrestada?¿Posesióndeartículosdemagianegra?»ATessaledabavueltaslacabeza.Nate lahabíacolocadolamanoenlanuca.Llevabaguantes,peroellanopodía
librarsedelasensacióndequealgobabosoestabatocándolelapiel.—MipequeñaJessie—murmuró—.Tecomportascomosihubierasolvidadotu
parte en todo eso. Has escondido el Libro de lo Blanco en la habitación de mihermanacomotepedimos,¿no?
—Cla…claro.Sóloestababromeando,Nate.—Buenachica.—Seleestabaacercando.Sindudaibaabesarla.Eradelomás
indecoroso,peronadaeneselugarpodíaconsiderarsecorrecto.—Nate—farfullóTessaabsolutamentehorrorizada—,mesientomareada,como
sifueraadesmayarme.Creoqueeselcalor.¿Puedestraermeunalimonada?Éllamiróunmomento,conlabocaapretadaporlafrustación,peroTessasabía
quenosepodíanegar.Ningúncaballeropodría.Nateseirguió,setiródelospuñosysonrió.
—Naturalmente—contestómientraslehacíaunapequeñareverencia—.Déjame
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acompañarteprimeroaunasilla.Ella protestó, pero él ya la había cogido del codo y la guiaba hacia una de las
sillasalineadascontra lapared.Lasentóyseperdióentre lagente.Ella loobservómarchar, temblando.Magia negra. Se sentía enferma y furiosa. Quería pegar a suhermano,sacudirlohastaquelecontaraelrestodelaverdad,perosabíaquenopodía.
—TúdebesdeserTessaGray—dijounasuavevozasulado—.Eresigualquetumadre.
Tessasepegóunsustodemuerte.Asuladohabíaunamujeraltaydelgadaconunalargamelenasueltadelcolordelospétalosdelalavanda.Supieleraazulclaro,suvestidouna largayvaporosa confeccióndegasay tul. Ibadescalza, y entre losdedos tenía finas telas como las de una araña, de un azulmás oscuro que la piel.Tessasellevólasmanosalrostroconunsúbitohorror;¿estaríaperdiendosudisfraz?Lamujerazulrió.
—Noqueríahacertetemerportuilusión,pequeña.Sigueensulugar.Sóloquemigentepuedeveratravésdeella.Todoesto—hizounvagogestoindicandoelcabellorubiodeTessa,suvestidoblancoylasperlas—escomoelvapordeunanube,ytúereselcieloqueestádetrás.¿Sabíasquelosojosdetumadreerancomolostuyos,grisesunasvecesyazulesotras?
Tessaencontrósuvoz.—¿Quiéneres?—Oh,mi gente no da su nombre, pero puedes llamarme comoquieras. Puedes
inventarteunnombrebonitoparamí.TumadresolíallamarmeJacinto.—Laflorazul—dijoTessacasisinvoz—.¿Cómoesqueconocíasamimadre?
Noparecesmayorqueyo…—Después de la juventud, nuestra gente no envejece nimuere.Ni tú tampoco.
¡Chicaconsuerte!Esperoquevaloreselservicioquetehanhecho.Tessasacudiólacabezaperpleja.—¿Servicio?¿Quéservicio?¿EstáshablandodeMortmain?¿Sabesloquesoy?—¿Ytúsabesquésoyyo?TessapensóenelCódigo.—¿Unahada?—aventuró.—¿Sabesloqueesuncambiado?Tessanegóconlacabeza.—Aveces—leexplicóJacinto,enunsusurro—,cuandonuestrasangredehada
sehacedébilyclara,encontramoslaformadeentrarenunacasahumanayllevarnosal mejor de los niños, el más hermoso y rollizo, y en un abrir y cerrar de ojos,cambiamos al bebé por uno de los débiles nuestros.Mientras que el niño humanocrece alto y fuerte en nuestras tierras, la familia humana se carga con una criaturaagonizantequetemealhierro.Nuestrasangreserefuerza…
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—¿Por qué molestarse? —preguntó Tessa—. ¿Por qué no sólo robar al niñohumanoynodejarnadaensulugar?
LosojososcurosdeJacintoseabrieroncomoplatos.—Porqueno sería justo—contestó—.Ycrearía sospechas entre losmundanos.
Son estúpidos, pero sonmuchos.No va bien despertar su ira. Entonces es cuandovienenconhierroyantorchas.—Seestremeció.
—Espera un momento —la detuvo Tessa—. ¿Me estás diciendo que soy uncambiado?
Jacintoserióalegre.—¡Claro que no! ¡Qué ideamás ridícula!—Se llevó lasmanos al corazón sin
dejardereír,yTessavioquetambiénlosdedosdelasmanosestabanunidosporunamembranaazul.Derepente,Jacintosonrió,mostrandounosdientesbrillantes—.Hayun chicomuy guapomirándonos—anunció—. ¡Tan apuesto como el señor de lashadas! Debo dejarte.—Le hizo un guiño y, antes de que Tessa pudiera protestar,volvióamezclarseentrelagente.
Anonadada,Tessasevolvió,esperandoqueel«chicoguapo»fueraNate,peroeraWill, apoyado contra una pared próxima. En cuanto ella lo miró, él se volvió ycomenzóaexaminarlapistadebaile.
—¿Quéqueríaesahada?—lepreguntóél.—Nolosé—respondióTessa,exasperada—.Alparecer,decirmequenosoyun
cambiado.—Bueno,estoestábien.Procesodeeliminación.Tessa tuvo que admitir queWill estaba haciendo un buen trabajomezclándose
conlasoscurascortinasqueteníadetrás,comosinosehallaraallíenabsoluto.Debíadeserunahabilidaddecazadordesombras.
—¿Yquénoticiashaydetuhermano?—añadióél.Ellaseapretólasmanos,mirandoalsuelomientrashablaba.—Jessamine ha estado espiando para Nate todo el tiempo. No sé exactamente
desdehacecuánto.Lehaestadocontandotodo.Creequeélestáenamoradodeella.Willnoparecióasombrarse.—¿Ytúcreesqueloestá?—Creo que a Nate sólo le importa símismo—contestó Tessa—.Y peor aún:
Benedict Lightwood está trabajando para Mortmain. Por eso está intrigando paraconseguirelInstituto.ParaqueseloquedeelMagíster.Ytambiénamí.Natelosabetodo, claro. No le importa. —Tessa volvió a mirarse las manos. Las manos deJessamine.Pequeñasydelicadasdentrodelosguantesdecabritilla.
«Oh,Nate—pensó—.LatíaHarrietsolíallamarlosuniñodeojosazules.»—Supongoqueesoera antesdeque lamatara—dijo.YentoncesTessa sedio
cuentadequelohabíadichoenvozalta—.Aquívuelve—añadióenunsusurro.
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TessamiróhacialagenteyvioaNate,consucabellorubiotanatrayentecomounfaro,yendohaciaella.En lamanollevabaunacopadeun líquidodoradobrillante.TessasevolvióparadecirleaWillquesemarchara,peroélyahabíadesaparecido.
—Limonada—lainformóNate,alllegarmientraslepasabalacopa.Tessalanotófríacontrasuardientepiel.Tomóunsorbo;apesardetodo,eradeliciosa.
Nateleapartóelcabellodelafrente.—Bien,me estabas diciendo—comenzó— que sí has escondido el libro en la
habitacióndemihermana…—Sí,comomedijistequehiciera—mintióella—.Nosospechanada,claro.—Esperoqueno.—Nate…—¿Sí?—¿SabesquépretendehacerelMagístercontuhermana?—Yatehedichoquenoesmihermana.—Suvozerasincopada—.Notengoni
ideadeloqueplaneahacerconella,nimeinteresa.Misplanessonparamí…paranuestro futuro juntos. Espero que tú tengas lamisma intención.—Tessa pensó enJessamine,sentadademalhumorenlahabitaciónconlosotroscazadoresdesombrasmientrasconsultabanpapelessobreMortmain;Jessaminedurmiéndoseenvezdeirsecuando estaban haciendo planes con Ragnor Fell. Y Tessa se compadeció de ella,mientrasodiabaaNate,loodiabatantoqueeracomounfuegoenlagarganta.
«Yatehedichoquenoesmihermana.»Tessaabriómucholosojosehizoqueletemblaraellabio.—Hagotodoloquepuedo,Nate—replicó—.¿Acasonomecrees?Sintió una vaga sensación de triunfo mientras observaba cómo él olvidaba su
enfado.—Claro, querida. Claro. —Le contempló el rostro—. ¿Te encuentras mejor?
¿Bailamosdenuevo?Ellaapretólacopaenlamano.—Nosé…—Claro—rióNate—,dicenque loscaballerossólodebenbailarunavezodos
consuesposa.Tessasequedóhelada.Fuecomosiel tiemposedetuviera.Todoen laestancia
parecía haberse quedado helado con ella, incluso la sonrisa en el rostro de suhermano.
¿Esposa?¿Jessamineyélestabancasados?—¿Ángel?—lallamóél,ysuvozparecióprovenirdemuylejos—.¿Estásbien?
Tehaspuestopálidacomolacera.—SeñorGray.—UnavozneutraymecánicahablódesdedetrásdeNate.Erauno
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de los autómatas sin rostro, que sujetaba una bandeja de plata en la que había unpapeldoblado—.Unmensajeparausted.
Eljovensevolviósorprendidoycogióelpapel;Tessaloviodesplegarlo,leerlo,soltarunapalabrotaymetérseloenelbolsillodelachaqueta.
—¡Ay,ay!—exclamó—.Unanotadeél.—TessasupusoquedebíadereferirsealMagíster—.Alparecermenecesitan.Unfastidio,pero¿quépuedohacer?—Lecogiólamano y se puso en pie, luego se inclinó y le dio un casto beso en lamejilla—.HablaconBenedict;seasegurarádequeteescoltenhastatucarruaje,señoraGray.—Pronunciólasdosúltimaspalabrasenunsusurro.
Tessaasintió.—Buena chica—dijo Nate. Luego se dio la vuelta y se metió entre la gente,
seguido del autómata. Tessa se los quedó mirando mareada. Debía de ser laimpresión,pensó,perotodoenlasalahabíacomenzadoaparecerunpoco…peculiar.Eracomosipudieraverporseparadocadaunode los rayosde luzquedestellabandesde los cristales de la araña.El efecto eramuyhermoso, aunque raroyunpocomareante.
—Tessa.—EraWill, que se colocaba sin esfuerzo a su lado. Ella se volvió amirarlo. Parecía sonrojado, como si hubiera estado corriendo, otro efecto raro ymaravilloso,pensóella;elcabellonegroylamáscara,losojosazulesylapielclara,yelruborsobrelospómulos.Eracomomiraruncuadro—.Yaveoquetuhermanoharecibidolanota.
—Ah.—Todoencajóderepente—.Lahasenviadotú.—Sí.—Muysatisfechoconsigomismo,Willlecogiólacopadelimonadadela
mano, acabó el resto y la dejó sobre el alféizar—. Tenía que sacarlo de aquí. Yseguramentedeberíamosimitarlo,antesdequesedécuentadequelanotaesfalsayregrese.AunqueloheenviadoaVauxhall;tardarásiglosenllegarhastaalláyvolver,asíqueseguramenteestamosasalvo…—Seinterrumpió,yTessalenotóunasúbitaalarmaenlavoz—.Tess…Tessa,¿teencuentrasbien?
—¿Porquélopreguntas?—Supropiavozleresonóenlosoídos.—Mira.—Lecogióunmechóndecabellosuelto,yselopusodelanteparaquelo
pudieraver.Ellamiró.Castañooscuroenvezderubio.Supropiocabello.NoeldeJessamine.
—Oh,Dios.—SellevólasmanosalrostroyreconocióloscosquilleoshabitualesdelCambiocuandocomenzaronainvadirla—.¿Cuántohace…?
—Nomucho.ErasJessaminecuandomehesentado.—Lacogiódelamano—.Vamos.Rápido.—Seapresuróhacia lasalida,peroeraun largo trechocruzandoelsalón de baile, y todo el cuerpo de Tessa estaba agitándose y temblando por elCambio. Ella ahogó un grito cuando lo sintió morderla como dientes. Vio aWillmoviendo la cabeza de un lado a otro, alarmado; notó que la cogía cuando ella
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trastabillabaylamediocargaba.Laestancialedabavueltas.«Nopuedodesmayarme.Nodejesquemedesmaye.»Notóairefrescoenelrostro.SediocuentavagamentedequeWilllehabíahecho
cruzarunodelosventanalesyquesehallabanenunpequeñobalcóndepiedra,unodelosmuchosquedabanaljardín.Seapartódeél,arrancándoselamáscaradoradadel rostro, y casi sedesplomócontra la balaustrada.Despuésde cerrar las puertas,Willfuecorriendohaciaellaylepusounamanoenlaespalda.
—¿Tessa?—Estoybien.—Sealegrabade tener labarandilladepiedrabajo lasmanos;su
solidezydurezaresultabaninexpresablementetranquilizadoras.Yelfrescordelaireestaba aliviándole el mareo. Se miró a sí misma y pudo ver que volvía a sertotalmenteTessa.Elvestidoblanco lequedabaunoscentímetroscorto,y el lazo leapretabatantoquelospechosselesubíanylepresionabancontraelescote.Sabíaquealgunasmujeresseapretabanmucholacinturajustoparaconseguireseefecto,peroleresultabamuyimpactantevertantadesupropiapielaldescubierto.
MiródereojoaWill,ysealegródequeelfríoaireimpidieraqueselepusieranlasmejillasalrojovivo.
—No…noséquéhapasado.Nuncamehaocurridoantes,perderelCambiosindarme cuenta. Debe de haber sido la sorpresa. Se han casado, ¿lo sabías? Nate yJessamine.Casados.Nate siempre semanifestó en contra delmatrimonio.Y no laama.Loveo.Noamaanadieexceptoasímismo.Nuncalohahecho.
—Tess—repitióWill,estavezconmásamabilidad.Él tambiénestabaapoyadoen la barandilla,mirándola. Se hallaban amuypoca distancia. Sobre ellos, la lunanadabaentrelasnubes,comounbarcoblancosobreunmarnegroeinmóvil.
Tessacerrólaboca,conscientedequeestabafarfullando.—Losiento—sedisculpóenvozbaja,yapartólamirada.Casivacilante,Willlepusolamanoenlamejilla,ylevolvióelrostrohaciaél.Se
habíaquitadoelguante,ysupielrozabaladeella.—Nohaynadadequedisculparse—repuso—.Has estadobrillante ahídentro.
Tessa.Niunpasoenfalso.Ellanotócalorenelrostrobajo losfríosdedosdeWill,ysequedóasombrada.
¿EraWillelquedecíaesaspalabras?¿Will,quienlehabíahabladoenel tejadodelInstitutocomosiellafuerapurabasura?
—Antesqueríasatuhermano,¿no?—prosiguióél—.Hevistotucaracuandoéltehablaba,yhequeridomatarloporromperteelcorazón.
«Túmerompisteelcorazón»,habríaqueridodecirTessa.—Unapartedemíloechademenos—fueloquedijo—,comotúechasdemenos
atuhermana.Aunqueséloquees,echodemenosalhermanoquecreíatener.Eramiúnicafamilia.
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—AhoraelInstitutoestufamilia.—Suvozeraincreíblementeamable.Tessalomirósorprendida.LaamabilidadnoeraalgoqueellahubieraasociadoconWill.Peroahíestaba,enelrocedesumanoenlamejilla,enlasuavidaddesuvoz,ensusojosalmirarla.Era como siempre había soñadoque lamiraría un chico.Pero nunca lohabía soñado tanhermoso comoWill, enningunode sus sueños.Bajo la luzde laluna,lacurvadesubocaseveíapurayperfecta,losojosdetrásdelamáscaraerancasinegros.
—Deberíamosvolver adentro—sugirió ella en un susurro amedias.Noqueríavolver.Queríaquedarseallí,conWilldolorosamentecerca,casisobreella.Notabaelcalorquele irradiabadelcuerpo.Elcabellooscurolecaíaalrededordelamáscara,sobrelosojos,enredándoseleconlaslargaspestañas—.Tenemosmuypocotiempo…
Diounpasoadelante,ychocóconWill,quelacogió.Tessasequedóinmóvil,yluegosusbrazoslorodearon,yleentrelazólasmanossobrelanuca.Lepusoelrostrocontraelcuello,ynotósusuavecabelloentrelosdedos.Cerrólosojos,dejandofueraelmareantemundo,laluzmásalládelosventanales,elbrillodelcielo.Queríaestarahí con él, arropada en ese momento, inhalando su aroma limpio y penetrante,notandoellatidodesucorazóncontraelsuyo,tanfirmeyfuertecomoelpulsodelocéano.
Notóqueélaspirabaconfuerza.—Tess—hablóWill—.Tess,mírame.Ella alzó lamirada, lentamente y sin ganas, preparada para captar su enfado o
frialdad,peroéllamirabafijamente,consusoscurosojossombríosbajolasespesaspestañasnegras,ycarecíadesuusualfrialdadoaltivadistancia.Erantanclaroscomoelcristalycargadosdedeseo.Ymásquedeseo:unaternuraquenuncahabíavistoenellosantes,quenisiquieranuncahabríaasociadoconWillHerondale.Eso,másquenada,detuvosuprotestamientrasélalzabalasmanosymetódicamentecomenzabaasacarlelashorquillasdelcabello,unaauna.
«Estoesunalocura»,pensóTessa,cuandolaprimerahorquillatintineósobreelsuelo.Deberíanestarcorriendo,escapandodeeselugar.Envezdeeso,estabaquieta,sinpalabras,mientrasWilldejabaladiademadeperlasdeJessamineaunladocomosinofueramásqueunapiezadebisuteríabarata.Supropiocabello,oscuro,largoyrizado,lecayósobreloshombros,yWillhundiólasmanosenél.Ellalooyóexhalaralhacerlo,comosihubieraestadoconteniendoelalientodurantemesesyacabaradesoltarlo.Sequedóquieta,fascinada,mientraséllecogíaelcabelloconlasmanosyseloextendíasobreloshombros,enrollándoselosrizosenlosdedos.
—MiTessa—murmuróél,yesavezellanoledijoquenoerasuya.—Will—susurrómientraséllecogíalasmanosyselassoltabadesucuello.Le
quitólosguantes,queseunieronalamáscarayalashorquillasdeJessieenelsuelodepiedradelbalcón.Luego,Will sesacósupropiamáscaray la tiróaun lado; se
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pasó lasmanospor el húmedocabellonegropara retirárselode la frente.El bordeinferior de lamáscara le había dejadomarcas en sus altos pómulos, como ligerascicatrices,perocuandoellafueatocárselas,éllecogiólasmanosconsuavidadyselashizobajar.
—No—dijoél—.Déjamequetetoqueprimero.Hequerido…Ellanosenegó.Envezdeeso,se irguió,con losojosmuyabiertos,mirándolo
mientras él le recorría las sienes con la punta de los dedos, luego los pómulos.Apesardelasásperascallosidadesdelosdedos,letrazóelcontornodelabocacomosidesearagrabárselaen lamemoria.ElgestohizoqueaTessael corazón lebrincaradentrodelpecho.Élnoapartabalamiradadeella,tanprofundacomoelfondodeunocéano,escrutadora,maravilladaantelosdescubrimientos.
Ella se quedó quieta mientras las yemas de los dedos dejaban su boca y letrazabanunsenderoenelcuello,deteniéndoseenelpulso,yluegosemetíanbajolacintadesedaquellevabaamododecollarytirabandeunextremo.Ellaentrecerrólosojoscuandoel lazosedeshizo,yél lecubriólaclavículadesnudaconlamano.Tessarecordóunavez,enelMain,queelbarcohabíapasadosobreuntrozodemarextrañamente brillante, y cómo elMain había marcado un camino de fuego en elagua,alzandochispasasupaso.EracomosilasmanosdeWillhicieranlomismoasu piel.Ardía donde le tocaba, y podía notar dónde habían estado los dedos de élincluso cuando los apartaba. Will fue bajando las manos con la misma suavidad,sobreelcorpiñodelvestido,siguiendolacurvadelospechos.Tessaahogóungrito,auncuandoélledeslizólasmanosporlacinturaylaacercóaél,uniendosuscuerposhastaquenoquedóniunmilímetrodeespacioentreambos.
Élse inclinópara juntarsumejillaconladeella.Elalientodeélen laoreja lahizoestremecerseconcadapalabraquepronunciódeliberadamente.
—Hequeridohaceresto—confesóél—,entodomomentodetodaslashorasdetodoslosdíasqueheestadocontigodesdequeteconocí.Perotúyalosabes.Debessaberlo.¿Noescierto?
Ellalomiróyabrióunpocolaboca,perpleja.—¿Saber qué?—preguntó, yWill, con un suspiro de algo como la derrota, la
besó.Sus labios eran suaves, muy suaves. Ya la había besado antes, loca y
desesperadamente,ysabiendoasangre,peroesoeradiferente.Esoeradeliberadoysinprisas, comosi le estuvierahablandoen silencio,diciéndole conel rocede suslabiosen losdeella loquenopodíadecirconpalabras.Lefuerecorriendolabocaconlentosbesosbreves,cadaunotanmedidocomoellatidodeuncorazón,cadaunodiciéndole que ella era preciosa, irreemplazable, deseada. Tessa no pudo aguantarmáslasmanosjuntoaloscostados.Lasalzóparacubrirlelanuca,parasentirelpulsodeélpalpitándolecontralasmanos.
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Éllacogíaconfirmezamientrasleexplorabalabocadetalladamenteconlasuya.Willsabíaarefrescodelimonada,dulceycosquilleante.Elmovimientodesulenguamientrasleacariciabaloslabiosleprovocabaagradablesestremecimientosportodoelcuerpo; loshuesosse lederretíany losnervios leardían.Tessaansiabaapretarlocontra sí, pero él estaba siendo tan dulce, tan increíblemente tierno…, aunque ellanotabalomuchoqueélladeseabaporsusmanostemblorosas,porelmartilleodesucorazóncontraeldeella.Seguroquealguienquenolaamaraaunquefueraunpoconosecomportaríacontantadelicadeza.Todaslaspartesdesuinteriorquesehabíansentido rotas y desgarradas cuando había mirado a Will esas últimas semanascomenzaronaunirseyasanar.Sesentíaligera,comosipudieraflotar.
—Will—susurró ella contra la bocade él.Loqueríamás cercade ella con taldesesperación que era como un sufrimiento, un dolor agudo y cálido que se leextendía desde el estómago para acelerarle el corazón, enredarle las manos en elcabelloyhacerlearderlapiel—.Will,nohacefaltaqueseastancuidadoso.Novoyaromperme.
—Tessa—gimióélcontralabocadeella,peronotólavacilaciónensuvoz.Ellalemordisqueóloslabios,tentándolo,yélsequedósinaliento.Lepusolasmanosenlapartebajadelaespaldaylaapretócontrasí,mientrasibaperdiendoelcontrolysusuavidad se convertía enunaurgenciamás exigente.Susbesos se fueronhaciendomás y más profundos, como si respiraran el uno del otro, se consumieranmutuamente, se devoraran ambos. Tessa sabía que estaba soltando gemiditosguturales; que Will la estaba empujando hacia atrás, contra la barandilla, de unamaneraquetendríaquehaberledolido,peroqueporextrañoqueparecieranoeraasí;que lasmanos de él estaban en el corpiño del vestido de Jessamine aplastando lasdelicadasrosasdetela.Vagamente,Tessaoyóquealguienabríaelventanal,yWillyellaseguíanagarrados,comosinadamásimportara.
Seoyóunmurmullodevoces.—Yatelohedicho,Edith—dijoalguienenuntonodereproche—.Estoesloque
pasasibebesloslíquidosrosa.Laspuertassecerrarondenuevo,yTessaoyópasosquesealejaban.Seapartóde
Will.—Oh,Diosmío—exclamóellasinaliento—.Quéhumillante…—Nomeimporta.—Éllavolvióaacercaryhundióelrostroensucuello,cálido
contralafríapieldeTessa.Alzólabocahaciaella—.Tess…—Noparasderepetirminombre—murmuróella.Teníaunamanosobreelpecho
deél,paramantenerunpocodedistancia,peronoteníaniideadecuántolapodríamantenerahí.Sucuerpoansiabaeldeél.Eltiemposehabíarotoyhabíaperdidoelsignificado.Sóloexistíaesemomento,sóloWill.Nuncahabíasentidonadaigual,ysepreguntósiseríaasícomosesentíaNateestandoborracho.
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—Meencanta tunombre.Meencantacómosuena.—Él tambiénparecíaebrio,con la boca sobre la de ella mientras hablaba de forma que ella podía notar eldeliciosomovimientodesuslabios.Tessaaspirósualiento,loinhaló.Nopudodejardenotarquesuscuerposencajabanperfectamente;conloszapatosdesaténdeJessie,detacónalto,sóloeraunpocomásbajaqueél,sóloteníaquealzarunpocolacabezaparabesarlo.
—Tengoquepreguntartealgo.Debosaberlo…—Aquíestáislosdos—clamóunavozdesdelapuerta—.Yestáisdandotodoun
espectáculo,simepermitísdecirlo.Seapartarondegolpe.Allí,enelventanal,aunqueTessanorecordabahaberoído
queloabrieran,conunlargocigarrilloentresusfinosdedoscastaños,estabaMagnusBane.
—Dejadme adivinar—hablóMagnus, soltando el humo. Formó una nubecillablancaconlaformadeuncorazón,quesefuedistorsionandoal irsealejandodesuboca, expandiéndose y retorciéndose hasta que dejó de ser reconocible—. Habéistomadolimonada.
TessayWill,yaunoalladodelotro,semiraron.Ellahablóprimero.—Yo…sí.Natemetrajounvaso.—Habíaunpocodepolvodebrujomezcladodentro—explicóMagnus.Ibatodo
vestido de negro, sin ningún complemento excepto en las manos. En cada dedollevabaunanilloconunapiedradediferentecolor:citrinoamarillolimón,jadeverde,rojo rubí y azul topacio—.Del tipo que te hace olvidar las inhibiciones y te hacehacerlascosasque—tosiócondelicadeza—deotraformanoharías.
—Oh—repusoWill—.Oh—manifestóenvozbaja.Sevolvióyapoyólasmanosenlabalaustrada.Tessanotóquelecomenzabaaarderlacara.
—Vaya, qué escote tan generoso—continuó alegrementeMagnus, señalando aTessa con la ardiente punta del cigarrillo—. «Tout lemonde sur le balcón», comodicen en francés —añadió, dibujando con las manos la forma de un pechodesbordante—. Especialmente adecuado, ya que ahora estamos, de hecho, en unbalcón.
—Déjalaenpaz—soltóWill.Ellanolepodíaverelrostro;teníalacabezagacha—.Nosabíaloqueestababebiendo.
Tessa se cruzódebrazos, pero sedio cuentadeque con esegesto agravaba suproblemadebustoylosdejócaer.
—EselvestidodeJessamine,yellaeslamitadqueyo—replicóTessa—.Nuncasaldríaasíencircunstanciasnormales.
Magnusalzóunaceja.—HasvueltoaCambiarenti,¿no?¿Cuandolalimonadahacomenzadoahacer
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efecto?Tessa lo miró ceñuda. Se sentía oscuramente humillada, de haber sido pillada
besando aWill, de estar frente aMagnus—algo que habría provocado que su tíacayerafulminada—,dehaberlovisto;sinembargo,partedeelladeseabaqueMagnussefueraparapoderseguirbesandoaWill.
—¿Y qué estás haciendo tú aquí, si puedo preguntar? —le espetó arisca—.¿Cómosabíasqueestábamosaquí?
—Tengomisfuentes—contestóelmago,sacandohumosindarleimportancia—.Pensabaquepodríaisestarenunlío.LasfiestasdeBenedictLightwoodtienenfamadeserpeligrosas.Cuandoheoídoqueestabaisaquí…
—Estamosbienpreparadosparaenfrentarnosalpeligro—replicólamuchacha.Magnuslemiróelbustodescaradamente.—Ya loveo, ya—repuso—.Armadoshasta losdientes, como si dijéramos.—
Acabó el cigarrillo y lo tiró por encima de la barandilla del balcón—.Uno de lossiervos humanos de Camille está aquí y ha reconocido aWill.Me ha enviado unmensaje,perosiyahanreconocidoaunodevosotros,¿cuáleslaprobabilidaddequevuelvaaocurrir?Eshoradequedesaparezcáisdeaquí.
—¿Yatiquéteimportasinosvamosono?—EraWill,conlacabezaaúngachaylavozapagada.
—Me lo debes —respondió Magnus, con voz acerada—. Tengo intención decobrar.
Will lo miró. Tessa se quedó parada al ver la expresión de su rostro. Parecíaenfermoeincómodo.
—Deberíahabersabidoqueeraporeso.—Puedes elegir a tus amigos, pero no a tus improbables salvadores —soltó
Magnus alegremente—. Entonces, ¿nos vamos? ¿O preferís quedaros y probarsuerte?PodéisseguirconlosbesosdondelodejasteisunavezestéisdevueltaenelInstituto.
Willlomirófrunciendoelcejo.—Sácanosdeaquí.Los ojos de gato delmago brillaron.Chasqueó los dedos, y una extraordinaria
lluviadechispasazulescayósobreellosderepente.Tessasetensó,esperandoquelequemaranlapiel,perosólonotóelvientoazotándoleelrostro.Elcabelloselealzócuandouna extraña energía le hizo crepitar los nervios.Oyó aWill soltar un gritoahogado,yactoseguidoyaestabansobreunode los senderosdepiedradel jardín,cerca del estanque, y la granmansiónLightwood se alzaba ante ellos, silenciosa yoscura.
—Bueno—dijoMagnusenuntonoaburrido—.Nohasidotandifícil,¿verdad?Willlomirósingratitud.
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—Magia—masculló.Magnusalzólasmanosalcielo.Aúnlecrepitabandeenergíaazul,comounrayo
seco.—¿Yquépiensasacasoquesontuspreciosasrunas?¿Nomagia?—Chist—lohizocallarTessa.Derepentesesentíacansadahastalamédula.Le
dolía donde el corsé la chafaba las costillas, y los pies, en los zapatos demasiadopequeñosdeJessamine,eranunsuplicio—.Paraddedecirtonteríasambos.Creoquealguienviene.
Todos se callaron, justo cuandoungrupo torció la esquinade la casa.Tessa sequedóinmóvil.Inclusobajolatenueluzdelunaquesecolabaentrelasnubes,veíaquenoeranhumanos.Ytampocoeransubterráneos.Eranungrupodedemonios:unoconaspectodecadáverdesgarbadocondosagujerosnegrosporojos;otrodelamitaddeltamañodeunhombre,conlapielazulyvestidoconchalecoypantalones,perocon una cola con pinchos, rasgos de lagarto y un morro plano como el de unaserpiente;unterceroqueparecíaunaruecacubiertadehúmedasbocasrojas.
Variascriaturaspasaronalmismotiempo.Tessasecubriólabocaconlamanoantesdeponerseagritar.Noservíadenada
correr.Losdemoniosyaloshabíanvistoysehabíandetenidodegolpeenelsendero.Unhedorapodridoemanabadeellos,cubriendolafraganciadelosárboles.
Magnus alzó una mano, con un fuego azul rodeándole los dedos. Estabamascullandoalgo.ParecíatandescompuestocomonuncalohabíavistoTessa.
YWill…Will,dequienTessaseesperabaquesacarasuscuchillosserafines,hizoalgototalmenteinesperado.Alzóuntemblorosodedo,señalóaldemoniodepielazulydijo:«Tú».
Éstesesorprendió.Todoslosdemássequedaronparados,mirándose.Debíandeteneralgúntipodeacuerdo,pensóTessa,paranoatacaraloshumanosenlafiesta,peronolegustabalaformaenquelashúmedasbocasazulesselamíanloslabios.
—Eh… —dijo el demonio al que Will había señalado, en una vozsorprendentementecomún—.Norecuerdo…Esoes,nocreohaber tenidoelplacerdeconocerle,¿no?
—¡Mentiroso! —Will se tambaleó hacia adelante y cargó. Mientras Tessa lomirabaasombrada,Willpasóante losotrosdemoniosyse lanzósobreelazul,quedejó escapar un chillido agudo. Magnus miraba lo que estaba ocurriendoboquiabierto. Tessa gritó: «Will, ¡Will!», pero él rodaba y rodaba sobre la hierbaaferrado a la criatura de piel azul, que era sorprendentemente ágil. Will lo teníaagarrado por el chaleco, pero el ser consiguió soltarse y salió corriendo a todavelocidadporlosjardines,conWillpersiguiéndolo.
Tessadiounospasoshaciaél,peroeldoloren lospieseraunapuraagonía.Sequitó los zapatos de Jessamine, y estaba a punto de salir corriendo detrás deWill
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cuandosediocuentadequelasotrascriaturasestabanhaciendounsonidocomounfuriosozumbido.ParecíandirigirseaMagnus.
—Ah,bueno,yasaben—contestóéste,yaconlacomposturarecuperada,ehizoungestoenladirecciónenlaqueWillhabíadesaparecido—.Undesacuerdo.Porunamujer.Suelepasar.
Elzumbidoseintensificó.Resultabaevidentequelosdemoniosnolecreían.—¿Unadeudadejuego?—sugirióMagnus.Chasqueólosdedosyaparecióuna
llamaensupalma,bañandoeljardínconunintensobrillo—.Lessugieroquenosepreocupendemasiado,caballeros.Entretenimientoydiversiónlosesperandentro.—Hizoungestohacialaestrechapuertaquellevabaalsalóndebaile—.Algomuchomásagradabledeloquelesesperaaquífuerasicontinúanentreteniéndose.
Eso pareció convencerlos. Los demonios avanzaron, zumbando ymascullando,llevándoseconellossuhedorabasura.
Tessasevolvióhaciaelmago.—Rápido,tenemosqueirtrasellos…Magnusseagachó,recogióloszapatosdelsueloy lossostuvopor lascintasde
satén.—No tan de prisa, Cenicienta—dijo—.Will es un cazador de sombras. Corre
muyrápido.Nuncaloalcanzarás.—Perotú…debedehaberalgunamagia…—Magia—exclamóMagnus,imitandoeltonodedisgustodelmuchacho—.Will
está donde tiene que estar, haciendo lo que tiene que hacer. Su propósito en estemundoesmatardemonios,Tessa.
—¿Acasono…noteagrada?—preguntóésta;talvezfueraunapreguntaextraña,perohabíaalgoenlamaneraenqueelbrujomirabaaWill,hablabaconél,queellanoeracapazdeprecisar.
Magnuslasorprendiótomándoseenseriosupregunta.—Me agrada —contestó—, aunque bastante a mi pesar. Al principio lo
considerabaunbonitoveneno,perohecambiadodeparecer.Hayunaalmabajotodaesa fanfarronería. Y está realmente vivo, una de las personas más vivas que heconocidojamás.Cuandosientealgo,estanbrillanteyacertadocomounrayo.
—Todos sentimos—replicóTessa, totalmente sorprendida. ¿Will, sintiendoconmásintensidadquelosdemás?Máslocoquelosdemás,quizá.
—Noasí—repusoelhechicero—.Créeme,hevividomuchotiempoylosé.—Sumiradanocarecíadecompasión—.Ytambiéndescubrirásquelossentimientosvandesapareciendocuantomásvives.Elbrujomásviejoqueheconocidohabíavividocasi mil años, y me dijo que ya no podía recordar cómo era el amor, o el odio,ninguno.Lepreguntéporquénoacababaconsuvidaymecontestóqueaúnsentíaunacosa:miedo,miedoaloquehaydespuésdelamuerte.«Aquelpaísdesconocido
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decuyoslímitesningúncaminantetorna.»—Hamlet—dijoTessaautomáticamente.Estaba tratandodealejar la ideadesu
propia inmortalidad. El concepto era demasiado enorme y terrorífico para poderabarcarlodeverdad,yademás…podíanosercierto.
—Losquesomosinmortalesestamosatadosaestavidaporunacadenadeoro,ynoosamoscortarlapormiedoaloquesehallamásalládelacaída—dijoMagnus—.Ahorave,ynolereprochesaWillsusdeberesmorales.—Comenzóacaminarporelsendero,conTessacojeandodetrásenunesfuerzopormantenerseasualtura.
—Perosehacomportadocomosiconocieraaldemonio…—Probablementeyahayatratadodematarloantes—supusoelbrujo—.Aveces
seescapan.—Pero¿cómoregresaráalInstituto?—gimióTessa.—Esunchicolisto.Encontrarálamanera.Mepreocupamásllevartedevueltaa
tiantesdequealguiennotequenoestásysearmeun jaleo.—Llegarona laverjaprincipal, donde esperaba el carruaje, con Cyril descansando tranquilamente en elpescante,conelsombrerosobrelosojos.
TessalanzóaMagnusunamiradarebeldemientrasélabríalapuertadelvehículoyledabalamanoparaayudarlaasubir.
—¿YcómosabesqueWillyyono tenemoselpermisodeCharlottepara estaraquíestanoche?
—Dameunpocomásdecrédito,querida—repusoél,ysonriódeunamaneratancontagiosa que Tessa, con un suspiro, le dio la mano—. Bien —prosiguió—. TellevaréalInstituto,yporelcaminomelopuedescontartodo.
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13LAESPADAMORTAL
Tomamipartedeuncorazónveleta,lamíadeunmíseroamor;
cógeloodéjalo,comogustes,yomelavolasmanos.
CHRISTINAROSETTI,MaudeClare
—¡Oh, por todos los santos del cielo!—exclamó Sophie, saltando de la sillacuandoTessaabriólapuertadeldormitoriodeJessamine—.SeñoritaTessa,¿quéhaocurrido?
—¡Sophie!¡Chist!—Ellaagitólamanoadvirtiéndolamientrascerrabalapuertaasuespalda.Eldormitorioseguíacomolohabíadejado.Sucamisónysubataestabanpulcramente doblados sobre una silla, el espejo de plata quebrado estaba en eltocador, y Jessamine… Jessamine seguía profundamente inconsciente, con lasmuñecas atadas a los postes de la cama.La doncella, sentada en una silla junto alarmario,habíaestado,sinduda,allídesdequeWillyTessasemarcharon;aferrabauncepillodelpeloconunamano(TessasepreguntósiseríaparapegaraJessamineconél,enelcasodequesedespertara)ylamirabacongrandesojoscastaños.
—Pero señorita…—Sophiedejó la fraseamediasmientras lamiradadeTessacaíasobresupropioreflejoenelespejo.Nopudoevitarquedarseparada:elcabellolecaíarevueltosobreloshombros,lasperlasdeJessaminesehabíanquedadodondeWilllashabíaarrojado,ibadescalzaycojeaba,lasmediasblancasestabamuysucias,sóloteníaunguanteyelvestidolaestabaasfixiando—.¿Tanterriblehasido?
Tessa pensó de golpe en el balcón y en los brazos deWill rodeándola. «¡Oh,Dios!»Apartó ese pensamiento ymiró a Jessamine, que seguía durmiendo ajena atodo.
—Sophie,vamosatenerquedespertaraCharlotte.Notenemoselección.La chica la miró con ojos de cordero. Tessa no la culpó; ella también temía
despertar a la directora del Instituto. Tessa incluso le había rogado aMagnus queentrara con ella para ayudarla a explicar las noticias, pero él se había negado,aduciendoquelosdramasinternosdeloscazadoresdesombrasnoteníannadaqueverconél,yqueademásleestabaesperandounanovela.
—Señorita…—protestóSophie.—Tenemosquehacerlo.—Tanrápidocomopudo,Tessaleresumióloquehabía
pasado,exceptolaparteconWillenelbalcón.Nadieteníaporquésabereso—.Esto
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vamuchomásalládenosotros.NopodemosseguiractuandoaespaldasdeCharlotte.La sirvientanoprotestómás.Dejóel cepilloenel tocador, sepusoenpiey se
alisólasfaldas.—IréabuscaralaseñoraBranwell,señorita.Tessasedejócaerenlasillajuntoalacama,conunamuecadedolorcuandoel
vestidodeJessaminelapellizcó.—MegustaríaquemellamarasTessa.—Losé,señorita.—Sophiesalióycerrólapuertaasuespaldasinhacerruido.
Magnusestabatumbadoenelsofádelsalónconlospiesenaltocuandocaptóelalboroto.SonriósinmoversealoíraArcherprotestaryaWillhacerlomismo.Unospasosseacercaronalapuerta.PasóunapáginadellibrodepoesíaqueleíamientraséstaseabríayWillentraba.
Elchicoapenasestabareconocible.Suelegantetrajeestabarotoyllenodebarro;elabrigo,rasgadodearribaabajo,ylasbotas,conbarropegado.Teníaelalborotadocabello en punta, ymúltiples rasguños lemarcaban el rostro, como si lo hubieranatacadounadocenadegatosalavez.
—Lolamento,señor—sedisculpóArcherdesconsolado—.Mehaapartado.—Magnus—dijoWill.Teníaunasonrisadesatisfacciónenelrostro.Elmagole
había visto antes esa sonrisa, pero en esta ocasión demostraba auténtica alegría.TransformabaelrostrodeWill—.Dilequemedejepasar.
Magnusagitóunamano.—Déjalopasar,Archer.El siervohumanohizounamueca,y lapuerta secerróviolentamentedetrásde
Will.—Magnus.—Willfuehacialachimenea,mediotambaleándose,yseapoyóenla
repisa—.Novasacreerlo…—Chist—dijoelbrujo,conellibroabiertoentrelaspiernas—.Escuchaesto:
Estoycansadodelágrimasyrisas,YdehombresqueríenylloranDeloquepuedavenirdespuésAhombresquesiembranpararecoger.Estoycansadodelosdíasylashoras,Detrémuloscapullosentrefloresestériles,Dedeseosyensueñosdegloria,Ydetodo,exceptodedormir.
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—Swinburne —citó Will, aún apoyado en la repisa de la chimenea—.Sentimentalysobrevalorado.
—Túnosabesloqueesserinmortal.—Elbrujodejóellibroyseincorporó—.¿Yquéesloquequieres?
Willsesubiólamanga.Magnussetragóunsonidodesorpresa.Enelantebrazo,el chico tenía un largo corte, profundo y ensangrentado. La sangre le rodeaba lamuñecaylegoteabaporlosdedos.Alojadoenelcorte,comouncristalhalladoenlapareddeunacueva,habíaundienteblanco.
—¿Qué…?—comenzóMagnus.—Dientededemonio—explicóWill, jadeandounpoco—.Heperseguidoaese
cabrónazulportodoChiswick;semehaescapado,peroantesmehamordido.Sehadejado un diente en mí. Lo puedes usar, ¿verdad? ¿Para invocar al demonio?—Agarró lapiezayse laarrancó.Mássangremanó, lebajóporelbrazoysalpicóelsuelo.
—LaalfombradeCamille—protestóelmago.—Essangre—repusoWill—.Deberíaestarencantada.—¿Estás bien? —Magnus lo miró fascinado—. Estás sangrando mucho. ¿No
tienesunaestelaporalgúnlado?Unarunacurativa…—No me importan las runas curativas. Me importa esto. —Will dejó caer el
diente ensangrentado en la mano deMagnus—. Encuéntrame al demonio. Sé quepuedeshacerlo.
Magnusmiróeldienteconunamuecadeasco.—Sindudaquepuedo,pero…LaluzdelrostrodeWillparpadeó.—¿Pero?—Pero no esta noche —repuso el hechicero—. Puede costarme unos días.
Tendrásqueserpaciente.Elcazadordesombrasrespiródeformaentrecortada.—No puedo ser paciente. No después de esta noche. No lo entiendes…—Se
tambaleó y se aguantó agarrándose a la repisa. Alarmado,Magnus se levantó delsofá.
—¿Estásbien?Elcolordelrostrodelmuchachoibayvenía.Elcuellodelacamisaestabaoscuro
desudor.—Nolosé—jadeó—.Eldiente.Puedequeseavenenoso.Se quedó sin voz. Se cayó y se le pusieron los ojos en blanco. Con una
exclamación de sorpresa,Magnus cogió aWill antes de que se estrellara contra laalfombra;locogióenbrazosylollevóalsofá.
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Tessa,sentadaenlasillajuntoalacamadeJessamine,semasajeólasdoloridascostillasysuspiró.Elcorséseguíaclavándosele,ynoteníaniideadecuándotendríalaoportunidaddedesprendersedeél; ledolíanlospies,ytambiénlomásprofundodel alma.Ver aNate había sido como si le clavaran un cuchillo en una herida yaabierta.ÉlhabíabailadoconJessamine,habíaflirteadoconella,yhabíacharladodeldestinodeTessa,suhermana,comosinosignificaranadaparaél.
Supusoquenodebería sorprenderse,quedebería estarpor encimade cualquiersorpresaenloreferenteaNate.Peroledolíaigualmente.
YWill,aquellosmomentosenelbalcónconWillhabíansidolosmásturbadoresdesuvida.Despuésdelaformaenqueéstelehabíahabladoenel tejado,Tessasehabíajuradoquenuncapensaríaenélenunsentidoromántico.NoeraningúnoscuroHeathcliff,elprotagonistadeCumbresborrascosas,ocultandounapasiónsecreta,sehabíadichoasímisma,sinosólounchicoquesecreíademasiadobuenoparaella.Pero la manera en que la había mirado en el balcón, en que le había apartado elcabellodelrostro,inclusoellevetemblordelasmanoscuandolahabíatocado…,sindudatodoesonopodíaserelproductodeunamentira.
Aunqueella lohabía tocadode lamisma forma.Enesemomento loúnicoquehabía querido era aWill. Sin embargo, justo la noche anterior había acariciado ybesado a Jem, había sentido que lo amaba, le había permitido verla comonadie lahabía visto antes. Y al pensar en él en esos instantes, al pensar en su silencio deaquellamañana, su ausencia en la cena, lo volvía a echar demenos, con un dolorfísicoquenopodíaserunamentira.
¿Sepodíadeverdadamaradospersonasalavez?¿Sepodíadividirelcorazónendos?¿OerasóloqueelepisodioconWillenelbalcónhabíasidounalocurainducidaporlasdrogasdelosbrujos?¿Habríasidoigualconcualquiera?Esaidealarondabacomounfantasma.
—Tessa.Al oír su nombre casi pegó un bote. La voz era casi un susurro. Pertenecía a
Jessamine. Tenía los ojosmedio abiertos, y la luz se reflejaba parpadeante en susprofundidadescastañas.
Tessaseirguióenelasiento.—Jessamine.¿Estás…?—¿Quéhapasado?—Lachicamoviólacabezadeunladoaotro,ansiosa—.No
lorecuerdo.—Tratódesentarseyahogóungritoalnotarqueteníalasmanosatadas—.¡Tessa!¿Qué…?
—Esportupropiobien,Jessamine.—Letemblólavoz—.Charlotte…tienequehacerteunaspreguntas.Seríamuchomejorsiestuvierasdispuestaacontestarle…
—La fiesta.—Jessamine movió los ojos de un lado a otro, como si estuvieraviendoalgoqueellanopodíaver—.Sophie,esepequeñomono,estabarebuscando
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entremiscosas.Laencontréconlainvitaciónenlasmanos…—Sí, la fiesta —repuso Tessa—. En casa de Benedict Lightwood. Ibas a
encontrarteallíconNate.—¿Has leído su nota?—Jessaminemovió la cabeza hacia el lado de golpe—.
¿No sabes que es grosero e indecoroso leer la correspondencia privada de otrapersona?—Tratódesentarsedenuevo,yotravezcayósobre lasalmohadas—.Detodosmodos,nolafirmó.Nopuedesprobar…
—Jessamine,ahoranosacarásnadaconmentir.Puedoprobarlo,porqueheidoalafiestayhehabladoconmihermanoallí.
LabocadeJessamineseabrióenunaOrosa.PorprimeravezpareciófijarseenloquellevabapuestoTessa.
—Mivestido—dijoamediavoz—.¿Tehasdisfrazadodemí?Tessaasintió.Losojosdelamuchachaseoscurecieron.—Eresantinatural—espetóenvozbaja—. ¡Unacriaturadesagradable!¿Qué le
hashechoaNate?¿Quélehasdicho?—Dejómuy claro que has estado espiando paraMortmain—contestóTessa, y
deseóquellegaranSophieyCharlotte.¿Porquéestaríantardandotanto?—.Quenoshastraicionado,informándoledetodasnuestrasactividades,obedeciendolasórdenesdeMortmain…
—¡¿Nuestras?! —gritó Jessamine, tratando de incorporarse hasta donde lepermitíanlascuerdas—.¡Túnoeresunacazadoradesombras!¡Nolesdebesningunalealtad! A ellos no les importas, como tampoco les importo yo. Sólo a Nate leimporto…
—Mi hermano —habló Tessa en una voz apenas controlada— es un asesinomentiroso, incapaz de sentir. Quizá se haya casado contigo, Jessamine, pero no teama.Loscazadoresdesombrasmehanayudadoyprotegido, igualquea ti.Y,aunasí, tú te vuelves contra ellos como un perro en cuantomi hermano chasquea losdedos.Teabandonará,suponiendoquenotemateprimero.
—¡Mentirosa!—gritólaotra—.Nolecomprendes.¡Nuncalohiciste!Sualmaesbuenaypura…
—Tanpuracomoelaguadeunaalcantarilla—repusoTessa—.Ylecomprendomuchomejorquetú;estáscegadaporsuencanto.Aélnoleimportasenabsoluto.
—Mentirosa…—Lohevistoensusojos.Lohevistoenlamaneraenquetemira.Jessaminelanzóungritoahogado.—¿Cómopuedessertancruel?Tessameneólacabeza.—Nopuedesverlo,¿verdad?—añadióentonoinquisitivo—.Parati,todoesun
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juego, como esasmuñecas de tu casita: moviéndolas, haciendo que se besen y secasen.Queríasunmaridomundano,yNateyaerasuficiente.Nopuedesverloquetutraiciónhacostadoaaquellosquesiempretehancuidado.
Jessamine mostró los dientes; en ese momento se parecía tanto a un animalacorraladoqueTessacasiseechóatrás.
—AmoaNate—afirmó—.Yélmeama.Túeres laquenoentiendesel amor.«Oh,nopuedodecidirmeentreWilloJem.¿Quédebohacer?»—laimitóenuntonomelindroso,yTessasesonrojófuriosamente—.¿YquésiMortmainquieredestruiraloscazadoresdesombrasdeGranBretaña?Pormí,yapuedenarder.
Tessaselaquedómirandoboquiabierta,yjustoenesemomentoseabriólapuertaa su espalda y entró Charlotte. Parecía demacrada por el agotamiento, llevaba unvestido gris que hacía juego con sus ojeras, pero caminaba erguida y con los ojosclaros.DetrásdeellaibaSophie,correteandocomoasustada,yunsegundodespuésTessa vio por qué: cerrando el grupo había una aparición en hábito de colorpergamino y el rostro escondido bajo la sombra de la capucha, con una espadaterriblemente brillante en la mano. Era el hermano Enoch, de los HermanosSilenciosos,conlaEspadaMortal.
—¿Podemosarder?¿Esesoloquehasdicho,Jessamine?—preguntóCharlotteenunavozduraypenetrantetandiferentealasuyaqueTessaselaquedómirando.
Laaludida lanzóungrito ahogado.Clavó losojos en la espadaque sujetabaelhermanoEnoch.Sugranempuñaduraestabatalladaenlaformadeunángelconlasalasextendidas.
ElencapuchadoalzólaEspadahaciaJessamine,quienseechóhaciaatrás,ylascuerdasquelesujetabanlasmuñecasalospostesdelacamasesoltaron.Lasmanoslecayeronmuertassobreelregazo.Ellaselasmiró,yluegoaladirectora.
—Charlotte,Tessaesunamentirosa.Esunasubterráneamentirosa…Lamujersedetuvojuntoalacamaymiróalachicasinalterarse.—Ésanoeslaimpresiónqueyotengodeellaporloquehevisto.¿Yquéhayde
Sophie?Siemprehasidounacriadatotalmentehonesta.—¡Mehagolpeado!¡Conunespejo!—Jessamineteníaelrostrorojodefuria.—Porque encontró esto. —Charlotte sacó la invitación, que Tessa le había
devueltoaSophie,delbolsillo—.¿Puedesexplicaresto,Jessamine?—IraunafiestanovacontralaLey.—Sonabatanmalhumoradacomoasustada
—.BenedictLightwoodesuncazadordesombras…—ÉstaeslaletradeNathanielGray.—LavozdeCharlottenoparecíaperdersu
imparcialidad, pensó Tessa. Había algo en ella que la hacía resultar aún másinexorable—.EsunespíabuscadoporlaClave,ytúhasestadoreuniéndoteconélensecreto.¿Porquérazón?
Jessamineabrióunpocolaboca.Tessaesperóexcusascomo:«Todoesmentira»,
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«Sophie se ha inventado la invitación», «Sólome veía conNate para ganarme suconfianza»,peroencambioaparecieronlágrimas.
—Loamo—confesó—.Yélmeama.—Asíquenostraicionaste—repusoCharlotte.—¡No lo hice!—alzó la voz—. ¡Diga lo que diga Tessa, no es verdad! Está
mintiendo.Siemprehatenidocelosdemí,y¡estámintiendo!CharlottemiróunmomentoaTessa.—¿Miente?¿YSophie?—Sophie me odia —sollozó Jessamine. Al menos, eso era cierto—. Deberías
echarlaalacalle,ysinreferencias…—Deja de complicar las cosas, Jessamine. No consigues nada. —La voz de
Charlottecortólossollozosdelamuchachacomounanavaja.SevolvióaEnoch—.Será fácil conseguir la auténtica historia. La Espada Mortal, por favor, hermanoEnoch.
ElHermanoSilenciososeacercó,apuntandoaJessamineconelarma.Tessamiróhorrorizada.¿IbaatorturaraJessamineensupropiacama,delantedetodos?
—¡No!¡No!—gritóésta—.¡Apártalodemí!¡Charlotte!—Suvozsealzóhastaconvertirse en un alarido que parecía hacersemás ymás agudo, hasta romper lostímpanosaTessa.
—Extiendelasmanos,Jessamine—ordenóCharlotteconfrialdad.Lachicanegóconlacabezasalvajemente,conelcabelloagitándosedeunladoal
otro.—Charlotte,no—intervinoTessa—.Nolehagasdaño.—Nointerfierascon loquenoentiendes,Tessa—contestó ladirectoraconuna
vozcortante—.Extiendelasmanos,Jessamine,oteirámuymal.Con lágrimas rodando por las mejillas, Jessamine extendió las manos, con las
palmas arriba. Tessa se tensó. De repente se sintió asqueada y apenada de habertenidoalgoqueverconeseplan.SiNatehabíaengañadoaJessamine,aellatambién.Jessienosemerecíaeso…
—Nopasanada—latranquilizóunavozbajaasuespalda.EraSophie—.Noleharádaño.LaEspadaMortalhacequelosnefilimdiganlaverdad.
ElhermanoEnochpusolahojadelaEspadaplanasobrelaspalmasdeJessamine.Lo hizo sin fuerza ni suavidad, como si casi no fuera consciente de ella comopersona. Soltó el arma y se apartó; incluso Jessamine miró sorprendida; la hojaparecióequilibrarsealaperfecciónsobresusmanos,totalmenteinmóvil.
—Noesuninstrumentodetortura,Jessamine—explicóCharlotte,conlasmanoscruzadas—.Debemosusarlasóloporquedeotramaneranopodríamosconfiarenquenosdijeraslaverdad.—Alzólainvitación—.Estoestuyo,¿no?
La muchacha no respondió. Estaba mirando al hermano Enoch con ojos muy
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abiertosycargadosdeterror,yelpechoselemovíaacelerado.—Nopuedopensar,noconesemonstruoenelcuarto…—Letemblabalavoz.Charlotteapretóloslabios,perosevolvióhaciaelhermanoEnochyledijoalgo.
Élasintió,luegoflotósilenciosamentefueradelahabitación.—Ya está—dijo lamujer cuando se cerró la puerta—. Estará esperando en el
pasillo.Nocreasquenoteatraparásiintentasescapar,Jessamine.Éstaasintió.Pareciódesmoronarse,rotacomounamuñecadeporcelana.Ladirectoraagitólainvitación.—Estoestuyo,¿no?YteloenvióNathanielGray.Éstaessuletra.—S…sí.—LaafirmaciónpareciósalirdeJessaminecontrasuvoluntad.—¿Cuántohacequelohasestadoviendoensecreto?Jessamineapretólaboca,peroletemblabanloslabios.Alcabodeunmomento,
un torrente de palabras brotó de su boca.Movió los ojos sorprendida, como si nopudieracreerqueestuvierahablando.
—Me envió unmensaje sólo unos días después de queMortmain invadiera elInstituto.Sedisculpabaporsucomportamientoconmigo.Decíaquemeagradecíaquelohubieracuidadoyquenohabíapodidoolvidarmiamabilidadnimibelleza.Tra…tratédenoprestarleatención.Perollegóunasegundacarta,yunatercera…Aceptéreunirmeconél.DejéelInstitutoenplenanocheynosencontramosenHydePark.Mebesó…
—Bastadeeso—laatajóCharlotte—.¿Cuánto tiempo tardóenconvencertedequenosespiaras?
—Dijo que sólo trabajaría paraMortmain hasta que pudiera reunir una fortunasuficienteparavivircómodamente.Ledijequepodíamosvivirjuntosconmidinero,peronoquisoaceptarlo.Teníaqueserelsuyo.Dijoquenoviviríadesumujer.¿Noesesonoble?
—¿Yparaentoncesyatehabíapedidomatrimonio?—Melopidió la segundavezquenosvimos—explicó faltadealiento—.Dijo
quesabíaquenuncahabríaotramujerparaél.Ymeprometióqueencuantotuvierasuficientedinero,yo tendría lavidaque siemprehequerido,quenunca tendríamosquepreocuparnosporeldinero,yquetendríamoshi…hijos.—Sorbiólaslágrimas.
—Oh,Jessamine.—Charlottecasiparecíatriste.Lachicasesonrojó.—¡Eracierto! ¡Meamaba!Lohaprobado. ¡Estamoscasados!Lohicimosde la
maneracorrectaenunaiglesiaconuncura…—Seguramenteenunaiglesiadesacralizadaconalgúncriadovestidodecura—
aventuróCharlotte—. ¿Qué sabes túde lasbodasmundanas, Jessie? ¿Cómo ibas asabersieraunabodareal?TedoymipalabradequeNathanielGraynoteconsiderasuesposa.
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—¡Síquelohace,sí,sí,sí!—gritóJessamine,ytratódeapartarsedelaEspada.Selequedóenlasmanoscomosiselahubieranclavado.Susalaridossubieronunaoctava—.SoyJessamineGray.
—EresunatraidoraalaClave.¿QuémáslehascontadoaNathaniel?—Todo —soltó Jessamine—. Dónde estabais buscando a Mortmain, qué
subterráneos habías contratado para tratar de dar con él. Por eso no estaba nuncadondelobuscabais.LeavisédelviajeaYork.PoresoenviólosautómatasalacasadelafamiliadeWill.Mortmainqueríaaterrorizarosparaquedejaraisdebuscarlo.Osconsideraunapestilentemolestia.Peronoostienemiedo.Osvencerá.Éllosabe.Yyotambién.
Charlotteseinclinóhaciaella,conlosbrazosenjarras.—Peronoconsiguióasustarnosparaquedejáramosdebuscarlo—replicó—.Y
losautómatasqueenvióparatratardecapturaraTessafracasaron…—No losenvióparacapturar aTessa.Oh, aún tieneplaneadohacerseconella,
peronodeesamanera,todavíano.Suplanestáapuntoderealizarse,yentoncesescuandodarálospasosparahacerseconelInstituto,paracapturaraTessa…
—¿Cuánapuntoestá?¿HaconseguidoabrirlaPyxis?—inquirióCharlotte.—No…nolosé.Creoqueno.—AsíquetúlehascontadotodoaNathanielyélnotehacontadonada.¿Yqué
hay deBenedict? ¿Por qué ha accedido a trabajarmano conmano conMortmain?Siemprehesabidoqueeraunhombredesagradable,peronoparecemuypropiodeéltraicionaralaClave.
Jessamine negó con la cabeza. Estaba sudando y se le pegaba el cabello a lassienes.
—Mortmain tiene algo que él quiere. No sé lo que es. Pero Benedict harácualquiercosaparaconseguirlo.
—Incluido entregarme a Mortmain —intervino Tessa. Charlotte pareciósorprendersealoírlayparecíairainterrumpirla,peroTessasiguióadelante—.¿Quéesesodehacerquemeacusenfalsamentedeestarenposesióndeobjetosdemagianegra?¿Cómovaaconseguirlo?
—ElLibrodeloBlanco—respondióJessamine—.Lo…cogídelestantecerradodelabibliotecayloescondíentuhabitacióncuandonoestabas.
—¿Enquésitio?—Unatabladelsuelosuelta…cercadelachimenea.—LaspupilasdeJessamine
eranenormes—.Charlotte…porfavor…Peroéstanocedía.—¿DóndeestáMortmain?¿HahabladoconNatedesusplanesparalaPyxis,para
susautómatas?—Yo…—Jessamine tragó aire, temblorosa. Tenía el rostro rojo oscuro—. No
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puedo…—Nate no se lo diría—intervinoTessa—.Sabía que podríamos descubrirla.Y
pensaríaqueJessaminecederíaantelatorturaylocontaríatodo.Élloharía.Laaludidalelanzóunamiradavenenosa.—Te odia, ¿sabes? —masculló—. Dice que durante toda su vida lo has
menospreciado, tú y tu tía con vuestra estúpidamoralidad provinciana, juzgándoloporloquehacía.Diciéndolesiempreloquedebíahacer,sinquererqueavanzaraenlavida.¿Sabescómotellama?
—Nomeimporta—mintióTessa; lavozle temblabaunpoco.Apesardetodo,oírquesuhermanolaodiabaledolíamásdeloquehabíapensado—.¿Tehadicholoquesoy?¿Porquétengoelpoderquetengo?
—Dijoquetupadreeraundemonio.—Jessaminetratódeesbozarunasonrisa—.Yquetumadreeraunacazadoradesombras.
La puerta se abrió con sigilo, con tanto que si Magnus no hubiera estado yadormitandoconunojomedioabierto,elruidonolohubieradespertado.
Alzólavista.Estabasentadoenunsillónjuntoalfuego,yaquesusitiofavoritoenelsofáestabaocupadoporWill.Éste,enmangasdeensangrentadacamisa,dormíaconelpesadosueñodelasdrogasylacuración.Teníaelantebrazovendadohastaelcodo,lasmejillassonrojadas,lacabezaapoyadaenelbrazosano.EldientequeWillsehabíaarrancadosehallabasobrelamesitajuntoaél,brillandocomoelmarfil.
Lapuertadelsalónseabrióasuespalda.Alvolversevioque,bajosuumbral,seencontrabaCamille.
Llevabaunacapadeviajedeterciopelonegrosobreunvestidoverdebrillantequele hacía juego con los ojos. Tenía el cabello recogido en lo alto de la cabeza conpasadores de esmeralda. Y mientras Magnus la observaba, se quitó los guantesblancosdecabritilla,deliberadamentedespacio,dedoadedo,y losdejóen lamesajuntoalapuerta.
—Magnus—dijo,ysuvoz,comosiempre,sonócomocampanillasdecristal—.¿Mehasañorado?
El brujo se incorporó en el asiento. La luz del fuego jugaba sobre el brillantecabellodelavampira,sulisapielblanca.Eradeunabellezaextraordinaria.
—No era consciente de que ibas a concederme el honor de tu presencia estanoche.
CamillemiróaWill,dormidoenelsofá.Curvóloslabiosenunasonrisa.—Evidentemente.—Nomehasenviadoningúnmensaje.Lociertoesquenomehasinformadode
nadadesdequetemarchastedeLondres.—¿Meestáshaciendounreproche,Magnus?—Camilleparecíadivertida.Flotó
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hasta detrás del sofá, se inclinó sobre el respaldo ymiró el rostro del cazador desombras—. Will Herondale —dijo—. Es encantador, ¿verdad? ¿Tu nuevoentretenimiento?
Envezderesponder,Magnuscruzósuslargaspiernasantesí.—¿Dóndehasestado?Camille se inclinó aún más; si hubiera tenido aliento, éste habría agitado el
cabelloquelecaíasobrelafrenteaWill.—¿Puedobesarlo?—No—contestóelmago—.¿Dóndehasestado,Camille?Todas lasnochesme
hetumbadoentusofáyheesperadoaoírtuspasosenelpasillo,ymehepreguntadodóndeestarías.Almenos,podríasdecírmelo.
Camilleseincorporóypusolosojosenblanco.—Oh,muy bien. Estaba en París, probándome unos vestidos.Unas vacaciones
muynecesariasparaalejarmedelosdramasdeLondres.Sehizounlargosilencio.—Estásmintiendo—laacusóMagnus,finalmente.Ellaabriólosojos,sorprendida.—¿Yporquédiceseso?—Porquees laverdad.—Sacódelbolsillounaarrugadacartay la tiróal suelo
entre ambos—.No se puede localizar a un vampiro, pero se puede localizar a unsiervodevampiro.TellevasteaWalker.NomeresultómuydifícillocalizarloenSanPetersburgo. Tengo informadores allí. Me hicieron saber que vivías allí con unamantehumano.
Camilleloobservó,conunsonrisitaenloslabios.—¿Yesotepusoceloso?—¿Queríasqueloestuviera?—Çam’est égal—repuso Camille, pasando al francés, como lo hacía cuando
quería fastidiarlodeverdad—.Meda lomismo.Élno teníanadaquever contigo.SóloeraunadiversiónmientrasestabaenRusia,nadamás.
—Yahoraestá…—Muerto. Así que no puede competir contigo. Debes dejarme que tenga mis
pequeñasdiversiones,Magnus.—¿Osino?—Osinomeenfadarémucho.—¿Tantocomoteenfadastecontuamantehumano,queacabóasesinadoporti?
—inquirióMagnus—.¿Quéhaydelapena?¿Lacompasión?¿Elamor?¿Oacasonosientesesaemoción?
—Yoamo—replicóCamille, indignada—.Túyyo,Magnus,queduramosparasiempre,amamosdeunamaneratalqueesinconcebibleparalosmortales;unaoscura
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llamaconstantecomparadaconsulucecitaefímerayparpadeante.¿Quéteimportan?La fidelidad es un concepto humano, que se basa en la idea de que estamos aquídurantepocotiempo.Nopuedesexigirmifidelidadparatodalaeternidad.
—Estúpidodemí.Pensabaquesí.Pensabaquealmenospodíaesperarquenomemintieras.
—Estás siendo ridículo—repuso ella—. Como un niño. Esperas que tenga lamoraldecualquiermundanocuandonosoyhumana,ytútampoco.Además,nohaynadaquepuedashaceralrespecto.Noacataréórdenes,ysobretodonodeunhíbridocomotú.—Éseeraeltérminoinsultantequelossubterráneosaplicabanalosbrujos—.Túestásentregadoamí;lohasdichotúmismo.Tudevocióntendráquesoportarmisdiversiones,yluegonosllevaremoslamardebien.Sino,tedejaré.Meimaginoquenoquerráseso.
Habíaunligerotonodedesprecioensuvozquehizoquealgoserompieraenelinterior delmago. Recordó la desagradable sensación en la garganta cuando habíallegado la carta de San Petersburgo. Y sin embargo, había esperado el regreso deCamille,confiandoenquetuvieraunaexplicación.Quesedisculpara.Quelepidieraquelaamaradenuevo.Peroenesemomento,aldarsecuentadequeélnovalíatodoesoparaella,ynuncalohabíavalido,losojosselecubrierondeunvelorojo;parecióenloquecerduranteunos segundos,porqueésa era laúnicaexplicaciónpara loquehizoacontinuación.
—Nomeimporta.—Sepusoenpie—.AhoratengoaWill.Ellasequedóboquiabierta.—Nopuedesdecirloenserio.¿Uncazadordesombras?—Serás inmortal, Camille, pero tus sentimientos son pasajeros y superficiales.
LosdeWillno.Élentiendeloqueeselamor.—Magnus,despuésdehabersoltadoesediscursocongrandignidad,cruzólasalaymovióaWillporelhombro—.Will.William.Despierta.
Elchicoabrióunosnubladosojosazules.Estaba tumbadodeespaldas,mirandohaciaarriba,yloprimeroqueviofueelrostrodeCamilleinclinadosobreéldesdeelrespaldodelsofá,observándolo.Seincorporódegolpe.
—PorelÁngel…—Oh,calla—repusoCamilleentonoperezoso,sonriendolojustoparamostrarla
puntadeunospequeñoscolmillos—.Novoyahacertedaño,nefilim.MagnusordenóqueWillsepusieraenpie.—Laseñoradelacasa—anunció—haregresado.—Ya lo veo.—Estaba ruborizado, y tenía el cuello de la camisa marcado de
sudor—.Encantado—dijoanadieenparticular,yMagnusnoestabasegurosiqueríadecirqueestabaencantadodeveraCamille,encantadoconlosefectosdelhechizocontraeldolorqueél lehabíarealizado,locualeraunaposibilidad,osimplemente
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hablandodenada.—Ypor tanto—continuóelbrujo,mientras leapretabaelbrazoalchicoenun
gestosignificativo—,tenemosqueirnos.Elmuchachoparpadeósorprendido.—Irnos¿adónde?—Notepreocupesdeesoahora,miamor.Willparpadeódenuevo.—¿Perdón?—Miró alrededor, como si se esperara amedias que hubiera gente
observándolos—.Eh…,¿dóndeestámiabrigo?—Inservible de sangre—contestó Magnus—. Archer lo ha tirado. —Hizo un
gesto de asentimiento hacia Camille—.Will se ha pasado toda la noche cazandodemonios.Estanvaliente…
Laexpresióndelavampiraeraunamezcladeasombroyenfado.—Soyvaliente—replicóWill.Parecíasatisfechodesímismo.Elbebedizocontra
eldolorlehabíaagrandadolaspupilas,ylosojosseleveíanmuynegros.—Síqueloeres—recalcóMagnus,ylobesó.Nofueelbesomásespectacular,
peroWill agitó su brazo libre como si se le hubiera posado encima una abeja; elhechicero esperó que Camille supusiera que eso era pasión. Cuando se separaron,Willparecíaperplejo.Eiguallesucedíaaella.
—Bueno—dijoMagnus,esperandoqueWillrecordaraqueestabaendeudaconél—.Tenemosquemarcharnos.
—Yo… pero… —Will se fue hacia un lado—. ¡El diente! —Corrió al otroextremode la sala, lo recuperó y se lometió aMagnus en el bolsillo del chaleco.Luego,despuésdehacerleunguiñoaCamille,que,pensóelbrujo,sóloDiossabríacómoellainterpretaría,salióairosamentedelasala.
—Camille…—comenzóMagnus.Ella tenía los brazos cruzados sobre el pecho y le lanzaba una mirada
emponzoñada.—Liándoteconcazadoresdesombrasamisespaldas—dijoconunavozglacial
—.¡Yenmipropiacasa!Laverdad,Magnus.—Señalólapuerta—.Porfavor,saldemiresidenciaynoregreses.Confíoennotenérteloquedecirdosveces.
Él estuvo encantado de satisfacer su voluntad.Unmomento después, se reuníaconWillenlaacerafrentealacasamientrasseponíaelabrigo,suúnicapertenenciaen elmundo excepto por lo que tenía en los bolsillos, y abrochándose los botonesparaevitarelairefrío.Noquedabamucho,pensó,paraquelasprimeraslucesgrisesdeldíailuminaranelcielo.
—¿Mehasbesado?—inquirióWill.Magnustomóunadecisióninstantánea.—No.
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—Pensaba…—Aveces,losefectosresidualesdeloshechizoscontraeldolorpuedenproducir
alucinacionesmuyextravagantes.—Oh—repusoelcazadordesombras—.Quécurioso.—MirólacasadeCamille.
Magnus veía la ventana del salón, con las cortinas de terciopelo verde cerradas—.¿Adóndevamos ahora? ¿Y sobre lo de invocar al demonio? ¿Tenemos algún lugaradondepoderir?
—Yo tengo adónde ir—contestóMagnus, agradeciendo en silencio la fijaciónobsesiva deWill por invocar al demonio—. Tengo un amigo en cuya casa puedoquedarme. Tú regresa al Instituto. Me pondré a trabajar con tu maldito diente dedemonioencuantopueda.Teenviaréunmensajetanprontocomosepaalgo.
Willasintiólentamente,luegomiróhaciaelnegrocielo.—Las estrellas—comentó—.Nunca las había visto tan brillantes. Creo que el
vientohabarridolaniebla.MagnuspensóenlaalegríaenelrostrodeWillmientrashabíaestadosangrando
enelsalóndeCamille,apretandoeldientedeldemonioenlamano.«Dealgunamanera,nocreoqueseanlasestrellaslasquehancambiado.»
—¿Una cazadora de sombras? —exclamó Tessa—. Eso no es posible. —SevolvióenredondoymiróaCharlotte,encuyorostrovioreflejadasupropiasorpresa—.Noesposible,¿verdad?Willmedijoqueloshijosdecazadoresdesombrasydedemoniosmuerenantesdenacer.
Ladirectoraestabanegandoconlacabeza.—No.Noesposible.—PeroJessaminetienequedecirlaverdad…—objetóTessaconvozvacilante.—Tiene que decir la verdad según la cree ella —repuso Charlotte—. Si tu
hermanolemintió,peroellalecreyó,diráesocomosifueralaverdad.—Natenuncamementiría—escupióJessamine.—Si la madre de Tessa era una cazadora de sombras —expuso la mujer con
frialdad—,entoncesNatetambiénesuncazadordesombras.Lasangredecazadordesombras da cazadores de sombras. ¿Alguna vez te mencionó eso? ¿Que fuera uncazadordesombras?
Lachicaparecíaasqueada.—¡Natenoesuncazadordesombras!—bramó—.¡Yolohabríasabido!Nunca
mehabríacasado…—Dejólafrasecolgandoysemordisqueóellabio.—Bueno, es una cosa u otra, Jessamine—remarcóCharlotte—.O bien te has
casadoconuncazadordesombras,loqueseríaunasupremaironía,o,lomásseguro,te has casado conunmentirosoque te usará y te tirará.Debedehaber sabidoquefinalmentetedescubriríamos.¿Yquépensabaquetepasaríaatientonces?
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—Nada. —Jessamine parecía alterada—. Dijo que erais débiles. Que no mecastigaríais.Quenotendríaselvalordehacermeunverdaderodaño.
—Seequivocaba—repusoladirectora—.HastraicionadoalaClave.YBenedictLightwoodtambién.CuandoelCónsulseenteredeesto…
Jessamineseechóareírconunsonidodébilyroto.—Díselo. Eso es exactamente lo que quiereMortmain—farfulló—.N…no te
molestesenpreguntarmeporqué.Nolosé.Peroséqueloquiere.Asíquesueltatodoloquetevengaengana,Charlotte.Sóloconseguirásquetetengaensupoder.
Éstaseaferróalamaderadelospiesdelacama,contalfuerzaquelasmanosselequedaronblancas.
—¿DóndeestáMortmain?Jessamine se estremeció y negó con la cabeza, con el cabello flotándole de un
ladoaotro.—No…—¿DóndeestáMortmain?—Es… está—jadeó—. Está…—Jessamine tenía el rostro casi púrpura, y los
ojos se le salíande lasórbitas.Estabaagarrando laEspadacon tanta fuerzaque lasangreseleescurríaentrelosdedos.TessamiróaCharlottehorrorizada—.Idris—soltóJessaminefinalmente,ysedesplomósobrelaalmohada.
Lamujersequedódepiedra.—¿Idris?—repitió—.¿MortmainestáenIdris,nuestrohogar?Jessamineparpadeó.—No.Noestáallí.—¡Jessamine! —Charlotte parecía a punto de saltar sobre la muchacha y
sacudirlahastaque lecastañetearan losdientes—.¿CómopuedeestarenIdrisynoestar?Sálvate,niñaestúpida.¡Dinosdóndeestá!
—¡Para!—gritóJessamine—.Para,meduele…Charlotte la miró con gran dureza. Luego se fue a la puerta de la habitación;
cuandoregresó,elhermanoEnochestabaconella.CruzólosbrazossobreelpechoyseñalóaJessamineconunmovimientodelabarbilla.
—Algonovabien,hermano.LehepreguntadodóndeestabaMortmain;hadichoqueenIdris.Cuándoselohevueltoapreguntar,lohanegado.—Suvozseendureció—.¡Jessamine!¿HarotoMortmainloshechizosdeproteccióndeIdris?
Éstasoltóunsonidoahogado;elairesilbabaalentrarleysalirledelpecho.—No,nolohahecho…Lojuro…Charlotte,porfavor.Charlotte.ElhermanoEnochhablóconfirmeza,ysuspalabrasresonaronen la
mentedeTessa.Basta.Hayalgúntipodebloqueoenlamentedelachica,algoqueMortmainhapuestoahí.NosprovocaconlaideadeIdris,peroellaconfiesaqueélno está allí. Esos bloqueos son muy fuertes. Si continúas interrogándola así, el
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corazónpodríafallarle.Charlotteseapartó,derrotada.—Entonces,¿qué…?Déjame llevarla a la Ciudad Silenciosa. Tenemos nuestras formas de desvelar
secretosencerradosen lamente,secretosque incluso lapropiachicapuedenoserconscientedesaber.
El hermano Enoch le sacó la Espada a Jessamine de las manos. Ésta casi nipareció notarlo. Su mirada estaba fija en Charlotte, con los ojos muy abiertos ycargadosdepánico.
—¿LaCiudaddeHueso?—susurró—.¿Dondeyacenlosmuertos?¡No!¡Noiréallí!¡Nosoportoeselugar!
—Entonces, dinos dónde está Mortmain —replicó la directora, con una vozglacial.
Jessaminesólocomenzóasollozar.Charlottenolehizocaso.ElhermanoEnochlaobligóalevantarse;seresistió,peroelHermanoSilenciosolasujetabaférreamentecon unamano,mientras que la otra se cerraba sobre la empuñadura de la EspadaMortal.
—¡Charlotte!—Jessamine gritó lastimera—. Charlotte, por favor, ¡a la CiudadSilenciosano!Enciérrameenlacripta,entrégamealConsejo,pero,porfavor,nomeenvíessolaaese…¡aesecementerio!¡Memorirédemiedo!
—Deberías haber pensado en eso antes de traicionarnos—replicó la mujer—.HermanoEnoch,llévatela,porfavor.
LachicaseguíachillandocuandoelHermanoSilencioso laalzóyse lapusoalhombro.MientrasTessalosmirababoquiabierta,élsaliódelasala,llevándosela.Losgritosy lossollozosdeJessamine resonaronporelpasillohastamuchodespuésdequelapuertasecerraratrasellos…yluegopararondegolpe.
—Jessamine…—comenzóTessa.—No le ha pasado nada. Seguramente le debe de haber puesto una runa de
silencio. Eso es todo. No hay nada de lo que preocuparse—dijo la directora delInstituto,ysesentóenelbordedelacama.Semirólasmanos,pensativa,comosinolepertenecieran—.Henry…
—¿Debodespertarlo,señoraBranwell?—preguntóSophieconsuavidad.—Está en la cripta, trabajando…No queríamolestarlo.—La voz deCharlotte
sonabadistante—.Jessaminehaestadoconnosotrosdesdequeeraunaniña.Hubierasidodemasiadoparaél,demasiado.Henrynoescapazdeningunacrueldad.
—Charlotte.—Tessa le tocó el hombro con suavidad—.Charlotte, tú tampocoerescruel.
—Hagoloquedebohacer.Nohaynadadeloquepreocuparse—insistióésta,yrompióallorar.
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14LACIUDADSILENCIOSA
Bramóella:«Ardopordentro.Niunmurmulloderespuesta.
¿Quéseráloquemeborrarálospecadosymesalvarádemorir?».
LORDALFREDTENNYSON,ElPalaciodeArte
—¿Jessamine?—repitióHenry, laquedebíadeser laquintaosextavez—.Nopuedocreerlo.¿NuestraJessamine?
Tessasefijóenquecadavezqueéllodecía,Charlottetensabaunpocomásloslabios.
—Sí—dijoelladenuevo—.Jessamine.NoshaestadoespiandoeinformandodetodosnuestrosmovimientosaNate,quelepasabalainformaciónaMortmain.¿Deborepetirlootravez?
Henrylamirósorprendido.—Perdón,cariño.Teheestadoescuchando.Sóloque…—Suspiró—.Sabíaque
noerafelizaquí.Peronopensabaquenosodiara.—No creo que lo hiciera, o lo haga—repuso Jem, que se hallaba junto a la
chimenea del salón, con un brazo sobre la repisa. No se habían reunido paradesayunar comode costumbre; no se había dichooficialmente por qué, peroTessasupusoquelaideadeiradesayunar,conellugardeJessaminevacío,comosinadahubierapasado,habíasidodemasiadoparaCharlotte.
Ésta sólo había llorado un instante aquella noche antes de recuperar lacompostura;habíarechazadolosintentosdeSophieydeTessadeayudarlaconpañosfríos o té; había sacudido la cabeza secamente y repetido que no debía permitirsehundirse así, que era elmomento de hacer planes, de la estrategia.Había ido a lahabitacióndeTessa,conéstaylasirvientacorriendotrasella,yhabíaidoprobandocon las tablas de suelo hasta que sacó un librito, como una Biblia familiar,encuadernado en cuero blanco y envuelto en terciopelo. Se lo había metido en elbolsilloconunaexpresióndedeterminación,haciendocasoomisoalaspreguntasdeTessa. Por la ventana, se veía el cielo comenzar a clarear con la pálida luz delamanecer.Conaspectoagotado,ledijoaSophiequeavisaraaBridgetdequesirvieraun desayuno sencillo en el salón, y se lo dijera a Cyril para que informara a loshombres.Luegosehabíaido.
Conlaayudadeladoncella,Tessapudo,porfin,quitarseelvestidodeJessamine;
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se había bañado y se había puesto su propio vestido amarillo, el que Jessamine lehabía comprado. Pensó que el color podría mejorarle el ánimo, pero seguíasintiéndosetristeycansada.
ViotambiéntristezaycansancioreflejadosenelrostrodeJemcuandoentróenelsalón. El chico tenía ojeras, y apartó rápidamente la mirada de ella. Eso le dolió.También la hizo pensar en la noche anterior, conWill, en el balcón. Pero aquellohabíasidodiferente,sedijo.Aquellohabíasidoelresultadodelospolvosdebrujo,unalocurapasajera.NadacomoloquehabíapasadoentreJemyella.
—Nocreoquenosodiara…odie—repitióJemenesemomento,corrigiendoeluso del pasado—.Siempre ha sido alguien llena de deseos. Siempre ha estado tandesesperada…
—Esmiculpa—dijoCharlotte amediavoz—.No ladeberíahaberobligadoareconocerqueesunacazadoradesombrascuandoeraalgoqueelladespreciabacontantaintensidad.
—¡No,no!—Henry seapresuróa tranquilizara suesposa—.Siemprehas sidoamableconella.Hashechotodoloquehaspodido.Haymecanismosqueestántan…tanrotosquenosepuedenreparar.
—Jessaminenoesunreloj,Henry—replicósuesposaenuntonoremoto.Tessasepreguntósi seguiríaenfadadaconelhombreporno recibiraWoolseyScottconella, o si simplemente estaba enfadada con elmundo—.Quizá debería envolver elInstitutoconunlazoyregalárseloaBenedictLightwood.Éstaeslasegundavezquehemostenidounespíabajonuestrotechosinsaberlohastadespuésdequesehubierainfligidounconsiderabledaño.Esevidentequesoyunaincompetente.
—En cierto sentido ha sido sólo un espía—comenzó sumarido, pero se callócuandoCharlottelelanzóunamiradaquepodríahaberfundidoelcristal.
—SiBenedictLightwoodestátrabajandoparaMortmain,noselepuedepermitirque tenga la custodia del Instituto —dijo Tessa—. Lo cierto es que el baile queofrecióanochedeberíasersuficienteparadescalificarlo.
—Elproblemaseráprobarlo—repusoJem—.Benedictlonegarátodo,yserásupalabracontralatuya…,ytúeresunasubterránea…
—Está Will —mencionó Charlotte, frunciendo el ceño—. Y hablando de él,¿dóndeestá?
—Sin duda durmiendo hasta tarde—contestó Jem—, y en cuanto a lo de sertestigo,bueno,todoscreenqueWillesunlunático…
—Ah—exclamóunavozdesdelapuerta—,ospilloenvuestrareuniónanualde«todoscreenqueWillesunlunático»,¿eh?
—Esbianual—bromeóJem—.Yno,noesesareunión.WillbuscóaTessaconlosojos.—¿SabenlodeJessamine?—preguntó.Parecíacansado,peronotantocomoella
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hubiera pensado.Estaba pálido, sin embargo, había un entusiasmo contenido en élqueeracasi…alegría.Tessanotóqueelestómagoledabaunvuelcoalrecordar lanocheanterior;lasestrellas,elbalcón,losbesos…
¿CuándohabríavueltoWill a casa?, pensó. ¿Cómohabría llegado? ¿Yporquéparecía tan… excitado? ¿Estaría horrorizado por lo que había pasado en el balcónentre ellos, o lo encontraríamuy divertido?Y,Dios santo, ¿se lo habría contado aJem?«Polvosdebrujo»,serepitiódesesperada.Nohabíasidoellamisma,nohabíaactuado por propia voluntad. Sin duda, Jem podría entenderlo. Le rompería elcorazónhacerdañoaJem.Siaélleimportaba…
—Sí,sabenlodeJessamine—contestórápidamente—.LahaninterrogadoconlaEspadaMortalylahanllevadoalaCiudadSilenciosa,yenestemomentoestamosreunidos para decidir qué hacer ahora, y esmuy importante.Charlotte estabamuyafectada.
Éstalamiróperpleja.—Bueno, lo estás —dijo Tessa, casi sin aliento por hablar tan de prisa—. Y
estabaspreguntandoporWill…—Yaquíestoy—repusoéste,mientrassedejabacaerenunasilla juntoaJem.
Llevabaunbrazovendado,ylamangabajadaenpartesobrelavenda.Lasuñasdeesamanoestabanllenasdesangreseca—.MealegrodeoírqueJessamineestáenlaCiudadSilenciosa.Elmejorlugarparaella.¿Cuáleselsiguientepaso?
—Ésaesjustamentelareuniónquetratamosdetener—ironizóJem.—Bueno,¿quiénsabequeestáallí?—preguntóWill,siendopráctico.—Sólonosotros—contestóCharlotte—yelhermanoEnoch,peroélhaaccedido
anoinformaralaClavehastadentrodeundíaoasí.Hastaquedecidamosquéhacer.Loquemerecuerdaquedeberétenerunaspalabrascontigo,Will,porsalircorriendoacasadeBenedictLightwoodsininformarme,yporllevaraTessacontigo.
—No había tiempo que perder —se excusó el muchacho—. Para cuando tehubiéramos despertado y hubiéramos conseguido que aceptaras el plan, Nathanielpodría haberse marchado. Y no puedes decir que fuera una terrible idea. HemosaveriguadomuchosobreNathanielyBenedictLightwood…
—NathanielGrayyBenedictLightwoodnosonMortmain.Willhizoundibujoenelaireconsuslargosyelegantesdedos.—Mortmaineslaarañaenelcorazóndelatelaraña—sentenció—.Cuantomás
averiguamos, más sabemos de hasta dónde llega su alcance. Antes de anoche noteníamosniideadequetuvieraningunaconexiónconlosLightwood;ahorasabemosqueBenedict es sumarioneta.Yopropongoquevayamosa laClavee informemossobreBenedictyJessamine.DejemosqueWaylandseencarguedeellos.VeamosquécuentaBenedictbajolaEspadaMortal.
Charlottesenegó.
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—No,no…nocreoquepodamoshacereso.Willechólacabezahaciaatrás.—¿Yporquéno?—Jessamine dijo que eso era exactamente lo que Mortmain quería que
hiciéramos.YlodijobajolainfluenciadelaEspadaMortal.Noestabamintiendo.—Peropodríaestarequivocada—repusoWill—.Mortmainpodríahaberprevisto
estacircunstanciayhaberhechoqueNatelemetieraesaideaenlacabeza.—¿Crees queMortmain podría haber pensado con trata previsión?—preguntó
Henry.—Sinduda—contestóWill—.Esehombreesunestratega.—Sediounostoques
enlasien—.Comoyo.—¿AsíquetúcreesquedebemosacudiralaClave?—inquirióJem.—Claroqueno—exclamóWill—.¿Ysifueracierto?Entoncesnossentiríamos
comocompletosidiotas.Ladirectoraalzólasmanos.—Peroacabasdedecir…—Ya sé lo que he dicho —lo interrumpió Will—. Pero hay que mirar las
consecuencias.SivamosalaClaveynosequivocamos,entonceshabremosjugadoafavordeMortmain.Aúnnosquedanunosdíasparaquesecumplaelplazo.AcudiralaClaveantesnonos sirvedenada.Si investigamosypodemosprocederconmásseguridad…
—¿Ycómoproponesqueinvestiguemos?—quisosaberTessa.Will volvió la cabeza para mirarla. No había nada en sus ojos azules que
recordaraalWilldelanocheanterior,quelahabíaacariciadocontantaternura,quehabíasusurradosunombrecomosifueraunsecreto.
—El problema con interrogar a Jessamine es que incluso obligada a decir laverdad,loquesabeeslimitado.Sinembargo,tenemosotraconexiónconelMagíster.Alguienqueseguroquesabemuchomás.Tuhermano.ÉlaúnconfíaenJessamine.Siellalollama,entoncespodremoscapturarlo.
—Jessaminenuncaaccederáahacerlo—aventuróCharlotte—.Noahora…Willlamirómuyserio.—Estáistodosatontados,¿no?—soltóél—.Claroqueno.LepediremosaTessa
unarepeticióndesupapelestelarcomoJessamine,lajovendamatraidora.—Esoparecepeligroso—apuntóJemamediavoz—.ParaTessa.Ésta lo miró rápidamente, y captó un destello en sus ojos plateados. Era la
primera vez que él la había mirado desde que ella había salido de su dormitorioaquellanoche.¿Sehabíaimaginadolapreocupaciónensuvozcuandohabíahabladodelpeligroquecorreríaella,oerasimplemente lapreocupaciónqueJemsentíaporcualquiera? No desear su muerte era una simple cortesía, no…, no lo que ella
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esperabaqueélsintiera.—Tessa no tienemiedo—repusoWill—. Y no correrá gran peligro. Nosotros
enviaremosunanota para concertar un encuentro enun lugar dondepodamos caersobreél con facilidady rapidez.LosHermanosSilenciosospueden torturarlohastaquenosdélainformaciónquenecesitamos.
—¿Torturar?—seextrañóJem—.EselhermanodeTessa…—Torturadlo—replicóésta—.Siesnecesario.Osdoymipermiso.Charlottelamirósorprendida.—Nopuedesdecirloenserio.—Dijistequehabíaunamaneradeescarbarensumenteenbuscadesecretos—
explicó lamundana—.Tepedíqueno lohicieras,yno lohiciste.Te loagradezco,perono teharémanteneresapromesa.Escarbadensumentesiesnecesario.Todoestoesmásimportanteparamíinclusoqueparavosotros,yalosabes.ParavosotrossetratadelInstitutoydelaseguridaddeloscazadoresdesombras.Amítambiénmeimporta eso, Charlotte. Pero Nate está trabajando para Mortmain. Mortmain, quequiereatraparmeyusarmeparaalgoquesigosinsaberquées.Mortmain,quepuedesaberquésoy.NateledijoaJessaminequemipadreeraundemonioymimadreunacazadoradesombras…
Willseincorporóensuasiento.—Eso es imposible—saltó—.Cazadores de sombras ydemonios…nopueden
procrear.Nopuedenproducirhijosvivos.—Entonces,quizáfueraunamentira,comolamentiradequeMortmainestabaen
Idris—dedujoTessa—.EsonoquieredecirqueMortmainnosepalaverdad.Debosaberquésoy.Yademás,creoqueesoeslaclavedeporquémequiere.
HabíatristezaenlosojosdeJemcuandolamiró,yluegoalejólamirada.—Muy bien —aceptó—. Will, ¿cómo propones que lo atraigamos a ese
encuentro?¿CreesqueconocelaletradeJessamine?¿Esposiblequetenganalgunaseñalsecretaentreambos?
—DebemosconvenceraJessamine—respondióWill—dequenosayude.—Por favor, no sugieras que la torturemos—replicó Jem, irritado—.Ya se ha
usadolaEspadaMortal.Noshadichotodoloquepuede…—La EspadaMortal no nos dio sus lugares de reunión ni cualquier código o
nombre cariñoso que puedan usar—contestóWill—. ¿No lo entiendes?Ésta es laúltimaoportunidadde Jessamine.Suúltimaoportunidaddecooperar.Deconseguirclemenciade laClave.Deserperdonada.InclusosiCharlotteconservael Instituto,¿creesquedejaráneldestinodeJessamineennuestrasmanos?No,estaráenmanosdelCónsulyelInquisidor.Ynoseránamables.Sinohaceestopornosotros,puedeperdersuvida.
—Noestoymuyseguradequeleimportesuvida—comentóTessa.
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—Atodoelmundoleimporta—repusoWill—.Todoelmundoquierevivir.Jemsevolviódegolpeymiróalfuego.—Lapreguntaesaquiénpodemosenviarparapersuadirla—señalóCharlotte—.
Yonopuedoir.Meodiaymeculpamásqueanadie.—Podríairyo—propusoHenry,consuamablecaramarcadaporlapreocupación
—.Talvezpudierarazonarconlapobrechica,hablarledelalocuradelprimeramor,delorápidoquedesapareceantelasdurasrealidadesdelavida…
—No.—EltonodeCharlotteeradefinitivo.—Bueno,dudomuchoquequieravermeamí—dijoWill—.TendráqueserJem.
Esimposibleodiarlo.Inclusoesedemoniodegatoloadora.Jemdejóescaparaire,aúnmirandohaciaelfuego.—IréalaCiudadSilenciosa—aceptó—.PeroTessatienequevenirconmigo.Lachicalomiróperpleja.—Oh,no—contestó—.MeparecequeJessaminenomeapreciamucho.Creeque
lo he traicionado terriblemente al disfrazarme de ella, y lo cierto es que no puedoculparla.
—Sí—admitióJem—,peroereslahermanadeNate.Siloamacomodicesqueloama…—Susojosseencontraronconlosdeella—.ConocesaNate.Puedeshablardeélconautoridad.Puedequelehagascreerloqueyonopodría.
—Muybien—accedióTessa—.Lointentaré.Esopareció indicarel finaldeldesayuno;Charlottecorrióa llamarparaqueun
carruajedelaCiudadSilenciosafueraarecogerlos;asíeracomoalosHermanoslesgustaba hacer las cosas, explicó.Henry regresó a su cripta y sus inventos, y Jem,despuésdemurmuraralgoaTessa,fueabuscarsuabrigoysusombrero.SóloWillsequedó,mirandoelfuego,yTessa,alverquenoseiba,esperóhastaquelapuertasecerrótrasJemyfueacolocarseentreWillylasllamas.
Élalzólentamentelamirada.Aúnllevabalaropadelanocheanterior,aunquelablancapecheraestabamanchadadesangreyla levitadesgarrada.Tambiénteníauncorteenlamejilla,bajoelojoizquierdo.
—Will.—¿NosesuponequetienesqueirconJem?—Eiré—replicóella—.Peroantesnecesitoquemeprometasalgo.Élmiróelfuego;Tessapodíaverlasbailoteantesllamasreflejadasensuspupilas.—Entonces, dime rápido lo que es. Tengo asuntos importantes que atender. Y
tengo planeado estar demal humor toda la tarde, seguido, quizá, de una noche demelancolíabyrónicayluegoalgodedisipación.
—Disipatodoloquequieras.Sóloquieroquemeaseguresquenoledirásanadieloqueocurrióentrenosotrosanocheenelbalcón.
—¡Oh, eras tú!—soltóWill, con el aire de alguien que acaba de recordar un
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detallesorprendente.—Déjatedetonterías—replicóella,dolidaapesardetodo—.Estábamosbajoel
influjo de unos polvos de brujos. No significó nada. Incluso ni me culpo por loocurrido, pormuy tontoque te estés poniendo ahora.Peronohace falta quenadiemáslosepa,ysifuerasuncaballero…
—Peronolosoy.—Perosíeresuncazadordesombras—contraatacóellaconvenenoenlavoz—.
Ynohayfuturoparauncazadordesombrasquetonteaconbrujos.LosojosdeWillrefulgieron.—Yameaburremetermecontigo,Tess.—Dame tupalabradequenose lodirásanadie,ni siquieraa Jem,yme iréy
dejarédeaburrirte.—Tienesmipalabra,porelÁngel—dijoél—.Paraempezar,noeraalgode lo
quetuvieralaintencióndealardear.Aunquenoséporquéestástaninteresadaenquenadieaquísospechedetufaltadevirtud.
LaimagendeJemdestellóenlacabezadeTessa.—No—replicóella—.Nolosabes.Sevolvióenredondosobrelostalones,semarchódelasalaylodejómirándola
perplejo.
SophieseapresurabaporPiccadilly,conlacabezagachaylosojosclavadosenelpavimento. Estaba acostumbrada a los murmullos apagados y algunas que otrasmiradasfijascuandosalíayleveíanlacicatriz;habíaperfeccionadounamaneradecaminarqueleocultabaelrostrobajoelaladelsombrero.Noseavergonzabadeesamarca,peroodiabalasmiradasdecompasióndequienesselaveían.
Llevaba uno de los vestidos viejos de Jessamine. Todavía no había pasado demoda, pero Jessamine era una de esas chicas que llamaban«histórico» a cualquiervestido que hubiera llevado más de tres veces, y o bien los dejaba de lado o losrehacía.Eraunvestidoderayasverdesyblancas,enunasedaconaguas.Elsombreroestabaadornadoconunasflorecillasdecera,blancasyconhojasverdes.Enconjunto,pensabaSophie,podíapasarporunamuchachadebuenafamilia—sobretodosisecubríalasásperasmanosconunpardeguantesdecabritilla—,exceptoporelhechodequeestabaenlacallesola.
VioaGideonantesdequeéllaviera.Estabaapoyadocontraunafarolacercadela gran puerta de la caballeriza, verde claro, de Fortnum &Mason. A Sophie, elcorazónlediounvuelcodentrodelpechoalmirarlo,tanapuestovestidodeoscuro,consultando la hora en un reloj de oro sujeto al bolsillo del chaleco por una finacadena. Sophie se detuvo un momento, observando a la gente pasar alrededor, laajetreadavidalondinenserugiendoanteél,yGideontantranquilocomounarocaen
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medio de un furioso torrente. Todos los cazadores de sombras tenían algo así, esacalma,esatenebrosaauradeseparaciónquelosmanteníalejosdelacorrientedelavidamundana.
Entonces, él alzó lamiraday la vio, y sonrió con esa sonrisaque le iluminabatodoelrostro.
—SeñoritaCollins—dijo,yendohaciaella,yellatambiénfuehaciaél,sintiendoalhacerloqueestabaentrandoenelcírculodesuseparación.Elcontinuoruidodeltráfico,tantodepeatonescomodevehículos,pareciódisminuir,ysólofueronGideonyella,mirándoseenlacalle.
—SeñorLightwood—repusoSophie.El rostro de él cambió, sólo un poco, pero ella se percató.También vio que él
sujetabaalgoenlamanoizquierda,unacestadepicnictrenzada.Ellamirólacestayluegoaél.
—UnadelafamosascestasdeFortnum&Mason—explicóélconunasonrisademediolado—.Quesostilton,huevosdecodorniz,mermeladadepétalosderosa…
—SeñorLightwood—repitióella,interrumpiéndoloparasupropiasorpresa.Unsirvientenuncainterrumpíaauncaballero—.Heestadodelomásinquieta,inquietaenmipropiacabeza,yameentiende,sobresidebíaveniraquíono.Finalmentehedecididoquedebíahacerlo,aunquesólofueraparadecirlecaraacaraquenopuedoverle.Hepensadoqueselomerecía,aunquenoestoysegura.
Él lamiró,asombrado,yenesemomento,ellavionoauncazadordesombrassinoaunchiconormal,comoThomasoCyril,conunacestadepicnicenlamanoeincapazdeocultarsusorpresaysudecepción.
—SeñoritaCollins,sihehechoalgoquelahayaofendido…—Nopuedoverle.Esoestodo—zanjólaconversaciónSophie,ysevolvió,con
la intención de apresurarse a regresar por donde había llegado. Si se daba prisa,podríacogerelsiguienteómnibusdevueltaalaCity…
—SeñoritaCollins,porfavor.—EraGideon,trasella.Nolatocó,perocaminabaasulado,conexpresiónconsternada—.Yaséquées—añadióderepente—.Will.Selohadicho,¿verdad?
—Quedigaesomedaaentenderquehayalgoquecontar.—SeñoritaCollins,selopuedoexplicar.Sólovengaconmigo…poraquí.Él torcióunaesquina,yellaseencontrósiguiéndolo, inquieta.Sehallabanante
St.James’sChurch;éllallevóporunladoyluegoporunaestrechacallequecubríalaseparaciónentrePiccadillyyJermynStreet.Allítodoestabamástranquilo,aunqueno desierto; varios peatones que pasaban les lanzaron miradas curiosas; la chicamarcadayelapuestochicoderostropálido,dejandoconcuidadounacestadepicnicasuspies.
—Es por anoche—dijo él—. El baile en casa de mi padre en Chiswick. Me
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parecióveraWill.Ymepreguntabasiselocontaríaalrestodeustedes.—Entonces, ¿lo confiesa? Que usted se hallaba allí, en ese depravado…, ese
inapropiado…—¿Inapropiado? Era mucho peor que inapropiado —repuso Gideon, con más
pasiónde la que ella nunca le había oído emplear.A su espalda, la campanade laiglesiadiolahora;élpareciónooírla—.SeñoritaCollins,todoloquepuedohaceresjurarlequehastaanochenoteníaniideadelaescoriaconlaquemipadresecodeaylos hábitos destructivos a los que se entrega. He estado en España los últimosmeses…
—¿Yélnoeraasíantes?—preguntóSophie,incrédula.—Nodeltodo.Esdifícildeexplicar.—Sumiradafuemásalládeella,ysusojos
verdegrisseveíanmástormentososquenunca—.Mipadresiemprehasidodelosquedesobedecenlasconvenciones,quecaminanporellímitedelaLey,sinoesquelleganatransgredirla.Siemprenoshabíaenseñadoquetodoelmundofuncionabaasí,que todos los cazadores de sombras lo hacían. Y nosotros, Gabriel y yo, al haberperdidoanuestramadre,noteníamosningúnejemplomejorqueseguir.Nofuehastaque llegué a Madrid cuando comencé a comprender hasta dónde llegaba la…incorreccióndemipadre.NotodoelmundodesobedecelaLeyytuercelasreglas,ysemetratócomosifueraalgúntipodemonstruoporcreerqueesoeraasí,hastaqueme enmendé.La investigación y la observaciónmehan llevado a creer que semedieron unos principiosmuymalos para seguir, y que se hizo de forma deliberada.SólopodíapensarenGabrielyencómopodríasalvarlodeesedescubrimientoo,almenos,dellegaraéldeunamaneratanbrusca.
—¿Ysuhermana,laseñoritaLightwood?Gideonnegóconlacabeza.—Ellahabíaestadoprotegidadetodoeso.Mipadrecreequelasmujeresnohan
detenernadaqueverconlosaspectosmásoscurosdelsubmundo.No,soyyoquienél creequedebe conocer sus relaciones, porque soyel herederode losLightwood.Pensandoenesofuecomomipadremellevóconélalafiestadeanoche,enlacual,supongo,Willmevio.
—¿Ustedsabíaqueélestabaallí?—Estaba tan asqueado por lo que veía en esa sala que finalmente conseguí
abrirme paso y salí al jardín para tomar aire fresco. El hedor de los demoniosmeprovocabanáuseas.Allífuera,viaalguienconocidopersiguiendoaundemonioazulporelparqueconunagrandeterminación.
—¿ElseñorHerondale?Elmuchachoseencogiódehombros.—No tenía ni idea de qué estaba haciendo allí; sabía que no podían haberlo
invitado,ynomeimaginabacómosehabríaenteradodelafiesta.Tampocosabíacon
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quérelacionarsupersecucióndeldemonio.Noheestadosegurohastaquehevistolamiradaensurostrocuandoustedmehamirado,ahoramismo…
—Pero¿lehadichoustedalgoasupadreoaGabriel?—LavozdeSophieseoyómásaltayseca—.¿Losaben?¿LodelseñoritoWill?
Élnególentamenteconlacabeza.—Noleshedichonada.NocreoqueesperaranallíaWilldeningúnmodo.Se
supone que los cazadores de sombras del Instituto deben estar persiguiendo aMortmain.
—Yloestán—afirmóSophielentamente,ycuandolaúnicaexpresióndeélfuede incomprensión, añadió—:Esascriaturasmecánicasde la fiestade supadre, ¿dedóndecreeustedqueproceden?
—Nopensénada…,supusequeeranalgúntipodejuguetesdelosdemonios…—SólopuedenprocederdeMortmain—aseveróSophie—.Ustednohavistoa
susautómatasantes,peroelseñorHerondaleylaseñoritaGraysí,yambosestabanseguros.
—Pero¿porquémipadretienealgodeMortmain?Sophiemeneólacabeza.—Quizánodeberíahacermepreguntasdelasquenoquieresaberlasrespuestas,
señorLightwood.—SeñoritaCollins.—Elcabellolecayósobrelosojos;seloechóhaciaatráscon
ungesto impaciente—.SeñoritaCollins, séquecualquiercosaquemedigaserá laverdad.Enmuchos sentidos,de todas laspersonasqueheconocidoenLondres, laencuentrolamásdignadeconfianza…muchomásquemipropiafamilia.
—Esomeparece unagrandesgracia, señorLightwood, porquehacemuypocotiempoquenosconocemos.
—Espero cambiar eso. Al menos camine hasta el parque conmigo, Soph…señoritaCollins.Explíquemeesaverdadde laquehabla.Si entoncesaúndeseanotenermásrelaciónconmigo,respetarésusdeseos.Sólolepidounahoradesutiempo.—Lerogóconlamirada—.¿Porfavor?
Casi contra su voluntad, Sophie sintió compasión por ese chico de ojostormentososqueparecíatansolo.
—Muybien—contestó—.Iréalparqueconusted.
Todo un viaje en carruaje con Jem, pensó Tessa, y el estómago se le retorciómientras se ponía los guantes y se lanzaba una última mirada en el espejo de sudormitorio.Hacíasólodosnoches,esaideanolehabíaproducidoningunasensaciónnueva o rara; había estado preocupada por Will, y había sentido curiosidad porWhitechapel,yJem lahabíadistraídoamablementemientrasviajaban,hablandodelatín,griegoyparabatai.
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¿Y esta vez? Sentía como si tuviera un montón de mariposas sueltas en elestómagoantelaideadeestarencerradaenunespaciopequeñoconél.Secontemplóelpálidorostroenelespejo,sepellizcólasmejillasysemordióloslabiosparadarlescolor;luegocogióelsombreroqueestabaenlaperchajuntoaltocador.Selocolocósobre el cabello castaño; se descubrió deseando tener rizos dorados como los deJessamine,ypensó:«¿Podría?».¿LeseríaposibleCambiarsólounapequeñapartedesímisma,concederseuncabellorelucienteoquizáunacinturamásestrechaolabiosmáscarnosos?
Seaparatódelespejo,negandoconlacabeza.¿Cómonohabíapensadoanteseneso?Perocontodo,lasimpleideadehacerloleparecíacomounatraiciónasupropiorostro;siinclusosuspropiosrasgosnoeranconlosquehabíanacido,¿cómopodríajustificaresaexigencia,esanecesidaddesabercuálerasupropianaturaleza?«¿NosabequenoexisteunaTessaGray?»,lehabíadichoMortmain.Siempleabasupoderparavolversusojosdecolorazulcielooparaoscurecerselaspestañas,¿noleestaríadandolarazón?
Meneó la cabeza para tratar de quitarse esos pensamientos de encimamientrassalíacorriendodesudormitorioysedisponíaabajarlaescalerahastalaentradadelInstituto.Uncarruajenegro,sinescudodearmas,esperabaenelpatio,tiradopordoscaballos del color del humo. En el asiento del cochero se hallaba un HermanoSilencioso, no era el hermano éste sino otro de sus hermanos al que Tessa noreconoció.SurostronoestabatanmarcadocomoeldeEnoch,porloquepudoverbajolacapucha.
ComenzabaabajarlaescaleracuandolapuertaseabrióasuespaldayJemsalió;hacía frío, él llevaba un abrigo gris ligero que hacía que su cabello y sus ojos sevieranmásplateadosquenunca.Elmuchachomiróhaciaelcielo, igualmentegris,cargadodenubesdebordesnegros.
—Serámejorquenosmetamosenelcarruajeantesdequecomienceallover.Eraunafrasebiencorriente,perodetodasformas,Tessasequedósinhabla.Lo
siguióensilenciohastaelvehículoylepermitióayudarlaasubir.Mientrasélhacíalopropiodetrásycerrabalapuerta,Tessasefijóenquenollevabasubastónespada.
Comenzaron a avanzar con una sacudida. Tessa, con lamano en la ventanilla,soltóungrito.
—¡Lasverjas…estáncerradas!Elcarruaje…—Chist.—Jemlepusolamanoenelbrazo.Ellanopudoevitarahogarungrito
cuandoelcarruajealcanzólasverjasdehierrocerradasconuncandado…ypasóatravésdeellas,comosinofueranmássólidasqueelaire.Tessanotóquesoltabaelaire con una exhalación de sorpresa—. Los Hermanos Silenciosos poseen magiasextrañas—comentóélydejócaerlamano.
Enesemomentocomenzóallover,yelcieloseabriócomosifueraunabolsade
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aguacalientepinchada.Lachicacontemplófijamenteelexteriorapartandolacortinamientras el coche pasaba a través de los viandantes como si fueran fantasmas, semetíaenlasaberturasmáspequeñasentreedificios,traqueteabaporunpatioyluegopor un almacén, con cajas por todos lados, y finalmente aparecía enEmbankment,que estaba resbaladizo y húmedo por la lluvia además de por el agua gris delTámesis.
—Oh, Dios santo—exclamó Tessa y cerró la cortina—. Dime que no vamosdirectosalrío.
Jemrió.Inclusoconlaimpresión,esasrisasfueronbienrecibidas.—No.LoscarruajesdelaCiudadSilenciosasóloviajanportierra,queyosepa,
aunque sí que viajan de una forma peculiar. Las primeras veces es un pocoimpresionante,peroteacostumbras.
—¿De verdad?—Tessa lo miró directamente. Ése era el momento. Tenía quedecirlo antes de que su amistad comenzara a resentirsemás.Antes de que pudierahabermástensión—.Jem.
—¿Sí?—De… debes saber… lo mucho que tu amistad significa para mí—comenzó
torpemente—.Y…Unaexpresióndedolorcruzóelrostrodelchico.—No,porfavor.Cogidaacontrapié,Tessaseloquedómirandosorprendida.—¿Quéquieresdecir?—Siempre que dices la palabra «amistad», se me clava como un cuchillo —
contestóél—.Seramigosesalgomuybonito,Tessa,ynolodesprecio,peroyallevotiempoesperandoquepudiéramossermásqueamigos.Ypensé,despuésde laotranoche,quemisesperanzasnoeranvanas.Peroahora…
—Ahoraloheestropeadotodo—susurróella—.Losientomuchísimo.Élmirópor laventana;ellapudosentirqueestaba tratandodecontrolaralguna
fuerteemoción.—Nodebesdisculpartepornocorresponderamissentimientos.—Pero…—Estabaperpleja,y sólopodíapensarencalmareldolordeJem,en
hacerlesentirsemenosherido—.Meestabadisculpandopormicomportamientodelaotranoche.Fueatrevidoeinexcusable.Loquedebesdepensardemí…
Éllamirósorprendido.—Tessa, nopuedes creer eso, ¿verdad?He sidoyoquien se ha comportadode
unaformainexcusable.Casinihepodidomirartedespués,pensandoenlomuchodequedebíasdedespreciarme…
—Nuncapodríadespreciarte—dijoTessa—.Noheconocidonuncaanadie tanamableybuenocomotú.Pensabaqueerastúelqueestabasdecepcionadodemí.Que
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medespreciabas.Jemparecíaasombrado.—¿Cómopodríadespreciartecuandofuemipropialocuraloquecondujoaloque
pasó entre nosotros? Si no hubiera estado tan desesperado, hubiera mostrado máscontrol.
«Quieredecirquehubiera tenidosuficientecontrolparapararme—pensóTessa—. No espera que yo me comporte con propiedad. Supone que no está en minaturaleza.»
Tessavolvióamirarfijamenteporeltrozodeventanillaquenotapabalacortina.Elríoeravisible:botesnegroscabeceandoenlamarea,lalluviamezclándoseconelaguasucia.
—Tessa.—Semoviópara sentarse a su ladoenvezde enfrente, con su rostro,ansiosoyhermoso,cercadeldeella—.Séquealaschicasmundanasselesenseñaquenohandetentaraloshombres.Queloshombressondébilesylasmujerestienenque contenerlos. Te aseguro que las costumbres de los cazadores de sombras sondiferentes.Másigualitarias.Fueresponsabilidaddelosdoshacer…loquehicimos.
Ellaseloquedómirando.Eratanamable…,pensó.Parecíaleerlelostemoresenelcorazónyhaceralgoparaborrarlosantesdequeellapudieraexpresarlosenvozalta.
PensóenWill.En loquehabíaocurridoentreellos lanocheanterior.Apartóelrecuerdo del frío aire que los rodeaba, del calor que emanaban de sus cuerposmientras se abrazaban. La habían drogado, y también a él.Nada de lo que habíandichoohechosignificabamásquelosbalbuceosdeunadictoalopio.Nohacíafaltadecírseloanadie;nohabíasignificadonada.Nada.
—Di algo, Tessa. —A Jem le temblaba la voz—. Me temo que piensas quelamento loocurridoesanoche.Noescierto.—Lerozó lamuñecaconelpulgar, lapieldesnudaentreelpuñodelvestidoyelguante—.Sólolamentoqueocurrieratanpronto.Mehubieragustado…cortejarteantes.Llevarteapasear,conunacarabina.
—¿Unacarabina?—Tessaseechóareírapesardesímisma.Élcontinuódecidido:—Explicartemissentimientosantesdemostrártelos.Escribirtepoemas…—No te gusta la poesía—repuso Tessa, y en la voz se le escapó una media
carcajadadealivio.—No.Perotúmehacesquererescribirla.¿Nocuentaesoparanada?Tessasonrió.Seinclinóylomiróalacara,tancercadeellaquepodíadistinguir
cadapestañaporseparado,laslevescicatricesensublancocuellodondeanteshabíaMarcas.
—Esocasiparecepreparado,JamesCarstairs.¿Acuántaschicashashechoperderlacabezaconesaobservación?
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—Sólohayunachicaalaquemeimportahacerleperderlacabeza—contestóél—.Lapreguntaes:¿lapierde?
Ellalesonrió.—Lapierde.Un momento después, sin saber muy bien cómo había pasado, él la estaba
besando, sus labios suaves sobre los de ella, la mano cubriéndole la mejilla y labarbilla,sujetándoleelrostro.Tessaoyóunlevecrujidoysediocuentadequeeraelruido de las flores de seda del sombrero al chafarse contra el lateral del carruajecuandoelcuerpodeélpresionóeldeellahaciaelrespaldodelasiento.Ellaleagarrólassolapasdelabrigo,tantoparamantenerlocercacomoparanocaerse.
Elcarruajesedetuvoconunasacudida.Jemseapartódeella,perplejo.—PorelÁngel—dijo—.Quizásíquenecesitemosunacarabina.Tessameneólacabeza.—Él.Yo…Élseguíapareciendoanonadado.—Creoqueserámejorquemesienteallí—afirmó,ysepasóalasientofrentea
él.Tessamiróhacialaventanilla.VioqueelParlamentosealzabasobreellos,conlasoscurastorrescontrastandoconuncieloqueclareaba.Habíadejadodellover.Tessano estaba segura de por qué se había interrumpido lamarcha; lo cierto fue que elvehículo siguió adelante al cabo de un rato, rodando directamente hacia lo queparecíaunpozodesombrasnegrasquesehabíaabiertoanteellos.Estavezyasabíalosuficienteparanoahogarungritodesorpresa;sesumergieronenlaoscuridad,yluego emergieron a una gran sala de basalto iluminada con antorchas que ellarecordabadelareunióndelConsejo.
Elcarruajesedetuvoy laspuertasseabrieron.VariosHermanosSilenciosossequedaron al otro lado, con el hermano Enoch a la cabeza. Dos hermanos losfranquearon,cadaunosujetandounaardienteantorcha.Llevabanlacapuchaechadahaciaatrás.Amboseranciegos,aunquesóloauno,comoaEnoch,parecíafaltarlelosojos; los otros los tenían cerrados, con runas escritas en negro sobre ellos. Todosteníanlabocacosida.
Bienvenida de nuevo a la Ciudad Silenciosa, hija de Lilith, dijo el hermanoEnoch.
Porunmomento,TessaquisobuscarlamanodeJemparanotarsucálidapresión,para que fuera él quien la ayudara a descender del coche. Entonces pensó enCharlotte.Charlottetanpequeñayfuerte,quenoseapoyabaennadie.
Bajósola,ylostaconesdesusbotasresonaronsobreelsuelodebasalto.—Gracias, hermano Enoch—respondió—. Estamos aquí para ver a Jessamine
Lovelace.¿Nosllevaránconella?
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LosprisionerosdelaCiudadSilenciosasehallabanbajoelprimernivel,másalládepabellóndelasEstrellasParlantes.Unalúgubreescaleraconducíahastaallí.LosHermanosSilenciosospasaronprimero, seguidosdeJemyTessa,quenosehabíanhablado desde que descendieron del carruaje. Aunque no era un mutismo tenso.Había algo en la abrumadora grandeza de la Ciudad de Hueso, con sus enormesmausoleosysusaltísimosarcos,quelahacíasentirsecomosisehallaraenunmuseoounaiglesia,dondeseimponíaelsilencio.
Al final de la escalera, un corredor serpenteaba en dos sentidos; losHermanosSilenciosostorcieronhacialaizquierda,yguiaronaJemyaTessacasihastaelfinaldelmismo.Mientrasavanzaban,pasabanantefilasyfilasdepequeñasestancias,cadaunaconunapuertabarradaycandado.Todasconteníanunacama,un lavamanosynadamás. Las paredes eran de piedra, y el olor era de agua y humedad. Tessa sepreguntósiseencontraríanbajoelTámesis,oenalgúnlugartotalmentediferente.
Finalmente,losHermanosSilenciosossedetuvieronanteunapuerta,lapenúltimadelpasillo.ElhermanoEnochtocóelcandadoylascadenasquelacerrabancayeronalsuelo.
Sedbienvenidos, dijo el hermanoEnoch,mientras se apartaba.Os esperaremosfuera.
Jempusolamanoenelpicaporteyvaciló,mirandoaTessa.—Quizádeberíashablarconellaunmomentoasolas.Demujeramujer.Tessasequedósorprendida.—¿Estásseguro?Laconocesmejorqueyo…—Pero tú conoces a Nate—repuso Jem, y apartó los ojos de ella durante un
instante.Tessa tuvo la sensacióndequehabíaalgoqueno lequeríadecir.EraunasensacióntanpocohabitualcuandosetratabadeJemquenoestabaseguradecómoreaccionar—. Me reuniré contigo en unos momentos, en cuanto la hayastranquilizado.
Tessa asintió con lentitud. El hermano Enoch abrió la puerta, y ella entró,estremeciéndoselevementecuandolapesadapuertasecerródegolpeasuespalda.
Eraunahabitaciónpequeña,comolasotras,depiedra.Habíaunlavamanosyloquedebíadehabersidounajarradeagua;estabahechapedazosenelsuelo,comosialguienlahubiera tiradoconfuerzacontra lapared.Enlaestrechacamasehallabasentada Jessamine, vestida con un sencillo camisón blanco, envuelta en una bastamanta.El cabello le caía sobre loshombroscomoserpientes retorcidas,y tenía losojosrojos.
—BienvenidaTessa.Bonitolugarparavivir,¿noteparece?—ironizóJessamine.Lavozlesonabaáspera,comosituvieralagargantahinchadadetantollorar.Miróala mundana, y le comenzó a temblar el labio inferior—. ¿Te… te ha enviadoCharlotteparallevarmedevueltaalInstituto?
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Tessanegóconlacabeza.—No.—Pero…—Losojoscomenzaronallenárseledelágrimas—.Nopuededejarme
aquí.Puedooírlos,durante toda lanoche.—Seestremecióy searrebujómásen lamanta.
—¿Quépuedesoír?—A los muertos—contestó Jessamine—. Susurrando en sus tumbas. Si estoy
aquímuchotiempo,meuniréaellos.Losé.Tessa se sentó en el borde de la cama y, con cuidado, le tocó el cabello,
acariciándolelosenredos.—Esonopasará—legarantizó,yJessaminecomenzóasollozar.Selesacudían
loshombros.Impotente,Tessapaseólavistaporlaestancia,comoenbuscadealgoqueenesamiserableceldapudieradarlelainspiraciónquenecesitaba—.Jessamine,tehetraídoalgo.
Lachicaalzóelrostromuylentamente.—¿EsdeNate?—No—respondióTessaconsuavidad—.Esalgotuyo.—Loextrajodelbolsillo
yextendiólamanohaciaJessamine.EnlapalmateníaunadiminutamuñequitaquehabíasacadodelacunadelacasademuñecasdeJessamine—.BebéJessie.
Jessaminehizoun«oh»guturalyarrebatólamuñecadelamanodeTessa.Selaapretóconfuerzacontraelpecho.Losojosseleanegaron,ylaslágrimascomenzaronadejarchurretesenlasuciedaddesurostro.Tessapensóquedabamuchapenaverla.Consóloque…
—Jessamine —habló Tessa de nuevo. Le parecía como si la joven fuera unanimalquenecesitaracalmarse,yquerepetirsunombreenuntonoamablepudieracontribuiraello—.Necesitamosquenosayudes.
—ParatraicionaraNate—soltóJessamine—.Peronosénada.Nisiquieraséporquéestoyaquí.
—Sí,síquelosabes.—EraJem,queentrabaenlacelda.Estabasonrojadoylefaltaba el aliento, como si hubiera estado corriendo. Lanzó a Tessa una miradacómplice y cerró la puerta a su espalda—. Sabes exactamente por qué estás aquí,Jessie…
—¡Porqueme he enamorado!—soltó ésta—. Tú deberías saber cómo es. VeocómomirasaTessa.—Lanzóaéstaunamiradaenvenenadamientraslamundanaseruborizaba—.Comomínimo,Nateeshumano.
Jemnoperdiólacompostura.—No he traicionado al Instituto por Tessa —repuso—. No he mentido y he
puestoenpeligroalosquesiempremehancuidadodesdequemequedéhuérfano.—Sinoerescapazdehacerlo—dijoJessamine—,entoncesnolaamasdeverdad.
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—Siellamelopidiera—replicóJem—,yosabríaqueellanomeamarealmente.Jessaminetragóaireyapartóelrostrodeél,comosilahubieraabofeteado.—Tú—hablóenunavozapagada—.Siemprehepensadoqueeraselmejor.Pero
ereshorrible.Todossoishorribles.CharlottemetorturóconlaEspadaMortalhastaque se lo conté todo. ¿Qué más puede querer de mí? Ya me habéis obligado atraicionaralhombrealqueamo.
Con el rabillo del ojo, Tessa vio a Jem poner los ojos en blanco.Había ciertateatralidad en la desesperación de Jessamine, como la había en todo lo que hacía,perobajoesepapeldemujer injustamente tratadaenelquesehabíametido,Tessanotóqueestabarealmenteasustada.
—Sé que amas a Nate —comenzó Tessa—. Y sé que no seré capaz deconvencertedequeélnotecorresponde.
—Estáscelosa…—Jessamine,Natenopuedeamarte.Hayalgoqueno le funcionabien, le falta
algunapiezaenelcorazón.Diossabequemitíayyotratamosdenohacercaso,dedecirnosque sóloeran travesurasydesconsideración juvenil.Peroasesinóa su tía,¿telohacontado?,matóalamujerquelohabíacriadoydespuésseriódeelloantemí.Notieneempatía,notienecapacidaddegratitud.Siloescudasahora,noganarásnadaantesusojos.
—Y tampoco será probable que lo vuelvas a ver —añadió Jem—. Si no nosayudas,laClavenuncatesoltará.Estarásaquíconlosmuertosparatodalaeternidad,suponiendoquenotecastiguenconunamaldición.
—Nate dijo que intentaríais asustarme—les acusó Jessamine con un hilillo devoz.
—Nate también te dijo que laClave yCharlotte no te harían nada porque sondébiles—le recordóTessa—.Ysehademostradoquenoescierto.Tedijo sólo loqueteteníaquedecirparaquehicierasloqueélqueríaquehicieras.Esmihermano,ytedigoqueesuntramposoyunmentiroso.
—Tenemos que escribirle una carta —propuso Jem—, contándole que te hasenteradodeuncomplotsecretodeloscazadoresdesombrascontraMortmain,yquesereúnacontigoestanoche…
Jessaminenegóconlacabeza,pellizcandolaburdamanta.—Nolotraicionaré.—Jessie. —La voz de Jem era amable; Tessa no sabía cómo la chica podía
resistírsele—.Porfavor.Sóloteestamospidiendoquetesalvesatimisma.Envíaestemensaje;dinosdóndesoléisveros.Estoestodoloquetepedimos.
Ellanegóconlacabeza.—Mortmain—dijo—.Mortmainosganará.Entonces,derrotaráalosHermanos
SilenciososyNatevendráabuscarme.
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—Muybien—aceptóTessa—.Supongamosquepasaeso.DicesqueNateteama.Entonces, te lo perdonará todo, ¿no? Porque cuando un hombre ama a unamujer,entiendequeseadébil.Quenopuedaresistirsecontra,porejemplo,latortura,comoloharíaél.
Jessaminelanzóungemido.—Entenderáqueesfrágilydelicada,yqueesfácilengañarla—continuóTessa,y
letocóelbrazoaJessamineconmuchasuavidad—.Jessie,decidecuálestuelección.Si no nos ayudas, laClave lo sabrá, y no serán clementes contigo. Si nos ayudas,Nate lo entenderá. Si te ama…nopodrá hacer otra cosa. Porque el amor significaperdonar.
—Yo… —Jessamine miró de uno a otro, como un conejo asustado—. ¿TúperdonaríasaTessa,siestuvieraenmilugar?
—Leperdonaríacualquiercosa—aseveróJem.Ella no podía ver su expresión, estaba mirando a Jessamine, pero notó que el
corazónledabaunvuelco.NopodíamiraraJem,temíaquesuexpresióntraicionarasussentimientos.
—Jessie,porfavor—insistióTessa.Jessamineguardósilencioduranteunbuenrato.Cuandohabló,suvozeraunleve
susurro.—Túteencontrarásconél,supongo,disfrazadademí.Tessaasintió.—Debes vestirte de chico —explicó—. Cuando me encuentro con él por las
noches,siemprevistocomounchico.Esmásseguroparaatravesarlascallessola.Élse lo esperará.—Alzó la vista y se apartó las greñasdel rostro—. ¿Tenéis papel ypluma?—preguntó—.Escribirélanota.
CogióloquelepasabaJemycomenzóaescribir.—Tendréqueconseguiralgoacambiodeesto—dijo—.Sinomedejansalir…—Noloharán—aclaróJem—hastaqueseconfirmequetuinformaciónescierta.—Entonces,almenosdeberíandarmemejorcomida.—Despuésde terminarde
escribirlanota,selapasóaTessa—.Lasropasdechicoquellevoestándetrásdelacasademuñecas, enmidormitorio.Veconcuidadoalmoverla—añadió,yporunmomento, volvió a ser Jessamine, con sus altivos ojos castaños—.Y si tienes quecogermeropa,hazlo.Hasestadollevandolosmismoscuatrovestidosquetecompréenjuniounayotravez.Eseamarilloesunaantigualla.Ysinoqueréisquenadieseenteredequeosbesáisenloscarruajes,deberíasevitarllevarunsombreroconfloresquesechafanconfacilidad.Lagentenoesciega,¿sabes?
—Esoparece—repusoJemcongravedad,ycuandoTessa lomiró,sonrió,sóloparaella.
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15MILMÁS
Hayalgohorribleenunaflor;ésta,rotaenmimano,esunadeésas
queélacabadetirar;noviviráotrahora.Haymilmás;noseañoraunarosa.
CHARLOTTEMEW,InNunheadCemetery
ElrestodeldíaenelInstitutopasóenunambientedegrantensión,mientrasloscazadoresdesombrassepreparabanparaenfrentarseaNateesanoche.Denuevonohubo comidas formales, sólo ajetreo. Las armas se sacaban y se limpiaban, sepreparaba el equipo y se consultabanmapas,mientrasBridget, canturreando tristesbaladas, llevaba bandejas de emparedados y tazas de té de arriba abajo por lospasillos.
SinohubierasidoporlainvitacióndeSophiede«vengaypruebeesto»,Tessanohabríacomidonadaentodoeldía;detodasformas,elnudoqueteníaenlagargantasólo le permitió dar unos bocados de emparedado antes de sentirse como si seahogara.
«Voyaver aNate estanoche—pensaba,mirándoseal espejomientrasSophie,arrodillada a sus pies, le ataba las botas, unas botas de chico del alijo de ropas dehombrequeescondíaJessamine—.Yluegovoyatraicionarlo.»
PensóencómoNatesehabíaapoyadoensuregazoduranteelcaminodevueltadesde la residenciadeDeQuincey,y en cómohabíagritado sunombrey sehabíaagarrado a ella cuando el hermano Enoch había aparecido. Se preguntó cuánto detodoesohabíasido fingido.Con total seguridad,almenosenparteélhabíaestadorealmenteaterrado:abandonadoporMortmain,odiadoporDeQuincey,enlasmanosdeunoscazadoresdesombrasenlosquenoteníamotivosparaconfiar.
Exceptoqueella lehabíadichoqueerande fiar.Yaélno lehabía importado.HabíaqueridoloqueMortmainleofrecía.Másdeloquehabíadeseadolaseguridaddeella.Másdeloquelehabía importadonada.Todosesosañospasadosjuntos,eltiempoqueloshabíaunidotantoqueellaloscreíainseparables,nosignificabannadaparaél.
—Noledémásvueltas,señorita—leaconsejóSophiemientrasseponíaenpieysesacudíalasmanos—.Noselomerece.
—¿Quiénnoselomerece?—Suhermano.¿Noeraenélenquienestabapensando?
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Tessaentrecerrólosojos,suspicaz.—¿PuedesdecirmeloquepiensoporquetieneslaVisión?Ladoncellaseechóareír.—Dios,no,señorita.Loveoensurostrocomosilotuvieraescrito.Siempretiene
lamismaexpresióncuandopiensaenelseñoritoNathaniel.Peroesunamalapieza,nomerecequeustedpienseenél.
—Esmihermano.—Eso no significa que a usted deba gustarle—replicó ella tajante—.Algunos
nacenmalos,ynohaymás.—¿YquéhaydeWill?—lehizopreguntaralgúndiablilloperverso—.¿Aúncrees
quenaciómalo?Encantadoryvenenosocomounaserpiente,dijiste.Lamuchachaalzólascejasdelicadamentearqueadas.—ElseñoritoWillesunmisterio,sinduda.AntesdequeTessapudieracontestarle, se abrió lapuertay Jemaparecióenel
umbral.—Charlotteme envía para darte…—comenzó, y se quedómudo, con la vista
clavadaenTessa.Ésta bajó la vista para mirarse. Pantalones, zapatos, camisa, chaleco, todo en
orden.Sindudaeraunasensaciónpeculiarladellevarropadehombre;seleajustabaenpartesdondenoestabaacostumbradaairajustada,ylebailabaenotras,ypicaba,peroesonoexplicabalaexpresióndelrostrodeJem.
—Eh… —El muchacho se había sonrojado desde el cuello de la camisa—.Charlotteme envía para decirte que te estamos esperando en el salón—acabó. Yluegosefueatodaprisa.
—¡Cáspita!—profirióTessa,perpleja—.¿Quéhasidoeso?Sophierióporlabajo.—Bueno, mírese. —Se miró en el espejo. Estaba ruborizada, pensó, con el
cabello cayéndole suelto sobre la camisay el chaleco.La camisahabía sidohechapensandounpocoenlafigurafemenina,porquenoleapretabatantoelbustocomosehabía temido; aun así, le quedaba estrecha, debido al tamaño más reducido deJessamine. Los pantalones también le iban ajustados, como dictaba la moda, y lemarcabanlaformadelaspiernas.Inclinólacabezaaunlado.Habíaalgoindecenteen todo eso, ¿no? Se suponía que un hombre no debía poder ver la formas de losmuslos de unamujer, o tanto de las curvas de la cadera.Había algo en la ropa dehombrequelahacíaparecernomasculinasino…desnuda.
—Diosmío—exclamó.—Y que lo diga—coincidió Sophie—. No se preocupe. Cabrá mejor cuando
Cambie,yademás…aéllegustausted.—Yo…,sabes…,digo,¿creesquelegusto?
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—Mucho—contestó Sophie, al parecer imperturbable—. Debería ver cómo lamiracuandocreequeustednolove.Olanzaunamiradacuandoseabreunapuerta,ysiemprese lenota ladecepcióncuandonoesusted.ElseñoritoJemnoescomoelseñoritoWill.Nopuedeocultarloquepiensa.
—Y tú no… —Tessa buscó las palabras—. Sophie, ¿no estás… molestaconmigo?
—¿Por qué iba a estarmolesta con usted?—Un poco de la diversión anteriorhabíadesaparecidodelavozdeladoncella,quesonabacuidadosamenteneutra.
«Yalahasliado,Tessa»,sedijo.—CreíaquehubountiempoenquemirabasaJemconciertaadmiración.Esoes
todo.Nomereferíaanadaincorrecto,Sophie.LasirvientaestuvoensilencioduranteunratotanlargoqueTessaseconvenció
dequeestaríaenfadada,opeor,terriblementeherida.—Hubountiempocuando…—sesincerófinalmente—,cuandoloadmiraba.Era
tan amable y gentil, diferente de todos los hombres que había conocido. Y tanagradabledemirar,ylamúsicaquetoca…—Moviólacabeza,ylososcurosrizoslebotaron—.Peroaélnuncaleimporté.Nunca,niatravésdeungestoounapalabra,mehizocreerquemecorrespondíaesaadmiración,aunquejamásfuedescortés.
—Sophie—repusoTessaenvozbaja—,paramíhassidomásqueunadoncelladesdequelleguéaquí.Hassidounabuenaamiga.Noharíanadaquepudieraherirte.
Lacriadalamiróalosojos.—¿Ustedloaprecia?—Creo—contestóellaconcautela—quesí.—¡Bien!—exclamóSophie—.Selomerece.Serfeliz.ElseñoritoWillsiempre
ha sido la estrella más brillante, el que atrae la atención, pero Jem es la llamaconstante,fijayverdadera.Laharáfeliz.
—¿Ynotienesningunaobjeción?—¿Objeción?—Negócon la cabeza—.Oh, señoritaTessa, esmuyamablepor
preocuparsedeloquepienso,perono.Notengoningunaobjeción.Micariñohaciaél…yesoesloqueera,uncariñoinfantil,sehatrasformadoenamistad.Sólodeseosufelicidadyladeusted.
Tessa estaba asombrada.Con todo lo que se había preocupadopor noherir lossentimientos de Sophie, y resultaba que a ella no le importaba en absoluto. ¿Quéhabía cambiado desde que la sirvienta había llorado por la enfermedad de Jem lanochedeladebacledeBlackfriarsBridge?Anoser…
—¿Hasestadosaliendoapasearconalguien?Cyrilo…Sophiepusolosojosenblanco.—Oh,elSeñortengapiedaddenosotros.PrimeroThomas,ahoraCyril.¿Cuándo
dejarádeintentarcasarmeconelhombredisponiblemásamano?
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—Debedehaberalguien…—Nohaynadie—repusoSophieconfirmeza,mientrasseponíaenpieyhacía
volverseaTessahaciaelespejo—.Yaestá.Enrólleseelcabellobajoelsombreroyseráelcaballeromodelo.
Éstahizoloqueledecía.
Cuando Tessa entró en la biblioteca, el pequeño grupo de los cazadores desombras del Instituto, Jem, Will, Henry y Charlotte, todos ya equipados, estabanreunidosalrededordeunamesadondeseequilibrabaunpequeñoartefactoovaladohechodelatón.Henryhacíaanimadosgestoshaciaél,alzandolavoz.
—Esto—estabadiciendo—esenloqueheestadotrabajando.Paraestaocasión.Está específicamente calibrado para funcionar como arma contra los asesinosmecánicos.
—PormuyaburridoqueseaNateGray—repusoWill—,notienelacabezallenadetuercas,Henry.Eshumano.
—Puedeque traigaunadeesas criaturasconél.No sabemos si aparecerá solo.Comomínimo,esecocheromecánicodeMortmain…
—Creo que Henry tiene razón —intervino Tessa, y todos se volvieron paramirarla.Jemsesonrojódenuevo,aunqueestavezconmenorintensidad,yleofrecióunasonrisademedio lado.Will la recorriócon lamiradadearribaabajo,unavez,concalma.
—No pareces un chico en absoluto—observó—. Pareces una chica vestida dehombre.
Tessanosupodecirsiesoerabueno,malooneutro.—Sólo estoy tratando de engañar al observador de paso—replicó molesta—.
NatesabequeJessamineesunachica.YlaropamequedarámejorcuandomehayaCambiadoenella.
—Talvezdeberíashacerloya—sugirióWill.Tessalomirófijamente, luegocerrólosojos.Eradiferente.Cambiarenalguien
queyahabíasido.Nonecesitabasujetarnadadeellos,oestarcerca.Eracomoabrirunarmarioaciegas,encontrarporeltactounaprendayausadayponérsela.BuscóaJessamineensuinterior,yladejósuelta,envolviéndoseenundisfrazdeella;sintióquesualientosalíadelospulmonesalcontraérselelacajatorácica,elcabelloseledesenrolló y se desplomó en ligeras ondas sedosas contra el rostro. Se lo volvió ameterbajoelsombreroyabriólosojos.
Todoslamirabanfijamente.Jemfueelúnicoqueleofrecióunasonrisamientrasellaparpadeababajolaluz.
—Asombroso—exclamó Henry. Tenía la mano apoyada sobre el objeto de lamesa.Tessa,incómodaportenertodaslasmiradasclavadasenella,fuehaciaél.
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—¿Quées?—Esunaespeciede…artefactoinfernalqueHenryhacreado—contestóJem—.
Se supone que interfiere con los mecanismos internos que hacen funcionar a lascriaturasmecánicas.
—Loretuerces,así…—elhombreimitóelgestodegirarlapartedeabajohaciaunladoyladearribahaciaotro—,yluegolotiras.Tratadeencajarloenlasruedasdentadasdelacriaturaencualquierlugardondepuedasostenerse.Interfiereconlascorrientesmecánicasquecorrenporsucuerpo,haciendoquesedesmonte.Tambiéntepodríacausaralgúndaño,aunquenoseasmecánica,porloquenotequedescercaunavezestéactivado.Sólotengodos,asíque…
LepasóunoaJem,yotroaCharlotte,quelocogióyselocolgódesucinturóndearmassindecirnada.
—¿Sehaenviadoelmensaje?—preguntóTessa.—Sí.Sólo estamos esperando la respuesta de tu hermano—contestóCharlotte.
Desenrollóunpapel sobre la superficiede lamesa,y fijó laspuntascon ruedasdecobredelapilaqueHenrydebíadehaberdejadoallí—.Esto—explicó—esunmapaquemuestradóndediceJessaminequeNateyellasuelenreunirse.EsunalmacénenMincingLane,cercadeLowerThamesStreet.Eraunafábricadeempaquetadodetéhastaqueelnegocioquebró.
—MincingLane—comentó Jem—.El centro delmercado del té. También delmercadodelopio.TienesentidoqueMortmainmantengaunalmacénallí.—Pasóundelgadodedosobreelmapayresiguiólosnombresdelascallescercanas:Eastcheap,CracechurchStreet,LowerThamesStreet,St.Swithin’sLane—.Peroqué sitio tanextrañoparaJessamine.Siemprehabíasoñadocontantaelegancia,conserpresentadaen la Corte, hacerse un espectacular recogido para los bailes… y se ve en laobligacióndecelebrarreunionesclandestinasenunalmacénmugrientocercadelosmuelles.
—Dijo que hizo lo que tenía que hacer —repuso Tessa—. Se ha casado conalguienquenoescazadordesombras.
Willesbozóunamediasonrisa.—Sielmatrimoniofueraválido,seríatucuñada.Tessaseestremeció.—No es que le guarde rencor a Jessamine. Pero semerece algomejor quemi
hermano.—Cualquierasemerecealgomejorqueél.—Willmetiólamanobajolamesay
sacóun rollode tela.Laextendió sobreel tablero, sin tocarelmapa.Dentrohabíavariasarmaslargasyfinas,cadaunaconunaresplandecienterunagrabadaenlahoja—.CasimehabíaolvidadodequeThomaslaspidióhacesemanas.Acabandellegar.Misericordias; buenas para introducirlas entre las junturas de esas criaturas de
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relojería.—La pregunta es—intervino Jem, mientras alzaba una de las misericordias y
examinabalahoja—:unavezmetamosaTessadentroparareunirseconNate,¿cómovamos a observar el resto de su encuentro sin que nos vean?Debemos estar listospara intervenir en cualquier momento, sobre todo si Nate revela tener algunasospecha.
—Debemos llegar primero y ocultarnos—propusoWill—. Es la única forma.EscucharemosparaversiNatedicealgoútil.
—NomegustalaideadequeTessaseveaobligadaahablarconél—mascullóJem.
—Puedearreglárselasmuybien; lohevisto.Además,esmás fácilqueélhableconlibertadsicreequeestáasalvo.Cuandolocapturemos,inclusosilosHermanosSilenciososleexploranlamente,Mortmainpuedehaberpensadoenponerlebloqueosparaprotegerloquesabe,yesopuedetardarendeshacerse.
—CreoqueMortmainlehapuestobloqueosaJessamine—indicóTessa—.Pormuchoquelointento,nopuedoaccederasuspensamientos.
—Entonces, aún es más probable que también se los haya puesto a Nate —concluyóWill.
—Ese chico es tandébil comoungatito—dijoHenry—.Nosdirá todo lo quequeramossaber.Ysino,tengounartilugio…
—¡Henry!—Charlotte parecía realmente alarmada—.Dime que no has estadotrabajandoenuninstrumentodetortura.
—En absoluto. Lo llamo el Confusor. Emite una vibración que afectadirectamentealcerebrohumanoylohaceincapazdedistinguirentrelaficciónylarealidad.—Elhombre,muyorgulloso, fue a coger su caja—.Simplemente soltaríatodoloquetieneenlacabeza,sinprestarningunaatenciónalasconsecuencias…
Sumujeralzóunamanoenadvertencia.—Ahorano,Henry.Sidebemosutilizarel…ConfusorconNateGray,loharemos
cuandolohayamostraídoaquí.PorelmomentodebemosconcentrarnosenllegaralalmacénantesqueTessa.Noestá tan lejos;sugieroqueCyrilnos lleveallíy luegovuelvaaporella.
—NatereconoceríaelcarruajedelInstituto—objetólamundana—.CuandoviaJessaminemarchándoseparareunirseconNate,sindudaibaairapie.Caminaré.
—Teperderás—laadvirtióWill.—No—lo contradijoTessa, señalando elmapa—.Esun sencillopaseo.Puedo
girar a la izquierda en Gracechurch Street, seguir por Eastcheap y cortar hastaMincingLane.
Sedesatóunadiscusión, con Jem,para sorpresadeTessa, tomandopartidoporWillcontralaideadequeellafuerasolacaminandoporlacalle.Alfinalsedecidió
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queHenryllevaríaelcarruajeaMincingLane,mientrasqueTessacaminaría,seguidaa distancia deCyril, por si se perdía en la atiborrada, sucia y ruidosa ciudad.Ellaaceptóconunencogimientodehombros;parecíamenosenojosoquediscutir,ynoleimportabaqueelsirvientelasiguiera.
—Supongoquenadievaamencionar—señalóWill—queunavezmásdejamoselInstitutosinningúncazadordesombrasqueloproteja.
Charlotteenrollóelmapaconunjuegodemuñeca.—¿YquiénvasasugerirquesequedeencasaenvezdeiraayudaraTessa?—Nohedichonadasobrequealguienvayaaquedarseencasa.—Willbajó la
voz—.PeroCyrilestaráconTessa;SophiesóloestáentrenadaamediasyBridget…Lacambiantemiróaladoncella,queestabasentadaensilencioenunrincóndela
biblioteca, pero la chica no parecía haber oído a Will. Mientras tanto, la voz deBridgetlesllegabaatenuadadesdelacocina,conotratristebalada:
YJohndelbolsillosacóUncuchillolargoypunzanteYelcorazóndesuhermanoatravesó,Yaraudalesmanólasangre.DijoJohnaWilliam:«Cogemicamisa,Yrásgaladeheridaaherida,Envuelveenellatucorazónsangrante,Ylasangredejarádemanar».
—PorelÁngel—exclamóCharlotte—,síquevamosatenerqueacabarhaciendoalgoantesdequenosvuelvalocosatodos,¿nocreéis?
Antesdequealguienpudieraresponder,ocurrierondoscosasalavez:seoyeronunosgolpecitosenlaventana,loquesobresaltótantoaTessaquediounbotehaciaatrás, y un ruido resonante y potente se oyó en todo el Instituto, el ruido de lacampana de llamada.Charlotte dijo algo aWill, que se perdió entre el ruido de lacampana,yéstesalióde labiblioteca,mientrasqueladirectora lacruzaba,abría laventanayagarrabaalgoquerondabafuera.
Sealejódeallí,conuntrozodepapelqueseagitabaensumano;separecíaunpocoaunpájaroblanco,conlosbordesaleteandoenlabrisa.ACharlotte,elcabellolevolóporelrostro,loquehizoqueTessarecordaralojovenqueeraenrealidad.
—DeNate,supongo—dedujoCharlotte—.SumensajeparaJessamine.Se lo llevó a Tessa, que rasgó a lo largo el pergamino color crema en su
impacienciaporabrirlo.Tessaalzólamirada.—EsdeNate—confirmó—.AccedeaencontrarseconJessamineenellugarde
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siemprealatardecer…—Soltóunpequeñogritocuando,comosireconocieraqueyahabíasidoleída,lanotaentróencombustión,yseconsumióhastaconvertirseenunafinacapadecenizanegraeneldedo.
—Esonosdapocotiempo—observóHenry—.LeiréadeciraCyrilqueprepareelcarruaje.—Miróasuesposa,comosiesperarasuaprobación,peroéstasóloasintiósinmirarlo.Conunsuspiro,Henrysaliódelabiblioteca,ycasichocóconWill,queregresabaseguidodealguiencubiertoporunacapadeviaje.Porunmomento,Tessasepreguntó,confusa,siseríaunHermanoSilencioso,hastaqueelvisitanteseretirólacapuchayTessaviounfamiliarcabellorizadoyrubio,ylosojosverdes.
—¿GideonLightwood?—preguntósorprendida.—Ahí lo tenéis.—La directora se metió el mapa que tenía en la mano en el
bolsillo—.ElInstitutonosequedarásinningúncazadordesombras.Sophie se puso rápidamente en pie y acto seguido se quedó inmóvil, como si,
fueradelasaladeentrenamiento,nosupieramuybienquéhaceroquédecirdelantedelmayordeloshermanosLightwood.
Éste recorrió la sala con la mirada. Como siempre, sus ojos verdes estabantranquilos, serenos. Will, tras él, en comparación parecía arder con gran energía,aunquesóloestabadepieallí.
—¿Mehabéis llamado?—preguntó el recién llegado, yTessa se dio cuenta deque,naturalmente,almirarlaestabaviendoaJessamine—.Yaquíestoy,aunquenoséporquéniparaqué.
—ParaentrenaraSophie, evidentemente—repusoCharlotte—.Y tambiénparavigilarelInstitutomientrasnoestamos.Necesitamosqueestépresenteuncazadordesombras adulto, y tú cumples ese requisito. Lo cierto es que fue Sophie quien losugirió.
—¿Ycuántotiempoestaréisfuera?—Doshoras,tres.Notodalanoche.—Muy bien. —Gideon comenzó a desabrocharse la capa. Tenía polvo en las
botasy,porelcabello,parecíacomosihubieraestadofuerabajoel fríoviento,sinsombrero—.Mi padre diría que es una buena práctica para cuando yo dirija estelugar.
Willmascullóalgoporlobajoquesonócomo«vayacara».MiróaCharlotte,quelerespondiónegandoconlacabeza.
—Bienpodría serqueel Instituto fuera tuyoalgúndía—ledijo ladirectoraentono amable—. En cualquier caso, te agradecemos tu ayuda. El Instituto esresponsabilidad de todos los cazadores de sombras. Es nuestra residencia, nuestrohogar,Idris,lejosdecasa.
GideonsevolvióhaciaSophie.—¿Estáustedlistaparaentrenar?
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Ellaasintió.Salierontodosjuntosdelabiblioteca;Gideonylasirvientatorcieronaladerechaparairhacialasaladeentrenamiento,yelrestosedirigióalaescalera.ElmaullidolastimerodeBridgetseoíaconmásfuerzaallí,yTessaoyótambiénalmayordelosLightwooddecirlealgoaladoncellasobreelloylasuavevozdeéstarespondiéndole,antesdequesealejaranlosuficienteparanopoderoírlosmás.
Resultaba natural caminar al lado de Jem mientras bajaban la escalera yatravesaban la nave de la catedral. Caminaba tan pegada a él que, aunque no sehablaban,notósucalorenelcostado,el rocedesumanodesnudacontra ladeellamientras salían afuera. El cielo estaba comenzando a tomar el tono broncíneo queprecedíaalocaso.Cyrilesperabaen laescaleradeenfrente, tanparecidoaThomasquecasidolíaelcorazónalmirarlo.Sosteníaunadagalargayestrecha,quelepasóaWillsindecirpalabra;Willlacogióyselacolgódelcinturón.
CharlottelepusolamanoaTessaenlamejilla.—Nos veremos en el almacén —le indicó—. Estarás completamente a salvo,
Tessa. Y gracias por hacer esto por nosotros. —Dejó caer la mano y bajó losescalones. Henry la siguió, yWill fue tras él. Jem vaciló un instante, y Tessa, alrecordar unanoche comoésa, cuando él había subido corriendo los escalonesparadecirleadiós,lediounapretónenlamuñeca.
—Mizpah—dijo.Looyótragaraire.Loscazadoresdesombrasestabanentrandoenelcarruaje;él
sevolvióylabesórápidamenteenlamejilla,sevolvióycorrióescaleraabajohacialos demás; nadie parecía haberlo notado, pero Tessa se llevó una mano al rostromientraselchicosemetía,porfin,enelcarruaje,yHenrysubíahastaelasientodelcochero.LasverjasdelInstitutoseabrieron,yelvehículotraqueteóhacialatarde.
—¿Nosvamosya,señorita?—preguntóCyril.ApesardelomuchoqueseparecíaaThomas,eraunpocomenostímidoensu
comportamiento. La miraba directamente a los ojos cuando le hablaba, y lascomisurasde labocasiempreparecíanestarapuntodecurvarseenunasonrisa.Sepreguntósisiemprehabíaunhermanomástranquiloyotromástenso,comoGabrielyGideon.
—Sí, creo que…—Tessa se detuvo de repente, con un pie a medio bajar unescalón. Era ridículo, y sin embargo… se había quitado el ángel mecánico paravestirseconlasropasdeJessamine.Noselohabíavueltoaponer.Nopodíallevarlo;Nateloreconoceríaalinstante,perohabíapensadometérseloenelbolsilloparaqueledierasuerte,ysehabíaolvidado.Eneseinstantevaciló.Eracasiunasuperstición:elángellehabíasalvadolavidadosveces.
Sevolvió.—Heolvidadoalgo.Espérameaquí,Cyril.Sólotardaréunmomento.
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Ese corredor seguía abierto; Tessa corrió atravesándolo y subiendo la escalera,luegoporlospasillosyhastaelpasilloquedabaaldormitoriodeJessamine,dondesequedódepiedra.
El pasillo de Jessamine era elmismoque llevaba a los escalones de la sala deentrenamiento. Había visto a Sophie y a Gideon desaparecer por allí hacía unosminutos.Sóloquenohabíandesaparecido;seguíanahí.Laluzerabaja,ysóloeransombrasenlastinieblas,peroTessapudoverlocontodaclaridad:Sophiedeespaldasalapared,yGideoncogiéndoladelamano.
Diounpasoatrás,conelcorazónsaltándoledentrodelpecho.Ningunodeellosse percató de su presencia. Parecían concentrados sólo en sí mismos. Gideon seinclinó,murmurandoalgoaladoncella;consuavidadleapartóunmechóndecabellosueltodelrostro.Tessanotóqueseletensabaelestómagoysealejósigilosamente,haciendoelmenorruidoposible.
El cielo se había oscurecido un poco más cuando volvió a los escalonesexteriores. Cyril seguía allí, silbando desafinado; paró de golpe cuando vio laexpresióndeTessa.
—¿Vatodobien,señorita?¿Yatieneloquequería?Tessa pensó enGideon apartándole el cabello del rostro a Sophie.Recordó las
manosdeWill,delicadasalrededordelacadera,ylasuavidaddelbesodeJemenlamejilla, y se sintió como si la cabeza ledieravueltas. ¿Quién era ella paradecir aSophiequetuvieracuidado,inclusoensilencio,cuandoellaestabatanperdida?
—Sí—mintió—.Yatengoloquequería.Gracias,Cyril.
Elalmacéneraungranedificiodepiedracaliza rodeadodeunavalladehierroforjado negro. Las ventanas estaban cubiertas con tablas, y un sólido candado dehierrocerrabalaverjadeentrada,sobrelaqueelennegrecidonombredeMortmainyCía.seveíaaduraspenasbajocapasdehollín.
Los cazadoresde sombrasdejaronel carruaje junto a la acera, conunglamourpara evitar que lo robarano lovandalizaran losmundanosquepasabanpor allí, almenoshastaqueCyril llegaraparaesperarenél.Una inspecciónmásdetalladadelcandado reveló a Will que lo habían lubricado y abierto recientemente; una runasupliólafaltadellave.Losotrosyélsecolarondentro,ycerraronlasverjas.
Otra runa franqueó lapuertay losdejópasaraunconjuntodedespachos.Sólounoaúnestabaamueblado,conunescritorio,unalámparadepantallaverdeyunsofáfloreadoconrespaldoaltoytallado.
—SindudadondeJessamineyNatellevaronacabolamayorpartedelcortejo—observóWillalegremente.
Jemhizounruidodedisgustoypresionóelsofáconsubastón.Charlotteestabaenelescritorioyregistrabaapresuradamenteloscajones.
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—Nomehabíadadocuentadequeestabastanencontradelcortejo—comentóWillaJem.
—Noporprincipio.LaideadeNateGraytocandoaalguien…—Hizounamuecadeasco—.YJessamineestátotalmenteconvencidadequelaama.Silavieras,creoquehastatúletendríaslástima,Will.
—No—repusoWill—.Elamornocorrespondidoesridículo,yhacequelagentesecomportedeformaigualmenteridícula.—Setiródelvendajedelbrazocomosiledoliera—.¿Charlotte?¿Elescritorio?
—Nada.—Ladirectoracerróloscajones—.Algunospapelesconlistasdepreciosdeltéyelhorariodelassubastaspero,apartedeeso,sóloarañasmuertas.
—¡Quéromántico!—murmuróWill.FuedetrásdeJem,queyahabíapasadoaldespachoadyacente,rompiendotelarañasconelbastón.Lassiguientessalasestabanvacías,ylaúltimadabaaloquedebíadehabersidolazonadealmacenaje.Eraunespacio cavernoso y sombrío, con el techo que desaparecía en la oscuridad. Unosdesvencijadosescalonesdepiedraconducíanaunagaleríaenelprimerpiso.Contrala pared había algunos sacos de arpillera, que entre las sombras parecían cuerposdesplomados.Willalzósupiedradeluzmágicayenviórayosdeluzportodalanave,mientras Henry iba a inspeccionar uno de los sacos. Volvió en un instante,encogiéndosedehombros.
—Trozosdehojasdeté—informó—.Ceilán,porelaspecto.PeroJemestabanegandoconlacabezamientrasmirabaalrededor.—Estoytotalmentedispuestoaaceptarqueestoeranlasoficinasdeuncomercio
detéenalgúnmomento,peroresultaevidentequellevaañoscerrado,posiblementedesde queMortmain decidió interesarse por losmecanismos. Sin embargo, no haypolvoenelsuelo.—CogióaWillporlamuñecaylehizopasarelrayodeluzmágicaporelsuelodemadera—.Aquíhahabidoactividad,algomásquesóloJessamineyNateencontrándoseeneldespacho.
—Haymásdespachosporahí—indicóHenry,señalandoelfondodelanave—.Charlotteyyolasregistraremos.Will,Jem,investigadenelpisodearriba.
Era algo raro y novedoso que Henry diera órdenes;Will miró a Jem y sonrióirónico, y comenzó a ir hacia la desvencijada escalera de madera. Los escalonescrujieronbajosupeso,ytambiénbajoelpesomásligerodeJem.LaluzmágicadeWill dibujaba definidas formas de luz contra la paredmientras llegaban al últimoescalón.
Seencontró enunagalería, unaplataformadondequizá sehabríanalmacenadobaúlesdeté,odesdedondeuncapatazhabríavigiladoelpisodeabajo.Estabavacía,excepto por un cuerpo en el suelo. El cuerpo de un hombre, delgado y joven, ycuandoWillsefueacercando,elcorazónlecomenzóalatiratodaprisa,porquehabíavistoesoantes,yahabíatenidoesavisión:elcuerpocaído;elcabelloplateadoyla
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ropa oscura; los ojos cerrados y con aspecto amoratado, rodeados de pestañasplateadas.
—¿Will?—lollamóJemdesdeatrás.ÉstepasólamiradadelrostrosilenciosoyanonadadodeWill al cuerpo inerte, y se arrodilló junto a él.Cogió lamuñecadelhombre justo cuando Charlotte subía por la escalera. Por un instante la mirósorprendido;ellateníaelrostrobrillantedesudoryparecíanoencontrarsemuybien—.Tienepulso.¿Will?
Ésteseacercómásysearrodilló juntoasuamigo.Aesadistanciaerafácilverque el hombre del suelo no era Jem. Era mayor que él y caucásico; tenía unaincipientebarbaplateadaenlabarbillaylasmejillas,ysusrasgoseranmásgrandesymenosdefinidos.ElcorazóndeWill se fuecalmandomientraselhombreabría losojos.
Erandiscosplateados,como losdeJem.Yenesemomento,Will lo reconoció.Captóeloloragridulcedelasardientesdrogasdebrujos,notóelcalordelasdrogasenlasvenasysupoquehabíavistoaesehombreantes,ydónde.
—Eresunhombrelobo—dijoWill—.Unodelosquenotienenmanada;fuisteacompraryinfenalosifritsenChapel,¿verdad?
El licántropo paseó la mirada entre ambos y la clavó finalmente en Jem.Entrecerrólospárpados,einesperadamenteagarróaésteporlasolapa.
—Tú—resolló—.Túeresdelosnuestros.¿Notendrásunpocoencima…,algodepolvo…?
Jemseechóhaciaatrás.WillcogióallicántropoporlamuñecaylehizosoltaraJem.Noleresultódifícil;esamanoteníapocafuerza.
—Nolo toques.—Oyósupropiavozcomodistante,cortaday fría—.No tienenadadetuasquerosopolvo.Nofuncionaconlosnefilimcomoconvosotros.
—Will.—HabíaunruegoenlavozdeJem:«Sémásamable».—Trabajas para Mortmain —afirmó Will—. Dinos qué hacéis para él. Dinos
dóndeestá.El hombre lobo rió. La sangre le saltó de los labios y le goteó por la barbilla.
ManchóligeramenteeltrajedeJem.—Comosi…yo fueraa saber…dóndeestáelMagíster—resolló—.Estúpidos
idiotas, los dos. Estúpidos nefilim inútiles. Si tuviera… mi fuerza…, os haríapedazos…
—Peronolatienes.—Willeraimplacable—.Yquizáyosíquetengaunpocodeyinfen.
—Noescierto.¿Crees…quenolosabría?—Susojosvagaronporlaestancia—.Cuandomelodioalprincipio,vicosas…cosasquenuncapodríasimaginar…lagranciudaddecristal…lastorresdelCielo…—Otratosespasmódicalosacudió.Escupiómássangre,conuntonoplateado,comoelmercurio.WillyJemintercambiaronuna
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mirada.LaCiudaddeCristal.NopudoevitarpensarenAlicante,aunquenuncahabíaestadoallí—.Penséqueibaavivirparasiempre;trabajartodalanocheytodoeldía,sincansarmejamás.Luegocomenzamosamorir,unoauno.Ladrogatemata,peroélnunca lo dijo.Volví aquí para ver si quizá aún quedaba un pocometida por algúnlado.Peronohaynada.Novalelapenamarcharmeya.Meestoymuriendo.Medaigualmoriraquíqueencualquierotraparte.
—Élsabíaloqueestabahaciendocuandoosdioladroga—afirmóJem—.Sabíaqueosmataría.Nomerecequeleguardeselsecreto.Dinosquéestabahaciendo,enquéosteníatodoeldíaytodalanochetrabajando.
—Montando esas cosas, esos hombres demetal. Te ponían los pelos de punta,peroeldineroerabueno,ylasdrogasmejoraún…
—Yya ves para qué te va a servir todo eso ahora—repuso Jem con una vozamarga, poco corriente en él—. ¿Conqué frecuencia os lo hacía tomar? ¿El polvoplateado?
—Seisosietevecesaldía.—NomeextrañaqueseesténquedandosinreservasenChapel—mascullóWill
—.Mortmainestácontrolandoelsuministro.—Nosedebetomarasí—explicóJem—.Cuantomástomas,antesmueres.El licántropo miró fijamente al cazador de sombras. Tenía los ojos llenos de
venitasrojas.—¿Ytú?—preguntó—.¿Aticuántotiempotequeda?Will volvió la cabeza. Charlotte estaba inmóvil detrás de él, en lo alto de la
escalera,observándolos.—Charlotte, si podemos bajarlo, quizá losHermanos Silenciosos puedan hacer
algoparaayudarlo.Sipudieras…Pero la directora, ante la sorpresa deWill, se había puesto de un tono verdoso
claro.Sepusolamanosobrelabocaycorrióhaciaabajo.—¡Charlotte!—siseóWill,noseatrevíaagritar—.Oh,mierda.Muybien,Jem.
Túlecogeslaspiernas,yyoloshombros…—Novalelapena,Will.Hamuerto.Éste se volvió para mirar. Ya no respiraba. Los ojos plateados estaban muy
abiertos,vidriosos,fijoseneltecho;Jemfueacerrárselos,peroWilllocogióporlamuñeca.
—No.—Noibaadarlelabendición,Will.Sóloacerrarlelosojos.—Noselomerece.¡EstabatrabajandoparaelMagíster!—ElsusurrodeWillse
estabaelevandohaciaungrito.—Escomoyo—dijoJemsencillamente—.Unadicto.Willlomiró.
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—Noescomotú.Ytúnomorirásasí.Jemabriólaboca,sorprendido.—Will…Ambosoyeronabrirseunapuerta,yunavozquellamabaaJessamine.Willsoltó
a Jem, y ambos se tiraron planos al suelo; se acercaron lentamente al borde de lagaleríaparaverquépasabaenelsuelodelanave.
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16FURIAMORTAL
Cuandoveolamanodeltiempoborrarlasorgullosaspompasdeépocasolvidadas;cuandoavecesveoaltivastorresarrasadas,yalbronceeternoesclavodelafuriamortal.
SHAKESPEARE,Soneto64
ResultabaunaexperienciamuypeculiarcaminarporlascallesdeLondrescomoun chico, pensó Tessa mientras avanzaba por la atestada acera de Eastcheap. Loshombres que se cruzaban con ella casi ni lamiraban, sólo se abrían paso hasta lapuertadelosbaresolasiguienteesquinadelacalle.Comochica,caminarsolaporesas calles de noche, con sus elegantes vestidos, habría sido objeto de miradas yburlas.Comochicoera…invisible.Nuncaantessehabíadadocuentadeloqueeraserinvisible.Loligeraylibrequesesentía,osehubierasentido,sinofueraporquese imaginaba ser un aristócrata de Historia de dos ciudades de camino hacia laguillotinaenuncarro.
SólovioaCyrilunavez,deslizándoseentredosedificiosalotroladodelacalleenel32deMincingLane.Eraungranedificiodepiedra,ylaverjadehierroquelorodeaba, bajo la luz menguante, parecía una hilera de dientes afilados. Ante ellacolgaba un candado, pero lo habían dejado abierto; entró, y luego subió por lospolvorientosescaloneshastalapuertaprincipal,quetambiénestabaabierta.
Dentro se encontró con que los despachos vacíos, con ventanas que daban aMincingLane,estabansilenciososymuertos;enunounamoscavolaba,lanzándoseuna y otra vez contra los cristales tapados, hasta que se posó, exhausta, sobre elalféizar.Tessaseestremecióysiguióadelante.
Entodoslosdespachosdondeentraba,setensaba,esperandoveraNate;entodos,él no estaba.Laúltima sala tenía unapuerta quedaba a la navedel almacén.Unatenue luzazuladasecolabapor lasgrietasde lasventanas tapiadas.Miróalrededorinsegura.
—¿Nate?—susurró.Él salióde las sombrasdesdedospilaresdeyeso.Llevabauna levitade tweed
azul, pantalones y botas negros, pero no conservaba su inmaculada aparienciahabitual.Elcabello rubio,que lebrillabaconun tonoazuladobajoel sombrerodecopa,lecaíasobrelosojos,yteníaunamanchaenlamejilla.Laropaestabaarrugadaymarcada,comosihubieradormidoconella.
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—Jessamine—dijo él, con un tono de alivio evidente—.Querida.—Abrió losbrazos.
Ellaseacercólentamente,contodoelcuerpotenso.NoqueríaqueNatelatocara,peronoseleocurríacómoevitarsuabrazo.Éllarodeóconlosbrazos.Lecogióelala del sombrero y se lo quitó, para que los rizos le cayeran por la espalda. Tessapensó en Will sacándole las horquillas del cabello, y sin querer se le retorció elestómago.
—NecesitosaberdóndeestáelMagíster—comenzóTessaconvoztemblorosa—.Esmuyimportante.Heoído losplanesde loscazadoresdesombras,¿sabes?Yaséquenoqueríasdecirmenada,pero…
Nateseretiróelcabellodelacara,sinprestaratenciónasuspalabras.—Yaveo—repusoél,ysuvozeraprofundayapagada—.Peroprimero…—Él
le echó la cabezahacia atrásponiéndoleundedoen labarbilla—.«Venybésame,dulcejovencita.»
TessahubieradeseadoquenocitaraaShakespeare.Nuncapodríavolveraoírelsoneto al que pertenecían esas palabras sin desear vomitar.Todas las células de sucuerpo querían saltarle de la piel gritando de repulsión cuando él se acercó a ella.Rogóquelosotrosselanzaransobreélmientrasledejabainclinarlelacabezaarriba,arriba…
Nate comenzó a reír.Con un giro de lamuñeca, le envió el sombrero volandohacialassombras;leapretólosdedosenlabarbilla,clavándolelasuñas.
—Mis disculpas por mi impetuoso comportamiento —dijo—. No he podidoevitar sentir curiosidad de ver hasta dónde llegarías para proteger a tus amigoscazadoresdesombras…,hermanita.
«Nate.»Tessa tratódeecharseatrás,de soltarse,peroél lacogíacondemasiada fuerza.
Nate lanzó la otra mano como una serpiente, haciendo girar a Tessa, y la agarrócontraélconelantebrazoapretándoleelcuello.Tessanotabasucálidoalientoenlaoreja.Olíaagrio,comoaginebraviejaysudor.
—¿Deverdadcreíasquenolosabía?—soltó—.DespuésdelanotaquemellegóenelbailedeBenedictymeenvióaunviajesinsentidoaVauxhall,medicuenta.Todoencajaba.Desdeelprimermomentodeberíahabersabidoqueerastú.Estúpidaniña.
—¿Estúpida?—siseóTessa—.Conseguí que soltaras tus secretos,Nate.Me locontaste todo.¿SehaenteradoMortmain?¿Esporesopor loqueparecesnohaberdormidoendías?
Élleapretómáselbrazo,provocándoleungritoahogadodedolor.—Nopodíasdejarmeenpaz.Teníasquemeterlasnaricesenmisasuntos.Estás
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encantadadevermecaer,¿verdad?¿Enquéclasedehermanateconvierteeso,Tessie?—Túmehabríasmatadodehabertenidolaoportunidad.Nopuedesjugaranada,
no puedes decir nada que me haga pensar que te he traicionado, Nate. Te lo hasganadoapulso.AliándoteconMortmain…
Éllasacudió,conlafuerzasuficienteparahacerquelecastañetearanlosdientes.—Comosimisalianzas fueranasunto tuyo…Meestabayendomuybienhasta
que túy tusamigosnefilimosentrometisteis.AhoraelMagísterquieremicabeza.Portuculpa.EstabacasidesesperadohastaquerecibíesaridículanotadeJessamine.Sabíaquetúestabasdetrás,claro.Cuántotehabrástenidoqueesforzar,torturándolaparahacerqueescribieraesaridículacarta…
—Nolahemostorturado—repusoTessa.Sedebatió,peroNatelaagarróconmásfuerza; losbotonesdelchalecodeélse leclavaronen laespalda—.Quisohacerlo.Quisosalvarsupellejo.
—Notecreo.—Lamanoquenoleapretabaelcuellolecogiólabarbilla;leclavólasuñas,yellasoltóunquejido—.Ellameama.
—Nadiepuedeamarte—leescupióTessa—.Eresmihermano…yotequería…ytúhasmatadohastaeso.
Nateseinclinóhaciaadelante.—¡Nosoytuhermano!—rugió.—Muybien,mimediohermanosiloprefieres…—Noeresmihermana.Nisiquieraamedias.—Ypronunciólaspalabrasconun
placercruel—.Tumadreymimadrenoeranlamismamujer.—Eso es imposible —susurró Tessa— . Estás mintiendo. Nuestra madre era
ElizabethGray…—TumadreeraElizabethGray,ElizabethMooreantesdecasarse—replicóNate
—.LamíaeraHarrietMoore.—¿TíaHarriet?—Estuvoprometidaunavez.¿Losabías?Despuésdequenuestrospadres…tus
padres… se casaran. El hombre murió antes de la boda. Pero ella ya estabaembarazada.Tumadrecrióalbebécomosi fuerasuyoparaevitarasuhermana lavergüenzadequese supieraquehabíaconsumadoelmatrimonioantesdequeéstetuvieralugar.Dequesesupieraqueeraunaputa.—Suvozeratanamargacomoelveneno—.Nosoytuhermano,ynuncalohesido.Harriet…nuncamedijoqueeramimadre.Lodescubrípor lascartasde la tuya.Todosesosaños,ynuncamedijonada.Estabademasiadoavergonzada.
—Túlamataste—loacusóTessa—.Atupropiamadre.—Porque era mi madre. Porque me repudió. Porque se avergonzaba de mí.
Porquenuncahesabidoquiéneramipadre.Porqueeraunaputa.—LavozdeNatesonabavacía.Nate siemprehabía sidovacío.Nuncahabía sidomás queunbonito
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exterior, y Tessa y su tía habían soñado ver en él empatía, compasión y debilidadporquequeríanverlo,noporqueestuvieraahí.
—¿PorquéledijisteaJessaminequemimadreeraunacazadoradesombras?—quisosaberTessa—.AunquetíaHarrietfueratumadre,ellaylamíaeranhermanas.Entonces,tíaHarriethabríasidotambiénunacazadoradesombras,igualquetú.¿Aquéveníaunamentiratanridícula?
Élesbozóunasonrisitadesuficiencia.—¿Aquetegustaríasaberlo?—Leapretóelcuelloconmásfuerza,ahogándola.TessatragóaireyderepenterecordóaGabrieldiciendo:«Dalospuntapiésenla
rodilla;eldoloresinsoportable».Lanzóunapatadadetalónhaciaarribayhaciaatrás,yeltacóndesubotagolpeó
aNateenlarodillaconuncrujidoapagado.Elchicoaulló,y lapiernase ledobló.Siguió aferrado aTessamientras caía, y rodó de forma que le clavó el codo en elestómagomientrasseestrellabancontraelsuelo,juntos.Tessasequedósinalientoylosojosselellenarondelágrimas.
Lediootrapatadamientrastratabadeapartarsedeél,yloalcanzóderefilónenelhombro,peroélsetirósobreellaylaagarróporelchaleco.LosbotonessaltaronporlosairesmientrasNatelaarrastrabahaciasí;conlaotramanolaagarróporelpelomientrasellalearañabalamejilla.Lasangrequeleapareciósobrelapielleresultósalvajementesatisfactoria.
—Suéltame—jadeóTessa—.Nopuedesmatarme.ElMagístermequiereviva…—«Viva»noes«indemne»—gruñóél,mientraslasangrelecorríaporlamejilla
ylabarbilla.Leretorcióelcabelloylaatrajohaciasí;Tessagritódedoloraltiempoque le lanzaba patadas cada vez más débiles, pero él era ágil y las esquivaba.Jadeando,Tessallamóensilencio:«Jem,Will,Charlotte,Henry,¿dóndeestáis?».
—¿Te preguntas dónde están tus amigos?—La hizo ponerse en pie; con unamano la agarraba por el cabello, con la otra en un puño le apretaba la espalda—.Bueno,aquítienesalmenosauno.
Un chirrido alertó a Tessa de un movimiento entre las sombras. Nate le hizovolverlacabeza,sacudiéndola.
—Mira—soltó—.Yaeshoradequesepasaquéosenfrentáis.Tessamiró.Lacosaquesurgiódeentrelassombraseragigantesca,deunosseis
metrosdealto,hechadehierro.Yprácticamentecompacto.Apesardesutamaño,susmovimientoseranágiles.Susfacciones,desdibujadas.Laparteinferiordesucuerposeseparabaenpiernas,cadaunaacabadaenunpieconpinchosdemetal.Losbrazoseranparecidos,yacababanenmanosconpinzas,ylacabezaeraunóvalopulidoconuna rendija por boca, como la grieta de un huevo. Un par de retorcidos cuernosplateados le surgían de la «cabeza». Una fina línea de fuego azul crepitaba entreambos.
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En sus enormesmanos cargaba un cuerpo desfallecido, vestido con el traje decombatedeloscazadoresdesombras.
—¡Charlotte!—gritó Tessa. Redobló sus esfuerzos por apartarse del que hastaentonces había considerado su hermano, sacudiendo la cabeza de un lado al otro.Algunosmechonessedesprendieronyplanearonhastael suelo:elcabello rubiodeJessamine,manchadodesangre.NaterespondióabofeteándolacontantafuerzaqueTessa vio las estrellas; cuando le flaquearon las piernas, él la cogió rodeándole elcuelloconelbrazo,ylosbotonesdelpuñoseleclavaronenelcuello.
Natesoltóunarisita.—Unprototipo—explicó—.AbandonadoporelMagíster.Demasiadograndey
pesadoparasuspropósitos.Peronoparalosmíos.—Alzólavoz—.Suéltala.Lasmanosmetálicasdelautómataseabrieron.Charlottequedólibreyseestrelló
contraelsueloconunsonorogolpetazo.Permanecióinmóvil.Aesadistancia,Tessanopodíaversirespirabaono.
—Ahoraaplástala—ordenóNate.Pesadamente, la cosa alzó su espinoso pie metálico. Tessa arañó a Nate en el
antebrazo,rasgándolelapiel.—¡Charlotte!Por un momento, Tessa pensó que la voz que gritaba era la suya, pero era
demasiadograveparaserlo.Unasiluetasaliódedetrásdelautómata,todadenegroyrematadaporunamatadepelorojobrillante,conunpuñalmisericordiaenlamano.
Henry.Sinmirar a Tessa o a Nate, se lanzó de un salto contra el autómata y bajó el
cuchillo describiendo un prolongado arco. Hubo un sonido demetal contrametal.Saltaron chispas, y la criatura se tambaleó hacia atrás. Se le cayó el pie, que seestrelló contra el suelo a sólo unos centímetros del cuerpo yaciente de Charlotte.Henry aterrizó en el suelo y de nuevo saltó contra ella, dando sablazos con elcuchillo.
La hoja se destrozó. Por un instante, Henry se la quedó mirando con cara detonto.Luego,lamanodelserloagarróporelbrazo.Henrygritómientrasloalzabaylo lanzabacon increíble fuerzacontraunade lascolumnas; segolpeócontraellaycayóalsuelo,dondesequedóinmóvil.
Naterió.—Vayademostracióndedevociónmarital—soltó—.¿Quiénlohubierapensado?
JessaminesiempredecíaquecreíaqueBranwellnosoportabaasuesposa.—Eresuncerdo—loinsultóTessa,mientrastratabadesoltarse—.¿Quésabestú
sobreloquelaspersonashacenunasporotras?SiJessamineestuvieraenllamas,nisiquiera alzarías la mirada de tu mano de cartas. No te importa nada excepto túmismo.
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—Callao tedejaré sindientes.—Nate lazarandeódenuevoybramó—: ¡Ven!Aquí.DebessujetarlahastaquellegueelMagíster.
Conunrechinardeengranajes,elautómatasemovióparaobedecer.Noera tanrápidocomosushermanosmáspequeños,perosutamañoeratalqueTessanopudoevitarseguirsuevoluciónconunhorrorgélido.Yesonoeratodo:elMagísteribaaacudir. La chica se preguntó siNate lo había llamado ya, si ya estaría de camino.Mortmain.Inclusoelrecuerdodesusfríosojos,desuglacialycontroladorasonrisa,hizoqueelestómagoseleretorciera.
—¡Suéltame! —gritó, y consiguió soltarse de su presa—. Déjame ir conCharlotte…
Natelaempujóhaciadelante,confuerza,yTessacayóalsuelo,golpeándoseloscodosylasrodillascontralastablasdemaderadelsuelo.Ahogóungritoyrodódelado, bajo la sombra de la galería del primer piso,mientras el autómata se cerníasobreella.Chilló…
Yellossaltarondesdelagalería,WillyJem.Aterrizaroncadaunoenunhombrodelautómata.Lacosarugió,conunsonidocomoeldeunfuelleavivandoelcarbón,ysetambaleóhaciaatrás,loquepermitióaTessarodarfueradesualcanceyponerseenpie.MiróaHenryyaCharlotte.Elhombreestabapálidoeinmóvil,tiradojuntoalacolumna,peroladirectora,queyacíadondeelautómatalahabíadejadocaer,corríaelpeligroinminentedeseraplastadaporlamáquinaenloquecida.
Tessarespiróhondo,corrióporlanavehastaCharlotteysearrodillójuntoaella;lepusolosdedosenelcuello.Notóelpulso,latiendodébilmente.Lepasólasmanospordebajodelosbrazosycomenzóaarrastrarlahacialapared,alejándoladelcentrodelanave,dondeelautómataestabagirandoysoltandochispas,mientrasalzabalaspinzasqueteníapormanosparaatraparaJemyaWill.
Peroloschicoserandemasiadorápidosparaél.TessadejóaCharlottejuntoalossacosdetéymiróporlasala,tratandodedeterminaruncaminoquelapudierallevarhasta Henry. Nate iba de un lado al otro, gritando y maldiciendo a la criaturamecánica;comorespuesta,Willlecortóunodeloscuernosyselolanzó.Elcuernorebotó por el suelo y luego resbaló chisporroteando, y Nate saltó hacia atrás paraesquivarlo.Willsoltóunacarcajada.Mientrastanto,Jemestabaaferradoalcuellodelengendro, haciendo algo que Tessa no puedo distinguir. La máquina daba vueltassobresímisma,perohabíasidodiseñadaparaextenderlos«brazos»yagarrarloqueteníadelante,ynopodíadoblarlosbien.Nopodíaalcanzarloqueselehabíapegadoalanucayalacabeza.
Tessa casi se echó a reír.Will y Jem eran como ratones correteando de arribaabajo por el cuerpode ungato, enloqueciéndolo.Pero pormuchoquegolpearanyatacaranalacriaturaconsusarmas,leestabaninfligiendopocodaño.Suscuchillos,conlosqueellaloshabíavistocortarhierroyacerocomosifuerapapel,sólodejaban
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marcasyrasguñosensucoraza.Mientrastanto,Nateseguíagritandoymaldiciendo.—¡Quítatelosdeencima!—gritabaalautómata—.¡Sacúdetelos,cabrónmetálico!El androide se detuvo, luego se sacudió con fuerza. Will se escurrió, pero
consiguióagarrarsealcuellodelacriaturaenelúltimomomento.Jemnotuvotantasuerte;acuchillóhaciadelanteconsuespadabastón,comosipretendierahundirloenelcuerpodelacriaturaparadetenerlacaída,perolahojaresbalóenelcuellodelacriatura. Jem cayó desmadejado, con una pierna doblada en un extraño ángulo. Suarmarepicóenelsuelo.
—¡James!—gritóWill.Éstesepusoenpieconundolorosoesfuerzo.Fueasacarlaesteladelcinturón,
peroelautómata,notandosudebilidad,yaestabasobreél,extendiendosusmanosdepinzas.Tambaleante, Jem retrocedió varios pasos y sacó una cosa del bolsillo.Eraalgoliso,ovalado,metálico:elobjetoqueHenrylehabíadadoenlabiblioteca.
Echólamanohaciaatrásparalanzarlo…y,derepente,Nateestabaasuespalda;lediounapatadaen lapiernaherida,queseguramente sehabría roto. Jemnohizoningún ruido, pero lapierna le falló conun crujido, y se cayópor segundavez; elobjetoselesoltódelamanoyrodóporelsuelo.
Tessa se puso en pie y corrió para agarrarlo mientras Nate hacía lo mismo.Chocaron, y lamayor corpulencia del chico logró derribar aTessa.Rodómientrascaíapara amortiguar el impacto, comoGabriel le había enseñado, pero, aun así, elgolpeladejósinaliento.Tendióunatemblorosamanohaciaelartefacto,peroésteseresbaló,alejándosedeella.TessaoyóaWillllamándolaagritos,diciéndolequeselotirara. Alargó la mano todavía más, y cerró los dedos sobre el objeto, pero justoentoncesNatelaagarróporunapiernaytiródeellahaciaél,brutalmente.
«Esmáscorpulentoqueyo—pensóTessa—.Másfuertequeyo.Másdespiadadoqueyo.Perohayalgoqueyopuedohaceryélno.»
TessaCambió.Buscóconlamentelamanoqueleagarrabaeltobillo,lapielquetocabalasuya.
Buscó con la mente el Nate innato que siempre había conocido, la chispa en elinteriordeélqueparpadeabacomolohacíadentrodetodapersona,comounavelaenunahabitaciónoscura.Looyó tragaraire,y luegoelCambioseapoderódeella, lerecorrió lapiel, ledeshizo loshuesos.Losbotonesdel cuelloyde lospuñosde lacamisasaltaroncuandoTessaaumentódetamaño,losmiembrosseleconvulsionaronysesoltódelamanodeNate.Rodóapartándosedesucontrincante,sepusoenpiecomopudoyvioqueéllamirabaconojosmuyabiertos.
Tessaera,exceptoporlaropa,elreflejoexactodesímismo.La chica se volvió hacia el autómata. Éste estaba inmóvil, esperando
instrucciones,conWillaúnaferradoasuespalda.Willalzólamano,yTessalelanzó
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el artefacto, agradeciendo en silencio a Gabriel y a Gideon las horas que habíanpasado practicando con los cuchillos arrojadizos. El artefacto cortó el airedescribiendounarcoperfecto,yWillloatrapóalvuelo.
Natesehabíapuestoenpie.—Tessa—gruñó—.¿Quédemoniocreesestar…?—¡Atrápalo!—gritóellaalautómata,señalandoaNate—.¡Agárraloyretenlo!Lacriaturanosemovió.Tessanopodíaoírnadaexceptolaagitadarespiraciónde
Nateasulado,yelsonidodegolpesmetálicosprovenientesdelandroide;Willhabíadesaparecidodetrásdelacosayestabahaciendoalgo,aunqueellanopodíaverqué.
—Tessa, eres tonta—siseó Nate—. Eso no puede funcionar. Esa criatura sóloobedecea…
—¡Soy Nathaniel Gray! —espetó a voces Tessa al gigante de metal—. ¡Y teordenoennombredelMagísterqueagarresaestehombreyloretengas!
Natesevolvióhaciaella.—Yabastadejuegos,estúpida…De repente, se quedómudo cuando el autómata se inclinó y lo agarró con las
pinzasde lamano.Loalzóhasta la alturade lahendiduraque teníaporboca,querechinaba y chirriaba inquisitivamente. Nate comenzó a gritar, y siguió chillando,como enloquecido, sacudiendo los brazosmientrasWill, después de acabar lo quehabía estado haciendo, saltaba hasta el suelo doblando las rodillas.Le gritó algo aTessa,conunamiradadelocoensusojosazules,peroéstanopudooírloacausadelosalaridosdeNate.ATessa,elcorazónlelatíaconfuerza;notóqueselesoltabaelcabello,y lecaíasobreloshombrosconunsuavepeso.Volvíaaserellamisma; laimpresión de todo lo que estaba pasando era demasiada para poder mantener elCambio.Nateseguíavociferando;lacosaloteníaagarradoentresusterriblespinzas.Willhabíacomenzadoacorrer,yjustoentonces,mirandoaTessa,seechóhaciaatrásconunrugido.Selanzósobreella,latiróalsueloylacubrióconsucuerpomientraselautómataestallabaenpedazoscomounaestrellamuerta.
El fragor de metal retorcido y golpes chirriantes era increíble. Tessa intentótaparselosoídos,peroelcuerpodeWilllainmovilizabacontraelsuelo,apoyadoenloscodos,unoacadaladodelacabezadelajoven.Éstanotósualientoenlanuca,elgolpeteodelcorazóncontralacolumna.Oyóaquienhabíaconsideradosuhermanogritar,unterriblealaridoborboteante.VolviólacabezaypresionóelrostrocontraelhombrodeWillmientraselcuerpodeéstesesacudíasobreeldeella;elsuelotemblóbajoellos…
Y luego silencio. Lentamente, Tessa abrió los ojos. El aire estaba cargado depolvo de yeso, astillas flotantes y té escapado de los sacos de arpillera. Grandespedazosdemetalyacíanesparcidosdecualquiermanerasobreelsuelo,yvariasdelasventanassehabíanroto,dejandoentrarlaluzneblinosadelanochecer.Tessamiró
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aunladoyaotrodelanave.VioaHenry,sujetandoaCharlotte,besándoleelpálidorostromientrasella lomiraba;a Jem, tratandodeponerseenpie,estelaenmanoycubiertodeunacapadepolvodeyeso…,yaNate.
Alprincipiopensóqueestabaapoyadoenunadelascolumnas.Luegosefijóenlamancharojaqueseleexpandíasobrelacamisa.Entonceslovio;unretorcidotrozode metal lo había atravesado como una lanza y lo había clavado derecho en lacolumna.Teníalacabezagachayseapretabadébilmenteelpechoconlasmanos.
—¡Nate!—gritó.Willrodóhaciaunlado,liberándola,yunsegundodespuésTessayaestabaenpie
y corría hacia el herido demuerte.Lasmanos le temblaban de horror y repulsión,pero consiguió cerrarlas alrededorde la lanzademetal que atravesaba el pechodeNateyarrancársela.Latiróaunladoycasinituvotiempodesostenerlocuandoéstecayóhaciadelante;supesomuertolaarrastróconél.Tessavolvióaencontrarseenelsuelo,conelcuerpodelchicotendidosobresuregazoenunadiscordanteposición.
Recordó una imagen: ella agachada en el suelo de la casa de De Quincey,sujetando a Nate. Entonces lo había amado. Había confiado en él. Pero en esemomento,mientraslocogíaylasangredeélleempapabalacamisaylospantalones,se sintió como si estuviera viendo a unos actores en el escenario, interpretandounpapel,fingiendolapena.
—Nate—susurró.Élabriólosojospestañeando.Unadolorosasorpresalarecorrió.Habíapensado
queyaestabamuerto.—Tessie…—La voz deNate era espesa, como si llegara a través de capas de
agua.Lerecorrióel rostrocon lamirada, luego la ropaensangrentadayfinalmentedetuvolamiradasobresupropiopecho,dondelasangremanabasinparardesdeunaenormeaberturaensucamisa.Tessasequitólachaqueta,ladoblóyselaapretóconfuerzacontralaherida,rogandoporquefuerasuficienteparadetenerlahemorragia.
En vano. La chaqueta quedó empapada al instante; finos hilillos de sangre lecaíanaNateporloscostados.
—Oh,Dios—gimióTessa.Alzólavoz—.Will…—No.—Natelecogióporlamuñeca,clavándolelasuñas.—Pero,Nate…—Meestoymuriendo.Losé.—Tosióconunsonidohúmedoyvibrante—.¿No
loentiendes?LehefalladoalMagíster.De todasmaneras,mematará.Yél loharádespacio.—Emitióunsonidoroncoeimpaciente—.Déjalo,Tessie.Noestoysiendonoble.Yasabesquenolosoy.
Tessasuspiróentrecortadamente.—Deberíadejartemoriraquísolo,contupropiasangre.Esoesloquetúharíasen
milugar.
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—Tessie…—Untorrentedesangreselederramóporlacomisuradelaboca—.ElMagísternuncahapretendidohacertedaño.
—Mortmain—susurróella—.Nate,¿dóndeestá?Porfavor.Dimedóndeestá.—Él…—Nate se atragantó, y resolló. Una burbuja de sangre le creció en los
labios.LachaquetaqueTessa teníaen lamanoeraun trapoempapado.Nateabriómucholosojos,aterrorizado—.Tessie…memuero.Memuerodeverdad…
UngrannúmerodepreguntasestallaronenlacabezadeTessa.«¿Dónde está Mortmain? ¿Cómo pudo haber sido mi madre una cazadora de
sombras? Simi padre era un demonio, ¿cómo es que estoy viva cuando todos loshijosdedemoniosydecazadoresdesombrasnacenmuertos?»
Peroelterrorenlosojosdelmuchacholahizoguardarsilencio;apesardetodo,seencontrócogiéndolelamano.
—Nohaynadadeloquetenermiedo,Nate.—Quizánoparati.Túsiemprefuiste…labuena.Yovoyaarder,Tessie.Tessie,
¿dóndeestátuángel?Ellasellevólamanoalcuello,enungestoreflejo.—Nopodíallevarlo.EstabafingiendoserJessamine.—Debes…llevarlo.—Natetosió.Mássangre—.Llévalosiempre.¿Lojuras?Ellanegóconlacabeza.—Nate…—«Nopuedoconfiarenti,Nate.»—Yalosé.—Suvozeraunalevevibración—.Nohayperdónpara…laclasede
cosasquehetenidoquehacer.Ellaleapretólamanoconlasuya,resbaladizaacausadelasangredeél.—Teperdono—susurróella,sinsaberniimportarlesieraverdadono.Éllamiróasombrado.Surostroeradelcolordeunviejopergaminoamarillento;
loslabios,casiblancos.—Nosabestodoloquehehecho,Tessie.Ellaseinclinósobreél,inquieta.—¿Nate?Peronohuborespuesta.ElrostrodeNateserelajó,conlosojosabiertosycasien
blanco.Lamanodeélseresbalódeladeellaygolpeóelsuelo.—Nate—repitióTessa,ycolocólosdedosdondeelpulsodeberíahaberlelatido
enelcuello,sabiendodeantemanoloqueibaaencontrar.Nada.Natehabíamuerto.
Tessasepusoenpie.Elchalecoroto,lospantalones,lacamisa,inclusolapuntade su cabello estaban empapados de la sangre de Nate. Se sentía tan entumecidacomosilahubieranmetidoenaguahelada.Sevolviólentamente,preguntándoseporprimeravezsilosotroslahabríanestadoobservando,sihabríanoídosuconversación
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conelmoribundo,sisepreguntaban…Ni siquiera estaban mirando hacia ella. Estaban arrodillados, Charlotte, Jem y
Henry, enun cerrado círculo alrededor deuna formaoscuraqueyacía en el suelo,justodondeellahabíaestadoantes,conWillencima.
Will.Tessa había tenido pesadillas en las que caminaba por un largo pasillo oscuro
haciaalgoterrible,algoquenopodíaver,peroquesabíaqueeraespantosoyletal.Enlos sueños, a cada paso, el pasillo se había hecho más largo, perdiéndose en laoscuridadyelhorror.Lamismasensacióndemiedoeimpotencialainvadióeneseinstantemientrasibahaciaellos,cadapasocomosifueraunkilómetro,hastaunirsealgrupodecazadoresdesombrasarrodilladosymiraraWill.
Ésteyacíade lado.Teníael rostroblancoy respirabade formasuperficial. Jemtenía unamano en su hombro, y le hablaba en voz baja y tranquilizadora, pero suamigo no daba ninguna señal de ser capaz de oírlo. La sangre había formado uncharcobajoél,manchandoelsueloy,porunmomento,Tessaseloquedómirando,incapazde imaginardedóndeprovenía.Luegoseacercómásy levio laespaldaaWill. El traje estaba hecho jirones por toda la espalda y los hombros; las afiladasesquirlas demetal que habían volado por todas partes habían destrozado el gruesomaterial.Lapielestabacubiertadesangre;elcabello,empapado.
—Will —susurró Tessa. Se sintió curiosamente mareada, como si estuvieraflotando.
Charlottealzólamirada.—Tessa—dijo—.Tuhermano…—Está muerto —respondió ella en medio de su extraña sensación—. Pero
¿Will…?—Tehatiradoalsueloytehacubiertoparaprotegertedelaexplosión—explicó
Jem.Porsuvoz,seintuíaquenolaculpabilizabaenabsoluto—.Peronohabíanadaque lo protegiera a él. Estabais demasiado cerca. Los fragmentos demetal le handestrozadolaespalda.Estáperdiendosangremuydeprisa.
—Pero¿nopodéishaceralgo?—Tessaalzólavoz,inclusomientraselmareoseapoderabadeella—.¿Yvuestrasrunascurativas?¿Losiratzes?
—Hemosusadounamissio,unarunaquehacequepierdasangremásdespacio,pero si probamos con una runa curativa, la piel se le cerrara sobre el metal, y lohundirá más en el tejido blando —explicó Henry—. Tenemos que llevarlo a laenfermeríadecasa.Hayquesacarelmetalantesdepodercurarlo.
—Entonces,debemosirnos.—ATessaletemblabalavoz—.Debemos…—Tessa—dijoJem.Aún tenía lamanoenelhombrodeWill,pero lamirabaa
ella,conojosmuyintensos—.¿Sabesqueestásherida?Ellaseseñalólacamisaconungestoimpaciente.
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—Noesmisangre.EsdeNate.Ahoradebemos…¿Podemoscargarconél?¿Hayalgoconlo…?
—No—lainterrumpióJem,conlasuficientefirmezacomoparasorprenderla—.Nohablodelasangredelaropa.Tienesunprofundocorteenlacabeza.Aquí.—Letocólasien.
—Noseasridículo—replicóella—.Estoyperfectamente.Sellevólamanoalasien,ysenotóelpeloapelmazadoporlasangre,ytambién
lamejillapegajosa,antesdetocarconlosdedosuntrozodepielrasgada,queleibadesde el borde de la mejilla hasta la sien. Un dolor penetrante se le clavó en lacabeza.
Fue laúltimagota.Débilpor lapérdidade sangreymareadapor las continuasimpresiones, sintió que se desmoronaba. Casi ni notó que Jem la cogía antes dehundirseenlaoscuridad.
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17ENSUEÑOS
Acudeamíensueños,yentoncesdedíavolveréaestarbien.
Porquelanochepagarádesobraeldesesperadoanhelodeldia.
MATTHEWARNOLD,Longing
La conciencia le iba y venía con un ritmo hipnótico, como el mar aparece ydesaparece de la vista contemplado desde la cubierta de un barco enmedio de latormenta. Tessa sabía que estaba en una cama con limpias sábanas blancas en elcentrodeunalargasala;quehabíaotrascamas,todasiguales,allí;quehabíaventanasmuyporencimadesucabeza,por lasqueentrabansombrasy luegolaroja luzdelamanecer.Cerrólosojosaella,ylaoscuridadvolvió.
La despertaron unos susurros y unos rostros inclinados sobre ella, ansiosos.Charlotte,conelcabellorecogidoenlanuca,todavíaconsuuniforme,yjuntoaella,elhermanoEnoch.Surostrocubiertodecicatricesyanolecausabaterror.Oíasuvozensuinterior.
Laheridadelacabezaessuperficial.—Perosedesmayó—señalóladirectora.ParasorpresadeTessa,habíaauténtico
miedoensuvoz,unainquietudreal—.Conungolpeenlacabeza…Sedesmayódetantasimpresiones.Suhermanomurióensusbrazos,¿hasdicho?
YpuedehaberpensadoqueWilltambiénestabamuerto.Hasdichoqueéllacubrióconsucuerpocuandoocurriólaexplosión.Siélhubieramuerto,habríadadosuvidaporella.Esoesunapesadacargaquesoportar.
—¿Creesquesepondrábien?Cuandosucuerpoysuespírituhayanreposado,sedespertará.Nopuedodecir
cuándoseráeso.—MipobreTessa…—Charlotte leacaricióel rostrosuavemente.Lasmanos le
olíanajabóndelimón—.Ahorayanotieneanadieenelmundo…
Laoscuridadregresó,yTessasesumergióenella,agradeciendoeldescansodelaluzyelpensamiento.Searrebujóenellacomosi fueraunamantaysedejó flotar,
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comolosicebergsdelacostadelLabrador,acunadosbajolalunaenlaoscuraaguahelada.
Ungritoguturaldedoloratravesósusueñodeoscuridad.Estabaacurrucadadeladoenunrevoltijodesábanas,yaunascuantascamasdedistanciasehallabaWill,tumbadobocaabajo.Sediocuenta,aunqueensuestadodeadormecimientofuesólouna ligera impresión,dequeseguramenteestabadesnudo: lohabían tapadocon lassábanashastalacintura,peroelpechoylaespaldaestabanaldescubierto.Doblabalosbrazossobrelasalmohadasqueteníadelante,yapoyabalacabezaenellas,conelcuerpotensocomounacuerdadearco.Habíamanchasdesangreenlablancasábanabajera.
ElhermanoEnochsehallabaaunladodellechoy,juntoaél,alacabezadeWill,Jem,conunaexpresióndeansiedad.
—Will—decíaJemurgiéndolo—.Will,¿estássegurodequenoquieresotrarunaanalgésica?
—No…más—mascullóéste,conlosdientesapretados—.Sólo…acabaddeunavez…
El hermanoEnoch alzó lo que parecía un par de pinzas de platamuy afiladas.Willtragósalivayhundiólacabezaentrelosbrazos,conelcabellonegroresaltandocontraelblancodelaropadecama.Jemseestremeciócomosieldolorfuerasuyocuandolaspinzassehundieronen laespaldadesuparabataiysucuerpose tensó,conlosmúsculosmarcándosebajolapiel;sugritodedolorfuecortoyamortiguado.El hermanoEnoch retiró el instrumento con un fragmento demetal ensangrentadoentrelosextremos.
JemlecogiólamanoaWill.—Apriétamelosdedos.Teayudaráconeldolor.Sóloquedanunospocos.—Eso es… fácil de decir —jadeó Will, pero la mano de su amigo pareció
relajarlo un poco. Estaba arqueado sobre la cama, con los codos clavados en elcolchón, jadeando. Tessa sabía que no debía mirar, pero no podía evitarlo. Fueconscientedequenuncahabíavistotantodelcuerpodeunchicoantes,nisiquieradeldeJem.Seencontrófascinadaporlaformaenqueeltersomúsculosedeslizababajola fina piel deWill, la flexión y la curva de los brazos, el duro y plano estómagoconvulsionándoseconcadarespiración.
Laspinzasdestellarondenuevo,ylamanodeWillapretóladeJem,hastaquelosdedosdeambosseemblanquecieron.Lasangremanóysederramóporeldesnudocostado. No emitió ningún sonido, aunque parecía transpuesto y pálido. Jem hizoademándeiraponerlelamanosobreelhombro,perolaretiró,mordiéndoseellabio.
«Todo esto es porqueWillme cubrió para protegerme», pensóTessa.Como elhermanoEnochhabíadicho,eraunapesadacarga.
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YacíaensuestrechacamaensuantiguahabitacióndelpisodeNuevaYork.Porlaventanaveíaelcielogris,lostechosdeManhattan.Unadelascoloridascolchasdeparchesdesutíaestabasobrelacama,yellalaagarrócuandolapuertaseabrióyentróésta.
Sabiendoloquesabíaenesosmomentos,Tessapodíaverelparecido.TíaHarrietteníalosojosazules,elcabellorubioclaro;inclusolaformadelrostroeracomoladeNate.Conunasonrisa,seacercóyseinclinósobreTessa;lepusounamanoenlafrente,fríasobrelaardientepieldelamuchacha.
—Lo siento mucho —susurró Tessa—. Lo de Nate. Es culpa mía que hayamuerto.
—Chist—dijo su tía—.Noesculpa tuya.Es suyaymía.Siempremesentí tanculpable,¿sabes?,Tessa.Sabiendoqueerasumadre,peroincapazdedecírselo.Lepermitísalirsesiempreconlasuyaentodo,hastaquesetorciósinsalvaciónposible.Silehubieradichoqueerasuauténticamadre,nosehubierasentidotantraicionadoal descubrir la verdad, y no se habría vuelto contra nosotras. Las mentiras y lossecretos, Tessa, son como el cáncer del alma. Acaban con lo bueno y sólo dejandestrucciónasupaso.
—Teañoromucho—sesinceróTessa—.Ahorayanotengofamilia…Sutíaseinclinóylabesóenlafrente.—Tienesmásfamiliadelaquecrees.
—AhoracasiseguroquevamosaperderelInstituto—selamentóCharlotte.Noparecía triste, sino distante e indiferente. Tessa rondaba en espíritu, como unfantasma,porlaenfermería,mirandoalospiesdesucama,dondeladirectoraestabaconJem.Tessaseveíaasímisma,dormida,coneloscurocabellodesplegadocomounabanicosobrelasalmohadas.Willdormíaaunascuantascamasmásallá,conlaespalda llena de vendas, y un negro iratze en la nuca. Sophie, con cofia blanca yuniforme negro, estaba limpiando el polvo de los alféizares—. Hemos perdido aNathanielGraycomofuente,unadenosotrosharesultadoserunaespíaynoestamosmáscercadeencontraraMortmaindeloqueloestábamoshacequincedías.
—¿Despuésdetodoloquehemoshechoyaveriguado?LaClaveloentenderá.—Noloharán.Yaestánmuyhartosdemí.MásmevaldríairacasadeBenedict
LightwoodyhacerelpapeleodelInstitutoasunombre.Acabardeunavez.—¿YquédiceHenryalrespecto?—preguntóJem.Yanollevabaeluniforme,y
lamujertampoco;élibaconunacamisablancaypantalonesmarrones,yellaconunodesussencillosvestidososcuros.PerocuandoJemvolviólamano,TessavioqueaúnlateníamanchadaconlasangresecadeWill.
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Charlotteresoplódeunamaneramuypocofemenina.—¡Oh,Henry!—dijo;parecíaexhausta—.Creoqueestátansorprendidodeque
uno de sus artefactos funcionara que no sabe qué hacer con su vida.Y no soportaentraraquí.PiensaqueTessayWillestánheridosporsuculpa.
—Sin ese artefacto, todos podríamos estar muertos, y Tessa en manos delMagíster.
—PuedesexplicárseloaHenrycuandoquieras.Yoyameherendido.—Charlotte…—dijoJemenvozbaja—.Séloquedicelagente.Séquehasoído
chismorreoscrueles.Perotumaridoteama.Cuandocreyóqueestabasherida,enelalmacéndeté,casisevolvióloco.Selanzócontraesamáquina…
—James.—Le palmeó el hombro en un gesto incómodo—. Te agradezco quetratesdeconsolarme,perolasmentirasnuncasirvenparanadabuenoalfinal.HaceyatiempoqueheaceptadoqueHenryamaprimeroasusinventos,yluegoamí…entodocaso.
—Charlotte—repusoJemcontonocansado,peroantesdequepudieradecirnadamás,Sophiesehabíapuestoentreambos,coneltrapodelpolvoenlamano.
—SeñoraBranwell—habló en voz baja—. Sime permite hablar con usted unmomento…
Laaludidapareciósorprendida.—Sophie…—Porfavor,señora.LadirectoralepusoaJemunamanoenelhombro,ledijoalgoaloídoyluego
asintiómirandoaSophie.—Muybien.Venconmigoalsalón.Mientras Charlotte salía de la enfermería con Sophie, Tessa se dio cuenta
sorprendidadequelacriadaeramásaltaquesuseñora.Charlotteteníatalautoriddque a menudo la gente olvidaba lo pequeña que era. Y Sophie era tan alta comoTessa,ydelgadacomounsauce.TessalarecordóconGideonLightwood,apoyadaenlapareddelpasillo,ysepreocupó.
Cuandolapuertasecerrótraslasdosmujeres,Jemseinclinóhaciaadelante,conlosbrazoscruzadosyapoyadosenelpiedelacamadelatóndeTessa.Lamirabaconuna ligera sonrisa, aunque torcida, y las manos colgando, con sangre seca en losnudillosybajolasuñas.
—Tessa,miTessa—dijoenvozbaja,conuntonotanarrulladorcomoeldesuviolín—.Séquenopuedesoírme.ElhermanoEnochdicequenoestásmalherida.Nopuedo decir que eso sea suficiente para tranquilizarme. Es como cuandoWill measeguraenalgunapartequesóloestamosunpocoperdidos.Séqueesosignificaquetardaréhorasenveralgunacallequeconozca.
BajótantolavozqueTessanoestabaseguradesiloquedijodespuéserarealo
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partedelsueñodeoscuridadqueselavolvíaallevar,aunqueellaseresistiera.—Nunca me había importado —continuó él—. Estar perdido, quiero decir.
Siemprehabíapensadoquenosepodíaestardeltodoperdidosiseconocíaelpropiocorazón.Perometemoquepuedoperdermesinoconozcoeltuyo.—Cerrólosojoscomosiestuvieraterriblementeagotado,yTessaviolofinosqueeransuspárpados,comopapelpergamino,yloexhaustoqueparecíaestar—.Woaini,Tessa—susurró—.Wobuxiangshiquni.
Tessasupo,sinsabercómolosabía,loquesignificabanaquellaspalabras.«Teamo.Noquieroperderte.»«Yyotampocoquieroperderteati»,quisodecirle,perolaspalabrasnoacudían.
Envezde eso, se apoderóde ella la lasitud, enunabrumosaola, que la cubrió ensilencio.
Oscuridad.La celda era oscura, yTessa fue consciente primerode una sensaciónde gran
soledad y terror. Jessamine yacía en una estrecha cama, con el cabello rubiocolgándole en tiesos mechones por los hombros. Al mismo tiempo, Tessa flotabasobreellaysentíacomosi,dealgunamanera,estuvierapalpándolelamente.Podíanotar ladolorosasensacióndeunagranpérdida.Dealgúnmodo,JessaminesabíaqueNateestabamuerto.Antes,cuandoTessahabíatratadodeaccederalamentedela otra chica, había encontrado resistencia, pero en esemomento sólo sentía unacrecientetristeza,comolamanchadeunagotadetintanegraextendiéndoseporelagua.
Jessie tenía abiertos los ojos, miraba la oscuridad. «No tengo nada. —Laspalabras sonaban tanclaras comounacampanaen lamentedeTessa—.Escogí aNate por encima de los cazadores de sombras, y ahora está muerto. YMortmaintambién me querrá muerta, y Charlotte me desprecia. He jugado y lo he perdidotodo.»
MientrasTessalaobservaba,Jessaminesesacóporlacabezaunpequeñocordónquellevabaalcuello.Enelextremodeéstehabíaunanillodeoroconunabrillantepiedrablanca:undiamante.Lacogióentrelosdedosycomenzóausareldiamanteparagrabarletrasenlapareddepiedra.
J.G.JessamineGray
Tal vez hubiera algo más en el mensaje, pero Tessa nunca lo supo; mientrasJessamineapretabalajoya,éstaserompió,ylachicasegolpeóconlamanoenlapared,arañándoselosnudillos.
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Tessanotuvoqueaccederasumenteparasaberquéestabapensandoésta.Nisiquieraeldiamantehabíasidodeverdad.Conunpequeñogrito,Jessaminesediolavueltayhundióelrostroenlasásperasmantasdelacama.
Cuando Tessa despertó de nuevo, ya era de noche. Una tenue luz de estrellasentrabapor lasaltasventanasde laenfermería,yhabíauna lámparade luzmágicaencendidaenlamesillajuntoasucama.Alladodeésta,seencontrabaunatazadetisana,delaquesealzabavapor,yunplatitodegalletas.Seincorporóhastasentarse,apuntodecogerlataza…,ysequedóhelada.
Willestabasentadoalospiesdelacama,llevandounacamisasuelta,pantalonesyunabatanegra.Bajolaluzdelasestrellas,seloveíapálido,peroinclusoesatenueiluminaciónnopodíaborrarleelazuldelosojos.
—Will—dijoella,sorprendida—,¿quéhacesdespierto?Sepreguntósi lahabríaestadoobservandomientrasdormía.Peroésa seríauna
cosamuyextrañaymuypocoacordeconWill.—Te he traído una tisana—le informó él, un poco serio—. Pero parecía que
estuvierasteniendounapesadilla.—¿Sí?No recuerdo lo que he soñado.—Se cubrió con las sábanas, aunque su
castocamisónyalacubríalosuficiente—.Pensabaquehabíaestadoescapandohaciaelsueño…,quelavidarealeralapesadillayqueenelsueñoeradondepodíahallarpaz.
Willcogiólatazaysemovióparaquedarjuntoaellaenlacama.—Toma.Bebeesto.Ellaloobedeció.Latisanateníaungustoamargo,peroapetecible,comoelácido
dellimón.—¿Quémehará?—preguntóella.—Tecalmará—contestóWill.Tessalomiró,conelsaboralimónenlaboca.Parecíatenerunaneblinaantelos
ojos;atravésdeella,elchicoparecíacomoalgosalidodeunsueño.—¿Cómoestántusheridas?¿Teduelen?Élnegóconlacabeza.—Unavezextraídotodoelmetal,pudieronponermeuniratze—explicó—.Las
heridas no están completamente curadas, pero están sanando. Mañana serán sólocicatrices.
—Me das celos. —Tomó otro sorbo de tisana. Estaba comenzando a hacerlesentirmareada.Se tocóelvendajede la frente—.Creoquepasarábastante tiempoantesdequemequitenesto.
—Mientrastantopuedesdisfrutarpareciendounapirata.Tessaseechóareír,perounpocoinsegura.Willestabatancercacomoparaque
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ellanotaraelcalorqueemanabasucuerpo.Eracomounhorno.—¿Tienesfiebre?—lepreguntóantesdepoderevitarlo.—Eliratzesubelatemperaturadelcuerpo.Espartedelprocesodecuración.—Oh —repuso ella. Tenerlo tan cerca le estaba provocando pequeños
estremecimientosnerviosos,perosesentíademasiadomareadaparaapartarse.—Sientolodetuhermano—dijoélenvozbaja,ysualientoagitóelcabellode
Tessa.Ellalomiró.Suojos,grandesyazules;eserostroperfecto;laformaarqueadade
la boca, con las comisuras hacia abajo, indicando preocupación. Preocupación porella.Tessasenotólapielcalienteytensa;lacabeza,ligerayetérea,comosiestuvieraflotando.
—Will—susurró—.Will,mesientomuyrara.Ésteseinclinósobreellaparaponerlatazaenlamesa,ysushombrosserozaron.—¿QuieresquevayaabuscaraCharlotte?Ella negó con la cabeza. Estaba soñando.Ahora estaba segura; tenía lamisma
sensaciónde estar en su cuerpoy almismo tiempo fueraquehabía experimentadocuandohabía soñado con Jessamine. Saber que era un sueño la hizomás atrevida.Willseguíainclinadohaciaadelante,conelbrazoextendido;ellaseacurrucócontraél, con la cabeza sobre su hombro, y cerró los ojos. Notó que él se sobresaltabasorprendido.
—¿Te he hecho daño? —susurró ella, sólo en ese momento recordando suespalda.
—Nomeimporta—repusoélferviente—.Nomeimporta.Larodeócon losbrazosy lasujetócontrasí;ellaapoyólabarbillaen lacálida
uniónentre elhombroyel cuello.Oyóel ecode supulsoy captó suolor: sangre,sudor,jabónymagia.Noeracomohabíasidoenelbalcón,todofuegoydeseo.Éllacogió con suavidad y apoyó la mejilla en su cabello. Estaba temblando, inclusomientraselpecholesubíaybajaba,inclusomientrasleponíaunvacilantededobajolabarbilla,alzándoleelrostro…
—Will—dijo Tessa—. Está bien.No importa lo que hagas. Estamos soñando,¿sabes?
—¿Tess? —Will parecía alarmado. La estrechó más entre sus brazos. Ella senotabacálida,suaveymareada.SiWillfuerarealmenteasí,pensó,ynosóloenlossueños…Lacamadiovueltasbajoellacomounbotealaderiva.Tessacerrólosojosydejóquelaoscuridadselallevara.
El aire nocturno era frío; la niebla, espesa y amarillo verdosa bajo losintermitentes charcos de luz de gas, mientras Will bajaba por King’s Road. Ladirección que Magnus le había dado era de Cheyne Walk, cerca del Chelsea
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Embankment, y Will ya captaba el familiar olor del río: limo, agua, suciedad ypodredumbre.
Habíaestadotratandodeevitarqueelcorazónselesaltaradelpechodesdequehabíaencontradolanotadelbrujo,cuidadosamentedobladaenunabandejajuntoasucama. Sólo había escrito una escueta dirección: 16 CheyneWalk.Will conocía elWalkyeláreaquelocircundaba.Chelsea,cercadelrío,eraunlugarpopularentrelosartistasylosinteresadosenlaliteratura,ylasventanasdelospubsantelosquepasabaresplandecíanconunaacogedoraluzamarilla.
Secerróelabrigoaltorcerunaesquinaqueloencarabahaciaelsur.Laespaldaylaspiernasledolíanporlasheridasquehabíarecibido,apesardelosiratzes;estabaincómodo,comosilehubieranpicadounadocenadeabejas.Sinembargo,casinisefijaba.Teníalacabezarebosantedeposibilidades.¿QuéhabríadescubiertoMagnus?Sin duda no lo habría llamado sin alguna razón, ¿no?Y su cuerpo estaba lleno deTessa,desutactoydesuolor.Curioso,loquemásselehabíaclavadoenelcorazónyen lacabezanoerael recuerdodesusbesosenelbaile, sino la formaenquesehabíaacurrucadocontraélesanoche,conlacabezasobresuhombro,sualientoenelcuello,comosiconfiaraenélabsolutamente.Willhubieradadotodoloqueteníaenel mundo y todo lo que podía llegar a tener sólo por estirarse junto a ella en laestrecha cama de la enfermería y abrazarlamientras ella dormía.Apartarse de ellahabíasidocomoarrancarselapiel,perohabíatenidoquehacerlo.
Como siempre tenía que hacerlo. Igual que siempre tenía que negarse lo quequería.
Perotalvez…despuésdeesanoche…Apartó esa idea de su mente antes de que creciera en su interior. Mejor no
pensarlo; mejor no esperar y sufrir otra decepción. Miró alrededor. Ya estaba enCheyneWalk,consuselegantescasasdefachadasgeorgianas.Sedetuvodelantedelnúmero16.Eraunedificioalto,conunaverjadehierroforjadoantelafachadayunprominenteventanal.Laverjateníaunapuertaconadornos;estabaabierta.Willentróyfuehastalapuertaprincipal,dondellamóalacampanilla.
Parasusorpresa,nolaabrióunsirvientesinoWoolseyScott,consucabellorubiocayéndole enredado sobre los hombros. Llevaba un batín verde oscuro de brocadochino sobre unos pantalones asimismo oscuros y el pecho desnudo. Unmonóculodoradoestabacolocadoanteelojo.Teníaunapipaenlamanoizquierda,ymientrascontemplabaaWilltranquilamente,exhalóunanubedehumodeolordulce,quehizotoseralreciénllegado.
—Finalmente te has rendido y has reconocido que estás enamorado de mí,¿verdad? —le preguntó a Will—. Me encantan estas declaraciones sorpresa amedianoche.—Seapoyóenelmarcodelapuertayagitóunalánguidamanocargadadeanillos—.Vamos,aquítienes.
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Porunavez,Willsequedósinpalabras.Nolesolíapasarconfrecuenciaytuvoqueadmitirquenolegustaba.
—Oh, déjalo en paz,Woolsey—dijo una voz conocida desde el interior de lacasa:Magnus,queseapresurabaporelpasillo.Seestabaabrochandolospuñosdelacamisayteníaelcabelloalborotadoyenmarañado—.YatehedichoqueWillvendríaporaquí.
Will pasó la mirada de Magnus a Woolsey. Aquél iba descalzo, igual que ellicántropo.Woolsey tenía una brillante cadena de oro alrededor del cuello.De ellacolgabaunmedallónquedecíaBeatiBellicosi,«Benditosseanlosguerreros».Bajolainscripción aparecía la marca de una huella de lobo. Scott se fijó en queWill loestabamirandoysonrióirónico.
—¿Tegustaloqueves?—inquirió.—Woolsey…—loriñóMagnus.—Lanotaquemehasenviadoteníaalgoqueverconinvocardemonios,¿verdad?
—preguntóWillmirandoaMagnus—.Esonoes…tucobrodelfavor,¿verdad?Éstesacudiósualborotadacabeza.—No. Esto son negocios, nada más. Woolsey ha sido tan amable como para
dejarmeestarensucasamientrasdecidoquéhacer.—Yo digo que vayamos a Roma —intervino el hombre lobo—. Me encanta
Roma.—Muybien,peroprimerotengoqueusarunasala.Apoderserunaconpocoo
nadaenella.Scottsequitóelmonóculoymiróalbrujo.—¿Yquévasahacerenesasala?—Sutonoeramásquesugerente.—InvocaraldemonioMarbas—contestóMagnus,dedicándoleunafalsasonrisa
deorejaaoreja.Scottseatragantóconelhumodelapipa.—Supongo que todos tenemos ideas diferente sobre lo que constituye una
agradablevelada…—Woolsey.—Elmagosepasó lamanoporel revueltocabello—.Nomegusta
sacaresto,peromedebesuna.¿Hamburgo?¿1863?Elaludidoalzólasmanosalcielo.—Oh,muybien.Puedesutilizarlahabitacióndemihermano.Nadielahausado
desde que murió. Disfrutad. Yo estaré en el salón con una copa de jerez y unosgrabadosbastanteatrevidosquemehehechotraerdeRumanía.
Sevolvióysefueporelpasillo.MagnushizoungestoaWillparaqueentrara,yél lo hizo alegremente, con la calidez de la casa envolviéndolo como una manta.Como no había sirviente, se sacó su levita azul de lana y se la colgó del brazomientrasMagnusloobservabaconunamiradadecuriosidad.
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—Will—dijo—.Yaveoquenohasperdidotiempodesdequerecibisteminota.Noteesperabahastamañana.
—Yasabesloqueestosignificaparamí—repusoWill—.¿Deverdadcreesqueibaaesperarme?
Elhechiceroleescrutóelrostro.—¿Estáspreparado?—preguntó—.¿Paraqueesteasunto fracase?¿Paraqueel
demonionoseaelquebuscas?¿Paraquelainvocaciónnofuncione?Porunmomento,Willnopudomoverse.Veíasupropiorostroenelespejoque
colgaba junto a la puerta. Se asustó al ver lo sensible que parecía, como si ya nohubieraningúnmuroentreelmundoylosdeseosdesucorazón.
—No—respondió—,noestoypreparado.Magnusmoviólacabeza.—Will…—Suspiró—.Venconmigo.Sediolavueltaconlagraciadeungatoyfueporelpasillo,yluegoarribaporla
sinuosa escalera.Will lo siguió, subiendo los oscuros peldaños,mientras la gruesaalfombrapersaensordecíaelsonidodesuspasos.Hornacinasenlaparedconteníanestatuillasdemármoldecuerposentrelazados.Willapartólosojosapresuradamente,yluegovolvióamirarlas.TampocoeracomosiMagnusestuvieraprestandoatencióna loquehacíaWill,y lociertoeraqueelchiconuncasehabía imaginadoquedospersonas pudieran adoptar una posición como ésa, y mucho menos que parecieraartístico.
Llegaronalprimerpiso,yMagnus fuepor elpasillo, abriendo laspuertas a supasoymascullandoparasí.Alfinalhallólahabitaciónquebuscaba,abriólapuertadeltodoehizoungestoalcazadordesombrasparaqueentrara.
EldormitoriodelhermanomuertodeWoolseyScottestabaoscuroyfrío,yelaireolía a polvo.Automáticamente,Will buscó su luzmágica, peroMagnus agitó unamanoindicándolequenohacíafalta,mientrasdelosdedoslesaltabanchispasazules.De repente, un fuego ardió con fuerza en la chimenea, iluminando la habitación.Estaba amueblada, aunque lo habían cubierto todo con telas blancas: la cama, elarmario, las cómodas… Mientras Magnus recorría el cuarto arremangándose ygesticulando, losmuebles fueronapartándosedel centrode laestancia.Lacamasedio la vuelta y se quedó apoyada vertical en la pared; las sillas, las cómodas y ellavamanossecolocaronenlosrincones.
Elchicosoltóunsilbido.Elmagosonriósatisfecho.—Fácildeimpresionar—dijoéste,aunqueparecíafaltarleelaliento.Searrodillóenelvacíocentrodelaestanciayrápidamentedibujóunpentagrama.
Encadaunodelospuntosdelsímboloocultista, trazóunaruna,aunquenoerandelasqueWillconocíadelLibroGris.Magnusalzólosbrazosylosmantuvosobrelaestrella;comenzóasalmodiar,yseleabrieronunoscortesenlasmuñecas,dedonde
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manósangrequegoteóenelcentrodelpentagrama.Willsetensócuandoelfluidosepegóenelsueloycomenzóaarderconuninquietanteresplandorazul.Elhechicerosalió del pentagrama, aún salmodiando, se metió la mano en el bolsillo y sacó eldiente del demonio. Mientras el muchacho lo contemplaba, Magnus lo tiró en elllameantecentrodelaestrella.
Duranteunmomentonoocurriónada.Actoseguido,desdeelardientecentrodelas llamas, una oscura masa comenzó a tomar forma. Magnus había dejado desalmodiar; miraba concentrado el pentagrama y lo que estaba pasando dentro,mientrasloscortesdelosbrazosselecerraban.Lahabitaciónestabacasiensilencio,sóloseoíaelcrepitarelfuegoylarápidarespiracióndeWill,queleresonabaensuspropiosoídos.Lamasanegrafuecreciendo,fusionándosey,finalmente,adquirióunaformasólidayreconocible.
Eraeldemonioazuldelafiesta,aunqueyanovestíadeetiqueta.Teníaelcuerporecubierto de escamas azules superpuestas, y una larga cola amarillenta con unaguijónenlapuntaibadeunladoaotroasuespalda.EldemoniomiróaMagnusydespuésaWill,entrecerrandosusojosescarlata.
—¿QuiéninvocaaldemonioMarbas?—exigiósaberenunavozqueeracomosilaspalabrasresonarandesdeelfondodeunpozo.
Magnus hizo un gesto con la barbilla indicando el pentagrama.Elmensaje eraclaro:elrestoeraasuntodeWill.
Éstediounpasoadelante.—¿Nomerecuerdas?—Terecuerdo—gruñóeldemonio—.Meperseguisteporlosjardinesdelacasa
de campo de Lightwood.Me arrancaste un diente.—Abrió la boca, mostrando lamella—.Probétusangre.—Suvozseconvirtióenunsiseo—.Cuandoescapedeestepentagramalaprobaréotravez,nefilim.
—No.—Willaguantóeltipo—.Tepreguntosimerecuerdasamí.Eldemoniocalló.Losojos,danzandoconelfuego,eraninescrutables.—Hacecincoaños—explicóelmuchacho—.Unacaja.UnaPyxis.Laabrí,ytú
saliste.Estábamosenlabibliotecademipadre.Túatacaste,peromihermanatehizoretrocederconuncuchilloserafín.¿Merecuerdasahora?
Hubounsilenciomuy,muylargo.Magnusmantuvosusojosdegatofijoseneldemonio. Había una amenaza implícita en esa mirada, una que Will no podíaidentificar.
—Dilaverdad—loinstóMagnusfinalmente—.Oteirámuymal,Marbas.EldemoniovolviólacabezahaciaWill.—Tú —comenzó de mala gana—. Tú eres aquel niño. El hijo de Edmund
Herondale.Will tragó aire.De repente, se sintiómareado, como si fuera a desmayarse. Se
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clavó las uñas en la palma, con fuerza, rasgándose la piel, para que el dolor leaclararalacabeza.
—Lorecuerdas.—Llevaba veinte años atrapado en esa cosa —rugió Marbas—. Claro que
recuerdomi liberación. Imagínatelo,sipuedes,mortal idiota;añosdeoscuridad,denegrura, sin luz ni movimiento…, y luego el cambio, la apertura. Y el rostro delhombrequemehabíaencerradojustosobretumirada.
—Yonosoyelhombrequeteencerró…—No. Ése fue tu padre. Pero a mis ojos, sois iguales. —El demonio sonrió
sarcástico—.Recuerdoatuhermana.Unachicavaliente,haciéndomeretrocederconuncuchilloquecasinosabíaniusar.
—Lo empleó lo suficientemente bien para apartarte de nosotros. Por eso nosmaldijiste.Memaldijiste.¿Recuerdaseso?
Marbasrióporlobajo.—«Todoslosqueteamenhallaránsólolamuerte.Suamorserásudestrucción.
Puedetardarunmomento,puedetardaraños,peroquientemireconamormoriráporello.Ycomenzaréconella.»
Willsesintiócomosiestuvierarespirandofuego.Leardíatodoelpecho.—Sí.Eldemonioinclinólacabezahaciaunlado.—¿Y me has invocado para que juntos podamos recordar esos instantes que
compartimosenelpasado?—Teheinvocado,cabrónazul,paraquemeliberesdelamaldición.Mihermana,
Ella, murió esa noche. Abandoné a mi familia para que estuvieran a salvo. Hanpasadocincoaños.Yaessuficiente.¡Suficiente!
—Notratesdedarmelástima,mortal—repusoMarbas—.Duranteveinteañosfuitorturado en esa caja. Quizá tú también deberías sufrir durante veinte años. Odoscientos…
Elcuerpodelchicosetensó.Antesdequepudieralanzarsecontraelpentagrama,Magnushabló.
—Algoenestahistoriameresultararo,Marbas—expusoenuntonotranquilo.Éstelomiró.—¿Elqué?—Undemonio,justoalsalirdeunaPyxis,sueleestarensumomentomásdébil,
despuésde llevar todoel tiempode sucautiverio sinalimentarse.DemasiadodébilparaecharunamaldicióntansutilypotentecomolaquedicesqueleechasteaWill.
El demonio siseó algo en un idioma queWill desconocía, una de las lenguasdemoníacasmenosfrecuentes,nicthonicypurgatic.Magnusentrecerrólosojos.
—Pero mi hermana murió —recordó Will—. Marbas dijo que mi hermana
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moriría,ymurió.Esamismanoche.Losojosdelbrujoseguíanclavadosenlosdeldemonio.Algúntipodeluchade
voluntadesestabateniendolugar,algoqueescapabaalentendimientodelchico.—¿Deverdaddeseasdesobedecerme,Marbas?—preguntóMagnusfinalmente—.
¿Deseasenfureceramipadre?MarbasescupióunapalabrotaysevolvióhaciaWill.Elmovimientodesuhocico
denotabasuenfado.—El híbrido tiene razón. Lamaldición era falsa. Tu hermanamurió porque le
clavéelaguijón.—Agitólacoladeunladoaotro,yWillrecordóaEllatiradaenelsuelo después de que le golpeara la cola y el arma cayéndosele de las manos—.Nuncahasestadomaldito,WillHerondale.Almenosnopormí.
—No—repuso éste casi sin voz—.No, es imposible.—Se sintió como si unagrantormentahubieraestalladoensucabeza;recordóaJemdiciendo«elmuroestácayendo»,yseimaginóelgranmuroquelohabíarodeadoduranteaños,aislándolo,desmoronándosecomolaarena.Eralibre,yestabasolo,yelvientoheladolocortabacomouncuchillo—.No.—Suvozteníaunanotadelamento—.Magnus…
—¿Estásmintiendo,Marbas?—preguntóelmago—.¿MejurasporBaalqueloquediceseslaverdad?
—Lojuro—contestóeldiablo,conlosrojosojosrodándoleenlasórbitas—.¿Enquémebeneficiaríamentirte?
Will cayó de rodillas. Se apretó el estómago con lasmanos, como si estuvieraimpidiendo que se le desparramaran las entrañas. Cinco años, pensó. Cinco añosdesperdiciados.OyóasufamiliagritandoygolpeandolaspuertasdelInstituto,yasímismopidiendoaCharlottequeloshicieramarchar.Yellosnuncahabíansabidoelporqué.Habíanperdidoaunahijayaunhijoencuestióndedías.Ynuncahabíansabidoelporqué.Y losotros,HenryyCharlottey Jem…yTessa,y las cosasquehabíahecho…
«Jemesmigranpecado.»—Willtienerazón—concluyóMagnus—.Eresuncabrónazul.¡Ardeymuere!En algún punto periférico a la visión deWill, una llama roja se alzó hasta el
techo;Marbas gritó, un aullido de agonía que se cortó tan de repente como habíacomenzado. El hedor a demonio quemado llenó la habitación. Y Will siguióarrodillado,conlarespiraciónserrándolelospulmones.
«Oh,Dios;oh,Dios;oh,Dios.»Unasmanosamableslocogieronporloshombros.—Will—ledijoMagnus;nohabíanadaalegreensutono,sólounasorprendente
ternura—.Will,losientomucho.—Todo lo que he hecho —respondió éste. Notaba como si los pulmones le
hubierandejadodefuncionar—.Todaslasmentiras,apartaralagente,abandonara
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mi familia, las cosas imperdonables que le dije a Tessa… para nada. Unamalditapérdidadetiempo,ytodoporunamentiraquefuitanestúpidocomoparacreer.
—Tenías doce años. Tu hermana murió. Marbas era una criatura astuta. Haengañadoamagospoderosos,¿cómonoibaaengañaraunniñoquedesconocíaelMundodelasSombras?
Willsemirólasmanos.—Todamividahundida,destrozada…—Tienes diecisiete años —le recordó el hechicero—. No puedes haber
destrozadounavidaquecasinihasvivido.¿Entiendesloqueestoquieredecir,Will?Tehaspasadolosúltimoscincoañosconvencidodequenadietequeríaporque,enelcasocontrario,habríanmuerto.Elsimplehechodesusupervivencialoconsiderabasunapruebadequelesresultabasindiferente.Peroteequivocabas.Charlotte,Henry,Jem…,tufamilia…
Respiróhondoydejósalirelaire.Latormentaensucabezaamainabalentamente.—Tessa—exclamó.—Bueno.—EnesemomentosíquehabíaalgodehumoreneltonodeMagnus.
Elchicosediocuentadequeestabaarrodilladojuntoaél.«Estoyenlacasadeunlicántropo—pensó—,conunbrujoconsolándomeylas
cenizasdeundemoniomuertoaunospasos.¿Quiénselohubierapodidoimaginar?»—NopuedodecirteconseguridadloquesienteTessa—continuóMagnus—.Por
sinolohasnotado,esunachicamuyindependiente.Perotienestantasposibilidadesdeconseguirsuamorcomocualquierotrohombre,Will,¿ynoesesoloquequieres?—Le palmeó la espalda y apartó lamano; se puso en pie como una gran sombranegracayendosobreWill—.Sitesirvedeconsuelo,porloquevienelbalcónlaotranoche,creoquelegustasmucho.
Magnus observo aWill mientras éste salía de la casa. Al llegar a la verja, elmuchacho se detuvo, con lamano en el pasador, como si vacilara en el umbral alcomienzodeunviajelargoydifícil.Lalunahabíasalidodeentrelasnubesylehacíarelucirelespesocabellonegroylapalidezdelasmanos.
—Muycurioso—comentóWoolsey,queapareciódetrásdeMagnusenelpasillo.Las cálidas luces de la casa transformaban el cabello rubio del licántropo en unamaraña de oro pálido. Parecía como si hubiera estado durmiendo—. Si no teconociera,diríaqueapreciasaesechico.
—¿Si nome conocieras,Woolsey?—preguntó elmago, sin prestar demasiadaatención,observandoaúnaWill,ylaluzquerefulgíaenelTámesismásalládeéste.
—Esunnefilim—respondióellisántropo—.Ynuncatehaninteresado.¿CuántotehapagadoparaqueleinvocarasaMarbas?
—Nada—contestóMagnus,yenesemomentonoveíanadadeloquehabíaallí,
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nielrío,niaWill,sólounmontónderecuerdos:ojos,rostros,labiosperdidosenlamemoria,amoresalosqueyanopodíaponernombre—.Mehizounfavor.Unoquenisiquierarecuerda.
—Esmuyguapo—observóelrubio—.Paraserhumano.—Estámuyroto—replicóMagnus—.Comounbonito jarrónquealguienhaya
destrozado.Sólolasuerteylahabilidadpodránhacerqueseacomoeraantes.—Noparecemuycontento—observóWoolsey—.Loquehayashechoporél…—Enestemomentoestáenestadodeshock—explicóelbrujo—.Durantecinco
años ha creído algo, y ahora se ha dado cuenta de que todo este tiempoha estadomirandoelmundoatravésdeuncristaldefectuoso,quetodoloquehasacrificadoennombre de lo que creía correcto y noble ha sido un desperdicio, y que sólo haconseguidoherirloqueama.
—¡Dios santo! —exclamó el hombre lobo—. ¿Estás seguro de que lo hasayudado?
Willatravesólaverja,yéstasecerróasuespalda.—Totalmenteseguro—contestóMagnus—.Siempreesmejorvivirlaverdadque
vivirunamentira.Yesamentira lohubierahechoestar soloparasiempre.Durantecincoañosquizánohayatenidocasinada,sinembargoahoralopuedetenertodo.Yunchicoconeseaspecto…
Woolseysoltóunarisita.—Aunqueyahaentregadosucorazón—loatajóMagnus—.Quizásealomejor.
Loquenecesitaahoraesamaryqueloamen.Nohatenidounavidafácilparasertanjoven.Sóloesperoqueellaloentienda.
Inclusoadistancia,elmagopudoveraWillrespirarhondo,cuadrarloshombrosycomenzaracaminarporelWalk.Ysabíaquenoseequivocabaalverquesupasoeracadavezmásanimado.
—No puedes salvar a todos los pájaros caídos—afirmóWoolsey, mientras seapoyabaenlaparedycruzabalosbrazos—.Inclusoalosapuestos.
—Conunomeconformo—repusoMagnusy,comoyanoseveíaaWill,dejóquelapuertasecerrara.
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18HASTAMIMUERTE
DurantetodamividaaprendíaamarAhorademuestromiconsumadoarteYrevelomipasión:¿cielooinfierno?¡Noquieredarmecielo!¡Puesbueno!
ROBERTBROWNING,OneWayofLove
—¡Señorita,señorita!Tessa se fue despertando. Sophie la movía por el hombro. El sol entraba a
raudalesporlasventanasenloalto.Ladoncellalesonreíaconojosanimados.—LaseñoraBranwellmeenvíaparallevarlaasudormitorio.Nosepuedequedar
aquíeternamente.—¡Uf! ¡No loquerría!—Tessase incorporó,y luegocerró losojoscuandouna
olademareolarecorrió—.Tendrásqueayudarmea levantarme,Sophie—dijoconvozdedisculpa—.Noestoytanfirmecomodebería.
—Claro, señorita.—La ayudó rápidamente a salir de la cama. A pesar de sudelgadezerabastantefuerte.Teníaqueserlo,¿no?,pensóTessa,despuésdeañosdecargar con ropa escalera arriba y abajo, y carbón desde la carbonera hasta laschimeneas.Hizounamuecadedolorcuandotocóconlospieselfríosuelo,ynopudoevitarmirarparaversiWillseguíaensucamadelaenfermería.
Noestaba.—¿EstábienWill?—preguntóaSophiemientrasésta laayudabaaponerse las
zapatillas—.Medespertéunmomentoayerylosvisacándoletrozosdemetaldelaespalda.Parecíahorrible.
Lasirvientaresopló.—Parecíapeordeloqueera.ElseñorHerondalecasinilosdejóponerleuniratze
antedeirse.Directoalanochehaciaeldiablosabedónde.—¿Deverdad?Podríajurarqueanochehabléconél.Yasehallabanenelpasillo;SophieayudabaaTessaponiéndoleunamanoenla
espalda. Las imágenes iban tomando forma en la cabeza de la chica. Imágenes deWillbajolaluzdelaluna,desímismadiciéndolequenoimportaba,quesóloeraunsueño…ylohabíasido,oesocreía.
—Debedehaberlosoñado,señorita.Habían llegado a la habitación deTessa, y Sophie estaba distraída, tratando de
girarelpicaportesinsoltarla.
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—Estábien,Sophie,puedoaguantarmesola.Éstaprotestó,peroTessainsistiócontantafirmezaqueladoncellaprontotuvola
puerta abierta y sededicó a atizar el fuegomientrasTessa se sentaba enun sillón.Había una tetera y un plato con emparedados en la mesilla junto a la cama, y sesirvió,agradecida.Yanoestabamareada,perosesentíacansada,conunagotamientoque eramás espiritual que físico. Recordó el amargo sabor de la tisana que habíabebido,ycómosehabíasentidoalabrazarlaWill,peroesohabíasidounsueño.Sepreguntóquémásde lo quehabía visto la nochepasada sería tambiénun sueño…Jemsusurrándoledesdelospiesdelacama,JessaminesollozandocontralasmantasenlaCiudadSilenciosa…
—Lamento lo de su hermano, señorita. —Sophie estaba arrodillada junto alfuego, y el reflejo de las llamas jugaba sobre su hermoso rostro. Tenía la cabezainclinada,yTessanopodíaverlelacicatriz.
—No tienes por qué decirlo, Sophie. Sé que fue culpa suya, la verdad, lo deAgathayThomas…
—Peroerasuhermano.—Lavozdeladoncellaerafirme—.Lasangrelloraalasangre.—Seinclinóaúnmássobreelhogar,yhabíaalgoenlaternuradesuvoz,yenlamaneraenqueselerizabaelcabello,oscuroyvulnerable,enlanuca,quehizohablaraTessa.
—Sophie,teviconGideonelotrodía.Alinstante,éstasetensóporcompleto,sinvolverseamirarla.—¿Quéquieredecir,señorita?—Volví a buscar mi colgante—explicó—. Mi ángel mecánico. Y te vi en el
pasillo con Gideon. —Tragó saliva—. Él te… apretaba la mano. Como unpretendiente.
Sehizounlargosilencio,mientrasSophiemirabaelfuego.—¿VaadecírseloalaseñoraBranwell?Tessasequedóparada.—¿Qué?¡Sophie,no!Sóloquería…advertirte…—¿Advertirmedequé?—preguntóSophieconvozneutra.—LosLightwood…—Tragósaliva—.Nosongentemuyamable.Cuandoestuve
ensucasa…conWill…vicosasterribles,terribles…—¡EselseñorLightwood,nosushijos!—Labrusquedadenlavozdelacriada
hizoqueseencogiera—.¡Nosoncomoél!—¿Quédiferenciapuedehaber?Sophiesepusoenpie,yelatizadorrepiqueteóenelsueloalcaer.—¿Creequesoytantontacomoparadejarqueuncaballerodetresalcuartose
burledemídespuésdeloquehepasado?¿DespuésdetodoloquelaseñoraBranwellmehaenseñado?Gideonesunbuenhombre…
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—¡Es una cuestión de educación, Sophie! ¿Te lo imaginas yendo a BenedictLightwoodydiciéndolequequierecasarseconunamundanay,ademásunadoncella?
Sophiearrugóelrostro.—Ustednosabenada—replicó—.Nosabeloqueharíapornosotros…—¿Te refieres al entrenamiento? —Tessa no podía creérselo—. Sophie, la
verdad…Pero ésta, sacudiendo la cabeza, se había cogido las faldas y salía de la
habitación,dejandoquelapuertasecerraradegolpetrasdesí.
Charlotte, apoyando los codos en el escritorio del salón, suspiró, hizounabolaconladecimocuartahojadepapelylatiróalachimenea.Elfuegoseavivóduranteunmomento,yconsumióelpapelhastadejarlonegroydeshechoencenizas.
Volvióacogerlapluma,lahundióeneltinteroycomenzódenuevo.
Yo, CharlotteMary Branwell, hija de nefilim, por la presente y en esta fecha,presento mi renuncia como directora del Instituto de Londres, en representaciónpropiaydemiesposo,HenryJocelynBranwell…
—¿Charlotte?La mano le tembló, y lanzó un borrón de tinta sobre la hoja, estropeando su
concienzudacarta.AlzólamiradayvioaHenryjuntoalescritorio,conunamiradapreocupadaenelpecosorostro.Dejólapluma.Pensó,comosiemprelepasabaconsumarido y en otras escasas ocasiones, en su aspecto físico: en que el cabello se leescapabadelmoño,enqueelvestidonoeranuevoyteníaunamanchadetintaenlamangayenqueteníalosojoscansadosehinchadosdellorar.
—¿Quépasa,Henry?Éstevaciló.—Essóloqueheestado…Cariño,¿quéestásescribiendo?—Pasóalotroladodel
escritorioyechóunaojeadaporencimadelhombrodeella—.¡Charlotte!—Agarróel papel del escritorio; aunque la tinta se había corrido por la hoja, pudo leer losuficienteparacaptarlaintención—.¿RenunciaralInstituto?¿Cómopuedes?
—Mejor renunciar que hacer que el cónsul Wayland tenga que obligarme —contestóCharlotteconclama.
—¿Noquerrásdecir«obligarnos»?—Parecíaherido—.¿Nodeberíayoteneralgoquedeciralmenosenestadecisión?
—Nuncaantes tehas tomadoningún interéspor ladireccióndel Instituto.¿Porquéloibasahacerahora?
Suesposolamirócomosilohubieraabofeteado,yCharlottetuvoquecontenerse
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para no levantarse, abrazarlo y besarle la pecosa nariz. Recordó cómo, cuando sehabíaenamoradodeél,habíapensadoquelerecordabaauncachorrilloadorable,conlas manos demasiado grandes en relación con el resto del cuerpo, sus ojos coloralmendra,suvoluntariosaactitud…Jamáshabíadudadodesuagudezaeinteligencia,incluso cuando los demás se reían de sus excentricidades. Ella había pensado queseríasuficienteestarcercadeélparasiempre,yamarlotantosiéllaamabacomosino.Peroesohabíasidoantes.
—Charlotte—dijoél—.Séporquéestásenfadadaconmigo.Ellaalzóel rostro,sorprendida.¿DeverdadpodríaserHenry tanperceptivo?A
pesar de su conversación con el hermano Enoch, ella había pensado que nadie lohabíanotado.Nohabíatenidonitiempodepensarensímisma,ymuchomenosencómoreaccionaríasumaridocuandolosupiera.
—¿Losabes?—NoestuvecontigoenlareuniónconWoolseyScott.ElalivioyladecepciónlucharonenelpechodeCharlotteporimponerse.—Henry—suspiró—.Esonoesmuy…—No me di cuenta —continuó él—. A veces me quedo tan perdido en mis
ideas…Siemprelohassabido,Lottie.Ellasesonrojó.Tanpocasveceslallamabaasí…—Cambiaría si pudiera —prosiguió—. De todas las personas de este mundo,
creíaquetúmeentendías.Yasabes…sabesqueparamínoessólojuguetear.Sabesque quiero crear algo que haga que el mundo sea mejor, que haga las cosas másfácilesparalosnefilim.Igualquelohacestú,aldirigirelInstituto.Yaunqueséqueparatisiempreestaréensegundolugar…
—¿Segundo lugar? —La voz de Charlotte se elevó hasta ser un incrédulograznido—.¿Túestásensegundolugarparamí?
—Esoes,Lottie—respondióHenrycongranternura—.Sabía,cuandoaceptastecontraer matrimonio conmigo, que era porque era imprescindible que estuvierascasadaparadirigirelInstituto,quenadieaceptaríaaunamujersolteraenelpuestodedirectora…
—Henry. —Se puso en pie, temblando—. ¿Cómo puedes decir esas cosasterriblesdemí?
Ésteparecíaperplejo.—Pensabaquesimplementeeraasí…—¡¿Crees que no sé por qué te casaste conmigo?!—gritóCharlotte—. ¿Crees
quenosélodeldineroquetupadredebíaalmío,yqueésteleprometióolvidarsedeladeudasi lohacías?Siemprehabíaquerido tenerunhijo, alguienquedirigieraelInstitutodespuésdeél,ysinopodíatenerlo,bueno,¿porquénopagarparacasarasuhijaimposibledecasar,demasiadofea,demasiadoobstinada,conunpobrechicoque
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sóloestabacumpliendosuobligaciónhaciasufamilia…?—¡CHARLOTTE!—Henrysehabíapuestorojocomountomate.Ellanuncalo
habíavistotanenfadado—.¡¿DEQUÉDIABLOSESTÁSHABLANDO?!Ellaseaferróalescritorio.—Losabesmuybien—respondió—.Fueporesopor loque te casaste, ¿noes
cierto?—¡Nuncamehasdichounapalabradeestohastahoy!—¿Yparaqué?Noesalgoquenosupieras.—Puesloes,laverdad.—Henrysoltabarayosporlosojos—.Nosénadadeque
mipadredebieradineroaltuyo.Fuiaveratupadredebuenavoluntadylepedísimeharíaelhonordepermitirmepedirtematrimonio.¡Nuncasehablódedinero!
Charlotte se quedó sin aliento. En todos los años que habían estado casados,nuncalehabíadichoniunapalabrasobrelascircunstanciasdesucompromiso;nuncahabíahabidoningunarazón,ynuncaanteshabíaqueridooírdetallestartamudeadosdeloquesabíaqueeracierto.¿NoselohabíadichosupadrecuandolehabíahabladodelapeticióndeHenry?«Esunbuenchico,mejorquesupadre,ytúnecesitasalgúnmarido,sivasadirigirelInstituto.Leheperdonadolasdeudasasupadre,asíqueelasuntoestázanjadoentrelasfamilias.»
Claroquesupadrenuncahabíadicho,conlaspalabrasexactas,queésafueralarazónporlaqueHenrylehabíapedidomatrimonio.Ellahabíasupuesto…
—Noeresfea—leespetóHenry,conelrostroaúnencendido—.Ereshermosa.Ynolepedíatupadresipodíacasarmecontigoobligadopornadieopornada;lohiceporqueteamaba.Siempreteheamado.Soytuesposo.
—Nocreíaquequisierasserlo—susurróella.Henryestabanegandoconlacabeza.—Séquelagentemellamaexcéntrico.Peculiar.Inclusoloco.Todasesascosas.
Nuncame ha importado. Pero que tú pienses que tengo una voluntad tan débil…¿Acasonomeamas?
—¡Claroquesí!—dijoCharlotte—.Esonuncasehacuestionado.—¿No?¿Creesquenooigo loquedice lagente?Hablandemícomosiyono
estuviera presente, como si fuera una especie de retrasado. He oído a BenedictLightwood decir tantas veces que sólo te habías casado conmigo para poder fingirqueeraunhombreelquedirigíaelInstituto…
LetocóelturnoaCharlottedeenfadarse.—¡Ytúmecriticasporpensarqueteníaspocavoluntad!Henry,nuncamehubiera
casado contigo por esa razón, en la vida. Perdería el Instituto al instante antes deperder…
Henrylamirabafijamente,conlosojoscoloralmendracomoplatos,yelcabellorojodepunta,comosisehubierapasadolasmanosporéltantasvecesquecorrierael
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peligrodearrancárseloatrozos.—¿Antesdeperderqué…?—Antesdeperderteati—contestóella—.¿Acasonolosabes?Y luego no dijo nada más, porque Henry la abrazó y la besó. La besó de tal
maneraqueellayanosesintiófea,nifueconscientedesucabelloodelamanchadetintaenlamanganidenadaquenofueraHenry,alquesiemprehabíaamado.Selellenaronlosojosdelágrimas,quecayeronporsusmejillas,ycuandoélseapartó,letocóelhúmedorostro,inquisitivo.
—Deverdad—dijo—.¿Tútambiénmeamas,Lottie?—Claro que sí. No me casé contigo para tener alguien con quien dirigir el
Instituto, Henry.Me casé contigo porque… porque creía que nome importaría lodifícilquepudieraserdirigirestesitio,olomalquemetrataralaClave,sisabíaquesería tu rostro loquevería todas lasnochesantesdedormirme.—Lediounsuavegolpecitoenelhombro—.Llevamosañoscasados,Henry.¿Quécreíasquesentíaporti?
Élseencogiódehombrosylabesóenlacoronilla.—Pensabaquemeteníascariño—respondióconaspereza—.Pensabaquetalvez
llegarasaamarme,coneltiempo.—Esoeraloqueyopensabadeti—repusoella—.¿Deverdadhemossidoambos
tanestúpidos?—Bueno, no me sorprendo por mí —reconoció Henry—. Pero, la verdad,
Charlotte,túdeberíashaberlosabido.Ellacontuvounacarcajada.—¡Henry!—Leapretó losbrazos—.Hayalgomásque tengoquedecirte, algo
importante…Lapuerta del salón se abrió de golpe.EraWill.La pareja se apartó y lomiró.
Parecíaagotado,pálidoycongrandesojeras,perohabíaunaclaridadensurostroqueCharlotte no había visto nunca antes, una especie de brillo en su expresión. Sepreparóparaalgúncomentariosarcásticoounafríaobservación,peroenvezdeesolessonrióaambosalegremente.
—Henry,Charlotte.NohabéisvitoaTessa,¿verdad?—Seguramenteestáensuhabitación—respondióCharlotte,asombrada—.Will,
¿pasa algo? ¿No deberías estar descansando? Después de las heridas que hassufrido…
Elmuchachohizoungestoquitándoleimportancia.—Tusexcelentesiratzeshanfuncionadodemaravilla.Nonecesitodescanso.Sólo
quieroveraTessaypedirte…—Seinterrumpió,mirandolacartaqueCharlotteteníasobre la mesa. Con unas cuantas zancadas de sus largas piernas, llegó hasta elescritorio,lacogióylaleyóconlamismaexpresióndeconsternaciónqueHenry—.
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¡Charlotte,no!NopuedesrenunciaralInstituto.—LaClavetebuscaráotrositiodondevivir—repusoella—.Opuedesquedarte
aquíhastaquecumplaslosdieciocho,aunquelosLightwood…—NoquerríaviviraquísinHenrynitú.¿Paraquéibaaquedarme?—Sacudióla
hoja de papel hasta que ésta crujió—. Si incluso echo de menos a Jessamine…Bueno, un poco. Y los Lightwood despedirán a nuestros criados y pondrán a lossuyos.Charlotte,nopuedesdejarqueesosuceda.Ésteesnuestrohogar.ElhogardeJem,elhogardeSophie.
Lamujerlomirófijamente.—¿Seguroquenotienesfiebre?—Charlotte. —Will puso el papel otra vez sobre la mesa con una fuerza
innecesaria—.Teprohíboquedimitascomodirectora.¿Loentiendes?Durantetodosestosañostehasvolcadoconmigocomosifueradetupropiasangre,ynuncatehedadolasgracias.Esotambiénvaporti,Henry.Peroestoyagradecido,yporesonotepermitirécometereseerror.
—Will —repuso Charlotte—. Se ha acabado. Sólo nos quedan tres días paraencontraraMortmain,ynopodemoshacerlo.Nocontamoscontiemposuficiente.
—¡A Mortmain, que lo cuelguen! —exclamó Will—. Y lo digo literalmente,claro,perotambiénensentidofigurado.LasdossemanasdeplazoparaencontraraMortmain las decidió, en esencia, Benedict Lightwood como una ridícula prueba.Unapruebaque, comosehavisto, eraun timo.Él está trabajandoparaMortmain.Dichapruebahasidosu intentodearrancarteel Instituto.PerosidemostramosqueBenedict es realmente un títere de Mortmain, el Instituto volverá a ser tuyo ypodremosseguirbuscandoaMortmain.
—Tenemos la palabra de Jessamine de que denunciar a Benedict es hacerle eljuegoaMortmain…
—Nopodemosnohacernada—repusoWillconfirmeza—.El temavalecomomínimounaconversación,¿nocrees?
ACharlottenoseleocurriónadaquedecir.EseWillnoeraeldeantes.Erafirme,directo,conlaintensidadbrillándoleenlosojos.YajuzgarporelsilenciodeHenry,él estaba igual de sorprendido. El chico asintió como si tomara su silencio poraceptación.
—¡Excelente!—gorjeó—.LediréaSophiequereúnaatodoslosdemás.Ysaliócorriendodelsalón.Charlottemiróasuesposo,yolvidósuintencióndecomunicarlelasnuevas.—¿ÉseeraWill?—preguntófinalmente.Henryarqueóunacejapelirroja.—Quizálohanraptadoylohansustituidoporunautómata—sugirió—.Parece
posible…
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Porunavez,Charlottenopudomenosqueestardeacuerdoconél.
Abatida, Tessa se acabó los emparedados y el resto de té, maldiciendo sutendenciaainmiscuirseenlosasuntosajenos.Unavezacabó,sepusoelvestidoazul,locuallecostóbastantesinlaayudadeSophie.
«Mírate—se dijo—, echada a perder sólo después de unas semanas teniendodoncella.Nisiquierapuedesvestirtesola,nopuedesdejardemeterlasnaricesdondeno te llaman. Pronto necesitarás que te den la comida en la boca o temorirás dehambre.»
Sehizounafeamuecaasímismaenelespejoysesentóanteeltocador.Cogióelcepillodeplataycomenzóapasárseloporlalargamelenacastaña.
Llamaronalapuerta.«Sophie—pensóesperanzada—,enbuscadeunadisculpa.»Bueno,puesseladaría.Dejócaerelcepilloycorrióaabrirlapuerta.AligualqueunavezhabíaesperadoaJemysehabíadecepcionadoalencontrarse
aSophieenelumbral,enesemomento,esperandoaSophie,sesorprendiódeveraJem.Llevabaunachaquetagrisdelanaypantalones,encontrasteconloscualessucabelloplateadoparecíacasiblanco.
—¡Jem!—dijosorprendida—.¿Vatodobien?Consusojosgrises,Jemlerecorrióelrostroylalargamelenasuelta.—Parececomosiestuvierasesperandoaotrapersona.—ASophie.—Suspiró,ysemetiótraslaorejaunmechónsuelto—.Metemoque
laheofendido.Micostumbredehablarsinpensarmelahavueltoajugar.—¡Oh!—exclamóJem,conunadesganamuypocohabitualenél.Porlogeneral
lehabríapreguntadoqué era loque lehabíadicho a la doncella, y luego lahabríatranquilizadoolahabríaayudadoapensarquéhacerparaqueéstalaperdonara.Sucaracterísticointerésparecíaextrañamenteausente,pensóTessaalarmada;ytambiénestaba muy pálido, y parecía estar mirando más allá de ella, como si quisieracomprobar si estaba sola—. ¿Es un…? Es decir, me gustaría hablar contigo enprivado,Tessa.¿Tesienteslobastantebien?
—Esodependedeloquetengasquedecirme—respondióellaconunacarcajada,pero cuando su risa no fue correspondida ni siquiera por una sonrisa, comenzó asentirseinquieta—.Jem…,¿meprometesquenopasanada?Will…
—EstonotienenadaqueverconWill—repusoél—.Willestávagandoporahí,ysindudaestáperfectamente.Esoessobre…Bueno,supongoquepodríadecirqueessobremí.—Miróaambosladosdelpasillo—.¿Puedoentrar?
Poruninstante,TessareflexionósobreloquelatíaHarrietdiríadeunachicaquepermitíaentraraunchicoquenoeradesufamiliaensudormitoriocuandonohabíanadiemás.Pero,claro,lapropiatíaHarriethabíaestadoenamoradaunavez,sedijo.
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Losuficientementeenamoradaparadejarquesuprometidohiciera…bueno, loquefueraexactamentequehacíaqueunamujersequedaraembarazada.TíaHarriet,dehabervivido,nohubieraestadoenlaposicióndedecirnada.Además,laetiquetaeradiferenteentreloscazadoresdesombras.
Abriólapuertadeparenpar.—Sí,pasa.Jem entró en el dormitorio y cerró con firmeza a su espalda. Fue hasta la
chimeneayapoyóunbrazosobrelarepisa;luegopareciódecidirqueesaposiciónnole resultaba satisfactoria y se dirigió hacia donde se hallabaTessa, enmedio de lasala,ysedetuvoanteella.
—Tessa—dijo.—Jem—contestóella,imitandosutonoserio,perodenuevoélnosonrió—.Jem
—repitió ella en voz más baja—. Si esto tiene que ver con tu salud, con tu…enfermedad,porfavor,dímelo.Haréloqueseaparaayudarte.
—Notienequeverconmienfermedad—repusoél.Respiróhondo—.YasabesquenohemoshalladoaMortmain.Enunospocosdías,elInstitutoleseráentregadoaBenedictLightwood.Sinduda,permitiráqueWillyyonosquedemosaquí,perotúno,ynotengoningúndeseodevivirenunacasadirigidaporél.YWillyGabrielsematarán el uno al otro en un minuto. Sería el final de nuestro pequeño grupo;CharlotteyHenryencontraránunacasa,sinduda,yWillyyoquizánosvayamosaIdriscuandocumplamosdieciochoaños,yJessie…supongoqueesodependedelasentenciaqueleimpongalaClave.PeronopodríamosllevarteaIdrisconnosotros.Noeresunacazadoradesombras.
ATessa,elcorazóncomenzóalatirlemuydeprisa.Sesentó,bastantedegolpe,en el borde de la cama. Se sentía ligeramentemareada. Recordó la broma demalgustodeGabrielsobrelosLightwoodencontrándoleun«empleo»;despuésdehaberestadoenelbaileensucasa,nopodíaimaginarsenadamuchopeor.
—Yaveo—repusoella—.Pero¿adóndeiré…?No,nomerespondasaeso.Notienesningunaresponsabilidadparaconmigo.Graciaspordecírmelo,almenos.
—Tessa…—Yahassidotanamablecomopermiteladecencia—continuóella—,dadoque
permitirme vivir aquí no os ha hecho ningún bien a ninguno de vosotros ante laClave.Buscaréunlugar…
—Tulugarestáconmigo—laatajóJem—.Siempreloestará.—¿Quéquieresdecir?Jemsesonrojó,yelcolorseviomuyoscurosobresublancapiel.—Quiero decir —contestó él—, Tessa Gray, ¿me haría usted el honor de
convertirseenmiesposa?Lamuchachaseincorporódegolpe.
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—¡Jem!Semiraronduranteunmomento.—Eso no ha sido un no—comentó él finalmente, decantándose por el humor,
aunqueselequebrabalavoz—,perosupongoquetampocohasidounsí.—Nopuedesdecirloenserio.—Lodigoenserio.—Nopuedes…nosoyunacazadoradesombras.TeexpulsaríandelaClave…Élseacercómásaella,conunaintensamiradaenlosojos.—Quizáno seasexactamenteunacazadorade sombras.Pero tampocoeresuna
mundana, y probablementemenos aún, una subterránea. Tu situación es única, asíquenoséquéharálaClave.Peronopuedenprohibirmealgoquenoestáprohibidopor la Ley. Tendrán que tomar en consideración tu…, nuestro… caso de formaindividual, y eso puede llevar meses. Mientras tanto, no pueden impedir nuestrocompromiso.
—Síque lodicesenserio.—Tessa tenía labocaseca—.Jem, tantaamabilidadportuparteesincreíble.Dicemuchodeti.Peronopuedopermitirquetesacrifiquesdeesaformapormí.
—¿Sacrificio?Tessa,teamo.Quierocasarmecontigo.—Eh…,Jem,esqueeres tanamable, tanaltruista…¿Cómopuedoestarsegura
dequenolohacessólopormí?Élmetiólamanoenelbolsillodelchalecoysacóalgopulidoycircular.Eraun
colgantedejadeverdemuyclaro,concaractereschinosgrabados,queellanopodíaleer.Selotendióconunamanoquetemblabaligeramente.
—Tepodríadar el anillodemi familia—respondió—.Pero se suponequeesohayquedevolverlocuandoacabaelnoviazgo,acambioderunas.Quierodartealgoqueseatuyoparasiempre.
Ellanegóconlacabeza.—Nopodría…Éllainterrumpió.—Mi padre le dio esto amimadre cuando se casaron. Las palabras son del I
Ching,elLibrode lasMutaciones.Dice:«Cuandodospersonassonunaen lomásprofundodesucorazón,quiebraninclusolafuerzadelhierrooelbronce».
—¿Y tú crees que lo somos? —preguntó Tessa, con un hilillo de voz por laimpresión—.¿Uno,quierodecir?
Jem se arrodilló a sus pies, de forma que tenía que alzar la vista para verle elrostro.Ella lo vio comohabía sido enBlackfriarsBridge, una encantadora sombraplateadacontralaoscuridad.
—Nopuedoexplicarelamor—confesóél—.Nopodríadecirtesiteamédesdeelprimermomento en que te vi, o si fue en el segundo, el tercero o el cuarto. Pero
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recuerdolaprimeravezquetemirémientrascaminabashaciamíymedicuentadequeelrestodelmundoparecíadesaparecercuandoestabacontigo.Queeraselcentrodetodoloquehacía,sentíaypensaba.
Abrumada,Tessasacudiólacabezalentamente.—Jem,nuncamehabríaimaginado…—Hayfuerzaeintensidadenelamor—continuóél—.Esoesloquesignificala
inscripción. También está en la ceremonia de boda de los cazadores de sombras.«Porque el amor es tan fuerte como lamuerte.» ¿No te has fijado en cómomehesentido estas últimas semanas,Tessa?He estadomenos enfermo, he tosidomenos.Mesientomásfuerte,necesitomenosdroga…graciasati.Porquemiamorportimedafuerza.
Tessase loquedómirando.¿Eraesoposible, fuerade loscuentosdehadas?ElrostrodeJemresplandecíadeluz;eraevidentequeél locreía, totalmente.Ysíquehabíaestadomejor.
—Hablasdesacrificio,peronoesmisacrificioelqueteofrezco.Eseltuyoelquepido —prosiguió—. Te puedo ofrecer mi vida, pero es una vida corta; te puedoofrecermicorazón,aunquenotengoniideadecuántoslatidosmássoportará.Peroteamolobastanteparaesperarquenoteimportesisoyegoístaalintentarhacerqueelresto de mi vida, sea cual sea su duración, sea feliz al pasarlo contigo. Quierocasarmecontigo,Tess.Loquieromásdeloquenuncaenmividahequeridonada.—Éllamiróatravésdelacortinadecabelloplateadoquelecaíasobrelosojos—.Esdecir—añadiócontimidez—,sitútambiénmeamas.
TessamiróaJem,arrodilladofrenteaellaconelcolganteenlamano,yentendióporfinloquelagentequeríadecirconlodequeelcorazóndealguienestabaensusojos, porque los ojos de Jem, sus luminosos y expresivos ojos, que siempre habíaencontradotanhermosos,estabancargadosdeamorydeesperanza.
¿Yporquénoibaateneresperanza?Ellalehabíadadotodaslasrazonesparaquecreyeraqueloamaba.Suamistad,suconfianza,susconfidencias,sugratitud,inclusosupasión.YsihabíaalgunapequeñapartedeellaquenohabíaolvidadoaWill,sinduda se debía a símisma tanto como a Jem el hacer todo lo que estuviera en susmanosparaeliminarla.
Muylentamente,seagachóy lecogióelcolganteaJem.Selocolgódelcuellopor una cadena de oro, tan fría como el agua, y lo dejó caer en el hueco de laclavícula, sobre el punto en que estaba el ángel mecánico. Mientras retiraba lasmanosdelcierre,vio laesperanzaen losojosdeJemiluminarsehastacasi serunainsoportable hoguera de felicidad incrédula. Se sintió como si alguien le hubierametido la mano en el pecho y le hubiera abierto la caja que contenía el corazón,derramando ternura como una nueva sangre en sus venas.Nunca había sentido unimpulsotanabrumadordeprotegeraotrapersona,deabrazarlayacurrucarsecontra
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ella,solosylejosdelrestodelmundo.—Entonces,sí—contestó—.Sí,mecasarécontigo,JamesCarstairs.Sí.—Oh,gracias,Diosmío—exhalóél—.Gracias,Diosmío.—Yhundióelrostro
enelregazodeella,rodeándolelacinturaconlosbrazos.Ellaseinclinósobreélyleacaricióloshombros, laespalda, lasedadesucabello…ElcorazóndeJemlelatíacontralaspiernas.Algunapequeñaparteensuinteriorestabatotalmenteasombrada.Nuncasehabíaimaginadoquetuvieraelpoderdehacertanfelizaalguien.Ynoeraningúnpodermágico,sinounopuramentehumano.
Llamaron; ambos se separaron de golpe. Tessa se apresuró a levantarse y fuehasta la puerta, donde se detuvo para alisarse el cabello y, esperaba, adoptar unaexpresión serena antes de abrir. Esta vez sí que era Sophie. Aunque su enfadadosemblantemostrabaquenohabíaidoporpropiavoluntad.
—Charlottelosllamaatodosalsalón,señorita—informó—.ElseñoritoWillharegresado,yelladeseamantenerunareunión.—MirómásalládeTessaysugestoseagrióaúnmás—.Ustedtambién,señoritoJem.
—Sophie—comenzóTessa,peroéstayasehabíavueltoysealejabaatodaprisa,con la cofia rebotándole.Tessa apretó lamano en el picaporte,mirándola alejarse.Sophie lehabíadichoqueno le importaban lossentimientosdeJemhaciaTessa,yellasabíaquelarazóneraGideon.Detodasmaneras…
Notó a Jem acercársele por la espalda y cogerla de lasmanos. Sus dedos erandelicados.Respiróhondo. ¿Era eso loque significaba estar enamoradade alguien?¿Quecualquiercargaeraunacargacompartida,queseconsolaríanelunoalotroconunapalabraounacaricia?Apoyólacabezaensuhombro,yéllebesólasien.
—SelodiremosprimeroaCharlotte,encuantotengamosocasión—dispuso—,yluegoalosotros.UnavezeldestinodelInstitutoestédecidido…
—Lodicescomosinoteimportaraenabsolutoloquepaseconél—repusoTessa—.¿Noloecharásdemenos?Estelugarhasidotuhogar.
Elnefilinleacariciósuavementelamuñeca,haciéndolaestremecerse.—Túeresahoramihogar.
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19SILATRAICIÓNPROSPERA
Latraiciónnuncaprospera;¿cuálserálarazón?Porque,siprospera,nadieosallamarlatraición.
SIRJOHNHARRINGTON
Sophieestabaalcargodeunllameantefuegoenlachimeneadelsalón,ylasalaestaba caldeada, casi agobiante. Charlotte se hallaba sentada detrás del escritorio,Henryenunasillaasulado.Willestabatiradoenunodelosfloreadossillonesjuntoalhogar,conunserviciodetéalladoyunatazaenlamano.CuandoTessaentró,seincorporótanderepentequeunascuantasgotasdetélesalpicaronlamanga;dejólatazaenlamesasinapartarlosojosdelareciénllegada.
Parecíaagotado,comosisehubierapasadotodalanocheandando.Aúnllevabapuestoelabrigo,azuloscuroconforrodesedarojo,ylaspernerasdesuspantalonesnegros estaban salpicadasdebarro.Tenía el cabello húmedoy enredado; el rostro,pálido;elmentónoscurecidoporunasombradebarba.Peroencuantovioalachica,losojoslebrillaroncomodosfarolesalentrarencontactoconlacerilladelfarolero.Su rostro se iluminó, y la miró con tal inexplicable placer que Tessa, atónita, sedetuvodegolpe,porloqueJemchocócontraella.Duranteunmomento,lamuchachanopudo apartar lamirada deWill; era como si él se la sujetara, y ella recordó denuevo el sueñoquehabía tenido la noche anterior, en el queWill la abrazabay laconsolabaen laenfermería.¿Veríaélese recuerdoensusemblante?¿Seríaporesoporloquenolequitabalosojosdeencima?
Jemmiróporencimadelhombrodesuamada.—Hola,Will.¿Seguroquehasidounabuenaideapasartelanochebajolalluvia
cuandotodavíaestáscurándote?WilldespegósumiradadeTessa.—Estoy totalmente seguro—contestó con firmeza—. Tenía que caminar. Para
aclararmelasideas.—¿Yahoratieneslasideasclaras?—Comoelcristal—respondióWill,yvolvióamiraraTessa,yvolvióapasarlo
mismo.Susmiradasseencontraronyparecieronatarse,yellatuvoqueforzarseairasentarseenelsofájuntoalescritorio,dondenoveíadirectamenteaWill.Jemsesentójunto a ella, pero no le buscó la mano. La muchacha se preguntó qué pasaría sianunciaranenesemomentoloqueacababadeocurrir,sidijerancomosinada:«Nosvamosacasar».
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Pero Jem tenía razón, no era elmomento.Charlotte parecía, al igual queWill,haberpasadoenvelatodalanoche;supielteníauncoloramarillentopocosaludable,yunasoscurasojerasleenmarcabanlosojos.Henryestabasentadoasuladofrentealescritorio, con una protectora mano sobre la de ella, observándola con expresiónpreocupada.
—Entonces, ya estamos todos —comenzó la directora del Instituto en tonoanimado,yporunmomentoTessaquisoremarcarquenoestabantodos,quefaltabaJessamine.Permanecióensilencio—.Comoseguramentesabéis,seacabaelperíododedossemanasquenoshabíaconcedidoelcónsulWayland.Nohemosdescubiertodónde se encuentra Mortmain. Según Enoch, los Hermanos Silenciosos hanexaminadoelcuerpodeNathanielGrayynohanpodidoaveriguarnadadeély,comoestámuerto,nosotrostampocopodemoshacerlo.
«Ycomoestámuerto.»TessapensóenNatecomolorecordaba,cuandoeramuyjoven,persiguiendolibélulasenelparque.Sehabíacaídoalestanque,ylatíaHarriet(sumadre)yellalohabíanayudadoasalirtendiéndolelamano,alaqueélsehabíaaferrado con las suyas, resbaladizas de agua y plantas acuáticas. Tessa recordaba,asimismo,lamanodeélescurriéndosedelasuyaenelalmacéndeté,llenadesangre.«Nosabestodoloquehehecho,Tessa.»
—SindudapodemosinformardetodoloquesabemossobreBenedictalaClave—estaba diciendo Charlotte cuando Tessa se obligó a prestar atención a laconversación—.Pareceríalomásrazonable.
Tragósaliva.—¿YloquedijoJessamine?¿QueleestaríamoshaciendoeljuegoaMortmainal
hacerlo?—Pero no podemos no hacer nada—intervinoWill—.No podemos quedarnos
sentadosyentregarlelasllavesdelInstitutoaBenedictLightwoodyasulamentableprogenie. SonMortmain. Benedict es su títere. Debemos intentarlo. Por el Ángel,¿acasonotenemossuficientespruebas?SuficientesparaconseguirquelojuzguenporlaEspada,almenos.
—Cuandoprobamos laEspada con Jessamine, descubrimosque tenía bloqueospuestosporMortmain—observóCharlottepreocupada—.¿CreesqueMortmainserátantontocomoparanotomarlamismaprecauciónconBenedict?QuedaremoscomoestúpidossilaEspadanolepuedesacarnada.
Willsepasólasmanosporeloscurocabello.—Mortmain espera que acudamos a la Clave—comenzó—. Sería su primera
suposición.Tambiénestáacostumbradoadejarasusuertealossociosqueyanolesirven.DeQuincey,porejemplo.Lightwoodtampocoesirreemplazableparaél,ylosabe.—Tamborileósobrelasrodillas—.CreoquesiacudiéramosalaClave,sindudaconseguiríamos que Benedict no pudiera aspirar a dirigir el Instituto. Pero hay un
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segmento de la Clave que le sigue; a algunos los conocemos, pero a otros no. Estriste,peronosabemosenquiénpodemosconfiarmásalládenosotros.ElInstitutoestáseguroconnosotros,ynopodemospermitirquenosloarrebaten.¿DóndemásestaríaTessaasalvo?
Éstaparpadeó.—¿Yo?Will parecía haberse quedado parado, como sorprendido por lo que él mismo
acababadedecir.—Bueno, eres una parte integral de los planes de Mortmain. Siempre te ha
queridoa ti.Siempre tehanecesitado.Nodebemosdejarque te tenga.Esevidenteque,ensusmanos,seríasunaarmamuypoderosa.
—Todoesoescierto,Will,yclaroqueiréaveralCónsul—convinoCharlotte—.Perocomounacazadoradesombrascualquiera,nocomoladirectoradelInstituto.
—Pero¿porqué,Charlotte?—preguntóJem—.Eresexcelenteentutrabajo…—¿Losoy?—seinterrogóCharlotte—.Porsegundaveznohenotadoquehabía
un espía bajo mi propio techo; Will y Tessa se escaparon con facilidad de mivigilanciaparaasistiralafiestadeBenedict;nuestroplanparacapturaraNate,quenunca compartimos con el Cónsul, se complicó mucho, y nos ha dejado con untestigo,quepodíahabersidodegranimportancia,muerto…
—¡Lottie!—Henrypusounamanosobreelbrazodesuesposa.—No sirvo para dirigir este lugar —insistió ella—. Benedict tenía razón…
Naturalmente,intentaréconvenceralaClavedesuculpabilidad.OtrapersonadirigiráelInstituto,peronoseréyotampoco…
Seoyóunrepiqueteometálico.—¡SeñoraBranwell!—EraSophie.Habíadejadocaerelatizadorylehabíadado
laespaldaalfuego—.Nopuededimitir,señora.Usted…simplemente,nopuede.—Sophie—comenzóCharlotteenuntonomuyamable—.Allíadondevayamos
despuésdeesto,dondeHenryyyonosinstalemos,tellevaremos…—Noeseso—repusoladoncellaconunhilillodevoz.Recorríalasalaconlos
ojos—.Laseñorita Jessamine…Era…Quierodecir,decía laverdad.Siacudea laClaveasí,leestaráhaciendoeljuegoaMortmain.
Charlottelamiró,perpleja.—¿Quétehacedecireso?—No… no lo sé exactamente.—La sirvientamiró al suelo—. Pero sé que es
verdad.—¿Sophie?—EltonodeCharlotteeracasidequeja,yTessasabíaloqueestaba
pensando: «¿Tenemos otra espía, otra serpiente en el jardín?». También Will seinclinabaconojosentrecerrados.
—Sophie no miente —aseveró Tessa de repente—. Lo sabe porque… porque
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oímosaGideonyaGabrielhablandoenlasaladeentrenamiento.—¿Ysóloahoradecidesmencionarlo?—Willarqueólascejas.—Cállate,Will—lesoltóderepente,irrazonablementefuriosaconél—.Sitú…—He estado paseando con él —interrumpió Sophie alzando la voz—. Con
GideonLightwood.Loheestadoviendoenmisdíaslibres.—Estabapálidacomounfantasma—.Melodijoél.Habíaoídoasupadreriéndosedeello.Sabíanquehabíandescubierto a Jessamine. Estaban esperando que ustedes acudieran a la Clave.Deberíahaberdichoalgo,peromeparecíaque,detodasformas,ustedesnoqueríanacudiraellos,asíque…
—¿Paseando?—preguntóHenry,incrédulo—.¿ConGideonLightwood?SophiemantuvosuatencióncentradaenCharlotte,quelamirabafijamente.—YtambiénséquéesloqueMortmaintienequeelseñorLightwoodquiere—
continuóSophie—.Gideonacabadedescubrirlo.Supadrenosabequeéllosabe.—Bueno, santoDios,niña, no tequedes ahí—sequejóHenry,queparecía tan
perplejocomosuesposa—.Dínoslo.—Viruela demoníaca—respondió la sirvienta—. El señor Lightwood la tiene,
desdehaceaños,ylomataráenunpardemesessinoconsiguelacura.YMortmaindicequeselapuedeconseguir.
Estallóungranalborotoenlasala.CharlottecorrióhaciaSophie;Henrylallamó;Will saltóde la sillay comenzóadanzar en círculo.Tessa sequedódondeestaba,anonadada,yJempermanecióasulado.Mientrastanto,Willparecíaestarcantandounacanciónsobrequeélhabíatenidorazónenlodelaviruelademoníacadesdeelprincipio.
Viruelademoníaca,oh,viruelademoníaca,¿Ycómosecogeeseestropicio?IralladomalodelaciudadHastacansarsedeverdad.Viruelademoníaca,oh,viruelademoníaca,Latuvedesdeelprincipio…Nolaviruela,tontos,noSinocomodigoenestacanciónToda,todalarazón¡Ytodosvosotrosno!
—¡WILL!—Charlotte gritó sobre el ruido—. ¡¿HAS PERDIDOEL JUICIO?!¡PARACONESEESCÁNDALOINFERNAL!
Jem,poniéndoseenpie,letapólabocaaWillconlamano.—¿Prometescallarte?—siseóasuamigoaloído.
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Willasintió,conlosojosbrillantes.Tessalomirabasorprendida;todosloestaban.Había visto a Will de muchas maneras: divertido, amargado, condescendiente,enfadado,lastimoso…peronuncaasí.
Suamigolosoltó.—Muybien,entonces.Willsedejócaeralsuelo,conlaespaldacontraelsillón,yalzólosbrazos.—¡Pongalaviruelademoníacaensuhogar!—anunció,ybostezó.—Oh,no,semanasdechistessobreviruela—sequejóJem—.¡Laquenosvaa
caer!—No puede ser cierto—se asombró Charlotte—. Es sencillamente… ¿Viruela
demoníaca?—¿YcómosabemosqueGideonnohamentidoaSophie?—preguntóJem,con
tonosuave—.Losiento,Sophie.Odiodecirlo,perolosLightwoodnosondefiar.—HevistolacaradeGideoncuandomiraaSophie—intervinoWill—.FueTessa
quienmedijoprimeroqueaéllegustabanuestraseñoritaCollins,yyomelopenséymedicuentadequeeraverdad.Yunhombreenamorado…,unhombreenamoradodirá cualquier cosa. Traicionará a cualquiera. —Estaba mirando a Tessa mientrashablaba. Ella le devolvía la mirada; no podía evitarlo. Sus ojos parecían atraídoshaciaél.Laformaenquelamiraba,conesosojosazulescomotrozosdecielo.Pero¿quédemonios…?
Ledebíalavida,sediocuentasorprendida.Quizáélhabíaestadoesperandoqueellaseloagradeciera.Peronohabíahabidotiemponioportunidad.Decidiódarlelasgraciasencuantopudiera.
—Además, Benedict tenía una mujer demonio en el regazo en la fiesta, y labesaba—continuó,apartandolamirada—.Teníaserpientesporojos.Cadaunoconsusgustos,meimagino.Detodasformas,laúnicamaneraenquepuedescontraerlaviruelademoníacaesteniendorelacionesimpropiasconundemonio,asíque…
—NatemedijoqueelseñorLightwoodpreferíaalasmujeresdemonio—recordóTessa—.Nocreoquesuesposaseenteraranuncadeeso.
—Espera.—Era Jem quien, de repente, se había quedadomuy quieto—.Will,¿cuálessonlossíntomasdelaviruelademoníaca?
—Bastante desagradables —contestó Will, disfrutando—. Comienza consarpullido en forma de escudo en la espalda, y se extiende por todo el cuerpo,formandogrietasyfisurasenlapiel…
Jemsoltóungritoahogado.—Ahoraregreso—dijo—,sólounmomento.PorelÁngel…Ydesaparecióporlapuerta,dejandoalosotrosmirándolopasmados.—Nocreesqueéltengaviruelademoníaca,¿verdad?—preguntóHenryanadie
enconcreto.
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«Espero que no, ya que acabamos de prometernos», tuvo el impulso de decirTessa,sóloparaverquécaraponían,perosecontuvo.
—Oh, cierra la boca,Henry—soltóWill, yparecía estar apuntodedecir algomás,perolapuertaseabriódegolpeyJemvolvióalasala,jadeandoysujetandountrozodepergamino.
—LosHermanosSilenciososmedieronesto…cuandoTessayyofuimosaveraJessamine.—Lanzó a aquélla unamirada un poco culpable desde debajo del claroflequillo, y ella recordó que él había salido de la celda de Jessamine y habíaregresado al cabo de unmomento, con aspecto preocupado—.Es el informe de lamuerte de Barbara Lightwood. Después de que Charlotte nos dijera que su padrenunca entregó a Silas a la Clave, pensé en preguntar a los Hermanos SilenciososcómohabíamuertolaseñoraLightwood.ParaversiBenedicttambiénmentíacuandodijoquehabíamuertodepena.
—¿Ymentía?—Tessaseinclinóhaciaadelante,fascinada.—Sí.Lociertoesquesecortólasvenas.Perohaymás.—Miróelpapelquetenía
entre las manos—. «Un sarpullido en forma de escudo, indicativo de las marcascaracterísticasdeastriola,sobreelhombroizquierdo»—leyó.
SelopasóaWill,quelocogióyloleyó,abriendolosojosasombrado.—¡Astriola! —soltó—. Eso es viruela demoníaca. ¡Tenías pruebas de que la
viruelademoníacaexisteynomelodijiste!Ettu,Brute?—EnrollóelpapelyledioaJemenlacabezaconél.
—¡Ay! —El chico se frotó la cabeza, avergonzado—. ¡Esas palabras nosignificabannadaparamí!Supusequeeraalgunaenfermedadmenor.Noparecequehayasidoesoloquelamató.Secortólasvenas,perosiBenedictqueríaprotegerasushijos,ocultándolesquesumadresehabíaquitadolavida…
—PorelÁngel—exclamóCharlotteenvozbaja—.Nomeextrañaquesematara.Porquesumaridolehabíapasadolaviruelademoníaca.Yellalosabía.—SevolviódegolpehaciaSophie,quesoltóunpequeñogritito—.¿SabeGideonesto?
Sophienegóconlacabeza,conojoscomoplatos.—No.—Pero¿noestaríanlosHermanosSilenciososobligadosainformaraalguiende
que habían descubierto esto? —preguntó Henry—. Parece, bueno, como mínimo,irresponsable.
—Claro que informarían a alguien. Se lo dirían a su esposo. Y sin duda lohicieron, pero ¿y qué? Seguramente, Benedict ya lo sabía—aventuróWill—. Nohabíanecesidaddedecírseloalosniños;elsarpullidoaparecealprincipiodecontraerla enfermedad, así que ya serían demasiado mayores para que ella se la hubierapasadoaellos.Sinduda,losHermanosSilenciososselocomunicaronaBenedict,yél dijo: «¡Horror!», y cubrió rápidamente todo el asunto.No se puede juzgar a los
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muertos por mantener relaciones impropias con demonios, así que quemaron elcuerpo,yyaestá.
—¿YcómoesqueBenedictsiguevivo?—inquirióTessa—.¿Nodeberíahaberlomatadoyalaenfermedad?
—Mortmain—contestóSophie—.Todo este tiempo le ha estado dandodrogasquehacenquelaenfermedadprogresemásdespacio.
—¿Lahaceirmásdespacio,peronolapara?—quisosaberWill.—No,aúnseestámuriendo,yahoramásdeprisa—respondióSophie—.Poreso
estátandesesperado,yharáloqueseaquequieraMortmain.—¡Viruelademoníaca!—susurróWill,ymiróaCharlotte.Apesardesuevidente
excitación, había una luz parpadeando tras sus ojos azules. Una luz de agudainteligencia, como si fuera un jugador de ajedrez reflexionando sobre la siguientejugadaenbuscadeposiblesventajasydesventajas—.DebemosponernosencontactoconBenedictinmediatamente—propusoWill—.Charlottedebeapelarasuvanidad.EstádemasiadosegurodeconseguirelInstituto.DebedecirlequeaunqueladecisiónoficialdelConsejonoestáprogramadahastaeldomingo,sehadadocuentadequeesélquienconseguiráelpuesto,yquedeseareunirseconélparahacerlaspacesantesdequeesoocurra.
—Benedictesobstinado…—comenzóCharlotte.—No tanto como orgulloso —repuso Jem—. Benedict siempre ha querido
controlarelInstituto,perotambiénquierehumillarte,Charlotte.ProbarqueunamujernopuededirigirelInstituto.EstáconvencidodequeeldomingoelCónsuldecidiráarrebatarteelcontroldelInstituto,peroesonosignificaquedejepasarlaoportunidaddevertecómotehumillasenprivado.
—¿Conquéfin?—preguntóHenry—.EnviaraCharlotteanteBenedict,¿quénosproporciona,exactamente?
—Chantaje —contestó Will, con lo ojos ardiéndole de excitación—. QuizáMortmain no esté a nuestro alcance, pero Benedict sí, y por ahora eso puede sersuficiente.
—¿Crees que cejará en su intención de hacerse con el Instituto? ¿Con eso noconseguiremossóloqueunodesusseguidorestomesupuesto?—inquirióJem.
—Noestamostratandodelibrarnosdeél.QueremosquedésucompletoapoyoaCharlotte.QueretiresudesafíoyqueladeclareadecuadaparadirigirelInstituto.Susseguidoressequedaránsinnada;elCónsulestarásatisfecho.Nosotrosseguimosconel Instituto. Y más que eso, podremos obligar a Benedict a que nos hable deMortmain:dóndesehalla,cuálessonsussecretos,todo.
—Peroestoycasiseguradequeélletienemásmiedoqueanosotros—observóTessadudando—,ysindudanecesitaloqueleda.Deotraforma,morirá.
—Sí,morirá.Peroloquehahecho,eltenerrelacionesimpropiasconundemonio,
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contagiara suesposaycausar sumuerte,escomohabermatadoaotrocazadordesombrasadrede.Nosólo sepuedeconsiderarasesinato, sino tambiénasesinatoconmediosdemoníacos.Esoexigiríaelpeordeloscastigos.
—¿Quéespeorque lamuerte?—quiso saberTessa, e inmediatamente lamentóhaberlopreguntado,porquevioqueJemtensabalabocaimperceptiblemente.
—LosHermanosSilenciososleextraeránloqueloconvierteennefilim.SeráunAbandonado—respondióWill—. Sus hijos serán mundanos, y se les quitarán lasmarcas.ElnombredeLightwoodsetacharádelaslistasdeloscazadoresdesombras.Será el final de los Lightwood entre los nefilim. No hay peor vergüenza. Es uncastigoquehastaBenedicttemerá.
—¿Ysino?—cuestionóJemenvozbaja.—Entonces, supongo que tampoco habremos perdido nada—repusoCharlotte,
cuya expresión se había ido endureciendo mientras Will hablaba; Sophie, estabaapoyadaenlarepisadelachimenea,abatida,yHenry,conlamanosobreelhombrodesuesposa,parecíamásapagadoquedecostumbre—.VisitaremosaBenedict.Nohaytiempoparaenviarunavisoadecuadopordelante;tendráqueseralgoasícomounasorpresa.Bueno,¿dóndeestánlastarjetasdevisita?
Willseincorporó.—¿Asíquehasdecididoseguirmiplan?—Ahora es mi plan—replicó Charlotte con firmeza—. Puedes acompañarme,
Will,peroseguirásmisinstrucciones,ynosehablarádeviruelademoníacahastaqueyolodiga.
—Pero…,pero…—farfullóelchico.—Oh,déjalo—intervino Jem,dándoleunapatadita afectuosa a su amigoen el
tobillo.—¡Sehaapropiadodemiplan!—Will—comenzó Tessa con firmeza—, ¿qué te importa más, que el plan se
pongaenprácticaoquesetereconozcalainiciativa?Éllaseñalóconundedo.—Eso—contestóél—.Losegundo.Charlottepusolosojosenblanco.—William,estoseharácomoyodecidaonosehará.WillrespiróhondoymiróaJem,quelesonrió;Willdejóescaparelairedelos
pulmonesconunsuspirodederrota.—Muybien,Charlotte.¿Pretendesquevayamostodos?—TúyTessasinduda.Osnecesitamoscomotestigosdelafiesta.Jem,Henry,no
esnecesarioquevengáis,yhace faltaquealmenosunodevosotrossequedeparavigilarelInstituto.
—Cariño…—HenryletocóelbrazoaCharlotteconunamiradainquisitiva.
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—¿Sí?—Sumujerlomirósorprendida.—¿Estásseguradequenoquieresquevayacontigo?Charlottelesonrió,loquetransformósurostrotensoycansado.—Muysegura,Henry;técnicamente,Jemnoesadulto,ydejarlosoloaquí,yno
quierodecirquenoseacapaz,sóloañadiráleñaalfuegodequejasdeBenedict.Peromuchasgracias.
TessamiróaJem;ésteleofrecióunasonrisapesarosa,ytraslasfaldasdeella,leapretólamano,ungestoquepasódesapercibidoparaelresto.SucontactotranquilizóaTessa, que se puso en pie,mientrasWill también se alzaba.Charlotte cogió unaplumaparaescribirunanotaparaBenedicteneldorsodeunatarjetadevisita,queCyrilleentregaríamientrasellosesperabanenelcarruaje.
—Serámejorquevayaabuscarelabrigoylosguantes—susurróTessaaJem,yfuehacialapuerta.Willestabajustodetrásdeellay,unmomentodespués,lapuertadel salón se cerró tras ambos y se encontraron solos en el pasillo. Tessa estaba apuntodecorrerhaciasuhabitacióncuandooyólospasosdeéldetrásdeella.
—¡Tessa!—lallamó,yellasevolvió—.Tessa,tengoquehablarcontigo.—¿Ahora? —replicó ella, sorprendida—. Me ha dado la impresión de que
Charlottequierequenosapresuremos.—¡A la porra las prisas!—exclamó el chico, acercándose a ella—. ¡A la porra
BenedictLightwoody el Instituto y todo este asunto!Quiero hablar contigo.—Lesonrió.Siemprehabíahabidoenélunatemerariaenergía,peroaquelloeradiferente;la diferencia entre la temeridad de la desesperación y el abandono de la felicidad.Pero¡quécuriosomomentoparaserfeliz!
—¿Te has vuelto loco? —le preguntó ella—. Hablas de «viruela demoníaca»como cualquier otro diría «enorme herencia inesperada». ¿De verdad estás tansatisfecho?
—Vindicado, no feliz, y además, esto no tiene nada que ver con la viruelademoníaca.Estoessobretúyyo…
Se abrió la puerta del salón y apareció Henry, con su esposa justo detrás.Sabiendo que Jem sería el siguiente, Tessa se apartó deWill rápidamente, aunquenadaindecorosohabíapasadoentreellos.
«Excepto en tus pensamientos», le recordó una vocecita, que ella rápidamenteacalló.
—Will, ahorano—dijoentredientes—.Creoque sé loquequieresdecirme,ytienestodalarazónenquererdecirlo,peroéstenoeselmomentoniellugar.Créeme,estoytanansiosaporhablarlocomotú,porquemepesaenlaconciencia…
—¿Ansiosa?¿Tepesa?—Willparecíaatontado,comosiellalohubieragolpeadoconunapiedra.
—Bueno…,sí—repusoTessa,mirandoaversi Jemibahaciaellos—.Perono
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ahora.Willsiguiósumirada,tragósaliva,yaceptóaregañadientes.—Entonces¿cuándo?—Mástarde,despuésdeiracasadelosLightwood.Reúneteconmigoenelsalón.—¿Enelsalón?Ellalomiróceñuda.—Laverdad,Will—protestó—.¿Vasarepetirtodoloquedigo?Jemhabíallegadohastaellos,yoyólaúltimafrase;sonrió.—Tessa,dejaalpobreWillquerecuperelacordura;sehapasadotodalanoche
fuera y parece que casi ni recuerda su propio nombre.—Puso unamano sobre elbrazo de su parabatai—. Vamos, Herondale. Parece que necesitas una runa deenergía…odos,otres.
WillapartólosojosdeTessaydejóqueJemselollevaraporelpasillo.Ellalosobservó,meneandolacabeza.
«Chicos»,pensó.Nuncalosentendería.
Tessasólohabíadadounospasosensuhabitacióncuandosequedóparadadelasorpresa, contemplando lo que había sobre su cama: un elegante traje de paseo desedaindiaconrayasdecolorcremaygris,adornadoconundelicadocordóntrenzadoybotonesdeplata.Unosguantesgrisessehallabanallado,deunestampadodehojassobreunhilodeplata.A lospiesde lacamahabíaunasbotasdebotonesdecolorhueso,yunaselegantesmediasestampadas.
LapuertaseabrióyentróSophie,sujetandounsombrerogrispálidoconadornosdefrutossilvestresplateados.Estabamuypálida,yteníalosojoshinchadosyrojos.EvitólamiradadeTessa.
—Ropa nueva, señorita —dijo—. La tela era parte del ajuar de la señoraBranwell, y bueno, haceunas semanaspensó enhacerunvestidoparausted.Creoque pensó que usted debería tener ropa que no le haya comprado la señoritaJessamine.Pensóquesesentiríamás…cómoda.Ylohantraídoestamañana.LepedíaBridgetqueloprepararaparausted.
Tessanotólágrimasenlosojos,ysesentórápidamenteenelbordedelacama.QueCharlotte, con todo loqueestabapasando,pensara en su comodidadhizoquetuvieraganasdellorar.Perosecontuvo,comosiempre.
—Sophie—hablóconvoztemblorosa—.Debería…,no,quieropedirtedisculpas.—¿Pedirmedisculpasamí?—preguntóladoncellaenunavozneutra,mientras
dejabaelsombrerosobrelamesa.Tessalomiró.Charlottellevabasiempreunaropamuysencilla.Nuncahubierapensadodeladirectoraquetuviera inclinaciónpor lascosasbonitas,oelgustoparaelegirlas.
—MeequivoquéporcompletoalhablartedeGideoncomolohice—continuó—.
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Metílanarizdondenodebía,ytienestodalarazón,Sophie.Nosepuedejuzgaraunhombreporlospecadosdesufamilia.Yyodeberíahabertedicho,queaunqueviaGideonenelbailelaotranoche,noparecíaestartomandopartedelasdiversiones;dehecho, no puedo ver dentro de su mente para saber lo que piensa, y no deberíahabermecomportadocomosipudiera.No tengomásexperienciaque tú,Sophie,ycuando se trata de caballeros, estoy claramente desinformada. Me disculpo porcomportarmeconsuperioridad,nolovolveréahacer,sipuedesperdonarme.
Sophiefuealarmarioyloabrióparamostrarleunsegundovestido;ésteeraazuloscuro adornado con un cordón trenzado de terciopelo dorado, y una falda a lapolonesaconlaaberturaaladerecha,quedejabaverpálidosvolantesdeteladefaya.
—¡Québonito!—exclamóSophieconuntonounpocosoñador,ylorozóconlamano—. Ha sido… ha sido una disculpa muy bonita, señorita, y la perdono. Laperdonéenelsalón,sí,cuandomintiópormí.Noapruebolasmentiras,peroséquelohacíaporbondad.
—Loquehashechohasidomuyvaliente—señalóTessa—.DecirlelaverdadaCharlotte.Séquetemíasqueseenfadara.
Lasirvientasonriótristemente.—Noestáenfadada.Estádecepcionada.Losé.Mehadichoqueahoranopodía
hablarconmigo,peroqueloharíamástarde,ylohevistoensucara.Enciertomodo,espeor.
—Oh,Sophie.Pero¡sisedecepcionaconWillatodashoras!—Bueno,¿yquiénno?—Nomereferíaaeso.Merefieroaqueteaprecia,comosifuerasWilloJem,o
bueno,yasabes.Inclusosiestádecepcionada,nodebestemerquetevayaaechar.Nolohará.Creequeeresmaravillosa,yyotambiénlocreo.
—¡SeñoritaTessa!—protestóSophie,abriendomucholosojos.—Bueno, es la verdad —repuso Tessa, rebelde—. Eres valiente, generosa y
encantadora.ComoCharlotte…ASophieselesaltaronlaslágrimas.Selasenjugórápidamenteconlapuntadel
delantal.—Vale, ya basta de eso —la cortó con prisas, aún parpadeando—. Debemos
vestirlayprepararla,porqueCyrilyavieneconelcarruaje,yyasabequealaseñoraBranwellnolegustaperdereltiempo.
Tessa se acercóobediente, y con la ayudade la sirvienta se puso el vestidoderayasblancasygrises.
—Y tenga cuidado, eso es todo lo que tengo que decir —concluyó Sophie,mientras manejaba hábilmente el gancho de los botones—. El padre es una malapieza,noloolvide.Esmuyduroconesoschicos.
«Esos chicos.» Por la forma en que lo decía, parecía que Sophie también se
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compadecíadeGabriel,ademásdeGideon.Tessasepreguntóquépensaríaéstedesuhermanopequeño,ydesuhermanatambién.PeronopreguntónadamientrasSophielecepillabaylerizabaelcabello,ylehumedecíalassienesconaguadelavanda.
—Bueno,estáencantadora,señorita—observóSophieorgullosacuandoacabó,yTessatuvoqueadmitirquelamuchachahabíahechomuybieneligiendoelcorteyelcolorquemejor lesentaban.Elgris,enefecto, lequedabamuybien: losojosse leveíanmásgrandesymásazules;lacinturaylosbrazos,másesbeltos;elbusto,máslleno—.Unaúltimacosa…
—¿Quées,Sophie?—El señorito Jem—contestó, y Tessa se sorprendió—. Por favor, haga lo que
haga,señorita…—Lemiróalacadenaconelcolgantedejadeocultaporelvestido,ysemordióellabio—.Nolerompaelcorazón.
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20LAAMARGARAÍZ
Peroahora,eresdos,seccionadacarnedesucarne,perocorazóndemicorazón;
yenterradoenunoestálaamargaraíz,ydulceesparaunolaflorquenomarchita.
ALGERNONCHARLESSWINBURNE,Eltriunfodeltiempo
Tessa se estaba poniendo los guantes de terciopelo mientras cruzaba la puertaprincipaldelInstituto.Unvientocortanteascendíadesdeelríoyhacíavolarlashojasporelpatio.Elcielosehabíapuestoplomizoytormentoso.Willsehallabaalpiedelaescalera,conlasmanosenlosbolsillos,mirandohacialaagujadelaiglesia.
Ibasinsombrero,yelvientolealzabaelnegrocabelloyseloapartabadelrostro.NoparecíaveraTessay,porunmomento,éstasequedómirándolo.Sabíaquenoeracorrecto;Jemerasuyo,yelladeél,yelrestodeloshombresigualpodíannoexistir.Peronoconseguíaevitarcompararlos:Jem,consuraracombinacióndedelicadezayfuerza,yWill,comounatormentaenelmar,azulynegroconbrillantesdestellosdefuria,comoelcalordelrayo.
Sepreguntósillegaríaunmomentoenqueverlonolaafectaría,noleaceleraríaelcorazón,ysiesesentimientodisminuiríamientrasseacostumbrabaalaideadesucompromisoconJem.Eratanrecientequetodavíanoleparecíareal.
Algosíhabíacambiado.CuandomirabaaWill,yanosentíaningúndolor.Entonces,Willlavio,ylesonrióentreelcabelloqueelvientolealborotabaante
elrostro.Seloechóatrásconlamano.—Vestidonuevo,¿verdad?—preguntóélmientrasTessabajabalaescalera—.No
esunodelosdeJessamine.Ellaasintió,yesperóconresignaciónaqueéldijeraalgosarcástico,sobreella,
sobreJessamine,sobreelvestidoosobrelostres.—Tequedamuybien.Escuriosoqueelgrishagaquelosojosseteveanazules,
peroasíes.Tessalomiróatónita,peroantesdequepudierahaceralgoapartedeabrirlaboca
parapreguntarlesiseencontrababien,elcarruajetorciótraqueteandolaesquinadelInstituto,conCyrila lasriendas.Sedetuvoantelosescalones,ylapuertaseabrió.Charlotte estaba dentro, ataviada con un vestido de terciopelo de color vino y unsombreroconunramitodefloressecasdeadorno.Parecíamásnerviosaquenunca.
—Subid,daosprisa—lesordenó,sujetándoseelsombreromientrasseinclinaba
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haciaafueraporlapuerta—.Creoquevaallover.
Tessa se sorprendió al ver que Cyril los conducía no a la casa solariega deChiswick sino a una elegantemansión enPimlico, que al parecer era la residenciacotidiana de los Lightwood.Había comenzado a llover, y sus prendasmojadas—guantes, sombreros y abrigos—, las cogió un lacayo con mala cara antes deacompañarlos a través de muchos pasillos relucientes hasta una gran biblioteca,dondeunenérgicofuegoardíaenunagranchimenea.
DetrásdeunenormeescritorioderoblesehallabasentadoBenedictLightwood,consumarcadoperfil,acentuadoporel juegode lucesysombrasdel interiorde laestancia.Lascortinasestabancorridassobrelasventanas,ylasparedes,cubiertasconpesados volúmenes encuadernados en cuero oscuro, con letras doradas en el lomo.Estaba flanqueado por sus hijos:Gideon a la derecha, con el cabello rubio echadohaciaadelanteparaocultarsuexpresión,ylosbrazoscruzadossobreelampliopecho;Gabriel a la izquierda, y sus ojos verdes estaban iluminados por una superioridaddivertida,mientrasmantenía lasmanosmetidas en los bolsillos de los pantalones.Parecíacomosiestuvieraapuntodeponerseasilbar.
—Charlotte —saludó Benedict—. Will. Señorita Gray. Siempre es un placerrecibiros.—Les hizo un gesto para que se sentaran en las sillas que había ante elescritorio.Gabriel le dedicó una sonrisa desagradable aWillmientras éste tomabaasiento.Willlomiró,conelrostrocuidadosamenteneutro,yluegoapartólamirada.
«Sin ningún comentario sarcástico», pensó Tessa, perpleja. Sin ni siquiera unafríamirada.¿Quéestabapasando?
—Muchas gracias, Benedict.—Charlotte, menuda, con la columna muy recta,hablabaconperfectoaplomo—.Porrecibirnossinquetehayamosavisado.
—Naturalmente.—Sonrió—. Sabes que no puedes hacer nada para cambiar elresultadodeestasituación.YonotengonadaqueverconloqueacuerdeelConsejo.Essudecisión.
Lamujerinclinólacabezahaciaunlado.—Sinduda,Benedict. Pero eres tú el quehaceque estoocurra.Si nohubieras
obligado al cónsul Wayland a mostrar públicamente su censura por mis actos,entoncesnohabríadecisión.
Elhombreseencogiódehombros.—Ah,Charlotte.Recuerdo cuando erasCharlotteFairchild.Eras una niñamuy
encantadoray,locreasono,sigoapreciándote.LoqueestoyhaciendoesporelbiendelaClaveyelInstituto.Unamujernopuededirigirlo.Noestáensunaturaleza.Melo agradecerás cuando estés en casa con Henry criando la próxima generación decazadoresdesombras,comodeberíashacer.Puedequetehieraelorgullo,peroentucorazónsabesquetengorazón.
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ElpechodeCharlottesubíaybajabaconrapidez.—SirenunciasalInstitutoantesdeladecisión,¿creesqueseríaundesastre?¿Que
yodirijaelInstituto?—Bueno,nuncalodescubriremos,¿nocrees?—Oh, no lo sé —contestó ella—. Creo que la mayoría de los miembros del
Consejopreferiríanaunamujerantesqueaundisolutodepravadoqueconfraternizanosóloconsubterráneossinotambiéncondemonios.
Hubouncortosilencio.Benedictnomovióniunmúsculo.Gideontampoco.—Rumoreseinsinuaciones—dijofinalmenteelpadre,aunquehabíapuñalesen
eltonoaterciopeladodesuvoz.—Verdad y observación—replicó ella—.Will y Tessa estuvieron en tu última
fiesta,enChiswick.Observaronmucho.—Esamujerdemonioconlaqueestabastumbadoeneldiván—comenzóWill—.
¿Diríasqueeraunaamigaomásbienunacolegadenegocios?LosojosdeBenedictseendurecieron.—Cachorroinsolente…—Oh,yodiríaqueeraunaamiga—continuóTessa—.Normalmente,unonodeja
quesuscolegasdenegocioslelamanlacara.Aunquepodríaequivocarme.¿Quéseyodeesascosas?Sólosoyunapobremujer.
Willesbozóunasonrisatorcida.Gabrielseguíamirandofijamente;Gideonteníalos ojos clavados en el suelo. Charlotte estaba perfectamente compuesta, con lasmanossobreelregazo.
—Los tres sois bastantes estúpidos —replicó Benedict, haciendo un gesto dedepreciohaciaellos.Tessavislumbróalgoensumuñeca,unasombra,lasvueltasdeun brazalete de mujer, antes de que la manga volviera a cubrirla—. Es decir, sipensáisqueelConsejocreerávuestrasmentiras.Tú—echóunamiradadespectivaaTessa—eresunasubterránea; tupalabranovalenada.Ytú—lanzóunbrazohaciaWill— eres un lunático que confraterniza con brujos. Y no ya con esta cría sinotambiénconMagnusBane.YcuandomeinterroguenbajolaEspadaMortalynieguevuestradeclaración,¿aquiénpensáisquecreerán,avosotrosoamí?
WillintercambióunarápidamiradaconCharlotteyTessa.HabíatenidorazónalsuponerqueBenedictnotemíaalaEspada.
—Hayotraprueba,Benedict—anunció.—¿Oh?—Lightwoodcurvóellabioenunamuecadedesdén—.¿Ycuáles?—La prueba de tu propia sangre envenenada—contestó Charlotte—. Hace un
instante,cuandonoshashechoungesto,telohevistoenlamuñeca.¿Hastadóndeseha extendido la corrupción?Comienza en el torso, ¿verdad?, y se extiende por laspiernasylosbrazos.
—¿Dequéestáhablando?—LavozdeGabrieleraunamezcladefuriayterror
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—.¿Padre?—Viruela demoníaca —soltó Will con la satisfacción de los auténticos
vindicados.—¡Quéacusaciónmásrastrera…!—comenzóBenedict.—Entonces, refútala —replicó Charlotte—. Súbete la manga. Muéstranos el
brazo.Elhombretorciólabocaenungestodecontrariedad.Tessaloobservófascinada.
No la aterrorizaba, comoMortmain había hecho, sino que la asqueaba, igual quecuandoveíaungusanogordoarrastrándoseporeljardín.Loobservóvolversehaciasuhijomayor.
—Tú—rugió—.Túselohasdicho.Mehastraicionado.—Sí—repusoGideon,alzandolacabezayestirandolosbrazos—.Ylovolveríaa
hacer.—¿Gideon? —preguntó Gabriel, desconcertado—. ¿Padre? ¿De qué estáis
hablando?—Tuhermanonoshatraicionado,Gabriel.Leshacontadonuestrossecretosalos
Branwell. —Escupió las palabras como si fueran veneno—. Gideon ArthurLightwood—continuó.Surostroparecíaenvejecido;lasarrugasjuntoalaboca,másmarcadas,peroeltonoseguíasiendoelmismo—.Tesugieroquepiensesconmuchocuidadoloquehashechoyloqueharásahora.
—Ya he estado pensando—contestó el aludido con su voz tranquila y baja—.Desdequemehiciste regresardeEspaña,heestadopensando.Deniñosupusequetodos loscazadoresdesombrasvivíancomonosotros.Condenandoa losdemoniosduranteeldía,yconfraternizandoconellosbajoelmantodelanoche.Ahoraséqueesonoescierto.Nosetratadecómohacemoslascosas,padre;setratadecómolashacestú.HasvertidoladeshonraylainmundiciasobreelnombredeLightwood.
—Nohacefaltaponersemelodramático…—¿Melodramático? —Había un terrible desprecio en el tono de Gideon,
normalmenteneutro—.Padre,temoporelfuturodelEnclavesiponeslasmanosenel Instituto.Te lodigoahora, testificarécontra tienelConsejo.Sujetaré laEspadaMortalydiréalcónsulWaylandquecreoqueCharlotteesmilvecesmáscapazquetúdedirigirelInstituto.RevelaréloquepasaaquíatodoslosmiembrosdelConsejo.LesdiréquetrabajasparaMortmain.Ylesdiréporqué.
—¡Gideon!—exclamóGabriel, con la voz acerada, cortando a su hermano—.Sabes que la custodia del Instituto fue el deseo de nuestra madre en su lecho demuerte.YesculpadelosFairchildqueellamuriera…
—Esoesunamentira—afirmóCharlotte—.Sequitó lavida,peronopornadaquehicieramipadre.—MiródirectamenteaBenedict—.Sinoporalgoquetupadrehizo.
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—¿Quéquieresdecir?—Gabrielalzólavoz—.¿Porquédicesalgoasí?Padre…—Calla,Gabriel.—LavozdeBenedicteradurayautoritaria,peroporprimera
vezhabíamiedoenellayensusojos—.Charlotte,¿quéestásdiciendo?—Sabesmuy bien lo que estoy diciendo, Benedict—lo acusóCharlotte—. La
preguntaessideseasquecompartaloqueséconlaClave.Ycontushijos.Yasabesloquesignificaríaparaellos.
Benedictserecostóenelasiento.—Reconozcoelchantajecuandoloveo,Charlotte.¿Quéquieresdemí?FueWillquienrespondió,demasiadoansiosoparacontenersepormástiempo.—Retira tu demanda sobre el Instituto. Habla a favor de Charlotte delante del
Consejo.DilesquecreesqueelInstitutodebeseguirensusmanos.Eresunhombremuybienhablado.Seguroqueseteocurrealgunacosa.
BenedictpasólamiradadeWillaCharlotte.Hizounamuecadedesprecio.—¿Ésassontuscondiciones?EllacontestóantesdequeWillpudieraseguirhablando.—No todas nuestras condiciones. Necesitamos saber cómo te has estado
comunicandoconMortmainydóndeestá.Benedictsoltóunarisita.—Me comunicaba con él por medio de Nathaniel Gray. Pero, como lo habéis
matado,dudoqueahoraseaunafuentedeinformaciónmuyefectiva.Lamujerparecíaconsternada.—¿Quieresdecirquenadiemássabedóndeestá?—Yo seguro que no —replicó Benedict—. Mortmain no es estúpido, por
desgraciaparati.DeseabaqueyomehicieraconelInstitutoparapoderatacardesdeelpropiocorazón.Peroéseerasólounodesusplanes,unhilodetutelaraña.Llevamucho tiempo esperando esto.Derrotará a laClave.Y la tendrá a ella.—Posó losojossobreTessa.
—¿Quépretendehacerconmigo?—quisosaberésta.—No lo sé—respondió Benedict con una sonrisa astuta—. Lo que sé es que
siempre preguntaba por tu estado. Tanto interés, tan enternecedor en un noviopotencial.
—Dice que él me creó—añadió Tessa—. ¿Qué quiere decir exactamente coneso?
—Notengoni lamás remota idea.Osequivocáis sicreéisquemehahechosuconfidente.
—Sí—repusoWill—, los dos no parecéis tener mucho en común, excepto laaficiónporlasmujeresdemonioyelmal.
—¡Will!—protestóTessa.—No me refería a ti —puntualizó Will, sorprendido—. Me refería al Club
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Pandemónium…—Sihabéisacabadoconvuestropequeñonúmero…—dijoBenedict—.Quiero
dejaralgomuyclaroamihijo.Gideon,entiendequesiapoyasaCharlotteenesto,novolverásaserbienrecibidobajomitecho.Poralgosedicequenuncasedebenponertodosloshuevosenlamismacesta.
Comorespuesta,Gideonalzólasmanosantesí,casicomosifueraarezar.Peroloscazadoresdesombrasno rezaban;e instantáneamenteTessasediocuentade loqueestabahaciendo:seestabaquitandoelanillodeplatadeldedo.Elanilloqueeraparecido al anillo de losCarstairs de Jem, sólo que éste tenía un dibujo de llamasalrededordelaro.ElanillodelafamiliaLightwood.Lodejóenelbordedelescritoriodesupadreysevolvióhaciasuhermano.
—Gabriel—leespetó—,¿vendrásconmigo?Losojosverdesdeésteestabanbrillantesdefuria.—Sabesquenopuedo.—Sí,síquepuedes.—Gideonletendiólamano.Benedictlosmiróaambos.Habíapalidecidoligeramente,comosiderepentese
hubieradadocuentadequenosólopodíaperderaunhijo,sinoalosdos.Seagarróalbordedelescritorio,ylosnudillosselepusieronblancos.Tessanopudoevitarmirareltrozodemuñecaquelequedóaldescubiertoalalzárselelamanga.Eramuypálida,rodeadadeestríasnegrascirculares.Habíaalgoenelloqueleresultabanauseabundo,ysealzódelasiento.Will,asulado,yaestabaenpie.SóloCharlotteseguíasentada,tancompuestaeinexpresivacomosiempre.
—Gabriel,porfavor—rogóGideon—.Venconmigo.—¿Yquiéncuidarádepadre?¿Quédirálagentedenuestrafamiliasilosdoslo
abandonamos? —planteó Gabriel, con un tono de amargura y desesperación—.¿Quiénseencargarádelastierras,delasientoenelConsejo…?
—Nolosé—contestóGideon—.Peronohacefaltaqueseastú.LaLey…—LafamiliaantesquelaLey,Gideon—sentencióGabrielconvoztemblorosa.
Porunmomento,amboshermanossemiraronalosojos;luegoelbenjamínapartólamirada,mordisqueándoseellabio;fueacolocarsejuntoasupadre,ypusolamanoenelrespaldodelasilladeéste.
Benedictsonrió;almenoseneso,habíatriunfado.Charlottesepusoenpie,conlabarbillamuyalta.
—Confío en vertemañana en la cámara del Consejo, Benedict. Confío en quesepasquédebeshacer—loretó,ysemarchódelasala,conGideonyTessatrasella.
SóloWillseentretuvounmomentoenelumbral,mirandoaGabriel,perocuandoéste le clavó la mirada, se encogió de hombros y salió tras los otros, cerrando lapuertaalmarchar.
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Volvieron al Instituto en silencio, con la lluvia golpeando las ventanillas delcarruaje.Charlotte trató varias veces de hablar conGideon, pero él semantuvo ensilencio,mirandolaempañadavistadelascallesalpasar.Tessanopodíadecirsieljovenestabaenfadado,searrepentíadesusacciones,osisentíaalivio.Semostrabatan impasible como de costumbre, incluso mientras Charlotte le explicaba quesiempre habría una habitación para él en el Instituto, y que no podía expresar suinmensagratitudporloquehabíahecho.
Alfinal,cuandoyatraqueteabanporelStrand,Gideonhabló:—Estaba convencido de que Gabriel vendría conmigo. Una vez supiera lo de
Mortmain…—Aúnnolocomprende—lojustificóCharlotte—.Daletiempo.—¿Cómo lo supiste? —Will miró a Gideon con mucha atención—. Nosotros
acabamos de descubrir lo que le pasó a tumadre. Y Sophie dijo que no tenías niidea…
—HicequeCyrilentregaradosnotas—explicóladirectora—.UnaparaBenedictyotraparaGideon.
—Melapusoenlamanocuandomipadrenomiraba—confirmóGideon—.Tuveeltiempojustodeleerlaantesdequeentrarais.
—¿Ydecidistecreernos?—preguntóTessa—.¿Tandeprisa?ElmayordelosLightwoodmiróhaciaelmojadocristal.Apretabalamandíbula.—La historia demi padre sobre lamuerte demimadre nunca tuvo demasiado
sentidoparamí.Loqueponíaenlanota,sí.Apretadosenelcarruaje,conGideonsóloaunoscentímetrosdeella,Tessasintió
el extraño impulso de acercarse a él, de decirle que ella también había tenido unhermanoalquehabíaamadoyhabíaperdidoporalgoqueerapeorquelamuerte,queloentendía.PudoverporquélegustabaaSophie:lavulnerabilidadbajosuaspectoimpasible,lafirmehonestidadbajosubellosemblante.
Sin embargo, no dijo nada, porque notó que no sería bien recibido. Mientrastanto,Willsehallabasentadoasulado,comounresortedeenergíaacumulada.Devezencuando,Tessacaptabaundestelloazul,cuandoéllamiraba;elbordedeunasonrisa,deunasonrisasorprendentementedulce;algosimilaralatolondramiento,quenuncahabíaasociadoconWillantes.Eracomosiestuvieracompartiendoconellaunchisteprivado,sóloqueTessanoestabamuyseguradecuálera.Aunasí,notabalatensióndeéldeunaformatanpenetrante,quesupropiacalma,oloquequedaradeella, se había evaporado totalmente para cuando llegaron al Instituto, y Cyril,empapado hasta los huesos y amable como siempre, fue a abrir las puertas delvehículo.
AyudóprimeroaCharlottey luegoaTessa,yenseguidaWillestuvoasu lado,despuésdesaltardesdeelcarruajeyesquivaruncharcoporlospelos.Miróalcieloy
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cogióaTessaporelbrazo.—Venconmigo—lesusurró,yladirigióhacialapuertaprincipaldelInstituto.Tessamiró hacia atrás, hacia dondeCharlotte se hallaba, al pie de la escalera,
después de haber logrado, al parecer, que Gideon le hablara. Gesticulabaanimadamenteconlasmanos.
—Deberíamosesperarlos,¿nocreesque…?—comenzó.Elchiconegófirmementeconlacabeza.—Charlottenodejarádeparloteardurantehorassobrequéhabitaciónprefiere,lo
agradecida que le está por su ayuda… y lo único que yo quiero hacer es hablarcontigo.
TessalomirómientrasentrabanenelInstituto.Willqueríahablarconella.Yalohabíadichoantes,eracierto,perohablartandirectamenteerararoenél.
Seleocurrióunaidea.¿LehabríacontadoJemqueestabanprometidos?¿Estaríaenfadado,pensandoqueellanoeradignadesuamigo?Pero¿cuándohabríatenidoJemlaoportunidaddecontárselo?Quizámientrasellasevestía,peroWill tampocoparecíacontrariado.
—No puedo esperar para contarle a Jem cómo ha ido la reunión —comentómientrassubíanlaescalera—.Nuncasecreerálaescena;¡queGideonsehayavueltoasícontrasupadre!UnacosaescontarlesecretosaSophie,perootramuydiferenteesrenunciaratodaturelacióncontufamilia.Peroharenunciadoalanillofamiliar.
—Es como dijiste —repuso Tessa, mientras ya enfilaban el pasillo. La manoenguantada de Will estaba sobre el brazo de ella—. Gideon está enamorado deSophie.Lagentehacecosasporamor.
Will lamiró como si sus palabras lo hubieran impactado, luego sonrió, con lamismasonrisaenloquecedoramentedulcequelehabíaregaladoenelcarruaje.
—Increíble,¿verdad?Tessafueacontestar,perohabíanllegadoalsalón.Enelinteriorhabíamuchaluz;
las antorchas de luz mágica tenían mucha intensidad, y un fuego ardía en lachimenea.Lascortinasestabanabiertas,ypermitíancontemplarrectángulosdecieloplomizo.Tessa se quitó el sombrero y los guantes, y los estaba dejando sobre unamesitamarroquícuandovioqueWill,quelahabíaseguidodentro,estabapasandoelpestillodelapuerta.
Parpadeósorprendida.—Will,¿porquéestáscerrando…?Nopudoacabarlafrase.Endoszancadas,elmuchachocubrióelespacioquelos
separabaylaabrazó.Ellalanzóungritoahogadodesorpresacuandoéllarodeóconlosbrazosylaobligóaretrocederhastaquecasichocócontralapared,aplastandosupolisón.
—Will—exclamó sorprendida, pero él la tenía atrapada contra lapared con su
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cuerpo,lerecorríaeltorsoconlasmanos,selashundíaenelhúmedocabello,conlabocaardiendosobreladeella.Tessasintióquetodoledabavueltasyseahogabaenese beso; los labios de él eran suaves y su cuerpo firme contra el de ella; sabía alluvia. Una oleada de calor le subió desde el estómagomientras él la besaba conintensidad,buscandounarespuesta.
ElrostrodeJemdestellóantelosojoscerradosdeTessa.PusolasmanosplanassobreelpechodeWillyloempujótanfuertecomopudo.Elalientolesalióenunaviolentaexhalación.
—No.Elchicodiounsorprendidopasoatrás.Suvoz,cuandohabló,eragraveygutural.—Pero¿anoche?¿Enlaenfermería?Me…meabrazaste…«¿Lohice?»Anonadada,sediocuentadequeloquehabíatomadoporunsueñonohabíasido
tal.¿OestabamintiendoWill?Perono.Eraimposiblequeélsupieraloqueellahabíasoñado.
—Eh…—Laspalabraslesalieronatropelladas—.Pensabaqueestabasoñando…Lanubladamiradadedeseoseestabadesvaneciendorápidamentedelosojosde
Will,reemplazadaporotradeconfusiónydolor.—Peroinclusohoy—insistióél,casitartamudeando—.Pensabaque…hasdicho
queestabastanansiosadeestarsolaconmigocomoyo…—¡Meimaginabaquequeríasunadisculpa!Mesalvastelavidaenelalmacénde
té,yteestoyagradecida,Will.Pensabaquequeríasquetedijeraque…Éllamirabacomosiloacabaradeabofetear.—¡Notesalvélavidaparaquemelotuvierasqueagradecer!—Entonces ¿qué?—Tessa alzó la voz—. ¿Lo hiciste porque es tu obligación?
PorquelaLeydice…—¡Lohiceporqueteamo!—casigritóWill,yluego,alcaptarlamiradaperpleja
en el rostro deTessa, confesó en una vozmás calmada—.Te amo, Tessa, y te heamadocasidesdeelmomentoenqueteconocí.
Ellaentrelazólasmanos.Lasteníafríascomoelhielo.—Pensabaquenopodíassermáscrueldeloquelofuisteaqueldíaeneltejado.
Meequivocaba.Estoesaúnmáscruel.Willsequedóinmóvil.Luegocomenzóanegarlentamenteconlacabeza,deun
ladoaotro,comounpacienteincrédulofrentealdiagnósticofataldelmédico.—¿No…nomecrees?—Claroquenotecreo.Despuésdelascosasquehasdicho,delamaneraenla
quemehastratado…—Teníaquehacerlo—exclamóél—.Noteníaelección.Tessa,escúchame.—La
chicacomenzóairhacialapuerta;élcorrióacortarleelpaso,conlosojosardiendo
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—.Porfavor,escúchame.Tessavaciló.Laformaenquehabíadicho«porfavor»,eltonodesuvoz,noera
comoeldeltejado.Enaquelmomento,élhabíasidocasiincapazdemirarla.Enéste,lamirabacondesesperación,comosipudierahacerlaquedarsesóloporlapurafuerzadesudeseo.Lavozquelegritabaensuinteriorqueélvolveríaahacerledaño,quenoseríasincero,fueperdiendofuerza,cubiertaporunatraicioneravozcadavezmásfuertequeledecíaquesequedase.Queloescuchase.
—Tessa.—Willsepasólasmanosporeloscurocabello;losestilizadosdedosletemblabandenerviosismo.Tessarecordólasensacióndetocaresecabello,detenerlosdedoshundidosenél,comosedaásperacontralapiel—.Loquevoyacontartenose lo he contado a nadiemás excepto aMagnus, y eso sólo porque necesitaba suayuda.NoselohedichonisiquieraaJem.—Respiróhondo—.CuandoteníadoceañosyvivíaconmispadresenGales,encontréunaPyxiseneldespachodemipadre.
Tessanoestabamuyseguradequésehabíaesperadoqueledijera,peroseguroquenoeraaquello.
—¿UnaPyxis?Pero¿porquéibatupadreaguardarunaPyxis?—¿Unrecuerdodesusdíasdecazadordesombras?¿Quiénpuedesaberlo?Pero
¿recuerdasqueelCódicehablademaldicionesydecómoseechan?Bueno,cuandoabrí la caja, liberé a un demonio,Marbas, quememaldijo.Me juró que quienmeamara estaría condenado a morir. Podía no haberle creído, yo no sabía mucho demagia, pero mi hermana mayor murió esa misma noche, de un modo horrible. Ypenséqueeraeliniciodelamaldición.Huídemifamiliayvineaquí.Meparecíalaúnica forma de mantenerlos a salvo, para no ocasionar una muerte tras otra. Alprincipio nome di cuenta de que estaba entrando en una segunda familia. Henry,Charlotte,inclusolamalditaJessamine…teníaqueasegurarmedequenadiepudieraamarme. Porque de lo contrario, pensaba, los pondría en peligro.Durante años hemantenido a todo el mundo a distancia… a todos a los que no podía alejardefinitivamente.
Tessaseloquedómirando.Laspalabrasleresonaronenelcabeza.«Mantenidoatodoelmundoadistancia…alejardefinitivamente…»Pensóen susmentiras, encómoseocultaba, en ladesagradablemaneraenque
tratabaaCharlotteyaHenry,enlascrueldadesqueparecíanforzadas,inclusoenlahistoria de Tatiana, que lo había amado como amaban las niñas pequeñas, y cuyocariñoélhabíadestrozado.Yluegoestaba…
—Jem…—susurróTessa.Éllamirótristemente.—Jemesdiferente—susurró.—Se está muriendo. ¿Dejaste que se acercara porque su muerte ya estaba
próxima?¿Pensastequetumaldiciónnoloafectaría?
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—Y con cada año que pasaba, y que él sobrevivía, eso parecía más probable.Pensé que podía aprender a vivir así. Pensé que cuando Jem faltara y después decumplirdieciochoaños,meiríaavivirsolo,sinquenadietuvieraqueaguantarmeamíoamimaldición…yentonces,todocambió.Porti.
—¿Pormí?—preguntóTessaconvozapagadayaturdida.Willesbozóunalevísimasonrisa.—Cuando te conocí, pensé que eras diferente de todas las demás personas que
había conocido.Me hiciste reír. Nadie excepto Jemme ha hecho reír desde hace,Dios,cincoaños.Ytúlohicistecomosinada,comorespirar.
—Nisiquierameconocías.Will…—PregúntaseloaMagnus.Telodirá.Despuésdeaquellanocheeneltejado,fuia
verlo.Tehabíaapartadodemíporquepensabaquehabíascomenzadoapercibir loquesentíapor ti.Aqueldía,enelSantuario,cuandocreíquehabíasmuerto,medicuentadequedebíasdehabérmelovistoen la cara.Estabaaterrorizado.Teníaqueconseguir que me odiaras, Tessa. Así que lo intenté. Y luego quería morir. Habíapensadoquepodríasoportarquemeodiaras,peronoeracapaz.FuiconscientedequetequedaríasenelInstituto,ydequesiemprequetevieraseríacomovolveraestarenel tejado, haciendo que me despreciaras mientras me sentía como si estuvieratomando veneno. Fui a ver a Magnus y le exigí que me ayudara a encontrar eldemonioquemehabíamaldecido,parapoderacabarconlamaldición.Silolograba,pensé,podríaintentarlodenuevo.Talvezfueralento,dolorosoycasiimposible,peropenséquepodríavolverahacerquemeapreciarassi tepodíadecir laverdad.Quepodríarecuperartuconfianza,construiralgocontigo,lentamente.
—¿Me…,meestásdiciendoqueyanoestásmaldito?¿Quesehaterminado?—No tenía ninguna maldición, Tessa. El demonio me engañó. Nunca estuve
maldito.Todosestosaños,hesidounestúpido.Perono tanestúpidocomoparanosaberqueloprimeroqueteníaquehacerencuantomeenterédelaverdaderadecirteloquerealmentesiento.—Avanzóotropaso,yesavezellanoretrocedió.Lomiraba,mirabalapielpálida,casitranslúcida,bajolosojos;mirabaelcabelloqueselerizabaenlassienes,enlanuca;mirabalosojosazulesylacurvadeloslabios.Lomirabacomo podría mirar un lugar querido que no sabía si volvería a ver, tratando deguardaren lamemoria losdetalles,grabárselosen lospárpadosparaverloscuandocerraralosojosporlanoche.
Oyósupropiavozcomosilellegarademuylejos.—¿Porquéyo?—susurró—.¿Porquéyo,Will?Élvaciló.—Después de que te trajéramos aquí, después de que Charlotte encontrara las
cartasatuhermano,las…lasleí.—Séquelohiciste—seoyódecirTessa,conmuchacalma—.Lasencontréentu
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habitacióncuandoestuveallíconJem.Willpareciósorprendido.—Nomedijistenada.—Alprincipiomeenfadé—admitióella—.Perofuelanochequeteencontramos
enelantrode los ifrits.Mecompadecíde ti,supongo.Medijequehabíasidopuracuriosidad,oqueCharlottetehabríapedidoquelasleyeras.
—Nolohizo—contestóél—.Lassaquédelfuego.Lasleítodas.Cadaunadelaspalabras que escribiste. Tú y yo, Tessa, nos parecemos. Vivimos y respiramospalabras.Fueron los libros losqueme impidieronquitarme lavidadespuésdequepensaraquenuncapodría amaranadie,quenuncanadiemepodríavolvera amar.Fueronloslibroslosquemehicieronsentirquequizánoestabacompletamentesolo.Podían ser sinceros conmigo, y yo con ellos. Leer tus palabras, lo que escribiste,cómoavecestesentíassolayasustada,perosiempreerasvaliente;lamaneraenqueveíaselmundo,suscolores,texturasyruidos,mehizosentir…Mehizosaberloquepensabas, esperabas, sentías, soñabas. Sentí que estaba soñando, pensando ysintiendo contigo. Soñé lo que tú soñabas, quise lo que tú querías, y luegome dicuentadequeloquerealmentequeríaeraati.Alachicaqueestabatrasesascartas.Teamédesdeelmomentoenquelasleí.Aúnteamo.
Tessa había comenzado a temblar. Eso era lo que siempre había querido quealguien le dijera. Lo que siempre había querido, en el rincón más oculto de sucorazón,que ledijeraWill.Will,elchicoqueamaba losmismos librosqueella, lamismapoesíaqueella,quelahacíareírinclusocuandoestabafuriosa.Yahíestaba,ante ella, diciéndole que amaba las palabras de su corazón, la forma de su alma.Diciéndolealgoquenuncalevolveríanadecir,nodeesamanera.Ynoél.
Ynoimportaba.—Esdemasiadotarde—sentencióella.—Nodigaseso.—LavozdeWilleracasiunsusurro—.Teamo,Tessa.Teamo.Ellanegóconlacabeza.—Will…para.Élrespiróentrecortadamente.—Sabíaquetecostaríaconfiarenmí—repuso—.Tessa,porfavor,¿esquenome
creesoesquenoteimaginasvolviendoaamarmenunca?—Will.Esonoimporta…—¡Nadaimportamás!—Suvozsefuehaciendomásfuerte—.Séquesimeodias
esporqueteheobligadoahacerlo.Séquenotienesningunarazónparadarmeunasegundaoportunidad,paraquemeveasdeunaformadiferente.Peroteruegoquemedesesaoportunidad.Haréloquesea.Cualquiercosa.
Selequebrólavoz,yellaoyóelecodeotravoz.VioaJem,mirándola,contodoelamor,laesperanzaylaexpectacióndelmundoconcentradaensusojos.
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—No—susurróella—.Esimposible.—Noescierto—repusoél,desesperado—.Nopuedeserlo.Nopuedesodiarme
tanto…—No teodio enabsoluto—reconocióella, congran tristeza—. Intentéodiarte,
Will,peronoloconseguí.—Entonces,existeunaposibilidad.—Laesperanzarenacióensusojos.Tessapensóquenodeberíahaberlehabladoconternura;oh,Dios,¿habríaalguna
manera de hacer que fuera menos terrible? Tenía que decírselo. Ya. En seguida.Claramente.
—Tessa —continuó él antes de que ella hablara—. Si no me odias, entoncesexistelaposibilidaddequepuedas…
—Jemsemehadeclarado—soltóTessadegolpe—.Ylehedichoquesí.—¿Qué?—He dicho que Jem se me ha declarado —repitió en un susurro—. Me ha
preguntadosimecasaríaconél.Ylehedichoquesí.Willsehabíapuestopálidodelaimpresión.—Jem.¿MiJem?Ellaasintió,sinencontrarpalabras.Elchicose tambaleóyapoyó lamanoenel respaldodeunasillaparanocaer.
Parecía alguien al que de repente le hubieran pegado una brutal patada en elestómago.
—¿Cuándo?—Estamañana.Peroyahacetiempoquenoshemosidohaciendoíntimos,mucho
másíntimos.—¿Tú… y Jem? —Will parecía como si le pidieran que creyera en algo
imposible,comolanieveenveranoounLondressinlluviaeninvierno.Comorespuesta,TessatocóconlapuntadelosdedoselcolgantedejadequeJem
lehabíadado.—Mehadadoesto—reveló,enunavozapagada—.Fueelregalodebodasdesu
madre.Willloobservóysepercatódeloscaractereschinos,comosifueraunaserpiente
enrolladaenelcuellodeTessa.—Nuncamehadichonada.Nuncamehadichoniunapalabrasobreti.Nodeesa
manera.—Se apartó el cabello del rostro, con el gesto característico que Tessa lehabía visto hacer miles de veces, sólo que, en esta ocasión, la mano le temblabavisiblemente—.¿Loamas?
—Sí,loamo—respondióTessa,yentoncesvioqueWillseencogía—.¿Túno?—Peroélloentendería—dijoWillcomoaturdido—.Siseloexplicara.Siselo
explicáramos…,loentendería.
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Porunmomento,Tessaseimaginóquitándoseelcolgante,recorriendoelpasilloyllamandoalapuertadeJem.Devolviéndoselo.Diciéndolequehabíasidounerror,quenopodíacasarseconél.Selocontaríatodo,lediríatodosobreWillyella;quenoestabasegura,quenecesitabatiempo,quenopodíaprometerlesucorazón,quepartedeellapertenecíaaWillysiemprelepertenecería.
YluegopensóenlasprimeraspalabrasquehabíaoídodeciraJem,conlosojoscerrados,deespaldasaella,conelrostrobañadoporlaluzdelaluna:«¿Will?¿Will,erestú?».PensóencómolavozdeWill,surostro,sesuavizabanporJemcomonolohacíapornadie; lamaneraenqueJemhabíacogidoaWilldelamanocuandoéstesangraba; la forma en que Will había gritado «¡Jem!» en el almacén cuando elautómatalohabíalanzadoalsuelo.
«No los puedo separar—pensó—. No puedo ser responsable de algo así. Nopuedodecirlaverdadaningunodelosdos.»
SeimaginóelrostrodeJemsisedesdecíadesucompromiso.Seríaamable.Jemsiempre era amable. Pero le estaría rompiendo algo precioso en su interior, algoesencial. Después ya no sería elmismo, y no tendría aWill para consolarlo.Y lequedabatanpocotiempo…
¿YWill?¿Quéharíaélentonces?Pensaraloquepensaseenesemomento,Tessasabíaquesirompíasucompromiso, inclusoasí,élnola tocaría,noestaríaconellapormucho que la amara. ¿Cómo podríamostrar su amor por ella delante de Jem,sabiendoquesufelicidaderaacostadeldolordesumejoramigo?InclusosiWillsedecíaasímismoquepodría,paraélellasiempreseríalachicaalaqueJemamaba,hastaeldíaenqueJemmuriera.Hastaeldíaenqueellamuriera.NotraicionaríaaJem, ni siquiera después de muerto. Si hubiera sido otra persona, cualquier otrapersonaentodoelmundo…peroellanoamabaaningunaotrapersonaenelmundo.Ésoseranloschicosalosqueamaba.Parabien.Yparamal.
—¿Explicarlequé?—Pusolavozmásfríaquepudo.Ymáscalmada.Will se la quedó mirando. Las estrellas brillaron en sus ojos en la escalera,
mientrascerrabalapuerta,cuandolabesaba…unaluzbrillanteyfeliz.Peroestabadesapareciendo, desvaneciéndose como el último aliento de un moribundo. Tessapensó en Nate, desangrándose en sus brazos. Aquella vez había sido impotente,incapaz de ayudarlo. Como lo era en esos instantes. Se sintió como si estuvieraviendo la vida escapar deWillHerondale, y no podía hacer nada para detener esahemorragia.
—Jemmeperdonaría—aseguróWill,peroyahabíaimpotenciaensurostro,ensuvoz.Sehabíarendido,pensóTessa;Willquenuncarendíaantesdequelabatallaempezase—.Jem…
—Lo haría—repuso ella—. Nunca ha podido estar enfadado contigo,Will; tequiere demasiado para eso. Ni siquiera creo que me guardara rencor. Pero esta
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mañanamehadichoque antes de conocerme creía quemoriría sin haber amado anadie como su padre había amado a sumadre, sin ser correspondido con un amorigual.¿Quieresquellameasupuertaylearrebateeso?¿Meseguiríasamandosilohiciera?
Willlamiródurantelargorato.Luegopareciódesmoronarsepordentro,comouncastillodenaipes;sesentóenelsillón,ypusoelrostroentrelasmanos.
—¿Meprometes—leplanteó—queloamas?¿Losuficienteparacasarteconélyhacerlofeliz?
—Sí—contestóTessa.—Entonces,siloamas—continuóamediavoz—,porfavor,Tessa,noledigaslo
queteacabodedecir.Noledigasqueteamo.—¿Ylamaldición?Élnosabe…—Porfavor,noledigasesotampoco.NiaHenry,niaCharlotte…anadie.Debo
decírselocuandoyoquiera,amimanera.Fingequenotehedichonada.Siteimportoaunqueseaunpoco,Tessa…
—Noselodiréanadie.Telojuro.Teloprometopormiángel.Elángeldemimadre.Y,Will…
Élhabíabajadolasmanos,peroaúnnoparecíacapazdemirarla.Teníaaferradoslosbrazosdelsillón,conlosnudillosblancos.
—Creoqueesmejorquetevayas,Tessa.Peroellanopodíasoportarhacerlo.Nomientrasélestuvieraasí,comosisualma
estuviera agonizando. Lo que más deseaba Tessa era abrazarlo y besarle los ojoscerrados,hacerlosonreírdenuevo.
—Loquehassoportado—dijoella—,desdelosdoceaños…habríamatadoalamayoría de las personas. Siempre has creído que nadie te amaba, que nadie podíaamarte,porquesusupervivenciaeralapruebadequenolohacía.PeroCharlotte teama.YHenry.YJem.Ytufamilia.Siempretehanamado,WillHerondale,porquenopuedesocultarlabondadquehayenti,pormuchoquelointentes.
Willalzólacabezaylamiró.Ellaviolasllamasdelfuegoreflejadasensusojosazules.
—¿Ytú?¿Meamastú?Tessaseclavólasuñasenlapalmadelamano.—Will.Éllamiró,casiatravésdeella,ciegamente.—¿Meamas?—Yo…—Tessa respiróhondo.Dolía—.Jemha tenido razónsobre ti todoeste
tiempo.Erasmejordeloqueyocreía,yporesomedisculpo.Porquesiésteerestú,eresasíenrealidad,ycreoquesí,entoncesnotecostaráencontraraalguienqueteame,Will,alguienparaquienseaselprimeroensucorazón.Peroyo…
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Willemitióunsonido,entreunacarcajadaahogadayunjadeo.—El primero en su corazón —repitió él—. ¿Quieres creer que ésta no es la
primeravezquemediceseso?Ellamoviólacabeza,desconcertada.—Will,yono…—Túnuncapodrásquererme—leespetóél,ycuandoellanorespondió,cuando
vioqueellanodecíanada,seestremeció;unestremecimientoquelerecorriótodoelcuerpo.Luegoselevantódelsillónsinmirarla.Cruzólasalamuyerguido,ybuscótorpementeelpestillo.Ellaloobservóconlamanosobrelaboca,mientras,despuésde lo que pareció una eternidad, dio con él, lo abrió y salió al pasillo, dando unportazotrasdesí.
«Will—pensóTessa—.Will,¿erestú?»Ledolían losojos.Dealgunamanerasediocuentadequeestabasentadaenel
suelodelantedelachimenea.Mirólasllamas,esperandolaslágrimas.Nopasónada.Despuésde tanto tiempoconteniéndolas, alparecerhabíanperdido lacapacidaddeaflorar.
Cogióelatizadordelganchodelachimenea,clavólapuntaenelcorazóndelosardientescarbonesynotóelcalorenelrostro.Elcolgantedejadequependíadesucuellosecalentó,casiquemándolelapiel.
Sacóelatizadordelfuego.Brillabatanrojocomouncorazón.Aferrósucandentepuntaconlamano.
Por un instante no sintió nada absolutamente. Y luego, como desde una grandistancia,seoyógritar,yfueentoncescuandounallavegiróensucorazónyliberóporfinuntorrentedelágrimas.Elatizadorrepicósobreelsuelo.
CuandoSophieentrócorriendo,aloírsugrito,encontróaTessaderodillasjuntoal fuego, apretándose contra el pecho lamano quemada, sollozando como si se lefueraapartirelcorazón.
FueladoncellaquienllevóaTessaasuhabitación,ladoncellaquienlepusoelcamisóny lametióen lacama, ladoncellaquien le lavó lamanoquemadaconuntrapo frío y se la vendó tras aplicarle una pomada que oía a hierbas y especias, lamismapomada,ledijoaTessa,queCharlottelehabíapuestoenlamejillaaSophiecuandoéstahabíaidoporprimeravezalInstituto.
—¿Crees que me quedará cicatriz?—preguntó Tessa, más por curiosidad queporqueleimportara.Laquemadura,yelllantoquehabíaprovocado,parecíanhaberledrenadotodaslasemociones.Sesentíatanligerayvacíacomounaconcha.
—Probablementeunapequeña,nocomolamía—contestóSophieconfranqueza,mientrasasegurabaelvendajeenlamanodeTessa—.Lasquemadurasduelenmásdeloqueson,simeexplico,yenseguidalahetratadoconlapomada.Sepondrábien.
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—No, no me pondré bien —repuso Tessa mirándose la mano, y luego a lamundana,queestabaencantadoracomosiempre,tranquilaypacienteensuuniformenegroysucofiablanca,con los rizos recogidosalrededordel rostro—.Perdonadenuevo,Sophie—añadióTessa—:TeníasrazónenlodeGideon,yyomeequivocaba.Deberíahaberteescuchado.EreslaúltimapersonasobrelaTierraqueharíaeltontoporunhombre.Lapróximavezquedigasquesepuedeconfiarenalguien,tecreeré.
Lasonrisadelasirvientafuecomoundestello,lasonrisaquehacíaquehastalosdesconocidosseolvidarandelacicatriz.
—Entiendoporquélodijousted.—Deberíahaberconfiadoenti…—Yyonodeberíahabermeenfadadotanto—repusoSophie—.Lociertoesque
yotampocoestabaseguradequéharíaél.Noestabasegura,hastaquehallegadoenelcarruajeconusted,dequealfinalsepondríaanuestrolado.
—Perodebede ser agradable—continuóTessa, jugueteandocon las sábanas—quevayaaviviraquí.Lotendrástancerca…
—Será lo peor del mundo—la contradijo Sophie, y de repente tenía los ojosanegados de lágrimas.Tessa se quedó helada, preguntándose qué habría dicho quefueratanmalo.Laslágrimasselesecaronenlosojos,sincaer,haciendoqueelverdedesusirisreluciera—.Siviveaquí,meverácomosoydeverdad.Unacriada.—Selequebró la voz—. Sabía que no debería haber ido a verlo cuando me lo pidió. LaseñoraBranwellnoesde lasquecastigana sus sirvientaspor tener admiradoresyeso, pero sabía que estaba mal, porque él es él y yo soy yo, y no debemos estarjuntos.—Sefrotólosojosconlamano,yentoncessíquelaslágrimassurcaronsusmejillas,lalisaylamarcada—.Lopodríaperdertodosimedejollevar…,yél¿quépuedeperder?Nada.
—Gideonnoesasí.—Eselhijodesupadre—replicóSophie—.¿Quiéndicequeesonoimporta?No
esque fueraacasarseconunamundanaparaempezar,perovermepreparándoleelfuego,haciendolacolada…
—Siteama,noleimportará.—Alagentesiempreleimportatodoeso.Noestannoblecomoustedcree.TessarecordóaWillconelrostroentre lasmanos,diciéndole:«Si loamas,por
favor,Tessa,noledigasloqueteacabodedecir».—Lanoblezaseencuentraenloslugaresmásinesperados,Sophie.Además,¿de
verdadtegustaríaserunacazadoradesombras?¿Nopreferirías…?—Oh, claro queme gustaría—exclamó lamuchacha—.Más que nada en este
mundo.Siemprelohequerido.—Nolosabía—reconocióTessa,maravillándose.—SolíapensarquemecasaríaconelseñoritoJem…—Sophiesubiólamanta,y
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luego alzó la mirada y sonrió tristemente—. No le ha roto el corazón todavía,¿verdad?
—No—contestóTessa.«Sólosemehapartidoelmíoendos»—.Noleherotoelcorazónenabsoluto.
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Ohhermano,losdiosesfueronbuenoscontigo.Duerme,yalégratemientrasduraelmundo.Satisfechomientraslosañosvanpasando.Agradecelavida,ylosamoresyalicientes,agradecelavida,oh,hermano,ylamuerte.
Eldulceúltimosonidodesuspies,desualiento,susregalos,generososyvarios,lágrimasybesos,esadamatuya.yacenloshorroresdelasombra.
ALGERNONCHARLESSWINBURNE,Eltriunfodeltiempo
LamúsicabrotabapordebajodelapuertadeJem,queestabaentornada.Willsequedó con la mano en el pomo y el hombro apoyado en la pared. Se sentíaprofundamenteagotado,máscansadodeloquejamáshubieraestadoensuvida.UnaterribleenergíaardientelohabíamantenidoalertadesdequehabíasalidodeCheyneWalk,peroyasehabíadisipado,agotada,ysóloquedabaunaoscuridadexhausta.
HabíaesperadoqueTessalofueraabuscardespuésdemarcharsedelsalóndandounportazo,peronolohabíahecho.Aúnpodíaverla,mirándolo,conesosojosconelcolordelasnubesgrisesdetormenta.
«—Jemsemehadeclarado.[…]Ylehedichoquesí.»—¿Loamas?»—Sí,loamo.»Ysinembargo,ahíestaba,antelapuertadeJem.Nosabíasihabíaidoallípara
tratardeconvencerasuamigodequedejaraaTessa,sialgoasípodíaconseguirse,o,másprobable, sihabía idoporqueeraallíadondehabíaaprendidoa irenbuscadeconsuelo y no podía olvidar la costumbre de años. Abrió la puerta; la luzmágicailuminóelpasillo,yWillentróenlahabitacióndeJem.
Ésteestabasentadosobreelbaúla lospiesdelacama, tocandoelviolín.Teníalos ojos cerradosmientras el arco pasaba por las cuerdas, pero esbozó una sonrisacuandosuparabataientróenelcuarto.
—¿Will?¿Erestú,Will?—preguntó.—Sí—contestóél.Sehabíaparadojustoalpasarlapuerta,ysentíaquenopodía
irmásallá.Jemdejódetocaryabriólosojos.
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—Teleman—dijo—.FantasíaenMimayor.—Dejóelviolínyelarco—.Entradeunavez.Meponesnerviosoquedándoteahí.
Willdiounoscuantospasosmás.Habíapasadotantosratosenesahabitaciónquelaconocíatanbiencomolasuya.Lacoleccióndelibrosdemúsica;lafundaenlaqueguardabaelinstrumentocuandonolotocaba;lasventanasquedejabanpasarretazoscuadradosdeluzdelsol.ElbaúlconelquehabíaviajadodesdeShanghái.Elbastónconsupomodejade,apoyadocontralapared.LacajaconKwanYinenlatapa,quecontenía las drogas. El sillón en el queWill se había pasado incontables noches,observandodormiraJem,contandosusrespiracionesyrogandoporquenolepasaranada.
Jem lo miró. Sus ojos eran luminosos; ninguna sospecha los nublaba, sólo lasencillafelicidaddeverasuamigo.
—Mealegrodequeestésaquí.—Yotambién—repusoWilldemalhumor.Sesentíaincómodo,ysepreguntósi
Jemlonotaría.Nuncaantessehabíasentidoincómodocercadesuparabatai.Eranlaspalabras,pensó,queteníaenlapuntadelalengua,presionandoporserdichas.
«Loves,¿verdad,Jem?SinTessanotengonada,nialegría,niluz,nivida.Simeamaras, la dejarías para que fueramía.No puedes amarla como la amo yo.Nadiepodría.Sideverdaderesmihermano,harásestopormí.»
Perolaspalabrasnosepronunciaron,yJemseinclinóhaciadelante,conlavozbajayconfidencial.
—Will,hayalgoquequeríadecirte,peroenlaintimidad.Willsepreparó.Ahíestaba.Jemibaacontarlelodelcompromiso,yélibaatener
que fingir que se alegraba, y no vomitar por la ventana, que era lo que realmentequeríahacer.Metiólasmanosenlosbolsillos.
—¿Yquées?ElsoldestellóenelcabellodeJemcuandoestéagachólacabeza.—Deberíahaberhabladocontigoantes.Peronuncahemoscomentadoeltemadel
amor,¿verdad?,ycomotúerestancínico…—Sonriódemediolado—.Pensabaqueteburlaríasdemí.Además,nuncapenséqueexistieraningunaposibilidaddequeellamecorrespondiera.
—Tessa—afirmóWill.Sunombreseconvirtióencuchillasenlaboca.LasonrisadeJemeraradiante,leiluminabatodoelrostro,ycualquieresperanza
queWill hubiera albergado en algún compartimento secreto de su corazón de quequizá Jemno laamaradeverdad,desapareció, arrastradacomounaneblinaporunfuerteviento.
—Nunca has rehuido tus obligaciones—dijo Jem—.Y sé que hubieras hechotodo loposiblepara salvaraTessaenel almacénde té, fueraquien fuese.Peronopudeevitarpensarquequizálarazónporlaquetearriesgastetantoparasalvarlatal
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vezfueraporquesabías loquesignificaparamí.—Echólacabezahaciaatrás,conunasonrisaincandescente—.¿Supusebienosoyunidiotarematado?
—Eres un idiota—contestóWill, y tragó con fuerza con la garganta reseca—.Pero…noteequivocas.Séloquesignificaparati.
Jem sonrió satisfecho.Tenía la felicidad escrita en toda la cara, en los ojos, sepercatóWill;nunca lohabíavistoasí.Siemprehabíaconsideradoa Jemcomounapresenciatranquilaypacífica;siemprehabíapensadoquelafelicidad,aligualquelafuria, era una emociónhumanademasiado intensa para él.En esemomento se diocuentadequehabíaestadomuyequivocado;erasimplementequeJemnuncaanteshabíasidofeliz.Nodesdequesuspadresmurieron,supusoWill.Peroéstenuncalohabíapensado.SehabíaconcentradoensiJemestabaasalvo,ensisobrevivía,peronoensierafeliz.
«Jemesmigranpecado.»FueconscientedequeTessateníarazón.ÉlhabíaqueridoquerompieraconJem,
acualquiercoste;peroviéndolo,sedabacuentadequenopodía.«Almenospuedescreerqueconozcoelhonor…,elhonory ladeuda», lehabíadichoa Jem,de todocorazón.LedebíalavidaaJem.Nopodíaarrebatarleloqueéstemásquería.Inclusoacostade supropia felicidad,porque Jemno sóloera alguienconquien teníaunadeudaquenuncapodríapagar,sino,comodecíaelritual,alguienaquienamabamásqueasupropiaalma.
Jemnosóloparecíamásfeliz,sinotambiénmásfuerte,conunsaludablecolorenlasmejillasylaespaldarecta.
—Debo pedirte disculpas—prosiguió Jem—.Fui demasiado severo con lo delantrodelosifrits.Séquesóloestabasbuscandoconsuelo.
—No,teníasrazónal…—Nola tenía.—Jemse incorporó—.Si fuidurocontigo, fueporquenopuedo
soportarverquetetratascomosinovalierasnada.Pormuchoqueactúesparafingirlocontrario,teveocomoeresrealmente:mihermanodesangre.Nosólomejordeloquefingesser,sinomejordeloquemuchagentepodríaesperarser.—Lepusounamanoenelhombro,concariño—.Túlovalestodo,Will.
Willcerrólosojos.VioelnegrobasaltodelasaladelConsejo, losdoscírculosardiendo en el suelo. Jempasando de su círculo al deWill, para habitar elmismoespacio,marcadoporelfuego.Entonces,susojostodavíaerannegros,muygrandesensupálidorostro.Willrecordólaspalabrasdeljuramentedeparabatai:«Adondetúvayas,yoiré;dondetumueras,yomoriré,yallíseréenterrado:queelÁngelmehagaeso,ymuchomás,sinoeslamuerteloúnicoquenossepara».Lamismavozlehablabaenesemomento.
—GraciasporloquehicisteporTessa—decíaJem.Willnopudomirarasuamigo;envezdeello,clavólavistaenlapared,donde
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sussombrassefusionabanenrelieve,deformaquenosepodíadecirdóndeacababaunoycomenzabaelotro.
—GraciasatiporobservaralhermanoEnochsacándomeesquirlasdemetaldelaespalda—contestóWill.
Jemseechóareír.—¿Paraquésinosonlosparabatai?
La cámara del Consejo estaba cubierta de estandartes rojos cortados por runasnegras;JemsusurróaTessaqueeranrunasdedecisiónyjuicio.
Se sentaron hacia el frente, en una fila que también ocupaban Henry, Gideon,CharlotteyWill.Tessanohabíahabladoconéstedesdeeldíaanterior;élnohabíaacudido a desayunar, y sólo se había reunido con ellos en el patio, tarde, aúnabrochándoseelabrigomientrascorríaescaleraabajo.Teníaelcabelloalborotado,yaspecto de no haber dormido. Parecía tratar de evitarmirar a Tessa, y ella, por suparte, evitabamirarlo a él, aunquepodía notar, de vez en cuando, algunasmiradasfurtivas,comocenizascalientescayéndolesobrelapiel.
Jemeraelperfectocaballero;sucompromisoseguíasiendounsecretoy,apartede sonreírle de vez en cuando, no se comportaba de ninguna manera especial.Mientrassesentaban,Tessanotóqueél lerozabaelbrazoconeldorsode lamanoderecha,suavemente,antesdeapartarla.
SintióaWillobservándolos,desdeelextremodelafila,dondesehabíasentado.Ellanolomiró.
En losasientosde la tarimaelevadaenel centrode la sala sehallabaBenedictLightwood, con su perfil aquilino apartado de la masa del Consejo, y el mentónapretado.Asulado,estabaGabriel,que,comoWill,parecíaexhaustoydesaliñado.MiróasuhermanocuandoGideonentróenlasala,yluegoapartólamiradacuandoéste se sentó, deliberadamente, entre los cazadores de sombras del Instituto. ElpequeñodelosLightwoodsemordióellabioymiróalsuelo,peronosemovió.
Tessareconocióunoscuantosrostrosmásentrelosasistentes.LatíadeCharlotte,Callida,estabaallí,ytambiéneldemacradoAloysiusStarkweather,apesar,comoélsehabíaquejado,dequesindudanohabíasido invitado.Entornó losojosalveraTessa,yellavolviórápidamentelavistahaciaelfrentedelasala.
—Estamosaquí—comenzóahablarelcónsulWaylanddespuésdecolocarseanteelatril,conelInquisidorasuizquierda—,paradeterminarhastaquépuntoCharlotteyHenryBranwellhanayudadoalaClavedurantelapasadaquincenaenelasuntodeAlexMortmain, y si, comoBenedictLightwoodha indicado en su reclamación, elInstitutodeLondresestaríamejorenotrasmanos.
ElInquisidorsepusoenpie.Sujetabaalgoquelanzabadestellosdeplataynegro.—CharlotteBranwell,porfavor,acércatealatril.
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Lamujersepusoenpieysubiólosescalonesdelestrado.ElInquisidorbajó laEspadaMortal,yella rodeó lahojacon lasmanos.Enunavoz tranquila relató losacontecimientosdelasdosúltimassemanas:labúsquedadeMortmainenrecortesdeperiódicos y registros históricos, la visita a Yorkshire, la amenaza contra losHerondale,eldescubrimientodelatraicióndeJessamine,laluchaenelalmacén,lamuertedeNate.Nomintióenningúnmomento,aunqueTessasediocuentadequeomitíaalgunosdetallesaquíyallí.Alparecer,sepodíaburlaralaEspadaMortal,sibiensólounpoco.
Hubo varios momentos durante el discurso de Charlotte en que el Consejoreaccionódeformaaudible:aspiracionesbruscas,removerdepies,sobretodoantelarevelacióndelpapeldeJessamineenelasunto.
—Conocíasuspadres—oyóTessadeciraCallida,latíadeCharlotte,enelfondodelasala—.¡Terriblesuceso…terrible!
—¿Ydóndesehallalajovenahora?—preguntóelInquisidor.—En las celdas de la Ciudad Silenciosa—contestó Charlotte—, esperando el
castigoporsucrimen.YainforméalCónsulsobresuparadero.El Inquisidor, que había estado yendo de un lado a otro de la plataforma, se
detuvoymiróaCharlottefijamente.—Dicesqueestajoveneracomounahijaparati—expuso—.Y,sinembargo,la
entregastealoshermanosvoluntariamente.¿Porquéharíasalgoasí?—LaLeyesdura—repusoCharlotte—.PeroeslaLey.ElcónsulWaylandtuvoquecontenerunasonrisa.—YtúdicesqueCharlotteesblandaconlosmalhechores,Benedict—comentó
—.¿Algúncomentario?Benedict se puso en pie; era evidente que ese día había decidido alargarse los
puños, y le sobresalían, blancos como la nieve, de las mangas de su chaqueta detweedhechaamedida.
—Síquetengouncomentario—dijo—.ApoyototalmenteaCharlotteBranwellensuposicióndedirectoradelInstituto,yrenuncioamireclamacióndeesaposición.
Unmurmullodeincredulidadcorrióentrelosasistentes.Benedictsonrióamablemente.ElInquisidorsevolvióparamirarlo,incrédulo.—Estásdiciendoqueapesardequeesoscazadoresdesombrasmataronofueron
responsablesdelamuertedeNathanielGray,nuestraúnicaconexiónconMortmain;apesardequedenuevoalbergaronaunaespíabajosutecho;apesardequeaúnnosabesdóndesehallaMortmain,¿recomiendasaCharlotteyaHenryBranwellparadirigirelInstituto?
—Quizá no sepan dónde se hallaMortmain—contestóBenedict—, pero sabenquién es.Como el gran estrategamilitarmundano, SunTzu, dijo enEl arte de la
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guerra:«Siconocesatusenemigosyteconocesatimismo,puedesganarcientosdebatallas sin una sola pérdida». Ahora sabemos quién es Mortmain en verdad: unhombremortal,nounsersobrenatural;unhombrequetemealamuerte;unhombrededicadoa lavenganzapor loqueconsideraelasesinato inmerecidodesu familia.Tampoco tiene compasiónpor los subterráneos.Hautilizado a los licántropos paraconstruir su ejército de autómatas lo más rápido posible, dándoles drogas que losmanteníantrabajandodurantetodoeldía,ysabiendoqueesasdrogasmataríanaloslobosyaseguraríansusilencio.Ajuzgarporeltamañodelalmacényelnúmerodetrabajadoresquehaempleado,suejércitomecánicoseránumeroso.Yajuzgarporsumotivaciónylosañosduranteloscualesharefinadosusestrategiasparalavenganza,esunhombreconelquenosepuederazonar,alquenosepuededisuadir,alquenosepuededetener.Debemosprepararnosparalaguerra.Yesoesalgoquenosabíamosantes.
El Inquisidor miró a Benedict apretando los labios, como si sospechara quepasabaalgoextraño,peronopudieraimaginarseelqué.
—¿Prepararnos para la guerra? ¿Y cómo sugieres que lo hagamos… a partir,claro,deesasupuestamentevaliosainformaciónquelosBranwellhanconseguido?
Benedictseencogiódehombros.—Bueno, eso, naturalmente, deberá decidirlo el Consejo a partir de aquí. Pero
Mortmain ha tratado de reclutar a poderosos subterráneos, comoWoolsey Scott yCamilleBelcourt,parasucausa.Quizánosepamosdóndeestá,perosabemoscómoactúa, y podemos atraparlo de esa manera. Quizá aliándonos con algunos de loslíderes subterráneos más poderosos. Charlotte parece tenerlos a todos biencontrolados,¿nocrees?
UnaligerarisaseextendióporelConsejo,pero lacausantede lamismanoeraCharlotte,sinoBenedict;sonreíanconél.Gabrielobservabaasupadre,ylosverdesojosleardían.
—¿YlaespíaenelInstituto?¿Noconsideraríasesounejemplodedescuido?—preguntóelInquisidor.
—En absoluto —respondió Benedict—. Charlotte se ha ocupado del asuntorápidamente y sin compasión.—Sonrió a lamujer, una sonrisa cortante como unanavaja—. Me retracto de mi afirmación anterior sobre la excesiva clemencia. Esevidentequepuedeimpartirjusticiasinpiedad,comocualquierhombre.
Charlotte palideció, pero no dijo nada. Sus pequeñas manos estaban muyinmóvilessobrelaEspada.
ElcónsulWaylandsuspiróprofundamente.—Ojalá hubieras llegado a esa conclusión hace quince días, Benedict, y nos
hubierasahorradotodoestelío.Ésteseencogiódehombrosconelegancia.
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—Pensaba que necesitaba ser puesta a prueba —repuso—. Por fortuna, hasuperadolaprueba.
Waylandmeneólacabeza.—Muy bien. Votemos.—Le entregó al Inquisidor lo que parecía un pequeño
recipientedecristalempañado.Éstesemetióentre lagenteyentregóelvialaunamujer sentada en la primera silla de la primera fila.Tessa observó fascinada cómoéstainclinabalacabeza,susurrabaalgoalvialyluegolopasabaalhombrequeteníaalaizquierda.
Mientraselvialrecorríalasala,TessanotóqueJemleponíalamanoentrelasdeella.Pegóunbote,aunquesospechabaquesusvoluminosasfaldaslesocultabanlasmanos.Entrelazólosdedosconlosdeélycerrólosojos.
«Loamo,loamo,loamo.»Ysí,sucontactolahizoestremecer,aunquetambiénhizoqueleentraranganasdellorar,deamor,deconfusión,dedesengaño,alrecordarla expresión en el rostro de Will cuando le había dicho que Jem y ella estabanprometidosyhabíavistocómo la felicidaddeéste seextinguía igualqueun fuegoapagadoporlalluvia.
Jem sacó la mano de las de ella para coger el vial que le entregaba Gideon,sentadoasuotrolado.Tessalooyósusurrar:«CharlotteBranwell»,antesdepasarleel vial aHenry, por encima de ella. Tessa lomiró, y él debió demalinterpretar latristezaensusojos,porquelesonrióparaanimarla.
—Todoirábien—ledijo—.VanaelegiraCharlotte.Cuando el vial concluyó su recorrido, se le devolvió al Inquisidor, quien se lo
entregóconunaflorituraalCónsul.Éste tomóelvialy,despuésdecolocarloenelatrilqueteníadelante,trazóunarunaenelcristalconsuestela.
Elvialtembló,comounaollaalhervir.Desuinteriorcomenzóasalirunhumoblanco: los susurros recogidos a los cazadoresde sombras.Fueron escribiendounapalabraenelaire:
CHARLOTTEBRANWELL
Charlotte separó lasmanos de laEspadaMortal, casi dejándose caer de alivio.Henry soltóunaespeciedegritodealegríay lanzó su sombreroal aire.La sala sellenó de conversaciones y alboroto.Tessa no pudo evitarmirar aWill.Éste estabarecostadoensuasiento,conlacabezaasimismoreclinadaylosojoscerrados.Parecíapálidoyagotado,comosiestaúltimapartedelasuntolehubieraconsumidolapocaenergíaquelequedaba.
Ungritocortóelalboroto.Tessasepusoenpiealinstanteysevolvióhaciaatrás.Callida,latíadeCharlotte,estabagritandoconlaelegantecabezacanaechadahaciaatrásyseñalandoconeldedohacialoalto.Seoyerongritosahogadosportodalasalacuandolosotroscazadoresdesombrasfueronsiguiendosumirada.Elaireenloalto
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estaba inundado por docenas de criaturas de metal negro, que zumbaban comoenormesescarabajosdeaceronegroconalasdecobreeibandeunladoalotroenelaire,llenadolasalaconeldesagradablesonidodeunretumbarmetálico.
UnodelosescarabajosmetálicosbajóenpicadoysemantuvofrenteaTessa,alaaltura de sus ojos, emitiendo unos chasquidos. Carecía de ojos, aunque tenía unaplacacirculardecristalenelfrenteplanodelacabeza.TessanotóqueJemlacogíadelbrazo,tratandodeapartarla,peroellasesoltó,impaciente;sequitóelsombrerodelacabezayatrapóalacosaentreélyelasientodesusilla.Alinstante,unrabiosoyagudozumbidosurgiódesuinterior.
—¡Henry!—llamóTessa—.Henry,tengounadeesascosas…Ésteapareciótrasella,conelrostrorosa,ymiróelsombrero.Seestabaabriendo
unagujeritoenelcostadodeleleganteterciopelo,dondelacriaturametálicaloestabarompiendo.Conunapalabrota,Henrybajóelpuñoconfuerza,chafandoelsombreroyelserqueteníadentro,quezumbóunaúltimavezysequedóinmóvil.
Jem alzó el maltrecho sombrero con cuidado. Lo que quedaba bajo él era unamasijodepartes:unaalademetal,unchasisdestrozadoymuñonesrotosdepatasdecobre.
—¡Uf!—exclamóTessa—.Estanparecidoaunbicho.Miró hacia arriba cuando otro grito recorrió la sala. Las criaturas insecto se
habíanunidoenunenjambrenegroenelcentrodelasala.MientrasTessalasmirababoquiabierta,comenzaronagirarcadavezmásrápidoyluegodesaparecieron,comoescarabajosnegrosabsorbidosporundesagüe.
—Perdonaporelsombrero—dijoHenry—.Tecompraréotro.—Alaporraelsombrero—exclamóTessamientraslosgritosdelfuriosoConsejo
resonabanporlasala.Miróhaciaelcentrodelaestancia;elCónsulestabaenpieconla EspadaMortal en la mano, y a su espalda estaba Benedict, con una expresiónpétreaylosojoscomodehielo—.Esevidentequetenemoscosasmásimportantesdelasquepreocuparnos.
—Esuna especiede cámara—dijoHenry, sujetando sobre el regazo los trozosdeldestrozadoescarabajodemetalmientraselcarruajetraqueteabahaciasucasa—.Sin Jessamine, Nate o Benedict, Mortmain debe de haberse quedado sin espíashumanosde confianza que le puedan informar.Así que ha enviado estas cosas.—ToqueteólosrestosdelsombrerodeTessa.
—Benedictnoparecíamuycontentodeveresascosas—comentóWill—.DeberdehabersedadocuentadequeMortmainyasehaenteradodesudeserción.
—Erasólocuestióndetiempo—repusoCharlotte—.Henry,¿esascosaspuedengrabarsonido,comounfonoautógrafo,osóloimágenes?Volabantanrápido…
—No estoy seguro. —Su marido frunció el ceño—. Tendré que examinar las
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partesconmáscuidadoenlacripta.Nohalloningúnmecanismodeobturación,peroesonosignifica…—Miróalosrostroscarentesdecomprensiónqueloobservaban,yse encogió de hombros—.En cualquier caso, quizá no le vaya tanmal alConsejoecharunvistazoa las invencionesdeMortmain.Unacosaesoírhablardeellas,yotraverloqueestáhaciendo.¿Noteparece,Lottie?
Charlottemurmuróunarespuesta,peroTessanolaoyó.Estabadándolevueltasaalgomuy peculiar que había ocurrido justo después de salir ella de la cámara delConsejoymientrasesperabael carruajede losBranwell. Jemsehabíaapartadodeella para hablar conWill, cuando el aleteo de una capa negra le había llamado laatención, y Aloysius Starkweather se había acercado a ella, con su feroz rostroentrecano.
—SeñoritaGray—ladróél—.Esacriaturamecánica…laformaenqueseacercóausted…
Tessa había permanecido en silencio, mirándolo, esperando que la acusara dealgo,aunquenopodíaimaginarsedequé.
—¿Ustedseencuentrabien?—preguntóél,bruscamenteal final,consuacentodeYorkshirederepentemuypronunciado—.¿Nolehizodaño?
Lentamente,Tessahabíanegadoconlacabeza.—No,señorStarkweather.Esustedmuyamableporinteresarsepormibienestar,
perono.Paraentonces,WillyJemhasehabíanvueltoyestabanmirando.Comosisupiera
queestabacaptandosuatención,Starkweatherhabíaasentidounavez,consequedad,ysehabíaalejado,consugastadacapaaleteandotrasél.
Tessanosabíaquépensaralrespecto.MientrasrecordabasubreveestanciaenlacabezadeStarkweatheryloatónitoqueéstesehabíaquedadolaprimeravezquelahabíavisto, el carruaje sedetuvoconuna sacudida frenteal Instituto.Aliviadosdepoderabandonaresepequeñoespacio, loscazadoresdesombrasyTessasalieronalpatio.
Habíaunclaroenlanubegrisquecubríalaciudad,yunaluzamarillolimóncaíaatravésdeél,haciendobrillarlaescaleraquedabaalapuerta.Charlottecomenzóairhaciaella,peroHenryladetuvo,ylarodeóconelbrazoquenosujetabaelmalparadosombrero de Tessa. Ésta los observó con el primer atisbo de felicidad que habíasentidodesdeeldíaanterior.HabíallegadoaapreciarmuchoaCharlotteyaHenry,sediocuenta,yqueríaverlosfelices.
—Loquedebemosrecordaresquetodohaidotanbiencomopodíamosesperar—comentóél,apretándolacontrasí—.Estoymuyorgullosodeti,cariño.
TessahubieraesperadouncomentariosarcásticodeWill,peroéstemirabahacialaverja.Gideonparecíaavergonzado,yJem,comosiestuvieracomplacido.
Charlotteseapartódesuesposo;sesonrojóviolentamenteysepusoderechoel
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sombrero,peroeraevidentequeestabaencantada.—¿Deverdad,Henry?—¡Absolutamente!No sólomi esposa eshermosa, sinoque esbrillante, y ¡esa
genialidaddebereconocerse!—Aquí—dijoWill,aúnmirandohacialaverja—escuandoJessamineoshubiera
dichoquepararaisporquelaestaríaisponiendoenferma.LasonrisadesapareciódelrostrodeCharlotte.—PobreJessie…Perolaexpresióndesumaridoeramuchomásduradeloqueerahabitualenél.—Nodeberíahaberhecholoquehizo,Lottie.Noestuculpa.Sólocabeesperar
que el Consejo no seamuy duro con ella.—Carraspeó—.Y no hablemosmás deJessamine hoy, ¿de acuerdo?Esta noche es para celebrar. El Instituto sigue siendonuestro.
Sumujerlomirósonriendodeorejaaoreja,contantoamorenlosojosqueTessatuvo que apartar la mirada, y la posó en el Instituto. Parpadeó. En lo alto de lafachada de piedra, captó un levemovimiento y vio un rostromirándolos. ¿Sophie,buscandoaGideon?Nopodíaestarsegura;elrostrohabíadesaparecidoalinstante.
Esanoche,Tessasevistióconespecialcuidado,conunodelosvestidosnuevosque le había proporcionadoCharlotte: el de satén azul con un canesú en forma decorazón y un escote redondeado sobre el que se sujetaba un petillo de encaje.Lasmangas eran cortas y abombadas, y dejaban al descubierto sus largos brazos. Serecogió el cabello y se lo sujetó sobre la coronilla, un peinado entrelazado conpensamientos azul oscuro.No fue hasta que Sophie le hubo fijado las flores en elcabellocuandoTessa sediocuentadequeerandelcolorde losojosdeWill,yderepente quiso arrancárselas, pero, naturalmente, no hizo nada parecido, sólo leagradecióaladoncellasusesfuerzosylaalabódecorazónporlobienquelahabíapeinado.
Sophie se fue antes que ella, para ir a ayudar aBridget en la cocina. Tessa sesentó automáticamente ante el espejo paramordisquearse el labio y pellizcarse lasmejillas.Necesitabacolor,pensó.Estabamáspálidaquedecostumbre.Elcolgantedejadeestabaocultobajoelencaje,dondenoseveía;lacriadalohabíamiradomientrasTessa se vestía, pero no había hecho ningún comentario. Cogió el colgante con elángelmecánicoytambiénselopusoalrededordelcuello.Lellegabadebajodelotrocolgante, justo bajo la clavícula, y la tranquilizó con su tictac. No había ningunarazónparanollevarlosdos,¿no?
Alsaliralpasillo,Jemyalaestabaesperando.Losojosseleiluminaroncuandolavio,ydespuésdeecharunamiradaaun ladoyotrodelpasillo, laacercóa síy labesóenlaboca.
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Ellaseforzóafundirseenelbeso,adisolversecontraélcomohabíahechoantes.Notabalabocadeélsuavesobrelasuyayconunsabordulce,yéllepusosobrelanucaunamanofuerteytierna.Ellaseaproximómásaél,deseandosentirellatidodesucorazón.
Élseapartó,sinaliento.—Nopretendíahaceresto…Ellasonrió.—Puesyocreoquesí,James.—Noantesdeverte—repusoél—.Sólopretendíapedirtesipodíaacompañarteal
comedor.Peroestástanhermosa…—Letocóelcabello—.Metemoqueunexcesodepasiónpodríahacerquesetefuerancayendolospétalos,igualquelashojasdelosárbolesenotoño.
—Bueno,sípuedes—dijoella—.Acompañarmealacena,quierodecir.—Gracias.—Leacariciólamejillaconlayemadelosdedos—.Pensabaqueme
despertaríaestamañanayquehabríasidounsueñoquetúmedijerasquesí.Peronoloera,¿verdad?—Leescrutóelrostroconlamirada.
Ella negó con la cabeza. Podía notar el sabor a lágrimas en la garganta, y sealegródequelosguantesdecabritillaocultaranlaquemaduraqueteníaenlamanoizquierda.
—Lamento que hagas un negocio tanmalo aceptándome, Tessa.Con los años,quierodecir.Atándoteaunhombremoribundoatusdieciséisaños…
—Y tú sólo tienes diecisiete. Hay mucho tiempo para encontrar una cura —susurróella—.Ylaencontraremos.Estarécontigo.Parasiempre.
—Esosíme locreo—repusoél—.Cuandodosalmasseconviertenenuna, sequedanjuntasenlaRueda.Nacíparaamarte,yteamaréenlapróximavida,yenlaquevendrádespuésdeésa.
TessapensóenMagnus.«Estamosatadosaestavidaporunacadenadeoro,ynonosatrevemosacortarla
pormiedoaloquehayadespuésdelacaída.»Enesemomentoentendió loqueélqueríadecir.La inmortalidaderaunregalo,
peronounoquecarecieradeconsecuencias.«Porque si soy inmortal—pensóTessa—, entonces, sólo tengo esto, esta única
vida.Nogiraréycambiarécomotú,James.Noteveréenelcielo,oenlasorillasdelgranrío,oencualquiervidaquehayadespuésdeésta.»
Peronolodijo.Leharíadaño,ysihabíaalgoquesabíacontodaseguridaderaqueensuinteriorvivíaunferozdeseoirrazonabledeprotegerlo,decolocarseentreély ladecepción,entreélyeldolor,entreély lamuerte,y lucharcontra todoselloscomoBoadicealuchócontralosromanos.Envezdehablar,ellaleacariciólamejilla,yéllepusoelrostrosobreelcabello,sucabellollenodefloresdelcolordelosojos
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deWill,ysequedaronasí,juntos,hastaquelacampanadelacenasonóporsegundavez.
Bridget, a la que se podía oír cantando tristemente en la cocina, se habíaesmeradoenelcomedor,ylohabíaadornadoconvelasencandelabrosdeplataportodaspartes,inundandolasaladeluz.Rosasyorquídeasreciéncortadasflotabanencuencos de plata sobre el blanco mantel. Henry y Charlotte presidían la mesa.Gideon,entrajedeetiqueta,estabasentadoconlosojosfijosenSophiemientraséstaentrabaysalíadelcomedor,aunqueellaparecíaestarevitandosusmiradas.YjuntoaélestabaWill.
«Amoa Jem.VoyacasarmeconJem», sehabía repetidoTessa todoel caminoporelpasillo,peronolesirviódemucho;elcorazónledioundolorosovuelcodentrodelpechocuandovioaWill.Nolohabíavistovestidodeetiquetadesdelanochedelbaile, y, a pesar de estar pálido y con aspecto enfermizo, aún resultabainsultantementeapuesto.
—¿Vuestracocinerasiempreestácantando?—estabapreguntandoGideonenuntonodeasombrocuandoJemyTessaentraronenelcomedor.
Henry alzó la mirada y, al verlos, les dedicó una gran sonrisa con su rostrosimpáticoypecoso.
—Empezábamosapreguntarnosdóndeestaríais…—comenzó.—Tessa y yo tenemosnoticias—soltó Jem.Buscó lamanode la chica y se la
cogió; ella se quedó helada mientras tres rostros curiosos se volvían hacia ellos,cuatro si se contaba a Sophie, que acababa de aparecer.Will siguió donde estaba,mirandoalcuencodeplataque teníadelante;una rosablanca flotabaenél,yWillparecía dispuesto a mirarla hasta que se hundiera. En la cocina, Bridget seguíacantandounadesuscancionesterriblementetristes;laletrasecolabaporlapuerta:
«EnunaclaratardesalíatomarelfrescoOíaunadoncellagimiendo;Decía:«¿Hasvistoamipadre?¿Oamimadre?»¿OamihermanoJohn?»¿Oalmuchachoquemásamo,»DenombreDulceWilliam?».
«Lavoyamatar»,pensóTessa.¡Quéhicieraunacanciónsobreeso!—Bueno,noslo tendrásquedecirya—loinstóCharlotte,sonriendo—.Nonos
dejesenascuas,Jem.Jemalzósusmanosunidas.
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—Tessayyoestamosprometidos.Selohepedido,yella…mehaaceptado.Se hizo un silencio de sorpresa. Gideon parecía atónito; de una manera vaga,
Tessahastasintiópenaporél.Sophiesequedómirándolosconunajarritadecremaenlamano,boquiabierta.TantoHenrycomoCharlotteparecíanhabersequedadosinhabla.Nadiesehabíaesperadoeso,pensóTessa;apesardeloquedijeraJessaminesobrequesumadreeraunacazadoradesombras,ellaseguíasiendounasubterránea,yloscazadoresdesombrasnosecasabanconlossubterráneos.Nuncahabíapensadoen esemomento.De algúnmodo, había supuesto que se lo dirían a cada uno porseparado,concuidado,noqueJemlosoltaríaenunaccesodeeuforiaenmediodelcomedor.
«Oh,por favor, sonreíd—sedijo—.Por favor, felicitadnos.Por favor,no se loestropeéis.Porfavor.»
LasonrisadeJemsólohabíacomenzadoapalidecercuandoWillsepusoenpie.Tessa respiró hondo. Estaba muy guapo vestido de etiqueta, eso era cierto, perosiempreestabaguapo;sinembargo,enesemomentoteníaalgodiferente,unamayorprofundidad en el azul de sus ojos, grietas en la perfecta y dura armadura que lorodeaba, por las que pasaba una luz cegadora. Ése era un nuevo Will, un Willdiferente,unWilldelqueellasólohabíacaptadoretazos,unWillalquequizáJemnuncahabíaconocidoenrealidad.Yellayanuncaloconocería.Esaidealeatravesóelcorazónconunatristezasemejantealadelrecuerdodealguienmuerto.
Willalzósucopadevino.—Noconozcodos personasmejores—habló—,y no semeocurre una noticia
mejor.Quevuestravidajuntossealargayfeliz.—BuscóaTessaconlosojos,luegolosapartódeellaylosclavóenJem—.Felicidades,hermano.
Untorrentedeotrasvocessiguieronasubrevediscurso.SophiedejólajarritayfueaabrazaraTessa;HenryyGideonestrecharonlamanodeJem,yWillsequedómirándolotodo,aúnconlacopaenlamano.Entrelaalgarabíadevocesfelices,sóloCharlottepermanecióensilencio,conlamanosobreelpecho.Tessaseacercóaella,preocupada.
—Charlotte,¿vatodobien?—Sí—contestóésta,yluegoalzómáslavoz—.Sí.Esque…yotambiéntengo
noticias.Buenasnoticias.—Sí,cariño—saltóHenry—.¡HemosrecuperadoelInstituto!Peroesoyalosabe
todoelmundo…—No,noeseso.Henry.Tú…—Lamujermenudahizounruidocomounhipido,
medio risa,medio llanto—.Henryyyovamos a tener unhijo.Unniño.Me lo hadichoelhermanoEnoch.Nohequeridodecirnadaantes,pero…
ElrestodesuspalabrasquedaronsepultadasporelincrédulogritodealegríadeHenry.Levantóasuesposadelasillaylaabrazó.
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—Cariño,esoesmaravilloso,maravilloso…Sophie soltóungrititoy aplaudió.Gideonparecía tanvergonzosoque sepodía
imaginar que podría morir allí mismo, y Will y Jem intercambiaron miradasdivertidas. Tessa no pudo evitar sonreír. La alegría deHenry era contagiosa. HizorodaraCharlottecomoejecutandounvalsportodoelcomedorydevuelta,antesdepararsedegolpe,horrorizadopensandoqueesosgirospodríansermalosparaelbebé,ylasentóenlasillamáscercana.
—Henry,soytotalmentecapazdeandar—replicóCharlotte,indignada—.Inclusodebailar.
—¡Cariño mío, estás indispuesta! Deberás permanecer en cama durante lospróximosochomeses.ElpequeñoBuford…
—NovoyallamarBufordanuestroniño.Nomeimportasieraelnombredetupadre, o de si es un nombre tradicional deYorkshire…—replicó exasperada, perounosgolpesenlapuertalainterrumpieron,yCyrilasomósudesgreñadacabeza.
Elsirvientecontemplólacuriosaescenadealegría.—SeñorBranwell,hayalguienaquíquedeseaverlosatodos—dijovacilante.Henryparpadeó.—¿Alguien quiere vernos? Pero es una cena privada. No he oído sonar la
campana…—No,esunanefilim—explicóCyril—.Ydicequeesmuyimportante.Queno
puedeesperar.HenryyCharlotteintercambiaronmiradasdeperplejidad.—Bueno, muy bien —dijo el hombre finalmente—. Que pase, pero dile que
tendráqueserrápida.Cyril desapareció. Charlotte se puso en pie, se alisó el vestido y se atusó el
alborotadocabello.—¿Quizá tía Callida? —aventuró insegura—. No me puedo imaginar quién
más…Lapuerta se abriódenuevoyentróCyril, seguidodeunaniñadeunosquince
años.Llevabaunacapanegradeviajesobreunvestidoverde.InclusosiTessanolahubieravistoantes,habríasabidoalinstantedequiénsetrataba,lahabríareconocidopor el cabello negro, los ojos azul violeta, la elegante curva del blanco cuello, losdelicadosángulosdelosrasgos,elgestodelaboca…
OyóaWillexhalarconrepentinaviolencia.—Hola —saludó la chica, con una voz sorprendentemente dulce y
sorprendentemente firme—.Les pido disculpas por interrumpirles la cena, pero noteníaadóndemásir.SoyCecilyHerondale,yaven.Hevenidoarecibirentrenamientocomocazadoradesombras.
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NOTASOBREELLONDRESDETESSA
ComoenÁngelmecánico, el Londres dePríncipemecánico es, tanto como hepodido hacerlo, unamezcla de lo real y lo irreal, lo conocido y lo olvidado. (Porejemplo,síquehayunacámaraPyxenlaAbadíadeWestminster).HerespetadolageografíadelauténticoLondresvictorianotantocomohepodido,peroavecesnomehasidoposible.
ParalosquesepreguntanporelInstituto:síqueexistióunaiglesiallamadaAll-Hallows-the-Less (Todos los Santos de Less) que ardió en el Gran Incendio deLondresde1666;sinembargo,estabasituadaenUpperThamesStreet,nodondelaheubicadoyo,justosaliendodeFleetStreet.LosqueconozcanLondresreconoceránlalocalizacióndelInstituto,ylaformadesucapitel,comoladelafamosaSt.Bride’sChurch,queridaporperiodistasy reporteros,queno semencionaenCazadores deSombras,Losorígenes,yaqueelInstitutoocupasusitio.LosquesepreguntenporelInstitutodeYork,ésteestábasadoenHolyTrinityGoodramgate,unaiglesiaqueaúnsepuedeencontraryvisitarenYork.
EncuantoalacasadelosLightwoodenChiswick,durantelossiglosXVIyXVIIsecreíaqueestalocalidadsehallabaasuficientedistanciadeLondrescomoparaserunsanorefugiodelasuciedadylaenfermedadquereinabaenlaCity,ymuchasfamiliasadineradas tenían unamansión allí. La de losLightwood se basamuy ligeramenteencima en la famosa Chiswick House. En cuanto al número 16 de CheyneWalk,donderesideWoolseyScott,enaqueltiempoestabaalquiladoporAlgernonCharlesSwinburne, Dante Gabriel Rossetti y George Meredith. Eran miembros delmovimientoestético,yleshubieragustadoellemadelanillodeWoolsey:«L’artporl’art»,o«Elarteporelarte».
En cuanto al fumadero de opio de Whitechapel, se han realizado numerosasinvestigaciones sobre ese tema, pero no existe ninguna prueba de que éste, tanelogiadoporlosfansdeSherlockHolmesylosamantesdelogótico,hayaexistidonunca.Aquílohereemplazadoporunantrodeviciodemoníaco.Delmismomodo,nuncasehaprobadoqueéstosexistieran,pero,claro,tampocosehaprobadoquenoexistieran.
ParalosquesepreguntanquélediceWillaTessaantesdeentrarenlamansióndeChiswick,Caelumdeniqueeraelgritodeguerradeloscruzados,ysignifica:«¡Elcieloporfin!».
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AGRADECIMIENTOS
Comosiempre,graciasami familia:amimadreyamipadre; JimHillyKateConnor; Nao, Tim, David y Ben; Melanie, Jonathan y Hellen Lewis; Florence yJoyce. Gracias a los que han leído, comentado e indicado anacronismos oinconsistencias:KellyLink,Clary,DeliaSherman,HollyBlack,SarahReesBrennan,Justine Larbalestier, Robin Wasserman, Maureen Johnson. Gracias a Lisa Gold,expertainvestigadora(lisagoldresearch.wordpress.com)porsuayuda.GraciasaJoeyYeungyaHuanYuporlastraduccionesalmandarín.GraciasaWayneMillerporsuayudaconelgriegoyellatín.Migratitudparasiempreamiagente,BarryGoldblatt;amieditora,KarenWojtyla,ya losequiposdeSimon&SchusteryWalkerBookspor hacer que sucediera.Ynaturalmente, gracias ami esposo, Josh, por evitar queLinusyLucysecomieranelmanuscrito.
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