Conociendo a Bong Soo Han

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CONOCIENDO A BONG SOO HAN Lo más impresionante y, a veces, lo más peligroso de los deseos, es que {Estos se pueden convertir en realidad si los abonamos con el suficiente deseo y rociamos con una cierta dosis de convicción, aunque sea mínima. Nadie puede decirme lo contrario, lo he constatado incontables veces en mi vida privada y he sido testigo del sobrecogedor poder de los deseos en la vida de otras personas. Permítanme narrarles de la forma más breve posible el suceso más reciente que me ocurrió en carne propia y que forma parte de la evidencia personal que he reunido en torno al extraño magnetismo que puede ejercer un pensamiento cuando este ha sido intenso y se ha dejado volar libremente por el éter universal: Hace 26 años, siendo yo un niño, me encontraba practicando Aikido con mi padre, mi mentor en artes marciales y quien supo alimentar sabiamente en mí una inacabable admiración por todas las disciplinas guerreras, cuando de pronto pude ejecutar mi primera caída al aire. No cabía en mí de la emoción; había observado a los adultos ejecutar los breakfalls, pero era la primera vez que a mÍ me salía uno. Está por demás decir que continué ejecutándolos uno y otra vez hasta que terminó la clase. Ya de regreso en casa, mi padre me regaló un enigmático libro titulado: Hapkido, Korean Art of Self-Defense escrito por Bong Soo Han con una dedicatoria que dice así: "Para mi querido hijo, Alonso de Jesús Rosado Franco, en el día en que realizó su primer "breakfall" en el Dojo de Aikido. México, D.F., a 13 de Marzo de 1976". El libro, que tiene una pasta color verde y muestra al Maestro Bong Soo Han ejecutando una bien delineada patada redonda inflamó mi mente, al igual que las secuencias de defensa personal que aparecen en el interior. Mi padre captó mi entusiasmo y me llevó entonces al cine a ver una película para adultos llamada "el Juicio de Billy Jack", para lo cual tuvo que hacer gala de sus dotes de persuasión con el taquillero. En la escena climática de la cinta apareció ante mis ojos nada más y nada menos que el mismísimo Bong Soo Han, en el papel de maestro de Tom Lughlin, héroe de la película, a quien ayuda en el rescate de un jefe indio que estaba siendo torturado con cigarros por una pandilla de racistas. Las escenas de pelea de Billy Jack son de las más impresionante que he visto en la pantalla, y se los dice alguien que ha visto cientos de producciones de artes marciales. Todavía no se habían prendido las luces de la sala cuando yo había decidido que el Hapkido era el arte marcial al que deseaba consagrarme. Tuvieron que pasar casi tres años a partir de entonces para que encontrara una escuela de ese singular arte coreano de la defensa personal (Kuk Sul Won, técnica que en la Ciudad de México impartía en ese entonces el profesor Mateo López Mondragón). Sin ánimo de cansar a los lectores, fue como producto de

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CONOCIENDO A BONG SOO HANLo más impresionante y, a veces, lo más peligroso de los deseos, es que {Estos se pueden convertir en realidad si los abonamos con el suficiente deseo y rociamos con una cierta dosis de convicción, aunque sea mínima. Nadie puede decirme lo contrario, lo he constatado incontables veces en mi vida privada y he sido testigo del sobrecogedor poder de los deseos en la vida de otras personas. Permítanme narrarles de la forma más breve posible el suceso más reciente que me ocurrió en carne propia y que forma parte de la evidencia personal que he reunido en torno al extraño magnetismo que puede ejercer un pensamiento cuando este ha sido intenso y se ha dejado volar libremente por el éter universal:

Hace 26 años, siendo yo un niño, me encontraba practicando Aikido con mi padre, mi mentor en artes marciales y quien supo alimentar sabiamente

en mí una inacabable admiración por todas las disciplinas guerreras, cuando de pronto pude ejecutar mi primera caída al aire. No cabía en mí de la emoción; había observado a los adultos ejecutar los breakfalls, pero era la primera vez que a mÍ me salía uno. Está por demás decir que continué ejecutándolos uno y otra vez hasta que terminó la clase. Ya de regreso en casa, mi padre me regaló un enigmático libro titulado: Hapkido, Korean Art of Self-Defense escrito por Bong Soo Han con una dedicatoria que dice así: "Para mi querido hijo, Alonso de Jesús Rosado Franco, en el día en que realizó su primer "breakfall" en el Dojo de Aikido. México, D.F., a 13 de Marzo de 1976". El libro, que tiene una pasta color verde y muestra al Maestro Bong Soo Han ejecutando una bien delineada patada redonda inflamó mi mente, al igual que las secuencias de defensa personal que aparecen en el interior. Mi padre captó mi entusiasmo y me llevó entonces al cine a ver una película para adultos llamada "el Juicio de Billy Jack", para lo cual tuvo que hacer gala de sus dotes de persuasión con el taquillero. En la escena climática de la cinta apareció ante mis ojos nada más y nada menos que el mismísimo Bong Soo Han, en el papel de maestro de Tom Lughlin, héroe de la película, a quien ayuda en el rescate de un jefe indio que estaba siendo torturado con cigarros por una pandilla de racistas. Las escenas de pelea de Billy Jack son de las más impresionante que he visto en la pantalla, y se los dice alguien que ha visto cientos de producciones de artes marciales. Todavía no se habían prendido las luces de la sala cuando yo había decidido que el Hapkido era el arte marcial al que deseaba consagrarme. Tuvieron que pasar casi tres años a partir de entonces para que encontrara una escuela de ese singular arte coreano de la defensa personal (Kuk Sul Won, técnica que en la Ciudad de México impartía en ese entonces el profesor Mateo López Mondragón). Sin ánimo de cansar a los lectores, fue como producto de esta búsqueda y de mi entrenamiento en la defensa personal coreana que conocí a quien es actualmente mi maestro directo, el Dr. He Young Kimm, fundador de la técnica Han Mu Do.

Pues bien, una vez expuesto ante ustedes el telón de fondo, les comento que fue 24 años después de ver Billy Jack y durante un desayuno de prensa con el Prof.. Dai Won Moon que él comentó que a su torneo nacional asistiría el Maestro Bong Soo Han, en calidad de invitado de honor junto con otras personalidades del ámbito marcial. Al ver mi cara de entusiasmo, el profesor Moon me preguntó frente a todos si me gustaría tener a semejante personalidad en nuestra escuela durante una tarde. Obviamente dije que sí, cuidándome de no realizar una manchincuepa del puro gusto ante los compañeros de la prensa. Y así sucedió. La tarde del 27 de Mayo, el maestro Bong Soo Han, introductor del Hapkido en Estados Unidos, actor y coreógrafo en películas como: Billy Jack, The Trial of Billy Jack, Cleopatra Jones, Kentucky Fried Movie y Presidio, miembro del Salón de la Fama de las Artes Marciales, cruzó el umbral de nuestra escuela. Sentado en la mesa de honor que preparamos para el evento, Bong Soo Han (actualmente de 70 años de edad) nos pidió que le mostráramos algunas técnicas de nuestro sistema; acto seguido nos brindó una cátedra de artes marciales y nos enseñó algo de su filosofía, mostrándonos también un poco de su increíble pateo;

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aunque la más importante de sus enseñanzas fue sin duda la gran sencillez que mostró y una evidencia más de que los deseos son las llaves que abren las puertas del futuro.

Continuará...

LA ENTREVISTA CON EL MAESTRO SE DESARROLLÓ ASÍ:

Katana: ¿Dónde nació usted?

Bong Soo Han: En Seúl, Corea.

Katana: ¿En qué año?

Bong Soo Han: No debería responder a eso, aún soy joven (ríe).

Comencé mi entrenamiento de artes marciales en el año de 1943, primeramente en Yudo y Kendo en la escuela primaria cuando estudiaba en Japón. Debemos recordar que en ese entonces Japón se encontraba ocupando Corea. Al término de la 2ª Guerra Mundial había un caos total en Corea debido a la falta de gobierno y entonces fue hasta 1948 que inicié mi práctica de Kwan Bo (Kempo) pero entonces sobrevino la Guerra de Corea y no pudimos hacer nada durante tres años, hasta que terminó la guerra y empecé a entrenar Hapkido; primeramente con Young Sul Choi.

Katana: ¿Por qué prefirió el Hapkido sobre los estilos que había conocido anteriormente?

Bong Soo Han: Simplemente debido a la gran variedad de movimientos, a su filosofía, a su belleza, a lo avanzado de su estructura; a su aprovechamiento del momentum, de la palancas, del equilibrio y de los puntos débiles del contrario. Además, el Hapkido nos enseña a actuar en armonía con el universo, con la naturaleza.

Katana: ¿Cuándo y donde fundó su primera escuela de Artes Marciales?

Bong Soo Han: En Seúl, al término de la Guerra de Corea.

Katana: ¿En qué año se mudó a los Estados Unidos?

Bong Soo Han: En 1967 y lo hice por voluntad propia y valiéndome de mis propios medios. Simplemente llegué a los Estados Unidos y me abrí paso solo.

Katana: ¿Cómo era el ambiente en la comunidad de artes marciales por ese entonces?, ¿fue difícil introducir un nuevo arte?

Bong Soo Han: Sí, Fue muy difícil. Por aquel entonces nadie había escuchado hablar del Hapkido, solamente se conocían el Judo y el Karate. Por ello, en un principio llamaron a mi sistema "Karate Coreano".Tuve que educar al público poco a poco; a través de artículos en revistas especializadas (Black Belt, Karate Ilustrated, Fighting Stars, Inside Kung Fu, etc.) y posteriormente valiéndome de las películas.

Katana: ¿Cómo logró ponerse en contacto con la industria fílmica?

Bong Soo Han: Ya desde que estaba en Corea era aficionado a las películas de acción y un buen día me dije a mí mismo: yo sé que lo puedo hacer mejor. Así que con este objetivo en mi mente partí hacia los Estados Unidos (Los Angeles), además de que sabía que a través de las películas podría hacer popular mi sistema de la forma más rápida. Así que me fui a radicar al lugar donde vivía la mayoría de los productores y donde se asientan los estudios de cine más grandes; California, donde inmediatamente empecé a dar exhibiciones en público.

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Recuerdo en particular una exhibición que dí el día 4 de Julio, fecha en que se celebra la independencia de los Estados Unidos; entre los asistentes se hallaba el actor Tom Lughlin, junto con su familia, y quedó impactado con lo que vio. Una semana después me habló por teléfono y me preguntó si me interesaba participar en una película, yo le contesté: "venga a hablar conmigo..." Así es como inició todo; la película se llamó Billy Jack. El impacto fue tremendo; los productores me pidieron que diera exhibiciones por toda Norteamérica y que diera entrevistas a todo tipo de medios; incluyendo radio y televisión para promover la película; pero sin duda, donde se logró un mayor impacto fue en la comunidad de las artes marciales; todo mundo estaba emocionado con esa cinta. Era la primera vez que se mostraban en la pantalla patadas tan espectaculares y contundentes.

Katana: ¿Cuál fue la película que más le gusto y en la que haya participado?

Bong Soo Han: Sin duda, el primer Billy Jack.

Katana: ¿Cuál es su opinión con respecto al contexto mundial del Hapkido en todas sus diferentes ramas?

Bong Soo Han: Es realmente interesante; aunque mi sueño es que todos logremos integrarnos bajo un mismo techo; bajo una misma Federación Internacional de Hapkido para que realmente nos volvamos una fuerza que domine en las artes marciales. Realmente pienso que voy a lograr ver realizado mi sueño antes de morir.