Congreso reality

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22 Congreso reality A hí perdonan el extranjerismo para titular esta columna, pero es que esta palabreja gringa, importada del espec- táculo, se destina para esos programas en los que las mi- serias humanas son la mejor manera de lograr audiencia. No lo dude, lector mío, eso será lo que veremos en el Senado de la República, a partir de hoy, un reflejo más del estado del arte de nuestra política y nuestros padres de la Patria. Varios comienzan hoy su labor legislativa, amenazados. Esto quiere decir, en términos de reality, que en cualquier momento quedan fuera del programa. ¿Quién será el primero? No hay Capo III, Avenida Brasil o Desafío que sean capaces de ganarle a un cara a cara entre Álvaro Uribe e Iván Cepeda o entre Claudia López y Horacio Serpa o entre Antonio Navarro y José Obdulio Gaviria o entre Jorge Enrique Robledo y Roberto Gerlein. La cosa es tan seria que seguramente veremos aquí más pornorrealidad que en Séptimo Día. Al lado de los protagonistas no faltarán los que buscan hacerse notar y la mejor manera de lograrlo será armando un escándalo, diciendo groserías o retando a sus oponentes, todos unos gallos finos, jóvenes algunos, no tanto otros, pero afines en su impe- tuosidad, que no tienen empacho en meter la espuela sin temor a ser picoteados de muerte en el camino: Carlos Fernando Ga- lán, Alfredo Ramos, Sofía Gaviria y hasta el más pechihenchido de los gallos caldenses, Carlos Felipe Mejía. Por fortuna, no faltará el pastor que los llame al redil, cuando el duelo se ponga pesado: esa será tarea de Jimmy Chamorro, que estará acompañado de otros cuantos oradores de la fe. Ya veremos si lo sigue el díscolo rebaño. El lío es que cualquiera de los filipichines que sonaron para pre- sidir el Congreso se la verán a gatas para resolver el entuerto. No tienen el talante para atajar esos vientos huracanados, no cuentan con la solvencia moral para parapetarse en su ética y seguramente actuarán con cierta tendencia a la localía (defensa del Gobierno), al mejor estilo del mal recordado árbitro español que pitó el partido Colombia-Brasil, en el pasado Mundial. La cosa va a estar para alquilar balcón. Además, como los me- jores realities será en tiempo real, sin edición, sin pitos cuando se expresen en términos que no sean políticamente correctos, sin tiempo para la edición y en donde todo servirá. Si no, segu- ramente el Twitter se moverá: los congresistas denunciando el matoneo de sus colegas, los seguidores avivando los odios y el país desbaratándose a 140 caracteres por segundo. Llegarán entonces los señalamientos. El nostálgico de poder haciéndose respetar, así le tenga que dar en la cara, marica; el hombre del vibrato enunciando unos 8000 mamolas; la congre- sista más votada del país ratificando a viva voz los devaneos con ciertas mafias que probó de los gobiernos en los que par- ticiparon los dos anteriores. Claudia, si algo no tiene son pelos en la lengua para denunciar. Según el tinte que tome el debate, el poeta Roy Barreras eleva- rá sus versos para donde mejor sople el viento, cosa a la que ya nos tiene acostumbrados, mientras Benedetti intentará decir algo que no pasará de eso, de intentarlo. Y los caldenses, como se ha vuelto costumbre, brillarán por su falta de lucidez y lucimiento. Ellos están para hacer parte del montón, para recordar que este alguna vez fue el departamento modelo -mucho antes de ellos- y para hacer aprobar alguna ley de honores. De resto, estarán enredados en la política menuda de los nombramientos y los contraticos. Bien por la televisión pública que seguramente barrerá en el rating. Ya veo a RCN y Caracol chupándole rueda al Canal de Congreso, porque ahora sí les parecerá importante. Desde ya anuncio que volveré a ver televisión nacional, cosa que no hago desde que Netflix me encarretó con las series gringas. ¿Quién va a ver House of Cards, Scandal o Homeland, historias artifi- ciosas de la política en el peor de sus lodazales, cuando tiene a uribes, serpas y compañía en vivo y en directo? Realidad que supera la ficción, como dice cierto comercial. Pd. Hay que darles un premio a los diputados de Caldas por demostrarnos cada día que la Asamblea es una entelequia que en un país serio tendría sus días contados. Gracias por darnos motivos para insistir en acabarlas.

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Mi columna en la revista Cereza de La Patria.

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realityAhí perdonan el extranjerismo para titular esta columna,

pero es que esta palabreja gringa, importada del espec-táculo, se destina para esos programas en los que las mi-

serias humanas son la mejor manera de lograr audiencia. No lo dude, lector mío, eso será lo que veremos en el Senado de la República, a partir de hoy, un reflejo más del estado del arte de nuestra política y nuestros padres de la Patria.

Varios comienzan hoy su labor legislativa, amenazados. Esto quiere decir, en términos de reality, que en cualquier momento quedan fuera del programa. ¿Quién será el primero?

No hay Capo III, Avenida Brasil o Desafío que sean capaces de ganarle a un cara a cara entre Álvaro Uribe e Iván Cepeda o entre Claudia López y Horacio Serpa o entre Antonio Navarro y José Obdulio Gaviria o entre Jorge Enrique Robledo y Roberto Gerlein. La cosa es tan seria que seguramente veremos aquí más pornorrealidad que en Séptimo Día.

Al lado de los protagonistas no faltarán los que buscan hacerse notar y la mejor manera de lograrlo será armando un escándalo, diciendo groserías o retando a sus oponentes, todos unos gallos finos, jóvenes algunos, no tanto otros, pero afines en su impe-tuosidad, que no tienen empacho en meter la espuela sin temor a ser picoteados de muerte en el camino: Carlos Fernando Ga-lán, Alfredo Ramos, Sofía Gaviria y hasta el más pechihenchido de los gallos caldenses, Carlos Felipe Mejía.

Por fortuna, no faltará el pastor que los llame al redil, cuando el duelo se ponga pesado: esa será tarea de Jimmy Chamorro, que estará acompañado de otros cuantos oradores de la fe. Ya veremos si lo sigue el díscolo rebaño.

El lío es que cualquiera de los filipichines que sonaron para pre-sidir el Congreso se la verán a gatas para resolver el entuerto. No tienen el talante para atajar esos vientos huracanados, no cuentan con la solvencia moral para parapetarse en su ética y seguramente actuarán con cierta tendencia a la localía (defensa del Gobierno), al mejor estilo del mal recordado árbitro español que pitó el partido Colombia-Brasil, en el pasado Mundial.

La cosa va a estar para alquilar balcón. Además, como los me-

jores realities será en tiempo real, sin edición, sin pitos cuando se expresen en términos que no sean políticamente correctos, sin tiempo para la edición y en donde todo servirá. Si no, segu-ramente el Twitter se moverá: los congresistas denunciando el matoneo de sus colegas, los seguidores avivando los odios y el país desbaratándose a 140 caracteres por segundo.

Llegarán entonces los señalamientos. El nostálgico de poder haciéndose respetar, así le tenga que dar en la cara, marica; el hombre del vibrato enunciando unos 8000 mamolas; la congre-sista más votada del país ratificando a viva voz los devaneos con ciertas mafias que probó de los gobiernos en los que par-ticiparon los dos anteriores. Claudia, si algo no tiene son pelos en la lengua para denunciar.

Según el tinte que tome el debate, el poeta Roy Barreras eleva-rá sus versos para donde mejor sople el viento, cosa a la que ya nos tiene acostumbrados, mientras Benedetti intentará decir algo que no pasará de eso, de intentarlo.

Y los caldenses, como se ha vuelto costumbre, brillarán por su falta de lucidez y lucimiento. Ellos están para hacer parte del montón, para recordar que este alguna vez fue el departamento modelo -mucho antes de ellos- y para hacer aprobar alguna ley de honores. De resto, estarán enredados en la política menuda de los nombramientos y los contraticos.

Bien por la televisión pública que seguramente barrerá en el rating. Ya veo a RCN y Caracol chupándole rueda al Canal de Congreso, porque ahora sí les parecerá importante. Desde ya anuncio que volveré a ver televisión nacional, cosa que no hago desde que Netflix me encarretó con las series gringas. ¿Quién va a ver House of Cards, Scandal o Homeland, historias artifi-ciosas de la política en el peor de sus lodazales, cuando tiene a uribes, serpas y compañía en vivo y en directo? Realidad que supera la ficción, como dice cierto comercial.

Pd. Hay que darles un premio a los diputados de Caldas por demostrarnos cada día que la Asamblea es una entelequia que en un país serio tendría sus días contados. Gracias por darnos motivos para insistir en acabarlas.