CONGRESO MUNDIAL MADRID 2018de Madrid, en la que la se ensayó la fórmula de ... Sentirnos...

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Evoquemos por ejemplo el recuerdo del concierto

“Hagamos una locura”, en el Teatro Monumental

de Madrid, en la que la se ensayó la fórmula de

una alianza de todos los actores del momento –

organizaciones de profesionales y de familiares-

para convocar a un acto público con artistas de

primera magnitud, llevando nuestras ideas trans-

formadoras a un espacio público nuevo y amplio,

completamente por fuera de los circuitos por don-

de la discapacidad psiquiátrica había vivido mar-

ginada hasta ese momento.

Estos eventos pioneros de participación abrieron

un camino que luego ha sido seguido amplia y

diversamente. Se inició un nuevo estilo en la for-

ma de ayudar a las personas con diversidad

mental, un nuevo estilo de relación con los usua-

rios de los servicios, una nueva filosofía de aten-

ción.

En este tiempo breve al que nos estamos refirien-

do –como dice el tango, 20 años no es nada-,

Madrid se ha subido en marcha en un movimien-

to que llevaba décadas gestándose y evolucio-

nando en Europa y otras partes del mundo, un

movimiento que muchos consideramos hoy cons-

tituye un verdadero cambio de paradigma.

Como hemos escrito en otro lugar (véase mi pró-

logo a “Recovery, nuevo paradigma en Salud

Mental” en Editorial Psimática) un cambio de pa-

radigma representa un gran reto para los profe-

sionales que lo viven. Es un momento en que

consensos profesionales y certidumbres vigentes

en un periodo determinado muestran sus límites

y comienzan a ser revisadas, dejan de ser ideas

incuestionadas, y hay otras nuevas que aspiran a

ocupar el lugar de las antiguas. Pero en los mo-

mentos de cambio paradigmático, como describe

T. Kuhn, las viejas ideas se están marchando,

pero las nuevas todavía están en elaboración y

CONGRESO MUNDIAL MADRID 2018:

REVISANDO LOS CONSENSOS.

Recientemente celebrábamos el 25 aniversario

de la creación de la AMRP. En aquel momento,

allá por 1993, el actual sistema de atención de

Madrid, la red de centros y servicios que hoy

disponemos, y que sigue creciendo poco a poco

con el esfuerzo de todos, era solo un sueño.

26 años después, en julio de 2018, Madrid alber-

gará el XIII Congreso de la Asociación Mundial

de Rehabilitación Psicosocial (WAPR). Es decir,

Madrid se ubicará en la primera línea de la reha-

bilitación psicosocial; junto con Nueva York, Pa-

rís, Hamburgo o Seúl, se unirá al reducido club

de ciudades que han merecido ese encargo y

esa confianza. Teniendo en cuenta que, por ra-

zones de contexto histórico y político, España e

incorporó con al menos 20 años de retraso a las

reformas y transformaciones sanitarias y socia-

les del modelo de Rehabilitación Psicosocial en

el mundo desarrollado, el significado de este

considerable salto de Madrid adelante merece

una reflexión.

Repasemos algunos hitos. La primera organiza-

ción de usuarios en Madrid de la que tengo noti-

cia se creó en 1996 -Asociación Alonso Quijano-

. Solo algunos años antes se crea la AMRP, una

de las primeras organizaciones nacionales de

profesionales específicamente vinculada a la

Rehabilitación Psicosocial. También por esas

fechas se crean alguna de las primeras organi-

zaciones de familiares –mis respetos a la memo-

ria de Margarita Haenkel, una pionera en Madrid

en ese terreno.

En Madrid, de la mano de AMRP, comenzaron a

organizarse de manera periódica las primeras

reuniones científicas especializadas, que nos

permitieron conocer las experiencias que nos

interesaban de primera mano, y comenzar a for-

mar a nuestros profesionales en este nuevo

campo. Bajo presidencia de Miguel Donas, tuvi-

mos en Madrid a Franco Rotelli – portavoz de la

tradición de Fanco Basaglia-, a Geoff Shepherd,

y otros significados profesionales de primer ni-

vel europeo. Desde Madrid se impulsó poco

después la creación de FEARP, allá por 2003. Y

en 2005, en el primer congreso FEARP, tuvimos

a Julian Leff –teórico de la noción de emoción

expresada-, a Marianne Farkas –junto con Wi-

lliam Anthony, pionera en la investigación de la

noción de recuperación, tal como la entende-

mos hoy-.

En esa conferencia de 2005 –y esto es muy de

señalar- por primera vez en España hubo una

sesión plenaria en la que todos los ponentes

eran personas con experiencia “en primera per-

sona”- recurriendo a una expresión que se em-

pleó allí por vez primera y que luego ha hecho

fortuna. Un evento pionero en España y, en

cierto sentido, revolucionario.

Desde su creación, FEARP siempre tuvo voca-

ción de proyección internacional. La conexión

de algunos de sus delegados con los congresos

mundiales de WAPR ha facilitado que en Espa-

ña, a partir de cierto momento, las ideas innova-

doras que iban apareciendo en el plano interna-

cional, llegaran de manera rápida a nuestro

país, saltando barreras idiomáticas y culturales,

y pudieran ser estudiadas y consideradas sin

los retrasos habituales de otros tiempos. (Por

supuesto, más adelante, Internet y las redes

sociales han hecho el resto).

Y no olvidemos señalar las actividades pioneras

en la lucha contra el estigma, en las que AMRP

ha estado involucrada, que representaron un

salto conceptual respecto de las campañas in-

formativas tradicionales de tiempos previos.

no han tenido tiempo de demostrar plenamen-

te su solvencia. Debido a la falta de perspecti-

va, nadie puede estar muy seguro de a donde

conducirán.

Las viejas ideas –por decirlo resumidamente,

las centradas en el tratamiento de la enferme-

dad- ceden ante las nuevas perspectivas,

centradas en la vida cotidiana de la persona,

en la recuperación para una vida significativa

a pesar de la enfermedad.

Un cambio que se puede enunciar tan some-

ramente como hemos hecho aquí tiene sin

embargo grandes repercusiones potenciales

en el estilo y la realidad práctica de la aten-

ción. Limitarse a decir meramente que cam-

bian los roles de profesionales y usuarios, es

quedarse corto respecto de sopesar la impor-

tancia de tal cambio. Los nuevos roles de pro-

fesionales y usuarios implican que las prácti-

cas necesitarán ser reaprendidas y ensayadas

reiteradamente por los actores de los proce-

sos de rehabilitación hasta conocerlas en pro-

fundidad y dominarlas en todas sus implicacio-

nes. Esos propuestos cambios de rol implican

cambios en las responsabilidades respectivas

de los actores, que necesitarán ser considera-

dos, experimentados en la realidad práctica y

–quizás lo más importante- elaborados por

cada uno de los actores antes que podamos

decir que el nuevo paradigma se ha afianza-

do, y podamos operar en la confianza de que

estamos transitando un recorrido ya familiar y

confiable, más que experimentando nuevas

ideas y posibilidades. Esos procesos llevan

tiempo, y 25 años son cortos para tal tarea.

Sentirnos orgullosos de la magnitud de los

cambios que hemos operado en Madrid en

apenas 25 años –apenas una generación- no

debería ser obstáculo para darse cuenta de que

en otras ciudades europeas estas transforma-

ciones comenzaron a experimentarse hace más

de 50 años. Pienso en Reino Unido donde la

des-institucionalización psiquiátrica se inició

desde el principio de la segunda mitad del siglo

XX; en Trieste, donde Franco Basaglia trabajó y

tuvo la oportunidad de comenzar a implementar

sus ideas en Goricia ya en la década de los 60

del siglo pasado. Son lugares donde se han for-

mado generaciones de profesionales se han

formado desde la experiencia de una genera-

ción anterior.

Nuestra experiencia de estos años en Madrid, la

formación en tan poco tiempo de un elenco de

más de mil profesionales en su mayoría jóve-

nes, la creación de una gran red y de un eleva-

do número de recursos y servicios, la experien-

cia de un modo relativamente inédito de organi-

zación y de gestión, de colaboración entre re-

cursos y servicios, constituyen un ejemplo muy

rico e interesante a nivel internacional. La cre-

ciente prevalencia política de los movimientos

de familiares, la aparición de grupos de usuarios

como interlocutores “en primera persona” -

auspiciada muy tempranamente por nuestros

grupos profesionales-, la reciente creación de

grupos de apoyo mutuo, la importación de toda

clase de experiencias; todo eso ha incorporado

una nueva gama de perspectivas, ha propuesto

prioridades nuevas, ha recolocado los temas de

los debates, enriquecido el grupo humano diver-

so, cuya elaboración implícita construye los nue-

vos consensos, ese nuevo paradigma hacia el

que nos dirigimos.

Son muchas cosas en poco tiempo, y esta fan-

tástica experiencia de Madrid requerirá una ela-

boración que, a mi juicio, ya se está producien-

do. Ya no se trata de solo implementar mode-

los y técnicas importadas de otros lugares, sino

también de reflexionar sobre como esas ideas

funcionan para nosotros, como evolucionan en

el tiempo y en nuestra comunidad –familiares,

profesionales, usuarios, organizaciones, em-

presas sociales, prensa, tejido empresarial,

policía, jueces, y demás actores de la comuni-

dad real madrileña. Comienzan a aparecer li-

bros que reflejan elaboraciones sobre la expe-

riencia española y madrileña desde el comien-

zo de las reformas. Libros con reflexiones de

autores nuestros, que han acumulado junto a

nosotros experiencia de años, reflexionado en

la adaptación de modelos teóricos diversos a

nuestra experiencia. Libros que aportan pers-

pectiva y ayudarán elaborar nuestra experien-

cia, a examinar los problemas que nos vamos

encontrando en nuestra práctica.

Que España, y Madrid en concreto, haya sido

elegida como sede del próximo congreso mun-

dial de WAPR, la organización que se ocupa a

nivel global de la manera más específica de la

Rehabilitación Psicosocial, es un gran recono-

cimiento a nuestra vitalidad e iniciativa, un gran

reto organizativo y una gran oportunidad. Ten-

dremos una ocasión única de revisar nuestra

experiencia con los principales expertos mun-

diales de la especialidad, con colegas llegados

de todas partes del mundo. Una gran oportuni-

dad de elaborar nuestra relativamente breve

experiencia de estos años en condiciones difí-

cilmente repetibles.

Ricardo Guinea.

Presidente WAPR. www.wapr.org

Presidente Comité Organizador Congreso Mun-dial WAPR Madrid 2018. www.wapr2018madrid.com

Lorena Fernández Nespeira

La Terapia de Aceptación y Compromiso

ha demostrado su eficacia en el tratamiento

de los trastornos psicológicos, incluidos tras-

tornos mentales crónicos como la esquizo-

frenia. Sin embargo, más controvertido es la

aplicación de ACT a un caso con patología

dual, esquizofrenia y discapacidad intelec-

tual, por las potenciales dificultades de com-

prensión asociadas al segundo diagnóstico.

Aún así, hay autores que afirman que es po-

sible utilizar ACT en estos casos. Desde el

Centro de Día de Alcalá se ha tomado en

consideración las indicaciones de estos au-

tores y se ha utilizado ACT con una usuaria

con ese doble diagnóstico. Sin embargo, pa-

ra poder hacerlo, fue necesario adaptar ACT

a las particularidades del caso, en lugar de

hacer una intervención estandarizada. Con

ello, los resultados obtenidos fueron muy

alentadores al punto de que la usuaria mejo-

ró notablemente el afrontamiento de la sinto-

matología psicótica y su integración comuni-

taria.

La Terapia de Aceptación y Compromiso se

encuadra dentro de las terapias de tercera

generación o contextuales.

Consideran que lo importante no son los pen-

samientos o emociones ("eventos privados")

sino su funcionalidad dentro de un contexto

determinado. Por este motivo, el objetivo prin-

cipal de ACT no es cambiar estos eventos

privados o luchar contra ellos (es lo que lla-

man "evitación experiencial destructiva"), sino

aceptar que forman parte de la vida, promo-

viendo la orientación de la vida a los valores

en vez de centrar la vida en una lucha contra

los síntomas. Es decir, la ACT contempla el

sufrimiento humano como parte del camino

que tenemos que recorrer en nuestras vidas

(Pérez, M. 1996).

Sostienen que la humanidad busca evadirse

de cualquier inconveniencia de la vida, aspi-

rando a no sufrir nunca ni por nada porque se

entiende que el sufrimiento es algo anormal,

negativo e inapropiado para vivir una vida ple-

na (Willson, K. y Luciano, C., 2002).

Entienden que la lucha contra los "eventos

privado", está en la base de la mayoría tras-

tornos psicológicos (Hayes et al, 1996). Y que

por tanto, el empeño en querer quitarnos el

sufrimiento y buscar la forma de evitarlo, lo

único que consigue es alejarnos de la vida,

ya que la persona, pondrá todos sus esfuer-

zos en "no querer sufrir" en lugar de "vivir la

vida a pesar del sufrimiento" (Willson, K. y

Luciano, C., 2002).

ACT, a través de la utilización de metáforas y

ejercicios experienciales (Willson, K. y Lu-

ciano, C., 2002) , guía a la persona para que

acepte los pensamientos, la angustia, el mie-

do…, como algo que está ahí, que forma

parte de la vida, sin querer cambiarlos, redu-

cirlos o extinguirlos. Y además, insta a asu-

mir un compromiso de cambio en la forma de

actuar ante ellos.

Esta terapia de tercera generación ha de-

mostrado sobradamente su eficacia en el tra-

tamiento de los trastornos psicológicos (Ruíz,

F.J., 2010), incluyendo la esquizofrenia

(Salgado, C.F., Luciano, C., Gutiérrez, O.,

2013; Bach, P. y Hayes, S., 2002), en con-

creto sobre el impacto de los delirios en la

vida de la persona afectada.

Sin embargo, para aplicar ACT es necesario

que la persona tenga cierto nivel cognitivo, y

así poder comprender las metáforas y extra-

polar a la vida diaria las argumentaciones

teóricas. Precisamente el poseer determina-

do nivel intelectual, dificulta el poder utilizar

una terapia con tanta eficacia demostrada

para el tratamiento de los delirios, en perso-

nas con esquizofrenia, delirios activos y co-

morbilidad con discapacidad intelectual.

A pesar de esto hay autores que afirman que

sí es posible (Pankey, J. y Hayes, S.C., 2003),

y en el Centro de Día de Alcalá para personas

con Enfermedad Mental Grave y Persistente,

centro concertado por la Consejería de Asun-

tos Sociales y Familia con Grupo EXTER, se

ha tomado en consideración la propuesta de

Pankey y Hayes y se decidió aplicar ACT en

un caso con diagnóstico dual de esquizofrenia

y discapacidad intelectual. Para ello, se optó

por una aplicación no estandarizada de ACT y

en su lugar, adaptar las metáforas, el lenguaje

y la complejidad de las argumentaciones teóri-

cas al nivel intelectual del caso en cuestión.

Mujer, 41 años (nace en 1975). Desde el naci-

miento se observan dificultades en el desarro-

llo psicomotor, del lenguaje e intelectual. Es-

tas limitaciones conllevaron un diagnóstico de

discapacidad intelectual.

A los 16 años comienza a tener alucinaciones

auditivas (escucha las voces de "los famosi-

llos", personajes de la farándula, actores…),

dolores somáticos relacionados con delirios

hipocondríacos, risas inmotivadas, angustia…

Lo que, definitivamente, provocó un segundo

diagnóstico, en este caso de esquizofrenia

paranoide.

En el año 1998, con 23 años, es derivada a un

Centro de Rehabilitación Psicosocial (CRPS),

donde inicia un proceso rehabilitador y acaba

siendo dada de alta, por cumplimiento de ob-

jetivos en el año 2007, cuando tenía 32

años. En ese mismo momento, comienza

una nueva intervención en el Centro de Día

(CD). A lo largo de su andadura en el CRPS,

ya se pudo observar que la usuaria necesita-

ría un recurso que le ofreciese intervencio-

nes sistematizadas y muy a largo plazo para

poder mantener los logros alcanzados. Por

ese motivo, es dada de alta en el CRPS y es

derivada al Centro de Día de Alcalá de He-

nares.

A medida que pasa el tiempo, se observa

que los síntomas psicóticos en la usuaria no

disminuyen y a que además interfieren nota-

blemente en su vida diaria:

- La presencia de las alucinaciones auditivas

(las voces de los personajes de TV, cine,

farándula…), cada vez son más frecuentes y

angustiosas.

- Asociado al contenido de las voces, la

usuaria elabora un delirio en el que cree ser

"bruja" y "echar males de ojo": cree ser la

causante de todas las desgracias que suce-

den en el mundo (ya sea enfermedades o

fallecimiento de conocidos, como atentados

terroristas, catástrofes naturales…).

- Toda esta sintomatología psicótica provoca

en la usuaria altos niveles de angustia, mie-

do, sentimientos de culpa, incremento de

manierismos, incontinencia…

Como consecuencia, la usuaria comienza a

verbalizar que "quiero controlar las voces y

los males de ojo" y empieza a actuar hacien-

do lo que ella considera adecuada para tal

propósito:

- Evitar lugares y personas antes las que sue-

len aparecer las voces.

- Hablar y responder a las voces.

- Preguntar constantemente por la salud de

los demás.

- Entrar en los despachos de los profesionales

del CD para asegurarse de todos los técnicos

y compañeros están bien.

- Ver todos los telediarios para conocer los

sucesos trágicos acontecidos.

- Tomar medicación extra no pautada.

A corto plazo, las estrategias utilizadas por la

usuaria logran una disminución de la angustia

psicótica y un incremento de la sensación de

control sobre la sintomatología. Sin embargo,

a largo plazo, casi la única tarea en la vida de

la usuaria pasó a ser el controlar las voces y

los males de ojo al punto de que progresiva-

mente se observa:

Una toma excesiva de medicación que se

asocia a niveles muy altos de sedación (no es

capaz de comprender ni seguir una conversa-

ción), de salivación (por lo que lleva la ropa

sucia, se le cae saliva encima de la mesa,

suelo…), y estreñimiento (por lo que toma la-

xantes). Esto acaba provocando episodios de

incontinencia en lugares públicos (tiendas de

centros comerciales), lo que a su vez conlleva

un progresivo aislamiento social (ya que la

usuaria no quiere salir con las amigas porque

"estoy con los meaos y los cagaos" y teme

que episodios tan desagradables vuelvan a

repetirse). La decisión de no querer salir con

las amigas, comporta también una disminu-

ción de la integración comunitaria y un aban-

dono de las actividades de ocio. En definitiva,

la usuaria "deja de vivir la vida".

Es en este momento el que se plantean, por

un lado, nuevos objetivos con el caso, con la

finalidad de alcanzar una vida más normali-

zada e integrada en la comunidad y, por otro,

nuevas estrategias de intervención que ayu-

den en la consecución de dichos objetivos.

Dada la situación anterior, los principales ob-

jetivos de intervención que se plantearon fue-

ron los siguientes:

1 Aprender a prevenir recaídas:

1.1. Reconocer variables de riesgos y pródro-

mos, anticiparse a su aparición y aprender a

afrontarlas.

2 Aprender a afrontar los síntomas positivos:

2.1. Aceptar la sintomatología como parte de

la enfermedad, no intentar controlar los sínto-

mas:

- No realizar conductas que provoquen un

incremento de la sintomatología (p.e. no ver

el telediario).

- Disminuir la frecuencia de las conductas de

comprobación (p.e. entrar a los despachos

para ver si están los profesionales y salir sin

decir nada).

- No tomar exceso de medicación.

2.2. Recuperar un estilo de vida normalizado:

- Salir con las amigas.

- Realizar actividades de ocio comunitarias.

Se describirán en detalle las estrategias de

intervención utilizadas para la consecución de

los objetivos 2.1. y 2.2., ya que son las direc-

tamente relacionadas con la aplicación de

ACT.

En este artículo se explica cómo se ha utiliza-

do ACT con una persona con esquizofrenia y

discapacidad intelectual, pero para poder ha-

cerlo, antes fue necesario "preparar el caso".

Es decir, antes de comenzar con la terapia de

tercera generación, efectivamente, como ya

se ha comentado, compleja en su compren-

sión y seguimiento, fue imprescindible utilizar

estrategias de modificación de conducta más

sencillas, y así, progresivamente colocar a la

usuaria en disposición de poder beneficiarse

de ACT.

En la "Figura 1: Progresión de las estrategias

de intervención utilizadas", pueden verse las

estrategias empleadas antes de ACT.

En los momentos iniciales, año 2008, fue fun-

damental, para ganar una mayor alianza tera-

péutica, confianza en los profesionales y así

facilitar el posterior seguimiento de instruccio-

nes, empatizar con la situación de angustia

que la usuaria estaba viviendo al creer que

era la responsable, p.e. de desgracias tan

abrumadoras como atentados terroristas, des-

carrilamiento de trenes, etc.

A su vez, para reducir esta angustia psicótica,

fue clave el ayudarle a tomar distancia a tra-

1 Empatizar

2 Tomar distancia: sentido del humor

3 Psicoeducación

4 Pautas para la toma de medicación

5 Listado de actividades incompatibles con

“hablar con las voces”

6 Autoinstrucciones verbales y con tarjeta

7 Pruebas de realidad

8 “Sembrar la duda” (búsqueda de incoherencias)

9 Diferencia entre pensamiento-voz-realidad

10 Listado de síntomas positivos y describirlos

como parte de la enfermedad 2008-2014

11 ACT 2014-2016

Es en ese instante, cuando comienzan a apa-

recer dudas sobre la veracidad del delirio,

cuando se le explicó la diferencia entre pen-

samiento/voz y realidad, para posteriormente

listar los síntomas positivos y describirlos co-

mo lo que son, síntomas de una enfermedad.

Llegado a ese punto, 6 años después de ini-

ciar la intervención, la usuaria estaba en con-

diciones de poder beneficiarse de la aplica-

ción de ACT, así que en el año 2014 se co-

menzó a utilizar metáforas para lograr aceptar

los síntomas como parte de la enfermedad y

asumir un compromiso con un estilo de vida

más normalizado y comunitario.

FIGURA 2: AÑOS DURANTE LOS QUE SE APLICARON

CADA UNA DE LAS ESTRATEGIAS DE INTERVENCIÓN

Inicialmente se le explicó: - Las voces y los males de ojo son parte de la

enfermedad.

- No es posible hacer que desaparezcan.

- Si se empeña en no tenerlos, al final su úni-

ca preocupación serán las voces y los males

vés del sentido del humor. Cuando el miedo y

los sentimientos de culpa comenzaron a dis-

minuir, se explicó en qué consiste la enferme-

dad, cuáles son sus síntomas, por qué le pasa

todo lo que le está ocurriendo...

A medida que la usuaria comprendía mejor la

situación que estaba viviendo, se entrenaron

estrategias sencillas de afrontamiento de la

sintomatología psicótica: actividades incompa-

tibles con hablar con las voces con la finalidad

de reducir las conductas comprobatorias y por

tanto reforzantes de la sintomatología, auto-

instrucciones a través de la utilización de tarje-

tas gráficas y que por tanto conlleven un me-

nor esfuerzo a la hora de ser aplicadas (sólo

tiene que leer y hacer lo que está escrito) y

pruebas de realidad ("si eres bruja haz que

esto se convierta en esto otro") que reducían

la convicción del delirio y con ello comenzaba

a aparecer la duda sobre su veracidad.

FIGURA 1: PROGRESIÓN EN LAS ESTRATEGIAS

DE INTERVENCIÓN UTILIZADAS

de ojo y dejará de lado todo lo demás, es de-

cir, “dejará de vivir la vida”.

- ¿Qué significa “dejar de vivir la vida”? Dejar

de hacer las cosas que le gustan: salir con las

amigas, ir a tomar unas tapas, ir al cine, ir la

biblioteca, etc.

- Al final, si se empeña en no tener voces ni

echar males de ojo, lo único que logrará es

quedarse en casa y encontrarse todavía peor.

- La vida hay que vivirla a pesar las cosas que

nos molesten, a pesar de las voces y los ma-

les de ojo. No hay que hacerles caso, sola-

mente hay que centrarse en estar en el esce-

nario de la vida. Y se le explicó también que,

el escenario de la vida es como el escenario

de un circo.

Es entonces cuando se comenzó a utilizar la

metáfora del "circo de la vida". Una metáfora

ad hoc, específicamente creada para la usua-

ria, en la que las argumentaciones teóricas se

acompañaron siempre de material gráfico co-

mo elemento facilitador para la comprensión

de los razonamientos más abstractos (figura

3: Material gráfico utilizado en la metáfora del

"circo de la vida"). En la metáfora del "circo de

la vida", se le explica que:

- En el circo hay muchos personajes.

- Por un lado están los leones, que son fieras

que pueden darnos mucho miedo.

- Por otro lado, están los payasos, que son

muy graciosos, pero que a veces son pesa-

dos y pueden llegar a molestar, o incluso

asustarnos.

- Los leones son como los males de ojo y los

famosillos que pueden asustarnos.

- Los payasos que al principio hacen gra-

cia, son los famosillos que al principio

nos caen simpáticos, pero que al final

acaban diciendo cosas desagradables.

- Sin embargo, en el circo hay otro perso-

naje, el domador, el jefe del espectáculo.

Es el que decide quién sale a escena,

quien manda sobre los demás, y no per-

mite ni que los leones ni los payasos

arruinen el espectáculo. Sabe que for-

man parte del circo y que tienen que es-

tar en el espectáculo, pero no son los

protagonistas, porque el protagonista es

él.

- Y el domador eres TÚ. Eres la protago-

nista del circo y tienes que participar en

todos los espectáculos, no puedes per-

der el tiempo con los leones y los paya-

sos. Nadie puede arruinar el espectáculo

del “circo de tu vida”, nadie puede obli-

garte a dejar de “vivir la vida”.

Explicada y comprendida la metáfora, se

comenzó a intervenir para lograr que la

extrapolase a su vida diaria. Para ello se

le hacían preguntas del tipo: ¿qué es lo

que permite continuar con el espectácu-

lo?, ¿qué es el "circo de la vida"?, ¿qué

significa "vivir la vida"?.

La usuaria comienza a enumerar aquello

que para ella significa "vivir la vida": ir de

tapas con las amigas, leer, hacer sopa

de letras, ir al cine… Y aquello que debe-

ría hacer para lograr "vivir la vida": "no

hacer caso a las voces, pasar de ellas, es

1 Empatizar

2 Tomar distancia: sentido del humor

3 Psicoeducación

4 Pautas para la toma de medicación

5 Listado de actividades incompatibles con “hablar

con las voces”

6 Autoinstrucciones verbales y con tarjeta

7 Pruebas de realidad

8 “Sembrar la duda” (búsqueda de incoherencias)

9 Diferencia entre pensamiento-voz-realidad

10 Listado de síntomas positivos y describirlos

como parte de la enfermedad

11 ACT

mi imaginación, son parte de mi enfermedad,

no son reales, no me asustan, no pasa nada

si me hablan los famosillos"…

FIGURA 3: MATERIAL GRÁFICO UTILIZADO EN LA

METÁFORA DEL "CIRCO DE LA VIDA"

En definitiva, fue posible la aplicación de

ACT, en un caso con diagnóstico de esquizo-

frenia y discapacidad intelectual, pero para

ello fue imprescindible hacer las siguientes

adaptaciones:

- No utilización de tecnicismo y adaptación

del lenguaje al que la usuaria fuese capaz de

comprender.

- Utilizar material gráfico manipulable: tarje-

tas con autoinstrucciones, dibujos plastifica-

dos…

- Sobreaprendizaje: reiteración de los men-

sajes psicoeducativos.

- Individualizar: no aplicar metáforas están-

dares, sino adaptarlas al nivel de compren-

sión de la usuaria.

- Reducir la duración y aumentar el número

de sesiones: cortas, intensivas y repetitivas.

- Perseveración: los resultados que se consi-

guen se observan a largo plazo.

Los resultados conseguidos, después de 2

años utilizando ACT (desde el año 2014 hasta

el 2016) fueron:

- Disminución de la sobreingesta de medica-

ción no pautada. Incluso reducción de la poso-

logía.

- No se han vuelto a repetir episodios de in-

continencia.

- Aumento de la integración comunitaria: uso

de recursos normalizados de forma autónoma

(biblioteca, academias, cursos en juntas de

distrito…)

- Aumento de la red social: incremento del nú-

mero de amigas y amigos, del número de acti-

vidades realizadas y de la complejidad de las

actividades de ocio.

- Reducción de las conductas comprobatorias.

- Hacer juicio crítico de las voces y de los ma-

les de ojo. Incluso “burlarse” de ello.

- Ausencia de angustia psicótica.

La aplicación de ACT supuso un impacto fun-

cional en la vida diaria de la usuaria y es esto,

el impacto en la cotidianidad, lo que reamente

determina la eficacia de las intervenciones.

Sin embargo, una parte importante para el

éxito, además del rigor metodológico, fue la

adaptación e individualización, y no la aplica-

ción de estrategias estandarizadas.

Por otro lado, aunque en este artículo no se

ha comentado, el trabajo con la familia ha si-

do también clave para lograr los avances con la

usuaria.

A pesar de todos estos logros y las buenas

perspectivas de futuro, en diciembre de 2016

un cambio de medicación antipsicótica provo-

có un cuadro extrapiramidal extremo que re-

quirió contención mecánica y un ingreso hos-

pitalario (la usuaria nunca antes había ingre-

sado). Esta situación conllevó un resurgimien-

to del miedo y de la angustia psicótica a nive-

les basales. La usuaria dejó de aplicar las es-

trategias de intervención y las sustituyó por

una ingesta excesiva de pastillas. Los resulta-

dos conseguidos se perdieron por completo y

fue necesario comenzar desde el principio.

En esta ocasión fueron necesarios 6 meses (y

no 8 años como al inicio del tratamiento), para

volver a colocar el caso en la situación ante-

rior al cambio de medicación, de tal modo que

en mayo de 2017 la usuaria había recuperado

la normalización e integración comunitaria en

su vida así como la utilización de estrategias

de afrontamiento adecuadas para el afronta-

miento de los síntomas positivos.

Imprevistos como estos, a parte de tremenda-

mente angustiosos y dolorosos para la usua-

ria y su familia, pueden ser desalentadores

para el profesional. El no perder de vista el

sentido genuino de la rehabilitación psicoso-

cial y el porqué de los centros de día

(perseverar y no abandonar), ayuda a "no tirar

la toalla" y mantenerse firme en nuestra labor

diaria: intervenir para que las personas más

gravemente afectadas por una enfermedad

mental no sean institucionalizadas y se man-

tengan en la comunidad como un ciudadano

más.

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Sumario

María González Blanco* Francisco Del Olmo

Romero-Nieva** Carlos Rebolleda-Gil*

Ana Carolina Martínez Cabezón*

El estigma es un complejo fenómeno social

que caracteriza las relaciones de la mayoría

de la población con determinados grupos de

personas. Desde los años 50, el término se

emplea en sociología para el estudio de

“actitudes negativas que la sociedad mantie-

ne con grupos minoritarios en virtud de que

estos presentan algún rasgo diferencial

(marca) que permite identificarlos (raza, reli-

gión, enfermedad, etc)”1

De acuerdo con las teorías de la Psicología

Social2, el estigma tiene 3 componentes aso-

ciados: cognitivo (estereotipos), emocional

(prejuicios), y conductual (discriminación).

Los estereotipos son creencias colectivas

erróneas respecto al grupo estigmatizado

que sesgan la valoración de sus conductas

(p.ej.,“los enfermos mentales son…

peligrosos/ irresponsables /incompetentes”).

Los prejuicios son emociones negativas que

se experimentan con respecto al grupo estig-

matizado (ej, miedo, temor, desconfianza).

Por último, la discriminación son acciones

negativas (por ataque, evitación u omisión)

respecto al grupo estigmatizado. Cuando la

discriminación es parte de la sociedad (nivel

“macro”), se llama estructural, y puede mani-

festarse a nivel legislativo o de asignación de

recursos.

En el caso de la enfermedad mental, la lucha

contra el estigma y la discriminación ha sido,

en muchos casos, liderada por los profesio-

nales de la salud mental y sus instituciones3.

Habitualmente, dichos programas se centran

en:

1 aumentar la conciencia y conocimiento de

la enfermedad mental y sus tratamientos;

2 mejorar las actitudes públicas hacia las

personas con enfermedad mental, y sus fa-

milias;

3 generar acciones para eliminar la discrimi-

nación y los prejuicios.

En los últimos años, sin embargo, algunos

estudios han revisado la creciente evidencia

de que los profesionales de salud mental

puedan contribuir a los mismos estereotipos

y discriminaciones contra los que están lu-

chando con sus campañas anti-estigma4-7

Por un lado, encuestas de satisfacción e in-

vestigaciones cualitativas, indican que los

usuarios de servicios sanitarios y de salud

mental encuentran, a veces, actitudes estig-

matizantes y discriminatorias entre los profe-

sionales. Aspectos señalados como estigmati-

zantes incluyen: etiquetados diagnósticos que

fomentan pronósticos pesimistas; consenti-

miento informado deficiente, con insuficiente

información acerca de opciones alternativas

de tratamiento; uso de fármacos con efectos

secundarios estigmatizantes (como obesidad

o parkinsonismo); rigidez y coerción en las

hospitalizaciones psiquiátricas; poco interés

en sus aspectos personales y de vida cotidia-

na; tendencia a ignorar quejas físicas por con-

siderarlas funcionales; y actitudes coercitivas

e infantilizantes8-10.

Por otro lado, un creciente número de estu-

dios han tratado de medir las creencias, acti-

tudes y opiniones hacia la enfermedad mental

en diferentes tipos de profesionales de salud

mental, utilizando los mismos instrumentos

que se han usado en la población general, y

comparándolas con ésta, con otros profesio-

nales, con pacientes o familiares. Las revisio-

nes de dichos estudios arrojan resultados

mixtos: por un lado, confirman que los profe-

sionales tienen menos estereotipos negativos,

mejores actitudes respecto al tratamiento psi-

quiátrico comunitario y los derechos civiles

de los pacientes que la población general. Por

otro lado, en cambio, comparten al menos

algunos de los prejuicios del público general,

y en algunos casos pueden ser igual o más

negativos (especialmente en el pesimismo

acerca del pronóstico, el deseo de distancia

social, y el apoyo a medidas terapéuticas res-

trictivas) lo que puede tener importantes con-

secuencias en su práctica clínica4-7.

Los estudios que observan las conductas de

los clínicos sugieren que existe una correla-

ción entre sus actitudes y algunas decisiones

terapéuticas negativas, como mayor etiqueta-

do diagnóstico11, decisiones contra la volun-

tad del paciente12, o menos derivaciones pa-

ra especialistas médicos13. Existe suficiente

evidencia de que la insatisfacción con los

servicios recibidos14 junto al estigma asocia-

do a la enfermedad mental afecta a la bús-

queda de ayuda y cuidados y adherencia te-

rapéutica, y empeora la calidad de los servi-

cios de salud mental15-17, y de que esta ten-

dencia ha empeorado incluso en las últimas

décadas18. Tomados en conjunto, todos es-

tos factores pueden tener profundas conse-

cuencias en los usuarios de servicios de sa-

lud mental, como la afectación de su recupe-

ración19, riesgo de suicidio20, menor calidad

de los cuidados15 y mayor morbilidad y mor-

talidad7.

Para combatir esto, en los últimos años, di-

versas organizaciones y organismos oficiales

han lanzado campañas para concienciar a

los profesionales sanitarios de las potencia-

les consecuencias de actitudes estigmatizan-

tes y cómo hacer para cambiarlas21, 22.

Los resultados presentados en la comunica-

ción previamente citada, constituyen una pe-

queña parte de un proyecto más global reali-

zado en la organización “Hermanas Hospita-

larias” (http://www.hospitalarias.org), entidad

privada internacional dedicada principalmente

a la salud mental. El proyecto, llamado “Inter

Nos” (en latín “entre nosotros”) fue diseñado

para estudiar y prevenir actitudes estigmati-

zantes entre sus profesionales. El proyecto

está basado en revisiones previas sobre inter-

venciones para prevenir actitudes potencial-

mente prejuiciosas y discriminatorias en servi-

cios de salud y de salud mental4,7, así como

en informes y recomendaciones institucionales

previas21,23.

PARTICIPANTES: La población de estudio inclu-

yó a todos los profesionales que trabajaban en

recursos de salud mental que pertenecen a la

organización Hermanas Hospitalarias en Es-

paña, Portugal e Italia. Alcanzaba un número

estimado de 4.478 profesionales, incluyendo a

personal clínico y no clínico, que trabajaban

en 25 centros, con una heterogénea cartera

de servicios de salud mental, tanto hospitala-

rios como comunitarios. De la población esti-

mada, finalmente 1.729 (38,61%) participaron

en el estudio.

INSTRUMENTOS: Para la medición de las acti-

tudes potencialmente estigmatizadoras, se

utilizaron dos escalas ampliamente utilizadas

y con modelos teóricos distintos pero comple-

mentarios, y que ya hemos referido:

Attribution Questionnaire, AQ-27 24,25 que

consta de 27 ítems que evalúan (con respues-

tas del 1 al 9) el acuerdo con afirmaciones

referentes a un hipotético caso. Las respues-

tas están agrupadas en 9 factores, cada uno

compuesto por tres (por tanto, cada factor va

de 3 a 27 puntos). Los factores incluidos

son: responsabilidad (las personas tienen el

control y son responsables de su enferme-

dad y síntomas mentales) ;piedad (sentir em-

patía hacia las personas con enfermedad

mental por ser superados por su enferme-

dad) ;ira (sentirse irritado o molesto porque

las personas son responsables de su enfer-

medad mental); peligrosidad (las personas

con enfermedad mental no son seguras);

miedo (porque las personas con enfermedad

mental son peligrosas) ; ayuda (tendencia a

prestar asistencia a las personas con enferme-

dad mental); coacción (tendencia a obligar a las

personas con enfermedad mental a tomar

medicamentos u otros tratamientos); segre-

gación (tendencia a enviar a las personas

con enfermedad mental a instituciones fuera

de su comunidad); evitación (tendencia a

mantenerse alejado de personas con enfer-

medad mental).

- Community Attitudes Toward the Mentally

Ill, CAMI 26,27 que consta de 40 afirmaciones

(a las que se responden al nivel de acuerdo /

desacuerdo sobre una escala de 5 puntos)

que miden las actitudes y opiniones hacia las

personas con enfermedad mental y su aten-

ción en la comunidad. Las 40 preguntas se

agrupan en cuatro factores (cada uno com-

puesto de 10 preguntas, marcando así de 10

a 50 puntos, siendo 30 neutro): autoritarismo

(“son impredecibles y necesitan control”); be-

nevolencia (“tienen problemas y necesitan

ayuda y tolerancia”); restricción social (“son

peligrosos y tienen menos derechos socia-

les”); ideología de salud mental comunitaria

(apoyo a filosofía de tratamiento en la comuni-

dad)

RECOGIDA DE DATOS: Los datos fueron recogi-

dos entre junio y septiembre de 2013. Se pi-

dió a todos los profesionales participar de for-

ma voluntaria y anónima, utilizando varias

vías (cartas, correo electrónico, web o infor-

mación directa por los mandos intermedios)

con varios recordatorios durante las primeras

cuatro semanas. Los profesionales pudieron

participar vía electrónica o a mano, de acuer-

do con sus preferencias o recursos. Para

cumplimentar a encuesta electrónica se acce-

día por un enlace que permitía el registro con

una cuenta de correo electrónico. En cuanto a

las encuestas de papel fueron distribuidas y

recogidos después de realizadas. Todas las

encuestas incluían una carta informando a los

participantes sobre la naturaleza y el propósi-

to del estudio.

Los resultados expuestos en la comunicación

citada, únicamente hacen referencia al análi-

sis de diferencias entre psicólogos y el resto

de profesionales asistenciales, así como entre

psicólogos y psiquiatras.

Los resultados muestran diferencias entre

psicólogos y otros profesionales asistenciales

con un tamaño del efecto pequeño en los

factores del AQ-27 ira, peligrosidad y miedo,

así como, en autoritarismo de la CAMI. Por

otro lado, existen diferencias entre psicólo-

gos y otros profesionales asistenciales con

un tamaño del efecto medio en los factores

coacción y segregación de AQ-27 y benevo-

lencia, restricción e ideología comunitaria de

la CAMI.

Respecto a las diferencias encontradas entre

psicólogos y psiquiatras, los resultados

muestran que existen diferencias significati-

vas entre psicólogos y psiquiatras con un ta-

maño del efecto pequeño en los factores del

AQ-27 piedad, ira, peligrosidad, miedo, coac-

ción, segregación, evitación e ideología co-

munitaria de la CAMI. El único factor que

muestra un tamaño del efecto medio en la

comparación entre estos dos tipos de profe-

sionales es piedad perteneciente al AQ-27.

Las diferencias previamente citadas apuntan

a menor presencia de actitudes estigmatizan-

tes en psicólogos cuando estos son compa-

rados con otros profesionales asistenciales o

con psiquiatras.

Si bien, los resultados a los que se hace refe-

rencia en el presente manuscrito únicamente

corresponden a una pequeña parte de los

datos analizados. Por último, cabe señalar

que el presente estudio cuenta con limitacio-

nes como, por ejemplo, la moderada participa-

ción, o el hecho de estar limitado a profesiona-

les de una organización, lo cual afecta a la

generalización de los resultados obtenidos.

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*Línea de Rehabilitación Psicosocial. Herma-

nas Hospitalarias

** Clínica San Miguel. Complejo Asistencial

Benito Menni Ciempozuelos. Hermanas Hos-

pitalarias

Sumario

Elena Gómez Crespo

La importancia y gravedad de la conducta sui-

cida justifica por sí misma la intervención des-

de el Equipo de Apoyo Social Comunitario (en

adelante EASC) ya que el padecer una enfer-

medad mental grave (diagnóstico de los usua-

rios atendidos por nuestro recurso) es uno de

los principales factores de riesgo de suicidio.

En los últimos años nos encontramos en la

práctica diaria un aumento en el porcentaje de

usuarios que manifiestan este tipo de conduc-

ta, lo cual nos lleva a realizar un análisis sobre

las variables significativas que puedan explicar

este incremento de la presencia de conducta

suicida en los usuarios atendidos por el EASC,

así como una revisión respecto al abordaje

que se ha llevado a cabo desde nuestro

EASC, estableciendo unas líneas básicas de

intervención

.

El suicidio representa un grave problema de

salud pública causante de alrededor de un mi-

llón de muertes al año según la Organización

Mundial de la Salud. Según los últimos datos

del Instituto Nacional de Estadística (INE;

2015), en España se suicidan una media de

9.86 personas al día, siendo la principal causa

de mortalidad externa, hecho de gran repercu-

sión emocional, económica y social.

En la actualidad se considera que el suicidio

se mueve a lo largo de un continuum de dife-

rente naturaleza y gravedad, que va desde la

ideación (idea de la muerte como descanso,

deseos de muerte e ideación suicida), con

una gradación conductual creciente

(amenazas, gestos, tentativas), hasta el

suicidio consumado.

Tomaremos las definiciones propuestas por

Silverman et al. resultado de la revisión de la

nomenclatura de O´Carroll et al. :

IDEACIÓN SUICIDA: pensamientos sobre el sui-

cidio (cogniciones).

COMUNICACIÓN SUICIDA: acto interpersonal

en el que se transmiten pensamientos, de-

seos o intencionalidad de acabar con la pro-

pia vida, para los que existe evidencia implíci-

ta o explícita de que este acto de comunica-

ción no supone por sí mismo una conducta

suicida. La comunicación suicida es un punto

intermedio entre la ideación suicida

(cogniciones) y la conducta suicida. En esta

categoría se incluyen aquellas comunicacio-

nes verbales o no verbales, que pueden tener

intencionalidad, pero no producen lesiones.

Existen dos tipos de comunicación suicida:

- Amenaza suicida: acto interpersonal, ver-

bal o no verbal, que podría predecir una posi-

ble conducta suicida en el futuro cercano

- Plan suicida: es la propuesta de un méto-

do con el que llevar a cabo una conducta sui-

cida potencial.

CONDUCTA SUICIDA: conducta potencialmente

lesiva y autoinflingida, en la que hay evidencia

implícita o explícita de que:

- La persona desea utilizar la aparente inten-

ción de morir con alguna finalidad.

- La persona presenta algún grado, determinado o

no, de intención de acabar con su vida.

La conducta suicida puede no provocar lesiones,

provocarlas de diferente gravedad e, incluso, produ-

cir la muerte. Se considera conducta suicida:

- Autolesión/gesto suicida: conducta po-

tencialmente lesiva autoinfligida para la que

existe evidencia, implícita o explícita, de que

la persona no tiene la intención de matarse.

La persona desea utilizar la aparente inten-

cionalidad de morir con alguna finalidad. Es-

te tipo de conducta puede no provocar lesio-

nes, provocar lesiones o provocar la muerte

(muerte autoinfligida no intencionada).

- Conducta suicida no determinada: con-

ducta con grado indeterminado de intencio-

nalidad suicida que puede resultar sin lesio-

nes, con lesiones o causar la muerte (muerte

autoinfligida con grado indeterminado de in-

tencionalidad).

- Intento de suicidio: conducta potencialmen-

te lesiva autoinfligida y sin resultado fatal,

para la que existe evidencia, implícita o ex-

plícita, de intencionalidad de provocarse la

muerte. Dicha conducta puede provocar o no

lesiones, independientemente de la letalidad

del método.

SUICIDIO: muerte autoinfligida con evidencia

implícita o explícita de que la persona tenía

intencionalidad de autoprovocarse la muerte.

El EASC es un recurso perteneciente a la

Red Pública de Atención Social a Personas

con Enfermedad Mental Grave y Duradera de

la Consejería de Políticas Sociales y Familia

de la Comunidad de Madrid. Tres son sus

objetivos generales:

1 Ofrecer atención domiciliaria para la que

las personas que padecen un trastorno men-

tal severo puedan mantenerse en su domici-

lio.

2 Lograr la vinculación a recursos de la red

de salud mental o a otros recursos sanitarios,

sociales y comunitarios.

3 Ofrecer apoyo e información a las familias.

Uno de los principales factores de riesgo co-

nocidos para el suicidio es el padecimiento

de patología psiquiátrica que se identifica en

un 90-95% de suicidios consumados, incre-

mentándose el riesgo si existe comorbili-

dad. Según Tanney (2000) la tasa de suici-

dios consumados en personas con un diag-

nóstico psiquiátrico se distribuye de la si-

guiente manera: el 61% de trastornos afecti-

vos, el 42% de trastornos del Eje II, el 41%

de trastornos por uso de sustancias, el 10%

de trastornos de ansiedad y el 6 % de Esqui-

zofrenia.

Así mismo, en las personas atendidas por el

EASC Villa de Vallecas se detecta una alta

presencia de factores de riesgo añadidos:

- Aislamiento-exclusión.

- Dificultades socio-económicas.

- Enfermedades físicas.

- Inestabilidad familiar.

- Falta de red de apoyo.

Por lo que nos encontramos ante una pobla-

ción con un alto grado de vulnerabilidad en

relación a la conducta suicida. En este contex-

to la importancia y gravedad de la conducta

suicida justifica por sí misma la necesidad de

intervención desde el EASC, aunque no sean

estos objetivos propios y específicos de este

tipo de recurso.

En diciembre de 2006 inició su actividad el

EASC Villa de Vallecas. En los últimos años

ha sido preciso incrementar en nuestra prácti-

ca diaria las intervenciones relacionadas con

la conducta suicida.

Se realiza un análisis de los datos recogidos

abarcan desde el comienzo del EASC hasta

diciembre de 2015, estableciendo una recogi-

da de información de manera trasversal los

años 2008, 2010, 2013 y 2015.

Nuestra hipótesis de trabajo se centraba en la

existencia de un cambio en los perfiles de de-

rivación de los usuarios atendidos como posi-

ble causa del aumento de la presencia de con-

ducta suicida. Este cambio pensamos que po-

día deberse al incremento de usuarios con

una mayor gravedad psicopatológica y un ma-

yor número de derivaciones de personas diag-

nosticadas de trastornos de personalidad.

Respecto al aumento de trastornos de personalidad,

tomamos como referencia la distribución de los dife-

rentes tipos de diagnósticos de las personas deriva-

das:

- Trastornos de personalidad.

- Esquizofrenia.

- Otros (t. esquizoafectivo, t. bipolar, t. delirante, t.

psicótico sin especificar).

En relación a la gravedad psicopatológica tomamos

como variables:

- La puntuación en la Escala de Evaluación de Fun-

cionamiento Global APA (2002),

- Paso por la Unidad de Hospitalización, Tratamien-

to y Rehabilitación antes de la derivación al EASC o

durante la intervención del mismo.

- Ingresos previos a la derivación al EASC en la Uni-

dad de Hospitalización Breve.

Entre los datos recogidos desde que el EASC

Villa de Vallecas se puso en marcha, encontra-

mos que de los usuarios atendidos ha habido

un aumento significativo de personas deriva-

das diagnosticadas de Trastorno de Personali-

dad, más en concreto de Trastorno Límite de

la Personalidad, como se puede observar en la

siguiente gráfica:

No se han encontrado diferencias significativas en

cuanto a la gravedad psicopatológica en relación a

las variables relativas a puntuación en Escala de

Evaluación de la Actividad Global EEAG (2002),

paso por la Unidad de Hospitalización, Tratamiento

y Rehabilitación U.H.T.R. e Ingresos Previos.

Lo que encontramos es un perfil de usuarios con una importante gravedad psicopatológica desde el comienzo de funcionamiento del recurso. Todas las va-

riables tomadas nos indican esto:

- Las bajas puntuaciones en la EEAG. Esta escala evalúa el funcionamiento de la persona a lo largo de un hipotético continuum de salud-enfermedad con

unas puntuaciones de 1 (“peligro persistente de lesionar gravemente a otros o a sí mismo”) a 100 (“actividad satisfactoria en una amplia gama de activida-

des…”). Las puntuaciones de nuestros usuarios se sitúan en el segmento de los 31 a 40 puntos que indica “una alteración de la verificación de la realidad

o de la comunicación o alteración importante en varias áreas como el trabajo escolar, las relaciones familiares, el juicio o el estado de ánimo”.

- El paso por la U.H.T.R. es en sí mismo una señal de gravedad. Dentro de esta variable es donde encontramos una mayor variabilidad en los datos recogi-

dos, que van desde el 0% hasta un 33,3 %.

- El porcentaje de ingresos psiquiátricos previos se sitúan alrededor del 85%.

DIAGNÓSTICO 2008 2010 2013 2015

ESQUIZ.

46.6 %

37.5 %

14,28%

50%

OTROS

53.4 %

50 %

71,42 %

25%

TdeP

0 %

12.5 %

14,28%

25%

GRAVEDAD 2008 2010 2013 2015

EEAG

36

33.8

35.7

32.5

UHTR

33.3%

14.28%

0%

20%

INGRESOS

PREVIOS

86.6 %

87.5%

82.71%

83.3%

De los usuarios atendidos en 2015 el 60%

manifestaron conducta suicida en algún mo-

mento vital; dentro de este porcentaje la mi-

tad había presentado ideación autolítica y la

otra mitad tuvo algún intento autolítico a lo

largo de su vida.

En la gráfica podemos observar la distribu-

ción por diagnóstico de dichos intentos. En-

contrando en el grupo de Trastornos de Per-

sonalidad el porcentaje más alto de los usua-

rios atendidos por el EASC en 2015 que ha-

bían tenido algún intento autolítico, con un

46,15%, seguido del grupo de otros con un

30,7% para finalizar con las personas diag-

nosticadas de Esquizofrenia con un 23,07%.

Si analizamos los datos relativos a aquellas

personas atendidas durante 2015 diagnosti-

cadas de trastornos de la personalidad en-

contramos lo siguiente:

- El 15,55 % de usuarios atendidos en 2015

por el EASC tienen un t. de personalidad co-

mo diagnóstico principal y el 4,44 % como

diagnóstico asociado.

- El 100 % de los usuarios derivados con

diagnóstico principal de t. de personalidad

han manifestado conducta suicida en algún

momento de su ciclo vital.

- El Trastorno Límite de la Personalidad es el

que aparece con más frecuencia (1 t.mixto, 1

t. paranoide y 5 tlp).

Dentro de los objetivos generales del EASC,

(ya señalados anteriormente) en principio no

encontramos cabida para la intervención en

la conducta suicida, para lo cual existen recur-

sos específicos, principalmente el Centro de

Salud Mental.

Pero siguiendo la premisa de individualización

nos vemos en la necesidad de incluir objeti-

vos específicos de intervención en relación a

la conducta suicida, enmarcados habitual-

mente dentro de uno de los objetivos funda-

mentales en un EASC como es el favorecer la

estabilización psiquiátrica.

Así mismo, el carácter comunitario y flexible

del EASC da lugar a que en muchas ocasio-

nes sea dicho recurso el que primero recoge

e identifica este tipo de conductas.

No hemos tratado aquí de desarrollar un plan

de intervención en la conducta suicida en pro-

fundidad, más bien hemos intentado concretar

a través de la revisión y reflexión sobre nues-

tro trabajo diario, unas líneas básicas en la

intervención en conducta suicida desde un

EASC.

Ésta giraría en torno a cuatro elementos fun-

damentales:

1 PREVENCIÓN: a través de la evaluación ini-

cial y continua, un exhaustivo análisis funcio-

nal, la promoción de factores de protección y

reducción de factores de riesgo, dotar de he-

rramientas para manejo de emociones y

afrontamiento de situaciones estresantes y la

elaboración de un plan de emergencia

(identificación de señales de alarma, identifi-

cación de apoyos y recursos de ayuda, tem-

poralización de actuaciones y pautas de pro-

tección).

2 DETECCIÓN DEL RIESGO: mediante distintas

herramientas como la evaluación, la entrevis-

ta clínica, realización de cuestionarios, obser-

vación directa en el entorno, información de

terceros (familia, compañeros, otros profesio-

nales…).

3 INTERVENCIÓN EN CRISIS: evaluación del

riesgo (grado de planificación, riesgo real de

muerte, intencionalidad, intentos previos, es-

tado psicopatológico y apoyos), contención

emocional (generar un espacio de seguridad

y un clima de empatía) y ambiental

(reducción de disponibilidad de métodos de

suicidio, acompañamiento…).

4 DERIVACIÓN a su profesional de referencia

en el Centro de Salud Mental o al Hospital

para su exploración definitiva y determinar el

tratamiento que procede, incluido la necesi-

dad de ingreso en Unidad de Hospitalización

Breve.

La COORDINACIÓN con los distintos recursos

implicados (Servicio de Salud Mental, Hospi-

tal, otros recursos de la Red, etc.) y la familia

o de red de apoyo de la persona con conducta

suicida estaría presente de manera trasversal

a lo largo de toda la intervención, vertebrándo-

se como un eje fundamental sin el cual no es

posible un adecuado abordaje de este tipo de

conductas.

La gravedad psicopatológica de los usuarios

atendidos por el EASC Villa de Vallecas, así

como el creciente acceso de personas diag-

nosticadas de Trastornos de Personalidad,

especialmente el trastorno Límite, hacen ne-

cesaria una intervención coordinada entre to-

dos los recursos que atienden a la persona

con conducta suicida y a su entorno.

1 De la Torre Martí M. (2014).Protocolo para la

detección y manejo inicial de la ideación suicida.

Madrid: Universidad Autónoma de Madrid.

2 Fernández, J. (2002). Evaluación y planifica-

ción de la intervención en rehabilitación. En Gon-

zález, J., Rodríguez, A. (coord). (2002). Rehabili-

tación psicosocial y apoyo comunitario de perso-

nas con enfermedad mental crónica: programas

básicos de intervención. Serie Cuadernos técni-

cos de Servicios Sociales. Nº 17, pp: 77-91.

3 Fernández, J,Cañamares, J., Otero, V. (2002).

Evaluación funcional y planificación de la inter-

vención en rehabilitación. En Rodríguez, A.

Sumario

(coord). Rehabilitación psicosocial de perso-

nas con trastornos mentales crónicos. Madrid. Ed.

Psicología Pirámide. pp: 103-123

4 Freeman, A. Y Reinecke, M.A. (1995). Terapia

cognitiva aplicada a la conducta suicida. Descleé

de Brouwer.

5 Grupo de trabajo de la guía práctica clínica de

intervenciones psicosociales en el trastorno mental

grave. Guía de Práctica Clínica de Intervenciones

Psicosociales en el Trastorno Mental Grave. Plan

de Calidad para el Sistema Nacional de Salud del

Ministerio de Sanidad y Política Social. Instituto Ara-

gonés de Ciencias de la Salud-I+CS; 2009. Guías

de Práctica Clínica en el SNS: I+CS Nº 2007/05.

6 Grupo de trabajo de la guía práctica clínica de

prevención y tratamiento de la conducta suicida.

Guía de Práctica Clínica de Prevención y Trata-

miento de la Conducta Suicida. Plan de Calidad

para el Sistema Nacional de Salud del Ministerio de

Sanidad, Política Social e Igualdad. Agencia de

Evaluación de Tecnologías Sanitarias de Galicia

(avalia-t);2012.

7 Jiménez Martín, Pacheco, Pérez-Iñigo, Robles,

Santiago, Torras. (2011) Guías para la Detección y

prevención de la conducta suicida. Madrid: Direc-

ción General de Hospitales.

8 Lineham, M.M, (2003). Manual de tratamiento de

los trastornos de personalidad límite. Piados. Pre-

venting suicide. World Health Organization 2014

9 Rueda López, F. (2010) Guía sobre la prevención

del suicidio para personas con ideación suicida y

familiares. Área de Dirección de Organizaciones

Sanitarias. Escuela Andaluza de Salud Pública.

10 Rocamora, A. (2012). Intervención en crisis en

las conductas suicidas. Bilbao: Ed. Desclée de

Brouwer.

11 Puri, TreasadenN. (2009) Urgencias de Psi-

quiatría. Madrid: Grupo Aula Médica.

Antonia López-Bravo Berrio

En nuestro trabajo diario nos encontramos

con situaciones que nos generan conflicto y

cuya solución no tiene que ver con criterios

puramente clínicos o técnicos, porque están

implicados otros aspectos que generan un

conflicto de intereses o de valores. Además,

estas situaciones, generan en los profesiona-

les cierto malestar y sentimientos negativos

de incertidumbre y frustración.

Los ejemplos de este tipo de situaciones son

numerosos:

- Sospechamos de que un usuario atendido

en un recurso residencial se puede estar

“aprovechando” de otro, solicitándole que se

encargue de sus tareas, a cambio de que le

acompañe al médico.

- Hay una usuaria del centro que nos informa

de su hija le prohíbe ver a sus nietos y nos

planteamos si no tiene derecho a verlos y si

nosotros tenemos el deber de actuar.

- Un familiar nos llama para informarnos del

estado del usuario y nos pide que no se lo

digamos a él porque sabe que no le gusta

que nos llame.

- En una coordinación con profesionales de

otro recurso sobre un usuario concreto tene-

mos dudas acerca de si podemos compartir

información relevante, confidencial, de una

tercera persona implicada, que no pertenece a

ambos recursos.

- Cuando realizamos una actividad fuera del

centro con usuarios que van acompañados de

algún profesional y estos se identifican como

trabajadores de ese recurso concreto, desve-

lando que atienden a personas con TMG.

- En un mismo equipo hay profesionales con

planteamientos diferentes respecto la interven-

ción con un usuario.

- Desde el Centro se administra el dinero de

un usuario, en contra de su voluntad, en fun-

ción de si cumple con el desempeño de sus

tareas.

Ante estas situaciones podemos no hacer na-

da (dejando que la situación siga su curso y

que sea el azar quien decida) o actuar deján-

donos llevar por nuestra intuición o nuestras

propias emociones. Sin embargo, considera-

mos que estas no son las opciones más ópti-

mas.

Consideramos que la existencia de conflictos

no es un problema, sino que es lo habitual y

que lo importante es reconocerlos, para poder

afrontarlos; lo inadecuado sería “mirar hacia

otro lado”. Es ahí donde la reflexión y el deba-

te ético, deben entrar con todas las garantías,

no con una pretensión punitiva, sino de mejo-

ra, para poder ofrecer a las personas que

atendemos la mejor de las opciones posibles,

en defensa de su dignidad.

Los centros de Madrid de Hermanas Hospita-

larias cuentan con un Comité de Ética Asis-

tencial (CEAS) acreditado por la Consejería

de Sanidad. En dicho comité hay representa-

ción de los Recursos de Rehabilitación, me-

diante un vocal. Cuando se detecta en los

equipos una de estas situaciones que gene-

ran conflicto ético, los profesionales pueden

enviar una consulta, con el fin de obtener

asesoramiento para el abordaje del proble-

ma, desde el punto de vista de la ética y los

valores.

Con el crecimiento de los recursos de rehabi-

litación, y desde la necesidad de fomentar el

debate ético, nos planteamos la constitución

de una comisión específica de rehabilitación,

dependiente del CEAS, que abordase este

tipo de conflictos; para ello, en 2012 se creó

un grupo de trabajo integrado por profesiona-

les motivados en este tema, intentando que

hubiese la máxima representatividad por per-

files profesionales (educadores, psicólogos,

terapeutas ocupacionales y trabajadores so-

ciales) y por tipos de recurso (Residencias,

Pisos supervisados, CRPS, EASC, CRL y

Centros de Día), cuyo objetivo prioritario era

la formación y la cohesión de un grupo capaz

de afrontar situaciones de conflicto ético y

asesorar a otros profesionales para la toma

de decisiones.

Desde noviembre de 2015, está constituida

formalmente la Comisión de Ética, integrada

por diez profesionales nombrados por la Direc-

ción de la Entidad.

Las funciones de esta Comisión son:

- Proteger los derechos de los usuarios.

- Analizar los conflictos concretos.

- Asesorar sobre la toma de decisiones prudentes,

teniendo en cuenta a todas las personas implicadas.

- Colaborar y promover en la for-

mación ética de los demás profe-

sionales.

- Proponer protocolos o guías de

actuación para situaciones de con-

flicto ético.

Una de las primeras acciones que

se llevó a cabo por esta comisión

fue la elaboración de una Guía de

orientación para la toma de deci-

siones éticas, que se ha presenta-

do como herramienta de apoyo a

los equipos de profesionales para

el abordaje de estos conflictos y la

toma de decisiones. Está estructu-

rada en dos partes, una primera,

más general, de fundamentación,

que propone unos principios orien-

tadores (la filosofía de la rehabili-

tación y la recuperación, los princi-

pios de bioética y el marco institu-

cional) en los que cimentar las decisiones éti-

cas y una segunda, más concreta, que aterriza

en un conflicto concreto, dando unas claves

para la prevención, detección y actuación ante

posibles situaciones abuso y malos tratos.

Las consultas que se han recibido han sido de

conflictos relacionados con el respeto a la au-

tonomía de la persona, situaciones de abuso

económico y sexual, la capacidad y la compe-

tencia para la toma de decisiones relacionadas

con la salud, la confidencialidad y la dignidad

de la persona.

La experiencia durante este tiempo nos dice

que es fundamental incorporar el debate ético

en el ámbito de la Rehabilitación psicosocial,

pues la toma de decisiones en condiciones de

incertidumbre requieren de razonabilidad y de

prudencia.

La comisión se reúne con una frecuencia tri-

mestral, de manera ordinaria, y de forma ex-

traordinaria si es necesario abordar alguna

consulta con carácter de urgencia. El método

de análisis es la deliberación, que tras anali-

zar los hechos detalladamente, identificar los

valores en conflicto y los posibles cursos de

acción, mediante el debate, fundamenta los

cursos más óptimos de acción, huyendo de

las posiciones extremas y tomando decisio-

nes prudentes.

De cada caso que se debate, se elabora un

informe que se envía al profesional que ha

presentado la consulta.

Sumario

Macarena Ramírez Amaya

¿Cómo podemos trabajar todos juntos

como compañeros de forma más eficaz

para ayudar a las personas a construir

sus vidas de la forma que deseen?

En la literatura se aborda el concepto de Re-

cuperación como "modelo", "filosofía",

"paradigma", "movimiento", "visión" o

"enfoque". (Huizing, Evelyn 2011).

La Recuperación no requiere necesariamen-

te la vuelta al estado de salud y funciona-

miento anterior a la enfermedad sino alcan-

zar una forma de vida en la que es posible

sobreponerse a los efectos de la enferme-

dad. Sobrevivir no es suficiente para recupe-

rarse, la recuperación consiste en el desarro-

llo de uno mismo, como un miembro de la

comunidad, pese a la discapacidad psiquiá-

trica y a sus efectos catastróficos (Farkas,

2007). En el ámbito del crecimiento personal

se pone de manifiesto que incluso las cir-

cunstancias más adversas de nuestras vidas

pueden dar lugar a creencias de crecimiento,

cambio positivo de valores y una mejor com-

prensión de la realidad humana. (Vázquez,

Hervás, y Pérez-Sales, 2008). La definición

cualitativa es la siguiente: “la Recuperación

como un único y profundo proceso personal

de crecimiento más allá de la catástrofe de

una enfermedad mental severa”. (Anthony y

Farkas 2005).

Es necesario destacar la siguiente definición:

“La recuperación de un trastorno mental gra-

ve consiste en la capacidad para vivir, traba-

jar, aprender y participar plenamente en la

comunidad. Se trata menos de volver a ser

quien se era y más en descubrir quién se

puede llegar a ser” (New Freedom Commis-

sion on Mental Health 2003)”. El desarrollo

de habilidades y recursos que servirán de

apoyo frente a los efectos de sufrimiento,

permitiendo que la persona pueda tener una

vida lo más plena posible (Pilgrim 2008).

El modelo de la recuperación tiene su origen

en las experiencias de superación de los

mismos afectados. Esto ha supuesto una

revolución en la forma de entender la enfer-

medad mental y cómo enfrentarse a ésta.

Historias que han sido apartadas e ignora-

das por los relatos clínicos oficiales, lo que

supone una segunda estigmatización para

personas con enfermedad mental. (Ridgway,

2000). Un aspecto necesario de la recupera-

ción es dar esperanza a través de narrativas

de otras personas que han pasado por expe-

riencias similares y han realizado una recu-

peración satisfactoria. (Rufus May, 2005)

La palabra “Recuperación” se utiliza para

describir el proceso de lucha que realizan las

personas con diferentes experiencias en sa-

lud mental para “dar sentido a lo ocurrido” y

vivir una vida satisfactoria. Con el objetivo de

poner en marcha este concepto a nivel prácti-

co, se produce la implantación en el Centro

de Día “Espartales Sur” de Alcalá de Henares

del Programa de Formación en Recupera-

ción.

Es un proyecto en el que prevalece el cambio

hacia un modelo educativo en salud mental.

Esto permite que la persona descubra quién

es, aprenda habilidades que promuevan la

recuperación y se dé cuenta de la contribu-

ción única que puede ofrecer a otras perso-

nas. (Ashcraft y Anthony, 2000). Por lo que

obtiene mayor confianza en sí mismo que vie-

nen con el reconocimiento de sus capacida-

des y potencial personal.

Se incide en la Dimensión Personal de la Re-

cuperación, en el nivel en que una persona es

capaz de conseguir dar un sentido con signifi-

cado a su experiencia, de un modo que los

demás puedan respetar, y alcanzar alguna

forma de integrar las experiencias en su vida.

Un proceso de cambio personal (Volver a

creer en uno mismo), en el que se da mayor

valor al conocimiento personal.

“Ser tú mismo y luchar siempre contra viento

y marea”.

Se operativiza la propuesta norteamericana

Substance Abuse and Mental Health Services

Administration, la Declaración Nacional de

Consenso sobre la Recuperación de la Salud

Mental (SAMHSA). Es necesario destacar

que ha sido criticada por ser excesivamente

abstracta e incluso sobrepasar lo que debe

ser un proceso de recuperación o rehabilita-

ción (Buckely et al., 2007).

Pero sin duda marca el inicio de un terreno

que permite trasladar el concepto a la prácti-

ca y hacerlo susceptible de evaluación. Defi-

ne la Recuperación “es un viaje de transfor-

mación que permite a la persona que sufre

un problema de salud mental vivir una vida

significativa mientras se esfuerza por alcan-

zar su máximo personal”.

Los integrantes del programa señalan que el

significado de la palabra Recuperación para

ellos es: “Encontrarse mejor”, “Proyecto de

vida con significativo para la persona” y ”

Conseguir lo que me proponga en la vida”.

Partiendo de la base que una persona usua-

ria de los servicios de salud mental es

“experto por experiencia”, debido a que du-

rante su vida ha desarrollado unas habilida-

des, experiencias y conocimientos. Conocen

las circunstancias sociales en las que se pa-

dece la enfermedad, la vivencia subjetiva de

ésta, las actitudes de riesgo y los valores y

preferencias. (Palomer, Izquierdo, Leahy,

Masferrer, y Flores.2010)

Este aspecto genera una cierta resistencia

entre profesionales que han aprendido a tra-

vés de su formación a situarse en una posi-

ción de experto con una dotación de poder de

decisión sobre la persona que experimenta

sufrimiento. Y como resultado se produce esa

resistencia a la redistribución del poder fruto

de la inseguridad que genera el cambio.

Cada una de las personas dispone de un co-

nocimiento útil y valioso, resultado de su expe-

riencia vivida que no debe ser infrautilizado.

Gracias al aprendizaje y educación en los

principios de la recuperación definidos en la

SAMSHA puede llegar a convertirse en

“experto en su propia recuperación”.

La persona desarrolla habilidades y aprende

los conocimientos que necesita para ser ca-

paz de gestionar su propia recuperación. “Me

ha ayudado a valorarme más como persona”,

“He aprendido los distintos aspectos de la re-

cuperación”.

Dime y lo olvido. Enséñame y lo recuerdo. Involúcrame y lo aprendo

Benjamin Franklin

Se ofrece a las personas que asisten al recur-

so, deciden si quieren o no acudir. El ofertar

formación a personas usuarias de los servi-

cios de salud mental permite la participación

eficaz en el servicio de cada una de ellas.

Se adquiere Educación, Información y Conoci-

mientos sobre los Principios de la Recupera-

ción (SAMSHA).Cada persona tiene un mar-

gen de aprendizaje distinto lo que permite que

cada uno se beneficie a su ritmo de cada

una de las sesiones. En cada una de las se-

siones se explica y proporciona el material

de forma sencilla para facilitar su compre-

sión.

Se busca ir más allá del rol “enfermo mental”

o “usuario” para proporcionar otra identidad

“alumno o estudiante”.

“Son contenidos muy interesantes y es-

peranzadores”, “Los contenidos nos hacen

ver la realidad de nuestro vivir”, “Trata mu-

chos temas sobre la Recuperación”,

“Aprendes en cada sesión”.

El OBJETIVO GENERAL es facilitar los proce-

sos y las herramientas para que la persona

se convierta en “Experta en Recuperación”.

Los OBJETIVOS ESPECÍFICOS:

- Aprendizaje del enfoque de recuperación y

de los componentes de la Samsha.

- Conocer y comprender los derechos funda-

mentales de las personas.

- Creación conjunta de la definición de recu-

peración y estudio de las diferentes etapas.

- Adquisición de conocimientos sobre los

principios de la recuperación.

- Identificar, reforzar y desarrollar las fortale-

zas de cada persona.

Se divide en dos módulos:

- Primer Módulo: N= 6, 10 componentes

fundamentales de la Recuperación con una

duración de 4 meses.

- Segundo Módulo: N= 10, 5 componentes

que han recibido una mayor puntuación en

cuanto a interés por los participantes con

una duración de 3 meses. (Esperanza, Apo-

yo Mutuo, Respeto, Responsabilidad y Forta-

lezas).

Se entrega a cada alumno una carpeta para

guardar toda la documentación. Para favorecer el

aprendizaje se utiliza en todas las sesiones piza-

rra, ordenador, proyector, presentación con dia-

positivas, documentación impresa, documentales

y videos de testimonios de personas

En cuanto a la metodología utilizada se realizan

introducciones teóricas con soporte audiovisual,

debates, trabajo individual, por parejas con pregun-

tas y técnicas de role playing.

En el Programa Formativo se ha utilizado una

adaptación del cuestionario de evaluación del

curso de entrenamiento (Programa agentes

ayuda mutua granada 2009).

En el Primer Módulo la mayor puntuación es para el

Interés (6,28) y la más baja para la Facilidad (5,28).

En el Segundo Módulo se equipara Interés- Utilidad

(5,57) y Facilidad-Aprendizaje (4,28).

En cuanto a la valoración de las sesiones, en el Primer

Módulo: recibe la más alta puntuación los videos y

testimonios (6,28) y la más baja la participación (3,71).

El Segundo Módulo: Tiene la más alta puntuación la

exposición de los temas (5,42) y la más baja la partici-

pación (5).

Los dos Módulos han resultado interesantes

con una puntuación de 6,28 y 5,57. “Por fa-

vorecer mi recuperación” “Me ha ayudado a

pensar que hay un camino hacia la recupera-

ción“, “Me ha servido a verme a mi mismo”.

En el Primer Módulo la asistencia es de un

74,16% con una duración de 4 meses y en el

Segundo Módulo un 63% con una duración

de 3 meses. La puntuación ha disminuido

11.16. En esta segunda parte se establece

una relación directa a menor duración del

programa formativo menor porcentaje de

asistencia. A la hora de analizar estos datos

hay que tener en cuenta también que la asis-

tencia se ha reducido en el mes de Diciem-

bre.

Por otro en el Segundo Módulo los conteni-

dos han resultado más difíciles lo que ha pro-

ducido una disminución del aprendizaje. Al

preguntar sobre la importancia de estos com-

ponentes establecieron el siguiente orden:

Esperanza, Apoyo Mutuo, Fortalezas, Res-

ponsabilidad y Respeto.

Los integrantes recomiendan el programa a

otras personas, están dispuestos a contar su

experiencia a profesionales y a su familia.

La investigaciones demuestran la importancia

de asegurar que la educación esté integrada

en los sistemas de salud mental y que el

aprendizaje esté reforzado por todos los pro-

fesionales con los que la persona tiene con-

tacto. (Coulter, 2011; Protheroe, Rogers y

Kennedy, 2008; Pulvirenti , McMillan y Lawn,

2011)

En primer lugar se destacan las propuestas

de los alumnos que han asistido al programa

formativo:

- “Sería más agradable más días a la sema-

na”

- “Me gustaría ampliar más del empodera-

miento y apoyo mutuo”

- “Me gustaría que se hablara más de respe-

to y de responsabilidad”

“Saber más de la esperanza”

- “Conocer más de fortalezas y debilidades”

- “Más información sobre la recuperación”

Se añaden otras recomendaciones:

- Ofrecer formación a las personas usuarias

de los servicios de salud mental centrada en

el enfoque de la recuperación.

- Aumentar la duración del Programa Forma-

tivo para contribuir a un cambio significativo

para la persona que permita crear su propio

plan de recuperación personal.

- Coproducción de los contenidos y de la im-

partición con profesionales del recurso

(experiencia profesional) y usuarios

(expertos por experiencia).

- Creación de espacios de aprendizajes com-

partidos, intercambio de información y de

reflexión entre las personas que acuden al

recurso, profesionales y la familia

- Desarrollar la oportunidad de que la familia,

vecinos o amigos aprendan junto a la perso-

na (usuaria de los servicios de salud mental).

JOSÉ ÁNGEL CARRETERO – RED SOCIAL

(Para ver el vídeo pulse en la imagen)

José Ángel comparte con nosotros su itinera-

rio laboral que comienza como extra en la

película de Trueba “Sueño del mono loco” y

continúa con trabajos vinculados al ámbito

farmacéutico. El relato está cargado de ho-

nestidad y una gran dosis de sentido del hu-

mor. Nos detalla su paso por diferentes recur-

sos de rehabilitación y nos da las claves que,

según él, le han ayudado a mejorar su estado

anímico. Continúa su testimonio con un repa-

so por los diferentes grupos de amigos que

mantiene (del colegio, de la Universidad, de

los recursos), señalando la importancia que

ha tenido para él el encuentro con los inte-

grantes de los Grupos de Ayuda Mutua. El

final revela lo que ya se anticipaba en su na-

rrativa, a pesar de las dificultades nunca ha

perdido la inquietud por implicarse en nuevos

proyectos, su blog o su interés por la fotogra-

fía son buena muestra de ello. Todo un ejem-

plo de superación.

ANTONIO PACHECO – VIVIENDA

(Para ver el vídeo pulse en la imagen)

Antonio no lo ha tenido fácil. De su relato se

desprende el sufrimiento experimentado en

etapas anteriores. Las situaciones traumáti-

cas que ha tenido que enfrentar no han evita-

do que siga luchando. Este afán de resisten-

cia y el apoyo de los profesionales de los re-

cursos de atención a la salud mental han sido

determinantes para que transitara diferentes

tipos de vivienda (unidad de hospitalización,

minirresidencia, piso supervisado), hasta lle-

gar a un lugar donde se siente independiente

y realizado. Enfatiza la mejoría que ha su-

puesto el contar con la ayuda de un recurso

social que facilita una convivencia organizada

y gratificante, el apoyo de los compañeros del

piso y la sensación de seguridad que pro-

mueve el haberse librado de los altibajos de

etapas previas. Su relato, directo y honesto,

refuerza una idea de esperanza, tan necesa-

ria en nuestros tiempos.

.

Sumario

RICARDO RAMOS – ROLES PARENTALES

(Para ver el vídeo pulse en la imagen)

Todos quedamos impresionados cuando es-

cuchamos a Ricardo hablar de sus cuatro hi-

jas. Tuvo que adaptarse a su papel de padre

con sólo 18 años. Es un reto para el que ha

necesitado el apoyo de las personas que tenía

cerca, de su esposa en un inicio y, cuando las

cosas empezaron a torcerse (despido laboral,

estrés por la crianza, crisis…) el de los profe-

sionales de salud mental que promovieron los

recursos necesarios para un afrontamiento

exitoso. En la actualidad reside en un Piso Su-

pervisado y participa en diferentes grupos

orientados a la mejora de sus capacidades.

Destaca la pertinencia de los apoyos que reci-

be, su impacto positivo sobre la difícil tarea de

cuidado de sus hijas y la acertada retirada de

los mismos, que le permite tomar las riendas

de la situación. Un testimonio valiente que da

muestra de la necesaria interactividad del cui-

dado, si uno no se cuida no puede cuidar bien

del otro.

MARGARITA MAS – EMPLEO

Para ver el vídeo pulse en la imagen)

Margarita se muestra segura frente al micró-

fono. Su relato se centra en el proceso de

reconversión laboral que ha tenido que hacer

para adaptarse a un mundo tecnológico y

cómo, esa adaptación, conseguida con es-

fuerzo y apoyo de los profesionales de la

rehabilitación, ha dado sus frutos. En la ac-

tualidad trabaja en el proyecto Teatro Acce-

sible, que se orienta a facilitar el acceso a la

cultura a personas con discapacidad

(auditiva y visual). Margarita desprende una

calma que nos sobrecoge porque está car-

gada de pasión. Su empleo, además de faci-

litador por la flexibilidad que permite

(teletrabaja), resulta enriquecedor en lo per-

sonal y en lo técnico. Y de este proceso de

crecimiento individual y profesional surge un

interesante consejo: “suplir la discapacidad

por la metodología”. Sin duda, Margarita es

un modelo a seguir.

En aquel “A vuela pluma” del

XX aniversario de la AMRP

en 2011 avancé dos reflexio-

nes: en primer lugar, que ne-

cesitábamos una mayor

apertura a la participación de la gente joven

en las estructuras de la Asociación que ga-

rantizara el futuro de una organización con

una historia importante y un presente prome-

tedor y, en segundo lugar, que nos hacía en-

tonces “más falta que nunca mantenernos

como participantes activos de la Asociación,

de forma que pudiera continuar siendo la re-

presentante de nuestro colectivo y el interlo-

cutor con las diferentes Administraciones,

cumpliendo, a la vez, una función integradora

con otros colectivos del ámbito de la rehabili-

tación psicosocial”. Pues bien, puedo ahora

constatar que aquellos reflexiones expresa-

das a vuela pluma han ido cobrando forma

durante estos años.

Ricardo Guinea destaca en el blog dos ver-

tientes de la labor de la Asociación que de-

ben continuar hacia el futuro: la vertiente po-

lítica en defensa del modelo teórico de RPS

ante la incomprensión de muchos, ayudando a

la consolidación de diversos actores en la ges-

tión de los servicios, y la vertiente científica,

de indagación, formación y extensión de nues-

tro modelo que se ha desarrollado como un

servicio especialmente importante.

Para Manuel Desviat, que encuadra la labor

de la AMRP en el contexto de la reforma psi-

quiátrica, nadie puede dudar, 25 años des-

pués, de la eficiencia de la rehabilitación psi-

cosocial como uno de sus pilares fundamenta-

les. Advierte, sin embargo, de que “la reforma

psiquiátrica corre el riesgo de perder su esen-

cia comunitaria en la progresiva integración de

sus servicios en los complejos empresariales

técnico-hospitalarios y que la rehabilitación

psicosocial, por su lugar de encrucijada socio-

sanitaria, es quien puede resultar esencial pa-

ra sustentar la resistencia teórica y práctica

que apuntale la obra de todos por la continui-

dad y desarrollo de la salud mental colectiva o

quien puede convertirse en la piedra angular

cuyo desplazamiento precipite el derrumbe de

todo el edificio”.

Necesitamos apostar por la clarividencia en el

entender y la profundización crítica en el ac-

tuar de todos los cometidos de nuestra Aso-

ciación de cara al futuro inmediato. Los retos

son importantes pero siempre lo han sido y

estoy segura de que la AMRP seguirá afron-

Sumario

Entre el 5 y 8 de Julio de 2018, Madrid hospe-

dará el XIII Congreso Mundial de la Asociación

Mundial de Rehabilitación Psicosocial (WAPR),

organizado por FEARP (Federación Española

de Asociaciones de Rehabilitación Psicoso-

cial, www.fearp.org ) y Asociación Española de

Neuropsiquiatría (AEN, www.aen.es ).

El congreso especializado en tratamiento y

rehabilitación psicosocial de personas con en-

fermedad mental se centrará en actualización

exhaustiva de los aspectos científicos y sociales

del problema, centrándose especialmente en el

Modelo de Recuperación, y repasará aspectos

de actualidad respecto de implicaciones de la

perspectiva de derechos humanos y ciudadanía

en este campo.

tando los nuevos retos. En este sentido nun-

ca se acabará la tarea de superar los cami-

nos excluyentes y de compatibilizar constan-

temente diferentes puntos de vista tanto en la

clínica como en los dispositivos de rehabilita-

ción psicosocial y de acercar siempre nuestra

práctica a las historias biográficas de las per-

sonas con sufrimiento mental y, en menor

medida, a los modelos teóricos.

Termino con una reflexión “a vuela pluma”:

me preocupa la tendencia actual a una pérdi-

da significativa de la capacidad de escuchar.

Vivimos un momento de “sociedad ensimis-

mada”, las gentes no miran sino a sus móvi-

les, se pasa con frecuencia del mutismo ab-

soluto al griterío festejante, pero “el otro” no

está sino para un uso inmediato y objetal;

algunos médicos, por ejemplo, en sus con-

sultas, apenas escuchan al paciente y te-

clean interminablemente en su ordenador sin

casi ver ni escuchar a nadie, siguiendo un

protocolo técnico y recetando sin apenas per-

cibir con quién han tratado... Esta desolación

en el trato personal es preciso que siga sin

encontrar lugar en nuestra Asociación por-

que, si algo nos debe distinguir, es la convic-

ción de que no se puede integrar socialmente

objetos estigmatizados sino a personas con

ejercicio pleno de sus derechos como ciuda-

danos.

Sumario