Congreso Élites en La Edad Moderna

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CONGRESO SOBRE ÉLITES EN LA ERA MODERNA Alumno Licenciatura Humanidades. Fecha 28/10/2006. LA HISTORIA SOCIAL DE LA ADMINISTRACIÓN ESPAÑOLA El estudio de las instituciones se debe hacer desde una perspectiva social, política y económica. Además podemos comparar los estudios sobre el mismo tema porque, en la mayoría de las ocasiones, han seguido un recorrido similar, y porque para su elaboración se han utilizado fuentes como registros notariales o información militar. Por otra parte, los Consejos, las Audiencias y las Secretarías de Estado son los principales organismos que se han sometido a una rigurosa observación por parte de varios historiadores, en cuyas obras se puede observar el trabajo de precisión y el esfuerzo que conlleva establecer el dato. La significación correcta de las elites debe enfocarse desde el punto de vista de que su inclusión en la administración partía, en la Era Moderna, de ámbitos más amplios que el urbano. Por ejemplo, Madrid cuenta con una rica bibliografía de la periferia, así como ciertas ciudades andaluzas que disponen, asimismo, de amplias fuentes; en esta línea, los estudios más importantes se han desarrollado en Málaga, Jerez y la villa de Lucena (CO). También son importantes los estudios que no tienen una delimitación geográfica precisa, por ejemplo los estudios sobre la estructura de las oligarquías urbanas que han sido abordadas por la Universidad de Salamanca, o el interés por los colegios mayores de las universidades de Castilla y Bolonia. Un tema explícito es la relación de los poderes nobiliarios con la ejecución del poder político, un tema en el que los historiadores deben contrastar informaciones, valorar los trabajos recientes sobre los linajes nobiliarios y hacer uso de biografías colectivas enriquecidas por las biografías personales de la trayectoria política y social de la nobleza, teniendo en cuenta la posición del personaje en la red social. Con esto se busca la comparación en el espacio y el tiempo, sin 1

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CONGRESO SOBRE ÉLITES EN LA ERA MODERNA

Alumno Licenciatura Humanidades.Fecha 28/10/2006.

LA HISTORIA SOCIAL DE LA ADMINISTRACIÓN ESPAÑOLA

El estudio de las instituciones se debe hacer desde una perspectiva social, política y económica. Además podemos comparar los estudios sobre el mismo tema porque, en la mayoría de las ocasiones, han seguido un recorrido similar, y porque para su elaboración se han utilizado fuentes como registros notariales o información militar. Por otra parte, los Consejos, las Audiencias y las Secretarías de Estado son los principales organismos que se han sometido a una rigurosa observación por parte de varios historiadores, en cuyas obras se puede observar el trabajo de precisión y el esfuerzo que conlleva establecer el dato.

La significación correcta de las elites debe enfocarse desde el punto de vista de que su inclusión en la administración partía, en la Era Moderna, de ámbitos más amplios que el urbano. Por ejemplo, Madrid cuenta con una rica bibliografía de la periferia, así como ciertas ciudades andaluzas que disponen, asimismo, de amplias fuentes; en esta línea, los estudios más importantes se han desarrollado en Málaga, Jerez y la villa de Lucena (CO). También son importantes los estudios que no tienen una delimitación geográfica precisa, por ejemplo los estudios sobre la estructura de las oligarquías urbanas que han sido abordadas por la Universidad de Salamanca, o el interés por los colegios mayores de las universidades de Castilla y Bolonia.

Un tema explícito es la relación de los poderes nobiliarios con la ejecución del poder político, un tema en el que los historiadores deben contrastar informaciones, valorar los trabajos recientes sobre los linajes nobiliarios y hacer uso de biografías colectivas enriquecidas por las biografías personales de la trayectoria política y social de la nobleza, teniendo en cuenta la posición del personaje en la red social. Con esto se busca la comparación en el espacio y el tiempo, sin olvidar la vinculación con América. Por ejemplo, con el estudio de historiadores veteranos, se nos ha ofrecido una aproximación a las repercusiones de la nobleza en América. Asimismo debemos celebrar el conocimiento de los historiadores portugueses.

Es importante que un estudio social de la administración de las antiguas regiones no se quede en 1.808, sino extenderse hasta 1.834 debido a los cambios administrativos acaecidos en 1.812 aunque, evidentemente, la mayoría de las prosopografías de las administraciones procede del ámbito de la monarquía absoluta. También se pone de manifiesto que debemos conocer y valorar los administradores del Antiguo Régimen que habían encontrado su lugar en la nueva administración. Los historiadores que han abordado el poder, desde la perspectiva social, han alcanzado una densidad de aportaciones que exige un resumen de las mismas, porque no se trata sólo de los frutos de una investigación de archivo, sino de obras donde se estudia la estructura social de las élites.

LAS ÉLITES DE PODER EN LA ITALIA ESPAÑOLA

La experiencia que cada uno de nosotros trae de su trabajo de investigación confirma la impresión de que el mundo urbano era muy consciente de la restricción del ejercicio del poder o del gobierno. Para el estudio de estas elites nos encontramos con

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numerosos tipos de fuentes, por ejemplo los géneros literarios; en Nápoles hay un autor llamado Tomaso Costa cuya obra está compuesta de pequeñas novelas que retratan toda la arquitectura política de los distintos gobiernos napolitanos. También la iconografía desarrolla un papel claro, no solo las pinturas (grabados, cuadros) que tienen un poder de comunicación muy grande. Todos estos géneros de procedencia culta construyen un esquema simbólico donde la experiencia de un gobierno en un territorio es bastante clara, porque el problema no es otro que reconstruir el léxico político. Tenemos que dirigirnos también a un género de texto que viene a definir, aunque de manera seca, algunos de esos términos del siglo XV, por ejemplo el diccionario, que contiene definiciones de patrón, corte, cortesano, estado (no como entidad, sino como status social), oligarquía, que es el gobierno reducido a pocas personas, etc. Estas son las categorías a partir de las cuales podemos trabajar.

En realidad, la definición de la palabra oligarquía no es muy dinámica porque no indica el proceso de formación del grupo dirigente, lo que nos obliga a trabajar en otros campos semánticos y políticos, aunque podemos entenderla como la expresión de una identidad. Hoy sabemos que la imagen de cohesión biológica o social de la nobleza se va desvaneciendo porque presenta una estratificación interna muy articulada; en este sentido se puede utilizar la categoría de grupo dirigente, pero puede tener un segundo sentido, enfatizado en una especie de cadena amorosa compuesta de personas de distintos status sociales: consejeros, intermediarios y personas que garantizaban esa posición o permanencia en el poder.

En esta línea, el caso de Milán ha sido objeto de investigación así como el caso de las privanzas del siglo XVIII. Una elite puede manifestarse en la organización en facciones, la existencia de redes de solidaridad familiar y, de alguna manera, en la oportunidad de proveerse de las formas de comportamiento que puedan garantizar una posición en la administración a largo plazo, en el caso contrario pueden darse problemas, por ejemplo, en los años 60 del siglo XVI, cuando existió una red entre familias importantes de la periferia que sospechó que sería excluida de la administración. Este grupo tenía miedo de ser excluido, por lo que solo una continuidad en los cargos podría establecer la paz social. Por otro lado, todo lo relativo al censo italiano tiene algún interés desde que parte de Italia entrara a formar parte de la monarquía española, porque Italia tenía ya un gobierno urbano y de Estado cuya red funcionaba en forma de grupos familiares, aunque también esta documentado, tanto en la 2ª ½ del siglo XV como en el XVI, cómo funcionaba, en las grandes ciudades, la red de facciones.

Las condiciones que permitían a las elites y a los grupos de poder acceder a la administración eran manifestar su capacidad de acceder a los lugares de formación de las decisiones políticas, su posibilidad de utilizar y controlar recursos materiales (redes de comunicación, efectos financieros) y construir redes que se centraran en controlar la información capaces de manipular y construir informaciones falsas. Por ejemplo, Francisco Senatore ha investigado muy bien estos casos en Milán: la chancillería de Milán estaba especializada en construir informaciones falsas poniendo cartas en circuitos de comunicación para traer el engaño a sus enemigos. En resumen, las elites tenían que construir una imagen creíble para generar adeptos. Otro autor, llamado Kaiser, aborda el tema de cómo una elite ciudadana tiene acceso a la fuerza y puede utilizarla para resolver cuestiones en algunas coyunturas. El dominio del poder político se basa pues en utilizar la información sin estar obligado a obedecer ciegamente el marco de esas instancias jurídicas transgrediendo las leyes, debido a que las elites pueden hacerlo gracias al uso de métodos traídos de la guerra.

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¿Cómo funcionaban las elites en la Italia española? En primer lugar hay que tener en cuenta que hablamos de tres provincias italianas ocupadas en distintas épocas: Milán (1.535), Nápoles (1.503) y Sicília (también Cerdeña, que no la incluimos porque sus elites no responden a los mismos esquemas). Existen dos posibilidades de reconstrucción: una respecto al circuito de las elites del gobierno central y otra respecto a las de los territorios regionales. Respecto al primer grupo, también llamado gobierno de la República, es muy ilustrativa una carta que constituye una contestación de Juan de Vega a los ataques contra su gobierno que data del 15 de agosto de 1.556 en la que dice básicamente que una cosa es elaborar las leyes sobre cómo se ha de gobernar, y otra muy distinta lo es ejecutar el gobierno y la justicia.

Respecto a las elites territoriales, el ducado de Milán constituye un buen ejemplo porque era capital de provincia y, además, estaba dividido en ocho territorios o jurisdicciones. Cada una de estas elites ciudadanas controlaban los métodos de formación de elites políticas: en Milán estaba el concilio de decuriones, por ejemplo, compuesto de 789 decuriones procedentes de 293 familias. Del 39% de las familias procedía la mayoría de los decuriones, el 36% contribuía con dos y el 25% con entre cuatro y trece. Además, a diferencia de otras ciudades de Lombardía, tenían un cierto grado de cultura. Sin embargo, hay grupos mas cerrados todavía en el mismo ducado, por ejemplo en Pavía, donde las elites del gobierno proceden de tan solo 167 familias.

También tenemos documentación de mediados del siglo XVI acerca de cómo se produce un cierre oligárquico en Lombardía, pero a menor escala, ya que hay grupos de antigua nobleza que se alternan con grupos de nuevos nobles de origen mercantil, que vienen a gestionar el gobierno de una manera distinta. Esto contrasta con las regiones del sur, donde las elites están formadas mayoritariamente por nobles feudales y ha habido una menor renovación. En Lombardía es especialmente interesante la formación, en la 2ª ½ del XVI, de una elite de gobierno que no es la nobleza del patriarcado urbano, sino rural. Lombardía tiene un mapa dividido en ocho provincias que tienen, cada cual, gran numero de pueblos o aldeas en su interior.

Pero ¿Qué pasa en 1.542? pues que se hace un nuevo censo fiscal; el gobierno central obliga a todos los territorios a hacer nuevos censos, no solo de las propiedades, sino también de la riqueza inmobiliaria que producen los mercaderes para tasarla, lo que consideraron un oprobio, resistiéndose mas de cuarenta años al censo. En todos estos años, en todas las aldeas y pueblos de Milán, las elites rurales se organizaron porque querían que cada región elaborara sus propios censos fiscales a través de sus propios gobiernos, reivindicando que todas las fiscalías fueran administradas por ellos mismos, no por la diputación del condado. Esta forma de autogobierno fiscal consiguió que por cada territorio de provincia se organizara un grupo elitista, compuesto por familias importantes que años después se convirtieron en notarios, pequeños mercaderes o campesinos.

Pero el ducado de Milán tiene otra peculiaridad, y es que esta compuesto por ocho ciudades, pero también en la parte norte por una serie de pueblos en los que hay grupos de familias que permanecen en el poder generación tras generación, o sea: una elite urbana, una elite rural y también una elite de las montañas, aunque también existe una elite eclesiástica igualmente importante para nosotros. Milán tenía la más grande diócesis de Europa y es interesante ver como se formó el interior de la diócesis de esta ciudad, compuesta de seis más una. Vemos que no es solo una red urbana, sino que se organiza también fuera del territorio de las ciudades, y no solo una red ordinaria de la Inquisición, ya que funciona como una verdadera elite que promueve la ortodoxia de culto a través de un mecanismo basado en entre 26 y 72 familias.

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Por ultimo, el estado de Milán también poseyó una elite que podemos considerar feudal titulada, lo que pasa es que, desde ½ del siglo XVI, hay una actuación del duque que prácticamente quita jurisdicciones. La capacidad de manipular la jurisdicción ha sido un arma de las elites por lo que, privados de grandes poderes jurisdiccionales, la nobleza feudal se convierte en una elite condenada únicamente a disfrutar de sus posesiones territoriales. También vamos a ver que, hacia 1.532, en las 234 aldeas del condado de Cremona, no hay un solo noble que tenga bajo su cargo mas de 15 aldeas. Esta articulación de cinco segmentos elitistas la vamos a comprobar en parte de la Italia española.

En Nápoles no encontramos una elite rural ni eclesiástica tan articulada como la de Milán porque estaba compuesta por unas diócesis muy fragmentadas: en las doce provincias del reino de Nápoles había unas 142 micro diócesis, y algunas estaban endeudadas: una consecuencia de las reformas administrativas de la Iglesia, que quería que hubiera una macro diócesis en el norte y varias micro diócesis en el sur. Sin embargo, el grupo más interesante de las elites de poder de Nápoles son las elites ciudadanas, que se insertan en un marco contextual urbano. Este grupo presenta una anomalía curiosa de norte a sur de Italia, y es que en cada ciudad del norte tenemos un mecanismo institucional formado por un consejo compuesto de entre 100 y 160 consejeros y un conjunto mas reducido que es el poder ejecutivo. Sin embargo, en Nápoles, capital desde el siglo XIV, no existe ese consejo, o sea, en ningún momento las familias constituyen el consejo del Ayuntamiento, sino el Tribunal de San Lorenzo, formado por tan solo seis miembros.

Además, el patriarcado urbano tenía que distribuirse en cinco grupos, cada grupo tenía un representante y había uno que representaba la facción popular. Con el reinado de Don Pedro de Toledo, se consiguió una política, a partir de 1.548, a través de la cual todas las decisiones tomadas eran eficaces solo si entre los votos que concurrían a una determinada ley estaba presente el voto del representante popular que, por lo tanto, tenía el poder de veto, lo que alimentaba una pugna entre el rey y el patriarcado urbano. Piero Vature reconstruye las elites populares de la capital y, a través de su trabajo, se ve muy bien que éstas estuvieron compuestas por grandes mercaderes, escribanos, o doctores en derecho: los miembros plenamente populares eran muy pocos, mientras que los gremios no tenían mucha capacidad de decisión y no interpretaban un papel muy importante.

Sin embargo, es interesante ver cómo el segmento popular controlaba recursos importantes del poder: controlaba, por ejemplo, la dirección de los grandes hospitales ciudadanos, centros raros en Italia. Esta elite popular casi nunca superaba las 15 familias, que por más de tres siglos han controlado el mecanismo de ascenso de la facción popular en el Ayuntamiento.

Por ultimo, lo que va a pasar en Sicília es que se repite este esquema de cinco grupos elitistas, aunque su caso es un poco más complicado porque la elite rural prácticamente no existe. En Sicília no hay un sistema de grupos cerrados, sino que hay grupos numerosos de familias que pueden concurrir a cargos públicos. Además el numero de jurisdicciones también era ocho. Respecto a la Inquisición, es una Inquisición no solo ordinaria, sino también una organización que construye una red de familias mayor que en el estado de Milán. Realmente, estos tópicos de las elites pueden ser una buena oportunidad para extender el análisis y construir un ámbito de estudio más rico.

LAS ÉLITES MORISCAS EN LA ESPAÑA MODERNA

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La sociedad morisca no es una sociedad homogénea, entre otras cosas porque existen unas elites por encima de las posibilidades de una gran mayoría de la población. La existencia de estas elites moriscas se ha desarrollado especialmente dentro del ámbito granadino, cuyo tema ha sido ampliamente tratado por los historiadores. Sin embargo, antes de avanzar un poco mas, habría que responder a si existieron realmente estas elites dentro del mundo morisco. La respuesta es que sí, de hecho todos admitimos su existencia y empleamos esta palabra desde hace unos años para definirla. En contraste, las situaciones de los moriscos son muy distintas porque en algunos casos son sociedades minoritarias que conviven con una sociedad mayoritariamente cristiana desde hace siglos.

El caso de Granada es distinto porque entre 1.492 y 1.502 se produce un cambio en el que una sociedad mayoritariamente musulmana pasa a ser una sociedad mayoritariamente cristiana, por lo que a veces encontramos casos de familias de una cultura dispar pero a la vez profunda, con matices muy dispares, procedentes de ambas culturas. Entre las elites de poder, principalmente encontramos mercaderes, pero en el caso granadino hallamos una situación más compleja por la existencia de familias de mucho prestigio en el ámbito árabe, con gran peso dentro de la sociedad morisca. Hay que entender que no se trata de una sociedad decapitada a pesar de los intentos de las autoridades cristianas, especialmente en el reinado de los Reyes Católicos, de acabar con su cultura.

Muchas personas se marcharon entonces del reino otrora esplendoroso de Granada, pero quedaron suficientes familias para dar cuerpo a una sociedad completa, compuesta también de grupos de poder. Hasta hoy se esta subrayando el carácter de complejidad de la sociedad morisca, en especial de esos grupos de elite, que últimamente se nos muestra como una sociedad integrada en la sociedad cristiana, aunque hay que decir que la integración de las elites fue mucho mas fácil que la integración del pueblo raso, aunque los cristianos no olvidaron del todo las raíces de ciertos miembros de las elites moriscas, a menudo activas en el ejercicio del poder, acaparando los mercaderes pudientes varios cargos en las aljamas. Éstos gozaban de prestigio entre las comunidades locales y solían imponerse a través de la clientela, haciendo que los miembros de la comunidad dependiesen de ellos. Este papel mediador fue asumido a lo largo de décadas cuando se trataba de negociar a raíz de las medidas que tomaban los cristianos para reforzar las medidas de control de la sociedad morisca o reforzar la fiscalidad.

Lo que también caracteriza a estas gentes es la movilidad geográfica debido a su carácter mercantil, sobretodo esta circulación se hace más palpable entre Huesca, Zaragoza y Valencia. En Aragón encontramos lo mismo que en Valencia y Granada. Respecto a las prácticas como las alianzas matrimoniales existieron, pero son escasas si las comparamos con las del mundo cristiano, donde era más común. Lo que sí parece importante es el descenso social de las elites ya que, en 1.610, la mayor parte de esas familias están arruinadas.

LA INFORMÁTICA Y LAS FUENTES

La relación de la informática con la Historia es probable porque podemos hablar de ella como un nuevo instrumento. Por lo tanto, en el discurso de la Historia y las ciencias auxiliares de la Historia, debemos incluirla porque su complejidad puede conllevar cambios en el modo de investigar de los historiadores. La manera de relacionarse del historiador con la informática puede ser variada: puede haber una

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relación respecto a la didáctica, respecto al tratamiento de las fuentes, pero también respecto a la elaboración de respuestas históricas.

Pero hay que hacer una advertencia seria: la informática tiene una dinámica comercial, por lo que hoy en día utilizamos productos informáticos que, realmente, no han sido diseñados para los historiadores en concreto sino para el gran público. La Historia, a lo largo del siglo XX, ha recibido las influencias de otras ciencias sociales como la antropología o la lingüística, aportándole una pluralidad metodológica; y lo que tenemos como resultado es una especialización que conlleva a una fragmentación histórica, por lo que no es una tarea sencilla actuar en este panorama con el ordenador.

Anteriormente, se disponía de medios informáticos primitivos, por lo que únicamente ha sido de provecho en los últimos años. El uso de los editores de texto ha provocado, además, el impulso del trabajo en equipo contribuyendo a la unificación de criterios, haciendo más fácil compartir experiencias. Pero un aspecto quizás mas importante es la base de datos, que esconde una complejidad para adaptarse a las Humanidades que aun no se ha resuelto. Otra cuestión es si la inclusión de datos en bases de datos aporta cambios en una investigación histórica. Coger una cantidad de datos notariales o de los Ayuntamientos es importante para hacer la prosopografía de un grupo social o para estudiar su economía, pero la experiencia mas dura es la cuestión de los protocolos notariales.

LAS FUENTES

Una nueva fuente para el estudio de los arrendadores o financieros desde ½ del siglo XV hasta finales del XVI es la información de los abonos de la Hacienda de Simancas. Es una documentación en la que los arrendadores muestran a Hacienda sus bienes y los fiadores que les respaldan en sus actuaciones económicas. Lo más importante de esta información de abonos son los interrogatorios; el primero data de 1.466 y consta de cuatro preguntas: si el arrendador conoce al fiador y donde vive, qué bienes tiene el arrendador, si tiene hipotecas y si tiene sus bienes fiscalizados. Posteriormente, hay un segundo interrogatorio que ya contiene 16 preguntas, recabando información sobre los arrendadores, fiadores, testigos abonados de los fiadores; lo que vale para estudiar no solo los arrendadores sino también las famosas compañías de Indias, que no se sabe si existieron realmente. Esta información es importante para toda la Corona de Castilla: para saber quien detentaba el poder económico hasta ½ del siglo XVI.

LA INFORMÁTICA COMO HERRAMIENTA PARA EL HISTORIADOR

En los años 70, un hecho importante fue que se desarrolló un lenguaje informático llamado clío muy alineado con las ciencias matemáticas. Fue una de las novedades más interesantes pero se agotó porque, en los 90, el instituto que lo originó fue cesado. Cuando se democratizaron los precios, entre las décadas 70 y 80, de los ordenadores, la idea de agrupar informativamente los grupos sociales, llevaron a que hubiera una serie de iniciativas para utilizar la potencia de los ordenadores y reconstruir un corpus informático parecido al que utilizan los filólogos clásicos.

En este contexto, un profesor de la Universidad de la Sorbona comenzó a utilizar bases de datos para la Edad Media aplicando la informática a la elaboración de prosopografías, tras lo cual se puso en marcha una asociación que se llamó History & Computing (1.985) que se propuso analizar la informática como herramienta auxiliar para las ciencias históricas. A mediados de los años 80 existió un gran optimismo, pero

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hoy en día el escepticismo es bastante grande porque a pesar de haber normalizado la recogida de datos, no podemos relacionar esta información, es decir, que la estadística no suele realizarse en las Facultades de Historia. La informática es necesaria e imprescindible, pero hay que tener cuidado porque en primer lugar hay que ser historiador y, en segundo lugar, utilizar la informática, no al contrario.

PRESENTACIÓN DEL PROYECTO DE INVESTIGACIÓN ÉLITES ANDALUZAS

Existen parentescos encubiertos que se nos escapan porque son muy difíciles de identificar porque si los casamientos se producen entre parientes superiores al cuarto grado no se necesitaba dispensa, aunque hay otras razones. Por tanto, en el proyecto genealógico se ha llegado a la conclusión de que seria interesante que todas las investigaciones particulares se conecten a través de un enorme conjunto de datos genealógicos depurados a nivel nacional regional, comarcal y local. Se trata de recopilar toda la información genealógica de todos los grabados, impresos, escritos que se hayan vaciado y volcado en soporte informático, de modo que, cuando se tenga una carga suficiente, este trabajo vaya inmediatamente al público gratuitamente.

Así se podrá localizar genealógicamente y económicamente a una persona determinada en su contexto social, económico o cultural, en un intento de romper con la discontinuidad de los trabajos aislados. Lo importante es que se parte de un esquema biográfico en función de los registros de los archivos, a partir de l cual realiza un esbozo sobre personas concretas y su relación con el linaje. El diseño que se propone utiliza tres campos para realizar ciertas operaciones matemáticas. El primer campo es el campo de signo, en el que se pueden realizar ciertas consultas; el segundo es el campo numérico, en el que podemos calcular, por ejemplo, el número o la media de hijos, y el tercero es el campo del texto, que es el más complejo porque requiere cierta manipulación para que sea útil a nuestros propósitos. Lo bueno de los programas genealógicos es que ya tienen un sistema que permite que los datos introducidos sean exportables a las páginas web y a otros programas informáticos.

LA ARISTOCRACIA GRANADINA Y EL CONCEPTO DE COMUNIDAD

Se va a comenzar con algunas consideraciones generales. En el siglo XVII es cuando se da el surgimiento de una nueva elite como baluarte de la realeza absoluta, una aristocracia protegida por los mayorazgos en Inglaterra, Francia y España, aunque, en la reconstrucción del dominio nobiliario, los ciudadanos nuevos adquieren mucha importancia, esos ciudadanos que salen de los colegios jesuitas. El siglo XVII también es un periodo de integración, un periodo en el que existe una oligarquía que puede depender de los favores de la corte y jefes del feudalismo, pero el problema no es saber la relación entre elites, sino conocer la relación de las elites y los súbditos, los cuales estaban obligados a pagar impuestos en un nuevo marco fiscal derivado del aumento de gastos militares y la integración fiscal de las provincias, lo que plantea nuevas pruebas de la posibilidad de que las elites obligaran al pueblo a pagar esos impuestos.

La autoridad de las elites depende de la riqueza, pero también tiene que ver con la moralidad, por ejemplo, respecto a la conformidad con las costumbres del pueblo o su generosidad para con quien depende de ellos. La genealogía que tenemos es una muestra del andamiaje sobre el que se han intentado edificar varias impresiones sobre Granada. La cuestión es si la reconstrucción de las genealogías sea útil o no. Cambiando

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de tema, un concepto que funciona durante la Edad Moderna es el concepto de ciudadano de una comunidad; que son los artesanos, los nobles, los campesinos.

Por lo tanto, destacamos la importancia del ciudadano. Hablamos de gente poderosa y con dinero que ponía énfasis en los ciudadanos, a los que se dirigía en actos de magnificencia pública, evergetismo o en obras útiles para la sociedad. Podemos decir que esta actitud no ha cambiado casi nada hasta el siglo XIX, cuando Joaquín Costa habla del caciquismo, que relaciona con la mala gestión del gobierno en la comarcas del sur de España durante la Restauración. Granada, en el siglo XVI, es una ciudad nueva con una clase dirigente nueva, en palabras de personas de la época “Granada es una ciudad de doblón mas que de blasón”. Diego de Mendoza, en su tratado sobre las guerras de las Alpujarras, habla de las elites de Granada como unas elites demasiados jóvenes que ponían en peligro a la ciudad, ya de por si inestable por la imposición de impuestos destinados a sufragar los gastos del Estado hacia 1.610, y explicar la conspiración contra el marqués de Mondéjar, su sobrino.

En la época entre la caída del marqués de Mondéjar y 1.739, cuando se exige la nobleza como requisito para acceder a los cargos del Ayuntamiento, la reputación de Granada es la una ciudad rebelde, y parece el periodo de decisión entre una forma de poder y otra distinta. Dos nombres conocidos para la historia de Granada es el de Mateo Diezma, la espina clavada en la garganta del conde de Olivares. Otro es el de Don Luis de Paz, que supo apaciguar los disturbios de la ciudad entre 1.648 y 1.652 derivados del malestar entre los pobres debido al impuesto fiscal y al periodo de hambruna, aunque también se intuye un problema de bandos. Además, pudo haber una venganza del conde de Olivares contra los que le habían alejado del poder que también pudo haber avivado el malestar.

Esto es una especie de historia política que podría entroncar con el estado de la sociedad en aquel momento; ¿era una sociedad de clanes, patronos y clientelas? Alorcón forma parte de una de estas familias, un clan magnífico que se extendió desde La Rioja hasta Granada, pasando por pueblos como Archidona y Antequera. Un tópico de los clanes es el casamiento entre primos para evitar la dispersión de la herencia pero, según sabemos, no parece haber sido utilizado con tanta frecuencia como en otros lugares en Granada. Quizás Granada se asemeja mas al modelo florentino que al modelo veneciano en este punto. El casamiento entre primos se daba sobretodo entre pobres, ámbito en que también se buscaba el ingreso en la Iglesia o el Ejército para obtener un puesto de burócrata.

Volviendo a la genealogía, buscar el favor de la corte suponía contar con la aprobación de los colegas de Ayuntamiento, aprobación con la que no contó Barahona Zapata, que se distinguió como servidor del conde de Olivares. Pero su caso es especial porque obtuvo una recompensa por obrar de esta manera, concretamente obtuvo un hábito del orden militar de Calatrava. La estabilidad política de Granada dependía de la tranquilidad del pueblo. Por lo tanto, lo peor que podía hacer la monarquía era dispensar favores a gente como Barahona Zapata. Otro gran particular de Olivares era Álvarez de Borges, pero lo importante es que opositores y partidarios querían evitar los bandos y la división de la población por ideología. Los disturbios tuvieron lugar entre la clase media, sobretodo artesanos y ganaderos del barrio de San Ildefonso. Por otra parte, si indagamos un poco, vemos que los linajes regionales poseían una economía basada en el comercio de la seda, el comercio ganadero y otras cuestiones como la practica del notariado.

LAS ÉLITES RURALES DE LA ESPAÑA CANTÁBRICA Y ATLÁNTICA

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Antes que nada, hay que decir que las elites son normalmente urbanas porque elite implica a una minoría que detenta poder, riqueza y cultura, y generalmente estos grupos residen en las ciudades y los trabajos realizados así lo acreditan. Sin embargo, en el caso de la España cantábrica, las elites son también rurales porque, en el Antiguo Régimen, Cantabria era un mundo casi sin ciudades. Otra cuestión que se trata de un mundo en el que no hay una elite de labradores fuertes como pudo haber en Andalucía; se trata de un dominio de la pequeña explotación, de propiedades arrendadas o forales pero en general compuesto mayoritariamente de pequeños o medianos campesinos.

El hecho de que las diferencias no sean muy grandes dentro de una zona campesina provincial o que las comunidades tuvieran mucha fortaleza en parte es debido a que, si las zonas de cultivo se basaban en pequeñas propiedades, las zonas comunales eran muy extensas. La proporción de las tierras cultivadas frente a las comunales, no cultivadas, fue de entre un 10 y un 20 %. Otra cuestión que conviene señalar es que en este mundo rural tan poco jerárquico es diferente en lo relativo a las clases gobernantes porque hay unas formas de ejercicio de poder opacas e informales, aunque existan instituciones que representen el poder real, a la corona, que repartan el territorio, señores jurisdiccionales que designen a los oficiales, curas. El ejercicio del poder en el mundo rural es mas complicado que en el mundo urbano. Un cura podía tener mucho poder practico, aunque legalmente no contara más que cualquiera. Otro aspecto es que este mundo rural tiene una cierta homogeneidad económica y social.

Otras cuestiones se refieren al ámbito político: en todas partes hay Juntas, pero ni su poder ni la forma de participar en ellas es igual. Si se compara con la postura foral del País Vasco con Galicia, por ejemplo observamos notables diferencias. Por ejemplo, en algunas zonas de Galicia los curas forman parte de la elite rural, es decir, que una gran parte de los curas del sur tenia unos ingresos comparables a un pequeño hidalgo con mayorazgo, mientras que en Vizcaya, Asturias y País Vasco, la posición del clero rural es débil. Son diferencias sociales que conviene tener en cuenta. Las elites rurales están formadas por la nobleza provincial, a la que hay que sumar curas, párrocos e instituciones rurales como los monasterios, y hay que tener en cuenta de que se trata de una nobleza a la vez rural y urbana, aunque es cada vez mas urbana conforme se va enriqueciendo, lo que influye en su participación política, local, provincial y cortesana, así como en la cultura de grupo.

A pesar de lo que hemos dicho, perfilar las características de esta nobleza provincial es complejo porque es un grupo en el que siempre hubo divisiones internas. Esta nobleza provincial de ámbito rural y urbano se consolida fundamentalmente en la época moderna, entre los siglos XVI y XVII gracias a la presencia de una cierta movilidad en la sociedad. La conformación de esta elite se llevó a cabo a partir de grupos heterogéneos; por ejemplo, escribanos, curas, mercaderes o gente que desempeñó cargos públicos. Esto nos lleva a otra cuestión y es por medio de qué mecanismos familias sin miembros ennoblecidos llegaron a ser aceptadas por la sociedad como tales o recibieron hábitos de las órdenes militares.

Es un proceso mal conocido, pero hoy sabemos que requería dos o tres generaciones, independientemente de la fortuna familiar. Hay casos en Galicia de determinados curas que vistieron el hábito de Santiago por voluntad del conde de Lemos. Un proceso importante para explicar cómo la pequeña nobleza se va enriqueciendo en el curso del tiempo es el proceso de agregación de casas, notable entre la 2ª ½ del siglo XVI y el XVII. En todo caso, de cierto modo la nobleza reproduce lo que pasa con la gran nobleza lo que tiene su aspecto paradójico, porque la fundamentación de vínculos pretendía perpetuar el linaje unido a un apellido, a una casa y a un escudo de armas. Es un proceso a veces espectacular que dio origen a una

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situación de grandes fortunas en cierto modo extrañas; por ejemplo, hubo títulos nobiliarios menores que recibían en herencia títulos superiores a los de origen por falta de herederos. Este enriquecimiento es lo que permite que muchas familias se trasladen al mundo urbano y lleven una vida superior a la que podrían haber llevado sus antepasados.

El triunfo de esta nobleza provincial se pone de manifiesto en la construcción de grandes mansiones rurales en Asturias, País Vasco y Galicia. Cuando se trata de aquellas mansiones mas lujosas, se trata de familias de origen rural que ya se han insertado en el mundo urbano entorno a Santiago, Orense, u otras ciudades norteñas, por lo tanto es una cultura estrechamente relacionada con un mundo urbano. Por ejemplo, los arquitectos que trazan muchas de estas construcciones trabajaban también para los canónigos.

Lo que se conoce mal es la forma de vida que se llevaba en estas mansiones rurales, aunque Jovellanos, en sus diarios, dejó una imagen optimista de ella. Además de estos diarios, se ha utilizado también la literatura para estudiar la vida palaciega porque es abundante, por ejemplo, Valle-Inclán ha escrito sobre ella, pero la pregunta es si la literatura se asemeja o no a la vida cultural de los casones. Conviene recordar que la literatura sobre el mundo palaciego, al menos en el caso de Galicia, se escribe en un momento en que estas formas de vida entran en declive, sobre el siglo XIX. Por lo tanto, la vida palaciega se conoce mal y no estamos en posición de afirmar si la imagen literaria se corresponde o no con la realidad.

FAMILIA, MATRIMONIO Y REDES DE PODER ENTRE LA ÉLITE SOCIAL GADITANA ENTRE LOS SIGLOS XVII Y XVIII

La idea es plantear, entorno a las alianzas matrimoniales, una serie de interrogantes acerca de cómo se forman, qué problemas suscitan y cómo se comportan los individuos ante estas situaciones en Cádiz de la Era Moderna. Las dos grandes redes mercantiles en ese periodo son precisamente Cádiz y Barcelona. Aunque es cierto que los cargos estaban reservados a hombres, es de suponer que las mujeres detentaban la misma riqueza e incluso la misma influencia que sus familiares masculinos, a pesar de un posible sesgo de tipo sexista siempre presente.

Si para el historiador social la identidad deriva de una clase social, el concepto de identidad que hoy se maneja, la identidad elitista, se inserta en una imagen de riqueza, poder y permanencia en la administración. Desde esta perspectiva, la pluralidad que caracteriza a las elites se va desplazando por el individuo y su experiencia como medio para comprender el entorno de relaciones en que se mueve. Asimismo, cobran relevancia los datos cualitativos como los textos memorialísticos, biográficos y autobiográficos. El historiador social sabe que resulta imposible estudiar una elite sin caracterizar su movilidad.

Por ejemplo, el estudio del matrimonio como proceso de consolidación social es adecuado para aplicar esta nueva perspectiva. Frente a una visión antropológica de la mujer reducida a su papel en el matrimonio, se pretende hacer una descripción de esta institución, el matrimonio, como lugar de encuentro entre una serie de estrategias o actuaciones relativas a la estructuración social. Los Barrios de la Rosa es una familia estrechamente unida y ha sido uno de los objetos de estudio de la ponente y es un grupo minoritario que forma parte de la elite social gaditana de la Era Moderna, donde el objetivo de perdurar en el poder y de proyección social iban vinculados a la consecución de una posición ventajosa respecto a las colonias de América. La ciudad se configura en esta época como un campo de actividad y posibilidades múltiples de enriquecimiento y

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ascenso social quizás más simbolista que efectivo, pero si era sede de negocios de todo tipo que propiciaron la llegada de grupos foráneos atraídos por la economía floreciente.

Esta elite de negocios estuvo constituida por un grupo económico activo que no descarta en ocasiones el disfrute de cargos en las instituciones que controlaban el comercio con América, cosa que a menudo se conseguía. Por ejemplo, se articula entorno a la red comercial Zacarías Montoquia. Las alianzas matrimoniales, en este contexto, se presentan como fundamentales. Palomo Fernández destaca que era una manera informal de los comerciantes para introducirse en los negocios y carreras comerciales. En esta dinámica de contratación del matrimonio, se han tomado ejemplos de familias gaditanas para explicar una visión global de estas estrategias. La intención es comparar la trayectoria cruzada de los individuos con su proyecto de consolidarse en un lugar preeminente dentro de un grupo más amplio que el familiar. Aquellos que querían hacer fortuna tenían el matrimonio como un elemento importante, por ejemplo, para los extranjeros contraer matrimonio con una esposa del lugar era una condición fundamental para la inclusión en la carrera de Indias.

Según Palomo Fernández, se imprime en las familias de Cádiz unas características especiales: los matrimonios secretos, la diferencia de edad entre los cónyuges y los lazos familiares frecuentes entre las parejas. Para la comprensión de cómo se utilizaban los enlaces matrimoniales y cómo operan en la consolidación en el poder, hay que acudir a los individuos concretos e insertarlos dentro de la sociedad que se pretende comprender. En este aspecto, es importante el enlace entre Francisco Sánchez de Madrid y Antonia Lorenzo Gilis, de cuyo estudio surgen cuestiones interesantes.

Este matrimonio data de ½ del siglo XVIII, él contaba con 23 años y ella con 19 y tenían cierta prisa por casarse porque el padre de la novia no se encontraba en la ciudad. El padre, al saber de la situación, impide la boda, de modo que el novio acude a un vicario para obtener una licencia para casarse. Estamos ante una pareja pertenecientes a dos familias que participaron en la carrera de Indias. Francisco y su hermano constan en el catastro de Ensenada en niveles altos del comercio con Indias, y son hijos del marqués de casa Madrid. Cuando Francisco va a contraer matrimonio, no tiene bienes, en contraste con su futura esposa, que tiene una dote de 50 mil pesos, por lo que su padre se opone a la boda. Aun así, Francisco no esta en una situación que casa Madrid considere ventajosa, por lo tanto ni la familia de él ni la de ella consideraban la unión entre ambos algo ventajoso.

El procedimiento habitual en estos casos de conflicto se abría con la pedida de una licencia para casarse a un provisor exponiendo las razones de la oposición de los progenitores. Se la novia se sentía presionada en sus decisiones, se disponía una llamada exploración de voluntades, un proceso en el que se le aislaba en una casa para consultarle acerca de su voluntad, si la respuesta era afirmativa, el vicario casaba instantáneamente a los novios. En estos casos, la jurisdicción eclesiástica era la autoridad moderadora. Lo que ocurrió en este caso es que ella se negó, no obstante, tras una exploración de voluntades, ella consigue celebrar su boda y cobrar su dote.

Otro caso en parecido en Cádiz es también un matrimonio secreto, esta vez entre Maria Amil y Julinet, de ascendencia portuguesa gallega, y Juan Antonio Gurtija, procedente de Bilbao. La historia de este ultimo es la historia de un hombre sin recursos que llega a Cádiz con la edad de doce años para probar fortuna como comerciante, solo que, al pedir la mano de Maria, se encuentra con que su padre se niega, aduciendo que no posee rentas suficientes, por lo que los jóvenes ponen en funcionamiento el mismo mecanismo para casarse, el del matrimonio secreto. En este proceso, el novio dice que debido al roce con María, ya habían celebrado esponsales, y alega que el padre le había

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negado la mano de su hija por mero capricho. Respecto a la novia, opinaba que no había otro remedio que el casamiento.

Aunque María era fiel a Juan Antonio, cuando llega el canónigo a su casa para casarle se niega, aduciendo que no tenía noticias de que el novio no tuviera conveniencias. En contraste, al día siguiente, y tras ser explorada su voluntad, admite que sí es su voluntad casarse, y se casa. El primer desencuentro entre ambos y el padre de la novia, Bartolomé Amil, adquiere significación si lo relacionamos con su propio caso. En 1.623, cuando éste se casa con su cónyuge, advertimos que sus bienes de dote no constituían una gran fortuna, pero que, tras unos años, sus relaciones comerciales con otros componentes del comercio gaditano son variadas: tiene relación con Domingo López carvajal, de Galicia, con Antonio Ramírez Ortuño, del Puerto de Santa María, o con Bartolomé Pinto de Rivera. Asimismo en su albacea constan personas importantes de la sociedad gaditana pero, más allá de los resultados económicos, vemos que su matrimonio le había consolidado en una posición ventajosa. Por otro lado, el matrimonio de sus hijos e hijas fueron ventajosos, excepto el de María. Su yerno dice que le niega su mano por capricho, pero es obvio que debe haber normalizado el conflicto y haber apaciguado la relación entre ambos porque, apenas dos años después del casamiento, el novio ha consolidado su posición dentro de la familia, de modo que pasa largas temporadas en Buenos Aires con su cuñado Francisco gestionando los negocios familiares. Además, su mujer consigue cobrar su dote.

El matrimonio de María, que al principio parece ir en contra de los deseos de su padre, acaba prometiendo y su marido acaba siendo asociado a los buenos negocios de su suegro. Este tipo de cosas llevan a reflexiones en el sentido de analizar el matrimonio como estrategia de los jóvenes más que una practica adoptada por la familia o los patriarcas de la familia, pero no hay que contraponer matrimonio por conveniencia y matrimonio por amor porque puede existir un matrimonio por amor y conveniencia.

EL ESTADO DE LA CUESTIÓN DE LAS ÉLITES MODERNAS

Al respecto de la cultura de las elites, el concepto de ente es discutible porque ¿Quién elige las elites; las propias elites, la opinión de los coetáneos de la época, o es un artefacto creado por los historiadores? Importante papel interpretan en estas cuestiones las variables riqueza, prestigio y poder. Respecto al concepto de riqueza, ¿hasta que punto la condición de elites hay que medirla por las exenciones fiscales, por ejemplo? Por otro lado, el prestigio es enormemente subjetivo y esta sujeto a la imagen publica. La tercera variable, poder, también es en si misma una variable relativa que nos lleva a otras cuestiones: el problema del mercenazgo y la acumulación de poder. Por ejemplo, ¿los intelectuales adscritos a la sobreprotección de Godoy son elites?

En conclusión, respecto al concepto de elites, el problema es que cada vez es más difícil hallar las condiciones que nos permitan hablar de elites, por lo que quizás sea conveniente primar interpretaciones subjetivas. La segunda cuestión nos lleva al concepto de cultura de elites, porque los esquemas historiográficos de la cultura han desarbolado las estructuras tradicionales de estudio; la primera evidencia de esto es que hemos de hablar de pluralidad de culturas, es decir, que ya no basta la variable clase social, cultura nobiliaria, burguesa o popular, sino que hemos de introducir nuevas variables de edad, genero, nacionalidad o religión.

Una cuestión que también parece clara es que existe una cultura mediática, lo que significa que el término opinión pública se pueda aplicar ya en el Antiguo Régimen, así como también el término difusión cultural, que también esta funcionando en la Edad Moderna. Otra crisis que ha surgido es la crisis del cuantitativismo. Algo que también se

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pone de manifiesto es que, en las elites de la Era Moderna, hay una extraordinaria movilidad social en base a tres razones: el mérito, el crecimiento del Estado absoluto y el dinero. En primer lugar cuando se estudian las elites se pone de manifiesto que el merito es un gran elemento que impulsa el ingreso en estos grupos. En segundo lugar, el crecimiento de los territorios requiere más agentes en la corte, lo que provoca una movilidad social sobretodo en la administración, pero también en la corte.

En esta línea, el rey concede mercedes, es decir, la gracia como atributo es lo único que no puede delegar el monarca. Aunque haya mercedes que se compren, se hacen los oficios para las personas y no las personas para los oficios. Quien tiene dinero puede avanzar dentro de una elite y quien no tiene no puede acceder a ella, por tanto el dinero afecta a la posición de las personas, aunque estén consolidadas en una situación ventajosa. Esta movilidad social tiene que romper con las viejas concepciones sociales corporativas o estamentales.

Los que primero introdujeron el concepto de elites fueron sociólogos como Mosca, Paleto, Foucault o Vicens Vives y fue utilizada en la descripción de gobiernos totalitarios. Desde el punto de vista social, el termino elites de poder es complejo y difuso y se puede aplicar a la política. El primero que intentó hacer una historia del Estado institucional y vio que tenía elementos sociales fue Laurens Stone, aunque Mola Ribalda también aplicó esta perspectiva social sobre la administración. Lo que realmente ambos estaban haciendo era una historia social de la administración, aunque después comenzó la crítica sobre la evaluación de la organización política de la Edad Media, de donde procede el Estado Feudal, no como modo de administración, sino como modo de dominación sobre las personas.

Lo importante es que surgieron una serie de historiadores italianos que pusieron en tela de juicio el antiguo sistema de estudiar la administración porque querían tener en cuenta los aspectos sociales de las instituciones.

ARISTOCRACIAS EUROPEAS EN LA ÉPOCA MODERNA

No se trata de una investigación particular, sino de exponer una serie de reflexiones que puedan abrir nuevas perspectivas a los jóvenes investigadores interesados en la Historia Moderna de Europa. La historia de Europa y de los conjuntos políticos que componen Europa están influidos por la historiografía del siglo XIX porque, si analizamos nuestra propia terminología, probablemente encontraremos que el siglo XIX es el momento clave; cuando se generan los términos. Otra cuestión es el enfoque nacional que hacemos de la Era Moderna en la medida en que entendemos Europa como un conjunto de naciones.

Aun hay otro legado del siglo XIX, el enfoque burgués que hacemos del Antiguo Régimen. Muchos de los planteamientos parten de los presupuestos de la burguesía decimonónica, pero no nos referimos solo a la historiografía desde un punto de vista conservador, sino que este enfoque burgués también ha estado presente en la historiografía marxista. Como indican los estudios subalternos que desde los estudios postcoloniales están tratando la necesidad de entender la Historia de los pueblos con una perspectiva distinta de la de las elites coloniales esta perspectiva burguesa esta entrando en crítica, ya que pocas veces somos conscientes del modo en que las visiones nacionalistas y burguesas han condicionado la imagen de las elites y aristocracias europeas del Antiguo Régimen. Hay dos asunciones previas contra las que debemos luchar.

La primera arranca de la concepción política y económica a la hora de intentar comprender a esta clase política como un grupo de gente irracional o corrupta en sus

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valores e intenciones. La segunda debiera valer no solo para las aristocracias y es considerarles demasiado encerradas en el marco de nuestras naciones: hemos concebido espacios estatales como los espacios de acción política exclusiva de las aristocracias europeas de la Era Moderna.

A nadie se le escapa que las aristocracias han sido ejes articuladores de los espacios políticos, ni que han ido conformando espacios territoriales sobre los que se ha proyectado su régimen de acción porque su proyecto territorial y político forma parte de sus presupuestos de clase. Evidentemente, una persona era noble en tanto que era vasallo del rey o su condición de noble le obligaba a una relación directa con una identidad política que estaba en un proceso de territorialización, por lo que las aristocracias se sentían obligadas a hacer respetar las leyes y costumbres de su rey.

El caso frances es muy expresivo al respecto porque en francia, en el siglo XVI, esta presente la intervención directa del rey en la creación de la nobleza. A partir de ese momento, es el rey el que crea o no crea la nobleza, lo cual también forma una fuerza cohesiva, lo mismo se podria decir de la venta de titulos por parte de los monarcas europeos de la Era Moderna. Ese fenómeno, en el caso de Francia, también se puede observar en Castilla, donde funcionan unos mecanismos, como por ejemplo el hecho de que se conoce muy bien que, aunque el rey impusiera censos sobre los mayorazgos, en el siglo XVI, no es ni mas ni menos que la formación de unas dependencias mutuas entre el monarca y los miembros de su nobleza, lo que viene a reforzar los lazos entre ambos.

Dada la importancia de los lazos familiares es evidente que estamos ante procesos de satelización de la nobleza respecto a la Corona; basta leer las historias que se escriben sobre las casas nobles de Aragón y Castilla para ver que estrechan sus relaciones entre ellas, pero al mismo tiempo también con el rey. No se trata solo que las aristocracias sean más o menos independientes como tales, sino que han contribuido a la creación de comunidades imaginadas, es decir, que se identifican como familias de mayor o menor antigüedad, por ejemplo.

En el sur de Europa, hay un momento clave en la historia de las aristocracias: la formación de la monarquia de las Habsburgo. Aunque estudiamos las aristocracias europeas como un conglomerado de noblezas nacionales, la monarquia hispánica tiene relación con las redes internacionales; por ejemplo, son evidentes los lazos entre familias castellanas, aragonesas y napolitanas. Es muy probable que en esos lazos entre algunas de las grandes familias castellanas hayan influido cuestiones de tipo biológico, y que la necesidad de matrimonios que mantengan un status adecuado les haya obligado a salir de los ámbitos territoriales para alcanzar lazos entre iguales de otras naciones o lugares. En consonancia con este hecho, la corte monárquica hispánica no hace sino alentar este tipo de enlaces. El caso de Alburquerque es interesante porque esta la existencia de correspondencia entre personas que actuaban de brokers, entre las familias castellanas y napolitanas.

El hecho es tan evidente que estuvo en el programa de teóricos de la época como Tomaso de Campanela, que dice que la monarquia española proviene a sus cortes de lazos matrimoniales con territorios muy lejanos, o el conde duque de Olivares, que promociona la creación de ramas familiares de este tipo. En este contexto, la Orden del Toisón de Oro es una organización de carácter transnacional que da lugar a relaciones intensas entre miembros de elites dispersas de toda Europa. Desde el punto de vista cultural, esas familias cristianas son la clave en proyectos de convergencia cultural en Europa en los que han intervenido agentes mediadores entre familias que han permitido la circulación de modas, ideas o visiones distintas de la realidad, de modo que habría

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que hacerse una pregunta: ¿Son las elites las que se encierran dentro de los moldes previamente delimitados por nosotros a partir del siglo XIX?

NOBLEZA Y ÉLITES EN EL PORTUGAL MODERNO

La intención de la ponencia no es otra que dar una idea general sobre las investigaciones sobre este tema que tienen que ver con la monarquia hispánica. Los estudios sociales sobre las elites han tenido un gran impulso desde los últimos veinte años en Portugal, donde hay estudios sobre la gran aristocracia de los siglos XVI, XVII y XVIII, las altas magistraturas, los diplomáticos y gobernadores del imperio, caballeros de órdenes militares, el alto clero y, finalmente, también se han estudiado las elites municipales. Además, hay ciertos casos en los que ha habido cierta conexión con los estudios que se están haciendo en Brasil sobre elites locales.

Globalmente se puede decir que, como resultado de estas investigaciones las perspectivas han ido cambiando pero, mas que hacer un balance, seria interesante trazar reflexiones comparativas entre la nobleza portuguesa con las otras de la península para hacer un poco de historia cruzada de aproximación y distanciamiento. Por ejemplo, muchos linajes portugueses eran de origen castellano, como los Castro, Menéndez o Saldaña. Otra dimensión evidente es la bilateralidad de las reglas de la Constitución portuguesa en lo referente a los apellidos, porque pocas personas saben que en Portugal el primer apellido que se pone es el de la madre, pero menos aun que esta ley se impone en el siglo XX; o sea, que anteriormente los apellidos se ponían de la misma manera que en el resto de la península. Hay toda una taxonomía nobiliaria. El mayorazgo portugués es muy parecido al mayorazgo hispano, incluso la noción de grandeza es en gran medida una importación del periodo de los Austrias. Aunque es cierto que existe una cierta discrepancia, es cierto que es Portugal se ha registrado la presencia de una nobleza rasa o baja que se define no por la sangre, sino por la ponderación, es decir, era noble el que vivía como un noble desde, por lo menos, unas tres generaciones.

Otra diferencia importante es que, en Portugal, no hay ventas de oficio de regidores hereditarios, ya que los gobernadores eran oficios electos en grupos estrictos de cada localidad. Otro hecho que habría que señalar es que la nobleza mantenía retribuciones a la Corona, así como que la nobleza perteneciente a órdenes militares poseía una paga mayor que en el resto de la península. Por otra parte, los señores jurisdiccionales portugueses tenían una posición distinta porque, hacia el siglo XVII, había un total aproximado de cien, experimentando este número después una regresión. Otro tópico es la grandeza portuguesa; una creación de los Habsburgo que experimentó una evolución a lo largo de la 2ª ½ del XVII y el siglo XVIII, es distinta porque los titulos no van a ser objeto de la inflación, sino que se van a mantener muy estables. La mayoría de los titulos vivían en Lisboa. Por ultimo, una cuestión importante es la disciplina aristocrática, que impone al primogénito que se case joven, a las hijas que se marchen a los monasterios, y a los demás que vayan a Indias o hagan carreras eclesiásticas. Es una disciplina que se mantiene dura y rígida hasta bastante más tarde que en el resto de la península, aunque empieza a cambiar en la 2ª ½ del siglo XVIII con la quiebra de los recursos eclesiásticos.

Las casas de Portugal son unas 50, numero que se mantiene estable hasta finales de siglo. Casi la mitad de los titulos de grandeza son concedidos por servicios políticos combinados con promesas de matrimonio que se hacen mediante alianzas con casas de fuera de Portugal, en un proceso de alineación de las grandes familias con la monarquia española, un esfuerzo de integración basado en la movilidad espacial de los señores de estas casas. Muchas veces, estos nobles permanecían a servicio de los Austrias en

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Madrid y, a su vuelta a Portugal, constituyeron comandancias en la guerra de Restauración portuguesa. Todo esto permite reforzar la idea que se van a mantener pactos entre la dinastía y las casas durante la guerra.

Habría que subrayar los efectos que tienen, en términos de cultura nobiliaria, las conexiones entre la alta nobleza portuguesa y la cultura europea. Tras la guerra de la Restauración, las sospechas de simpatías castellanas constituyeron la peor arma que pudieron esgrimir unos nobles contra otros. Las elites portuguesas eran todas bilingües, lo que va a cambiar gradualmente, pero las etapas exactas de este proceso no se conocen bien. Una de las tareas importantes es estudiar el cambio del bilingüismo en las elites portuguesas cuando se ponen a intentar hablar frances, ya que los intercambios culturales con Inglaterra eran mínimos por ser considerados los ingleses herejes, a pesar de las alianzas a mitad del siglo XVIII.

En el siglo XVIII, cuando se intentan poner fronteras entre las alianzas familiares entre las elites portuguesas y españolas, son pocos los hijos de aristócratas que hacen el tour, o sea, los viajes por Europa, de modo que cambian los patrones de educación. Aun así, lo que si es evidente es que gran cantidad de los casas tenían hijos que ejercían como virreyes en Indias, en lugares como Bahía, Río de Janeiro, e incluso Maranhão o Matogrosso.

CULTURA DE ÉLITES

De la vida de Marco Bruto escribió Quevedo que el duque del infantado no mostró el mínimo interés por la obra, que él consideraba uno de sus mejores escritos, comentando que ni la leyó ni le dijo si era buena o mala. Es posible y necesario elevar a una síntesis, que quizás hemos considerado que detrás de las prácticas habituales de las aristocracias se encontraba un uso político, y es posible que sea así, pero quizás sea más acertado decir que hay intenciones politicas detrás de algunas, pero no de todas. La historia de una dedicatoria a una persona que no lee un libro ni le interesa se repite, por ejemplo, en El Quijote, que Cervantes dedica al duque de Béjar.

Aunque no todos los aristócratas a los que se les escribía se desentendían de las obras, de hecho hay casos en los archivos notariales que demuestran que se llegaba a pagar a escritores para que hablaran bien, por ejemplo, de los antepasados de determinada familia, como el caso del segundo marqués de Castelo Rodrigo, aunque que después don Manuel no pagara es un asunto distinto. El asunto de las practicas o estrategias esta en la esencia de la nobleza, y también uno de los peligros de la situación nobiliaria porque, mas allá de toda ostentación, encontramos intenciones en coleccionistas de libros, obras de arte o mecenas arquitectónicos que definen el status nobiliario.

Empezaremos hablando de algunos testimonios que pertenecen a una franja de tiempo entre 1.550 y 1.650, un periodo de transformaciones que transmitieron sensación de inestabilidad que sorprendieron a sectores elitistas de la sociedad de la época. Por ejemplo, en 1.623, un texto portugués alertaba sobre los peligros de los cambios en la alimentación derivados de la introducción de nuevos alimentos en vez de mantener las costumbres locales, de los que se podían esperar nefastas consecuencias. Para comprender este texto, podíamos empezar diciendo que es un arbitrio en el que se ataca al consumo de elementos ultramarinos que afectaron a la agricultura local; es una muestra del recelo ante una globalización, si se puede utilizar el término, de la alimentación.

En la Inglaterra isabelina también hay constancia de un caso similar, esta vez referente a los cambios en los estudios y los textos analizados. El autor de estos escritos,

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de nombre Harvey, se quejaba de que los estudiantes abordaran los textos a través de los comentaristas sin acudir a los originales, así como criticaba la atracción de éstos hacia las novelas de caballerizas aduciendo que toda la literatura se mezclaba y confundía. Esta inclusión de nuevas escrituras exigía también nuevos espacios en los que tenían un papel los críticos, de los que habla también Hurtado de Mendoza.

Finalmente, también parece que se insiste en la transmisión oral de las costumbres de la corte. Frente a una imagen extendida de que la elite estaba estabilizada ceremonialmente, se observa una renovación de las formas de distinción, por ejemplo, en las nuevas corrientes literarias. Dentro de los círculos nobiliarios, hay un recetario realizado entre 1.634 y 1.643, que es una recopilación de recetas médicas, perfumes, jabones y sales que da la impresión de que la nobleza dedicaba bastante tiempo a hacer cosas con sus manos. En este contexto, en el que destaca Catalina de Montalto, parece que las casas de los nobles estaban dominadas por una especie de laboratorio de destilación de perfumes, recetas, que convertían a las personas que lo conocían en personas distinguidas. El manual de las mujeres de Parma ofrecía la posibilidad de mirar recetas para conseguir presentaciones olorosas de la persona que la hacían diferente de las demás.

Retomando la historia de las mujeres, la existencia de manuales de este tipo en circulación, daba lugar a actitudes que se tomaban con un carácter intencional. Antonio de Ataide, futuro conde de Castanheira, servidor de Juan III, fue un noble portugués que viajó por Castilla y Aragón entre 1.602 y el año siguiente, viaje que aprovechó para apuntar las cosas que hacían los otros caballeros sobre cómo vivían, como vestían, y a qué se dedicaban. Este señor elaboró unas memorias de dicho viaje, pero quizás hubiera además un intento de adoptar nuevas formas de gobernar su casa. Por ejemplo, al pasar por Cataluña y Barcelona, le sorprendió que los caballeros llevaran pedernales y pistoletas (armas de fuego) en vez de acero, lo que pone en relación con los continuos enfrentamientos entre bandos. Otra cuestión que le llamo la atención fue que las calles estuviesen llenas de cadenas para poder cerrarlas y detener a los combatientes.

Otra cosa que le sorprendió a este señor fue que las gentes acudiesen a los miradores simplemente a observar el mar al atardecer. El mol era una especie de terraplén con espacio suficiente para albergar varios carros. También le pareció que merecía la pena destacar la presencia de enfermerías para los pobres y que, si había algún hidalgo ingresado, se dispusieran campanillas para que nadie pudiera acceder a las estancias donde se encontraba por el peligro a ser reconocido por algún enemigo. También le sorprendió que los caballeros no se rodearan de pajes. Ataide, al fijarse en la sociedad barcelonesa, también describió las antigüedades y conjuntos arquitectónicos.

Jorge de Ataide era el capellán mayor de Portugal, y también era famoso porque Felipe II le enseñó personalmente las obras del cimborrio del Escorial, incluso tuvo que ver con algunos diseños arquitectónicos, por lo tanto, la memoria de la casa de Ataide esta relacionada con la arquitectura. En el gobierno de don Manuel, que tuvo una herencia complicada, y en el caso de la casa de Castanheira, su insistencia tiene que ver con un intento de perpetuarse en esa tradición arquitectónica: parece que don Manuel intenta mostrarse como verdadero señor de la casa de Ataide a través de su gusto por la arquitectura.

Otro aspecto que seria necesario señalar es que la imprenta se fue incorporando en el panorama político con evidentes resultados. Mas allá de servir como testimonio de una época o de servir de propaganda política, la imprenta era susceptible de expresar una de idea de perspectiva política. Por ejemplo, La visita de la esperanza y el tiempo se hacia eco de que la novedad de la imprenta también fue utilizada para expresar intencionalidades politicas. Volviendo a la arquitectura, Leonor de los Codos escribió,

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en 1.534 escribió una carta a su hermano en la que analizaba la conexión de la arquitectura con la posición social de las personas, ya que en ella se muestra que la mayor o menor calidad de las obras repercute en la reputación del patrón.

Diego Hurtado de Mendoza, de Sevilla, era claramente consciente del alcance de estas actividades, o sea, de que el patronazgo cultural pudo tener una intención política pero a pesar de que podamos pensar que detrás de cada acción se encuentra una acción política, no podemos pensar que siempre sea así. En este contexto, el Almirante del Castillo es un personaje que ha estado inmerso en el mundo del arte y ha invertido cantidades enormes en la compra de pinturas. Un caso curioso es el de Jacepo Basso, un pintor considerado clásico por el Almirante, y la compra de Los desposorios místicos de Santa Catalina: el comprador que había enviado tuvo un desencuentro con él por pensar el Almirante que se trataba de una copia. Éste escribió una carta muy dura aduciendo que el cuadro era falso, de modo que el comprador tuvo que aportar pruebas de que era original con firmas de pintores reconocidos, pero no sirvió de nada porque siguió diciendo que el cuadro era falso.

En este caso del Almirante vemos como surge una figura individual, es el caso de una carrera hacia la nobleza que podria tener un final basado en la condición propia que tiene que ver con la categoría de hombre de gusto, lo que se considera un mérito. Este proceso de búsqueda hace que el Almirante no quiera copias sino originales clásicos venecianos; por ejemplo, uno de los cuadros mas apreciados por el Almirante fue Eneas huyendo de Troya con Anquises a sus hombros, que perteneció también a Carlos I, lo que pone de manifiesto en uno de sus cuentos.

LAS ENAJENACIONES DEL PATRIMONIO REGIO BAJO LOS AUSTRIAS

Durante el reinado de Felipe III, precisamente en 1.590, uno de los discursos en la corte de gran importancia es el del crecimiento del gasto público en consonancia con el incremento territorial, junto con las enajenaciones del patronato regio. Un discurso destacado sobre el patronato regio es que pronunció el procurador leonés Hernando de Quiñones en abril de 1.600, tres meses tras la muerte de Felipe II. En dicho discurso discutió acerca de la forma en que debían cumplirse las órdenes del nuevo monarca, aludiendo al delicado estado del patrimonio real, aduciendo las razones por las que se encontraba tan desgastado dicho patrimonio. Aquellas razones remitían a una sola: los muchos asientos que Felipe II había dado visto bueno conceder desde 1.575 a los comerciantes genoveses.

Según el procurador para paliar estos efectos negativos, era preciso empeñar o vender estos asientos. Como la mayoría de los castellanos, a Hernando de Quiñones no le cabía la menor duda de que los asientos habían sido la causa de la ruina del patrimonio real ni de que estos se acabarían del todo si no se atacaba ese mal. Según su discurso, era necesario revisar las cuentas de los asentistas desde 1.575 para que el rey pudiera servirse de los cuantiosos préstamos otrora hechos a los comerciantes, y solo después de esto se podria prescindir de los asentistas.

El discurso de Hernando de Quiñones adolecía de un componente desiderativo por decirlo de alguna forma, y es probable que pretendiera dejar constancia de una corriente de pensamiento general, a sabiendas de que no tendría una repercusión política o legislativa porque sabía que el concurso de asentistas resultaba poco menos que imprescindible. Tampoco ignoraba que las cortes habían tratado la concesión de un nuevo y sustancioso servicio a su soberano: tres días después, las cortes aprobaban otro servicio a los asientos. Ahora bien, ese pesimismo que emana del discurso del

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procurador leonés, ¿estaba realmente fundado? El otorgamiento del citado servicio se hizo por parte del rey y las cortes para que no cupiese duda de las condiciones insertas en las escrituras. Por ejemplo, la cláusula 32 promulgaba que, por más servicios que su majestad ofreciese, duraría todo el tiempo necesario. A los primeros escritos le siguieron otros reiterativos que limitaban y rechazaban la virtud de titulos de hidalgo o la exención de villas de la administración.

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