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Lic. Lisandro MacarrullaPresidente del CONEP

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Santo Domingo, República DominicanaSanto Domingo, República Dominicana

Octubre 13, 2009Octubre 13, 2009

Lic. Josefina Pimentel, Directora General del INFOTEP;

Distinguidos Invitados Internacionales,Colegas Empresarios,Amigos de la Prensa,Señoras y Señores aquí presentes, Amigas y amigos todos:

Al asumir el coauspicio de este Congreso Anual que el INFOTEP nos ofrece en el área de la Productividad y la Competitividad Empresarial, en el CONEP lo hacemos imbuidos de un espíritu de apoyo, manifestando así nuestra colaboración en un evento que como éste, nos da la oportunidad de compartir junto a colegas y especialistas amigos, aquellas prácticas que nos edifican para trabajar el quehacer empresarial a todos los niveles, de una mejor manera, es decir, aprendiendo de los mejores.

El tema de este año: “Formación Profesional y Pymes: Clave para la Competitividad y el Empleo” nos parece muy acertado, en un momento en que la crisis mundial nos golpea de manera contundente, haciendo más vulnerable la capacidad de las empresas para sostener los mismos niveles de empleabilidad, o abocarse a la generación de nuevos empleos, cuando los mercados, nacionales e internacionales, se constriñen y hacen más difícil y a veces imposible, el deseado crecimiento económico que en otros momentos alcanzamos con mucho éxito.

Un vistazo a los años recientes nos hace evocar, por un lado, una época en la que nuestro crecimiento económico alcanzó niveles insospechados que competían con los más altos de la Región, y en algunos casos, del mundo; una época en la que superamos la debacle del derrumbe de

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algunos de nuestros bancos e instituciones financieras que afectaron por un lado a los ahorrantes y por el otro, al Estado, quien hubo de dar la cara haciendo uso de los recursos que generan nuestros impuestos.

Una época, en la que, a pesar de los grandes desafíos, el empleo floreció, no tan sólo en las grandes empresas en las que surgieron nuevas iniciativas de producción y comercio, sino en el verdadero despertar del espíritu emprendedor que ha hecho posible que hoy tengamos cientos de miles de Mipymes que al año 2005 contaban con una mano de obra estimada entre un 35 y un 40% de la Población Económicamente Activa, con una incidencia del 33% en la generación del PIB y un 25% de la Inversión Total Nacional. Para esa misma época, se lanzaba el DR-CAFTA y se negociaba con la Unión Europea el Acuerdo del EPA, por mencionar los más relevantes entre los diversos tratados de libre comercio que estaban en vigencia o se discuten y se impulsan en nuestro entorno internacional.

Las Mipymes en nuestro país hacen un aporte substancial al crecimiento económico y al desarrollo social. Son de una extrema importancia en la evolución económica nacional. En consecuencia, deben ser un foco principal en la atención legislativa del Estado y en las políticas de desarrollo que surgen del propio Gobierno Dominicano.

Ahora bien. ¿Cuáles variables inciden en el éxito o en el fracaso de estas organizaciones empresariales que tanto aportan a la economía nacional y al bienestar y progreso de aquellos, que de manera directa o indirecta, de ellas subsisten? Son varias y de distinta naturaleza.

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En primer lugar, la capacidad de gestión, la formación como gestores de estas pequeñas y micro empresas, es determinante en el éxito de las mismas. Y he aquí un rol fundamental que puede jugar el INFOTEP. Capacitar a los que emprenden estas acciones de producción y de comercio, de manera que puedan competir con sus pares en una sociedad donde la libre empresa está arraigada en el trasfondo de cualquier actividad empresarial. Aprender de los principios en que se sustenta el emprendedurismo, las ventajas de ser creativos, de ser competitivos, lo que les indica la contabilidad rudimentaria que permite un control de ingresos y gastos, poder entender las complejidades detrás de cómo calcular los costos y cómo manejar las ganancias para seguir invirtiendo y poder crecer.

Un segundo elemento, lo sería el acceso al crédito. Crédito que debe ofrecerse en condiciones bien competitivas, favorables a este tipo de usuario que necesita recurrir a él para poder desarrollar y crecer en su actividad empresarial. El financiamiento para las Mipymes debe responder a sus necesidades de acceder al mundo de la información y a la tecnología que demandan los tiempos, siempre entendiéndose que ello les permite mejorar sus redes comerciales y mejorar la calidad de sus productos.

En tercer lugar, contar con un tipo de legislación tributaria que les permita cumplir con sus obligaciones sin sofocarse o perecer en el intento. En estos días, en que con tanta aprensión se escucha el temor en el país de caer en una nueva situación en la que se pudiera subir los

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impuestos o eliminarse esquemas de incentivos que estimulan y viabilizan la inversión productiva, es preciso flexibilizar posiciones y actuar en procura de los mejores intereses que reclama el desarrollo del país en los actuales momentos. No debe perjudicarse con ningún tipo de política o de medida, las ya limitadas posibilidades que tienen las Mipymes para evolucionar y sobrevivir.

Por último, y no por ello menos importante, me quiero referir a la incidencia de la capacitación en el contexto de las Mipymes. En este tenor, vemos con simpatía que el INFOTEP despliegue grandes esfuerzos por capacitar los micro y los pequeños empresarios, aunque les pedimos cautela y prudencia en las inversiones de esta naturaleza, ya que las medianas y grandes empresas, que representan el gran activo económico de la institución, no pueden ser dejadas de lado en los programas de capacitación, pues necesitan del concurso de sus fuerzas para aumentar la productividad de los recursos humanos que hacen posible el trabajo de ellas y que deben mantenerse en actitud de mejora permanente y continua en sus haberes laborales, para emprender una ruta que les mantenga sostenidamente con resultados de calidad.

Si las Mipymes encuentran cabida en políticas que estimulen y fortalezcan estas variables que tanto inciden en su competitividad, podrán no sólo abrirse paso en el mercado nacional, sino más aun, ingresar con posibilidades de éxito en los mercados internacionales, en este momento en que el mundo preconiza más que nunca la globalización.

Hay tres temas, adyacentes e incidentes, en todo el marco de acción a que hago referencia: Es motivo de preocupación para el empresariado

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que representamos en el CONEP y que abarca en su membresía prácticamente a la totalidad de las asociaciones empresariales del país, el que nos encontremos anquilosados en un modelo económico que dejó de funcionar. En ese tenor y a fines del pasado mes de julio, en el prestigioso escenario de los almuerzos mensuales de la Cámara Americana de Comercio, planteamos no sólo a las autoridades nacionales, sino al país, nuestra firme convicción de que debemos abocarnos a la construcción de un nuevo modelo económico, fundamentado siempre en la libre empresa, y en el que el gobierno no sea un competidor sino más bien un aliado. Con el que discutimos y adoptamos las reglas de juego, que se identifica con los intereses del sector productivo en su permanente trabajo de producir la riqueza nacional. A todos los niveles de la esfera empresarial, llámense micro, pequeñas, medianas o grandes empresas, nacionales y extranjeras, que en suelo dominicano producimos empleo con una mano de obra que requiere cada vez más y mejor capacitación, éste es nuestro sentir.

Este modelo se contrapone a lo que ya nosotros llamamos de manera preocupante (cito)...

...“la forma desequilibrada que está caracterizando al crecimiento económico nacional de la época moderna. Desequilibrio en los más diversos sentidos de la expresión: en comercio exterior, en términos sectoriales, en dinámica espacial y en resultados sociales.”

(Termina la cita).

Esto debe ser tan y tan elemental para los funcionarios del gobierno, que

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sólo les bastaría con leer la noticia que el periódico “HOY” nos traía en primera página, el 25 de septiembre pasado. Cito: “BM (Banco Mundial): el país necesita reorientar desarrollo”; y luego se informaba de lo que postula el Banco Mundial procurando mejorar la calidad del gasto público, fortalecer la rendición de cuentas y hacer más inversión social. Si lo quieren oír en inglés, ahí está dicho.

Yo me pregunto amigos:

- ¿De qué nos vale hablar y anunciar que superamos las barreras, que pasamos la crisis con éxito, que nuestra economía se mantiene en permanente crecimiento?

- ¿De qué nos vale, si no podemos demostrar con hechos que la pobreza disminuye (y no porque exista la caridad del Programa Solidaridad), que superamos los subsidios que tanto atraso representan a la economía de una sociedad democrática como ésta, que no puede darse el lujo de poner en práctica postulados del socialismo de una era superada?

- ¿De qué nos vale, señores, cacarear acuerdos a los que le llaman “los signos de la gobernabilidad necesaria” cuando éstos no se traducen en acciones que puedan producir riquezas y bienestar para todos los ciudadanos de esta nación, sobre todo para los más excluidos…?

- ¿De qué nos vale ocultar la realidad de nuestra economía si no estamos dedicando la mayor atención que requieren la salud y la educación, cuya incidencia en el futuro es impactante, para sacarnos de esta situación?

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Los empresarios lo que queremos en este momento es que se pase del discurso a la acción.

Queremos acciones fundamentadas en políticas de gobierno, que se conviertan en políticas de estado, haciéndose permanentes en el tiempo; queremos que se fortalezca la libre empresa y se respete la libertad de expresión sin cortapisas, que tantas lágrimas y luchas han costado, y que sabemos, son determinantes para enrumbar la nación hacia un mejor destino.

Queremos que el Gobierno acoja el reclamo proveniente de todos los sectores del país, a todos los niveles, para que se invierta todo lo que requiere la educación, esperanza para salir del atraso… esperanza para los pobres que anhelan una vida mejor… esperanza para aquellos, que víctimas de la inequidad y la exclusión social, esperan la oportunidad de prepararse para ser buenos ciudadanos, impregnados de valores, y participar como entes activos en el desarrollo nacional que posibilite la construcción de una mejor nación para todos los dominicanos y dominicanas.

Es propicia la ocasión para ratificar la firme voluntad de todos los asociados en el CONEP, de impulsar un verdadero compromiso de toda la ciudadanía, que se traduzca en un “Pacto Social por la Calidad de la Educación Dominicana”, el que ha sido recibido con beneplácito y espíritu de solidaridad por los representantes de todos los estamentos de la vida nacional. En especial, es justo reconocer que nos produce gran complacencia la acogida que le ha brindado el propio Presidente de la República a esta iniciativa nuestra y a las propuestas que de ella

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emanan, quien, en torno al Pacto, ha iniciado un Diálogo por la Calidad de la Educación en el mismo Palacio Nacional, del que ha nacido una Comisión de Trabajo que coordina Monseñor Agripino Núñez Collado, y la completan un grupo de reconocidos especialistas en educación a todos los niveles.

En esta Comisión participan representantes de las instituciones que conducen el Sistema Educativo Dominicano, y ya están trabajando en lo que será el Plan de Acción del Pacto propuesto. Esperamos que antes del fin de este año se concretice la firma del mismo.

Invitamos desde esta tribuna a que todas y todos los dominicanos nos unamos, para hacer de la educación el estandarte y la consigna nacional, para así lograr que nuestras autoridades del equipo económico y del cuerpo legislativo que elaboran y aprueban los presupuestos, entiendan que el país les reclama que asignen a las instituciones educativas los recursos económicos necesarios para la ejecución de este Plan de Acción.

Este Pacto Social y su Plan de Acción se desprenden del Foro Presidencial por la Excelencia de la Educación Dominicana en sus conclusiones, y de los propios Planes Decenales de los tres subsistemas que integran el Sistema Educativo Nacional, planes que fueron elaborados con el respaldo de la sociedad civil, el empresariado y las iglesias. Temas que también fueron acordados en la Mesa de Educación en la Cumbre por la Unidad Nacional que se celebró este año por iniciativa del propio gobierno.

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Respecto a este tema, quiero compartir estas reflexiones: Desde el CONEP apoyamos las acciones para construir mejores programas educativos en la educación general o pre-universitaria, en la educación superior y en la educación para el trabajo. Nos identificamos con los titulares de las instituciones que dirigen la educación en el país, quienes tienen gran experticio y están haciendo un buen trabajo. Nos referimos a los amigos Melanio Paredes, Doña Ligia Amada Melo y Doña Josefina Pimentel. Pero nos preguntamos: ¿Estamos perdiendo nuestro tiempo ofreciendo un apoyo que no se valora y que no se acompaña de la inversión que necesitamos en los tres subsectores del sistema educativo?

Los programas y acciones que traducen los tres Planes Decenales, que se elaboraron con la participación de los empresarios y de la sociedad civil en general, son excelentes vías para dirigirnos hacia un nuevo rumbo. Pero…no llegaremos a ninguna meta si el Gobierno no pone el dinero donde pone su palabra. Hay que invertir más y mejor en la educación de nuestros niños y jóvenes y también, en la de nuestros adultos, sobre todo de aquellos que han sido excluidos de la sociedad y que esperan poder aprender a leer y a escribir, y así hacerse útiles a su comunidad.

Por ende, amigos míos, apoyamos los planes para llevar más calidad en la educación a todos los estudiantes, la campaña de alfabetización, los programas de capacitación en las nuevas tecnologías, la formación de profesionales docentes idóneos y su justa remuneración, la inversión en las áreas de la ciencia y la tecnología, en la oportunidad que se les da a

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los mejores talentos de ir allende los mares en búsqueda de nuevas experiencias que, en esas culturas puedan encontrar, de ellas aprender, y volver a brindarnos el fruto de sus aprendizajes en el lar nativo. Estas experiencias en nuestros jóvenes talentos los hacen “cazadores de ideas” como bien ha señalado el Presidente de la República.

Todo ello, señores, en el respeto y en la práctica de la ética y de los más loables valores morales que deben distinguir al ciudadano de hoy. Por eso hemos hecho énfasis en que la Reforma Constitucional en curso debe constituirse en un acicate para valorar los más genuinos principios en lo que está edificada la República.

Debemos lograr motorizar la nación en procura de cambios que la hagan avanzar y fortalezcan.

No voy a hacer elucubraciones sobre el hecho de que estamos endeudándonos no para invertir, sino para gastar. Insólito! Es la única palabra que me sale de los labios. Eso lo dejaré para otra ocasión.

Y ello me lleva a terminar estas palabras, no sin antes felicitar calurosamente a Doña Josefina Pimentel y a su equipo de organización que año tras año nos ofrece esta gran oportunidad de aprender. Mis congratulaciones y reconocimiento llenos de agradecimiento, y nuestras sinceras felicitaciones por la buena marcha del INFOTEP!

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Finalizo citando mis propias palabras en el discurso que pronuncié ante la Cámara Americana de Comercio, en la que sintetizo nuestra preocupación; preocupación que trasciende las fronteras del empresariado nacional.

En esa ocasión dije y hoy reitero, que (cito):

“A todos los desequilibrios a que hemos hecho referencia contribuyen de forma determinante un sin número de acciones que requieren de ser revisadas estructuralmente, para corregir distorsiones que hacen nuestro modelo de desarrollo insostenible en el tiempo y generador de tensión social. Alguna explicación lógica tiene que haber para que la agricultura dominicana no prospere, y que el país haya devenido, de un gran exportador de productos agropecuarios, en un gran importador de alimentos; para que la industria nacional no logre superar los umbrales alcanzados décadas atrás, al mismo tiempo que se produce un declive de las zonas francas industriales, y que el turismo, pese a las excepcionales condiciones de que dispone el país, se encuentre durante muchos años en un proceso de crecimiento decreciente. También para explicar, cómo recibiendo en términos de dólares un salario mínimo ubicado entre los más altos de la Región, nuestros trabajadores registren un poder adquisitivo tan bajo. Múltiples razones habrá también para explicar por qué el país registra tan pocas inversiones en las ramas de la producción, y que por años los únicos negocios florecientes son los vinculados a la actividad importadora y los servicios. El país ha sido atónito espectador de cómo los acuerdos de libre comercio que se firman, terminan beneficiando sólo a los contrapartes del exterior, de que ellos sí pueden explotar nuestros mercados, pero nuestras empresas no pueden aprovechar los suyos. Todas estas cosas tienen que tener alguna explicación que sea compatible con el razonamiento económico.”

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Todo esto, señoras y señores, amigas y amigos, afecta el desarrollo y crecimiento de las valiosas Mipymes y todo el entorno que les rodea. Y también, por qué no decirlo, de las grandes empresas y corporaciones nacionales y extranjeras radicadas en el país que también generan riquezas y empleos. Necesitamos hacerlos a todos más productivos, más competitivos, con mejores y más claras reglas de juego donde tengamos posibilidad de ganar, compitiendo en condiciones de ventajas. Pongámosle atención a los que en el país, por vía de legítimos representantes, están abogando para hacer de ésta una Nación, una comunidad dominicana progresista, segura, libre, cristiana y productora de bienestar para todos!

La competitividad es el nuevo término en que enmarcamos el anhelado desarrollo, que no necesariamente empieza o termina con la inversión de grandes o pequeños capitales. No! Empieza con la iniciativa de un emprendedor, que con el “ampaya” a favor, con las reglas claras y apoyado en estímulos e incentivos que le favorecen para emprender la acción, se arriesga, capacitándose para hacer de su pequeña iniciativa emprendedora un negocio con posibilidades de crecer y hacer de él un gran centro de productividad, en el que los empleados, trabajadores u obreros, laborando competitivamente, reciben un salario justo. Se inicia así la cadena de producción de riqueza nacional que nos trae el bienestar y el progreso, generando a la vez los impuestos de que se nutre el gobierno para devolver las recaudaciones en obras y servicios que satisfagan a los ciudadanos.

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En fin, y ya para terminar, tenemos que hacer de este país un lugar del que nadie se quiera ir, en el que todos queramos vivir y al que todos quieran volver... esa es la nación que vislumbramos! y en escenarios como éste lo compartimos, para que todos, al unísono, cantemos como una sola voz, cogidos de las manos, en verdadero espíritu de unidad, lo que preconiza nuestro Himno Nacional y gritemos al viento las palabras escritas con sangre en el corazón del escudo de nuestra bandera: Dios, Patria y Libertad!

Muchas gracias!

Lisandro MacarrullaPresidente del CONEPSanto Domingo, D. N., Octubre 13 del 2009.