Conclusiones Pt 2

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4.2. El interés por el desplazamiento o, de nuevo, ¿para qué nos sirven las narrativas? El traslado del lugar en el que vivo y en el que desarrollé mis estudios y la investigación hacia el lugar de dónde obtuve la información para este trabajo no es, a mi juicio, una situación a obviarse sino, por lo contrario, una experiencia de diversa índole. Aquí sólo recuperaré el interés antropológico por el traslado, partiendo de la idea de que ese puente entre el sitio en que estamos y el sitio del que extraemos la información es también parte de los datos que podemos atender. ¿Qué nos dice el desplazamiento de un sitio a otro con propósitos indagatorios? Creo que, en primera instancia, nos habla de las diferencias que se pueden gestar de acuerdo con los lugares desde los que uno mira pero, además, nos hace preguntarnos acerca de los intereses por esos sitios lejanos; lejanos no sólo o no tanto por razones físicas sino, de igual manera, epistemológicas. En este sentido, Bruno Latour (2005; 2007) propone un proyecto de antropología simétrica que, en términos muy generales, implica la pregunta acerca de si podemos explicar con los mismos términos con los que explicamos otra cultura (naturaleza-cultura) a la nuestra. 1 Según sus propias palabras, el principio de simetría “no sólo tiene por objeto establecer la igualdad, sino registrar las diferencias y comprender los medios por los que los colectivos se dominan unos a otros (Latour, 2007: 157)”. 1 Expongo, como dato explicativo sin mayor trascendencia para el trabajo, que Latour se preocupa por la manera en que los agentes no-humanos inciden en la relación entre cultura y naturaleza, sugiriendo que, por lo contrario, debemos hablar de naturalezas-culturas sin privilegiar una asimetría propuesta por un concepto moderno y dominante de naturaleza o de cultura y preocupándonos por esta relación sin obviar la preeminencia de una sobre otra.

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Sociología Desviación

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4.2. El inters por el desplazamiento o, de nuevo, para qu nos sirven las narrativas?

El traslado del lugar en el que vivo y en el que desarroll mis estudios y la investigacin hacia el lugar de dnde obtuve la informacin para este trabajo no es, a mi juicio, una situacin a obviarse sino, por lo contrario, una experiencia de diversa ndole.Aqu slo recuperar el inters antropolgico por el traslado, partiendo de la idea de que ese puente entre el sitio en que estamos y el sitio del que extraemos la informacin es tambin parte de los datos que podemos atender. Qu nos dice el desplazamiento de un sitio a otro con propsitos indagatorios? Creo que, en primera instancia, nos habla de las diferencias que se pueden gestar de acuerdo con los lugares desde los que uno mira pero, adems, nos hace preguntarnos acerca de los intereses por esos sitios lejanos; lejanos no slo o no tanto por razones fsicas sino, de igual manera, epistemolgicas.En este sentido, Bruno Latour (2005; 2007) propone un proyecto de antropologa simtrica que, en trminos muy generales, implica la pregunta acerca de si podemos explicar con los mismos trminos con los que explicamos otra cultura (naturaleza-cultura) a la nuestra.[footnoteRef:1] Segn sus propias palabras, el principio de simetra no slo tiene por objeto establecer la igualdad, sino registrar las diferencias y comprender los medios por los que los colectivos se dominan unos a otros (Latour, 2007: 157). [1: Expongo, como dato explicativo sin mayor trascendencia para el trabajo, que Latour se preocupa por la manera en que los agentes no-humanos inciden en la relacin entre cultura y naturaleza, sugiriendo que, por lo contrario, debemos hablar de naturalezas-culturas sin privilegiar una asimetra propuesta por un concepto moderno y dominante de naturaleza o de cultura y preocupndonos por esta relacin sin obviar la preeminencia de una sobre otra.]

Precisamente, la experiencia del traslado, del desplazamiento es uno de los sealadores de dichas diferencias. La distancia que podemos evidenciar nos dice mucho acerca de la manera en que estn constituidos los centros de produccin de conocimiento, qu tipo de experiencias son posibles en uno y otro sitio, qu recursos intelectuales, naturales, econmicos, sociales o culturales son o no accesibles entre distintos espacios. Si tomamos en cuenta un abordaje desde la sociologa de la desviacin de Howard Becker (2009), podramos enunciar, sin por ello decir que se trata de un criterio inexorable, que la desviacin es creada por la sociedad. Por eso mismo, una conducta como la que se observa en un linchamiento, podra llamarse una respuesta ante la regla que, por un lado prohbe hacerse justicia por propia mano y, por otra, no cumple con la garanta de hacer justicia por los medios jurdicos legalmente establecidos, lo que estara considerado dentro de este juego de inclusin y exclusinSegn Becker (2009: 44), la mayora de las veces, el primer paso en una carrera de desviacin es un acto de inconformismo. Esto sostendra de alguna manera la idea de que el linchamiento surge como necesidad de accin popular de justicia ya que no la halla en el Estado. Creo que es necesario enfocar esta idea desde una configuracin marginal de un entorno para poder entender un tipo de desviacin, al igual que para entender la pregunta desde la que Becker (2009: 46) plantea la importancia de estudiar la desviacin: por qu la gente convencional no lleva a la prctica sus impulsos desviados?.[footnoteRef:2] [2: Esto recuerda otra perspectiva acerca de la influencia que tienen ciertas condiciones en la creacin de personas, como Ian Hacking (1986) lo recuerda con respecto a la creacin de categoras para los trastornos mentales y a cmo estas clasificaciones suponen una interactividad entre la clasificacin y las personas que clasifican, provocando que la experiencia que tienen las segundas a partir del conocimiento de las primeras, se determine por la nocin de lo que la clasificacin supone (Hacking, 2001: 174-5).]

Se pueden interpretar los linchamientos como ese mal inducido para prevenir un mal mayor del que hablaba Esposito? No slo al decir que esa violencia que emana de la comunidad para salvaguardarse supone una cierta nocividad en el orden tranquilo que le adjudica en trminos narrativos, sino en la permisividad de un pequeo mal representado por los delincuentes locales. Cabe hacer esta pregunta, aunque resulte difcil de resolverla ahora.Por eso mismo es que el desplazamiento constituye una experiencia en s de la distancia, de la oportunidad de crear, en ese espacio, una interseccin de terminologas, de apreciaciones y de experiencias que vuelvan hacia nosotros otra clase de intereses por nuestra propia circunstancia y nuestro propio entorno. Se tratara de preguntar, ms que si seramos capaces de linchar a alguien, qu violencias ejercemos dentro del entorno en que vivimos?, de qu recursos disponemos para enfrentar ciertos problemas?, por qu nosotros no hemos optado por responder de la misma manera?, o es que acaso s lo hemos hecho sin, por ello, considerar que hay linchamiento o una violencia digna de estudio? Son preguntas muy aventuradas, pero pienso que ilustran la direccin en la que vale la pena seguir indagando, no slo para mantener un objeto de estudio alejado de las condiciones que hemos seguido reproduciendo. Latour (2005: 17-8) expone lo que trato de decir de mejor manera:

Claro, es difcil pasar un ao en el barro de un pueblo Anka; me admira la paciencia de mis eminentes colegas capaces de aprender la lengua imposible de los Kong; nunca, lo confieso con vergenza, tendr el valor de pasar una temporada larga entre los Nuer o de comer, durante meses consecutivos, la mandioca pegajosa de los Achuar. Pero al menos, en sus admirables y pacientes labores, ustedes siempre han tenido una dificultad menos que yo: pueden recibir una respuesta a la pregunta de las exigencias esenciales; ellos saben decir qu les importa, pueden indicarles aquello sin lo cual moriran []. Con los Blancos de la lengua partida, tal objetividad se hace difcil porque ponen todo su orgullo en una modernidad que no pueden defender.

De qu nos sirven, pues, las narrativas? Ya he dicho antes que no se trata de tomarlas como un dominio absoluto ni consistente, sino de volverse una posibilidad de asomo hacia ese espacio que nos resulta extrao y que, ya sea por la tirana del tiempo, o por la disponibilidad de recursos econmicos y tambin temporales para ir y permanecer en el lugar con la frecuencia que quisiramos, no podemos explorar con la profundidad que nos invitan los resultados y el anlisis que van elaborndose a lo largo de una investigacinLas dificultades son diversas, y no es que las narrativas sirvan para conformarse, pero sirven para empezar a entender un tema como el de los linchamientos que se mantiene, segn mi parecer, an en un lugar bastante indiscernible. Adems, ponen en contacto entornos distintos y siguen esta apuesta por interesarse por el desplazamiento, por recuperar lo que en otros sitios se dice y mantener, o tratar de mantener, sin vanidad acadmica, un anlisis que se inserta en las necesidades propias de los lugares en los que trabajos como ste se producen.

4.3. De La Colonia Penitenciaria a Sajaln: un viaje de ida y vuelta

Con esta tesis he pretendido, ante todo, sugerir cuestionamientos sobre el tema de los linchamientos pero, de igual forma, sobre lo que ellos dicen acerca de nosotros y del mundo en que vivimos. Qu hemos hecho para generar situaciones as?, qu seguimos haciendo?, qu nos hace diferentes?, qu nos asemeja?Franz Kafka escribi un cuento llamado En la Colonia Penitenciaria en 1919. En l, relata la situacin de una colonia penitenciaria donde un oficial defiende, con nostalgia, la utilizacin de un aparato de ejecucin que imprima con letras, en el cuerpo del castigado, la falta cometida como un acto de redencin antes de su muerte, dada por el mismo aparato. El testigo de la ltima exhibicin de ese aparato es un explorador, der Forschungsreisende, el viajero que va con fines de investigacin. Por viajero, sabemos que es ajeno a la vida de la colonia, y esa colonia, tal como es el estilo de Kafka, presenta una profunda desolacin que subsiste, al parecer, a fuerza de seguir siendo en un mundo que la ha mantenido como el resquicio de su propia decadencia. En ella, el tiempo, en aras del progreso civilizatorio, slo ha pasado dejndola como evidencia de lo que en una poca se haba instaurado como el modelo mximo de castigo y correccin de los alienados de una sociedad que los juzga desviados.Me interesa hacer la analoga de la colonia penitenciaria como el campo del que habla Agamben, el lugar de la vida desnuda, donde todo pervive agnicamente, quiz en el cruce con la biopoltica, sin dar cuenta de que se trata de apenas eso, una forma de subsistencia.Hablar desde una historia kafkiana es siempre dramtico. Tal vez la tragedia no sea tal, o tal vez lo sea porque se despliega sutilmente en la cotidianidad. Por eso, creo que la apuesta la da Antn Chjov en la carta que le escribe al editor del peridico Tiempo Nuevo, Aleksi Suvorin, explicando sus razones para ir a la isla de Sajaln. En ella explica que la falta de inters por un lugar como Sajaln slo se explica en una sociedad que ha sido la responsable de deportar ah a miles de hombres, es decir, que salen de ella misma. Chjov dice que Sajaln es el lugar en el que el hombre, libre o preso, debe soportar cualquier sufrimiento, y los problemas que ah existen comportan una gravsima responsabilidad. En Sajaln, dice, se dejaron a millones pudrirse en prisin sin razn y brbaramente, fueron corrompidos y los delincuentes multiplicados por esas prcticas. Toda Europa, afirma, saba que la culpa no era de los carceleros, sino de la sociedad rusa misma. Tomo, finalmente, las palabras de Chjov, para terminar mi argumentacin sobre por qu me he interesado por el tema que he expuesto. Creo que su apuesta sigue estando vigente, sus consideraciones persisten para lo que actualmente vivimos y, ms an, desde lo que dice, entenderamos, si fusemos ms sentimentales como lo menciona l, que la responsabilidad es nuestra, y deberamos acudir a esos espacios ignorados:

En cuanto a Sajaln, ambos estamos equivocados, pero quiz usted ms que yo. Parto con la absoluta conviccin de que mi viaje apenas aportar nada a la literatura o a la ciencia; me faltan, para ello, los conocimientos, el tiempo y la ambicin necesarios []. Es posible que no consiga escribir nada, pero aun as el viaje no pierde su atractivo: leyendo, mirando y escuchando, descubrir y aprender muchas cosas.[]No, le aseguro que Sajaln es til; lo nico que lamento es que no vaya en mi lugar otra persona ms competente y capaz de despertar el inters de la sociedad.