Se trata de una

Constitución Dogmática

la cual profundiza la Divina

Revelación como don y enseñanza,

que ilumina y

guía la marcha del pueblo de

Dios a través de la revelación

LA REVELACION EN SI MISMA

TRANSMISION DE LA REVELACION

DIVINA

INSPIRACION DIVINA DE LA

SAGRADA ESCRITURA Y SU INTERPRETACION

EL ANTIGUO TESTAMENTO

EL NUEVO TESTAMENTO

Dios quiso revelarse a Sí mismo y dar a conocer su voluntad por medio del

verbo encarnado, Cristo.

Mediante la revelación Divina quiso Dios manifestarse a Sí mismo, su voluntad en cuanto a la salvación de los hombres.

Cristo para cumplir la voluntad de su Padre envió a sus Apóstoles a

predicar el Evangelio a todos los hombres

los Apóstoles a través de la Sagrada tradición transmiten lo recibido con el

fin de exhortar a la gente a mantenerse en la fe y a vivir

santamente

Dios eligió a ciertos hombres, para que Él pudiera obrar en ellos y por

medio de ellos, de manera que ellos escribieran como verdaderos

autores, solamente lo inspirado y dirigidos por Dios

El antiguo testamento estaba ordenado con una función

determinada: preparar, anunciar proféticamente y significar con

diversas figuras la venida de Cristo redentor universal

Cristo instauró el Reino de Dios en la tierra, manifestó a su

Padre y a Sí mismo con obras y palabras y completó su obra con

la muerte, resurrección y gloriosa ascensión

“toda la Escritura es divinamente inspirada y útil para enseñar,

corregir, educar en la justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto y equipado para toda

obra buena.”

Dios inspirador de ambos Testamentos, hizo las cosas para que

el Nuevo Testamento estuviese viviente en el Nuevo y viceversa.

Los Apóstoles predicaron el Evangelio y nos lo transmitieron ellos y los varones por la inspiración del Espíritu Santo, primero

oralmente y luego por escrito. El Evangelio está en cuatro redacciones, según Mateo,

Marcos, Lucas y Juan