Conciencias Libres n 23
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EL ESTADO GARANTA DE TODAS LAS EXPLOTACIONES. (M. Bakunin)
N 23 ENERO 2013
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HEREJIAS?(CONTINUACIN
Porque aquello tan truculento de las heladas regiones, ni es libertario ni es comunista,como algunos pretendan. Es simplemente, una modalidad de colectivismo. De Estado,
pues ni siquiera se parece al colectivismo de los viejos anarquistas espaoles. Un
muchacho que se ha pasado por aquellas tierras, que a ellas fue delegado entusiasta,
vuelve desencantado. Poco falt para que aquellos excelentes y, al decir de algunos,
modelos revolucionarios, fusilaran materialmente su entusiasmo. Y a tenor de su
desencanto, digo yo de aquel extrao comunismo con que algunos se llenan la boca,
esto:
Yo siempre cre que para asegurar el bienestar de los hombres no se necesitaban ni la
propiedad privada, ni el capitalismo, ni sus consiguientes instituciones autoritarias; que
bastaba simplemente, con: la tierra, sus primeras materias, inteligencia, trabajo y
libertad de iniciativa y de experimentacin para organizar la produccin y el consumo.
Ahora bien, dado que el gobierno ruso ha andado o anda an negociando emprstitos
de dinero, como vulgar banquero arruinado por sus despilfarros, con los gobiernos de
la burguesa europea, quiere decrseme que especie de socialismo es aquel
comunismo suyo que necesita tan primordialmente del Capital para reconstruir la
riqueza de la nacin?No quedan all inteligencias tcnicas ni brazos de buena
voluntad que les ayuden a utilizar las primeras materias? Si el trabajador es all pagado
mitad en especies mitad en dinero segn sus mritos, cmo se compagina esto, que
es una especie de colectivismo, con el comunismo y en qu deja de ser igual, en cuanto
a resultados, este rgimen de salariado del que cresase haber derribado all para
siempre?
Si el gobierno ruso necesita, para que funcione bien su nacionalizacin de la riqueza, que no es
lo mismo que socializacin, del Capital y del Salariado, no dice esto bien claramente que, a
semejanza de cualquier gobierno burgus, el Estado sedicente socialista es incapaz de
organizar aquella vida comunista que tiene por base aquello tan liberal de: de cada uno
segn sus fuerzas y a cada uno segn sus necesidades No veo, por este lado, el comunismo
ruso; pero veo muy bien un Estado, mejor dicho, un gobierno, un partido, un grupo de
hombres, que adueados de toda la riqueza, mediante una polica mercenaria y un ejrcito
que les ha dado el poder, dicen a unos ciudadanos de tercera que creen que ya no hay clases.
Como si un Chitcherin regodendose en Gnova y un antropfago de los campos rusos no
dijeren lo contrario, esto: trabaja militarmente como yo te ordene y por el salario que
merezcas, y si no obedeces te racionar el pan y para no morirte de hambre tendrs que
comerte a tus hijos. Francamente, me parece demasiado cambiazo esta burla. No se le ocurre
ms que aun socialista de Estado. O a un burgus disfrazado de comunista.
Aquel uno de tantos me objetar: el gobierno ruso no puede hacer ms porque la masa obrera
rusa no comprende el trabajo sin una retribucin individual; por esto ha tenido que organizar
el trabajo militarmente y mantener, en parte, el rgimen del salariado Con lo cual se
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demuestra que esta masa obrera rusa que en el campo slo quera las tierras de los seores
para trocar sus productos por dineros y no para que se los requisaran para el ejrcito, y en la
industria no trabaja sino en fuerza de rublos, no es an comunista; es individualista a lo
capitalista, es gananciosa al modo de cada uno para s, es egosta como un burgus, no
altruista como un comunista, es decir, o no estaba ni intelectual ni moralmente preparada
para hacer una transformacin social en sentido verdaderamente comunista o el partido
socialista que detenta el poder no ha sabido hacerla evolucionar en este sentido.
Probablemente son las dos cosas a la vez, y, puntualizando un tanto ms, dir que ni la masa
obrera estaba preparada para actuar el comunismo ni lo ha querido nunca este Estado
socialista que indebidamente se llama comunista.
Continuar objetando el uno de tantos: una nacin no puede ser libertaria ni igualitaria
aisladamente. Qu iba a hacer el gobierno de los supuestos sovietsy yo aado este supuesto
porque no hay tal sovietismo, pues lo mat la mala intencin gubernamental que no quera
este germen de organizacin comunista libertaria- , que iba a hacer el gobierno de la
revolucin combatido por todos los gobiernos burgueses que le arman contrarevoluciones y leniegan emprstitos de dinero porque no puede devolver a los extranjeros la propiedad privada
de que se ha incautado?
Yo no s lo que poda haber hecho el gobierno de Lenin ni lo que poda haber hecho el
proletariado ruso; no siendo comunistas no podan hacer ms que amalgamas colectivistas-
capitalistas y salir del paso con remiendos, componendas, transacciones y oportunismos de
ocasin; pero s se una cosa: que con la tierra, `primeras materias, instrumentos adecuados,
inteligencia, trabajo y libertad, una nacin puede intentar hacer comunismo con probalidades
de dar a las dems un modesto y honesto ejemplo de libertad y de igualdad, aunque no
obtuviere de momento para sus individuos aquel mximo de bienestar material que les
facilitara el intercambio con las dems naciones. (En la apartada y aislada Groenlandia hay
tribus de esquimales que, sin medios apenas de vida, han dado este modesto ejemplo de
comunismo, y alguna hasta de anarquismo, y una nacin como la inmensa Rusia, granero de
Europa y depsito de primeras materias, no ha podido dar este ejemplo? A ver, a ver si
tendremos que confesar que el obrero que todo loproduce oh vacuidad de los tpicos! No
sabe como producir en cuanto ha eliminado al cochino burgus que le explota), pero que con
la propiedad de la riqueza en manos de un gobierno, sin inteligencia en las masas, ni buena
voluntad para echarse a trabajar y producir estos millones de burcratas, policas y soldados
rusos, sin una mentalidad y una tica, sobre todo una tica, comunistas, y por aadidura con el
salariado, que es lo mismo que decir sin libertad, se pueden hacer tantas revoluciones y tantos
ensayos de gubernamentalismo obrero como quieran los pueblos y sus malos pastores, pero
nunca obtendrn la libertad y la igualdad deseadas y sealadas por el comunismo.
Vale esto la pena de una hecatombe para los que no queramos ms telas de Penlope? Es un
edificio sin cimientos ni seso fundamentalmente comunista, o es una de tantas etapas
conmocionales por las cuales la humanidad atraviesa y camina lentamente, caticamente,
como ciego sin lazarillo, hacia un fin que tal vez todos desconozcamos? Avergualo Vargas, que
yo ya tengo averiguado una cosa: que hay mucho comunismo sin comunistas por estos
mundos revolucionarios, como hay mucho republicanismo sin republicanos en el campo de la
democracia y mucho cristianismo sin cristianos en el campo religioso; que las predicaciones
que ahora se estilan para exaltar al respetable no conseguirn hacerme confundir la magnesiacon la gimnasia, y que a mi testarudez de viejo anarquista me atengo, es decir, que antes de la
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accin es el verbo, digan lo que quieran el entusiasmo y la impaciencia de los cndidos que se
suman como rebaos a la primera revolucin poltica que les sale al paso.
Capital, salariado, nacionalizacin, dictadura, partido rivalizando por el poder, diplomticos,
ejrcito, polica, burocracia, crceles, ejecuciones, miserias, hambres, todo, todo resucitado,
todo calco, todo burgus, lo odiadamente burgus, con mscara comunista. He aqu a donde
ha llevado y nos llevar la ignorancia de los ms y la granujera de los menos. La historia se
repite. Las crticas a prioride los comunistas anarquistas se han confirmado. El hecho ruso nos
dice claramente que tenamos razn. En fin, vivamos para ver abrazos de ciertos socialismos y
capitalismos nauseabundos, como antes lo vimos de repblicas y monarquas. Esta pobre
humanidad no da ms de s. Paciencia y sigamos propagando, que no es buen comunista el que
no ve la revolucin y el porvenir a travs del inters de los dems y del de sus hijos. Y
digamos, remedando, mi reino no es de este tiempo.
IIILa crtica es fcil, el arte difcil me canturrear un sindicalista malhumurado porque
no apechugo con el destartalado revolucionarismo de porrazo a lo tun-tun y salga lo
que saliere Ciertamente, pero hay que apechugar con la crtica y escucharla con
paciencia, pues in ella an andaramos revueltos con el oso de las cavernas. Es
descontentadiza, lo s, gruona a veces como la ma, pero estimula el espritu de
iniciativa. Matarla es matar el progreso.
Disgregaciones aparte, veamos, pues, como andamos de artistas y factores de
reconstruccin. En la presente hora confieso ingenuamente que no acierto a verlos ni
entre los colectivistas-estadistas, ni entre los comunistas-anarquistas, ni entre lossindicalistas revolucionarios.
Con candil se puede ir buscando al hombre nuevo y no se topar ms que con
hombres hijos de su tiempo y de su medio burgus. Ni terica ni moralmente. Por
encima de todas las ideologas que decimos sustentar, flota y dirige y domina una
mentalidad tan embrollada y una tica tan oscurecida, tan propia hechura de nuestro
medio social, que veo muy difcil desprenderse del tironazo que nos da
imposibilitndonos ver claro para sentir y actuar el porvenir anhelado.
Pongamos esto en solfa preguntona: Aqu tenemos el sindicalista partidario del
sabotaje, del holgazanear en el taller, hasta el hurto de mercancas, pensando en comoimpondr al patrono mayor jornal y menos horas de trabajo, es decir, todos estos
medios de lucha sugeridos por la presente necesidad de vencer al patronato.
Conseguir un da con ellos vencerle colectivamente. No es dudoso el triunfo ms o
menos lejano. Pero dgaseme: no habr adquirido tambin al par de esta victoria
hbitos de destruccin, de holganza, de parasitismo, de egosmo individual, de clculo
mercantil, hbitos completamente reidos con la actuacin de una sociedad comunista
que requiere trabajo asiduo, previsin, desinters, iniciativa, sabidura, etc.?
Y este anarquista que slo suea con matar al vil burgus y volarle su propiedad, no
adquiere asimismo el hbito de lo violento, de lo brutal, el desprecio a la vida,, un
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ningn amor al prjimo?No resultar un completo soldado para un ejrcito rojo, pero
un mal operador Para el taller comunista? El caso Casanellas, aviador en el ejrcito rojo
ruso, es muy tpico.
Y este socialista autoritario que slo anhela imponer la jefatura de su partido, no
adquiere igualmente el hbito de mandar, de imponer su ley, de despreciar el parecerajeno, de no tener en cuenta que hay a su lado otros seres que pueden tener ideas e
iniciativas tal vez mejores? No contribuye a formar para maana sbditos y amos?
La suma de todos estos hbitos, puede da, no ya hoy, ni siquiera maana, el hombre
nuevo de la nueva sociedad? Imposible de todo punto. Tendramos que ser ngeles y
el medio hace de nosotros demonios, y perdnemese la figura religiosa, que hasta en
el modo de expresar el pensamiento surge el tirn del medio. Santos requerir el
comunismo y la revolucin le entregar los mortales defectuosos de la sociedad actual.
(continuar)
Jos Prat
PSICOLOGIA DE LA REVOLUCIN (XII)
DEFINICIONES, MTODO, AXIOMAS
(XVII)
En apoyo de este resumen, me limitar
a reproducir los siguientes prrafos del
Diccionario de Bergier, revisado,
aumentado y anotado por monseor
Doney, obispo de Montauban y Toms
Gouset, arzobispo de Reims.
Segn los telogos, la Ley es la
voluntad de Dios notificada las
criaturas inteligentes, por la cual
les impone una obligacin, es
decir, les coloca en la necesidad de
hacer o de evitar tal accin, so pena de
ser castigados.
Segn esta definicin, sin la nocin de
un Dios y de una providencia, no hay
ms ley ni obligacin moral
propiamente dicha.
Por eso llamamos leyes, por analoga,
a las voluntades de los hombres que
tienen autoridad para recompensarnos
y castigarnos; pero tal autoridad sera
nula e ilegtima si no viniera de Dios.
Juan Jacobo Rousseau, Kant, el
mismo Espinosa, M.M. Causin,
Juan Reynaud, Julio Simn, todos
los eclcticos, los espiritualistas,
los socialistas, los pantestas,
incluso Augusto Comte, que niega a
Dios y forja el ser humanitario, no
hablan de otra manera.
Bergier concede fcilmente que nuestra
razn puede llegar hasta descubrir la
utilidadde la ley; pero niega que pueda
convertrnosla en deber, en lo que
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estn de acuerdo la mayora de los
filsofos.
La razn, o la facultad de razonar,
puede indicarnos lo que nos es ms
ventajoso hacer o evitar; pero no nosimpone la necesidad de hacer lo que
nos dicta. La ley puede intimarnos; pero
por si misma no tiene fuerza de tal. Si
Dios no nos hubiese ordenado seguirla,
podramos resistirnos sin ser culpables.
La luz que nos gua y la ley que nos
obliga, no son una misma cosa.
M. Gouset, en las notas que ha puesto
al Diccionario, expone las ideas deBergier en estos trminos:
Ninguna razn puramente filosfica
puede establecer la distincin del bien
y del mal. El filsofo que tiene la dicha
de tener ideas justas y precisas sobre
cuestin tan importante, queda, en
todo, impotente para convencer del
error, por su propia razn, al
filsofo de ideas contrarias.
Y ms abajo aade:
Se puede preguntar si
naturalmente y por s misma
tiene la conciencia nociones del
bien y del mal. Las observaciones que
hemos hecho sobre los artculos
Certeza, Evidencia, FE, Lenguaje, Razn,
Relacin y Verdad, demuestran que
esta nocin, como las otras, es
transmitida al hombre por la tradicin,
y que no puede encontrarla ms que en
la sociedad. Pero la sociedad a su vez
ha recibido de Dios quien se las ha
enseado. Por consiguiente, una vez
ms deducimos que dios es el autor de
estas nociones, y que sobre Dios
descansa su demostracin filosfica.
Por eso la ciencia moral debe estar
ntimamente unida a la idea de dios, es
decir, a la revelacin
Y como para justificar la observacin de
Monseor Gouset vemos que losfilsofos, a lo menos los que admiten
una moral superior al egosmo, como
J.J. Rousseau, Kant, V.Cousin, J.Simn,
J.Reynaud, L. Oudod, etc., etc., ligan las
leyes de la moral a dios y a una
revelacin histrica o psquica.
En cuanto a los filsofos que niegan
toda especie de revelacin o no la
tienen en cuenta, tales como SaintLambert, DHolbach, Bentham, Hobbes,
Hegel y los pantestas modernos, bajo
el nombre de Ley Natural, o caen quien
en el comunismo y el despotismo,
quien en el egosmo, el utilitarismo, el
organismo y el fatalismo, es decir, que
con la libertad niegan la justicia.
En esto estriba la ciencia de la
Religin. Existe, ha sido dada, no
como pretendan los antiguos
incrdulos, con la intencin y el
propsito premeditado de
esclavizar la especie humana, por
ms que sta haya sido su resultado,
sino para juzgar una razn, una
autoridad y una base a la justicia, sin la
cual la sociedad no puede subsistir.
Despus de lo dicho, concbese hasta
que grado es indigno discutir como lo
hacen los protestantes sobre la
legitimidad de la Iglesia romana, sobre
la certeza de su tradicin y la
autenticidad de su doctrina, sobre la
verdad de su dogma, la pureza de su
disciplina, las variaciones de su historia,
la verdad de las profecas y de los
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milagros, la misin de Moiss, la
cualidad del Mesas, etc.
Concbese asimismo cunto hay de
irracional y de hipcrita en la sociedad
que proclamndose religiosa, pretende
separar lo espiritual y lo temporal y
separar la Iglesia del Estado.
Tanto equivaldra proveer de muletas a
un lisiado, para obligarle luego a
llevarlas colgando de la espalda.
XVIII
Establecidos estos principios, se explica
la teologa del movimiento de la
historia.
Este movimiento, que unos toman
como un progreso, mientras que otros
no lo aprecian ms que cual una
agitacin irracional y estril, no es otra
cosa, segn los inspirados, que el
efecto de la lucha que desde luego se
establece entre la naturaleza egosta y
ms victoriosa de la ley, expresin
revelada de la sociedad. Tal es, en el
fondo, la filosofa de Bossuet en su por
qu la Iglesia ha tomado el nombre de
militante; su enemigo es el ngel de las
tinieblas, personificacin del mal,
autor principal de nuestra cada.
Suponer que, a semejanza de lo
ocurrido con el `progreso que se
observa en las ciencias y en la
industria, resultado de nuestraciencia acumulada, se verifica tambin
en la justicia con absoluta
independencia de la accin eficaz de la
gracia, es proposicin de la que
protesta con todas sus fuerzas la
teologa, que la declara destructora de
la religin, y por consiguiente de la
moral y de la sociedad.
Y no solamente la inmoralidadcontempornea parece dar razn a la
teologa, sino que sobre este punto la
filosofa desta piensa en el fondo como
la Iglesia. Cree y ensea que la
sociedad, como el cuerpo humano, est
sujeta a la corrupcin y a la decadencia;
que de vez en cuando tiene necesidad
de restablecer sus costumbres; que
esta regeneracin moral no puede
tener efecto sino a condicin de
renovar tambin el dogma. Qu es el
dogma? La palabra interior, divina y
providencial, que se deja sentir en las
pocas fatdicas, para la regeneracin
de las sociedades. Por esto vemos hoy
claras inteligencias, almas generosas,
convencidas de que la corrupcin
ha llegado a su colmo, que el
cristianismo est gastado como el
paganismo en otras pocas,
sostener que importa dirigir una
splica a la divinidad implorandouna manifestacin del dogma. Venga a
nos la revelacin, pero no en demasa!
Hasta tal punto ha penetrado la
conciencia de los hombres el sistema
de la trascendencia salido de los
conceptos fundamentales y de las
primeras hiptesis de la razn,
formulado en leyendas poticas y en
maravillosas relaciones y mantenidopor la pobreza de espritu de los
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filsofos!... Sabido es como, despus de
haber derribado por medio de su
Crtica de la razn pura todas las
pretendidas demostraciones de la
existencia de Dios, el incomparableKant acab de descubrirla en la razn
prctica. Ta Descartes haba llegado
antes que l al mismo resultado, y es
maravilla ver los ltimos discpulos de
este metafsico equilibrista
desechar la autoridad de la
Iglesia, la revelacin de Jess, la
de Moiss, de Zoroastro, de los
bracmanes, de los druidas y todoel sistema de las religiones, para
afirmar en seguida, como hecho de
psicologa positiva, la revelacin
inmediata de Dios en las almas.
Segn estos seores, Dios se nos
manifiesta directamente por medio de
la conciencia; lo que se llama sentido
moral, es la propia inspeccin de la
divinidad. Por el slo hecho de
reconocer la obligacin de obedecer la
justicia, soy, segn ellos, creyente,
adorador del Ser Supremo y partidario
de la religin natural.
El deber! Basta con que pronuncie esta
palabra, para afirmar que soy doble; yo,que estoy ligado con el deber por una
parte, y el otro, es decir, Dios, que ha
formado este lazo que se ha
establecido en mi alma, que me domina
por entero, que an cuando me
imagino hacer un acto de
autonoma, me conduce, sin que
me d cuenta de ello, por su
imperiosa sugestin.Precisa que nos tomen por nios
grandes. La posesin divina, imaginada
al desesperar de hallar la causa, por
una escuela tmida, es la ltima
boqueada de la supersticin
trascendental. Ms an; es la frmula
vedada de la verdadera filosofa, y
`peor ser para quien se engae en
ello.
XIX
Sistema de la revolucin.- El otro
sistema, radicalmente opuesto, cuyo
triunfo tiende a asegurar la revolucin
es el de la Inmanencia, o sea el de la
idoneidad de la justicia en la
conciencia.
Segn esta teora, el hombre, aunque
originario de un estado de salvajismo
completo, produce incesantemente,
por el desarrollo espontneo de su
naturaleza, la sociedad, solamente por
un esfuerzo de abstraccin puede
considerrsele en un estado de
aislamiento y sin ms ley que el
egosmo. Su conciencia no es doble,
como ensean trascendentalistas; no
revela por una parte la animalidad; lo
que hay es que est paralizada. Parte
integrante de una existencia colectiva,
el hombre siente su dignidad en s
mismo y en los dems, y as lleva en su
corazn, por as decirlo, el principio de
una moralidad superior a su individuo.
Y este principio no lo recibe de fuera, le
es ntimo, inmanente, constituye su
esencia, la esencia de la sociedad
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misma, es la propia forma del alma
humana, que no hace ms que
precisarse y perfeccionarse ms y ms
por las relaciones siempre crecientes,
que hace nacer de da en da la vidasocial.
La justicia, en una palabra, es en
nosotros como el amor, como las
nociones de lo bello, de lo til, de
lo verdadero, como todas
nuestras potencias y facultades.
Por eso niego, que deba hacerse una
excepcin para la justicia, porque nadie
atribuye el amor, el espritu deempresa, o la ambicin a Dios.
La justicia es humana, en todo humana
y nada ms que humana, y se falta a
ella si se la relaciona de lejos o de cerca
con un principio superior o anterior a la
humanidad. Que la filosofa se ocupe
tanto como quiera de la naturaleza de
Dios y de sus atributos; pero lo quesostengo es que la nocin de Dios
tiene tanto que hacer en nuestras
constituciones jurdicas como en
nuestros tratados de lgebra o de
economa poltica. La teora de la
Razn prctica subsiste por s misma;
no supone ni requiere para nada la
existencia de dios, ni la inmortalidad de
las almas; ms an: sera una mentira situviera necesidad de semejantes
apoyos.
XX
He resumido las dos hiptesis quesobre la ciencia de las costumbres se
disputan el mundo. Mi intento no ha
sido escribir un tratado de moral, y
mucho menos una filosofa de la
historia, sino simplemente de
orientarnos.
En virtud de qu somos honrados
cuando lo somos, y porque dejamos de
serlo cuando el egosmo nos domina?Qu es la justicia? Existe? Tiene su
centro en el hombre? Podemos
reconocerla y seguirla? Qu garantiza
en nosotros su realidad, su necesidad y
su supremaca bienhechora?
Podremos sacrificarnos, sin la
esperanza de volver a ser dichosos para
toda la eternidad?
Lo que equivale a preguntar: Est lajusticia con la Iglesia o con la
Revolucin? No se le ocurri,
Monseor, a vuestro Eugenio de
Mirecourt el hacerme decir que el
cristianismo era una majadera y un
vejestorio que se cae por los suelos?
Dios slo puede responder con sus
rayos, a menos que deje a los hombres
el que le enven por loco a Bicetre.No, Monseor; jams me expres sobre
la religin cristiana, ni sobre ninguna
otra, en trminos tan poco dignos; he
respetado siempre la humanidad en sus
actos, en sus instituciones, y hasta en
sus prejuicios, idolatras y definiciones.
Cmo no haba de respetarla en el
cristianismo, monumento grandioso de
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su virtud y de su genio, fenmeno el
ms formidable de la historia.
La religin es la enamorada
mstica del espritu, la compaera
de sus jvenes y libres amores.Como los guerreros de Homero, el
espritu no vive slo en la tienda.
Este Cupido necesita de una amorosa
Psiquis. Jess, perdonando a la
Magdalena, nos ha enseado la
indulgencia para con las cortesanas.
Pero llega un da en que el espritu,
fatigado de su propia exuberancia,
suea en unirse con lazo indisoluble ala ciencia, la severa matrona que
algunos llaman sabidura. Por algunos
instantes el espritu parece divorciarse
de la Iglesia, para reconciliarse
despus. Yo ser para ti la sabidura
dcele la religin;-ser ms bella
Inexorable destino! La naturaleza
de las ideas, lo mismo que la de
las cosas, no pueden adulterarse.Como la ninfa abandonada de
Narciso, que a fuerza de languidez
acab por desaparecer en el aire, la
religin se transforma poco a poco en
un impalpable fantasma.
Hoy ya no es ms que un recuerdo que
queda en el fondo del espritu, una
impresin que an guarda el corazn
del hombre de un sentimiento pasado.(Final)
P.J.Proudhon
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