Conceptos Basicos de Argumentacion

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CONCEPTOS BÁSICOS DE ARGUMENTACIÓN Es necesario filosofar. Pues o filosofamos o no filosofamos. Si lo primero, pues filosofamos y si lo segundo tenemos que pensar por qué no filosofamos y ya estamos filosofando. Por lo tanto, filosofamos. Aristóteles Presencia de la Argumentación La argumentación es un ejercicio intelectual relacionado prácticamente con todas las actividades profesionales y de intercambio cognoscitivo entre las personas. Un médico que decide operar le explica a su paciente las razones por las que tomó esa decisión. Un juez que dicta sentencia, un fiscal que acusa o un abogado que defiende, aportan elementos de juicio, argumentos, para sustentar sus respectivos puntos de vista; aunque sean antagónicos entre sí. Un profesor al reprobar a un alumno; un estudiante al defender una tesis, un administrador al tomar una decisión en la empresa, o un funcionario público al aplicar un procedimiento, justifican con base en datos y reglas, convenios, reglamentos o leyes, el paso que dieron. Dios, en muchas religiones, se toma la molestia de explicarle a sus criaturas la razón de sus mandatos. Y en muchos de estos casos, desde el médico a la divinidad, pasando por los administradores, economistas, filósofos hasta el narrador de fútbol, lo realizan por escrito. De ahí la importancia de atender al mejoramiento de esta competencia argumentativa. La argumentación como teoría se orienta a dar respuesta a las preguntas básicas acerca de nuestras capacidades naturales de inferencia, y a explicitar los procedimientos correctos y los procedimientos perniciosos, que mejoran o entorpecen la capacidad argumentativa de cualquier persona cuando opera fuera del ámbito formal. La argumentación es un esfuerzo por ver los alcances de la racionalidad humana sin auxilio de la lógica. O con su auxilio, pero en contextos prácticos. Todos sabemos que la lógica es un sistema formal que se preocupa esencialmente por la forma de las proposiciones y sus relaciones, que por el contenido de las mismas. Con este queremos decir que la lógica es un sistema formal de pensamiento y que la argumentación es una disciplina informal. La lógica maneja lenguajes técnicos y la argumentación trabaja desde los lenguajes naturales como el español o el inglés. Aunque la argumentación no es una lógica aplicada como tal, si debemos recordar que el criterio de corrección de la argumentación supone un respeto a las reglas estudiadas de la lógica, del cálculo de predicados, del cálculo proposicional, y de la

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Breve descripción de todo tipo de falacias: cómo detectarlas y cómo evitarlas. Escrito por el profesor Francisco Rodríguez, Universidad del Rosario, Bogotá.

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  • CONCEPTOS BSICOS DE ARGUMENTACIN

    Es necesario filosofar. Pues o filosofamos o no filosofamos. Si lo primero, pues filosofamos y si lo segundo tenemos

    que pensar por qu no filosofamos y ya estamos filosofando. Por lo tanto, filosofamos.

    Aristteles

    Presencia de la Argumentacin

    La argumentacin es un ejercicio intelectual relacionado prcticamente con todas las actividades profesionales y de intercambio cognoscitivo entre las personas. Un mdico que decide operar le explica a su paciente las razones por las que tom esa decisin. Un juez que dicta sentencia, un fiscal que acusa o un abogado que defiende, aportan elementos de juicio, argumentos, para sustentar sus respectivos puntos de vista; aunque sean antagnicos entre s. Un profesor al reprobar a un alumno; un estudiante al defender una tesis, un administrador al tomar una decisin en la empresa, o un funcionario pblico al aplicar un procedimiento, justifican con base en datos y reglas, convenios, reglamentos o leyes, el paso que dieron. Dios, en muchas religiones, se toma la molestia de explicarle a sus criaturas la razn de sus mandatos. Y en muchos de estos casos, desde el mdico a la divinidad, pasando por los administradores, economistas, filsofos hasta el narrador de ftbol, lo realizan por escrito. De ah la importancia de atender al mejoramiento de esta competencia argumentativa.

    La argumentacin como teora se orienta a dar respuesta a las preguntas bsicas acerca de nuestras capacidades naturales de inferencia, y a explicitar los procedimientos correctos y los procedimientos perniciosos, que mejoran o entorpecen la capacidad argumentativa de cualquier persona cuando opera fuera del mbito formal. La argumentacin es un esfuerzo por ver los alcances de la racionalidad humana sin auxilio de la lgica. O con su auxilio, pero en contextos prcticos. Todos sabemos que la lgica es un sistema formal que se preocupa esencialmente por la forma de las proposiciones y sus relaciones, que por el contenido de las mismas. Con este queremos decir que la lgica es un sistema formal de pensamiento y que la argumentacin es una disciplina informal. La lgica maneja lenguajes tcnicos y la argumentacin trabaja desde los lenguajes naturales como el espaol o el ingls.

    Aunque la argumentacin no es una lgica aplicada como tal, si debemos recordar que el criterio de correccin de la argumentacin supone un respeto a las reglas estudiadas de la lgica, del clculo de predicados, del clculo proposicional, y de la

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    silogstica: de otra forma no podramos hablar con sentido. Cuando argumentamos bien se dice que somos racionales o razonables. Cuando argumentamos mal, que somos falaces.

    El lenguaje en el que hablamos tiene variadas caractersticas. Con las palabras podemos interrogar, ordenar, gritar, exclamar, conjurar, relatar o argumentar. Y mientras hacemos uso de cada una de estas capacidades no estamos discriminando en cada momento en cual de ellas nos encontramos, simplemente hablamos o escribimos dependiendo de la dinmica de la comunicacin. No obstante, con algo de autoconciencia podemos establecer, en cada momento, cul modalidad del lenguaje estamos empleando, y nuestros interlocutores actan en consecuencia.

    Para que exista la argumentacin tiene que existir la intencin de probar una idea, una tesis, una opinin. Si se cumple este requisito habremos salido de la interrogacin, la admiracin, la realizacin verbal y estaremos en la argumentacin. Siguiendo una analoga jurdica decimos que un buen argumento es aquel que, sometido al tribunal de la razn, fue exonerado, pues resisti los ataque de la crtica y pudo mostrar un caso o una situacin favorable a su tesis.

    La correccin de un argumento vendr dada no por su estructura formal que se adecua a una regla, como en el caso de la lgica formal, sino por otros criterios prcticos que en ltimas involucran el sentido comn. La argumentacin es una prctica ancestral que se ha venido decantando con el tiempo y ha tenido en el campo del derecho y en el de la ciencia su lugar natural.

    Qu es argumentar?

    Ms especficamente, argumentar es la exteriorizacin de una intencin. La intencin de mostrar la verdad de una idea, en funcin de la verdad de otras. Es la pretensin de indicar que la verdad de las premisas se traslada, por un procedimiento razonable, a la verdad de una conclusin. Es dar razones de lo que pensamos, en lugar de recurrir a la simple autoridad. Y aunque suene tautolgico, argumentar es proponer argumentos.

    Un argumento es una construccin intelectual en la cual llegamos a conclusiones, o resultados, apoyados en razones o premisas (asumidas como verdaderas) siguiendo reglas o procedimientos legtimos. Un buen ejemplo de esta actitud la encontramos en los filsofos de la ciencia y en especial a los filsofos estoicos, quienes no se sentan en trance oracular cuando exponan su pensamiento. No hablaban como dioses hermticos a sus criaturas deslumbradas. Antes bien, se ponan al nivel de sus interlocutores y con esfuerzo persuasivo, tejan una a una las ideas; de las ms evidentes, a las menos evidentes. De modo que pudiramos seguirlos, paso a paso, ideas tras idea, y nos encontrramos fraternales al final del camino, en la misma conclusin. Incluso, aunque no coincidamos en los mismos puntos de vista, si alguien se toma la molestia de razonar con nosotros, habremos ganado en claridad y

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    el desacuerdo podr darse en mejores trminos. A todas estas intenciones y al ejercicio intelectual que las acompaa llamamos argumentacin.

    El dilogo Nuestra vida, como estos dilogos

    y como todas las cosas, ha sido prefijada.

    tambin los temas a los que nos hemos acercado.

    Con el correr de la conversacin he advertido que el dilogo es un

    gnero literario, una forma indirecta de escribir.

    El deber de todas las cosas es ser una felicidad; si no son una felicidad

    son intiles o perjudiciales. A esta altura de mi vida siento

    estos dilogos como una felicidad. las polmicas son intiles, estar de antemano de lado o del otro es un error, sobre todo si se oye

    la conversacin como una polmica, si se la ve como un juego en el

    cual alguien gana o alguien pierde. El dilogo tiene que ser una investigacin-

    y poco importa que la verdad salga de uno o de boca de otro.

    Yo he tratado de pensar al conversar, que es indiferente que yo tenga razn o que tenga

    razn usted; lo importante es llegar a una conclusin, y de qu lado

    de la mesa llega eso, o de que boca, o de qu rostro, o

    desde qu nombre es lo de menos. JORGE LUSIS BORGES

    Despus de esta invitacin de Borges a la sana y amable controversia, al dilogo argumentado y constructivo, veamos ejemplos de argumentacin y distingamos sus dos componentes bsicos.

    Ejemplos 1:

    Sneca nos dice en sus Cartas a Lucilio: sufre ms de lo necesario el que sufre antes de lo necesario, sentencia comprensible por s misma sin ningn estudio especial, pero que, para una mejor comprensin, el estoico nos aclara agregando: ...porque sufre dos veces. 1

    1 SNECA, Lucio Anneo: La Consolacin a Helvia y Cartas a Lucilio. Editorial Salvat. Madrid, 1971.

    [Traduccin de Juan Carlos Garca-Borrn]

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    Pensemos en la visita al dentista para calzar una muela, cuando el zumbido de la fresa nos aterroriza. Es absurdo sufrir hoy, estando en casa muy cmodos, si de todas formas sufriremos maana en la silla de torturas. La mxima del filsofo nos invita a controlar la imaginacin daina. Tal como ya lo sealara su maestro Epicteto. No os aterroricis en un terremoto como si toda la ciudad se os fuera a caer encima. Porque un solo ladrillazo en la cabeza es suficiente para mataros. 2

    Ejemplo 2.

    Queremos llegar a la conclusin de que pediatras y veterinarios estn en la misma situacin con respecto a sus pacientes, pues los nios muy pequeos y los animales no hablan. Decimos entonces: Si es difcil saber el dolor que sienten los animales, porque el dolor es subjetivo y los animales no pueden hablar, entonces veterinarios y pediatras se encuentran en la misma situacin Aqu se ve claro los elementos llamados premisas y el elemento llamado conclusin. De dnde partimos y a dnde llegamos.

    Un argumento puede tener la extensin de una lnea, pero tambin puede ser tan extenso como una obra de cuatro volmenes. La cantidad de informacin requerida para sustentarlo, no importa. Anthony Weston, en sus Claves de la Argumentacin3 nos trae un ejemplo lacnico, pero certero de Churchill, para defender el optimismo: Sea optimista, lo dems no trae dividendos. Quien lea esta frase se hace a una idea y puede compartirla o refutarla.

    En el otro extremo de la argumentacin podra estar el caso del Obispo James Usher, presentado por Jay Stephen Gould, el paleontlogo americano, como un caso paradigmtico de investigacin cientfica. El obispo ingls se plante en 1640 una pregunta muy ambiciosa: Cundo fue creado el mundo? Pregunta que, puesta en trminos de la ciencia moderna, sera Cundo se origin el mundo?

    Usher mostr, siguiendo la nica pista con que se poda contar en su poca, la Biblia, que el mundo haba sido creado el 1 de octubre del ao 4004 antes de Cristo, a las nueve de la maana. Llegar a esta conclusin le demand veinte aos de trabajo y una obra de dos mil pginas, pginas que bien podramos considerar las premisas de su argumento. Insisto, un argumento no se mide ni por su extensin, ni por su veracidad, (en principio) sino por la intencin que anima a su defensor.

    Qu es tener competencia argumentativa?

    Del mismo modo que todas las personas tenemos competencias comunicativas, es decir, la capacidad de desenvolvernos con solvencia en el manejo del lenguaje, pues desde nios nos entrenan directa e indirectamente en su uso; tambin, a lo largo de la vida, nos adiestramos en la argumentacin; y, en reiterados intercambios,

    2 EPCTETO: Meditaciones. Editorial Porra. Mxico, 1980.

    3 WESTON, Anthony: Las Claves de la Argumentacin. Editorial Ariel. Bogot, 1995.

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    aprendemos a confrontar pensamientos, a razonar con alguna precisin, a obtener ideas de ideas, a mostrar acuerdos y desacuerdos.

    La argumentacin es una competencia, como la capacidad de comunicarnos, pero a diferencia del manejo del lenguaje, el nfasis que los padres y maestros ponen en su correccin, es menor al que ponen en corregir las oraciones, vocabulario y gramtica; razn por la cual somos menos diestros en su ejercicio. Este subdesarrollo se evidencia claramente en pruebas sobre competencias realizadas recientemente entre estudiantes de distintas modalidades acadmicas: Las pruebas del ICFES a estudiantes de Educacin Bsica Primaria, los Exmenes de Estado por competencias, las pruebas de la Secretara de Educacin Distrital a los colegios de Bogot y las pruebas aplicadas por un grupo de investigacin de la Universidad Pedaggica Nacional a estudiantes de los distintos programas de la facultad de Educacin de la UPTC. De los exmenes aplicados por el Instituto de Estudios Pedaggicos de la Secretara de Educacin de Bogot (IDEP) a 250.000 escolares de instituciones pblicas y privadas de la capital, se hablaba en la prensa de una calificacin promedio de dos punto cuatro (2,4) sobre cinco (5.0).

    Entre ms educada una persona, ms atencin presta a la forma como se expresan sus hijos. Ningn padre les hablara todo el tiempo con expresiones como agugu, agaga, toto, tati etc., al contrario, a medida que el nio crece se esmera por ensearle a pronunciar correctamente las palabras y a construir frases con sentido de modo que los dems le entiendan.

    Pero, en asuntos de argumentacin, la atencin es menor o nula. Incluso, en muchas ocasiones cuando al nio se le corrige, el resultado final es la atrofia de lo poco bueno que traa desde la cuna: no me lleve la contraria joven que yo soy su pap y s porqu se lo digo o los mayores siempre tenemos la razn o no se exponga a una paliza, y haga lo que le digo, Qu me viene usted a ensear si yo me quem las pestaas en la U. cuatro aos etc. Expresiones e indicaciones que pervierten eficazmente nuestra capacidad de razonar. Muchos padres estn ms interesados en que sus hijos obedezcan y no en que razonen.

    En estas condiciones decimos que la competencia argumentativa es una sensibilidad particular a los argumentos. En primer lugar, es estar dispuesto a razonar con los dems en trminos de igualdad intelectual.

    De entrada todos somos iguales, as en el fondo se piense que unos son ms iguales que otros. Si quisiramos pensar, como lo hacen los administradores de empresas, en trminos de indicadores de gestin, diramos que nuestra competencia argumentativa es directamente proporcional al tiempo que seamos capaces de permanecer en una polmica sin perder el inters o la compostura.

    La competencia argumentativa es igualmente proporcional a la sensibilidad puesta en exigir a los dems la justificacin de sus puntos de vista y al esfuerzo que hagamos por presentar los nuestros de la forma ms coherente.

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    Aunado a esta exigencia va la constante revisin de los lugares comunes desde donde solemos argumentar. En resumen, podramos decir que se es competente argumentativamente cuando se est en capacidad de producir argumentos correctos. Y, siguiendo a Weston4, a Prez5, a Almeida6 y a Iriarte7, es decir, siguiendo a Weston, podramos reducir a cinco las caractersticas identificadoras.

    1. Distinguir la conclusin que se desea probar, de las premisas con las cuales se desea apoyar. 2. Presentar las ideas en un orden natural buscando una ptima comprensin. 3. Partir de premisas fiables, bien establecidas de conocimiento de calidad para que tengamos mayor probabilidad de llegar con certeza a la conclusin. 4. Usar un lenguaje concreto evitando al mximo las ambigedades. 5. Evitar el lenguaje emotivo que con frecuencia desva las discusiones del punto central a la periferia.

    Estar atento a estas cinco caractersticas es un paso importante en el adelantamiento de la claridad intelectual y del dominio de la competencia argumentativa.

    Por qu es importante argumentar?

    Argumentar es importante bsicamente por tres tipos de razones: Acadmicas, Polticas y Morales:

    Las Razones Acadmicas a favor de la argumentacin son claras: No existe conocimiento, antiguo ni moderno, ni mucho menos progreso en el conocimiento, si no se vive en una cultura del debate y la controversia racional de ideas. El profesor Jos Grans Sellars hablando de la formacin de una cultura acadmica, la identifica con la formacin de la universidad misma, y destaca como rasgos fundamentales, dos caractersticas directamente vinculadas a la propuesta formulada aqu: El primero de estos rasgos podra ser enunciado como un rechazo explcito a los argumentos de autoridad. Por principio se considera que toda afirmacin es discutible. No hay verdades sagradas. Todo debe ser sometido a la crtica. En este sentido este rasgo es un principio democrtico en el interior de las comunidades acadmicas... El segundo rasgo de la cultura acadmica podra enunciarse en trminos de un privilegio por la argumentacin racional. La discusin acadmica se da sobre la base de razones explcitas que se pueden exponer coherentemente en el lenguaje(Intervencin en el segundo encuentro nacional de egresados del programa de Docencia Universitaria en la UIS. Junio de 2000)

    4 WESTON, Anthony: Las Claves de la Argumentacin. Primera reimpresin en espaol. Editorial Ariel,

    Barcelona, 1994. 5 PREZ, Hctor: Nuevas Tendencias de la Composicin Escrita. Editorial Magisterio, Santa Fe de Bogot,

    1999. 6 ALMEIDA, Aires: Lgica Informal. Texto en portugus bajado de Internet

    7 IRIARTE, Fernando: Cmo Escribir un Ensayo. Ediciones Esquilo. Bogot, 2001.

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    No abundaremos aqu en detalles acerca de la importancia acadmica del ejercicio argumentativo, el presente escrito en su conjunto es un alegato mucho ms amplio en su favor. Tal vez, slo sea necesario apuntalar una de las ideas presentadas por el profesor Grans para redondear una aproximacin.

    Cuando l dice que en la esfera acadmica, y especialmente universitaria, todas las ideas son susceptibles de crtica, nos trae a la mente esa frase tan comn en el argot popular: Esa es mi idea, resptemela, si quiere que les respeten las suyas. Curiosamente, lo interesante de la universidad, y de la universalidad del conocimiento, es la claridad alcanzada respecto de a quin se le debe guardar respeto. Est claro que no es a las teoras, ni a los puntos de vista, ni a las perspectivas, es a las personas; de ah la importancia de distinguir entre unas y otras; y, entre unos y unas, en una pedagoga incesante que no tendr fin. Las personas, cuando debaten, al calor de la controversia, tienden a confundir personas con puntos de vista, generando resistencias e incomprensiones. Esperamos que nuestro esfuerzo aporte un grano de pimienta en esta labor esclarecedora.

    Por Razones Polticas. Los griegos mostraron desde hace dos mil quinientos aos que la democracia y la argumentacin son actividades inseparables y que los buenos ciudadanos y los buenos gobernantes deben dar razones vlidas de sus acciones y creencias.

    El historiador de la retrica James Murphy8 hablando acerca de los orgenes de esta disciplina encuentra que se atribuye a los eleatas Corax y Tisias, el estudio sistemtico de la retrica y la elaboracin del primer libro sobre el tema, pero que curiosamente su arte slo tom fuerza entre los atenienses casi un siglo despus. Se pregunta entonces si existi una colonizacin intelectual desde la periferia a la metrpoli y encuentra que no, pues entre los griegos, un pueblo con tradiciones democrticas, ya exista de antemano una sensibilidad grande hacia el debate y el choque civilizado de ideas. De suerte que las enseanzas de Gorgias alumno destacado de Tisias encontraron el terreno abonado para su pedagoga.

    Contrasta la amplia difusin entre nosotros de la mala retrica, especialmente en la tribuna parlamentaria y en los estrados sindicales. Notable por su abundancia de lugares comunes: los deberes patriticos, la paz esquiva, la explotacin imperialista, la violencia consuetudinaria, la investigacin exhaustiva, el compromiso histrico, el papel del maestro, construir nacin, las decisiones trascendentales etc., etc., etc., frases machacadas, trilladas, molidas en polvo fino. Discursos emotivos, deshilvanados y aburridores pagados al precio justo de un bostezo.

    Contrasta, digo, esta circunstancia nacional, con el tiempo sereno, en que los hombres despiertos, ciudadanos nobles, dueos de sus actos y de su destino, se

    8 MURPHY, James (ed.): Sinopsis histrica de la Retrica. Biblioteca Universitaria de la Editorial Gredos.

    Madrid, 1989. [Ttulo original: A Synoptic History of Classical Rhetoric (1983). Versin espaola de A. R. Bocanegra.]

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    tomaban la asamblea, la plaza pblica, el gora, el estrado judicial, o las galeras en la Atenas de Pericles, antes de Pericles y despus de Pericles. Para ventilar inquietudes, opiniones y verdades sin temor a las consecuencias. O mejor, con la certeza integra de las responsabilidades acarreadas.

    Tucdides en su inigualable obra Guerras del Peloponeso, relata la forma como los espartanos deliberan en la plaza pblica acerca de la conveniencia de decretar la guerra a los atenienses. En el estrado el rey, los senadores y algunos jueces presiden el debate. Abajo, el pueblo libre, los ciudadanos, escuchan atentos el desarrollo de los acontecimientos. Muchos hablan y exponen sus razones, en pro y en contra. La plaza atiborrada deja escapar una emocin contenida. Un grupo de atenienses est de paso en Esparta, por un asunto de negocios. Se enteran de las delicadas deliberaciones, escuchan algunos oradores y piden la palabra. Quieren explicar lo inconveniente de una confrontacin fratricida. Se la ceden. Argumentan a favor de la concordia y las negociaciones. Los espartanos escuchan en silencio, respetuosos a sus enemigos, pues la palabra es sagrada. Luego habla un magistrado espartano e invita a la guerra. Pide que no le crean a los atenienses a quienes acusa de prfidos en el pasado. El rey espartano intercede. Se opone a la beligerancia: "una paz justa para la Hlade" es su deseo ms profundo. Y da sus razones. Viene luego, y de ltimo, un ciudadano, su nombre se conserva, Estenelaidas y en una intervencin de pocos minutos, (sus palabras las consigna Tucdides en una pgina de sus Guerras) inclina la balanza. Ahora viene la votacin. Los espartanos, separndose de la solicitud de su rey, decretan las hostilidades. Espartanos y atenienses lucharn con grandes prdidas durante aos. Y Estenelaidas pasa a la primera lnea de combate: su opinin implica compromisos.

    Qu lejos estamos de esos tiempos En que el gusto por la palabra, el respeto por la palabra y su cultivo inteligente eran una preocupacin acadmica y civil. Los griegos amaban su uso y, tal como lo reconoce Nietzsche9, en su Leccin de Retrica, les apasionaba la controversia. No de otra forma se explica la atencin tan concentrada en la elaboracin de sus discursos.

    No lo olvidemos: la argumentacin en una democracia activa es una condicin esencial.

    Y por Razones Morales. Argumentar es un esfuerzo por convencer a otros de que la verdad est de nuestro lado y tenemos cmo mostrarlo. As mismo, en caso de estar en un error, es imperativo mudar de opinin hacia la que consideremos correcta. La argumentacin tiene sin duda un componente tico, en la medida en que supone la sinceridad como condicin necesaria, si tomamos a los otros como interlocutores legtimos, tal como si dialogramos con nosotros mismos.

    Habermas y la Escuela de Frankfurt han desarrollado todo un sistema de tica basado en el principio de la comunicacin argumentada llamado Teora de la Accin Comunicativa. En l uno de los principios bsicos para construir un sistema moral

    9 NIETZSCHE, Federico: El Libro del Filsofo. Editorial Taurus, Barcelona, 1998.

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    de convivencia pasa por el respeto al otro y por la pretensin de sinceridad en todos nuestros enunciados. O como dice Savater, si quieres dialogar conmigo, de verdad, ponte en mi lugar.

    Un pensamiento que ilustra muy bien esta actitud es la famosa frase de Voltaire acerca de la tolerancia: S que no estamos de acuerdo, pero dara mi vida por defender un sistema de gobierno y una sociedad en la cual pudieras defender tu punto de vista. Como se advierte de inmediato, moral y poltica se tocan ntegramente.

    Extremos de la argumentacin: opinar y demostrar

    La argumentacin es una capacidad y una destreza que se aprenden con el ejercicio y con la ayuda del talento natural, como el ftbol. Es el caso que unas personas argumentan mejor que otras, as como hay unos futbolistas mejores que otros. Ya porque entrenan todos los das, ya porque tienen una mejor predisposicin. As, unos estarn rezagados y otros adelantados en este aspecto. En un extremo se ubicarn quienes slo tienen opiniones, que repiten sin conocer el fundamento y, en el otro, aquellos que no slo saben el por qu de lo que piensan, son adems capaces de demostrarlo.

    Ejemplo de Opinin: El partido liberal es mejor que el conservador porque as ha sido siempre.

    Ejemplo de Demostracin: Tales de Mileto, el primer filsofo natural, estableci la redondez de la Tierra analizando la sombra que sta proyectaba sobre la Luna durante los eclipses. Encontrando que la Tierra siempre proyectaba una silueta circular sobre la Luna, advirti que un objeto que siempre proyecta una sombra circular sobre otro, sin importar desde donde se ilumine, tiene por fuerza que tener forma esfrica. Luego la Tierra es una esfera.

    Con estos dos elementos Tales estableci la redondez de nuestro planeta ms all de cualquier duda razonable, y no slo esto, tambin calcul su tamao relativo: cuantas veces es ms grande la Tierra que la Luna.

    En sntesis podemos decir que la argumentacin como actividad razonable puede identificarse desde estas cuatro perspectivas: una definicin del concepto, una idea de competencia argumentativa, unas razones que le dan vigencia en la academia, en la sociedad y en el individuo y finalmente una distincin general, pero necesaria, con la opinin, la doxa, no cientfica caracterizada por los pensadores griegos.

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    Ejercicios

    Identifique las premisas y la conclusin en los siguientes casos. 1. Dice el fiscal Francisco lvarez en un clebre caso de asesinato que

    conmovi a Santa Fe de Bogot en el ao de 1851, que el asesino de Manuelito Ferro fue Jos Raimundo Russi. La vctima lo seal como culpable en la indagatoria que le hicieron en su lecho de muerte y un moribundo a las puertas del juicio divino no va a mentir.

    2. Yo no mat a Manuelito Ferro, se defiende Jos Raimundo Russi y su declaracin es mentirosa: Manuel Ferro, segn el dicho de varios individuos, durante el tiempo de su agona deliraba con venganzas y maldiciones; sus costumbres consta que eran impuras; hay pruebas de que era hombre de taberna, que se embriagaba siempre, que su seora lo espiaba por celos, y que en la misma noche que fue herido, sta le segua los pasos para observar sus acciones en prostitucin. Semejantes antecedentes no pueden ser una buena base de razonamiento.10

    3. Dado que hay verdades eternas, y que el hombre, por definicin, siendo contingente, no puede ser el origen de las mismas, existe entonces un Dios como autntica garanta. Las matemticas son un ejemplo de verdades eternas, o verdades necesarias, vlidas en todo tiempo y en cualquier lugar. La universalidad de las matemticas se demuestra advirtiendo la presencia de los mismos descubrimientos en diferentes latitudes sin que los autores tuvieran comunicacin previa entre s. Caso concreto: el teorema de Pitgoras. Descubierto tanto en el Grecia, como en la India, como en Egipto, como en China, en pocas diferentes de la historia y con el mismo grado de generalidad y precisin.

    4. Silenciar la opinin de una persona es un atentado contra la sociedad tanto si tiene razn como si no la tiene, pues si o primero nos priva de conocer una verdad; y si lo segundo, se le priva a l del sano debate en el que podra corregir su error.

    5. Las observaciones de Galileo por el telescopio son fantasas, no pueden existir en el cielo ms cuerpos celestes que el sol la luna y los cinco planetas Mercurio, Venus, Marte, Jpiter y Saturno todos rondando la Tierra, pues el nmero siete es sagrado como lo comprobamos mirando que solo existen siete colores en el arco iris, siete agujeros en la cara y siete metales.

    10 CORDOVEZ M. Jos Mara: El episodio del doctor Russi. Norma, Bogot, 2002

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    Argumentacin inductiva

    Aproximacin Jos Antonio Marina nos cuenta en el prlogo a la obra de Karl Popper El Cuerpo y la Mente que ste sola presentarse a sus alumnos, el primer da de clase en la London School of Economics, con estas palabras: Seores, yo soy su profesor de Mtodo Cientfico. Pero tengo un problema, el mtodo cientfico no existe. Algo similar nos ocurre ahora con la induccin. Hablar de inferencia inductiva o de argumentacin inductiva parecera un engao, si no fuera porque muchos libros de lgica, incluidos algunos volmenes de lgica formal, traen captulos amplios sobre el tema, a despecho de que desde los tiempos del filsofo ingls David Hume, se acepta que la induccin no existe, o, por lo menos, no existe como mtodo enseable.

    Llamaremos de forma genrica argumentacin inductiva toda argumentacin diferente de la deductiva, donde las conclusiones no encierren necesidad con respecto a la inferencia, ni a los procesos seguidos para alcanzar el resultado.

    Siguiendo a Irving Copi11, Introduccin a la Lgica, en la inferencia inductiva las premisas aportan apoyo y plausibilidad a las conclusiones, hacindolas crebles dentro de un campo temtico de accin. Distinta a la deduccin, donde las conclusiones obtenidas son, en cierta forma, definitivas y necesarias con respecto a las premisas. En la deduccin no se puede dar el caso en el que las premisas sean verdaderas y la conclusin falsa. Esta es la regla de oro de la lgica. En la induccin esta restriccin no existe: son posibles los argumentos con premisas verdaderas y conclusiones falsas... corregibles en el futuro.

    Sin embargo, la induccin, el proceso por el cual generalizamos la experiencia pasada y anticipamos el futuro, tiene a su favor la posibilidad de examinar el conocimiento establecido y aprender de l, en un procedimiento de ensayo y error de nunca acabar.

    Nuestro conocimiento emprico se ensancha con su ayuda, sin desconocer, por supuesto, la falibilidad del camino. Cada peldao que trepemos estar, hasta el fin de los das, sometido a la duda razonable. Esta caracterstica ha llevado a Popper a sostener que la ciencia en su conjunto no es nada diferente a Conjeturas y Refutaciones (nombre de uno de sus obras ms clebres). Y tiene razn, eso ha sido la ciencia en estos ltimos dos mil quinientos aos, una Bsqueda sin trmino, como se llama otro de sus libros.

    Sabiendo, o por lo menos sospechando, que no existe un mtodo inductivo, pero s una inferencia inductiva, veamos algunos rasgos que nos ayudarn a perfilar una idea ms cercana de esta realidad inductiva. La inferencia inductiva tiene un enorme campo de aplicacin en el mundo emprico. Y se pueden distinguir principalmente dos tipos: la argumentacin con ejemplos y la argumentacin con analogas.

    11 COPI, Irving: Introduccin a la Lgica. Editorial Limusa. Mxico, 1995.

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    Argumentacin con ejemplos.

    Tal vez la forma ms universal de argumentar es esta. Prcticamente no existe un profesor en el mundo que no acuda a los ejemplos para persuadir a sus estudiantes de la verdad de una ley, la de la gravitacin, de una regla, la de tres; de una formula, un caso de factorizacin, etc. Los ejemplos, al ser ms plsticos, ms intuitivos que las teoras o las frmulas se fijan ms rpidamente en la conciencia y operan como persuasores, y como fundamentadores de una idea ms general.

    Siguiendo de nuevo a Weston, pero dando un paso adelante, mostremos la forma como se debe elaborar un argumento basado en ejemplos. Pero a diferencia de Weston, veremos un escrito un poco ms largo donde se ponen en evidencia las virtudes y los vicios de un esfuerzo en este sentido. En su obra Claves de la Argumentacin, Weston explica las cuatro caractersticas bsicas de esta estrategia, dando a su turno, ejemplos ilustrativos. Nosotros traemos un artculo periodstico en el que se rebelan las cuatro caractersticas bsicas y algo ms, como espero mostrar ms adelante.

    Las caractersticas de un argumento basado en ejemplos son:

    1. Tiene una tesis para defender, se entiende. 2. Trae ms de un ejemplo para respaldar su tesis. 3. Son representativos de su tesis los ejemplos empleados. 4. Examina el trasfondo, el contexto, donde se ubican sus ejemplos. 5. Examina contraejemplos que podran derrotar su punto de vista.

    Algunas de estas indicaciones son tan de sentido comn, que prcticamente es una redundancia explicarlas. Ms interesante es pasar a un ejemplo que pueda resultar revelador. El siguiente artculo lo escribi el analista poltico Alfredo Rangel para el peridico El Tiempo durante el desarrollo de la Guerra de Kosovo, ya olvidada por muchos a raz de los ltimos acontecimientos con las Torres Gemelas en Nueva York.

    Para mayor precisin, digamos que Rangel escribi su artculo en el primer semestre del ao 1999. Se enfrentaban las fuerzas de Europa combinadas con las de Estados Unidos (la OTAN) contra los ejrcitos de Serbia liderados por Milosevic, por la recuperacin de Kosovo. El artculo aparece publicado cuando han transcurrido un mes y medio del inicio de los ataques de la OTAN a Milosevic y unos dos meses antes del final de la guerra. Recordemos tambin que la OTAN negoci durante aos la retirada serbia del terreno kosovar y que en el ltimo ao, antes de las hostilidades, Milosevic se burl descaradamente de los plazos y de los ruegos de la comunidad internacional, al punto que el mundo estaba a la expectativa de un ataque aliado, que con toda la fuerza de la tecnologa del primer mundo, en ocho das pusiera fin al exterminio kosovar.

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    El artculo de Rangel es una ocasin propicia para ejercitar la identificacin de las reglas de la argumentacin basada en ejemplos. La pregunta en este caso es Cumple el articulista con las normas mnimas acerca de la argumentacin por el ejemplo? Lalo y analcelo.

    LAS LECCIONES DE LOS BOMBARDEOS Tomahawk no es Superman

    La historia sigue demostrando que solamente con las fuerzas de tierra

    se ganan las guerras. En Yugoslavia, E.U. y la OTAN no aprenden.

    Desde el momento en que termin la Primera Guerra Mundial se ha venido pronosticando el fin de la guerra tradicional basada en la utilizacin de fuerzas terrestres de infantera y artillera, y su sustitucin por terrorficos bombardeos areos dirigidos a minar la moral de la poblacin civil y a inducir la rendicin del adversario.

    En efecto, ya en 1924 el mariscal ingls del aire Sir Hugh Trenchard, partidario de la idea del bombardeo estratgico independiente, declaraba: La prxima guerra se podr ganar solamente bombardeando, destruyendo la voluntad de resistencia del enemigo. Tambin Giulio Douhet, un general italiano, anunciaba ese mismo ao que la prxima guerra se podra decidir en cuestin de das mediante ataques relmpago de los bombarderos.

    Sin embargo, el curso y los resultados de la segunda Guerra Mundial empezaron a demostrar las limitaciones de esta estrategia. El podero areo alemn, que incluy la utilizacin de cohetes dirigidos V2 antecedente de los modernos msiles Tomahawk- fue incapaz de conseguir la rendicin de los ingleses. Tambin se equivocaron los estrategas norteamericanos y britnicos que creyeron que con los bombardeos ofensivos podran destrozar a los alemanes. Winston Churchill fue de los pocos que previeron contra ese falso optimismo. En octubre de 1944 declaraba que, incluso, aunque todas las ciudades alemanas quedasen prcticamente inhabitables, ello no significara que se debilitara el control militar o que la industria militar no pudiese seguir adelante. Es ms, Churchill crea que lejos de destruir la moral, los bombardeos en realidad fortalecan la resistencia del adversario.

    El fracaso de la campaa de bombardeos estratgicos de los aliados se evidencia en el hecho de que luego de meses de bombardeos de da y de noche, la produccin de material de guerra continu creciendo en Alemania hasta 1944.

    Pero parece que Estados Unidos no aprendi la leccin. Aos despus, en Vietnam, quiso minar la disposicin de combate de su adversario por medio de bombardeos estratgicos masivos contra Vietnam del Norte, pequeo pas sobre el que cayeron varias veces ms bombas que las que estallaron en Europa durante toda la Segunda Guerra Mundial. Al final, con su pas destrozado pero con la moral muy en alto, las fuerzas regulares de Vietnam del Norte invadieron el sur y ganaron la guerra.

    El caso del Golfo Prsico est ms fresco en la memoria. Con los bombardeos a Irak los Estados Unidos no solo no derrocaron a Hussein sino que lo fortalecieron, y si lo sacaron de Kuwait fue con intervencin de tropas terrestres.

    La leccin es clara: si se excepta el bombardeo atmico como el que oblig a Japn a su rendicin incondicional, con un costo humano y moral desorbitado- la historia sigue demostrando que solamente con las fuerzas de tierra se ganan las guerras. Es por ello por lo que la OTAN y Estados Unidos actan en contra de toda la historia militar y muestran una increble persistencia obstinada frente a evidencias contrarias, cuando anuncian que para detener la limpieza tnica en Kosovo de ninguna manera enviarn fuerzas de tierra y calculan que bastar con bombardear Yugoslavia para obligar a Milosevic a firmar un acuerdo.

    Obnubilados por su potencial tecnolgico y pasando por encima de todas las normas del derecho internacional, decidieron intervenir en Kosovo con una estrategia que no solo fortalece a Milosevic sino que le brinda la oportunidad de hacer de manera sistemtica y masiva lo que antes estaba haciendo de forma

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    poco menos que subrepticia: limpiar Kosovo de poblacin de origen albans. Sin que los bombardeos se lo impidan sino ms bien se lo faciliten, ya que la situacin le permite a Milosevic, adems, trasladar a los miembros de la OTAN el inmenso problema humano, poltico y econmico que significa atender y reubicar a centenares de miles de desplazados por la guerra.

    Con su intervencin militar, la OTAN ha entrado en un camino de incertidumbre del que probablemente no sabe a ciencia cierta cmo salir. Porque los bombardeos no rinden los frutos esperados y una invasin terrestre podra darle un alcance indeseable y crtico a la guerra. Adems, porque ninguno de los pases miembros de la OTAN parece dispuesto a sumir

    el riesgo poltico que significa hacer morir a sus jvenes en tierras de Kosovo, para luego tener que dar explicaciones a una opinin pblica que no apoya masivamente esa intervencin. Por eso, tal vez tena razn el general Powell cuando propona como uno de los puntos bsicos de la doctrina militar de Estados Unidos el que nunca empezara una guerra que no supiera cmo terminar.

    Es la gran contradiccin en que est sumida la Alianza Atlntica. La nica forma en que podra lograr sus objetivos sera mediante una invasin con fuerzas terrestres, pero desde el comienzo ha anunciado que no dar este paso, con lo cual ha renunciado a lograr sus propsitos. Milosevic, que es un verdeo zorro de la poltica, lo sabe. Y espera.

    Ejercicio de Comprensin

    1. Tiene una tesis? S. Est en el subttulo. 2. Usa ms de un ejemplo? S. Por lo menos cinco. La Primera Guerra

    Mundial, la Segunda Guerra Mundial, la Guerra de Vietnam, la Guerra del Golfo, etc.

    3. Son representativos los ejemplos? S. Los del comienzo para justificar el fin de las guerras basadas en la infantera corresponden a expertos. Y las opiniones de Churchill revisten autoridad.

    4. Examina la situacin de trasfondo donde se ubican los ejemplos? S, nos habla de las guerras en las que supuestamente fueron eficaces esas ideas y aquellas donde no.

    5. Examina contraejemplos? S, examina el caso de la Bomba atmica, el nico que podra refutar su tesis de que los bombardeos no son Superman y concluye que esa opcin est descartada.

    Por lo tanto, su tesis basada en un argumento a travs de ejemplos queda en pie con relativa fuerza. Pero como lo dijimos al comienzo de esta exposicin, la induccin nos juega malas pasadas y nunca estamos seguros de sus conclusiones, siempre sujetas a la duda razonable. La historia no le dio la razn a Rangel. La OTAN, dobleg a Milosevic desde el aire, las tropas slo entraron a Serbia despus de la rendicin. Esta es la primera guerra que se gane con fuerzas areas exclusivamente.

    Sin embargo, el artculo de Rangel tiene una enorme virtud. Contrario al estilo de los analistas polticos, que se contentan con predecir el pasado como los astrlogos, l s aventura una hiptesis y trata de anticipar el futuro. Estos son los escritos que debemos privilegiar, los que se arriesgan, no los timoratos. Aunque, tambin hay que decirlo, el ttulo del artculo, y en general su tesis, jugaba con la que ya se saba en ese momento y lo quiso hacer aparecer como

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    resultado de su anlisis, y no como resultado de la guerra, que ya llevaba ms de cuarenta y cinco das.

    Ejemplo 2

    Recordemos: argumentar es defender, con razones, una idea. Las razones pueden ser bsicamente de dos tipos. Lgicas, cuando razonamos siguiendo una estructura formal, el silogismo, por ejemplo; o empricas, si nos apoyamos en datos bien rubricados, observaciones de laboratorio, por ejemplo, que van en la direccin de nuestro punto de vista. Cuando no tenemos ninguna de estas dos opciones a mano y aun as queremos defender una tesis, debemos investigar hasta encontrar las bases de nuestro edificio. No seguir el ejemplo de Lenin en El Estado y la Revolucin: Repetimos hasta el cansancio la misma idea sin darle sustento alguno, apenas cambiando el orden de las palabras. Esta estrategia podra llamarse argumentacin por cansancio del oponente, que no es muy honesta por lo que se ve. Sin duda en el bachillerato muchos estudiantes se acostumbran a echar carreta, repetir y repetir la misma frase con distintas palabras, estimulados por maestros que no les parecen afortunadas las respuestas puntuales.

    El ejemplo siguiente es muy sencillo, trivial si se quiere, pero da una idea muy clara de la relacin que existe entre la argumentacin con ejemplos y la composicin escrita.

    Lectura El siglo XX es un siglo de cambio. Hay muchas nuevas ocupaciones y profesiones hoy como resultado de muchos nuevos inventos. Antes, haba las clsicas profesiones de medicina, farmacia, leyes, enseanza, y dentistera. Haba tambin las clsicas ocupaciones de carpintero, granjero, marino, herrero y minero. Ahora, hay muchas nuevas profesiones y ocupaciones. Por ejemplo ingeniero de vas y mecnico automotriz son dos nuevas ocupaciones que han sido desarrolladas como resultado de la invencin del automvil. Desde la invencin del televisor han aparecido los presentadores, de televisin y los ingenieros y los tcnicos de televisin. El avin es otro invento que est cambiando nuestras vidas. La gente que trabaja para las aerolneas (pilotos, azafatas, ingenieros de trfico areo, etc.) representan muchas nuevas profesiones y ocupaciones. Hay otro importante invento que est produciendo nuevas profesiones el computador electrnico. La gente que trabaja en esta excitante invencin incluye los ingenieros de sistemas y los programadores de computador. El siglo XX es claramente un siglo de cambio. Hay siempre algo nuevo..12

    12 LADO, Robert: Lado English series. Book 3. Simon and Schuster publication. New York 1970. Pag 11.

    Traduccin libre. .

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    Este texto, tan corto, tomado de la primera unidad de un libro de ingls de octavo grado de la coleccin Lado English, nos ofrece, con la mayor ingenuidad, una ilustracin de cuatro de los cinco requisitos de la argumentacin basada en ejemplos, al tiempo que invita, a quienes deseen escribir con claridad y sencillez, a seguir su ejemplo, por este Lado.

    Ocupmonos en primera instancia del aspecto argumentativo del texto y luego lo miraremos bajo la ptica de la composicin escrita.

    Estructura argumentativa

    La primera oracin (El siglo veinte es un siglo de cambios) delimita el tema; la segunda, lo precisa un poco ms y orienta el sentido del escrito: Hay muchas nuevas ocupaciones y profesiones hoy como resultado de muchos nuevos inventos. As, con estos dos aspectos, se fija el rumbo del escrito. Se nos informa acerca de cmo habr de sustentarse la idea de que el siglo veinte es una centuria de cambios.

    El primer paso en la construccin del argumento es un contraste entre el antes del siglo veinte y el ahora: Antes, tenamos las clsicas profesiones de medicina, farmacia, leyes, enseanza (o docencia) y dentistera.

    Y sigue el autor con el contraste: Haba tambin las clsicas ocupaciones de carpintero, agricultor, marino, herrero y picapedrero.

    Continuando con los ejemplos, comienza a ilustrar directamente la tesis de que el siglo veinte es un siglo de cambio, Ahora, hay muchas nuevas profesiones y ocupaciones. Por ejemplo, ingeniero de vas y mecnico son dos ocupaciones desarrolladas como resultado del invento del automvil. Desde la invencin de la televisin hay anunciadores de televisin, ingenieros de televisin y tcnicos de televisin El avin es otra invencin que ha cambiado nuestras vidas. La gente que trabaja en las aerolneas (pilotos, azafatas e ingenieros de trfico areo, etc.) representa muchas nuevas profesiones y ocupaciones. Hay otro importante invento que est produciendo nuevas profesiones el computador electrnico. La gente que trabaja en este excitante invento incluye ingenieros de sistemas y programadores

    Ntese, si ya miraron la bibliografa, de dnde fue tomada esta lectura, que corresponde al ao de 1970, cuando Bill Gates, apenas gateaba en la computacin y el panorama lo dominaba la compaa de Forrest Gun (s, el de la pelcula) Apple, y su satlite Atari de los que casi nadie se acuerda hoy en da. Y advirtase tambin, que el pronstico de Robert Lado de hace tres dcadas es, con creces, una realidad dominante en el siglo XXI.

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    En resumen:

    1. El texto plantea la tesis en la primera frase. 2. En la segunda la amplia, la delimita y da la orientacin a seguir. 3. En los otros cuatro prrafos aporta ejemplos que ilustran la tesis ampliada. 4. En el ltimo prrafo cierra el escrito con las mismas palabras con las que inici.

    As el texto queda redondo y coherente.

    Una vez comprendida esta lectura estamos, ahora s, listos para identificar los requisitos bsicos de una buena argumentacin basada en ejemplos. Ellos son:

    4. Cinco requisitos para argumentar con ejemplos

    Primero: Tener un punto de vista para defender o para ilustrar con los ejemplos. En la lectura vista arriba lo tenemos: El siglo veinte es un siglo de cambios es la tesis.

    Segundo: Aportar varios ejemplos que la sustenten o la hagan creble. En este caso estn: el automvil, la TV, el avin y el computador y las nuevas profesiones asociadas a ellos.

    Tercero: Presentar ejemplos variados. En esta ocasin igualmente se cumple el requisito. Unos se refieren a aparatos caseros, otros a medios de transporte; unos son pequeos, otros supremamente grandes; es decir, los ejemplos son variados.

    Cuarto: Dar ejemplos ilustrativos de la tesis anunciada al comienzo y no de otra tesis distinta. En el caso de las nuevas profesiones y ocupaciones los ejemplos apoyan la tesis anunciada en el primer prrafo de la lectura.

    Con estos cuatro requisitos la exposicin se tiene en pie con el apoyo de los ejemplos. Como no se trata de un escrito polmico, de un artculo profundo acerca de la Modernidad, no se le exige cumplir con el quinto requisito:

    Quinto: Buscar contraejemplos que limiten la tesis defendida. Requisito necesario cuando se es ms ambiciosa o ms polmico, como la que propone Marx en la primera lnea de su Manifiesto Comunista: La historia de las sociedades humanas es la historia de la lucha de clases. Tesis que veinte aos despus matiza y modera con un pie de pgina, en el que aclara que todas las sociedades, menos una, han estado marcadas por la lucha de clases, se refiere a la sociedad comunista primitiva en la que los hombres no explotaban a los hombres. Esta ltima aseveracin es un contraejemplo de la tesis inicial y la delimita.

    Hasta aqu lo relacionado con los requisitos bsicos para presentar un escrito apoyado en ejemplos. O para sostener una induccin o generalizacin inductiva basada en casos.

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    Escribir con claridad

    Ahora bien, si estamos pensando en escribir un ensayo, una resea, un resumen, o un artculo, el texto de Robert Lado, nos da una mano y tiene mucho que ensearnos todava.

    El artculo comienza con la misma frase con la que termina: El siglo veinte es un siglo de cambio. Y, al final, la misma oracin con un pequeo giro. El siglo veinte es claramente un siglo de cambio. Como ven, el final es un cierre, no una conclusin. A no ser que pensemos que claramente es una conclusin y no simplemente, un giro idiomtico.

    Esta estrategia de comenzar y terminar con la misma frase, (frase que ser tan larga como proporcional resulte a la extensin del artculo, o del ensayo o de la monografa) es muy saludable para el escritor y para el lector.

    Al primero, le ayuda a ordenar las ideas, a jerarquizarlas y a no perder de vista para dnde va. Y al lector le ayuda a entender al escritor. Saber para dnde se dirige y si va orientado o no. Tenga en cuenta que en esas primeras lneas se adquiere un compromiso con el lector. Y no atender al compromiso acarrea malos entendidos. Suele suceder que muchas personas, como en la vida, como en la poltica, hacen promesas que no cumplen. Para que esto no suceda es conveniente, en ocasiones, redactar de ltimas esta introduccin, as es ms fcil armonizar. En fin, comenzar un escrito y cerrarlo con la misma frase o con una parecida, da una sensacin de unidad muy saludable a los escritores noveles.

    Vuelva a la lectura del texto de Robert Lado y fjese en lo corto de las frases. Muchas de ellas, incluida la frase principal, (El siglo XX es un siglo de cambios.) ocupan apenas medio rengln. Con frases de estas, sin duda, uno se enamora... y no enreda al lector. Y si le va mal en una frase, en la siguiente puede enderezar el rumbo. Las frases cortas tienen esa ventaja.

    Los prrafos, miren los prrafos,

    Ah! Son modelos de concisin y brevedad. En cada uno, una idea; y punto aparte. Para no enredarnos, para no saturar al lector... para dejarlo respirar, mentalmente hablando.

    Argumentar con ejemplos y escribir con claridad pueden ir de la mano.

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    Ejercicio Examine si el siguiente artculo cumple con las reglas de la argumentacin basada en ejemplos:

    Trascribimos un artculo de prensa aparecido el Peridico The New York Times en octubre de 2004:

    Tiene barba? No se postule para presidente de los E.E.U.U.

    Por: JAIME MALANOWSKI

    La eleccin presidencial estadounidense est cada vez ms cerca y ninguno de los dos candidatos tiene gran ventaja. Pero una cosa es clara: a menos que tome una asombrosa decisin sobre su apariencia personal, el hombre que ocupe la Oficina Oval en los prximos cuatro aos no tendr ni barba ni bigote. Ese resultado seguro significa que EU estar a una sola eleccin de distancia de cumplir un siglo entero de Presidentes sin barba ni bigote. Desde 1913, cuando el bigotudo William Howard Taft fue reemplazado por el bien afeitado Woodrow Wilson, no ha habido un Presidente con cabello facial. Y qu?, pregunta la gente. No tener cabello facial es la norma en EU. Es verdad que alrededor del 10 por ciento de los hombres estadounidenses tiene barba o bigote; en trminos estadsticos, por lo tanto, probablemente deberan haber tenido uno o dos nominados de los partidos polticos ms y quiz hasta un Presidente que luciera algo de pelo en el rostro. Pero hay una segunda tendencia, que hace a la primera ms reveladora. En este casi siglo de liderazgo presidencial imberbe, quin ha dirigido a los enemigos de EU? Considere algunos ejemplos: Pancho Villa. Un hombre bigotn. Hitler. Bigotito tonto. El Emperador Hirohito. Bigote. Stalin. Bigote grande. Fidel Castro. Barba grande y tupida. Ho Chi Minh. Barba rala estilo Fu Manch. Ayatollah Khomeini. Barba grande y larga. Osama Bin Laden. Barba larga. Saddam Hussein. Bigote poblado.

    S, casi todos contra quienes EU ha entrado en guerra han tenido cabello facial. Entonces, durante 100 aos, cuando los estadounidenses crean que combatan el militarismo, el despotismo, el fascismo, el comunismo y el islamismo militante, lo que realmente han combatido es el bigotismo y el barbismo. Podra esto cambiar algn da? El Senador Jon Corzine y su barba nos demostraron en Nueva Jersey que si gastas suficiente dinero, todo es posible, expres Lawrence ODonnell Jr., comentarista poltico, acerca del exbanquero de inversin que gast 60 millones de dlares de su dinero en su campaa. Desde la Segunda Guerra Mundial, el etilo poltico estadounidense, al igual que la cultura popular, han conquistado al mundo. No me cabe duda que si el Senador Corzine algn da logra ser electo Presidente, en espacio de tres o cuatro cumbres del G-8 veramos unas barbas ms en la foto del grupo con l. Quines sern los enemigos de EU entonces?

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    CAPTULO 3: FALACIAS 3.1 INTRODUCCIN En lgica no solo se estudian las formas correctas de razonar y de argumentar sino que se identifican y tipifican las formas incorrectas de hacerlo. Por esto consideramos que si un curso cuyo eje es la argumentacin correcta no presenta un captulo sobre errores en la argumentacin, el curso es incompleto.

    Una falacia es un error tpico de argumentacin; un argumento falaz es un argumento que contiene una falacia. Sin embargo, con frecuencia se utiliza el trmino falacia para designar tanto al error, como al argumento que lo contiene. Lo importante es tener presente que en

    una falacia o argumento falaz, la conclusin no se sigue de las premisas, es decir, en una falacia la verdad de las premisas no garantiza la verdad de la conclusin. Recuerde, por ejemplo, que en el primer captulo estudiamos dos falacias asociadas con el uso errneo de condiciones suficientes y condiciones necesarias: la falacia de negacin del antecedente y la falacia de afirmacin del consecuente.

    Las falacias, tambin conocidas como sofismas, son las fallas ms comunes en la argumentacin. Algunos autores de corte escolstico diferencian tcnicamente entre falacia y sofisma. Para stos, la falacia es un error, una falla de la argumentacin, mientras que el sofisma es la falla o error, ms una intencin malvola al cometerlo. En el primer caso,

    hablan de un error lgico; en el segundo, de un error moral. Pero dado que no es claro cuando alguien tiene la intencin de engaar, nosotros no haremos tal distincin; las miraremos simplemente como fallas de argumentacin, aplicando un principio de buena fe guardada, como ensean los cdigos.

    Existe una multitud de falacias o sofismas; tantos, como errores puedan identificarse en la argumentacin. Y cuando decimos multitud, no exageramos: En la Historia de las Falacias, David Hackett lista ciento doce falacias claramente identificadas; en el Organon, Aristteles analiza trece; en Introduccin a la Lgica, Copi presenta diecisiete; en Claves de la Argumentacin, Anthony Weston presenta rpidamente veintiocho; en su Lgica Informal, Juan Manuel Comesaa presenta veinte, la mayora tomadas de Copi pero dndoles un giro polmico y filosfico. Finalmente, Robert J. Gula, en su obra Desatinos, presenta ms de ciento sesenta. Todo esto, sin mencionar los cursillos que aparecen en Internet. Nosotros nos concentraremos en las falacias ms comunes; en las que aparecen

    con mayor frecuencia en nuestras charlas, trabajos escritos, clases, o bibliografas

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    consultadas. No se trata pues de hacer un inventario completo, sino de presentar los modelos ms comunes; de explicarlos conceptualmente e ilustrarlos con ejemplos, con el propsito de sensibilizar al lector sobre la presencia o mejor ser decir omnipresencia de las falacias, en nuestra cultura.

    Una forma de explicar las falacias es hacerlo con referencia a las formas correctas de argumentar, exhibiendo cada una como violacin de una regla particular de la buena argumentacin. Este es el caso cuando decimos, por ejemplo, que la falacia del equvoco se presenta al no definir con claridad los trminos que se van a emplear en una inferencia, en contra de lo que indican las reglas de la buena argumentacin. El equvoco viola la regla de claridad en la argumentacin.

    Pero tambin se pueden explicar las falacias en forma directa, mostrando que el argumentador ha tomado un camino equivocado en su pretensin de hacer creble un argumento, o en su intencin de hacer verdica una conclusin. Este sera el caso, por ejemplo, si explicamos la falacia Ad Hominem, sealando que el ataque a la persona nunca debe reemplazar el ataque a sus argumentos; que est mal, en medio de un debate, en la sesin de una asamblea, o en un saln de clase, atacar con golpes bajos al oponente, en lugar de rebatir sus puntos de vista con argumentos. En este caso no hemos aludido a una regla particular de la correcta argumentacin, pero aun as entendemos que el ataque personal no es una estrategia argumentativa correcta. Esta es la forma que utilizaremos en

    la mayora de los casos: explicar la falacia en forma directa, y dar uno o ms ejemplos para ilustrarla.

    Las falacias llevan los argumentos al fracaso, pero debe ser claro que no son la nica fuente de fracaso en la argumentacin. En efecto, un argumento puede fallar en su intento de probar la verdad de una conclusin y no obstante ser vlido. Por ejemplo, el silogismo siguiente es vlido pero la conclusin es falsa, y esto muestra que por lo menos una de las premisas tambin lo es:

    Todos los mamferos son peligrosos. San Francisco de Ass es mamfero. Luego, San Francisco de Ass es peligroso.

    Observe que aqu el error no es de razonamiento. La conclusin es falsa no porque se haya razonado falazmente, sino porque alguna premisa en este caso la primera es falsa.

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    Un argumento puede resultar falaz inadvertidamente, o puede serlo intencionalmente. Una persona puede elaborar y defender una idea errnea, pero estar perfectamente convencida de ella y creer que se trata de una muy buena idea. Este puede ser, por ejemplo, el caso de los polticos que de manera tajante descalifican la poltica de seguridad del presidente Uribe porque, a su juicio, responde al mandato imperialista. Su razonamiento es ms o menos este: Colombia es una colonia de Estados Unidos. El gobernante de una colonia obedece las rdenes del imperio. Uribe es el gobernante de una colonia que est bajo el imperio de los Estados Unidos. Ergo, Uribe obedece los mandatos de Estados Unidos, y uno de ellos es la poltica de seguridad. De nuevo, el razonamiento parece correcto; la controversia surge alrededor de la verdad de las premisas. Seguramente el lector habr escuchado los debates televisados desde el parlamento, durante los cuales la vehemencia con la cual se exponen argumentos falaces para defender posiciones personales hace pensar que los oradores estn perfectamente convencidos de la verdad de sus afirmaciones.

    A diferencia de la posicin descrita en el prrafo anterior, se da igualmente el caso de quienes proceden deliberadamente a defender errores y falacias por la simple razn de que son efectivas y crebles, o porque son pagados para hacerlo. Es bien sabido que los practicantes de algunas profesiones viven en una continua cuerda floja entre la verdad de los hechos, y la conveniencia de sus clientes o la satisfaccin de sus intereses (los personales y los del cliente). Con relacin al uso deliberado de las falacias, recordamos el conocido caso de Adolfo Hitler y su ministro de Informacin Josep Goebbels. Atendiendo la consigna de Voltaire, calumniad, calumniad, que de la calumnia algo queda repitieron durante aos los estribillos que finalmente fueron la razn para conducir a seis millones de judos a los campos de concentracin, las cmaras de gas y el exterminio: Los judos son los culpables de todos los males del pueblo alemn, La raza aria es una raza superior, El Fhrer no se equivoca. Con estas consignas ganaron no slo el poder popular; tambin se impusieron sobre muchas conciencias: Las falacias tienen su eficacia sicolgica.

    Sabemos que se presentan las situaciones descritas en los dos prrafos anteriores, y que las personas utilizan y defienden las falacias por ignorancia o malevolencia, sin que, en ocasiones, podamos saber cul es el caso. Por esto debemos ser cuidadosos con lo que decimos y con lo que nos dicen, para evitar que nos metan gato por liebre. En palabras de James Boswell: Dado que mi entendimiento es dbil y falible, debo ser cauteloso y dudar con frecuencia. El objetivo de este captulo es apoyarlo a usted en este sentido, mediante la presentacin de las falacias ms comunes y de las estrategias para detectarlas. Hemos

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    consultado muy especialmente Desatinos, la traduccin al espaol del excelente libro de Gula: Nonsense: A handbook of logical fallacies, que en nuestra opinin es el ms completo sobre el tema. Esperamos haberlo enriquecido con nuevos ejemplos.

    3.2 ALGUNAS DE LAS FALACIAS MS COMUNES En lo que resta del captulo presentaremos los grupos de falacias que consideramos ms comunes. Advertimos al lector que esta clasificacin no es nica, como puede constatarlo si consulta la bibliografa mencionada en pginas anteriores, o si consulta alguna, entre la multitud de pginas de la Web sobre el tema. Hemos procurado mantener un formato de presentacin que incluye el nombre de la falacia, una descripcin de la misma, estrategias de deteccin y ejemplos ilustrativos.

    3.2.1 Falacias asociadas con las emociones

    Las falacias asociadas con las emociones son las favoritas de los oradores y de los polticos. Como el nombre lo sugiere, buscan convencer de algo o producir una accin, pero no con evidencias, hechos o razones, sino influyendo previamente en las emociones de aquel a quien se quiere convencer. Es una estrategia fcil de identificar y desafortunadamente muy utilizada en las relaciones interpersonales, en los mbitos social, poltico y familiar. Posiblemente en ms de una ocasin la hemos utilizado o hemos sido vctimas de ella, por dejarnos llevar de la emocin. Como dira el filsofo ingls David Hume: la razn es una esclava de las pasiones.

    3.2.1.1 Apelacin a la lstima (argumentum ad misericordiam). Se presenta cuando se busca de alguien un comportamiento determinado o un tratamiento especial, apelando a sus sentimientos de solidaridad, piedad o culpa. Yo me he esforzado mucho para llegar hasta este punto en el concurso. Si ustedes no me salvan, todo ese esfuerzo se habr perdido, les dice, al borde de las lgrimas, una de las concursantes en La isla de los famosos a quienes se aprestan a elegir a quien salvar. Ninguna buena razn que la haga merecedora de tal tratamiento, sobre los dems concursantes.

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    Normalmente se acude a esta estrategia cuando nos encontramos en condiciones de inferioridad frente a una persona o institucin, y necesitamos de ella o ellas una opinin o veredicto favorable a nuestros intereses. Un caso muy conocido de apelacin a la misericordia aparece registrado en la literatura filosfica. Ocurri durante el juicio de Scrates, a quien un tribunal ateniense juzgaba por impiedad. Les dice Scrates a los magistrados que no esperen de l lo que hacen todos los acusados ante el Tribunal: llevar a sus hijos y a su esposa, para que lloren y se desgarren las vestiduras, con el nico propsito de ablandarles el corazn. No, dice Scrates, no voy a rebajarme a estos recursos para obtener mi libertad; yo vengo aqu a dar buenas razones, a argumentar a favor de mi inocencia y no a llorar. Y lo condenaron. El hecho de esforzarme, por otro parte, no trae necesariamente como consecuencia que el resultado sea el que se esperaba. Qu tal un atleta que pidiera a los jueces que le cambien la medalla de bronce por la de oro, con el argumento de que l es blanco y tiene que esforzarse ms para obtener buenos registros, que un atleta de raza negra!

    Sin duda el tema de la apelacin a la piedad, a la clemencia, tiene su lado humano, una persona en muy mala condicin se ve forzada a pedir limosna porque no encuentra otro recurso. El argumento para que le den la moneda no es otro que el sentimiento de conmiseracin que pueda despertar en nosotros. En ese caso la razn se detiene, si el corazn se ha puesto en marcha. El punto que deseamos sealara ac es la necesidad de separar las razones de la razn y las razones del sentimiento, para no confundir dos mbitos perfectamente separables, aunque por momentos nos duela.

    3.2.1.2 Apelacin al miedo. En este caso se busca el apoyo o respaldo a la idea u opinin de la persona, generando temor o miedo en la imaginacin del oponente si persiste en determinado comportamiento, o en sostener una opinin. Se orienta, pues, a que alguien cambie su parecer o se incline hacia otro punto de vista, pues de no hacerlo se le viene encima algo terrible: Yo s por qu se lo digo, pero no se exponen razones. Tambin es efectiva para justificar ante los dems una opinin o una medida impopular: Tenemos que atacar a Irak, porque Sadam se niega a entregar sus armas de destruccin masiva; Tenemos que atacar Irak, o de lo contrario el eje del mal acabar con el mundo libre, fueron apelaciones al miedo que generaron apoyo de diferentes sectores y pases a George Bush en la segunda guerra del Golfo Prsico. Esta falacia es muy parecida a otra ya conocida desde los tiempos de Aristteles como apelacin a la fuerza.

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    3.2.1.3 Apelacin a la esperanza. Esta es una forma de manipular las creencias y comportamientos de las personas para que tomen una decisin que puede resultarles costosa. Juegue Baloto: cmprelo, gnelo y disfrtelo. Nos quieren convencer de que es fcil ganarse el Baloto: solo con comprarlo nos echamos al bolsillo los diez mil o veinte mil millones del premio. Nuestra esperanza crece como espuma con estos premios, al ritmo de las propagandas. Las ilusiones de ser millonarios de la noche a la maana se vern colmadas. Lo que no se nos cuenta y parece que tampoco tenemos inters en descubrir- es que slo tenemos una posibilidad de ganar, entre ocho millones doscientas mil posibilidades de perder los 5.000 o ms pesitos: no slo el amor es ciego; tambin lo es la esperanza.

    3.2.1.4 Apelacin a la lisonja. Si recibimos elogios, tendemos a coincidir con las opiniones del adulador, y a deponer nuestras reservas crticas. Si alguien habla bien de nosotros y nos trata con gran consideracin, especialmente en pblico, estamos inclinados a aceptar sus puntos de vista, por pura simpata: Usted que explica tan bien y es tan comprensivo debera tener en cuenta que si nos esforzamos tanto, no es justo que no nos haya ido mejor en el parcial

    3.2.1.5 Apelacin al orgullo/lealtad (argumentum ad superbiam) Era una forma muy socorrida en otros tiempos para incitar al pueblo a la lucha. Colombia necesita de usted para salir adelante. La patria reclama su participacin, no la deje sola en estos momentos difciles. Aun hoy en algunos pases se vuelve una y otra vez a la misma invocacin, para adherir voluntades. En Cuba, se convocan mtines multitudinarios de solidaridad con el gobierno, y en defensa de la revolucin; en Venezuela, marchas en contra de los enemigos de la Repblica bolivariana. Pero es claro que no es ste el nico contexto de apelacin al orgullo; en los medios escuchamos peridicamente que: Debemos hacer fuerza por el Once Caldas, porque es Colombia en la Copa Libertadores, es Colombia en el Mundial de Clubes, etc.

    3.2.1.6 Apelacin a la muchedumbre (argumentum ad populum). En su origen se trataba de una apelacin a las masas para que dieran la ltima palabra. El pueblo reunido en la plaza pblica era en la democracia griega el mximo tribunal, y quien supiera ganarse sus simpatas ganaba tambin el apoyo a sus polticas. En su derivacin moderna, el argumento ad populum es una incitacin para que alguien comparta un gusto, o una posicin, alentndolo con el argumento de que la mayora de las personas, si no todas, ya lo vienen haciendo. Es una forma de garantizar una adhesin bajo la presin de la masa: Firme la

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    carta para solicitar el cambio de jefe, que ya el resto de compaeros lo hizo. En muchos casos esta apelacin raya con el error lgico de pretender mostrar que una proposicin es verdadera porque muchas personas (o todas) la aprueban y dan por cierta.

    3.2.2 Falacias relacionadas con la Publicidad.

    Ms que sofismas, en el sentido argumentativo de la palabra, las falacias relacionadas con la publicidad pueden catalogarse como engaos persuasivos, mediante los cuales los medios orientan el consumo. Presentan los productos de tal forma, que nos llevan a concluir que es necesario, importante, o conveniente comprarlos. Sin embargo, justo es decir que los publicistas saben que, con mucha frecuencia, sus propagandas son falaces; que los valores sostenidos por la cultura del consumo se alimentan de ellas, y de eso sacan provecho. nase a los dems suele ser una consigna repetida desde los primeros tiempos de la publicidad, para llamar a filas los ejrcitos de compradores: Todos ya se pasaron a Concasa Y usted que espera?.

    3.2.2.1 Apelacin al prestigio. Es de las tantas formas como la publicidad se introduce en nuestras conciencias, para vendernos un producto: En un tiempo, el Whisky Chivas Regal era promocionado subrayando su elevado precio. Tener carro blindado no tiene que ser privilegio de unos pocos.

    3.2.2.2 Los lemas. Prcticamente toda la propaganda televisiva y radiotransmitida se basa en esta condicin: repetir la consigna del producto tantas veces como las leyes y el presupuesto lo permitan: C. siempre en contacto. Su dinero puede estar en el lugar equivocado, trigalo a D... C. quiere a la gente, la gente quiere a C. En fin, el asunto de los lemas es interminable. Nos persuaden, no por argumentacin, sino por repeticin, por ablandamiento.

    3.2.2.3 La simplificacin exagerada. La simplificacin, y ms la simplificacin exagerada, no es un patrimonio de la publicidad; se da en el mbito de multitud de debates y posiciones polticas partidistas. Bush divide fcilmente el mundo en dos: Los que estn con la democracia y los que estn con el eje del mal. O ests con Cristo o ests contra l. Desde otra perspectiva, el uso de la simplificacin exagerada se apoya en una virtud del lenguaje comunicativo. Las frases cortas son, con todo, ms fciles de recordar que las largas. Precisamente una de las torturas del escritor novato y del maestro calificador, la tenemos en los trabajos escritos donde abundan las frases largas, los prrafos de nunca acabar, las subordinaciones que no redondean la idea. Las simplificaciones siempre llegan

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    ms rpido a su meta: La inteligencia de quien escucha. Las frases cortas, sujeto-verbo-predicado captan mejor la atencin y pueden retenerse con mayor facilidad, sean correctas o incorrectas. La simplificacin exagerada viola la recomendacin esencial de la investigacin de estudiar un fenmeno en su complejidad, de mirarlo desde diferentes perspectivas.

    3.2.2.4 Los estereotipos. Se trata de una forma particular de simplificar para desacreditar o para ganar adeptos. En la publicidad de las campaas polticas es de muy buen recibo los estereotipos que desacreditan al contrincante y los que benefician a nuestro candidato. Si soy serpista, Horacio ser la paz y Uribe ser la guerra. Si soy uribista, Uribe ser la seguridad y Serpa la anarqua o la corrupcin.

    Curiosamente, mientras estamos en el ambiente del aula de clase pareciera que estas estrategias no existieran, pero una vez pisamos el terreno profesional hacen su aparicin

    fastidiosa y debemos prepararnos para lidiar con ellas.

    3.2.2.5 El testimonio. Desde que lleg la publicidad a los medios ya estaban los ciclistas, los polticos e incluso los artistas dando testimonio de la calidad de las llantas, los cosmticos o los detergentes. En pocas recientes el ciclista Lucho Herrera comparta pantalla con el cientfico Manuel Elkim Patarroyo para elogiar el mejor caf. Y por estos das Juan Pablo Montoya nos dice que lo mejor es Pony Malta. El testimonio es casi el absurdo de la generalizacin, se pretende que un solo caso sea suficiente para sacar adelante la verdad de una propuesta, la calidad de un producto o la bondad de una crema. Uno se pregunta cmo es posible que durante dcadas se vuelva sobre la misma estrategia? Y la conclusin se impone como una verdad irrebatible: porque es efectiva. O dicho en otras palabras, porque un grueso de la poblacin es sensible a este tipo de razones. Si eso es cierto, francamente la tarea de educar el juicio pblico es una tarea bastante urgente. O condenada al fracaso?

    3.2.2.6 Las estadsticas sin contexto. Acerca de las estadsticas sin contexto habra mucha tela que cortar. Tampoco son un patrimonio de la propaganda comercial. El mercadeo, la poltica, los sondeos de opinin, las justificaciones judiciales o militares, las peticiones laborales de los sindicatos, se apoyan en estadsticas. Bien diramos que cualquier medida correctiva o innovacin pedaggica debiera estar respaldada por un buen bagaje estadstico dentro del contexto de su aplicacin.

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    Veamos frases que aludan a conteos estadsticos y veremos que algunas se caen por su propio peso: La mitad de los colombianos no tienen con qu comer. Si esto fuera cierto cada diez das desaparecera la mitad de la poblacin colombiana. No es que se trate de negar la pobreza. El punto indica ms bien en la forma como los porcentajes se presentan para apoyar una tesis poltica sin hacer el menor esfuerzo por contextualizarlos.

    3.2.3 Sofismas relacionados con la sugerencia

    Aqu volvemos a un caso en el que alguien puede querer que otra persona tome un camino, pero no debe decrsele directamente porque podra reaccionar con aspereza. Quiero que un compaero me ayude a hacer otra vez la tarea, pero me da pena decirle. En lugar de solicitarle directamente la ayuda tal vez sea conveniente contarle algunos de los contratiempos que ha tenido ltimamente para soltarle al final la perla de que salvo una ayuda muy grande con seguridad no podr entregar el trabajo clave en la Universidad. 3.2.3.1 La seleccin. Es una forma de inducir una conclusin basados en la seleccin de la informacin favorable a nuestros propsitos y dejando por fuera aquella que pueda debilitar el punto de vista. Al rector de una Universidad le preguntan cmo van las finanzas de la Institucin y l responde muy ufano que muy bien: No nos hemos atrasado un solo da en nuestros pagos; ocultando que cada da estn ms endeudados con los bancos. O el hijo que, a la pregunta del padre de cmo le va en sus estudios? Responde sacando la previa de excelente que carga en la maleta para estos casos. Se induce una respuesta con una parte seleccionada de la informacin.

    3.2.3.2 La fraseologa. La simple forma como se usen las palabras en un contexto evaluativo pueden llevar a formar un juicio sin aportar la informacin suficiente. Veamos un caso, Juan es un muchacho que participa en clase. Su profesor dice que se trata de un estudiante aplicado. Sus compaeros lo ven como un chupa, y los paps lo ven como una joya para el estudio. Cada quien, con su carga emocional, pone un calificativo, que aunque denote o seale la misma conducta, de paso la valora o la menosprecia. El aristcrata tiene una ama de llaves, el burgus una muchacha de servicio y el de clase media tiene una guisa. Aunque todas tres hagan las mismas tareas y ganen ms o menos el mismo salario. Mandams por jefe. Chafarote por polica. Arpa por esposa, son algunas de las combinaciones que predisponen el juicio a travs de las palabras emotivas. Las palabras emotivas condicionan el juicio, sin haber aportado las pruebas.

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    3.2.3.3 Los eufemismos. Es una forma bastante antigua de ocultar (con las palabras) un hecho vergonzoso. Los eufemismos por definicin son palabras o expresiones amables, de buen recibo, aspticas, que se traen a cuento a cambio de aquellas que presentaran de forma ms clara e intuitiva los hechos. Su propsito es el de predisponer favorablemente la opinin hacia una situacin que con seguridad reclama censura. Se da especialmente en los reportes oficiales: Hoy Cuba se libr de dos traidores un titular de prensa para informar del fusilamiento de dos balseros que trataron de llegar a Miami. En la pelcula Nikita la Femme hay una escena en la que un secuestro sale mal y tienen que comunicarse con el

    Comando Central para anunciar el fracaso. El jefe los entiende y les manda el grupo de aseo: un matn que va a disolver en cido sulfrico el cuerpo moribundo del secuestrado: para dejar limpio el lugar. En los dos ejemplos mencionados, los eufemismos despiertan un juicio favorable, sin recurrir a pruebas. 3.2.3.4 Los galimatas. Sobre este vicio, porque no de otra forma se puede calificar la costumbre de decir las cosas en un lenguaje oscuro, raro o confuso, se han escrito ensayos clebres y libros completos. El filsofo austraco Karl Popper (1902-1994) escribi el ensayo Acerca de La honestidad intelectual en donde palabras ms, palabras menos dice que la claridad es la honestidad del filsofo. Y tambin, palabras ms palabras menos, que aquellos que insisten en escribir galimatas son sin duda unos deshonestos que no desean someter sus ideas al tribunal de la crtica, al tribunal de la razn.

    Por su parte, el fsico norteamericano Alan Sokal alborot los crculos filosficos mundiales publicando en 1997 su libro Imposturas Intelectuales en donde pone al desnudo el mecanismo verbal (los galimatas) en los que se escuda buena parte de la filosofa moderna conocida como Postmodernismo, que busca parecer profunda y sesuda, cuando solo se trata de juegos de palabras sin sentido alguno. El origen del libro de Sokal es la polmica que desat un artculo suyo publicado en la revista de filosofa postmoderna Social Text en 1996. El artculo titulado pomposamente: Traspasando Frontera: Hacia una Hermenetica Transformativa de la Mecnica Cuntica quera mostrar y vaya si lo logr! Que buena parte de la filosofa postmoderna tiene afirmaciones muy fuertes en contra de la ciencia moderna, pero no tiene fundamentos que la respalden. Los filsofos postmodernos sostienen por ejemplo, que la ciencia es un discurso ideolgico de una clase dominante, desconectado empricamente de la realidad fsica.

    Para mostrar la trivialidad de afirmaciones como sta, la estrategia de Sokal fue tan perversa como osada. Escribi un artculo defendiendo una de las tesis sacrosantas de los

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    postmodernos, a saber, que la mecnica cuntica, es simplemente una forma de hablar entre expertos, un culto o una religin que detentan los patrones de ciertas universidades de prestigio. Segn los postmodernos en la mecnica cuntica no hay un saber, hay una ideologa como el conservatismo o el anarquismo. Sokal escribi un artculo en lenguaje postmoderno, lase galimatas, y lo titul como dijimos antes, Transgrediendo Fronteras... sugiriendo que iba en la misma direccin de los postmodernos, con un gancho especial, l mismo es un cientfico, reconocido experto en mecnica cuntica. De modo que su testimonio acerca de la fragilidad hermenetica (o como quiere que se llame esa debilidad) era ms que bienvenido en las toldas de los postmodernos. Sokal les enva el artculo, los postmodernos lo publican en su revista Social Text, porque, aunque no crean en las pruebas empricas, aqu tienen una que desenmascara el carcter ideolgico de una ciencia. Un mes despus, Sokal da una rueda de prensa donde explica que ese artculo es un galimatas que ni el mismo entiende. Lo nico que hizo fue pegar prrafo tras prrafo, frrago tras frrago cuanto galimatas que encontr en algunos textos de pensadores postmodernos como Derrida, Foucault y Lacan creando esa pantomima que los mismos expertos postmodernos pasaron acrticamente.

    En el caso de Sokal, del que existe en Internet una avalancha de entradas (intente por Google y vera ms de cien mil referencias) el punto que quiso mostrar con su artculo es doble. De un lado que son muchos los expertos que pueden engaarse con galimatas. Y segundo que no tiene sentido intentar razonar directamente con cierto tipo de personas a quienes es mejor mostrndoles de esta forma dramtica sus errores.

    3.2.4 Sofismas relacionados con la irrelevancia El argumento ad hominem. Literalmente significa contra el hombre, prctica que consiste en atacar al adversario en lugar de enfrentar intelectualmente su argumento. Es una estrategia fcil de emplear -a la mano- lo cual explica su amplia difusin. Se podra decir que casi nos acostumbramos a vivir con el Ad hominem.

    No existe, y no ha existido un mecanismo automtico para saber de antemano cuando un argumento es bueno y cuando es un argumento despreciable. Llevamos miles de aos tratando de construir la cultura de Occidente y aun no damos con la frmula absoluta de la verdad y la correccin.

    A pesar de estas limitaciones, s hemos sido capaces de ver que lo racional y lo tico se dan la mano. Porque la verdad implica un reconocimiento al mejor argumentador, por encima

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    de las diferencias personales. De hecho la teora moral de Habermas, la tica Discursiva, muestra la relacin entre estos dos mbitos: Lo tico implica lo racional y viceversa.

    El famoso ponte en mi lugar de Savater, en su tica para Amador, muestra, igualmente, de qu manera lo argumentativo implica una decisin moral. No puedo debatir honestamente las ideas de otro, si no me he puesto en su lugar y he tratado de examinar si tiene razn o no.

    Tenemos que la historia de la ciencia ha convivido con debates inconclusos durante siglos, precisamente porque no cuenta con un mecanismo para establecer cul es a priori el mejor argumento. En los casos en los que la ciencia se ha enfrentado a buenos argumentos sin poder decidir entre ellos, mantiene la convivencia pacfica hasta que algn investigador aporte el experimento crucial que dirima el empate. Eso sucedi con las teoras propuestas por Newton y Huygens a propsito de la naturaleza de la luz. Para Newton la luz era una entidad de naturaleza corpuscular, especie de tomos de luz que recorran el cosmos. Para Huygens, la luz era una perturbacin en el medio, ondas que se expandan como lo hacen el sonido, el agua o cualquier otro fluido. Ambos, Newton y Huygens, aportaron sus experimentos y sus razones con tal consistencia que los cientficos no tuvieron ms

    alternativa que esperar la llegada de un Einstein quien mostr que ambos estaban en lo cierto (parcialmente) pues la luz tiene esa doble naturaleza, corpuscular y ondulatoria, dependiendo de los experimentos con el que se mida.

    As pues, no podemos estar seguros de transitar nunca por la senda de los argumentos correctos. Pero si podemos saber con seguridad cuando un argumento es malo, inadecuado o falaz. Y el peor argumento es el que no ataca las razones, sino que ataca las personas que

    exponen las razones. El argumento Ad Hominem, contra el hombre, es el peor argumento desde la misma poca de los griegos. Porque no slo atenta contra la lgica, lo cual sera pasable, tambin atenta contra la tica, contra las personas.

    El argumento Ad hominem tiene tres variantes, en orden descendente de insulto: la abusiva o de la cual acabamos de dar una idea, la circunstancial y el tu quoque. Vemoslas con ms detalle.

    3.2.4.1 .Ad hominem Insultante. Es la salida tpica de quien no pudiendo rebatir un argumento arremete contra la persona que lo sostiene. En el Congreso de la Repblica fuimos testigos de la apoteosis del ad hominem. Un parlamentario atacando a otro

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    tildndolo de homosexual y ste contratacndolo de guerrillero matn, en medio de un debate acerca de los servicios pblicos. Bonito no es cierto?

    3.2.4.2 Ad hominem circunstancial. Este camino lo siguen quienes buscan rebatir una posicin apoyndose, ya no en un ataque directo contra el oponente, sino impactndolo de lado. Un parlamentario defiende el aumento de impuestos con el argumento de que est claro que el gobierno no tiene recursos para la inversin social. Su opositor, no teniendo mejores razones, le recuerda y le saca en cara que l es un liberal y que los liberales se han opuesto tradicionalmente a aumentar los gravmenes fiscales. Por lo tanto lo invita a cambiar su posicin. Es decir, no se rebate la conveniencia o inconveniencia de los impuestos, la maniobra se dirige a las circunstancias de quien sostiene la tesis, en la esperanza de hacerlo caer en una contradiccin con sus antiguas creencias.

    3.2.4.3 Tu quoque. Cargar la responsabilidad al otro: Es una forma de lo que podramos llamar salirse por la tangente. Es tpico en las respuestas que dan los guerrilleros a las preguntas de por qu ponen bombas indiscriminadamente, por qu hacen matanzas, a lo que responden: porque el estado es igualmente terrorista.

    O cuando en una discusin intelectual se ataca, por ejemplo, el psicoanlisis por considerarse una ciencia con muy poca evidencia a favor. A lo que el defensor del psicoanlisis responde que el conductismo tampoco tiene mucha evidencia a su favor. Tu quoque significa, como se habr podido inferir de los ejemplos anteriores: t tambin. 3.2.4.4 La respuesta-pregunta. Esta es otra forma de salirse de entre los palos. Se responde a una pregunta con otra pregunta que no viene al caso, o, que viniendo, no llega en el momento oportuno.

    -Por qu no trajo la tarea? Pregunta el profesor. -Por qu no vino usted a clase la semana pasada? Responde el alumno.

    3.2.4.5 La razn no pertinente. Se trata de introducir informacin que no viene directamente al caso en un debate acerca de un tpico en particular, tratando de llevarlo por este camino a un terreno que no se est discutiendo. Siempre cabe la posibilidad de que en medio de una polmica alguien considere que el punto verdaderamente importante es otro

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    diferente al que est sobre el tapete. Para ilustrar esta situacin veamos el siguiente fragmento de la obra de Paul Watzlawick13 Lo Malo de lo Bueno.

    Mujer: Mucho me temo que el pastel sea un fiasco; la pasta no sube. Marido: Quizs no has puesto bastante levadura. Qu dice la receta? Mujer: Otra vez con tus ocurrencias tpicas. Marido. Que ocurrencias tpicas? Mujer: Eso de la levadura. Marido: Qu es eso de la levadura? Mujer: T sabes muy bien lo que quiero decir. Siempre haces lo

    mismo, y sabes que esto me crispa los nervios. Marido: Santo cielo! De qu me hablas? Dices que el pastel no sube; te digo

    que lo nico que puede pasar es que hayas puesto muy poca levadura y de repente ya no tiene nada que ver con la levadura, sino que es un defecto de mi carcter o qu s yo?

    Mujer: Naturalmente, para ti la levadura es ms importante que yo. Que el pastel no suba por falta de levadura, ya me lo poda imaginar; pero a ti te es indiferente que quiera darte una alegra inesperada con el pastel.

    Marido: Esto no lo niego en absoluto y me alegra mucho. Yo habl slo de levadura, no de ti.

    Mujer: Los hombres os las arreglis de tal manera para hacer distinciones en todo, que una mujer se pone a temblar.

    Marido: No, querida, el problema es cmo os las arreglis las mujeres para hacer de la levadura la medida del amor. (etc., etc.)

    En este dilogo-discusin salen a relucir adems de la ya anotada falacia, otras relativas a la irrelevancia, cambiar el tema, Non sequitur, etc. Adems del insulto, por supuesto.

    3.2.4.6 La apelacin a la fuerza. Esta apelacin es tan fcil y tentadora que prcticamente no existe un pap, maestro o gobernante que algn momento de su ejercicio autoritario no la practique. Se puede resumir en la expresin yo tengo la razn porque tengo la fuerza. En otras palabras, haga lo que le digo o atngase a las consecuencias. Pero no solamente la posesin de la fuerza hace tentadora la ocasin para imponer la razn, tambin se trata de

    13 WATZLAWICK, Paul: Lo Malo de lo Bueno. Editorial Herder S.A.. Barcelona, 1987

    [Ttulo original: Vom Schlechten des Guten oder Hekates Lsungen. R. Piper y Co. Verlag. Mucnich-Zurech 1986. Versin castellana de Xavier Moll.]

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    un problema de comodidad. Si no queremos que nuestra hija de trece aos vaya sola a una fiesta el sbado en la noche, no es fcil darle razones de orden tico para trancarle la salida. Con esa dialctica contundente que manejan los adolescentes fcilmente tumbarn cualquier razn que den los padres: -Hija: Me dejas ir el sbado a una fiesta donde Juanita. -Padre: No hija. -H.: Pero, por qu pap?

    -P.: Por que eres muy pequea.

    -H.: No me salgas con esas si t mismo ya trabajabas a los doce aos. -P. : S, pero yo soy hombre. -H.: ... y yo soy mujer, pap no me insultes o acaso somos inferiores a ustedes, por que si eso piensas, francamente te digo... -P.: No hija, no lo tomes a mal, lo que sucede es que me preocupo por ti. -H.: Yo lo entiendo papi, por eso te estoy pidiendo permiso y te cuento a dnde voy. -P.: Sabes qu? Se acab la discusin. Te vas para tu cuarto que ya estoy de mal genio.

    Es fcil, es tentador recurrir a la autoridad, se economiza mucho tiempo y energa.

    En una pelcula reciente producida por ingleses, italianos y croatas Tierra de Nadie, hay una escena que pone los pelos de punta de lo mismo reveladora de hasta dnde la fuerza impone la razn. La pelcula transcurre principalmente en una trinchera (tierra de nadie) que est en medio del fuego entre Servios y Croatas, en una de las primeras guerras balcnicas de la posguerra fra. A esa trinchera llegan, cada quien por su lado, un servio y un croata, a ver que pasaba ah y se encuentran que todos sus compaeros estn muertos. El primero en llegar es el croata que de paso se apodera del nico fusil cargado que encuentra. Cuando llega el servio lo reduce a la impotencia y lo encaona en un rincn mientras decide que hacer, porque el fuego cruzado contina sobre sus cabezas. Mientras pasan el tiempo mirndose, terminan enfrascados en una discu