Comunicación y ciudadanía - dilemas pendientes

download Comunicación y ciudadanía - dilemas pendientes

of 11

description

Mata

Transcript of Comunicación y ciudadanía - dilemas pendientes

  • 1

    Comunicacin y Ciudadana: Dilemas pendientes

    Mara Cristina Mata (Artculo en el libro editado por B. Alem y A. Arneigeiras "Culturas populares y culturas masivas: Los desafios actuales a la comunicacion "( UNGS- Prometeo, Buenos Aires)

    La vinculacin entre la comunicacin y la ciudadana constituye un tpico

    relevante en los actuales estudios de comunicacin al que venimos dedicando

    diversas investigaciones colectivas e individuales en el marco del Programa de

    Estudios sobre Comunicacin y Ciudadana del Centro de Estudios Avanzados

    de la Universidad Nacional de Crdoba. Se trata de una vinculacin compleja,

    con toda la promisoriedad que ello supone, pero tambin plagada de

    oscuridades no siempre debidamente reconocidas. Es decir, fruto de ligerezas

    que encubren las dificultades propias de la articulacin de nociones de por s

    polismicas.

    De ah que la realizacin de estas Jornadas me alentara a tratar de echar un

    poco de luz sobre ese encuentro de nociones desde lo que de algn modo

    podra denominar una visin retro. Para decirlo en pocas palabras, resulta que

    estas Jornadas se organizaron, se pensaron, reponiendo una tensin la de las

    culturas populares y las culturas masivas- y me encontraron a m sintiendo la

    necesidad de recomponer lazos, trayectorias, entre problemas propios de la

    articulacin comunicacin-ciudadana y otros que tal vez dejamos de lado o

    fueron dejados de lado- cuando los debates acerca de las prcticas alternativas

    en el campo de la comunicacin fueron debilitndose, seguramente por su

    propia incapacidad o limitacin para revisar crticamente el aparato poltico-

    conceptual que los sostena. Es decir, y aunque lo formular de manera un

    tanto esquemtica, cuando se produjeron al menos tres desafos no asumidos

    por esos debates:

    - Cuando ante la cada terica y prctica del pueblo, como sujeto poltico

    transformador preconstituido, se impuso la necesidad tambin terica y

    prctica- de pensar los procesos de subjetivacin.

    - Cuando ante el avance tecnolgico, las miradas instrumentales y

    reduccionistas de la comunicacin no pudieron asumir la complejidad de

  • 2

    los procesos de mediatizacin de nuestras sociedades y quedaron

    atrapadas en los discursos con que desde el mercado y las tecno-

    burocracias se entronizaba a los medios como lugares de realizacin

    casi total de la vida en comn.

    - Cuando ante el avance de las concepciones polticas consensualistas y

    deliberativas, la palabra adversativa de las alternativas

    comunicacionales pareci tener que diluirse en cauces de pluralidad y

    reconocimiento de las diferencias, so pena de ser acusada de anti-

    democrtica.

    En ese sentido tenemos una deuda pendiente al menos quienes fuimos parte

    de los esfuerzos prcticos y conceptuales por construir alternativas de

    comunicacin. Unas alternativas que entendamos como expresin y parte

    consustancial de proyectos de cambio que no dejaban para despus la

    transformacin de las normas del intercambio simblico, porque se reconocan

    como aspectos configurantes del orden social que se buscaba alterar1. Nos

    debemos, todava, el rastrear de qu modo el modo el pueblo bajo sus

    diversas nominaciones- devino ciudadano en los estudios de comunicacin.

    Un devenir ms legible en el campo de la teora poltica pero que a mi juicio,

    en el nuestro permanece emborronado.

    No es se rastreo pendiente el que har aqu. Pero como intento de comenzar

    a saldar la deuda es que, en el marco de estas Jornadas, ensayar esa visin

    retro a la que hice referencia en un comienzo enlazando algunas vinculaciones

    entre comunicacin y ciudadana y su distancia o cercana con dimensiones y

    problemas entrevistos en el campo de las alternativas comunicacionales.

    Para ello, voy a recurrir inicial y fragmentariamente a las palabras que Etinne

    Balibar -uno de los pensadores franceses que est discutiendo sostenidamente

    la cuestin de la ciudadana- pronunci en 1997, en un acto en homenaje a los

    sin papeles de su pas.

    1 He citado casi textualmente el modo con que yo misma conceptualizaba la alternativa

    comunicacional a comienzos de la dcada del 80 (Mata,M. 1987:218)

  • 3

    Nosotros deca en esa ocasin Balibar- ciudadanos franceses de todos los

    sexos, orgenes, profesiones, somos en gran medida deudores de los

    indocumentados, quienes rechazando la clandestinidad que se les asignaba

    han planteado con fuerza la cuestin del derecho de residencia. [] Les

    debemos nuestro reconocimiento por haber forzado las barreras de la

    comunicacin, por haberse hecho ver y or como lo que son: no fantasmas de

    delincuencia y de invasin, sino trabajadores, familias a la vez de aqu y de

    otras partes, con sus particularismos y la universalidad de su condicin de

    proletarios modernos. Han hecho circular en el espacio pblico hechos,

    cuestiones, incluso contradicciones en relacin con los problemas reales de la

    inmigracin, en lugar de los estereotipos repetidos por los monopolios que

    dominan la informacin. As nosotros comprendemos mejor lo que es una

    democracia: una institucin del debate colectivo, pero un debate cuyas

    condiciones no son jams impuestas desde arriba. Siempre es necesario que

    los interesados conquisten el derecho a la palabra, la visibilidad, la credibilidad,

    corriendo el riesgo de represin [....] Les debemos[] el haber recreado entre

    nosotros la ciudadana, en cuanto que ella no es una institucin o un estatus,

    sino una prctica colectiva [....] As, los indocumentados, excluidos entre los

    excluidos, han dejado de figurar simplemente como vctimas, para convertirse

    en actores de la poltica democrtica (Balibar, E.2004:27-29).

    Al leer ese texto sent que encerraba a pesar de su brevedad-, una suerte de

    programa bsico acerca de la articulacin entre comunicacin y ciudadana. De

    ah mi eleccin para emplearlo como base de este ensayo2. Y digo ensayo en

    tanto ms que conclusiones, propondr pistas que deberamos profundizar

    para que esa articulacin sea algo ms que una ligera enunciacin de

    alcances imprecisos.

    Indudablemente la nocin de ciudadana propuesta por Balibar excede las

    dimensiones que desde las tradiciones liberal y republicana nombran el

    ejercicio de deberes y derechos de los individuos en relacin con el Estado. La

    2 El recurso al texto de Balibar es, en cierto sentido, circunstancial Podran realizarse ejercicios

    semejantes a partir de textos de diversos tericos polticos y sociales que desde su especificidad no pueden dejar de soslayar la dimensin comunicativa de la ciudadana.

  • 4

    nocin que propone sin desconocer esas dimensiones- se emparenta con

    aquellas que aluden a un modo especfico de aparicin de los individuos en el

    espacio pblico caracterizado por su capacidad de constituirse en sujetos de

    demanda y proposicin respecto de diversos mbitos de poder a los que se

    vinculan. Es decir, por su capacidad de constituirse como sujetos polticos3.

    Existe hoy toda una perspectiva comunicacional denominada ciudadana que se

    asocia con derechos constitucionales tales como el acceso a la informacin

    pblica y a la libertad de expresin; que se asocia con el respeto a la condicin

    humana que los medios masivos deben resguardar; con la valoracin del

    debate pblico de ideas e incluso con la necesidad de promover causas

    colectivas en torno a diversos derechos. Frente a esas perspectivas

    representadas entre nosotros por el denominado periodismo social, por

    ejemplo, o por el periodismo pblico norteamericano- y que guardan relacin

    con visiones sociolgicas y polticas que vinculan la ciudadana y la

    comunicacin en trminos de opinin pblica4, las afirmaciones de Balibar

    postulan otra vinculacin. Colocan la comunicacin como caucin de

    ciudadana.

    Voy a detenerme en algunas notas distintivas de ese comunicar que luego

    confrontar con algunas proposiciones presentes en los debates respecto de

    las alternativas comunicacionales a que alud. Fundamentalmente y casi

    glosando las palabras de Balibar, voy a detenerme en los alcances que tiene

    en su propuesta el hacerse ver y or

    Hacerse ver y or son, sin duda, condiciones elementales de comunicabilidad.

    Pero hacerse ver y or como lo que se es aade, en tanto caucin de

    ciudadana, una restriccin que no es de naturaleza esencialista sino

    contingente, particular. No son ciudadanos pre-existentes quienes se hacen

    visibles y audibles en el caso expuesto por Balibar, sino individuos que, a

    3 Entre nosotros, argentinos y latinoamericanos, han desarrollado reflexiones en ese sentido autores como Manuel A. Garretn, Atilio Born, Hugo Quiroga, Susana Villavicencio. A nivel europeo, son sustantivos los aportes de Jacques Rancire, Luigi Ferrajoli, Patrice Vermeren entre otros. 4 Varios trabajos incluidos en el volumen colectivo Ciudadana, sociedad civil y participacin poltica, compilado por Isidoro Cheresky, producen este tipo de vinculacin.

  • 5

    causa de su situacin la de migrantes indocumentados- son colocados en los

    mrgenes de la sociedad y representados desde miradas que hacen de esa

    marginalidad un dispositivo que invisibiliza sus especficos modos de

    reconocerse o identificarse y de nombrar su experiencia.

    La restriccin consiste en que no cualquier habla es la que tiene capacidad de

    configurar una presencia ciudadana, sino aquella que se produce forzando las

    barreras de la comunicacin. Ese forzamiento implica, siguiendo a Balibar,

    tres operaciones. Por un lado, una imposicin tpica; es decir, una introduccin

    de temas ausentes en el espacio pblico. Por otro, una modificacin de las

    reglas discursivas, en tanto lo que se pone en cuestin, a partir de un habla

    particular, es lo que hace mucho tiempo Pierre Bourdieu haba caracterizado

    como abuso de autoridad, refirindose con ello a la palabra legtima esa

    palabra dominante pero imposible de ser reconocida como tal- que instaura la

    imposibilidad de decir por fuera de lo que ella prescribe o designa como

    aceptable5. En ese sentido, Balibar considera que ese forzamiento no quiere

    decir hallar una estrategia de comunicacin meditica para los excluidos, lo

    que a su juicio constituye literalmente una contradiccin en los trminos, en

    tanto la sordera y la ceguera del sistema de comunicaciones a las realidades

    concretas de la pobreza y la exclusin, y sobre todo al habla, al modo de

    pensar y expresarse de los excluidos, de lo cual el discurso de la televisin

    representa una realizacin casi caricaturesca, son por s mismas formas y

    medios de reproduccin de la exclusin, justamente por sta no tiene una

    significacin puramente econmica (Balibar, E.2004:134-135). El forzamiento

    al que alude consiste en obligar a la sociedad a ver y a or aquello que

    cuestiona un orden que mantiene a cada quien en un lugar tambin

    legtimamente asignado. Por ello, la tercera operacin implicada en ese

    forzamiento de las barreras de comunicacin, ser siempre un acto de arrojo,

    una conquista. Una diferenciacin radical respecto del sistema comunicativo

    vigente.

    5 Al respecto pueden revisarse Lo que quiere decir hablar y El mercado lingstico, dos de las intervenciones pblicas de Bourdieu en congresos y universidades, recogidas en su libro Sociologa y Cultura, Grijalbo, Mxico, 1990

  • 6

    Llegamos as a un punto que considero de especial relevancia para nuestras

    reflexiones. Y es exactamente desde l que quiero comenzar a mirar para

    atrs, como modo de cuestionar esa suerte de dilema planteado por Balibar al

    recusar las estrategias mediticas como cauces posibles para hacerse ver y or

    como lo que se es.

    A principios de los 80, en un texto que present en el primer encuentro que

    CLACSO organizaba en Argentina luego de los aos de dictadura, destinado a

    pensar la comunicacin y las culturas populares en Latinoamrica, reflexion

    acerca del sentido que integrantes de los sectores populares de diferentes

    pases otorgaban a algunas prcticas radiofnicas alternativas. A partir de

    investigaciones que haba realizado en relacin con esas prcticas, postul

    que el hablar como lo que se es (utilizaba las mismas palabras que Balibar)

    mujeres consideradas ignorantes; campesinos desposedos, haitianos

    esclavizados por las trasnacionales y denigrados racialmente por los

    dominicanos- significaba recuperar una posibilidad mutilada y perder el

    miedo a hacerse ver exhibiendo los mismos rasgos que determinaban su

    exclusin6. Decir al mundo y al pueblo sus sufrimientos equivala a trastocar

    una distribucin establecida de los cuerpos y de los bienes materiales y

    simblicos y permitir que se viese vibrar el movimiento. Expresiones con que

    se aluda a la capacidad de actuar impugnando el orden excluyente y los

    discursos de ese orden. Una capacidad que afirmaban no se quera

    perdonary que sola acarrear ataques y restricciones a esas radios que, en

    tanto espacios de produccin de esa palabra particular y adversativa y ms

    all de los niveles de popularidad y de los ndices de audiencia que podan

    alcanzar- representaban islotes en el escenario masivo de comunicacin (Mata,

    M. 1987). Pero tambin eran islas desde la dimensin de la vida cotidiana. Islas

    a las que se recurra en los momentos de lucha y movilizacin, a las que se

    acuda para defender sus trasmisores hasta con la vida -como supo ocurrir en

    Radio Po XII de Bolivia- pero a las que se abandonaba buscando otras costas

    para el entretenimiento, la ensoacin, el mirar un poco ms all de los lmites

    6 Las expresiones entrecomilladas corresponden a citas de entrevistas realizadas en esas investigaciones.

  • 7

    que marcaban el territorio propio, de iguales pobres o excluidos, para asomarse

    al mundo de los otros en que estaban ausentes.

    Esa condicin insular de los medios alternativos respecto del escenario

    meditico y de la cultura que llamndose masiva se pretenda tena lmites

    netos con la cultura popular, fue durante un buen tiempo, al igual que su

    organicidad en sentido gramsciano- respecto de las organizaciones y

    movimientos sociales, el foco de interrogaciones y debates de los que no dar

    cuenta aqu. Pero, a los fines de volver sobre lo que postula Balibar recordar,

    al menos, que fue la conviccin de que la constitucin de sujetos polticos no

    poda escindirse de las condiciones cotidianas de existencia, lo que permiti

    explorar la trama cultural masiva como complejo y contradictorio espacio de lo

    legitimado, pero tambin de lo reprimido y de lo resistente7. Una exploracin

    que a mi juicio qued a medio camino. Se avanz en la comprensin de las

    razones por las cuales los medios y tecnologas constituan sus pblicos lo

    que en ese movimiento exista de extraamiento, pero tambin de

    identificacin, reconocimiento y gratificacin-. Pero en cambio, fueron limitadas

    las consideraciones sistemticas acerca del modo en que desde esos mismos

    medios y tecnologas se regulaba lo representable y pensable como prctica

    ciudadana y poltica. Una regulacin tcnica que dificulta la aparicin de la

    diferencia radical y del conflicto en el espacio pblico como condiciones

    ineludibles de la democracia (Mata,M. 2002)

    En un rgimen democrtico sostiene Etienne Tassin, otro filsofo francs

    cuyo pensamiento ha sido difundido por politlogos argentinos- la subjetivacin

    poltica, esta manera de singularizarse en la accin y de conquistar as una

    consistencia y una visibilidad pblica, es indisociable de las confrontaciones

    polticas, de las relaciones de fuerza y de los intercambios argumentativos,

    porque es de stos que surge, porque ninguna entidad comunitaria le es

    preexistente (Tassin,E. 1999:56)

    7 Uno de los aportes ms significativos en la motivacin de esas reflexiones lo constituy, sin ninguna duda, el pensamiento de Jess Martn Barbero que antes de la publicacin de De los medios a las mediaciones en 1987, haba animado fructferos debates en congresos, seminarios y encuentros de trabajo.

  • 8

    Si pensamos el espacio pblico como escenario, como terreno de actuacin y

    representacin de individuos y grupos sociales, y en consecuencia como

    espacio de constitucin de las identidades y subjetividades contemporneas y

    de los sujetos polticos; y al mismo tiempo consideramos que ese espacio es

    una esfera de interlocucin, es decir un conjunto de interacciones dilogos,

    conflictos, alianzas, diferenciaciones-, que permiten la constitucin y

    visibilizacin de actores y de los tpicos que se reconocen como pblicos, no

    podemos soslayar que en ambos sentidos los medios y tecnologas de

    comunicacin se representan hoy -en discursos cientficos y dxicos- como

    dispositivos dotados de alta capacidad reguladora. Pero, al mismo tiempo,

    como dispositivos centrales para ver y hacerse ver; para hablar y ser

    escuchado.

    En ese sentido, plantear del modo en que lo hace Balibar la funcin meramente

    reproductora de exclusin de los medios masivos, puede llevarnos otra vez,

    como en aquellos viejos tiempos, a imaginar una ciudadana que slo es

    pensable en trminos conceptuales y prcticos al margen de los medios. O

    mejor dicho, a pensar que la ciudadana slo sera aquella capacidad de

    aparicin y expresividad que rompe toda legitimidad constituida a partir del

    espacio meditico. Cuando tomando la idea de ciudadana en sentido amplio,

    el del derecho a la palabra en el espacio pblico, Balibar sostiene hay que

    recuperar ese derecho a travs de un grito de dolor y de desesperacin: huelga

    de hambre, ocupacin de edificios y de lugares pblicos (Balibar,E. 2004:123)

    pareciera negar que gritos y susurros no pueden existir con independencia de

    lo que Sergio Caletti acertadamente ha definido como uno de los rasgos del

    espacio pblico: su tecnologicidad, esto es, las marcas que le imprimen las

    tecnologas de comunicacin que no slo suponen ciertos instrumentos y cierto

    lenguaje sino, sobre todo, una arquitectura para las relaciones polticas de la

    sociedad consigo misma y con el Estado, y un horizonte de posibilidades para

    esas relaciones (Caletti, S. 2000:3).

    Desde este tipo de consideraciones, bien podra decirse que, ms que un

    dilema, el pensamiento de Balibar nos enfrenta a una verdadera apora:

    reconociendo la tecnologicidad del espacio pblico, si los medios slo

  • 9

    reproducen la exclusin no existira ninguna posibilidad de aparicin de la

    ciudadana entendida como voz-cuerpo-prctica que irrumpe para ejercer

    derechos o expandirlos, porque justamente esa tecnologicidad no es

    equiparable al sistema de medios cualquiera sea su grado de concentracin o

    diversidad o sus posicionamientos polticos-, sino que opera en el modo en

    que los individuos y los colectivos sociales se dotan de un habla, comprenden

    los lmites de lo pblico, reconocen posibilidades y limitaciones de actuacin.

    Desde numerosas prcticas de movimientos y organizaciones sociales y

    tambin desde modalidades de produccin meditica, ese pensamiento

    aportico puede cuestionarse. El modo desviado en que los discapacitados

    pobres, excluidos del derecho a la salud en nuestro pas, son representados en

    esos melifluos fragmentos con que Tinelli nos los deja ver y or en sus bailes y

    patinajes de la mano de soadores que asumen misiones solidarias, no es

    equiparable a la presencia que los nadies adquieren en cine y televisin de la

    mano de un realizador como Pino Solanas, para dar slo un ejemplo. Mientras

    existen lderes y organizaciones sociales que para ganar en publicidad se

    someten a las regulaciones que los medios masivos imponen, existen otros y

    otras que buscan y en ocasiones consiguen- revertir esas regulaciones

    apropindose de recursos y lenguajes legitimados para disear estrategias

    comunicativas disruptivas. Por eso dilema y no apora.

    En realidad, lo que revela ese tipo de pensamiento aportico - reconocible en

    muchos pensadores de la poltica- es una problemtica mal planteada. Lo que

    est en juego y se impone problematizar, no es slo la centralidad que

    fcilmente se reconoce a los medios y tecnologas en la constitucin de la

    esfera pblica como lugar de realizacin del ciudadano, sino un conjunto de

    nociones que tambin soslayamos en los debates sobre las alternativas

    comunicacionales. Problematizar la nocin de identidad con que se opera

    cuando al asociar la ciudadana a las posibilidades de hacerse ver y or como

    lo que se es se restringe el ser a una dimensin fuerte la de la exclusin o

    falta de derechos que se padece- y se desconocen las que seran dimensiones

    dbiles, asociadas a los mecanismos de integracin que incluso los ms

    pobres y excluidos desarrollan y que tambin los convierte, por ejemplo, en

  • 10

    consumidores y disfrutadotes de medios masivos. Problematizar igualmente

    las nociones de presencia y representacin y la tensin entre lo que podramos

    llamar el pueblo por s mismo o el pueblo a travs de sus mediadores

    El propio Balibar, puede en ese sentido ayudarnos. Discutiendo a Pierre

    Rosanvallon, cuando en La nueva cuestin social afirma que los excluidos son

    de algn modo irrepresentables porque no constituyen una clase que podra

    tener sus delegados o sus portavoces, Balibar sostiene la necesidad de

    impugnar las ideas corporativistas de representacin, subyacentes en esa

    posicin porque lo que debe ser representado en poltica no es una condicin

    o un grupo, es un problema. Lo excluido se torna as y como l lo sostiene,

    eminentemente representativo porque la representacin no se ubica en un

    cuadro representativo preexistente, sino que es la operacin que crea ese

    cuadro y para ello deforma o subvierte el legitimado modo de hacer ver y

    hacer or (Balibar, E. 2004:135).

    Si asumimos la ciudadana como la emergencia, siempre posible de ser

    desactivada de una urgencia, de una necesidad de ser que slo puede adquirir

    presencia en tanto es comunicada pblicamente, contra todo intento

    reduccionista de asimilar la comunicacin a los medios y tecnologas que

    constituyen el horizonte pblico por antonomasia en nuestras sociedades, creo

    que tenemos desde nuestro campo de estudio muchas preguntas para

    plantearnos y plantear a la teora poltica si no queremos ceder nuevamente a

    posiciones marginalistas o, en las antpodas (y he ah el dilema) identificar

    cualquier estrategia de aparicin meditica a las ideas democrticas liberales

    de participacin por el mero acceso regulado a los escenarios donde los

    conflictos radicales se diluyen en simples problemas de diferenciacin y en

    desigualdades reparables mediante procedimientos de gestin y

    gobernabilidad.

    Reconocer este tipo de dilemas, profundizar su alcance, proponer vas de

    superarlos tal vez nos permita reconectar la bsqueda de alternativas con el

    ejercicio de la ciudadana en un horizonte poltico de transformacin que

    incluya tanto los sistemas y medios de comunicacin como los mltiples

  • 11

    espacios donde la palabra pblica legitimada escamotea la presencia de lo que

    ella niega.

    Bibliografa citada

    Balibar, Etienne (2004) Derecho de ciudad, Nueva Visin, Buenos Aires Bourdieu, Pierre (1990) Sociologa y cultura, Grijalbo, Mxico Caletti, Sergio (2000) Quin dijo Repblica? Notas para un anlisis de la escena pblica contempornea, o de cmo el orden ha vuelto a imperar en Versin. Estudios de comunicacin y poltica, N 10, Divisin de Cs. Sociales y Humanidades, Universidad Autnoma; Metropolitana. Mxico DF.

    Cheresky, Isidoro (comp.) Ciudadana, sociedad civil y participacin poltica, Mio y Dvila, Buenos Aires, 2006 Mata, Mara C. (1987) Cuando la comunicacin puede ser sentida como propia. Reflexiones sobre una experiencia popular en AAVV Comunicacin y culturas populares en Latinoamrica, FELAFACS-Gustavo Gilli, Mxico DF (2002)La construccin tcnica de la democracia en Jardim Pinto y Marenco dos Santos (org.) Partidos no Cone Sul. Novos ngulos de pesquisa, FKA-UFRGS, Ro de Janeiro Tassin, Etienne (1999) Identidad, ciudadana y comunidad poltica: qu es un sujeto poltico? en Quiroga,H, Villavicencio, S, Vermeren,P. (comp.) Filosofas de la ciudadana. Sujeto poltico y democracia, Homo Sapiens, Rosario