Como Es Una Sociedad Innovadora Parte de Daniel Innerarity

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   I    n    n    o    v    a    c    i    ó    n    S    o    c    i    a    l Ander Gurrutxaga: «Recorridos por la innovación»  ¿Cómo es una sociedad innovadora? Daniel Innerarity: «La sociedad de la Innovación»

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    Ander Gurrutxaga: Recorridos por la innovacin

    Cmo es

    una sociedad

    innovadora?

    Daniel Innerarity: La sociedad de la Innovacin

  • Edita: Innobasque - 2009

    Agencia Vasca de la Innovacin

    Parque Tecnolgico de Bizkaia

    Laida Bidea 203, 48170 Zamudio

    DepsitoLegal:BI-2752-09

    Los contenidos de este libro, en la presente edicin, se publican bajo la licencia:

    ReconocimientoNo comercialSin obras derivadas 3.0 Espaa de Creative Commons

    (ms informacin http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/3.0/deed.es_CO)

    Diseo: Doble Sentido

    Impresin: Tecnigraf

    airiarteCuadro de texto

  • Cmo es una sociedad innovadora?

    Daniel Innerarity:

    La sociedad de la Innovacin

    Ander Gurrutxaga:

    Recorridos por la innovacin

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    5 ndice

    Prlogo 6

    Introduccin 14

    Daniel Innerarity

    La sociedad de la Innovacin.

    Notas para una teora de la innovacin social 18

    Ander Gurrutxaga Abad

    Sentidos de la innovacin social 42

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    Prlogo

    Xabier Retegi

    Ex-Presidente del Consejo Ejecutivo de Direccin

    de Innovacin Social

    Luis Mari Ullibarri

    Director General de Innovacin Social - Innobasque

    Innovacin (necesariamente) social

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    Innovacin (necesariamente) socialTodas las sociedades avanzadas se enfrentan, en mayor o menor

    grado de profundidad, al reto de reinventarse. La actual situacin

    de crisis global en la que Euskadi, como el resto del mundo, se en-

    cuentra inmersa, ha dejado al descubierto algunas de las debilidades

    del sistema econmico actual, y ha ayudado a cuestionar algunas

    de sus bases, principalmente aquellas que han facilitado su perver-

    sin. La crisis ha favorecido la toma de conciencia necesaria a la

    hora de acometer un reto tan importante como el que tenemos en-

    tre manos. Igualmente, nos ha permitido reafirmar la necesidad de

    reforzar algunas de las estrategias puestas en marcha con anterio-

    ridad, entre ellas, la apuesta inequvoca por la innovacin. Ya era

    sta necesaria en 2007, cuando se cre Innobasque, y hoy en da es

    imprescindible.

    La innovacin es el eje central del modelo de competitividad

    y sostenibilidad en Euskadi para los prximos aos, e impulsar

    esta transformacin es, precisamente, el objetivo de Innobasque, la

    Agencia Vasca de la Innovacin. Pretendemos construir una socie-

    dad innovadora en todos los mbitos, para lo cual, nuestra estrate-

    gia pone el acento en las personas. El modelo de sociedad innova-

    dora que pretendemos ayudar a construir persigue un entorno en

    el que la ciudadana vivamos los valores asociados a la innovacin

    y seamos coherentes con ellos en nuestros comportamientos y acti-

    tudes. Como decamos, es un reto fascinante, porque reclama un

    profundo cambio cultural, que refuerce valores como la educacin

    y la formacin, la igualdad de gnero, la diversidad, la participacin,

    la calidad del empleo, la responsabilidad social, el envejecimiento

    activo, la creatividad, la tolerancia a la incertidumbre y riesgo, la

    curiosidad, el espritu emprendedor, etc.

    Igualmente, este modelo requiere una nueva forma de comuni-

    cacin entre lderes y gobernantes con la ciudadana, para construir

    complicidades y redes de compromiso y colaboracin. En este sen-

    tido, la experiencia de Innobasque pretende potenciar una nueva

    forma de gobernanza, en la que la mutua relacin de la sociedad ci-

    vil con la administracin ofrezca soluciones innovadoras que pue-

    den mejorar y potenciar los programas de la propia administracin,

    en beneficio de toda la sociedad. Transformar una sociedad supone

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    implicar a toda la ciudadana, y tambin los recursos de cientos de

    entidades.

    Para conseguir la movilizacin de la sociedad en su conjunto, es

    preciso superar un enfoque tcnico o simplemente empresarial de

    la innovacin. Existen un conjunto de retos, que no son tecnolgi-

    cos, y que son cruciales para nuestro futuro, como la potenciacin

    de la educacin, la propia cohesin social, la construccin de una

    sociedad multitnica, multicultural y trilinge, la igualdad real de

    gnero, Todos ellos son fundamentales para alcanzar el xito de

    nuestra transformacin que, necesariamente, ser social si en lo

    econmico pretendemos tener xito.

    Esta condicin, vinculada al papel central de la persona en este

    proceso, ha estado presente desde el primer momento en el proyec-

    to de Innobasque, pero adquiere una importancia radical en esta

    etapa, en la que es clave movilizar a la sociedad vasca y por ende,

    las enormes capacidades de las y los ciudadanos. Resulta impres-

    cindible alinear todos los elementos de esta gran apuesta: personas

    dispuestas a desarrollar sus capacidades latentes, organizaciones

    dispuestas a favorecer el crecimiento de sus activos, instituciones

    comprometidas con la sostenibilidad, etc.

    Este objetivo ambicioso e ilusionante, requiere igualmente

    de una intensa labor conceptual y de accin transformadorade

    nuestra realidad. Para cambiar nuestra realidad necesitamos com-

    prenderla e identificar las claves de su innovacin. ste ha sido el

    principal cometido del rea de Innovacin Social de Innobasque

    en estos dos primeros aos de andadura. Los cambios que se han

    producido, y se van a seguir produciendo, en nuestra sociedad nos

    plantean interesantes interrogantes sobre nuestra actitud, sobre las

    respuestas que aportamos, y sobre los silencios que proyectamos.

    Hemos observado las dinmicas de las sociedades que nos rodean,

    su sociologa, sus conflictos, sus respuestas, sus logros y sus fracasos;

    y hemos llegado al convencimiento de que la innovacin social es

    el eje de transmisin que nos mover hacia la transformacin.

    Nos est tocando vivir la paradoja de una sociedad que presume de

    conocimiento (as nos autodenominamos) y al mismo tiempo, vive

    sumida en una permanente y profunda incertidumbre, impotente

    ante los ritmos en que se producen los cambios. Ante esta situacin

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    (modernidad lquida) que nos desborda, slo cabe una actitud

    proactiva y una nica frmula: la innovacin en el mbito social.

    El punto de partida de esta publicacin es claro: lainnovacin

    esunfenmenosocial, que implica a personas, a organizaciones y

    a la sociedad en su conjunto. Los diferentes artculos incluidos en

    esta primera publicacin de Innobasque, nos brindan una visin

    integral de los agentes, los contextos, los recorridos, las velocida-

    des y condiciones de la innovacin. Se ofrecen las claves para una

    conceptualizacin de la innovacin que se ampla y que reivindica

    su vertiente social, estructural y evolutiva. Los autores refutan el

    reduccionismo tecno-econmico de la innovacin que ha sido im-

    perante en el enfoque y desarrollo de la innovacin en las ltimas

    dcadas. Se desmonta la idea dual y fragmentada de que la innova-

    cin tecnolgica y econmica tiene nicamente implicaciones tan-

    gibles, productivas y cuantificables; as como que las innovaciones

    sociales nicamente afectan a lo intangible o espiritual. La sociedad

    y la innovacin son consustanciales a la evolucin humana. Como

    dice Daniel Innerarity, No hay innovacin sin Sociedad.

    En la lectura de estos artculos emerge una hiptesis compar-

    tida, que nos propone una visin estimulante: la innovacin so-

    cial est asociada a la mejora de la capacidad de la sociedad para

    resolver problemas existentes e identificar problemas futuros. Se

    entiende que la innovacin no es lineal y continua en el tiempo,

    y a travs del uso, la prctica y la utilidad se socializa y extiende. Y,

    como seala Ander Gurrutxaga, su socializacin har que estemos

    ms preparados para las innovaciones futuras.

    Desde la complementariedad, estos artculos plantean dos cues-

    tiones claves: en primer lugar, la ralentizacin de lo social ante lo eco-

    nmico y, en segundo, cmo abordar la competitividad global desde

    la innovacin local. Temas de innegable transcendencia, e igual-

    mente, claves para la actividad presente y futura de Innobasque.

    DanielInnerarity defiende como causa importante de los problemas

    de nuestra sociedad, el desequilibrio entre las distintas velocidades

    de la innovacin de lo econmico, poltico, tecnolgico y social. La

    ralentizacindelosocialante loeconmico produce desincroni-

    zaciones temporales y espaciales en la innovacin (desigualdades,

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    conflictividad, etc.) que han tratado de ser resueltas desde el mbito

    de la poltica con escaso xito. La innovacin no acontece por la

    mera formulacin e implementacin de polticas pblicas, ya que

    requiere de un caldo de cultivo econmico y socio-cultural apropia-

    do. La poltica alcanza a crear las condiciones necesarias en las que

    pueda surgir la innovacin, y a evitar las rutinas o restrictores que

    la dificultan o imposibilitan. En opinin de Innerarity, sin embargo,

    la poltica se est adaptando escasamente a los cambios, y avanza

    por detrs de otras innovaciones (econmica, tecnolgica, etc.), con

    respuestas reactivas y sectoriales ante problemas complejos y globa-

    les. De esta manera, retrocede la capacidad de innovacin social de

    la poltica. No se alcanza a concebir el futuro, y se reacciona y repara

    con una limitada capacidad de entender los cambios sociales, anti-

    cipar los escenarios futuros y formular un proyecto para conseguir

    un orden social inteligente e inteligible. La actividad pblica pier-

    de representatividad, ya que cada vez se externaliza ms el diseo

    e implantacin de las polticas pblicas: definicin de estrategias,

    desarrollo de planes, oferta de servicios, etc.

    Todo ello produce la despolitizacin de nuestra realidad. La de-

    mocracia est en riesgo y es necesario innovar lo pblico, moder-

    nizando la Administracin y favoreciendo nuevas formas de gober-

    nanza. Daniel Innerarity concluye que la solucin a esta situacin

    de estancamiento pasa por posibilitar una comprensin y desarrollo

    de la poltica como poder cooperativo en una red heterognea.

    Algunos de estos retos estn ya incorporados en las lneas es-

    tratgicas de Innobasque: creacin de entornos que revalorizan el

    dinamismo social, reflexin sobre los nuevos ritmos que acompa-

    sarn la innovacin social a la tcnico-econmica, y promocin de

    nuevas formas de gobernanza y de innovacin social.

    AnderGurrutxaga nos propone abordarlacompetitividadglobal

    desdelainnovacinlocal, para lo cual invita a aunar el capital hu-

    mano con sistemas educativos de calidad, con sistemas de polticas

    pblicas y entornos institucionales que premian las nuevas y buenas

    ideas. Un objetivo que, necesariamente, debe reposar en la cohesin

    social. Las redes humanas y la cultura de innovacin sern diferen-

    tes en cada lugar, en funcin a las caractersticas de su entorno, sus

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    instituciones, dinmicas de relaciones, dimensiones (macro, meso,

    micro), geografa, etc. Las dinmicas sociales que facilitan la inno-

    vacin son procesos socio-culturales, y sus bases son el intercambio

    y la interaccin bajo normas de reciprocidad y asociacin, que pro-

    mocionen la confianza, el reconocimiento, la identificacin, la co-

    laboracin, la competencia, etc. Mantener la cohesin e integracin

    social es el mecanismo decisivo del impulso socio-econmico, ms

    que una carga para los Estados. Por el contrario, la disolucin del

    capital social de una regin puede provocar fragmentacin social,

    y frenar su desarrollo. Los dficits sociales de la innovacin son la

    baja lealtad institucional, la disminucin de la confianza informal y

    la debilidad del conocimiento institucional.

    Segn Gurrutxaga, la innovacin necesita de contextosadecua-

    dos y terrenos donde cultivarse, en los que germinan actividades en

    las que se crea, aplica y comparte el conocimiento, a la par que nos

    ofrecen la oportunidad de enfrentar problemas colectivamente. Los

    espacios interactivos de aprendizaje son el mximo exponente de

    entornos innovadores, y sus principales caractersticas son: libertad

    de pensamiento y accin, actitudes experimentales hacia la realidad,

    apertura en relacin con las propias creencias, estimulacin inter-

    disciplinaria y de experiencias mltiples, acceso al conocimiento y

    datos disponibles, recursos dispersos, y manejo tolerante de los fra-

    casos. Por todo ello, las ciudades que ofrecen mayor calidad de vida y

    que mejor acomodan la diversidad, atraen y retienen talento y, a su

    vez, son ms eficaces en la generacin de actividades intensivas en

    tecnologa. Es importante fomentar los eco-sistemas creativos y

    entre las condiciones necesarias para su creacin, est la tolerancia.

    Las estrategias de Innobasque implican atraccin de agentes,

    conceptualizacin de necesidades y oportunidades, y moviliza-

    cin para la transformacin. De esta manera, queremos contribuir

    a atraer y movilizar a los actores sociales, para construir conjun-

    tamente espacios interactivos de aprendizaje. Nuestro objetivo es

    configurar a Euskadi, a medio y largo plazo, como un eco-sistema

    creativo e innovador.

    Queremos agradecer a los autores su dedicacin, esfuerzo y ge-

    nerosidad. Tambin es un placer para nosotros dejar testimonio

    agradecido de la enorme labor realizada por todas las personas del

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    i-Talde de Conceptualizacin de la Innovacin Social, en el rea de

    Innovacin Social de Innobasque.

    Toda esta pasin y energa ha sido ofrecida generosamente para

    crear una sociedad orientada al aprendizaje e innovacin.

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    Introduccin

    Pedro Luis Uriarte

    Presidente de Innobasque

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    Constructores socialesVivimos, como ya se ha apuntado en varias ocasiones, el cambio

    de los tiempos, aunque hasta ahora slo lo habamos analizado

    como un tiempo de cambios. Nos toca, por lo tanto, contribuir a

    que la sociedad nasciturus se sustente en una estructura de valo-

    res acorde a las necesidades y expectativas de un mundo que se ha

    transformado intensa y rapidsimamente.

    Como apuntan en su introduccin Xabier Retegi y Luis Mari

    Ullibarri, el modelo de sociedad por el que estamos trabajando pre-

    tende favorecer la construccin de un entorno en el que las perso-

    nas vivan de forma coherente los comportamientos y actitudes vin-

    culadas a la innovacin. En este contexto, no sorprende que una de

    nuestras lneas de trabajo prioritarias haya sido, precisamente, el

    anlisis sobre los valores que, entendemos, deben guiar esta trans-

    formacin.

    La innovacin es un fenmeno netamente social. Estrictamente

    social, podramos decir. Vivimos tiempos felices en los que, parece

    ser que de forma ya definitiva, el individualismo va dejando paso

    a la individualidad. Un salto importante, gracias al cual las perso-

    nas dejamos de actuar como miembros de una especie, y pasamos

    a ser cons-ructores sociales, y aportamos de forma crtica nuestros

    conocimientos a la organizacin de la especie. Una reflexin bsica

    que tom prestada del siempre preclaro Eudald Carbonell. Como

    l, yo tambin soy optimista cuando reflexiono sobre la intensa

    transformacin que estamos experimentando, como personas y

    como sociedad.

    Este optimismo se ve alimentado, entre otros estmulos, por el

    talento de las personas que han colaborado en el ensayo que ten-

    go el honor del prologar, los profesores Daniel Innerarity y Ander

    Gurrutxaga. No voy a extenderme en glosar su extenso e impresio-

    nante curriculum profesional, sobradamente conocido y admirado,

    pero no puedo dejar de hacer un reconocimiento expreso a su enor-

    me calidad personal y a la generosidad demostrada en estos meses

    de trabajo. Son, sin duda, amigos de una gran experiencia, en el sen-

    tido apuntado por G. W. Leibniz: la experiencia no consiste en el n-

    mero de cosas que se han visto, sino en el nmero de cosas sobre las que

    se ha reflexionado con fruto. Y ellos lo han hecho, con mucho fruto.

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    Esta publicacin quiere ser un vehculo para compartir las reflexio-

    nes sobre los valores de la innovacin que durante muchos meses

    hemos tenido el inmenso privilegio de trabajar, codo con codo, con

    los autores. El trabajo se enmarca en la labor realizada por muchas

    personas del Consejo de Innovacin Social de Innobasque, y ms

    especficamente, en el I-Talde en el que tanto Daniel Innerarity

    como Ander Gurrutxaga han participado.

    Sirvan estas lneas como reconocimiento a todas y cada unas

    de las personas que, con enorme generosidad, han contribuido a

    enriquecer nuestra visin. Han logrado, igualmente, alimentar la

    esperanza y el optimismo, alientos fundamentales en este proce-

    so de transformacin. No quiero desaprovechar esta ocasin para

    agradecerles, igualmente, su confianza en Innobasque, como plata-

    forma de difusin y reflexin.

    En julio de 2007 pusimos en marcha un proyecto ilusionante y

    que poda juzgarse como irrealizable en trminos objetivos (muy a

    menudo me pregunto si no lo son, en definitiva, todos los proyectos

    vitales en los que realmente merece la pena embarcarse). Formula-

    mos nuestro objetivo centrado en la mxima aspiracin: convertir a

    Euskadi en EL referente en innovacin en Europa, y nos pusimos

    un plazo de realizacin de una generacin. Dimos, con ello, el pri-

    mer paso para convertir en realidad lo que pareca ser un sueo.

    Desde ese momento, cientos de personas se han acercado a Inno-

    basque (a los diferentes grupos de trabajo, a los foros de reflexin y

    actividades que hemos promovido) con la voluntad de aportar su

    visin y conocimientos a la construccin del proyecto de intensa

    transformacin de nuestra realidad social y econmica que estamos

    impulsando.

    Este trabajo es uno de los resultados ms ilusionantes del pro-

    ceso y, a buen seguro, no ser el nico.

    Mi enhorabuena, y mi profundo agradecimiento, a todos los

    hombres y mujeres que han empeado su tiempo en comenzar a

    hacer realidad nuestro sueo.

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    La sociedad de la Innovacin.Notas para una teora de la innovacin social

    Daniel Innerarity

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    La carencia de un concepto adecuado de innovacin social se debe a

    que no hay una teora de la sociedad de la innovacin que explique

    la vinculacin de ambos conceptos. Este texto pretende contribuir

    a paliar este deficit conceptual. Parte de una crtica a la idea de que

    la sociedad pueda existir sin innovacin o con una innovacin res-

    tringida al dominio tcnico-econmico (1) y a los efectos que en el

    conjunto de la sociedad provoca esta carencia de integracin social

    de lo que podra llamarse una innovacin sin sociedad (2); en una

    segunda parte, ms propositiva, se explica por qu no hay innova-

    cin sin sociedad o, dicho de otra manera, por qu la innovacin es

    un asunto social (3), y por qu no hay sociedad sin innovacin, al

    menos sociedad moderna tal y como la hemos entendido (4).

    1. La sociedad sin innovacinEl discurso dominante acerca de la innovacin parece caracterizar-

    se por una restriccin que la reduce a un proceso de adquisiciones

    tcnicas con el fin de fortalecer la competitividad en un mercado

    globalizado. Sirva para ilustrar esta visin estrecha de la innovacin

    la definicin que da de ella la OCDE. El determinismo de las con-

    cepciones sociales de Marx, Schumpeter o Taylor se ha transmutado

    en una retrica de la innovacin que hace depender la prosperi-

    dad social nicamente de las adquisiciones tcnico-econmicas. Es

    muy frecuente que la investigacin acerca de la innovacin, incluso

    cuando se propone explicar los cambios estructurales de la socie-

    dad, lo haga con una concepcin muy tecnicista. No hay una teora

    que ponga en sintona satisfactoriamente la innovacin y la consti-

    tucin de la sociedad moderna. Podra sintetizarse este desencuen-

    tro diciendo que quienes se ocupan de la innovacin estn poco

    interesados en la sociedad y quienes piensan la sociedad no parecen

    haber entendido la centralidad que la innovacin tiene a la hora de

    comprender nuestras sociedades. En ltima instancia, la sociedad

    es pensada como una realidad sin innovacin o, lo que es lo mis-

    mo, con una innovacin restringida que no afecta a su constitucin

    como sociedad.

    Las explicaciones habituales de la innovacin son insuficientes

    en virtud de su determinismo. El ejemplo ms claro de ello es la teo-

    ra de los ciclos de Kondratieff que fue reelaborada por Schumpeter

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    (Kondratieff 1926; Schumpeter [1939] 1961). Segn esta teora, las

    innovaciones tcnico-econmicas bsicas desencadenan ciclos lar-

    gos en el desarrollo econmico y social. Su falta de solidez se debe a

    que la relacin implcita que establece entre desarrollo tcnico, eco-

    nmico y social es infracompleja. El crecimiento no slo se explica

    econmicamente sino mediante interdependencias entre procesos

    socioeconmicos y procesos poltico-institucionales. Esta teora de

    la innovacin desconoce la dinmica propia, la interdependencia,

    pero tambin la indiferencia de los subsistemas sociales como con-

    secuencia de la diferenciacin social.

    Incluso en las ms recientes teoras de la sociedad de la infor-

    macin y del conocimiento ha seguido dominando la dependen-

    cia de lo social respecto de lo tcnico (Hack 1998; Rammert 1997).

    Resuelven la relacin entre innovacin, desarrollo tecnolgico y

    procesos de cambio social en favor de uno de los elementos. El sa-

    ber que conciben como fuente de innovacin y de cambio social

    lo es gracias a la combinacin de redes sociales y nuevas tecnolo-

    gas de la informacin. De manera muy semejante a la teora de

    los grandes ciclos, tambin Castells ve en la tecnologa la base de

    las modificaciones, aunque la innovacin se encuentre propiamente

    en la manera de gestionar informacin y saber (Castells 1996). Las

    principales concepciones de la sociedad del conocimiento recono-

    cen el significado de la innovacin para el cambio social, pero las

    causalidades implcitas quedan sin explicar. En la dependencia de

    lo social frente a lo tcnico, as como en la identificacin de tcnica

    e innovacin, se presupone lo que debera propiamente explicarse.

    Pero la relacin entre desarrollo tecnolgico y cambio social debe

    ser explicada en toda su complejidad, si es que queremos entender

    adecuadamente la relacin entre innovacin y sociedad.

    Aunque la expresin innovacin social fue formulada hace po-

    cos aos por Wolfgang Zapf (1989), sus orgenes pueden rastrearse

    en la teora del cambio social de William Ogburn en 1923 (1969).

    Segn este socilogo americano, el cambio social tendra lugar en la

    interaccin entre dos culturas complementarias: la cultura material

    (los artefactos y proyectos tecnolgicos) y la cultura inmaterial (las

    reglas y prcticas que caracterizan nuestra relacin con la tecnolo-

    ga). A partir de esta distincin, Ogburn formula su distincin, tantas

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    veces citada, del cultural lag: el diferencial que se crea entre ambas

    culturas debido a sus distintas velocidades de desarrollo. El ejemplo

    que aduce para ilustrar esto es el aprovechamiento de los bosques en

    los Estados Unidos. En la poca de las primeras migraciones, la tala

    de rboles era considerada como algo lgico para la supervivencia.

    Esta cultura inmaterial estaba en equilibrio con la reposicin natu-

    ral de los bosques mientras no haba una gran demanda de madera,

    pero, con el aumento de la poblacin esa forma de relacin con la

    naturaleza superaba la velocidad de reposicin del medio natural y

    amenazaba las condiciones de la supervivencia. Ha sido precisamen-

    te la innovacin social de la conciencia ecolgica la que ha posibili-

    tado despus la superacin del cultural lag entre la cultura mate-

    rial y la inmaterial, favoreciendo de este modo el progreso social.

    Otro momento de la historia de la innovacin social procede de

    la misma teora econmica. Cuando se quiere comprender el pro-

    ceso de innovacin en su complejidad social y poltica, entonces

    su versin tecnolgica y econmica aparece como algo insuficiente.

    El intento de ampliar socialmente el concepto de innovacin fue

    llevado a cabo por la economa evolutiva de las instituciones, que

    criticaba la teora clsica de la innovacin en dos aspectos: por su

    concepcin abstracta del comportamiento del mercado y por su

    idea simplista de la empresa. Para la teora econmica clsica, el

    mercado era entendido como una instancia natural, independiente

    de toda consideracin social y que, siguiendo leyes objetivas, decide

    si una innovacin tecnologica tiene xito o fracasa. Pero en los mer-

    cados liberalizados las fuerzas sociales deciden o influyen sobre las

    innovaciones: el mercado no es una instancia independiente sino

    una institucin donde comparecen diversos intereses. El desarrollo

    de muchas innovaciones, como la energa nuclear o las alternativas,

    sera impensable sin intervenciones polticas. Muchos mercados

    para productos innovadores no existiran sin inversiones pblicas.

    El otro objetivo de la crtica es la idea simplificada de empresa

    como una racionalidad que permitira anticipar calculadoramen-

    te las innovaciones tecnolgicas. Si una innovacin funciona, si es

    aceptada por la sociedad, son cuestiones caracterizadas por una

    gran inseguridad. La empresa no es, adems, una organizacin mo-

    noltica: el departamento de investigacin juzgar una innovacin

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    de una manera diferente del de produccin. Una empresa es ms

    bien un espacio polmico en el que compiten diferentes percep-

    ciones, lgicas e intereses. Las decisiones empresariales no surgen

    necesariamente de un clculo racional en el que no intervinieran

    consideraciones sociales. Cuanto ms compleja sea la estructura

    socio-tecnolgica de la que surgen las innovaciones, ms atencin

    debemos prestar a los aspectos no econmicos que contribuyen al

    xito o fracaso econmico.

    La crtica del estrechamiento tcnico de la inovacin tuvo otro

    momento culminante en la discusin sobre las consecuencias socia-

    les de la tcnica a lo largo de los aos 90 (Simonis 1993; Sauer/Lang

    1999). Contra los anteriores determinismos se hizo valer incluso el

    esquema inverso: lo social como condicin de posibilidad de las

    innovaciones tcnicas (North 1990). Las innovaciones requieren

    determinadas condiciones sociales que no se explican exclusiva-

    mente en virtud de las innovaciones tcnicas. Como resultado de

    estos debates, se puso el acento en los presupuestos sociales de las

    innovaciones tcnicas y econmicas (tanto de las queridas como de

    las no-queridas), en la insercin social de tales innovaciones y en el

    papel de las instituciones sociales a la hora de llevarlas a la prctica.

    La atencin al aspecto social de la innovacin produce tambin un

    cambio de acento en la concepcin social de la tecnologa. Mien-

    tras que la sociologa de la tcnica ha tendido a concebirla como

    un mecanismo controlado, intencional y repetible, una sociologa

    de la innovacin incidira ms bien en el aspecto incontrolable, no-

    intencional y diferenciador de la tcnica. El acento consistira en

    tomar en consideracin la inseguridad constitutiva que la accin

    social produce y a la que, al mismo tiempo, ha de hacer frente, supe-

    rando as una concepcin instrumental y mecnica de la tcnica.

    Al mismo tiempo, lo social pasa a ser considerado tambin

    como un mbito de innovacin. La innovacin no se da slo en

    el mbito de las ciencias de la naturaleza, en la tecnologa o en el

    mundo empresarial, sino en otros espacios sociales como la pol-

    tica, la educacin, el sistema sanitario o la administracin, que son

    igualmente capaces de descubrimiento, novedad, progreso e in-

    vencin. Tambin en ellos surgen, ocasionalmente, lo que William

    Ogburn llamaba las invenciones sociales, conquistas sociales como

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    la introduccin del sufragio femenino, el seguro de desempleo o los

    acuerdos de paz, que contribuyen a la mejora de las condiciones de

    vida colectiva e impulsan el cambio social.

    Hasta qu punto las sociedades innovan, ms all de sus siste-

    mas de innovacin tecnolgica, cientfica, productiva y econmica?

    Vivimos efectivamente en una sociedad descompensada: entre la

    euforia tecno-cientfica y el analfabetismo de valores cvicos, en-

    tre la innovacin tecnolgica y la redundancia social, entre cultura

    crtica en el espacio de la ciencia o en el mundo econmico y un es-

    pacio poltico y social donde se innova poco, donde hay una escasa

    capacidad para articular el equilibrio entre consenso y disenso, para

    canalizar los conflictos y disear modelos de convivencia.

    Al mismo tiempo, hay que pensar seriamente la capacidad

    de innovacin social de la poltica (entendida en su sentido ms

    amplio). Es una valoracin casi unnimemente compartida que la

    capacidad configuradora de la poltica retrocede de manera pre-

    ocupante en relacin con sus propias aspiraciones y con la funcin

    pblica que se le asigna. Esta debilidad contrasta con el dinamis-

    mo de otros sistemas sociales. En nuestras sociedades conviven la

    innovacin en los mbitos financieros, tecnolgicos, cientficos y

    culturales con una poltica inercial y marginalizada. El repliegue de

    la poltica frente al vigor de la economa o al pluralismo del mbito

    cultural es un dato que merece ser tomado como punto de parti-

    da de cualquier reflexin acerca de la funcin de la poltica en el

    momento actual. Hace tiempo que las innovaciones no proceden

    de instancias polticas sino de la inventiva que se agudiza en otros

    espacios de la sociedad. No se concibe, sino que se repara, desde una

    crnica incapacidad para comprender los cambios sociales, antici-

    par los escenarios futuros y formular un proyecto para conseguir un

    orden social inteligente e inteligible.

    Hay quien ha entendido las innovaciones sociales como mero

    contrapunto compensatorio de las innovaciones tecnolgicas,

    como complemento de la innovacin tcnica (Gillwald 2000, 36).

    Pero este planteamiento olvida que en la innovacin tecnolgica

    hay ya, frecuentemente, una innovacin social. La mejor sociologa

    de la tcnica reconoce que en los artefactos tcnicos est inscrito un

    orden politico y social (Winner 1980). Las innovaciones sociales no

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    son tanto compensacin de las innovaciones tcnicas sino que estn

    insertas en ellas. En el fondo de esta teora de la innovacin social

    como compensacin subyace un dualismo entre materia y espritu

    segn el cual lo tcnico se identificara con lo material y lo social

    con lo simblico. Reducir la tecnologa al artefacto material signifi-

    ca olvidar todo ese saber explcito e implcito que es necesario para

    desarrollar y utilizar una innovacin tecnolgica. Una tecnologa

    contiene tanto el artefacto material como el saber simblicamente

    codificado. La dicotoma materialespritu es fatal para la innova-

    cin social ya que cualquier innovacin social, si ha de durar, re-

    quiere una estabilizacin material.

    No tiene sentido oponer lo tcnico a lo simblico; la gran cues-

    tin es hoy cmo articular las innovaciones simblicas y comuni-

    cativas con las innovaciones tcnicas y materiales. La idea de inno-

    vacin social nos obliga a pensar fuera del dualismo entre ciencias

    y letras, tcnica y valores, identidad y ciudadana, global y local. Las

    mayores innovaciones van a producirse, precisamente, en el reno-

    vado encuentro entre estas dimensiones que, hasta ahora, se han

    pensado y vivido como opuestas y que adjudicaban el monopolio

    de la innovacin a uno de los polos, mientras que asignaba al otro

    la repeticin vetusta y el retraso histrico. No se tratara de volver

    la balanza hacia al otro extremo, sino de cuestionar esta contraposi-

    cin y buscar redefiniciones inditas de esas tensiones bsicas.

    Cmo entender entonces la naturaleza de la innovacin social?

    Segn Zapf, las innovaciones sociales se miden por el hecho de que

    ayudan a resolver mejor nuestros problemas sociales (Zapf 1989,

    174) o porque elevan la capacidad de adaptacin de las sociedades.

    Para Gillwald, como innovacin social podemos entender aquellas

    regulaciones socialmente exitosas de actividades y procedimientos que

    se desvan de los esquemas acostumbrados hasta entonces (Gillwald

    2000, 1). Pero si se trata de una verdadera innovacin, el lenguaje

    de la adaptacin o el de la desviacin resultan insuficientes. Un de-

    bate colectivo se empobrecera si estuviera prohibido preguntarse

    qu debe adaptarse a qu (cuestin que, en la versin tpica de la

    innovacin para la competitividad, est completamente oculta por

    la banalidad del lugar comn). Y si la verdadera innovacin (no

    slo la social) consistiera menos en la invencin de soluciones para

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    problemas ya existentes que en el descubrimiento de problemas

    nuevos, hasta ahora inadvertidos o reprimidos? En una sociedad

    bien constituida las soluciones de eficacia no pueden resolver com-

    pletamente los problemas de legitimacin. En las sociedades demo-

    crticas tiene que haber un espacio crtico donde puedan discutirse

    las innovaciones que pretenden poner en entredicho o superar los

    criterios dominantes.

    Esto era lo que pretendan hacer valer quienes, en los aos 80,

    retomaron el concepto de innovacin poltica (Polsby 1984; White

    1982). Entre ellos cabe destacar la idea de Polsby de que, a diferen-

    cia de la reforma, que discurre en los cauces de la poltica oficial,

    las innovaciones polticas ponen en marcha procesos sociales que

    rompen con las rutinas institucionales. Hay siempre una tensin

    irreductible entre la accin creadora y las meras exigencias funcio-

    nales de adaptacin.

    Para comprender bien en qu puede consistir la innovacin so-

    cial es necesario volver a pensar la relacin entre desarrollo tcnico,

    innovacin y cambio social. Es un buen escenario para hacer verda-

    deramente justicia a la complejidad de la sociedad contempornea

    y obtener una concepcin alternativa de la innovacin, que no su-

    prima ni su tensin, ni su riqueza, ni su ambivalencia.

    2. La innovacin sin sociedadLa mayor parte de los problemas de la sociedad contempornea no

    proceden tanto del exceso o de la falta de inovacin, como del des-

    equilibrio entre velocidades de innovacin diferentes; la innovacin

    se realiza sin una sociedad que la acoja e integre equilibradamen-

    te. La debilidad conceptual y prctica de la innovacin social tiene

    como consecuencia el hecho de que sigamos confiando en que las

    innovaciones tcnicoeconmicas nos vayan a asegurar la mejora de

    las condiciones de vida en toda su amplitud. Pero el hecho es que

    una innovacin sin sociedad produce efectos socialmente indesea-

    dos y todava contina siendo una cuestin completamente abierta

    la de comprender y gobernar los efectos sociales de la innovacin.

    El mundo avanza con distintas velocidades, por lo que conti-

    nuamente aparecen lneas de quiebra entre las distintas dinmicas

    de innovacin. Estas disparidades o lneas de falla reciben diversos

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    nombres: dcalage, gap, brecha, choque; en todas ellas, se pone de

    manifiesto que las lgicas temporales son distintas, incompatibles

    e incluso antagnicas, y que, en algunas de ellas, es muy fuerte la

    pretensin de imponerse sobre el resto.

    Hay heterocronas que se hacen patentes como conflictos entre

    los sujetos y los grupos (el tiempo de los jvenes y el de los mayores,

    el desequilibrio entre las generaciones o las desigualdades en gene-

    ral) o como falta de sincrona entre los diversos sistemas sociales

    (las innovaciones tecnolgicas frente a la lentitud del derecho, el

    tiempo del consumo contra el tiempo de los recursos, el tiempo

    meditico que contrasta con el tiempo cientfico). Los subsistemas

    sociales han desarrollado una lgica propia tambin desde el punto

    de vista de la innovacin y su dinmica, aceleracin, su ritmo y ve-

    locidad, que son, en buena medida, independientes: el tiempo de la

    moda no coincide con el tiempo de la religin, ni el de la tecnologa

    con el del derecho, ni el de la economa con el de la poltica, ni el

    de los ecosistemas con el del consumo. Las desincronizaciones son

    una prueba de que el progreso no avanza unitariamente, de que, por

    ejemplo, el progreso de la ciencia y la tcnica no es equivalente al

    progreso social. Se ha desvanecido la suposicin, ms bien determi-

    nista, de que la innovacin econmica y el desarrollo poltico vayan

    necesariamente de la mano.

    Pero no slo existen conflictos de tiempo porque los diferentes

    sistemas no estn sincronizados. Hay tambin contrastes y disfun-

    ciones temporales dentro de cada sistema. Un ejemplo lo podemos

    encontrar en el modo en que la economa financiera tiende a impo-

    nerse sobre otras dimensiones de la economa. Con el auge y la crisis

    de la new economy lo que se puso de manifiesto fue precisamente

    la divergencia entre la alta velocidad de los mercados financieros y

    las inversiones reales.

    Las grandes disfuncionalidades en las que vivimos tienen en su

    origen alguna falta de sincrona temporal. La desintegracin social

    es una consecuencia de una creciente desincronizacin temporal, la

    destruccin del medio ambiente resulta de que los ciclos naturales

    de regeneracin se encuentran sobrecargados, la prdida de auto-

    noma personal se sigue de una aceleracin social que impide a los

    individuos formarse una opinin coherente (Rosa 2005, 110).

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    La mayor escala de esa falta de sincrona que caracteriza al mundo

    actual se realiza en el contraste entre el tiempo global y el tiempo

    local, entre las sincronizaciones globales (financiera, comunicativa,

    internet) y las desincronizaciones tambin globales (desigualdades,

    conflictividad, grupos enteros de poblacin, el tercer mundo, fun-

    damentalismos). El desequilibrio es bien evidente y explica las

    fuerzas de fondo que operan en los espacios globales: movimientos

    migratorios, falta de unidad jurdica, distintas responsabilidades

    respecto del medio ambiente, el poder hegemnico que se resiste a

    entrar en lgicas de sincronizacin postsoberanista La debilidad

    de las instituciones para la gobernanza mundial dificulta enorme-

    mente la sincronizacin de un mundo disparatado. La innovacin

    social se encuentra aqu en un estado rudimentario.

    La desincronizacin tambin tiene que ver con la desigual uni-

    ficacin del mundo (que nos hace a todos presentes, pero que no

    unifica completamente) o con la multiculturalizacin de nuestras

    sociedades, en las que comparecen distintos grupos con identida-

    des diferentes. En ambos casos lo que hay es, o bien unificacin del

    tiempo sin unidad de lugar (instantaneidad de la comunicacin y

    los mercados financieros), o bien unidad de lugar sin unificacin

    del tiempo (multiculturalidad). La tensin entre unas fuerzas que

    unifican pero no diferencian y unas diferencias sin capacidad o vo-

    luntad de unificar, entre un tiempo sin lugar y un lugar sin tiem-

    po, seguir ocupndonos mientras seamos incapaces de formular

    lgicas que permitan una sincronizacin que no sea impositiva

    (Innerarity 2008).

    La naturaleza colectiva del tiempo en el que vivimos nos obliga

    a unas especiales sincronizaciones, gracias a las cuales se regula la

    compatibilidad, la cooperacin o la competencia. La poltica tiene

    precisamente como funcin asegurar la unidad cultural del tiempo

    frente a las tendencias de desintegracin social, respetando al mis-

    mo tiempo el profundo pluralismo social que tambin se expresa

    como pluralismo de temporalidades. Una poltica del tiempo se-

    ra precisamente una innovacin social que tendra como objetivo

    identificar los diferentes planos institucionales que actan a dife-

    rentes velocidades y ritmos de interaccin social (Pels 2003, 209).

    La democracia moderna es un juego complejo de equilibrios en el

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    orden de la velocidad y la lentitud; el pluralismo poltico tambin se

    refleja como un pluralismo de la temporalidad: el tiempo lento de

    la constitucin, el tiempo medio de las legislaturas, el tiempo corto

    de la opinin pblica

    Ahora bien, cmo puede la poltica organizar un poder sobre

    el tiempo? Cabe equilibrar la aceleracin econmica, tcnico-

    cientfica y meditica? De qu manera se integran, poltica y so-

    cialmente, la heterogeneidad de las innovaciones? La poltica de-

    mocrtica se encuentra mximamente expuesta al peligro de la

    desincronizacin frente a los acelerados desarrollos econmicos y

    sociales. La principal desincronizacin entre los sistemas sociales se

    debe al desencuentro entre los niveles de innovacin econmicos,

    cientficos y tcnicos, y nuestra capacidad de tematizarlos poltica-

    mente integrndolos en una totalidad social con sentido.

    La autodeterminacin democrtica de la sociedad requiere unos

    presupuestos culturales, estructurales e institucionales que parecen

    erosionados precisamente por la aceleracin social que promueven

    las formas de innovacin dominantes. Los procesos de innovacin

    y aceleracin, que en su momento se originaron desde un impulso

    utpico, se han autonomizado a costa de las esperanzas de progreso

    politico y social. Hoy en da resulta ms claro que la aceleracin de

    los procesos de cambio social, econmico y tecnolgico despolitiza,

    en la medida en que dificulta la sincronizacin de los procesos y los

    sistemas, sobrecarga la capacidad deliberativa del sistema poltico,

    as como la integracin social y el equilibrio generacional.

    Uno de los principales problemas que se nos plantean es preci-

    samente el que se deriva del contraste entre la rapidez de los cam-

    bios sociales y la lentitud de la poltica. Los estados son demasiado

    lentos en relacin a la velocidad de las transacciones globales. La

    formacin, la poltica y el derecho no aguantan el ritmo del mundo

    globalizado. Sus instituciones pierden progresivamente capacidad

    de configuracin sobre los procesos de innovacin tcnica y econ-

    mica. Gobernar se convierte en un problema. Bajo la complejidad

    de las exigencias de decidir y la presin meditica de inmediatez,

    las instituciones polticas ven reducida su esfera de influencia, en el

    mejor de los casos, a la reparacin de los daos generados por las

    innovaciones econmicas y tecnolgicas.

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    El sistema poltico se encuentra ante un grave dilema. Por un lado

    tiene que adaptarse al desarrollo acelerado de la ciencia y la tcnica

    para integrar sus innovaciones en el sistema social, pero por otro

    no est en condiciones de seguir la velocidad del saber producido.

    Mientras que la tcnica sigue un curso enormemente acelerado, la

    velocidad de los procedimientos polticos est limitada por sus pro-

    cedimientos.

    Esta es la razn por la cual el estado, que surgi como un ele-

    mento dinamizador de las sociedades modernas, aparece hoy como

    una figura de la ralentizacin social. Las administraciones, la bu-

    rocracia, se presentan como paradigmas de lentitud, ineficiencia e

    inflexibilidad. Todos los procesos de desburocratizacin o descen-

    tralizacin estn motivados por esta presin para acelerar las deci-

    siones de las administraciones pblicas. Esta bsqueda desesperada

    de eficacia explica tambin el desplazamiento de los procedimien-

    tos de decisin desde los mbitos de la poltica democrtica a otros

    escenario ms giles, pero menos representativos y democrticos. Y

    explica tambin que el mbito de la administracin y la gobernanza

    sean uno de los ms urgidos por realizar avances significativos de

    innovacin social.

    La dinmica de la innovacin desincronizada constituye una

    amenaza contra la poltica en la medida en que representa una

    prdida de la capacidad de autodisposicin poltica de la sociedad.

    Hay una contradiccin en el hecho de que la vida democrtica

    supone autogobierno y sin embargo tenemos la conciencia de que

    las temporalidades dominantes no nos permiten disponer de no-

    sotros mismos. Existe toda una presin para convertir a la pol-

    tica en un verdadero anacronismo, para que el mundo carezca de

    forma poltica: las instancias ms poderosas en lo que se refiere a la

    determinacin del tiempo no son democrticamente controladas o

    controlables. Algunos anuncian por ello el final de la poltica;

    otros, como respuesta a la ingobernabilidad de las sociedades

    complejas, recomiendan una desregulacin que representa de

    hecho, una capitulacin frente a los imperativos del movimien-

    to econmico. Por eso, nuestro gran desafo consiste en defender

    las propiedades temporales de la formacin democrtica de una

    voluntad poltica, sus procedimientos deliberativos, de reflexin

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    y negociacin, frente al imperialismo de las exigencias tcnico-

    econmicas y la agitacin del tiempo de los medios de comunica-

    cin.

    La cuestin es saber si, a pesar de la complejidad del mundo

    contemporneo, una sociedad puede, a travs de la accin poltica,

    configurar de algn modo su tiempo colectivo, darle un sentido y

    resolver los problemas que plantea una aceleracin discriminatoria.

    Es uno de los principales mbitos de innovacin social si es que

    queremos que la innovacin no se ejerza contra la sociedad sino en

    y para ella.

    3. No hay innovacin sin sociedadEn la retrica ms habitual de la innovacin se revela una falta de

    comprensin de lo que esta significa: una creacin imprevisible,

    ms bien escasa y siempre social. No existe innovacin sin sociedad

    por lo que, propiamente hablando, la misma expresin de inno-

    vacin social sera una redundancia; incluso cabra cuestionar la

    oportunidad de una terminologa que distingue las innovaciones

    tecnolgicas o econmicas de otras que habra que entender como

    propiamente sociales. La innovacin solamente se da en sociedad y

    carece de sentido fuera de un espacio intersubjetivo de aprobacin

    y reconocimiento. Las innovaciones, esa singular combinacin de

    novedad y optimacin, son artefactos materiales o simblicos que

    los observadores perciben como novedosas y que sirven para me-

    jorar lo existente.

    Las innovaciones son un asunto social, de entrada, porque se

    dan en un contexto social. Las innovaciones no irrumpen en las so-

    ciedades desde el ms all; son resultado de practicas y estructuras

    sociales. Hay un contexto social que las favorece. Las innovaciones

    son un producto interactivo. Ningn inventor genial las produce

    en exclusiva. Por muy poderoso o creativo que pueda ser un genio

    individual, una innovacin no es imputable a un actor solitario,

    sino que es debida a la integracin de las diversas prcticas (entre

    ellas, la creatividad individual, por supuesto) en las que se articula

    la divisin del trabajo. Las innovaciones interactan socialmente

    con otras innovaciones, de manera que se condicionan o disuelven

    unas a otras.

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    La identificacin o atribucin de una novedad no tiene lugar fuera

    de un contexto. No se trata slo del contexto social en el que una

    innovacin es registrada como tal, sino que el juicio de que algo es

    nuevo o no depende de estructuras previas, es decir, expectativas y

    experiencias, colectivas e individuales (Weick 1998). La caracteri-

    zacin de una novedad presupone un observador que est en un

    contexto social, que califica a una desviacin como novedad sobre

    la base de unas estructuras de expectativa dentro de un contexto

    especfico (Luhmann 1994, 216).

    El carcter imprevisible de la novedad y su insercin dentro de

    una sociedad son dos caras de la misma moneda; la innovacin es

    imprevisible porque es un asunto social y nadie puede asegurar que

    los dems reconocern como tal una supuesta novedad. No basta

    con que haya nuevas ideas para que pueda hablarse de innovacin.

    Una innovacin tiene lugar cuando la idea se traduce en un nuevo

    producto o servicio y es aceptada en el mercado. Una innovacin es

    algo real cuando es producida pero tambin cuando es reconocida

    como innovadora por los dems, que la hacen propia, consumin-

    dola o invirtiendo en ella, por ejemplo. La atribucin del carcter

    de innovacin a una novedad requiere un juicio independiente del

    sistema que la ha generado. Lo que decide si estamos ante una in-

    novacin o ante una mera ocurrencia es su aceptacin por parte de

    la sociedad. De ah que la innovacin sea el resultado de un juicio

    social que slo puede hacerse a posteriori. La experiencia de que

    fracasan todos los intentos de definir la innovacin, lo nuevo, aten-

    diendo a una realidad objetiva, lo que se impone es dirigir la mira-

    da hacia los procesos comunicativos de una sociedad en los que se

    decide qu ha de entenderse por innovacin, en el que se toman en

    cuenta los contenidos, pero bajo las condiciones de determinadas

    expectativas estructurales.

    Donde mejor se comprueba el carcter social de las innovacio-

    nes, su emancipacin respecto de la creatividad individual, es en el

    hecho de su variacin histrica. Muchas novedades adoptaron su

    forma exitosa en otros mbitos y la utilidad fue distinta de la inicial-

    mente pretendida. El ms clebre ejemplo de ello en la historia de la

    tcnica lo tenemos en el caso del telfono, que haba sido pensado

    por Bell para transmitir msica, pero que desde Edison se consolid

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    en el mbito de la comunicacin oral (Rammert 1993, 233). Una his-

    toria semejante es la del ordenador personal, para los que se espera-

    ba una demanda muy escasa y con unas utilidades muy reducidas.

    Por eso cabe suponer que la actual forma de muchas innovaciones

    est fijada de manera transitoria, ya que puede haber reinvenciones

    que la modifiquen y no sabemos an lo que pueden dar de s. Las

    innovaciones se caracterizan frecuentemente por tener una forma

    fluida. Pocas veces el objeto es el mismo al principio y al final de

    un proceso de innovacin. Una de las causas de esta capacidad de

    transmutacin reside en el hecho de que la confrontacin con nue-

    vas ideas suscita en los participantes un proceso de aprendizaje que

    lleva a modificar productos y finalidades, adaptndolos a sus ne-

    cesidades e intereses concretos. Las mismas innovaciones pueden

    ser utilizadas para cosas distintas y no podemos ni determinar ni

    predecir absolutamente ese uso que, por su carcter imprevisible,

    forma tambin parte del proceso de innovacin.

    Incluso cuando la intencionalidad de una innovacin estaba

    fuertemente predeterminada, la innovacin toma pocas veces el

    curso previsto. Los procesos de innovacin siguen una lgica que

    no se muestra ni previsible ni calculable, pero tampoco completa-

    mente azaroso. De ah lo difcil que resulta establecer rgidos mode-

    los causa-efecto para explicar la innovacin, pronosticar su curso,

    calcularlo econmicamente y controlarlo polticamente.

    La sociologa ha puesto de manifiesto repetidamente hasta

    qu punto las innovaciones estn sometidas al curso del tiempo;

    no siempre coinciden el sentido originario, el pretendido por sus

    autores y el consumo que de ellas realizan los dems; desarrollos

    posteriores, combinaciones con otros artefactos, reinterpretaciones

    del usuario las van modificando con el paso del tiempo. Tan im-

    portante como la produccin es el consumo de las innovaciones

    a la hora de determinar si las hay y en qu consisten. El uso y la

    apropiacin son los que deciden el xito o el fracaso de un proceso

    de innovacin. La teora de la difusin de las innovaciones, por

    ejemplo (Rogers [1962] 2006), mostr hace tiempo en qu medida

    los clientes y los lugares de aplicacin contribuyen decisivamente al

    desarrollo de las innovaciones, hasta el punto que se debera hablar

    de un proceso recursivo (Asdonk / Bredeweg / Kowol 1991) entre

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    innovacin y difusin. Tambin en este aspecto puede concluirse

    que pensar la innovacin al margen de sus condiciones sociales de

    realizacin y variacin es una abstraccin que no hace justicia a

    toda la complejidad del fenmeno.

    4. No hay sociedad sin innovacinNo es posible entender la sociedad moderna sin hacerse cargo de

    la centralidad que en ella ha adquirido la institucionalizacin de

    la innovacin. La innovacin se ha convertido en un motivo gene-

    ralizado de accin. El ubiquitious Innovating (Braun-Thrmann

    2005, 5) se traduce en el hecho, inimaginable en otras sociedades

    o en otros momentos de la historia, de que apenas hay mbito de

    la sociedad moderna que renuncie a observarse desde el punto de

    vista de lo que hay que renovar.

    La sociedad moderna tiene una especial debilidad por lo nuevo

    y que se traduce en diversas dinmicas de innovacin en los diferen-

    tes mbitos sociales. En el arte moderno se exige originalidad, pero

    no toda propuesta que apuesta por la transgresin encuentra la co-

    rrespondiente aceptacin; las noticias de los medios de comunica-

    cin se orientan por el valor de novedad que ellos mismos crean;

    en la poltica se trata de que los actores principales reconozcan a

    tiempo (es decir, antes de las elecciones) los temas polticamente

    relevantes a fin de encauzarlos en los correspondientes procesos de

    decisin; desde que en la economa se tiene que producir bajo las

    condiciones de escasez, para las empresas es muy importante que sus

    productos se distingan suficientemente de los de la competencia.

    Esta exigencia generalizada de innovar se debe a que un lar-

    go proceso de diferenciacin y profesionalizacin ha configurado

    instituciones que estn especializadas en producir sistemticamente

    innovaciones. Especialmente en las ciencias y en las artes se ha insta-

    lado una dinmica que apuesta por extender las informaciones no-

    vedosas y sorprendentes. Mientras que la innovacin premoderna

    era concebida como desviacin, exorcizada como heterodoxia o

    tolerada como genialidad, las sociedades modernas se constituyen

    institucionalizando la produccin de novedad. Sin este proceso no

    podran entenderse realidades que nos son tan constitutivas como

    la conciencia, el gusto o la libertad poltica.

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    La pregunta que todo esto nos plantea es si tiene sentido y en qu

    medida hay que hacer algo para favorecer e impulsar la innovacin,

    en general y concretamente a escala local. La paradoja estriba en

    que si algo es verderamente innovador no puede ser el resultado de

    una accin intencional; por su propia definicin, lo nuevo no puede

    saberse con anterioridad; tendra que ser el resultado azaroso de un

    descubrimiento, pero nada perseguido expresamente. Hay alguna

    posibilidad de escapar de esta contradiccin?

    De entrada, hay quien parte del supuesto de que las innova-

    ciones son algo que se pueden, bsicamente, planificar. Si esto fuera

    as, entonces las innovaciones surgiran all donde hubiera un plan

    adecuado para producir la innovacin y se aplicara consecuente-

    mente. Todo esto presupone una concepcin funcionalista de las

    instituciones y una idea de la accin humana, en general, como

    mera implementacin de conceptos y modelos tericos. Es evidente

    que el tipo de accin encaminada a favorecer la innovacin no pue-

    de ser la misma que la rgida planificacin que puede tener sentido

    a la hora de conseguir otro tipo de objetivos. Propiamente hablan-

    do, la innovacin es algo que no puede exigirse ni producirse de una

    manera decisionista. Lo que est a nuestro alcance es crear las con-

    diciones necesarias, aunque no suficientes, en las que puede surgir

    y evitar las rutinas o restrictores que la imposibilitan radicalmente.

    En esto, la formulacin negativa es la ms socorrida, pero tambin

    la ms razonable teniendo en cuenta el carcter impredecible de lo

    que se quiere favorecer. Porque la creatividad, que es el presupues-

    to bsico de la innovacin, no puede ser forzada, ni tiene sentido

    determinar previamente qu innovacin se debe conseguir. Parece

    mucho ms lgico plantearse la cuestin de bajo qu condiciones

    aumenta la verosimilitud de que se realicen innovaciones y crear

    esas condiciones (Wottawa/Gluminski 1995).

    Hay un debate paralelo en el que se discute cul debe ser el

    papel de los poderes pblicos en lo que se refiere a las polticas de

    innovacin. Segn los principios de laissez faire, la industria sera la

    encargada de la innovacin, mientras que las instituciones deberan

    limitarse al campo de la ciencia y la formacin. Esta sera la tradicio-

    nal divisin del trabajo. El estado se ocupara de la innovacin ni-

    camente de manera reactiva, para adaptar la legislacin a las nuevas

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    circunstancias tecnolgicas y compensar los efectos negativos que

    la innovacin producira sobre el conjunto de la sociedad. Para el

    planteamieno ms dirigista, el estado debera controlar la innova-

    cin, especialmente a travs de los grandes proyectos tecnolgicos.

    Frente a ambas concepciones destaca la comprensin de la poltica

    como poder cooperativo en una red heterognea, que plantea a la

    accin del estado tanto lmites como posibilidades. La intervencin

    configuradora del estado est limitada hoy ms que nunca a establecer

    marcos para los contextos de investigacin, desarrollo, produccin y

    aplicacin de nuevas tecnologas para actores no estatales, que en gran

    medida estn autoorganizados y siguen su propia dinmica (Dolata

    2004, 23). Con ello se reconoce que el estado y los poderes pblicos

    no estn en condiciones de planificar procesos complejos de inno-

    vacin tecnolgica, pero que s pueden establecer las condiciones

    generales para las diversas actividades de innovacin.

    En sociedades complejas y tratndose de innovacin se impo-

    ne una especial modestia. Las sociedades y su cambio social son

    solo limitadamente planificables y gobernables. Ahora bien, a pesar

    de la indeterminabilidad temporal, en cuanto al contenido de los

    procesos de innovacin, sera completamente equivocado, por falta

    de actitud anticipativa, abandonar este proceso a la casualidad. Los

    procesos de innovacin no son slo procesos econmicos, sino que

    tienen lugar en un amplio contexto de realidades institucionales,

    estructurales y polticas, que a su vez interactan en espacios regio-

    nales y supranacionales. Las fuerzas econmicas no son suficientes

    para institucionalizar la innovacin. Es indudable que los pode-

    res pblicos tienen a su disposicin una capacidad configuradora

    que favorece la innovacin, en la cultura, en la sociedad civil, en las

    organizaciones y las instituciones. La cuestin sera entonces qu

    condiciones estructurales hay que propiciar para que haya un clima

    favorable a la innovacin.

    Entre estos factores que favorecen la innovacin estn determi-

    nados elementos culturales, que, en parte, pueden propiciarse con

    las polticas pblicas y en parte se deben a procesos que se inscriben

    en el largo plazo. Podra sintetizarse esa cultura en la idea de una

    sociedad abierta al aprendizaje, capaz de cuestionar sus certezas,

    evidencias y rutinas, de afrontar el efecto desestabilizador que todo

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    ello supone. Los sistemas y las sociedades que se orientan por el

    aprendizaje ganan la partida frente a los que solo aprenden con di-

    ficultad y prefieren decirle a la realidad cmo debera ser.

    La sociedad del aprendizaje implica tambin una nueva cultu-

    ra en las organizaciones, cuya exigencia de informalidad aumenta

    cuando se trata de gestionar el conocimiento y la innovacin, asun-

    tos para los cuales la organizacin jerrquica y sectorializada plan-

    tea grandes limitaciones.

    La verdadera riqueza de las sociedades reside en su saber. La

    apelacin a la sociedad del conocimiento y la innovacin debera

    convertirse en un horizonte perseguido con tenacidad, desde las

    instituciones y con la colaboracin de quienes tienen alguna res-

    ponsabilidad en ello, tejiendo as una gran red que ponga en la mis-

    ma direccin a las instituciones polticas, econmicas y educativas,

    los sectores pblico y privado. El paso hacia la sociedad del conoci-

    miento consiste, sobre todo, en darnos cuenta de que la energa de

    los talentos es incomparablemente superior a la fuerza de la materia

    y de todas sus posibles transformaciones.

    La llamada sociedad del conocimiento o del aprendizaje es

    un tipo de sociedad que no compite tanto por recursos materiales

    como por las destrezas que tienen que ver con el saber en un sentido

    muy amplio. La innovacin consiste, de entrada, en la capacidad de

    distanciarse de las propias rutinas, de lo sabido, de los estereotipos

    y en tener la capacidad de no contentarse con lo adquirido. El ma-

    yor enemigo de la innovacin es contentarse con lo bien que nos

    haya podido ir hasta ahora. Por eso la innovacin exige, de entrada,

    una cultura del riesgo, la responsabilidad y el aprendizaje. Esta es la

    clave del dinamismo social y del protagonismo que pueden ejercer

    las sociedades. La innovacin que resulta de estar en disposicin

    de aprender es un imperativo general, un valor que afecta tanto a

    la organizacin empresarial como al modelo de convivencia que

    hemos de disear, tanto a las formas de expresin en el mundo de la

    cultura como a las polticas pblicas.

    En una economa del conocimiento, la innovacin es potencia-

    da cuando se acierta a configurar sistemas de innovacin regional:

    redes empresariales espacialmente concentradas, insertadas socio-

    culturalmente y estabilizadas institucionalmente que disponen de las

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    ventajas especiales de acumulacin, recombinacin y aprovechamien-

    to de saber tcnico en los mbitos tecnolgicos elegidos (Heidenreich

    2000, 89). De entrada, puede parecer algo extemporneo poner el

    foco de la estrategia innovadora en la regin o la nacin en la era

    de la globalizacin. El saber tecnolgico, cientfico y cultural es pro-

    ducido mundialmente; las innovaciones son consumidas a escala

    global; gracias a la comunicacin y el transporte las distancias es-

    paciales pierden significacin; incluso a las medianas empresas no

    les asusta construir estructuras de produccin y distribucin globa-

    les. Pues bien, en una economa del conocimiento, para sobrevivir

    en la competencia global, los recursos estn, cada vez ms, a escala

    local: bajo la forma de conocimientos, capacidades, en las relacio-

    nes y motivaciones de los que no disponen los competidores ale-

    jados (Cooke / Gmez / Etxebarria 1998; Freeman 1991; Lundvall /

    Johnson / Andersen / Dalum 2002; Maillat 1995; Nelson 1993; Porter

    1990; Storper 1997). Esta conexin entre la sociedad de la innova-

    cin y la revalorizacin de espacios locales tiene una nueva lgica

    que es preciso comprender y aprovechar.

    Lo que se est produciendo es una confluencia entre las modi-

    ficaciones del orden del espacio y las dinmicas de la innovacin.

    Durante mucho tiempo, la localidad de las innovaciones fue conce-

    bida como una cuestin de competitividad. La cercana especial de

    las materias primas, las vas de transporte, los espacios de acogida

    para el incremento de la poblacin; todo esto se consideraba como

    favorable para el surgimiento de industrias tecnolgicas claves. Tales

    factores de competitividad pierden su relevancia cuando decae el

    tipo de economa que est en funcin del suministro de materias

    primas y las correspondientes fuerzas de trabajo de la industria

    clsica. Este es el punto de partida de las teoras de la sociedad que

    diagnostican el trnsito de la sociedad industrial orientada por la

    produccin a la sociedad postindustrial del conocimiento (Bell

    1973; Stehr 1994; Knorr Cetina 2000; Willke 2001). Gracias a la ve-

    locidad, abaratamiento y extensin de la comunicacin, y a la posi-

    bilidad que todo ello ofrece de generar conocimiento en forma de

    saber experto en todo el mundo, tambin es posible que trabajen en

    un mismo proyecto o producto personas que no estn en cercana

    fsica.

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    Pero sera un error pensar que la globalizacin anula la significacin

    del espacio local en favor de un sistema mundial desterritorializado

    de comunicaciones e intercambios. Con el proceso de globalizacin,

    no se destruye la localidad sino que adquiere una nueva significa-

    cin. Mientras que el desarrollo de las innovaciones puede ser im-

    pulsado a travs de la division global del trabajo, se forman nuevas

    redes en la forma de sistemas regionales de innovacin. Los estados

    nacionales ya no son los nicos marcos de referencia para los pro-

    cesos de innovacin.

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    42 Recorridos por la innovacin

    Recorridos por la innovacin

    Ander Gurrutxaga Abad

    Catedrtico Sociologa. Universidad Pas Vasco

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