COMENTARIOS ! LIBROSresonancias.uc.cl/.../Comentarios_Orrego_Salas.pdf · 2018. 12. 21. · Juan...
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movimiento es la ensoñación desde un l ugar
íntimo. parece ser una canción construida
desde u n espej ismo sonoro. Podemos notar
acá suti lmente la presencia del jazz. El cuarto
y ú l timo movimiento vuelve a pasear por
d i s t i n t o s e s c e n ar i o s de l a c u l t u ra
la t i noamer icana . Escuc hamos el patrón
característico del maracatú, ritmo afrobrasileño
prove n i ente de Pernambuco. También l a
i n fluenc ia del choriiio se ve c l aramente
reflejada en el tratado armónico del ensamble
orquestal; nos recuerda también ciertos pasajes
de la música de Vil la-Lobos. La guitan-a tiene
un tratamiento desde lo popular y por lo
mismo su carácter no es de solista. Con este
alegre movimiento se cierra este registro que.
además. tiene un sobrio y sugerente di seño de
carátu l a creado por C o n stanza C o ffré .
Alberto Cumpl ido
Guitarrista y compositor
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entrelazados en e l l ibro. El medio social más bien conservador de donde proviene nuestro compositor. se confunde con su apego a los c lás icos. su vasta cu l tura universal y su permanente referencia a la tradición musical europea. Sin embargo. su temprana ruptura con dicho medio. adoptando desde joven posturas críticas y progresistas. se relaciona con la 1 i bertad y autonomía con la que se vincula a esa tradición clásica y con el paulatino descubrimiento y admiración por la música de los márgenes de occidente: América Latina, música tan ausente en nuestras aulas, discotecas y salas de concierto. tanto ayer como hoy.
El in terés de Juan Orrego por la cultura, el arte y la música de América Lat ina y su capacidad para crear en l a U n iversidad de Indiana un centro dedicado a esta música, está íntimamente l igado a su capacidad de romper con el confortable y seguro círculo cultural que l e proveía su medio social i l ustrado. América Lat ina era un terren o i n c ierto, peligroso, donde no residía el prestigio artístico y que costaba mucho trabajo conocer. Sin duda que la platafom1a brindada por Estados Unidos le ayudó en esta titánica tarea, pero nada habría hecho Juan Orrego sin la motivación de integrar l a patria grande a su propia experiencia de compositor ch i leno, como una forma de senti rse más completo y ser más coherente con su propia realidad.
Con algo de pudor, el lector recoITe los detalles de la vida del músico y de sus cercanos: sus relaciones personales, los secretos de famil ia. sus encuentros y desencuentros, sus logros y d ificultades profesionales, sus viajes . Todo esto lo narra entrelazándolo con los sucesos del siglo XX que más le i mpactaron. A Chile lo recuerda y lo imagina. como si quisiera reinventarlo desde la distancia. Vivir lejos del país le otorga la l i bertada de abordar ternas considerados tabú en nuestro medio, y lo hace de manera franca y directa, actitud que forma
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parte del proceso l iberador de escribir una autobiografía. No hay nada sacrosanto en este mundo que no pueda recibir una mirada ciitica, y Chile, con sus instituciones y personalidades, no constituye una excepción.
Junto con revelarnos intimidades, conflictos y secretos. Juan Orrego nos devela lo más sensible: el espacio en que descansa la creación de su obra, permitiéndonos atisbar e n e l proceso interior que motiva el ordenamiento de sonidos y s i lenc ios , de tens iones y relajaciones, de continuidades y cambios que forman la música, y que surgen de lo que Juan Orrego describe como la c i nética orgánica del cuerpo humano. Incluso llega a hablarnos del ansiado momento de la inspiración, que es cuando la emoción y el razonamiento se confunden, y la música comienza a escribirse o a inventarse a sí mi sma, ocupando un concepto strav i n sk i a n o afín a n uestro compositor. Esta experiencia es descrita por Juan ÜITego con 1ibetes místicos pero también analíticos, aportando abundantes ejemplos de su proceso creativo, y entregándonos l o medu lar de l l i bro : su po ies i s m u s i c a l .
Las reflexiones analíticas d e J uan Orrego poseen un gran valor mus icológico, pues penetran en aspectos formales, instrnmentales, y expresivos de su obra, y constituyen una puerta abierta para entrar en los misterios de su actividad creadora. El músico revela las motivaciones i n ternas y externas que l o l levaron a componer determinada obra, los problemas que se planteó y cómo los resolvió, y el modo en que dicha creación se i nserta en los acontecimientos de su vida. Más aún, nos informa de la existencia i ndependiente de la obra, es dec i r, su cam i no a través de los i ntérpretes y auditores donde ha encarnado.
Juan Ü1Tego nos informa de su camino corno compositor desde sus primeros juegos al piano. revelándonos e l descubrim ie nto de una
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capacidad espontánea de aprehensión de l a
música primero y de l a voluntad creadora
despué s . Nos h ab l a de sus l ogros como
estudiante de composición en Chile y Estados
U n idos; de lo q u e le e nseñ aron y no l e
enseñaron sus maestros; de cómo también fue
formándose a sí mismo; de las obras que l o
impactaron y las razones d e ello. Los vínculos
entre el J uan ÜITego compositor y arquitecto,
develados por él en escritos anteriores. vuelven
a h acerse presentes en su autobiografía, estableciendo paralelos entre los e lementos
cohesionadores de la forma visual y de la
forma sonora; y entre el espacio visual y el
tiempo musical.
Creo inconveniente aplicar categorias acuñadas
en Europa a nuestros compositores, como la
de posromántico, impresionista o neoclásico,
esta ú l t ima, u t i l izada con frecuencia para
referirse a J uan Orrego. S i esto se hace, es
necesario al menos situar tal categoría en
nuestra propia rea l i dau. En e ste caso, l a
categoría d e neoclásico n o expresa el impulso restaurador de un Stravinsky ya en desgracia,
ni el velado nacionalismo de un Ravel que
hurga en lo propio. ni e l natural vínculo con
sus antepasados de un H i ndem i th. sino la
imperiosa necesidad de situar en las antípodas
aquel lo que nunca estuvo. En efecto, cabe
preguntarse si en J uan Orrego el mentado
neoclasicismo no corresponde a una suerte de
apropiación y re-lectura de la h i storia de la música. que le permite y nos permite un l ibre acceso a los clásicos, incorporando hist01icidad
a una práctica local aparentemente despojada de pasado. Del mismo modo que Prometeo se apodera del fuego para dárselo a los hombres,
o que Lautaro se apropia del cabal lo para
combatir al i n vasor. Juan ÜtTego se apodera
de la forma sonata. de la fuga y del rondó para
compart ir lo con l o s h ab itantes del nuevo
mundo.
Esta apropiación y relectura de los c lásicos.
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i n iciada por J u an Orrego e n Chi le , alcanzó
grandes dimensiones en su etapa creativa en Estados Unidos. un país que se ha caracterizado por adquirir lo mejor del arte universal para
dotarse de un patrimonio artístico que de otro
modo no tendría. De esta forma. la obra musical
y también la l abor docente de Juan ÜITego, resultan funcionales al proceso de i nserción
en Occidente del país del norte, que necesita
nutri rse de conciertos para piano. sinfonías y
cuartetos de cuerda, faci l itados. en este caso. por un c hileno.
En su autobiografía, J uan Orrego construye
un puente no sólo con su música, sino que con
la música chi lena, latinoamericana y europea
que pasó por sus sentidos, que le i mpactó e influyó, revelándose un gran conocedor tanto
de la obra de los clásicos como de la de sus
contemporáneos. E l compositor se inse11a con
naturalidad en una tradición musical de índole
beethoveniana, reconociendo afinidades y
di stancias con lo que ha sucedido después,
definiendo así su propi a milla en el océano de la música. Leer este libro es reco1Ter la historia
de la música occidental desde las necesidades
creativas de Juan Orrego Salas, una h istoria,
por lo demás. en gran parte vi vida, pues
conoció personalmente a l a mayoría de los
grandes compositores de la primera mitad del
s iglo XX.
Así mismo, el libro nos revela u n a dimensión
más humana o antropológica de la vida musical
chi lena, cuya h istoria ha sido escrita desde una
perspectiva tan institucional . Es notable, por
ej e m p l o . su capacidad para v i n c u l a r l a mental idad q u e estaba detrás d e la promoción
o condena en el país de cie11os compositores y repertorios, lo que en defoútiva fue acuñando
nue stra c u l tura y gusto musical . E l perfil
h u m an o que nos entrega J u an Orrego de
grandes m ú sicos c h i lenos que fueron sus
maestros. discípulos o colegas, nos otorga una
v i s i ó n más v í v i d a d e e l l o s q u e l a s
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propon.:ionadas por una nota b iográfic a convencional.
Conocer en detal le la vida de J uan Orrego Salas nos acerca a su obra, pues no hay nada mejor que escuchar la música de alguien que sentimos cercano y conocido. Es como si la intimidad con el anista nos abriera las puenas a la profundidad de su arte. De este modo. empezamos a descubrir al hombre encarnado en su obra, aumentando nuestra famil iaridad con el sonido y la expresión de quien nos canta. La lectura de la autobiografía de Orrego Salas no puede sino l levarnos a querer conocer más de su música. Pero, ¿Cuántas de sus seis s infonías se tocan en Chi le? ¿Cuánta de su música de cámara se interpreta regularmente en el país? ¿Cuántos de sus discos y partituras circulan entre nosou·os? La deuda con nuestro p asado mus ica l s igue s iendo i n mensa . El legado musical y autobiográfico de Juan Orrego constituye un eslabón fundamental con un pasado articu lado desde nuestra perspectiva de latinoamericanos. Su legado nos enseña a apropiarnos creat i vamente de los clásicos, a no olvidar lo propio y a instalar nuestra voz y nuestro canto en el siglo que comienza, entendiendo que l a verdadera l i bertad só lo se cons i gue a part i r de l conocimiento de quiénes realmente somos. "Miro hacia atrás para explicarme mi propio camino", concluye Juan Orrego. y debemos estar agradecidos de el lo . pues al hacerlo, también ha contribuido a explicar parte del nuestro.
Juan Pablo González Instituto de Mú,ica
Pontificia U n i versidad Católica de Chile 1 � I
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E l C o r t e s a n o U n a p r o p u e s t a d e t e a t r o y m ú s i c a a n t i g u a
LA MÚSICA DEL HUMANISMO RENACENTISTA de Andrés Kolowski E5tudio MusicAnti9ua Compañia do Teatro lo Colderono
9 al 1 1 de marzo de 2006 T e o t r o U n 1 v e 1 s i d o d C o r ó l 1 c o
El Teatro de la Universidad Católica abrió su temporada 2006, los días 9, 1 0 y 1 1 de marzo con El Cortesano; una propuesta de teatro y música antigua, que buscaba describir e l arquetipo social del humanista del siglo XVI . El espectáculo fue e l resultado de un proyecto de investigación Dipuc que integró los estudios m u s i c o l ó g i c o s , l a i n te rp r e t a c i ó n de instrumentos de la época, las artes v isuales en formaros mul t imediales, la danza y la actuación. En esta convergencia de diferentes artes está, sin duda. su valor principal. No se puede clasificar ni como concierto ni como obra de teatro; es un espectáculo donde los intéipretes van más allá de su filiación anística, donde los cantantes intervienen en la acción