Columna Dominical 1

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Estilo Universitario Estadounidense Algunos aspectos que podemos imitar. Se acaba de cumplir un mes y medio desde que llegué a Millersville University para realizar mi semestre de intercambio en Estados Unidos. Muchas cosas me han llamado la atención en este tiempo, y me gustaría compartir con ustedes algunas reflexiones sobre los aspectos positivos de su forma de hacer universidad. En una de esas nos puede de servir para hacer benchmarking, quién sabe Lo primero que me llamó la atención fue la habilidad de los estudiantes norteamericanos para dar a conocer su opinión durante el desarrollo de las clases. Algunas veces la materia pasa a segundo plano y la clase se convierte, por largos minutos, en un apasionado debate. El profesor pasa a ser el moderador o bien una de las partes, dejando que el debate fluya. Esto se acentúa si la clase trata sobre temas políticos o de economía normativa. Lo anterior creo que es fundamental y es muy útil para desarrollar las famosas “habilidades blandas” que tanto se necesitan en nuestra disciplina. Otro aspecto que es muy notorio es la puntualidad. La clase comienza y termina a la hora, no antes ni después. Acá las clases son más cortas, pero lo importante es que no se pierde el tiempo. La única vez que un profesor se alargó más de la hora fueron 3 minutos y pidió disculpas reiteradamente. Esto no sólo ocurre en clases, sino que también en otros ámbitos. -“A las 2:24 arriba del escenario”-, fue la instrucción que nos dio el director de la Banda de Conciertos de la Universidad para nuestra primera presentación, para empezar a las 2:30 en punto. Y así se cumplió. Los que son músicos comprenderán la gran diferencia en comparación con Chile. La puntualidad, creo yo, hace al sistema más justo y mantiene el respeto entre los que participan en él, por ende mejora las relaciones humanas.

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Joaquín Pérez Lapillo.

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Estilo Universitario Estadounidense

Algunos aspectos que podemos imitar.

Se acaba de cumplir un mes y medio desde que

llegué a Millersville University para realizar mi semestre de

intercambio en Estados Unidos. Muchas cosas me han

llamado la atención en este tiempo, y me gustaría compartir

con ustedes algunas reflexiones sobre los aspectos positivos

de su forma de hacer universidad. En una de esas nos puede

de servir para hacer benchmarking, quién sabe

Lo primero que me llamó la atención fue la habilidad de los estudiantes

norteamericanos para dar a conocer su opinión durante el desarrollo de las clases.

Algunas veces la materia pasa a segundo plano y la clase se convierte, por largos

minutos, en un apasionado debate. El profesor pasa a ser el moderador o bien una de las

partes, dejando que el debate fluya. Esto se acentúa si la clase trata sobre temas políticos

o de economía normativa. Lo anterior creo que es fundamental y es muy útil para

desarrollar las famosas “habilidades blandas” que tanto se necesitan en nuestra

disciplina.

Otro aspecto que es muy notorio es la puntualidad. La clase comienza y termina

a la hora, no antes ni después. Acá las clases son más cortas, pero lo importante es que

no se pierde el tiempo. La única vez que un profesor se alargó más de la hora fueron 3

minutos y pidió disculpas reiteradamente. Esto no sólo ocurre en clases, sino que

también en otros ámbitos. -“A las 2:24 arriba del escenario”-, fue la instrucción que nos

dio el director de la Banda de Conciertos de la Universidad para nuestra primera

presentación, para empezar a las 2:30 en punto. Y así se cumplió. Los que son músicos

comprenderán la gran diferencia en comparación con Chile. La puntualidad, creo yo,

hace al sistema más justo y mantiene el respeto entre los que participan en él, por ende

mejora las relaciones humanas.

Los primeros días me sorprendí al ver a que las mismas personas que son tus

compañeros de clase los encuentras sirviendo comida en los casinos, trabajando de

cajeros en la tienda de la universidad o en los centros de informaciones, entre muchos

otros trabajos part-time. El trabajo estudiantil es una práctica muy común en Estados

Unidos y el beneficio para los estudiantes es tremendo pues obtienen un ingreso que les

sirve para su mantención -bastante generoso por lo demás-, el trabajo se ajusta a su

horario, les queda justo al lado de sus clases por lo que no tienen que movilizarse, y

además obtienen una experiencia laboral que es bien vista por los head hunters. Sin

embargo, para poder “importar” este punto a nuestro país se requieren reformas en

nuestra legislación laboral. Acá incluso se maneja un sueldo mínimo por hora, lo que

beneficia enormemente a este tipo de trabajadores.

Millersville es una universidad pública y como tal es financiada en parte por el

Sistema de Educación Superior del Estado de Pennsylvania, así como también por

créditos con bancos y donaciones de particulares. Este último componente es destacable

y marca una diferencia con nuestras universidades, ya sean estatales, privadas-no

tradicionales o privadas-tradicionales, como la nuestra. Al caminar por los patios y

edificios de la universidad es común observar obras que la embellecen tales como

estatuas, monumentos y memoriales que han sido donados por generaciones de ex

alumnos. Esto demuestra la huella que deja la universidad en los estudiantes, y como

estos son capaces de retribuir las bondades que les brindó su alma mater, más allá de lo

material por cierto. Esto es algo que en Chile pareciera casi no existir, y que requiere, a

mi opinión, de un cambio de mentalidad.

Para terminar, está claro que también existen aspectos negativos, como lo son la

excesiva competencia entre los estudiantes o la falta de profundidad en los contenidos,

pero los que les he presentado son los que creo nos pueden servir para fortalecer nuestra

vida universitaria y quizás hacerla más grata y productiva. ¿Qué tal si tratamos de

opinar más, de respetar los horarios y de retribuir mejor?