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  • Pluralismo o colonialidad mdica? Un estudio alrededor del cncer en diferentes sistemas

    mdicos colombianos

    Monografa de grado

    Escuela de Ciencias Humanas

    Programa de Antropologa

    Presentado por

    Jessica Mariela Giraldo Aristizbal

    Directora

    Claudia M. Corts Garca

    Universidad del Rosario

    Semestre II del 2014

  • 1

    Agradecimientos

    Al Abuelo creador, esa luz constante que ilumina el pensamiento y fortalece la voluntad.

    A mis dos amores, Efran Jajoy y Matas Jajoy Giraldo, para quienes sueo un mundo en el que

    podamos vernos los unos a los otros como hermanos.

    A mis padres, Ana Aristizbal y Pastor Giraldo, por su infinita paciencia e incondicional apoyo.

    A ellos todo mi amor y gratitud.

    A mi hermano, Sergio Giraldo, por existir y alegrar mi vida.

    A la profesora Claudia Corts, por su tiempo, dedicacin y gran aporte a este trabajo. Pero

    sobre todo por su calor humano, aquel que hizo mucho ms fcil y gratificante este proceso.

    A la profesora Carolina Galindo, quien ayud a consolidar las bases de este proyecto.

    Al taita Ruber Garreta y a los dems mdicos indgenas y alopticos que muy generosamente

    quisieron compartir conmigo parte de su tiempo, su vida y su conocimiento.

    A Silvia, porque quien soy yo para negarle la alegra de aparecer en esta pgina.

    A mis familiares, amigos y compaeros, con quienes quiero compartir la alegra del deber

    cumplido.

    Gracias, muchas gracias a todos.

  • 2

    Tabla de contenido

    Tabla de contenido ................................................................................................................................................... 2

    Introduccin. Medicinas indgenas en la ciudad: Hacia la configuracin de un problema de investigacin

    ..................................................................................................................................................................................... 3

    Captulo I. Herramientas terico-metodolgicas para pensar la realidad ...................................................... 11

    i. Medicinas indgenas: Un recorrido por las teoras antropolgicas de la salud, la enfermedad y la

    curacin. .............................................................................................................................................................. 11

    ii. Conocimientos y prcticas mdicas: estructuras coloniales, subjetividades y dinmicas

    econmicas .......................................................................................................................................................... 16

    iii. Metodologa: Hacia la incorporacin de nuevos puntos de observacin ................................... 27

    Captulo II. Cncer: tumor, conflicto, karma. La construccin social del conocimiento mdico .......... 33

    i. El Cncer: Proliferacin descontrolada de clulas ................................................................ 34

    ii. El cncer: Conflicto no resuelto .......................................................................................... 38

    iii. El cncer: Carga del espritu ................................................................................................ 42

    Captulo III. Estructuras sociales y prcticas mdicas: hacia un anlisis de las dinmicas (de) coloniales

    en el campo oncolgico ...................................................................................................................... 50

    i. Por el control del cncer: La institucionalizacin del conocimiento biomdico de la

    enfermedad..................................................................................................................................... 51

    ii. Prcticas mdicas: un escenario de dilogos y tensiones entre conocimientos mdicos ............ 57

    ii. i Los mdicos alopticos y su concepcin de la buena ciencia .............................................. 59

    ii.ii Los mdicos indgenas y su apertura al dialogo de saberes. .................................................... 64

    ii.iii Los mdicos alternativos y la integracin de los conocimientos mdicos. ............................. 67

    Captulo IV. El cncer de la salud: conocimientos mdicos, colonialidad y neoliberalismo ................. 73

    i. Del derecho a la salud a la salud como negocio ....................................................................... 73

    ii. La objetividad enferma: Ciencia e industria farmacutica ........................................................ 76

    iii. Los conocimientos colectivos en la era de la propiedad intelectual .......................................... 80

    Conclusiones ...................................................................................................................................... 84

    Bibliografa ......................................................................................................................................... 89

  • 3

    Introduccin. Medicinas indgenas en la ciudad: Hacia la configuracin de un

    problema de investigacin Al hablar de la medicina indgena, no debe suponerse sin ms que ella se encuentra en las aldeas indgenas;

    en cierto sentido muy legitimo, la medicina esta all donde los pacientes la buscan (Calavia,2004:171)

    La salud y la enfermedad han sido descritas por la antropologa como dos fenmenos

    universales. Mucho antes de que existieran los hospitales y las facultades de medicina, las

    sociedades humanas ya haban desarrollado un conocimiento acerca de qu era una

    enfermedad y cules eran los mecanismos ms apropiados para tratarla; igualmente existan al

    interior de cada grupo social un conjunto de especialistas encargados de hacer frente a los

    problemas de salud de las personas. Este era el caso de los taitas, payes, yachas, mohanes

    que habitaban el territorio americano desde antes de la conquista espaola. Estos exticos

    personajes, entre plumas y colmillos de animales, entre plantas medicinales y cantos, se

    encargaban de atender los problemas de salud de sus comunidades cuando en estas tierras an

    no se conoca el acetaminofn ni se haban construido los hospitales modernos.

    Con la llegada de los espaoles a territorios americanos los chamanes y sus prcticas

    medicinales fueron fuertemente reprimidas1; bajo la premisa de que estos personajes tenan

    pactos con el diablo, las instituciones espaolas buscaron suprimir la figura del chamn y

    posicionar en estas tierras una nueva autoridad en salud: el mdico occidental2. Pese a que el

    ideal de los colonizadores era imponer sus ideas, prcticas e instituciones de salud en tierras

    americanas, desacreditando y deslegitimando el uso de las medicinas indgenas, la realidad los

    llev en muchas ocasiones a valerse de los recursos medicinales nativos para dar solucin a los

    nuevos problemas de salud que aparecieron ante ellos. As, por ejemplo, hay estudios que

    muestran como muchos espaoles recurran a los conocimientos mdicos indgenas cuando

    sufran la picadura de serpientes (Alzate, 2003).

    1 Una descripcin detallada sobre los castigos a los cuales fueron sometidos los nativos que conservaban sus

    prcticas mdicas puede ser encontrado en Quevedo, Emilio (2007). Historia de la medicina en Colombia: prcticas

    mdicas en conflicto (1492-1782). 2 Utilizo aqu el trmino occidental para denotar que es una figura trada desde Europa. Aqu todava no tiene

    cabida la denominacin de mdico aloptico (o moderno), pues para la poca an no se contaba con la imagen de

    un mdico con estudios universitarios. La medicina era ejercida por barberos, sangradores, herbolarios quienes

    slo posean un conocimiento emprico de la enfermedad (Freidson, 1978)

  • 4

    De esta manera, aunque la empresa de la conquista y colonizacin tuvo la finalidad de

    erradicar tales costumbres demoniacas (Uribe, 2002: 6), los rituales teraputicos indgenas

    lograron mantenerse de manera clandestina a travs del tiempo. Es as como las medicinas

    indgenas no slo siguen vigentes dentro del panorama de salud del pas sino que tambin han

    experimentado un proceso de revitalizacin en los ltimos aos, reflejado en la adopcin de

    teraputicas indgenas en contextos urbanos por parte de personas que cuentan con altos

    niveles de formacin acadmica y por la insercin de estas prcticas indgenas en el campo de

    las cada vez ms respetadas medicinas alternativas (Caicedo, 2009; Uribe, 2002). De esta

    forma, medicina aloptica3 y medicina indgena constituyen dos tipos de conocimientos en

    salud que han convivido y siguen conviviendo dentro de nuestras sociedades.

    Hay varios contextos en donde se puede presentar la convivencia entre estos dos tipos

    de medicinas. El primero es el escenario de las comunidades indgenas donde hacen presencia

    pequeos puestos de salud y mdicos rurales encargados de ayudar a los nativos a resolver

    sus necesidades salubres. Esta realidad se nos presenta casi como un deber ser, ya que lo

    normal y lo debido es que la biomedicina, a travs de su alianza con el Estado y las

    instituciones de salud, llegue con sus conceptos, mtodos e instituciones a mejorar la salud de

    las personas en todos los rincones de la tierra (Martnez, 2008).

    Otro es el caso que se presenta en el segundo escenario, correspondiente a los

    contextos urbanos (las grandes y pequeas ciudades del pas). En los ltimos aos hemos sido

    testigos de cmo ms y ms mdicos indgenas llegan a la ciudad a ofrecer sus distintas terapias

    mdicas: as, se hacen frecuentes en la ciudad las tomas de yag, los temazcales, los

    mambeaderos Si bien parece una simple inversin de la relacin anterior, no se nos presenta

    tan lgica como la llegada de la biomedicina a una comunidad indgena. Aqu se nos habla de

    neochamanismo, neochamanes, rituales teraputicos, nuevas religiosidades, subjetividades y

    toda una serie de conceptos que finalmente nos llevan a observar este fenmeno a partir de la

    nocin de creencia que, tal como se utiliza en antropologa, connota ciertamente error o

    3 La medicina aloptica agrupa un conjunto de profesionales (mdicos) con una alta especializacin universitaria y

    una serie de recursos materiales y de infraestructura (medicinas, aparatos tecnolgicos, instituciones hospitalarias)

    (Ucha y Vidal, 1994). En este trabajo los trminos biomedicina, medicina aloptica, occidental, profesional,

    cientfica, moderna son utilizados como sinnimos.

  • 5

    falsedad, aunque rara vez se afirma explcitamente (Good, 2003: 48). Y es que generalmente

    se piensa que la ciencia de occidente es universal, omniabarcadora de la realidad sin importar

    los accesorios culturales; mientras que el conocimiento indgena es visto como una creencia,

    vlida slo en la medida en que se aplique entre indgenas y en territorios indgenas4.

    La llegada de la medicina indgena a la ciudad transgrede este ideal colonial5, al colocar,

    no slo a pacientes, sino a mdicos alopticos bajo el conocimiento mdico de los indgenas. Y

    es que hoy en da encontramos no pocos mdicos alopticos que han establecido un dilogo

    con mdicos indgenas en el cual, el fin ltimo, es buscar estrategias efectivas que permitan

    aliviar los problemas de salud de las personas. Este tipo de relacin entre mdicos indgenas y

    mdicos alopticos representa una rica fuente de anlisis antropolgico, en tanto que uno de

    los ms dignos representantes de la ciencia moderna reconoce que ese otro, que por

    mucho tiempo se pens que guiaba su cosmovisin de la vida, de la salud y de la enfermedad

    por un conjunto de creencias errneas, alberga un conocimiento vlido en el campo de la

    salud.

    Ahora bien, es de aclarar que aunque en algunos casos las medicinas indgenas han

    contado con una buena recepcin por parte de ciertos mdicos alopticos, no son pocas las

    barreras que debe sortear este tipo de saber una vez sale de su contexto tradicional6. Y es que

    mientras en sus lugares de origen la medicina indgena cuenta con legitimidad y

    reconocimiento social, una vez se traslada a las ciudades debe sortear una nueva realidad: la

    institucionalizacin del conocimiento biomdico como parmetro mediante el cual se define

    qu es una enfermedad, cmo debe ser tratada y quines estn capacitados y autorizados para

    ello.

    4 De esta manera, se perpeta un modelo de cultura propio de la antropologa del siglo pasado conocido como

    isomorfismo cultural. Desde esta perspectiva, se considera que cada poblacin tiene una cultura y habita en

    un lugar (Restrepo & Rojas, 2010). En este sentido, se desconocen, por un lado, las discontinuidades y

    diferenciaciones que se presentan al interior del grupo y, por otro lado, las interacciones que siempre han existido

    entre los diferentes grupos humanos. 5 Tomado como base esta definicin de isomorfismo cultural, en el presente trabajo llamo ideal colonial al

    presupuesto segn el cual los conocimientos indgenas slo son vlidos en la medida en que se aplican al interior

    de una cultura determinada y en unos lugares especficos. 6 A propsito de la asociacin entre cultura y territorio, Uribe (2002) afirma: El chamanismo, pues, hoy est

    en todas partes y no est. No tiene sitio, un territorio fijo. En realidad, nunca lo tuvo. Aunque en nuestras

    fantasas e imaginarios todava lo pensamos como situado en alguna extica maloka indgena de la selva

    amaznica

  • 6

    El propsito de este trabajo es analizar el tipo de relaciones que se establecen entre la

    medicina aloptica y la medicina indgena7 en el escenario urbano de Bogot. Para ello, toma

    distancia de los estudios ya realizados sobre este tema en el campo de la antropologa a partir

    de dos aspectos: en primer lugar, busca acercarse a esta relacin a partir de las trayectorias

    profesionales de un conjunto de mdicos (tanto indgenas8 como alopticos); en segundo lugar,

    se aproxima a estas relaciones a partir de una enfermedad particular: el cncer. Esto con el

    objetivo de resaltar que la medicina indgena practicada en contextos urbanos no slo debe

    hacer frente a un nuevo escenario geogrfico y social, sino que debe enfrentarse a

    presupuestos, definiciones y enfermedades establecidas desde la biomedicina, cuyo dominio y

    hegemona es ms fuerte en las ciudades.

    Para cumplir con este objetivo se plantea la siguiente pregunta general: Cules son las

    relaciones que se establecen entre los conocimientos mdicos (alopticos e indgenas) a la hora

    de abordar una enfermedad como el cncer? Para dar respuesta a esta pregunta, a su vez, es

    importante hacernos un conjunto de preguntas ms especficas: Cules son las nociones de

    salud/enfermedad/atencin que se desarrollan dentro de estas prcticas mdicas? En el caso

    particular del cncer, Cmo es definida esta enfermedad?; Qu tipo de relaciones se

    establecen entre estos dos tipos de medicina y la institucionalidad de la salud?, Cmo se

    articulan estos dos tipos de conocimientos en las trayectorias profesionales de un conjunto de

    mdicos indgenas y un grupo de mdicos alopticos?

    Las respuestas a cada una de estas preguntas configurarn la estructura de la presente

    monografa. En el primer captulo expondremos la metodologa utilizada y los debates tericos

    retomados a la hora de analizar las interacciones que se presentan entre estos dos tipos de

    conocimientos mdicos. En el captulo siguiente reconstruiremos la manera como tanto la

    medicina aloptica como la medicina indgena conciben una enfermedad como el cncer

    (definicin, diagnstico, tratamiento). El captulo tercero, por su parte, tiene como objetivo

    7 Segn el Censo de poblacin 2005, en Bogot residen cerca de 87 pueblos indgenas, cada uno de los cuales

    posee unos conceptos y prcticas de salud particulares. En el marco de este trabajo slo ser tomada como

    referente la medicina indgena del yag, compartida por las comunidades indgenas del Putumayo colombiano. En

    adelante, el trmino medicina indgena se usar para referenciar nicamente a la medicina basada en el consumo

    ritual del yag. 8 En este mismo sentido, aqu el trmino mdico indgena se limita a quienes usan el yag y el conocimiento de

    diferentes plantas medicinales para la curacin del enfermo.

  • 7

    analizar las relaciones que se tejen entre la biomedicina y la medicina indgena en dos espacios

    diferentes: en el mbito institucional (marco legal, instituciones de salud especializadas,

    academia) y en las prcticas mdicas de tres grupos de mdicos9. El cuarto y ltimo captulo no

    surge a partir de una pregunta de investigacin planteada de antemano sino que es resultado de

    los hallazgos de campo. Este hace referencia a las dinmicas econmicas que atraviesan las

    relaciones entre conocimientos mdicos.

    Ahora bien, antes de proceder con el desarrollo de este trabajo, me parece importante

    ofrecer una justificacin a algunas elecciones que fueron frecuentemente cuestionadas en el

    trascurso de la elaboracin y presentacin del proyecto que origin el presente escrito. En

    primer lugar est la pregunta del por qu se decide trabajar bajo la nocin de medicina indgena

    y no de chamanismo, como lo indica la tendencia acadmica actual segn me deca una

    profesora. Pues bien, chamn, mdico tradicional, taita, curaca, todas estas denominaciones

    han sido utilizadas para hacer referencia a una misma persona; en el campo de la antropologa

    no se escoge uno de estos trminos al azar, pues la palabra escogida pondr en evidencia la

    apuesta terica a la cual apunta el investigador. Desde los inicios de la antropologa hasta la

    poca actual, muchas han sido las pginas dedicadas al chamn, a ese extico personaje que

    con su parafernalia ritual representa el smbolo radical de la otredad cultural. Han sido muchas,

    tambin, las pginas que se han escrito sobre el mdico indgena, las plantas medicinales de las

    comunidades indgenas del Putumayo y toda la tradicin mdica de las comunidades indgenas

    del pas. Cada una de estas perspectivas tericas constituyen una manera diferente de acercarse

    a una misma realidad, ninguna ms verdadera, ninguna ms errada.

    La perspectiva que se adopta en este trabajo fue construyndose poco a poco tras las

    inquietudes personales que fueron surgiendo al encontrarme con ese misterioso mundo del

    chamanismo. En el ao 2010 yo me encontraba en mi quinto semestre de antropologa. En el

    marco de una asignatura denominada antropologa de las religiones decidimos realizar, con un

    grupo de 3 compaeros ms, una investigacin sobre el chamanismo urbano o

    neochamanismo, como lo denominamos en aquel entonces. La tarea: investigar, leer y realizar

    9 Estos tres grupos estn conformados de la siguiente manera: un conjunto de mdicos alopticos (MA), un grupo

    de mdicos indgenas (MI) y un conjunto de mdicos que teniendo una formacin aloptica han integrado a sus

    prcticas teraputicas conocimientos de las medicinas alternativas e indgenas (MAI).

  • 8

    un pequeo trabajo de campo. Una de mis compaeras organiz el encuentro, la cita era a eso

    de la media noche en una vivienda del suroccidente de Bogot: bamos a una de las muchas

    tomas de yag que se efectan en la ciudad a realizar ese pequeo trabajo de campo.

    Lo que me encontr en ese lugar derrumb muchos de los estereotipos con los cuales

    me haba acercado al tema. An recuerdo cuando en una de las clases mis compaeros

    plantearon la idea de realizar el trabajo sobre este tema. De inmediato me imagin en medio de

    la noche, en la mitad de un bello pastizal en Cha, la luna llena, un grupo de jvenes barbados,

    con rasta, las mujeres con faldas hind y los hombres con sudaderas de rayas, compartiendo en

    una pequea totumita eso que me imaginaba seria el yag. La realidad era otra. Me encontraba

    en una enorme casa, arbolitos por ningn lado, la luna ni se alcanzaba a ver. Esos hippies

    que acompaaban mi fantasa nunca llegaron. En su lugar estaba una anciana que desde haca

    ms de 3 aos controlaba sus problemas de diabetes con las planticas que le recetaba el taita,

    el joven padre de familia que deba ser cargado desde el taxi hasta el interior de la casa y

    esperaba que el mdico indgena le recetara algn remedio para su problema de artritis

    reumatoide y as, haban unas 20 personas ms, seguramente ms de una con el inters de

    experimentar el tan famoso vuelo chamnico, no lo s, a m lo que ms me llam la atencin

    fue el descubrimiento que revelaba ante m una realidad no imaginada: la toma de yag como

    un escenario mdico.

    As, pese a que actualmente pueden ser encontrados muchos trabajos sobre

    neochamanismo, nuevas religiosidades, nueva era, donde es comn hallar anlisis de las

    ceremonias de sanacin indgenas como ritos religiosos, este trabajo se enfoca en el estudio del

    sistema mdico indgena en su conjunto y, por tanto, adopta la premisa segn la cual la

    sabidura indgena es, ante todo, una ciencia mdica (UMIYAC, 2000: 12)10 compuesta por un

    conjunto de conocimientos y procesos teraputicos encaminados a dar solucin a los

    problemas de salud de las personas. En este sentido, los taitas, chamanes, curacas, son

    tomados dentro de este trabajo como mdicos indgenas y su visin acerca de lo que es la

    enfermedad es puesta en el mismo nivel que la desarrollada por mdicos profesionales

    10

    Es importante resaltar que son los propios yachas, agrupados en la UMIYAC (Unin de Mdicos Indgenas

    Yageceros de la Amazonia Colombiana), quienes sostienen que la denominacin con la que ms se sienten

    identificados es con la de mdicos indgenas yageceros.

  • 9

    (tomando como referencia el principio de simetra formulado por Bloor, 1998). Se busca

    resaltar, adems, como pese a que ambos tipos de mdicos poseen una formacin, una

    trayectoria y unos conocimientos en salud, hay unos contextos sociales, culturales e histricos

    que han posicionado un saber por encima del otro.

    Ahora, por qu estudiar esto en el caso del cncer? No pocas veces he tenido que

    responder a la pregunta de por qu escoger el cncer como la enfermedad que posibilita

    establecer los puntos de encuentro y desencuentro entre la medicina aloptica y la medicina

    indgena. El cncer es una enfermedad occidental es el argumento al que siempre me he

    enfrentado. Sin embargo, el cncer me pareci, por varias razones, una enfermedad

    paradigmtica para establecer las interacciones entre estos dos tipos de medicinas.

    Autores como Menndez (1994) sostienen que los saberes llamados tradicionales

    siempre estn en un proceso constante de transformacin, en la medida en que se encuentran

    inmersos en un contexto social y cultural igualmente cambiante. En esta medida, y como

    primer argumento, no podemos pretender que los saberes indgenas se hayan mantenido

    aislados e incontaminados de las nosologas occidentales de la enfermedad, en cuanto estas

    hacen parte de un contexto social muy cercano a ellos. Es as como, y segn el testimonio de

    uno de estos mdicos indgenas, ellos tambin consultan, experimentan, investigan (mediante

    sus propios medios) con el fin de dar solucin a las nuevas enfermedades con las cuales van

    entrando en contacto. De esta manera, hoy en da podemos observar como muchos de estos

    mdicos atienden a personas con cncer, conocen medicinas para el cncer y realizan diversos

    tratamientos a personas que padecen la enfermedad. Ahora bien, uno de los puntos de este

    trabajo ser analizar Qu es lo que dentro de esta tradicin medica se entiende por cncer?,

    Cul es la resignificacin que estos mdicos hacen del concepto biomdico bajo el cual

    generalmente se entiende esta enfermedad?...

    El cncer es una enfermedad paradigmtica que refleja muchos de los postulados bajo los

    cuales funciona la biomedicina moderna: la imagen del tumor, una prueba irrefutable de una

    medicina basada en la evidencia; la alta especializacin con la que debe contar un doctor para

    tratar esta enfermedad, la muestra de cmo la biomedicina atomiza cada vez ms al ser

    humano; las tecnologas de punta utilizadas para los tratamientos, la evidencia de la

    deshumanizacin de esta ciencia mdica. De esta forma, analizar las relaciones que se

  • 10

    establecen entre la medicina indgena y la medicina aloptica con respecto al cncer, permite

    develar muchas de las confluencias y rupturas que se establecen entre los presupuestos bsicos

    de estos sistemas mdicos. Por otro lado, la connotacin social que tiene el cncer enfrenta a

    quien padece esta enfermedad con la muerte (Sontag, 2003). Las imgenes que nos muestran el

    desgaste fsico de las personas sometidas a un tratamiento de quimioterapia, las noticias e

    informes de la alta mortalidad por cncer de personas que cuentan, incluso, con tecnologas,

    medicinas y especialistas altamente calificados hacen que ante el diagnstico de esta

    enfermedad muchas personas busquen alternativas teraputicas en culturas mdicas diferentes

    a la biomedicina11. Una de estas alternativas, en muchos casos la ltima12, es la medicina

    indgena. En este sentido, el cncer es una de las enfermedades que permite analizar con

    mayores matices las relaciones que se tejen entre la biomedicina y la medicina indgena.

    Por ltimo, tericos de la decolonialidad han denunciado el ego de la ciencia occidental

    al creer tener la ltima palabra sobre cada uno de los fenmenos que conforman el universo

    humano (Lander, 2000; Castro-Gmez, 2007; Walsh, 2007). Es as como antroplogos,

    mdicos, psiclogos, toxiclogos poseen estudios y grandes disertaciones sobre lo que ellos

    consideran son las medicinas indgenas. Igualmente, desde la antropologa y los estudios

    sociales de la ciencia se han hecho diversos trabajos que enfrentan la visin de mdicos

    alopticos y mdicos tradicionales frente a los denominados sndromes culturales. Ahora, me

    parece un buen ejercicio conocer, desde el otro lado de la orilla, las percepciones que tienen

    algunos sabedores de las culturas indgenas sobre realidades mdicas alrededor de las cuales la

    ciencia moderna ha establecido un monopolio de verdad.

    11

    Segn Broom & Tovey (2007b), los pacientes de cncer, especialmente los que se encuentran en etapa

    terminal, son los usuarios ms prolferos de las medicinas complementarias y alternativas. 12

    As lo afirman dos de los mdicos indgenas consultados durante la elaboracin de esta investigacin.

  • 11

    Captulo I. Herramientas terico-metodolgicas para pensar la realidad

    i. Medicinas indgenas: Un recorrido por las teoras antropolgicas de la salud, la

    enfermedad y la curacin.

    Desde los inicios de la disciplina antropolgica encontramos referencias a las formas

    como diferentes culturas conciben la salud y la enfermedad, as como a las herramientas

    utilizadas para dar solucin a los problemas de salud experimentados. En los primeros estudios

    etnogrficos (siglos XIX y XX), la medicina indgena era percibida como un sistema mstico o

    irracional derivado de la propensin de la mentalidad primitiva a la magia, la imprecisin y

    tambin al error (Martnez Hernez, 2008: 12). Este es el caso de los trabajos de Tylor (1871)

    y Frazer (1890), en los que no se habla propiamente de medicinas indgenas, sino de los

    trucos mgicos que realizan las comunidades indgenas para atender sus problemas de salud.

    Por esta misma va, unos aos ms tarde nos encontramos con los trabajos de Rivers (1924) y

    Clements (1932), en los cuales, una vez ms, se reafirma la distincin entre la ciencia y el

    pensamiento mtico, entre la explicacin naturalista de la enfermedad y aquellas falsas creencias

    que afectan las concepciones etiolgicas y teraputicas de las enfermedades (Martnez

    Hernez, 2008: 20).

    Estas primeras etnografas no hacen parte, propiamente, del campo de la antropologa

    mdica, la cual surge en los aos 60s en Norteamrica de la mano de autores tales como

    Benjamin Paul, George Foster, Charles Erasmus y Hazel Weidman (Good, 2003). Estos

    antroplogos trabajaban de la mano de diferentes instituciones gubernamentales y no

    gubernamentales con el objetivo de mejorar los problemas de salud pblica de los pases del

    tercer mundo. Desde esta perspectiva, la antropologa era una herramienta que permita

    conocer y cambiar las prcticas de salud tradicionales para, de esta manera, orientar a las

    personas hacia la medicina moderna. Aqu, nuevamente, puede ser identificada la separacin

    entre, por un lado, las medicinas tradicionales, producto de creencias errneas y responsable de

    los altos grados de mortalidad en los pases subdesarrollados y la medicina aloptica, smbolo

    de modernidad y progreso (Martnez Hernez, 2008).

    La dcada de los 80s marca un giro en la forma como son concebidos los sistemas

    mdicos tradicionales, tanto a nivel institucional como en el campo de estudio de la

    antropologa. A nivel institucional el giro se produce debido a que en 1978 la Organizacin

  • 12

    Mundial de la Salud (OMS) invita a los gobiernos de los distintos pases del mundo a

    desarrollar e incentivar el uso de la medicina tradicional entre su poblacin menos favorecida.

    Desde este punto de vista, la medicina tradicional ya no es vista como resultado del atraso y

    poca educacin de los pueblos, sino como una alternativa que, de la mano de la medicina

    institucionalizada, puede realizar contribuciones significativas en el mantenimiento de la salud

    de la poblacin ms pobre (OMS, 2002)

    En el campo antropolgico, por su parte, se produce una transformacin en la forma

    como es entendida la ciencia, la cual pasa de ser el referente con respecto al cual se clasifica, se

    analiza, se conceptualiza a ser un objeto mismo de reflexin antropolgica. En este sentido

    surgen los trabajos de algunos antroplogos mdicos en los cuales se ubican sobre una misma

    balanza tanto a los sistemas mdicos tradicionales como al sistema biomdico occidental.

    Trabajos como los desarrollados por Good (1994), Kleinman (1980), Hahn (1995), Mishler

    (1981), Young (1980), y Menndez (1981), plantean que la biomedicina no puede ser una

    referencia terica y conceptual para la antropologa mdica sino, en todo caso, uno de sus

    mltiples objetos de indagacin (Martnez Hernez, 2008: 42).

    De esta manera, se ampla la perspectiva de la antropologa clsica con referencia a las

    medicinas indgena, para dar paso a nuevas reflexiones que toman estos dos sistemas mdicos

    como unas construcciones sociales y culturales, ambos racionales, ambos mticos. Surgen as,

    numerosos trabajos en los que se busca explorar la forma como se interceptan las medicinas

    locales y la biomedicina en diversos lugares del mundo. Trabajos como los de Leslie (1977),

    Janzen (1982), Ohnuki-Tierney (1984), Baer (1987), Crandon-Malamud (1991), Sharma (1992)

    y Fernndez Jurez (2004) son una pequea muestra de esto (Johannessen, 2006).

    Ahora bien, es importante resaltar la influencia que tuvieron otros campos

    disciplinarios en la adopcin de una nueva concepcin de la ciencia (y por tanto de la

    biomedicina) por parte de la antropologa mdica contempornea. Es desde los estudios

    sociales de la ciencia, una disciplina que surge en los aos 70s en los crculos acadmicos de

    Inglaterra y Estados Unidos, que se empieza a reflexionar sobre la dimensin social del

    conocimiento cientfico (Quevedo, 1993a). Trabajos como los de David Bloor y Barry Barnes

    (1997) plantean que todo conocimiento esta determinado socialmente y que, en este sentido,

  • 13

    tanto la ciencia como otros tipos de conocimientos deben ser estudiados bajo el principio de

    simetra (Nieto, 1995).

    Para el contexto colombiano tenemos una gran variedad de estudios en el campo de la

    antropologa mdica, teniendo como pioneros los trabajos desarrollados por Gerardo Reichel

    Dolmatoff y Virginia Gutirrez de Pineda (Herrera y Lobo-Guerrero, 1982). En sus trabajos,

    Reichel Dolmatoff se interes por investigar la forma como algunas comunidades indgenas

    (Kogi, Tukano y Desana) entendan y clasificaban las enfermedades, los mtodos curativos

    utilizados y el papel del chamn en el mantenimiento de la salud. Gutirrez de Pineda (1985),

    por su parte, realiz un reconocido estudio en el cual se indag por la forma de pensar y de

    categorizar las enfermedades de las poblaciones colombianas (Herrera, 1988: 40), donde se

    inclua las nociones de salud desarrolladas por las comunidades campesinas.

    Tanto Reichel Dolmatoff como Gutirrez de Pineda consideraban que las medicinas

    indgenas iran cediendo terreno a la biomedicina una vez la poblacin fuera educada. La

    investigacin antropolgica, en este sentido, no solo tena como objetivo conocer los diversos

    tipos de medicina practicados por la poblacin colombiana, sino otorgarle a la biomedicina las

    herramientas suficientes para educar a las personas en buenas prcticas de salud. A los

    trabajos de Reichel Dolmatoff le sucedieron un conjunto de investigaciones orientadas a

    describir y comprender los sistemas mdicos desarrollados por las diferentes comunidades

    indgenas de Colombia. Es as como encontramos los estudios de Bernal Villa (1954) y Villa

    Posee (1979) entre los Paeces; Seijs (1969) entre los nativos del Valle del Sibundoy. Lucena

    Salmoral (1970) realiza su investigacin con los Guahibos; Langdon (1974) con los Siona y

    Von Hildebrand (1981) con los Tanimuka (Herrera y Lobo-Guerrero, 1982).

    La figura del chamn cobr gran importancia entre los investigadores que se dedicaban

    al estudio de los sistemas mdicos tradicionales. As, gran parte de la literatura de esta poca se

    encuentra orientada a la comprensin del papel de los chamanes dentro de las culturas

    indgenas, sus mtodos curativos y el camino de su aprendizaje. En esta direccin encontramos

    los trabajos de Nachtigall con los Paeces (1953), Torres de Arauz con los Chocoes (1962),

    Deluz con los Emberas (1975), Reichel-Dolmatoff (1978) y Friedeman con los Cunas y

    Noanamaes (1981) (Herrera y Lobo-Guerrero, 1982).

  • 14

    Las trasformaciones institucionales y acadmicas que tuvieron lugar en los aos 80s en

    el contexto internacional tambin tuvieron su impacto en la academia colombiana. A partir de

    esta poca se desarrollan diversas investigaciones antropolgicas cuyo objetivo central es

    analizar las relaciones que se establecen entre las medicinas indgenas y la medicina aloptica.

    Estos estudios pueden ser divididos en dos grupos: aquellos que se dedican a explorar dicha

    relacin en comunidades indgenas y los que lo realizan en contextos urbanos.

    Trabajos como los de Horacio Calle en el Amazonas (1986), Xochitl Herrera en los

    Llanos (1991), Jaramillo de Greiff en Vichada (1996), Hugo Portela en el Cauca y Guhl

    Samundio en el Amazonas (2005) dan cuenta de las relaciones, ya sean de conflicto o de

    complementariedad, que se presentan entre la medicina indgena y la medicina occidental una

    vez esta ltima llega con sus instituciones (hospitales, centros de salud) y agentes (mdicos) a

    las poblaciones indgenas. En la segunda lnea encontramos los trabajos de Ramrez y Pinzn

    (1986), Ramrez y Urrea (1989), Urrea (1989), Pinzn, Suarez y Garay (2003) y Alhena Caicedo

    (2009), en los cuales se realiza un estudio sobre las relaciones que se tejen entre la medicina

    aloptica y el curanderismo en contextos urbanos13. Para estos autores, si bien las ciudades se

    encuentran sometidas al dominio institucional de la biomedicina, en los itinerarios teraputicos

    de las personas que habitan en la urbe (Bogot, Cali), an hay cabida para nociones de

    salud/enfermedad, as como para procedimientos teraputicos procedentes de las medicinas

    indgenas.

    Ya sea en el mbito indgena o urbano, ambos tipos de investigaciones establecen una

    relacin entre la medicina aloptica y la medicina indgena a partir de la perspectiva del

    paciente. Sin embargo, pocos estudios versan sobre los conflictos o dilogos que se entablan

    entre mdicos alopticos y mdicos indgenas. Al respecto, se encontraron los trabajos de

    Roberto Surez (2001), quien dentro de su investigacin realiza un anlisis comparativo entre

    los procesos de formacin de los mdicos profesionales y los curanderos urbanos en la ciudad

    de Cali; y la tesis de maestra de Leonardo Parra (2005), un anlisis de las transformaciones que

    se producen en las nociones de salud y enfermedad, as como en los procedimientos

    teraputicos, de un grupo de mdicos alopticos que establecen un dilogo intercultural con

    una asociacin de mdicos indgenas yageceros.

    13

    Es de aclarar que estos autores trabajan ms bajo el concepto de chamanismos y de neochamanismos que de medicinas indgenas.

  • 15

    En este punto resulta pertinente aclarar que trabajos como los de Surez (2001) y Parra

    (2005) constituyen un precedente importante para el presente trabajo. Esto en cuanto permite

    que esta investigacin se consolide sobre la base de que tanto los mdicos alopticos como los

    mdicos indgenas tienen unos niveles de formacin mdica (cada una con sus respectivas

    particularidades), la cual les posibilita desarrollar un conocimiento alrededor de la enfermedad

    que, aunque diferente, es igualmente vlido y legitimo en la medida en que se inserta en un

    contexto social determinado. Ahora bien, aunque los trabajos mencionados no son ajenos a las

    asimtricas relaciones de poder que se establecen entre el modelo mdico aloptico y el

    indgena, este tema no es objeto central de discusin en los mismos, como s lo es en el estudio

    que se presenta en las siguientes pginas.

    Por ltimo, es importante resaltar que hay otro tipo de investigaciones que han

    emergido con fuerza en los ltimos aos y que estn relacionadas con el creciente auge de las

    medicinas alternativas y complementarias (MAC) alrededor del mundo. La proliferacin de

    estudios sobre este tema es tal que Adler acu el trmino antropologa de las MAC para

    referirse a un nuevo campo de los estudios sociales en salud (Adler, 2002). Investigadores de

    diversas reas (mdicos, antroplogos, socilogos) se han encargado de desarrollar trabajos de

    investigacin alrededor del mundo acerca de, entre otras cosas, el uso de las MAC por parte de

    la poblacin enferma -Eisenberg, 1998; Harris y Rees, 2000; Wooten y Sparber, 2001

    (Goldstein, 2004); las transformaciones ocurridas al interior de los sistemas de salud que han

    incluido a las MAC dentro de sus opciones teraputicas Johannessen, 2006; Baer, 2002;

    Micozzi, 2003; Pinto, 2012 y las interacciones (confluencias y tensiones) que se establecen

    entre mdicos alopticos y mdicos alternativos Bernal, 2011; Fadlon, 2003; Sierra, 2010.

    Otro de los temas frecuentemente tratados est relacionado con las transformaciones

    en los conceptos de salud y enfermedad, as como en los diagnsticos y tratamientos, que se

    presentan al transitar de una medicina a otra. Diferentes enfermedades crnicas han sido

    objeto de este tipo de investigaciones, entre ellas el cncer. Trabajos como los de Adler y

    Fosket, 1991; Lee, Lin, Wrensch, Adler y Eisenberg, 2000; Muller y Steyn, 1999; Broom y

    Tovey, 2007; Snchez y Venegas, 2008 dan cuenta del creciente uso de las MAC por parte de

    pacientes diagnosticados con cncer, de las distintas percepciones de la enfermedad

  • 16

    desarrolladas por estos tipos de medicinas y de la opinin que tienen algunos onclogos frente

    a la utilizacin de las MAC por parte de sus pacientes.

    Es importante aclarar, sin embargo, que en los estudios sobre las MAC pocas veces se

    incluyen los conocimientos mdicos indgenas o nativos. Esto en razn de que lo que hoy es

    aceptado y reconocido como MAC est conformado por un conjunto especfico de medicinas

    (tradicional china, ayurveda, naturoptica y homeoptica) que slo pueden ser practicadas por

    profesionales que, una vez obtenido su ttulo de mdico (aloptico) en una universidad

    reconocida, deciden hacer estudios de profundizacin en este tipo de alternativas mdicas

    (Pinto, 2012). De esta manera, dentro de este prolfero e interesante campo de investigacin, se

    hacen necesarios estudios que aborden los procesos de salud y enfermedad, al igual que las

    interacciones desarrolladas entre diversas cabezas mdicas, tomando como uno de los puntos

    de referencia el conocimiento oncolgico del chaman, un otro generalmente excluido de

    este tipo de discusiones.

    ii. Conocimientos y prcticas mdicas: estructuras coloniales, subjetividades y dinmicas econmicas

    Los procesos de salud/enfermedad constituyen fenmenos universales que adquieren

    diversos significados en la medida en que se incrustan en contextos histricos, sociales y

    culturales diferentes. Vista como una realidad biolgica o natural desde la biomedicina, el

    principal aporte que realiza la antropologa al campo de la salud es presentar la enfermedad

    como un fenmeno construido social y culturalmente (Kleinman, 1980). A travs de

    numerosas investigaciones realizadas en diferentes poblaciones se ha podido demostrar que

    las percepciones de buena o mala salud, junto con las amenazas correspondientes, varan

    segn la poca y el contexto cultural en el que se presenten (Flores-Guerrero, 2004:1). As, por

    ejemplo, hasta 1973 la homosexualidad estaba incluida en los manuales de psiquiatra como un

    trastorno mental; hoy en da, por su parte, la sociedad occidental dej de considerar este

    fenmeno como una enfermedad. Por otro lado, se conoce de la existencia de numerosos

    sndromes culturales, es decir, de enfermedades que slo son entendidas, interpretadas y

    tratadas dentro de una realidad cultural especfica.

    Lo que se entiende por salud y enfermedad est anclado a nociones ms amplias que

    dan sentido a la manera como se encuentra organizada cada cultura. De esta manera, pensar

  • 17

    cmo un grupo social entiende la salud, la enfermedad y las prcticas en torno a stas, nos

    conduce a indagarnos sobre cmo las personas se entienden a s mismas; la salud y la

    enfermedad son parte del sistema conceptual socialmente construido y compartido- por

    medio del cual los individuos se interpretan en diferentes momentos de su vida (Snchez

    Parra, 2006:10). En este sentido, desde la antropologa se resalta que la salud y la enfermedad

    no son conceptos nicos, ni estticos y que su significacin vara de acuerdo al contexto en el

    cual se enmarcan.

    Pero no slo las nociones de salud y enfermedad estn marcadas culturalmente. De la

    misma forma como cada cultura tiene sus propias enfermedades, cada cultura tiene sus

    propios recursos para remediar la enfermedad (De la Pienda & Pachn, 1999:156). Es decir,

    de acuerdo con las nociones de salud desarrolladas por cada sociedad se implementan una serie

    de medidas y procedimientos teraputicos destinados tanto a la prevencin como al

    diagnstico y tratamiento de la enfermedad. De la misma manera, cada sociedad cuenta con un

    conjunto de especialistas (que van desde el mdico profesional hasta el yerbatero, la partera, el

    sobandero o el chamn) dedicados a hacer frente a los problemas de salud experimentados por

    su comunidad (Helman, 2007).

    Los conocimientos alrededor de la enfermedad, al igual que las prcticas desarrolladas

    para su diagnstico y tratamiento por un conjunto de especialistas determinados constituyen lo

    que dentro del campo antropolgico ha sido denominado sistemas mdicos (Kleinman, 1980),

    modelos mdicos (Menndez, 1984), culturas mdicas (Surez, 2001), sectores de la salud

    (Helman, 2007) o tradiciones mdicas. En el presente trabajo se toman estos trminos como

    sinnimos, teniendo en cuenta una premisa fundamental planteada por Quevedo (1993b)

    segn la cual todas las medicinas de todas la pocas se caracterizan por tener un componente

    cognoscitivo y un componente operativo. El aspecto cognoscitivo hace referencia a los

    conocimientos que posee el mdico sobre el cuerpo humano, la salud y la enfermedad;

    mientras tanto, el mbito operativo hace referencia a las sustancias, terapias y tcnicas de las

    cuales el mdico hace uso para diagnosticar y tratar el padecimiento del paciente.

    La diversidad de modelos, culturas, tradiciones mdicas, es decir, las diferentes formas

    de entender la salud y la enfermedad, as como de diagnosticarla y tratarla, se conoce con el

    nombre de pluralismo mdico. Si bien desde tiempos remotos (y hasta la actualidad) el

  • 18

    pluralismo mdico constituye una realidad social innegable (Perdiguero, 2006), durante los s.

    XVIII y XIX un tipo de medicina nacida en Europa en una coyuntura social e histrica

    particular, fue impuesta alrededor del mundo como modelo verdadero mediante el cual

    deben ser tratados los problemas de salud de las personas. La expansin de la biomedicina

    europea trajo consigo la instauracin de una nueva figura (el mdico formado en una

    universidad) como nica persona legtimamente capacitada para tratar a los enfermos (Rosen,

    1993).

    Ahora veamos cuales son los cimientos cognoscitivos y operativos de la biomedicina

    europea que, nacida en un contexto local, se instaur como modelo global de atencin en

    salud. La medicina moderna, biomedicina, medicina aloptica, medicina cientfica puede ser

    definida mediante las siguientes caractersticas: la concepcin de la enfermedad como un

    fenmeno biolgico, como un desequilibrio o falla que se produce en algn rgano del cuerpo

    debido a causas fsicas (fallas cromosmicas, bacterias, virus) y que se expresa a travs de

    ciertos sntomas (fiebre, tos, eczemas)14. El determinismo biolgico conlleva a una visin

    universalista de este fenmeno; en este sentido, una enfermedad es lo mismo, presenta los

    mismos sntomas y debe ser tratada de la misma forma independientemente del contexto

    histrico y social en el cual se presenta (Kleinman, 1995)

    Otro de los rasgos de la biomedicina es el alto grado de tecnificacin y la

    implementacin de poderosas operaciones teraputicas (Kleinman, 1995). As, la

    restauracin del cuerpo mquina se realiza a travs de complejos tecnolgicos que permiten

    reparar el rgano daado y, de esta forma, restablecer el equilibrio biolgico (intervenciones

    fisiolgicas y quirrgicas). Dentro de la medicina cientfica, el conjunto de especialistas a cuyo

    cargo se encuentra el tratamiento de la enfermedad est constituido por un grupo de

    profesionales que, a travs de su paso por la universidad, adquieren la preparacin y el

    conocimiento necesario para dedicarse a esta labor. Para Surez, la figura del mdico evoca la

    imagen de un hroe moderno que, mediante el conocimiento de las reglas de la ciencia es capaz

    de llevar a la humanidad por las sendas del progreso y la civilizacin (Surez, 2001).

    14

    Segn Abada & Oviedo (2008), si bien en los ltimos aos, y debido a la influencia de las ciencias sociales, se

    ha avanzado hacia enfoques de salud ms abiertos en los cuales son tenidos en cuenta los determinantes

    sociales de la enfermedad, la disciplina biomdica sigue privilegiando una visin biologicista de la misma.

  • 19

    El monopolio establecido por la medicina occidental sobre los servicios de la

    curacin (Freidson, 1978: 34) no hubiera sido posible sin la previa estigmatizacin y

    deslegitimacin de otras formas de concebir la salud y la enfermedad, ni sin la desvirtuacin

    del hacer de otros especialistas en este oficio (curanderos, yerbateros, parteras). Si bien hay

    muchos conocimientos alrededor de la salud y la enfermedad diferentes al ostentado por la

    ciencia moderna, en este caso nos centraremos en las concepciones defendidas al interior de

    una de las tradiciones mdicas indgenas que, an actualmente, se encuentran agrupadas bajo

    el rtulo de medicinas mgico-religiosas (Tylor, 1871; Frazer, 1922; Gutirrez de Pineda, 1985;

    Surez, 2001; Luz, 2005; Parra, 2005).

    La medicina indgena yagecera (UMIYAC, 2000) es practicada por las comunidades

    indgenas del piedemonte amaznico (Ingas, Sionas, Kofanes, Koreguajes). A diferencia de la

    perspectiva biomdica, la concepcin de la salud y la enfermedad dentro de la cultura medica

    del yag trasciende los lmites de lo fsico, abarcando la totalidad de un universo visible e

    invisible [] sus tcnicas buscan curar tanto el cuerpo, la mente y el espritu, como la tierra y la

    historia (Parra, 2005: 27). Es decir, la enfermedad no se concibe como un fenmeno

    meramente biolgico e individual sino como un hecho multidimensional que abarca el mbito

    fsico, emocional, espiritual y social del ser humano (Luz, 2005). Esta tradicin mdica se

    fundamenta en el consumo teraputico y ritual del yag o ayahuasca (Banisteriopsis sp.) que,

    junto con otras plantas medicinales y objetos tales como coronas de plumas, collares, wairas,

    cascabeles e instrumentos musicales andinos, hacen parte de los procedimientos teraputicos

    aplicados dentro de este tipo de medicina. El Taita o mdico indgena, sin formacin

    profesional pero con un alto grado de preparacin y conocimiento de la naturaleza, es para esta

    medicina tan imprescindible como lo es el mdico profesional dentro de la tradicin biomdica

    (UMIYAC, 2000)15.

    15

    Es importante tener en cuenta que las nociones de salud y enfermedad, as como los procedimientos

    teraputicos, son construcciones sociales que no slo varan de acuerdo al contexto cultural sino tambin

    histrico. As, las definiciones que se utilizan para caracterizar tanto a la medicina aloptica como a la medicina

    indgena no deben entenderse como verdades estticas sino como concepciones que se modifican

    constantemente. Autores como Rosen (1993), Lan Entralgo (2004) y Quevedo, Prez, Miranda, Eslava &

    Hernndez (2008) han explorado las transformaciones cognitivas y operativas que se han producido al interior de

    la tradicin biomdica a lo largo de la historia. Autores como Uribe (2002), Pinzn, Surez & Garay (2004) y

    Agudelo (2013) han enunciado, por su parte, que una de las principales caractersticas de la medicina indgena

  • 20

    Si bien la medicina aloptica y la medicina indgena comparten los mismos objetivos

    (buscar las causas, las consecuencias y las soluciones a la enfermedad), la medicina aloptica se

    ha posicionado como el modelo capaz de resolver, sino todos, la mayora de los problemas de

    salud de la poblacin mundial, cuestionando cuando menos, y en casos anulando abiertamente

    las posibilidades teraputicas de otras culturas mdicas (Parra, 2005: 15). De esta manera,

    mientras la medicina aloptica se ha establecido como modelo de salud oficial de las sociedades

    modernas, la medicina indgena permanece en las mrgenes, como un conocimiento local

    vlido tan slo en la medida en que sea aplicado en su contexto tradicional o, en su defecto,

    que pueda demostrar su seguridad y eficacia mediante metodologas cientficas (OMS,

    2002).

    En el marco del presente trabajo se proponen dos discusiones mediante las cuales

    trabajar las relaciones asimtricas que se presentan entre la medicina indgena y la medicina

    aloptica en las sociedades contemporneas. En primer lugar, la fuente de legitimacin de la

    biomedicina es la ciencia, un tipo de conocimiento que a partir de la ilustracin europea se

    consolid a travs del mundo como la representacin verdadera de la realidad; mientras

    tanto, la medicina indgena ha sido caracterizada como un saber mgico-religioso, es decir,

    como lo opuesto a la ciencia y, en tanto tal, algo errneo, mtico e irracional (Good, 2003). El

    conocimiento cientfico, a su vez, ha hecho de la universidad el lugar privilegiado de su

    produccin. Aqu y como segunda fuente de distanciamiento, podemos argumentar que

    mientras los mdicos alopticos cuentan con una formacin universitaria que los dota de un

    ttulo profesional, los mdicos indgenas se forman a partir de las experiencias y de las palabras

    de sus mayores.

    La distincin entre el conocimiento de nosotros y las creencias de los otros ha

    estado presente en la antropologa desde sus inicios y continua vigente hasta la actualidad,

    aunque ya no sea reconocida abiertamente dentro de los trabajos antropolgicos (Good, 2003).

    Tal como menciona Byron Good, mientras el conocimiento requiere certeza y rectitud de

    juicio; creencia implica incertidumbre, error o ambas cosas (Good, 2003: 47). As, pese a las

    trasformaciones que ocurrieron al interior de la antropologa moderna con el posicionamiento

    yagecera es su capacidad de transformacin y adaptacin a las condiciones del contexto social en el cual se

    desarrollan.

  • 21

    de la ciencia como un objeto ms de reflexin y que, aplicadas al campo de la antropologa

    mdica se traduce en la consolidacin de la biomedicina como una alternativa medica ms (ver

    inicio de captulo), muchas obras de la antropologa siguen poniendo la racionalidad como lo

    ms distintivo de la medicina cientfica frente a la medicina primitiva, la cual consideran

    predominantemente mgico-religiosa16 (De la Pienda & Pachn, 1999: 156)

    Ahora bien, no tendra ningn sentido elaborar una distincin entre el conocimiento y

    la creencia, entre lo cientfico y lo mgico-religioso, sino hacemos referencia al marco social y

    cultural en el cual dichos conceptos toman un grado de i/legitimidad. Dentro del marco de

    pensamiento de la modernidad/colonialidad hay un concepto clave que nos permite pensar la

    forma como se estructuran las relaciones entre el conocimiento cientfico y otros tipos de

    conocimientos: la colonialidad del saber. Esta nocin hace referencia al eurocentrismo17 por el

    cual se encuentra atravesada la produccin del conocimiento. As, slo se considera como

    conocimiento vlido aquel que esta soportado en las categoras, mtodos y reglamentaciones

    de la ciencia occidental, mientras que otros modos de conocimientos, amparados bajo otras

    lgicas, son ignorados o menospreciados. La colonialidad del saber implica, por un lado, la

    creencia de que es el conocimiento occidental, cientfico y moderno el nico medio por el cual

    se puede acceder a un mundo real y objetivo y, por otro lado, el rechazo de otras formas de

    produccin de conocimiento asociadas a los pueblos indgenas y negros (Walsh, 2007).

    Tres seran las caractersticas del conocimiento occidental que lo posicionaran como el

    verdadero conocimiento: la universalidad, la objetividad y la neutralidad. En tanto objetivo y

    neutro, es decir, en tanto que es un conocimiento donde el sujeto no interviene ni modifica el

    objeto, donde los intereses y particularidades del sujeto no modifican la realidad, el

    conocimiento occidental tiene una aplicacin universal. El saber desarrollado por fuera de

    Europa, al carecerse de la tan necesaria objetividad, neutralidad y universalidad que caracteriza

    el verdadero conocimiento, es ignorado dentro del contexto de la modernidad o, a lo sumo,

    16

    Al respecto resulta ilustrativo que una de las tendencias ms vanguardistas en el campo de la antropologa sea el neochamanismo, un campo de estudio que trata los rituales de sanacin indgenas como parte de nuevas corrientes religiosas y de la nueva era. 17

    El eurocentrismo es una percepcin del mundo tanto etnocntrica como sociocntrica que ha querido imponer a Europa como paradigma universal de la historia, el conocimiento, la poltica, la esttica y la forma de

    existencia (Restrepo & Rojas; 2010: 135)

  • 22

    deslegitimado como parte del folclor y el mundo mtico de los pueblos (como parte de sus

    creencias18). Como lo afirman Castro-Gmez y Grosfoguel:

    los conocimientos subalternos fueron excluidos, omitidos, silenciados e ignorados. Desde la

    Ilustracin, en el siglo XVIII, este silenciamiento fue legitimado sobre la idea de que tales

    conocimientos representaban una etapa mtica, inferior, premoderna y precientfica del

    conocimiento humano. Solamente el conocimiento generado por la elite cientfica y filosfica

    de Europa era tenido por conocimiento verdadero, ya que era capaz de hacer abstraccin de

    sus condicionamientos espacio-temporales para ubicarse en una plataforma neutra de

    observacin (Castro-Gmez & Grosfoguel, 2007:20).

    A esta plataforma neutra de observacin, Castro-Gmez le ha dado el nombre de

    punto cero. El autor recoge algunos de los postulados de la filosofa de Descartes para

    explicar en qu consiste este concepto. Dentro de la filosofa cartesiana, el verdadero

    conocimiento slo era posible si se lograba una completa separacin entre el sujeto y el objeto.

    Todas aquellas sensaciones, olores, sabores que pudieran alterar la experiencia corporal

    constituan un obstculo para acceder al conocimiento en su estado puro, incontaminado. Este

    modelo de conocimiento, en el cual se espera que la experiencia del observador no afecte en

    nada el objeto observado es lo que el autor denomina la hybris del punto cero. Ahora bien,

    no se espera solamente acceder a un conocimiento completamente objetivo, sino a un

    conocimiento universal: desde su punto de observacin, un punto cero (neutro), el observador

    puede acceder a la totalidad de los fenmenos que se desarrollan en la tierra. Para Castro-

    Gmez, la hybris es el gran pecado de la ciencia occidental: pretender que sus postulados no

    constituyen un punto de vista ms sino el conocimiento verdadero de la realidad.

    Retomando esta perspectiva, podramos decir que otra de las caractersticas de la colonialidad

    del saber est marcada por la pretensin de la ciencia occidental de tener la ltima palabra

    sobre todos aquellos fenmenos que se desarrollan sobre la tierra (Castro-Gmez, 2005)

    As, por colonialidad del saber se hace referencia a la consolidacin de una forma

    particular de conocimiento (la ciencia) como modelo autorizado y definitivo para acceder a la

    realidad; esto, a consta de la invalidacin e invisibilizacin de otras formas de conocimiento

    desarrollado por las sociedades no occidentales. De esta manera, la biomedicina, como

    conocimiento cientfico nacido en Europa, se constituye dentro del campo de la salud como el

    juez neutro, racional y universal que va a determinar qu es una enfermedad y cmo debe ser

    18

    Con todas las implicaciones que, segn Byron Good, tiene la utilizacin de esta categora (creencias) en el campo de la Antropologa.

  • 23

    tratada. La medicina indgena, por su parte, como conocimiento cultural, mgico-religioso y

    local es estigmatizada y deslegitimada por la mayor parte de la sociedad.

    Hay dos grandes instituciones que han acogido e impulsado el modelo colonial que

    categoriza e impone un orden jerrquico entre culturas y conocimientos, estas son: la

    Universidad y el Estado. La ciencia moderna ha negado el status de conocimiento a aquellos

    saberes que se alejan de los principios epistemolgicos y de las reglas metodolgicas que tienen

    en la universidad su lugar exclusivo de produccin (Castro-Gmez, 2007). De esta forma, slo

    son reconocidos como legtimos aquellos conocimientos desarrollados en la academia, entre

    acadmicos y dentro del cientificismo, los cnones y los paradigmas establecidos (Walsh,

    2007: 104). En este sentido, as como la ciencia moderna tiene un monopolio sobre las

    representaciones verdaderas de la realidad, la universidad tiene el monopolio de la

    elaboracin de la ciencia.

    Si trasladamos estas ideas al campo de la medicina, podemos darnos cuenta como en

    las instituciones universitarias se imparten los conocimientos de la medicina aloptica,

    principalmente. Los mdicos indgenas, por su parte, adquieren su conocimiento

    empricamente, es un conocimiento proveniente de la experiencia con la naturaleza, las

    diferentes plantas medicinales y sus maestros. Y aunque ambos caminos conducen a un

    conocimiento, a un saber; el problema est en que, como lo afirma Castro-Gmez, dentro del

    mundo occidental la universidad se ha convertido en la institucin encargada de producir el

    conocimiento legtimo.

    Ahora veamos el papel cumplido por el Estado en la institucionalizacin de la

    biomedicina moderna. Desde muy temprano, cuando la Nueva Granada an se encontraba

    sometida a la dinasta de los Borbones, el imperio espaol se propuso modernizar sus colonias.

    Tal modernizacin implicaba, por un lado, una ruptura epistmica con las interpretaciones

    mgico-religiosas del mundo y, por otro lado, conseguir que la visin cientfico-tcnica se

    constituyera como forma nica de entender la realidad. La medicina fue una de las primeras

    prcticas intervenidas. Se buscaba que las percepciones mgico-religiosas de la enfermedad

    fueran erradicadas por completo para dar paso a las interpretaciones de la naciente ciencia

    mdica ilustrada (Castro-Gmez, 2005). Este objetivo no hubiera sido cumplido sin la creacin

  • 24

    de unas estructuras objetivas (leyes, cdigos, programas de estudio, proyectos de investigacin)

    orquestadas e impulsadas por el Estado (Castro-Gmez, 2005).

    La idea de modernizar y organizar las colonias europeas de acuerdo a los principios de

    la Ilustracin no slo se limit al mbito de la medicina, sino que se aplic a la poltica, la

    economa, el derecho El resultado de esto fueron los estados monoculturales que hoy en da

    tenemos en pases como Colombia19, en donde los sistemas de salud, de educacin, de

    justicia estn construidos tomando como punto de referencia los parmetros impuestos por

    la razn eurocentrada. Es as como, desde aquel tiempo y hasta el presente, tenemos un Estado

    que promueve y perpetua la hegemona de la biomedicina moderna sobre otros saberes

    mdicos (Martnez, 2008).

    Ahora bien, autores como Sarrazin (2008) y Snchez (2008) consideran que tras la

    Constitucin del 91 y la autoproclamacin de Colombia como un estado pluritnico y

    multicultural, se produjo un giro en la imagen de lo indgena que llev a este grupo social de

    la escala ms baja de la sociedad a ocupar lugares protagnicos en los escenarios sociales y

    polticos. De esta manera, a quienes antes se les consideraba como primitivos, atrasados

    hoy se les reconocera y valorara como fuente de sabidura y conocimiento. Sin embargo,

    Castro-Gmez es enftico al afirmar que,

    Aunque los saberes de las comunidades indgenas o negras puedan ser vistos como tiles

    para la conservacin del medio ambiente la distincin entre conocimiento tradicional y

    ciencia, elaborada por la Ilustracin en el siglo XVIII, contina vigente; el primero sigue

    siendo visto como un conocimiento anecdtico, no cuantitativo, carente de mtodo, mientras

    que el segundo, a pesar de los esfuerzos transdisciplinarios de las ltimas dcadas, es tenido an

    como el nico conocimiento epistmicamente vlido (Castro-Gmez, 2005b:88)

    De esta manera, podemos concluir que, a ms de dos siglos de las guerras de

    independencia que liberaron a los pases latinoamericanos del colonialismo, an pervive una

    matriz colonial que, como esquema de pensamiento y marco de accin legitima las

    diferencias entre sociedades, sujetos y conocimientos (Restrepo & Rojas, 2010:16). Ahora

    bien, el giro decolonial, como teora social, ha sido fuente de numerosas crticas por parte de

    algunos acadmicos que ha sealado sus limitaciones conceptuales y metodolgicas (Restrepo

    & Rojas, 2010). Escapa a los objetivos de este trabajo sealar con detenimiento cada uno de

    19

    Segn Walsh (2009) los Estado-nacin sudamericanos estn construidos sobre un modelo eurocentrista que

    ignora la diversidad cultural que los integra.

  • 25

    estos cuestionamientos. Por su parte, abordaremos dos de estas crticas en cuanto,

    efectivamente, encuentran sustento en los datos recolectados en el trabajo de campo que

    integra la presente investigacin.

    En primer lugar, la magnificacin de la raza como fuente de diferenciacin social ha

    conducido a que muchos de los trabajos de los autores perteneciente a esta corriente terica se

    inscriban en un creciente reduccionismo racialista y culturalista (Restrepo & Rojas,

    2010:219). As, al reduccionismo econmico enunciado desde diferentes vertientes marxistas,

    se responde aqu con un cada vez ms marcado culturalismo. Y s, tal como lo pudimos

    corroborar a travs del trabajo de campo, las relaciones que se establecen entre la medicina

    aloptica y la medicina indgenas no deben ser entendidas slo en su dimensin social y

    cultural, ya que estn atravesadas por unos fuertes condicionantes impuestos por las lgicas

    del capitalismo neoliberal contemporneo.

    En este sentido, coincidimos con Young (1982) cuando afirma que no slo es

    importante indagar por las concepciones de salud y enfermedad que se construyen en los

    diferentes contextos sociales, tambin es importante indagar las dimensiones sociales en las

    cuales estas construcciones toman sentido (Martnez Hernez, 2008: 112). Y por dimensiones

    sociales aqu no slo es entendida la estructuracin colonial que impone unas jerarquas de

    conocimiento, sino tambin unas lgicas de poder alimentadas por los intereses del

    capitalismo global que hacen de la enfermedad, y todos los aspectos relacionados con ella

    (conceptos, diagnsticos, tratamientos), un producto de los procesos de acumulacin de

    capital (Martnez Hernez, 2008: 147).

    Otra de las limitaciones de la teora de la decolonialidad es la forma como son

    entendidas las relaciones de poder: en general, se tiene la impresin de que muchos de los

    planteamientos de la inflexin decolonial suscriben una nocin de poder como dominacin,

    como coercin (Restrepo & Rojas, 2010: 213). Ahora bien, aunque esta forma de abordar el

    poder es vlida y encuentra mucha aplicabilidad en la sociedad, la teora de la decolonialidad

    parece pasar por alto que el poder no slo es ejercido mediante la imposicin de la fuerza y la

    implantacin de unas estructuras objetivas sino que este, adems, se vale de articulaciones ms

    sutiles que atraviesan las subjetividades mismas de los individuos (Restrepo & Rojas, 2010).

  • 26

    Esta discusin nos remite al clsico debate social entre agencias y determinismos

    estructurales. Mientras en algunas teoras sociales se sobredimensiona el poder de la estructura

    y su poder condicionante sobre el individuo, otras corrientes invierten la lgica, ya que

    minimizan el poder de la estructura y conceden una exagerada importancia a la libertad

    individual (Abada & Oviedo, 2008). Para superar este impase, Abada y Oviedo (2008)

    proponen una categora analtica denominada inter-subjetividades estructurales, la cual tiene como

    fin dar cuenta del actuar de los sujetos a pesar de los procesos de estructuracin social.

    Desde esta perspectiva el sujeto es concebido como un ser existencialmente complejo, que

    siente, piensa y reflexiona, que da y busca sentido (Ortner, 2005 citado en Abada & Oviedo,

    2008:74). Lo anterior indica que la subjetividad le permite al individuo no slo adecuarse sino

    tambin cuestionar la estructuracin social en la cual est inmerso.

    Pero la subjetividad no es una construccin individual. Esta, por su parte, es tambin

    una construccin socio-histrica en la cual el individuo no slo interacta con las estructuras

    sociales sino con las subjetividades de otras personas. En este sentido, el trmino

    intersubjetividad hace referencia a la influencia que tiene sobre el actuar de los individuos las

    subjetividades de quienes en determinado momento hacen parte de su vida o quienes

    comparten una historia de vida en comn (Abada & Oviedo, 2008). De esta manera, la

    categora intersubjetividades estructuradas, nos permite reconocer acciones dentro y contra la

    estructura, pero enmarcadas en construcciones con otros/as, en momentos histricos

    particulares (Abada & Oviedo, 2008: 78).

    Hasta aqu, hemos expuesto el panorama terico que gua la presente investigacin.

    As, en primer lugar tenemos la existencia de diferentes conocimientos mdicos con respecto a

    la salud y la enfermedad que, ms que constituir verdades ltimas con respecto a nuestros

    procesos patolgicos, son construcciones sociales que toman validez en contextos sociales e

    histricos determinados. Como segundo aspecto hemos explorado como las interacciones que

    se dan entre estos conocimientos mdicos estn marcadas por la colonialidad del saber, una lgica

    que legitima el saber cientfico-tcnico de occidente e invalida los conocimientos locales

    desarrollados por comunidades indgenas y negras. Tambin se ha planteado que la

    colonialidad del saber, como matriz ideolgica, es reproducida a travs de unas estructuras

  • 27

    objetivas (leyes, polticas pblicas en salud y educacin, instituciones gubernamentales) que, a

    su vez, se encuentran atravesadas por las lgicas mercantiles del actual capitalismo global.

    Esta configuracin social tiene un impacto sobre las prcticas de los individuos,

    quienes a travs de sus diferentes trayectorias intersubjetivas tienen la posibilidad de mantener

    o trasformar la estructuracin colonial anteriormente descrita. As, en el presente trabajo nos

    encontraremos, por un lado, con un grupo de mdicos alopticos que a lo largo de su

    trayectoria profesional se han encargado de mantener y reproducir las lgicas de esta estructura

    colonial. Por otro lado, exploraremos las experiencias de otros grupos mdicos que a travs de

    sus prcticas han controvertido los presupuestos estructurales de la sociedad en la cual

    desempean sus actividades teraputicas.

    iii. Metodologa: Hacia la incorporacin de nuevos puntos de observacin

    Atendiendo al objetivo general y a cada uno de los objetivos especficos que se

    desarrollarn en el marco de esta investigacin, se adopt una metodologa cualitativa, con la

    cual se pretende realizar una aproximacin a la realidad estudiada tomando como punto de

    referencia las experiencias, perspectivas y opiniones de sus protagonistas; as, se busca

    reconstruir cules son las nociones de salud y enfermedad, as como los procedimientos

    teraputicos empleados en el tratamiento del cncer, y para ello se toma como fuente de

    informacin fundamental el punto de vista de un grupo de mdicos profesionales y un

    conjunto de mdicos indgenas. Este estudio tiene una orientacin fenomenolgica, ya que se

    pretende dar significado y construir una teora sustantiva de las relaciones entre

    conocimientos mdicos a partir de una realidad particular reconstruida a partir de la

    experiencia de quienes hacen parte de la misma (Hernndez, Fernndez & Baptista, 2010)

    La unidad de anlisis en la que se centr este trabajo est constituida por un grupo de

    mdicos alopticos (MA), un grupo de mdicos indgenas (MI) y un grupo de mdicos con

    formacin aloptica pero con prcticas mdicas alternativas e indgenas (MAI). El Instituto

    Nacional de Cancerologa (INC) es la institucin que ejemplifica la alianza entre la

    biomedicina y el Estado para el caso del cncer; por tal motivo, desde el principio de esta

    investigacin estuve interesada en tener acceso al lugar y poderme contactar con su equipo

    mdico. En esta institucin cont con la colaboracin de dos especialistas: un onclogo

    pediatra y un investigador clnico. La muestra de mdicos alopticos la completan un onclogo

  • 28

    radioterapeuta y un paliativista, quienes trabajan en una clnica especializada en la atencin del

    cncer.

    La mayora de los mdicos alopticos fueron contactados por correo, su participacin en

    la investigacin se dio ms por la voluntad que ellos manifestaron de hacerlo que por la

    correspondencia con una muestra caracterizada de antemano. La forma por medio de la cual

    contact a los mdicos alopticos me permite hacer visibles algunas de las limitaciones de las

    entrevistas realizadas durante el trabajo de campo. En primer lugar, contactar a estos mdicos

    no es algo fcil, en su mayora son personas con dos o tres trabajos, algunos paralelamente

    realizan estudios de posgrado y lo primero que le preguntan a uno es cunto tiempo dura la

    entrevista, a lo que posteriormente replican: -tengo tanto tiempo libre tal da, nos vemos en tal

    lugar. As, en algunos casos, ante las limitaciones del tiempo, me toco suprimir algunas

    preguntas o temticas de las entrevistas realizadas a estos mdicos, en otros casos procuraba

    ahondar con un mdico las temticas que no haba alcanzado a desarrollar bien con otro.

    Otra de las limitaciones se present por la formacin que tienes estos mdicos en las

    metodologas de investigacin de las llamadas ciencias duras. En este sentido, es muy difcil

    establecer una conversacin donde estos mdicos hablen fluidamente de su visin de la

    enfermedad, pues se limitan mucho a lo que dicen los libros, a lo que dice la ciencia; ante

    preguntas sobre sus percepciones u opiniones eran poco abiertos y en muchos casos las

    evadieron diciendo no me gustan las especulaciones. Estas limitantes se vieron reforzadas

    por las condiciones en las cuales se presentaron las entrevistas: no existan lazos de confianza

    entre los mdicos y la persona que los estaba entrevistando, adems de que las entrevistas se

    realizaban en sus lugares de trabajo y en el poco tiempo libre que ellos tenan.

    Dentro del grupo de mdicos alopticos que conforman la unidad de anlisis hay un

    subgrupo de mdicos que, teniendo una formacin universitaria en el campo de la

    biomedicina, a lo largo de sus trayectorias mdicas han entablado dilogos con otros tipos de

    medicinas, para este caso con la medicina indgena yagecera. Este grupo de mdicos fue

    contactado por correo electrnico y por telfono, a travs de referencias que obtuve de

    algunos profesores de la Universidad del Rosario. Al interior de esta muestra se encontraban

    dos mdicos con un pregrado en medicina, varias especializaciones en medicinas alternativas

    (acupuntura, bioenergtica) y una relacin de cerca de 20 aos con la medicina indgena del

  • 29

    yag20. Tambin tuve la oportunidad de intercambiar informacin con un mdico cirujano que

    ha trabajado por varios aos en programas de fortalecimiento de las medicinas tradicionales del

    piedemonte amaznico. Si bien el contexto en el cual se desarrollaron las entrevistas fue muy

    similar a las condiciones del primer grupo de mdicos alopticos (lazos de confianza

    inexistentes, sitio de trabajo como lugar de la entrevista, tiempo limitado), con estos mdicos

    se pudo establecer una conversacin ms fluida en la cual no tenan reparo en mostrar sus

    percepciones y crticas con respecto a los temas consultados.

    La unidad de anlisis es completada por un grupo de tres mdicos indgenas. Desde haca

    ms de tres aos y producto de una investigacin realizada para una asignatura denominada

    antropologa de la religin, haba estado en contacto con un medico indgena radicado en la

    ciudad de Bogot. A travs de l pude contactar a dos mdicos ms que aunque no residen en

    Bogot vienen a la ciudad una o dos veces al mes a atender a sus pacientes.

    Antes de continuar es necesario introducir una pequea aclaracin. Autores como

    Taussig (2002), Pinzn, Garay & Surez (2004) y Agudelo (2013) han evidenciado en sus

    trabajos que, desde el periodo colonial y hasta la actualidad, se ha construido una imagen del

    indgena que lo vincula al mundo de lo salvaje y le adjudica poderes mgicos sobre la

    naturaleza y sobre las dems personas. Sobre este imaginario estara fundamentada, adems, la

    capacidad curativa que se les atribuyen a estos personajes. De esta manera, en la ciudad de

    Bogot no es raro encontrar personas con rasgos indgenas que, vestidas con llamativos

    collares y coronas de plumas, tienen pequeos puestos de venta en centros comerciales o

    plazas de mercado en los cuales comercializan toda clase de plantas y remedios naturales con lo

    cual, segn ellos, pueden dar solucin a cualquier tipo de enfermedades. Tampoco es

    sorprendente recibir volantes en las calles en los cuales se anuncia que un indio llanero o

    amaznico devuelve el amor perdido o desentierra guacas. Consultorios con vistosos

    anuncios (Arcadio el chamn, El brujo indio amaznico), cuas radiales y anuncios en

    internet completan el panorama de lo que serian estas formas de chamanismo urbano.

    Sin entrar en discusiones sobre la veracidad o efectividad de lo que hacen estas personas,

    debo decir que el modo mediante el cual operan los taitas que fueron consultados en esta

    20

    Con esto me refiero a que toman yag frecuentemente y han recibido del Taita la autorizacin para ellos

    mismos dirigir ceremonias de yag con sus pacientes.

  • 30

    investigacin se aleja un poco de estas realidades. En primer lugar, no todo indgena es taita y

    no todo taita es indgena21. A quien dentro de la antropologa se le ha dado el nombre de

    chamn o medico indgena, al interior de algunas comunidades indgenas colombianas se

    les da el nombre de taita. Por este trmino se hace referencia a una persona que tras largos

    aos de preparacin y de estar en contacto permanente con plantas de conocimiento (en este

    caso yag) ha adquirido un conocimiento detallado de plantas naturales y de diferentes

    procedimientos teraputicos mediante los cuales pueden devolverle a una persona el bienestar

    perdido (UMIYAC, 2000). As, ser taita no depende de la condicin de indgena sino de la

    preparacin que ha adquirido la persona22. No obstante, muchas personas se valen de su

    condicin de indgenas (y del imaginario social que pesa sobre ellos) para presentarse en las

    ciudades como taitas o grandes sanadores an sin tener la preparacin adecuada.

    Los taitas consultados para esta investigacin no se valen de ningn tipo de publicidad

    para llamar la atencin de otras personas sino que trabajan mediante el buen testimonio que

    dan sus pacientes; son reconocidos como mdicos por sus comunidades y cuentan con una

    certificacin, expedida por diferentes organizaciones indgenas, en la cual son reconocidos

    como mdicos tradicionales. Esta aclaracin se hace, no porque el objetivo de este trabajo sea

    profundizar en la existencia de un conocimiento indgena verdadero y otro errado, sino

    porque la denominacin de chaman ha sido aplicada sin distincin alguna tanto al indio

    emplumado que ofrece azabaches y lee las cartas ambulatoriamente como al taita que durante

    largos aos se ha preparado en el conocimiento de la naturaleza y de la salud humana. De esta

    manera, no en pocos estudios, en lugar de ofrecerse una distincin entre la medicina indgena y

    la charlatanera se confunde medicina indgena con charlatanera; sin tener en cuenta que

    muchos de los mdicos indgenas cuentan con una larga preparacin y trayectoria dentro del

    campo mdico en el cual se desempean.

    As las cosas, durante el trabajo de campo, que dur aproximadamente 4 meses, pude

    recolectar 10 entrevistas semiestructuradas23, 4 con mdicos alopticos (incluyendo la del

    21

    Entrevista Mdico Indgena (MI1) 22

    As, por ejemplo, dos de los taitas entrevistados son descendientes de familias de colonos que llegaron al

    Putumayo hace ms de 50 aos en busca de riquezas. 23 Son entrevistas semi-estructuradas en cuanto cuentan con unos ejes temticos establecidos de antemano por el

    investigador, encaminados a revelar el proceso salud/enfermedad/atencin con respecto a la enfermedad del

  • 31

    investigador clnico), 3 con mdicos alopticos con prcticas mdicas alternativas e indgenas y

    3 con mdicos indgenas. A todos los mdicos les fue aplicada la misma entrevista, la cual

    abarcaba 3 temas bsicos: en primer lugar, las trayectorias profesionales y laborales de los

    mdicos (formacin, educacin, lugares de trabajo); el segundo eje estaba integrado por un

    conjunto de preguntas orientadas a develar los presupuestos cognoscitivos y operativos de sus

    respectivas medicinas (nociones de salud, enfermedad, cncer, diagnstico, prevencin,

    tratamientos). Por ltimo, estos mdicos fueron interrogados acerca de s conocan o haban

    mantenido algn tipo de interaccin con tradiciones mdicas diferentes a la cual pertenecan.

    En el transcurso del trabajo de campo tambin tuve la oportunidad de realizar algunas

    observaciones en el consultorio de uno de los mdicos alopticos con prcticas teraputicas

    alternativas e indgenas. All se me permiti participar en 3 terapias grupales en las cuales se

    comparta una medicina indgena llamada mambe. En el transcurso de las dos horas que

    duraba cada sesin el doctor iba hablando sobre el origen de las enfermedades, las emociones

    que podan causarlas y dejaba que las personas buscaran en su interior aquellos malestares que

    los enfermaban.

    Tanto de las entrevistas como de estas terapias qued registro escrito y sonoro, ya que

    no slo fueron grabadas en medio magntico sino que cada detalle fue escrito en el diario de

    campo. Posteriormente toda la informacin fue transcrita y analizada tomando como

    referencia el mtodo deductivo de anlisis de informacin. Durante esta fase cada una de las

    entrevistas y notas de campo fue organizada de acuerdo a un conjunto de categoras y

    subcategorias construidas en estrecha relacin con las preguntas de investigacin. A travs de

    mapas conceptuales y relacionales estas categoras fueron agrupadas en temticas ms amplias

    que posteriormente se convirtieron en cada uno de los captulos del presente escrito. Es de

    anotar que en el desarrollo del trabajo de campo surgi una nueva categora relacionada con las

    dinmicas econmicas que se mueven alrededor de los procesos de salud y enfermedad. Esta

    categora emergente se convirti en el captulo IV del presente estudio.

    En cuanto a los aspectos ticos es preciso sealar que cada uno de los participantes fue

    informado sobre los objetivos de la investigacin, el carcter voluntario de la participacin, la

    utilidad de la informacin y la confidencialidad con respecto a sus nombres, y aunque ningn

    cncer, la trayectoria profesional de los mdicos y las interacciones que a lo largo de la misma se ha tenido con

    otros conocimientos mdicos.

  • 32

    mdico se opuso abiertamente a que sus nombres verdaderos aparecieran en el trabajo final, se

    opt por seguir los lineamientos ticos del trabajo etnogrfico y no exponer sus nombres al

    pblico. Todas las grabaciones, a su vez, se realizaran con el consentimiento de los

    entrevistados. Esta investigacin cumple con la declaracin de Helsinki y con los estndares

    colombianos para investigacin en salud y se considera de riesgo menor al mnimo

    (Resolucin # 8430-1993 del Ministerio de Salud).

    Por ltimo, es preciso indicar que la relacin con uno de los mdicos indgenas, mi

    taita, al ser de larga data, presenta un punto de quiebre en la metodologa de investigacin en

    este trabajo. Y es que mi acercamiento con l, desde muy temprano, trascendi los lmites de la

    academia para convertirse en una relacin mdico-paciente. En primer lugar, y como cualquier

    otro paciente, fui a sus consultas, recib sus medicinas y particip de las ceremonias de yag

    indicadas para resolver algunos problemas de salud que me aquejaban. Posteriormente me

    interes por descubrir si dentro de esta forma de medicina existan tratamientos para las

    enfermedades que padecan algunos de mis familiares y que no eran de muy buen pronstico

    dentro de la medicina aloptica: otitis crnica, cncer, depresin y esquizofrenia, eran algunas

    de ellas. De esta manera, a lo largo de los ltimos 3 aos he visto pasar familiares, amigos,

    vecinos y compaeros por el consultorio del mdico indgena, algunos resuelven sus problemas

    de salud, otros no, y es que ninguna medicina es poseedora de una verdad absoluta sobre los

    procesos de salud y enfermedad de las personas.

    Pareciera que estoy demasiado contaminada por el objeto de investigacin y que esto

    va en detrimento del principio de objetividad. He perdido el equilibrio, me ca de la nube de

    los dioses desde la cual los investigadores pueden observar sus objetos de estudio desde un

    punto cero (Castro-Gmez, 2005). Y es que si bien varios autores han denunciado la

    arbitrariedad de lo que dentro del conocimiento cientfico se denomina objetividad (Fals

    Borda, 1987; Castro-Gmez, 2005; Vasco, 2007; Suarez-Krabbe, 2011) y han pl