Colección Bicentenario 2010, T2 Sociedad MF Garrido
-
Upload
marcela-cooke -
Category
Documents
-
view
34 -
download
4
description
Transcript of Colección Bicentenario 2010, T2 Sociedad MF Garrido
-
C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 1
|
-
C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 2
BBBB U E N O SU E N O SU E N O SU E N O S A A A A Y R E SY R E SY R E SY R E S
soc iedad soc iedad soc iedad soc iedad CCCCOLON IALOLON IALOLON IALOLON IAL 2
2010 1810
COL ECC IN B I C ENT ENAR IO
2
-
C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 3
CCCC r d i t or d i t or d i t or d i t o ssss
Directora del Museo Roca Mara Ins Rodrguez Aguilar
Subdirector del Museo
Jorge Carro
Proyecto y realizacin Marcela F. Garrido
Cuidado de la edicin
Mario A. Cooke
Coordinacin tcnica Sofa Ehrenhaus
Administracin del sitio web del Museo Juan M. Corbetta y Andrea F. Savall
Produccin y diseo grfico
MFG Editores [email protected]
Para la reproduccin y uso de textos e imgenes se debe citar la fuente: Marcela F. Garrido: 2. Buenos Aires: Sociedad colonial. Coleccin Bicentenario. Museo Roca, Buenos Aires, 2010.
-
C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 4
CCCC O N T E N I DO N T E N I DO N T E N I DO N T E N I D OOOO
P r e s e n t a c i n 5
I n t r o d u c c i n 6
P o b l a c i n 9
S o c i e d a d 1 3
F a m i l i a 2 2
O f i c i o s 2 6
U s o s y c o s t u m b r e s 3 0
E s p a r c i m i e n t o 4 3
n d i c e d e i l u s t r a c i o n e s 5 6
N o t a s y b l i o g r a f a 6 5
A g r a d e c i m i e n t o s 7 3
-
C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 5
pppp r e s e n t a c i r e s e n t a c i r e s e n t a c i r e s e n t a c i nnnn La reflexin sobre la Revolucin de Mayo impone el desafo de iniciar un determinado pero personal recorrido para asomarnos a un pasado, que hoy celebramos, y cuyo relato tiene un origen mtico en la semana del veinticinco de mayo, en el escenario de una ciudad ,Buenos Aires, que fue labrando su hegemona, como cuna de la revolucin y hermana mayor, en un amplio territorio, con su sentido de rectora de los procesos de construccin de una nacin liberal y republicana, en los trminos emergidos de la revolucin francesa y de la independencia norteamericana.
Los vecinos de esta ciudad, con sus calles, su forma de vivir y sus hbitos de sociabilidad, de su religiosidad y voluntad de comercio debieron, bajo los rasgos formales de una aparente continuidad, buscar la alternativa de nuevas prcticas polticas con nuevos sentidos y renovados protagonistas de un cambio institucional y tambin, acercarnos sus genealogas en las ideas y lecturas las que moldearon sus horizontes y modelos culturales, en una sociedad que haba experimentado en las Invasiones Inglesas, su capacidad para enfrentar situaciones de urgencias militares y cvicas.
En esta circunstancia me es muy grato presentar la Coleccin Bicentenario del museo en la cual, de una manera dinmica e integral, a lo largo de sus cinco ttulos, se realizan descripciones de este escenario, datos de sus actores sociales en sus diversas condiciones tnicas, procedencias y roles. Tambin brindamos elementos para situar este complejo acontecimiento en su realidad espacial y edilicia, en un medio que brinda un marco de pausadas transformaciones, en concordancia con los nuevos diseos de las instituciones polticas, luego de la ruptura del pacto colonial. La riqueza y complejidad de la historia compartida siempre propone nuevos interrogantes desde un presente de celebracin; esperamos haber elaborado un producto ameno y til que lo acompae en esa bsqueda. A los responsables de la realizacin de la Coleccin del Bicentenario, mi agradecimiento.
Lic .Mara Ins Rodrguez Aguilar Directora
Museo Roca - Instituto de Investigaciones Histricas
-
C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 6
i i i i n t r o d u c c i n t r o d u c c i n t r o d u c c i n t r o d u c c i nnnn
En el marco de los festejos para conmemorar el Bicentenario de la Patria, el
Museo Roca e Instituto de Investigaciones Histricas tiene el agrado de
presentar la Coleccin Bicentenario del Museo. Los contenidos de los cinco libros
digitales que la integran, analizan la sociedad hispano-criolla, los usos y
costumbres, la evolucin edilicia y los sucesos histricos de la ciudad de
Buenos Aires hace doscientos aos atrs.
Se busc un criterio amplio de seleccin, para abarcar todos los aspectos de
la sociedad portea de entonces. Las piezas visuales seleccionadas representan
aspectos generales o parciales de la ciudad, organizadas temticamente para
lograr un poder narrativo del conjunto. Para la representacin iconogrfica
catalogada se realiz una investigacin en archivos, museos, bibliotecas y
colecciones particulares para reunir centenares de imgenes clasificando cerca
de setecientas para ilustrar las distintas publicaciones digitales. Asimismo se
unific la bibliografa utilizada por los distintos autores en los tomos uno a cuatro,
dado que la misma es comn a los temas tratados.
El significativo legado aportado por los artistas, cronistas y viajeros que
visitaron Buenos Aires dejando sus valiosos testimonios, permiti realizar una
descripcin de la ciudad en la poca hispnica. Para corroborar estas palabras
citaremos la obra Cinco aos en Buenos Aires. 1820-1825, firmada por un
ingls que nos cuenta lo siguiente: Por haberme limitado a tratar un solo lugar
de este vasto territorio, pude dar detalles ms exactos sobre muchas cosas que
fueron pasadas por alto por los escritores anteriores; y, finalmente, por haber
vivido en el pas que fue tema de estas observaciones, durante los ltimos cinco
aos, no fueron mis medios de observacin ni escasos ni limitados1.
-
C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 7
Las investigaciones efectuadas en cada publicacin de la coleccin
estuvieron a cargo de los siguientes profesionales quienes abordaron los
cincos temas que se detallan:
1. Buenos Aires: ciudad colonial, investigacin histrica y textos a
cargo de la suscripta. Se ocupa de las caractersticas principales de la ciudad
desde el virreinato del Ro de la Plata hasta los alrededores de 1820: los
barrios, las plazas, la administracin y la asistencia pblica, el transporte, la
economa y el comercio.
2. Buenos Aires: sociedad colonial, investigacin histrica y textos a
cargo de la suscripta. Desarrolla las caractersticas principales de
sociedad hispano criolla; la poblacin, la familia, los oficios ms
frecuentes, los usos y costumbres de los habitantes y los
entretenimientos ms comunes de la poca.
3. Buenos Aires: arquitectura colonial, investigacin histrica y textos a
cargo del arquitecto Mario A. Cooke. Brinda un panorama del desarrollo de la
construccin de Buenos Aires desde la segunda fundacin hasta los aos
posteriores a la Revolucin de Mayo. Se analizan las obras edilicias ms
importantes y los arquitectos y constructores que actuaron en la poca.
Se describen las construcciones subsistentes en el casco histrico de la ciudad de
Buenos Aires.
4. Buenos Aires: cultura colonial, investigacin histrica y textos a cargo de
la suscripta. Expone los criterios aplicados a la educacin bsica y especializada,
la primera imprenta, peridicos y cronistas, la literatura, el teatro y, la msica
de la poca. La importancia de las primeras manifestaciones artsticas y la
herencia recibida de los viajeros.
5. Buenos Aires: 25 de mayo de 1810, investigacin histrica y textos
a cargo de los licenciados Mara Ins Rodrguez Aguilar y Miguel Jos
Rufo. Analizan la representacin plstica de Mayo, los antecedentes
nacionales e internacionales de la revolucin y el aporte de Adolfo
Carranza para el inicio de una iconografa nacional.
-
C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 8
Agradezco a la directora del Museo Roca, licenciada Mara Ins Rodrguez
Aguilar, haberme designado para dirigir la Coleccin Bicentenario que hoy
presentamos. Para la realizacin de programas de esta naturaleza es esencial contar
con profesionales calificados como el investigador arquitecto Mario A. Cooke quien,
adems de haber estado a cargo de elaborar el tercer tomo, se ocup del cuidado
integral de la presente edicin. Asimismo destaco la participacin de la licenciada Sofa
Ehrenhaus, quien con su vocacin por los estudios histricos contribuy con la
coordinacin tcnica de la coleccin. A los dos profesionales y a los
investigadores mi sincero reconocimiento. Dedicamos este trabajo a los artistas, cronistas y estudiosos de la
ciudad de Buenos Aires que a lo largo de la historia, sentaron las bases
para la construccin de una iconografa nacional.
Marcela F. Garrido Conservadora de Museos
Museo Roca - Instituto de Investigaciones Histricas
3
-
C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 9
P O B L A C I N
4
-
C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 10
I n t r o d u c c i n Durante los casi tres siglos de la dominacin espaola en el territorio que sera
luego la Repblica Argentina, se fue configurando una sociedad que, aunque
responda a la impronta inicial hispnica, adquiri caractersticas propias y
distintivas. La sociedad se articulaba a travs de relaciones de poderes que
jugaban dentro del marco jurdico de la monarqua espaola.
La raza blanca de los conquistadores se uni con la aborigen y ms tarde con la
negra lo que origin gran variedad de cruzas.
Los espaoles que llegaron a Amrica, conservaron los caracteres propios de su
estirpe. Ambiciosos, arrogantes y apegados a su tierra natal, mantuvieron su fe
religiosa y su carcter autoritario. De mediocre instruccin, se consideraban
superiores a sus iguales americanos, a quienes no les permitan compartir sus
privilegios. Ocupaban el gobierno y las principales funciones pblicas,
administraban sus ganados y haciendas, es decir, las tareas que resultaban
ms redituables.
.
El espaol europeo que
pisaba Amrica era noble
desde su ingreso, rico a
los pocos aosy con
toda la prepotencia de
hombres que mandan
lejos de sus hogares.
Mariano Moreno
2
6
5
-
C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 11
Desde el punto de vista tnico, la sociedad del perodo hispnico estaba
formada blancos, indgenas y negros. Los blancos comprendan los
espaoles, los criollos hijos de espaoles, que no eran mestizos -y los
extranjeros. A estas categoras consideradas puras, se fueron agregando
otras combinaciones: el mestizo, mezcla de blanco e indgena, que era el
grupo predominante; el mulato, que resulta del blanco con el negro; y el
zambo, del indio y con el negro. Los criollos, hijos de espaoles pero
nacidos en Amrica, eran inteligentes, ambiciosos, altivos y liberales, no
toleraban que los espaoles los excluyeran de las funciones relevantes.
Aunque las leyes otorgaban la igualdad jurdica en la prctica, esta no se
cumpla. A pesar de que las leyes espaolas vigentes intentaron impedirlo,
los extranjeros se instalaron en Amrica. Contingentes numerosos de
portugueses, ingleses, franceses, italianos y judos, se radicaron en estas
tierras para ejercer variados oficios entre otros alarifes, sastres,
carpinteros, zapateros.
Las restricciones para
que las mujeres solteras
viajaran a Amrica,
favorecieron la fusin de
razas y tanto los
inmigrados como los
indgenas llegaron a
mezclarse en elevada
proporcin, originando
nuevos tipos
etnolgicos.
10 8
9
7
-
C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 12
Se l lamaba indios a los naturales de Amrica sin mezcla de sangre
europea. De acuerdo con el Derecho Castellano, los indios eran
considerados hombres l ibres, pero en orden a su adoctrinamiento,
se equiparaban con quienes requeran proteccin legal. Para faci l i tar
la obra colonizadora en Amrica la corona implement el trabajo
obl igatorio de los naturales empleando el sistema de las
encomiendas, procedimiento que dio origen a excesos por parte de
los espaoles. A pesar de las pol ticas segregacionistas y la
discriminacin racial, los grupos tnicos nativos sobrevivieron con
su cultura, sus lenguas, msica, texti les, ornamentos y vestidos.
Los mestizos, hijos de blanco e india, constituan la poblacin ms
numerosa. Prefirieron abandonar la ciudad donde se les reprochaba
su mestizaje y se internaron en la campaa. Al comienzo a estos
campesinos se los conoca como gauderios, nombre que fue
transformndose y en el siglo XIX deriv en la palabra gauchos. Su
existencia nmada les hizo conocer, mejor que ningn otro sector
social, la desolada geografa del pas. La l i teratura nacional, produjo
dos obras clebres tenindolos como protagonistas el Facundo de
Domingo F. Sarmiento y el Martn Fierro de Jos Hernndez.
Los negros eran adquiridos a los jefes de las tribus en la costa
atlntica de frica por traficantes ingleses, portugueses y franceses,
quienes luego los vendan como esclavos en Amrica. Por tratarse
de un producto comercial, los negros recibieron mejor trato que los
indgenas. Aunque con fuertes diferencias regionales, las
comunidades de raza negra sol an representar un tercio de la
poblacin y no todos eran esclavos.
2
12 11
-
C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 13
Cuando se cre el virreinato del Ro de la Plata, Buenos Aires era un
extenso territorio casi desierto con islas de poblacin diseminadas
alrededor de diversos centros productivos o defensivos. A partir de 1776,
la ciudad comenz a transformarse y se produjo un marcado aumento de
poblacin. Su expansin hacia las zonas rurales aparej el cambio de la
distribucin regional. La poblacin de Buenos Aires y sus alrededores se
duplic en menos de cuarenta aos.
En 1770, segn estim Concolorcorvo, haba en la ciudad y campaa
veintids mil habitantes. Aos ms tarde, de acuerdo con el censo
realizado por la Junta de Gobierno, haba cincuenta mil personas en la
ciudad. La distribucin tnica de la poblacin urbana del censo de 1778
reflejaba un 75,1 % de espaoles; el 9,3% de mulatos; 12% de negros; 2%
de mestizos y 1,6% de indgenas.
13
-
C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 14
S O C I E D A D
14
-
C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 15
I n t r o d u c c i n La sociedad colonial estaba asentada en diferencias raciales y tnicas que
determinaron el status social de cada individuo. Ello redund en un
sistema jurdico organizador de las relaciones sociales, en el que las
variables de raza, etnicidad, clase y gnero interactuaron para sealar el
lugar de cada uno en la estructura social, ofreciendo por va del xito
econmico, el oficio, la ocupacin o el matrimonio la posibilidad de alterar
su status original1. La poblacin se agrupaba en clases: la aristocracia o
elite, la plebe y los esclavos, separadas por diferencias de nacimiento y de
alcurnia. La riqueza contribua a determinar el lugar de cada persona en la
escala social. Sin embargo las posibilidades de enriquecerse estaban muy
condicionadas por el origen y el color de la piel. 2
La elite, estaba formada
por terratenientes y
comerciantes en
gran escala y algunos
empresarios de obrajes,
saladeros y otros rubros,
como viateros y dueos
de tropas de carretas.
La sociedad de entonces
se caracteriz por la
desigualdad.
Su heterogeneidad se
originaba en una marcada
diferenciacin social y
tnica, razn por la cual
se la conoci como un
rgimen de castas.
16 15
-
C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 16
La elite estaba compuesta, por un lado por la aristocracia oficial, representada
por los espaoles poseedores de ttulos nobiliarios y de fortuna. Eran propietarios
de campos y ganado que miraban siempre hacia Espaa sin interesarles la
realidad del pas. Y por el otro, por la nobleza criolla que formaban los
descendientes de los conquistadores, la que era subestimada por los anteriores
quienes la miraban con desconfianza y recelo.
La revitalizacin de fines del siglo XVIII impuso cambios importantes: llegaron
nuevos comerciantes y tambin muchos funcionarios europeos.
La relacin de los recin llegados con los criollos fue compleja,
fundamentalmente por los privilegios de aqullos, quienes monopolizaban
los mejores negocios y los puestos administrativos. No obstante, eran
frecuentes los casamientos entre funcionarios influyentes y las hijas de
ricos comerciantes o hacendados criollos. En el mbito eclesistico, el
obispo era siempre un espaol nativo secundado por criollos. 3
18 17 19
-
C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 17
La plebe estaba dividida en dos sectores: medio y popular. El primero, de
mayores recursos, ms numeroso en la ciudad que en la campaa lo
formaban los estancieros, pequeos comerciantes, escribientes, empleados
comerciales y administrativos, matarifes, maestros y oficiales artesanos,
entre otros. Los estancieros en su mayora eran criollos, medianos o
pequeos productores rurales, que residan en el campo, donde vivan
austeramente. Este sector denominado como gente decente, no eran todos
ricos pero conservaban la estima recordando su nacimiento, sus parientes y
su educacin. El sector popular, en cambio, lo componan blancos de baja
estirpe, mestizos y mulatos. Ejercan labores manuales y oficios humildes,
peones, labradores, aguateros y serenos. Las nuevas zonas ganaderas
atrajeron a los gauchos, hbiles jinetes que se destacaban por su arrogancia
y falta de escrpulos. Este grupo habitaba en la campaa situada entre la
ciudad y las tierras de indios y viva al margen de las convenciones sociales.
La mendicidad era habitual en las ciudades a pesar de que alimentarse no
ofreca problemas, sobre todo con carne. Algunos ejercan montados a
caballo ya que era fcil conseguir un cimarrn.
Son gente muy rara
- los gauchos - llevan el
cabello largo y trenzado
como los chinos. Entre las
singularidades est la
de atarse el pauelo bajo
la barbilla que cuelgan
suelto por detrs.
Un ingls
24
20
21 23 22
25
-
C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 18
La esclavitud, aceptada en la pennsula Ibrica, lleg a Amrica con la
conquista. Los propios pensadores de la Ilustracin, que definieron el carcter
universal de la humanidad, dudaban en considerar si los negros constituan un
subgrupo especial del gnero humano o ni siquiera eso. La clase servil estaba
integrada por los negros, mulatos y zambos; carecan de derechos y tenan a su
cargo las tareas ms pesadas. Resignados con su destino, sometan su
existencia a la voluntad de sus patrones. En la poca de la conquista, los
africanos conservaban un status superior al de los indios en la medida en que
haban llegado como sirvientes de los conquistadores. No por ello tenan el
pleno uso de derechos que eran exclusivos de los blancos y cristianos
conquistadores. Algunos negros eran libres y asimilados a los europeos, aunque
conservaban el estigma del color4. Cuando la legislacin protegi a los indgenas
de hacer determinados trabajos, fue el turno de los esclavos, quienes fueron
importados para trabajar en las haciendas azucareras, vias y olivares. La trata
de esclavos fue uno de los rubros ms rentables del comercio colonial. Desde
1700, los negros eran trados del frica, traficados exclusivamente por los
ingleses, y muchos fueron introducidos por el puerto de Buenos Aires. En la
sociedad rioplatense, los esclavos recibieron siempre trato humanitario e
integraron el ncleo familiar. Una crnica de la poca narraba que: A menudo
las mujeres esclavas ocupan un lugar que ms parece de amigas que de
esclavas o sirvientas. Acompaan a sus seoras cuando estas salen de visita
Este roce trae como consecuencia que muchas esclavas sean corteses y
pulidas. Los esclavos fueron hbiles en el aprendizaje de artes y oficios y
suplieron, al igual que los indios, la falta de un artesanado espaol en los
centros urbanos. Los esclavos del sexo masculino no eran muy numerosos
porque se alistaban en el ejrcito.
La importacin de negros
y la exportacin de
cueros constituyeron los
rubros ms valiosos de la
economa rioplatense.
Gustavo G. Levene
La trata de negros, se
origin por la necesidad de
reemplazar a los indgenas
que no respondan a los
trabajos rudos.
29
28
27
26
-
C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 19
30
32
31
33
-
C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 20
R e l a t o s d e v i a j e r o s
Es interesante para un mejor conocimiento de cmo era la sociedad
colonial, leer los relatos dejados por los viajeros y cronistas que visitaron
el Ro de la Plata. El investigador Alejo Gonzlez Garao destac la
importancia de estos primeros cronistas que visitaron el pas desde 1698
en adelante: Numerosos son los libros de viajeros, que desde el siglo
XVII, visitaron estas regiones. Muchos de ellos se limitaron a darnos
pormenores sobre el territorio que forma la Argentina, y algunos
ampliaron con noticias relativas a otros pases sudamericanos La primera
descripcin de la ciudad, publicada en Londres hacia 1698, fue la que
redact el monseor Acarete de Biscay.
Los viajeros describen a
la sociedad portea
desde su manera de
vestir hasta su modo de
divertirse, expresando en
muchos casos
observaciones
personales de sumo
inters.
Estos cronistas
aportaron un
significativo caudal
de historia viva a
travs de los
distintos relatos y
con el privilegio de
haber sido testigos
presenciales de la
Gran Aldea.
34
-
C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 21
El viajero holands, monseor Acarete du Biscay, quien visit la
ciudad en 1657, dej su impresin: Las casas de los habitantes
pudientes se ven adornadas con ornamentos, colgaduras, tapices,
cuadros y muebles adecuados. Todo el que se encuentra en
situacin regular, se hace servir en vajil la de plata y cuenta con
muchos servidores, indios o zambos Las mujeres son
extremadamente bellas, bien formadas, de un cutis muy terso,
honestas y fieles. 5
En 1780 visit Buenos Aires el espaol Juan Francisco Aguirre, y
dej una semblanza de la ciudad y su gente: La ciudad de
Buenos Aires cuya poblacin calculo en treinta mil habitantes se
ocupa del comercio, la mayor parte de vecinos estancieros
residen en sus posesiones, las quintas son propias del vecindario,
trabajan por la mayor parte europeos y pocos patricios, las
gentes de servicio son de la clase morena, casi todos esclavos.
No hay casa de MayorazgoRodarn algunos veinte coches. Se
viste a la moda de Espaa y generalmente al estilo de Andaluca
La gente de Buenos Aires se ven llenas de urbanidad y atencin
manejndose con la misma civilidad que en las mejores ciudades
de Espaa Las costumbres en Buenos Aires son buenas, amables
y es un pueblo edificante Hombres y mujeres son de mrito
personal de buen cuerpo y manejo. ltimamente hay ya teatro,
cafs, confiteras y posadas pblicas Es ya ciudad que tiene
visos de las de primer orden. 6
35 36
-
C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 22
Durante el perodo de 1820 a 1825 se instal en Buenos Aires, un seor
conocido como Un ingls. Al regresar a Inglaterra escribi el libro Cinco
aos en Buenos Aires, donde hizo un minucioso relato de la ciudad, los
edificios y los usos y costumbres de su poblacin: La mayor parte de sus
habitantes es de piel morena muchas mujeres pueden enorgullecerse de
poseer un cutis de rosas y lirios semejante al que se suele ver en climas
ms fros entre las mulatas hay tambin mujeres hermosas. He
reparado que se hace alguna distincin de casta; la palabra mulato se
emplea como un insulto, lo cual es mezquino. Ms adelante refirindose
a las criollas: no son muy cultas, en cambio poseen suavidad de
modales, libre de afectacin que da confianza a los extranjeros tmidos y
causa placer a todos quienes tienen la felicidad de tratarlas. Rara vez se
dirigen a una persona sin la sonrisa en los labios Hay caras femeninas
dignas del estudio de un artista: vivaces ojos oscuros, tersas frentes,
graciosos talles La majestuosa elegancia del paso, tan admirada en las
espaolas, en ninguna parte es ms notable que en Buenos Aires No es
patrimonio exclusivo de las damas: mujeres de todas las clases sociales
la poseen7. Refirindose a los hombres escribi que: Los hombres se
saludan en forma parecida a los ingleses, por ejemplo: el simptico y
afectuoso apretn de manos. La costumbre francesa de besos y abrazos
entre hombres no se sigue, lo cual me agrada mucho Los maridos de
Buenos Aires, que he tenido el placer de conocer, atienden
religiosamente a sus esposas y la tratan con ternura que sera difcil de
hallar en la misma Inglaterra. Las damas corresponden a ese afecto y
son tiernas y amorosas madres. 8
38 39
40 37
-
C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 23
F A M I L I A
41
-
C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 24
En la sociedad de antao, como en la actualidad, la familia era considerada la
columna vertebral de todo el armazn social. Para las elites, el matrimonio
ocasionaba que un alto nmero de peninsulares accediera a una posicin de
prestigio mediante el casamiento con las hijas de sus pares, sosteniendo la
continuidad de la empresa familiar. En esta clase, el matrimonio era un medio
de conservacin de las jerarquas sociales en el que convergan
fundamentalmente los intereses familiares.
Las mujeres se casaban muy jvenes a menudo entre los trece y catorce aos.
Un dato curioso de el ingls refirindose al grupo familiar escribe que:
La costumbre de vivir toda la familia en la misma casa nos resulta extica y no
podemos dejar de imaginar los odios y rencillas que surgirn entre tanta gente.
No obstante, la costumbre y una feliz disposicin natural impiden que esto
ltimo ocurra. No puedo menos de envidiarlos en esto9.
De acuerdo a los datos existentes sobre la poblacin argentina para el perodo
colonial tardo demuestran la hegemona de familias de pocos miembros. 10
43 42 44
-
C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 25
46
2
47 45
-
C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 26
Las poblaciones indgenas, mantenan sus propias costumbres y valores
comunitarios, as como las tradiciones vinculadas a la economa rural que
desarrollaban. Todas las comunidades tenan un gran respeto por la ley y el
ritual matrimonial. Contrariamente a sus jefes, el pueblo segua un
comportamiento de estricta monogamia. A diferencia de otros sectores
populares que tenan distintas costumbres. La corona espaola desaprob las
uniones entre espaoles y africanos o castas, y se opuso enfticamente a los
matrimonios entre indios y negros o mulatos. El blanco estaba culturalmente
separado de aqullos a excepcin de los esclavos domsticos11.
El matrimonio como
institucin creaba
tanto una sociedad
econmica como una
alianza poltica entre
familias y grupos de
parentesco.
48
-
C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 27
O F I C I O S
49
-
C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 28
I n t r o d u c c i n
Durante el perodo colonial hubo una notable cantidad y diversidad de oficios,
muchos de los cuales aun son comunes en la actualidad.
Los ms frecuentes eran: zapatero, carpintero, sastre, carretero, albail,
platero, peluquero, carnicero, herrero, resero, hormiguerero.
Otros trabajos caractersticos eran los vendedores ambulantes como
aguateros, faroleros, lavanderas, lecheros y mazamorreros. Eran muy
comunes, los que voceaban por las calles vendiendo: aceitunas, pan, tortas,
pescado, ponchos, escobas y plumeros, actividades que generalmente estaban
a cargo de mestizos y negros libres o esclavos. Los primeros lecheros eran
criollos; desde los alrededores de la ciudad traan la leche a caballo en vasijas
de barro y cuero y vendan tambin manteca batida. En tiempos de conflictos,
los lecheros eran convocados por el ejrcito y entonces el reparto lo hacan su
mujer o sus hijos. En esta poca la leche se beba pura.
51 53
52
50
-
C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 29
Otro oficio genuinamente criollo, era el mazamorrero. A eso de las diez de la
maana iba por las calles de la ciudad gritando: Espesa para la mesa, la
mazamorra cocida! o bien: Mazamorra cocida, para la mesa tendida! Los
mazamorreros eran negros o morenos emancipados, la llevaban en grandes
tachos de lata sobre la cabeza. En Mis Memorias de Lucio V. Mansilla, se recrea su
grito: El que no llora no mama! Llor, nio! Mazamorra! Mazamorra! La
poblacin de Buenos Aires, beba agua del Ro de la Plata pero sin filtrar.
Los aguateros resolvieron la provisin de agua para aseo personal pues para
beber y cocinar se usaba slo la de los pozos.
Para transportar el agua desde el ro a las viviendas, utilizaban unos toscos
carros tirados por dos bueyes o caballos que tenan un gran tonel. El gran
tamao de las ruedas tena como objeto poder entrar a la parte ms
profunda del ro y as extraer agua con menos impurezas. El agua era
extrada del tonel mediante una manga de cuero que haca de canilla. Hasta
principios del siglo XX se vieron aguateros en algunos barrios de la ciudad.
58
54 57
56
55
-
C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 30
Otra actividad tpica de la poca, que estuvo a cargo de esclavos fue la de farolero
quienes encendan pasado el anochecer los faroles provistos con velas de sebo. Las
lavanderas lavaban entre las toscas del ro, adonde concurran con sus canastas, en las
que cargaban la ropa sucia. Era un trabajo casi exclusivo de las mujeres negras o
morenas pertenecientes a diferentes nacionalidades, trabajaban a orillas del ro desde la
Recoleta hasta cerca del Riachuelo. Eran mujeres muy fuertes pues deban soportar
estar todo el da expuestas al intenso calor del verano o al fro intenso del invierno. A
pesar de que las leyes espaolas vigentes intentaron impedirlo, los extranjeros se fueron
instalando paulatinamente en Amrica. Importantes contingentes de portugueses,
ingleses, franceses, italianos y judos, se radicaron en el continente para ejercer oficios
como alarifes, sastres, carpinteros, zapateros, entre otros.
En la orilla, hacan fuego,
tomaban mate y llevaba
cada una un pito o
cachimba con el cual
desafiaban los rigores de
la estacin.
Mientras descansaban
solan cantar alegremente
y bailar los motivos que
conocan segn la
nacionalidad de origen. 60 61 59
-
C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 31
U S O S Y C O S T U M B R E S
62
-
C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 32
C e l e b r a c i o n e s r e l i g i o s a s
Se destacaban la de San Martn de Tours, Patrono de la Ciudad; la procesin del
da de Corpus Christi, las fiestas de Semana Santa y Navidad; y las fogatas de
San Juan, San Pedro y San Pablo. Con el tiempo las ceremonias oficiales
alcanzaron un mayor lujo. La poblacin en general era muy religiosa y las
ceremonias de la Iglesia se celebraban con gran devocin y solemnidad. Los
templos ms concurridos eran: la Catedral, San Nicols, Piedad, Socorro,
Montserrat y Concepcin. Las dos misas principales eran la del alba y la de la
una. A la primera concurran principalmente las clases populares, mientras que a
la segunda concurran las familias aristocrticas y como era un acontecimiento
social importante se ataviaban con las mejores vestimentas. Los casamientos y
otros ritos familiares se celebraban con menos boato que actualmente. Se
participaban a parientes y amigos entregando tarjetas escritas en verso o prosa.
63 64
Desde 1580 hasta
mediados del siglo
XIX, las
manifestaciones
religiosas ciudadanas
tenan un lugar
preponderante en la
vida de la ciudad.
Gustaban los
espectculos lujosos.
Las nias se vestan
de ngeles para
deleite de sus padres
y en todo ellos se
gastaba sin
piedad.
Mariquita Snchez
-
C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 33
El festejo ms importante era el de San Martn de Tours que se celebraba el 11 de
noviembre de cada ao. Despus de la misa en la Catedral, las expresiones
festivas se realizaban en la plaza de Mayo y duraban varios das con
representaciones de comedias, corridas de toros y numerosas diversiones.
Participaban todos los ciudadanos ocupando los puestos asignados previamente,
reflejando la escala social y el papel rector que en lo espiritual tena la Iglesia.
Juan Manuel Berutti en sus Memorias Curiosas, recuerda que en 1810, para la
fiesta de San Martn de Tours se ofrecieron peras italianas en la Casa de
Comedias. En Semana Santa se realizaban cuatro procesiones que salan de la
Catedral, la Merced, San Juan y Santo Domingo. Las procesiones de Corpus
Christi constituan una de las celebraciones sociales ms representativas.
2
65
66
67
-
C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 34
70 69
68
68
-
C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 35
Uno de los primeros cementerios de Buenos Aires estuvo en la plazoleta de Los
Andes, en la esquina de Balcarce y Chile que sirvi de enterratorio por muchos
aos. El Cementerio de la Recoleta naci junto con a la iglesia del Pilar como
camposanto. En 1822, durante el gobierno de Martn Rodrguez y su ministro,
Bernardino Rivadavia, fueron expropiados los terrenos ocupados por el huerto de
la Congregacin Franciscana, siendo destinados a la construccin del Cementerio
del Norte, primer cementerio pblico en la ciudad de Buenos Aires. En 1822, al
prohibirse los entierros en el cementerio de la Catedral, el del Norte toma mayor
relevancia siendo ampliado seis aos ms tarde. En 1863, el cementerio perdi su
calidad de camposanto por decreto del presidente Bartolom Mitre.
Se enterraba de manera sencilla en la tierra colocndose encima una modesta
cruz, pero con el tiempo se construyeron panteones y capillas, muchas de ellas
verdaderas obras de arte.
En 1825, se fund el Cementerio de los Disidentes de la comunidad inglesa que
posteriormente compartieron con las colectividades norteamericana y alemana.
Los muertos eran
inhumados en los
"camposanto", en la parte
posterior de las iglesias y
las personalidades en el
interior de las mismas.
73
72 74
71
-
C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 36
F i e s t a s c v i c a s
De las fiestas cvicas las Mayas fueron las ms importantes. Los
festejos duraban desde el 23 al 26 de mayo inclusive.
Eran populares y alegres. En la plaza de la Victoria se realizaban todo
tipo de juegos, entre otros, el palo enjabonado, las cucaas,
rompecabezas, fuegos artificiales, globos. Alrededor de la Pirmide de
Mayo, se cantaba el Himno y se bailaban diferentes danzas. Por la
tarde se organizaba el desfile militar que tena amplia repercusin en
la sociedad y en el Retiro haba carreras de sortijas, calesitas, bandas
de msica. La investigadora Fernndez Latour de Botas dice en su
artculo que: Las Fiestas Mayas fueron en su ms amplio sentido una
institucin claramente patritica marcaron al ser establecidas en
aqul tiempo de cruentas guerras una espontnea continuidad
cultural. 12 El 11 de junio de 1835, Juan Manuel de Rosas, incorpora
la celebracin del 9 de julio en pie de igualdad con las Fiestas Mayas.
.
La primera celebracin
oficial fue en 1813
cuando la Asamblea
General declar el 25 de
Mayo como fiesta cvica
en todo el territorio de
las Provincias Unidas del
Ro de la Plata.
En la plaza se instalaban
calesitas y otros juegos.
Los vecinos contribuan a
los festejos poniendo
candilejas de barro cocido
en las azoteas, ventanas o
balcones, lo cual resultaba
en una diversin con
participacin integrada.
Carlos Moreno
76
75
-
C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 37
El 25 de Mayo de 1811
la ciudad de Buenos
Aires conmemor con
una gran fiesta popular
el primer aniversario
de la Revolucin
inaugurando la
Pirmide de Mayo.
77
78
79
80
-
C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 38
C o m i d a s
El almuerzo se serva al medioda y consista en un puchero y luego se
dorma la siesta, costumbre heredada de los espaola. Merienda, a las
cuatro se coma algo liviano y una cena temprana. Mientras tanto la clase
acomodada, desayunaba en la cama y almorzaba a las dos de la tarde.
Despus de almorzar, era un hbito frecuente, dormir una siesta de dos
horas o ms. Al respecto el escocs Alejandro Brown, mdico del ejrcito
argentino, escribi en una carta a sus familiares comentndoles: en las
calles de Buenos Aires, durante la siesta no se ven sino los perros y los
mdicos. Sin embargo estos datos se contraponen con los de el ingls,
que opinaba que: La siesta no est tan generalizada como antes: se han
vuelto ms diligentes y no pueden permitirse el sueo durante el da. Esto
torna inexacto el dicho popular de que en la hora de la siesta no se ven en
la calle ms que perros e ingleses. 13
Las costumbres
alimenticias populares en
esta poca comenzaban
con un frugal desayuno
basado en el mate que se
tomaba cocido o con
bombilla.
81
82 83 84
-
C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 39
Los platos tpicos eran el puchero que tena garbanzos, lentejas, porotos, chorizos
y verduras; el asado, la carbonada, la humita en chala, zapallitos rellenos, el
quibebe. Los pescados preferidos eran el sbalo, la boga, el surub y el pejerrey
de ro. Las sopas eran generalmente de fideos, faria, arroz o pan.
El asado era acompaado con ensaladas de lechuga, berro, chauchas, papas,
remolacha o coliflor con ms vinagre que aceite. Era la comida habitual del
gaucho, debido a la abundancia del ganado cimarrn, que cazaba en campo
abierto. Se cocan los trozos de carne sin cuerear a menudo directamente sobre
las brasas. Las familias preparaban frecuentemente pastel de choclo y empanadas
y para las fiestas principales se engordaba especialmente un pavo con
abundantes nueces. Los postres caractersticos eran el arroz con leche, canela y
crema, rosquillas de maz, maz frito, orejones de durazno, se servan frutas como
peritas pardas, naranjas del Paraguay, duraznos del monte o higos caseros,
tortas fritas, pastelitos de dulce, dulces de tomate, zapallo o batata, yema
quemada y la tradicional mazamorra que pesar de ser un tpico plato porteo
pocos saban hacerla tan rica como la del mazamorrero.
Una planta llamada
yerba es el t de Buenos
Aires, lo sirven en un
pequeo globo al que
aplican un tubito
que recibe el nombre de
mateSon de plata y se
pasan de mano en mano
El sabor del mate no es
desagradable pero no
puede compararse con el
del t.
Un Ingls 14
85
86 87 88
-
C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 40
El mate, era una costumbre muy arraigada tanto en la ciudad como en la
campaa. En el campo sola tomarse el mate cocido. Se saboreaba en los
ranchos al son de la guitarra. En las tertulias familiares, el mate era de
rigor y complemento obligado de la conversacin.
Haba una criada o un negrito esclavo que estaba especialmente destinado
a servirlo. Los extranjeros que al principio rechazaban el uso de la
bombilla con el tiempo se acostumbraron al rito.
Las comidas eran acompaadas de agua o vino carln, que aunque ms
puro que el vino actual, era ms espeso y spero por lo cual se rebajaba
con agua. Como refrescos se beban sangra, naranjada y vinagrada. En
cuanto a la bebida el ingls destacaba: no constituye un vicio en este
pas, sin embargo se ven de vez en cuando negros, mozos de cordel
borrachos en mi patria los obreros dan preferencia a las tabernas, en
donde pueden, en medio de bebidas y cantos, denigrar a los ministros y a
los impuestos jurando al mismo tiempo ser britnicos de pura cepa 15.
89
90
92
91 93
-
C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 41
M o d a p o r t e a
En Buenos Aires las tiendas de indumentaria eran numerosas. Adems existan
varios talleres que confeccionaban los sombreros.
El francs Juan Pedro Varangot fue el primero en instalar una sombrerera de alta
produccin que competa con sombreros importados de Inglaterra. En la vestimenta
femenina el color preferido era el blanco pero para las prcticas religiosas se usaba
nicamente el negro. Era habitual completar el arreglo con mantillas, chales o los paolones.
Aparece entonces el miriaque elemento que se pona bajo la falda para darle forma. Era
frecuente cambiar la vestimenta varias veces al da y llevar sombreros de distintas formas y
tamaos. El tipo de calzado usado era muy estrecho y causaba molestias al caminar pero
eran soportadas estoicamente. Se prestaba mucha atencin al cabello que dejaban crecer
muy largo, sostenindolo por atrs con peinetas que se traan de Espaa. Tal era la
demanda de este adminculo que la importacin no alcanzaba para cubrir las necesidades.
Con el tiempo sus dimensiones pasaron a ser parte de una competencia que lleg a lo
grotesco, desapareciendo finalmente hacia mediados del siglo. El viajero francs Alcides
dOrbigny en una obra en que describe las costumbres del pas, refirindose a la moda
imperante dice: Siempre har que se distinga una portea del resto de las mujeres del
mundo un adorno especial: el abanico, especie de cetro que jams abandona una portea
y la peineta que la sigue por todas partes con una gasa negra y un gran velo del mismo
color con que se cubre la espalda, el pecho y los brazos.
2
94 95
100 99 98 97 96
-
C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 42
Durante el perodo
colonial, las mujeres
vestan a la moda
espaola, usando con
una gran variedad de
colores y brillo.
Era costumbre llevar
el abanico y la
peineta en todo
momento ya fuese en
el saln, la calle, el
teatro o el baile.
103 102
101
-
C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 43
Los hombres vestan a la moda europea. Hacia 1823 en la ciudad haba
varios sastres de origen ingls, destacndose entre ellos la tienda de
Mr. Coyle. En una crnica de su autora describi: La moda masculina
bsicamente est conformada por: el frac con faldones un poco
anchos, solapa ancha, talle corto... La levita siempre muy corta, cuello
de terciopelo calzn corto o pantaln. Los colores rayados y a
cuadros, gneros oscuros para medio tiempo, en verano blanco y
chalecos de distinta clase. La moda infantil no se diferenciaba de la
de los adultos. La nias usaban blusas de mangas cortas, cabello
rizado y abanico pasaban por la calle con aires muy importantes:
parecidas a sus madres, en miniatura.Los nios llevaban sacos largos,
grandes sombreros, pantalones a lo Wellington y botas.
2
104
105
106
107
108
-
C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 44
E S P A R C I M I E N T O
109
-
C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 45
T e r t u l i a s Eran clebres las tertulias realizadas en casa de las familias Escalada, Riglos,
Alvear, Orom, Soler, Sarratea, Balvastro, Rondeau y Thompson entre otros.
Sobre este tema el ingls comentaba: Las familias respetables con hijas
solteras celebraban tertulias y bailes durante el invierno Estos bailes son
sencillos y modestos. Una seorita se sienta al piano; hay licores, masas y
budines. Son muy agradables estas reuniones por su aire familiar. Las
celebraciones suntuosas de Inglaterra imponen tanta etiqueta que quitan
todo placer. Estas reuniones incluan la ejecucin de obras musicales o
lricas que estaban a cargo de los mismos participantes. En otras
oportunidades se bailaban las danzas que estaban de moda. Se serva una
taza de chocolate a la medianoche antes de finalizar la reunin.
Las danzas preferidas
de las clases
acomodadas eran el
minu liso con el cual se
iniciaba el baile; el vals
lento, la contradanza, el
passe-pied, el rigodn y
el fandango.
110 111 112
-
C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 46
El ingls que era un invitado frecuente en las tertulias relat: Los
porteos adoraban el baile. En horas de la noche, las familias se
entregaban a esta diversin Algunas danzas son bonitas, los pasos de
las danzas espaoles son muy regulares, las damas se mueven con
mucha gracia, en verdad, nunca dejan de ser encantadoras El cielito
empieza con canciones a la que sigue un chasqueo de dedos, luego
tienen lugar las figuras El vals tiene gran aceptacin: no han ledo los
sermones de nuestros moralistas y se entregan a las volteretas
frenticas de esa danza voluptuosa. El minueto local es lnguido y
desairado. El instrumento musical ms usado es el piano 16.
Las tertulias se difundieron tambin entre los estratos medios y bajos
de la sociedad donde el mate reemplaz al chocolate.
En estas reuniones y en especial en las de la gente del campo, las
danzas tpicas eran el gato, el cielito, el marote, el pericn, la media
caa, el malambo y la hueya. El gato era el menos espaol de todas
las danzas nacionales y muy caracterstico de aqulla poca. El
malambo se distingua de los dems porque se bailaba slo entre
hombres, colocados uno en frente del otro y tena una duracin de
alrededor de siete horas. La media caa, era llamada as porque en
cada descanso se beba un vaso de caa. Ms adelante fue prohibida
porque siempre terminaba en peleas. La milonga surge en esta poca y
fue el nico baile inventado por los criollos porteos en el cual la
msica imitaba el toque de los tamboriles de los candombes
115
114
116
113
-
C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 47
Una costumbre muy
frecuente de la
sociedad de entonces
consista en organizar
peridicamente
tertulias en sus casas
donde se tocaba
msica y se bailaba.
117 118
Concolorcorvo
refirindose a la danza
escribi que en un
hogar porteo
presenci: un sarao en
que asistieron ochenta
mujeres vestidas y
peinadas a la moda
diestras en la danza
francesa y espaola.17
-
C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 48
P u l p e r a s
En las pulperas se realizaba gran parte de la actividad social de las clases
populares de la poca hispnica y criolla. As como la iglesia era el mbito
por excelencia de la mujer, la pulpera lo era para los hombres. En el exterior
de este mbito se desarrollaban juegos de destreza, cuyo arraigo contina en
la actualidad: el pato, la carrera de sortija, las carreras cuadreras o el sapo17
Siempre haba una o ms personas que tocaban la guitarra y algn payador;
adems se jugaba a las cartas. Al principio, sus dueos eran espaoles,
quienes con el tiempo fueron reemplazados por criollos. El pulpero trabajaba
detrs del mostrador protegido por rejas preparando sangras, vino carln
con agua y azcar; vinagradas, vinagre de vino con agua azcar y un poco de
caa y naranjadas, hecha con zumo de naranjas agrias, agua y azcar.
A comienzos del siglo XVIII ya existan en la ciudad alrededor de
trescientas y se reglament su funcionamiento.
Unas chozas de lo ms
miserables y sucias -las
pulperas- Son el punto de
reunin de las gentes;
que no da valor alguno al
dinero y lo gastan
solamente en bebidas y
en el juego.
Emeric Essex Vidal 119
120
121
122
-
C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 49
124
123
-
C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 50
C o r r i d a s d e t o r o s
Los espectculos taurinos fueron frecuentes en la ciudad desde los primeros
aos de su fundacin. La primera corrida de toros que se conoce se realiz en
1609 en la actual Plaza de Mayo. El segundo sitio en donde se realizaron fue
en el hueco de Montserrat en 1791 y desde 1801, en Retiro donde M. Boneo
y L. Villalonga construyeron una importante plaza de toros segn el proyecto
de Francisco Caete. Concurran a ella todas las clases sociales. Nunca
alcanzaron la importancia y el brillo de las de la ciudad de Lima o Mxico. El
10 de enero de 1819, fue la ltima lidia de toros por orden del Director
Supremo, Juan Martn de Pueyrredn quien dispuso la supresin del
espectculo en el Retiro por encontrarse el circo en estado ruinoso y as
evitar accidentes18. La demolicin del edificio comenz inmediatamente y
con los materiales de la demolicin se ampliaron los cuarteles del Retiro.
A pesar de esta disposicin, las corridas continuaron realizndose
clandestinamente, hasta que por el decreto del 4 de enero de 1822 el
gobernador Martn Rodrguez las prohibi definitivamente.
Las corridas de toros fue
uno de los principales
espectculos en
la ciudad desde
el siglo XVII.
126 128
127
125
-
C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 51
E n t r e t e n i m i e n t o s
El primer reidero de gallos funcion en 1767, en la plaza de Montserrat,
organizado por el espaol Jos de Alvarado. Los gallos atacaban con sus
espolones que durante los entrenamientos eran cubiertas para evitar
lastimaduras. Muchas veces el reidero se armaba con una lona sostenida
por los mismos apostadores. Antes de 1810 era habitual organizar carreras de
caballos. Los criollos no usaban montura, y tampoco empleaban ltigos ni
espuelas, y para dirigir al caballo slo usaban las riendas y un freno sujeto
por dos tientos. Los lugares en donde se realizaban con ms frecuencia eran
el bajo de la Recoleta y el del Retiro, el paseo de la Alameda y Barracas.
En estas diversiones se apostaba. Enlazar fue el juego favorito del criollo.
Consista en que un jinete con un lazo en la mano cabalgaba entre el ganado
y enlazaba el animal que quera; generalmente le basta arrojar el lazo una
sola vez para atrapar su presa. Desde nios se adiestraban con el lazo hasta
que adquiran una gran maestra en su manejo.
Los sectores populares
tenan gran predileccin
por las rias de gallos
que se realizaban en
viviendas llamadas
circos o reideros de
gallos en donde se
apostaba sumas de
dinero.
130
129
-
C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 52
132
133
134
135
131
-
C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 53
P a s e o d e l a A l a m e d a Durante el virreinato de Juan Jos Vrtiz en el paseo de la Alameda,
que se extenda a los largo de la costa desde Rivadavia a Reti ro, se
plantaron una doble hi lera de ombes y se colocaron bancos. La
arquitecta Sonia Berjman refrindose al mismo seala: Por primera
vez se tomaron disposiciones con relacin a los usos exclusivos de
un paseo: prohibi la presencia de animales ya estuvieran sueltos
o atados- y no permiti a las lavanderas que tendieran al l sus ropas
recin lavadas19. Correspondi al virrey Rafael de Sobremonte
restaurar y mejorar el paseo, que haba cado en abandono. Las
obras fueron dirigidas por al maestro mayor Francisco J. Caete y el
4 de diciembre de 1804 fueron oficialmente inauguradas.
Los domingos por la
tarde, el paseo de la
Alameda es muy
frecuentado: la belleza e
indumentaria de las
mujeres es lo nico que
puede llevar a un
extranjero a este sitio.
Un ingls
En la Alameda pueden
verse centenares de
argentinos y extranjeros
que frecuentan este grato
retiro la cantidad de
jinetes de ambos sexos
llenan el extremo norte de
la Alameda Los coches
que se ven son
comparativamente pocos.
William MacCann 20
136
137
139 138
-
C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 54
B a o s e n e l r o
Baarse en verano, especialmente las mujeres, era una de las
diversiones ms caractersticas de la temporada. El agua llegaba hasta
donde hoy se encuentra la avenida Paseo Coln. Las mujeres preferan
baarse por la tarde, al oscurecer, utilizando una enagua mientras
dejaban sus ropas al cuidado de las chinitas o morenas. Para evitar las
miradas indiscretas las sirvientas las cubran con un parasol. Los
hombres iban de noche alejados de los lugares frecuentados por las
seoras. Ya entonces era una costumbre familiar llevar a la playa lo
necesario para preparar el mate.
Todas las clases
sociales concurran
masivamente a
baarse en el ro, los
sitios ms habituales
eran las bajadas de
San Francisco y Santo
Domingo.
Al anochecer advert que la
playa tomaba un aspecto
fantstico, era debido a las
luces emitidas por
innumerables faroles de que se
sirven los baistas. Cientos de
personas de todas clases y
edades mezclados en gran
regocijo ponan una nota de
alegra En todos se observa el
mayor decoro.
William MacCann 21
141
140
-
C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 55
C a r n a v a l
La celebracin del carnaval, fue instaurada por el gobernador Vrtiz en 1771.
En ellas participaban todos los sectores populares lo que no era del todo
aceptado por la elite. Los festejos duraban tres das.
La diversin predilecta eran los juegos con agua, lo que fue criticado en su
crnica por el citado ingls: Llegando el Carnaval se pone en prctica una
desagradable costumbre: en vez de msica, disfraces y bailes, la gente se
divierte arrojando cubos y balde de agua desde los balcones y ventanas a los
transentes y persiguindose unos a otros de casa en casa. Se emplean
huevos vaciados y llenos de agua que se venden en las calles. A la salida del
teatro el pblico es saludado por una lluvia de esos huevos las damas no
encuentran misericordia y tampoco la merecen pues toman una activa
participacin en el juego Los diarios y la polica han tratado de reprimir estos
excesos sin mantener mayores xitos. 22
144
143
142
-
C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 56
nd ice de nd ice de nd ice de nd ice de iiii lu strac ilu strac ilu strac ilu strac ionesonesonesones
001. Patio porteo en 1850. leo annimo. Complejo Museogrfico Enrique Udaondo. Clsico patio interior de una vivienda colonial. Basado en la obra homnima de Prilidiano Pueyrredn. Imagen de tapa. 1
002. Tercer escudo de la ciudad de Buenos Aires. leo sobre tela annimo. 1744. El cuadro es una fantasa del autor. Aparecen el escudo de Espaa, las armas que el Cabildo seal a Buenos Aires en 1649, las columnas de Hrcules, un mar, barcos, San Martn de Tours patrono de Buenos Aires y la Santsima Virgen, protectora de la ciudad. Museo Histrico del Cabildo. 2
003. Dama portea. Pastel de Adolphe DHastrel. c. 1840 Coleccin particular. 8
004. Llega la flota. Gouache de Lonie Matthis. c. 1830. "Al lado de la casa de Gobierno se construy el Paseo de la Alameda, donde era costumbre que jueves y domingos fuera de paseo la sociedad portea". 9
005. Personaje femenino. Acuarela de Joseph Francois Fonteneau. c. 1820. Pertenece a la obra South American Drawings Coleccin privada. Son diecisis acuarelas que se encuentran en un lbum con personajes de Argentina, Uruguay y Bolivia. 10
006. Indianos da provincia. Acuarela de Joseph Francois Fonteneau. c. 1820. Pertenece a la obra South American Drawings Coleccin privada. Son diecisis acuarelas que se encuentran en un lbum con personajes de Argentina, Uruguay y Bolivia. 10
007. Gaucho rosista. leo de Auguste Raymond Quinsac de Monvoisin. 1842. Coleccin particular. 11
008. De mestiza y espaol: castizo. leo annimo. s. XVIII. Perteneciente a una serie de obras que reflejaban el mestizaje en poca colonial. 11
009. Mulata elegante. Litografa de Jules Dufresne. Museo Histrico Nacional 11 010. El carretero. Grafito y acuarela de Juan Len Pallire. 1858. Coleccin particular. 11 011. Indios pampas. Acuarela de Carlos Enrique Pellegrini. Coleccin
particular. Detalle . 12 012. Indios pampas. Acuarela de Emeric Essex Vidal. 1818. 12
-
C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 57
013. Escena gaucha. Acuarela de Digenes Hequet. 1870. Coleccin particular. Era comn este tipo de obras para decorar los abanicos. 13
014. Tertulia portea. Acuarela de Carlos Enrique Pellegrini. 1831. Se observan los caractersticos peinetones de la poca. 13
015. La tienda. leo de J.P. Palliere. 1858. 15 016. Boudoir federal. Cayetano Descalzi. 1845. Coleccin particular. 15 017. El arreglo floral. Acuarela de J. L. Pallire. 16 018. Tertulia portea. leo de Pedro Figari. c.1900. Complejo Museogrfico
Enrique Udaondo. 16 019. Retrato de nia. leo de Rodolfo Julio Carlsen. c. 1840. Coleccin particular. 16 020. Gaucho a caballo con su mujer. Acuarela. Complejo Enrique Udaondo. 17 021. Gaucho de la provincia de Corrientes. Grabado de A. DHastrel. 1838.
Coleccin particular. 17 022. Gaucho. Grafito y acuarela de R. A. Q. de Monvoisin. c.1840. Coleccin
particular. Pintado tal vez del natural. El mismo tema aparece en dos grandes cuadros que pint para el cnsul de Cerdea, Barn Picolet D'Hermillon. 17
023. Gaucho de Crdoba. Grabado de A. DHastrel. 1838. Coleccin particular. 17 024. El gauchito. leo de J. L. Pallire.
17 025. Gaucho federal. leo de Flix Revol. Coleccin particular. 17 026. La vendedora de tortas. Dibujo de Gregorio Ibarra, litografa de Hiplito Bacle. 1833. 18 027. La lavandera. Dibujo de G. Ibarra, litografa de H. Bacle. 1833 18 028. El vendedor de escobas. Dibujo de Gregorio Ibarra, litografa de
Hiplito Bacle. 1833. 18 029. El vendedor de velas. Dibujo de G. Ibarra, litografa de H. Bacle. 1833 18 030. Esclava. Daguerrotipo. 1850. Complejo Museogrfico Enrique Udaondo 19 031. Transporte de esclavos hacia Amrica. Dibujo de Maurice Rugendas.
Archivo General de la Nacin. Durante el perodo colonial Buenos Aires fue importante plaza de introduccin de esclavos, quienes en su mayora eran destinados al Alto Per. El trfico fue abolido por la Asamblea del ao XIII. 19
19
-
C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 58
032. Almoneda de esclavos. leo de Lonie Matthis. c. 1925. Museo Histrico Cornelio de Saavedra.
033. Mujer de raza negra. Daguerrotipo. 1855. Archivo Cuarterolo. 19 034. La ciudad vista desde el ro. Acuarela annima. 1628. Biblioteca
Vaticana. Inscripcin: "As aparece la ciudad de Buenos Aires en el Ro de la Plata". Considerada la primer reproduccin de una vista de Buenos Aires, llamada de Juan Vingboons por haberse realizado en ese taller en Holanda sobre un original hecho in situ. Es probable que el autor sea un marino holands. Se distingue en el centro el edificio circular del Fuerte primitivo, a la izquierda la silueta de la primera iglesia de San Francisco, a la derecha las casas de la Catedral y la primera imagen de la Merced; en el extremo derecho la eremita de San Sebastin, que se levantaba en el sitio de la actual plaza San Martn. Anclado en el ro en primer trmino se halla un buque holands, probablemente agregado en el taller u en el fondo dos pequeas embarcaciones. 20
035. Saln Porteo. Gouache de L. Matthis. c.1930. La tertulia portea sirve de marco para tres damas con peinetones y abanicos que conversan con una monja. 21
036. Damas de Buenos Aires. Grabado de Alexander Caldcleugh. 1825. Coleccin particular. El grabado ilustra la obra Travels in South America during the years 1819-1821. Dos volmenes. Londres,
John Murray. 21 037. Seoras en la calle. Litografa de C. Morel. 1844. Coleccin Bonifacio
del Carril. 22 038. Retrato de dama. Dibujo de A.R.Q. de Monvoisin. 1829. Museo
Nacional de Arte Decorativo. 22 039. Retrato de dama con abanico. Pastel y carbonilla de A. DHastrel. c.
1840. Coleccin particular. 22 040. Seoras en la calle. Litografa de C. Morel. 1844. Coleccin Bonifacio
del Carril. 22 041. La cuna en Salta. Pastel de J. L. Pallire. c. 1850. Coleccin particular. 23 042. La familia del gaucho. Litografa color de C. Morel. c.1840. Coleccin particular. 24 043. Nido en la pampa. leo de J. L. Pallire. 1858. Coleccin particular. 24 044. Madre e hijo en el rancho. leo annimo. Coleccin particular. 24
-
C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 59
045. El general Justo Jos de Urquiza y su familia. leo de Artigue Frdrique. 1861. Palacio San Jos, Museo y Monumento Histrico Nacional "Justo Jos de Urquiza", Entre Ros. El general Urquiza y su esposa Dolores Costa con sus hijos Justo Jos, Dolores y Justa. La familia est en uno de los salones del palacio San Jos. 25
046. El virrey Santiago de Liniers con su esposa Juana de Montiel y su hijo Luis. leo annimo. 1787. Complejo Museogrfico Enrique Udaondo. Juana Montiel o Menviel fue la primera esposa de Liniers con quien haba casado en Mlaga y muri en 1790. Posteriormente cas en segundas nupcias con Mara Martina Sarratea. 25
047. Mariquita Snchez de Thompson con sus hijos. leo annimo. Coleccin particular. 25 048. Casamiento en Santo Domingo en 1830. Gouache de Lonie Matthis.
Las bodas se realizaban por la maana y las iglesias no presentaban adornos especiales. 26
049. Aguateros en ribera sur. Acuarela de C. E. Pellegrini. C. 1831. Coleccin particular. 27
050. Duraznero. Litografa color de H. Bacle. 1833. 28 051. Lecheros. Grabado color E. E. Vidal. 1820. Coleccin particular 28 052. Lechera. Litografa color de H. Bacle. 1833. 28 053. Peluquera en la calle de la Catedral. Litografa color de Alberico Isola. 1844. 28 054. Carro aguatero en Buenos Aires. Acuarela de E. E. Vidal. 1818. 29 055. Panadero en la calle San Martn. Acuarela de J. L. Pallire. 1858. 29 056. Carro aguatero en Plaza de Mayo. Fotografa. c.1870. Archivo General
de la Nacin. 29 57. Tropa de carretas en ribera norte. Acuarela de C. E. Pellegrini. 1830.
Coleccin particular. 29 058. Vendedor de velas. Acuarela de Elvira Udaondo. Complejo Museogrfico
Enrique Udaondo. 29 059. Ribera sur. Acuarela de C. E. Pellegrini. 1830. Se ven las lavanderas
haciendo su trabajo en el ro. 30
0
-
C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 60
60. Lavandera. Acuarela de E. Udaondo. Complejo Museogrfico Enrique Udaondo.
30
061. Lavanderas a orillas del ro cerca de plaza de Mayo. Fotografa. 1898. Archivo General de la Nacin. Al fondo se distingue la aduana Taylor y a la derecha se observa un tren en la Estacin Central. 30
062. Lavanderas en el Bajo Belgrano. leo de P. Pueyrredn. Museo Nacional de Bellas Artes. 31
063. Interior de una iglesia. Acuarela de J. L. Pallire. 32 064. La portea en el templo. leo de A. R. Q. de Monvoisin. 1842. Coleccin particular. 32 065. Reparto de velas en San Ignacio. Gouache de L. Matthis. c. 1930.
Aspecto que presentaba originalmente el templo construido por la Compaa de Jess en 1790. En la esquina de Bolvar y Alsina 33
066. La portea en el templo. Dibujo de J. L. Pallire, litografa de Pelvilain. Coleccin particular. 33
067. Procesin en la iglesia de Santo Domingo. Acuarela de Carlos Enrique Pellegrini. 1841. 34 068. Procesin de Corpus Christi. Dibujo annimo. 1760. 34 069. Semana Santa en la Catedral. Dibujo de J. L. Pallire, litografa de
Pelvilain. 1865. 35 070. Seora criolla camino de la misa. Dibujo annimo. Es acompaada de
la criada que lleva la alfombra para la misa ya que en las iglesias no haba bancos. 35
071. Iglesia y plaza del Pilar. En 1870. Copia fotogrfica de Moody y Ca de 1890. Coleccin particular. A la izquierda del templo se advierte la fachada del Asilo de Mendigos, donde hoy se encuentra el Centro Cultural Recoleta. 35
072. Iglesia del Pilar. Aguada de C. E. Pellegrini. 1830. En el centro se observa un carro que transporta los atades al cementerio. 35
073. Iglesia del Pilar. Aguada de Benoit. 1821. 35 074. El cementerio de disidentes. Litografa de C. E. Pellegrini. 1833. El
camposanto de los ingleses protestantes estaba ubicado en las actuales calles Hiplito Yrigoyen y Pasco. 35
075. Cabildo durante las fiestas del 25 de mayo de 1870. Daguerrotipo. 1870. Archivo General de la Nacin. 36
-
C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 61
076. Fiesta cvica en la Plaza de la Victoria. Fotomontaje. 1900. Archivo
General de la Nacin. 36 077. Fiestas Mayas. Litografa color de Carlos E. Pellegrini. 1841. 37 078. Plaza de la Victoria durante una fiesta cvica. Litografa de Alberico
Isola. 1844. En esta obra se observan por completo la recova nueva construida entre las calles Defensa y Bolvar. 37
079. El juego de la cucaa. Acuarela annima. Coleccin particular. Uno de los entretenimientos durante las fiestas mayas. 37
080. Acta de la independencia. Litografa acuarelada. 1840. Museo Histrico Cornelio Saavedra. El texto se realiz con el formato de la
Pirmide de Mayo. 37 081. Tomando mate con pastelitos. Acuarela. 1810. 38 082. Seora portea a la maana. Litografa de H. Bacle. 1834.
38 083. Interior de cocina. leo de J. P. Palliere. 1864. Museo Nacional de Bellas Artes. 38 084. Seora portea a la maana. Litografa de H. Bacle. 1834. 38 085. Mate, bombilla y tabaquera. s. XIX. Coleccin particular. Elementos
pertenecientes a Jos Artigas. 39 086. El asado. leo de J. L. Pallire. Coleccin particular. 39 087. Cebando mate. Copia de una acuarela de A. DHastrel. Museo Nacional
de Bellas Artes. 39 088. El rodeo. leo J.D. Dulin. Coleccin particular. 39 089. Matera y cantor de tristes y yaraves. Litografa coloreada de A.
DHastrel. Coleccin particular. 40 090. Pulpera. Litografa color de A. sola. 1848. Coleccin particular. En la
vereda una negra vendedora de pasteles. 40 091. Los pescadores. Acuarela de E. E. Vidal. c. 1819. Complejo
Museogrfico Enrique Udaondo. 40 092. El mate. Cromolitografa. Fines siglo XIX. lbum de vistas de Buenos
Aires y la Repblica Argentina. Museo Mitre. 40 093. Pastelera. Acuarela de E. Udaondo. Complejo Museogrfico Enrique Udaondo. 40
-
C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 62
094. Agustina Rozas de Mansilla e hijo. Copia fotogrfica de la acuarela de Carlos E. Pellegrini.
41
095. Seora con peineta de moda en 1816. Dibujo. 1826. Revista El Hogar. 41 096. Peinetones en la calle. Litografa de H. Bacle. 1834. Coleccin
particular. Pertenece a la serie Extravagancias de 1834 de H. Bacle. Advirtase el exagerado tamao de los peinetones confeccionados por el artesano espaol Manuel Masculino. 41
097. Peinetones en el paseo de la Alameda. Litografa de H. Bacle. 1834. Coleccin particular. "Auxilio: que el ventarrn se arrebata a
mi seora!". 41 098. Peinetones en casa. Litografa de H. Bacle. 1834. Coleccin particular.
Inscripcin: "Todava ms seora?,- No basta, ahora del otro lado 41 099. El enlace de los peinetones. Litografa de H. Bacle. 1834. Coleccin
particular. Inscripcin: "Jess! Aprtese usted! -Denme lugar, por Dios! -Ay que me la parte!". 41
100. Peinetones en el baile. Litografa de H. Bacle. 1834. Coleccin particular. "Mi peluca! Mi peluca! seorita! Por Dios no se
la lleve usted!". 42 101. Seoras de compras. Acuarela de E. E. Vidal. 1817. 42 102. Dama portea con peinetn. Acuarela de Elvira Udaondo. Complejo
Museogrfico Enrique Udaondo. 42 103. Dama portea con peinetn y misal. Acuarela de Elvira Udaondo.
Complejo Museogrfico Enrique Udaondo. 43 104. Nio con traje azul. leo de Cndido Lpez. c. 1865. Coleccin particular. 43 105. Mercedes de San Martn de nia. Miniatura de Francisco Goulu. c. 1820.
Museo Histrico Nacional. 43 106. La calle de la Catedral. Sombrerera y relojera. Litografa de C. E.
Pellegrini. 1832. Coleccin particular. 43 107. Retrato de Luz Lubary y Baillo. leo de Fernando Garca del Molino.
leo. Coleccin particular. 43 108. Juan Manuel de Rosas de nio. leo Annimo. Coleccin particular 43 109. Vista de Buenos Aires. Aguatinta color de E. E. Vidal. c.1820. Coleccin particular. 43
-
C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 63
110. Minu en lo de los Escalada. Litografa color de Carlos E. Pellegrini, 1841. Detalle.
44
111. Minu. leo de C.E. Pellegrini. 1831. 45 112. Damas de Buenos Aires. Grabado annimo. s. XIX. 45 113. La mediacaa. Acuarela de Ana y Elvira Udaondo. Complejo
Museogrfico Enrique Udaondo. 46 114. El pericn. leo de Miguel ngel Elarte. Complejo Museogrfico Enrique Udaondo. 46 115. Sarao federal. leo de Pedro Figari. Coleccin particular. 46 116. El gato. leo de Pedro Figari. Coleccin particular. 46 117. La mediacaa. Litografa coloreada de C. E. Pellegini. 1831. Coleccin particular. 47 118. El gato. Litografa de J. L. Pallire. 1860. Complejo Museogrfico
Enrique Udaondo 47 119. Pulpera en 1840. leo de Pedro Chvez. Complejo Museogrfico
Enrique Udaondo. 48 120. Vendedor de pan. Acuarela de C. E. Pellegrini. 1830. Se observa una
pulpera en la esquina. 48 121 Interior de una pulpera. leo de J. L. Pallire. 1858. 48 122. Trabajadores de campo en la pulpera. Dibujo de E. E. Vidal y litografa
de Maile, Bluck y Ackermann, 1820. Complejo Museogrfico Enrique Udaondo. 48 123. Sello oficial que lleva el escudo de armas del virrey Nicols de
Arredondo. 1790. 49 124. Formulario para pulpera. Documento ordenado por el virrey Arredondo
como reglamento para los dueos de estos establecimientos. c.1790 49 125. Corrida de Toros en la plaza. Acuarela de E. E. Vidal. 1820.
Coleccin particular. Imagen anterior a la estocada. 50 126. Vista de Buenos Aires desde el norte. Acuarela de E. E. Vidal. 1819.
Detrs se observa la plaza de Toros que estaba construida en donde hoy se halla la plaza San Martn. 50
127. Corrida de Toros en la Plaza. Acuarela de E. E. Vidal. 1820. Coleccin particular. Imagen en el momento de la estocada. 50 128. Corrida de Toros en la plaza Mayor, 1750. Acuarela de Lonie Matthis.
Museo Histrico Cornelio de Saavedra 50
-
C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 64
129. El lazo. Litografa color de A. Isola. 1844. 50
130. El cuartel del Retiro, corrida de sortijas. Litografa color de C. E. Pellegrini. 1841. 51
131. Pareja de estancieros en la Pampa. Acuarela de A. DHastrel. 1840. Coleccin particular. 51
132. Enlazando. Acuarela de E. E. Vidal. 1819. Complejo Museogrfico Enrique Udaondo. 52
133. Ria de gallos. Litografa de J. L. Pallire. 1864. Museo Nacional de Bellas Artes. 52
134. Ria de gallos. Litografa color de J. L. Pallire. 1860. Coleccin particular. 52
135. Gaucho pialando. Acuarela de J. L. Pallire. Museo Nacional de Bellas Artes. 52 136. Alameda. Dibujo de A. Isola, c. 1843. Archivo General de la Nacin 52 137. Alameda de Buenos Aires. Tinta sobre papel de Alejandro Pittaluga.
Coleccin particular. 52 138. Paseo de la alameda. Daguerrotipo. 1852. Museo Histrico Nacional 53 139. La alameda. Dibujo de Wernicke. 1849. Coleccin particular. 53 140. Paseo de Julio. Daguerrotipo. 1860. Archivo General de la Nacin.
Antiguo paseo de la Alameda. 54 141. Personaje masculino. Acuarela de Joseph Francois Fonteneau. c. 1820.
Pertenece a la obra South American Drawings Coleccin privada. Son diecisis acuarelas que se encuentran en un lbum con personajes de Argentina, Uruguay y Bolivia. 54
142. Carnaval. Dibujo annimo. 55 143. La comparsa de los negros. leo de Pedro Figari. Complejo
Museogrfico Enrique Udaondo. 55 144. Carnaval en Buenos Aires. Xilografa de H. Valentin y dibujo de Augusto
Borges. 1847. Coleccin particular. 55 145. Sello de armas de la ciudad de Buenos Aires propuesta por el gobernador de provincia Jacinto Lariz. Dibujo.1649. 64
145
-
C O L E C C I N B I C E N T E N A R I O B U E N O S A Y R E S 2 . S o c i e d a d c o l o n i a l 65
nnnnotas y otas y otas y otas y bbbb i b l iograf ai b l iograf ai b l iograf ai b l iograf a
Notas 1 Palomeque, Silvia: La sociedad colonial: raza, etnicidad, clase y gnero. En Tandeter,
Enrique (dir.): Nueva Historia Argentina. Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 2000, tomo II, pp. 83
2 Luchillo, Lucas Jorge: Los caminos de la Historia. La Argentina antes de la Argentina. Buenos Aires, Altea, 2002, pp.88-89
3 Mayo, Carlos A.: Apenas aires burgueses. En Historia visual de la Argentina desde los orgenes a la independencia. Buenos Aires, Clarn, 2009. pp.150- 161.
4 Presta, Ana Mara: La sociedad colonial: raza, etnicidad, clase y gnero en: Tandeter, Enrique (dir.): Op. cit. pp. 77-80
5 Taullard, Alfredo: Nuestro Antiguo Buenos Aires. Cmo es y como era desde la poca colonial hasta la actualidad. Su asombroso progreso edilicio, trajes, costumbres. Buenos Aires, Peuser, 1927, p 13-15
6 Quesada, Ernesto: La ciudad de Buenos Aires 7 Un Ingls: Cinco aos en Buenos Aires 1820-1825. Buenos Aires, Solar- Hachette,
1962, pp. 75-77 8 Ibid p. 120 9 Ibid p. 84-85 10 Lobato, Mirta Zaida y Juan Suriano: Atlas Histrico de