Colaboraciones del joven Antonio Rodríguez-Moñino en la Revista ...
Colaboraciones del proyecto "Kedarte2012"
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Colaboraciones
DESOCUPADOS#KEDARTE2012
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Latidos del olvido es un proyecto artístico, encaminado a “reutilizar” lugares abandonados o deteriororados, a causa del paso del tiempo y el olvido. Cuenta con la colaboración de artistas y pensadores que aportan sus intervenciones y reflexiones intentando rescatar realidades del pasado y del presente. Se trata de intervenciones efímeras de todo tipo (fotografía, pintura mural, escultura, proyecciones…) cuya máxima premisa es el respeto total y absoluto de los espacios y entornos donde son realizadas. Creaciones in situ, realizadas en un lugar, con ese lugar y para ese lugar.
Beats of Oblivion is an artistic project,
aiming at the creative use of abandoned
places. It involves the collaboration of
artists and thinkers, who contribute with
their work, thoughts and ideastrying to
recover past and present realities.
It implies all types of ephemeral
interventions, whose ultimate premise
is a total and absolute respect for the
spaces and environments where they
are made. On-site creations made in one
place, with that place and for that place.
4
When someone observes for the first
time the work LATIDOS DEL OLVIDO,
the first words that come to my mind:
Decrepitude,
Desertion,
Memories,
Mutated smells,
Inspected places,
Fresh air,
Resurrection,
Melancholy,
Shadows,
Double readings,
Eternal recall,
Inexorable end...
Life in memoriam.
These artists with the contributions of
their co-workers of the word open their
work to a double reading of forgotten
spaces; some of them abandoned per
saecula saeculorum and others which are
sample of a past that went away and at the
expense of a new future. They are chants
made for the resurrection of former
moments; they are revitalized memories
in the review of spaces and their items.
It is the expression of a time
poetics, the attempt of giving an icono-
graphical solution to the concept of
memento mori; the attempt of re-defying
the idea of ‘vanities’ in our contemporary
world, under the neo-anthropological
sight of the current society, in a redefini-
tion of the values and the vital concepts
that have mutated in the confrontation
between positivism and spirituality.
And it is there where, from
the reason, dynamism, proportionality,
random, tidiness and expression, Paye,
Javier, Kike and Diego give back these
spaces to a new ephemeral life into the
physical world which becomes eternal in
the metaphysics of the memory.
Iván del Arco Santiago
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Cuando uno observa por primera vez
la obra de LATIDOS DEL OLVIDO, las
palabras que primero se te vienen a la
cabeza son:
Decrepitud,
Abandono,
Recuerdos,
Olores mutados,
Espacios intervenidos,
Aire fresco,
Resurrección,
Melancolía,
Sombras,
Relecturas,
Remembranza eterna,
Inexorable fin...
Vida in memoriam.
Estos artistas y las aportaciones de sus
colaboradores de la palabra, abren su obra
a una relectura de espacios olvidados,
unos abandonados per secula seculorum,
otros muestra de un pasado que se fue
y a expensas de un futuro nuevo, son
cantos a la resurrección de momentos
pretéritos, son recuerdos revitalizados
en la revisión del espacio y sus objetos,
es la plasmación de una poética del
tiempo, el intento de dar una solución
iconográfica al concepto del memento
mori, redefinir la idea de la vanitas en
nuestro mundo contemporáneo, bajo la
visión neo-antropomórfica de la sociedad
actual, en una redefinición de valores y
conceptos vitales que han mutado en la
confrontación del positivismo y la espiri-
tualidad. Y es ahí, donde desde la razón,
el dinamismo, la proporción, la aleatorie-
dad, el orden y la expresión, Paye, Javier,
Kike y Diego, devuelven estos espacios
a una nueva vida efímera en el mundo
físico, que torna eterna en la metafísica
del recuerdo.
Iván del Arco Santiago
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olaboraciones
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Silvano Andrés de la MorenaIván del Arco Santiago
Ulises FaragüitEva Lavilla Rey
Cris Martín “La Princesa Inca”Francisco Porto (La Lata Muda)
Pablo S. Herrero
olaboracionesC
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Pues la belleza no es nada sino el principio
de lo terrible, lo que somos apenas capacede
soportar, lo que sólo admiramos porqu se-
renamente desdeña destrozarnos. Todo ángel
es terrible.
Rainer María Rilke Las elegias de Duino
[Para leer escuchando a Arvo Pärt, Spiegel
im Spiegel o en su defecto las subyugantes
Ludus y Silentium de “Tabula Rasa”]
Alucinaciones en el desierto
El desierto es naturaleza no domesticada,
lejos de las virguerías de jardines rena-
centistas y barrocos al estilo de Bomarzo.
El desierto es terrible como Gus Van
Sant reflejó en esa extraña película
que es “Gerry” en la que dos jóvenes
estadounidenses realizan una inocente
excursión a un espacio natural protegido.
Una excursión que se convierte en una
tragedia tan cerca de la carretera, de la
salvación y, sin embargo irremediable-
mente perdidos. Como sucede en nuestra
vida. Un encuentro inesperado con la nada
9
y con la muerte que deja en suspenso
todo lo demás. Como si te hubieras
equivocado con la puerta elegida, como si
hubieras atravesado el umbral incorrecto,
ese que en los juegos televisivos te aboca
a la caída, a abandonar el concurso. Con
la cara de idiota, llena de pintura roja,
idiota así te sientes porque de alguna
manera crees que podías haber sorteado
esa mala suerte que no estaba destinada
a ti, sino a alguien peor que tú.
Allí, en el desierto se define la
medida de su humanidad, enfrentados a
lo terrible de una naturaleza que no se
ha dejado doblegar por mucho que la
hayan convertido en Parque Nacional, allí
se someten a un espejo implacable. Se
revela lo que hay dentro de cada uno, sin
decorados de cartón-piedra que permitan
fugas en el juicio.
Han /Hemos emprendido un viaje
iniciático y quizás terminal, salimos de
casa y nos internamos en el desierto; han
desaparecido las sendas y caminos ¿Ahora
qué? ¿Qué hacer? La desorientación y
la confusión nos inmovilizan. Habíamos
leído muchos cuentos y visto muchas
películas pero no estábamos preparados
para esta aventura, no estábamos listos
para resolver las adivinanzas y enigmas
de este vacío. El siseo de la serpiente nos
enerva. No hay demasiado tiempo.
Habíamos ordenado este espacio,
naturaleza fotografiada, cuadriculada,
parcelada y reducida a convencional plano
y seriación numérica. La cuantificación
había simplificado el desorden natural,
las finas líneas color siena allanaban las
dificultades. Pero un día el Parque natural
con senderos balizados y paneles explica-
tivos se transforma en un incomprensible
espacio de soledad, una belleza que sere-
namente desdeña destrozarnos.
Eva Lavilla Rey
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In Memoriam
“And one far-off divine event,
To which the whole creation moves”.
In Memoriam A.H.H. by Alfred Tennyson.
In Memoriam a #kedarte 2012 es la Des-
esperación por ver tanto el ámbito rural
como la cultura relegados a un segundo
ámbito, al ámbito de la desaparición. En
los días que transcurren paralelos a una
crisis llevada de la mano de los grandes
beneficiarios bancarios, la cultura ya no
es necesaria en la opinión de algunos
segmentos de la población al mismo
tiempo que poco a poco los espacios
rurales quedan olvidados en los rincones
de las comunidades u otros ayuntamien-
tos que los absorben beneficiándose de
sus infraestructuras, ríos, caminos, etc.
Proceso que nos lleva a crear nuevas
ciudades y a despoblar una mayor parte
del territorio con su pérdida en la cultura
y tradiciones de una comunidad plural.
Donde pueda desordenar tu memoria,
un hueco de luz cabe en el silencio roto
de tus manos,
no me hablas,
no vuelves a mí
y la noche está cogiendo una ruta de
muerte,
y como ya se usaron mucho como pala-
bras noche y muerte callaré,
el silencio mi ruta y mi palabra
y me convierto en la nada,
hasta donde pueda desordenar mi me-
moria
y después volverme una piedra muda.
Cris Martín “La Princesa Inca”
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Duda por el buen saber hacer
por parte de las instituciones, fundacio-
nes, asociaciones y otros colectivos que
en sus estatutos dejan claro la visión de
favorecer al mundo cultural y al apoyo
incondicional al mundo rural. Promesas
incumplidas que solamente son utilizadas
para el beneficio económico propio, ol-
vidándose de rúbricas en las copias, per-
diéndose en los archivos institucionales
y por último gozando al unísono que los
rescaten.
Esperanza a que a través de
la autogestión y el neorruralismo la
situación cultural cambie progresivamen-
te puesto que nos “han dejando en mano
de la propia Naturaleza”. El cambio es
necesario debida a las malas gestiones gu-
bernamentales permisivas en el desfalco y
favoreciendo intereses particulares y no
el beneficio de la comunidad por el que
se supone que fueron elegidos.
Fe porque las pequeñas comuni-
dades, encuentros,etc. Como puede ser
#kedarte 2012 favorecen al desarrollo
de la cultura, al encuentro entre público,
artistas y tecnología; tecnología como
factor importante en el mundo en el
cual vivimos puesto que este triángulo
armónico dibuja el espíritu y el senti-
miento de una comunidad rural que no
debe ser olvidada y despojada de nuestras
raíces culturales; por todo esto debemos
de seguir creando, ya sean elementos
físicos, conceptuales o encuentros para
que a la cultura no se deje morir.
Francisco Porto (La Lata Muda)
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Siempre hay esperanza
En la desesperación de las pinturas ajadas.
En el polvo blanquecino de oscura proce-
dencia. En los vidrios cortantes y sucios.
En el final de mis días y mis noches.
Descubro que estás mostrándome mis
fronteras, mi propia geografía, de oriente
a occidente, de septentrión a mediodía,
del nadir al cénit. Te toco, te amo de
cerca y descubro que, sobre mis retinas,
habían caído espesos mantos de alquitrán
transparente, velos en el alma. Acaricio
tus paredes, mis manos se deslizan por
los montes microscópicos de tu ser.
Acaricio y siento la textura de los setos
salvajes, que se refugian audazmente por
entre tus rendijas. Me pregunto por qué
me amas tanto, por qué me seduces y
me empujas a inhalar tu aroma, que ya
no puedo estar sin tu atmósfera, que me
seduce tu cuerpo de tierra apelmazada,
de barros cocidos, de hierros en óxido
meridional. Mi ser destruido y calcinado
ha comenzado a vivir en tu ámbito, mi
ser que, en tiempos pretéritos, se des-
El aire que se respira
Ahora,
el silencio debería estar prohibido.
Porque ahora el silencio no es valor de
respeto.
Sino señal de retirada.
Y en esta batalla abocará
en la catástrofe toda
retirada.
Carcoma,
carcoma, en silencio o contra
el silencio, va abriendo una peste
que pide a gritos luchar contra
el silencio.
Dos silencios.
El de los que piden
Paciencia y el de los que, en la densidad
del miedo, piden la palabra
en tiempos revueltos.
Silvano Andrés de la Morena
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parramaba, que se deshacía al tacto de
los mortales, se reconstruye en los ojos
del que me observa. Es ahora cuando
has hecho de mí un dios, un ser eterno y
creador, soy lo uno, aquello hacia lo que
todas las cosas tienden. La tendencia, la
deriva de tus barcos nocturnos, de los
mensajes subliminales de tus miradas, de
tu pecho fuerte y deseado. Soy un dios,
el eterno creador de génesis, porque tus
palabras y las mías generan momentos
verdaderos dentro de mi mente, dentro
de mi mundo. Escucho tu relato de tus
propios labios, me dejas mirarte con de-
tenimiento, con amor y tú me respondes
igual. Es ahora cuando me abres a la vida,
porque no quiero esconderte bajo las
alfombras, no quiero mirar hacia otro lado,
no quiero cerrar los ojos a ti, no quiero
renegar de ti porque me haces feliz. Eres
el mundo, lo eres porque eres puro, más
puro que una torre de cristal en una isla
de oriente, eres más puro que un libro
sagrado.
Me miraste una vez, me miraste
por las calles, desde la carretera. Me
cortaste la imaginación en jirones, me
compusiste una sinfonía muda. Ahora
no puedes dejarme sólo, porque me
iluminaste suave, áspero, gritando con el
rojo de tus manchas, con el gris del cerco
de tus ventanas. Que tus paredes son ya
son parte de mis células, de la biología
que compartimos, eres el lienzo de
mi vida, la roca de mis anhelos, que me
haces sentir tu aliento en mi espalda, en
mis hombros, que me despiertas y erizas
mi mente. Ahora te amo, amo lo tuyo, la
vaciedad, amo las horas de la madrugada
y los crepúsculos, en los que el tiempo se
detiene mis veces seguidas. Ahora yo seré
la voz de tu diafragma, y el mundo me
oirá, y tus paredes sucias serán el anuncio
sempiterno de la esperanza.
Ulises Faragüit.
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Vacio, límite, horizonte
Miro hacia el horizonte buscándome a mí
mismo, porque el horizonte es el límite
de mis ojos, y el horizonte es de bronce,
es antiguo, es fuerte. Y la cuchilla de
luz, que pasa bajo las nubes, recorta los
límites de mi ser. Miro hacia las cumbres
de las montañas, porque sé, en el fondo,
que jamás tocaré la cúspide de roca que
las corona. El horizonte que marca el
oriente y el occidente de mi existencia.
Son los límites, los confines de la realidad,
tal vez de la mía, la muralla levantada por
desconocidos, sin saber qué guardan o a
quien protegen. El abandono es el abismo
en el que se precipitan los océanos, el
lugar de los monstruos, de las alas de los
dragones. Las alas negras y transparentes,
que quieren atrapar el viento. Quiero ir
hacia el abandono, que es el vacío, quiero
encontrar la sombra de mi existencia, lo
que yo soy. El vacío es el límite, y necesito
tocar los límites para definir mi existencia,
mi identidad mi sangre, una sangre
marcada de muerte y de vida, una sangre
de tierra gris, de cemento y cal mezclada.
Todos dejamos muertos por el camino,
todos dejamos abandonos y vacíos, todos
somos horizontes vivos de espacios
muertos, de muertes sin anunciar, ines-
peradas, injustas, intermitentes, desenca-
jadas, deseadas, doloridas, placenteras…
los muertos de nuestros recuerdos gritan
por las noches, nos despiertan en medio
de tumultos espirituales. Los muertos
llenan los espacios vacíos, muertos que
son recuerdos, que son impresiones, que
son presencias que jamás conoceremos.
La vida parece arrastrarse por debajo de
la puerta, y yo la amo y la busco, como
busco unas manos que se arrastren por
mi cuerpo, que marque los límites de
mi piel, que señale la frontera entre mis
adentros y la luz que me baña. El vacío
es el límite y yo te necesito, porque no
quiero perderme como tinta en el agua.
Ulises Faragüit
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recuerdos que evoca la tierra que pisamos,
resumida en los campos de Morille.
En este canto poético a nuestro entorno,
en cierto modo hasta hoy inexplorado en
el proyecto artístico de Latidos, la nada,
que a su vez es todo, sirve de espacio
artístico inmejorable enriquecido por
los matices lumínicos y cromáticos que
incorpora a lo largo de una jornada. Día y
noche, y de nuevo día y más noche, el ciclo
de la vida continúa, es nuestro ouroboros
congelado en un fragmento de tiempo
que, irónicamente, se perpetuará de modo
indefinido para deleite de todo aquél que
quiera disfrutar de la fuerza expresiva, del
concepto contradictorio, de lo humano
en lo mundano y primigenio, o de la luz
de la conciencia.
Para ello Morille ofrece un entorno mágico,
no sólo por lo que era sino también por lo
que es y está siendo, por lo que crece en
su querer ser, un lugar vivo que subsiste
con las miras puestas en el futuro y no
en el pasado. Nada mejor para expresar
esa unión que una convocatoria como
Kedarte donde se enmarcan las inter-
venciones del grupo Latidos del Olvido.
Late gea
Cuando uno se pregunta que lugares están
más olvidados, solemos ignorar nuestro
entorno natural. Y es que si pensamos
en la realidad de nuestra existencia, la
naturaleza que nos acoge ha sido eterno
testigo de nuestros pasos al tiempo que
es objeto de nuestra indiferencia. Nos
olvidamos de ella y de su capacidad
cambiante, derivada del devenir constante
que la caracteriza. Esas formas que dejan
de existir, esa máquina mutante que
cuando la perturbas te asalta y recupera
su lugar, abandona al olvido estructuras
que no vuelven de la misma manera; sin
embargo, el espacio se queda y por ende
su recuerdo, evocador ocasional de una
emoción melancólica, en cuyos paisajes
se siente como late la Madre Tierra. Es la
analogía del ser mismo, ese anciano que
recuerda con emoción sus años pueriles.
Ahí es donde Latidos del olvido interviene
y busca la plástica de su savia fresca en
armonía simbiótica con la natura, incor-
porando un aliento nuevo a ese cajón de
16
Ejemplo de ello es la realizada por el Sr.
Arribas en el depósito de aguas donde su
exhortativo hombre deconstruido es una
alegoría del inexorable paso del tiempo
que se lamenta por su vaticinado olvido
en un lugar donde la naturaleza se funde
con el hombre y sus necesidades. Las
texturas de la obra de Javier son tan ricas
como el pathos que inunda al espectador
que la admira.
Si Arribas nos invita a meditar sobre la
melancolía del espacio, Diego nos funde
la utopía abstracta de las matemáticas
urbanísticas con la espontánea riqueza
cromática del paisaje, en un cambio de
papeles que nos invita a la reflexión de
la praxis “constructo-destructiva” del
hombre que invade dichos espacios.
Por otro lado, Kike nos regala una visión
fragmentada de la belleza femenina en la
unidad manifiesta de la soledad del campo,
donde se funden las formas en la imagi-
nación del observante. Su obra juega con
la paradoja de enseñarnos espectrales
imágenes de lozana realidad en el latir de
los longevos prados castellanos refulgen-
tes por el verdor húmedo de su hierba
primaveral.
Por último, al abrigo de la noche, Paye nos
invita a la meditación con su particular
poética del espacio y la palabra, escribana
de una naturaleza que metafísicamente
se expresa en sus oraciones, en las que
bajo la noche que precede al amanecer
desmembra el paisaje y el nihilismo de
su inmensidad que resume su propio mi-
crocosmos. El fuego del conocimiento
ilumina a esta poetisa del arte que bajo la
magnificencia del firmamento estival hace
que Gea se comunique con nosotros.
Cuatro artistas y cuatro efímeras obras
de marcada individualidad que tornan
unión en este magnífico proyecto que
crece con la fuerza motriz del constante
latir de unos corazones jóvenes que te-
lúricamente te arrastran a seguirlos y
empaparte de su trabajo, siempre bajo el
espectro del canto a la memoria.
Iván del Arco santiago
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Alucinaciones en el desierto II
El desierto es un espacio fértil en signifi-cados, el horror al vacío que produce ha sido conjurado por los hombres desde hace siglos con imágenes poderosas. No es un “no lugar” sino “el lugar” por an-tonomasia, todo en él es topos y tiempo detenido. Una línea horizontal que separa cielo y tierra como un mito fundacional, como el dibujo que un niño, queriendo ser dios, realizó para empezar su juego. Sentimos la calma que produce la contemplación de una realidad desaturada y esencial. Esa sensación nos da valor para imaginar un acto de desprendi-miento, una acción de borrado que nos devolvería el sosiego. Allí donde lo único que se proyecta es nuestro yo sobre la pantalla ocre de un paisaje que es nuestro exterior, continuidad sin trauma de lo que creíamos éramos nosotros. Paisaje y no naturaleza muerta y objetiva; paisaje. Allí donde la abstracción nace de una visión depurada y esquemática que confirma la luz como el principio de todas las cosas. De todas las metáforas posibles (y son muchas) nos gusta especialmente una, la de las alucinaciones en el pedregoso
suelo de un territorio yermo. La de la visión especular en la monotonía de las piedras dañadas por la erosión y por la luz inclemente. En este erial de piedra y matorral sucede ¿Dónde si no? ¿Dónde, sino en el desierto podríamos haber alumbrado una alucinación semejante? Allí donde la vida es una existencia licuada, adelgazada por la supresión de lo superfluo; escenario de un ritual de desposeimiento de lo accesorio. En el límite de la vida posible e imaginada. Es allí donde hemos concebido un sueño visionario, una verdadera alucinación. La confusión ha desordena-do nuestras creencias, ha socavado las estructuras que guían nuestra vida cotidiana, ha hecho saltar por los aires nuestra confianza en las costumbres, nos ha dejado “sonados”, borrachos de una nueva idea que destruye lo anterior. Pero “¿tendremos el coraje necesario?” Tal vez la alucinación se desdibuje en el árido de nuestras vidas llenas, atiborradas e hiper-estimuladas. Tal vez volvamos a refugiar-nos en oasis confortables, en espejismos hipnóticos, en existencias vicarias.
Eva Lavilla Rey
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Pintura mural realizada por Pablo S. Herrero
Mayo 2012, Morille (Salamanca)
Fotografías de Esperanza Porto Varela y
Javier Arribas.
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