Codoñer, C. & Fernández-Corte, C. - Roma y Su Imperio

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    Coleccin: Biblioteca Bsica

    Serie: Historia

    Diseo: Narcs Fernndez

    Documentacin cartogrfica: Mercedes Castro

    Coordinacin cientfica: Joaquim Prats i Cuevas

    Catedrtico

    de

    Instituto y

    Profesor de Historia

    de

    la

    Universidad de Barcelona)

    -

    del

    texto, Carmen Ordoer y Carlos Fernndez Corte, 1991

    de

    la

    edicin espaola, Grupo Anaya, S. A., 1991

    Juan Ignacio Luca de Tena, 15.

    28027

    Madrid

    www

    anayainfantilyjuvenil. com

    e-mail: anayainfantilyjuvenil@anaya. es

    Primera edicin, enero 1991

    Segunda edicin,

    julio 1992

    Tercera eccin, marzo

    1996

    Cuarta edicin, julio

    2000

    Quinta edicin, febrero

    2004

    Sexta edicin, octubre

    2005

    I.S.B

    .N .:

    84-207-4015-2

    Depsito

    legal

    :

    M. 41.143 2005

    Impreso en ANZOS , S. L.

    La

    Zarzuela, 6. Polgono Industrial Cordel de

    la

    Carrera

    Fuenlabrada

    Madrid)

    Impreso en Espaa - Printed

    in

    Spain

    Reservados todos los derechos. El contenido de esta obra

    est

    protegido

    por la

    Ley, que

    establece

    penas de prisin

    y/o

    multas

    adems de las correspondientes indemnizaciones

    por daos y perjuicios para quienes reprodujeren plagiaren

    distribuyeren

    o comunicaren pblicamente en todo

    o en parte

    un

    obra literaria artstica o cientfica o

    su transformacin

    interpretacin o ejecucin artstica fijada en cualquier tipo

    de

    soporte

    o

    comunicada

    a travs de

    cualquier medio

    s n

    lo pr

    1

    ptlrm nutot l1 ocion

    ontenido

    El legado de

    Roma

    1 Italia y Roma

    2 Roma

    3 Roma y el Mediterrneo:

    la Repblica Media

    4 La crisis de

    la

    Repblica

    5 El Imperio Romano

    6 El Estado

    en el

    siglo 1

    7

    El

    Imperio

    en

    el siglo II

    8 Los Severos

    9 La anarqua militar y el Bajo Imperio

    Datos para una historia

    Glosario

    Indice alfabtico

    Bibliografa

    4

    6

    10

    20

    38

    54

    80

    86

    94

    96

    106

    108

    110

    112

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    l legado

    e

    o

    Pocas palabras resume1

    t

    rio Romano que estas de

    Si se tratase de puntualizar

    el

    11

    z

    mundo

    en

    que el linaje humano

    l

    1

    sealadamente, nombrarase sin lit 1

    \l

    desde la muerte de Domiciano hasta 1 lv 1

    modo.

    Lo sorprendente

    de

    la

    accin de or

    la

    Historia Universal es que una pequea ciud d del

    centro de Italia pudiera llegar a conquist

    ar

    y do

    mi-

    nar todos los pases mediterrneos. Otros i

    mpe

    rios

    haban existido antes, como

    el

    persa o

    el

    de

    Ale-

    jandro Magno, que controlaron tambin una gran

    extensin de territorio. Pero ningn poder lleg a

    ser tan persistente ni a ejercer una labor civilizado

    ra tan duradera como

    el

    romano.

    Los mtodos de los que

    se

    sirvi para imponer

    se no

    fueron ejemplares. Como sucede con toda

    potencia imperialista, las guerras,

    con

    sus secuelas

    de saqueos, pillajes y destrucciones de comunida

    des enteras, acompaaban a las legiones romanas.

    Pero

    , despus de ellas , Roma

    supo

    dotar de un

    marco poltico-administrativo estable a numerosos

    territorios que jams haban gozado de perodos

    prolongados de paz, imponindoles su lengua

    el

    latn e introducindolos

    en

    las ventajas de la civi-

    lizacin urbana. Un mismo sistema de educacin,

    continuacin innovadora del griego , una a hisp

    a-

    nos y africanos, a itlicos y britanos.

    El Imperio

    como

    construccin poltica

    t

    ble

    no poda durar. Y

    an

    as se prolong

    dente

    por

    espacio de cinco siglos. Pero ,

    1

    paradoja histrica, todos los agente

    tl

    huyeron a su desintegracin los brb

    1 ,

    tianismo , las diferencias sociales y J

    1

    nacionalidades

    quedaron pr

    ofun

    1 t 1 1

    dos

    por

    la accin romana. El n 1

    1l1 1

    con

    todo lo que

    ste

    implicab , t

    poder

    poltico.

    CI-

    5

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    Las

    once regiones

    resultantes

    de la

    divisin

    adminis

    trat iva

    de

    Ital ia

    realizada por Au

    gusto

    conserva

    ban

    todava en

    sus

    nombres el

    recuerdo

    de

    sus

    pobladores origi

    narios.

    Eran es

    as:

    1 Lacio y

    Campania; 11

    Apulia,

    Calabria,

    Salentinos

    e

    Hir

    pinos;

    111

    Lucania

    Brutios; IV

    Sa

    binos

    y

    Samnio;

    V) Piceno; VI)

    Umbria;

    VII)

    Etru

    ria; VIII) Emilia

    Galia

    Cisalpina);

    IX) Liguria;

    X

    V

    -

    neto

    e

    Histria;

    XI)

    Galia Traspadana.

    En

    la

    imagen ,

    mu -

    er campana con

    su

    esclava.

    Italia

    y

    Roma

    Roma estaba situada en el 1 11

    Italia,

    en

    un vado del

    r

    o 1

    .-ib

    ricas regiones costeras: Etruri

    y 1 1

    1

    cin en el curso inferior del ro, 1

    n

    1 ...

    desembocadura, le permita adem 1 lt

    que una el litoral del Lacio con la ti rr

    sistema Apenino Central.

    Pero

    esta

    po i i 1

    ;>ogr-

    fica ,

    con

    ser buena, no explica que Rorn stuviera

    destinada a conquistar toda Italia:

    par

    a e llo

    he.

    ca falta

    que concurrieran circunstancias histricas fdvorables.

    Italia

    antes de

    la

    romanizacin

    Antes de que Roma impusiera su hegemona en Ita-

    lia, otros pueblos, italianos y extranjeros, haban sido

    los

    dominadores.

    Los ms importantes

    fueron

    los

    griegos y los etruscos. El declive de estas civilizacio-

    nes coincidi con el ascenso del poder romano as

    Roma se

    convirti

    en

    la

    sucesora de

    culturas

    ms

    antiguas, continuando su labor.

    La variedad tnica y lingstica de Italia

    era

    enor-

    me

    todava en

    poca

    de Augusto siglo 1a.C.) , en

    la

    que se reconocan

    once

    regiones perfectamente dife-

    renciadas.

    Pero

    la formacin de estas culturas fue el

    resultado de un largo proceso que dur siglos. Entre

    los siglos X y VIII a. C. se acentu

    la

    definicin de las

    diversas culturas italianas , y los etruscos, con un

    ritmo de desarrollo ms acelerado que los dems pue-

    blos del entorno itlico, aparecieron

    plenamente

    constituidos como realidad histrica

    en torno

    al siglo

    VII. Pero un poco antes de esta poca un nuevo fac-

    tor

    vino a sumarse al

    panorama

    tnico

    y

    cultural de la

    Italia antigua: la colonizacin griega.

    Las fundaciones helnicas

    en

    Italia fueron muy ori-

    ginales respecto a las ciudades de

    la

    propia Grecia

    en

    el perodo llamado arcaico. Los griegos establecieron

    sus centros comerciales ,

    sobre

    todo ,

    en

    las costas

    occidentales de Sicilia y en las de Italia meridional y

    occidental hasta el golfo de Npoles. El impacto de la

    colonizacin fue tan fuerte que las ciudades etruscas de

    la

    costa tirrena, ricas en minerales, compitieron con los

    colonizadores griegos y cartagineses en la busca de

    mercados por todo el Mediterrneo occidental.

    Como

    efecto de esta actividad comercial, las ciudades etrus-

    cas experimentaron, durante el siglo

    VII

    a.C., un gran

    vigor econmico y cultural, extendindose por el sur

    hasta el Lacio y Campania. Antes de sufrir la crisis

    definitiva, el

    mundo

    etrusco orientar sus

    energas

    hacia

    la

    costa del mar Adritico y el Norte, penetran-

    do en

    la

    llanura

    baada por

    el Po, donde fundan ,

    entre otras ciudades, Mantua y Bolonia.

    El

    mundo

    helnico

    El

    nmero

    de es

    t ab lec imien tos

    griegos en

    las

    costas i ta l ianas

    del

    sur lleg

    a

    ser

    tan

    grande que la

    regin recibi el

    nombre

    de

    Magna

    ,

    Graecia. Tarento,

    Metaponto, Cro

    tona Sibaris ,

    10

    Rhegion,

    Elea

    o

    Cumas, en el

    Gol-

    fo de

    Npoles,

    se

    convirt ieron

    en

    centros

    de irra

    diacin de la

    cul-

    tura

    griega

    arcai-

    ,

    ca

    y

    clsica.

    La

    influencia

    griega ,

    en esta

    represen

    tacin de

    guerre

    ros lucanos es pa

    tente.

    1

    1

    7

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    a

    crisis

    En Etruria, como

    en Grecia, se for

    maron un gran

    nmero de

    ciuda

    des-estado confe

    deradas entre s

    por

    vnculos

    muy

    laxos y

    goberna

    das generalmente

    por la aristocra

    cia. Las

    ms

    im

    por t n tes er n

    Volterra, Arezzo,

    Tarquinia,

    Veyes,

    etc. La

    influencia

    griega resulta pa

    tente

    en muchas

    de

    las

    manifesta

    ciones artst icas

    de es te

    pueblo

    tan singular. Arri

    ba, caballos ala

    dos etruscos

    que

    formaban parte

    del templo

    llama

    do ra della

    Re -

    gin

    en la

    acr

    polis de Tarquinia

    siglo V antes

    de

    Cristo).

    La

    crisis de los siglos V

    y

    IV a.

    C.

    Durante

    los siglos V y V a. C . entraron en

    decaden

    cia las ciudades-estado helni

    cas

    v etrusc s ante el

    doble

    empuje de dos

    fuerzas aparente tne n le anta

    gnicas: civilizaciones

    contin

    e

    nt

    al

    es, ms atras

    adas,

    en

    una fase de desarrollo pr eurbano, y

    es

    tados

    territorialmente ms

    extensos

    , for

    mados

    como con

    secuencia de las conquistas de Alejandro

    Magno

    siglo V a. C.).

    La presencia etrusca

    en Roma

    , que la arqueologa

    databa ya desde finales del siglo V a. C., llega a su

    final y sirve como indicio

    de una

    c

    ri

    sis

    mu

    cho

    ms

    profunda de esta civilizacin. Parece ser que, durante

    la primera mitad del siglo V a. C. , sus yacimientos

    minerales

    se agotaron

    y

    que

    sus rutas comerciales

    cayeron en

    manos

    de los griegos. Y, adems, a esas

    dificultades externas e internas vino a sumarse la apa

    ricin

    en

    la historia italiana

    de

    dos grupos

    de

    pueblos

    que

    desempearn

    un importante papel: los samnitas

    y los galos.

    Los

    samnitas hablaban dialectos emparentados

    con

    el latn.

    Su

    lugar

    de

    difusin originario

    parece

    haber sido las tierras altas situadas al Este de Etruria,

    Lacio y

    Campania

    , que miran hacia el Adritico.

    Por su parte

    , los galos,

    como

    reflejo de la formida

    ble eclosin del mundo cltico en la Europa Occiden

    tal, aparecieron

    en

    la llanura del

    Po

    , quiz a finales del

    siglo

    VI

    a. C. , y

    presionaron constantemente

    a los

    etruscos durante los siglos

    V

    y IV a. C. Ocuparon parte

    de la costa Adritica,

    en el

    siglo a. C. , y lanzaron

    incursiones hacia el

    Sur

    ,

    en una de

    las cual

    es

    saquea

    ron e incendiaron

    Roma

    en

    torno

    al

    390

    a . C .

    .

    Galos y samnitas aceleraron la

    de

    c

    adenc

    ia de los

    centros tradicionales

    de

    la civilizaci

    n

    arcaica helni

    co-tirrena e inauguraron un perodo

    de predo

    minio

    de

    pueblos

    atrasados sobre

    pueblos civiliz

    dos

    que,

    por analoga

    COn

    lo que

    SUCed

    er

    ffiUCh w } lTiS

    tarde

    ,

    ha

    sido llamado medievo itlic n .

    l

    a los

    siglos V y IV a. C.

    Puede

    afirmarse ,

    en

    resum

    en,

    qu

    siglo IV a. C. , Italia atrav

    es

    un

    f

    regionales mltiples cartagin ,

    tas

    as

    se

    llamaba a l

    os

    gri

    tas, etruscos

    y

    galos).

    Dentro

    de esa confusin

    comenz a hacerse notar la potencia

    militar

    de

    Roma.

    A comienzos del siglo a. C.,

    con

    siracusanos y

    cartagineses disputndose Sicilia, y con la definitiva

    decadencia del

    poder

    etrusco, solamente subsistan

    en

    la Italia continental

    dos

    potencias

    de

    considera

    cin: la confederacin samnita, y el Estado

    romano

    y

    sus aliados.

    Territorial y demogrficamente los samnitas

    eran

    mucho

    ms poderosos; tambin era grande su fama

    guerrera; el hecho de que

    no

    se realizara la unifica

    cin de Italia bajo su hegemona se debi a la impre

    vista resistencia de Roma.

    a crisis

    Desde finales del

    siglo

    V

    a.

    C.

    Sira

    cusa

    se

    convirti

    en

    la ms podero

    sa

    de

    las ciudades

    griegas de Occi

    dente. Regida por

    tiranos se opuso

    victoriosamente a

    cartagineses y

    etruscos

    y

    alent

    las incursiones de

    los galos cont ra

    las ciudades

    etrus

    cas y Roma.

    Sin

    embargo,

    en

    el

    si

    glo

    DI

    a.

    C.,

    Roma

    conquistar Sici

    l ia , inagotable

    fuente

    de impre

    sionantes hallaz

    gos

    arqueolgi

    cos . En la ima-

    gen, rutnas

    roma-

    nas en

    la antigua

    colonia

    griega

    de

    Tyndaris ,

    en la

    costa norte de Si

    cilla.

    9

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    a

    leyenda

    atribu-

    y

    a Marte

    la

    pa-

    ternidad de

    los

    gemelos

    Rmulo

    y Remo.

    Confia-

    dos

    a

    las aguas

    del Tber

    fueron

    salvados

    y

    ali-

    mentados por

    una

    loba.

    Ms

    tarde

    fundaron una

    ciu-

    dad. Los auspi-

    cios concedieron

    a Rmulo que

    le

    diera su nombre:

    Roma.

    Loba capi-

    tolina con los dos

    gemelos.

    oma

    Las fuentes arqueolgicas,

    lin

    i ti icas y,

    sobre

    todo, los relatos de histori 1 1 rl os son

    fundamentales

    para reconstruir J hi

    1

    1i e Italia

    anterior a Roma.

    a

    historia de Roma

    La historia

    romana

    desde los orgen

    es

    hasta la Rep-

    blica primitiva, debe establecerse a partir de las mis-

    mas bases, pero con una importantsima diferencia:

    los romanos comenzaron a escribir su propia historia

    en griego, a finales del siglo III a. C. , y

    en

    latn, a

    mediados del siglo

    II

    a. C. Las versiones acerca de los

    orgenes de la ciudad que han llegado hasta nosotros

    se

    deben, sobre todo, a Cicern y a Tito Livio,

    entre

    los latinos, y a Dionisia de

    Halicarnaso

    , entre los

    escritores griegos. Si tenemos

    en

    cuenta que, segn

    el cmputo del erudito Varrn,

    Roma

    se fund en el

    ao 753 a. C., existe un desfase

    de

    aproximadamen-

    te siete siglos entre la fundacin de la ciudad y los

    relatos que la transmiten.

    Adems,

    en

    el siglo I a. C.,

    cuando se

    escribieron

    estas historias, Roma se hallaba sumida en una pro-

    funda

    crisis poltica y sus historiadores pretendan

    encontrar en

    el

    estudio del pasado una explicacin y

    un

    remedio para los males del presente. Los legenda-

    rios relatos de los orgenes contienen, pues, ms que

    la historia de esa poca un interesantsimo reflejo del

    pensamiento poltico y de la mentalidad de los roma-

    nos del siglo I a. C.

    Las leyendas de Eneas, Rmulo y Remo, el rapto

    de las Sabinas, el combate de Horacios

    y

    Curiacios

    y

    tantas y tantas figuras ejemplares, quedan as despro-

    vistas

    de

    fiabilidad histrica, sin que eso les reste

    valor como modelos de comportamiento patritico, o

    como bellos relatos literarios. Los griegos observaban

    el mundo con mentalidad mitolgica o filosfica. Los

    romanos, ms inclinados al verismo, convirtieron los

    productos de su imaginacin

    en

    historia.

    La cultura romana tuvo un largo perodo de for-

    macin que se prolong desde mediados del segundo

    milenio hasta finales del siglo

    VII

    a. C. Durante ese

    tiempo, Roma pas de ser una comunidad preurba-

    na,

    en

    la que la arqueologa nos

    ha

    permitido imagi-

    nar un grupo de aldeas diseminadas por las colinas en

    relativo aislamiento, a otra protourbana a partir del

    850 a. C. , donde rastreamos los primeros indicios de

    organizacin ciudadana.

    os orgenes

    Segn

    Tito

    Livio

    la ciudad

    fundada

    por

    Rmulo tena

    gran

    escasez

    de

    mujeres. Los

    ro-

    manos

    invitaron a

    unos JUegos a sus

    vecinos

    los

    sabi-

    nos apoderndo-

    se

    por la

    fuerza

    de

    sus hijas. Cuando

    los sabinos

    com-

    batieron

    para

    re-

    cuperar a

    sus

    mujeres

    stas

    se

    interpusieron obli-

    gndoles a firmar

    la

    paz.

    Las

    sabi-

    nas

    interponin-

    dose entre roma-

    nos sabinos de

    David.

    11

  • 7/21/2019 Codoer, C. & Fernndez-Corte, C. - Roma y Su Imperio

    7/57

    l Los etruscos

    Flautista etrusco

    perteneciente a

    las pinturas

    que

    decoran la llama-

    da Tumba de los

    leopardos en

    Tar-

    quinia Desde la

    segunda

    mitad

    del siglo V a C

    se

    introduce en

    Etruria la influen-

    cia del

    arte

    jonio

    con

    su

    refina-

    miento

    y

    sus ras-

    gos suaves y

    na-

    turalistas Este

    momento de

    la

    pintura

    etrusca

    tiene

    su mejor -

    presin en las de-

    coraciones pict-

    ricas de las tum-

    bas de Tarquinia

    con sus represen-

    taciones

    funera-

    rias que han sido

    de

    gran

    utilidad

    para el conoci-

    mientos de los ri-

    tuales fnebres

    etruscos

    La dominacin

    etrusc

    A partir de esta poca,

    Ro 1

    l

    n1ismo

    tiempo en ciudad y

    en

    ciud d 11 1 1 uscos

    aportaron una

    concepcin urb

    1

    l

    t 1 Ll

    v

    y en

    correspondencia con ella, una ot g llliz

    1

    i

    1

    poltica.

    Su presencia

    en

    Roma dur ms d i

    1 y

    tnedio

    y

    sigui los avatares generales de

    la civiliz

    in tirrena

    durante el perodo arcaico

    630-450

    a. . aproxima-

    damente), en el que se produjo una importante comu-

    nidad cultural entre Etruria, las ciudades del Lacio y

    Campania.

    Con los etruscos lleg a Roma

    el

    alfabeto

    y

    el arte

    de la escritura; tambin sus templos y la representa-

    cin antropomrfica de los dioses, cosas todas que

    ellos haban recibido de los griegos. En esas condicio-

    nes nq resultar extrao que Roma fuera considerada

    ms adelante como ciudad no slo etrusca

    que lo

    era , sino tambin griega. Por supuesto, los latinos

    constituan el elemento ms importante de su pobla-

    cin, que utilizaba el latn, pero incluso el nombre de

    la ciudad Ruma)

    y

    el de su supuesto fundador latino

    Rumilius, Romilius)

    parecen procede r de Etruria.

    Lo mismo cabe decir de los aspectos ms impor-

    tantes de

    la vida ciudadana:

    en

    el

    comercio eran

    etruscas numerosas corporaciones de artesanos que

    trabajaban el metal,

    el

    cuero, la lana

    y

    las industrias

    del vestido;

    eran

    etruscas las asociaciones que se ocu-

    paban del ocio, como flautistas, danzarines o histrio-

    nes; tambin eran un invento etrusco los juegos de

    gladiadores, de origen religioso al principio.

    Este pueblo aportaba un fuerte componente sacro

    a casi todas las manifestaciones de la vida pblica. Es

    sabido que los magistrados romanos jams empren-

    dan una accin sin consultar los auspicios observa-

    cin del vuelo de las aves o de su manera de comer),

    y que el arte de observar las entraas de las vctimas

    estuvo siempre reservada a expertos etruscos. Los

    distintivos y el traje de los magistrados, tan caracters-

    ticamente romanos, fueron etruscos en u origen.

    La vida social se estructuraba

    en

    torno la fami-

    lia. Adems de los parientes consangune , le fatnilia

    inclua tambin a esclavos y cliente .

    1

    t irnos

    eran

    ciudadanos libres que, sin

    en1b

    rgo,

    t

    o ozc ban

    de plenitud de derechos. El

    pater familias,

    mediante

    la patria potestas,

    gobernaba sobre hijos, clientes y

    esclavos.

    Al

    morir transmita su posicin al hijo.

    Varias familias descendientes de un mismo tronco

    formaban una

    gens,

    poderosa asociacin de derecho

    privado , ms fuerte en sus atribuciones que las que

    correspondan al

    rex,

    pues la monarqua no tena

    gran importancia. El rey etrusco gozaba de atribucio-

    nes en el campo de la religin

    y

    ejerca tambin

    como rbitro

    en

    las desavenencias entre las

    gen tes.

    t

    ,

    z. ..

    Los etruscos

    1

    Otro detalle

    de la

    citada

    Tumba

    de

    los

    leopardos

    en

    Tarquinia.

    1

    .

    13

  • 7/21/2019 Codoer, C. & Fernndez-Corte, C. - Roma y Su Imperio

    8/57

    El repliegue

    etrusco

    La

    Roma de los

    reyes

    etruscos es

    taba

    muy

    familia

    rizada,

    a

    t ravs

    del arte, con las

    ms famosas

    le

    yendas de la

    mi

    tologa

    griega.

    Los viajes

    de

    Uli

    ses

    y

    las hazaas

    de

    Aquiles, proto

    tipo del guerrero

    osado, fueron te

    ma de numerosas

    esculturas

    y

    pin

    turas murales,

    co

    mo

    la que aqu

    in

    cluimos, quiles

    y roilo

    550 an

    tes de

    Cristo).

    La

    Repblica primitiva

    509-265

    a.

    C.

    La tradicin romana fija en el ao 509 a. C. la expul

    sin del ltimo rey etrusco y el comienzo de la Rep

    blica. En trminos polticos,

    el cambio

    se

    manifest

    en que la aristocracia se hizo cargo del gobierno, tur

    nndose anualmente sus miembros en

    el

    ejercicio del

    poder. Un reducido nmero de g nt s patricias po

    sea todos los derechos polticos y privados,

    en

    tanto

    que una masa importante de la poblacin de la ciu

    dad, an s iendo libre, careca de ellos.

    En el plano de la poltica internacional,

    Roma

    pas de ser una ciudad latina de mediana importan

    cia,

    en el 509 a. C., a cabeza

    de

    Italia, en el 272 a.

    C., con

    la

    toma de Tarento. En

    la

    compleja historia

    de estos casi dos siglos y medio, el aumento del pres

    tigio e influencia

    en

    la pennsula corri parejo con

    una formidable transformacin de las estructuras pol

    ticas de la Repblica y con la disolucin de lo que se

    ha llamado

    el

    orden social arcaico. La poblacin y el

    territorio romano experimentaron un aumento impen

    sable dos siglos antes: en el

    5 9

    a. C. el territorio

    alcanzaba 8 km2, mientras que en el 218 a. C.

    comprenda

    25.000,

    sin contar con el de aliados y

    latinos. Y

    la

    ciudad, preferentemente agrcola y con

    una importante actividad comercial bajo la domina-

    cin etrusca, se fue especializando en la actividad que

    los historiadores del siglo

    1

    a. C. consideraban como la

    verdadera vocacin del pueblo romano: la guerra.

    Tras

    la retirada de los etruscos, Roma se ali con

    otras ciudades latinas

    para

    defenderse de los monta

    eses volscos y de los etruscos del Norte del Tber.

    Tras la superacin de fuertes disensiones internas,

    la

    ascensin romana

    en

    Italia fue imparable a partir

    del

    350

    a. C. Roma afirm definitivamente su hege

    mona sobre las ciudades latinas e intervino luego en

    los asuntos de Campania, tradicional zona de influen

    cia samnita tras el repliegue etrusco, enfrentndose

    con la poderosa liga samnita, a

    la que termin derro

    tando

    en

    tres duras guerras (343, 326-304 y 298-

    290

    a. C. . Paralelamente, se impuso a los etruscos,

    galos y umbros en el norte, con lo que hacia el

    285

    a. C. haba sometido a toda la Italia central. Poco

    despus, Roma concluy la conquista de la pennsula

    itlica con la toma de Tarento, (272 a. C. , ganando

    una guerra que fue famosa pues consiguieron vencer

    pese a

    no

    haber logrado un solo triunfo en ninguna

    de sus tres batallas contra el clebre Pirro.

    El repliegue

    etrusco

    Pirro,

    rey

    griego

    de Epiro,

    derrot

    a los romanos

    en

    tres combates su

    cesivos Heraclea,

    Ausculum y Bene

    vento)

    sin conse

    guir triunfar en la

    guerra.

    Se

    cuenta

    que despus del

    segundo de ellos,

    a la

    vista

    del cam

    po de batalla, Pi

    rro exclam:

    Otra

    victoria

    ms

    como

    st

    y

    es tamos

    perdidos Por

    es-

    ta razn a las vic-

    tor ias

    parciales

    .

    con repercuston

    negativa en el

    re-

    sultado final ae la

    contienda

    se les

    denomina victo-

    rias

    prricas. A la

    izquierda, plato

    con soldados

    so -

    bre un

    elefante de

    guerra.

    15

  • 7/21/2019 Codoer, C. & Fernndez-Corte, C. - Roma y Su Imperio

    9/57

    Patricios

    y plebeyos

    l sociedad

    roma

    na en

    los

    tiempos

    de la fundacin.

    l comunidad ur

    bana se

    divida

    en

    grupos

    llamados

    gen tes, es decir,

    uniones

    de fami

    lias consangune

    as

    y

    clientes,

    per

    sonas

    que depen

    dan de ellos.

    Exista

    una divi

    s in en

    dos

    cla

    ses:

    patricios

    y

    plebeyos,

    sobre

    los que dominaba

    ,

    un

    rex Este,

    ele-

    gido con

    carcter

    vital icio, estaba

    investido de

    un

    poder religioso y

    poltico limitado

    por

    una oligar

    qua

    patricia,

    for

    mada

    por

    los je

    fes patres), que

    constituan el

    Se

    nado.

    Exista una

    asamblea ms

    amplia, los

    comi-

    cios

    curiados de

    los

    que formaban

    parte los

    miem

    bros de las gen-

    tes,

    los

    cuales

    constituan el

    po-

    pulus romanus

    que en un

    princi

    pio exclua a

    los

    plebeyos)

    Los conflictos

    entre patricio

    y

    plebeyos

    No conocemos bien el origen los patricios, ni tam

    poco las causas por las que e et can el poder en

    exclusiva.

    Constituan un

    es tamento cerrado

    que

    tena acceso al Senado , a las magistraturas y a los

    sacerdocios, mientras que el resto de los ciudadanos,

    la plebe, se vea privado de ejercer cargos pblicos y

    de participar

    en

    la eleccin de los mismos.

    No todos los plebeyos eran pobres.

    Su

    desventaja

    respecto a los patricios se derivaba del nacimiento, no

    de la riqueza. En el

    seno

    de la plebe se observaban

    diferencias entre los plebeyos ricos, artesanos y

    comerciantes sobre todo, y los plebeyos pobres, cam

    pesinos a los que la superpoblacin y las malas cose

    chas empujaban a las deudas ,

    la

    ruina y la esclavitud.

    El enfrentamiento entre ambos rdenes o estamentos

    se plante, por tanto, en un doble plano, poltico y

    social: los plebeyos ricos trataban de alcanzar

    la

    pleni-

    lA SOCIEDAD

    ,

    DE

    lA

    MONARQUIA

    uites

    patricios que

    podan

    mantener

    un caballo

    Plebeyos

    campesinos,

    comerciantes

    y

    artesanos

    nobles

    de

    scendi

    en

    te

    de las familias m s riCC l

    Senadores 100)

    patricios ancianos

    1 vo

    tud de derechos ciudadanos que les permitieran igua

    larse polticamente con los patricios; los pobres busca

    ban un alivio a su profunda desigualdad econmica y

    hacan responsable

    de

    ella a la clase gobernante.

    El

    enfrentamiento entre estamentos permite dis

    tinguir dos fases. En la primera hasta el

    396

    a. C.)

    los plebeyos, aprovechndose de la difcil situacin

    exterior que converta en indispensable su participa

    cin en las guerras, plantearon a los patricios exigen

    cias polticas en consonancia con su actuacin en el

    ejrcito. Ante su obstinada resistencia, no dudaron

    en

    recurrir a armas como la secesin, especie de huel

    ga por la que se desentendan de sus obligaciones

    para

    con la ciudad. Como consecuencia

    de

    la misma,

    los plebeyos constituyeron un autntico estado dentro

    del Estado, con sus instituciones propias, como el tri

    bunado

    de

    la plebe.

    Siempre presionados por la situacin exterior, los

    patricios se vieron obligados a hacer ms concesiones

    y

    de este modo la plebe consigui tres resonantes vic

    torias:

    1

    publicacin del Derecho en la llamada Ley de

    las Doce Tablas; 2 constitucin de una nueva divisin

    de los ciudadanos basada en la propiedad;

    3

    derecho

    a contraer matrimonios mixtos o us connubii

    1

    Patricios

    y plebeyos

    En su lucha polti

    ca contra los

    pa

    tricios,

    los

    plebe

    yos

    crearon el

    tri

    bunado de la ple

    be, cuyos titula

    res, inviolables en

    virtud

    de un tab

    religioso,

    prote-

    ,

    gtan

    a sus compa-

    eros

    contra

    los

    abusos de

    los ma

    gis t rados y

    po

    dan vetar

    inter

    cessio

    los actos

    de

    los

    magistra

    dos o

    las

    resolu

    ciones del

    sena

    do. En el plano

    econmico,

    los

    plebeyos

    se ocu

    paban

    de

    labores

    agrcolas, comer

    ciales y artesana

    les. En la imagen,

    fresco

    de

    una

    pa

    nadera.

  • 7/21/2019 Codoer, C. & Fernndez-Corte, C. - Roma y Su Imperio

    10/57

    Patricios

    y plebeyos

    La agricultura

    re

    publicana

    pas

    pronto de la pe

    quea

    propiedad

    de carcter

    fami

    liar

    a

    la

    hacienda

    rstica. Tenemos

    notic ias de ha

    ciendas totalmen

    te

    dedicadas

    a

    un

    solo cultivo.

    Cada

    hacienda dispona

    de

    tres parejas

    de

    bueyes

    para

    arar

    un cen tenar de

    ovejas y

    de cua

    tro asnos con

    sus

    arreos.

    En la ima

    gen

    rel ieve

    ,de

    los primeros

    sur

    cos con arado.

    En v ~ r t u de la publicacin de las leyes, estaban al

    abrigo

    de

    los abusos de l

    os

    patricios, que antes

    eran

    los nicos conocedores del derecho consuetudinario,

    fuertemente ligado

    a los colegios sacerdotales. La

    nueva ordenacin social

    en

    clases y centurias indica

    que los privilegios de nacimiento de los patricios ha

    ban

    de

    ceder

    el

    paso y ajustarse al poder econmico

    y militar

    de

    cada ciudadano.

    Por

    ltimo , el

    /us

    connu-

    bii mostraba que los plebeyos ricos pod an emparen

    tar

    con

    los patricios, pues no otra cosa significaban

    los

    matrimonios

    mixtos.Las

    reformas

    polticas del

    siglo V a. C. beneficiaron, sobre todo, a los plebeyos

    adinerados, a los

    que

    slo les faltaba la participacin

    en

    el

    Senado

    y

    en

    las magistraturas.

    La conquista

    de la

    ciudad etrusca

    de

    Veyes 396 a.

    C.) haba aumentado

    en

    un tercio el territorio

    de

    la

    Repblica , pero

    el beneficio social que supuso

    la

    dis

    tribucin

    de tierras

    qued

    anulado

    por

    la invasin

    gala del 390 a.

    C.

    l saqueo de cosechas arruin a

    una

    parte

    importante de

    la

    poblacin que

    se vio

    reducida a la esclavitud

    por

    deudas, y

    eso

    puso

    en

    marcha la segunda fase de la lucha patricio-plebeya,

    que se extendi hasta el

    287

    a. C.

    La lucha

    entre

    estamentos trajo

    como

    resultado

    una serie de leyes que definan los derechos bsicos

    del ciudadano en

    la

    Repblica romana y que han

    lle

    gado

    hasta

    nosotros

    gracias a los escritores que las

    reflejaban

    en

    los

    Anales.

    No

    existan prcticamente diferencias

    legales

    entre patricios

    y plebeyos: todo ciudadano tena

    derecho a votar

    en

    las asambleas, a ser elegido

    para

    cualquier magistratura y a

    recurrir

    ante el pueblo

    contra la pena de muerte. Las antiguas instituciones

    plebeyas quedaron integradas en el conjunto de las

    instituciones de la res publica y asimismo las resolu

    ciones de las asambleas obligaban por igual a todos

    los ciudadanos.

    Los plebeyos ricos, con su acceso a las magistra

    turas, pronto se incorporaro n a una nueva nobleza

    patricio-plebeya que, desde el Senado dirigi la pol

    tica romana. Los pobres tambin recibieron , aunque

    en

    menor medida, los frutos de

    la

    conquista, pues el

    equilibrio institucional alcanzado

    en

    torno al

    287

    a.

    e no hubiera sido posible sin los beneficios econmi

    cos que trajo consigo la expansin por Italia.

    Durante su expansin por Italia, Roma se mostr

    muy hbil concediendo la ciudadana romana a mu

    chos de sus antiguos aliados o adversarios latinos o

    campanos; de esta forma se asegur un caudal de ciu

    dadanos prcticamente inagotable que le fue muy til

    en las guerras contra los samnitas y Pirro. Si aadi

    mos a esto una magnfica red de comunicaciones , que

    ligaba las comunidades recin fundadas o romaniza

    das , encontraremos algunas de las razones que expli

    can no slo el porqu sino tambin de qu modo se

    llev a cabo la conquista de Italia.

    -

    aigualdad

    legal

    Las

    familias

    patri-

    ctas eran muy po-

    cas. Antes del

    366 a. C. conoce

    mos el nombre de

    unas veinte

    y

    despus

    de

    esta

    fecha

    de

    veintiu

    na.

    A pesar

    de

    ser tan

    escasas

    .

    en

    numero

    rests-

    tieron en

    el

    poder

    durante tanto

    t iempo debido a

    las relaciones de

    dependencia

    que

    se

    establecan en

    t re

    ciudadanos

    li

    bres

    Todas las

    familias patricias

    tenan numerosos

    d e p e n d i e n t e s

    cl ientes)

    a los

    que dispensaban

    proteccin jurdi-

    .

    ca y economtca a

    cambio de apoyo

    poltico. En

    la

    imagen aristcra

    tas romanos

    en

    un

    banquete.

    19

  • 7/21/2019 Codoer, C. & Fernndez-Corte, C. - Roma y Su Imperio

    11/57

    Roma y el Mediterrneo

    La Repblica

    edia

    El Senado

    refleja

    ba

    en su organi

    zacin los dife

    rentes honores en

    que

    se

    divida la

    carrera de

    las ma

    gistraturas Se

    era senador

    de

    rango cuestorio,

    tribunicio, edili

    cio,

    pretorio

    y

    consular.

    Polibio , historiador griego residente en Roma

    en

    el

    siglo

    II

    a. C., admiraba

    la

    constitucin de la Repblica

    romana porque se

    basaba en el equilibrio

    de

    poderes:

    el aristocrtico, que resida en el Senado, el democr

    tico,

    representado

    por

    las

    asambleas populares, y el

    monrquico, radicado en los cnsules. A pesar

    de

    esta

    afirmacin, los principios

    en

    los

    que se fundamentaba

    la poltica romana seguan consagrando la desigual

    dad de los ciudadanos, incluso

    en

    el plano jurdico.

    Las

    magistraturas

    El

    poder ejecutivo lo

    ejercan

    los

    magistrados. Las

    magistraturas

    tenan una

    doble

    vertiente, administrati-

    va

    y coercitiva. Esta ltima, resumida

    en

    el

    trmino

    imperium

    solamente la posean los

    magistrados

    superiores cnsules y pretores), a los que facultaba,

    entre otras cosas, para mandar el ejrcito e imponer

    a los

    ciudadanos

    castigos que podan llegar hasta la

    pena capital.

    Las magistraturas formaban un sistema jerrquico.

    El

    grado ms alto de

    la

    escala estaba constituido

    por

    el consulado, al que se acceda tras haber desempe

    ado toda

    la serie de cargos inferiores. Dicho sistema

    haba quedado

    ya

    plenamente organizado durante el

    siglo III

    Todas las magistraturas sufran una doble limita

    cin: en el tiempo y en el poder. Segn el tiempo, los

    magistrados deban renovarse

    en

    el cargo todos los

    aos, sin que cupiera reeleccin salvo

    en

    el caso del

    consulado). En cuanto al poder, todos los magistrados

    estaban sometidos

    al

    principio de la colegialidad,

    segn el cual las decisiones

    en

    cada escaln deban

    tomarse de

    comn

    acuerdo

    entre

    collegae as

    cada

    magistrado tena derecho a vetar las decisiones de su

    colega.

    En principio, esta necesidad de acuerdo unnime

    pareca proteger al pueblo contra los

    abusos

    del

    poder

    ejecutivo, pero, en el fondo, vino a favorecer y

    reforzar al nico rgano vitalicio y permanente de la

    Repblica romana: el Senado.

    ....----------

    Magistraturas

    La

    c rrer

    de

    los

    honores

    Se

    co

    menzaba ejercien

    do

    la cuestura

    con

    atribuciones

    emtnentemente

    econmicas) ,

    se

    prosegua por la

    edil idad

    polica

    ciudadana, espec

    tculos, etc.), se

    continuaba

    por la

    pretura

    adminis

    tracin

    de

    justicia

    y administracin

    en general)

    y

    se

    coronaba

    con el

    consulado

    pleni

    tud del

    poder eje

    cutivo:

    direccin

    de los

    asuntos

    b

    licos, convocatoria

    del

    Senado,

    pro

    posicin

    de leyes a

    las asambleas ,

    etc.) En la imagen,

    retrato de

    un

    ma

    gistrado y su mu

    jer,

    procedente

    de

    Pompeya.

    2

  • 7/21/2019 Codoer, C. & Fernndez-Corte, C. - Roma y Su Imperio

    12/57

    enado

    Cada

    cinco aos

    se proceda a la

    eleccin de dos

    censores

    de entre

    los

    antiguos cn-

    sules.

    Su

    funcin

    era

    realizar el

    censo de los ciu-

    dadanos y elegir

    a

    los senadores.

    Podan revocar de

    su

    cargo a los

    miembros

    del

    Se -

    nado que llevaran

    una conducta

    in -

    digna. Arriba pa-

    tricio

    llevando en

    procesin las

    imgenes

    familia-

    res. En la

    pgina

    opuesta comitiva

    de senadores de-

    talle pertenecien-

    te

    al Ara Pacis

    El Senado

    Integrado exclusivamente

    por

    patricios a comienzos

    de

    la Repblica, admiti ms tarde en su

    seno

    a ple-

    beyos; y durante los siglos y a. C. se convirti en

    una cmara cuyos miembros

    nombraban

    al censor,

    cada

    cinco aos, de

    entre

    los antiguos magistrados.

    El

    Senado

    dado su origen

    anterior

    al de

    las

    magistraturas y asambleas,

    era una

    supervivencia

    de

    la Repblica arcaica y ejerca

    una

    influencia sobre

    la

    poltica muy superior a sus poderes reconocidos.

    En teora se

    trataba

    de un cuerpo meramente con-

    sultivo, pero,

    dada

    la experiencia

    en

    la vida pblica

    de todos sus miembros, atesoraba

    una

    gran autoridad

    a la

    que

    tradicionalmente se

    sometan

    los cnsules

    consultndole los asuntos de Estado. La decisin del

    Senado

    no tena fuerza

    de

    ley, pero, en

    la

    prctica,

    disuada a los cnsules de presentar leyes si no iban

    de

    acuerdo

    con

    lo aconsejado previamente.

    Entre sus atribuciones positivas estaba

    la

    direccin

    de la

    poltica internacional.

    El Senado se

    encargaba de

    recibir embajadas extranjeras, de nombrar comisiones

    para

    el arbitraje

    de

    conflictos entre Estados aliados y

    de firmar tratados

    de

    paz.

    Tal era la

    majestad del Se-

    nado

    que

    el

    griego Cineas, enviado por Pirro

    para

    tra-

    tar

    de

    la paz, le

    confes

    a su rey que pareca

    una

    asamblea de semidioses. Administraba, asimismo, los

    presupuestos blicos, decida el

    nmero

    de legiones

    que

    haba que

    enrolar

    cada

    ao

    y

    determinaba

    las

    provincias que corre spondan a los cnsules. Tambin

    se ocupaba

    de

    prorrogar

    los nombramientos extraor-

    dinarios de cnsules y pretores.

    Su carcter vitalicio

    le

    confera

    una

    capacidad de

    decisin mucho

    ms

    fundada que la que corresponda

    a los magistrados anuales. En caso de guerra queda-

    ban

    en sus

    manos

    las decisiones estratgicas, la valo-

    racin completa

    de

    la

    marcha

    de las operaciones, etc.

    De

    su

    confianza y fortaleza

    se

    cuenta la siguiente

    ancdota: cuando Anbal os presentarse

    con

    sus tro-

    pas ante

    Roma y bata

    con

    el ariete las puertas

    de

    la

    ciudad

    el

    Senado

    imperturbable, decidi enviar

    tropas de

    refuerzo

    nada

    menos que a Hispania. Esta

    medida

    hizo subir

    inmediatamente

    el precio

    de

    los

    terrenos

    ocupados por el cartagins.

  • 7/21/2019 Codoer, C. & Fernndez-Corte, C. - Roma y Su Imperio

    13/57

    Asambleas

    La

    Repblica ro-

    ,

    mana reconocta

    jurdicamente la

    diferencia de

    ciu

    dadanos de dis

    t in to rango

    al

    tiempo

    que

    subra

    yaba la igualdad

    de todos los hom

    bres

    ante

    la ley.

    Detalle

    de La

    Conjura de

    Cati-

    lina, cuadro de

    Maccari.

    '

    La

    participacin

    poltica

    de

    los

    ciudadanos:

    las

    Asambleas

    Qu papel

    le

    corresponda a las asambleas popula

    res

    en

    esta constitucin? Los comicios de las centu

    rias reflejaban fielmente la sociedad profundamente

    desigual y militarista en que haban surgido. Al estar

    divididos

    en

    clases censitarias segn los ingresos de

    los ciudadanos y al estar organizadas las clases segn

    el modelo militar

    de

    las centurias dejaban la capaci

    dad de

    decisin en

    manos de

    los ms ricos y los ms

    ancianos esto

    es

    de los menos . Los comicios de las

    centurias

    eran

    los encargados de elegir a los magis

    trados superiores y de votar la guerra.

    Los comicios

    de

    las tribus

    se

    llamaban as

    por

    que la unidad de voto era la tribu. Cada tribu formaba

    un

    distrito territorial que como nuestras provincias

    no contaba con el mismo nmero de ciudadanos. Los

    ms ricos eran censados dentro de las tribus rurales

    las

    ms escasas

    en poblacin mientras

    que

    los

    pobres se amontonaban dentro de las urbanas

    esca

    sas

    en

    nmero. De esta manera los ricos con menos

    votos reales podan ganar

    por

    estar distribuidos

    en

    mayor nmero

    de

    tribus.

    En definitiva el voto

    en

    las asambleas

    no era

    libre ni igual ni directo ni secreto. El voto secreto se

    instituy en el ao

    13

    9 a. C. El voto directo no exis

    ta al computarse

    por

    unidades: tribus o centurias.

    No

    haba igualdad

    de

    voto porque los

    ms

    ricos y los

    ms

    viejos

    con

    ser mucho menores en nmero

    ocupaban

    ms unidades

    de

    voto que los

    ms

    pobres y los ms

    jvenes; stos agrupados en las centurias

    de

    las lti

    mas clases estaban casi siempre ocupados

    en

    la gue

    rra o sin posibilidades materiales de trasladarse a

    Roma para ejercer sus derechos.

    Finalmente el voto

    tampoco

    era libre

    si tenemos

    en cuenta los hbitos sociopolticos de las masas.

    Vinculadas tradicionalmente a

    un

    protector o

    patrono

    perteneciente a la nobleza senatorial las masas

    popu

    lares proporcionaban a este ltimo sus votos mien

    tras reciban

    de

    l

    en

    contrapartida apoyo econmi-

    co

    y

    jurdico .

    La institucin

    de

    la clientela inicialmente en

    manos

    de

    los patricios pas a la nobleza patricio-ple

    beya y serva para ligar a las clases altas y bajas de la

    ciudadana romana por vnculos ms efectivos que los

    de las centurias o las tribus.

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    El

    voto

    La asamblea de

    las tribus com

    tia tributa esta

    ba compuesta por

    ciudadanos agru

    pados segn

    cir

    cunscripciones te

    rritoriales llama

    das

    tribus.

    Cada

    tribu aportaba un

    voto al cmputo

    general. Aparen

    temente se trata

    ba

    de

    una organi

    zacin

    ms

    ~ g u l i -

    taria que

    la

    de lo s

    comicios

    centuria

    dos

    pero

    de

    he

    cho la distribu

    cin

    de

    los ciuda

    danos en las tr i

    bus

    se

    realizab

    de

    manera

    desi

    gual. En la im a

    gen

    ciudadano

    deposi tando s

    voto

  • 7/21/2019 Codoer, C. & Fernndez-Corte, C. - Roma y Su Imperio

    14/57

    as conquistas

    -

    Tras veinte aos

    de campaas bli

    cas

    intermitentes

    las llamadas gue

    rras

    cel t beras

    culminarn con el

    sometimiento a

    Roma de la

    po

    blacin del

    alto

    medio Duero

    que

    se integran en la

    Hispania Citerior.

    En la ilustracin

    guerreros celtbe-

    ,

    ros

    en una

    cera-

    mica numantina.

    a conquista

    del Mediterrneo

    Entre el

    264

    y el

    133

    a. C. , Roma

    se

    convirti

    en

    la

    primera

    potencia

    del mundo. Para ello tuvo que ven

    cer

    a

    Cartago

    en la

    primera

    Guerra Pnica

    264-241

    a. C.), ocupar

    Cerdea

    y Crcega,

    y

    conquistar la

    Galia Cisalpina

    241-218

    a. C.).

    La

    segunda Guerra

    Pnica

    218-201

    a. C.), o guerra de Anbal, dej pro

    fundsimas secuelas en la conciencia del pueblo roma

    no , que jams se sinti ms cerca de la aniquilacin

    colectiva.

    La

    superacin de Anbal

    en

    Zama

    201

    a.

    C.) dio

    paso

    casi sin solucin

    de

    continuidad, a la

    intervencin romana

    en

    los asuntos de Oriente

    y

    a la

    consolidacin,

    en

    Occidente de sus conquistas

    en

    Hispania.

    Las monarquas

    helensticas

    de

    los sucesores

    de

    Alejandro y las ligas

    de

    las ciudades griegas y las ciu

    dades-

    estado

    del Mediterrneo oriental contemplaron

    cmo

    Roma

    intervena

    cada

    vez ms en sus asuntos

    internos , unas veces por medio de la diplomacia y

    otras haciendo uso de la fuerza. El resultado poltico

    de la accin romana

    en

    Oriente fue la desaparicin

    de Macedonia como reino independiente y la sumi

    sin de la Grecia continental e insular a su poder.

    Paralelamente, en Hispania los ejrcitos romanos

    se enfrentaron desde mediados del siglo na. C. a las

    revueltas

    de

    lusitanos y celtberos , hasta que,

    en

    el

    134 a. C. , la ciudad de Numancia fue arrasada

    por

    Escipin Emiliano. Este mismo general haba destrui

    do aos antes Cartago 146 a. C. , poniendo as fin a

    la tercera Guerra Pnica.

    La conquista romana del Mediterrneo , con la

    consiguiente romanizacin de los pueblos de la cuen

    ca occidental,

    fue

    un hecho de trascendentales conse

    cuencias

    para la

    historia de la humanidad. Conviene

    distinguir, sin embargo, los resultados

    de

    la conquista

    -accin

    civilizadora , esto es, creadora de ciudades y

    de ciudadanos , del proceso mediante el cual se

    llev a cabo. No faltan en ste destruccin de ciuda

    des rivales Veyes, Cartago , Corinto , Numancia), ocu

    pacin de su territorio, apropiacin violenta de sus

    recursos materiales

    y

    humanos. Pero al lado de estos

    mtodos brutales, Roma tambin utiliz

    con

    xito,

    sobre todo en su conquista

    de

    Italia, la asimilacin

    pacfica, la fusin gradual con

    el

    pueblo vencido o

    frmulas flexibles de confederacin.

    as

    conquistas

    El caudillo

    lusita

    no

    Viriato personi-

    fica la resistencia

    a la dominacin

    romana en Hispa-

    na. Tras su muer-

    te en el 139 a. C.

    la rebelin fue

    so

    focada y

    el

    pueblo

    lusitano

    sometido.

    a mu rt de -

    riato de

    Madrazo.

    27

  • 7/21/2019 Codoer, C. & Fernndez-Corte, C. - Roma y Su Imperio

    15/57

    l milit rismo

    El trmino

    pro-

    vincia designaba

    inicialmente la

    misin confiada a

    un magistrado

    con imperium el

    escenarto

    en

    que

    se iban a desarro-

    llar las operacio-

    nes blicas. Ms

    tarde pas a apli-

    carse a los terri-

    torios conquista-

    dos y administra-

    dos

    directamente

    por

    Roma.

    a guerra. El militarismo en las instituciones

    romanas

    La guerra y lo militar estuvieron desde muy

    pronto

    presentes

    en el conjunto de la vida poltica y

    en

    la

    mentalidad del ciudadano.

    En Roma jams se distingui tan rigurosamente

    como en la actualidad

    entre

    el

    poder

    civil y el militar.

    El

    ciudadano poda actuar como

    civil

    , participando

    en

    las asambleas,

    por

    ejemplo , o como militar, enroln

    dose en el ejrcito; el

    gobierno

    de la ciudad estaba,

    de

    hecho

    , en

    manos de

    militares: los

    magistrados

    superiores

    posean

    un

    poder de

    origen militar

    {impe

    rium y la asamblea encargada de elegirlos comicios

    por centurias)

    estaba constituida

    por el pueblo en

    armas. En dicha asamblea las clases

    eran

    jerrquicas,

    los ciudadanos tenan rango diverso. El orden

    en

    que

    se

    votaba es ciertamente significativo: en los comicios

    centuriados, las primeras clases las de los

    senado

    res y

    los caballeros

    votaban

    en primer

    lugar,

    siguiendo

    por

    orden decreciente hasta llegar a los sol

    dados rasos.

    Cnsules

    , senadores

    y

    caballeros ocupaban

    constitucionalmente, los puestos ms

    destacados

    de

    la milicia: mandaban

    la

    legin o eran legados o tri

    bunos militares. Los xitos militares , en definitiva ,

    eran

    fuente de prestigio y capacitaban

    para

    poder

    llegar a

    desempear

    las

    ms

    altas magistraturas ciu

    dadanas. Desde esta perspectiva, el Senado consti

    tua pues un autntico

    cuerpo

    de antiguos oficiales

    super1ores.

    De estos rasgos no se deduce, necesariamente,

    que Roma estuviera destinada al Imperio. De hecho,

    la guerra, tal como

    la

    ejerci durante la mayor parte

    del siglo

    v

    a. C. , no

    tena

    miras expansionistas ni -

    aspiraba a la eliminacin fsica del adversario. Las

    guerras ent re vecinos siglos

    V

    y IV a. C.) raramente

    llegaban a la aniquilacin del rival como Estado inde

    pendiente. Cada conflicto sola concluir

    con

    un trata

    do mediante

    el

    cual se reconocan

    al

    vencedor ciertas

    compensaciones

    territoriales

    y

    econmicas

    y una

    cierta preeminencia en materia de relaciones exterio

    res. Desde el 340 a. C., Roma se mostr generosa

    concediendo

    la ciudadana, creci en poblacin y

    territorio, constituy numerosas colonias militares en

    l milit rismo

    En el primitivo

    ejrcito republica-

    no el

    armamento

    militar

    incluido el

    mantenimiento

    de

    los caballos esta-

    ba a

    cargo

    de los

    soldados por eso

    nicamente s

    alistaban en e l

    ejrcito aquellos

    que por su

    patri

    monio podan per-

    mitrselo. .

    9

  • 7/21/2019 Codoer, C. & Fernndez-Corte, C. - Roma y Su Imperio

    16/57

    El

    militarismo

    El triunfo consti

    tua un

    acto

    de

    pblica ostenta

    cin del

    mri to

    militar reservado

    a

    los

    miembros

    de la aristocracia

    romana. El ejrci

    to vencedor desfi

    laba por las calles

    de

    Roma. En pri

    mer

    lugar

    magis

    trados

    y senado

    res; a continua

    cin el botn obte

    nido

    en la campa

    a con

    cuadros

    y

    lemas alusivos a

    ella. Detrs enca

    denados reyes y

    generales de los

    ejrcitos derrota

    dos.

    Luego

    se

    guan las vctimas

    para

    los

    sacrifi

    ios. Y

    en

    ltimo

    , el vencedor

    un

    carro

    tirado

    cuatro caba

    -

    blancos.

    Italia y, en general, asimil

    con

    facilidad a las clases

    rectoras

    de

    las ciudades vencidas o aliadas, erigindo

    se incluso en representante de sus intereses: hay bas

    tantes indicios

    de

    que la

    primera

    Guerra Pnica se

    emprendi

    para

    salvaguardar intereses estratgicos y

    econmicos de la aristocracia camp ano-samnita en

    el

    sur de Italia y

    en

    Sicilia.

    En definitiva, hasta la conquista de Italia, la gue

    rra , aunque

    no

    muy desarrollada desde el

    punto

    de

    vista tcnico, se combinaba

    con

    medidas de tipo pol

    ticoadministrativas, siendo asimilada

    perfectamente

    por

    las estructuras de

    la

    ciudad as

    como por

    sus cla

    ses dirigentes.

    Durante la segunda guerra contra Cartago segun

    da

    Guerra Pnica) aument el nmero

    de

    legiones.

    El

    soldado legionario romano

    se

    vio obligado a combatir

    en frentes ca da vez ms alejados Sicilia, Africa, His-

    pania), permaneciendo

    en

    filas durante varios aos,

    con lo que la guerra fue perdiendo su carcter esta-

    cional campaas de primavera a otoo). Los ejrci

    tos de reclutas dieron paso a formaciones de vetera

    nos , no slo en los escalones inferiores, sino tambin

    en los mandos: a los generales se les prorrogaba el

    mando los Escipiones en Hispania, Fabio Mximo en

    Italia , Marcelo

    en

    Italia y Sicilia)

    para

    asegurar la

    coherencia estratgica de la guerra.

    Forzados por la necesidad y dando muestras de

    gran capacidad de innovacin, los romanos llegaron

    a admitir en

    el

    ejrcito a ciudadanos sin ingresos,

    conculcando

    el

    principio rigurosamente mantenido

    hasta entonces de que

    en

    el ejrcito romano nica

    mente

    militaban aquellos ciudadanos

    que

    tuvieran

    patria y fortuna que defender.

    El militarismo

    Publio Cornelio

    Escipin, vencedor

    de

    Anbal en Za

    ma

    dio

    muestras

    desde

    siempre de

    una audacia y

    una

    conf ianza en s

    mtsmo excepcio-

    nales .

    En cierta

    .

    ocaston unos es-

    pas de Anbal fue

    ron sorprendidos

    y l levados

    a su

    presencia.

    En

    lu

    gar de

    interrogar

    les permiti

    que lo

    -

    companaran

    en

    su

    inspeccin

    del

    campamento;

    or

    den que

    se

    les

    diera de comer y

    los dej

    marchar

    indemnes.

    Con

    es

    te

    gesto de con

    fianza dicen sus

    panegiristas aba

    ti la moral de los

    cartagineses aun

    antes de vencerlos

    por las armas.

    31

  • 7/21/2019 Codoer, C. & Fernndez-Corte, C. - Roma y Su Imperio

    17/57

    El

    militarismo

    Anbal

    fue au

    tntico genio de

    la

    guerra.

    Haba

    tomado un ejrci

    to profesional

    adies trndolo

    a

    fondo en las

    gue

    rras

    de

    Espaa.

    Los ejrcitos

    ro

    manos fueron

    presa fcil de los

    mercenartos

    car-

    tagineses en Tre

    bia, Trasimeno

    y

    Canoas. Despus

    de

    esta ltima ba

    talla

    el

    jefe

    de su

    caballera le acon

    sej

    marchar

    in

    mediatamente so

    bre Roma; como

    el cartagins

    se

    negara, aqul re

    puso:

    No

    hay

    du

    da de que los

    dio

    ses

    no

    han

    conce

    dido todos sus

    dones

    a un mis

    mo hombre. Sa

    bes vencer,

    An

    bal, pero no sa

    bes explot r la

    victoria. Elefante

    de

    terracota

    pro

    cedente de Siria

    siglos

    111-11

    antes

    de Cristo) .

    Pero

    no

    fue ste el mayor

    de

    los cambios: la

    concepcin de la guerra que imperaba en la poca

    helenstica (y

    de

    la que participaba Anbal) haca

    esperar que Roma

    se

    declarase

    vencida

    inmediata

    -

    mente despus de

    las

    derrotas de

    Trebia,

    Trasimeno

    y Cannas, y que entablara

    negociaciones que

    presu-

    miblemente

    terminaran

    con

    compensaciones

    eco -

    nmicas y

    polticas a

    Cartago

    ,

    y no

    con la destruc-

    cin de la ciudad.

    Sin embargo , las cosas no sucedieron

    conforme

    a

    las

    expectativas

    generalizadas:

    Roma

    convirti una

    guerra ocasional en una lucha por la supervivencia

    como

    cabeza de

    Italia. Y triunf

    por

    la moral

    de

    sus

    ejrcitos de ciudadanos,

    por

    su nagotable riqueza en

    recursos

    humanos

    que le permita prolongar las

    cam

    -

    paas) y por la unidad estratgica en la conduccin

    de

    la guerra, que le asegur la accin del Senado.

    Con su triunfo sobre Carta go, la Repblica romana

    se asegur la primaca en el Mediterrneo occidental y

    dispuso en adelante

    de una

    formidable mquina

    mili-

    r

    1 .

    i

    .

    .

    , iliii

    tar en perfecto estado de funcionamiento. La conquis-

    ta de

    Macedonia y Grecia, su influencia

    en

    el resto

    de

    Oriente y sus avances territoriales en Occidente

    His

    pania)

    son

    una mera consecuencia de las innovaciones

    militares

    de

    la segunda Guerra Pnica.

    En general , a Roma le interesaba

    ms

    la conquis-

    ta

    que la organizacin o administracin del territorio

    conquistado.

    Con un

    empirismo plagado

    de

    vacila-

    ciones y errores, conservaba las estructuras poltico-

    administrativas de los vencidos , cuando ello era

    posible, y transfera

    las

    suyas propias a los lugares

    donde no existan. El gobierno en una provincia se

    consideraba

    un mero

    apndice a una magistratura

    urbana , de

    forma

    que ,

    solamente con

    Augusto ,

    comenz

    a formarse una burocracia

    para

    la admi-

    nistracin imperial.

    El militarismo

    La poltica inter

    nacional

    romana

    se

    basaba

    en el

    concepto

    de -

    des

    Esta divini

    dad, La Buena Fe,

    garantizaba el ju

    ramento prestado

    por

    los

    hombres y

    los

    pactos

    con

    cluidos

    entre

    los

    pueblos. Los ro

    manos

    se

    sentan

    orgullosos

    de su

    lea ltad incluso

    hacia sus enemi

    gos, como

    mues

    tr

    el s iguiente

    ejemplo: Atilio

    Rgulo, prisione

    ro

    de

    Cartago,

    fue enviado a Ro-

    ma a

    tratar

    del in-

    tercambio

    de

    pri

    s ioneros

    con la

    expresa adverten

    cia de que deba

    volver a Cartago

    en caso

    de

    no te

    ner

    xi to en

    su

    misin.

    Rgulo

    volvi

    a Cartago

    haciendo

    honor a

    la palabra dada.

    En

    la imagen, Rui-

    nas

    de

    Cartago.

    33

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    18/57

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    19/57

    Sociedad

    El

    proceso

    de he

    lenizacin global

    del

    mundo

    roma

    no a partir

    del

    si

    glo 111 a. C. se

    acenta en

    el

    siglo

    siguiente

    mani

    festndose en la

    difusin

    del cono

    cimiento griego

    entre las

    clases di

    r igentes

    y

    en

    la

    llegada a

    Roma de

    numerosos pre

    ceptores y

    filso

    fos griegos.

    Aba

    jo maestro

    y

    dis

    cpulos.

    Cambios ideolgicos artsticos y literarios

    La Grecia cautiva cautiv a su feroz vencedor y llev

    las artes al inculto Lacio, segn clebre formulacin

    del

    poeta Horacio

    siglo a. C.).

    Con

    el dinero

    de

    Grecia,

    con

    sus esclavos, obras

    de arte

    ,

    modos de

    vida y sensibilidad artstica , lleg tambin a Roma el

    sistema griego

    de

    educacin

    paideia)

    y la literatura.

    Los soldados

    romanos

    e itlicos,

    en

    contacto bli

    co co n las ciudades griegas del sur de Italia y de Sici

    lia, y

    siguiendo una

    inclinacin

    nacional hacia

    lo

    cmico y satrico,

    demandaban

    espectculos cmico

    musicales semejantes a los que haban contemplado

    en

    las

    ciudades

    griegas.

    Artesanos romanos de

    la

    palabra proporci onaron al pblico

    lo

    que p eda trasla

    dando libremente al latn obras maestras de la come

    dia ateniense,

    con

    supresiones y aadidos

    de

    su pro

    pia cosecha. A este cometido se dedicaron cmicos

    como

    el

    campano

    Nevio muerto

    en torno

    al

    200

    a.

    C.) y

    un

    autntico genio, Plauto muerto

    en torno

    al

    184

    a. C.).

    Una

    generacin despus, la comedia pro

    dujo a Terencio;

    de

    la farsa incontrolada se

    pas

    a

    la

    burguesa comedia de costumbres.

    En los tiempos

    de

    la conquista

    de

    Italia la aristo

    cracia

    romana

    no apreciaba

    la poesa. La nobleza

    patricio-plebeya se

    ocupaba

    del

    Estado

    y

    de

    las

    magistraturas,

    de

    la diplomacia y

    de

    la guerra. La

    dedicacin a la poltica

    no

    dejaba espacio para otro

    tipo de realidades.

    Pero

    con

    su gran capacidad de innovacin y adap

    tacin, la aristocracia

    romana

    pronto

    comprendi

    que aquellos maestros de escuela griegos o heleniza

    dos , artesanos

    de

    la palab ra poetas) y artista s del

    gesto actores), reunan condiciones

    para

    producir

    cosas de alguna utilidad. No slo dotaban a

    la

    ciudad

    de nobles antepasados, sino que podan ensalzarlos a

    ellos mismos y a sus propias familias. Los registros

    con los nombres de los cnsules fastos consulares),

    las mascarillas de cera de los antepasados , las inscrip

    ciones funerarias y los elogios fnebres , maneras tra

    dicionales por las que

    la

    aristocracia romana perpe

    tuaba su pasado y su prestigio, dieron paso a formas

    nuevas de notoriedad.

    La tragedia encajaba muy bien dentro de los valo

    res aristocrticos. Y

    la

    historia de la poca adquiri

    tintes picolegendarios. Fue el

    tiempo

    del

    poeta

    Ennio siglo

    r -

    a.

    C.)

    y

    de las primeras obras histri

    cas romanas, a cargo de miembros de

    la

    aristocracia

    senatoriaL escritas en griego.

    Sociedad

    La literatura com

    pendiaba los valo

    res

    de

    la

    aristocra

    cia

    romana.

    Pero

    para llegar a

    este

    resultado fue ne

    cesario

    un

    largo

    proceso de adap

    tacin.

    Mientras

    las

    manifestacio

    nes de tipo cmi

    co-farsesco atra

    an a

    toda

    clase de

    pblico las gran

    des

    familias

    vieron

    en la pica y la

    tragedia de

    origen

    griego

    los

    medios

    art s t icos

    para

    evocar las hazaas

    de sus

    antepasa

    dos. Incluso lleg

    a haber una trage

    dia

    de

    contenido

    latino la

    pr t x-

    ta Representa

    cin de un poeta y

    un actor en

    un

    mosaico

    tunecino. 3 7

  • 7/21/2019 Codoer, C. & Fernndez-Corte, C. - Roma y Su Imperio

    20/57

  • 7/21/2019 Codoer, C. & Fernndez-Corte, C. - Roma y Su Imperio

    21/57

    D

    D

    . CJ

    GALIA

    C RCEGA

    ~

    J CERDEA _

    PRIMER TRIUNVIRATO

    Provincias de Csar

    Provincias de Pompeyo

    Provincias de Craso

    O Territorios romanos

    O Estados vasallos de Roma

    GERMANIA

    M A

    R

    M

    >

    T E R R A

    MAR NEGRO

    CHIPRE

    N E O

    LOS P

    Crisis de

    la epblica

    El

    primer

    Triunvi-

    rato ratific

    la

    in

    fluencia de

    Pom-

    peyo, que const-

    gui distribuir

    tie

    rras entre los

    sol

    dados que

    le ha

    ban ayudado a

    conquistar

    orien

    te

    vase mapa)

    ,

    al

    t iempo

    que

    otorgaba

    a Csar

    las provincas de

    las

    Gal ias para

    que ejerciera all

    su

    proconsulado .

    Craso

    el

    ter er

    socio , recibi Si

    ria

    en Oriente,

    y

    muri peleando

    contra los partos.

    41

  • 7/21/2019 Codoer, C. & Fernndez-Corte, C. - Roma y Su Imperio

    22/57

    optimates

    y

    populares

    La

    codicia de

    los

    opt im tes y su

    capacidad para

    dejarse

    corrom-

    per por

    el

    oro

    de

    los

    prncipes

    ex -

    tranjeros se

    hicie-

    ron proverbiales

    durante

    el

    siglo

    11

    Yugurta rey de

    Numidia

    en el

    norte de Africa

    compro con sus

    riquezas huestes

    enteras

    de

    sena-

    dores y

    generales

    romanos. En

    la

    imagen

    estatua

    de togado.

    ta un sacrilegio quien tocaba a un tribuno de la plebe

    y que, adems de la religin que protega al tribuno,

    la ley impeda

    dar

    muerte a cualquier ciudadano

    romano

    antes de que ste pudiera recurrir

    al

    pueblo.

    A partir

    de

    este

    momento

    y hasta el final

    de

    la

    Repblica se enfrentarn, a veces violentamente

    y en

    otras

    ocasiones con medios polticos, dos bloques

    opuestos: el de los optimates y el de los

    populares.

    El primero era compacto y continuo; el segundo, ms

    difuso y desorganizado.

    Los optimates palabra que significa bueno entre

    los buenos, aristcrata) constituan la mayora del

    Senado;

    eran

    ciudadanos

    de

    los primeros rdenes,

    con grandes intereses econmicos y polticos. En sus

    manos,

    segn

    el historiador Salustio siglo

    1

    a. C.), se

    encontraban:

    el erario, las provincias, las magistraturas,

    la

    gloria

    y

    los

    triunfos: el pueblo se senta agobiado por la milicia

    y

    la

    miseria, los generales repartan el saqueo de las campanas

    entre

    unos

    pocos.

    De los populares

    se podra

    decir que, de forma

    ms o menos consciente y

    nunca

    exenta de incohe

    rencias, se aproximaron a los verdaderos problemas

    que aquejaban a la Repblica. Sus reivindicaciones,

    presentadas de forma discontinua, aprovechando cir

    cunstancias favorables y recurriendo, cuando era pre

    ciso, a la violencia medio que tampoco desdeaban

    sus oponentes , se planteaban generalmente a tra

    vs de los tribunos de la plebe, se aprobaban

    en

    los

    comicios de las tribus y hallaban un respaldo cada vez

    mayor en los jefes militares, que con sus ejrcitos de

    ciudadanos pobres tambin se oponan al Senado.

    Estas

    eran

    las propuestas

    que

    una y otra vez for-

    maban el

    programa

    de los populares: distribucin de

    tierras a la p lebe urbana o a los soldados licenciados y

    su

    asentamiento

    en colonias; trigo a precio barato

    para la plebe urbana; concesin de la ciudadana

    romana a latinos e itlicos; derecho de los caballeros

    a formar

    parte

    de los tribunales que trataban delitos

    de extors in abusos econmicos de los magistrados

    romanos contra los habitantes de las provincias).

    La reforma

    del ejrcito

    Las reformas de los Gracos fueron estancndose pau

    latinamente ante la reaccin de los optimates. Pero

    los problemas subsistan. En

    el

    ao

    107

    a. C., Mario,

    un ciudadano del Lacio sin antepasados que hubieran

    desempeado

    las ms altas

    magistraturas hamo

    novus ,

    alcanz el consulado pese a la oposicin de

    la aristocracia.

    Para combatir al

    rey

    nmida Yugurta, que resista

    en Africa al ejrcito romano, Mario puso en marcha

    una reforma militar que tuvo enormes consecuencias

    polticas: suprimi

    el

    censo que hasta entonces se

    exiga para poder militar en el ejrcito, con lo cual, a

    partir de ese momento, a los ciudadanos sin ingresos

    se les abri una nueva ocupacin que antes les estaba

    vedada.

    Apareca as un nuevo tipo de ejrcito desconoci

    do en el mundo antiguo. En la legin posterior a

    Mario no era el deber cvico el que guiaba a los solda

    dos pues eran voluntarios), ni se trataba de un ejrci

    to de mercenarios pues eran ciudadanos). En su

    mayora

    no

    procedan de la plebe urbana, sino del

    El ejrcito

    En

    la guerra so -

    cial los

    itlicos

    reclamaban ser

    ciudadanos de

    un

    estado cuyo po-

    der estaban

    de -

    fendiendo

    con

    sus

    armas; servtan

    con

    doble

    nmero

    de

    infantes y jine-

    tes y

    no

    se les

    acoga

    con

    plenos

    derechos s ino

    que

    eran tratados

    con desdn. Alis-

    tamiento de

    ciu-

    dadanos bajorre-

    l ieve del siglo

    antes

    de

    Cristo

    43

  • 7/21/2019 Codoer, C. & Fernndez-Corte, C. - Roma y Su Imperio

    23/57

    l

    ejrcito

    campo. Y dado su estado de pauperizacin y el bajo

    nivel de los sueldos militares, el pillaje y el

    saqueo

    complementaban

    sus ingresos.

    Ignorante

    e

    inh-

    bil

    fuera de

    los

    campos

    de bata-

    lla, Mario era un

    extraordinario ge -

    neral Cuando las

    tribus germanas

    amenazaban

    con

    asolar

    Italia, Ro-

    ma volvi

    los

    ojos

    hacia

    l conside-

    rndolo como el

    nico que

    poda

    salvarla.

    Solda-

    dos

    romanos

    en

    un

    bajorrelieve

    del

    siglo

    a.

    C

    La

    expectacin

    de gratificaciones extraordinarias

    fomentaba el espritu de grupo y converta a los solda-

    dos en clientes de su general, originndose unos peli-

    grosos vnculos

    de

    dependencia recproca.

    El

    ejrcito

    se agrupaba en torno a su

    imperator

    se volva de

    espaldas y se mostraba indiferente, cuando

    no

    hostil ,

    a la sociedad civil, al tiempo que exiga cada vez ms

    premios (en metlico o en repartos de tierras cuando

    terminaba la campaa), que el general en jefe prome-

    ta satisfacer.

    A cambio de estas

    gratificaciones

    los

    soldados

    daban

    su apoyo

    a los generales

    con

    sus armas, sus

    votos y su organizacin paramilitar en las colonias de

    veteranos o en las asambleas populares, introducien-

    do en la ya bastante confusa poltica

    romana un

    nuevo tipo de clientela, la militar. Dicha clientela ser

    aprovechada con xito por generales ambiciosos

    como

    Mario, Sila, Pompeyo o Csar,

    para lograr

    imponer sus proyectos polticos por

    encima

    de la

    voluntad del Senado.

    a

    Dictadura

    de Sila

    El

    conflicto en torno a la ciudadana estall violenta-

    mente en el

    91

    a. C. Los aliados itlicos

    se

    enfrenta-

    ron a

    Roma

    en

    un sangriento conflicto que se prolon-

    g durante dos

    aos.

    Perdieron la

    guerra

    pero

    consiguieron la victoria: a partir del

    89 toda

    Italia,

    con excepcin

    de la

    Galia Cisalpina, goz de

    la

    ciuda-

    dana romana.

    En la guerra contra los itlicos brillaron con luz

    propia

    un

    Mario viejo, pero que an conservaba sus

    artes de general victorioso, y sobre todo Sila, arist-

    crata

    de familia patricia venida a menos, que iba a

    imprimir

    un

    giro violento a la poltica

    romana

    en los

    diez

    aos siguientes.

    Inteligente , ambicioso y sin escrpulos, Sila propi-

    n a la constitucin romana

    no

    escrita un golpe an

    ms fuerte que el que provoc el asesinato de los

    Gracos y sus partidarios, o el que supuso la constitu-

    cin del ejrcito proletario por parte de Mario. En

    efecto

    siendo cnsul

    en el 88

    cruz

    el recinto

    amurallado de la ciudad de Roma a

    la

    cabeza de su

    ejrcito e impuso su voluntad

    por

    la fuerza de las

    armas. Era la primera vez que un ejrcito romano

    tomaba

    por asalto su

    propia

    ciudad.

    Esta

    accin

    encendi la guerra civil entre aristcratas y popula-

    res, que termin, tras diversas alternativas,

    con

    la vic-

    toria de los primeros acaudillados por Sila.

    Sila fue nombrado dictador, no

    por

    los cnsules a

    propuesta del

    Senado

    y para un

    perodo

    de seis

    meses

    como

    en la antigua constitucin romana, sino

    por

    el pueblo y por tiempo indefinido.

    Basndose en estos poderes, introdujo entre las

    costumbres polticas romanas la sangrienta prctica

    de las proscripciones: se publicaban listas de enemi-

    gos pblicos que,

    con las

    vidas, perdan tambin sus

    haciendas. Numerosos delatores contribuan al terror

    y mltiples fortunas antiguas cambiaron de manos al

    venderse

    los

    bienes

    de los

    proscritos

    en

    pblica

    subasta. Ms de mil caballeros perecieron

    y

    lo que es

    peor,

    se sent

    para el futuro el siniestro precedente

    de que

    toda

    guerra civil llevara consigo perspectivas

    de delacin

    y

    enriquecimiento para

    personas

    sin

    escrpulos.

    ita

    Tras su abdica-

    cin,

    Sila

    en la

    imagen) despidi

    a sus

    lictores

    y se

    mezcl entre la

    gente

    como

    un

    ciudadano parti-

    cular

    sin recibir

    ningn dao a

    causa

    del

    temor

    que inspiraba En

    adelante emple

    su t iempo

    libre

    entre

    el

    estudio

    y

    el placer.

    Tuvo

    una muerte horri-

    ble, y

    su

    cuerpo

    fue

    devorado por

    los gusanos. So-

    bre su tumba

    se

    escribi

    que ja -

    ms hombre

    algu-

    no

    haba sabido,

    como l, hacer

    ms dao

    a sus

    .

    ,

    enemtgos y mas

    favores

    a

    sus

    ami-

    gos

    45

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    Los

    imperatores

    La

    carrera

    polti

    ca de

    Pompeyo

    est marcada

    por

    la

    excepcionali

    dad:

    fue

    cnsul

    por primera vez

    sin

    haber desem

    peado

    antes

    nin

    guna otra magis-

    . .

    tratura y eJercio

    por tercera

    vez

    el

    consulado sin te

    ner colega alguno

    a

    su

    lado. Con es

    tos precedentes

    no

    es extrao

    que

    su muerte fuera

    comentada

    como

    ejemplo de las ve

    leidades

    de

    la

    for

    tuna. Tras

    la

    ba

    talla de Farsalia

    el rey Tolomeo de

    Egipto mand

    cortarle

    la

    cabe-

    .

    za, que envio a

    Csar para

    con

    graciarse con l.

    El

    final

    de la Repblica.

    La

    aparicin de

    gran

    des

    individualidades

    Los treinta y cinco

    aos

    que transcurren entre la abdi

    cacin

    de

    Sila y el asesinato de Csar 79-44 a. C.),

    nos resultan extraordinariamente familiares gracias a

    los discursos y cartas

    de

    Cicern a la obra histrica

    de Salustio y de Csar y, tambin, a las alusiones

    de

    poetas como

    Lucrecio o Catulo.

    Conquistadores, hombres de Estado, polticos,

    escritores y literatos eminentes se agolpan en este

    perodo entre dos guerras civiles que conoci, ade

    ms,

    la sublevacin de esclavos acaudillada

    por

    Espartaco 73-71 a. C.), la conquista de Oriente

    por

    Pompeyo

    casi toda Asia Menor, Siria y Palestina), la

    fallida conjuracin de Catilina

    en

    Roma e Italia 63 a.

    C.), el irregular consulado

    de

    Csar 59 a. C.),

    la

    con

    quista

    de

    las Galias

    58-50

    a. C.), y, finalmente, el

    enfrentamiento

    armado entre

    Pompeyo y Csar 49-

    45 a. C.) que supuso la

    segunda

    guerra

    civil

    Roma

    se

    volvi

    enormemente

    consciente

    de su

    peculiaridad y de su grandeza, precisamente cuando

    senta amenazados los fundamentos de su existencia

    pasada. Y esa sensacin de crisis generalizada que,

    tras muertes y asesinatos

    de

    centenas de miles de ciu

    dadanos, alumbr un

    nuevo

    estado

    de

    cosas, el

    de

    Augusto,

    produjo

    tambin,

    en

    el

    campo

    espiritual,

    algunas

    de

    las obras ms exquisitas

    de

    la literatura

    latina. Las grandes convulsiones polticas agudizaron

    la

    conciencia creadora

    en

    diversos campos, liberando

    energas individuales cuando las soluciones colectivas

    haban fracasado.

    Polticos por encima

    de

    las leyes como Pompeyo

    o Csar,

    prosistas geniales

    como Cicern,

    poetas

    mesinicos

    como

    Lucrecio o

    de

    una sensibilidad amo

    rosa

    tan

    agudizada

    como

    Catulo, suponen otras tan

    tas

    respuestas

    individuales en una sociedad que se

    haba

    despegado

    de las costumbres

    de

    los antepasa

    dos sin haber descubierto un nuevo horizonte hacia el

    que dirigirse.

    A partir de la muerte del dictador Sila, el verdade

    ro poder poltico no resida en el Senado ni en las

    asambleas populares, sino

    en

    los jefes militares

    con

    prestigio

    imperatores). Uno de

    stos, Pompeyo, que

    haba aplastado cruelmente a Espartaco haciendo

    crucificar a ms de seis

    mil

    esclavos, obtuvo el consu

    lado

    en

    el

    70

    a. C., pese a

    no

    contar con la edad

    legal que Sila haba fijado para su desempeo.

    Unos

    aos

    ms tarde se le concedi un mando

    extraordinario para Oriente, con poderes superiores

    a los

    de

    los cnsules. La ascensin de este general

    sobre los cnsules

    y

    la oligarqua senatorial muestr a la

    imposibilidad de restaurar el antiguo equilibrio consti

    tucional: los generales

    estaban

    por

    encima

    de las

    leyes

    y

    de las instituciones republicanas.

    En el interior, Cicern consigui reprimir la conju

    racin

    de

    Catilina , un patricio arruinado que aoraba

    los tiempos de Sila y se apoyaba en

    el

    fuerte descon

    tento

    social existente: veteranos de Sila arruinados,

    deudas numerosas, etc.

    Los

    imperatores

    Un pueblo que

    haba honrado

    a

    . sus patr iotas

    tambin

    dispona

    ya

    de

    antihroes.

    Cicern, quizs el

    ms grande escri

    tor

    que

    ha

    dado

    Roma, utiliz su

    excepcional talen

    to

    oratorio

    para

    t ransmitir a

    la

    pos ter idad

    una

    imagen sin

    duda

    distorsionada de

    tres de

    sus gran

    des adversarios

    polticos: Catili

    na, Clodio y Mar

    co Antonio. En la

    imagen, Catilina,

    detalle

    del cuadro

    de Maccari.

    49

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    sar

    Un augur le haba

    advertido a Csar

    que tuviera cuida

    do durante

    los

    prximos treinta

    das

    el

    ltimo de

    los

    cuales coinci

    da

    con

    los

    Idus

    de

    Marzo.

    Como

    el azar reuniera a

    ambos personajes

    en

    la

    maana del

    da trigsimo

    C

    sar acordndose

    de

    la recomenda

    cin le

    dijo: Bue

    no

    no sabes que

    los Idus de Marzo

    ya

    han

    llegado?.

    El

    augur

    Espurina

    replic:

    S, pero

    acaso han pasa

    do?. Horas des

    pus Csar mo-

    ra asesinado.

    Primer triunvirato

    y consulado de Csar

    Cuando Pompeyo

    regres de Oriente, cargado de

    honores y de riquezas,

    habiendo

    sometido nuevas

    provincias al poder romano,

    nada

    ms desembarcar

    en

    Brindisi

    y,

    contra lo que tema el Senado, licenci

    a su ejrcito. A

    pesar

    de

    este

    gesto, la oligarqua

    senatorial, aferrada a los viejo