COBERTURA Y CALIDAD EN LAS ESCUELAS NORMALES · 2017-09-05 · para las Licenciaturas de la Normal...
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COBERTURA Y CALIDAD EN LAS
ESCUELAS NORMALES
Congreso Internacional de Innovación,
Ciencia y Educación Superior
14 de septiembre
AUDITORIO DEL ESTADO
9:30 A 15:30 HORAS
SUBSECRETARÍA DE EDUCACIÓN SUPERIOR
DIRECCIÓN GENERAL PARA LA COORDINACIÓN DE INSTITUCIONES
Y ORGANIZACIONES DE EDUCACIÓN SUPERIOR
DIRECCIÓN PARA LA FORMACIÓN DE PROFESIONALES DE LA EDUCACIÓN
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Reseña del Currículum Vitae
Manuel García Álvarez
Maestro en ejercicio desde el año de 1974, con experiencia docente en los niveles
de la Escuela Secundaria, la Preparatoria, la Normal Primaria y Preescolar y la
Normal Superior.
Estudios: Licenciatura en Filosofía, Licenciatura en Educación Media en las Áreas
de Español y Matemáticas, Maestría en Gestión e innovación Pedagógica.
Secretario Académico de la Normal Superior INSTITUTO AMÉRICA desde el año
de 1980.
Conocedor de los fundamentos y cambios en los Planes de Estudio y Programas
para las Licenciaturas de la Normal Superior: 1976, 1976 (reestructurado), 1983 y
1999.
Maestro siempre inquieto por la calidad de la educación que se imparte en el
Sistema Educativo Mexicano.
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RESUMEN DE LA PONENCIA
(A modo de introducción)
A partir de 1994, a raíz de que México se convirtió en el miembro número 25 de la
OCDE (Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos), debido a las
obligaciones que contrajo se han sucedido una serie de reformas que obedecen a
las recomendaciones que se le han hecho por parte de los miembros de esta
organización mundial, lo cual ha afectado también el rumbo de los cambios en
materia educativa.
Pretendo mostrar que el camino no ha sido el adecuado, que nuestra
realidad requiere de más reflexión en los pasos que se den, que el objetivo es
plausible pero no los medios que se han implementado, que lejos de mejorar la
calidad de la educación que se imparte han afectado la cantidad de los futuros
maestros. Con lo cual se ha aumentado el problema de la calidad de la educación
impartida en la Escuela Básica, ya que el sistema se ha visto obligado a llenar los
espacios con profesionistas no preparados para la labor magisterial.
Se debe mejorar la realidad de las Normales pero no de la manera en que
se está pretendiendo lograr: negando los títulos a los alumnos que se los han
ganado a pulso y presionando a las normales de tal modo que más parece se
busca que desaparezcan y no que mejoren y certifiquen la calidad de su servicio.
La clave de la mejora de la calidad está en la Pedagogía, se debe saturar
de Pedagogía el Plan de estudios de las diversas Licenciaturas en Educación.
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Tenemos ante nosotros el eterno problema de la cantidad y la calidad, cuya
solución se puede llevar de la mano, siempre y cuando se incida en los aspectos
determinantes que se deben cuidar para, en verdad, alcanzar las soluciones
pertinentes.
Algunos piensan que si resolvemos hoy el problema de la cantidad
(cobertura), se perderá irremediablemente la calidad o viceversa, que si nos
avocamos a buscar la calidad necesariamente tendremos que restringir la cantidad
de demandantes.
Por otro lado, así como el sol no se puede tapar con un dedo, la realidad de
la carencia de maestros suficientes no se puede ocultar y ello repercute
definitivamente en la calidad de los resultados. ¿Cómo va a dar buenos resultados
(calidad) un grupo que por varios meses no tuvo maestro en diversas materias?
La realidad nos muestra que hacen falta maestros (problema de la cantidad)
y hacen falta buenos maestros (problema de la calidad).
Aun si todas las Normales trabajaran al 100% de su posible cobertura, no
se alcanzaría a satisfacer el 100% de las necesidades y requerimientos en la
educación básica, no obstante, si trabajaran al 100%, el problema sería menor.
Se ha pretendido resolver el problema de la calidad a costa de reducir la
cantidad inicial, restringiendo el ingreso a las Normales a alumnos que no llenen
determinados requisitos, aceptando solamente a los alumnos que sí logren
satisfacer tales presupuestos de “calidad”.
¿Cuáles son tales requerimientos?
1.- Haber obtenido en el bachillerato un promedio global mínimo de 8.0 (ocho) y
2.- Obtener más de 950 puntos en un examen global de conocimientos y
habilidades intelectuales que abarcan cuatro aspectos: Pensamiento matemático,
Pensamiento analítico, Estructura de la lengua y Comprensión lectora.
Estas medidas se han planteado a raíz de la segunda de las 15
recomendaciones que, en materia educativa, propuso la OCDE (Organización
para la Cooperación y el Desarrollo Económico):
2. Atraer mejores candidatos docentes: Si se busca que la docencia en
México adquiera el estatus de una profesión de alto nivel, el primer
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paso a dar es mejorar la calidad de los candidatos en las instituciones
de formación inicial docente, especial pero no exclusivamente, en las
escuelas Normales. Una forma de lograrlo es aumentar la exigencia en
la entrada a los programas de formación inicial docente (ITP, por sus
siglas en inglés) y establecer un examen de selección nacional y otras
herramientas de evaluación.
¿En verdad esto resuelve el problema de la calidad?
Lo que sí es claro es que con estas medidas se ha complicado más la
solución del problema de la cantidad ya que son mucho menos los alumnos de las
Normales y serán mayores las necesidades de maestros en un futuro cercano.
Aunque el problema es complejo, se ha desviado el camino de las
soluciones adecuadas.
Si tuviéramos una demanda que rebasara el 100% de la población que
pueden recibir nuestras normales, la medida de cerrar filas y buscar los mejores
alumnos sería plausible; y aun allí debería reflexionarse seriamente sobre el perfi l
de ingreso de ese hipotético candidato de calidad. El promedio de 8.0 en sus
estudios de bachillerato no es la solución, dado que la experiencia de bachillerato
no es unívoca, se dan en México más de 800 programas diversos de bachillerato y
múltiples experiencias de organización de las escuelas que imparten estos
estudios, de tal modo que se dan muchos alumnos con un promedio mayor a 8.0
con grandes deficiencias como estudiantes, y de la misma manera, cuando una
escuela es exigente y lucha por mejorar los niveles de aprendizaje, excelentes
alumnos no alcanzan los promedios de 8.0.
La calidad del futuro “Profesional de la docencia” no puede reducirse ni ser
sólo evaluada en función de la preparación académica, sin duda muy importante y
fundamental, pero la vocación al magisterio se manifiesta desde muchas otras
virtudes y cualidades que se fundamentan y maduran en los cuatro años de
preparación en la escuela normal y que ya vienen sembradas como cimiente a
madurar, en la persona de cada posible alumno que tiene como su ideal de vida el
ser maestro.
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Por otro lado se ha implementado otra, desde mi punto de vista, falsa
solución ante el problema del requerimiento de maestros, de modo que los
titulados de cualquier otra carrera pueden ejercer como maestros, con tal de que
pasen exitosamente el examen de oposición, para lo cual ya se han implementado
“cursos al vapor” para prepararlos y para lo cual ya se “ofrece” un parecido
examen por una módica cantidad vía internet.
Si con cuatro intensos años de preparación y de experiencias de
observación y prácticas, en manifiestos casos, no se puede alcanzar todavía una
calidad docente, ¿cómo pretendemos lograrla con una preparación al vapor para
un examen de oposición?, ¿cómo pretendemos alcanzarla con personas para
quienes la docencia no es su ideal de vida sino sólo una fuente de trabajo?
No puede ser lo mismo, por un simple razonamiento lógico lo podemos
concluir, que un examen de oposición revele que una persona es apta para
maestro, que está preparada para ejercer la docencia, como una persona que se
ha formado durante cuatro años con materias enfocadas para ello, con
experiencias de observación y práctica docente, con una reflexión continuada del
fenómeno educativo, en un esfuerzo constante por pulimentar la propia persona
para ser un modelo de ser humano en el ejercicio docente, un modelo de
mexicano comprometido y entusiasta, un modelo de educador y profesor para los
alumnos con quienes ejercerá la docencia.
Se complica así aún más el problema de la calidad, porque no basta con
que una persona haya terminado una carrera y esté preparada en un campo del
saber para que, por arte de magia, ante las necesidades de trabajo, ya esté
capacitada para educar, para ejercer la docencia.
México y la OCDE
¿Qué es la OCDE y por qué se ha convertido en el criterio de solución a nuestros
problemas?
El 18 de mayo de 1994, México se convirtió en el miembro número 25
de la OCDE; el "Decreto de promulgación de la Declaración del
Gobierno de los Estados Unidos Mexicanos sobre la aceptación de
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sus obligaciones como miembro de la Organización de Cooperación y
Desarrollo Económicos"
(Diario Oficial de la Federación del 05 de julio de 1994)
“La OCDE constituye un foro único en su género, donde los gobiernos
trabajan conjuntamente para afrontar los retos económicos, sociales y
medioambientales que plantea la globalización. La OCDE está a la
vanguardia de los esfuerzos emprendidos para ayudar a los gobiernos
a entender y responder a los cambios y preocupaciones del mundo
actual” (OCDE, 2010).
Que México sea miembro de la organización, tiene sus ventajas y sus
desventajas; ya que se tiende a compararlo con países milenarios muchísimo más
avanzados en todos los aspectos, en cuestiones educativas y en general en toda
la variedad de aspectos (económicos, tecnológicos, sociales, culturales…); no es
que México sea de segunda o tercera categoría, sino que se trata de experiencias
y de un desarrollo muy diferentes. No se puede correr antes de caminar. Se debe
observar y analizar el contexto y las situaciones particulares de México
sobre todo en materia educativa.
Por ejemplo: Mientras que en otros países como Finlandia el ser maestro se
valora por la sociedad con un alto status reflejado en salarios elevados que
permiten cumplir responsablemente la labor docente en un solo turno, en México
no se capta así y el ser maestro se acepta como una “pobre profesión”, de tal
manera que en algunos medios se han denominado las Licenciaturas en
educación como ”Licenciaturas chatarra”; en México el maestro debe trabajar más
horas del turno ordinario para vivir sin premuras; mientras que en otros países, por
su reducida población, los grupos son de 15 alumnos como máximo, en México,
dado sus altos índices de población, sus grupos oscilan entre los 40 y los 45
alumnos en la mayoría de los casos.
“…el primer paso a dar es mejorar la calidad de los candidatos en las
instituciones de formación inicial docente, especial pero no
exclusivamente, en las escuelas Normales.” (OCDE 2010)
En México, la calidad del futuro maestro se forja desde las aulas de las
escuelas normales. La expresión “pero no exclusivamente” también se debe
atender con mucho cuidado. El normalismo ha sido en México y latinoamérica una
experiencia peculiar y muy enriquecedora, mientras que en otros países, la
formación de maestros se realiza con programas especiales que se implementan
en las universidades. Si nuestra experiencia ha sido la formación de maestros en
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las Normales, es ahí donde debemos poner el énfasis para mejorar la calidad de
los futuros docentes. La riqueza del normalismo no se puede borrar así nomás
porque sí con decisiones desde el escritorio.
En México, según los últimos datos del curso lectivo 2013-2014, hace tres
años, funcionaban 484 normales, 274 del sector oficial y 210 de la iniciativa
particular (INEE, Los docentes en México, 2015), cuyos maestros egresados
pasan luego a formar parte, como docentes, de las escuelas de educación básica
oficiales o particulares, a educar a niños mexicanos de la misma calidad y valor.
Es necesario que ambos sectores unan sus fuerzas; en pleno siglo XXI no
puede prevalecer la influencia oscurantista que las divide, unas y otras, con
mayores o menores dificultades cumplen su tarea de formar maestros, en su labor
radica la futura calidad de los maestros.
Por lo pronto, desde nuestro contexto actual, desde nuestra realidad, no se
deberían poner tantos candados para permitir el ingreso a quienes desean
ser maestros, el problema de la calidad se debe atacar desde otros ángulos.
¡Dificultar los ingresos a las normales no resuelve el problema de la calidad! Se
debe tomar la recomendación de la OCDE con mucho criterio, no al pie de la
letra.
Se dice que el hecho de permitir que licenciados en otras profesiones
incursionen en el campo de la docencia es una solución emergente, dado que no
hay suficientes maestros; pero, por otro lado, se obstaculiza el ingreso a las
normales. ¡Claro que las normales deben asumir su responsabilidad de formar
maestros de calidad¡ Pero ¿cómo lo harán si no cuentan con alumnos?
3. Fortalecer la formación inicial docente: Las Normales públicas y
privadas y otras instituciones de formación inicial docente necesitan
mejorar sustancialmente si pretenden ser el principal medio del país
para preparar a sus docentes. El primer paso debe ser establecer un
sistema de estándares rigurosos para acreditar a todas las Normales y
demás instituciones de formación inicial. (OCDE 2010)
Se habla de un fortalecimiento en la formación inicial del maestro:
Paso a paso se ha estructurado, con un criterio empresarial, ese tal
“sistema de estándares rigurosos de acreditación”.
A últimas fechas, so pretexto de la búsqueda de calidad y para subsanar
esta exigencia, se han implementado programas de inspección o supervisión a las
Normales, tanto por parte de la Dirección para la formación de profesionales de la
educación estatal como por parte de la Dirección de Profesiones, Servicios
Escolares e Incorporaciones, así como también por la misma DGESPE, que más
que medios para buscar el perfeccionamiento de cada Normal, parecen
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persecuciones para encontrar culpables, para poder adjudicar multas; se ha
perdido la frescura de las relaciones entre todos los seres humanos que están
involucrados en la formación de los futuros maestros; se ha perdido la armonía y
confianza tan importantes en el ámbito educativo; se han aumentado los
requerimientos para trabajar en la formación de maestros que más bien parecen
intentos de que las normales cierren; se capta a leguas que no es lo importante la
formación de calidad, la calidad educativa, sino el que las normales parezcan
empresas de calidad, empresas de tinte superior muy bien estructuradas y
organizadas con todos los aspectos de una institución de educación superior:
docencia, investigación, extensión y difusión. Para presionar a las escuelas normales y forzar su evolución hacia su
integración como centros de educación superior se ha detenido la entrega de
formatos de titulación a sus egresados que, dada la normatividad determinada por
las mismas instancias de “No se puede trabajar sin título”, amenazan con
ocasionar un caos.
Por un lado se especifica que un alumno tiene derecho a recibir su título si
cumple con los condicionantes:
1. Haber cursado y acreditado la Licenciatura en Educación que corrobora con
su Certificado autorizado.
2. Haber cumplido con su Servicio Social Profesional en su Práctica docente
que demuestra con su Carta de Servicio Profesional Cumplido.
3. Haber elaborado y tener aprobado su Documento Recepcional.
4. Haber presentado exitosamente su Examen Profesional.
(NORMAS DE CONTROL ESCOLAR 2016)
Pero sucede que aunque un alumno llene todos los requisitos, o sea que
tenga derecho a ser titulado, no se le entrega su título porque la Normal no tiene
acreditado sus procesos de certificación ante las autoridades.
¿En ello está la calidad de los futuros profesionales de la educación?
Cabría hacernos aquí la pregunta: ¿Qué entendemos por educación de
calidad?
Se ha desterrado de los estudios normalistas el estudio de la Pedagogía
porque, se dice, son estudios teóricos que no conducen a nada, para ello pueden
revisarse los más recientes planes de estudio (1983, 1997 y 2012). Mientras que
en Europa, en España en concreto, cada año se multiplican las publicaciones de
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índole pedagógica, en México se quiere mejorar la calidad de los maestros
alejándolos de la Pedagogía. Es como si de la carrera de Medicina se alejaran los
estudios de la Anatomía y se dijera que se la podría estudiar diluida en las
diversas materias.
La Pedagogía da consistencia educadora al maestro, lo compromete a ser
un modelo de vida, de moralidad, de entrega a su labor, le abre las pistas para dar
apoyo a cada uno de sus alumnos en su lucha cotidiana por ser, cada uno, una
persona equilibrada, sana, fuerte, tenaz, trabajadora, honorable, sensible,
fraternal, dinámica, alegre, esforzada, noble, estudiosa, comprometida con su
comunidad, defensora de los valores patrios, alejada de los vicios y de todos los
desórdenes, identificada consigo misma, abierta a ideales de vida, respetuosa de
sus tradiciones… Y le da medios para buscar este crecimiento día a día…
Esta dimensión pedagógica debe aterrizar en una Didáctica General que
abre los horizontes a cómo enseñar de acuerdo a cada edad y a una Didáctica
Especial relacionada con las diversas materias.
Hoy los discursos cambian, pero lo fundamental no puede cambiar, se trata
del mismo ser humano con sus aptitudes y posibilidades.
Se pensó que con elevar la carrera al rango de Licenciatura bastaría para
forjar maestros de más calidad, pero les falló la estructura, se quitó lo esencial y
todo porque a las personas encargadas de diseñar el nuevo currículo les pareció
que lo pedagógico no era necesario.
La calidad de ese proceso es lo que asegurará la formación de calidad de
los futuros maestros.
Se han comprado innovaciones extranjeras para los planes nacionales de
educación, que con el paso de los años muestran sus debilidades y se desechan,
luego viene el cambio de autoridades en cada sexenio y el gasto de nuevos
proyectos; en lugar de una mejora de la labor educativa se han aumentado las
estructuras, las oficinas, los puestos intermedios, las exigencias documentales
para las estadísticas, se ha agobiado a los profesores con evaluaciones, con
nuevas legislaciones, con presiones, de modo que el Secretario ordena a las
delegaciones, las delegaciones a los jefes sectoriales, éstos a los supervisores,
los cuales a su vez a los directores y ellos a los profesores; en general todos
presionan sobre estos últimos responsables que tienen la tarea directa, por abajo
primordialmente con los alumnos y por arriba o por todos lados con los demás
sectores.
¿Quién quiere estudiar en una normal con tantos obstáculos, si con estudiar
para veterinario o para administrador se podrá obtener una plaza de profesor?
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¿Qué tipo de convenios se han firmado con la OCDE que importa más su
cumplimiento que salvar del aniquilamiento a muchas escuelas normales?
En el período escolar 2000-2001 se contaba con 655 Normales, de las
cuales 351 eran oficiales y 304 particulares, para el período 2013-2014, como ya
se indicó se contó solamente con 484 Normales, 274 oficiales y 210 particulares.
(LOS DOCENTES EN MÉXICO 2015)
CONCLUSIONES
Se requieren más maestros, de ahí que se deben abrir las posibilidades para que
quienes tengan la vocación al magisterio la puedan realizar.
Para que se propicie una labor de calidad es necesario que sean maestros
de vocación, que fundamenten su hacer en una sólida base pedagógica teorética
ya que ésta les propiciará una visión amplia y profunda de su tarea educativa.
La Pedagogía constituye una visión unificante de todas las normativas de la
educación, la reunión de toda la experiencia pedagógica, de ahí que la podemos
considerar como “la teoría de la praxis de la educación en toda su extensión”.
Un maestro debe poseer una visión profunda y reflexiva sobre los hechos y
la tarea educativa, liberada de la estrechez que imponen “intereses particulares
por determinado tipo de praxis”.
La Ciencia Pedagógica es una reflexión que clarifica, ordena y expone las
profundas y reales aspiraciones de la acción educadora, para alejar toda
expresión de una falsa educación; somete a crítica las ideologías que afectan el
quehacer educacional y que restringen la visión de la dignidad humana a una
simple preparación para el trabajo y el desarrollo económico,
La ciencia pedagógica, a partir de un sistema de conceptos básicos
educativos debe fundamentar la mentalidad educativa pública, con claridad
axiológica de modo que el educador sea un garante consciente del verdadero
espíritu de la educación.
La visión pedagógica suscita la comprensión de lo auténticamente humano
y lo traduce en una praxis acrecentadora de todas las personas. Para ello implica
una investigación positiva y una comprensión de lo que se ha dado en la historia,
las propuestas pertinentes de la Antropología pedagógica, de la Biología, de la
Psicología, de la Sociología, de la Historia de la Educación en toda su amplitud y
condicionamientos sociales y políticos.
La base pedagógica permite establecer con cierta consistencia la
coherencia entre lo que se dice y lo que se hace, entre el currículo explícito y el
oculto, en búsqueda de verdaderamente promocionar a la persona en orden a
construir un mundo más justo a partir del entorno inmediato, propiciando una
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acción comunitaria que busque mejorar la realidad próxima y la remota, de modo
que en lo posible la comunidad sea más justa, más libre, más humana.
El punto central de la Pedagogía es el “hombre educando”, el ser humano
en su totalidad; busca responder al porqué de la educación, al para qué, al cómo y
con qué, referidos al fondo de su ser, de allí sus diversos tratados: Ontología
pedagógica, Teleología pedagógica, Axiología pedagógica y Mesología
pedagógica.
La calidad de la labor magisterial dimana de su formación pedagógica, de
su compromiso pleno con el ser humano, de su preparación profunda y su plena
dedicación centrada en lograr la superación personal de cada uno de sus
alumnos.
La labor de la escuela no se puede reducir a capacitar los futuros obreros o
trabajadores profesionales, se debe orientar a formar personas nobles,
preparadas, honestas, responsables, trabajadoras, solidarias con sus
comunidades, libres, creativas, auténticas, generosas, dueñas de sí mismas,
defensoras de todo lo digno y valioso, alejadas de los vicios denigrantes,
constructoras de una sociedad más humana.
MUCHAS GRACIAS
REFERENCIAS
Acuerdo de cooperación México-OCDE para mejorar la calidad de la educación de las escuelas mexicanas. 2010. OCDE
México Evalúa Centro de Análisis de Políticas Públicas. (2011). México Evalúa con base en el documento Gasto en Educación: La Eficiencia del Financiamiento Educativo en México . México, INEE
Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (2015). Los docentes en México. Informe
2015. México, INEE. Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (2013). Panorama Educativo de México.
Indicadores del Sistema Educativo Nacional. México, INEE. Secretaría de Educación Pública (2016). Normas específicas de Control Escolar relativas a las Licenciaturas para la Formación de Docentes de Educación Básica, en la Modalidad Escolarizada. México, SEP. Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (2015). Directrices para mejorar la
formación inicial de los docentes de educación básica. México, INEE.