Clasificación tradicional de los verbos según su comportamiento sintáctico
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Clasificación tradicional de los verbos según su comportamiento sintáctico
auxiliares
copulativos
predicativos
transitivos
intransitivos
pronominales
Exclusivamente pronominales
Ocasionalmente pronominales
Reflexivos
Recíprocos
Con valor pasivo
Construcciones impersonales
Causativos pronominales
Verbos : ser, haber, estar auxiliares
Verbos : ser, estar, parecer copulativos
Verbos o verbos plenos [Vollverben]: predicativos
Verbos transitivos con complemento directo (acusativo) :
Verbos : sin complemento directo (acusativo) intransitivos
Verbos : acompañados de un pronombre reflexivo pronominales
Exclusivamente pronominales: arrepentirse, quejarse, jactarse
Ocasionalmente pronominales: llamar / llamarse
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Reflexivos: peinarse / afeitarse / lavarse
Recíprocos: saludarse / tutearse
Con valor pasivo: se venden libros
Verbos causativos en forma pronominal: cortarse el pelo
Construcciones impersonales: se oye ruido
Los verbos auxiliares se usan para formar las formas compuestas de los verbos, la pasiva y
las perífrasis verbales: He comido. Ha sido premiado. Están reunidos. Está escribiendo una
carta.
Los son ser, estar o parecer. Los verbos ser, estar y parecer funcionan verbos copulativos
como verbos predicativos cuando les acompaña un complemento que no es un adjetivo:
Ahora estoy en Madrid. Esto parece oro. Este animal es un armadillo.
Los son los que encierran la idea de un predicado y siempre expresan verbos predicativos
estado, acción o pasión del sujeto al que se refieren. Podemos decir que el verbo
predicativo es todo aquel que no funciona como copulativo, es decir, todo aquel que no sea
ser, estar o parecer. Los verbos predicativos pueden ser transitivos o intransitivos.
Los son aquellos que dejan pasar la acción, y ésta (la acción) recae verbos transitivos
sobre una persona u objeto. Esta persona u objeto es el complemento directo (acusativo):
Le da un regalo para su cumpleaños. Vamos a tomar un café.
Los no necesitan de un complemento directo (acusativo) para verbos intransitivos
completar la acción: Los secuestrados aún viven. Corre muy ligero. Muchos verbos se usan
como transitivos o intransitivos según los casos: Corre los cien metros lisos en un tiempo
récord.
Los son verbos que van unidos a un pronombre reflexivo de igual verbos pronominales
persona que el sujeto del verbo: marcharse, arrepentirse, avergonzarse, alegrarse,
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asombrarse, casarse. A este grupo pertenecen los verbos exclusivamente pronominales, los
reflexivos y los recíprocos, que son los que implican a varios sujetos que realizan la misma
acción y la reciben mutuamente.
Los verbos exclusivamente pronominales se conjugan obligatoriamente con un
pronombre: , , , , etc (no se puede decir arrepentirse quejarse jactarse dignarse yo
). Ese pronombre no es reflexivo. Estos verbos expresan procesos que arrepiento, él queja
suceden en el sujeto, y poseen una voz especial, llamada . No son reflexivos voz media
porque no es una acción que vuelva sobre sí misma, sino que se produce en el interior del
sujeto. En estos verbos pronominales, el pronombre es un morfema constitutivo del verbo,
no un complemento como en los verbos reflexivos. Otras clases de verbos pronominales
son:
Los verbos recíprocos son verbos transitivos que tienen por sujeto a dos o más personas,
animales o cosas que ejercen una acción sobre los otros, al mismo tiempo que la reciben de
ellos. Por ese motivo, los verbos recíprocos sólo se conjugan en las tres personas del plural;
jamás en singular: Los amigos se saludan. Nos tuteamos todos. Estos verbos se construyen
como los reflexivos, y para no confundirlos con estos, a veces es necesario añadir ciertas
locuciones para reforzar el matiz de reciprocidad: los unos a los otros, mutuamente,
recíprocamente, los dos. Para reconocer este tipo de se recíproco, basta con añadir al final
de la oración expresiones como: el uno al otro, el uno del otro, el uno con el otro; o bien,
mutuamente, recíprocamente, entre sí.
Los verbos reflexivos son verbos transitivos cuya acción se refleja o recae sobre el mismo
sujeto que la realiza: Yo me lavo. Ella se peina. El sujeto y el objeto son la misma cosa.
Para reconocer si el se es reflexivo, basta con añadir al final de la oración "a sí mismo(s)", y
si el significado de la oración no varía en absoluto, no queda duda de que el se es reflexivo.
La RAE (Esbozo 1973: § 3.5.1) define así los verbos:
«Los verbos que no llevan complemento directo se llaman intransitivos, aunque los
acompañen otros complementos: Antonio murió en el hospital; El alumno estudia con
ahínco. Si tienen complemento u objeto directo, se llaman transitivos. Poniéndole un
complemento directo a un verbo intransitivo pasará a ser transitivo: El alumno estudia con
ahínco las lecciones. [...]
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Verbos como morir, vivir, quemar, dormir, etc., se prestan mal a que haya una persona
muerta, vivida, quemada, dormida, distinta del sujeto. Pero en ocasiones cabe extraer de la
propia significación del verbo un complemento directo: Morir una muerte gloriosa; Dormir
un sueño tranquilo; Vivir una vida miserable. Hay siempre en ello cierta tautología, que a
veces tiene valor estilístico. Estos verbos son intransitivos por naturaleza. [...]
Muchos verbos transitivos se construyen a menudo como absolutos, sin complemento
directo, por ser este innecesario o hallarse sobreentendido. Decimos de un ciclista que
abandonó en la segunda etapa de su carrera; un cartero puede decir, al terminar su trabajo,
que ha repartido. [...]
Numerosos verbos transitivos pueden emplearse con significación causativa o factitiva. En
tales casos el sujeto no realiza por sí mismo la acción del verbo, sino que ordena, encarga,
dirige o costea la acción que otro ejecuta: Carlos III construyó la Puerta de Alcalá. Un
verbo normalmente intransitivo como dormir, toma significado transitivo-causativo en
dormir a un niño.»
Alcina y Blecua (1975: § 7.4.2) clasifican los verbos intransitivos en:
a) : abundar, estar, existir, morir, parecer, ser, vivir. Verbos existenciales
Algunos se construyen como transitivos con un complemento tautológico: Mi
abuela murió una muerte piadosa.
b) : andar, bajar, caer, subir, caminar, errar. Verbos de movimiento
Pueden aparecer con predicativos: Miguel salió primero en la competición, o con
complementos directos: Bajó la escalera solo.
c) : crujir, debutar, estornudar, fracasar, gesticular. Verbos de acción
Muchos pueden aparecer con predicativos: Sonrió complacido, y con complementos
directos: El enfermo tosió sangre.
d) - : bastar, caber, convenir, disgustar. Con estos verbos Verbos seudo impersonales
el sujeto generalmente es inanimado y lleva complemento indirecto: A mi mujer le
gustan los muebles antiguos.
La hipótesis de la inacusatividad de Perlmutter (1978)
Ergativitätshypothese
Los verbos intransitivos requieren un solo argumento, pero se distinguen en la relación
semántica que se establece entre el argumento y el verbo.
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Dos tipos de verbos intransitivos:
«La clase de verbos intransitivos es una clase heterogénea que incluye formas con distintas
propiedades semánticas y sintácticas. Se debe a Perlmutter (1978) la distinción entre dos
clases de verbos intransitivos: los y los o . El trabajo de inergativos inacusativos ergativos
Perlmutter se enmarca dentro del modelo conocido como Gramática Relacional. Burzio
(1981, 1986) incorpora la llamada „Hipótesis de la Inacusatividad‟ a la Teoría de la Rección
y el Ligamiento, en la gramática generativa, donde la distinción entre las dos clases de
verbos intransitivos es unánimemente aceptada.
Los dos tipos de verbos tienen en común que requieren un solo participante o argumento
cuya realización sintáctica es la de sujeto, pero se distinguen en la relación semántica que
se establece entre el argumento y el verbo.
Los (llorar, reír, saltar, toser) denotan actividades o procesos que verbos inergativos
dependen de la voluntad de un agente.
Los son verbos que denotan bien estados o bien eventos no agentivos verbos inacusativos
(logros), como existir, aparecer, llegar, florecer, crecer, etc., cuyo único argumento se
interpreta como el elemento que recibe la acción o en el que se produce o manifiesta la
eventualidad que denota el verbo: i.e. el argumento de este verbo es tema o paciente. El
término „tema‟ se utiliza habitualmente en los trabajos de gramática generativa con
referencia a los que otras gramáticas denominan „paciente‟.
Esta diferencia en cuanto al carácter semántico del único participante en la acción verbal es
crucial para distinguir entre las dos clases de verbos intransitivos. Los se realizan agentes
sintácticamente y de un modo uniforme como sujetos de la oración tanto con verbos
transitivos (activos) como con verbos inergativos. Los temas o se realizan como pacientes
objetos de los verbos transitivos (activos) y como sujetos de algunos verbos intransitivos,
los que hemos denominado „inacusativos . Por tanto, los verbos inacusativos comparten ‟
propiedades de los verbos y los : como los inergativos están transitivos inergativos
asociados a un solo argumento, pero ese único argumento se interpreta como el objeto
lógico del verbo transitivo: es un objeto nocional, a pesar de ser un sujeto sintáctico, en
contraposición con el único argumento de un verbo intransitivo inergativo que es a la vez
sujeto nocional y sujeto sintáctico.
Alternancia causativa:
Prueba de que el sujeto sintáctico de un verbo inacusativo y el objeto de un verbo transitivo
tienen la misma función semántica es la llama „ ‟: alternancia causativa
Juan rompió el vaso
frente a
El vaso se rompió.
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La primera es una construcción transitiva causativa que se construye con una agente (Juan)
y que expresa un evento que denota un cambio de estado en su argumento objeto (el vaso).
La segunda, es una construcción inacusativa que se construye con un solo argumento: el
elemento que sufre el cambio de estado que denota la eventualidad del verbo. La relación
entre el verbo romper y el sintagma nominal el vaso es la misma en las dos semántica
construcciones: en ambos casos se trata del paciente o tema „afectado‟; varía su realización
: objeto en la construcción transitiva y sujeto en la construcción inacusativa. Las sintáctica
gramáticas se han referido a verbos como romper en su uso inacusativo como “verbos
pronominales” en cuanto que se construyen con se. Es importante señalar, sin embargo, que
si bien muchos de los verbos que aparecen en construcciones inacusativas entran dentro de
la clase de los verbos pronominales (romperse, secarse, agrietarse) hay muchos verbos
inacusativos que no son pronominales.»
[Mendikoetxea, Amaya: “Construcciones inacusativas y pasivas”. En: Bosque, Ignacio /
Demonte, Violeta (eds.): Gramática descriptiva de la lengua española. Madrid: Real
Academia Española / Espasa Calpe. 1999, vol. 2, § 25.1.1.2, p. 1579-1580]
« , distinguimos entre los verbos intransitivos dos clases sintácticas: verbos En resumen
inergativos y verbos inacusativos. Los verbos inacusativos son aquellos cuyo sujeto
sintáctico es un objeto nocional, i. e. su función semántica es la de tema (afectado o no
afectado). Dentro de los verbos inacusativos distinguimos dos grandes clases semánticas:
los verbos de cambio y ubicación y los verbos de existencia y aparición; las diferencias
semánticas entre estas dos clases de verbos encuentran manifestación en su sintaxis. [...]
Los verbos inacusativos son intransitivos en cuanto que están asociados a un solo
argumento o participante que es el sujeto sintáctico, pero comparten con los verbos
transitivos la naturaleza semántica de ese argumento, que es un objeto nocional (tema o
paciente). Además de hablar de „verbos inacusativos‟, hemos de hablar también de
„ ‟ que parecen derivarse de construcciones transitivas construcciones inacusativas
correspondientes, como es el caso de las construcciones inacusativas con se y las
construcciones de pasiva perifrástica.» [o. cit., p. 1584 y 1587]
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transitivos unitransitivos Con objeto directo ( = dos argumentos o
participantes)
ditransitivos Con objeto directo e indirecto (= tres
argumentos o participantes)
intransitivos
(Perlmutter
1978)
inergativos
Con sujetos agentivos: expresan eventos de
causa interna (jugar, bailar, llorar, reír, saltar,
toser) cuando existe una propiedad inherente al
único argumento del verbo que es responsable
de que se realice el evento que denota el
predicado.
Con sujetos no agentivos: verbos de emisión
percibida sensorialmente: brillar, chirriar,
apestar, amanecer.
inacusativos
o ergativos
[alternancia
causativa: los sujetos
de los verbos
inacusativos se
realizan como objetos
de los verbos
transitivos y como
sujetos de algunos
inacusativos]
Con sujetos no-
agentivos, sujetos que
designan al que
padece: existir,
florecer, aparecer,
llegar, crecer. Su
sujeto sintáctico es su
objeto nocional. El
argumento es un tema
o paciente.
Denotan estados o
eventos no agentivos
(logros).
No forman una clase
semántica uniforme,
sino que se dividen en
dos clases. Las
diferencias semánticas
entre estas dos clases
encuentran
manifestación en su
sintaxis.
Verbos de cambio
de estado o
ubicación, que
pueden tener o no
variantes transitivas:
romper(se), abrir(se),
hundir(se), secar(se),
crecer, hervir,
palidecer, florecer,
levantarse. El tema o
paciente es afectado.
Pueden ser:
a) de causa externa ,
b) : de causa interna
agentivos o
no agentivos
Verbos de existencia
y aparición:
aparecer, llegar,
existir, ocurrir, venir,
emerger, suceder.
El tema o paciente es
no afectado.
intransitivos con
usos transitivos
Hay verbos intransitivos por naturaleza con
usos transitivos, sin que por ello se deban
clasificar como transitivos. Son verbos que se
pueden construir con complementos
tautológicos („objeto interno o cognado‟):
Morir una muerte gloriosa. Dormir un sueño
tranquilo. Vivir una vida miserable.
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Las construcciones pasivas como construcciones inacusativas
«El hecho de que el sujeto sintáctico de un verbo inacusativo sea su objeto nocional ha
llevado a numerosos autores a establecer un paralelismo entre las construcciones con
verbos inacusativos y las construcciones pasivas. Este paralelismo se observa de forma más
clara cuando comparamos una oración transitiva activa como
Juan cerró las puertas. [transitiva activa]
con su construcción inacusativa y pasiva equivalentes
Las puertas se cerraron. [inacusativa]
Las puertas han sido cerradas. [pasiva]
Si la construcción inacusativa se puede definir como aquella en la que el objeto nocional
(tema o paciente) se realiza sintácticamente como sujeto, las construcciones pasivas son
entonces un ejemplo de construcciones inacusativas, incluso cuando se forman con verbos
que no tienen usos inacusativos (p. ej. construir: El puente ha sido construido frente a *El
puente se construyó (él solo).» [o. cit., § 25.1.3]
«Hay que diferenciar cuidadosamente las oraciones inacusativas con se, de las oraciones
pasivas von se. Formalmente, no hay diferencias entre estos dos tipos de oraciones. Así una
oración como:
Las puertas se cerraron
es ambigua: (i) una interpretación inacusativa y (ii) una interpretación pasiva en la que hay
implícito un agente con intencionalidad a una causa externa que no se menciona porque
interesa únicamente destacar la acción verbal.
Se hundió el barco {él solo/por sí solo} [inacusativa]
Se hundió el barco {intencionadamente/para cobrar el seguro} [pasiva]
El contraste es más claro con verbos que pueden formar pasivas con se, pero que por su
significado no pueden aparecer en construcciones inacusativas, como construir o divulgar,
ya que no pueden expresar eventos que se realizan de forma espontánea sin la intervención
volitiva de un agente.» [o. cit., p. 1587]
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Inacusatividad en italiano y en español
«Veamos qué pruebas se han dado para motivar estas diferencias de clases de verbos
intransitivos.
Burzio (1986) muestra que hay una diferencia en el comportamiento de los verbos
intransitivos italianos arrivare y telefonare. Cuando estas construcciones aparecen con un
sujeto preverbal cuantificado, sólo los verbos como arrivare permiten ser pronominalizados
por el clítico ne:
Arriveranno molti esperti.
‘Llegarán muchos expertos.’
Ne arriveranno molti.
‘NE llegarán mucho’.
Telefoneranno molti esperti.
‘Telefonearán muchos expertos.
*Ne telefoneranno molti.
‘NE telefonearán muchos.
Si ambos verbos intransitivos tuvieran la misma estructura, esta diferencia resultaría
misteriosa.» [Campos, Héctor 1999: § 24.4.2]
Otros factores distintivos:
La pronominalización con ne sólo es posible con complementos directos en italiano: Gianni
ne inviterà molti. *Gianni ni parlerà a molti.
Los verbos intransitivos inacusativos requieren el auxiliar essere en italiano para formar los
tiempos perfectivos, los inergativos seleccionan avere.
«Esto demuestra que hay dos tipos de verbos intransitivos: aquellos en los que el sujeto
actúa como el sujeto de los verbos transitivos y aquellos en los que el sujeto actúa como el
complemento directo. Burzio observa además que el sujeto de los verbos que permiten ne
se interpretan como „paciente‟ o „tema‟, papel temático que generalmente llevan los
complementos directos. [...] Esta diferencia entre verbos inacusativos, por una parte, e
![Page 10: Clasificación tradicional de los verbos según su comportamiento sintáctico](https://reader036.fdocuments.mx/reader036/viewer/2022081809/55cf9ad8550346d033a3b19d/html5/thumbnails/10.jpg)
intransitivos, por otra, ha sido justificada en muchas otras lenguas, incluso en lenguas muy
alejadas del italiano, como por ejemplo el japonés.» [ebd.]
¿Es posible motivar esta diferencia en español?
Según Campos (1999), en italiano se observan marcas morfosintácticas claras que
caracterizan a los verbos inacusativos frente a los inergativos, mientras que en español
muchas de estas diferencias están ocultas detrás de una morfología más opaca (ausencia de
concordancia en el participio en voz activa, un solo auxiliar haber en tiempos compuestos,
ausencia del clítico partitivo, etc.
No obstante, hay algunos factores que prueban la existencia de esta diferencia en español:
El español mantuvo hasta el siglo XVI la distinción entre ser y haber como auxiliares
perfectivos. «En un estadio anterior tanto del español como del catalán, sí se manifestaba
morfosintácticamente la diferencia entre los verbos inacusativos y los verbos intransitivos
en sí.» (Campos)
La prueba más clara es que con los verbos transitivos e inacusativos es posible la
construcción absoluta de participio:
Terminadas las labores, saldremos a beber una copa.
Una vez salido el sol, nos entraremos a la mar.
Una vez partido el autobús, ...
Comprados los terrenos, enseguida empezaron a edificar.
*Ladrados los perros ...
*Estornudada la nena ...
*Conocida a María, Juan decidió abandonar la bebida.
Otra diferencia entre los verbos intransitivos y los verbos inacusativos es que el sufijo –dor
/ -tor, que implica la idea de un agente, se puede usar tanto con verbos transitivos como
intransitivos
escribir > escritor.
trabajar > trabajador.
correr > corredor.
Sin embargo con verbos inacusativos no es posible:
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ir > *idor
venir > *venidor
morir > *moridor
En el tiempo pretérito, no hay restricciones en el uso del se impersonal con los verbos
intransitivos, pero con los verbos inacusativos no resulta natural el pretérito:
Se trabajó todo el día ayer.
?Se llegó temprano a la oficina ayer.
«Estas diferencias sugieren que hay dos tipos de verbos intransitivos: los intransitivos en sí
y los verbos inacusativos. Estas pruebas apoyan la existencia de los verbos inacusativos
como una clase diferente de los verbos intransitivos.» [Campos, Héctor 1999: 1568]
Semántica y sintaxis de los verbos inacusativos
«Para Perlmutter (1978), la inacusatividad viene determinada por la semántica del verbo y
aparece codificada en su sintaxis. Aunque forma y significado aparecen, pues, fuertemente
ligados en la formulación inicial de la hipótesis de la inacusatividad, lo cierto es que los
diversos estudios sobre estos verbos dentro de las gramáticas formales se han centrado bien
en la semántica, bien en la sintaxis de los verbos inacusativos y sólo recientemente se ha
intentado derivar el comportamiento sintáctico de estos verbos de ciertos componentes de
su significado. En realidad, existen dos aproximaciones al estudios de los verbos
inacusativos: (i) la aproximación sintáctica, que niega que se pueda determinar el
comportamiento formal de los verbos inacusativos a partir de ciertas propiedades de su
significado, y (ii) la aproximación semántica, que niega que la inacusatividad aparezca de
algún modo codificada en la sintaxis.
Levin y Rappaport Hovav (1985) identifican estas dos aproximaciones en el capítulo
introductorio a su estudio sobre la inacusatividad en inglés. El trabajo de Rosen (1984,
1988) dentro del marco de la Gramática Relacional es quizás el ejemplo más claro de la
aproximación sintáctica, mientras que la aproximaxión semántica tiene uno de sus
exponentes en Van Valin (1990), dentro del marco de la llama Role and Reference
Grammar.» [Mendikoetxea 1999: § 25.1.2]
«Un análisis exhaustivo de los verbos en español ha de especificar necesariamente para esta
área de la gramática, como para muchas otras, cuál es la relación entre la semántica (léxica)
de los verbos y sus propiedades morfosintácticas.» [ebd.: § 25.5]
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●
«Las nociones de 'estado' y 'evento' se refieren a la clasificación aspectual o Aktionsart de
los verbos. Se distinguen tres tipos de eventualidades, siguiendo el análisis de Vendler
(1967):
a) eventos estativos o estados saber, amar, ser inteligente, :
b) o que, siendo dinámicos, no hacen referencia al punto final de actividades procesos
la eventualidad: reír, llorar, nadar, y
c) o (que, a su vez, se dividen en actuaciones transiciones logros y ) realizaciones
también denominadas en sentido genérico 'eventos', que expresan el cumplimiento o
finalización de la eventualidad: llegar, morir, florecer, pintar, construir, romper.
No existe una relación directa entre la pertenencia de un verbo a una de las tres clases
aspectuales y su clasificación como transitivo o intransitivo. Así, aunque muchos de los
verbos transitivos denotan eventos en sentido genérico, también los verbos transitivos
denotan estados y entre los eventos encontramos verbos típicamente intransitivos como
llegar, morir y florecer. Entre los verbos que denotan actividades o procesos se encuentran
principalmente los verbos intransitivos. Sin embargo, hay verbos transitivos que
dependiendo de la determinación de su objeto se clasifican bien como actividades (comer
pizza, construir casas), bien como eventos o actuaciones (comer(se) una pizza, construir la
casa). Una vez distinguidas dos clases de verbos intransitivos (inacusativos e inergativos)
es posible establecer una relación más directa entre significado aspectual y clase verbal.»
[Mendikoetxea 1999: § 25.1.1.1, p. 1578]
Clasificación de los verbos según la RAE: NGLE 2009
Desde la publicación de la Gramática de la lengua castellana (1847) de Andrés Bello se
habla de verbos reflexivos y cuasireflexivos o pseudoreflexivos. Andrés Bello, en su
Gramática (1847), introdujo el término de construcción cuasi-refleja para hacer referencia
a las oraciones que, si bien no tienen un sentido inequívocamente reflexivo, se asemejan a
las oraciones reflexivas (Ana se ha maquillado esta mañana) por presentar junto al verbo
una forma pronominal átona de tipo reflexivo o reflejo; esto es, un pronombre átono (me,
te, os, nos, etc.) que coincide en los rasgos de persona con el sujeto, cuando éste se halla
presente en el esquema de la oración (Vosotros os preocupáis por nada), y que, en tercera
persona, adopta la forma específicamente reflexiva o refleja se (El niño ya se ha dormido).
El término abarca, a todas las construcciones pronominales de carácter no reflexivo: medias
o anticausativas (La pobre mujer se emocionó al recibir el ramo), pasivo-reflejas (Se
registraron todas las habitaciones), impersonales-reflejas (Se come muy bien en este
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restaurante), así como oraciones constituidas por un verbo inherentemente pronominal
(Este chico se queja de todo).
«En la proposición refleja, según lo dicho, una misma persona es agente y paciente; pero
hay varias especies de construcciones en que la reflexividad no pasa de lo material de la
forma, ni ofrece al espíritu más que una sombra débil y oscura. Las llamaremos
construcciones cuasi-reflejas; y entre ellas señalaremos en primer lugar aquellas con que
solemos expresar diferentes emociones o estados del alma, y en que el verbo es de suyo
activo, y admite acusativos oblicuos, y el sujeto significa seres animados o que nos
representamos como tales, en singular o plural, y en primera, segunda o tercera persona.
Cuando se dice: «La muerte nos espanta», «el peligro los acobarda», «el viento
embraveció las olas», hay acción y pasión. Consideramos la muerte, el peligro, el viento
como seres activos que afectan al objeto designado por el acusativo oblicuo. Mas otra
cosa es cuando se dice que «nos espantamos de la muerte», que «se acobardan a vista del
peligro», que «las olas azotadas por el viento se embravecieron»; gramaticalmente
parece decirse que el sujeto obra en sí mismo produciendo el espanto, la cobardía, el
embravecimiento; pero ésta es una imagen fugaz que desaparece al instante, un símbolo
con el cual enunciamos meramente la existencia de cierta emoción o estado espiritual,
verdadero o metafórico, cuya causa real se indica por alguna expresión accesoria (de la
muerte, a vista del peligro, azotadas por el viento).
Son muchos los verbos activos que se prestan a esta especie de construcciones cuasi-
reflejas de toda persona: «Yo me alegro», «Tú te irritas», «Ella se enfada», «Nosotros nos
avergonzamos», «Vosotros os maravilláis», «Ellos se horrorizan», «se amedrentan», «se
regocijan», «se asombran», «se pasman».
Pero verbos hay que sólo admiten acusativos reflejos, formando con ellos construcciones
cuasi-reflejas de toda persona: «Me jacto», «Te desvergüenzas», «Se atreve», «Nos
arrepentimos», «Os dignáis», «Se quejan». Estos verbos se llaman reflejos o
pronominales, para distinguirlos de los verdaderos activos, que admiten acusativos de
todas clases. El título que suele dárseles de recíprocos es impropio, porque jamás
significan reciprocidad, y lo que figuran oscuramente en fuerza de sus elementos
materiales, es una sombra de acción que el sujeto ejerce en sí mismo.» (Gramática de la
lengua castellana, 1847, § 759-761).
Ya las Gramáticas de la RAE de 1771 y 1796 proponían llamar pronominales a los verbos
que se conjugan con los pronombres personales átonos (clíticos) sin que el sujeto y el
complemento directo sean referentes (reflexivos).
«Los verbos que nunca se usan sin pronombres personales, no debieran llamarse
recíprocos, ni reflexivos, sino pronominales.»
La Gramática de Alcina Franch / Blecua (1975: § 5.5) ya advertía que la reflexividad no es
un rasgo relevante para clasificar un verbo por su significado. Para estos autores, las
construcciones pronominales incluyen las construcciones con sentido reflexivo, recíproco,
expresivo, incoativo, obligadas, medio, pasivo, impersonal.
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«Los términos como reflexivos y recíprocos según expresan acción que se cumple en el
mismo sujeto que la ejecuta o acción que se intercambia entre los varios agentes que
constituyen el sujeto, se han considerado rasgos irrelevantes para una clasificación del
verbo por su significado.»
El Esbozo de una nueva gramática de la lengua española (Madrid, 1977: § 3.5.4) hace
notar que el DRAE califica como pronominal a todo verbo o acepción que se construya en
todas sus formas con pronombres reflexivos.
«Las oraciones de verbo reflexivo son aquellas en las que el sujeto es a la vez agente y
paciente porque la acción vuelve de un modo u otro sobre el sujeto que la realiza. Pero
con los verbos causativos el sujeto no es propiamente agente, sino que indica
únicamente que el sujeto encarga la acción, sin que él la realice por sí mismo: Se hizo un
traje nuevo. En muchos verbos la reflexividad del acto se va atenuando de tal manera
que los pronombres solo indiquen una participación o interés en la acción producida. Las
gradaciones van borrando el carácter reflexivo primario del pronombre: desde los
llamados dativos éticos y de interés (Ella se tomó el café), hasta las expresiones con
verbos intransitivos, que se llaman seudorreflejas por sentirse ya muy distantes del
significado propiamente dicho, como: Me voy; Mi vecino se ha muerto; Me salí del
despacho. En estos ejemplos, el leve matiz de percepción o participación, que el
pronombre denota, distingue con claridad estas oraciones de las activas. En ciertos casos
se llega a tal distancia del sentido reflexivo, que para dar a entender que el agua sale de
la bañera decimos que La bañera se sale. Hay verbos que actualmente no admiten más
formas de expresión que la pronominal. Tales son arrepentirse, atreverse, quejarse,
jactarse. Esto llevó al DRAE a calificar como pronominal a todo verbo o acepción que
se construya en todas sus formas con pronombres reflexivos. “La calificación de
reflexivos, que el mismo Diccionario aplicaba antes uniformemente a estos verbos, no
era propia para todos estos matices significativos o expresivos. En cambio, la de
pronominal, aunque atiende únicamente a la forma, abarca los significados reflexivos y
los que no lo son.»
El Diccionario de la lengua española de la RAE, a partir de la decimonovena edición
(1970), ya no califica el verbo lavarse ni alegrarse como reflexivo, sino como pronominal.
Y todos los verbos que se pueden conjugar con los pronombres reflexivos (clíticos), tengan
sentido reflexivo puro o no, llevan la abreviatura: (= usado también como U. t. c. prnl.
pronominal. El DRAE emplea para la clasificación de los verbos las abreviaturas siguientes:
. (transitivo) tr
. (intransitivo) intr
. (pronominal) prnl
U. t. c. prnl. (usado también como pronominal)
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A pesar del cambio de nomenclatura de la RAE, algunos gramáticos, como Marcos Marín
(1980: § 13.8) siguieron clasificando los verbos como transitivos, intransitivos, reflexivos,
reflexivos formales o gramaticales y recíprocos.
«Los reflexivos formales o gramaticales son las construcciones cuasi-reflejas de Andrés
Bello (Gramática de la lengua castellana destinada al uso de los americanos, 1847).
Son reflexivos formales, pues en su forma aparece un pronombre reflejo, pero no por el
sentido. En todos ellos hay que considerar el pronombre reflejo como un falso Objeto
Indirecto o un falso Objeto Directo: alegrarse, emocionarse, acordarse, olvidarse,
imaginarse, creerse, etc.»
En el Glosario de la terminología gramatical. Unificada por el Ministerio de Educación y
Ciencia. Madrid, 1986, § 153, publicada por Alonso Marcos, se define el verbo transitivo
como “aquel cuya acción pasa a una persona o cosa distinta del sujeto que la ejecuta”. Para
Alonso Marcos, “los verbos transitivos pueden usarse en y en forma forma reflexiva
”. De modo que los así llamados verbos reflexivos son simplemente verbos recíproca
transitivos en los que el objeto directo tiene el mismo referente que el sujeto.
Gómez Torrego (Manual de español correcto, Madrid, 1991, pp. 89-90) es más explícito:
El verbo con valor reflexivo no es un verbo pronominal, sino un verbo transitivo con el que
los pronombres átonos actúan como objeto directo o indirecto.
«Cuando el pronombre personal átono desempeña función de objeto directo o indirecto,
con valor reflexivo, no debe hablarse de verbo pronominal: Juan se lavó. Juan se puso el
abrigo. En estos casos se trata de los verbos lavar y poner y no de lavarse y ponerse,
pues los pronombres correspondiente actúan como objeto directo en el primer caso y
objeto indirecto en el segundo. Funcionalmente son estructuras equivalentes a las de
Juan lavó a Juan. Juan puso el abrigo a Juan.»
Para Rafael Lapesa (Estudios de morfosintaxis histórica del español. Madrid, 2000, pp. 817
ss.), los así llamados “verbos reflexivos” propiamente dichos son simplemente verbos
transitivos en los que el significado del verbo “reflexivo” es el mismo que cuando es
transitivo o de acción, solo que su complemento directo tiene el mismo referente que el
sujeto de la acción. Sin embargo, para las otras construcciones en las que no hay un objeto
directo correferente con el sujeto, Lapesa cita la calificación de “cuasi-reflexivos” de
Andrés Bello, y los denomina “reflexivos interiores” porque presentan en forma “reflexiva”
(pronominal) un sentido distinto al que cuando son transitivos, cosa que no ocurre con los
“reflejos” propiamente dichos.
«La construcción reflexiva propiamente dicha es aquella en que el significado del verbo
es el mismo que cuando el verbo es transitivo y de “acción”, y en la que el objeto directo
se refiere al mismo ser o cosa que el sujeto. Así, no varía el sentido del lexema verbal
entre desatarse y “desatar a otro”, matarse y “matar a otro“, lavarse y “lavar algo”,
mirarse y “mirar a otro”, etc. Este reflexivo puede reforzarse con a mí mismo, a ti
mismo, etc., refuerzo que nos ayudará a distinguirlo.»
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Finalmente, la RAE, en la Nueva gramática de la lengua española (2009), clasifica los
verbos, según sus funciones sintácticas, en transitivos, intransitivos y copulativos. Algunos
transitivos y muchos intransitivos puede ser, a su vez, pronominales. Los así llamados
verbos “reflexivos” no forman ninguna clase especial, son simplemente verbos transitivos
cuyo objeto tiene el mismo referente que el sujeto. Desde el punto de vista semántico, los
verbos se pueden agrupar en dos grandes clases semánticas: clases aspectuales y clases
nocionales.
«Las funciones sintácticas adscritas a cada verbo permiten distinguir entre los
(preparar), los (bostezar) y los TRANSITIVOS INTRANSITIVOS COPULATIVOS
(ser). Pueden ser, a su vez, muchos del segundo grupo PRONOMINALES
(enamorarse) y algunos del primero (creerse una historia). Unos pocos verbos
intransitivos son o no pronominales en función de factores geográficos (enfermarse ~
enfermar).
Teniendo en cuenta su naturaleza nuclear o subsidiaria respecto de otra categoría, se
distingue entre los y los , estos últimos divididos a VERBOS PLENOS AUXILIARES
su vez en varios grupos, según el tipo de perífrasis a que den lugar.
Las clases semánticas de verbos se agrupan en dos grandes bloques: clases aspectuales y
clases nocionales. Las de verbos se llaman también CLASES ASPECTUALES
porque se establecen en función de los tipos de eventos o CLASES EVENTIVAS
sucesos (acciones, estados o procesos) que designan. Así pues, tales agrupaciones, que
tienen numerosas consecuencias sintácticas, se establecen a partir del modo de acción de
los verbos o de los predicados verbales. Se distinguen asimismo varias CLASES
de verbos. Estas clases agrupan los predicados verbales de acuerdo con NOCIONALES
numerosos criterios semánticos: verbos de percepción, de voluntad, de pensamiento, de
movimiento, de lengua, de reacción afectiva, etc.» (RAE: Nueva gramática de la lengua
española. Madrid: Espasa Libros, 2009, § 1.9k)
«El morfema pronominal átono que caracteriza a los verbos pronominales no es
argumental, por lo que no le corresponde propiamente una función sintáctica. Así, el
morfema se no constituye el complemento directo de despertar en El niño se despertó,
sino un segmento que forma parte de la constitución léxica del verbo despertarse. Los
mismos pronombres pueden ser también reflexivos, y en tal caso se interpretan como
argumentos.» (RAE: NGLE 2009, § 41.7.1c)
Extendiendo las propiedades sintácticas del verbo a las oraciones, se pueden dividir estas en
transitivas, intransitivas y copulativas. Las llamadas “oraciones reflexivas” pueden ser
transitivas, intransitivas y copulativas, en lo que coinciden con las recíprocas. No
constituyen, pues, una clase distinta, sino clasificaciones cruzadas de los tipos anteriores.
«Es habitual en la tradición extender a las oraciones ciertas propiedades sintácticas del
verbo con el que se construyen. De acuerdo con este criterio clásico, que se acepta aquí,
las oraciones suelen dividirse en (Los pájaros sobrevuelan los TRANSITIVAS
campos), (Su segundo hijo nació ayer) y (El día INTRANSITIVAS COPULATIVAS
está fresco).
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Las primeras se forman con verbos transitivos; las segundas, con intransitivos, y las
terceras, con verbos copulativos. Algunos gramáticos entienden que es posible reducir
las copulativas a las intransitivas, puesto que los verbos copulativos no tienen
complemento directo. Se añaden a veces otras clases a este paradigma, pero suele
aceptarse que esos nuevos grupos establecen en realidad subdivisiones de los anteriores,
o bien que introducen clases formadas con criterios que se cruzan con los señalados. Así,
las oraciones (El escándalo fue difundido por la prensa) se pueden asimilar a PASIVAS
las intransitivas y, en parte –piensan algunos gramáticos–, también a las copulativas. Es
importante resaltar que el análisis de los tipos de oraciones en función de la naturaleza
del predicado se convierte a menudo en el estudio del predicado mismo. Así, los verbos
que se construyen con complementos de régimen pueden ser intransitivos (Confío en ti)
o transitivos (Te invito a cenar). La necesaria distinción entre unos y otros no afecta a la
clasificación oracional, pero es pertinente para el análisis de las clases de predicados
verbales que se distinguen en español.
Algunos gramáticos tradicionales añadían al paradigma de los tipos de oraciones que se
distinguen en función de la naturaleza del predicado las oraciones . No REFLEXIVAS
obstante, estas oraciones pueden ser transitivas (Se cuida a sí mismo), intransitivas (Solo
confía en sí mismo) y copulativas (Siempre es igual a sí mismo), en lo que coinciden con
las recíprocas. Así pues, no constituyen una clase distinta, sino clasificaciones cruzadas
de los tipos anteriores.
En general, predomina en la actualidad la opinión de que las propiedades específicas de
algunos componentes de las oraciones no determinan necesariamente TIPOS
ORACIONALES: la presencia de una negación, la ausencia de un sujeto léxico o la de
un complemento directo, la relación entre un pronombre y su antecedente, la presencia
de un cuantificador comparativo, etc., no son sin duda rasgos sintácticos relevantes, y
deben analizarse de manera exhaustiva en relación con los demás componentes de esas
estructuras. Sin embargo, no constituyen características gramaticales que hayan de
definir de manera obligatoria un PARADIGMA ORACIONAL.» (RAE: NGLE 2009, §
1.13j-k)
Un mismo verbo puede ser:
1. no reflexivo: Pedro golpea a Juan. transitivo
2. : Pedro se golpea (a sí mismo). transitivo de acción refleja
3. : Pedro y Juan se golpean el uno al otro. transitivo de acción recíproca
4. pronominal intransitivo no reflexivo: Pedro se golpeó en un brazo al caer.
5. : Pedro se golpeó la cabeza contra la pared. pronominal transitivo
transitivo con complemento directo: Come algo
antes de salir.
con valor reflexivo transitivo complemento y sujeto tienen el mismo
referente: Me afeito.
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verbo
con valor recíproco transitivo interacción entre dos personas: Se
aman y se admiran mutuamente.
pronominal transitivo No me creo esa historia.
intransitivo sin complemento directo: No comas
tan de prisa.
pronominal intransitivo Esas manchas solo se van con lejía.
inherente pronominal Arrepentirse de un pecado.
con un dativo pronominal
expresivo de interés
El pulgón se ha comido el rosal.
La luz se está comiendo el color de los
muebles.
Se tiende a pensar que todo verbo que en infinitivo lleva un se enclítico es un verbo
reflexivo: morirse, asustarse, alegrarse. En realidad los verbos reflexivos propiamente
dichos no existen como una clase particular de verbos. Únicamente existen verbos
utilizados como tales, ya que todos los verbos pueden usarse también de forma reflexiva
cuando el sujeto resulta ser al mismo tiempo el objeto o el beneficiario de la acción que
realiza: Lavarse, afeitarse, peinarse, lavarse la cara, afeitarse la barba, peinarse el pelo.
Cuando no es este el caso, se trata de un verbo pronominal que es inherentemente
pronominal o que alterna el uso pronominal con el uso transitivo o intransitivo (cambiando
la mayoría de los casos de significado).
En realidad, no existen “verbos reflexivos”, sino oraciones o construcciones reflexivas que
se caracterizan por la presencia de un pronombre reflexivo (me, te, se, nos, os, se) y en las
que el sujeto es al mismo tiempo el objeto o el beneficiario de la acción del verbo: La
madre se lava (a sí misma). La madre se lava la cara (lava su cara). Los verbos usados en
las construcciones reflexivas pueden usarse también en oraciones no reflexivas: La madre
lava al niño. La madre le lava la cara al niño.
Los verbos que aparecen acompañados de un pronombre o clítico sin función de
complemento del verbo, reciben el nombre de . El pronombre forma verbos pronominales
parte del verbo y no puede ser sustituido por un sintagma nominal: Imaginarse algo > Me
imagino algo; pero no se puede decir Me imagino algo a mí mismo. Hay verbos
exclusivamente pronominales, es decir, que no se pueden emplear sin el pronombre:
arrepentirse, quejarse, vanagloriarse (no existe el verbo *arrepentir, *quejar,
*vanagloriar). Y hay muchos verbos que presentan una forma no pronominal y otro
pronominal, con diferencia de matices en el significado: ir / irse, marchar / marcharse,
dormir / dormirse, clasificar / clasificarse, etc. Los efectos peculiares de sentido de los
verbos con alternancia pronominal pertenece al léxico y no a la sintaxis, al diccionario más
que a la gramática.
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La Nueva gramática de la RAE no habla de verbos reflexivos ni de oraciones reflexivas,
sino de interpretación reflexiva de algunos pronombres o de algunos predicados o
construcciones.
«Los reflexivos son pronombres personales que requieren un antecedente en su propia
oración, aunque puede situarse de manera más restringida en otros entornos. Así, en Yo me
conozco bien, el pronombre me es reflexivo porque hace referencia a la misma persona que
el sujeto de la oración (yo), que es su antecedente. Los pronombre sí, se (en este uso) y
consigo son inherentemente reflexivos. Los demás pueden ser o no reflexivos en función
del contexto sintáctico, por lo que no están marcados morfológicamente para esa
interpretación. Así, puede decirse Lo guardaste para ti (ti es aquí reflexivo), pero también
Lo guardé para ti (donde ti no es reflexivo). En cambio, el contraste Lo {*guardé ~
guardó} para sí muestra que sí solo admite la interpretación reflexiva, y que su antecedente
es aquí el sujeto de guardó. Adquieren, de manera análoga, la interpretación reflexiva los
pronombres subrayados en Yo me cuido mucho o Tu hijo es un egoísta y quiere todos los
juguetes para él, pero no la adquieren los marcados en Elvira te cuida mucho o Compraste
varios juguetes para él. Se asimilan a los reflexivos los pronombres que aparecen con los
verbos pronominales (me arrepiento, te adentras, se digna, nos referimos...), aunque no
desempeñen ninguna función sintáctica.» [RAE: NGLE-Manual, § 16.2.2ª]
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