Cl Capítulo 15

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CAPÍTULO 15 Jesús 'establece la justicia en la Tierra' 1, 2. ¿En qué ocasión se indignó Jesús, y por qué razón? 1 ERA patente que Jesús se hallaba enojado, y con buenas razones. Tal vez nos cueste trabajo imaginarlo en ese estado, dada su habitual apacibilidad (Mateo 21:5). Por supuesto, mantuvo un perfecto dominio de sí mismo, ya que sus sentimientos eran de justa indignación. Ahora, ¿qué irritaba tanto a aquel hombre pacífico? Una flagrante injusticia. (pregunta) 2 Jesús amaba el templo de Jerusalén, el único santuario del mundo dedicado a la adoración de su Padre celestial. Allí acudían adoradores judíos de muchos países, venidos de muy lejos, e incluso gentiles piadosos, que entraban al atrio reservado para ellos. Pues bien, en la primera etapa de su ministerio, Cristo penetró en el sagrado recinto y se topó con un espectáculo bochornoso: atestado de comerciantes y cambistas, aquello parecía más un mercado que un centro religioso. Pero ¿qué había de injusto en la situación? Que el templo divino no era para ellos más que un lugar de explotación e incluso robo. ¿De qué manera? (Juan 2:14.) (pregunta) 3, 4. ¿Qué codiciosa explotación tenía lugar en la casa de Jehová, y cómo intervino Jesús para corregir el abuso? 3 Los guías religiosos habían decretado la utilización exclusiva de cierto tipo de monedas para el pago del impuesto del templo, lo que obligaba al visitante a cambiar su dinero para adquirirlas. Los cambistas llegaron a instalar las mesas en el interior del santuario, donde cobraban comisión por las transacciones. Otro negocio muy lucrativo era la venta de animales. Aunque el forastero que deseaba ofrecer un sacrificio tenía la opción de comprarle la víctima a cualquier vendedor de la ciudad, los funcionarios del templo podían muy bien rechazarla por inadecuada. Pero si la obtenía en el recinto sagrado, la aceptación estaba garantizada. Como la gente se encontraba a su merced, los comerciantes cobraban a veces precios exorbitantes. Más que mercantilismo descarado, era un robo. (pregunta) 4 Jesús no podía tolerar tal injusticia porque se trataba de la casa de su Padre. Por consiguiente, se hizo un látigo de cuerdas y expulsó del templo a las reses y las ovejas. Luego se dirigió a los cambistas y les volcó las mesas. ¡Imagínese todas sus monedas esparciéndose por el pavimento de mármol! Además, ordenó con firmeza a los vendedores de palomas: "¡Quiten estas cosas de

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CAPÍTULO 15

Jesús 'establece la justicia en la Tierra'

1, 2. ¿En qué ocasión se indignó Jesús, y por qué razón?

1 ERA patente que Jesús se hallaba enojado, y con buenas razones. Tal vez nos cueste trabajo imaginarlo en ese estado, dada su habitual apacibilidad (Mateo 21:5). Por supuesto, mantuvo un perfecto dominio de sí mismo, ya que sus sentimientos eran de justa indignación. Ahora, ¿qué irritaba tanto a aquel hombre pacífico? Una flagrante injusticia. (pregunta)

2 Jesús amaba el templo de Jerusalén, el único santuario del mundo dedicado a la adoración de su Padre celestial. Allí acudían adoradores judíos de muchos países, venidos de muy lejos, e incluso gentiles piadosos, que entraban al atrio reservado para ellos. Pues bien, en la primera etapa de su ministerio, Cristo penetró en el sagrado recinto y se topó con un espectáculo bochornoso: atestado de comerciantes y cambistas, aquello parecía más un mercado que un centro religioso. Pero ¿qué había de injusto en la situación? Que el templo divino no era para ellos más que un lugar de explotación e incluso robo. ¿De qué manera? (Juan 2:14.) (pregunta)

3, 4. ¿Qué codiciosa explotación tenía lugar en la casa de Jehová, y cómo intervino Jesús para corregir el abuso?

3 Los guías religiosos habían decretado la utilización exclusiva de cierto tipo de monedas para el pago del impuesto del templo, lo que obligaba al visitante a cambiar su dinero para adquirirlas. Los cambistas llegaron a instalar las mesas en el interior del santuario, donde cobraban comisión por las transacciones. Otro negocio muy lucrativo era la venta de animales. Aunque el forastero que deseaba ofrecer un sacrificio tenía la opción de comprarle la víctima a cualquier vendedor de la ciudad, los funcionarios del templo podían muy bien rechazarla por inadecuada. Pero si la obtenía en el recinto sagrado, la aceptación estaba garantizada. Como la gente se encontraba a su merced, los comerciantes cobraban a veces precios exorbitantes. Más que mercantilismo descarado, era un robo. (pregunta)

4 Jesús no podía tolerar tal injusticia porque se trataba de la casa de su Padre. Por consiguiente, se hizo un látigo de cuerdas y expulsó del templo a las reses y las ovejas. Luego se dirigió a los cambistas y les volcó las mesas. ¡Imagínese todas sus monedas esparciéndose por el pavimento de mármol! Además, ordenó con firmeza a los vendedores de palomas: "¡Quiten estas cosas de aquí!" (Juan 2:15, 16). Al parecer, nadie se atrevió a llevarle la contraria a un hombre tan valiente. (pregunta)

De tal palo, tal astilla

5-6-7. a) ¿Cómo influyó en el sentido de la justicia de Jesús su existencia prehumana, y qué aprendemos al estudiar su ejemplo? b) ¿Cómo ha combatido Cristo las injusticias relativas a la soberanía y el nombre de Jehová?

5 Los mercaderes, claro está, terminaron regresando. Unos tres años más tarde, Cristo se enfrentó a la misma injusticia, y entonces citó las palabras de condena que había dirigido Jehová a quienes convertían Su casa en "cueva de salteadores" (Mateo 21:13; Jeremías 7:11). En efecto, al ver la codiciosa explotación que sufría el pueblo y la profanación del templo divino, se sintió como su Padre celestial. Y no es de extrañar, en vista de que había recibido su instrucción por incontables millones de años y, por lo tanto, estaba imbuido de su sentido de la justicia. Se convirtió en vivo ejemplo del refrán: De tal palo, tal astilla. De ahí que el mejor modo de hacernos una idea clara de este atributo divino sea reflexionar sobre la vida de Jesús (Juan 14:9, 10). (pregunta)

6 El Unigénito estuvo presente cuando, sin justificación alguna, Satanás acusó a Jehová de ser mentiroso y cuestionó la rectitud de Su dominio. ¡Qué calumnias! También escuchó su posterior

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desafío de que nadie serviría a Dios por amor altruista. Aquellas falsas imputaciones sin duda afligieron al recto corazón del Hijo. Así pues, debió de emocionarse mucho al enterarse de que desempeñaría el papel más importante en la refutación de dichas mentiras (2 Corintios 1:20). ¿De qué manera lo haría? (pregunta)

7 Como vimos en el capítulo 14, Jesús aportó la respuesta definitiva a la acusación satánica que cuestionaba la integridad de las criaturas de Jehová. Por consiguiente, sentó la base para la vindicación final de la soberanía de Dios y la santificación de Su nombre. En su calidad de Agente Principal del Altísimo, implantará la justicia divina en todo el universo (Hechos 5:31). Durante toda su vida en la Tierra reflejó ese atributo del Creador, quien había dicho del Hijo: "Pondré mi espíritu sobre él, y aclarará a las naciones lo que es la justicia" (Mateo 12:18). ¿Cómo cumplió Cristo tales palabras? (pregunta)

Jesús aclara "lo que es la justicia"

8-9-10. a) ¿Cómo fomentaban las tradiciones orales de los caudillos religiosos judíos el desprecio hacia los paganos y las mujeres? b) ¿De qué manera se convirtió en una carga el precepto sabático de Jehová a consecuencia de las leyes orales?

8 Jesús amaba la Ley de Jehová y se regía por ella, mientras que los guías espirituales de su época la torcían y aplicaban mal. A ellos les dijo: "¡Ay de ustedes, escribas y fariseos, hipócritas!, porque [...] han desatendido los asuntos de más peso de la Ley, a saber: la justicia y la misericordia y la fidelidad" (Mateo 23:23). Ciertamente, aquellos maestros de la Ley no aclaraban "lo que es la justicia" de Dios, sino que más bien lo oscurecían. ¿En qué sentido? Veamos varios ejemplos. (pregunta)

9 Si bien es cierto que Jehová había dispuesto que su pueblo se mantuviera separado de las naciones paganas de su entorno, fueron algunos dirigentes religiosos fanáticos quienes inculcaron el desprecio hacia todo el que no fuera judío (1 Reyes 11:1, 2). De ahí que la Misná llegara a incluir esta ordenanza: "No ha de dejarse ganado en las posadas de los gentiles, porque son sospechosos de bestialidad". Tales prejuicios contra todos los paganos eran injustos y muy opuestos al espíritu de la Ley mosaica (Levítico 19:34). Otros preceptos de origen humano denigraban a la mujer. Veamos algunos: la ley oral ordenaba que la esposa nunca caminara al lado de su marido, sino detrás. Al hombre se le advertía que no conversase con ninguna mujer en público, aunque fuera su cónyuge. Además, a las israelitas, al igual que a los esclavos, se les impedía dar testimonio en los tribunales. Por si fuera poco, los varones recitaban una plegaria en la que daban gracias a Dios por no haber nacido de sexo femenino. (pregunta)

10 Los caudillos religiosos sepultaron la Ley de Dios bajo un cúmulo de reglas y disposiciones instituidas por el hombre. Pongamos por caso la ley sabática. Lo único que prohibía era trabajar ese día, reservado para la adoración, la renovación del espíritu y el reposo. Sin embargo, los fariseos la convirtieron en una carga. Se creyeron en la obligación de definir el significado de la palabra trabajo, catalogando bajo tal designación un total de 39 actividades, como la cosecha o la caza. A su vez, estas categorías dieron pie a infinidad de preguntas sobre el sábado: ¿matar una pulga equivale a cazar?; ¿puede calificarse de siega arrancar grano de los campos para comerlo por el camino?; ¿curar a un enfermo es trabajar? Ante tales interrogantes, formularon prescripciones rígidas y detalladas. (pregunta)

11, 12. ¿Cómo expresó Jesús su rechazo a las tradiciones antibíblicas de los fariseos?

11 En tal ambiente, ¿cómo ayudaría Jesús a la gente a comprender lo que es la justicia? Tanto en su vida como en su doctrina, se opuso con valor a los guías religiosos. Veamos primero algunas enseñanzas de Cristo, quien condenó sin rodeos sus múltiples reglas humanas, diciendo: "Invalidan la palabra de Dios por la tradición suya que ustedes transmitieron" (Marcos 7:13). (pregunta)

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12 Jesús señaló enérgicamente que los fariseos estaban equivocados tocante al precepto sabático y que, de hecho, no habían comprendido su razón de ser. Explicó que, como Mesías, era "Señor del sábado" y, por tanto, tenía derecho a efectuar curaciones milagrosas ese día (Mateo 12:8). Y las hizo abiertamente, con lo que subrayó ese punto (Lucas 6:7-10). De este modo mostró por anticipado la restitución de la salud que llevará a cabo en la Tierra durante su Reinado de Mil Años. Ese período será el sábado por excelencia, en el que la humanidad fiel descansará por fin de siglos de trabajo sometida a las cargas del pecado y la muerte. (pregunta)

13. ¿Qué ley llegó a existir gracias al ministerio terrestre de Cristo, y cómo difería de su antecesora?

13 Jesús también aclaró lo que es la justicia al promulgar una nueva ley, "la ley del Cristo", tras haber completado su ministerio en la Tierra (Gálatas 6:2). Esta, a diferencia del código mosaico, que la antecedió, no dependía tanto de normas escritas como de principios, aunque sí incluía órdenes directas. A una de ellas, Jesús la denominó "un nuevo mandamiento", con el cual enseñó a sus discípulos a amarse mutuamente tal como él los había amado (Juan 13:34, 35). En efecto, el amor altruista sería el sello que identificaría a cuantos se rigieran por "la ley del Cristo". (pregunta)

Ejemplo vivo de justicia

14, 15. ¿Cómo indicó Jesús que reconocía los límites de su autoridad, y por qué nos tranquiliza este hecho?

14 Jesús no se limitó a impartir enseñanzas sobre el amor. Como pudo verse en toda su trayectoria, vivió "la ley del Cristo". Examinemos tres formas en las que aclaró con su ejemplo lo que es la justicia. (pregunta)

15 Primero, evitó concienzudamente toda injusticia. Tal vez hayamos notado que muchos abusos se cometen cuando las personas imperfectas se vuelven arrogantes y se extralimitan en el ejercicio de su autoridad. Pero Jesús no actuó nunca así. En cierta ocasión se le acercó un hombre y le pidió: "Maestro, di a mi hermano que divida conmigo la herencia". ¿Cómo le respondió? "Hombre, ¿quién me nombró juez o repartidor sobre ustedes?" (Lucas 12:13, 14.) ¡Qué extraordinaria actitud! A pesar de que el intelecto, el juicio e incluso la autoridad que había recibido de Dios superaban a los de cualquier otro ser humano, Cristo se negó a intervenir en aquel asunto, ya que no estaba autorizado para ello. Siempre ha sido modesto en este particular, incluso durante los milenios que vivió antes de ser hombre (Judas 9). Dice mucho de él que se someta humildemente a la decisión de Jehová sobre lo que es recto. (pregunta)

16, 17. a) ¿Cómo procedió Jesús con equidad al predicar las buenas nuevas del Reino de Dios? b) ¿Cómo demostró que su sentido de la rectitud era misericordioso?

16 Segundo, Jesús también procedió con justicia al predicar las buenas nuevas del Reino. Actuó sin prejuicios, procurando con empeño llegar a todo tipo de oyentes, ricos o pobres. Los fariseos, por el contrario, despreciaban a los más humildes, la gente común, y les aplicaban la fórmula despectiva

am-ha·'á·rets ("gente de la tierra"). Cristo tuvo el valor de corregir ese abuso. Cuando enseñaba las buenas nuevas o, en lo que a este particular se refiere, cuando alimentaba a las personas, las curaba, comía con ellas o hasta las resucitaba, respaldaba la justicia del Dios que desea llegar a "hombres de toda clase" (1 Timoteo 2:4). (pregunta)

17 Tercero, su sentido de la justicia era muy misericordioso. Jesús tendió la mano a los pecadores y ayudó con presteza a los indefensos (Mateo 9:11-13). Por ejemplo, en vez de promover la desconfianza hacia los gentiles, como hacían los líderes religiosos, ayudó e instruyó a algunos de ellos, pese a que su misión se centraba en el pueblo judío. Accedió a realizar una curación

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milagrosa a instancias de un oficial del ejército romano, y dijo: "No he hallado en Israel a nadie con tan grande fe" (Mateo 8:5-13). (pregunta)

18, 19. a) ¿De qué maneras defendió Jesús la dignidad de la mujer? b) ¿Cómo destaca su ejemplo la relación entre valor y justicia?

18 De igual modo, Jesús no apoyó las ideas sobre la mujer que prevalecían en su época. Antes bien, tuvo la valentía de hacer lo que era equitativo. A diferencia de los israelitas, quienes consideraban que las samaritanas eran tan impuras como los gentiles, él no vaciló en predicar a una de ellas junto al pozo de Sicar. De hecho, fue la primera persona a la que se presentó claramente como el Mesías prometido (Juan 4:6, 25, 26). Mientras que los fariseos afirmaban que no debía enseñarse la ley de Dios a las mujeres, Cristo dedicó mucho tiempo y energías a instruirlas (Lucas 10:38-42). Y aunque la tradición indicaba que el testimonio femenino no era confiable, él dignificó a varias discípulas suyas con el privilegio de ser las primeras personas en verlo resucitado e incluso les indicó que fueran a informar de este importantísimo suceso a los discípulos varones (Mateo 28:1-10). (pregunta)

19 Ciertamente, Jesús aclaró a las naciones lo que es la justicia, y en muchos casos corrió por ello un gran riesgo. Su ejemplo nos permite ver que la defensa de la auténtica rectitud exige valor. ¡Con razón se le llamó "el León que es de la tribu de Judá"! (Revelación [Apocalipsis] 5:5.) Recordemos que este animal simboliza la justicia valerosa. En el futuro cercano, Cristo logrará que esta cualidad se exprese aún a mayor grado, implantando "la justicia en la tierra" en el sentido más pleno de la expresión (Isaías 42:4). (pregunta)

El Rey Mesiánico 'establece la justicia en la Tierra'

20 Desde su coronación como Rey Mesiánico, en 1914, Jesús ha promovido la justicia en la Tierra. ¿De qué modo? Respaldando el cumplimiento de la profecía consignada en Mateo 24:14. Sus seguidores enseñan la verdad sobre el Reino de Jehová por todo el mundo. Al igual que él, predican con justicia e imparcialidad, y procuran dar a todos —jóvenes y ancianos, ricos y pobres, varones y mujeres— la oportunidad de conocer al Dios de la rectitud. (pregunta)

20, 21. En nuestro tiempo, ¿cómo promueve el Rey Mesiánico la justicia por todo el mundo y dentro de la congregación cristiana?

21 Jesús también promueve la justicia en la congregación cristiana, de la cual es el Cabeza. Como indicaron las profecías, suministra "dádivas en hombres", ancianos fieles que supervisan a la congregación (Efesios 4:8-12). En imitación de Cristo, defienden la justicia cuando pastorean al valioso rebaño de Dios. Siempre recuerdan que Jesús desea que sus ovejas reciban un trato equitativo, sin importar su posición, prestigio ni nivel económico. (pregunta)

22. ¿Cómo se siente Jehová ante las injusticias que reinan en el mundo actual, y para qué ha designado a su Hijo?

22 En el futuro cercano, Jesús establecerá el derecho en la Tierra como nunca antes. En la actualidad, reina la injusticia en este mundo corrupto. Cada muerte de un niño hambriento es un abuso inexcusable, sobre todo en vista de la enorme cantidad de tiempo y dinero que se dedica a fabricar armamento y satisfacer los caprichos de quienes buscan el placer a toda costa. En efecto, millones de seres mueren sin necesidad todos los años, lo que constituye solo una de tantas iniquidades que provocan la legítima indignación de Jehová. Por ello, él ha designado a su Hijo para entablar guerra justa contra este sistema malo y así eliminar definitivamente el desafuero (Revelación 16:14, 16; 19:11-15). (pregunta)

23. ¿Cómo promoverá Cristo la justicia por toda la eternidad después de Armagedón?

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23 No obstante, la justicia de Jehová exige más que la destrucción de los malvados. Dios también ha nombrado a su Hijo para que gobierne como "Príncipe de Paz". Tras la batalla de Armagedón, Jesús se valdrá de su reinado para implantar la paz en la Tierra, y gobernará "por medio del derecho" (Isaías 9:6, 7). Se deleitará en deshacer todas las iniquidades que tanto sufrimiento han causado en el mundo y será un fiel defensor de la perfecta justicia divina por toda la eternidad. Es imperioso, entonces, que procuremos imitar dicho atributo en nuestros días. Examinemos cómo. (pregunta)

[Notas]

Al manifestar justa ira, Jesús imitó a Jehová, quien está "dispuesto a la furia" contra la maldad (Nahúm 1:2). Por ejemplo, cuando Dios dijo a su pueblo rebelde que habían convertido Su casa en "cueva de salteadores", agregó: "Mi cólera y mi furia se derraman sobre este lugar" (Jeremías 7:11, 20).

Según la Misná, años más tarde, el elevado precio de las tórtolas que se despachaban en el templo suscitó una protesta, la cual logró que se rebajara enseguida en un 99%. ¿A quiénes beneficiaba tan rentable negocio? Algunos historiadores apuntan la posibilidad de que los mercados del santuario fueran propiedad de la casa del sumo sacerdote Anás, lo que habría contribuido a la enorme riqueza de dicha familia sacerdotal (Juan 18:13).

Los fariseos sostenían que los más humildes, quienes no estaban versados en la Ley, eran "unos malditos" (Juan 7:49). Afirmaban que no había que instruirlos ni relacionarse con ellos en los negocios, las comidas ni las oraciones, y que el padre que permitía a su hija casarse con uno de ellos obraba peor que si la expusiese a las fieras. Consideraban que la gente común no tenía esperanza alguna de resucitar.

Preguntas para meditar

Salmo 45:1-7 ¿Por qué podemos confiar en que el Rey Mesiánico fomentará la justicia perfecta?

Mateo 12:19-21 De acuerdo con las profecías, ¿cómo trataría el Mesías a la gente humilde?

Mateo 18:21-35 ¿Cómo enseñó Jesús que la auténtica justicia es misericordiosa?

Marcos 5:25-34 ¿Cómo demostró Jesús que la justicia divina toma en cuenta las circunstancias de cada persona?

CAPÍTULO 16

Debemos "ejercer justicia" al andar con Dios

1-2-3. a) ¿Por qué estamos en deuda con Jehová? b) ¿Qué nos pide a cambio nuestro amoroso Rescatador?

1 IMAGÍNESE que se encuentra atrapado en un naufragio. En el momento en que ha perdido la esperanza, acude un rescatador y lo lleva a un lugar seguro. ¡Qué alivio siente cuando lo aleja del siniestro y le dice: "Ya está a salvo"! ¿No estaría en deuda con él? Literalmente le debería la vida. (pregunta)

2 En algunos aspectos, este ejemplo ilustra lo que ha hecho Jehová por nosotros. Es patente que estamos en deuda con él. A fin de cuentas, es quien ha suministrado el rescate, posibilitando nuestra liberación de las garras del pecado y la muerte. Nos sentimos seguros, conscientes de que, mientras demostremos fe en ese valiosísimo sacrificio, se nos perdonarán los pecados y

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tendremos garantizado un futuro eterno (1 Juan 1:7; 4:9). Como vimos en el capítulo 14, el rescate es una manifestación sublime del amor y la justicia de Dios. ¿Cómo hemos de reaccionar ante esta dádiva? (pregunta)

3 Es apropiado examinar lo que nos reclama nuestro amoroso Rescatador, el Todopoderoso, quien se expresó así por boca del profeta Miqueas: "Él te ha dicho, oh hombre terrestre, lo que es bueno. ¿Y qué es lo que Jehová está pidiendo de vuelta de ti sino ejercer justicia y amar la bondad y ser modesto al andar con tu Dios?" (Miqueas 6:8). Observamos que "ejercer justicia" es uno de sus requisitos. ¿Cómo lo satisfacemos? (pregunta)

Sigamos tras la "verdadera justicia"

4. ¿Cómo sabemos que Jehová espera que vivamos en armonía con sus rectas normas?

4 Jehová espera que nos rijamos por sus normas del bien y del mal. Puesto que son rectas, aplicarlas equivale a perseguir la rectitud. "Aprendan a hacer lo bueno; busquen la justicia", dice Isaías 1:17. La Biblia nos insta a 'buscar la justicia' y a "vestir[nos] de la nueva personalidad que fue creada conforme a la voluntad de Dios en verdadera justicia" (Sofonías 2:3; Efesios 4:24). La auténtica justicia repudia la violencia, la impureza y la inmoralidad, porque atentan contra la santidad (Salmo 11:5; Efesios 5:3-5). (pregunta)

5, 6. a) ¿Por qué no supone una carga obedecer los preceptos de Jehová? b) ¿Cómo indica la Biblia que la búsqueda de la justicia es un proceso continuo?

5 ¿Supone una carga obedecer los justos preceptos de Jehová? De ningún modo. Sus requisitos no irritan al corazón que se siente atraído al Creador. Dado el afecto que sentimos por él y por todo lo que representa, deseamos que nuestra forma de vivir le agrade (1 Juan 5:3). Recordemos que él "ama los actos justos" (Salmo 11:7). Por tanto, si queremos imitar su rectitud, tenemos que amar lo que ama y odiar lo que odia (Salmo 97:10). (pregunta)

6 A las personas imperfectas nos resulta difícil buscar la justicia. Tenemos que desnudarnos de la vieja personalidad con sus prácticas pecaminosas y vestirnos de otra totalmente diferente, que, como dice la Biblia, "va haciéndose nueva" mediante conocimiento exacto (Colosenses 3:9, 10). Las palabras "va haciéndose nueva" indican que la adopción de esta personalidad es un proceso continuo y arduo. Y no importa cuánto nos esforcemos por actuar bien, habrá momentos en que nuestras tendencias nos harán pecar de pensamiento, palabra u obra (Romanos 7:14-20; Santiago 3:2). (pregunta)

7. ¿Cómo deberíamos ver los fracasos en la lucha por practicar la justicia?

7 ¿Cómo deberíamos ver los fracasos en la lucha por practicar la justicia? Aunque, claro está, no queremos restarle importancia al pecado, nunca hemos de darnos por vencidos ni pensar que tales deficiencias nos hacen indignos de servir a nuestro benévolo Dios. Él ha dispuesto lo necesario para que recobre su favor quien se arrepienta de corazón. Reflexionemos en estas alentadoras palabras del apóstol Juan: "Les escribo estas cosas para que no cometan un pecado". Pero luego admite con realismo: "No obstante, si alguno comete un pecado [a causa de la imperfección heredada], tenemos un ayudante para con el Padre, a Jesucristo" (1 Juan 2:1). En efecto, Jehová ha suministrado el sacrificio redentor de Jesús para que podamos servirle de modo acepto a sus ojos pese a nuestra naturaleza pecaminosa. ¿No nos mueve este hecho a hacer lo sumo posible por agradarle? (pregunta)

Las buenas nuevas y la justicia divina

8, 9. ¿En qué sentido constituye la proclamación de las buenas nuevas una demostración de la justicia de Jehová?

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8 Ejercitamos la justicia —y de hecho imitamos la de Jehová— al hacer cuanto esté en nuestra mano por predicar las buenas nuevas del Reino. Ahora bien, ¿qué relación hay entre estas y la justicia divina? (pregunta)

9 Jehová no eliminará este mundo perverso sin antes dar advertencia. En su profecía sobre los sucesos del tiempo del fin, Jesús dijo: "En todas las naciones primero tienen que predicarse las buenas nuevas" (Marcos 13:10; Mateo 24:3). El adverbio "primero" implica que la predicación mundial irá seguida de otros eventos, entre ellos la predicha gran tribulación, en la que se destruirá a los malvados y se preparará el camino para instaurar un nuevo mundo donde imperará la rectitud (Mateo 24:14, 21, 22). Ciertamente, nadie tiene razón para acusar a Dios de no ser equitativo con los impíos, pues les avisa, dándoles muchas oportunidades para enmendarse y librarse de la destrucción (Jonás 3:1-10). (pregunta)

10, 11. ¿Cómo manifestamos la justicia divina al predicar las buenas nuevas?

10 ¿Cómo manifestamos la justicia divina al predicar las buenas nuevas? En primer lugar, es justo hacer todo lo posible por ayudar al prójimo a salvarse. Retomemos la ilustración del naufragio. Una vez que usted estuviera a bordo de la lancha de salvamento, sin duda trataría de socorrer a quienes siguieran en el agua. De igual modo, tenemos el deber de auxiliar a quienes luchan por sobrevivir en las "aguas" de este mundo malvado. Aunque muchos rechazan nuestro mensaje, mientras Jehová siga demostrando paciencia, estamos obligados a brindarles la oportunidad de que "alcancen el arrepentimiento" y así emprendan el camino de la salvación (2 Pedro 3:9). (pregunta)

11 Al predicar las buenas nuevas a cuantos encontramos, manifestamos la justicia de otra forma importante: actuamos sin favoritismo. Hay que recordar que "Dios no es parcial, sino que, en toda nación, el que le teme y obra justicia le es acepto" (Hechos 10:34, 35). Por lo tanto, imitamos la equidad divina cuando rechazamos los prejuicios y llevamos las buenas nuevas sin reparar en la raza ni en la posición social o económica de la gente. De este modo permitimos que quienes estén dispuestos a ello las escuchen y reaccionen en consecuencia (Romanos 10:11-13). (pregunta)

La manera de tratar al prójimo

12, 13. a) ¿Por qué no debemos apresurarnos a juzgar al prójimo? b) ¿Qué implica el consejo de Jesús "dejen de juzgar" y "dejen de condenar"? (Véase también la nota.)

12 También ejercitamos la justicia tratando a los demás como nos trata el Creador. Es fácil juzgarlos, criticarlos y cuestionar sus intenciones. Pero ¿a quién le gustaría que el Altísimo evaluara implacablemente sus motivos y defectos? Él no procede así con nosotros, como bien indicó el salmista: "Si errores fuera lo que tú vigilas, oh Jah, oh Jehová, ¿quién podría estar de pie?" (Salmo 130:3). ¿Verdad que agradecemos que el Dios justo y misericordioso no se centre en nuestros fallos? (Salmo 103:8-10.) Entonces, ¿cómo deberíamos tratar al semejante? (pregunta)

13 Si comprendemos que la justicia divina es misericordiosa, no nos apresuraremos a juzgar al prójimo en asuntos que no nos conciernan o que sean de importancia secundaria. En el Sermón del Monte, Jesús advirtió a su auditorio: "Dejen de juzgar, para que no sean juzgados" (Mateo 7:1). De acuerdo con el evangelista Lucas, luego añadió: "Dejen de condenar, y de ninguna manera serán condenados" (Lucas 6:37). Cristo demostró que conocía la tendencia del hombre imperfecto a erigirse en juez de su semejante. Era preciso que los oyentes de Jesús que acostumbraran juzgar con severidad dejaran de hacerlo. (pregunta)

14. ¿Por qué razones debemos 'dejar de juzgar' al prójimo?

14 ¿Por qué 'dejar de juzgar'? Primero, porque la autoridad que poseemos es limitada. El discípulo Santiago nos recuerda que "uno solo hay que es legislador y juez": Jehová. Luego formula esta significativa pregunta: "Tú, ¿quién eres, para que estés juzgando a tu prójimo?" (Santiago 4:12;

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Romanos 14:1-4). Además, nuestra naturaleza pecaminosa se presta a la emisión de juicios poco equitativos. Muchas actitudes y motivos —como el prejuicio, el orgullo herido, los celos y el fariseísmo— pueden llevarnos a ver al semejante con una óptica distorsionada. Y adolecemos de muchas más limitaciones, en las que conviene meditar para no apresurarnos a señalar las faltas ajenas. Por ejemplo, no podemos leer el corazón ni conocemos todas las circunstancias de nadie. Entonces, ¿quiénes somos para imputar malas intenciones a un hermano en la fe o criticar el empeño con que sirve a Dios? En imitación del Todopoderoso, es mucho mejor pasar por alto los defectos y buscar las virtudes. (pregunta)

15. ¿Qué palabras y trato no caben entre los siervos de Dios, y por qué no?

15 ¿Qué puede decirse de los familiares? Es de lamentar que en el mundo actual se dicten algunas de las sentencias más implacables en un lugar que debería ser un remanso de paz: el hogar. No es raro oír de cónyuges o padres maltratadores que "condenan" a los suyos a una avalancha constante de abusos verbales o físicos. Pues bien, entre los siervos de Dios no caben las palabras crueles, el sarcasmo ofensivo ni las demás agresiones (Efesios 4:29, 31; 5:33; 6:4). Los mandatos de Jesús "dejen de juzgar" y "dejen de condenar" también son aplicables al hogar. Recordemos que practicar la justicia implica tratar a los demás como nos trata Jehová, quien nunca es cruel ni áspero con quienes lo amamos, sino "muy tierno en cariño" (Santiago 5:11). Sin duda, un gran dechado para nosotros. (pregunta)

Los ancianos sirven "para derecho mismo"

16, 17. a) ¿Qué espera Jehová de los ancianos? b) ¿Qué debe hacerse si un pecador no muestra arrepentimiento sincero, y por qué?

16 Todos los cristianos tienen la obligación de ejercitar la justicia, pero en particular los ancianos de la congregación. Fijémonos en la descripción profética que hizo Isaías de tales superintendentes, o "príncipes": "¡Mira! Un rey reinará para justicia misma; y en cuanto a príncipes, gobernarán como príncipes para derecho mismo" (Isaías 32:1). En efecto, Jehová espera que sirvan a la causa de la rectitud. ¿Cómo pueden hacerlo? (pregunta)

17 Estos hermanos capacitados espiritualmente saben muy bien que la rectitud exige mantener pura a la congregación. Cuando han de juzgar casos de pecados graves, tienen presente que la justicia divina procura actuar con misericordia siempre que sea posible. Por ello tratan de inducir al pecador a arrepentirse de corazón. Ahora bien, ¿qué sucede si, pese a los intentos de ayudarle, no lo logran? La Palabra de Jehová estipula con toda justicia una medida firme: "Remuevan al hombre inicuo de entre ustedes". En otras palabras, se le expulsa de la congregación (1 Corintios 5:11-13; 2 Juan 9-11). Aunque a los ancianos les duele verse obligados a tomar esta decisión, comprenden que es necesario para salvaguardar la pureza moral y espiritual de la congregación. Aun así, esperan que algún día el transgresor entre en razón y vuelva al pueblo de Dios (Lucas 15:17, 18). (pregunta)

18. ¿Qué tienen presente los ancianos al dar consejos bíblicos?

18 Servir a la causa de la justicia también conlleva ofrecer consejos bíblicos siempre que sea preciso. Claro, los ancianos no andan buscando defectos en los demás, ni aprovechan cada ocasión que se presenta para corregirlos. Pero puede que un hermano en la fe "dé algún paso en falso antes que se dé cuenta de ello". Dado que la justicia divina no es ni cruel ni insensible, es preciso que "traten de reajustar a tal hombre con espíritu de apacibilidad" (Gálatas 6:1). No lo regañarán ni utilizarán palabras duras, sino que lo animarán con consejos amorosos. Aunque tengan que aplicarle la debida censura —exponiendo con franqueza las consecuencias del proceder imprudente—, recordarán que quien se ha descarriado es una oveja del rebaño de Jehová (Lucas 15:7). Cuando se evidencia amor tanto en la motivación del consejo como en la forma de impartirlo, es más fácil que se consiga el objetivo de reajustar al hermano. (pregunta)

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19. ¿Qué decisiones han de tomar los ancianos, y en qué deben basarlas?

19 Los ancianos han de tomar muchas decisiones que tienen que ver con sus hermanos cristianos. Por ejemplo, se reúnen periódicamente para analizar qué varones de la congregación reúnen las condiciones para ser recomendados como superintendentes o siervos ministeriales. Comprenden la importancia de proceder con imparcialidad, por lo que no basan las recomendaciones en sus preferencias, sino en los requisitos divinos. De este modo actúan "sin prejuicio, y no ha[cen] nada según una inclinación parcial" (1 Timoteo 5:21). (pregunta)

20, 21. a) ¿Qué procuran ser los ancianos, y por qué? b) ¿Cómo ayudan los superintendentes "a las almas abatidas"?

20 Los ancianos también administran la justicia divina de otras maneras. Después de predecir que servirían "para derecho mismo", Isaías dijo: "Cada uno tiene que resultar ser como escondite contra el viento y escondrijo contra la tempestad de lluvia, como corrientes de agua en país árido, como la sombra de un peñasco pesado en una tierra agotada" (Isaías 32:2). De este modo, procuran brindar consuelo y alivio a sus hermanos en la fe. (pregunta)

21 Muchos requieren estímulo ante la multitud de problemas desalentadores que los abruman. Ancianos, ¿cómo ayudarán "a las almas abatidas"? (1 Tesalonicenses 5:14.) Escúchenlas con empatía (Santiago 1:19). Tal vez necesiten manifestarle su inquietud a alguien de confianza (Proverbios 12:25). Confírmenles que gozan del aprecio y amor de Jehová y de sus hermanos cristianos (1 Pedro 1:22; 5:6, 7). Además, oren con ellas y a favor de ellas. Quizás las reconforte escuchar el ruego sincero de un superintendente (Santiago 5:14, 15). El Dios de la rectitud tomará buena nota de sus desvelos por ayudar a los deprimidos. (pregunta)

22. ¿De qué maneras podemos imitar la justicia de Jehová, y con qué resultados?

22 Ciertamente, nos acercamos más al Ser supremo al imitar su justicia. Lo logramos siempre que sostenemos sus rectas normas, difundimos las buenas nuevas de salvación y nos centramos en las virtudes del prójimo, no en sus defectos. Y ustedes, ancianos, reflejan la justicia divina cada vez que salvaguardan la pureza de la congregación, dan edificantes consejos bíblicos, adoptan decisiones imparciales y animan a los desalentados. ¡Qué gozo debe sentir Jehová al ver desde los cielos que su pueblo hace lo sumo posible por "ejercer justicia" al andar con él! (pregunta)

[Notas]

Algunas versiones dicen "no juzguen" y "no condenen", lecturas que pudieran entenderse como "no empiecen a juzgar" y "no empiecen a condenar". Sin embargo, los escritores bíblicos utilizan en ambos casos, en su forma negativa, el imperativo presente, que indica acción continuada. Por consiguiente, las acciones indicadas ya estaban en curso y tenían que cesar.

En 2 Timoteo 4:2, la Biblia dice que, dependiendo de la situación, los ancianos deben 'censurar, corregir o exhortar'. El verbo griego que se traduce "exhortar" (pa·ra·ka·lé·o) puede tener el sentido de "animar". Un término de la misma familia, pa·rá·kle·tos, se refiere a veces a un abogado. Así, aun cuando los superintendentes censuren con firmeza a un hermano, también han de ayudarlo, pues requiere asistencia espiritual.

Preguntas para meditar

Deuteronomio 1:16, 17 ¿Qué pedía Jehová de los jueces de Israel, y qué aprenden los ancianos de ello?

Jeremías 22:13-17 ¿Contra qué prácticas injustas nos pone sobre aviso Jehová, y qué es esencial para imitar su justicia?

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Mateo 7:2-5 ¿Por qué no debemos apresurarnos a buscar las faltas de nuestros hermanos cristianos?

Santiago 2:1-9 ¿Cómo considera Jehová el favoritismo, y cómo podemos aplicar el consejo de este pasaje a nuestras relaciones con el prójimo?