Ciudad de México, 24 de abril de 2017. Versión estenográfica de la Panel 3: “La prevención en...

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Ciudad de México, 24 de abril de 2017. Versión estenográfica de la Panel 3: “La prevención en el ejercicio eficiente del gasto en seguridad. ¿En qué se invierte y con qué resultados?”, durante el Foro de Seguridad y Acceso a la Información ¿Puede la Información Pública Mejorar la Seguridad?, celebrada en el Auditorio “Alonso Lujambio” de este Instituto. Presentadora: Buenas tardes. Bienvenidos al Tercer Panel del Foro Sobre Seguridad y Acceso a la Información. Agradecemos mucho su asistencia a este importante espacio de diálogo. Cedo la palabra a Adrián Alcalá Méndez, Secretario de Acceso a la Información del INAI, quien será el moderador del Panel titulado: “La prevención en el ejercicio eficiente del gasto en seguridad. ¿En qué se invierte y con qué resultados?” Adrián Alcalá Méndez: Gracias. Muy buenas tardes a todas y a todos ustedes. Bienvenidos al Tercer Panel: La Prevención en el Ejercicio Eficiente del Gasto en Seguridad. ¿En qué se invierte y qué resultados? Agradecer doblemente continuar en este Foro, en este importante y trascendental Foro, pero más, por el esfuerzo, dado la hora que sabemos que está un poco complicado, pero gracias por su asistencia, lo cual obviamente demuestra un gran interés en el tema que esta mesa nos convoca. A continuación, me permito presentar a la ponente y los ponentes. Azucena Cháidez, es Socio Director de SIMO México, a quien le damos la más cordial bienvenida. Me complace también darle la bienvenida a Jaime López Aranda, Especialista en Seguridad y Justicia.

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Ciudad de México, 24 de abril de 2017. Versión estenográfica de la Panel 3: “La prevención en el ejercicio eficiente del gasto en seguridad. ¿En qué se invierte y con qué resultados?”, durante el Foro de Seguridad y Acceso a la Información ¿Puede la Información Pública Mejorar la Seguridad?, celebrada en el Auditorio “Alonso Lujambio” de este Instituto. Presentadora: Buenas tardes. Bienvenidos al Tercer Panel del Foro Sobre Seguridad y Acceso a la Información. Agradecemos mucho su asistencia a este importante espacio de diálogo. Cedo la palabra a Adrián Alcalá Méndez, Secretario de Acceso a la Información del INAI, quien será el moderador del Panel titulado: “La prevención en el ejercicio eficiente del gasto en seguridad. ¿En qué se invierte y con qué resultados?” Adrián Alcalá Méndez: Gracias. Muy buenas tardes a todas y a todos ustedes. Bienvenidos al Tercer Panel: La Prevención en el Ejercicio Eficiente del Gasto en Seguridad. ¿En qué se invierte y qué resultados? Agradecer doblemente continuar en este Foro, en este importante y trascendental Foro, pero más, por el esfuerzo, dado la hora que sabemos que está un poco complicado, pero gracias por su asistencia, lo cual obviamente demuestra un gran interés en el tema que esta mesa nos convoca. A continuación, me permito presentar a la ponente y los ponentes. Azucena Cháidez, es Socio Director de SIMO México, a quien le damos la más cordial bienvenida. Me complace también darle la bienvenida a Jaime López Aranda, Especialista en Seguridad y Justicia.

De igual manera, damos la bienvenida a Enrique Betancourt, Director de Violence and Crime Prevention Initiative en Chemonics International. Y finalmente nos honra también en este panel, Alberto Begné Guerra, quien es Subsecretario de Prevención y Participación Ciudadana de la Secretaría de Gobernación, bienvenido, Subsecretario. Para mayor información al público en general y a quienes nos hacen el honor de seguir la transmisión a través del canal de YouTube del Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos, INAI, la información sobre los panelistas, todas sus semblanzas se encuentran publicadas en el sitio web del evento. A continuación, me permitiré explicar muy brevemente, tanto a los panelistas, como a la audiencia, la dinámica de este panel. Primero, comentarles que habrá dos rondas de comentarios, en cada participación, los panelistas fomentarán un diálogo a partir de las preguntas detonadoras del Panel. Todos los panelistas tendrán un tiempo de seis minutos para exponer sus ideas en cada una de sus intervenciones. Posterior a esas dos rondas, a modo de cierre, los panelistas brindarán una conclusión en la que tendrán un tiempo de hasta tres minutos. Al finalizar esta ronda de conclusiones, se abre un espacio para preguntas del público. A continuación, se explicará a los asistentes que habrá personas desde luego cuando se abra esta tercera intervención, habrá personas entre el público que estarán pasando las tarjetas donde ustedes redactarán las preguntas, las cuales se harán llegar a su servidor, y yo finalmente las distribuiré entre los panelistas a quien sea el destinatario correspondiente. También, es importante recordar a los asistentes, especificar en las tarjetas, al inicio de cada tarjeta, a quién va dirigida su pregunta.

Finalmente, daremos una introducción sobre el tema y plantearé las preguntas detonadoras sobre este panel. El objetivo pues de este panel es conocer la forma en que la información puede contribuir al diseño de una política de seguridad integral basada en evidencia, y cuál es el papel de prevención en ella. A continuación, las preguntas señora panelista y señores panelistas. Prevención o reacción. ¿Qué dice la evidencia? ¿Cómo medir los resultados de la prevención y su impacto en la reducción de la violencia? ¿Cómo puede la información pública contribuir a una política de seguridad integral y qué papel juega la sociedad en todo ello? ¿Considerando el presupuesto destinado en los últimos 10 años de que asciende a más de 493 mil 732 millones de pesos, es adecuado y suficiente el presupuesto asignado en materia de seguridad para alcanzar los resultados esperados? Dicho lo anterior, a continuación, me permitiré ceder el uso de la palabra a Jaime López Aranda, por un tiempo de hasta seis minutos, por favor. Jaime López Aranda: Muchas gracias. Gracias también al INAI por la invitación. Las preguntas que planteó el moderador hace un momento son realidad en gran medida una provocación, lo cual es idóneo porque tenemos que responder a la provocación y tenemos que hacerlo relativamente rápido, La primera provocación, y eso creo que es la más importante, es justamente sobre la naturaleza del esfuerzo que se realiza en materia de prevención de la violencia y de la delincuencia que no son la misma cosa. Esto es muy importante, y parece una distinción académica y, sin embargo, es la primera que se debe de hacer, porque al no hacerla o al hacerla mal tiende a envenenarse el pozo, tiende a envenenarse el río, si lo quieren ver así. ¿Cuál es la diferencia que hay entre la violencia y la delincuencia?

La delincuencia es una conducta que está tipificada penamente. Es decir, hay un Código Penal, hay responsabilidades y sanciones específicas por esta conducta. Muchos tipos de violencia son delitos, otros tipos de violencia no lo son. Si nosotros estamos hablando de prevenir el delito, ampliamos el abanico de manera muy rápida. Últimamente la discusión ha estado dominada, lo saben perfectamente, por una versión específica y muy interesante de la prevención del delito que es este enfoque social más amplio, atajar causa-raíz de los conflictos. Y, sin embargo, la prevención tradicional del delito se ha realizado desde siempre involucrando a las policías, a los ministerios públicos, al sistema de justicia penal y a la reinserción social. Es decir, si nosotros empezamos a pensar en la prevención del delito con un enfoque estrictamente social, empezamos a poner barreras que resultan muy onerosas a la larga, como voy a explicar en un momento. Por otra parte, la prevención de la violencia y, sobre todo, en la violencia que ocurre en el seno familiar, la violencia que no se denuncia, la violencia que no termina y que incluso constituye un delito, en muchos casos de violencia psicológica, por ejemplo, en muchos casos de violencia familiar, no puede atenderse con sistema de justicia penal. Punto. Es imposible. Hemos avanzado mucho, por ejemplo, en lograr un mayor nivel de denuncia de violencia intrafamiliar, por ejemplo, contra las mujeres. Y, sin embargo, hay otros tipos de violencia, por ejemplo, la violencia psicológica que no solamente no está tipificada, sino que por regla general simplemente ni siquiera tiende a entrar en el sistema, el sistema ni la comprende, ni la puede procesar, ni la puede registrar. Esa violencia, por ejemplo, solamente puede prevenirse desde fuera, con otro tipo de acciones. Entonces, esta primera distinción entonces ya nos lleva a pensar y veamos, por eso les digo que es el pozo que se envenena o no o el cauce que se envenena desde el principio, en términos de ¿qué es lo

que estamos buscando entonces con los recursos que estamos ejerciendo y con las acciones que estamos realizando? ¿Qué tipo de violencia o qué tipo de delitos estamos tratando de prevenir? Eso nos lleva al segundo problema, que es un problema mayor, que es el de que tendemos a medir los resultados gubernamentales con los indicadores más gruesos que tenemos, que es el indicador de incidencia delictiva. ¿subió o bajo el delito? Al parecer no sirve de mucho, pero ustedes podrán decirme pero uno viene a estos paneles y uno dice: no, a ver, o sea, todo esfuerzo que se haga para atajar factores de riesgo hacia delante, los factores de riesgo son básicamente las causas primarias, si lo quieren ver así, para no tener demasiados términos técnicos de la conducta violenta, de la conducta delictiva, y también incrementa el riesgo de convertirse en víctima de los delitos o de la violencia. Ese es un trabajo que se puede observar dentro de 10, 20, 30 años, es decir, se enfatiza una y otra vez en estos foros y en todas las reuniones que es un trabajo de largo plazo, y sin embargo, el único indicador que tenemos y el que seguimos repitiendo es el de la incidencia delictiva del mes ¿Por qué es el indicador más grueso que tenemos y por qué es absolutamente inútil? Porque la incidencia delictiva es multifactorial, depende de condiciones locales para muchos delitos, profundamente locales. Y sobre todo también responde en muchos casos a condiciones de mercado. Por ejemplo, en un estudio que es muy famoso y que replicamos con cierto éxito en México, los robos en Reino Unido se disparaban casi como relojito, como metrónomo después de un incremento del PIB, de manera automática. Y la única explicación que se les ocurrió a Inglaterra y también se les ocurrió para México es que había más cosas qué robar, había consumo más conspicuo. Se me hace evidente. ¿Cómo prevenimos eso? No podemos dejar que el PIB deje de crecer. Otros delitos que son como de alto impacto y cuya naturaleza son particularmente porcentajes para la sociedad como es el secuestro, por ejemplo, a unas formas de homicidio vinculados con el crimen organizado no son susceptibles de atenderse, y esta es una cosa que pongo sobre la mesa, y la pongo yo también como propia provocación.

No son susceptibles de atenderse más que con toda la dureza del Sistema de Justicia Penal, con la mayor eficiencia. Estamos hablando de delitos que cometen un grupúsculo de personas que son perpetradores no solamente sistemáticos sino reiterados, porque regresamos nuevamente a la debate o a la pregunta original. Estamos reaccionando o estamos previniendo, depende. Y la situación en la que estamos frente a cierto tipo de delitos muy específicos no podemos más que reaccionar. Hacia delante quizá podemos prevenirlo, quizá, pero no tenemos ni modelos ni estrategias para eso. Otro tipo de delitos en cambio son muy susceptibles de atenerse con un enfoque de factores de riesgo, en ellos deberíamos de estarnos enfocando, pero la información con la que tenemos quizá no sea lo suficientemente regular, tenemos que empezar a buscarlo como si fueran partículas cuánticas, los rastros, no podemos ver, sino que la estamos buscando, de pronto buscamos en la percepción de confianza o de pronto buscamos en nivel de denuncia, buscamos en encuestas de victimización para ver si encontramos quizá alguna variación en los delitos que nos interesan. Pero no tenemos esa granularidad y esa es la que necesitamos. Entonces sin esta granularidad y pensando que tenemos que enfocarnos a condiciones locales, a objetivos más pequeños muy bien definidos para los modelos y programas que estamos haciendo, vamos a la pregunta final, ¿estamos gastando lo suficiente? Bueno, depende, es decir, la incidencia delictiva en general está media gruesa, de la que les estaba hablando, si hiciéramos una línea ahorita se vería básicamente plana, no se ha movido pues en lo que tenemos encuestas e indicadores de esto, y sin embargo sí hemos visto avances importantes en las áreas que sí nos interesan que son mucho más específicas. Violencia contra las mujeres, por ejemplo, es uno de ellos, ¿es el avance suficiente? Probablemente no, con toda seguridad no. Tenemos violencia entre adolescentes, violencia contra uno mismo, ¿hemos visto algunos avances? Pues también depende, en algunas zonas sí, en algunas ciudades sí, con algunos grupos muy específicos hemos visto algunos avances también.

Entonces, antes de responder la pregunta de si tenemos o si invertimos lo suficiente y en qué lo estamos invirtiendo, tenemos que buscar la pregunta de en qué querríamos hacerlo en primer lugar, y creo que esta es la señal para que ya se acabó mi tiempo. Muchas gracias. Adrián Alcalá Méndez: Muchas gracias a Jaime López, por su intervención. Importantes reflexiones. A continuación, le cedemos el uso de la palabra a Enrique Betancourt, si es tan amable, hasta por un plazo de seis minutos. Enrique Betancourt: Muchas gracias. Bueno, quiero comenzar, por supuesto, agradeciendo al Comisionado Salas, a todo su equipo, a la Dirección General de Asuntos Internacionales por esta invitación, al Subsecretario, a mis compañeros aquí en el panel, por la invitación. Me parece sumamente interesante y casi parece broma hablar, plantear esta pregunta si es prevención o reacción, cuando uno revisa la historia de la política de prevención, en realidad la política de prevención es en sí misma una reacción a una serie de esfuerzos inicialmente enfocados en la fuerza del Estado para atender el problema de seguridad que estaba detonándose, creo que es una pregunta retórica, pero que provoca, por supuesto, y que vale la pena discutir entorno de ella. Lo primero que tendría que decir, me parece, es que es un falso dilema porque el objetivo a veces lo confundimos, el objetivo no es reactivo o el objetivo no es ser preventivo, sino el objetivo es ser efectivo. Me pregunto muchas veces si cuando hablamos de prevención realmente en términos generales, digamos, la palabra o el concepto realmente refleja lo que queremos lograr. En mi experiencia, cuando he estado ante una autoridad, ya sea federal, estatal, municipal, queriendo atender estos temas, en realidad si pudiéramos demostrarle de manera gráfica el efecto que él quiere lograr, es un efecto de reducción, o sea, lo que necesita la autoridad es

mostrar que esta tendencia que iba hacia arriba de pronto cambió por algún efecto, por alguna política, por alguna decisión tomada y que esto empieza a reducirse, es decir, estamos reaccionando, y estamos reaccionando con las herramientas que tenga el Estado a su alcance, creo que hay que poner tanta ayuda como sea posible, pero de pronto también, de acuerdo con Jaime, hay que poner tanta fuerza como sea necesaria, se trata de normar comportamientos. Me parece importante, justo en el momento también en el que se vive en el país la discusión de seguridad interior. Me parece importante en el momento del país en el que desaparece el fondo de prevención, en una administración que lo había enarbolado con una política incluso propia, muy cercana esta discusión. Y creo que es saludable, creo que en estas pérdidas o en estas contradicciones, hay una riqueza importante para discutir cuál es realmente el siguiente paso. Creo que en materia la pregunta también que plantea el panel sobre si la información pública puede ayudar a mejorar política de seguridad, la respuesta obvia es sí, la no tan obvia es cómo. Hemos escuchado a lo largo de la mañana, un clamor por parte, tanto de los medios de comunicación, de las áreas de investigación, de los medios de comunicación, de la sociedad civil, por mejores datos. Hemos escuchado sobre niveles de desagregación, con lo cual coincido, sabemos que la violencia está concentrada en territorios muy específicos, mucho más pequeños incluso que Barrios. Sabemos, lo decía Jaime ahorita que la violencia está dominada o está perpetrada por grupos muy pequeños de gente; o sea, es el punto 06 por ciento de la población es responsable de 75 por ciento de los delitos que se producen en un año, el punto 06 por ciento. Esto es, las políticas de prevención, de reducción de violencia, de seguridad, tienen que estar apuntadas con láser, no pueden ser estrategias generales. Entonces, es muy importante apuntar hacia estas métricas.

Pero me pregunto si no el primer elemento de acceso a información que debía tener el público en general, es el de la hipótesis de trabajo. Es decir, lo primero que deberíamos de saber, antes de saber si el dato está desagregado a nivel municipal o no, si hay registros de arrestos, días de la semana, horas, con lo cual obviamente, repito, estoy de acuerdo y son los instrumentos con los que finalmente las policías, las procuradurías y los esfuerzos sociales tienen que trabajar, la pregunta es cuándo hemos escuchado --Jaime escribió un libro sobre esto-- sobre cuál es la hipótesis del cambio. O sea, tenemos este problema y ante este problema el Estado tiene estas instituciones, y estas instituciones tienen estas herramientas, estas leyes, estos programas, y los hemos articulado de tal forma que, si hacemos A, primero, en este territorio, y luego si hacemos B con estos grupos específicos y si hacemos C en consecuencia, mejorando X, Y da la hipótesis, la evidencia, experiencias internacionales, estudios científicos, nos dicen que podemos tener éxito. Esa es la hipótesis. Creo que algo que ha faltado en el Estado mexicano, es hacer un planteamiento de la hipótesis. ¿Por qué? Yo creo que alude justo al nivel de agregación. El querer trabajar con conceptos tan amplios, como seguridad, como delito, todo el delito, toda la violencia, nos hace priorizar todo, nos hace meter todo en una sola caja y, por lo tanto, nos hace ser muy poco efectivos en el uso de esos recursos. No importa si son 100 millones de dólares más, 100 millones de dólares menos, no importa si ese recurso crece o decrece. Lo importante es cómo se está alineando los esfuerzos para lograr efectos muy específicos. Me quedo con una idea y sé que en los temas de violencia las connotaciones o las relaciones a las políticas de salud a veces son exageradas, pero cuando uno está en un congreso de médicos uno no está discutiendo la salud, uno está discutiendo el cáncer o está discutiendo la diabetes y está discutiendo, por un lado, puede ser cómo prevenir el cáncer, pero el que tiene cáncer no le sirve mucho saber sobre la prevención del cáncer, lo que necesita es un tratamiento.

Entonces, muchos de nuestros territorios necesitan un tratamiento que no es preventivo, no quiere decir que no haya medidas paliativas, no haya medidas que haya que hacerse, pero lo que quiero poner finalmente sobre la mesa, porque se acabó mi tiempo, y es lo que me atrevería como a poner desde mi cancha sobre la mesa es, me pregunto: ¿Si lo que queremos y necesitamos no es prevención en este momento sino reducción? Porque creo que logrando reducción se nos abre el terreno para entonces hacer cosas mucho más inteligentes y mucho más de largo plazo, preventivas, pero ante la urgencia de ser eficientes en la reducción de muy concretos comportamientos, en muy concretos territorios, con muy concretos grupos demográficos. Adrián Alcalá Méndez: Muchas gracias, Enrique Betancourt. A continuación, escucharemos el mensaje de Azucena Cháidez. Por favor, Azucena, si eres tan amable. Azucena Cháidez: Muchísimas gracias por la invitación a participar con ustedes en este foro. Para responder a estas preguntas detonadoras, yo quisiera enfocarme en dos ámbitos específicos. Uno. Siguiendo un poco la línea que tenía Enrique sobre este falso dilema entre la prevención y la reacción, sí empezar diciendo que es evidente que lo apremiante que resulta atender el problema de la seguridad de la violencia en nuestro país, por supuesto, obliga a los gobiernos a pensar en las reacciones inmediatas, en una forma de bajar estos niveles de violencia de delitos que existen en el país y nos vamos entonces a las respuestas tradicionales, policiacas, judiciales, penales, incluso militares, como hemos visto en el país. Sin embargo, la prevención es una solución complementaria, no tiene por qué verse como antagonistas. Son complementarios y es la cuarta forma que tiene de reaccionar el estado también frente a estos problemas de seguridad.

En ese sentido, es importante destacar que la prevención cuando ha sido evaluada en otros lugares en el mundo, ha probado que tiene la capacidad de construir comunidades más seguras y menos violentas y, sin duda, resulta una estrategia eficiente para disminuir el delito. ¿Qué pasa en nuestro país en particular? Que todavía no tenemos evidencia de que la estrategia de prevención esté teniendo estos resultados. Y de ahí quisiera hablar del segundo punto, que es una de las preguntas, ¿cómo medir estos resultados de prevención y cuál es el impacto que tienen en la reducción de la violencia? Bueno, el éxito de una política integral de seguridad no debe ser únicamente como bien se mencionaba, el dónde está el índice de incidencia delictiva el día de hoy y dónde está al final del año cuando estamos evaluando el éxito de esta política de seguridad. El éxito de una política integral de seguridad debe estar en garantizar derechos y libertades a los ciudadanos. Al final del día eso es lo que buscamos con cualquier política de seguridad, por eso no podemos enfocarnos únicamente en el número de incidencia delictiva. En ese sentido la evaluación específica del éxito de las políticas de prevención no puede ser lo mismo que únicamente el monitoreo de estas políticas de prevención, que ahí sí ni siquiera hay una dicotomía, no puede verse como la misma cosa. El monitoreo de nuestras políticas de prevención, sin duda, es un elemento importante, pero no puede sustituir a la evaluación de las políticas de prevención, y es en este segundo punto en el que quisiera hacer el énfasis. ¿Cómo generamos evidencia de que algo sirve para poderlo replicar? No podemos replicar modelos que han funcionado en otros lugares, en otras latitudes únicamente porque ahí funcionaron. Cada contexto es individual, y lo primero que tenemos que poder hacer es generarnos un camino propio, hacer un diagnóstico de las comunidades donde se

quiere intervenir un diagnóstico de calidad que provea datos suficientes para poder diseñar políticas adecuadas a estos entornos. Por eso la evaluación resulta tan importante, porque cuando hablamos de evaluación siempre pensamos en la evaluación de impacto como algo lejano al final de una política y no es así. Una evaluación debiera estar desde el inicio, pensada desde el principio en cómo es que vamos a diseñar, desde cómo vamos a diseñar una política, cómo se va a implementar, qué recursos tiene esta política para ser implementada y al final evaluar si efectivamente llegamos o estamos alcanzando ese lugar al que queremos ir con esta política. Para ello es fundamental, algo que mencionaba también Enrique, tener una teoría de cambio. Si nuestras políticas de prevención carecen de una teoría de cambio de base jamás vamos a poder generar diagnósticos claros y políticas que funcionen ¿y entonces qué va a pasar? Que no importa lo que se destine en el presupuesto para poder combatir la inseguridad, la violencia, el delito, porque finalmente cada peso mal gastado es carísimo en estos ámbitos. No importa cuánto sea. Entonces finalmente si no existe esta teoría de cambio, si no tenemos claro dónde estamos y a dónde queremos llegar, si no tenemos claro cuáles son las acciones que se van a desarrollar y por qué esas acciones nos deben llevar a un cambio actitudinal, de conductas, en fin. Lo que se busca con una política de prevención finalmente es reducir estos factores de riesgo, cómo se atienden estos factores de riesgo, tiene que ser claro desde el principio. Si esto no existe, entonces justamente lo que vamos a generar son políticas que no sirven ¿por qué? Porque una de las cosas que los organismos internacionales constantemente reiteran en las evaluaciones que hacen de políticas de seguridad y políticas de prevención es que generalmente en América Latina en general, en México en particular los objetivos de las políticas no son claros o son múltiples, y entonces cuando tenemos una multiplicidad de objetivos quizás no estamos logrando tener muy claro cuáles son las acciones específicas que vamos a desarrollar. Si a eso sumamos la ausencia de una teoría de cambio clara, pues lo que tenemos es una política que responde más bien a un momento político, y no tanto a una teoría específica que debe trascender la

administración, el momento de la administración, no podemos tener políticas de seguridad que solo respondan a un sexenio. Eso es lo que redunda y que tengamos políticas que son reversibles, con resultados reversibles o que sean francamente débiles en su aplicación y en sus resultados. En ese sentido lo que quisiera dejar como sobre la mesa y para la discusión son estas dos cosas. Por un lado, la prevención no está peleada con ser una forma de reacción, es complementaria a las formas de reacción que, sin duda, se requieren. No va a sustituir jamás a la acción policiaca, a la acción judicial, a la acción legislativa, por supuesto que no. Pero debe ser complementaria a estas otras acciones que tiene el Estado como reacción al problema de la violencia y del delito. Por otro lado, es importante que si queremos generar políticas basadas en evidencia necesitamos también evaluar lo que estamos haciendo y para evaluar me refiero no sólo a hacer evaluaciones de impacto, la evaluación de impacto debe incluir la evaluación del diseño de esa política, la evaluación de la implementación de esa política, los resultados inmediatos que tiene, por supuesto, pero no podemos quedarnos con eso, tenemos que tomar estos tres elementos: la evaluación del diseño, la evaluación de la implementación, la evaluación de los resultados, para poder identificar realmente el impacto. Estamos llegando a ese lugar que queremos llegar o no estamos llegando y cuáles son las razones. Si no hacemos esta evaluación previa difícilmente vamos a tener resultados claros en una evaluación de impacto, y esa es la gran crítica que se nos hace desde diferentes ámbitos internacionales, no tenemos claro ni cómo fue el diseño ni se estuvo basado en un diagnóstico claro, si hay un objetivo específico, indicadores y demás, desde el inicio, porque si lo que resulta… Ya término. Si resulta que al final de un periodo, un año, dos años, lo que sea, decidimos en ese momento que queremos evaluar nuestras políticas de seguridad, muchas veces lo que va a pasar es como no se pensó desde el inicio no tenemos elementos para evaluarlas o tendremos elementos insuficientes para hacer una buena evaluación y si no tenemos una buena evaluación carecemos de la evidencia que se necesita para

poder generar mejores políticas públicas, entonces entramos en un círculo vicioso que justamente es lo que queremos romper. Entonces, ¿cómo salimos de eso? Bueno, a través de la evidencia sí, pero la evidencia bien generada, y ese es el punto clave que quisiera también dejar, en este momento, sobre la mesa. Muchas gracias. Adrián Alcalá Méndez: Muchas gracias, Azucena. A continuación y para cerrar esta primera ronda de intervenciones, le cedemos el uso de la palabra a Alberto Begné Guerra, por favor. Alberto Begné Guerra: Agradezco mucho a la Comisionada Presidenta, a los Comisionados y muy especialmente al Comisionado Joel Salas por la invitación y la oportunidad de estar con ustedes esta tarde, y saludo con mucho gusto a mi compañera y compañeros de esta mesa, al Secretario del Sistema de Transparencia. Me parece que la pregunta inicial efectivamente plantea una falsa disyuntiva, en todo caso lo que resulta relevante es distinguir las distintas formas de prevención, de entrada la policial de la social, y después asumir que necesariamente cualquier Estado debe asumir la doble responsabilidad de implementar políticas de prevención social, policial y también cumplir con sus funciones de seguridad a través de la contención, de la reacción, de la persecución del delito y de su sanción. La prevención social en otros países cuenta ya con evidencia de éxito, mejores resultados frente a la política tradicional de seguridad, en México aún no tenemos evidencia suficiente en esta materia, una política pública relativamente nueva. Lo que sí es importante es subrayar que la primera exigencia es que se trate de una política focalizada dirigida a los grupos más vulnerables, a las zonas, a las colonias, a las comunidades en donde se concentran mayores factores de riesgo de violencia y delincuencia, y que además de ser intervenciones focalizadas sean intervenciones sostenidas en la medida en que lo que hacen es detonar procesos, y para poder evaluar, medir y valorar los resultados a política, es indispensable que así sea.

Esto supone que lo primero que hay que desechar en una política de prevención social, es que se realice a través de acciones o intervenciones aisladas, esporádicas, que no permitan esta evaluación. En segundo lugar, y esto es un tema polémico, es importante subrayar que una política pública de prevención social, no se puede, ni se debe medir necesariamente en razón del índice delictivo en la comunidad o en el grupo de población en donde se está desarrollando en el corto plazo. No hay una relación causal directa entre una acción de prevención social que detona un proceso y los índices delictivos. No hay forma de probar esa relación. Lo que sí hay forma de probar y lo ilustro con un ejemplo muy sencillo es que si hablamos de violencia de género, de violencia contra las mujeres, que por cierto cada vez se concentra más en los hogares que en el espacio público, lo cual es inquietante y donde más opacidad y dificultad de contar con información hay, ahora estamos avanzando con registros de las instituciones de salud por lesiones en hospitales, para poder tener ahí esos otros indicadores, porque la cifra negra es altísima, y el nivel de denuncia es muy bajo; pero lo que sí podemos hacer es si identificamos a quiénes sufren violencia en los hogares o quiénes están en un serio riesgo de sufrirla e iniciamos un proceso terapéutico de atención a esa persona, a su familia, a quien incurra en violencia en contra de esa mujer, en todo caso creo que el indicador adecuado sería el diagnóstico terapéutico inicial y el reporte terapéutico final con una descripción de las transformaciones que se dieron en esa familia, porque es difícil si de manera directa vamos con eso a disminuir los índices delictivos. Si lo pongo respecto a niñas, niños y adolescentes, hay casos que son también ilustrativos en ese sentido. Por ejemplo, las 3 mil niñas y niños que participan en la Orquesta y los Coros Monumentales de Morelia, que hacen un ejercicio magnífico, que hace que en las tardes estén en el Conservatorio, aprendiendo a cantar o a tocar un instrumento con procesos adicionales de atención terapéutica, de posición social, de integración.

No podríamos probar que esas niñas y esos niños iban necesariamente a incurrir en violencia o a cometer un ilícito. Lo que sí sabemos es que esas 3 mil niñas y niños han cambiado su forma de vida y hoy tienen condiciones radicalmente distintas que les alejan de los riesgos del embarazo adolescente, de la integración a pandilla, de la deserción escolar y de todos estos factores específicos de riesgo que favorecen la violencia y la delincuencia. Y, por último, creo que es importante decir que por estas razones, la prevención social tiene tres niveles, y el terciario que es el que más focaliza, se dirige, sobre todo, a evitar la reincidencia delictiva y la revictimización. Pero me detengo un instante en la reincidencia delictiva. Si no se interviene con una persona que ya cometió un delito y estuvo privada de su libertad, lo más probable es que al salir reincida. Lo más probable estoy hablando de dos de tres casos, por lo menos. Si se hace una intervención adecuada de reintegración, de readaptación social y se construye una pista de aterrizaje para su reinserción productiva, social, familiar cuando tenga libertad, la posibilidad de que reincida se vuelve marginal y no supera el 10 por ciento de los casos. En esto sí tenemos experiencia. Entonces, si focalizamos ahí la política pública, estamos hablando de un segmento pequeño de la población, pero que tiene un altísimo impacto en los índices de delincuencia del país. La gente que ya cometió un delito obtiene libertad sin haber recibido el tratamiento necesario para readaptarse y reinsertarse. Y cuando hablamos de prevención secundaria, estamos hablando justo de ir con esos grupos de niñas, niños y adolescentes, de jóvenes, de mujeres que están rodeadas de todos estos factores de riesgo y que si no hay una intervención lo más probable es que sufran o incurran en violencia y delincuencia. Ahí dejo mi primera intervención. Gracias.

Adrián Alcalá Méndez: Muchísimas gracias y una omisión por la pronunciación, Alberto Begné. Disculpe, lo había pronunciado mal. Perdón, corrijo el dato. Importantes reflexiones sobre los temas, a efecto de dar pie a dar respuesta en esta segunda intervención, sin duda, a las preguntas detonadoras que dieron origen al panel. Razón de ello, es que nos permitimos iniciar la segunda ronda de intervenciones cediendo el uso de la palabra a Jaime López Randa. Sería el mismo orden de la primera exposición. Adelante, por favor Jaime, si es tan amable. Jaime López Aranda: Muchas gracias. Hay una frase que a mí me encanta, pero que jamás he escuchado en el gobierno y deberíamos pronunciarla más. Solo como referencia, yo he trabajado para cuatro administraciones, incluyendo la actual, entonces igual que Enrique, somos veteranos de la Función Pública en cierto sentido, entonces se nos debe disculpar y entendemos cierto cinismo al respecto, al mismo tiempo también un optimismo irredento porque seguimos regresando una y otra vez a trabajar en asuntos públicos. Entonces es una combinación que puede resultar letal. Pero les decía de esta frase que no he escuchado nunca lo suficiente en los pasillos de las dependencias federales y estatales. “Cuando uno está en un hoyo uno tiene que dejar de cavar”. Idealmente. O mexicanamente: “No se le debe de dejar de echar dinero bueno al malo”. Es un principio relativamente sencillo, es decir: “Si lo que estás haciendo no funciona, lo dejas de hacer”. Esto me parece que es muy relevante porque va a lo que comentaba hace un momento Azucena: “No debemos esperar a que las cosas, las

políticas hayan fracasado miserablemente para hacer los ajustes”. Es un hecho de la vida. Lo que yo añadiría, yo nunca conocí una política gubernamental que en manos de quien la diseñó, quien la empezó a ejecutar haya fracasado jamás. ¿A qué me refiero con esto? La tendencia o la inercia es a tomar el proyecto de uno y defenderlo contra todo. Si el proyecto no funciona o si no fuesen los resultados necesarios, pues es que la realidad cambió. El hecho de que el proyecto fuera incapaz de adaptarse a la realidad o de que la realidad simplemente lo haga ya irrelevante, tiende a no transitar. Entonces, como les decía la broma a los alumnos ocasionales que tengo: Recuerden que por regla general en políticas públicas y sobre todo en una burocracia no hay ningún proyecto fallido; hay proyectos que terminaron, hay proyectos que la realidad se les quitó el piso debajo de los pies; pero no eran proyectos fallidos. ¿Por qué es importante esto? Hay que tener una gran flexibilidad en nuestra aproximación. Me encanta lo que se comentaba hace un momento, el enfoque del láser, lo que comentaba el Subsecretario en términos de tenemos que irnos hacia los grupos que tenemos como mejor identificados, donde ya tenemos evidencia que está funcionando. Le agradezco mucho a Enrique la promoción del libro, por cierto, por supuesto, si lo quieren con todo gusto me encantaría. Pero va justamente a eso, es decir, las auditorías de impacto deben de ser eso: teorías, sujetas a verificación permanente, a verificación empírica permanente.

Tenemos una hipótesis de cambio en la teoría de impacto y tenemos que estarla contestando con la realidad una y otra vez, está pasando lo que dijimos que iba a pasar o no. Y si no está pasando regresamos nuevamente a la frase del hoyo: tenemos que dejar de cavar. Tenemos que empezar a movernos en otra dirección. Entonces ¿por qué es esto muy importante? Y es un punto que no había abordado en mi primera intervención, pero que es relevante, cómo la información ayuda a que la sociedad participe en esto. Le comentaba a Enrique, la enorme cantidad, en la mañana, es lo que escuchamos mucho porque es una posición común, creo que vale la pena abordarla justamente por lo común que es. Estamos ahorita en una disyuntiva en la que estamos diciendo: no, lo que pasa es que el problema es que no tenemos los datos en el formato adecuado con los números adecuados y no estaríamos lo suficientemente rápido y no son suficientes granulares. Yo fui titular del Centro Nacional de Información del Sistema Nacional de Seguridad Pública hace algún tiempo, y reitero de nuevo, tienen que disculpar mi cinismo y mi idealismo, simultáneos, no vamos a tener esos datos. No hay forma. ¿Por qué? Porque en realidad lo que estamos pidiendo no son los datos. Lo que estamos pidiendo es un modelo de interpretación de los indicadores que tenemos y la construcción de nuevos indicadores. Y la realidad es que estamos muy lejos de tener el consenso mínimo necesario para saber cuáles son los datos que realmente son relevantes para esta discusión en este momento. La predicación que tendríamos que tener ahorita es maoísta. Dejemos que florezcan miles de flores, miles de indicadores, miles de fuentes de datos, y luego también dejemos que mueran la mayoría de ellos hasta que lleguemos a un consenso sobre cuáles no sirven. Es decir, en este momento buena parte de la discusión pública está enfocada en un debate sobre la granularidad o la conveniencia de datos que, como ya creo que es el consenso en esta mesa y estoy completamente de acuerdo, en realidad ni siquiera comienzan a aproximarse a servirnos para evaluar lo que de hecho queremos evaluar en términos de proyectos específicos y modelos específicos de prevención.

Mientras más tiempo pasaremos discutiendo sobre si la incidencia delictiva tiene o no la ubicación geográfica específica que necesitemos, más estamos perdiendo de vista de que nadie en el mundo tiene este tipo de datos, como ya señalaban mis compañeros del panel, la mayor parte de la evidencia que tenemos de lo que funciona en prevención social, y también mucho de lo que funciona en las tareas más tradicionales del Sistema de Justicia Penal, se deriva de haber empezado un proyecto y haber empezado a medir los resultados y estar acompañando el proyecto mientras se miden los resultados. No se crea una serie de indicadores previos, fue un trabajo de aprender mientras se estaba haciendo. Claro, de nuevo, y por eso insisto, no solamente, y es aquí donde viene el otro riesgo, no solamente se trata de aprender mientras se está haciendo, también se trata de saber cuándo dejar de hacer. Y aquí es donde siento que viene el punto más importante y el valor más importante de la información pública, no es, hay muchos esfuerzos muy valiosos, pero el tema de fondo, y eso como ex funcionario público lo tengo muy claro, la información pública no solamente constriñe al gobierno, también lo empodera. Los funcionarios que quieren hacer un cierto tipo de trabajo, que saben que están sujetos a un cierto tipo de escrutinio tienen la oportunidad de hacerlo cuando la información es accesible y cuando de hecho hay mecanismos para exigirla. Al mismo tiempo también, eso tenemos que dejarlo bien sobre la mesa, esta es la clase de temas en las que la intervención hacia el público va a tener que estar mediada, es inevitable, va a tener que estar mediada por organizaciones gubernamentales, va a tener que estar mediada por medios de comunicación, va a tener que estar mediada por especialistas, esto es un tema demasiado técnico. Entonces, aquí la invitación es doble, los especialistas tienen que redoblar esfuerzos para estar exigiendo esa información, sin duda, el esfuerzo que se está haciendo para promover la información pública está bien, es crucial, es clave, dije que está bien como si fuera una cosita, y los funcionarios públicos tienen que adaptarse a los nuevos

tiempos; pero esos tres sectores a los que he descrito tienen también que entender algo, ya se mencionaba claramente, el efecto de esto se da que la gente salga de su casa, o sea, que realice sus actividades sin miedo o no, todo lo demás son indicadores que vamos a ir construyendo en el camino para impactos específicos. Tenemos que tener mucho cuidado con esto y, sobre todo, hacia adelante mucho, mucho cuidado con clavarnos con una visión del mundo muy específica. Muchas gracias. Adrián Alcalá Méndez: Muchas gracias, Jaime, por la segunda intervención. A continuación, en el mismo orden de la primera ronda, cedemos el uso de la palabra a Enrique Betancourt, por favor, adelante Enrique. Enrique Betancourt: Muchas gracias. Bien, pues retomo, igual que Jaime y que mis otros compañeros, conceptos que se han puesto sobre la mesa. Habíamos hablado o el tema de la evidencia fue un tema recurrente en las primeras intervenciones, y me parece que es importante acercarse a este tema, digamos, con el mayor rigor posible, la evidencia exige eso, la evidencia entre más rigorosa más importante y más creíble va a ser. Entonces, cuando nos acercamos a la evidencia en la reducción de violencia y nos acercamos a los ejemplos concretos que motivan de pronto a quienes enseñamos políticas públicas a voltear a ver hacia alguna experiencia, nos encontramos siempre una serie de factores que me voy a atrever ahorita a plantear. Lo primero es, podemos hablar y a lo mejor Paola puede extender esto mañana en sus intervenciones, pero podemos hablar de la reducción de la tasa de homicidios en Colombia, pero en realidad fueron Medellín y Bogotá, en su momento Cali, quienes lograron reducir de una manera muy importante sus tasas de homicidio, sus tasas de violencia para que del país bajara, es un problema de una gran granularidad, es un problema muy, muy local y eso hay que tenerlo en cuenta cuando

diseñamos o cuando empezamos las políticas desde la federación, desde el centro. Eso es lo primero. Son problemas de ciudades o de territorios muy específicos. Segundo, no hay evidencia, o sea, si nos vamos al ejemplo de Nueva York, si nos vamos al ejemplo de Medellín, si nos vamos al ejemplo de Bogotá, si nos vamos a los ejemplos en el Reino Unido, si nos vamos a los ejemplos en Nueva Orleans, recientemente, en Boston, no hay evidencia de prevención social de la violencia reduciendo violencia, siempre, siempre en todos los casos es una combinación articulada de esfuerzos de seguridad y de prevención, con un acento aquí importante. Muy rápidamente brincamos, cuando hablamos de reacción, hablar de policía y cuando hablamos de reacción y policía, hablar de mano dura. La policía puede ser un elemento disuasor sin violencia muy importante y en todos los casos que acabo de mencionar, la policía ha jugado un papel fundamental bajo un esquema de no hacer daño. Es decir, la policía puede, el sistema de justicia puede entrar con un estricto apego a derechos humanos, no tiene que violarse el derecho humano de nadie, a coadyuvar en este esfuerzo, es indispensable diría yo. La tercera regla siempre presente es el de la amenaza. El Estado, en una situación como la que vive México, debe ser capaz de ser creíble, legítimo y creíble. En el momento en que un grupo criminal no cree que el Estado es capaz de aplicarle consecuencias, absolutamente todos los incentivos se vuelven en contra, tanto las comunidades, como del estado en general. Es importantísimo y esos son los ejemplos, las intervenciones en Medellín, en las comunas específicas donde hubieron, en el Bronx, en Bogotá, en Nueva York particularmente con todo el surgimiento de Comstat y las intervenciones que hoy son cuestionadas por la forma en que son hechas, pero que lograron reducciones muy importantes en tasas de violencia.

Cuando hablo de reducción de violencia, lo que me gustaría que todos pensáramos son vidas salvadas, o sea, cuando hablamos de reducción de violencia y a veces ponemos también conceptos como garantizar derechos y libertades, lo cual me parece obviamente muy importante, tenemos que ponerlo también en el contexto de que a veces desdeñamos las estrategias de reducción de violencia, como diciendo: “Bueno no, es que lo que tenemos que hacer es garantizar derechos y libertades”; espérate, qué les parece si empezamos salvando 5 mil vidas este año, muy concretas, muy medibles, métricas con estadística fácilmente nos pueden ayudar a entender si una intervención bien diseñada en un buen territorio, con un grupo muy específico, nos ayudó a cambiar esta tendencia, que se puede fotografiar muy fácilmente y poner un periódico que se puede comunicar muy fácilmente a los actores de la comunidad, a los actores en la academia, a los actores políticos a decir: “Fíjate cómo cuando el Estado, de una forma inteligente no dura, no suave de una forma inteligente, articula sus esfuerzos, los dirige hacia objetivos muy específicos, es capaz de ser Eficiente”. Creo que esto a mí, o sea, como ciudadano, me motivaría muchísimo, que saliera el Estado mexicano a decir: “A ver, señores, aquí está una estrategia nacional de reducción de violencia homicida, está planteada bajo los siguientes conceptos”. Sí volteamos a ver otros lugares, porque eso es lo que plantea la evidencia. O sea, la evidencia como concepto, es inherente a observar a otras experiencias, esa es la evidencia. Entonces, tengo que ir a ver a Nueva York, porque no lo hemos hecho aquí; sí, no tenemos que inventar la aspirina mexicana, si la aspirina ya funciona. Entonces podemos ir a ver qué funcionó en Nueva York, qué funciona en Medellín, qué funcionó en Ciudad Juárez en su momento, articularlo por supuesto a la contextualización, pero esta es la estrategia, vamos a la solvencia. Creo que este tipo de estrategias son indispensables en nuestro país, es necesario que la política de seguridad del país evolucione hacia un compromiso absoluto, ciertos indicadores.

Creo que darle la vuelta al problema, es decir, entiendo, todos los venimos de ahí, pero entiendo, me parece que los temas de factores de riesgo es muy fácil perderse en la visión que realmente estamos persiguiendo que es construir un estado más fuerte a través de un estado que es capaz de proveer seguridad y garantizar el más básico de los derechos que es la vida. Entonces, creo que nada más a manera de conclusión en esta intervención, me gustaría decir que estos esfuerzos son contraintuitivos. Hay que enfocarse en los territorios más específicos y en los grupos profesionales más específicos. Los coros, hay muchos chicos que viven en barrios muy peligrosos, con familias disfuncionales, que forman parte de pandillas, que consumen drogas, que nunca van a matar a nadie. Porque si el .06 por ciento de la población el que eventualmente jala el gatillo. Entonces, tenemos que ser laser y no echar grandes redes para ver si en esa grande red alguno de estos nos cae, porque entonces los recursos son desperdiciados en estos esfuerzos. Adrián Alcalá Méndez: Muchísimas gracias, Enrique por tu segunda intervención. A continuación, cedemos el uso de la palabra a Azucena Cháidez. Azucena Cháidez: Muchas gracias. Para seguir con las preguntas detonadoras y en la línea que se ha venido comentando, dos observaciones principales. Uno. Es cierto que ninguna administración tiene políticas fallidas. En eso estoy absolutamente de acuerdo con mi colega. Pero el problema que tenemos, es que tampoco se hace visible la información de esas evaluaciones positivas o negativas. ¿Entonces qué pasa si no tenemos esa información en cualquiera de los dos sentidos?

Que tampoco hay una visión crítica para hacer una mejora al interior de esas políticas. En ese sentido, esto de evaluar mientras se está trabajando, por supuesto que debe ser la prioridad, pero no tenemos por qué esconder los resultados cuando no funciona. Me queda claro que hay un valor político clarísimo en decir: “Nos equivocamos y esto no está funcionando”. Pero si no tenemos la capacidad crítica para decir que algo no está funcionando, ¿qué quiere decir eso, que vamos a estar gastando ilimitadamente hasta que esa política muera porque murió la administración? Eso tampoco es invertir de manera eficiente en el presupuesto de seguridad. Entonces, necesitamos generar información positiva y negativa de los resultados que está teniendo nuestras políticas de seguridad para poder mejorar las políticas que tenemos actualmente. En el sentido de ¿qué papel juega la sociedad? Que es una de las preguntas que nos hacían al inicio para este panel. Es importante decir que la prevención no es prerrogativa exclusiva del estado y, de hecho, en este país hay muchísimas organizaciones civiles que trabajan en temas de prevención, que trabajan en proyectos en conjunto con la propia Administración Pública. El papel de la sociedad, en ese sentido, se vuelve muy importante, porque finalmente esta sociedad, ¿cómo funciona esto? La sociedad tiene varias formas de reaccionar. Una, desde la más básica, pueden ser, por ejemplo, campañas informativas para inhibir conductas que pueden detonar delitos, violencia y demás, como puede ser desde el consumo de alcohol, drogas, portación de armas, qué se yo, hasta programas más específicos, mucho más especializados, enfocados en comunidades

muy particulares para reducir la violencia en estas zonas, y estos esfuerzos están siendo apoyados actualmente tanto por la administración federal, como por organismos internacionales. Entonces el papel de la sociedad también en la política pública de seguridad no se debe minimizar. Finalmente son ellos también quienes en muchos casos están generando estos diagnósticos de cuáles son las problemáticas locales que necesitan ser atendidas de manera prioritaria. Por supuesto y regresamos a lo que hablábamos en la primera ronda, no se trata de dejar de ver que primero hay que atender la urgencia. Sin embargo, la prevención es complementaria, atender esta urgencia de bajar el número de muertos que tenemos en el país, por supuesto; pero la prevención no tiene por qué quedarse de lado. Y finalmente decir que, bueno, finalmente la información contribuye de manera sustancial a generar estas políticas públicas de seguridad de manera mucho más integral. Primero generando evidencia, como se está diciendo, que, por supuesto, debiera generarse con el mayor rigor posible. La crítica que se nos hace desde diferentes trincheras internacionales es que las evaluaciones que hoy en día existen carecen de ese rigor. Entonces no tenemos evidencia suficiente para saber si lo que estamos generando ¿está funcionando realmente o no? ¿Tiene los efectos deseados o no? Y finalmente esa evidencia será la única justificación que nos permita también ampliar el alcance que tienen los programas que actualmente existen, y no solo ampliar el alcance que tienen, también romper este falso discurso entre poner la prevención como una prioridad, pero al final si esa prioridad carece de recursos, por supuesto eso no refleja la realidad de la que estamos hablando. Entonces si tenemos evidencia suficiente para decir que esto está funcionando, como empieza a haber evidencia en nuestro país, aunque todavía no sea suficiente para poder impulsar las políticas de prevención, esa debiera ser también una prioridad. Por eso la información es fundamental, si no generamos información confiable, rigurosa, sólida que nos permita impulsar las políticas de prevención

difícilmente llegaremos a tener una política de seguridad integral que nos permita avanzar hacia los objetivos que queremos. Estoy absolutamente de acuerdo en que la prioridad es salvar vidas, pero finalmente el objetivo último debiera ser que esta política de seguridad nos lleve a garantizar libertades y derechos. A lo mejor en el inmediato plazo lo que buscamos es salvar vidas, estoy absolutamente de acuerdo. Pero no podemos perder la mira hacia dónde queremos llegar. Muchas gracias. Adrián Alcalá Méndez: Muchas gracias, Azucena, por su intervención. A continuación para concluir esta segunda ronda de intervenciones de este Panel le cedemos el uso de la palabra a Alberto Begné, por favor. Alberto Begné Guerra: Muchas gracias. Desde luego la información es absolutamente indispensable para cualquier política pública y coincido con Azucena, no solo es la información que generen las instituciones del Estado, sino la información en el caso de la prevención social que aportan las comunidades. Cualquier diagnóstico bien hecho en la comunidad que enfrenta riesgos altos e índices altos de violencia de delincuencia requiere esa información que solo la comunidad puede aportar, porque conoce perfectamente y tiene identificados cuáles son los grupos más expuestos, cuáles son los factores de riesgo más acentuados, etcétera. Ahora bien, importa mucho saber qué hacemos con la información, ya se planteaba aquí. ¿Para qué utilizamos esa información? ¿Con qué medimos los datos si esa medición es consistente y comparable a lo largo del tiempo? Pongo ejemplos que creo que ilustran esto. Ustedes saben que la media mundial de homicidios dolosos por cada 100 mil habitantes es de seis. Europa está situado, Europa Occidental, en dos, Estados Unidos

alrededor de cuatro y en América Latina y El Caribe llegamos a unos niveles inexplicables que superan cualquier otra región del planeta. De entrada, habría que preguntarnos qué información nos puede ayudar a entender esta realidad, francamente dolorosa, ¿de formaciones y debilidades institucionales? Sin duda, por esa desigualdad social también aislamiento de comunidades, seguramente, tradiciones, prácticas, patrones de conducta con distorsiones serias respecto a derechos humanos, tolerancia, respeto también. ¿Pero qué hacemos con toda la información que se genera entorno a esto? Por ejemplo, la media en México habrá cerrado 2016 con un repunte hacia los 20 homicidios por cada 100 mil habitantes, en el momento más álgido de Calderón llegamos a 23 y empezó a bajar, habíamos tenido un repunte. Dentro de este repunte les pongo un caso, Colima, el Estado de Colima, Colima ha sido un estado tradicionalmente con buenos indicadores de bienestar y con seguridad, el país más violento del mundo es Honduras, con cifras que se sitúan entre los 82, 85 homicidios por cada 100 mil habitantes al año. Colima lo igualó, Colima, y uno se pregunta: ¿qué pasó en Colima?, ¿se cayeron los indicadores de bienestar de calidad humana, hubo una explosión del tejido social? No, lo que explica Colima en esos niveles es la disputa territorial, esto es haber convertido al estado en un campo de batalla entre principalmente dos cárteles para el trasiego de drogas a Estados Unidos. ¿Qué información tenemos sobre el mercado de drogas en Estados Unidos y sus redes de distribución y los grandes negocios que hay ahí detrás? Sabemos que sigue, por ejemplo, incrementándose el consumo de heroína y que más o menos tiene un valor de mil 800, 2 mil millones de dólares al mes a precio de menudeo. En dos regiones de México se produce amapola, no se puede producir en otros porque requiere condiciones muy especiales. En el triángulo dorado que forman Sinaloa, Chihuahua, Durango y en tierra caliente en Guerrero. Con ese mercado que demanda esa gran cantidad de goma de opio que después es heroína, siempre habrá oferta.

Entonces, esa información también es relevante para diseñar nuestras políticas públicas, esa información debería tener incidencia en nuestra política exterior y en nuestros ejercicios de corresponsabilidad internacional con Estados Unidos. Pero también hay información respecto a la cual estamos de verdad en tinieblas, que no conocemos, información de distintas formas de violencia no solamente los delitos de alto impacto que ocurren cotidianamente en hogares, en comunidades, etcétera, respecto a los cuales no tenemos ningún informe. Así como tenemos una cifra negra terrible respecto a la violencia contra las mujeres, tuve una reunión hace poco con dirigentes de la comunidad lésbico gay en México, y tenemos otra cifra negra terrible respecto a las distintas formas de violencia y delincuencia contra estas comunidades en nuestro país; no hay denuncia tampoco. Entonces, tenemos que arrojar luz sobre muchos campos de violencia y delincuencia, en los cuales no tenemos información suficiente, debemos saber exactamente para qué queremos la información, cómo la vamos a medir, para evitar estas guerras de cifras que realmente no aportan nada, que dicen ya bajó, ya subió, es menos, depende si lo mides por la calidad, si lo mides por número de homicidios absolutos o por cada 100 mil habitantes, qué delitos de alto impacto son los que estás tomando en cuenta. Entonces, si logramos ponernos de acuerdo, gobierno, organizaciones de la sociedad e instituciones académicas en qué criterios observar conjuntamente para una medición rigurosa de toda la información, los datos y los hechos que tengan que ver con violencia y delincuencia, creo que estaríamos dando un paso fundamental para dejar de utilizar la información como una herramienta de golpeteo político, porque acaba haciéndonos daño a todos, eso no nos sirve de nada. Y si en esto, este Foro puede hacer una aportación, y podemos avanzar en la construcción de esos criterios compartidos, extenderlos y que se asuman compromisos serios al respecto de todas las partes, mucho estaremos aportando a un mejor aprovechamiento o generación de

información para esta política pública de prevención y desde luego para la política pública de seguridad. Muchas gracias. Adrián Alcalá Méndez: Muchas gracias. Con esto damos por concluidas las dos rondas de intervenciones. A continuación, pasaremos a unas rondas conclusivas. Le reiteramos al público que nos hace el favor de acompañarnos en este Auditorio, que existen papeletas para efectos de que puedan formular preguntas. Ya han llegado algunas de las preguntas para los panelistas. Continuaremos con el mismo orden expositivo, únicamente a manera de conclusión, y lo pongo sobre la mesa, Jaime López nos habló durante el panel, si empezamos a pensar en la prevención como un enfoque social, estamos poniendo simplemente barreras. La violencia está tipificada en el Código Penal como tal, y entre otras cuestiones que la incidencia delictiva es multifactorial y depende en mucho de las condiciones locales para muchos de los delitos. Por favor, Jaime, conclusión hasta por tres minutos, si es tan amable. Jaime López Aranda: Gracias. Voy a aprovechar que no me mandaron preguntas para hacer mi conclusión. En las últimas semanas, en los últimos meses he estado pensando mucho en la fluidez de nuestras categorías de pensamiento, nuestras categorías de análisis. Está muy abstracto, pero voy a algo con esto. Estamos ahorita trabados, por ejemplo, a nivel nacional en un debate sobre la distinción entre seguridad nacional y seguridad pública y el concepto de seguridad interior como híbrido incomodo, como puente entre la seguridad nacional y la seguridad pública. Y uno de los puntos que más me llama la atención de ese debate es que una sola persona o un solo grupo, si lo quieren ver, para no

personalizarlo, en realidad puede ser simultáneamente una amenaza de seguridad nacional y de seguridad pública. ¿Por qué no? En vez de decir un grupo de narcotraficantes, puede estar cometiendo extorsiones que son del fuero común y que son un delito y ya, y puede estar también impidiendo la existencia continua de las instituciones del Estado en un territorio. Al mismo tiempo, de hecho, normalmente si el grupo es eficiente está haciendo las dos cosas, tiene que hacerlas para ser competitivo. Entonces, la distinción que tenemos entre Seguridad Nacional y Seguridad Pública, se vuelve difusa, difícil, complicada. Sabemos que esos límites son los que nos obligan a repensar las cosas. Pienso mucho también en el caso de hacer una evaluación que se estaba haciendo en Honduras, que realizó UNSAID y una de las especialistas que estaba haciendo la evaluación en Honduras, estaban trabajando con justamente planeación terciaria con jóvenes que hoy están en conflicto con la ley y estos chavos también para mí me representan una barrera, una delgada línea roja muy tenue que se borra también, y eso es lo que hemos estado hablando, es decir, estamos hablando de criminales, no hay debate, es decir, son menores de edad, entonces no les llamamos criminales, pero cometieron delitos, algunos de ellos muy graves. Y al mismo tiempo gente dentro de su red y dentro círculo no cometió delitos tan graves y si los tratamos igual que a los criminales duros, porque son relativamente criminales duros, están en la misma pandilla, es decir, consumían las mismas drogas, quizá compartieron alguna novia y, sin embargo, la aproximación hacia uno y hacia otra tiene que ser completamente distinta. Es decir, son simultáneamente jóvenes a los que debemos, a los que el estado tiene la obligación de rehabilitar y reinsertar y también son simultáneamente amenazas sociales. Son las dos cosas, porque tienen que serlo. Así como hablábamos de la falsa distinción entre Seguridad Nacional y Seguridad Pública en algunos casos, en esos casos las amenazas a la

sociedad y los jóvenes a los que debemos de reinsertar muchísimas veces tienden a ser la misma persona también. Es un caso límite. Cuando hablamos de ser precisos y utilizar laser y la evidencia, lo que quiero poner sobre la mesa ya a manera de conclusión es, ningún enfoque que desarrollemos, ninguna métrica que desarrollemos, ninguna evaluación que hagamos va a tener sentido si no podemos lidiar con estos casos límites de manera eficiente y consistentemente. Esos no son la excepción. Todo lo que trabajamos son terrenos grises en esta materia. Muchas gracias. Adrián Alcalá Méndez: Muchas gracias, Jaime. A continuación, cedemos el uso de la palabra a Enrique Betancourt. Únicamente a manera de síntesis, de lo que nos compartió durante estas dos intervenciones previas, habló, si logramos la reducción en la inseguridad se abrirá el terreno para hacer cosas más inteligentes en materia de prevención del delito; también querer trabajar en conceptos muy amplios en la prevención, como seguridad o delito nos hace un poco menos efectivos o nos hace más efectivos, dicho de otra manera. También un dato muy duro, que el 0.06 por ciento de la población es responsable del 76 por ciento de los delitos. Finalmente, que la política de seguridad evolucione con indicadores para tener un estado más fuerte y enfocarse en los territorios donde el 0.06 por ciento de la población es quien comete delitos. Adelante, por favor. Conclusiones hasta por tres minutos. Enrique Betancourt: Muchas gracias. Parto de una estadística que ya daba el Subsecretario respecto a la violencia en Honduras y la comparativa con México, y me refiero justo a una gráfica que utilizábamos en la administración de Calderón para

tratar de enfocar este esfuerzo que a veces tenía que ver con la seguridad. Es un problema del país y hay que atenderlo en todos lados. Pero estas cifras por impactantes que sean, por altas que se sienta una tasa de homicidio de 84, la quiero caricaturizar o de alguna forma graficar sin elementos visuales para ustedes con la siguiente reflexión. Ubiquémonos en 2010 en México, y cuando teníamos una tasa de homicidios de 17 homicidios por cada 100 mil habitantes. En ese entonces presentaba yo una diapositiva donde mostraba que México tenía 17, que Honduras tenía 90, que El Salvador tenía 80, que Guatemala tenía 64; que Colombia, que era vendido como el gran éxito, tenía 34; que Brasil tenía 30, y entonces esa primer gráfica lo primero que provocaba, yo siendo funcionario público, era una reacción como diciendo: ya viene a decirnos que no estamos tan mal. Y efectivamente la presentaba, porque decía esta gráfica tiene un gran valor para aquel que quiere consumir información en general. O sea, aquel que quiere saber cómo está México en tabla esta gráfica le puede servir, pero no le sirve al tipo que está en México queriendo solucionar el problema, porque el problema de Honduras es el problema de Honduras. Él tiene un problema en México, vamos a ver cómo se ve el problema en México, sabiendo lo que sabemos. Entonces si sabemos que la violencia se concentra en ciertos territorios, vamos a ver cómo se concentra la violencia, por ejemplo, en Ciudad Juárez o en Chihuahua. Entonces la tasa de homicidios en Chihuahua, a ver, la primer variable no era ésa. La primera variable era vamos a ver cómo se concentra la violencia en jóvenes varones, porque sabemos que se concentra ahí la tasa de homicidios. Bueno, si yo soy varón y joven y vivo en México la tasa de homicidios que me aplica en 2010 en México no es de 17 homicidios por cada 100 mil, es de 45. Entonces ya estoy, ya vivo en Guatemala. No solamente soy mexicano, sino vivo en un estado de la República, vivo en Chihuahua y soy varón y soy joven. La tasa de homicidios que me aplica se sube a 154 homicidios por cada 100 mil habitantes, ya rebasé a Honduras. No solamente vivo en Chihuahua estado, sino vivo en Ciudad Juárez, la tasa de homicidios por ser joven, varón y vivir en Ciudad Juárez se va a 350 homicidios por cada 100 mil habitantes.

No he dicho todavía, porque no tengo esos datos para sacar esas diferencias. Estos son datos reales. No tenemos datos para saber cuál es la tasa de homicidios, por ejemplo, para un joven varón que vive en Ciudad Juárez en 2010, que no acabó la primaria y que forma parte de alguna de las pandillas. Pero sí existen esos datos en Estados Unidos, donde, ojo, la tasa de homicidios en Estados Unidos es de cinco por cada 100 mil habitantes, no es 17. Para aquellos que pertenecen a los grupos de pandillas duros de Chicago, la tasa de homicidios para esos individuos es de tres mil homicidios por cada 100 mil habitantes. Entonces la pregunta, si hacemos la diferencia, tendría, este chico metido en lo peor de lo peor en la ciudad más complicada, en el momento más complicado tendría una tasa de homicidios altísima, no he hecho el cálculo, pero arriba de cinco mil, seis mil homicidios por cada 100 mil habitantes. La pregunta que hacíamos con estas diapositivas, y aquí termino, es: para qué diseñamos la política pública. Diseñamos una política pública que atiende como marco de referencia el 17, ese es el promedio del país. O nos enfocamos en una política pública que atienda a esta concentración altísima y la respuesta es muy obvia. Si tú te enfocas en este grupo, porque aparte ya hablamos mucho aquí de, yo creo que el tema de recursos financieros en México no es un problema tan grave, sobre todo trabajando mucho en Honduras, en Guatemala, se los puedo decir, sí hay recursos que son limitados. El capital político es limitado, el capital humano en este país sigue siendo muy limitado, ¿entonces en dónde enfocamos ese capital político, dónde enfocamos ese capital humano o dónde enfocamos ese capital financiero? En resolver una tasa de 17 o en estos momentos críticos del problema. Con esa reflexión término, una pequeñísima más, una invitación a que cuando haya estos foros tengamos policías sentados en la mesa, de pronto actores del sistema justicia, cuando no tenemos esto se siente como un foro otra vez de medicinas sin doctores, entonces todos somos amateurs. Adrián Alcalá Méndez: Muchas gracias, Enrique.

Tomamos nota de la sugerencia, lo cual es sin duda muy atinada, serie muy deseable. A continuación cedemos el uso de la palabra a Azucena Cháidez, a quien muy brevemente nos habló de la prevención, ha probado que es capaz de construir mejores comunidades, más seguras y también de prevenir el delito, las políticas deben de garantizar derechos fundamentales de toda la sociedad, si las políticas de prevención no tienen un cambio no se podrá evaluar con éxito y responderán a objetivos, seguirán respondiendo a objetivos políticos. Adelante, por favor, Azucena, si es tan amable. Azucena Cháidez: Muchas gracias. Para cerrar yo quisiera preguntarnos ¿por qué los esfuerzos de prevención se han concentrado de manera prioritaria en las escuelas?, porque finalmente es el área donde hay muchas más políticas de prevención funcionando, ¿por qué se han enfocado en los jóvenes? Finalmente creo que hay dos respuestas que son clave, una es porque finalmente es donde se conjuntan el mayor número de factores de riesgo para entrar, aun si no son jóvenes violentos todavía, es donde más se concentran estos factores, y dos, porque tenemos que pensar en el largo plazo. Una política de prevención, como lo dije al inicio de mi intervención y reitero, no puede darse de manera aislada, no puede darse sin el resto de la política de seguridad, sin la actuación policial, sin la disuasión que genera el tener buenos elementos policiacos, sin todo lo que implica toda este andamiaje institucional. Sin embargo, no podemos pensar en políticas de prevención que van a dar resultado en este sexenio o en el siguiente sexenio, así no funcionan tampoco las políticas de prevención, esa es una de las razones por las que se enfocan principalmente en jóvenes, porque finalmente se está buscando que se haga un cambio conductual, que se genere un cambio en la forma en que esta gente empieza a ver la vida, cómo es que se relacionan con el otro, qué empatía generan con el otro.

Y la principal problemática que enfrentamos hoy en nuestro país es justamente que esa visión a largo plazo nos está faltando, se empiezan los sexenios con un compromiso sólido frente, con la prevención, pero lo que tenemos en la realidad y en el presupuesto es que eso no se ve reflejado ahí. Entonces, la evidencia, que es con lo que quiero cerrar esta parte, la evidencia de que esto funciona tampoco la va a generar si no le damos una prioridad a largo plazo a las políticas integrales de seguridad, y para eso necesitamos ir generando información ya sea a favor o en contra de las políticas existentes, a pesar de que entiendo que nadie va a decir que su política es fallida, necesitamos también esa información de aquellas políticas que no están funcionando, porque si no, no vamos a poder nunca generar políticas integrales que nos permitan llegar realmente al objetivo de tener una sociedad, un gobierno que realmente respete y garantice libertades y derechos. Entonces, ¿finalmente cuál es el foco de la prevención, cuál es el foco de las políticas de seguridad? Es ese, finalmente, como bien dice Enrique, cuando estás en un foro de médicos, no te estás enfocando en las medicinas, te estás enfocando en la enfermedad. Pero finalmente el objetivo es tener gente sana, es lo mismo que tenemos acá. ¿Cuál es el objetivo que tenemos con estas políticas de seguridad? Tener una sociedad donde se garanticen libertades y derechos; si no podemos llegar ahí y si únicamente estamos buscando el paliativo, que para eso sirven muy bien estas políticas punitivas que han sido predominantes en los últimos años, nos estamos quedando cortos y finalmente sin información, sin evidencia, no vamos a poder generar políticas públicas sólidas que realmente nos ayudan a resolver de fondo el problema. La prevención finalmente eso es lo que tiene, que busca atender los factores de riesgo, busca atender cuáles son los orígenes que dan como resultado la situación a la que llegamos. Si no vamos de la par con las dos cosas, va a ser muy difícil que el problema que tenemos de seguridad actualmente se resuelva. A lo

mejor logramos disminuir los delitos en el corto plazo, y qué va a pasar si no hubo una prevención también. Vamos a regresar en un círculo vicioso en donde finalmente no se rompe; tenemos que buscar romperlo y para eso sirve el tema de la prevención. Los esfuerzos que han sido, digamos, más evaluados en donde organismos internacionales incluso ponen recursos para que sean sus recursos y no únicamente los de la Federación los que se utilizan en ello. Donde mayormente está sucediendo esto, es en temas educativos, en el área educativa, en jóvenes, jóvenes en riesgo. ¿Por qué? Porque tenemos que pensar en el largo plazo. No podemos quedarnos únicamente con la visión del año y medio que le queda a esta Administración, porque el problema no va a durar año y medio nada más, tenemos un problema de mucho más largo alcance. Entonces, ¿cómo lo resolvemos? Tenemos que entrar a las razones de fondo, no únicamente a detener lo que está sucediendo actualmente. Creo que ese debiera ser el foco de los presupuestos también que se utilicen en materias de seguridad. Y con eso quiero cerrar, muchísimas gracias. Adrián Alcalá Méndez: Muchas gracias, Azucena. Bien, a continuación, cedemos en esta última intervención, antes de pasar a la ronda de preguntas y respuestas, el uso de la palabra a Alberto Begné, que, como experto en el tema de acceso a la información, para quien no sepa, fue Secretario Ejecutivo del entonces IFAI. Alberto hizo referencia a que la información es indispensable para cualquier política pública. También hizo referencia a que todo Estado debe asumir la responsabilidad de aplicar políticas de prevención y detección y atención al delito; destacó que una política pública de prevención no se

puede medir en razón del índice delictivo donde se aplica, es necesario separar la violencia de la delincuencia para hablar de acciones de prevención. Adelante, por favor. Alberto Begné Guerra: Muchas gracias. Y bueno, pues sí, efectivamente, tuve el privilegio de ser Secretario Ejecutivo de este Instituto en sus inicios y me da siempre especial gusto estar aquí. Quiero destacar dos o tres cosas sobre el tema de la información para cerrar. Uno, efectivamente, esto tiene que focalizarse en esa proporción de la población tan pequeña que es la que más incurre en violencia y delincuencia. No estamos hablando de una mayoría, al contrario, estamos hablando de una minoría realmente o casi microscópica, que está entre las 250 mil personas privadas de su libertad, adultos, los 17 mil jóvenes adolescentes en conflicto con la Ley, de los cuales 2 mil están privados de su libertad, están con medidas de internamiento. Y en todos estos grupos especialmente vulnerables que se concentran en los 247 polígonos que reúnen mayor incidencia de violencia o delincuencia y tienen mayor densidad demográfica, ahí es donde hay que concentrar, hay que ser consistentes, focalizados, dar seguimiento, evaluar y tener indicadores puntuales. Estamos avanzando en otros frentes y esto me parece indispensable por lo que decía ahora Azucena. Hay que lograr que se vuelva una política de estado que trascienda y uno de los componentes es que la sociedad se la apropie. Es decir, que realmente haya apropiación social de esta política pública. El segundo semestre del año pasado trabajamos en esto, el Consejo Nacional de Seguridad Pública aprobó un acuerdo para crear comisiones Ciudadanas de Evaluación y Apoyo a la Política Pública de Prevención, con funciones, facultades vinculantes para autoridades federales, estatales y municipales respecto al ejercicio de cualquier recurso destinado a la prevención.

Celebramos convenio con organismos empresariales, a través del Consejo Coordinador Empresarial, con universidades a través de ANUIES, con organizaciones de la sociedad en todos los estados y en el transcurso del mes de mayo quedarán instaladas, ya están en el Diario Oficial los lineamientos, estas 32 comisiones integradas por organizaciones de la sociedad, instituciones de educación superior y organismos empresariales, con una duración en su encargo que trasciende al Gobierno Federal y trasciende también a administraciones estatales o municipales creemos que eso es importante. También hemos seguido generando información que es útil. Trabajamos con INEGI y en los próximos días se subirá como una capa más del Mapa Digital de México un estudio sobre la lectura funcional de los polígonos de más alta incidencia delictiva. Y cuando hablamos de lectura funcional de los polígonos, como cuando hablamos de lectura funcional del territorio, es entenderlos más allá de los datos duros o de la estática de un centro urbano, es cómo funciona. ¿Por qué en esos lugares se concentra más violencia y delincuencia? ¿Qué trayecto hacen las personas que viven en una unidad habitacional a la escuela? ¿Dónde hay hospital? ¿Qué espacios recreativos hay? ¿Cómo están los indicadores de empleo, de deserción? Todo eso como una capa de información específica que podemos llegar a desagregar incluso por manzana. Entonces, eso estará en muy pocos días a plena disposición del público, creo que es un elemento útil y que me parece nos va a permitir entender también qué barbaridades de políticas públicas hemos hecho en otros frentes. Es decir, lo que se hizo en los últimos años, y de verdad no quiero señalar ninguna administración en particular, lo que se hizo en los últimos años en materia de política de vivienda, de hacer desarrollos de unidades habitacionales en medio de la nada, porque era el mejor negocio para los desarrolladores, porque ahí el terrenos les costaba cero pesos y no les importaba si había equipamientos, servicios, infraestructuras, etcétera, ha agravado todavía más nuestros problemas de ruptura de tejido social y tenemos una cantidad de unidades

habitacionales abandonadas, casas tomadas por grupos delictivos, desde narcos, hasta bandas locales. Esos son temas que nos deben llevar entonces hablando de información y de experiencias a aprovecharla al máximo, no cometer los mismos errores. Y creo que con estos y otros muchos elementos que han aportado instituciones académicas, organizaciones de la sociedad vamos teniendo cada vez más densidad y calidad de información. Insisto, me parece que hay que avanzar, ya se ha avanzado, pero nos hace falta mucho más en cómo medimos, valoramos esa información, para que no sea motivo de polémica y de disputa y de guerras de cifras, sino para que nos sirva realmente desde la perspectiva de una política pública. Muchas gracias. Adrián Alcalá Méndez: Pasamos ahora a la ronda de respuestas. Ya han formulado algunas preguntas el público. Ya tienen los panelistas sus respectivas preguntas. Por favor, hasta por un minuto, en el mismo orden expositivo. Adelante. Jaime López: La pregunta de Ángel la voy a personalizar porque es muy específica. Te voy a mandar un correo para pasarte una copia del libro. Muchas gracias. La otra pregunta, si la inversión a educación y menores, perdón, y mejores salarios ayudaría a la reducción de la inseguridad y los delitos, a su vez reduciría la inversión en los cuerpos policiacos que ofrecen, ahora sí que tienen la educación y salarios bajos. La primera respuesta rápida es: sí, por supuesto. No quiero ser sarcástico al respecto, pro obviamente si la sociedad estuviera en un mejor lugar todo estaría mejor. Es decir, la aspiración general, y eso es de lo que estamos hablando de que si todos tuviéramos mejores salarios y mejores niveles educativos, pues todo sería muy apreciable.

Pero creo que, y eso es un punto recurrente de la mesa con la que yo estoy de acuerdo, no estamos hablando de la sociedad mexicana o del país, estamos hablando de un grupo de víctimas y ofensores, el de víctimas desafortunadamente es mucho más grande. Pero el de ofensores es muy pequeño. Esto es muy importante tomarlo en cuenta, es decir, hay una barrera que de pronto, también como les decía, es la que hay entre la seguridad nacional y la seguridad interior, entre el joven en conflicto rehabilitable y la amenaza a la sociedad. Hay otra barrera también que es bien sutil, y también se pierde muchísimo de vista, y se cruza todo el tiempo, entre el desarrollo social y la polarización social del delito. No son la misma cosa. Se parecen mucho. Se parecen tanto que también, voy a seguir el ejemplo del Subsecretario, no voy a señalar a nadie en particular, pero de pronto uno se encuentra con proyectos ejecutados con planeación social que uno dice: esto es desarrollo social. De pronto se abre un presupuesto de cientos de miles de millones de pesos para prevención, y uno lo mira y uno dice: a ver, esto incluye los sueldos de los profesores; esto incluye los sueldos de los médicos del Sistema de Salud; esto es desarrollo social, esto no es prevención social; mantenimiento de la escuela, es decir, no que nada de eso no sea necesario, nada más tiene otras funciones y otros fines. ¿Y contribuye de manera indirecta a la prevención? Sí, por supuesto. Es decir, si la escuela no se está cayendo a pedazos, eso es indudablemente positivo, pero no es el énfasis específico del láser que hemos estado discutiendo y no tiene teoría de pacto más allá de la de: ah, claro, alfabetización, índices de competencia laborales, etcétera. Entonces es muy importante esto. Por eso, insisto, es decir, el fin de toda política pública es que por supuesto es mejor en las condiciones de vida de la gente, de eso no hay duda. Pero a nivel de teoría e impacto eso no sirve en lo absoluto. Es decir, si todos queremos que la gente esté mejor, pero necesitamos hablar muy específicamente, como ya lo han estado haciendo en estas mesas, queremos que Fulano, que es este joven en particular, riesgo con estas características no muera, y

luego que tenga una serie de oportunidades, así a ese nivel casi lo tenemos que llevar, porque yo creo que sí podemos ponerle nombre a estas alturas del partido. ¿Estamos hablando de decenas de miles? No. Ni siquiera de decenas de miles. O sea, el grupo más rudo de todo esto, estamos hablando de no más de 20 mil personas en el país. ¿El Estado mexicano les puede poner nombre, y puede darle seguimiento personalizado? Sí. A algunos no les va a gustar, por cierto, que les den seguimiento personalizado; pero d que se puede, se puede. A ese nivel tenemos ya que estar trabajando y tenemos sí, por supuesto, que seguir bombeando el desarrollo social económico, eso no hay duda, nada más no hay que confundir para qué nos va a servir eso, eso nos va a servir para otras cosas, también esas posibilidades también son necesarias. Muchas gracias. Adrián Alcalá Méndez: Muchas gracias. Enrique Betancourt: Mis preguntas se las quedó Jaime. Adrián Alcalá Méndez: Por favor, Azucena, si eres tan amable. Azucena Cháidez: Bueno, para responder a las dos preguntas que me hacen, una es cuestionando en sí a las políticas de prevención, éstas son realmente para prevención de un problema o son para que un problema que ya está presentándose no se haga más grande. Yo creo que las políticas de prevención tienen un poco de todo, Sandra, un poco, un tema es identificar, por eso la importancia de focalizar, que ha señalado tanto el Subsecretario. Es muy importante tener claridad de en qué áreas geográficas, en qué grupos poblacionales es donde se está concentrando tanto los factores de riesgo como la violencia que ya existe y quién está siendo víctima de violencia para poder enfocar las políticas de prevención.

Es decir, tenemos un componente de qué es lo que ya está sucediendo, dónde ya está la violencia y cómo podemos prevenir que siga creciendo, pero también hay un componte de dónde existen todos estos factores de riesgo, potencialmente sabemos que se puede convertir en foco rojo, aunque no lo sea todavía, y entonces también ahí debieran enfocarse estas políticas de prevención. Entonces, pues el tema es encontrar un equilibrio entre ambas. Por otro lado, la siguiente pregunta es: ¿Qué propuesta hay entonces para el eficiente gasto en seguridad que no dependa de un momento político o de la situación que se vive geográficamente ya que ambas son evolutivas, dinámicas y en constante cambio? Desde mi perspectiva de la opción que se tiene aquí es pues hacer diagnósticos locales efectivos, porque finalmente eso nos ayudará a identificar geográficamente con grupos poblacionales específicos cuáles son los problemas que se están enfrentando y estos diagnósticos no tienen por qué ser permanentes, no es que hoy se hizo un diagnóstico y en diez años se sigue trabajando con base en ese diagnóstico, eso no debiera suceder. Lo que debiera suceder es estas políticas públicas integrales en seguridad o en cualquier otra materia, en donde se hace una evaluación constante de qué está sucediendo y entonces evolucionar justo a identificar otros ámbitos geográficos o poblacionales en donde se esté gestando este tipo de problemas para atenderlos también. Entonces, debieran ser, las políticas públicas no pueden ser una cosa, no pueden ser letra muerta, tienen que estar vivas, tienen que responder a las necesidades específicas que tiene la población, pero no pueden sólo responder a momentos específicos. Entonces, cuando se planea en el largo plazo lo que se tendría que poder hacer es generar sí a partir de necesidades específicas que se identifican ahora pero con revisiones, para eso sirven las evaluaciones también, para generar evidencia de dónde estamos mejorando, dónde seguimos teniendo un problema, qué áreas puede atenderse posteriormente, pero tiene que ser algo vivo, no puede ser algo estático, no podemos tener una política pública de hace 50 años funcionando igual al día de hoy, por supuesto que no, eso no va a funcionar, ¿por

qué? Porque somos otra sociedad a la que era entonces, y eso aplica en cualquier ámbito, no sólo en el de seguridad. Entonces, ya para cerrar, pues nada más estoy de acuerdo con los compañeros, por supuesto, hay prioridades y hay que atender específicamente aquellas dinámicas que reclaman que se salven vidas, por supuesto, pero la prevención no está peleada con eso, la prevención de verdad no está peleada con esto y justo todos esos programas, por eso les ponía el ejemplo de los programas educativos, porque finalmente lo que buscan esos programas es evitar que los jóvenes dejen la escuela, evitar que los jóvenes, las niñas se embaracen, evitar que se unan a las pandillas, esos son factores de riesgo que se atienden desde la prevención y que a lo mejor no vemos que están salvando vida de inmediato, pero eventualmente sí lo es, eventualmente sí lo genera. Entonces, pues eso. Muchas gracias. Adrián Alcalá Méndez: Gracias, Azucena. Por favor, don Alberto. Alberto Begné Guerra: Muchas gracias. Me preguntan si a la fecha existen políticas públicas en materia de prevención en seguridad que pretenda la actual administración que trasciendan al próximo sexenio. Si es el caso ¿cuál es? Y la otra pregunta se relaciona: ¿cuál debería ser la apuesta del gobierno del Presidente Peña Nieto hacia el final del sexenio? Entonces, voy a tratar de responderlas juntas. La instrucción que recibí con mi designación fue fortalecer, extender, consolidar todos los vínculos de la Subsecretaría, con la sociedad, con las instituciones académicas, con los organismos empresariales, con los organismos internacionales, para darle sostenibilidad, solvencia a esta política pública, y lograr su sostenibilidad, su trascendencia y la apuesta del Presidente Peña Nieto es esa.

El Presidente lo que quiere es que esto quede como una política pública de Estado, que se pueda abrir, que sea cada vez más transparente, y que, en consecuencia, pueda ser perfectamente continuada, con los ajustes, matices que deba tener por cualquier otra administración, sea del partido que sea. Y de los programas que están dentro de esta política pública, que deseamos que trasciendan, pues están precisamente aquellos orientados a atender a los grupos más vulnerables. Y estamos especialmente apostando a este año por una red que construimos, empezamos a construir el año pasado, que se llama jóvenes por jóvenes, una Red Nacional para la Prevención Social de la Violencia, que estamos trabajando, empezamos con dirigentes estudiantiles, consejeros universitarios de 23 universidades públicos, lo estamos trabajando ya con universidades privadas, con el apoyo de las propias autoridades académicas, lo estamos extendiendo a educación media superior, no solo con las universidades, sino vamos a empezar con CONALEP y con los CETIS y estamos tratando de incidir en esos segmentos de la población, para de ahí irnos a los grupos de jóvenes en condiciones de mayor vulnerabilidad. Estamos con otro programa trabajando con el BID, con CONAVIM, para una red de hogares seguros para las mujeres, porque de verdad es un asunto que se ha vuelto inaceptable, inquietante, cómo ha aumentado la violencia en los hogares contra las mujeres. Estamos con el tema de las comisiones, que sean comisiones que funcionen realmente, que tengan soporte técnico, que tengan apoyo. Los centros que se construyeron o rehabilitaron, con cuatro años de subsidio PRONAPRED, de subsidio a estados y municipios, le estamos dando integralidad, que realmente funcionen con procesos terapéuticos, procesos de mediación comunitaria, con actividades productivas. Esto es clave, tenemos ahí experiencias muy positivas de proyectos productivos de jóvenes que hizo una organización en la Laguna que se llama Laguna Innovadora, que permitió que de más de 600 proyectos productivos de jóvenes, con un poco de asesoría, acompañamiento, 136 lograran el financiamiento y hoy sean proyectos productivos en marcha, sean reales y así podría enumerar otros de los 10 proyectos que

definimos como prioritarios este año, pero la idea es que trasciendan esos proyectos, trasciendan esos programas, pero sobre todo a través de lo que se ha comentado aquí, que es la apropiación social, ciudadana de esta política pública, para su sostenibilidad en el mediano y largo plazo. Muchas gracias. Adrián Alcalá Méndez: Muchas gracias a la panelista y a los panelistas por estas interesantes reflexiones que dejamos sobre la mesa. Por supuesto, también al público que nos acompaña aquí en el Auditorio Alonso Lujambio y también a quienes nos siguen vía internet. Con lo anterior, damos por concluido este panel, este tercer panel, no sin antes darles un merecido aplauso a la y a los panelistas, por favor. También quiero entregarles un reconocimiento a la panelista y los panelistas. Muchísimas gracias. --o0o--