Cinema Verité

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5/20/2018 CinemaVerit-slidepdf.com http://slidepdf.com/reader/full/cinema-verite-56181d9416128 1/7 Cinema verité El actor se proyecta más allá de sí mismo bajo la forma del  personaje que quiere aparentar; le presta su cuerpo, su  figura, su voz… lo penetra de sentimientos y pasiones que no tiene Robert Bresson Sobre todo porque el escenario era real y no había que acostumbrarse a los falseados decorados interiores o exteriores, según, Marisa disfrutaba del rodaje entre cigarrillos que le agriaban la garganta y las manos, almuerzos de café con leche releyendo el guion o acatando indicaciones del director, que por lo demás era un tipo raro, siempre gomina y cigarro saliéndole de entre los dientes. La toma siguiente fue la de la escapada. Libia (Marisa) huía de Poli (Humberto) que quería, claro, asesinarla. En el andén la cámara la siguió mientras ella rumbeaba casi sin rumbo hacia uno de las puertas del tren, el vestido de verano y el peinado dándole aires de Catherine Deneuve o Gena Rowlands pero siempre manteniendo una estética particularmente argentina que el director buscaba hacer lucir y relucir. Corte y descanso. Marisa algo agotada pidió café luego de que el director le exigiera meterse un poco más en el papel, puesto que se notaba a kilómetros el fingimiento, una especie de desnaturalizada naturalidad que un poco le impedía las tomas que buscaba caprichosamente, y a Marisa le divertía un poco que el director buscara tomas a lo Polanski, que por lo demás le resultaban mediocres. De modo que procuró abandonar hasta el final del rodaje a Marisa y ser Libia, de ventipico y más o menos, o más que menos, suburbana aunque sin afectaciones ni ligerezas. Humberto cordialmente le había acercado el café, y ofreció un cigarrillo mientras comentaba que el director estaba pajarracamente obsesionado con el realismo, y también a él le había pedido que se hundiera en el personaje, puesto que ser Poli no era solamente actuación.  Ah, qué tipo, pero fijate,

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Cinema verit

El actor se proyecta ms all de s mismo bajo la forma del personaje que quiere aparentar; le presta su cuerpo, su figura, su voz lo penetra de sentimientos y pasiones que no tieneRobert Bresson

Sobre todo porque el escenario era real y no haba que acostumbrarse a los falseados decorados interiores o exteriores, segn, Marisa disfrutaba del rodaje entre cigarrillos que le agriaban la garganta y las manos, almuerzos de caf con leche releyendo el guion o acatando indicaciones del director, que por lo dems era un tipo raro, siempre gomina y cigarro salindole de entre los dientes. La toma siguiente fue la de la escapada. Libia (Marisa) hua de Poli (Humberto) que quera, claro, asesinarla. En el andn la cmara la sigui mientras ella rumbeaba casi sin rumbo hacia uno de las puertas del tren, el vestido de verano y el peinado dndole aires de Catherine Deneuve o Gena Rowlands pero siempre manteniendo una esttica particularmente argentina que el director buscaba hacer lucir y relucir. Corte y descanso. Marisa algo agotada pidi caf luego de que el director le exigiera meterse un poco ms en el papel, puesto que se notaba a kilmetros el fingimiento, una especie de desnaturalizada naturalidad que un poco le impeda las tomas que buscaba caprichosamente, y a Marisa le diverta un poco que el director buscara tomas a lo Polanski, que por lo dems le resultaban mediocres.De modo que procur abandonar hasta el final del rodaje a Marisa y ser Libia, de ventipico y ms o menos, o ms que menos, suburbana aunque sin afectaciones ni ligerezas. Humberto cordialmente le haba acercado el caf, y ofreci un cigarrillo mientras comentaba que el director estaba pajarracamente obsesionado con el realismo, y tambin a l le haba pedido que se hundiera en el personaje, puesto que ser Poli no era solamente actuacin. Ah, qu tipo, pero fijate, esta Libia ya me cae bien, dijo Marisa, a lo mejor me acostumbre. Aunque era su primera pelcula Marisa pareca muy tranquila en el set abarrotado de annimos iluminadores, decoradores, cables y cmaras, los extras siempre tan ajenos y casi nadie con quien conversar salvo Humberto que cada vez iba ajustndose a Poli y a su carcter hurao y melanclicamente oscuro.

[Escena melodramtica en la habitacin de Poli.] Dejme, dejme, Poli, quiero irme. Poli presionaba los dos brazos de Libia, sofocada de humo y aroma de sangre que se colaba desde el bao. Entonces la cmara buscaba entablar un dilogo con Libia pero sta siempre hua como prefiriendo la monolgica imagen de ella misma, escondiendo la cabeza en los hombros de Poli mientras l trataba de retenerla en base a arrumacos entreverados con insultos de barrio, llenndola de humo, dicindole Ah, Libia, decs que te vas y despus me das pjaros moribundos que dejs caer, se rea estpidamente, de tu boca, esas pequeas alas siempre rotas, cmara y mujer en una pelea fuera de tiempos, en ngulos destrozndose y Poli siempre buscando cubrir a Libia. Ests loco, Poli, ests enfermo, Libia fue hacia la ventana y amenazaba con avisar a la polica, pero saba de sobra que no podra hacerlo porque Poli y todo ese amor que le rebasaba el estmago; haba notado algo de no falseado en toda la secuencia, como si realmente Poli y la muerte en el bao y ella, claro, resistiendo pero siempre en su lugar, ayudando a Poli (ayudndolo a qu); y el director dejaba que siguieran su improvisacin pattica, el juego ciclpeo de mujer y ojo en un dilogo siempre abrindose para cerrarse al final, sin posibilidades de rplicas o planos precisos. Corte, da de rodaje terminado. Perfecto, perfecto, dijo el director.Despus del rodaje Marisa y Humberto conversaban sobre Godard y Truffaut, de la adaptacin de Bodas de sangre dirigida por Saura. Le haba invitado unos tragos a la salida del set, y Marisa acept sin muchos escrpulos, al fin de cuentas estaban transitoria e inexorablemente condenados a verse todos los das, de manera que un poco para crear lazos y dems convenciones se dejaban llevar tranquilamente en descansos y camerinos. Entre otros se mezclaban Shakespeare y Bresson en dialcticas anacrnicamente divertidas, o Hitchcock en una disputa con Woody Allen o Poe, heterogeneidades de t con miel y pan tostado y cognac.Sabs qu es lo ms triste de rodar dijo Marisa, bueno no s si triste pero en ese ritmo, digamos.Humberto la escuchaba al otro lado de la mesa mientras sorba su coac, anticipando los movimientos de Marisa (de Libia). Creo que es lo de volver a las costumbres continu Marisa (Libia) , o sea, ensartarse en los moldes consabidos, saber que el portero estar con su cara de perro viejo en el mismo lugar, la sopa a la misma hora, las luces siempre encendindose como por inercia, etctera. En cambio ac una puede dejar de ser algo ms que lo mismo. Eso.Humberto encendi en cigarrillo, asenta oscuramente a lo que Marisa deca. No supo cundo empez a tramarse la idea, fue como comenzar bruscamente a entrar en territorios que no les pertenecan, aunque de alguna imprecisa manera estaban ya como sumergidos desde haca tiempo, pero Marisa supo vagamente que convena abandonarse a eso que de pronto era como una tcita aceptacin, un pacto en puntas de pie y no obstante evidente; Humberto la miraba cmplicemente detrs de su cognac, y comprenda la aceptacin quieta y hermosa de Marisa que entraba en el juego, en la incipiente recreacin de las escenas y los dilogos, siempre improvisando (jugando), al margen de directores y cmaras y maquillajes.Shakespeare tena ms nocin de cine que este director dijo Marisa.Terminaba otro da de rodaje, en una de las escenas haban dialogado pero ocultndose de las cmaras, susurrndose las indicaciones, los escenarios donde actuaran sus papeles, ambos ansiosos y famlicos, y la cmara se debata peligrosamente entre planos mviles y huidizas lamentaciones por lograr las tomas delicadamente, y el director despotricando, desbocado de puteadas y felicitando y cigarrillos.El puente no quedaba lejos del ltimo set (set siempre improvisado, realismo, capricho del director, etcteras), de manera que acordaron encontrarse all. El guion deca Encuentro aparentemente casual en el puente (a decisin del director). Dilogos. Noche cerrada. Libia de negro. Poli con algunas copas encima y otras resbalndole por el sobretodo, tambin negro, pero Libia no poda acatar todas las arbitrariedades del guion puesto que se trataba de su mise en scne, su juego el cual podan acomodarlo a su manera, y as optar por los ordenamientos y los gestos, detalles casi mnimos.Dentro de su sobretodo Poli llegaba tambalendose y la noche era como un gran espejo donde podan vivir sin ms, jugar sus pequeas vidas entre duelos actorales y bares, espejo-noche donde Libia y Poli y un puente de encuentro. Apoyada en el parapeto Libia vea el ro que desfilaba abajo llevndose ramas y bolsas y un preservativo, qu escenario, pens al tiempo que una mano le cruzaba la cara (pero le pegaban a Libia no a Marisa), Poli tufoso de vodka se ergua como un rbol negro frente a Libia y su mano pequea repasando el exacto cachetazo ardoroso. Poli, sos vos, pens queAh, y yo pens que ibas a esperarme en casa, pff, vos siempre escondindote y escondindote mal, Libia. Sabs que de alguna manera te voy a encontrar, aunque te arrojs al ro, Ofelia ma, aunque te arrojs al mismsimo ro.Tirarme al ro qu ocurrencias, qu sonso. Mir, vamos a casa, hace fro y no me abrigu, dale, Poli, vamos.Todo iba ocurrindoles por lo dems bastante bien, salvo detalles pero siempre mnimos, se felicitaron por el buen desarrollo de la escena cuando caminaban rumbo al departamento de Libia (alquilado ese mismo da). En la habitacin ella quiso ducharse, imaginaba que Poli haba matado ya a varios tipos, a veces por diversin, a veces por encargo. Disfrutaban del asesinato, Poli ejecutndolos y Libia escuchando los relatos siempre novelizados de Poli.Vivan extemporneos, en un tiempo creado ad hoc y en todo caso limitado, puesto que en los momentos de rodaje volvan a ser Marisa y Humberto actuando sus respectivos papeles, nada ms que por guardar apariencias bajo caras que poco a poco iban siendo ajenas, ms como de otros, mscaras sobre mscaras.

[La escena en la calle. Bsqueda de Libia.] Libia caminaba mientras una cmara que no estaba, pero fcil de figurrsela, la acompaaba angularmente desde el frente, todo meditado, Poli la segua desde la otra acera, la apartaba mirndola de los dems, esa turba ciega, se deca, ganado sin rumbo, y Libia no lo notaba del todo, sin embargo algo la adverta de dos ojos, quiz los de Poli y era cmico porque en general Poli, quin ms.En la esquina se encontraron y Poli, tomndola de un brazo como a un maniqu, se la llev a un bar donde bebieron hasta el vmito para luego perderse en hoteles de paso donde hacer el amor fue olvidarse de porteros y sopas siempre sobre cronogramas pretrazados, un plano donde se cean a reglas inventadas entre cigarrillos y cervezas y puentes o escaleras, Libia olvidndose de Marisa, del tiempo Marisa que tambin era un tiempo con zapatos gastados, con sonrisas mecnicas y barro en las ojeras. De alguna manera Libia quera a Poli, y le resultaba grato escuchar cmo haba degollado al japons de avenida Laprida, o el cuchillazo en el pecho al tipo del Chevrolet, por encargo, o cuando llen de huecos al vendedor de seguros de la calle Florida; Poli siempre con fragmentos novelescos que Libia reconoca al instante. Y lo crea, es decir que para que resultara creble Poli realmente deba hacerlo, y no fingirlo o actuarlo para nadie, las reglas eran claras y saban bien, quiz demasiado, que no deban franquearlas porque s.

[Escena final. Muerte de Poli.] En un bar sobre la Pellegrini, Libia le haba sugerido que repensaran la escena, a lo mejor podran cambiarla sin mayores sacrificios, un final a lo Hollywood o cualquier cosa que diera un mejor resultado. Pero Poli se emperraba en que si el guion estaba tan claro, no se hablara ms.Poli, no seas idiota. Mir, un retoque y vers que todo se resuelve felizmente para los dos, no seas trgicamente estpido, Poli.No me vengas con melodramas, Libia replic Poli mientras la apartaba; los dos con un Jack Daniels en su historial del da. Hay que hacerlo como est en el guion Libia comenzaba a llorar. Dale, che, dej de mariconear. Caminaron un rato por la ciudad anochecida, ruidosa de perros y sirenas, y esa noche Resistencia ola a tristeza podrida, a labios rotos de escarcha. No hablaban, no hacan falta las palabras en un espacio que las destrozara por el fcil hecho de que saldran sobrando, puesto que era como querer llenar un vaso con palabras y pretender que el vaso creciera noms por ese capricho verbal que tienen esas innobles viejas mentirosas. En un paredn se detuvieron y Libia bes a Poli, se buscaron ilcitamente apoyados en roosos graffitis y lgrimas como gaviotas desterradas, sin sbanas entraron en un placer amarillo, en sus bocas el Jack Daniels justiciero y un remordimiento de cuerno de luna, ahora que saban el final, el inexorable desenlace de su pelcula, cinema verit propiamente para nadie ms que para ellos mismos.Quiz Libia no lo supo al principio, posiblemente lo decidi en el abrupto transcurso de los besos y los sexos reunindose contra el fro de la madrugada, pero oscuramente el giro final estaba resuelto, lo haba re-prensado aunque borracha con toda la sobriedad de que era capaz. Llegaron al hotel, el revlver lo llevaba Poli en el sobretodo. Claro que haba errores, y Poli los adverta casi con rencor, rabiosamente displicente respecto de la actuacin de Libia que se le antojaba ms nia miedosa, ay, Libia, Libia, venite para ac, le dijo, no seas perezosa, come on babe, Libia sala del bao en ropa interior, la actuacin segua en pie, hagamos el amor, Libia, una vez ms, Libia calladamente busc el revlver en el sobretodo, lo esconda en la espalda, caminaba hacia la ventana, apag las luces de techo, calmosa, y las del velador iluminaban quedamente a Poli, cara de pescado, Poli oh matn estpido, ahora Libia se senta ms segura, convencida de que el final sera doblemente trgico puesto que Marisa ya no y tampoco Humberto, ahora s Libia cerrara su pelcula, y era una lstima que las cmaras no filmaran cuando despus de Poli, cuando despus de Poli ella y el perfecto final doblemente marchito.