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    CONOS. Revista de Ciencias SocialesNmero 42, enero 2012Quito-Ecuador

    ISSN: 1390-1249 / CDD: 300.5 / CDU: 3 / LC: H8 .S8 F53(Vol. 16, Issue 1, January 2012)

    conos, Revista de Ciencias Sociales es una publicacin de Flacso-Ecuador. Fue fundada en 1997 con el fin de estimular una refle-xin crtica desde las ciencias sociales sobre temas de debate social, poltico, cultural y econmico del pas, la regin andina y AmrLatina en general. La revista est dirigida a la comunidad cientfica y a quienes se interesen por conocer, ampliar y profundizar, desperspectivas acadmicas, estos temas.conos se publica cuatrimestralmente en los meses de enero, mayo y septiembre.

    conos. Revista de Ciencias Sociales hace parte de las siguientes bases, catlogos e ndices: CLASE, Citas Latinoamericanas en Ciencias Sociales UNAM, Mxico.e-revist@s, Plataforma Open Access de Revistas Cientficas Espaolas y Latinoamericanas CSIC, Espaa.DIALNET Universidad de la Rioja, Espaa.DOAJ, Directory of Open Access Journal Lund University Libraries, Suecia.FLACSO-Andes FLACSO, EcuadorFuente Acadmica EBSCO Information Service, Estados Unidos.HAPI, Hispanic American Periodical Index UCLA, Estados Unidos.Informe Acadmico Thompson Gale, Estados Unidos.LATINDEX, Sistema Regional de Informacin en Lnea para Revistas Cientficas, de Amrica Latina, el Caribe, Esp-MxicoRedALyC, Red de Revistas Cientficas de Amrica Latina y el Caribe UAEM, Mxico.Sociological Abstracts CSA-ProQuest, Estados Unidos.

    Ulrichs Periodical Directory CSA-ProQuest, Estados Unidos.Los artculos que se publican en la revista son de responsabilidad exclusiva de sus autores; no reflejan necesariamente el pensamito de conos.

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    Comit editorial:Catalina Len (U. de Cuenca), Franklin Ramrez (FLACSO), Gioconda Herrera (FLACSO), Hernn Ibarra (CAAP), Hugo Jcome (FLACSO), Liisa North (U. York, Canad), Liset Coba (U. Catlica del Ecuador), Susana Wappenstein

    (FLACSO), Vctor Bretn (U. Lleida, Espaa).Comit asesor internacional:Andrs Guerrero (Espaa), Blanca Muratorio (U. Vancouver, Canad), Bruce Bagley (U. Miami,EEUU), Carlos de Mattos (PUC, Chile), Carmen Deer (U. de Florida), Cecilia Mndez (U. California, Santa Brbara, EEUU),Flavia Freidenberg (U. Salamanca, Espaa), Francisco Rojas (Flacso, Costa Rica), Javier Auyero (UT- Austin, EEUU), Joan Martn Alier (U. Barcelona, Espaa), Joan Pujadas (U. Rovira i Virgili, Espaa), Lorraine Nencel (CEDLA, Holanda), Luca Queirolo (Ude Gnova), Magdalena Len (U. Nacional, Colombia), Rob Vos (ISS, Holanda), Roberto Follari (U. Cuyo, Argentina).

    Coordinadores del dossier Antropologa Visual en Amrica Latina:X. Andrade y Gabriela ZamoranoEnsayo grfico e imagen de portada:Juan C. Orrantia

    Diseo y diagramacin:Antonio Mena Impresin:Rispergraf

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    CDD 300.5, CDU 3, LC: H8 .S8 F53Iconos: revista de ciencias sociales. Quito: Flacso-Ecuador, 1997-

    v. : il. ; 28 cm.Ene-Abr. 1997-Cuatrimestral- enero-mayo-septiembreISSN: 1390-1249

    1. Ciencias Sociales. 2. Ciencias Sociales-Ecuador. I. Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Ecuador)

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    No. 42, Enero 2012ISSN 1390-1249

    CDD 300.5 / CDU 3 / LC H8 .S8 F53Vol. 16, Issue 1, January, 2012

    Quito Ecuador

    Sumario

    Dossier

    Antropologa visual en LatinoamricaPresentacin del Dossier . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11-16X. Andrade y Gabriela Zamorano

    Un segundo encuentro: la fotografa etnogrficadentro y fuera del archivo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17-31Mara Fernanda Troya

    Imagen, objeto y arte:la fotografa de Guido Boggiani . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 33-49Alejandra Reyero

    Antropologa visual y testimonio enla postdictadura chilena . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 51-70Andrea Chamorro Prez y Juan Pablo Donoso Alliende

    Derecho maya y video comunitario:experiencias de antropologa colaborativa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 71-88Carlos Y. Flores

    Diseo curatorial en la potica y poltica de la etnografa actual:una conversacin entre Tarek Elhaik y George E. Marcus . . . . . . . . . . . . . . . . . . 89-104

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    Visual emergente

    Entrada prohibida (Puertos del Sur) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 106-120Juan C. Orrantia

    Debate

    Los usos ambiguos del archivo, la Historia y la memoria . . . . . . . . . . . . . . . . . . 123-133Eduardo Kingman

    Dilogo

    Antropologa, ciudad y jvenesUn dilogo con Teresa Caldeira . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 137-149Mauro Cerbino

    Temas

    Existe una reforma agraria en la Boliviadel Movimiento al Socialismo? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 153-166Bruno Fornillo

    Reseas

    Wilfrido H. CorralCartografa occidental de la novelahispanoamericana Antonio Villarruel . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 169-171

    Hernn Ibarra y Victoria NovilloHistoria de la radio en Quito (1935 - 1960) Anahi Macaroff . . . . . . . . . . . . . . . . 172-174

    Chiara PagnottaAttraversando lo stagno: storie della migrazioneecuadoriana in Europa tra continuit ecambiamento (1997-2007) Ruth Lara . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 175-177

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    No. 42, Enero 2012ISSN 1390-1249

    CDD 300.5 / CDU 3 / LC H8 .S8 F53Vol. 16, Issue 1, January, 2012

    Quito Ecuador

    Summary

    Dossier

    Visual Anthropology in Latin AmericaDossiers introduction . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11-16X. Andrade y Gabriela Zamorano

    A Second Encounter: Ethnographic PhotographyInside and Outside the Archive . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17-31Mara Fernanda Troya

    Image, Object and Art: The Photographyof Guido Boggiani . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 33-49Alejandra Reyero

    Visual Anthropology and Testimony inPost-Dictatorial Chile . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 51-70Andrea Chamorro Prez y Juan Pablo Donoso Alliende

    Mayan Rights and Community Video:a Collaborative Anthropology Experience . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 71-88Carlos Y. Flores

    Curatorial Designs in the Poetics and Politics ofEthnography Today: a Conversation betweenTarek Elhaik and George E. Marcus . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 89-104

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    Visual emergente

    Entrada prohibida (Southern Ports) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .106-120Juan C. Orrantia

    Debate

    The Ambiguous Uses of History, Memory and the Archive . . . . . . . . . . . . . . . . .123-133Eduardo Kingman

    Dilogo

    Anthropology, City and Young PeopleA interview with Teresa Caldeira . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .137-149Mauro Cerbino

    Temas

    Bolivias Land Reform: Does It Really Exist? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .153-166Bruno Fornillo

    Reseas

    Wilfrido H. CorralCartografa occidental de la novelahispanoamericana Antonio Villarruel . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 169-171

    Hernn Ibarra y Victoria NovilloHistoria de la radio en Quito (1935 - 1960) Anahi Macaroff . . . . . . . . . . . . . . . . 172-174

    Chiara PagnottaAttraversando lo stagno: storie della migrazioneecuadoriana in Europa tra continuit ecambiamento (1997-2007) Ruth Lara . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 175-177

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    Antropologa visual y testimonioen la postdictadura chilena 1

    Visual Anthropology and Testimony in Post-Dictatorial Chile

    Andrea Chamorro PrezMagster en Antropologa, Universidad Catlica del Norte. Becaria CONICYT, Chile

    Correo electrnico: [email protected]

    Juan Pablo Donoso AlliendeMgister en Antropologa, Universidad Catlica del Norte. Becario CONICYT, Chile

    Correo electrnico: [email protected]

    Fecha de recepcin: agosto 2011Fecha de aceptacin: noviembre 2011

    ResumenEn el contexto de los procesos de construccin democrtica en el Chile de la postdictadura, los trabajos dela memoria refieren a la labor poltica, social y subjetiva de legitimacin de narrativas que visibilicen y cuestionen las violaciones a los derechos humanos perpetradas por el Estado dictatorial (1973-1990). En estemarco, reflexionamos en torno al rol de la Antropologa visual en la construccin de memorias y en la arti-culacin de testimonios de sobrevivientes de torturas, proponiendo reconocer en la entrevista audiovisual unespacio de dilogo o interaccin comunicativa a travs del cual los y las testigos inscriben sus rostros, gestoy emociones, como aspectos corporizados de la representacin de una imagen testimonial.

    Palabras clave : testimonio audiovisual, terrorismo de Estado, cuerpo, memoria, movimiento popular, Chile

    Abstract Part of the process of democratic construction in post-dictatorial Chile is exercising memory. The processof exercising memory is a political, social and subjective labor that legitimizes narratives, makes them visible, and also questions the human rights violations that were perpetrated by the state between 1973 and1990. This article addresses the role of visual anthropology in the construction of memories and the artic-ulation of testimonies concerning torture case survivors, arguing that audiovisual interviews are a space fordialogue and communicative interaction in which witnesses through their faces, gestures and emotionsembody testimonial images.

    Key words:audiovisual testimony, state terrorism, body, memory, popular movements, Chile

    1 El presente artculo se fundamenta en los resultados obtenidos durante los proyectos de investigacin:Movimientoobrero en la memoria (1970 1973): fragmentos audiovisuales para reconstruir una Historia , financiado por el FondoNacional de la Cultura y las Artes, FONDART Folio No 46472 y el proyectoEducacin, cine y memoria: los usos del audiovisual en procesos de educacin para los derechos humanos , financiado por el Fondo de Fomento a las Artes y la Industria Audiovisual, Folio No 51178. Agradecemos los comentarios de la Revista CONOS, pues nos permitie-ron profundizar en la exposicin y tratamiento de los contenidos.

    conos. Revista de Ciencias Sociales. Num. 42, Quito, enero 2012, pp. 51-70 Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales-Sede Acadmica de Ecuador.

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    Testimonio audiovisual

    El retorno a las democracias, en la mayora de los pases latinoamericanosestado asociado a largos procesos polticos a travs de los cuales no solo sperseguido justicia y reparacin a las vctimas directas de las violaciones

    derechos humanos, sino que tambin se han iniciado profundas reflexiones y prcculturales tendientes a la democratizacin de las relaciones sociales y polticas (JLorenz, 2004; Jelin y Longoni, 2005). De esta manera, junto a las luchas socialestra la impunidad y el olvido, se ha generado una significativa produccin de sopoy trabajos de la memoria que, desde distintas posiciones sociales, han buscado copesar las narrativas y polticas oficiales, pues, si bien el desarrollo de Informes de Vepor parte de los Estados ha constituido un paso importante en el reconocimientlegitimacin pblica de las consecuencias de la violencia, paralelamente, se han

    nido polticas de olvido que han legitimado la impunidad de los responsables o oscurecido las causas histricas, sociales y econmicas de la violencia poltica. A

    [] ante el fracaso de la modernidad latinoamericana para abrir espacios de verdaderaccin democrtica, se ha tenido que recurrir a otras estrategias que posibiliten la actvidad poltica que ms y ms se viene definiendo como una poltica cultural. Y el testimonio es una de las armas destacadas de esta poltica cultural: a travs de l, por ejemplo, se lucha por hacer pblico lo privado (y lo privatizado por el Estado), disolviendas otra dicotoma constitutiva de la modernidad hegemnica (Ydice, 1992: 222).

    En este sentido, entre otras acciones, se han realizado trabajos sistemticos en lneracin de archivos de testimonios audiovisuales relativos al terrorismo de Estcon miras a preservar y comprender de manera crtica la historia contempornenuestros pases. Es importante destacar la experiencia de la organizacin argenMemoria Abierta, que nacida en el ao 1999, rene en la actualidad un acervoaproximadamente setecientos testimonios2, logrando transmitir sus trabajos en todoel Cono Sur. En Chile podemos citar la labor desarrollada por la Corporacin Parpor la Paz Villa Grimaldi, organizacin que administra y gestiona culturalmentespacio donde funcion el ex cuartel Terranova, que fue uno de los principales ctros clandestinos de detencin, tortura y exterminio durante la dictadura militEsta corporacin ha emprendido una serie de iniciativas entre la cuales se encuela creacin de un archivo oral que hoy cuenta con cerca de 120 testimonios de aso pblico.

    2 Organizacin que tiene como misin reunir material disperso, recuperar documentacin deteriorada y organipara el acceso pblico, crear nuevas fuentes registrando testimonios orales de protagonistas y testigos, y profula investigacin sobre el despliegue del plan de represin ilegal en el territorio nacional a travs de la identificy estudio de los numerosos edificios y sitios en los que pueden hallarse huellas del perodo. Disponiblehttp://www.memoriaabierta.org.ar/index.php

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    En nuestro caso, la reflexin que sigue surge de los trabajos de registro audiovi-sual de testimonios de ex prisioneras y prisioneros polticos de la dictadura militarchilena, investigacin emprendida en el ao 2004 desde el Archivo Etnogrfico Au-diovisual de la Universidad de Chile junto a la Agrupacin Metropolitana de Ex Pre-sas y Presos Polticos (en adelante Agrupacin)3, con miras a rescatar las memorias desus asociados/as. El objetivo de crear una coleccin audiovisual se articul en fun-cin de visibilizar a los actores que haban sido desplazados del pacto democrtico detransicin, en al menos dos sentidos: por un lado, sus experiencias y testimonios nohacan parte de las memorias oficiales construidas por el Estado postdictatorial, porlo que carecan de representacin pblica 4; y por otro, se trataba de actores que repre-sentaban prcticas sociales y polticas que la dictadura militar se haba encargado dedesmantelar. Hablamos fundamentalmente de ex obreros/as y trabajadores/as, quehabiendo sido protagonistas de los procesos de transformacin social de la dcada del

    setenta, fueron totalmente excluidos del modelo de transicin democrtica pactada con la Dictadura.Por lo dems, emprender un trabajo de estas caractersticas desde el campo de la

    Antropologa y desde un archivo etnogrfico audiovisual invitaba a repensar los mar-cos sobre los cuales comprendemos la construccin de las nociones de memoria eidentidad, aproximndonos ms adecuadamente a la comprensin de sus formas detransmisin y, nuestra relacin y agencia respecto de la construccin de la alteridad.En el entendido de que la memoria nos labra y nosotros, por nuestra parte, la mo-delamos a ella. Eso resume perfectamente la dialctica de la memoria y de la identi-dad, que se abrazan una a otra, se fecundan mutuamente, se funden y se refundenpara producir una trayectoria de vida, una historia, un mito, un relato (Candau,2001: 13). A este respecto, qu nos hace exclusivamente observadores/as de los y latestigos directos de la violencia poltica?, es la diferencia un prerrequisito para inquirir desde la Antropologa?, y en este sentido, cul es la imagen que los ex presos ypresas polticas construyen de s?

    Frente a las polticas de olvido y a la continuidad del aparato estatal construidopor la Dictadura,

    [] el descubrimiento de la multiplicidad de relatos posibles de un mismo aconteci-miento, estimulados por contextos cambiantes, tiene una importancia antropolgica considerable: muestra que la presencia del pasado en el seno del presente es muchoms compleja, mucho menos explcita, pero tal vez ms poderosa que lo que la exis-tencia de relatos explcitos podra hacernos creer (Candau, 2001:30).

    3 Organizacin de la sociedad civil, situada en la ciudad de Santiago y conformada por sobrevivientes de tortura. Surgeen el ao 1998 con el objetivo de recopilar antecedentes que permitieran apoyar las denuncias por violaciones a losderechos humanos que Augusto Pinochet enfrentara en Londres.

    4 Para una revisin pormenorizada de las polticas de la memoria emprendidas por los Gobiernos de la Concertacinde Partidos por la Democracia, ver Lira y Loveman (2005).

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    Por lo dems, como veremos, los sectores populares no solo ejercieron una inflcia social, poltica y cultural que surgi con fuerza a partir del siglo XIX en lanas mineras e industriales, hasta su decantacin en el gobierno de la Unidad Popen la dcada del setenta, sino que tambin mantienen esquemas de referencia conflictan con el festejo neoliberal contemporneo, a pesar del borramiento qumodelo les impone.

    En este sentido, debemos enfatizar que el trabajo testimonial ha estado presedesde el inicio del Golpe de Estado, asociado a la denuncia del terrorismo de Esy a la construccin de informacin que permitiera recuperar a las vctimas con retado de muerte y desaparecidos/as. Ms an, el testimonio audiovisual ha sido herramienta de representacin en la mayora de las pelculas documentales chilecuyas temticas han abordado la problemtica de la memoria en la Postdictadur

    A este respecto, destacamos el esfuerzo que desde los primeros momentos del Golpde Estado realizaron los/as cineastas chilenos para representar en lenguaje audiovisuel largo proceso de violencia que comenzaba a experimentar la sociedad. Muchas dlas pelculas realizadas desde la dcada de los 70 hasta la fecha introducen perspectvas que permiten transponer el registro numrico de vctimas elaborados por losgobiernos postdictatoriales aproximando relatos que desde la perspectiva de los actores ubican lo subjetivo y lo local como lugar de apropiacin del pasado (Chamorro yDonoso, 2010: 16).

    No obstante, siguiendo a Nelly Richard, es representativo el que la pelcula do

    mentalLa Batalla de Chile , dirigida por Patricio Guzmn al calor de los aconteci-mientos durante la Unidad Popular, considerada como obra magna del periodnunca haya sido exhibida pblicamente en Chile. Por lo que,

    [] el escenario poltico-comunicativo de la televisin chilena ha dejado a la memoria golpeada, a la memoria herida del golpe, sin rostros ni cuerpos de referencia. Acortar toda responsabilidad de vnculos con la afectividad del recuerdo y al borrar lamarcas icnicas de figuracin visual de la narracin biogrfica de la violencia, dea los actores del conflicto sin la posibilidad de reconocerse como sujetos de la historia ni como sujetos con historia(s) (Richard, 2005:124).

    Desvinculacin emotiva y visual con el pasado, que ha tenido el efecto de limitaposibilidades de apropiacin y elaboracin colectiva de las experiencias traumDe esta manera, un trabajo audiovisual con ex presos/as polticos/as impone sisus narrativas y experiencias, desde su emergencia en la esfera pblica como apolticos; cuestin que fue gatillada por la detencin de Augusto Pinochet en Ldres en el ao 1998 y por la inmediata respuesta de los y las sobrevivientes de tras que entregaron sus testimonios como antecedentes judiciales, agravando los

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    tos de lesa humanidad (Guzmn, 2001). Respecto de estos acontecimientos, en elao 2003, con motivo de la conmemoracin de los treinta aos del Golpe de Estado,se organiz una profusin de imgenes de este que provoc

    [] una hipersaturacin noticiosa del recuerdo del Golpe Militar que, ms que repa-rar la deuda de una omisin, sugiri un acuerdo entre el gobierno y los medios para despedir el pasado molesto en la clausura final de un ciclo histrico aliviado de cum-plir treinta aos, de rematar una poca de restos y de restas (los cuerpos y los nom-bres que faltan; la informacin de menos que hace falta) en la hipermultiplicacinperiodstica del ms y ms: en la sobreabundancia de los flashes que, excitadamente,competan por ponerse al da en materia de olvidos (Fernndez, 2007:2).

    De la misma forma, el gobierno del ex presidente Ricardo Lagos (2000-2006) anun-ci la creacin de la Comisin Nacional sobre Prisin Poltica y Tortura, cuyo obje-to exclusivo [era] determinar, de acuerdo a los antecedentes que se presenten, qui-nes son las personas que sufrieron privacin de libertad y torturas por razones pol-ticas, por actos de agentes del Estado o de personas a su servicio (Decreto SupremoN 1040). Al mismo tiempo, estableci que la Comisin no podra pronunciarsesobre la responsabilidad que con arreglo a la ley pudiere caber a personas individua-les por los hechos de que haya tomado conocimiento (Decreto Supremo N 1040);aspecto que en definitiva resguard la identidad y consagr la impunidad de los res-ponsables. As mismo, durante la entrega de los resultados de la Comisin, se esta-bleci que la informacin recopilada sera inaccesible por cincuenta aos, bajo el

    supuesto de resguardar el derecho a la intimidad de los y las testimoniantes5

    . Comoexpresin de ello, resulta ejemplar la aparicin del apelativo [se omite] cada vezque en los relatos se identifica a algn agente del Estado:

    Estuve en [un recinto secreto de la DINA], recib toda clase de torturas, corriente enla parrilla y colgada [se omite], simulacro de fusilamiento, golpes, violaciones reitera-das, quemaduras internas (tero), golpes con elementos metlicos, sesiones psiqui-tricas para olvidar las torturas. Me hicieron presenciar violacin con perros dirigidospor [se omite] []. Mi torturador la mayor parte del tiempo fue el [se omite] y [seomite] presenciaba junto con otros (Mujer, 17 aos, Regin Metropolitana. Informe

    de la Comisin Nacional sobre Prisin Poltica y Tortura, 2004: 293).

    5 Se presentaron a declarar 35 868 personas, otorgndose calidad de vctima a tan solo 27 255. Es preciso sealarque esta cifra adquiere relevancia al considerar que Chile en el ao 1973, tena una poblacin cercana a los 9 millo-nes de habitantes y que las cifras estimativas de personas que fueron afectadas por tortura es mayor a [60 000 per-sonas] (Castillo y Gmez, s/f). En un segundo proceso de calificacin realizado durante el ao 2011, se presenta-ron otros 31 871 casos, de los cuales fueron aceptados 9 754 (Informe de la Comisin Presidencial Asesora para la Calificacin de Detenidos Desaparecidos, Ejecutados Polticos y Vctimas de Prisin Poltica y Tortura, 2011).

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    En este contexto, la particularidad de nuestro trabajo audiovisual tiene relacinrecta con los objetivos polticos de la Agrupacin, la cual apunta a lograr la visdad pblica de los testimonios de sobrevivientes de torturas respecto de los made verdad organizados por los gobiernos postdictadura 6, y apela con ello al recono-cimiento judicial de las prcticas de tortura perpetradas por el Estado. Sin embaemprender un trabajo audiovisual de estas caractersticas implica reconocer que las sobrevivientes de torturas encarnan no solo la violencia de Estado, sino, adeel complejo de estigmatizaciones producidas por la Dictadura: terroristas, subvvos, delincuentes, entre otros. Por lo que, los y las actores/ras pueden dar testinio como observadores de lo acontecido a otros y, al mismo tiempo, ser testigosus propias vivencias y de los acontecimientos en los que participaron Cmo sar, entonces, la posibilidad del testimonio de los sobrevivientes? (Jelin, 2002: Y desde el otro lugar, cul es la imagen que los y las sobrevivientes recobran

    En un primer momento concebimos el trabajo de registro audiovisual como uprctica de escuchar y dar sentido al testimonio del sobreviviente. Aspecto quedenci, que frente a la incapacidad o imposibilidad de construir una narrativa el vaco ideolgico no hay sujeto y no hay oyente, no hay escucha. Cuando seel camino al dilogo, quien habla y quien escucha comienzan a nombrar, a dar stido, a construir memorias. Pero se necesitan ambos, interactuando en un escenacompartido (Jelin, 2002: 84). De modo que el trabajo de produccin audiovisde testimonios se transform en un espacio de construccin de memorias, donnuestro lugar como equipo de investigacin-filmacin haca parte de las narratexpresadas.

    Si bien, en palabras Jelin, la cualidad dialgica de los relatos testimoniales imca la presencia de alguien que pregunta, que edita, que ordena, que pide, que nmaliza y que constituye una alteridad que es trasladada a un vnculo con un lec(Jelin, 2002: 84), para el caso del audiovisual, esta alteridad refiere directamenlos sujetos que emiten los mensajes. Su imagen visual y corprea durante el testnio plantea, como veremos, interrogantes respecto del control que mantienen lolas investigadores/ras respecto del producto audiovisual. Esto refiere tanto al invcramiento de los y las investigadores/as en seguir empticamente el desarrollorelato atendiendo a las inflexiones y mecanismos de silencio que los actores e

    zan aun cuando no exijan verbalmente el corte de la filmacin, como a que el logo en la entrevista no constituya una ventana al dolor del o la testimoniante sms bien, una posibilidad de elaborar lo acontecido a travs de una escucha ateque garantice el restaurar simblicamente la coincidencia entre la voz silenciadasujeto-corpreo enunciante.

    6 Ver Informe de la Comisin Nacional de Verdad y Reconciliacin (1991) e Informe de la Comisin Nacionalsobre Prisin Poltica y Tortura (2005).

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    En sntesis, hay dos vnculos que son simultneamente acercamientos y distancia-mientos involucrados en el testimonio; ambos, creo, necesarios para la (re)construc-cin de s mismos, de la identidad personal. En primer lugar, una relacin conotro/a, que pueda ayudar, a travs del dilogo desde la alteridad, a construir una narrativa social con sentido (Jelin, 2002: 95).

    Por su parte, los y las miembros de la Agrupacin expresaron la voluntad de cons-truir documentos audiovisuales de memoria; ejercicio que replante el carcter neta-mente cuantitativo y annimo de la nocin de vctima de los Informes de Verdad,a partir de relatos en los cuales se reivindica el propio derrotero poltico y biogrficopese a la anacrona con el modelo poltico-econmico hegemnico.

    De esta manera, el testimonio puede entenderse como un intento de recomposicinsimblica personal. Al menos en este hablar frente al otro, en ese contar el dolor, elsujeto muestra algo de la agencia que todava le queda. No se trata, por tanto, de la representacin de una vctima sino de un nuevo sujeto que aspira a una nueva corre-lacin de fuerza y convoca a la solidaridad (Vich y Zavala, 2004:110).

    Consecuentemente, estas prcticas de la memoria permitieron relevar una agencia social basada en la participacin en los movimientos populares, la sobrevivencia a laprisin poltica y las torturas, la resistencia cotidiana a la violencia, entre otros aspec-tos que son modulados como lugares de experiencia social y subjetiva.

    Metodolgicamente, la tarea de registrar testimonios audiovisuales se inici enfuncin de una pauta estructurada solicitada por la Agrupacin (nombre, fechas dedetencin, organismos represivos, itinerarios de detencin y tipos de torturas). Lue-go, guiados por la idea de registrar la agencia de los actores sociales, propusimos a l Agrupacin la reconstruccin de las experiencias de participacin social y poltica delos y las miembro de la organizacin durante la Unidad Popular, Dictadura y De-mocracia, con miras a destacar el rol de los movimientos populares respecto a la construccin de un proyecto poltico-social (Chamorroet al ., 2006). En el andarobservamos que el formato audiovisual de las entrevistas devino en una plataforma de comunicacin social de las experiencias que no solo se orient a denunciar las vio-laciones a los derechos humanos, detallar prcticas de torturas e identificar nombres

    de agentes represivos, sino que tambin se orient a cuestionar las polticas de repa-racin del Estado chileno, desmentir a los medios de comunicacin oficialistas y rei-vindicar las prcticas y representaciones de los movimientos populares. Como ejem-plo, en un testimonio, un ex obrero se manifiesta frente a la campaa ideolgica delos medios de prensa oficialistas que definieron el Golpe de Estado como una gue-rra: Entiendo lo que es una guerra, una guerra es un regimiento o sea, soldadosregulares contra soldados regulares. O sea, un ejrcito contra otro ejrcito, donde dis-

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    paran de all y disparan de ac; sin embargo, ac se declar una guerra contrapueblo desarmado, y eso no tiene nombre (Entrevista a Sergio Chvez, ex oro industria INDUGAS, citado en Chamorro y Donoso, 2008).

    En suma, as como vemos a los y las investigadores/as como el nudo de fueculturales e histricas, nos reconocemos como solo un aspecto del producto auvisual. Ahora quiero referirme a otra forma de presencia, en la cual los filmes impresionados, incluso posedos por sus sujetos: esto sucede cuando forman relacin con el sujeto como parte de un conjunto ms amplio de significados curales (MacDougall, 1995: 412); de modo que a travs del audiovisual las pershablan entre s a la vez que con una audiencia y son conscientes de este medio ccanal de comunicacin del s mismo, que se transforma en un objeto de significamemorstica y que representa un cruce de perspectivas.

    Por otro lado, una observacin atenta de los testimonios audiovisuales perm

    atender a que la expresin verbal de lo sucedido se ve interrumpida por cortes abtos del relato, racontos, silencios sostenidos y dudas de parte de los y las nadores/as que problematizan el supuesto de linealidad y racionalidad de una narrva poltica. Tenemos que la expresin verbal de la experiencia poltica y represivtestimonio alterna con los procesos ntimos y profundamente afectivos de las merias. En este sentido, la entrevista audiovisual devela que la expresin de lo vivla construccin de memorias traumticas, no solo refieren a los mecanismos delguaje verbal sino a la posibilidad de que sea el cuerpo, como campo total de la eriencia subjetiva, el que comunique los contenidos de lo memorable. En consoncia, con relacin a la corporalidad del cine, David MacDougall argumenta que lapresentacin audiovisual supone que los sentidos y la capacidad de accin del po deberan ser tomados tan en serio como el pensamiento y la simbolizacin, sado para siempre la antigua fisura cartesiana entre ellos (MacDougall, 2009: pues nos acercan a nuestra interaccin fsica con el mundo, a la expresividad dprcticas y, afirman la inviolabilidad de la experiencia humana.

    En esta perspectiva, tenemos que dentro de una misma comunidad social, tolas manifestaciones corporales de un actor son virtualmente significantes paramiembros. nicamente tienen sentido en relacin con el conjunto de los datos dsimblica propia del grupo social (Le Breton, 2002: 9). Consecuentemente,

    investigaciones realizadas desde la psicologa clnica con vctimas de torturas, t jeron la estrecha vinculacin entre el trauma individual y las consecuencias de lalencia en la sociedad en su conjunto (Martn-Bar, 1990; Lira, 1991), indicandosustancia entre el dao al cuerpo individual, sujeto a sometimientos extremos, ytransformaciones y fracturas provocadas en un cuerpo social (Vidal 1986, 1989, Chamorro, 2010: 223). Estos aspectos nos conducen a reflexionar, junto MacDougall, sobre la transculturalidad de los medios audiovisuales en tanto vehlos que conectan sensiblemente las experiencias de lo humano y, seguidamente, s

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    los testimonios de sobrevivientes de torturas como experiencias biogrficas que ape-lan a situar lo popular como vestigio de lo que fuera el proyecto personal-social delgobierno de la Unidad Popular (1970 -1973), e instan a comunicar y recomponer susentido de comunin en una narracin pblica. En otras palabras, la narracin searticula desde la voluntad de representar y comunicar audiovisualmente lo vivido a un interlocutor plural, que puede ser las generaciones futuras, los y las compae-ros/as de la Agrupacin, el Estado, o los grupos de oposicin, por poner tan soloejemplos (Imagen 1).

    Lo popular en la construccin audiovisual de memorias

    La Unidad Popular (UP) fue la coalicin de movimientos populares y partidos pol-ticos de izquierda que logr ser gobierno entre 1970 y 1973. Su objetivo explcitofue desarrollar un conjunto de reformas democrticas que transformaran a Chile enun pas socialista sin la necesidad de un enfrentamiento armado interno. La revolu-cin con empanadas y vino tinto, como era descrita por el ex presidente Salvador Allende, en referencia a lo singular del proceso democrtico conducido por los y las

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    Imgenes 1: Fotograma de entrevista audiovisual realizada en un espacio colectivo. Fuente: ColeccinTestimonios Audiovisuales (AEA, Universidad de Chile).

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    trabajadores/as, tena por una de sus tareas fundamentales la creacin de un Social de la Economa (ASE), constituida por empresas que seran expropiadas saran al control estatal debido a su carcter monoplico y estratgico para el desllo nacional7. Si bien el programa de la UP conceba este proceso en trminos grduales, la efervescencia social y poltica en el marco de la Guerra Fra potenciconflictos y facciones al interior del propio movimiento popular. Esta situacipuede ser descrita a riesgo de simplificar en demasa el proceso como la contrcin entre un ala reformista de la izquierda chilena, que propiciaba cambios grales para atender a la institucionalidad democrtica vigente, y, un ala revolucionque denunciaba el carcter burgus del Estado y presionaba por transformacioradicales. En paralelo, estas fuerzas polticas debieron enfrentar el abierto sabotauna oposicin encabezada por los partidos polticos de derecha, empresarios intriales y del comercio, sectores de las Fuerzas Armadas, grupos terroristas de ex

    derecha, as como la guerra sucia emprendida por Estados Unidos, lo que termpor desestabilizar y agudizar las contradicciones del gobierno popular8.En este contexto, los/as trabajadores/as organizados emergen como los prota

    nistas de un proceso de resistencia al sabotaje contra el Gobierno. Amparados e ASE, trabajadores y organizaciones populares articularon Cordones IndustriaComandos Comunales, Juntas de Abastecimiento y Precios, y otras formas de onizacin autnoma que tendieron a radicalizar el proceso de cambios con los obvos de respaldar y proteger al Gobierno de los trabajadores (Winn, 2004; Gdichaud, 2004). En este sentido, entendemos el Golpe de Estado de 1973 y Dictadura Militar como una respuesta poltica de las lites chilenas no solo a la pbilidad de un socialismo, sino a que este fuera conducido por el pueblo y los trabajadores/as. En una de las entrevistas se plantea: El castigo y la matanza qprodujo, eso fue una venganza. Una forma de decirnos que nunca ms se nos ochacer esta cosita, porque ya saben lo que les va a pasar (Entrevista a Pedro Raex obrero industria Textil Progreso, citado en Chamorro y Donoso, 2008).

    De esta forma, la poltica represiva implementada por la Dictadura no solodirigi a reprimir la participacin en organizaciones populares, sino que desencn la persecucin poltica de los trabajadores a travs de su acoso como actor ecmico. Al allanamiento e intervencin de las fbricas y lugares de trabajo por par

    los militares, siguieron los despidos masivos de dirigentes y simpatizantes de la7 El plan de nacionalizacin contemplaba la estatizacin de 91 empresas, entre las que se contaban la gran mine

    cobre, servicios bancarios, servicios telefnicos, industrias textiles, de artefactos para el hogar, distribucin dentre otros.

    8 Con respecto a los partidos de oposicin, estos problematizaron fuertemente la administracin del gobiernnegarse a legislar, vetar ministros y en ltima instancia declarar inconstitucional al Gobierno Popular, lo que lemara para sectores de las Fuerzas Armadas, la realizacin de un Golpe de Estado. Por su parte, los gremios esariales iniciaron el cierre forzado de industrias y comercios para fomentar el desabastecimiento de productoscos. Para una revisin de la participacin estadounidense en el boicot a la democracia chilena ver Kornbluh (2

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    Frente a la imposibilidad de reinsertarse laboralmente, los y las trabajadores/as, comoactores paradigmtico de la Unidad Popular, debieron resistir y sobrevivir a la des-ocupacin, pues estarcesante implicaba formar parte delenemigo.

    [L]a cesanta fue una forma de represin poltica ejercida masivamente contra izquier-distas, inmediatamente despus del golpe de 1973. Fue representada como uno de losmodelos ms suaves tomados contra los partidarios del rgimen derrocado dentrodel nuevo contexto poltico. Los afectados por esta medida eran privados drstica-mente de los recursos necesarios para resolver sus necesidades bsicas (Lira, 1994:2).

    La Dictadura impuso un ajuste estructural, dirigido a implantar un modelo socioe-conmico neoliberal, sustentado entre otros componentes en la flexibilizacin delmercado laboral. Esto tuvo por consecuencia el desmantelamiento de las organiza-ciones sindicales y la precarizacin del empleo (Valenzuela, 1986), perdiendo los tra-bajadores no solo sus derechos, conquistados desde principios del siglo XX, sino quetambin vieron fracturadas las bases materiales de los procesos de identificacionescolectivas, adquiridas en ms de ochenta aos de lucha social.

    [L]a represin poltica permiti llevar a cabo las polticas de ajuste con el altsimocosto humano y social que ha podido ser descrito y sin que hubiesen habido condi-ciones para impedirlo. Con el paso del tiempo, el desempleo lleg a ser tan intolera-ble como lo era la propia dictadura. Mediante la denuncia de los efectos psicolgicosde la cesanta fue posible empezar a romper el silencio del dao social e individual elcosto social de la dictadura y de las polticas de ajuste. Esta doble situacin permi-ti empezar a abrir las preguntas acerca de las relaciones entre terrorismo de Estado y neoliberalismo, economa de marca y devaluacin de la vida humana que se vincula-ron estrechamente durante la dictadura (Lira, 1994:18).

    A este respecto, las polticas de olvido de la democracia neoliberal chilena no solotendieron a ocultar el nombre de los responsables de las violaciones de los derechoshumanos, sino que garantizaron la continuidad de las reformas neoliberales impues-tas en la Dictadura. De esta manera, el fenmeno de olvido ha estado asociado a la negacin de legitimidad de las luchas sociales y populares que antecedieron y suce-

    dieron al Golpe de Estado de 1973, lo que sumado al desmantelamiento legal delsindicalismo, ha negado en gran medida a los y las trabajadores/as los derechos a suhistoria y sus posibilidades de constituirse nuevamente en actores claves de procesossociales y polticos de transformacin. De este modo, en la postdictadura, las narra-tivas y experiencias de los y las miembros de la Agrupacin como actores popula-res permanecieron estigmatizadas y subordinadas al ideario neoliberal del desarro-llo democrtico que sobreestima el xito individual por sobre los objetivos colecti-vos. Sus experiencias y subjetividades polticas, como luchadores/as sociales, son reti

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    radas de los relatos de la historia oficial del pas, para ser mantenidas en tanto vmas particularizadas de un pasado remoto.

    En esta perspectiva, el trabajo audiovisual comenz a modular el relato victzante de los Informes de Verdad respecto de las identificaciones sociales y polde los y las testimoniantes, as como a marcar contrastes respecto a la construcdememorias emblemticas .

    La memoria emblemtica es una gran carpa en la que hay un show que va incorporando y dando sentido y organizando varias memorias, articulndolas al sentidomayor. Este sentido mayor va definiendo cules son las memorias sueltas que hay qurecordar, dndoles la bienvenida a la carpa y su show, y cules son las cosas en cuycaso mejor es olvidarlas o empujarlas hacia los mrgenes (Stern, 2000: 14).

    En este sentido, la memoria construida por la Dictadura defini su propio acciocomo un proceso de salvacin nacional respecto a una supuesta situacin de ccrisis social provocada por las organizaciones populares; en tanto, para las demcias neoliberales, la memoria fue construida como olvido, o mejor dicho, comocaja cerrada que resultara peligroso abrir para las vidas personales, familiares y tivas del pas. Desde este marco comprensivo, propusimos una investigacin audiovisual que, fundamentada en la tica y esttica-poltica del testimonio, profundien la memoria del movimiento de los trabajadores industriales como una formaorganizar contra-memoria y debate pblico. Pues a diferencia de la fotografa ctestigo mudo del pasado (Burke, 2005; Raposo, 2009), el aspecto corpreo del

    timonio audiovisual permite actualizar el contenido socio-histrico y significadoltico-esttico del relato. Respecto a ello, pensamos en la posibilidad de transfola coleccin de testimonios audiovisuales en un relato plural que, desde las distvoces, situara respecto de una audiencia contempornea el protagonismo movimiento social de los y las trabajadores/ras durante la UP y el lugar de la meria en la cadena de acontecimientos histricos y sociales experimentados por el

    Nos trazamos el proyecto de trabajar con testimonios audiovisuales de hombrmujeres de la ciudad de Santiago, que durante la Unidad Popular participaron dedistintas fbricas y lugares de trabajo en los Cordones Industriales. Paralelamente,emprendimos un proceso de documentacin audiovisual y diseo de una cronolobasada en los hitos crticos que marcaron el carcter de las acciones y reacciondesarrollo de la UP. Si bien ello daba continuidad al trabajo de construir una cocin de testimonios, esta vez, sin desatender a la denuncia de violaciones a los chos humanos, pusimos nfasis en la experiencia de organizacin y participacsocial y poltica durante la UP, por lo que concebimos un proceso de investigacaudiovisual que involucraba de manera activa la participacin de testimoniantes

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    En trminos metodolgicos, seguimos el registro biogrfico de eventos crticospropuesto por June Nash para el trabajo testimonial con mineros en Potos-Bolivia (1993) y elaboramos pautas temticas que guiaran las entrevistas audiovisuales. Asmismo, realizamos un trabajo de archivo en distintas bibliotecas de Santiago que diocomo resultado la obtencin de diversas fotografas de manifestaciones de trabajado-res en las calles, as como en faenas y asambleas en las fbricas; documentos visualeque complementamos con imgenes provenientes de la grfica, los peridicos y revis-tas de la poca, que presentaban a personajes e hitos pblicos. En la perspectiva delrol de la fotografa y la imagen como testigo y vehculo de memorializacin (Burke,2005; Raposo, 2009), realizamos algunas entrevistas con fotografas9.

    Esa construccin se remite, sin embargo, a una imagen presente en la memoria, en es-te caso una imagen mental que ha sido capturada y significada, y que es recreada toda

    vez que esa imagen es rescatada y descrita (interpretada) en cada nueva narracin. Esta imagen vinculada a un hecho o a un acontecimiento ya significado, se remite a untiempo y espacio especficos, lo que sera el contexto en el cual se desarrolla esa expe-riencia, pero que sin embargo, se resignifica cada vez que se trae desde la memoria, esdecir, en una situacin de otro contexto (Raposo, 2009: 5).

    As, entre la serie de entrevistas a ex obreros y sindicalistas de las distintas fbricas dtextiles de la ciudad de Santiago10, concertamos una reunin con obreros pertene-cientes a la ex fbrica de textiles Sumar. El traspaso de esta textilera al ASE resultabemblemtica para el gobierno popular y los trabajadores, porque constitua una de

    las empresas ms grandes de la regin metropolitana en la ciudad de Santiago. Almismo tiempo, fue uno de los pocos espacios productivos fabriles que resistieron, demanera armada, a la intervencin militar luego del Golpe de Estado (Garcs y Leiva,2005). Las fotografas con que contbamos, referan a la visita de Salvador Allendedurante su campaa presidencial, la infraestructura de la fbrica en la dcada de1970, y marchas organizadas por los sindicatos industriales durante la UP.

    Comenzamos el encuentro como una conversacin en torno a las fotografas, conlo cual queramos iniciar preguntas temticas en relacin al esquema diseado; no obs-tante, si bien los entrevistados no reconocan necesariamente a las personas presentesen las fotografas, fue interesante notar que estas provocaron el desarrollo de temas que

    9 Las colecciones familiares de fotografas y documentos de la poca fueron las principales fuentes documentales.Llamamos colecciones familiares al conjunto de materiales histricos-personales pertenecientes a determinadaspersonas. En la realizacin de Nosotros Gobierno, trabajamos fundamentalmente con la coleccin de la familia Moreno Gajardo y la coleccin de la familia Prez Gonzlez.

    10 Entrevistamos a un total de 13 personas, la mayora trabajadores de fbricas textiles que conformaban el CordnVicua Mackenna. Con el apelativo de cordones se denominaba durante la UP a la organizacin autnoma de tra-bajadores que territorialmente articulaban alianzas por rubros productivos. A travs de ellas paliaban la escasez dematerias primas, administraban fbricas colectivizadas y apoyaban las manifestaciones callejeras organizadas por elgobierno.

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    complejizaban nuestra perspectiva inicial, tales como: las demandas sindicales, ltografa de las fbricas y sus secciones productivas y los conflictos de intereses cos al interior de la organizacin de los trabajadores. Esto permiti situar un escrio en el que la UP era solo parte de un proceso de aprendizajes y memoria sindcon contradicciones, fracturas y logros propios. Dichas dimensiones nos hacen cobir a la imagen-fotografa como portadora, comunicadora y reforzadora de identdes grupales que, en este caso, redundan en una densa genealoga fundamentalmte masculina, cuya transmisin de contenidos polticos y afectivos refieren a unperiencia compartida de explotacin y reivindicacin social al interior de espaciosductivos. De esta manera, la imagen, al igual que en el caso de los relatos oralesmismo tiempo creadora de contenidos (propiedad reflexiva) tanto como portadoagente de comunicacin (propiedad indexical); en otras palabras, es descripcin, resentacin e interpretacin del mensaje que comunica (Raposo, 2009: 7). En toda

    ocasiones la revisin de documentos motiv instancias donde el encuentro se tranm en un intercambio de imgenes que conect los relatos con un conjunto de semientos y emociones que complejizaron la marca traumtica del dolor (Imagen 2

    Constatamos que una de las prcticas de resistencia y sobrevivencia de los trabares/as frente a los allanamientos y destruccin de las memorias agenciados por latadura, consisti en ocultar todo tipo de evidencia que los relacionara polticamecon la UP, pero, adems, protegiera el recuerdo de bienestar y alegra experiment As, documentos, libros, objetos, msica, fotografas, entre otros, escamotearon arepresivo, ocultos bajo tierra y en el doble fondo de muebles desvencijados. Jcon estos materiales y documentos, emergi el desarrollo de lo cotidiano al interio

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    Imagen 2: Fotograma de obreros textiles de la fbrica Sumar, revisan una fotografa donde apareceSalvador Allende en una de sus visitas a la fbrica.Fuente: Documental Nosotros Gobierno: testimo-nios obreros de la Unidad Popular.

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    las fbricas colectivizadas durante la UP, de modo que no solo fue narrado el desarro-llo de las organizaciones sindicales, sino todo el conjunto de acciones populares quehicieron del proceso poltico un espacio de renovacin cultural. As, emergen revistasde prensa obrera, grupos de teatro, festivales de msica popular, rodajes flmicos, re-cepcin a visitas internacionales emblemticas del momento como lo fuera Valentina Tereskova 11, en fin, una serie de acontecimientos que permiten comprender a los y lastrabajadores/as como creadores y partcipes de una revolucin cultural y popular, lle-vada a cabo durante los 1000 das de la UP (Imagen 3).

    El resultado de todo este proceso qued plasmado en un video-documental en el cualmantuvimos al testimonio como eje de la representacin. Sin embargo, siguiendo la lgica del anlisis de contenido, propusimos un montaje de los testimonios que,atendiendo al relato particular, dieran cuenta del proceso poltico conducido por losy las trabajadores/as y su lugar en la construccin de memoria. En atencin a la iden-tificacin con la UP, con el presidente Salvador Allende por parte de los y las traba-

    jadores/as describindolo como nuestro gobierno y/o nuestro presidente, y res-pecto a las responsabilidades sociales y polticas que adquirieron en esta poca, deno-minamos al documental:Nosotros gobierno: testimonios obreros de la Unidad Popular (Chamorro y Donoso, 2008)12. Este constituye un relato testimonial plural en el que

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    Imagen 3: Fotografa de una obra realizada por el grupo de teatro de la Fbrica de textiles Progresodurante la UP. Fuente: Archivo Familia Moreno Gajardo.

    11 Astronauta rusa, primera mujer en viajar al espacio en 1963.12 Este trabajo se hizo acreedor al premio natalicio Salvador Allende durante el Cuarto Festival de Cine Otro en la ciu-

    dad de Valparaso, Chile, (2010). Disponible en http://vimeo.com/8061959.

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    la voz enoff de los investigadores da continuidad a la narracin, a la vez que tomposicin analtica y poltica respecto a la construccin de la memoria social.

    En la perspectiva de que la entrevista y el testimonio audiovisual constituyelas principales herramientas metodolgicas empleadas, podemos agregar que ercter del montaje audiovisual problematiz profundamente nuestro rol en la cotruccin de un relato unitario de memoria. Aunque quisimos que todas las vocesviesen representacin, apostamos a una edicin de los acontecimientos que apda al registro histrico pudiese reflejar los testimonios producidos individualmte. Un primer montaje de esta propuesta fue visionada colectivamente por los prgonistas del documento, instancia en la cual constatamos que el trabajo refrendexperiencias compartidas y gener controversias respecto de los interlocutores dtestimonios: el Estado y los medios de prensa. Se apel de esta forma al moncomunicacional que construyeron los medios de la poca para deslegitimar al m

    miento popular y a la imposibilidad de contestar a los argumentos que presentabEstado dictatorial frente a la legitimacin de la violencia 13. En este escenario, la audiencia de Nosotros gobierno permiti construir un espacio de debate e intecucin donde situar y corporizar la disidencia 14.

    Conclusiones

    Visto por muchos como un caso exitoso de implantacin del modelo neoliberChile se consolida a partir de la dictadura militar como una sociedad altamente digual. Un pequeo porcentaje de la poblacin concentra los beneficios generadosel crecimiento econmico experimentado en las ltimas dcadas, mientras una gmayora sufre las consecuencias de la creciente mercantilizacin de derechos bcomo salud y educacin. En este contexto, las vctimas del terrorismo de Estadorepresentadas en las narrativas oficiales como individuos sin identidad social y tica, lo que soslaya el hecho de que la represin sistemtica estuvo dirigida a destelar un proyecto social y poltico alterno. A este respecto Elizabeth Jelin plantea

    [] la privacin fundamental de los derechos humanos se manifiesta por sobre todoen la privacin de un lugar en el mundo, [un espacio poltico] que torne significati-

    13 En un mismo sentido, el uso de cmara de video en cada interaccin, debi enfrentar la aprobacin del grupovia aclaracin de objetivos y manifestacin de nuestras identidades sociales y polticas.

    14 Un antecedente con metodologas participativas en trabajos de memorias la habamos desarrollado en el ao Junto a la AMEXPP organizamos una visita al Estadio Nacional con miembros de la organizacin y ex prisioneque haban sido llevados a este recinto despus del Golpe de Estado en 1973, y no haban regresado a este lugams de 30 aos. El Estadio Nacional fue usado como campo de concentracin en los primeros dos meses Dictadura. Actualmente sigue siendo el recinto deportivo ms importante del pas, sin existir referencias a su zacin como lugar de prisin, torturas y ejecuciones polticas. A este trabajo de memoria lo llamamos EsNacional: un viaje por la memoria. Este se puede encontrar en: http://vimeo.com/7269247.

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    vas las opciones y efectivas las acciones []. El hombre, segn parece, puede perdertodos los as llamados Derechos del Hombre sin perder su cualidad humana esencial,su dignidad humana. Slo la prdida de la comunidad poltica lo expulsa de la huma-nidad (Jelin, 1993: 18).

    Sugerimos entonces que los testimonios audiovisuales abren la posibilidad de que losy las trabajadores/as industriales no solo reivindiquen y actualicen lo que fuera el pro-grama social y poltico de las luchas sindicales que se llevaron a cabo durante el gobierno de la Unidad Popular, sino que comuniquen sus sentidos respecto de la construc-cin narrativa del pasado, la vinculacin con la contingencia democrtica contempo-rnea y la interaccin con otros actores sociales (tal ha sido el caso de la solidaridadcon las movilizaciones estudiantiles y el movimiento mapuche). De esta manera, sibien en la interaccin durante las entrevistas los y las testimoniantes nos asumen co-

    mo interlocutores fsicos de sus relatos, observamos que tambin hablan para una audiencia. Y son consientes de la pelcula como un canal de comunicacin en s mis-mo (MacDougall, 1995:416). Entonces, a quines interpelan a travs del testimo-nio audiovisual? Algunos responden a los aos de estigmatizacin propiciada por losmedios de comunicacin de derecha e intentan contra-argumentar desde sus sentidosy experiencias; otros hablan directamente a sus victimarios intentando entender la brutalidad de la cual nunca pensaron ser objeto; otros explican la validez y actualidadde sus luchas para el logro de justicia social. En otras palabras, a travs del testimonioaudiovisual se definen a s mismos respecto de un reposicionamiento poltico.

    En la perspectiva de que las memorias se construyen desde el presente y que lostestimonios son fruto de un espacio de dilogo e intercambio entre sujetos corpreos,cuyas experiencias particulares intervienen en el registro, narracin y escucha de losrelatos, tenemos que nuestra prctica como antroplogos/as no solo se comprometecon el campo de fuerzas polticas donde las distintas memorias pugnan por ganarlegitimidad; sino que tambin somos parte del mismo. De este modo, nuestra posi-cin como investigadores se trama con la corporeidad de los testimoniantes en la imagen, quienes son los protagonistas de relatos cuya presencia desborda el formatoque la contiene. En este plano el/la antroplogo/a visual parece ser un intermediariodel mensaje ms que su autor total. Si bien nuestro ejercicio creativo estructura la

    narracin visual, el audiovisual es fruto del consentimiento de una relacin dialgi-ca que posibilita su realizacin, la cual, a su vez, hace del producto una propiedadcultural de los actores involucrados: el mostrar y el ver cumplen la funcin de lo quepodramos considerar una declaracin formal o delimitacin de derechos(MacDougall, 1995: 418), en donde el mostrar indica la importancia de lo visual pa-ra cada una de las actuaciones de los/as entrevistados/as. El encuentro entre investi-gadores y actores sociales, cada uno desde su posicin, manifiesta la pluralidad y sin-tona poltica de los usos de la memoria audiovisual.

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