Cervantes: una vida en cromos XXXII Encuentro de Escritores y Críticos de las Letras

Españolas en Verines. Lo que Cervantes nos enseñó. 22 y 23 de septiembre de 2016

José Luis Gonzalo Sánchez-Molero

E-mail: jlgonz01@pdi.ucm.es

1. El “cromo”: orígenes y estudio documental 2. Los cromos cervantinos. Santos, figuras y vistas en la difusión de la vida del autor 3. La iconografía popular de Cervantes frente a la culta en España: el contexto social y político. 4. De los cromos a las biografías ilustradas: un mismo público, un lenguaje gráfico distintivo.

A comienzos del siglo XIX aparecen los primeros cromos en forma de simples grabados en blanco y negro, los cuales a menudo, algunos niños solían colorearlos a mano.

A partir de 1820, los cromos comenzaron a ser más elaborado. Cuando en 1837 apareció la cromolitografía, las técnicas de impresión se revolucionaron, permitiendo un considerable aumento en la producción, que hasta entonces había sido artesana.

Su utilidad comercial sería desarrollada en París por Aristide de Boucicat, dueño de uno de los más importantes almacenes de la ciudad, Au bon marché. Sus “imágenes de la semana”, eran distribuidas desde 1867, litografiados por J. Minot.

1. El “cromo”: orígenes y estudio documental

En las tres últimas décadas del siglo XIX se fue extendiendo en gran parte de Europa el coleccionismo infantil de cromos. En un principio su proliferación vino unida a la comercialización de productos de Ultramar, siendo ya a principios del siglo XX cuando su divulgación se incrementó notablemente.

Con una apariencia didáctica, en realidad estas colecciones fueron impulsadas por motivos comerciales. Los cromos se regalaban al comprar diferentes productos, especialmente chocolates, conservas o pastillas de caldo. Esta estrategia, que ahora denominaríamos como de marketing comercial, se ha mantenido hasta la actualidad.

Desde 2005 el CECLM se propuso coleccionar álbumes de cromos y diversos materiales efímeros aparecidos sobre el Quijote, e incluir algunos de ellos íntegramente en una página temática sobre el IV Centenario.

Los materiales han sido estudiados por Fernando González Moreno y Esther Almarcha, profesores del Departamento de Historia del Arte de la Universidad de Castilla-La Mancha.

La página web se puede consultar en http://www.uclm.es/ceclm/CentenarioQuijote/

Javier Conde. Lo tengo, no lo tengo. Los cromos: historia de una ilusión, Madrid, Espasa, 1998,

Joan Ral, Cromos para recordar, Barcelona, 2007. Exposición.

La primera idea era la de recuperar aquellos cromos que habían difundido la vida de Miguel de Cervantes entre los siglos XIX y XX, deslindado con mucha claridad los cromos relacionados con el Quijote.

Una vez reunida una gran cantidad de piezas surgió un segundo objetivo: averiguar los modelos gráficos en que los autores de los cromos se habían basado.

Esto dio lugar a una ampliación de los contenidos de la investigación/colección/exposición: libros , revistas, folletines, grabados, cuadros se incorporaron al elenco de piezas.

El resultado final es que se obtuvo una representación de la difusión popular de Cervantes, que ofrecía una imagen complementaria de la imagen culta del escritor, imagen que, curiosamente, era más rica y diversa que aquella.

¿Cultura oficial versus cultura popular? En modo alguno. A lo largo del siglo XIX se fue consolidando la idea de que Cervantes era un ejemplo patrio, un modelo no solo de escritor, sino de español. Los cromos, y otras formas populares de difusión de su vida y obra, formaban parte de la misma campaña.

La exposición Cervantes: una vida en cromos

2. Los cromos cervantinos. Santos, figuras y vistas en la difusión de la vida del autor

Miguel de Unamuno: «Espero probar al lector, si no se cansa y sigue leyéndome, que en mi colegio vivían en germen los grandes sentimientos y las grandes ideas. Yo narraré como mejor pueda la vida económico-social de nuestro colegio, el movimiento financiero de los santos ó figuras, una verdadera escuela política. Narraré cómo se abrieron nuestras almas al hálito vivificador del arte, y las primeras lágrimas que este nos hizo derramar. […] Gracias a los santos y entre ellos conocí á Savalls con sus bigotazos, á Cabrera, á Sagasta, á Prim, Serrano y Topete -á éstos los conocíamos así, en tirada- á la Patti, á Cúchares, á Cervantes, á Montes. Eran nuestro diccionario biográfico»

Recuerdos de niñez y de mocedad (1908) Miguel de Unamuno niño, de medio cuerpo. Fondo Miguel de Unamuno. Universidad de Salamanca.

«Antiquísimo dicen que es el origen de la moneda, del vil dinero, ni más antiguo ni más vil que otra cualquiera cosa humana. Los salvajes, según se cuenta, se sirven para sus cambios y trueques de plumas, conchas, de otro mil objetos, y nosotros, los niños, nos servíamos en el colegio de los santos o figuras – en otra parte los llaman vistas – o sea de los cromos de las cajas de fósforos. Porque en cuanto a los sellos de las naciones todas, que también coleccionábamos, éstos eran al modo de lo que son los diamantes y piedra preciosa, no sustancia amonedable y de cambio, sino más bien de lujo y en el fondo una manera de atesorar riqueza disponible, algo que llegada ocasión de apremio se puede vender o empeñar».

Recuerdos de niñez y de mocedad (1908)

• Josep Thomas i Bigas fotograbador e impresor. Cofundador (1876) de la Sociedad Heliográfica Española.

• En 1880 cerró la Sociedad y abrió una nueva imprenta, una de las mayores de Europa, trabajando con toda clase de técnicas de reproducción de imágenes conocidas hasta entonces: Colografia, Autotipia, Litografía, Cromotipia, Fototipia. Fueron los pioneros en los fotograbados y de los mejores en la aplicación del color (tricromía).

Cervantes y el Quijote fueron motivos de colecciones de cromos en toda Europa. Las series impresas para Liebig Extract of Meat Company (Lemco) una empresa británica creada en 1865 dedicada a la venta de caldo de carne, son las más conocidas. Entre 1890 y 1948 al menos, y en varios idiomas, sus cromos sobre el autor y su novela fueron muy conocidos.

3. La iconografía popular de Cervantes frente a la culta en España: el contexto social y político.

Un dato curioso, mientras en Europa predominan entre fines del siglo XIX y 1960 las colecciones de cromos quijotescas, en España ocurre al revés, hay una preponderancia de cromos sobre la vida de Cervantes ¿Por qué?

En el siglo XVIII Cervantes y su obra fueron concebidos como un símbolo literario del idioma en el siglo XVIII. No podía ser de otra manera, pues Cervanes tenía una biografía desconocida.

La Vida de Mayans (Londres, 1738), o la Edición de la Academia (Madrid, 1780) reflejan esta mentalidad.

Sin embargo, durante el siglo XIX el liberalismo convierte a Cervantes en un símbolo nacional, en un modelo de patriota, y ello se logra gracias a la enorme labor de recuperación de su biografía que se realizó por Fernández de Navarrete o por Morán, que concluirían con la monumental obra de Astrana Marín, conformarían una figura heroica, arquetipo del español.

Este discurso derivará, tras la pérdida del imperio americano, en la elaboración de un Cervantes concebido como un héroe militar y “africanista”, sobre todo desde 1859.

«El soldado de Lepanto y de Portugal [entonces se creía que el literato luchó en las Azores], el cautivo heroico que entre cadenas proyectaba alzarse con la ciudad de Arjel, el escritor de injenio privilejiado y de grandes esperanzas, se veía obligado á ocupar el mercenario puesto de comisionado para acopiar trigo y aceite en servicio del rey». ASENSIO Y TOLEDO, Nuevos documentos (1864), p. 42.

El cromo no era solo marketing comercial, era también el instrumento de una idea pedagógica nacional. Esto ya estaba ya plenamente admitido en la utilidad de los cromos. “Enciclopedia” los denomina Unamuno. Su colección podía servir para conocer la vida de Cervantes, pero también países, monumentos, aves, plantas, etc…

Los cromos van a ser el vehículo ideal para la difusión de esta visión cervantina entre los jóvenes, quienes además tenían como lectura obligatoria escolar el Quijote. La celebración del centenario de esta obra en 1905 favoreció esta situación.

Cromos culturales Barcelona, Ediciones Barsal, 1930-1940 Láminas, reproducción fotomecánica sobre cartulina Diez cromos para contar la vida de Cervantes donde se destacan los siguientes momentos de su vida: representación del teatro de Lope de Rueda, trabajo de secretario con el cardenal Acquaviva, la batalla de Lepanto, lecturas durante su vida militar, el cautiverio de Argel, sus intentos de fuga, la liberación de Argel, la escritura del Quijote, el triunfo de su obra entre los nobles y sus últimas palabras escritas antes de morir

Ahora bien, en las colecciones de cromos Cervantes no se contempla únicamente al autor como a un soldado-escritor, se elabora además toda una iconografía vital de sorprendente originalidad y frescura.

Al estar destinados a un público infantil, se comprende la relevancia del Cervantes niño o joven como motivo de muchos de estos cromos.

En esto, los autores de estas ilustraciones se apartan del lenguaje artístico culto. Aparece así una iconografía popular cervantina.

El manco de Lepanto, episodio historico en un acto y en verso. Impreso en 1873, de Rafael Aceves y Lozano y Ángel Mondejar y Mendoza.

4. De los cromos a las biografías ilustradas: un mismo público, un lenguaje gráfico distintivo.

Si el arte académico e historicista no fue el modelo primordial de muchas ilustraciones de estos cromos, cómo se desarrolló la citada iconografía popular cervantina.

Sin duda, por un lado, predominó la propia inventiva de los ilustradores de cromos, pero también la elaboración de un lenguaje gráfico común, que se fue desarrollando a lo largo de las primera mitad del siglo XX, para satisfacer la demanda de lectura infantiles y juveniles.

Esto nos lleva a analizar las ilustraciones que aparecen en las biografías cervantinas para jóvenes. Muchas estaban ilustradas, y entre los cromos y estos libros y los folletines o novelas por entregas parece evidente la existencia de estrechos lazos. El “horizonte de expectativas” de los lectores era muy semejante

Uno de los primeros ejemplos de biografía no académica de Cervantes es el folletín El manco de Lepanto (Madrid, 1874), de Manuel Fernández y González , prolífico autor de la época y competidor de Benito Pérez Galdós.

De lectura popular adulta, rápidamente aparecieron ediciones juveniles, como esta incluida en la colección El Museo de la Niñez (c. 1920), y cuya cubierta reproduce con claridad la estética del cromo, no así las ilustraciones interiores..

El manco de Lepanto: Vida legendaria de Miguel de Cervantes, de Manuel Fernández y González. 1954. 18 cm. 297 p.

Y del mismo autor Los cautivos de Argel Madrid 1954, 275 pp.

En la colección VIDAS ILUSTRES, nº 11, se presenta esta cubierta: MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA. ER (luego Editorial Novaro), México, 1 de diciembre de 1956.

Todas estas biografías ilustradas ayudan a comprender la gran importancia que a la participación de Cervantes en Lepanto y otras campañas contra el turco se daba en los cromos de la misma época

Historia y Leyenda, Tiempos Heroicos nº 25 El Manco de Lepanto.

CERVANTES. 1947. Colección Hernando de Libros para la Juventud Ilustraciones de Fernando Marco. 125 pags

Y finalmente se llega a la confluencia con el lenguaje del cómic. Vida de CERVANTES Colección Historias Juvenil , (1968), 1ª edición 1968.

En 1979, TVE emitió Don Quijote de la Mancha, una serie de dibujos animados de producción íntegramente española, con la que se pretendía acercar al público más joven la obra de Cervantes. Entonces (1978-1979), Danone comenzó a regalar con la compra de sus yogures una colección de noventa y cuatro cromos, que reproducían fotogramas extraídos directamente de la serie de televisión, para incluir en un álbum, como el reproducido. Cervantes es sustituido por su obra. Las biografías pasan a ser de carácter académico (Cannavaggio, Fernández Álvarez, Alvar Ezquerra, Lucía Megías, Gracia), ¿Por qué?

La figura de Cervantes, con su perfil heroico, deja de tener vigencia con los nuevos modelos políticos y sociales generados tras la “Transición”.

Sus inmortales personajes literarios le sustituyen en el imaginario infantil.

Y aquí cedo el testigo a Ana Merino, y a Jordi Gracia, que sabrán mejor que yo contar esta segunda parte de la historia.

Gracias