CERVANTES_ PRÓLOGO _NOVELAS_EJEM

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  • 8/2/2019 CERVANTES_ PRLOGO _NOVELAS_EJEM

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    NOVELAS EJEMPLARES. Miguel de Cervantes Saavedra.

    PRLOGO AL LECTOR

    Quisiera yo, si fuera posible, lector amantsimo, excusarme de escribir este prlogo, porque nome fue tan bien con el que puse en mi Don Quijote, que quedase con gana de secundar conste. Desto tiene la culpa algn amigo, de los muchos que en el discurso de mi vida he

    granjeado, antes con mi condicin que con mi ingenio; el cual amigo bien pudiera, como es usoy costumbre, grabarme y esculpirme en la primera hoja deste libro, pues le diera mi retrato elfamoso don Juan de Jurigui, y con esto quedara mi ambicin satisfecha, y el deseo de algunosque querran saber qu rostro y talle tiene quien se atreve a salir con tantas invenciones en laplaza del mundo, a los ojos de las gentes, poniendo debajo del retrato: ste que veis aqu, derostro aguileo, de cabello castao, frente lisa y desembarazada, de alegres ojos y de narizcorva, aunque bien proporcionada; las barbas de plata, que no ha veinte aos que fueron deoro, los bigotes grandes, la boca pequea, los dientes ni menudos ni crecidos, porque no tienesino seis, y sos mal acondicionados y peor puestos, porque no tienen correspondencia losunos con los otros; el cuerpo entre dos extremos, ni grande, ni pequeo, la color viva, antesblanca que morena; algo cargado de espaldas, y no muy ligero de pies; ste digo que es el

    rostro del autor de La Galatea y de Don Quijote de la Mancha, y del que hizo el Viaje delParnaso, a imitacin del de Csar Caporal Perusino, y otras obras que andan por ahdescarriadas y, quiz, sin el nombre de su dueo. Llmase comnmente Miguel de CervantesSaavedra. Fue soldado muchos aos, y cinco y medio cautivo, donde aprendi a tenerpaciencia en las adversidades. Perdi en la batalla naval de Lepanto la mano izquierda de unarcabuzazo, herida que, aunque parece fea, l la tiene por hermosa, por haberla cobrado en lams memorable y alta ocasin que vieron los pasados siglos, ni esperan ver los venideros,militando debajo de las vencedoras banderas del hijo del rayo de la guerra, Carlo Quinto, defelice memoria.Y cuando a la deste amigo, de quien me quejo, no ocurrieran otras cosas de las dichas quedecir de m, yo me levantara a m mismo dos docenas de testimonios, y se los dijera en

    secreto, con que extendiera mi nombre y acreditara mi ingenio. Porque pensar que dicenpuntualmente la verdad los tales elogios es disparate, por no tener punto preciso nideterminado las alabanzas ni los vituperios.En fin, pues ya esta ocasin se pas, y yo he quedado en blanco y sin figura, ser forzosovalerme por mi pico, que, aunque tartamudo, no lo ser para decir verdades, que, dichas porseas, suelen ser entendidas. Y as, te digo otra vez, lector amable, que destas novelas que teofrezco, en ningn modo podrs hacer pepitoria, porque no tienen pies, ni cabeza, ni entraas,ni cosa que les parezca; quiero decir que los requiebros amorosos que en algunas hallars, sontan honestos, y tan medidos con la razn y discurso cristiano, que no podrn mover a malpensamiento al descuidado o cuidadoso que las leyere. Heles dado nombre de ejemplares, y sibien lo miras, no hay ninguna de quien no se pueda sacar algn ejemplo provechoso; y si nofuera por no alargar este sujeto, quiz te mostrara el sabroso y honesto fruto que se podrasacar, as de todas juntas como de cada una de por s. Mi intento ha sido poner en la plaza denuestra repblica una mesa de trucos, donde cada uno pueda llegar a entretenerse, sin daode barras: digo, sin dao del alma ni del cuerpo, porque los ejercicios honestos y agradablesantes aprovechan que daan. S, que no siempre se est en los templos, no siempre se ocupanlos oratorios, no siempre se asiste a los negocios, por calificados que sean. Horas hay derecreacin, donde el afligido espritu descanse. Para este efecto se plantan las alamedas, sebuscan las fuentes, se allanan las cuestas y se cultivan con curiosidad los jardines. Una cosa meatrever a decirte: que si por algn modo alcanzara que la leccin destas novelas pudierainducir a quien las leyera a algn mal deseo o pensamiento, antes me cortara la mano con quelas escrib que sacarlas en pblico. Mi edad no est ya para burlarse con la otra vida, que alcincuenta y cinco de losaos gano por nueve ms y por la mano. A esto se aplic mi ingenio,por aqu me lleva mi inclinacin, y ms, que me doy a entender, y es as, que yo soy el primeroque he novelado en lengua castellana, que las muchas novelas que en ella andan impresas

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    NOVELAS EJEMPLARES. Miguel de Cervantes Saavedra.

    todas son traducidas de lenguas extranjeras, y stas son mas propias, no imitadas ni hurtadas:mi ingenio las engendr, y las pari mi pluma, y van creciendo en los brazos de la estampa.Tras ellas, si la vida no me deja, te ofrezco los Trabajos de Persiles, libro que se atreve acompetir con Heliodoro, si ya por atrevido no sale con las manos en la cabeza; y primero vers,y con brevedad dilatadas, las hazaas de don Quijote y donaires de Sancho Panza, y luego las

    Semanas del jardn. Mucho prometo con fuerzas tan pocas como las mas, pero quin pondrrienda a los deseos? Slo esto quiero que consideres: que, pues yo he tenido osada de dirigirestas novelas al gran Conde de Lemos, algn misterio tienen escondido que las levanta. Noms, sino que Dios te guarde y a m me d paciencia para llevar bien el mal que han de decir dem ms de cuatro sotiles y almidonados. Vale.