Cervantes Miguel de - Entremés de El Juez de Los Divorcios

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Letras Hispánicas Q}NSEJO I!DITOR! Francisco Rico Domingo Ynduclin Gustavo Domlngucz M:iguel de Cervantes Entremeses Edici6n de Nicholas Spadaccini QUINTA EDICION CATEDRA LETRAS BISPANICAS

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Page 1: Cervantes Miguel de - Entremés de El Juez de Los Divorcios

Letras Hispánicas Q}NSEJO I!DITOR!

Francisco Rico Domingo Ynduclin Gustavo Domlngucz

M:iguel de Cervantes

Entremeses

Edici6n de Nicholas Spadaccini

QUINTA EDICION

CATEDRA

LETRAS BISPANICAS

Page 2: Cervantes Miguel de - Entremés de El Juez de Los Divorcios

\

]lustración cubiettn: Manuel Alcorlo

© Ediciones C:ltcc.lro, S. A., 1987 Don Ramón de 1:~ Cruz, 67. 28001-1\bdrid

Depósito lc¡_'lll: M. 20.826-1987 ISBN: 84-376-0346-3

Prinll:d in .S pain Impreso en Lavcl .

Los Llanos, ·n:~ve ·6. l:luttíanes (Mndrtc.l)

'Índice

INTRODUCCIÓN Abreviaturas más frecuentes. . . . . . . . . . . . . . . . . 12 Los entremeses de Cervantes: Teatro, literatura

e historia social ............. , . . . . . . . . . . . . 13 El mundo entremesil cervantino: Conflictos, ten-

siones, marginalidad. . . .. .. . . .. . . . . .. . . . . . 22 La representación entremesil del drama urbano:

Los ejemplos de «El vizcalno fingido» y «La guarda cuidadosa».. . . . . .. .. .. . . . .. . .. . .. . 39

La representación entremesil del drama aldeano y rural: Los ejemplos de «El retablo de las maravillas» y «Los alcaldes de Daganzo». . . . 55

Reflexión final. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 74

EsTA EDICIÓN. • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • 75

81BLIOGRAFfA SELECTA. • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • 77 Ediciones.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 77 Estudios sobre los Entremeses de Cervantes. . . . 80 Estudios pertinentes sobre el entremés y el teatro

de los siglos XVI y xvn.. .. . . . .. . .. .. .. . . .. . 84 Cervantes en su época. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 85 Textos y estudios pertinentes sobre problemas li­

terarios, socio-culturales, socio-históricos y socio-económicos de la España de los sigl9s XVI y XVII................................... 86

ENTJU!MESF.S Prólogo al lector. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 91 Dedicatoria al Conde de Lemos. . . . . . . . . . . . . . 95

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Entremés del Juez de los divorcios. . . . . . . . . . . . 97 Entremés del Rufián viudo llamado Trampagos. 111 Entremés de La elección de los alcaldes de Da-

ganzo................................... 143 Entremés de La guarda cuidadosa.. . . . . . . . . . . . 171 Entremés del ViLcaino fingido. . . . . . . . . . . . . . . . 193 Entremés del Retablo de las maravillas. . . . . . . . 21 S Entremés de La Cueva de Salamanca. . . . . . . . . . 237 Entremés del Viejo celoso.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . 257

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.Introducción

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ENTREMÉS DEL

Juez ele los divorcios

(Sale .EL JUEZ, y otros dos con él, que son ESCRIBANO y PROCURADOR 1, y siéntase :en una silla: salen EL VEIIITB

J? MARJANA, su ,mujer.)

MARIANA. Aun bien que2 está ya el señor jueZ de los divorcios senlado en la 'Silla de su audiencia. Desta vez tengo de quedar dentro o fuera; desta vegada 3 tengo de quedar· libre de pedido y alcabala, como el ga_vilán 4,

VEJETE. Por amor de Dios, Mariana, que no nlmodo-­ncess tanto tu negocio; habla. paso, por la pasión que

• Pr,onuador: .el que en los_ tribunales representa a los uc:usados. 2 Aun bien qut: 3 biCIÍ que. Cfr. lA guardo·cuidadOStJ, notn 71, y

El rttablo tk las maral:llltU, pAg.21S. 3 Vtgada: v~ Arcnlsmo repudiado por Juan dé· Valdés ep cl·D/d~

qo df! la ltngua: «yo no l9 dcrla ni lo escti.virln». Ccn'3ótes lo usa tambien en el (luljott (1, :dvi).

4 Ubrt de ¡m!Ulo y alcabala, como ti gat•ildn: exentos de impuestos («pedido») y dc'rccho real («alcabal:t»), Alusión n un3S disposiciones jurldicns en In Ednd Medill que cximian los impuestos en rclnci6n con IIU aves rapii\u. Pilar Palomo (pág.. 40) apona amplia documcn­Uici6n.

s No almodonus: as! en b edición pñnclpc. La mayori:l de .Jos editores modernos prefcrirlnn leer almonrdtc.i en el sentido de poner

nre1~nn:mr como) en almoncéla (cfr •. respectivamente ;\valle-Arce, 7. y Ascnsio, pág. 61, nota 2, quc.siguen una sugerencia

pAgs. 3-4). Lo arriesgado de este tipo de rcctificacl6n .ha apuntado yn por Ynduráin (pág .. LXYIII): «Es preferible dejarlo

está, pues~ ¿por que no pensar en un 'alm3dcnees', es decir, : macbaqttcs?»

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Dios pasó; mira que tienes atronada a toda la yecindad con tus gritos; y, pues tienes delante a! sc~~r JUCZ. con menos voces le puedes informar de tu JUSUcla.

Junz. ¿Qué pendcnc.ia tr~éis, _buen_a gente? . . MARIANA. Señor, ¡d1vorc1o, dJvorc1o, y mus d¡vorcJo,

y otras mil veces divorcio! JuEZ. ¿Oc quién, o por qué, señora? MARIANA. ¿Oc quién? Oeste viejo, que está presente. JuEZ. ¿Por qué? . . MARIANA. Porque no puedo sufrir sus impertmencms,

ni estar continp atenta a curar t~as sus e~ferJ?ed_adcs, que son sin numero; y no me cnaron a m1 m1s padres para ser hospitalera ni enfermera. Muy bue~ dote llevé al poder destn espuerta de huesos, que me t1ene consu­midos los dlas de la vida; cuando entré en su poder, me relumbraba la cara como un espejo, y agora la tengo_ con una vara de frisa6 encima. Vucsa merced. _señor_ JUez, me descase, si no quiere que me ahorque; m1re! m1re los surcos que tengo por este rostro, de las lágnmas ~u7e derramo cada día, por verme casada con esta nn.otomla .

JuEZ. No lloréis, señora; bajad la vo:z. y enjugad las lágrimas, que yo os haré justicia.

MARIANA. Déjeme vucsa mere~ l_lorar! que con esto descanso. En los reinos y en las rcpubhcas b1en ?rden_adas, había de ser limitado el tiempo de los ·mntnmomos, Y de tres en tres años se habían de deshacer, o confirmarse de nuevo, como cosas de arrendamientoS, y no que hayan de durar toda la vida. con perpetuo dolor de entrambas9 partes.

6 Con una t'tlra de frisa: es decir, arrugada y sombria-como ucu:na tela de tan:!. delgada con pelo (rrisa), que se suele retorcer» ( Cov.). Aqul rrisa equivale tambi!n a p;11'10 de luto.

7 Anotomla: amuomia: esqueleto. a Dc trtJ m trts mla.r .•• arrtndanúcnto: el plazo r:cscrvndo a· ~n­

tratos de arrendamiento de I:!.S rentllll reales cr.a crcctl\':l.mcnte de t~ nl'los, segun la ley 7.~. titulo VIl de 111 partida qumtn! u ••• Pero ~alqutcr que las arrendare, non las debe tener mis de tres aAoSil (citado por Bonilla, pAg. 182).

9 Entrantba.r: ambas.

. JUEZ. Si es.e arbitrio lO se pu~iera o debiera poner en prá­tJca, y ~or dmcros, Y_U se hub1crn hecho; pero especificad más. sen ora, las o~~s1ones que ?S mu.even a pedir divorcio ..

M~RJANA. El l';crno de m1 mando, y la primavera 11 d: m1 ednd; el qu1tarmc el sueño, por levantarme a me­dia noche a ca.~entar paños y saquillos de salvado 12 par¡¡ ~onerle en la IJ_ada; el ponerle, 0ra aquesto, ora aquella. hg?duru, que hgado le vea yo a un palo por justicia; ei cu1dado que tengo de ponerle de noche alta cabecera 13 de la cama, jarabes lenitivos, porque no se ahogue del pecho; y el estar obligada a sufrirle el mal olor de la boca, que. le gücle mal a tres tiros de arcabuz.

EscRIBANO. Debe de ser alguna muela podrida. . V~nre. No puede ser, porque lleve el diablo la muela

m d1cntc que tengo en toda ella. ~ROCURADOR. Pues ley hay que dice, según he oído

dec1r, que por ~61o el ma_l olor de la boca se puede desc[as]ar la muJer del mando, y el marido de la mujer.

. VEJETE. En verdad, señores, que el mal aliento que ella d1cc que tengo, no sc,engcndra de mis podridas muelas, pues no las. t~:ngo, _m menos procede de mi estómago, que está sams1mo, smo d~'Sn mala intención de su pecho. Mal c?noccn vu:sas mercedes a esta señora; pues a fe que, !1 la _conociesen, que la ayunarían o la santigua­rian 1 • Vemte 'J dos años hu que vivo con ella mártir,

·¡o A bi · · p " • r mo: conseJO. ara unas re.erencillll concretas n b figura satlnea del arbitrista, crr. lA rlecri6n de los alcaldes de Dagan:o, nota JI, Y Don Quijote (11, i) ..• sobre la génesis de la 1magco lnerann de esos pre­cursores del pensa'!uento cconóm1co moderno, \'éase el 10dispcosable estudiO de Jean Vllar, Utrratura )' rconomla. lA figura satirica del arbitrista en el Siglo tk Oro, Madrid, Revista de Occidente, 1973. ;! lrlm!a ... prlnwt•era' vejez •.. juventud. Jviemo • invierno.

- Saqmllo.r de salrado.- teoi:m los m1smos efectos emolientes que las modernas de agua caliente (Herrero. plig. 6).

ll Pon trie, de noche alta cabecera; Bonilla (pág. S) y con ¿¡ casi todos los editores modernos enmiendan «nltn (la] c:nbec:crn». Aseo­~o (pág. 63), ~prerc:ri~3 corregir .•. a la cahrcrra que hace pcrrccto $C~~1do y mantiene la s•metrla y fluid~ del discurso».

Aywwrlan ... .ramiguarlan: es dec:1r. Q se nbstendrlan de su trato o se sanugunrlan de ella como si ruese un diablo. Orras acepciones de santiguar son las de goi¡Har y re1lir.

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sin haber sido jamás confesor ts de sus ínsolencias, de sus voces y de sus fantasías, 'y yn va paro dos años que cada día me va dando vaivenes y empujones hacia la sepultura. a cuyas voces 16 me tiene medio ~ordo1 y, a puro reñir~ sin juicio. ~i me cura, como ella _dtce, cura me a regañadtentes; h~btendo de ser .suave la mano y la condición del médtco. En resoluctón, señores, yo soy el que muero en su poder, y ella es la que vive en el mío, porque es señora, con mero mixto imperio 17, de In ha~ cienda que tengo. . . .

MARIANA. ¿Hacienda vuestra? Y ¿qué hactenda tenéts vos, que no In hll;yúis g~nado con 1~ que llevast~ 18 en mi dote? Y son mto la mttad de los btenes gananctales 19, mal que os pese; y dellos y de la. dote, si me muri~e agora, no os dejaría valor de un maravedí, porque veáts el amor que os tengo. _

JuEZ. Decid señor: cuando en trastes en poder de vues• trd mujer, ¿no' entrastes gallardo, sano, y bien acondi-cionado?

VEJETI!. Ya he dicho que ha veinte y dos años gue entré en su poder, como quien entra en el de un cómttrc cala­brés a remar en galeras de por fuerza, y entré tan sano, que podía decir y hacer como quien juega a las J?intas20,

IS Mdmt ... ccmfesor: rcfn\n (Corrcas)·de indole religios:l, muy~­do por ruli:1nes con que el vejete c:xpltro como resistió por \'eínud6s nftos al tormenio de su desgraciado matrimonio sin haber ncudid!l a dcc:l3rnrlo ante l3s auioridadc:sjuridiC:IS. Sobre el uso de esta c:xp~ón en la picaresca. cfr. Esttbanillo Gcm:dle:, 2 vols., c:d. N. Spadnccml y A. Zabareas. Madrid. Cnstalia. 1978, 1, plig. ISS. nota 160.

111 A curas .r«ts: Ascnsio (p.ig. 6~) corrige a [pur_as) roces. «retoque sugerido por ·o puro reftir'». Se basa .en un rasgo c:sulisllco muy común en los Entremeses cervantinos: In obsesión por 1:1 simetrla. .

.~ Mero mixto biiMTio: con dominio o scftorlo absoluto sobre VId~ y bienes. Son témunos jutldicos comunes en los contt:ltos. Cfr. Bont· lla (pAg. 183, noin 9). . . . . •

11 UN:astts: IIC\'Dstcis. lA tc:rmmación -tri del preténto mdelirudo ern la común en la épOC:I. Abund.ln los ejemplos en estos entremc:scs.

10 Bimcs ganancialrs los que son ganados durante: el matnmonto. :o Decir y hacer ... J~a a las pintas con.testando al ~uez c?n un:1

alusa6n a un conocido juego de nrupc:s (upmtns») el veJete dac:c q\1«; cu:~ndo se C:ISÓ cón su mujer estaba en condiciones de poder satisfacer sus envites (ofertas sexuales).

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MARIANA. Cedacico nuevo, tres dlas en estnca21. Jui!Z. Callad, callad, nora en tal22, mujer de bien, y

andad con Dios; que yo no hallo causa para descasaros· y, pues comistes las maduras, gustad de las duras23; qu~ no está obligado ningún marido a tener la velocidad y corrida del tiempo, que no pase por su puerta y por sus dlas; y d~contad los malos que ahora os da, con Jos buenos que os di6 cuando pudo; y no repliquéis más palabra.

VEJIITI!. Si fuese posible, recebiría gran merced que vuesa merced me la hiciese de dcspenanne, alzándome esta carcelerin 24; porque, dejándome asi, habiendo ya llegado a este rompimiento, será de nuevo entreganne al verdugo que me martirice; y si no, hagamos una cosa:~ enciérrese ella en un monesterio2S, y yo en otro; parta­mos In hacienda, y destn suerte podremos vivir en paz y en setvieio de Dios lo que nos queda de la vida.

MARIANA. ¡Malos añosi¡Bonica soy yo para estar en­cerrada! No sino llegaos a la niña, que es amiga de redes, de tornos, rejas y escuchas26; encerraos vos que lo podréis llevar y sufrir, que ni tenéis ojos éon qué ver, ni oidos con qué oír, ni pies con qué andar, ni mano con qué tocar: que yo, que estoy sana, y con tddos mis cinco sentidos cabales y vivos, quiero usar dellos a la descubierta, y no por brújula27, como quínola dudosa.

21 Ctdacico ~co. tru dlas rn estaca: refrán (Correas) con que se lndiC:I que In bondad de .lo nuevo duru poco.

22 Nora en tal: en hora malo. Cfr. Doq Quijote (11, ¡¡;); «ApArtensc, nora en tal, del canuno .... que vamos de priesa.•

2J Comlstr las maduras, g¡ntad de las duras: rc:fn\n con que indica que ya que disfrutó de: lo bueno. p. ej., de la juventud de su marido, también debe estu dispuesta en afrontar lo malo, p. ej., los problemas de su \-ejc:z. La alusión origin:ll del refrán es o las frutas.

'24 Carctltrúz: c:Arc:cl. ts }.f oncsttrio: monasterio. 26 Escuchas: la monja que asiste n 1:1 conversación de las religiosas

con los \ÍSitantc:s c:n In grada o locutorio de los con,-entos (cfr~ Dict, de Aur.). Los con\'CTRCJonc:s ocurrirlan a trav¿, de un:1 reja («rtd»).

l~ Por brújula: en forma recatada. Cfr. D~c. de Aur.: «Brujulror: mirar o ncc:c:hnr con cuidado: y en los juegos de naipes es irel jugai!or descubriendo poco a poco las canas, y por lo pinia conoc:cr de qul:

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EsCRIBANO. Libre es In mujer. PROCURADOR. Y prudente el marido; pero no p\le­

de más. JUI!Z. Pues yo no puedo hacer este divorcio, quianullam

invenio causam28,

(Entra UN SOLDADO bien aderezado, y su mujer DoÑA GUIOMAR.)

GVIOMAR. ¡Bendito sea Dios!, que se me ha cumplido el descQ que tenía de verme ante la presencia d~ vucsn merced, a quien suplico, cuando encarecidamente puedo, sea servido de descasarme déste.

Juez. ¿Qué cosa es déste? ¿No tiene otrp no~m_bte? Bien fuera que_ dijéradcs siquiera: «deste hombre>>.

GUIOMAR. Si él fuera hombre, no procurara. yo des-casarme.

JuEz. Pues ¿qué es? GUIOMAR. Un lcñp29, SOLDADO. [Apart~.J Por Dios, que he de ser leño en

callar y en sufrir. Quizá con no defenderme ni contradecir a esta mujer, el juez se inclinará tt condenarme; y, pen­sando que me castiga,. me sacará de cautiverio, como si por milagro se librase un cautivo de las mazmorras JO de Tctuán.

PROCURADOR. Hablad más comedido, señora, y rela­tad vuestro negocio, sin improperios31 de vuestro marido, que el señor juez de los divorcios, que está delante, mirará rectamente por vuestra justicia.

palo cs.» Marian:1 usa aqul el I~J(.ico del juego de naipes («por brújula, como qulnola dudosa.») para n:clarn:1r la libertad de sus sentidos e Instintos.

21 Quia nul/am inrmio cau.sam: porque no encuentro causa (San Juan, XVIU, 38). Palabras de Pilatos cuando se niegn a sentenciar a Jesús Cristo. Cfr. San ÚIC'as (XXIII. 22)_

29 Un leño: de poco talento y ncet6n. lO Ma:morras: prisiones subtemneas de pirntas berberiscos. ll JmpropC"rios: insultos.

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GUIOMAR. Pues ¿no quieren vucsns mercedes que llame leño a una estatua, que no tiene más acciones que un madero?

MARIANA. Ésta y yo nos quejamos sin duda de un mismo agravio. ·

GUJOMAR. Digo, en fin, señor mio; que a mi me casa­ron con este hombre, ya que quiere vuesl\ merced que asi lo llame, pero no es este hombre con quien yo me casé.

JuGZ. ¿Cómo es eso?, que no os entiendo. GuJOMAR. Quiero decir, que pensé que me casaba con·

un hombre moliente y corriente, y a pocos dias me hallé, que me había caSado con un leño, como tengo dicho: porque él no sabe cuál es su mano derecha, ni busca medios ni trazas para granjear un real con que ayude a sustentar su casa y familia. Las mañanas se le pasan en oír misa y en estarse en la puerta de Guadnlajara.J2 mur­murando, sabiendo nuevas, diciendo y escuchando men­tiras; y las tardes, y aun las mañanas también, se va de casa en casa de juego, y alli sirve de número a los miro­ncs33, que, según he oído decir, es un género de gente a quien aborrecen en todo estremo los· gariteros. A las dos de la tarde viene a comer, sio que le hayan dado un real de barato34, porque ya no se usa el darlo; vuélvcse a ir; vuelve a media noche; cena si lo halla; y si no, santi­guase, bosteza y acuéstase; y en toda. la noche no sosiega, dando vueltas. Pregúntolc qué tiene. Respóndeme que está haciendo un soneto en In memoria para un amigo que se le ha pedido3S; y da en ser poeta, como si fuese

~: Puma de Guada/ojara; una de las principales puc:rt3S de la nn· tigua villa de: Mndrid. ~se hallaba entre: la embocadura de la cavn de San Maguc:l y la calle: de Malanc:scs ... Era lugar celebrado ponus tu:n­das y por ser centro de' rcuni6rí de gente ociosa y no\-clc:ru» (Bonilla, ~glna 184, nota 16).

u Mtrant!s: espectadores que, ademAs de mirar; prestab:ln serviciO$ a los jugadores. V~se más adelante, nota JS.

l~ Barato. propina que sollan dar los jugadores que ganaban a lO$ m1ronc:s y cspccllldorcs. Cfr. Coo.: «Dar barato: sacar los que juegan paro dar a los que sm1:n o asasten al juego.»

3' Un soneto ... para un amigo que st! le ha ~diJo; nótese el-empleo dc:lldsmo (1~ por lo}. nqul como objeto darecto. Véase mi\s adcl:lnte,

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oficio con quien _no estuviese vinculada la necesidad del mundo.

SOLDADO. Mi señora doña Guiomar, en todo cuant? ha dicho, no ha salido de los límites de la r~zón; y, Sl yo no la tuviera en lo que hago, como ella la tiene en lo que dice, ya había yo de haber procurado algún· favor de palillos_36 de aquí o de allí, y procurar verme, como se ven. otros hombrecitos aguditos _y bulliciosos, con una vara en las manos, y sobre una mula de alquiler, pequeña, seca y maliciosa, sin mozo de mulas que le acompañe, porque las tales mulas nunca se alquilan sino a faltas37 y cuándo están de nones38; sus alforjitas a las ancas, en la una un cuello y una camisa, y en la otra su medio queso, y su pan y su bota; sin añadir a los vestidos .que trae de rúa, para hacellos de camino, sino unas polamas y una sola espuela39; y,. con una comisión y aun come~ zón 40 en el seno, sale por esa Puente Toledana raspnhi­lando41, a pesar de las malas mañas ?e la h~ronn, ·~· a cabo de pocos días, en vi a a. su casa alguq pemtl de tocmo y algunas varas d~ lienzo crudo.; en fin, d~ aquellas cos~s que valen baratas en los lugares del distrito de su comi­sión y con esto sustenta su casa como el pecador mejor: puede; pero yo, que, ni tengo oficio, [ni b~neficio],. no sé qué hacerme, porque no hay sefior que qwera sernrs.e de mi, porque soy casado; así que me será forzoso suph.:

U$Í mi marido pide por cuatro causas divomo, yo le pido por cua. trocient:u». . .

J6 Faror tk palillos: el obsequio de alguna vara de ju:z: o com~o. El soldado admite su impotencia al no haber consegu1do el ofieto o favor que pedia.

37 A faltas: es decir, en ausencia de. Jt Dt noncJ: de sobro. Cfr. Don Quijote (11, UXÚI). l9 Sin ailtullr a los t"'!stldos ... upurla: alusión n la pobreza o CSC4SC:Z

de vestidos. Sólo tenia vestidos de paseo o de calle (de «nb») que eran newos. Estos mismos se convertían en vestidos de vi:1je (de t<CílminOtC) o. de color, ni ir ncompañado1 de unas polainas de pai\o y de unn es­puela.

40 Comr.6n: picazón.. . •• Raspahilando: de pnsa. Cfr. Corom.: «Rasp{lhflar: moverse ráptda

y ntropcll:ld3mcnte.»

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car a vuesa merced, séñor juez, pues ya por pobres son tan enfadosos los hidalgos, y mi mujer lo pide, que nos divida y aparte.

GutOMAR. Y hay más en esto, señor juez: que, como yo ve.o que mi marido es tan pa~a poco, y que padece necesidad, muérome por remcdtalle, pero no puedo, porque, en resolución, soy mujer de bien, y no tengo de hacer "vileza 42.

SOLDADO. Por esto solo merecía ser querida esta mu­jer; pero, debajo deste pundonor, tiene encubierta la más mala condición de la tierra; pide celos sin causa; grita sin por qué; presume sin hacienda; y, como me ve pobre, no me estima en el baile del rey Perico43; y es lo peor, señOr juez, que quiere que, a trueco 44 de la fidelidad que me guarda, le sufra y disimule millares de millares de impertinencias y dcsabrimientos45 que tiene.

GutOMAR. ¿Pues no? ¿Y por qué no me habéis vos de guardar a mi decoro y respeto, siendo ian ·buena como soy?

SOLDADO. Oid, señora doña Guiomar: aquí delante des tos señores os quiero decir esto: ¿Por qué me hacéis cargo de que sois buena, estando vos obligada a serlo, por ser de tan buenos padres nacida, por ser cristiana y por lo que debéis a vos misma? ¡Bueno es que quieran las mujeres que las respeten sus maridos porque son castas y honestas; como si en solo esto consistiese, de todo en todo, su perfección; y no echan de ver los desa­guaderos por donde desaguan la fineza de otras mil vir• tudes que les faltan! ¿Qué se me da a mi que seáis casta

q Mutrome por rf'trn*dialle ... J' no trngo de hacer 11ik:o: doi\a Guío­mar msinúa ante el juez que no quiere hacerse puta. es decir, caer en la deshonestidad ( «h:1cer vilcz:l») para remediar la necesidad que su· fre con" y por SU marido;

~l No me rstima tn el baile del re}' Ptrko: no me estima mucho. Cfr. Correas, ~S· ISO; y, CM~.: «cuando<¡ueremos signlllcar lo poco que estimamos alguna eos:s ... ».

.u A trueco: a trUeque. o Dtsabrlmkntos: mol genio. (Manifestaciones de mal genio o mal

humor.)

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con vos misma, puesto que46 se. me da mucho, si os des­cuidáis de que lo sea vuestra criada, y si andáis siempre rostrituerta, enojada, celosa, pensativa, manirrota, dor­milona, perezosa, pendenciera, gruñidora, con otras in­solencias oeste jaez, que bastan a .consumir las vidas de docientos maridos? Pero, con todo esto, digo, señor juez, que ninguna cosa destas tiene mi señora doña Guiomar; y confieso que yo soy el leño, el inhábil, el dejado y el perezoso; y que, por ley de buen gobierno, aunque no sea por otra cosa, está vuesa merced obligado a desca­sarnos; que desde aquí digo que no tengo ninguna cosa que alegar contra lo que mi mujer ha dicho, y que doy el pleito por concluso, y holgaré de ser condenadQ.

GUIOMAR. ¿Qué hay que alegar contra lo que tengo dicho? Que no me dais de comer a mi, nj a vuestra criada, y monta47 que no son muchas, sino una, y aun esa siete­mesina 48, que no come por un grillo.

EsCRIBANO. Sosiéguense; que vienen nuevos d\'!man,. dan tes.

(Entra uno vestido de médico,)' es CIRUJANO;)' ALDONZA DE MINJACA, Sil mujer.).

CIRUJANO. Por cuatro causas bien bastantes, vengo a pedir a vuesa merced, señor juez, haga divorcio entre mi y la señora Aldonza de Minjaca, mi mujer, que, está pre­sente.

46 Puesto qutt: aunque; a pesar de que. Cfr. Keniston, Syntax of CaJtlllan ProStt, 28-44.

'" Y nw111a: expresión regístrudu como frase aclamulivu cqut­vnlente n «jvnya .. .l iCUJdado .. .l ¡Digo!11 (cfr. F. Rodriguez Marln. ed. Rlnconctc y Cortadillo. pág. 435, notn 181) en que se sugterc lo con­trano de lo que suele 'llfirrnarse. De nhl In acl:unci6o ~no una». Cfr. El retablo de /QJ marari//as, nota 68.

4 Sittrmesina: n:1cida a los siete meses y, por lo tanto, débil y flac:~. Cfr. Sb;Jrbi, Rl'frantro gtntral r:s¡u111o/, 111, ~g. 279: usi alguno (de los sietemesinos) CSC1p3, sie.~pre vive enfermo, o es casi enano». Cfr. Bo­nill:~, pág. 186, nota 24.

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Juez. Resoluto 49 venís; decid las cuatro causas. CIRUJANO. La primera, porque no la puedo ver más

que a todos los diablos; la segunda, por lo que ella se sabe; la tercera, por lo que yo me callo; la cuarta, porque no me llevén los demonios, cuando desta vida. vaya, si he de durar en su compañia hasta mi muerte.

PROCURADOR. BastantisimamenteSO ha probado su in­tención.

MINJACA. Señor juez, vuesa merced me oiga, y ad­vierta que, si mi marido pide por cuatro causas divorcio, yo le pido por cuatrocientas. Lu primera, porque, cada vez que le veo, hago cuenta que veo al mismo Lucifer; la segunda, porque fui engañada cuando con él me casé; porque él dijo que era médico de pulsoS!, y remaneci652 cirujano, y hombre que hace ligaduras y cura otras en­fermedades, que va a decir desto a médico, la mitad del justo precio; la tercera, porque tiene celos del sol que me toca; la cuarta, que, como no le puedo ver, querría estar apartada dél dos millones de leguas.

EsCRJBANO. ¿Quién diablos acertará a concertar estos relojes, estando las ruedas tan desconcertadas?

MINJACA. La quinta ... Junz. Señora, señora, si pensáis decir aquí todas laS

cuatrocientas causas, yo no estoy para escuchallas. ni hay lugar para ello; vuestro negocio se recibe a pruepaS3, y andad con Dios; que hay otros negocios que despachar.

CIRUJANO. ¿Qué más pruebas, sino que yo no quiero morir con ella, ni ella gusta de vivir conmigo? . Junz. Si eso ba~tase para descasarse los casados. in­finiúsimos sacudirían de sus hombros el yugo del matri­monio.

~9 Ruoluro.' resuelto. so Basrantlslma~nttt.' Superlaúvo humorlstico y vulgar de b!ul1lnte. ,. Mtdlco de pulso; es decir, de rru:dicina general El cirujano tenlll

menos estudios y ero poco mis que un barbero. 5l Rtmanrci6: apareció o resultó mcsperndarru:nte. 5l A prucba: hasta decidir.

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'i 1

( Emran .uno ·vestido de GANAPÁN, con su capentza cuar­teada.)

GANAPÁN. Señor juez: ganapán soy, no lo niego, pero cristiano viejoS4, y hombre de bien a las derechas; y, si no fuese que alguna vez me tomo del vino, o él me toma a mí, que es lo más cierto, ya hubiera sido prioste en la cofradía de los hermanos de la carga ss; pero, dejando esto aparte, porque hay mucho que decir en ello, quiero que sepa el señor juez que, estando una vez muy enfermo de los vaguidos de Baco, prometí de casarme con una mujer erradaS6. Volví en mí, sané, y cumplí la promesa, y caséme con una mujer que saqué de pecado; púsela .a ser placeras7; ha salido tan soberbia y de tan .mala condición, que nadie llega a su tabla con quien no riña, ora sobre el peso falto, ora sobre que le llegan a la fruta, y a dos por tres les da con una pesa en la cabeza, o adonde topa, y los deshonra_ hasta la cuarta generación, sin tener hora de paz con todas sus vecinas ya parleras; y yo tengo de tener todo el día la espada más lista que un saca­buche SS, para defendeUa; y no ganamos para pagar pe­nas de pesos no maduros, ni de condenaciones de pen­dencias. Querría, si vucsn merced fuese servido, o que

S-1 Ganapdn ••• crlstúmo r:lejo: muchos mozos de carga («g;¡napanes11) eran moriscos o cristianos nuevos, según Bonilb (pág. 187, notli 26), :Oc nhl la nc:lnración de este mozo de la esportilla. Sobre el .tema de la limpieza de: sangre en los Entrmrues, véase «Jnll'oducción.•, )'sobre c:J significado de esta rcfc:rcnc:ia c:n la Espai\a de: 1600, cfr. José Antonio Mamvall. ul..n función del honor en la sociedad tmdtcional», 1 e! L, 11, n6mc:ro 7 (mayo-junio, 1978). págs. 9·27.

"' Prioste ..• ht>rmanos de la c-arga: mayordomo (upriost~) de: la cofmdla de ganapanes (ahcrm:lnos de 13 C3rgn»). Alusión buriC$C3.

56 Mujer errada: puta. S" P/aura: verdulera. La m:~la fama de las mujeres que vendlan

verduras en el mercado era proverbial. Cfr. Don Quljott (ll, Ji) en donde Sancho las calilicn de «dcsvcrgo!IZlldns., dcsalmndas y atrevidllS».

n Aftb lista que wr sacabuche: ticne.quc estor c:nvninando y dcsen· vainnodo su espada constantemente. como si fuera una especie de trombón («sacabucb~). p3rn defender a su mujer pcndenciua. Cfr. COf).: aSacabuche: instrumento de metal que se alnrga y se rccojc en si mcsmo .. .»

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T me apartase deUa, o por lo menos le mudase la condición acelerada que tiene en otn1 más reportada y más blanda; y prométole a vucsa merced de dcscargalle de balde todo el carbón que comprare este verano; que puedo mucho con los hermanos mercaderes de la costillaS9.

CIRUJANO. Ya conozco yo a la mujer deste buen hom­bre, y es tan mala cQmo mi Aldonza; que no lo puedo más encarecer.

JUL'Z. Mirad, señores: aunque algunos de los que aquí estáis habéis dado algunas causas que traen aparejada sentencia de divorcio, con todo eso, es menester que conste por escrito, y que lo digan testigos; y así, n todos os recibo a prueba. Pero-¿qué es esto? ¿Música y guitarras en mi audiencia? ¡Novedad grande es ésta!

(Entran dos múslcos,)

MÚSICOS. Señor juez, aquellos dos casados tan desa­venidos que vuesa merced concertó, redujo y apaciguó el otro día, están esperando a vuesa merced con una gran fiesta en su casa; y por nosotros le envían a suplicar sea servido de hallarse en ella y honrallos.

JUEZ. Eso haré yo de muy buena gana, y pluguiese a Dios que todos los presentes se apaciguasen como ellos.

PROCURADOR. Dcsa manera, moriríamos de hambre los escribanos y procuradores desta audiencia; que no, no, sino todo el mundo ponga demandas de divorcios, que al cabo, al cabo, los más se quedan como se estaban, y nosotros habemos gozado del fruto de sus pendencms y necedades.

MúSICOS. Pues en verdad que desde aqul hemos de ir regocijando la fiesta.

(Cantan los músicos.)

«Entre casados de honor, cunndo hay pleito descubierto,

W Merc-adertJ de la costilla: los ganapanes que hacen comercio con, o nlquilan, sus espaldas para llevar cargos.

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más ¡;ale el peor concierto que no el divorcio niejor.

Donde no ciega el engañó ~imple, en que algunos están, las riñas de por San Juan son paz para todo el. año.

Resucita alli el honor, y el gusto, que estaba muerto, donde vale el péot éiincierto más que el divorcio mejor.

Aunque la rabia de celos es tan fuerte y rigurosa, si los pide una hermosa. no son celos, sin·o cielos.

Tiene esta opinión Amor, que es el sabio más experto: que vale e/peor concierto más que el divorcio mejor.»

ENTREMÉS DEL

Rufián 1 viudo llamado Trampagos (Sale TR.AMPAGOS con un capuz de luto2, y con él, V A·

DEMÉCUM3, su criado, con dos espadas de esgrima.)

~IPAGOS

¿Vademécum?

VADEMÉCUM

¿Señor?

TRAMPAGOS

¿Triles Jns ·morcnns74

VADEMÉCUM

Tráigolas.

1 Rufián: el que comercia ccín, y protege o, las prostitutas; hoy dla, chulo. Cfr. Cov.: «El que trae mujeres para ganar con ell:J.S y riñe sus pendencias.-

% Copil: !k" luto: c:1p3 larga y c:cnuda por delante; cm traje común de viudos.

3 Vadt~cwn: VC!l conmigo; se rcfcrln o lo cartero o ponolibros de un C!ludiante y, por extensión, ol propio estudiáñtc. El crilldo de Tram· pagos scrln pues, «estudiante de rufián» (A\'Illlc-Arcc, ~8· 27, noto3).

4 úu morenas: las espadas de esgrima ncgrus )'sin conc;Jlevnb:lD botón cn la punto y se distinguían asl de las blaneus, o sea, de los espadas de .reñir. Cfr. lo que dice un corchete en El rufián dichoso (Jorn. t.•): «Mejor juega la blanca que la negro.»

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