Celebración de Pentecostés 2

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CELEBRACIÓN DE PENTECOSTÉS MONICIÓN DE ENTRADA El Espíritu Santo es el amor del Padre y del Hijo. Un amor que actúa y se revela como inspiración, impulso, fuerza y aliento de vida. La Sagrada Escritura nos lo presenta siempre en acción a lo largo de la historia de la Salvación. Todos los dones que recibimos de Dios llevan el remite o la impronta del Espíritu. Es quien convoca a la Iglesia, le da unidad, la dirige, la instruye y la impulsa a dar testimonio de su fe. Todos somos templos del Espíritu: de él recibimos fuerza y energía para seguir a Jesús; bajo su soplo caminamos en la fe. Invocación: V/. Ven, Espíritu Santo R/. Llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor V/. Envía, Señor, tu Espíritu y serán creados R/. Y renovarás la faz de la tierra V/. Con la ayuda del Espíritu Santo, renovarnos nuestra entrega a Dios, apartando el mal de nosotros. Pedimos perdón por nuestra debilidad... Y elevamos hacia él nuestra oración Canto: Ven Espíritu de Dios.(o cualquier otro canto conocido al Espíritu Santo) SALMO 138 (A dos coros) Señor, tú me sondeas y me conoces; me conoces cuando me siento o me levanto, de lejos penetras mis pensamientos; distingues mi camino y mi descanso, todas mis sendas te son familiares. No ha llegado la palabra a mi lengua, y ya, Señor, te la sabes toda. Me estrechas detrás y delante, me cubres con tu palma. Tanto saber me sobrepasa, es sublime, y no lo abarco. ¿A dónde iré lejos de tu aliento?, ¿a dónde escaparé de tu mirada? Si escalo el cielo allí estás tú; si me acuesto en abismo allí te encuentro; si vuelo hasta el margen de la

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PENTECOSTÉS

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CELEBRACIN DE PENTECOSTS

MONICIN DE ENTRADA El Espritu Santo es el amor del Padre y del Hijo. Un amor que acta y se revela como inspiracin, impulso, fuerza y aliento de vida. La Sagrada Escritura nos lo presenta siempre en accin a lo largo de la historia de la Salvacin. Todos los dones que recibimos de Dios llevan el remite o la impronta del Espritu. Es quien convoca a la Iglesia, le da unidad, la dirige, la instruye y la impulsa a dar testimonio de su fe. Todos somos templos del Espritu: de l recibimos fuerza y energa para seguir a Jess; bajo su soplo caminamos en la fe.

Invocacin:V/. Ven, Espritu SantoR/. Llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amorV/. Enva, Seor, tu Espritu y sern creadosR/. Y renovars la faz de la tierraV/. Con la ayuda del Espritu Santo, renovarnos nuestra entrega a Dios, apartando el mal de nosotros. Pedimos perdn por nuestra debilidad... Y elevamos hacia l nuestra oracin

Canto: Ven Espritu de Dios.(o cualquier otro canto conocido al Espritu Santo)

SALMO 138 (A dos coros)

Seor, t me sondeas y me conoces; me conoces cuando me siento o me levanto, de lejos penetras mis pensamientos; distingues mi camino y mi descanso, todas mis sendas te son familiares.

No ha llegado la palabra a mi lengua, y ya, Seor, te la sabes toda. Me estrechas detrs y delante, me cubres con tu palma. Tanto saber me sobrepasa, es sublime, y no lo abarco.

A dnde ir lejos de tu aliento?, a dnde escapar de tu mirada? Si escalo el cielo all ests t; si me acuesto en abismo all te encuentro; si vuelo hasta el margen de la aurora, si emigro hasta el confn del mar, all me alcanzar tu izquierda, me agarrar tu derecha.

Si digo: "Que, al menos la tiniebla me cubra, que la luz se haga noche en tomo a m, ni la tiniebla es oscura para ti; la noche es clara como el da.

Monicin a la primera lectura:El apstol Pablo en su Carta a los Romanos nos anima a vivir con esperanza los anhelos y los frutos de nuestra fe. Esta actitud esperanzada la podemos sostener gracias al Espritu Santo -garanta de futuro- velador de nuestra fe, mantenedor de nuestros buenos propsitos y hacedor de nuestras acciones. l nos posibilita renovar la faz de la tierra, sintindonos seguros en el Amor que nos envuelve.

Lectura de la carta del apstol San Pablo a los Romanos 8, 22 27

Pues sabemos que la creacin entera gime hasta el presente y sufre dolores de parto. Y no slo ella; tambin nosotros, que poseemos las primicias del Espritu, nosotros mismos gemimos en nuestro interior anhelando el rescate de nuestro cuerpo. Porque nuestra salvacin es en esperanza; y una esperanza que se ve, no es esperanza, pues cmo es posible esperar una cosa que se ve? Pero esperar lo que no vemos, es aguardar con paciencia. Y de igual manera, el Espritu viene en ayuda de nuestra flaqueza. Pues nosotros no sabemos cmo pedir para orar como conviene; mas el Espritu mismo intercede por nosotros con gemidos inefables, y el que escruta los corazones conoce cul es la aspiracin del Espritu, y que su intercesin a favor de los santos es segn Dios.

Monicin al Evangelio:En el contexto de una fiesta -Los Tabernculos- Jess revela al Espritu (al que identifica con el agua). Un Espritu que brotar con energa de la fuente, cuando el Seor sea resucitado. En esta presencia limpia y vivificadora, hemos de ser para los hermanos transparencia de la vida por la que apostamos y que el Espritu nos da.

Lectura del Santo Evangelio segn San Juan 7, 37 39

El ltimo da de la fiesta, el ms solemne, Jess puesto en pie, grit: Si alguno tiene sed, venga a m, y beba el que crea en m, como dice la Escritura: De su seno corrern ros de agua viva. Esto lo deca refirindose al Espritu que iban a recibir los que creyeran en l. Porque an no haba Espritu, pues todava Jess no haba sido glorificado.

Oracin de los fieles:

A cada peticin respondemos: Danos, Seor, un corazn acogedor.

Espritu Santo Creador, que al principio planeabas sobre las aguas, por tu soplo todos los seres han recibido vida. Danos vivir segn el Espritu de Cristo.Danos, Seor, un corazn acogedor.

Espritu Santo Consejero, t has revestido con tu fuerza a los profetas para que rindieran testimonio de tu Palabra. Danos valor para proclamarla nosotros cada da.Danos, Seor, un corazn acogedor.

Espritu Santo Poder, t has acogido bajo tu sombra a la Virgen Mana, y la preparaste para que llegara a ser la Madre del Hijo de Dios. Danos esa docilidad creyente.Danos, Seor, un corazn acogedor.

Espritu Santo Consagrado, descendiste sobre Jess el da de su bautismo para que fuera consagrado como testigo fiel del Padre. Otrganos ser sus discpulos.Danos, Seor, un corazn acogedor.

Espritu Santo Luz, que llevaste hasta el desierto a Cristo y le asististe en la proclamacin del Reino de Dios. Asstenos cuando somos probados.Danos, Seor, un corazn acogedor.

Espritu Santo Defensor, descendiste sobre Mara y los apstoles, para ensearles todas las cosas y conducirles a la plenitud. Otrganos ansiar la plenitud de la Verdad nica de Dios.Danos, Seor, un corazn acogedor.

MONICIN DEL RITO DE ENVO

Desde la Vigilia Pascual, el cirio Pascual ha estado presente en nuestras celebraciones, en l reconocemos la presencia de Cristo resucitado y participamos de su vida resucitada y resucitadora. Ahora como a aquellos primeros discpulos, su Espritu nos anima a ser sal de la tierra y luz del mundo, a ser testigos de esta luz en nuestros ambientes para comunicar la vida nueva que se nos ha dado.

Los bautizados, por la gracia del Espritu, somos la presencia resucitada de Jesucristo en medio del mundo, tambin le encontraremos presente all donde los hombres y mujeres se aman y trabajan por la justicia y la paz, tambin entre los pobres y oprimidos.

Vamos ahora a apagar este Cirio Pascual, pero esta luz no se extingue sino que se hace presente en nosotros "todos los das hasta el fin del mundo".

Pregn del Envo: Salgan, gente de mi pueblo! Marchen, ustedes son mis testigos en medio del mundo. Salgan, gente de mi pueblo. Les esperan afuera. Sean la expresin viva de la amabilidad de Dios; amabilidad en su rostro, amabilidad en sus ojos, amabilidad en su sonrisa, amabilidad en su tarea y su lucha. Ustedes son mis manos para construir un mundo nuevo donde haya ms fraternidad y justicia. Ustedes son mis labios para anunciar a los pobres la buena noticia de la libertad. Ustedes son mis pies para acudir al lado de tantos jvenes y nios, hombres y mujeres que necesitan palabras y gestos de nimo. Ustedes son mi pasin para lograr que todos los hombres y mujeres vivan como hermanos. Salgan, gente de mi pueblo! Vayan ms lejos, la ternura ser su cntico y la vida su celebracin. Salgan, gente de mi pueblo!, y Yo les digo, palabra de Dios, Yo voy con ustedes hasta el fin del mundo!

Monicin de despedida: Despus de celebrar con efusin esta Celebracin de Pentecosts, somos conscientes de la responsabilidad que tenemos: hacer que esta llama siga encendida en cada uno de nuestros corazones para ser luz que alumbre a tantos hermanos y hermanas nuestras que siguen caminando en las tinieblas y la oscuridad.