Carta a La Célula Aprista de México

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 Carta a la célula aprista de México Lima, 16 de abril de 1928 Compañeros:  No había contestado hasta hoy la carta de la célula suscrita por a!da "ortal, en espera de una carta de #aya de la $orre %ue me precisase me&or el sentido de la discrepancia: '(lian)a o partido*+ La carta de la célula me supone simplemente inluido por el -ecretariado de .uenos (ires la /csaya, etc+ 0,  por lo menos, pretende %ue mis obseraciones son esencia las mismas+ #asta la reaparicin de '(mauta* he permanecido sistem3ticamente priado por la censura de mis can&es y correspondencia, de modo %ue no he conocido en su oportunidad ni el n4mero de 'La Correspondencia -ud5(mericana* en %ue  se !4n he sabid o de sp ués sin obte ner el e&e mpl ar5 ap ar ecieron las obseraciones del -ecretariado de .uenos (ires, ni la tesis /csaya ni nada por el estilo+ -lo recientemente he uelto a recibir '7l Libertador* desde %ue la censura ha comprobado %ue en mi casilla no intercepta sino correspondencia intelectual o administratia, sin importancia para sus ines+ "or otra parte, creo haber dado al!unas pruebas de mi aptitud para pensar por cuenta propia+ e suer te %ue no me pr eocupa de de enderme de l rep roche de obedec er a su!e st iones a& enas+ 7ste ha a sido tamb n, un moti o pa ra %ue no me apresurase a responder a la carta de la 'célula*+ "ero como no ten!o hasta hoy nin!una aclaracin de #aya, a %uien escribí etensamente, plante3ndole cuestiones concretas por la ía de ;ashin!ton, en diciembre5 y lle!an, en cambio, noticias de %ue /ds+ 7st3n entre!ados a una actiidad con la cual me encuentro en abierto desacuerdo y para la cual nin!uno de los elementos responsables de a%uí ha sido consultado, %uiero hacerles conocer sin tardan)a mis puntos de ista sobre este nueo aspecto de nuestra discrepancia+ La cuestin: el 'apra alian)a o partido*, %ue /ds+ eclaran sumariamente resuelta y %ue en erdad no debiera eistir si%uiera, puesto %ue el (pra se titula alian)a y se subtitula rente 4nico, pasa a se!undo término desde el instante en %ue aparece en escena el "artido Nacionalista "eruano, %ue /ds+ ha n de ci di do und ar en é i co, si n el consenso de los el emen to s de

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Carta al grupo de Mjico

Carta a la clula aprista de Mxico

Lima, 16 de abril de 1928Compaeros:

No haba contestado hasta hoy la carta de la clula suscrita por Magda Portal, en espera de una carta de Haya de la Torre que me precisase mejor el sentido de la discrepancia: Alianza o partido. La carta de la clula me supone simplemente influido por el Secretariado de Buenos Aires la Ucsaya, etc. O, por lo menos, pretende que mis observaciones son esencia las mismas. Hasta la reaparicin de Amauta he permanecido sistemticamente privado por la censura de mis canjes y correspondencia, de modo que no he conocido en su oportunidad ni el nmero de La Correspondencia Sud-Americana en que segn he sabido despus sin obtener el ejemplar- aparecieron las observaciones del Secretariado de Buenos Aires, ni la tesis Ucsaya ni nada por el estilo. Slo recientemente he vuelto a recibir El Libertador; desde que la censura ha comprobado que en mi casilla no intercepta sino correspondencia intelectual o administrativa, sin importancia para sus fines. Por otra parte, creo haber dado algunas pruebas de mi aptitud para pensar por cuenta propia. De suerte que no me preocupar de defenderme del reproche de obedecer a sugestiones ajenas. Este haba sido tambin, un motivo para que no me apresurase a responder a la carta de la clula.

Pero como no tengo hasta hoy ninguna aclaracin de Haya, a quien escrib extensamente, plantendole cuestiones concretas por la va de Washington, en diciembre- y llegan, en cambio, noticias de que Uds. Estn entregados a una actividad con la cual me encuentro en abierto desacuerdo y para la cual ninguno de los elementos responsables de aqu ha sido consultado, quiero hacerles conocer sin tardanza mis puntos de vista sobre este nuevo aspecto de nuestra discrepancia.

La cuestin: el apra alianza o partido, que Uds. Declaran sumariamente resuelta y que en verdad no debiera existir siquiera, puesto que el Apra se titula alianza y se subtitula frente nico, pasa a segundo trmino desde el instante en que aparece en escena el Partido Nacionalista Peruano, que Uds. han decidido fundar en Mxico, sin el consenso de los elementos de vanguardia que trabajan en Lima y provincias. Recibo correspondencia constante de provincias, de intelectuales, profesionales, estudiantes, maestros, etc.; y jams en ninguna carta he encontrado hasta ahora mencin del propsito que Uds. dan por evidente e incontrastable. Si de lo que se trata, como sostiene Haya en su magnifica conferencia, es de descubrir la realidad y no de inventarla, me parece que Uds. estn siguiendo un mtodo totalmente distinto y contrario.

He ledo un segundo manifiesto del comit central del partido nacionalista peruano, residente en Abancay. Y su lectura me ha contristado profundamente; 1 porque, como pieza poltica, pertenece a la ms detestable literatura eleccionaria del viejo rgimen; y 2 porque acusa la tendencia a cimentar un movimiento cuya mayor fuerza era hasta ahora su verdad- en el bluff y la mentira. Si ese papel fuese atribuido a un grupo irresponsable, no me importara su demagogia, porque s que en toda campaa o un poco o un mucho de demagogia son inevitables y an necesarios. Pero al pie de ese documento est la firma de un comit central que no existe, pero que el pueblo ingenuo creer existente y verdadero. Y es en esos trminos de grosera y ramplona demagogia criolla, como debemos dirigirnos al pas? No hay ah una sola vez la palabra socialismo. Toda es declamacin estrepitosa y hueca de liberaloides de antiguo estilo. Como prosa y como idea est esa pieza por debajo de la literatura poltica posterior a Billinghurst.

Por mi parte, siento el deber urgente de declarar no adhir de ningn modo a este partido nacionalista peruano que, a mi juicio, nace tan descalificado para asumir la obra histrica en cuya preparacin hasta ayer hemos coincidido. Creo que nuestro movimiento no debe cifrar su xito en engaos ni seuelos. La verdad es su fuerza, su nica fuerza, su mejor fuerza. No creo con Uds. que para triunfar haya que valerse de todos los medios criollos. La tctica, la praxis, en si mismas son algo ms que forma y sistema. Los medios, an cuando se trata de movimientos bien adoctrinados, acaban por sustituir a los fines. He visto formarse al fascismo. Quines eran, al principio los fascistas? Casi todos elementos de la ms vieja impregnacin e historia revolucionaria que cualquiera de nosotros, socialistas de extrema izquierda, como Mussolini, actor de la semana roja de Boloa; sindicalistas, revolucionarios, de temple heroico, como Carridoni, formidable organizador obrero; anarquistas de gran vuelo intelectual y filosfico como Mximo Rocca; futurista, de estridente ultrasmo, como Marinetti, Settimelli, Bottai, etc. Toda esa gente era o se senta revolucionaria, anticlerical, republicana, ms all del comunismo segn la frase de Marinetti. Y Uds. saben cmo el curso mismo de su accin los convirti en una fuerza diversa de la que a s mismos se suponan. La tctica les exiga atacar la burocracia revolucionaria, romper al partido socialista, destrozar la organizacin obrera. Para esta empresa la burguesa los abasteci de hombres, camiones, armas y dinero. El socialismo, el proletariado, eran a pesar de todos sus lastres burocrticos, la revolucin. El fascismo por fuerza tena una funcin reaccionaria.

Me opongo a todo equivoco. Me opongo a que un movimiento ideolgico, que, por su justificacin histrica, por la inteligencia y abnegacin de sus militantes, por la altura y nobleza de su doctrina ganar, si nosotros mismos no lo malogramos, la conciencia de la mejor parte del pas, aborte miserablemente en una vulgarsima agitacin electoral. En estos aos de enfermedad, de sufrimiento, de lucha, he sacado fuerzas invariablemente de mi esperanza optimista en esa juventud que repudiaba la vieja poltica, entre otras cosas porque repudiaba los mtodos criollos, la declamacin caudillesca, la retrica hueca y fanfarrona. Defiendo todas mis razones vitales al defender mis razones intelectuales. No me avengo a una decepcin. La que he sufrido, me est enfermando y angustiando terriblemente. No quiero ser pattico, pero no puedo callarles que les escribo con fiebre, con angustia, con desesperacin.

Y no estoy solo en esta posicin. La comparten todos los que tienen conocimiento de la propaganda de Uds. -propaganda que por otra parte no est justificada al menos por su eficacia- porque fracasar inevitablemente. Hemos acordado una carta colectiva que muy pronto les enviaremos.

De aqu a entonces, espero recibir mejores noticias. Y en tanto los abrazo con cordial sentimiento.

Jos Carlos Maritegui--------------

Publicada en Ricardo Martnez de la Torre, Apuntes para una interpretacin marxista de historia social del Per, cit., t.II, pp. 296-298, y en Jos Carlos Maritegui/Correspondencia, tomo II, pp. 371-373, primera edicin, Lima, 1984.