Carmelo, la nueva meca sibarita de América del Sur (Clase Ejecutiva mar 2016)

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44 > CLASE UN RESORT CINCO ESTRELLAS, UN CAMPO DE GOLF HIGH CLASS, UNA BODEGA BOUTIQUE Y UN ALMACÉN RURAL CHIC DEFINEN EL PERFIL DEL DESTINO URUGUAYO, QUE SE ENCUMBRA COMO LA NUEVA PERLA DE LOS SIBARITAS PORTEÑOS EN PLAN MINITURISMO. Txt: Andrea del Rio H e aquí, la campiña carmelitana. Sí, están las típicas cuchillas que asemejan los campos del departamento uruguayo de Colonia a una sábana todavía tibia. Sí, está la calma chicha de los poblados rurales en plena faena láctea, agrícola, fores- tal. Sí, está esa sensación de familiaridad an- te los códigos compartidos –el mate, el fút- bol, el asado, el tango, el río– con sus habi- tantes de voseo fácil. Pero únicamente cuan- do se deja atrás el ejido urbano de la ciudad fundada por el prócer rioplatense José Ger- vasio de Artigas en febrero de 1816, y se re- corren los cinco arbolados kilómetros hasta la tranquera del resort que, allá por 1999, apostó a convertir 300 hectáreas jalonadas de pinos y eucaliptos, a la vera del río de la Plata, en un destino high-end del luxury tra- vel ... Recién entonces, comienza la verdadera experiencia Carmelo. Tras la pompa y fasto con que, hace sema- nas, se celebró el bicentenario de la locali- dad, todo ha vuelto a su discurrir sereno. Con la misma naturalidad, empresarios uru- guayos de bajo perfil, encumbrados chefs proprietaire porteños, jóvenes emprendedo- res techie autorepatriados tras el cambio de ciclo político en la otra orilla y ejecutivas en plan escapada detox –de agenda, maridos, es- trés– se dan cita, al atardecer, junto a la pis- cina con doble cascada y rodeada de viñedos de Carmelo Resort & Spa, el cinco estrellas que, desde junio pasado, forma parte de la escudería Hyatt. Ya está todo dispuesto para el cóctel que dará inicio a la Fiesta de la Vendimia Gourmet. En rigor, un fin de se- mana consagrado a la degustación tanto de los productos más exclusivos de la despensa autóctona –vinos de la cepa emblema tannat, quesos artesanales, mermeladas orgánicas, pastas secas según receta heredada de los in- migrantes italianos que colonizaron la zona– como de las propuestas que, inspirados en esa exuberante simpleza, crean allí, a la vista, los cocineros invitados Jean Paul y Aurelien Bondoux (La Bourgogne, del Alvear Palace Hotel), Pablo Massey (La Panadería), Lucía Soria (Jacinto, en Montevideo) y Damián Betular (Palacio Duhau-Park Hyatt Buenos Aires) junto al anfitrión Julio García More- no. Suya es, como corresponde, la firma en la bacanal de bienvenida, un desfile de petite fríos, calientes y dulces. ¿Los hits de cada pa- so? El magret de pato con duraznos asados, chutney de mango y miel especiada; la trucha salmonada con cremoso de papa y maracuyá, ensalada de puerros y manzana con emulsión de berro; el capuccine de coco crocante, sopa de chocolate blanco con ananá y granita de cedrón y menta. Bajo un cielo incipiente- mente colmado de estrellas que, incluso, ob- sequiará la estela fugaz de un astro agónico, muy atrás, muy lejos, quedan los recientes trajines en Buenos Aires, aunque sus luces nocturnas titilan en el horizonte porque, al fin y al cabo, apenas 70 kilómetros median entre esa tierra y este paraíso. MANOS A LA VIÑA Un delantal, un sombrero de paja, un par de tijeras, un canasto... ¡Y a cosechar! A media mañana, los huéspedes del hotel galardonado como el mejor de Uruguay en los Trip Advi- sor Traveller’s Choice Awards 2016 ya están apostados frente a las hileras rebosantes de uvas tannat en Narbona Wine Lodge. Allí donde el francés Juan de Narbona fundara una de las primeras bodegas uruguayas, en 1909, ahora late un emprendimiento familiar de 50 hectáreas donde se producen vinos de alta gama, pero también otras delicatessen –aceite de oliva, grappa, quesos, confituras– que pueden degustarse en su restaurante con vista a los viñedos o como parte del menú cotidiano si se opta por refugiarse algunos días en una de las cinco suites del ala original donde funciona un hotel boutique con deco contemporánea que opera bajo el sello Relais & Chateaux. Tras el simulacro de vendimia, que incluye la participación en el despalilla- do y selección de granos en la cinta vibrato- ria, más una divertida invitación a pisar las uvas en un lagar y luego imprimir las huellas plantares en una remera con el logo de la ca- sa, llega la recompensa: un picnic en la gale- ría del almacén de ramos generales, al reparo de una glicina en flor. Allí, el inefable Jean Paul Bondoux, escudado por su hijo Aure- lien, se ocupa personalmente de trozar y ser- vir las lonjas de jamón crudo made in Nar- bona –estacionados durante casi dos años, son de consumo exclusivo en la finca– en maridaje con el repertorio de provolone, parmesano, brie y camembert de la casa. Ya de regreso en el cinco estrellas, la hora de la siesta se revela no apta para indecisos. En honor al concepto resort , la paleta de activi- EXPERIENCIA CARMELO

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Un resort cinco estrellas. Un campo de golf high class. Una bodega boutique. Y un almacén rural chic. Esos son los protagonistas del reposicionamiento del destino uruguayo que apuesta al miniturismo de lujo.

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UN RESORT CINCO ESTRELLAS,

UN CAMPO DE GOLF HIGH CLASS,

UNA BODEGA BOUTIQUE Y UN

ALMACÉN RURAL CHIC DEFINEN

EL PERFIL DEL DESTINO

URUGUAYO, QUE SE ENCUMBRA

COMO LA NUEVA PERLA DE

LOS SIBARITAS PORTEÑOS EN

PLAN MINITURISMO.

Txt: Andrea del Rio

He aquí, la campiña carmelitana.Sí, están las típicas cuchillasque asemejan los campos deldepartamento uruguayo deColonia a una sábana todavía

tibia. Sí, está la calma chicha de los pobladosrurales en plena faena láctea, agrícola, fores-tal. Sí, está esa sensación de familiaridad an-te los códigos compartidos –el mate, el fút-bol, el asado, el tango, el río– con sus habi-tantes de voseo fácil. Pero únicamente cuan-do se deja atrás el ejido urbano de la ciudadfundada por el prócer rioplatense José Ger-vasio de Artigas en febrero de 1816, y se re-corren los cinco arbolados kilómetros hastala tranquera del resort que, allá por 1999,apostó a convertir 300 hectáreas jalonadasde pinos y eucaliptos, a la vera del río de laPlata, en un destino high-end del luxury tra-vel... Recién entonces, comienza la verdaderaexperiencia Carmelo. Tras la pompa y fasto con que, hace sema-nas, se celebró el bicentenario de la locali-dad, todo ha vuelto a su discurrir sereno.Con la misma naturalidad, empresarios uru-guayos de bajo perfil, encumbrados chefsproprietaire porteños, jóvenes emprendedo-res techie autorepatriados tras el cambio deciclo político en la otra orilla y ejecutivas enplan escapada detox –de agenda, maridos, es-trés– se dan cita, al atardecer, junto a la pis-cina con doble cascada y rodeada de viñedosde Carmelo Resort & Spa, el cinco estrellasque, desde junio pasado, forma parte de laescudería Hyatt. Ya está todo dispuesto parael cóctel que dará inicio a la Fiesta de la

Vendimia Gourmet. En rigor, un fin de se-mana consagrado a la degustación tanto delos productos más exclusivos de la despensaautóctona –vinos de la cepa emblema tannat,quesos artesanales, mermeladas orgánicas,pastas secas según receta heredada de los in-migrantes italianos que colonizaron la zona–como de las propuestas que, inspirados enesa exuberante simpleza, crean allí, a la vista,los cocineros invitados Jean Paul y AurelienBondoux (La Bourgogne, del Alvear PalaceHotel), Pablo Massey (La Panadería), LucíaSoria (Jacinto, en Montevideo) y DamiánBetular (Palacio Duhau-Park Hyatt BuenosAires) junto al anfitrión Julio García More-no. Suya es, como corresponde, la firma enla bacanal de bienvenida, un desfile de petitefríos, calientes y dulces. ¿Los hits de cada pa-so? El magret de pato con duraznos asados,chutney de mango y miel especiada; la truchasalmonada con cremoso de papa y maracuyá,ensalada de puerros y manzana con emulsiónde berro; el capuccine de coco crocante, sopade chocolate blanco con ananá y granita decedrón y menta. Bajo un cielo incipiente-mente colmado de estrellas que, incluso, ob-sequiará la estela fugaz de un astro agónico,muy atrás, muy lejos, quedan los recientestrajines en Buenos Aires, aunque sus lucesnocturnas titilan en el horizonte porque, alfin y al cabo, apenas 70 kilómetros medianentre esa tierra y este paraíso.

MANOS A LA VIÑA

Un delantal, un sombrero de paja, un par detijeras, un canasto... ¡Y a cosechar! A media

mañana, los huéspedes del hotel galardonadocomo el mejor de Uruguay en los Trip Advi-sor Traveller’s Choice Awards 2016 ya estánapostados frente a las hileras rebosantes deuvas tannat en Narbona Wine Lodge. Allídonde el francés Juan de Narbona fundarauna de las primeras bodegas uruguayas, en1909, ahora late un emprendimiento familiarde 50 hectáreas donde se producen vinos dealta gama, pero también otras delicatessen–aceite de oliva, grappa, quesos, confituras–que pueden degustarse en su restaurante convista a los viñedos o como parte del menúcotidiano si se opta por refugiarse algunosdías en una de las cinco suites del ala originaldonde funciona un hotel boutique con decocontemporánea que opera bajo el sello Relais& Chateaux. Tras el simulacro de vendimia,que incluye la participación en el despalilla-do y selección de granos en la cinta vibrato-ria, más una divertida invitación a pisar lasuvas en un lagar y luego imprimir las huellasplantares en una remera con el logo de la ca-sa, llega la recompensa: un picnic en la gale-ría del almacén de ramos generales, al reparode una glicina en flor. Allí, el inefable JeanPaul Bondoux, escudado por su hijo Aure-lien, se ocupa personalmente de trozar y ser-vir las lonjas de jamón crudo made in Nar-bona –estacionados durante casi dos años,son de consumo exclusivo en la finca– enmaridaje con el repertorio de provolone,parmesano, brie y camembert de la casa. Ya de regreso en el cinco estrellas, la hora dela siesta se revela no apta para indecisos. Enhonor al concepto resort, la paleta de activi-

EXPERIENCIA CARMELO

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dades recreativas es variopinta: desde reco-rrer, en bicicletas de cortesía, el bosquenativo que circunda al complejo de suites yvillas hasta completar una salida en elcampo de golf de 18 hoyos par 72 que essede del PGA Uruguay; pasando por unaclase de ashtanga yoga en el bungalow deestilo balinés en la playa privada o una se-sión de aromaterapia en el spa holístico.

Con energías renovadas, justo antes deque se declare el ocaso es momento de pe-regrinar a Puerto Camacho, cuya marinaprivada remeda un catálogo de lanzamien-tos de la industria náutica. Allí, custodia-das por una luna oronda, cuatro estacionesgourmet invitan a cenar en formato “elijasu propia aventura” en los jardines del rús-tico restaurante Basta Pedro. El recorrido

por el que apostó esta editora, sin preten-sión alguna de originalidad, la condujopor el cake de papa y queso morbiere, deSoria; el cerdo braseado con arroz estilothai, de Massey; el esturión con vegetalesasados, de García Moreno y una oda aldulce de leche Narbona by Betular. Animados por los tragos exclusivos creadospor los bartender de MAD –el Vendimia,fusión de tannat, almíbar de pieles cítricas,jugo de pomelo y romero fresco lideró laspreferencias–, algunos se animan a dejarsellevar por el hipnótico chill out set del DJen el deck al aire libre. Otros, aprovecha-mos que los chefs terminaron la faena enla trinchera de sus carpas para compartiruna charla de fogón.

FIN DE FIESTA

Las primeras horas de la mañana siguienteson ideales para recorrer el complejo hote-lero. A veces, es una ventaja tener un bio-rritmo tempranero. Sin nadie a la vista, elsendero de madera es un laberinto panorá-mico que revela, allí, el río manso; allá, laspalapas rodeadas de jóvenes viñedos en,todavía, pelea desigual contra la golosafauna autóctona. Ya en el lobby, que fun-ciona como un club house, es posible con-templar lo que se pasó por alto durante elfrenético ir y venir de las últimas 48 horas.Los detalles de ambientación inspirados enel Sudeste Asiático, una colección de más-caras étnicas, el cielorraso del lounge pin-tado a mano con pigmentos naturales... Yuno de los objetos más fotografiados porlos huéspedes: la puerta tallada, con moti-vos florales, por un laborioso ebanista du-rante 365 soles. También el menú despedida, rubricado porel chef residente, se replica en selfies yposteos en Instagram. En tres tiempos,sorprende con: salmón rosado en dos tex-turas con ensalada de cebada y cremoso decoliflor vainillado; pulpo español con pa-pas confitadas y vinagreta de hongos; gigoty rack de cordero con chutney de morassilvestres y cenizas de liliáceas. En acuer-do, desfilan las niñas mimadas de la eti-queta Narbona: tannat roble 2012, tannatrosé y sauvignon blanc 2015. Efecto Cenicienta. En 40 minutos, la cam-piña carmelitana se vuelve postal. Y ya enel puerto de Colonia, con el ferry a puntode zarpar, los sabores y saberes comparti-dos parecen un espejismo. Hasta que, enel fondo de un bolsillo, un puñado de are-na, una hoja de parra o un corcho todavíahúmedo son como ese zapato de cristal sinpar que nos invita a volver a soñar con losojos abiertos y el paladar bien dispuesto.◆

Phs: Gentileza Carmelo Resort & Spa-A Hyatt Hotel y AdR

MECA GOURMETA sólo 20 minutos deBuenos Aires en aviónprivado o dos horas en la combinación de ferry& transfer de cortesía,Carmelo Resort & Spa-AHyatt Hotel apuesta aconvertirse en epicentrode la pujante movida sibarita de la zona. Así,en breve se anunciaránotras tres fechas paraagendar, que tendrán como eje temático lastradiciones gauchas, elgolf y los sabores de verano. A modo de referencia, el paqueteFiesta de la VendimiaGourmet, que se celebróen febrero, tuvo un costode u$s 1.140. Incluyó:alojamiento de tres días y dos noches para dospersonas con el programade comidas y actividadesdescripto. Además,desayuno buffet y accesolibre a dos canchas detenis, Timbú Kid’s Club(niños de 5 a 12 años),piscina cubierta climatizada y sauna.

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