Carlos Frühbeck de Burgos Los Espejos de...

Carlos Frühbeck de Burgos

Los Espejos de Borges

Premio Federico Muelas de Poesía

Cuenca 2008

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Copyright: Carlos Frühbeck de BurgosEdición: Raúl Torres.Maquetación: José Ignacio García Patiño.Fotografía de la portada: Lorenzo GoñiColección: “El Hocino del Huécar”.Depósito Legal: CU-531-2008Imprime: Eurográfi cas, S.L.L. C/. Colón, 27 Telf.: 969 230 556 16002 CUENCA Printed in Spain - Impreso en España

Colección El Hocino del Huécar. nº 2

La primera edición del libro LOS ESPEJOS DE BORGES, consta de 800 ejemplares.

ÍNDICE

Los Espejos de Borges .............................................................................9El vertedero ..............................................................................................12Frida Kahlo habita sus colores ................................................................14No es la peor muerte ...............................................................................16Refl ejo sobre el Sena de Paul Celan .......................................................17Delirio en el duermevela ..........................................................................19Ezra Pound en la jaula .............................................................................21Insolación .................................................................................................22Jaime Gil de Biedma ante el espejo .......................................................23La sangre enferma ...................................................................................25Con Chillida en El Peine de los Vientos ..................................................27Hay que echar en la misma papelera .....................................................29John Lenon en el aire ..............................................................................30Ebriedad ...................................................................................................32Campana de cristal para Sylvia Plath .....................................................33Crepita el ángel ciego de las sombras....................................................35Fragmentos unidos para José Ángel Valente .........................................36Lluvia de barro..........................................................................................37La apuesta ................................................................................................40A un viejo poeta ........................................................................................41Otoño del amor .........................................................................................42Encuentro en el tranvía............................................................................44La lluvia .....................................................................................................45La mentira es a veces tan hermosa .......................................................46Y la tristeza quiso ser semilla ..................................................................47No escuchas en la noche ese latido .......................................................48El arte del olvido.......................................................................................49El dilema ...................................................................................................53

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Temí que el porvenir (que ya declina) sería un profundo corredor de espejos.

Yo temo ahora que el espejo encierre el verdadero rostro de mi alma.

¿Por qué persistes, incesante espejo? ¿Por qué duplicas, misterioso hermano,

el menor movimiento de mi mano? ¿Por qué en la sombra el súbito refl ejo?

Jorge Luis BorgesJorge Luis Borges

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LOS ESPEJOS DE BORGES

Tú que dices, desdices y predicesel paso desahuciado de las horas.Tú que creas con ojos despoblados otoños avarientos de colores.Que das eternidad y tiempo juntos a la artesa voraz del pensamientopara urdir laberintos. Tú que vistesla percha que perfi la el esqueletocon trajes de payaso. Que consultasrelojes sin manillas disfrazandola estela de los astros. Y meditas,y escribes en la arena ese mensajeque borran viento y lluvia. Que confundes conjuros y oraciones y te fi ngesprofeta de la duda. Ven de nuevoal ruedo alucinado de la vida, donde doran con sangre las monedasy asfaltan con espinas los caminos.Aún buscas el porqué de tu pasadosus rutas y señales. Pero solotú puedes responder a tus preguntas.Tu pasado es un sueño fugitivo que tú mismo inventaste. Profecía de un suicidio incumplido. Sed del alba apurando el ocaso. No permitasque lleguen a temer los que no temenpulsando tu epitafi o. Nunca pierdasel fervor repartido por tus patrias. La sombra proyectada de tus dedosintuye tu presencia. Nos dibujala mágica acuarela de tu espíritu.


Se puede ser sin ser. Vivir sin vida. Ser tan solo un refl ejo transitorio que brilla y se deshace pero deja el eco de su paso. Ser memoria.Pues fuiste tantos hombres como días. Una imagen distinta en cada gestopregonándote incierto. Fuiste enigmade la esquina rosada hasta la pampa.Meridiano entre el pulso y la milonga.Ficción de muerte y vida. Resonabasigual que las aristas del vacío.Hoy mismo eres lo escrito por tu mano, lo dicho por tus labios, lo perdidopues duele siempre más lo que se pierde.El tiempo del dolor siempre es más largo que el tiempo de la dicha aun siendo igua-les, y el tiempo de la muerte nunca acaba.Dos espejos, el uno frente al otro, repitiendo la imagen nos demuestran que un hombre refl ejado es infi nito.

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IESPEJOS


EL VERTEDERO

Con México al fondo

Aunque sumemos manos y más manos para cegar la pulpa al vertedero será del todo inútil. Siempre hiede, desde el tuétano negro de sus cauces hasta su vientre roto. Siempre mana retorciendo sus venas amarillas. Asciende con su fétida mordaza lo mismo que un aliento de miseria, y desea absorber nuestra presencia para hacernos también su territorio. Los niños como pájaros enfermos escarban sus entrañas mientras muestran dientes brillantes que blanquea el hambre, garras torcidas de arañar la tierray unos ojos mendigos. Esos ojosque taladran la sangre cuando miran y encienden las candelas de la fi ebre. Los más fuertes uncidos a sus carros,igual que trallas secas, lentos mueven el mísero botín recién logrado luchando por su trozo de pobreza.Y en el sucio reducto alzan su reinoproclamando prebendas y fronteras,y aderezan su cetro milagrerosobre un mundo de latas y de escorias. El sol pudre las llagas de sus hombrosy la lluvia fermenta sus entrañas,y un humo de vapor agrieta el aire como un gemido de la propia tierra.

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¿Esta es la patria oscura del hambriento también con sus envidias y sus guerras?¿No hay paz en las acequias de la vidani para repartir la misma muerte? Pero este vertedero no está soloporque crecen mil uñas mercenarias reptando nuestra paz. Hay vertederos envueltos entre galas perfumadasque exprimen nuestra sangre. Vertederoscon bombas, con pistolas y fusilesque venden nuestras vidas. Vertederosque quiebran nuestro mundo con el oro.Vertederos y solo vertederos.

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FRIDA KAHLO HABITA SUS COLORES

Con México al fondo

Habrá que desgarrar la piel del alba para que sangre todos sus colores, y arar el alma de la tierra virgen hasta la hondura de la misma médula. Habrá que preguntar: ¿Por qué gastaste tus monedas de vida? ¿Por qué distetanta entrega rotunda? ¿Por qué alzaste con tus frágiles dedos la desdichaigual que una bandera de combate? Como un inmóvil potro vulnerado buscabas en tu roto laberinto desbordar al espíritu. Buscabas la total libertad de los sentidos. Rivera fue tu puente hacia el vacío y Trotsky tu trapecio invertebrado. Con los dos cabalgaste con tus muslosla larga estepa del amor estéril. Pero todo pasó como una lluvia que moja pero nunca fertiliza. Tu mirada voraz y cejijunta escapaba del tiempo. Caminabassin saber que a tus pies se estaba abriendo la trampa insobornable de los años. Y siempre repetías tus palabras, y siempre te pintabas a ti misma,como una noria a la que mueve el ríogirando igual pero con agua nueva. Y ahí estuvo el secreto de tu mano, hacer y deshacer tu propia imagen.

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Y ahí estuvo el tropiezo de tus pasos, sangrar y amar por una misma herida.Cuando nos convertimos en recuerdotodo cobra su sitio en la memoria. El mar habita el mar, el tiempo el tiempo y Frida Kahlo habita sus colores.

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NO ES LO PEOR LA MUERTE

No es lo peor la muerte. Lo más tristees esta soledad que nos devora al sabernos vencidos. Es el peso de ese ocaso tenaz que nos acecha sin darnos un respiro. Son los otros que abandonan deprisa nuestro barco al sentirnos varados. Son los vientos que dejan de soplar en nuestras velas anunciando el naufragio de la vida. Y luego las palabras mercenarias, las oscuras palabras imprecisas que se lleva la mano del olvido. Hay una fi na niebla que despierta en los valles profundos del recuerdo, creciendo lentamente por la sangre. Y hay un pozo de fi ebre que sumerge nuestras sienes marchitas hasta el fondo, brindándonos tan solo un agua amarga. Y no hay nada que hacer porque el camino ha quebrado los puentes de futuro. Y no hay nada que dar porque las manos se agitan agostadas y vacías.¿Se presiente a los duendes de la noche desgarrando la fronda de los sueños? ¿Se escucha la llamada de los trenes que anuncian con clamor su último viaje? No es lo peor la muerte. Lo más triste es esta soledad sin esperanza.

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Escribes tus memorias sobre el Sena con la caligrafía de los puentes, y deja tu quebrada simetríasu deslizante círculo de ocaso. Cuchillos transparentes decapitan la espuma de las aguas. Sólo brillan las bengalas remotas del recuerdo sobre el óleo devoto de la noche. Asediado por fosas y cuchillos huiste de la espiga ensangrentada, abandonando el horno de tus sueños para ser peregrino del destierro. Todo, todo es sagrado cuando se ama, los hombres, las estepas y los pájaros, todo tiene su trono en el poema si anuncia su conjuro la palabra. La reja del sprachgitter te hizo libre abriéndote los versos en torrente, pero tú retornabas al vacío buscando tu schneebett entre la nieve. ¿Quién pregunta al auriga de las nubes por la estampida audaz del fi rmamento? ¿Quién dispara saetas infl amadas sobre una luna huérfana de estrellas? El timón fl agelado de tu vida-ceniza de las llamas impacientes- se perdió a la deriva. Nadie sabe si unos profundos brazos rescataron los confi nes voraces de tus pasos. Gastaste con un álgebra furtiva

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REFLEJO SOBRE EL SENA DE PAUL CELAN


la inútil munición de tus deseos, pero el pulso del verso hizo el milagro tornando en sangre tuya la palabra. Y así nació la estrofa en carne viva y así creció la antorcha del poema. El tiempo con sus mágicas liturgias te cercó con su enigma. No sabremos el porqué del azar de tu naufragio. Buscabas con tesón la fuente oscuraque fl uye poesía con el agua, pero cegaste todos tus cimientos ceñido por un viento alucinado.Bajo el Pont Mirabeau te fuiste. El Sena con su panoplia gris de lentos siglos comprendió tu mensaje. Solo un río pudo albergar el eco de tu cuerpo sin quebrarse de pronto. Solamente su cauce te asumió. Lo hizo el destino.

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DELIRIO EN EL DUERMEVELA

Los dientes de la víbora fl orecen. ¿Pero sabemos dónde está la llave? Decidme qué paloma va a ayudarnos a descifrar la luz de un logaritmo. ¿Quién necesita el fi lo de los párpados para decapitar a la memoria? ¿Quién vende una amapola encristalada para quitar el óxido a las piedras? Los dientes de la víbora fl orecen pero las llaves escaparon mudas. Además, quién podría asegurarnos dónde está la secreta cerradura, y con toda la herrumbre no sabemos si girarán los goznes de la puerta. Un baile de balcones nos decora el toldo de la tarde. ¿Pero late con fuerza el corazón o tambalea? Los dientes de la víbora fl orecen. Pero hay Cosas que no deben de hacerse sin consultar oráculos abstractos o romperle la cáscara a la luna. ¿Se han dormido los brazos de la atmósfera sin hacer las señales espaciales? ¿Quién vestirá a los árboles de noche cuando suene la música del aire?… … … … … … … … … … … Y a pesar de esta luz entre las sienesno logro despertar de este mal sueño.… … … … … … … … … … …El viento desplegando un pergamino

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comenta los espasmos de las águilas a mitad del otoño. Pero el frío nos besa entre las sábanas quebradas. Los dientes de la víbora, la llave, también el corazón, la cerradura, y nadie nos aclara tanto enigma. Y si sumas la herrumbre, los balcones, el aire, los oráculos, el viento, no hay forma de arreglarlo. Los dientes de la víbora fl orecen.… … … … … … … … … … …Los dientes de la víbora fl orecen.… … … … … … … … … … …Los dientes de la víbora fl orecen.

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EZRA POUND EN LA JAULA

La música ordenaba tus poemas haciendo un horizonte más preciso, y tallabas las nuevas dimensiones que te daban las cosas al nombrarlas. Ser poeta es mirar entre la niebla y poder contemplar un mundo intacto. Comenzar la andadura sin camino y encontrarlo de pronto. Ver al fondo un horizonte virgen. Ir creando el mundo imaginario de los versos y habitarlo sin dudas. Ser poeta es defenderse a solas con palabras. Hombre de carne y hueso resististe erguido entre tus viejas cicatrices. Los hombres de papel tan solo sirven para doblar la espalda. Se hacen humo. Entre chicles de pólvora mascaron el clásico caudal de tu memoria, y le pusieron música de marcha a la limpia cadencia de tus versos. Te vistieron de barras y de estrellas:las barras de tu jaula y las estrellas clavadas como dardos. Y dijeron que eras un loco triste que volaba buscando los latidos de las cosas. Y así, “pájaro loco” de Walt Disney te amarraron al remo en la galera que navegaba un mar alucinado. Ezra Pound, encerrado en una jaula pero dueño y señor de la palabra.

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INSOLACIÓN

Intransigente llama que me acecha. Sobre la crin desnuda de la aurora viertes el zumo ardiente del espacio, y buscas el crisol del laberinto para fundir tu enigma en nuestras sienes. Tumulto que destila impune bálsamo para ser aderezo de horizontes que crepitan rapaces. Pulpa viva que se cuaja en las órbitas. Pespunte que sutura la atmósfera nervuda y nos fi ltra la púrpura del cénit. Desde aquí delimitas el esquema que enrosca las aristas del paisaje y pujas en sus ciclos jubilosos. Elevando tu cúpula livianaobservas que su tronco vertebrado adormece oquedades. Y administras el láudano devoto de tu fuerza como un aliento ingrávido y furtivo. ¿Los pájaros perecen en el aire o mueren en el suelo? ¿Su caída es siempre el fi n oscuro de las cosas? ¿Los átomos del viento también sueñan con el alma de ocasos perezosos que nos dejan liturgias conmovidas? Soportales de sangre se enderezan y palpitan oscuros. Y se nubla el espeso latido del cerebro que resbala impreciso. Pero siempre golpeas infl exible nuestro cráneo con tu fuego remoto hasta dejarnos vacíos y sin voz. A la deriva.

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JAIME GIL DE BIEDMA ANTE EL ESPEJO

No le mires al “otro” en este espejo. Este espejo refl eja lo que quiere que vea tu pupila. Hay que romperlo, fragmentarlo en pedazos muy pequeños, y así, multiplicando sus fi guras, lograr todos los ángulos posibles que tiene nuestro inhóspito esperpento. Después hay que juntar todos los trozos y pegarlos con versos. Y veremos, de una vez, nuestra cara deformada por la palabra muerta y el fracaso. Y di: Mira el poeta. Este es el hombre. Luchaste por luchar contra ti mismo y perdiste el combate para siempre. Solamente quedaron cicatrices para premiar tu insólita pelea. Espumas de ginebra y carne dócil crecían en tus manos. Y sellabas con sus barrancos hondos tu destierro. Buscabas en los lirios las espinas y buscabas la sed. Nada calmaba tu pasión por llegar a un nuevo puerto. Y jugando con fuego te gastaste las últimas verdades pues tu pasos dejaron de ser eco de las Ramblas. Y escribías los versos con silencios y pintabas el alba de poniente y no había caminos. Solo el tiempo se ocupó de apilar la dura tierra que cubrió tus “blue jeans”. Aún hay palabras

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que cantan como el alma de los ríos pero arrasan también con su corriente, y sueños como piélagos audaces que terminan, sin rumbo, en un naufragio. Y tú los esperabas. Porque siempre avanzaste de pie hacia la derrota. “El júbilo es igual a la tristeza” nos dijiste una tarde. Y aunque queden tan solo las baldosas del olvido y todo sea herrumbre de cenizas un manantial aún brota de tu verso.

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LA SANGRE ENFERMA

Híbridas pautas de la sangre enferma decoloran los sueros codiciosos que amagan derrotarla. Cauce turbio donde manan los posos degradados que amamantan los hilos de la fi ebre. Los aullidos del pulso a media noche y la sed de los labios agrietados habitan cautamente pasadizos del espeso fermento de las horas. Y dejan los relojes sus latidos durmiendo sobre el aire. Y se agiganta el peso de la atmósfera que oprime con su puño de plomo nuestro pecho. Pero es la noche de la sangre enferma, la noche larga de los pasos cortos, la noche en que es milagro que amanezca y que exista otro mundo agazapado detrás de la ventana. Que haya risas, amor, o que despierten esas calles que agostadas, descansan solitarias. Es la noche de cómplices silencios, de miradas calientes e indecisas. La noche de la muerte disfrazada de agujas, de jeringas y de sueros, que te acerca su aliento. De rapiñas que te clavan sus uñas mercenarias. La noche de horizontes de blancura con nubes de algodón entumecido y fría profi laxis disecada.Escuchas los pitidos de los trenes

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que cruzan las fronteras del vacío, y sientes la llamada de un abismo que velan los cuatreros de la nada. Y tú esperas vencido, inmóvil, mudo, con los ojos ahogados en las órbitas, que diluya su sombra visionaria la noche opaca de la sangre enferma.

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El hierro peina vientos y tormentas sin doblar la rodilla. El hierro clama con su gesto de fuerza contenida. Y habla fuerte surcado por sus formas desnudas y esenciales. Sus vacíos también dicen ausencias necesarias para que el aire abrace solo al aire. Con música de nieve en los espacios se centra entre los muros del espíritu. Áspera piel de mágico volumen se desdobla, se trenza o se unifi ca. Sus cartílagos duros distribuyen la luz de un infi nito que los ata, y quiebra la frontera impenetrable donde habita el crisol de los sentidos. ¿Crecerán espirales en la fragua cuando surja el metal recién nacido? ¿Cantarán los martillos en el yunque para darle compás al pensamiento? Tú sabes, Eduardo, que la vida es latido caliente que nos roza, pero el arte es la sangre que la llena y nos hace pilotos del espíritu. Rompe moldes, martillos y cinceles, y haz un cuenco juntando tus dos manos para poder palpar su forma al aire, para tocar la luz del infi nitoy encender los candiles de la sangre. Tú que llegas, habitas y trasciendes los altos corredores del vacío,

CON CHILLIDA EN EL PEINE DE LOS VIENTOS

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y esculpes el futuro con tus manos abrazando las cúspides del viento.Que has cargado, hasta el mar, sobre tus hombros, que has trenzado el temblor del oleajey también has pulido blanca espuma, desciende hasta los sótanos del fuego y elévate a los bálsamos del agua. Da temple de tu pulso, sin medida, envuelto entre los brazos del Cantábrico, y extiende el horizonte del espíritu fundiendo tu mensaje sin fronteras.Tú sabes, Eduardo, que tus manos educan los metales con su esfuerzo, que tú los haces dóciles y bellos para infundirles vida. Y no quisiste transmitirles el don de la palabra, porque el hierro fue siempre por esencia el silencio infi nito del espacio.

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Hay que echar en la misma papelera los versos y los sueños y ponerse a fi rmar con amor letras de cambio. Hay días que amanecen con puñales que destrozan la paz de la palabra e incendian nuestra sangre con el oro. Y en el viento trenzamos un anuncio:“Se vende poesía por derribo, mil versos por su bolsa de monedas. Razón: en el quiosco de los cuerdos”. ¿Qué hacemos con la carga del pasado si quiere caminar junto a nosotros? ¿Debemos apagar todas las dudas que tiemblan como pájaros de invierno? Es preciso seguir porque la lluvia embarra los caminos y oscurece la senda que seguimos. Es preciso buscar un alba nueva aunque no exista. Hay días que nos miente hasta la aurora,que nos pesa la fuerza de los brazos y duerme el corazón sin un respiro. Pero a veces despiertan nuestros ojos, y heridos por las sombras pregonamos:“Se cambian los poemas de una vida por un poco de amor, porque los hombres no les quiten el pan a sus hermanos”. La llaga es que al fi nal todo lo dicho morirá en nuestros cauces resbalando a la cruel papelera del olvido.

HAY QUE ECHAR EN LA MISMA PAPELERA

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JOHN LENON EN EL AIRE

Buscadle en las guitarras del ocaso cuando beben la sangre los arroyos. Preguntad por su nombre a las trompetas mientras rajan el aire. Contempladle en los viejos retratos que destilan la niebla de los años. Pero siempre escuchadle despacio, sí, escuchadle cuando comprime el tiempo con sus dedos, cuando deforma el aire con sus labios o cuando bebe el alba su garganta. La música nació del mismo viento con su agudo silbido entre los bosques o al despertar del agua de las fuentes. En la caída lenta de la nieveo en la explosión salvaje de los astros. Y la tuya, John Lennon, siempre estuvo secuestrada en el pozo de los siglos y tú la liberaste. Y ahora vive latiendo con el aire. ¿Dónde vibra el hondo laberinto de tus sueños? ¿Dónde afi la la “city” sus cuchillos para decapitar a tu mensaje? Con tus mínimas gafas perfi laste a las estrellas mágicas que cantan su balada infi nita. Y ahora esperan que las galaxias dancen con tu ritmo. Tu madre, Julia, fue siempre la sombra que arropó la nostalgia de tus venas, pero el amor de Yoko fue la lluvia que fecundó las tierras de tu espíritu.

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La muerte es tristemente necesaria para aplacar la envidia de los diosesque ahora inventan los hombres. Esos dioses fabricados con plástico que dictan la grave libertad de las pistolas. “Give peace” nos repetían tus canciones y te dieron las balas de la muerte. Pero siempre estarás entre nosotros pues sentimos tu música en el aire.

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EBRIEDAD

Hoy te pesa la sangre más que el viento y se enturbia la pulpa de tu lengua. Con la copa clavándote el colmillo y el proverbio quemándote los labios aún oras en el templo de la niebla. No te sirve el cilicio que acarreas para quebrar la espuma de tu boca, ni las ávidas grietas de la noche para apoyar en ellas tu mirada. Segando la corteza de tus pasos decreces entre escombros. Nadie sigue tu itinerario ciego. Nadie escucha la campana velada de tu pulso. Tu camino es un claustro de cerrojos que acomete el estigma de las horas con furia retorcida de piraña. ¿Quién sostendrá las ramas de tu vida cuando llegue la tala? ¿Qué simiente fecundará los surcos de tus manos? Con esa sed inmensa que destilas intentas amarrar a la penumbra los sueños enterrados. Solo el aire responde ante el silencio de los años. Y vuelves al cansancio del camino buscando entre las heces de la copa las imposibles huellas de tu vida.

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“All bad, all bad”, repica tu campana con su cristal rajado por los años de latido indeciso. Siempre suenan las campanas vidriosas de la sangre si busca la existencia su derrota. También cantan baladas de la muerte bajo el golpe humillante del badajo.Creías que la sombra de un “coloso” abrigaba tus pasos. Esperabas que al fi nal de la senda estaba oculto el barranco sin límites del verso con sima redentora. Y era todo la pompa de jabón de una condena. ¿En Smit fl orecerán nuevos rosales en las secas entrañas del cemento? ¿En Cambridge se harán negras las auroras para dar nuevos brillos al asfalto? Tu pulso era el tictac de los relojes que guiaban tus pasos. Por fi n sabes que tu vieja mochila está vacía, que duermen tus zapatos desgastados y no tienes billete de regreso.Rascacielos desgarran con sus uñas los ocasos de un odio entumecido, y los muertos vivientes de la noche colman con su temblor las avenidas. ¿Aquí no queda nada o queda todo? ¿La muerte es la verdad o solo un paso? Una “canción de amor de joven loca” recorría tus versos. Y un “humazo

CAMPANA DE CRISTAL PARA SYLVIA PLATH

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de infi erno y de cocina” te anegaba. ¿Olvidaste la sangre de tu sangreal emprender la huída de ti misma? ¿Olvidaste los besos de tus hijos inundando de gas tu laberinto? “Morir es como un arte”. Y eran falsas las monedas de vida que entregabas. En Londres se confunde con la tarde el fi lo de un suicidio. Se evapora la vida como el humo sobre el aire. Solo quedan los ecos imprecisos:una alcoba sin luz en el vacío. Como una gran ceguera. Todo es niebla.

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Crepita el ángel ciego de las sombras en la prieta calleja. Manos, labios,se cruzan con sus ritos. La salmodia resuena. Nadie sabe. Nadie duda. Tu porción infectada de esperanza tiene el valor de un dardo en la pelea y debes de gastarla. Papelinas que estaban aún calientes de otro cuerpo. Y manda el negro las manos largas y escupe el viejo de los dientes rotos, mientras tuercen los muslos de la noche las grupas deshojadas de un caballo que tú a solas cabalgas y cabalgas sobre el fi lo candente de un cuchillo. Portales con aliento de miseria te brindan su camino. Solo anhelas el abismo implacable de la huida. Llegarás a los túneles enfermos donde una sangre espesa te acaricia. Llegarás a los bálsamos azules lamido por las hienas. Pero siempre, dócil como la leche de las ubres, emprenderás herido tu destierro buscando el laberinto prometido que nunca encontrarás. Pero la nieve continuará cayendo en polvo blanco, polvo blanco que deja mansedumbre, lo mismo que una sábana de muerte que sabes que tú tejes cada día. Cuando salgas del pozo alucinado recordarán tan solo tus pupilas que pasó el ángel ciego de las sombras.

CREPITA EL ÁNGEL CIEGO DE LAS SOMBRAS


La sombra de la lluvia te cobija bajo el conjuro de la tierra oscura y el pasado se extingue. Es necesaria más vida que la vida al ser vivida para entregarse entero a la palabra. El círculo de arena ha concluido. Busco tus huellas en la noche lenta, quizás entre la noche necesaria, porque quiero abarcar tu pensamiento. Vuelvo como un velero en la tormenta hasta el puerto profundo de tu verso con afán de encontrar que ha amanecido. Y traigo limos en mis pies descalzos para sentir el jugo de la tierra, y me sumerjo entre las aguas turbias para ahondar en la sima de tu esencia. Hay ráfagas de viento que me ciegan y hay auroras de luz que me devoran, pero camino siempre, sin fronteras, para palpar el fruto prometido. Tú sabes del silencio. También sabes de los espacios blancos y los signos que dicen mucho más que las palabras. Tú sabes los secretos de ser parco para que piensen los que buscan sueños. Siempre llevaste niebla entre tus manos para abrigar la senda. Ahora te veo desentrañando brújulas sin rumbo, y uniendo los fragmentos de tu verso para darnos las llaves del futuro.

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FRAGMENTOS UNIDOS PARA JOSÉ ÁNGEL VALENTE


LLUVIA DE BARRO

Pero el barro también se vuelve lluviaespesando las aguas y nos deja opaco el horizonte. Nadie puede detener su caída. Nadie sabe en donde amaneció su mano oscura. Barro que mana atroz y mansamente empapando los ojos y los labios para cegar con dedos pegajosos alboradas de paz que nos rediman. Ese barro que a tientas va avanzando con la lenta perfi dia de culebras que de pronto nos cercan. De aguas tristes que inundan nuestras venas sin aviso para ahogarnos la vida. De silencios que queman los oídos. De mazazos que derriban las cercas de la infancia y enmudecen la voz de los recuerdos. Lluvia de barro cae sobre el mundo, sobre el hombre, la guerra y la miseria.Sobre el niño, el anciano y el vencido, sobre ríos, caminos y ciudades. Lluvia de barro para el pan escaso y también para el pulso y la ceniza. ¿Un olvido harapiento se desliza por la senda sangrante del ocaso? ¿Hay manos albergadas en la noche que acechan las estrellas con codicia? Lluvia de barro cae y nos esgrime sus gotas sin parar. Es imposible librarnos de sus lanzas. Siempre afi la

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la sangre, la mentira y la derrota. ¿Cuándo retornará la lluvia clara? ¿Cuándo el barro se hará tierra de siembra?

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IIESPEJOS CONVEXOS


LA APUESTA

Tú sabes que un poema es una apuesta que pierdes si lo escribes. Solo sientes un pálido regusto de cenizasi logras terminarlo. Queda apenas la oscura certidumbre de que solo tú lo conocerás o como mucho dos amigos pacientes que te escuchan. Pero a pesar de todo haces poemas. Trenzados en los árboles del parque se suicidan a solas los jilgueros por no poder cantar. Ya no se canta. Pero, en cambio, los cuervos con graznidos te dictan su gramática. Se advierte lo atento que hay que estar en este juego. Te rompen la balanza y si protestas te dicen que tu sangre está marchita. ¿Se cubren las ideas de oropeles a ver si queda oculto su vacío? ¿Las palabras se quiebran tartamudas incapaces de dar su pulso al verso? Y aquí solo el silencio empapa el aire. Ya sabes que apostar es peligroso y siempre pierde más quien más apuesta. Pero a pesar de todo haces poemas. Poemas que deshojan tus sentidos con un tacto preciso. Y luego sueñas con verbos, adjetivos y pronombres a la vez que tu tiempo se consume. Así no ganarás en este juego.Pero sigue apostando. Eres poeta.

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A UN VIEJO POETA

¿Qué es de tu sombra viva? ¿De tus huellas que abrían los caminos? ¿Qué te queda de aquella caravana de tus sueños que buscaba su rumbo en el vacío? Con el bastón quebrado de los años intentas ascender hasta la aurora que se hace noche azul sobre tus ojos. Y piensas que tu mano temblorosa acaricia los senos de doncellasen jardines con ecos musicales. Aún quieres recitar igual tus versos que cuando seducías con sonetos a pálidas matronas otoñales. Y levantas la voz cuando los dices olvidando que solo son un eco en este patio gris de ordenadores. Aquí el camino recto es laberinto sin norte ni salida. Aquí el poeta está gritando solo en un desierto con sed y solo sed por patrimonio. ¿Por qué el ayer enclaustra el pensamiento que vela en la memoria? ¿Por qué siempre buscamos el retorno? ¿Qué nos dicen los labios polvorientos del camino? Derriba las paredes de ese mundo que habitas con tus mágicos recuerdos. Descorre la cortina de la sangre palpando tus sentidos. Sé tú mismo y vive ebrio de vino y de poemas porque aún escribes versos cada día.

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OTOÑO DEL AMOR

Tu piel es un otoño de caricias que deshoja dos rosas en tus senos, es pálido sosiego que serpea el prado adormecido. Con tus labios recortas los perfi les del ocaso con límites precisos y pronuncias los nombres del amor. Cómo recuerdas la canción escondida que en el tiempo habitó nuestras almas. Cómo dices los versos más secretos que la tarde no quiso pronunciar. Tú y yo sabemos que el recuerdo es un pájaro al acecho que de pronto nos hiere. Que podemos despertar y encontrarnos con que todo fue solo el resplandor de un sueño amargo. Pero siempre tu piel sigue llamando con un suave abanico de murmullos, llevando mis sentidos de la mano igual que a un niño herido. Pero siempre despliegas con tus brazos en hierba el rito del amor. Como si todas las curvas de la sangre dependieran del pulso que se agita en tu penumbra. ¿Será que el corazón de lo perdido resucita de nuevo sobre el tiempo? ¿Será el pasado un puente levadizo que desciende, otra vez, sobre nosotros? Tu piel es un otoño de caricias que dora con sus manos mi memoria, un cántico amarillo más hermoso

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que el verde despertar de primavera, un mágico latido que convierte al viento de la noche en melodía. Tu piel es un otoño de caricias que fundido en mi piel se va quebrando en vendimias de cálidos racimos que fermentan el vino de la vida.

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ENCUENTRO EN EL TRANVÍA

Ni siquiera sabía cómo eras, ni el color de tus ojos o tu pelo, tu sonrisa o la carne de tus labios. Solamente noté que te encontrabas muy cerca de mi piel y esta sentía un calor perfumado. Que llenaban los pájaros mi sangre y que mi boca temblaba desbordada. Hasta el aliento nos fuimos acercando. Con mi mano logré rozar tu cálida presencia. Y más y más y más. Lluvia de estrellas invadía mi cuerpo. Tu cintura se agitaba entre mares temerarios y en un vuelco de espumas y rompientes me incliné como un corzo malherido. Una inmensa pupila contemplaba la mansa rendición de mis sentidos. Dijiste unas palabras. No entendía tu mágico lenguaje rubio y terco pero el aire caliente de la tarde recitaba poemas y poemas. Estábamos completamente solos a pesar de las gentes que empujaban con prisa nuestros cuerpos. Y giraba igual que un carrusel aquel tranvía con música lejana de organillo. Te fuiste con las alas de la niebla y yo seguí perdido entre la noche viajando en el tranvía del recuerdo.

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LA LLUVIA

La lluvia siempre suena. No se olvida de hablarnos con sus sílabas monótonas. Nos dice. Nos repite. Nos empapa de esa música gris de la tristeza. Con un húmedo tacto se desliza cercando nuestros pasos indecisos. El hombre es soledad entre la lluvia que pasa como un pálido relámpago. El hombre es solo lluvia, muchas veces vertida en las acequias del olvido. El hombre, sin saberlo, se hace lluvia que cae sobre el surco de los años cavando su fi nal. ¿Es todo lluvia que empapa lentamente nuestras horas? ¿Es agua represada solamente la carne que enmascara nuestra sombra? Los pasos de la lluvia en el tejado son ecos de un otoño presentido. La lluvia siempre suena y suena y suena lo mismo que un reloj que está muriendo.

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La mentira es a veces tan hermosa que todos la aceptamos como cierta, apoyando en su fi lo nuestra vida y también nuestras sombras y esperanzas. Todo es juego y apuesta en el camino y el que llega el primero, aunque no llegue, siempre gana. También hay labios fríos que la dicen muy bajo y muy despacio, y con ella levantan las murallas que luego han de cercarnos. Las barreras que, de espinos con sangre, nos impidenseguir esa vereda que era nuestra. Y a veces la mentira es poesía que fabrica mentiras aún más bellas y crea las mentiras más grandiosas. Yo quisiera, otra vez, venir al mundo y de nuevo volver a equivocarme.

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LA MENTIRA ES A VECES TAN HERMOSA


Y LA TRISTEZA QUISO SER SEMILLA

Y la tristeza quiso ser semillaanegando los campos de zozobra e inundó nuestras tierras más sagradas para ahogarlas con barro y con ceniza. Se secaron las fuentes y hasta el cielo se empapó con ocasos imprecisos. Los yermos se extendieron y los surcos fueron ríos de lágrimas furtivas. Quisieron convencernos que la vida era solo un refl ejo de la muerte olvidando los brazos de los sueños y el eco del amor. Nos propusieron el verso geométrico. La norma. Y así sobre sus círculos concéntricos trazar unas ideas repetidas.Hay veces que la sangre también miente quitándonos el pan. No hay bendiciones ni cánticos alegres. Sólo se oyen los números del tiempo en las esquinas. Algo duele en el aire de la tarde y hasta el humo fugaz de los tejados se dobla con un gesto de derrota. Y la tristeza quiso ser semilla olvidando la paz que engendra el fruto cantando entre los labios de la tierra.

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No escuchas en la noche ese latido que crece lentamente en el silencio y quiebra la razón. Es como un eco lejano que regresa. Es como un aire que nos trae palabras pronunciadas ayer en los oídos. Las palabras de la vida y la muerte, de proyectos perdidos con los años, de la ausencia de aquellos que quisimos y se fueron, de una vieja y cansada melodía que abraza a nuestra sangre y nos empapa de un viento de tristeza. Esa tristeza que vence con el sueño a los sentidos y al dormir nos libera. Porque el sueño es el aprendizaje de la muerte.

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NO ESCUCHAS EN LA NOCHE ESE LATIDO


EL ARTE DEL OLVIDO

El arte del olvido es la memoria más bella de esta vida. Os lo aseguro. Encender el amor sin el recuerdo de aquello que perdimos. Ver la senda sin huellas y empezar a caminarla. Que el aire huela a cielo de alborada y el campo nos empape de rocío. Ser otro cada día, nuevo, intacto que empieza a disfrutar de los sentidos; el vino de otra cepa diferente y el pan recién nacido de la harina, el beso como el vuelo de los pájaros y el brío de la sangre como el viento. El arte del olvido es necesario para poder vivir en este mundo.

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IIIEL DILEMA

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EL DILEMA

Un hombre se propone la tarea de dibujar el mundo... Poco antes de morir descubre que ese paciente laberinto de líneas traza la imagen de su cara.Jorge Luis Borges

¿Cuándo somos de veras lo que somos?Octavio Paz

Lo que amamos nos duele. Cada día es amor y dolor en lucha hermosa. Todo es luz mas la noche nos acosa y hasta el gozo al fi nal nos dolería.

Se ha empañado el cristal de la alegría y se quiebran los labios de la rosa. Después de todo queda poca cosa cuando duele la propia poesía.

Y duele y duele siempre que la escribesaunque sabes que sufres porque vivesy perdura lo escrito por el hombre.

¿Vivimos lo vivido en un poema? Yo contesto que sí, que no hay dilema, y además lo rubrico con mi nombre.

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Este libro Los Espejos de Borges

se acabó de imprimir el 24 de Noviembre de 2008, Otoño en Cuenca. Se celebraba la

festividad de Santa Leocadia y San Borondón. Los

vientos, helados, soplaban del noreste y un sol de oro envolvía las hojas escritas por el tiempo. El diseño

de José Ignacio García. La impresión, en Eurográfi cas.

Y loado sea Dios.

Carlos Frühbeck de Burgos Los Espejos de...

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