Cardenas y Elizondo dos gobernadores que cedieron frente a presión federal

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26 Actas / Historias dos gobernadores que cedieron frente a la presión político-universitaria (y federal) n ochenta años de historia, la Universidad Autónoma de Nuevo León se ha visto envuelta en conflictos políticos que involucraron al gobierno federal, y cuya intervención propició la renuncia (vo- luntaria o involuntaria) de un gobernador estatal. Enseguida se compararán las dos renuncias de gobernadores nuevoleoneses, quienes por presión presidencial, estatal y universitaria, renunciaron a su puesto, cada uno de ellos respondiendo a diferentes contextos y motivos. Mientras uno renunció ante la imposibilidad de rechazar una ley nacional, el otro renunció ante la imposibilidad de ejercer una ley “per- sonal”, pero ambos terminaron por ceder ante decreto presidencial. El caso de Francisco A. Cárdenas (1933) En octubre de 1931, el ex alcalde de Salinas Victoria y cofundador del Partido Social Democrático –órgano estatal del Partido Nacional Revolucionario–, Francisco A. Cárdenas, fue electo gobernador del Estado de Nuevo León para el periodo 1931-1935, en sucesión del gobierno progresista del licenciado Aarón Sáenz. Comprometido a continuar con el plan de desarrollo económico e industrial de Sáenz, Francisco A. Cárdenas lidió con los embates de la crisis del 29 y el proceso de recuperación económica en el Estado, y logró un equilibrio presupuestal para mediados de 1932, año en que se permitió dar luz verde a dos proyectos antes cancelados por la crisis financiera: el Hospital Civil y la Universidad del Norte. Ambos proyectos iniciaron su planificación y construcción para principios de 1933, proyectando su conclusión e inauguración oficial antes del término de la gestión de Cárdenas, pero por diversas cuestiones ambos proyectos los paralizaron casi una década ante la repentina renuncia de Cárdenas en diciembre de 1933, la posterior situación de conflicto político en el Estado durante el gobierno de Lázaro Cárdenas, así como un aparente descuido o desinterés por parte E Susana Acosta Badillo. Egresada de la licenciatura de Historia y Estudios de Humanidades de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de Nuevo León. Ha publicado diversos artículos de divulgación histórica. Es autora de Fran- cisco A. Cárdenas. Gobernador de Nuevo León 1931-1933. Fundador de la Universidad (2013) y coautora de Medio siglo de historia sindical: Sindicato de Trabajadores de la Universidad Autónoma de Nuevo León, 1964-2014 (2014) y Testimonios de una vida sindical (2014). Susana Acosta Badillo Cárdenas y Elizondo:

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Francisco Cárdenas, Eduardo Elizondo, gobernadores de Nuevo León, Gobierno Federal, Lázaro Cárdenas, Víctor Bravo Ahuja Revista de Historia de la UANL, Actas No. 12, julio-diciembre de 2013, pp. 26-36

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dos gobernadores que cedieron frente a lapresión político-universitaria (y federal)

n ochenta años de historia, la UniversidadAutónoma de Nuevo León se ha vistoenvuelta en conflictos políticos queinvolucraron al gobierno federal, y cuyaintervención propició la renuncia (vo-

luntaria o involuntaria) de un gobernador estatal.Enseguida se compararán las dos renuncias degobernadores nuevoleoneses, quienes por presiónpresidencial, estatal y universitaria, renunciaron a supuesto, cada uno de ellos respondiendo a diferentescontextos y motivos. Mientras uno renunció ante laimposibilidad de rechazar una ley nacional, el otrorenunció ante la imposibilidad de ejercer una ley “per-sonal”, pero ambos terminaron por ceder ante decretopresidencial.

El caso de Francisco A. Cárdenas (1933)En octubre de 1931, el ex alcalde de Salinas Victoria ycofundador del Partido Social Democrático –órganoestatal del Partido Nacional Revolucionario–, FranciscoA. Cárdenas, fue electo gobernador del Estado de NuevoLeón para el periodo 1931-1935, en sucesión delgobierno progresista del licenciado Aarón Sáenz.Comprometido a continuar con el plan de desarrolloeconómico e industrial de Sáenz, Francisco A. Cárdenaslidió con los embates de la crisis del 29 y el proceso derecuperación económica en el Estado, y logró unequilibrio presupuestal para mediados de 1932, año enque se permitió dar luz verde a dos proyectos antescancelados por la crisis financiera: el Hospital Civil y laUniversidad del Norte.

Ambos proyectos iniciaron su planificación yconstrucción para principios de 1933, proyectando suconclusión e inauguración oficial antes del término dela gestión de Cárdenas, pero por diversas cuestionesambos proyectos los paralizaron casi una década antela repentina renuncia de Cárdenas en diciembre de1933, la posterior situación de conflicto político en elEstado durante el gobierno de Lázaro Cárdenas, asícomo un aparente descuido o desinterés por parte

E

Susana Acosta Badillo. Egresada de la licenciatura de Historiay Estudios de Humanidades de la Facultad de Filosofía y Letrasde la Universidad Autónoma de Nuevo León. Ha publicadodiversos artículos de divulgación histórica. Es autora de Fran-cisco A. Cárdenas. Gobernador de Nuevo León 1931-1933.Fundador de la Universidad (2013) y coautora de Medio siglo dehistoria sindical: Sindicato de Trabajadores de la UniversidadAutónoma de Nuevo León, 1964-2014 (2014) y Testimonios deuna vida sindical (2014).

Susana Acosta Badillo

Cárdenas y Elizondo:

Comprometido a continuar con el plan dedesarrollo económico e industrial imple-mentado por su antecesor, Francisco A.Cárdenas lidió con los embates de la crisisdel 29 y el proceso de recuperación eco-nómica en el Estado.

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de los gobiernos posteriores para concluir ambasobras.

El primer proyecto se materializó en lo que hoy seconoce como el Hospital Universitario “José EleuterioGonzález”, y fue inaugurado –una vez concluido en sutotalidad– en diciembre de 1943; mientras que laUniversidad hizo lo propio en septiembre de 1939(tomando en cuenta la conclusión de su infraestruc-tura, ya que inició sus cursos desde septiembre de1933).

La renuncia de Cárdenas a la gubernatura del Estado,a dos años de concluir oficialmente su administración,fue consecuencia de un contexto de alta tensión políticaestatal y de un proceso de constante presión por partedel gobierno federal y su plan de desarrollo para elgobierno entrante con el Gral. Lázaro Cárdenas comoel candidato del partido oficial: el Partido NacionalRevolucionario (PNR), para suceder al entoncespresidente Abelardo L. Rodríguez, en continuidad delMaximato impuesto por Plutarco Elías Calles, el JefeMáximo y fundador del PNR. En octubre de 1933 se hizopúblico el proyecto del próximo Plan Sexenal, y lareacción no se hizo esperar.

Guadalajara y Ciudad de México registraron losprimeros brotes de rechazo público –explícitamenteuniversitario– al próximo Plan Sexenal a implantarse,en un completo repudio al modelo de EducaciónSocialista que se planeaba implementar en todos losniveles educativos, incluyendo el superior. El nuevomodelo modificaba al artículo 3 de la ConstituciónMexicana, sustituyendo la educación laica por laeducación socialista, con el propósito de fomentar losideales de la Revolución, el nacionalismo y combatir laignorancia expandida por el clero, punto y aparte de lainiciativa de intervención del gobierno federal en eldesarrollo de la educación superior.

En el caso de Nuevo León, la Universidad recién habíainaugurado los cursos en septiembre de 1933; y conmenos de un mes de actividad, la situación nacional y elfuturo Plan Sexenal parecía no interesar a la pequeñapoblación estudiantil de menos de mil 500 alumnos,siendo la gran mayoría de nivel bachillerato; mientrasque menos de 200 alumnos se dividían entre las cincofacultades fundadoras. En este caso, la situación se tornóconflictiva no desde el nivel estudiantil, sino desde elnivel estatal.

La vida política en el Estado se desarrollaba enaparente calma desde la inauguración de cursos de laUniversidad de Nuevo León en septiembre de 1933, yaún durante los primeros días del mes de octubre, apesar de los conflictos universitarios registrados enGuadalajara y Ciudad de México.

Pero todo tomó un giro radical cuando el ya declaradocandidato oficial del PRM, Lázaro Cárdenas, visitóMonterrey el 9 de octubre de 1933 en un paso fugaz porla ciudad en su camino a Tampico, Tamaulipas. Hos-pedado en el Hotel Ancira, Lázaro Cárdenas sostuvoreuniones con los representantes del PSD, destacandoa Plutarco Elías Calles Chacón (hijo del Jefe Máximo,cofundador del PSD y en ese momento alcalde deMonterrey) y al gobernador Francisco A. Cárdenas. Lavisita se calificó como social, en saludo al grupo políticoque lo respaldaría durante la campaña electoral próximaa iniciarse1.

Días después de esa breve visita, el 17 de octubre, y alregreso de Tampico, Tamaulipas, Lázaro Cárdenas

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volvió a hospedarse por un día en el citado hotel, y sostuvode nuevo reuniones con el administrativo, el alcalde eintegrantes del PSD. Esta segunda reunión denotó laruptura oficial. Al término de las audiencias, elgobernador salió de la reunión con el candidato sinquedarse al banquete que miembros del PSD ofrecierona Lázaro Cárdenas; y un día después, el Secretario Ge-neral de gobierno, Pablo Quiroga, renunció a su puestoalegando un choque con el gobernador, en base a “loplaticado el día anterior”2. Pablo Quiroga salió rumbo ala Ciudad de México con el pretexto de atender un previocompromiso, y regresó hasta dos meses después conuna nueva posición ventajosa. A su salida, la situaciónen el Estado se volcó en un círculo de presión para elgobernador.

A pesar de haber sido un cofundador del PSD, y sucandidato a gubernatura, los ex compañeros de partidoabandonaron en su totalidad a Francisco A. Cárdenas.Elías Chacón renunció temporalmente a la alcaldía conla finalidad de retomar la presidencia del PSD, mientrasque el cargo de Secretario General de Gobierno lo

ocupó Antonio García González, miembro activo del PSD.La presión política hacia el gobernador se extendió en-tre todos los sectores administrativos y se registró una“ola de renuncias” en los dos días posteriores a larenuncia de Quiroga. Renunciaron, por promoción (uorden del PSD), personal de gobernación, tesorería,autoridades municipales, entre alcaldes, regidores yjueces de registro, así como el personal directivo delConsejo de Salubridad, destacando al Dr. Ángel MartínezVillarreal, futuro Rector de la Universidad y simpatizanteabierto del sistema de educación socialista3.

En complementación, la Cámara de Diputados ySenadores, así como el Ayuntamiento de Monterrey sedeclararon a favor del PSD, solicitando la inmediatarenuncia del gobernador Cárdenas. Por su parte, ElíasChacón, desde su nueva posición al frente del PSD,realizó una serie de declaraciones en contra delgobernador, alegando que desde que Cárdenas habíallegado a la gubernatura “se ha caracterizado inva-riablemente en una serie interminable de actos dedeslealtad y de traición a los principios, tendencias eideología de nuestra Organización Política”4. A dos añosde administración, esa “deslealtad” se destapó demanera abrupta y oportuna, en vísperas de la aprobacióndel nuevo Plan Sexenal.

La situación de tensión se mantuvo durante unasemana entera, entre renuncias y la constante presencia

En octubre de 1931, Francisco A. Cárdenas, ex alcalde de Sali-nas Victoria y cofundador del Partido Social Democrático, fueelecto gobernador del Estado de Nuevo León para el periodo1931-1935.

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de la policía estatal frente al Palacio de Gobierno, anteel temor de Cárdenas de una toma violenta por parte delpartido político o simpatizantes de éste, incluyendo,además, una breve huelga universitaria promocionadapor estudiantes de la recién fundada Universidad deNuevo León5. En este último factor, cabe destacar queCárdenas recibió un fuerte apoyo por parte de lapoblación civil, trabajadora y universitaria, pero ante eltemor que la situación se saliera aún más de control ytomara tintes violentos, Cárdenas realizó un llamado ala población nuevoleonesa de que se mantuviera almargen de la situación y sin intervenir de forma directa oviolenta.

En cambio, la solución que llevó a cabo el gobernador,implicó la intervención del entonces presidente delcomité ejecutivo del PRM, Carlos Riva Palacio, quienarribó a la ciudad de Monterrey el 22 de octubre de 1933,por petición expresa del gobernador para sosteneraudiencias con Cárdenas y Elías Chacón. Al díasiguiente, en declaración de Riva Palacio a prensa, elconflicto político entre el PSD y el gobernador se dio porsolucionado, con un día de audiencias. Ese mismo 23de octubre, Cárdenas y Elías Chacón acompañaron aRiva Palacio a observar el avance en construcción del

Hospital Civil, sellando con ello la solución social quese le dio al –denominado a nivel nacional– “caso NuevoLeón”6.

Posterior a la aparente solución, la situación políticaestatal recuperó su cauce y se mantuvo un constantehermetismo en declaraciones de Cárdenas y miembrosdel PSD. Asimismo, las personas que habían renunciadoa su puesto regresaron a laborar de forma normal, conexcepción de Quiroga, quien se mantuvo en su posiciónen la Ciudad México. Durante diciembre, a días previosde la inauguración del Aula Magna de la Universidad deNuevo León, la prensa comunicó de la posible visita delPresidente de la República, Abelardo L. Rodríguez, asícomo del Gral. Plutarco Elías Calles para la ceremoniade inauguración7; sin embargo, el único representantefederal que asistió al evento fue el secretario deeducación pública, Narciso Bassols.

Durante las dos reuniones sostenidas en Monterrey por elcandidato oficial del PRM, Lázaro Cárdenas, con el grupo políticode la localidad, en octubre de 1933, fue evidente la ruptura oficialcon el gobernador Francisco A. Cárdenas. En la imagen, elcandidato presidencial con Pablo Quiroga.

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La ceremonia de inauguración de la Universidad deNuevo León, con motivo de la conclusión de la primeraetapa de remodelación de su sede, el Colegio Civil, seregistró el 20 de diciembre de 1933, a tres meses dehaber iniciado sus cursos. La ceremonia resultó austerapara el peso simbólico que conllevaba, pues contó sólocon la asistencia del secretario de educación pública,además de autoridades administrativas y educativas delEstado, pero no acudió el presidente del PSD ni el alcaldede facto, Elías Chacón, quien salió de urgencia a laCiudad de México.

Narciso Bassols acudió en representación del grupopolítico dirigente y declaró en el acto inaugural lo quedebería de ser el propósito de la nueva Universidad: “LaUniversidad producirá los trabajadores que la sociedadexija, no profesionistas liberales […] Será tambiénvehículo de aliento y labor social para el obrero, siendoun centro fecundo de creación […] esperamos que seconvierta en uno de los más sólidos pilares de laintegración nacional del trabajo en México”8.

Lo anterior denotó el punto final de la administraciónde Cárdenas. Al declarar a la Universidad de Nuevo Leóncomo baluarte para la reforma educativa próxima aimplementarse, Bassols confirmó que el Plan Sexenalera inevitable, pues lo aprobaron de forma oficial du-rante la Segunda Convención Ordinaria del PRM ainicios del mismo mes de diciembre, en Querétaro,evento donde fue reconfirmado Lázaro Cárdenas comocandidato a presidente por el partido oficial. La renunciadel gobernador Cárdenas sólo requería de unaconfirmación más.

A dos días de la inauguración del Aula Magna, Fran-cisco Cárdenas sostuvo una reunión con Elías Chacón,quien había regresado de la Ciudad de México el mismodía de la inauguración del Aula Magna. La reunión, segúndeclaraciones de Cárdenas, fue con motivo de informarlo acontecido en la Convención del PNR celebrada ainicios de mes en Querétaro, desmintiendo los rumoresde su posible renuncia a la gubernatura9. Después delas declaraciones de Bassols y de la ausencia dedirectivos del PSD en la ceremonia de inauguración, laprensa regional comenzó de nuevo a especular –después de los eventos de octubre– sobre la posiblerenuncia del gobernador Cárdenas ante los eventosregistrados durante los últimos meses, el hermetismo

El gobernador Francisco A. Cardenas debió sentir el abandono desus correligionarios. Cofundador del PSD, Plutarco Elías CallesChacón, a su derecha; y el Secretario General de gobierno, PabloQuiroga, encabezaron el círculo de presión hacia el Ejecutivoestatal.

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La renuncia del gobernador que fundó la Universidadde Nuevo León fue el primer indicio de lo que aconteceríaun año después. Entre huelgas y reclamos estudiantiles,la Universidad de Nuevo León fue derogada el 29 deseptiembre de 1934, y se conformó en su lugar unacomisión organizadora para la nueva UniversidadSocialista, bajo la dirección universitaria del Dr. ÁngelMartínez Villarreal como nuevo rector.

El caso de Eduardo A. Elizondo (1971)Ex rector de la Universidad de Nuevo León por dos años,de mayo de 1965 a febrero de 1967, Eduardo A. Elizondorenunció a la rectoría con el propósito de lanzarse paragobernador del Estado en representación del PartidoRevolucionario Institucional (PRI), resultando efectivo yasumiendo la gubernatura en octubre de 1967, para unperiodo programado de 1967 a 1973, que por cuestionespolítico-universitarias no concluyó.

El contexto de Elizondo comparte una similitud con elde Cárdenas (Plan Sexenal), ante la influencia de unevento nacional, concertado y desarrollado en la capitaldel país: el movimiento estudiantil del 68. Este suceso,que marcó su punto culminante el 2 de octubre de eseaño, fue un evento que no intervino tanto en el curso dela Universidad de Nuevo León durante su desarrollo en1968, pero que sí representó un estímulo simbólico paralo que sería el movimiento universitario por la autonomíaen 1969.

Cuando sucedió lo de octubre del 68, la Universidadregistraba una constante movilización estudiantil (ysindical) a causa de las pésimas condiciones de lasaulas, laboratorios, facultades y la Universidad en ge-neral, con escasez de presupuesto, con alta demandade materiales y mejoras a las instalaciones, conpeticiones de edificios propios por parte algunaslicenciaturas instaladas en facultades ajenas, y con unapresión constante por parte del Sindicato deTrabajadores (STUNL) para el cumplimiento de suconvenio colectivo de 1967, del cual no se habíancumplido las cláusulas de nivelación de sueldos yentrega de bonos de despensa.

En concreto, la Universidad estaba sumergida en ungrave problema financiero con instalaciones en pésimascondiciones e incapaces de congregar a la crecientepoblación estudiantil, y con un sindicato en espera delcumplimiento de lo pactado en su convenio.

Ante ello, el gobernador Elizondo y el entonces rectorde la Universidad, Héctor Fernández González, lanzaron–cada uno– un plan de acción para tratar de aliviar lacrisis financiera, pero ambos fueron rechazados.Elizondo diseñó y propuso el denominado “Ley yReglamento sobre prestamos de Educación Superior”,

en declaraciones y el claro distanciamiento entre elgobernador y su grupo político.

La confirmación a las especulaciones llegó el 27 dediciembre, a un día de la publicación a nivel nacionalsobre la próxima implementación de la reforma alartículo 3 de la Constitución, que entraría en vigor entrefebrero y marzo de 1934. El gobernador Cárdenaspresentó su renuncia al H. Congreso del Estado el 27 dediciembre de 193310, alegando, como motivo oficial, unadelicada salud y, por consecuencia, imposibilidad paracontinuar al mando. La renuncia le fue aceptada elmismo día y en esa misma sesión el Congreso nombrócomo gobernador suplente al ex secretario de gobierno,el licenciado Pablo Quiroga.

Un día después de su renuncia y como respuesta alas declaraciones de Elías Chacón, quien afirmó que elPSD había triunfado sobre el gobernador Cárdenas, esteúltimo realizó una declaración que dejó entrever suproblemática con el gobierno entrante, al manifestar,sin mencionar nombres concretos, que el PNR teníaintereses propios y que el gobierno local entrantedebía de evitar su intromisión sobre asuntos delEstado, que su progreso no se debía de interrumpir ycon ello tratar de evitar males y trastornos, así comosembrar desconfianza entre la población o incentivarla violencia11.

Narciso Bassols al declarar a la Universidad de Nuevo León comobaluarte para la reforma educativa dentro del Plan Sexenal, denotóel punto final de la administración de Cárdenas.

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el cual, a grandes rasgos, consistía en que cada alumnode la Universidad pagara su costo real como universitario;es decir, un aumento de cuotas con base en el precioreal que cada alumno le costaba a la Universidad, yquienes no estuviesen en condiciones de pagar, porescasos recursos, recibirían un préstamo que, al concluirsu carrera, estarían comprometidos a liquidar. Por suparte, Fernández González propuso un sistema de pagocon base a la división del alumnado en tres grupos: eldébil (escasos recursos), el variable y el estable. Estadivisión, supervisada y analizada por un “Comité deBecas de la Universidad”, establecería las cuotas a pagarpor cada sector12.

Como se mencionó, la población estudiantil, sindicaly la opinión pública rechazaron ambas propuestas, peropusieron en evidencia la problemática presupuestal dela Universidad, además de manifestar los primerosindicios de la autonomía universitaria, ante la propuestade Elizondo de forjar una Universidad “autónoma” ensus finanzas mediante su fracasada “Ley deReglamentos”. Aunque la ley de Elizondo fracasó, supropuesta de una Universidad autónoma se mantuvo enel aire durante determinado tiempo, hasta tomarse como

El gobernador Elizondo, rector de la Universidad de Nuevo Leóndurante dos años, lanzó un plan de acción para aliviar la crisisfinanciera por la que atravesaba la Institución educativa.

bandera para el movimiento universitario general quese desarrolló a partir de 1969.

El primer evento concreto de activismo estudiantil seregistró en marzo de 1968, a escasos días del rechazogeneral de las propuestas de recuperación financierasde rectoría y gobernación. La Facultad de CienciasBiológicas comenzó el movimiento universitario con unahuelga el 22 de marzo de 1968, en petición de un edificiopropio, evidenciando ante la opinión pública ladecadente condición universitaria, con instalacionesdeterioradas e incapaces de soportar el sobrecupo deestudiantes.

A partir de marzo, la Universidad se mantuvo en unconstante activisimo estudiantil, que se incentivó a partirde los hechos que se desarrollaron en la Ciudad deMéxico, haciendo marchas y tomas de edificiossimbólicas en apoyo y respaldo a los compañerosestudiantes de la Universidad Nacional Autónoma deMéxico desde septiembre de 1968 hasta lo acontecidoel 2 de octubre, día en que los estudiantes de la UNLrealizaron una manifestación pacífica en la Torre deRectoría en contra de los grupos políticos y socialesque se oponían a su movimiento (grupos de derecha,como la Asociación de Padres de Familia, por ejemplo).

Ese mismo día se les informó a los manifestantessobre la matanza de Tlatelolco, por lo que en repudio aello y en memoria de los estudiantes asesinados, lamanifestación se extendió hasta el 10 de octubre deforma pacífica y simbólica, realizando, además, tomasparalelas en diversas facultades y dependencias de laUniversidad, así como marchas o manifestaciones enla ciudad de Monterrey.

Durante casi un año y ante la falta de atención ycumplimento por parte de las autoridades universitariasy estatales a las peticiones universitarias, el movimientose mantuvo constante durante los primeros meses de1969, aunando ahora una carga simbólica con base alcontexto nacional y ante la creciente intervención einfluencia de grupos de izquierda. A partir de septiembrede 1969, el descontento por las peticiones no cumplidasaumentó considerablemente.

En octubre de 1969, el Consejo Estudiantil determinórealizar un pliego petitorio general con nueve puntos areformar, destacando la derogación de artículos de laLey Orgánica para que permitiesen la presencia de dos(y no uno) consejeros alumnos en el ConsejoUniversitario, además de la elección de directores porjuntas directivas; y el rector por el Consejo Universitario,sin la tradicional intervención del gobernador13. ElConsejo Estudiantil, además, solicitaba la renuncia delRector Fernández González y el Secretario General, el

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Dr. Roberto Moreira, ante la incapacidad de ofrecersoluciones a sus peticiones.

Ante la constate y persistente presión universitaria(estudiantil y sindical), el gobernador Elizondo accedióal pliego petitorio del Consejo Estudiantil, reformandolos artículos 16 y 24 de la Ley Orgánica y oficializando lacapacidad del Consejo Universitario para elegir al rec-tor, así como de las Juntas Directivas para elegir a losdirectores de las escuelas y facultades. Sin embargo,esta primera iniciativa se rechazó por no involucrar deforma equitativa a estudiantes y maestros en la elecciónde rector. La segunda iniciativa por aprobar el pliegopetitorio del Consejo Estudiantil se expidió el 26 denoviembre de 196914, agregando una nueva reforma,que estipulaba la creación de una comisión redactorade una nueva Ley Orgánica, la cual otorgaría de formalegal y oficial la autonomía universitaria.

Aunque esta nueva iniciativa seguía sin satisfacer alConsejo Estudiantil por la falta de equidad en la elecciónde rector y directivos, ante la presión social, política y

académica (el paro de labores ya no podía seguir sinafectar gravemente la situación institucional), se terminópor ceder. La nueva ley se aceptó y la comisión redactoracomenzó su organización y compromiso, teniendo comofecha límite el 31 de mayo de 1970 para entregar elnuevo proyecto de ley. El Rector Fernández González yel Secretario General Moreira renunciaron el mismo 26de noviembre de 1969, para ceder a la otra petición delConsejo Estudiantil15.

Con la entrada en vigencia de las reformas a la LeyOrgánica, la Universidad de Nuevo León llevó a cabo laprimera elección de un rector sin intervención estatal,siendo electo el Dr. Oliverio Tijerina el 10 de diciembrede 1969. A partir de aquí, la situación en la Universidadse mantuvo en una constante incertidumbre sobre eldevenir de la reforma universitaria. Cuando se cumplióel plazo para presentar el proyecto de la Ley Orgánica,en mayo de 1970, la comisión encargada de suredacción entregó la propuesta de ley ante el H.Congreso de Estado, pero la respuesta por parte deeste último se mantuvo detenida durante poco másde un año, hasta que el gobierno se vio obligado –porcuestión de intereses– a expedir la respuesta, quedecretó una ley orgánica diferente a la presentadapor la comisión.

El movimiento estudiantil del 68 en la capital del país representóun estimulo simbólico para lo que sería el movimientouniversitario por la autonomía de la Universidad de Nuevo Leónen 1969.

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La administración del Dr. Tijerina representó unverdadero dolor de cabeza para el gobierno ante laintensificación de la problemática universitaria. Acusadode desvío de fondos, de una asociación ilegal con elSTUNL, de facilitar preferencias a su grupo político, deanomalías administrativas (como el despido de Moreiracomo catedrático de la Facultad de Medicina) y la faltade actas de sesión de Consejo, entre otros, el rectoradode Tijerina se desarrolló entre un constantecuestionamiento por parte de la población estudiantilen cuanto a los ingresos y fondos universitarios,exigiendo una auditoría y exposición del gastopresupuestal. Aunado a esto, grupos de derecha y de“otra” izquierda, así como el mismo gobierno, semanifestaron en contra de la gestión de Tijerina, ymantuvieron una constante presión política sobre suadministración16.

El 14 de enero de 1971, y ante la constante presiónpolítico-universitaria y la falta de control sobre elmovimiento estudiantil desatado a partir de diciembrede 1970, con la toma de rectoría desde el día 3, el Rec-tor Oliverio Tijerina renunció a su cargo después dehaber otorgado el informe de finanzas y actividades quelos huelguistas exigían. Desde diciembre hasta enero,la Torre de Rectoría se mantuvo bajo la toma deestudiantes, liderados por la Facultad de Derecho, quese catalogaban como una base del gobierno parapresionar a Tijerina y su administración. Además deapoyar ciertos sectores estudiantiles y otros grupospolíticos afines a sus propósitos, el Estado tambiénpostergó de forma deliberada la expedición de la terceraley orgánica, hasta marzo de 1971, cuando un nuevogrupo de izquierda (diferente al de Tijerina y en plenoascenso) llegó a rectoría.

A la renuncia de Tijerina, Manir González Martos,Secretario General sustituto de Tomas González de Luna(quien había renunciado en diciembre de 1970), fuedesignado rector provisional por el Consejo Uni-versitario, mientras se organizaban nuevas elecciones.En febrero de 1971, el Consejo sesionó y el Ing. HéctorUlises Leal fue electo rector de la Universidad, tomandoposesión el 20 de febrero de 1971; duró menos de dos

meses en rectoría a consecuencia de la expedición dela postergada tercera Ley Orgánica.

El 26 de marzo de 1971 y para retomar el controluniversitario, en consideración de la constante crisispolítica y económica y con un nuevo grupo de izquierdaal frente, el Gobernador Eduardo A. Elizondo decretóuna ley totalmente ajena al modelo que se presentó enmayo de 1970, sustituyendo la autoridad del ConsejoUniversitario por una Asamblea Popular de GobiernoUniversitario17 conformada por variedad de gente ajenaa la Universidad, entre representantes de los diversossectores (campesino, empresarial, industrial, medios decomunicación, etc.) y un grupo minoritario deuniversitarios (de 36 integrantes, sólo siete eranpertenecientes a la UANL).

La nueva ley, publicada en el Periódico Oficial, derogóla ley de 1943 y en el acto desconoció a las autoridadesuniversitarias en funciones, siendo Ulises Lealdesconocido como rector de la Universidad. El 2 de abrilde 1971, el coronel y doctor, Arnulfo Treviño, fuedesignado como el nuevo rector de la UANL, enrepresentación del nuevo órgano universitario; sin em-bargo, el coronel nunca ingresó a Ciudad Universitaria,así que ejerció su puesto desde oficinas privadas hastasu renuncia el 3 de junio, día en que entregaron elproyecto de la cuarta Ley Orgánica.

Desde su oficialización, la ley orgánica de Elizondofue rechazada de forma general en la U(A)NL, entreestudiantes, empleados, sindicato, profesores, directivosy el rector desconocido, Ulises Leal, quien durante eltranscurso de la problemática intentó sostener diálogosy audiencias con el gobernador Elizondo, pero fueimposible llegar a un acuerdo18.

Por su parte, el gobierno se justificaba alegando quela Asamblea de Gobierno representaba lademocratización universitaria, porque involucraba porigual a estudiantes, maestros y “el pueblo”, al pertenecer,realmente, a este último la Máxima Casa de Estudios.Asimismo, la Asamblea, además de ser el órgano elec-toral del rector y directivos, sería el principal encargadode las finanzas universitarias, representando un medioeficaz para la obtención de fondos, al estar conformadopor todos los sectores económicos del Estado,facilitando y multiplicando las opciones de financiación.El Consejo Universitario quedaba reducido a cuestionesacadémicas y, aún así, sus decisiones podían serobjetadas por el rector, recayendo en la Asamblea deGobierno establecer la última palabra. En concreto, laAsamblea de Gobierno era la máxima (y casi única)autoridad universitaria.

El repudio a la nueva ley motivó a una nuevamovilización general estudiantil y sindical universitaria,

Como forma de retomar el control universitario,en consideración de la constante crisispolítica y económica y con un nuevo grupode izquierda al frente, el gobernador EduardoA. Elizondo decretó una Asamblea Popularde Gobierno Universitario.

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incluso se involucró a nivel nacional a la UniversidadNacional Autónoma de México, que se pronunció a fa-vor del movimiento universitario el 28 de mayo de 1971,mediante un discurso pronunciado por el rectorcapitalino, Pablo González Casanova, que mereció laaprobación del Presidente de la República, LuisEcheverría Álvarez.

A dos días del pronunciamiento de González Casanovay al advertir en su discurso que la ley orgánica de la UNLocasionaría problemas a nivel nacional si no serespetaba la autonomía exigida, el Gobierno Federallanzó un ultimátum al gobernador Elizondo, enconsecuencia del cansancio que representaba lasituación de la UNL, la cual se deterioraba con unarapidez considerable (se había llegado al grado deintervención policiaca durante los meses de vigenciade la tercera ley, y el paro de labores era constante,

perjudicando con ello las finanzas y el progresoacadémico). El 31 de mayo de 1971, el Secretario deEducación Pública, Víctor Bravo Ahuja, llegó a Monterreycon la orden expresa de derogar la tercera leyuniversitaria, y con ello dar una solución preliminar a laconflictiva situación, que se esperaba que setranquilizaría paulatinamente con la expedición de unanueva ley más acorde a las exigencias de losuniversitarios y redactada por personas ligadas a laUniversidad, pero ajenas al conflicto político delmomento.

Desde su llegada, Bravo Ahuja mantuvo reuniones tantocon representantes del movimiento universitario (paraanalizar sus posturas y peticiones), así como conpersonalidades de renombre universitario (los ex rectoresRoberto Treviño y Enrique C. Livas) con la finalidad deconcertar un nuevo plan de acción para conformar unacomisión redactora de la nueva ley orgánica; pero notodas las reuniones de Ahuja resultaron satisfactorias.

El 2 de junio, el secretario de educación sostuvo unareunión de casi 11 horas con el gobernador del Estado,Eduardo Elizondo, sin llegar a ningún tipo de acuerdo,ante la negativa de Elizondo de dar marcha atrás a suley universitaria19. Elizondo afirmó su postura durantelos tres días posteriores, sin declarar ante la renunciade Arnulfo Treviño ni ante la organización de la nuevacomisión redactora, manteniendo su silencio hasta laaprobación de la cuarta ley orgánica, el 5 de junio, díaen que renunció.

Sin respaldo de su grupo político estatal, ante sunegativa de acatar la orden del Ejecutivo de derogar latercera ley, y sin respaldo de gran parte de la sociedadnuevoleonesa y con rechazo general universitario (y conla tercera ley ya derogada, sin Asamblea Popular y sinrector), el gobernador Eduardo Elizondo se vio en lanecesidad de renunciar a su cargo y presentó surenuncia el 5 de junio de 1971, con motivo de “causagrave”.

Entre su discurso de renuncia, Elizondo declaró queel dimitir era preferible a promulgar la cuarta ley orgánica,porque ello “significaría actuar en contra de misconvicciones de universitario y de ciudadano. Vetarlaimplicaría problemas sociales y políticos muy graves ycomplejos”20. Luis M. Farías fue designado gobernadorsustituto el mismo día de la renuncia de Elizondo; y fueFarías quien decretó la cuarta ley orgánica, el 6 de juniode 1971, oficializando con ello la autonomía universitaria.

Consideraciones finalesEn comparativa, las renuncias de ambos gobernantes,con casi cuarenta años de diferencia, encuentran unavariedad de similitudes ante la forma de proceder de los

Sin respaldo de su grupo político estatal y con el rechazo generaluniversitario, Elizondo entrega su renuncia al diputado FructuosoRodríguez, presidente de la Comisión Permanente, y saluda a susucesor, Luis M. Farías.

hechos y la reacción de los dirigentes ante estos. En elcaso de Cárdenas, la presión del gobierno federal fuemás directa (y sin provocación por parte del gobernador),aunando a ello la complicidad del grupo político estatal,ocasionado un cierre de posibilidades para elgobernador Cárdenas, quien ante la imposibilidad derechazar la implementación del nuevo Plan Sexenal, yante el cambio radical en su contexto inmediato político-estatal, se vio en la necesidad de renunciar a su cargo,a dos años de finalizarlo oficialmente, y ante un gobiernoen contante progreso, en recuperación económica y enaras de superar el anterior gobierno de Aarón Sáenz.

En el caso de Elizondo, éste también se vio en uncírculo de presión estatal y federal, pero la diferenciaradicó en que la presión local se manejó desde lo socialy no desde la política, aunque se concluyó desde estesector con el abandono a Elizondo por parte de su grupopolítico priísta, en respuesta a la negativa de Elizondode acatar las órdenes del Ejecutivo. En cuanto a lapresión federal, esta fue en consecuencia de laconstante crisis universitaria y social con un movimientoque llevaba dos años de duración y que no mostrabasignos de debilidad, sino al contrario, resultando cadavez más un punto de atención para el gobierno federal.

En conclusión, ambos gobernantes renunciaron enmedio de un conflicto estatal con la intervención directadel Ejecutivo; y ambos advertidos por directivos de laSecretaría de Educación Pública. La gran diferenciaradica en que uno fue “víctima” del contexto nacionalpróximo a cambiar de Ejecutivo, mientras que el otro fueel primer responsable de su propia problemática.Mientras Cárdenas mantuvo una posición neutral, sinacciones directas y en disposición de encontrar unasolución a la problemática, además de mantener elapoyo de la sociedad nuevoleonesa y el estudiantadode la recién fundada Universidad, Elizondo, en vez deser el neutral, fue el provocador del conflicto, ademásde carecer de todo apoyo universitario, social y hastapolítico, siendo en este caso el gobierno federal quienotorgó la solución a la problemática universitaria.

Ambos casos, con sus similitudes y diferencias,demuestran que la Universidad está ligada a la políticaestatal y hasta nacional, respondiendo a su lugar comocentro de educación superior y como centro deconciencia social.

Notas:El Porvenir, 18 de octubre de 1933.El Porvenir, 19 de octubre de 1933.El Porvenir, 20 de octubre de 1933; múltiples noticiasrelacionadas con el conflicto.El Porvenir, 20 de octubre de 1933, p. 2.

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