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  • La humanidad de Cristo es nuestra felicidadMeditacin sobre la Navidad

  • En la portada:Descanso en la huida a Egipto, Bartolom Esteban Murillo, Museo Puskin, Mosc

  • La humanidad de Cristo es nuestra felicidad

    Meditacin sobre la Navidad de don Giacomo Tantardini

    Catedral de Fidenza, 20 de diciembre de 2006

  • 4Virgen con el Nio y san Jos, detalle del bside de la Catedral de Fidenza (Parma)

  • 5En primer lugar gracias por haberme invitado de nuevoa esta estupenda catedral. Adems esta invitacin reno-vada me parece el acontecer de esa comunin de esp-ritu, como dice san Pablo, que cuando sucede gratuita-mente colma la alegra. Dice san Pablo escribiendo alos Filipenses (Flp 2, 1-2). Gracias tambin porque alentrar me recibi el prroco de esta catedral, y, despusde la genuflexin ante el tabernculo, me llev sencilla-mente a la cripta para que venerase el cuerpo del mrtir,san Donino, sobre el que est construida esta catedral.Este hecho tan sencillo me conmovi, porque los teso-ros de una iglesia son dos. Primero, el tabernculo don-de est Jess: me acuerdo de mi madre, que en paz des-canse, que cuando era pequeo me llevaba a la iglesiade mi pueblo y me deca sealando el tabernculo:Ah est Jess; y: Mndale un beso a Jess. No sabami madre que mandar un beso quiere decir adorar. Enlatn adorar quiere decir besar1. Mandar un beso a Jessconmueve y confirma ahora mi fe ms que los libros deteologa. El segundo tesoro que hay en una iglesia sonlos cuerpos de los mrtires. Esto, para uno como yo queha tenido la gracia de nacer y hacerse sacerdote en ladicesis de Miln, de ir al seminario de Venegono, es de

    1 Cf. Benedicto XVI, homila de la santa misa celebrada en Colonia el 21 de

    agosto de 2005.

  • una evidencia manifiesta. El momento ms bello delepiscopado de san Ambrosio en Miln fue cuando en-contr los cuerpos de los mrtires Gervasio y Protasio.Efectivamente quiso que lo enterraran entre estos dosmrtires (id a la Baslica de San Ambrosio, en Miln,donde est enterrado el obispo Ambrosio). Nequimusesse martyres, sed invenimus martyres / No tuvimos la gra-cia de ser mrtires, pero hemos hallado a los mrtires2.Con esto quiero daros las gracias por haberme ofrecidoesta ocasin.

    6

    2 Ambrosio, himno Grates tibi, Iesu, novas; cf. Antico Breviario Ambrosiano, in

    festo sanctorum Gervasii et Protasii martyrum (19 de junio).

  • 7La humanidad de Cristo es nuestra felicidad: no esuna frase ma. Es la frase con la que santo Toms deAquino comienza la parte de la Summa theologica en laque habla de Jess3. Dice precisamente as: Ad hunc fi-

    3 Toms de Aquino, Summa theologiae III q. 9 a. 2.

    Virgen con el Nio, Carlo Maratta, Kunsthistoriches Museum, Viena

  • 8nem beatitudinis / A su destino de felicidad [porque eldestino del hombre es la felicidad: ad hunc finem beati-tudinis] / homines reducuntur per humanitatem Christi /los hombres son reconducidos por medio de la huma-nidad de Cristo. Para ayudar a vivir la santa Navidad, avivir estos das, a vivirlos, como tratar de sugerir, en laoracin (porque la palabra oracin lo indica todo, in-dica la posicin del hombre frente al Misterio de Dios,

    Descanso en la huida a Egipto, detalle, Caravaggio, Galera Doria Pamphilj, Roma

  • 9del Misterio que, como aluda la frase de Giussani ledaantes, se presenta en todas las experiencias humanas),quisiera empezar por una frase de una homila de Navi-dad de san Antonio de Padua, que es doctor de la Igle-sia, por lo tanto un santo cuya enseanza la Iglesia re-conoce como enseanza segura y que edifica la fe. An-tonio, que tambin tena experiencias msticas de su re-lacin con el nio Jess, comenz la homila diciendo:Navidad: he aqu el paraso. He aqu el paraso.Cuando hace dos mil aos Mara dio a luz en Beln: heaqu el paraso. La felicidad que deja de ser una prome-sa, una expectativa, una esperanza, que ya no se vislum-bra a lo lejos. La felicidad hecha carne estaba presente.Era visible. Cuando sali del vientre de su madre, visi-blemente la felicidad, es decir, el paraso, el sumo pla-cer (como dice Dante: y as el sumo placer se le des-pliegue4), el sumo placer haba salido l mismo al en-cuentro del hombre: he aqu el paraso.

    4 Dante, Paradiso XXXIII, 33.

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    Creacin de Adn, Catedral de Chartres

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    Y as esta frase de san Antonio (como la expresin desanto Toms de Aquino: Los hombres son reconduci-dos , re-conducidos) evoca ante todo la creacin deDios, el hecho de que la creacin de Dios es buena. Esbuena la creacin de Dios, la creacin de Dios est muybien (cf. Gn 1, 31). Dios se asombr de su creacin. Diosse asombr de la belleza de su creacin. Pulchritudo eo-rum, confessio eorum dice san Agustn: La belleza de lasestrellas es el reconocimiento, el testimonio del Crea-dor5. Dios mismo se asombr de la belleza de su crea-cin y de la belleza de su criatura en lo alto de su crea-cin: la belleza del hombre y de la mujer. Y no slo seasombr de esta belleza, sino que adorn de gracia, esdecir, de una belleza an ms gratuita, esta belleza. Tanverdad es que, segn la imagen potica del Gnesis, pusoa Adn y Eva en el paraso, en el paraso terrenal, y en elparaso terrenal la relacin con el Creador era inmedia-ta. La Biblia describe poticamente esta inmediatez derelacin como el pasear de Dios con Adn y Eva (cf. Gn 3,8). Dice Pguy: all todo era estupor, un clima de estu-por, un clima de gracia6. Esto es el paraso, esto es el des-tino de felicidad.

    5 Agustn, Sermones 241, 2.

    6 Cf. Ch. Pguy, Eva, Citt Armoniosa, Reggio Emilia 1991, p. 13.

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    Pero intervino el pecado, un pecado grave. Por qu es tan grande, incluso en sus consecuencias quepagamos todos, el pecado original? Dice san Agustn: por-que era muy fcil no pecar7. En el paraso terrenal era muyfcil no pecar porque la presencia del Misterio estaba muycerca, era muy inmediata, porque el estupor de esta presen-cia se renovaba continuamente. Era muy fcil no pecar. Poresto fue tan grave ese pecado. Era muy fcil no condescen-der al tentador. Era muy fcil ver que la felicidad no consis-ta en ser como dioses (cf. Gn 3, 5), sino que la felicidad eraestar con Dios: era tan fcil esto! Precisamente porque eratan fcil no pecar, el pecado fue tan grande. Pero qued elcorazn. Esto es importante. Tambin san Agustn, que contanta fuerza, siguiendo ante todo lo que Ambrosio, testigode la Tradicin, le haba enseado en Miln8, subraya el pe-cado original, afirma que la imagen de Dios, aunque heri-da, permanece en el hombre9. El corazn, aunque heridomortalmente, tanto que se muere, el corazn, aunque heri-do mortalmente, se mantiene expectativa de felicidad, esdeseo de felicidad, el corazn sigue siendo capaz de la feli-cidad. Capax Dei / capaz de felicidad10. Y esta bondad de

    7 Cf. Agustn, De civitate Dei XIV, 15, 1.

    8 Cf. Agustn, Contra Iulianum opus imperfectum 6, 21.

    9 Cf. Agustn, De Trinitate XIV, 8, 11.

    10 Ibid.

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    la creacin queda atestigua tambin en seales muy hu-manas. La sonrisa del nio que sonre a sus padres es sealde que Dios no ha abandonado a su creacin. El naci-miento de un hijo es algo hermoso. La naturaleza huma-na, aunque herida por el pecado, sigue siendo seal de labelleza y de la bondad del Creador. Espera la felicidad. Esexpectativa de la felicidad.

    Dios llama a Adn y a Eva despus del pecado, Capilla Palatina, Pelermo

  • Y as intervino el Seor, inter-vino en primer lugar ... Quhermoso es en la fiesta de la In-maculada, leyendo el pasaje dela Biblia sobre el pecado origi-nal, or la promesa, esa hermo-sa promesa: Enemistad pon-dr le dice el Seor a la ser-piente, al tentador, al diablo,entre ti y la mujer, y entre tu li-naje, aquellos que pertenecena satans, al diablo y su linaje:l te pisar la cabeza (Gn 3,15). El linaje de la mujer te pisa-r la cabeza. Tambin la mujer(como nos muestra la imagende la Virgen Inmaculada en lacapilla de la eucarista de estacatedral) te pisar la cabeza.

    Anunciacin, con la escena de la expulsin de Adn y Evadel paraso terrenal despus del pecado original,

    Fra Anglico, Museo del Prado, Madrid

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    Moiss hace brotar agua de la roca, Giotto, Capilla de los Scrovegni, Padua

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    El Seor, para sustentar esta promesa, dio la ley a su pue-blo. La ley es para la felicidad. Tambin esto es hermoso:todos los mandamientos de Dios son para la felicidad.Haz esto para que seas feliz (cf. Dt 6, 3. 18. 24). Losdiez mandamientos son para la felicidad. La ley seala elcamino. Esto es lo que ms evidencia el apstol Pablo ensus cartas a los Glatas y a los Romanos: la ley nos da a co-nocer el camino, pero la ley no nos hace caminar por elcamino. Por tanto, la felicidad permanece lejana. La leyindica dnde est la felicidad. La ley y los profetas seala-ron dnde est la felicidad: Mi bien es estar junto aDios (Sal 72, 28), dice el bellsimo salmo 72. Es el sal-mo que parte del hecho que los malos prosperan, de lapregunta planteada por el hecho de que quien niegaprcticamente a Dios prospera. Y el salmista queda aturdi-do ante la prosperidad de los malos. Y dice: Estpido dem, no comprenda, una bestia era ante ti (Sal 72, 22).Luego uno descubre que mi bien es estar junto a ti (Sal72, 28), que estar junto a ti es mi felicidad. Pero una cosaes saberlo y otra es vivirlo. En el fondo, en esto reside elmisterio del hombre y el misterio de la respuesta cristia-na: una cosa es saber dnde est la felicidad y otra ser feli-ces, una cosa es conocer el camino para ir a la felicidad yotra hacer el camino que lleva a la felicidad. Y si el hom-bre est herido mortalmente al borde del camino comotestimonia la imagen de la parbola del buen samaritano(cf. Lc 10, 25-37) el hombre por su cuenta no puede ca-

  • minar hacia la felicidad, ni siquiera cuando sabe que lafelicidad es el Seor, ni siquiera cuando sabe que la fe-licidad es estar con Dios, ni siquiera cuando sabe. Creoque en esto la experiencia de san Agustn es paradigmapara siempre. Agustn saba que la felicidad es estarcon Dios, Agustn saba que la felicidad era la unidadcon el Creador. Y dice: Yo tena por cierto esto11. Yaade: esta verdad venca, pero los placeres del mun-do cautivaban12. Los placeres del mundo son ms cau-tivadores incluso que una verdad cierta. Los placeresdel mundo, cualquier tipo de placer del mundo. Elhombre va en pos de lo que ms le gusta 13. Los placeresdel mundo son ms cautivadores. Y sigue diciendo enLas Confesiones: Que la felicidad verdadera fuera la uni-dad con Dios era evidente para m, pero la voluntad nose apartaba de las imgenes de los placeres parciales14.La evidencia de la verdad carece de fuerza para apartarla voluntad de las imgenes qu realista es esta ob-servacin! de los placeres mundanos, de los placeresparciales, de los placeres que Agustn adverta que eranparciales, no verdaderos. Y, sin embargo, la evidencia

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    11 Agustn, Confessiones VIII, 5, 12.

    12 Ibid.

    13 Cf. Agustn, In Evangelium Ioannis XXVI, 4.

    14 Agustn, Confessiones X, 22, 32.

  • de la verdad no tiene la fuerza de apartar la voluntad desus imgenes. Como mucho, y esto es el no va ms demoralidad farisaica, Platn dice que cuando hablamosde la verdad nos olvidamos incluso de las mujeres. A losumo, en aquel momento, hay un olvido. El cristianis-mo no olvida nada. El abrazo de la gracia da la posibi-lidad de amar de manera casta, no de olvidar. De todosmodos, lo sumo de la moralidad platnica es el olvi-do, en ese momento, de cierta imagen de placer.

    La ley es buena, indica el camino. Pero hay un mar, di-ce san Agustn con una imagen fcil de captar, hay unmar infinito entre la ley que seala la felicidad y la felici-dad. El hombre no es capaz de cruzar este mar15.

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    15 Cf. Agustn, In Evangelium Ioannis II, 4.

    Moiss presenta las tablas de la ley a los judos, Rafael, logia del Palacio Apostlico en el Vaticano

  • Hace dos mil aos, pues, la felicidad vino: he aqu el pa-raso. La felicidad vino: dej de ser una promesa, dej deser indicada como trmino del camino humano. La feli-cidad vino, el paraso vino. Vino en la carne para quefuera visto, para que fuera tocado, para que fuera abra-zado. De modo que san Agustn puede decir: Yo sabaque la felicidad era Dios, pero no gozaba de ti [porqueno se goza del saber, se goza cuando somos abrazados],pero no gozaba de ti hasta que humilde no abrac a mi

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    Virgen con el Nio, detalle, Sandro Botticelli y taller, Gemldegalerie der Akademie der bildeden Knste, Viena

  • humilde Dios Jess16. Esta es la experiencia de la felici-dad en la tierra: abrazar humilde a mi humilde Dios Je-ss. No a Dios destino lejano, sino a Dios hecho nio,pequesimo nio: as el paraso, la felicidad vino al en-cuentro, as la felicidad se hizo cercana, as se puso al al-cance de la mirada, al alcance del corazn, al alcance delas manos, de las manos que la pueden abrazar. El para-so en la tierra es l: Fiel es Dios.... Cunto me ha im-presionado antes, al rezar las vsperas, esta frase que pu-se en la estampita de mi ordenacin sacerdotal. Pero lascosas se comprenden cuando el Seor nos las hace com-prender... Fiel es Dios, por quien habis sido llamadosa la comunin de su Hijo Jesucristo, Seor nuestro(1Co 1, 9). La comunin es con su Hijo Jesucristo, Seornuestro. Es la comunin de su Hijo Jesucristo, Seornuestro. Es Jesucristo la felicidad del hombre. Es esehombre, en su singularidad, yo dira en su individuali-dad17: ese hombre. La comunin de su Hijo Jesucristo,Seor nuestro.

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    16 Agustn, Confessiones VII, 18, 24.

    17 Cf. L. Giussani, Me parece que no buscan a Cristo, en El atractivo de Je-

    sucristo, Ediciones Encuentro, Madrid, 2000, p. 166.

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    Hay una anticipacin de este paraso, de esta posibilidadde abrazar, de esta posibilidad de familiaridad con Jesu-cristo; con el paraso que tiene un nombre, un rostro, unacarne: Jesucristo. Esta anticipacin es la InmaculadaConcepcin. Porque diecisis aos antes (tendra quinceaos Mara cuando concibi a Jess), cuando Joaqun yAna, de modo natural como ha sido concebido cadauno de nosotros, concibieron a esta pequea criatura,esta pequea criatura no fue marcada por el pecado origi-nal. Desde ese instante, desde el primer instante en quefue concebida fue amada. Fue amada. Fue predilecta. Es

    El encuentro de Joaqun y Ana, Giotto, Capilla de los Scrovegni, Padua

  • algo del otro mundo, en este mundo, que exista una cria-tura que fue amada siempre. Porque hay que partir deaqu para comprender a la Virgen: una criatura que fueamada siempre, que no tuvo nunca la herida del aisla-miento respecto a la felicidad, que fue amada siempre porla felicidad que es el Seor, que fue amada siempre. Fueamada siempre, porque fue preservada, incluso en aquelprimer instante, del pecado. No por ella. Porque tambinella ha sido redimida. Mara fue redimida como cada unode nosotros es redimido por el nico Redentor. CuandoPo IX defini el dogma de la Inmaculada Concepcin re-conoci dos cosas: primero, que fue redimida, segundo,que fue redimida de un modo nico, de un modo emi-nente, dice el Concilio ecumnico Vaticano II18, fue redi-mida anticipadamente, fue preservada del pecado ori-ginal19. Fue preservada de la herida del pecado, es decir,siempre fue amada, por la sangre de su Hijo, por esasangre que ella dio a su Hijo. En previsin de la muertede su Hijo, dice el dogma. En previsin de esa sangrederramada en la cruz, en previsin de esa sangre queera de su Hijo y que ella le haba dado en los nueve me-ses que lo llev en su vientre. En previsin de esa san-

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    18 Constitucin dogmtica Lumen gentium, n. 53; Pablo VI, Credo del pueblo

    de Dios, 30 de junio de 1968.

    19 Po IX, bula Ineffabilis Deus (Denzinger 2803).

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    Presentacin de Mara en el Templo, detalle, Giotto, Capilla de los Scrovegni, Padua

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    gre que era de Jess y vena de Mara20. En previsin deesa sangre de Jess fue amada siempre, redimida des-de el primer instante, desde el primer instante de suexistencia preservada del pecado.

    As describe san Ambrosio, para m de una maneramaravillosa, a esta pequea criatura, a esta pequea ni-a que se llama Mara. Dice: Virgo erat Maria / Era vir-gen Mara / corde humilis / y humilde de corazn / in precepauperis spem reponens / y pona toda su esperanza en laoracin del pobre, en la plegaria del pobre21. Esta criatu-ra, por su plenitud de gracia, la plenitud de gracia con laque haba sido colmada desde el primer instante de suexistencia, viva as. Viva como virgen, es decir, comosiempre amada. La virginidad es esa gratuidad que el he-cho de ser amados da a la vida. Esa posibilidad de gratui-dad, y por tanto de posesin, que el ser amados antici-padamente entrega a la vida humana. Viva como vir-gen. Humilde corazn, porque siempre haba sido ama-da. El hecho de que fuera siempre amada no se lo habadado ella a s misma. El ser amados no es algo que poda-

    20 Cf. Liturgia de las horas, solemnidad de Mara Santsima Madre de Dios,

    oficio de las lecturas, segunda lectura: de las Cartas de san Atanasio obispo.

    21 Ambrosio, De virginibus II, 2; cf. Antico Breviario Ambrosiano, in festo

    Praesentationis Beatae Virginis Mariae (21 de noviembre), ad Matutinum,

    Lectio III.

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    mos darnos, podemos slo recibirlo. Era de corazn hu-milde y as pona toda su esperanza, toda la esperanza desu vida en la oracin del pobre, en suplicar que este amorse renovara a cada instante, que esta plenitud de gracia serenovara continuamente. Porque tambin en el parasopediremos siempre, como dijo el Papa de un modo estu-pendo el ao pasado en Colonia22: tambin en el parasopediremos siempre. En el paraso pediremos siempre.Tambin en el misterio de la Trinidad el Hijo recibe siem-pre todo el ser del Padre y, por as decir, por sobreabun-dancia infinita de dulzura lo pide siempre. Tan verdad esque dice: El Hijo no puede hacer nada por su cuenta (Jn5, 19. 30). Cunto me gusta, cunto me conforta esta fra-se de Jess repetida dos veces en el Evangelio de Juan: ElHijo no puede hacer nada por su cuenta. No retuvo vi-damente (Flp 2, 6) su divinidad: la divinidad del hijo deDios es don perenne: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios ver-dadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de lamisma sustancia del Padre.

    22 Cf. Benedicto XVI, encuentro con los obispos de Alemania en Colonia

    el 21 de agosto de 2005.

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    Quisiera aludir ahora a lo que ms asombra del acon-tecimiento del paraso: Fue enviado por Dios el n-gel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret,a una virgen (Lc 1, 26-27). A una virgen: cuntas ve-ces lo repite el Evangelio! A una virgen: en el corazny en el cuerpo; en el cuerpo porque en el corazn, pe-ro en el cuerpo! Hay que aceptar la doctrina de la fe:permaneci siempre virgen en el corazn y en el cuer-po. Porque esta plenitud de gracia es la salvacin de lacarne. A una virgen desposada con un hombre lla-mado Jos, de la casa de David; el nombre de la virgen

    Natividad, Andrea Pisano, plpito de la Catedral de Siena

  • era Mara. Y entrando, le dijo: Algrate, llena de gra-cia [chire kecharitomne / algrate, llena de alegra],el Seor est contigo (Lc 1, 27-28).

    Virgo Verbum concepit / la Virgen ha concebido alVerbo / Virgo permansit / ha permanecido virgen / Vir-go genuit Regem omnium regum / la Virgen ha parido alRey de todos los reyes. Es la antfona que cuando eraadolescente, cuando entr en el seminario de San Pe-dro mrtir de Seveso, con catorce aos, se cantaba eldomingo durante las vsperas en la Baslica donde seconserva el alfanje con el que fue asesinado este do-minico. El martirio de este dominico fue algo descon-certante para la Iglesia en la Edad Media. En tierra

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    El Nio Jess, detalle de la Natividad, Pisano, plpito de la Catedral de Siena

  • cristiana, el martirio era algo extraordinario. As quecuando Pedro de Verona, yendo de Como a Miln, fueasesinado en los bosques cercanos a Seveso, su marti-rio suscit gran conmocin en la cristiandad de aqueltiempo23. Deca que, cuando entr en el seminariocon catorce aos, el domingo se cantaba en la Baslicalas vsperas de la Virgen y las vsperas de la Virgen enla liturgia ambrosiana terminan con esta pequea an-tfona: Virgo Verbum concepit....

    Dijo fiat, he aqu. He aqu la esclava del Seor; h-gase en m segn tu palabra (Lc 1, 38). He aqu esuna oracin. He aqu, hgase, suceda: es una ora-cin. Porque slo Dios crea, slo el fiat de Dios es crea-dor. El fiat de Mara, ese fiat que concibi al Hijo uni-gnito de Dios, ese fiat era una oracin. No era heros-mo suyo, no era capacidad suya, era una oracin: heaqu, hgase, suceda. Hgase es pedir. Y as lo conci-bi virginalmente, como virginalmente lo pari. Quimportante es la virginitas in partu de Mara. Qu im-portante es aceptar la certeza de la fe que lo pari virgi-nalmente. Porque la salvacin no viene de los dolo-res! La salvacin viene de la gracia. La salvacin vienede la gracia, no viene de los sufrimientos, la salvacin

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    23 Cf. Juan Pablo II, Carta al cardenal arzobispo Carlo Maria Martini en el 750

    aniversario del martirio de san Pedro de Verona, 25 de marzo de 2002.

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    viene porque somos amados, no viene del dolor delhombre. La salvacin viene de la felicidad de Dios, vie-ne de la plenitud de la felicidad de Dios. La salvacinviene porque somos amados. Que lo pariera con unparto sin dolor24, que lo pariera con un parto sin vio-lencia, que lo pariera virginalmente, es decir, en el es-tupor, es seal de que la salvacin viene del ser ama-dos. La certeza de fe sobre el parto virginal la resumePo XII en la Mystici Corporis con esta expresin: Conadmirable parto. Mientras que cada uno de nosotrosha venido al mundo en un parto de dolor, ese parto fueun parto de estupor, sin dolor, sin violencia: porque lasalvacin viene de la gracia. La salvacin no nace delpecado, la salvacin no nace del desierto: florece en eldesierto, hace florecer el desierto, pero viene porquesomos amados. El hecho de que seamos amados nacede la felicidad de Dios. Somos amados por la sobrea-bundancia de felicidad que es la Trinidad, somos ama-dos por la sobreabundancia de correspondencia quees el eterno Amor del Padre y del Hijo que llamamosEspritu Santo. Somos amados por gracia. El parto de

    24 Cf. Antico Breviario Ambrosiano, in festo Septem Dolorum Beatae Mariae

    Virginis (15 de septiembre), antiphona ad Laudes: Maria virgo quos in partu

    dolores effugerat...; himno Dum vitam in ara Golgothae: Mater doloris nescia

    / Gavisa partum viderat.

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    Mara, el parto admirable de Mara es la seal fsica, esla seal carnal de que la salvacin no viene de nos-otros, que la salvacin no viene de los sufrimientos,que la salvacin no viene del dolor, que la salvacin noviene del grito del hombre. La salvacin viene por gra-cia de Dios, felicidad infinita, por sobreabundancia defelicidad, por sobreabundancia de gracia.

    La Natividad, Federico Barocci, Museo del Prado, Madrid

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    Descanso en la huida a Egipto, Bartolom Esteban Murillo, Museo Puskin, Mosc

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    Y as la virginidad de san Jos. Y as el hecho de que Ma-ra permaneciera siempre virgen se puede intuir por ex-periencia: no teniendo la experiencia del paraso, del pa-raso sobre la tierra, no se puede intuir que la caridad, esdecir, el paraso presente, es ms poderoso, es ms pode-roso, como atraccin, que la natural atraccin del hombrey de la mujer. Dice santo Toms de Aquino que la cari-dad, como atraccin, para el hombre aunque herido porel pecado, es ms poderosa, como intensidad de atrac-cin y de deleite, que cualquier atraccin natural25. La ca-ridad es incomparable, como atraccin cautivadora, res-pecto a la atraccin natural del hombre por la mujer. Alno tener experiencia de esto, quiz, pintan a san Jos co-mo a una persona anciana, como para defender as lavirginidad de la Virgen. En cambio, era el paraso presen-te, era el algo ms presente lo que haca que esa relacinfuera virginal, tan humana: ningn hombre ha queridoa su esposa como Jos quiso a Mara. Porque era unamor que naca de la felicidad, no naca de una carencia,como muchas veces es nuestro pobre cario. Cuandonace de una carencia, el cario est marcado inevitable-mente por una ltima violencia. Naca de una plenitudde felicidad: este era el amor de aquel hombre, de aquel

    25 Cf. Toms de Aquino, Summa theologiae II-II q. 23 a. 2.

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    pobre hombre que se llamaba Jos,hacia la ms bella de las criaturas queera Mara. Habra sido un algo menossi su relacin no hubiera sido virgi-nal. Habra sido un algo menos. Un al-go menos de placer. Era humanamen-te imposible no alegrarse en plenituddel paraso presente. Y esto no elimi-na nada de la humanidad. Las vspe-ras de Navidad de la liturgia ambro-siana terminan con esta antfona:Joseph conturbatus est de utero virginis/ Jos quedo turbado cuando se diocuenta de que el vientre de Mara au-mentaba porque estaba embaraza-da. Una de las cosas a nivel exegti-co que ha confortado la fe me fue su-gerida por el pobre don Saldarinicuando explicaba, en el primer cursode teologa, el Evangelio de Mateoque dice que Jos, como era justo,resolvi repudiarla en secreto (Mt 1,19). Quera repudiarla no porquedudara de Mara, sino porque se ha-

    Nacimiento de Cristo, Anton Raphael Mengs, Stdtisches Museum, Braunschweig

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    ba dado cuenta de que el Misterio estaba presente y ac-tuaba. La justicia para los judos, frente al Misterio queacta, consiste en mantenerse a distancia (cf Ex 3, 5).Jos no dud nunca de Mara, no dud cuando vio queel vientre de Mara aumentaba porque estaba embara-zada, no dud nunca. Solamente que, como era justo,no quera interferir con el Misterio presente, con el Mis-terio del Dios infinito que se haca visible, tangible ensu esposa. Entonces pens repudiarla en secreto. Y elngel se le apareci a Jos y le dijo: Jos, no temas to-mar contigo a Mara tu esposa, porque lo concebido enella viene del Espritu Santo (Mt 1, 20). Uno de los ver-sculos ms bellos del Himno de Navidad de san Am-brosio dice Non ex virili semine / No de semen de hom-bre / sed mystico spiramine / sino por soplo de gracia /Verbum Dei factum est caro / el Verbo de Dios se hizo car-ne / fructusque ventris floruit / y el fruto del vientre deMara floreci26. Floreci, como dijo Giussani el 24de diciembre de 2004, dos meses antes de morir: Enese lugar [Beln] floreci27. El vientre de Mara flore-ci, el fruto de su vientre floreci.

    26 Ambrosio, himno Veni Redemptor gentium; cf. Antico Breviario Ambrosiano,

    in Nativitate Domini.

    27 L. Giussani, Un Ser nuevo germin en ese lugar, en G. Tantardini, Memoria

    de ecuentros, en 30Das, n. 3, marzo 2005, p. 26.

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    Jos, detalle de Los pretendientes llevando las varas al Templo, Giotto, Capilla de los Scrovegni, Padua

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    Hace una semana le suger a un periodista de 30Das quellamase por telfono al cardenal Martini en Jerusaln parapedirle si poda mandarnos una meditacin sobre la Na-vidad. Inmediatamente, al cabo de veinticuatro horas, alda siguiente, el cardenal Martini envi desde Jerusalnuna meditacin muy bella. Tan bella que tambin el dia-rio de Turn La Stampa la public ayer ntegra con una lla-mada en su primera pgina28. Toda la meditacin del car-

    28 C.M. Martini, Presepio, un piccolo segno che ci invita a credere, en La Stampa,

    19 de diciembre de 2006, p. 47; Id., Sencillez de la Navidad, en 30Das, n. 11, no-

    viembre de 2006, pp. 31-38.

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    denal Martini es hermosa.Hay una frase que lo resumetodo. Si la Navidad es tansencilla, si es la sencillez deun nio que nace, que nacede un modo admirable, peroque nace de mujer como ca-da uno de nosotros (cf. Ga 4,4), si el Misterio es tan huma-no, debe ser humano, debeser sencillo reconocerlo. La feno puede que ser sencilla. Sivino de una manera tan sen-

    cilla, no puede haber venido para complicarnos la vida. Sivino la felicidad, no puede que ser sencillo abrazar la feli-cidad, no puede que ser sencillo estar contentos abrazan-do la felicidad. Porque de no ser as bastaba la ley para in-dicar cmo lograr la felicidad, cmo ir al paraso (cf. Mt19, 17). Para eso bastaba Moiss (cf. Jn 1, 17). Habra sidointil que viniera la misma felicidad si luego no puede serabrazada fcil y simplemente, si luego no puede ser reco-nocida fcil y simplemente. No era preciso dira Danteel parto de Mara29. Y efectivamente para los pastores fue

    La Adoracin de los pastores, Bartolom EstebanMurillo, Museo del Prado, Madrid

    29 Dante, Purgatorio III, 39.

  • sencillo reconocerlo. Fue sencillo, tras or elanuncio de los ngeles, reconocer a aquel nio.No reconocieron que era la Segunda Personade la Santsima Trinidad hecha hombre. Estono. Descubrieron solamente que nunca en suvida haban visto algo tan bello ni sentido unafelicidad tan humana. Esto fue lo que recono-cieron. Ante ese nio, ante Jos y su madre Ma-ra reconocieron que nunca haban tenido unaexperiencia as. Reconocieron que nunca leshaba ocurrido una correspondencia de este ti-po con las exigencias de su corazn.

    Deseo leer un fragmento, que, en mi opi-nin, es uno de los ms bellos y ms compen-diosos de Giussani, en el que dice qu es esta re-lacin humilde con el humilde Jess, este abra-zo humilde con el humilde Jess, este abrazohumilde con la felicidad aqu en la tierra, estacomunin de su Hijo Jesucristo, esta posibili-dad de familiaridad con su Hijo Jesucristo. Di-ce Giussani: Tu relacin con Cristo no tiene que estar yadesarrollada, experimentada, madura, para que tu perso-nalidad nazca de ella y para que, a partir de eso, sepas crearuna compaa [sepas amar. Cuando somos amados gra-tuitamente podemos libremente, es decir, gratuitamenteamar]. Basta cmo decir la sorpresa que tuvieron Juan yAndrs [que fueron los dos primeros que, al comienzo de

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  • su vida pblica, lo encontraron], que no comprendan na-da [que no comprendan nada y, sin embargo, lo habancomprendido todo, pues Andrs se encuentra con su her-mano Pedro y le dice: Hemos encontrado al Mesas (Jn1, 41). Lo que esperaban, lo haban encontrado, y por tan-to lo haban encontrado todo, porque lo que el corazn

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    Adoracin del Nio, Gerrit van Honthorst, Galera de los Uffizi, Florencia

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    Adoracin de los Magos, Giotto, Capilla de los Scrovegni, Padua

  • espera es todo, por consiguiente lo haban comprendidotodo. Basta la sorpresa que tuvieron Juan y Andrs, que nocomprendan nada]; basta la sorpresa, basta una devocininicial, basta la admiracin. Con ms precisin: basta pe-dirlo...30. Y les sucedi lo mismo a los Magos. Qu bonitoes lo de los Magos que se ponen en marcha sin haber reci-bido un anuncio. Los pastores corren a Beln porque losngeles se lo anuncian, van porque han odo una palabra.Mientras que los Magos van por una seal entrevista. SicMagi ab ortu solis / per sideris indicium: dice el himno Myste-rium Ecclesiae de las vsperas de la Virgen que, cuando eraun nio, cantaba el domingo en el seminario de San Pedromrtir. Por un indicio, por el indicio de una estrella. Comodice el cardenal Martini en el artculo de 30Das que os in-vito a leer. Bastan pequeos indicios para creer. Esto es tancierto que Juan cuando corre al sepulcro la maana de Pas-cua cree al ver la sndone doblada de un modo que hacaentrever que el Seor haba resucitado: este fue el pequeoindicio. Los Magos se ponen en camino debido a un pe-queo indicio, una estrella, y prosiguen el viaje siguiendoesta estrella. Pero luego dejan de ver la estrella. Y es muyhermoso que, al no verla, pidieron informacin. Cuandoya no se ve la estrella, lo nico que se puede hacer es pedir.

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    30 L. Giussani, Volver al primer encuentro, en El atractivo de Jesucristo, op.

    cit., p. 38.

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    Nosotros no podemos poseer la gracia, no la podemos po-seer. No es una ciencia que se posee. Cuando ya no se ve lagracia que precede se puede slo pedir. Pidieron informa-cin, se lo preguntaron incluso a Herodes, solamente pi-dieron. Se sigue la gracia, y cuando la estrella de la graciano es evidente se puede slo pedir. Y luego videntes ste-llam Magi gavisi sunt gaudio magno valde31(cf. Mt 2, 10)cuando la volvieron a ver, como nuevo inicio, cuando lavolvieron a ver (las palabras de la liturgia no saben comoexpresar esta alegra de un nuevo inicio, porque esta ale-gra es an ms bella, gavisi sunt gaudio magno valde) sealegraron con una alegra, con una alegra an mayor, conuna alegra an ms bella. Sigue diciendo Giussani: Conms precisin basta pedirlo [porque la admiracin es loque te hace pedirlo], basta esa percepcin embrionaria delo que l es que te lo hace suplicar, por lo cual lo pides32.Para iniciar la experiencia de la felicidad en la tierra, paraabrazar la felicidad en la tierra, para abrazar, humilde, a mihumilde Jess, basta esa percepcin embrionaria por locual lo pides, esa admiracin embrionaria, esa dulzuraembrionaria por lo cual lo suplicas. Basta esto para co-menzar en la tierra a abrazar la felicidad.

    31 Antico Breviario Ambrosiano, in Epiphania Domini, ad Vesperas, psallenda II.

    32 L. Giussani, Volver al primer encuentro, en El atractivo de Jesucristo, op.

    cit., p. 38.

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    Termino sugiriendo algo que es lo ltimo que el Seorme ha hecho intuir como paso de un camino que ldona. Porque l da las cosas a su tiempo, a su tiem-po! No se puede anticipar nada, se puede slo dar lasgracias por las cosas que suceden. Y las cosas que suce-den, mientras suceden, hacen patente ese hilo de oroque es la predileccin del Seor. Predileccin que co-

    Adoracin de los Magos, detalle, Giotto, Capilla de los Scrovegni, Padua

  • mienza con el venir al mundo, y de ese venir a la vidade gracia que es el bautismo, por lo que venir al mun-do es tambin bellsimo. La gratitud hacia el padre y lamadre que te han trado al mundo, que me han tradoal mundo, es incomparablemente ms sencilla, msquerida, ms cercana cuando me doy cuenta de que atravs de ellos fui llevado a la fuente bautismal. Y des-pus del bautismo, como me dijo una vez mi madre,bueno, se lo cont a mis hermanas que luego me locontaron a m, despus del bautismo me llev al altarde la Virgen para ofrecerme a Nuestra Seora. Es in-comparable el cario que uno tiene por su madre quele ha dado la vida, conociendo este gesto tan cristianoy tan humano de ofrecer el primer hijo que tena a laVirgen.

    Quiero decir que cuando la vida se reconduce a ora-cin y por tanto al hecho de que el Seor piensa enm (Sal 39, 18) porque la oracin, ese abrazo que serenueva humilde al humilde Jess, le da a la vida estaserena seguridad del nio que el Seor piensa enm y cuando este el Seor piensa en m abraza deverdad a nuestra pobre persona, entonces uno empie-za a descubrir que el Seor piensa en todos. Y enton-ces la misericordia hacia todos es como la ltima gra-cia, como el ltimo camino de gracia que el Seor da.Porque tantas veces he repetido con gratitud hasta de-rramar lgrimas de conmocin que el Seor piensa

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  • en m. Pero puede pasar como cuando uno es nio,pero no un nio pequen, sino de cinco, seis, sieteaos que juega y quiere ganar (esto es propio delhombre, ganar es un deseo natural del hombre, y estedeseo natural ser perfecto en el paraso. Desventu-rados los que, dice san Agustn, con mayor gusto se

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    Virgen con el Nio, detalle de la Adoracin de los Magos, Giovanni Antonio de Sacchis, llamado ElPordenone, iglesia de Santa Mara de Campagna, Pacenza

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    Virgen con el Nio, detalle de la Huida a Egipto, Jaime Ferrer, Museu Episcopal, Vic

  • dedican a luchar que a vencer, siendo la victoria el finde la lucha33). El nio de cuatro, cinco, seis aos quie-re ganar, pero quiere tambin que los dems pierdan,quiere tambin que los dems sean derrotados. Mien-tras que el pequen quiere slo ganar. Cuando peque-ines nos dormimos en los brazos de nuestro padre ode nuestra madre no tenemos el problema de que losdems pierdan, que sean derrotados. Y este es el iniciode aquel sed misericordiosos, como vuestro Padre esmisericordioso (Lc 6, 36) que hace salir su sol sobremalos y buenos (Mt 5, 45) y da la vida, y en su miseri-cordia, quiz en el ltimo instante, la vida eterna in-cluso a las personas ms malas. Sed misericordiosos,como vuestro Padre es misericordioso. Y esto nace delhecho de que somos muy amados, nace del hecho deque el Seor piensa en m. Se tiene de verdad cuida-do del alma y del cuerpo, porque el Seor lo cuida to-do, el Seor piensa en m, qu hermoso es que pien-se en todos! Qu hermoso, como dice Manzoni en LaPentecoste, qu hermoso es que el Vencedor sea paralos vencidos la recompensa divina, que no haya nin-gn derrotado de manera malvada, sino que todos seanvencidos por ser tan amados, vencidos por esta felici-dad al alcance de la vista, al alcance del corazn, al al-

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    33 Agustn, De vera religione 53, 102.

  • cance del abrazo. Que el Vencedor sea para los venci-dos la recompensa divina, que el Vencedor sea el pre-mio divino para los vencidos, la felicidad misma, elVencedor, Aquel que solo vence, que solo ha vencidoporque cautiva, cautiva el corazn como sumo placer,Aquel que solo cautiva en plenitud de corresponden-cia el corazn y en el paraso lo cautiva para siempre.

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    Termino leyendo un fragmento de san Agustn sobre labelleza de Jess: Para nosotros los creyentes, en todaspartes se presenta hermoso el Verbo de Dios / pulcherDeus, Verbum apud Deum, / hermoso siendo, Verbo enDios, / pulcher in utero virginis, / hermoso en el seno de la

    El rostro de Jess, detalle de Jess resucitado y Mara Magdalena, Giotto, Capilla de los Scrovegni, Padua

  • Virgen, donde no perdi la divinidad y tom la humani-dad; hermoso nio recin nacido, porque aun siendo pe-queito, mamando, siendo llevado en brazos, hablaronlos cielos, le tributaron alabanzas los ngeles, la estrelladirigi a los Magos, fue adorado en el pesebre y en todotiempo fue alimento de los mansos. Luego es hermoso enel cielo y es hermoso en la tierra; hermoso en el seno, her-moso en los brazos de sus padres [de Mara y Jos], hermo-so en los milagros, hermoso en los azotes. [S, tambin en laflagelacin porque dice Agustn en la flagelacin, cuan-do estaba todo desfigurado, pensemos por qu estaba as,por qu se haba dejado azotar as por los flagelos, pense-mos en la misericordia que le hizo llegar a esto por ti, portu amor, era hermoso incluso en la flagelacin. CuandoMara lo tom muerto en sus brazos debajo de la cruz (vi-dit suum dulcem Natum morientem desolatum / vio a su dul-ce nacido, dulce hijo, morir solo, solo en la cruz34), cuan-do lo tom en sus brazos, no haba nada ms hermosoque su hijo, ese hijo desfigurado. Cuando el buen ladrnle dijo Jess, acurdate de m cuando vayas a tu reino (Lc23, 42), no haba encontrado nunca en toda su vida nadams hermoso que aquel momento, en el momento de lamuerte, cuando Jess le respondi: Hoy estars conmigoen el paraso (Lc 23, 43)]. Hermoso en los milagros, her-

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    34 Iacopone da Todi, Stabat Mater.

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    moso en los azotes, hermoso invitando a seguirlo, hermo-so no preocupndose de la muerte, hermoso dando la vi-da, hermoso resucitando / pulcher in ligno, pulcher in sepul-cro, pulcher in coelo / hermoso en la cruz, hermoso en el se-pulcro y hermoso en el cielo35.

    Gracias

    35 Agustn, Enarrationes in psalmos 44,3.

  • Crditos fotogrficos:

    Foto Scala-Firenze, Oficina para los Bienes Culturales y Arte Sacra de la Dicesis de Fiden-

    za, Lessing/Contrasto, Franco Cosimo Panini Editore, Gianni Dagli Orti/The Art Archive

    El editor queda a disposicin de quienes eventualmente aleguen derechos

  • Confianza! Es la mano de Jess

    la que lo dirige todo

    Santa Teresa del Nio Jess

    No nos cansemos de orar. La confianza hace milagros

    Santa Teresa del Nio Jess

    La redaccin de 30Das ruega a todos sus lectores, y especialmentea las personas consagradas de los monasterios de clausura, que re-cen por don Giacomo Tantardini. Desde hace unos meses est si-guiendo un tratamiento contra un cncer pulmonar. Que el Seornos conceda suplicar con confianza el milagro de su curacin. Alos sacerdotes que estiman y aman 30Das les pedimos que cele-bren la santa misa segn esta intencin. A los padres les pedimosla caridad de que hagan rezar a sus hijos.

    Invitacin a la oracin

    Roma, 7 de noviembre de 2011

  • Se termin de imprimir el mes de diciembre de 2011Impreso en Arti Grafiche La Moderna - Via di Tor Cervara, 171 Roma

    3ODIASEn la Iglesia y en el mundo

    Director: Giulio AndreottiDirector responsable: Roberto Rotondo

    Trenta Giorni Societ Cooperativa

    30Giorni nella Chiesa e nel mondo00173 Roma, via Vincenzo Manzini, 45Tel. (06) 72.64.041Fax (06) 72.63.33.95e-mail: [email protected]: www.30giorni.it

    Este volumen ha sido realizado con las aportaciones de

  • SUPL

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    La humanidad de Cristo es nuestra felicidadMeditacin sobre la Navidad de don Giacomo Tantardini

    LOS LIBROS DE