Capítulo VI: Fuerza de Trabajo y Sujetos...

26
165 Capítulo VI: Fuerza de Trabajo y Sujetos Obreros Introducción Un aspecto importante dentro de la polémica acerca de los modelos de producción y de industrialización y sus transformaciones es el cambio en los perfiles de la fuerza de trabajo. Estos perfiles de la fuerza de trabajo pueden entenderse al interior de la empresa en sus aspectos sociodemográficos (edad, escolaridad, estado civil, género), o bien características de la mano de obra en relación con las del proceso de trabajo y las políticas de personal y de recursos humanos como la calificación, la capacitación, la proporción de trabajadores de planta, la antigüedad, el ausentismo, la rotación, y los niveles salariales, de prestaciones y de bonos. Un problema complementario es el de la constitución de mercados internos de trabajo con sus trayectorias laborales diferenciadas o no. En otro nivel está el impacto que puede haber entre cambio de los perfiles ocupacionales y en las calificaciones de la fuerza de trabajo al interior de las empresas y los mercados externos de trabajo, admitiendo sus relaciones recíprocas. En el nivel de los perfiles ocupacionales al interior de las empresas la polémica parte de las formulaciones clásicas de Braverman (1980) acerca de las supuestas tendencias hacia la descalificación del trabajo en el capitalismo, vinculadas a la innovación tecnológica y organizacional. En este caso el concepto de calificación de Braverman está cercano al de los obreristas italianos, en tanto control obrero sobre el proceso de trabajo. En los ochenta, a raíz de la tercera revolución tecnológica y la organizacional, se reabrió la polémica acerca de la descalificación del trabajo con nuevos componentes. En esta polémica pueden identificarse claramente dos posiciones, la optimista y la pesimista. Para los primeros las innovaciones tecnológicas requieren una recalificación del trabajo, y/o las innovaciones organizacionales implican un trabajo enriquecido por la necesidad del trabajo en grupo, el involucramiento, la participación y la polivalencia. En los planteamientos más abarcantes acerca de una idea de futuro de la sociedad postfordista, el "nuevo artesanado" no solo sería recalificado, con trabajo integrado y enriquecido, sino con relaciones consensuales con la gerencia y con ganancia evidente de poder. Las versiones pesimistas no niegan la aparición de nuevas calificaciones pero las enfocan en la perspectiva de la polarización de las calificaciones un polo pequeño gana en calificación frente a otro grande que pierde. La visión de futuro acerca de las calificaciones en relación con el cambio tecnológico y organizacional plantea nuevamente la reflexión sobre el propio concepto de calificación y su relación con el de poder en el proceso de trabajo. De tiempo atrás autores diversos

Transcript of Capítulo VI: Fuerza de Trabajo y Sujetos...

Page 1: Capítulo VI: Fuerza de Trabajo y Sujetos Obrerossgpwe.izt.uam.mx/pages/egt/publicaciones/libros/berkeley/...estables, del alto salario, con trabajo enriquecido frente a trabajadores

165

Capítulo VI: Fuerza de Trabajo y Sujetos Obreros Introducción Un aspecto importante dentro de la polémica acerca de los modelos de producción y de industrialización y sus transformaciones es el cambio en los perfiles de la fuerza de trabajo. Estos perfiles de la fuerza de trabajo pueden entenderse al interior de la empresa en sus aspectos sociodemográficos (edad, escolaridad, estado civil, género), o bien características de la mano de obra en relación con las del proceso de trabajo y las políticas de personal y de recursos humanos como la calificación, la capacitación, la proporción de trabajadores de planta, la antigüedad, el ausentismo, la rotación, y los niveles salariales, de prestaciones y de bonos. Un problema complementario es el de la constitución de mercados internos de trabajo con sus trayectorias laborales diferenciadas o no. En otro nivel está el impacto que puede haber entre cambio de los perfiles ocupacionales y en las calificaciones de la fuerza de trabajo al interior de las empresas y los mercados externos de trabajo, admitiendo sus relaciones recíprocas. En el nivel de los perfiles ocupacionales al interior de las empresas la polémica parte de las formulaciones clásicas de Braverman (1980) acerca de las supuestas tendencias hacia la descalificación del trabajo en el capitalismo, vinculadas a la innovación tecnológica y organizacional. En este caso el concepto de calificación de Braverman está cercano al de los obreristas italianos, en tanto control obrero sobre el proceso de trabajo. En los ochenta, a raíz de la tercera revolución tecnológica y la organizacional, se reabrió la polémica acerca de la descalificación del trabajo con nuevos componentes. En esta polémica pueden identificarse claramente dos posiciones, la optimista y la pesimista. Para los primeros las innovaciones tecnológicas requieren una recalificación del trabajo, y/o las innovaciones organizacionales implican un trabajo enriquecido por la necesidad del trabajo en grupo, el involucramiento, la participación y la polivalencia. En los planteamientos más abarcantes acerca de una idea de futuro de la sociedad postfordista, el "nuevo artesanado" no solo sería recalificado, con trabajo integrado y enriquecido, sino con relaciones consensuales con la gerencia y con ganancia evidente de poder. Las versiones pesimistas no niegan la aparición de nuevas calificaciones pero las enfocan en la perspectiva de la polarización de las calificaciones un polo pequeño gana en calificación frente a otro grande que pierde. La visión de futuro acerca de las calificaciones en relación con el cambio tecnológico y organizacional plantea nuevamente la reflexión sobre el propio concepto de calificación y su relación con el de poder en el proceso de trabajo. De tiempo atrás autores diversos

Page 2: Capítulo VI: Fuerza de Trabajo y Sujetos Obrerossgpwe.izt.uam.mx/pages/egt/publicaciones/libros/berkeley/...estables, del alto salario, con trabajo enriquecido frente a trabajadores

166

rechazaron que el concepto de calificación fuese inmutable en sus dimensiones sino trataron de relacionarlo sobre todo con las etapas de la organización capitalista del trabajo. Así, Touraine (1966) considera a la calificación a la antigua con atributos diferentes a lo que posteriormente se llamaría taylorismo y a la de la etapa de la automatización. En las formas antiguas manufactureras, la calificación estaba ligada más al conocimiento del saber hacer que daba poder de decisión al trabajador de oficio, vinculada con un principio de organización del trabajo no sujeto a la medición del tiempo, ni a estandarización en herramientas, materiales o métodos y en el que adquiría gran importancia el juicio del trabajador. Asimismo, en este primer concepto de calificación, la carrera profesional estaba ligada a la experiencia vinculada, a su vez, con la edad; independiente de su reconocimiento por la empresa, también estaba asociada con símbolos y ritos especiales. Las dimensiones, no sólo de los contenidos, de la calificación cambiarían con el taylorismo y posteriormente en la etapa de la automatización para el mismo autor. Ruffier (1980) considera a la calificación como la aptitud para ocupar un puesto en contexto técnico e histórico-cultural determinado. Dimensionaliza al concepto en tres aspectos: fisiológicos, cognitivos (desglosados en aquellos de formación general y de formación profesional) y culturales. Para Carrillo (1993) la calificación implicaría tres niveles: los atributos del individuo (años de estudio, destrezas aprendidas, trabajos anteriores,); exigencias del puesto (conocimientos, destrezas, responsabilidades); y, lo determinado por la estructura organizativa (jerarquías, división del trabajo). En otra perspectiva (que recuerda a la fenomenología) se habla de la construcción social de la calificación, en tanto es valorada socialmente desde el punto de vista simbólico, más que determinada por cuestiones materiales de los proceso de trabajo. De una forma o de otra, sobre la calificación realmente existente en los procesos de trabajo influyen aspectos vinculados con el mercado externo de trabajo, en tanto disponibilidad u oferta de determinadas calificaciones (la construcción social de las calificaciones en este mercado externo es también un problema complejo en el que no influyen sólo variables económicas sino también institucionales y culturales) y los requerimientos técnicos y organizacionales del proceso de trabajo. Sin embargo, dichos requerimientos están mediados por una interpretación de la situación a cargo de los diseñadores de puestos, gerentes de personal y de recursos humanos. Sobre estas evaluaciones influyen por un lado el estado de las doctrinas de recursos humanos dominantes y las estrategias empresariales, pero también las evaluaciones que vienen de la experiencia y de un sentido común presente en los mandos medios y

Page 3: Capítulo VI: Fuerza de Trabajo y Sujetos Obrerossgpwe.izt.uam.mx/pages/egt/publicaciones/libros/berkeley/...estables, del alto salario, con trabajo enriquecido frente a trabajadores

167

directivos empresariales. Tampoco habría que despreciar las posibles influencias de las instituciones y prácticas de la negociación colectiva o de la "negociación del orden" que se desprende de las relaciones cotidianas con los obreros en los procesos de trabajo. Es decir, la construcción social de la realidad de la calificación tiene aspectos subjetivos, pero se asienta sobre estructuras y recibe finalmente una constatación, mediada por otros factores, en la eficiencia productiva. La reducción de la calificación al problema del poder dentro del proceso de trabajo a estas alturas resulta improcedente (aunque un aspecto de la calificación podría ser el del poder), porque no permite distinguir entre situaciones de descalificaciones como pérdida de poder asociadas con la reducción del conocimiento productivo (como con la estandarización y simplificación del trabajo en el taylorismo), de la pérdida de poder de decisión frente a procesos altamente concatenados y automatizados, pero que implican trabajadores de vigilancia de alto conocimiento. Es decir, puede aumentar el conocimiento y las nuevas habilidades frente a una no ganancia de poder en el proceso de trabajo. Asimismo, puede haber alto conocimiento sin enriquecimiento de tareas. Muchos estudios muestran que efectivamente no todos ganan ni en conocimientos ni en poder con las nuevas tecnologías, que hay trabajos que se eliminan, otros se simplifican y algunos más se enriquecen. En este sentido también hay consenso en que no hay determinismo tecnológico con respecto de las calificaciones, que además de los aspectos que hemos mencionado, influyen las políticas del personal y de recursos humanos, que frente a una misma tecnología pueden ser diferentes. Esas mismas consideraciones se pueden aplicar actualmente al problema de los mercados internos de trabajo. Las segmentaciones no tienen detrás determinismos tecnológicos, sino construcciones sociales con actores que descansan sobre estructuras. Otro tanto se puede decir que los modelos centro-periferia aplicados al interior de las empresas (departamentos centrales con alta tecnología y trabajadores calificados, estables, del alto salario, con trabajo enriquecido frente a trabajadores de los departamentos periféricos con las características contraria). La articulación entre mercados internos y externos también es un problema importante. A raíz de la polémica acerca de las consecuencias laborales de las nuevas tecnologías resurgieron las teorías segmentacionistas de los mercados externos, constatadas por la extensión del trabajo eventual, a tiempo parcial o en compañías subcontratistas. Por ejemplo, para Piore habría tres segmentos importantes, que implican tres conductas de los sujetos frente al empleo: la instrumental en el primario superior; la consuetudinaria en el primero inferior y la autoritaria en el secundario, antes del advenimiento de la

Page 4: Capítulo VI: Fuerza de Trabajo y Sujetos Obrerossgpwe.izt.uam.mx/pages/egt/publicaciones/libros/berkeley/...estables, del alto salario, con trabajo enriquecido frente a trabajadores

168

manufactura flexible que trastocaría a los segmentos. Otros han mostrado que puede haber una capilaridad entre segmentos del mercado de trabajo más amplio de lo que Piore supuso (Escobar, 1986). 1. La Tendencia hacia la Homogeneización de la Fuerza de Trabajo en México El problema de la fuerza de trabajo en México, desde el punto de vista de su perfil se complica por la posibilidad de que la reestructuración productiva iniciada a principios de los ochenta se haya reducido a un polo no mayoritario de empresas. La primera pregunta que aparece es la posible diferencia entre los perfiles en la fuerza de trabajo en los polos moderno y no moderno de dicha industria. Además, dentro del polo moderno podríamos preguntarnos hasta qué punto las nuevas tecnologías están implicando recalificación generalizada o si se están polarizando también en la empresa las calificaciones, no sólo en el sentido de los países desarrollados (modelo centro-periferia) sino entre la fuerza de trabajo obrera y los trabajadores de confianza. También cabría investigar las diferencias en calificaciones que implican las diversas rutas de reestructuración, la "Tecnologicista" y aquellas "organizacionales" o de “flexibilidad”. En particular si las nuevas calificaciones implican un énfasis mayor en los aspectos simbólicos sobre los físicos, en las tecnologías informatizadas y en el trabajo en equipo, en la solución de problemas con polivalencia e involucramiento o no necesariamente. En otro nivel interesaría saber si está apareciendo una nueva fuerza de trabajo desde el punto de vista de variables sociodemográficas como edad, género, nivel educativo, estado civil y experiencia laboral, al menos en la maquila del norte existen evidencias en este sentido. A su vez, ¿Qué sucede en las empresas reconvertidas que no han realizado grandes recambios de fuerza de trabajo? Las cadenas causales que van de la tecnología a la organización del trabajo y a la calificación parecen improcedentes. La calificación es construida socialmente pero bajo parámetros como las características técnicas de los procesos, las organizacionales, las de las relaciones laborales y las relaciones de fuerza en los procesos de trabajo (además de las estructuras de los mercados externos de trabajo) que no "causan" sino acotan las decisiones de los actores de la producción en cuanto a requerimientos de calificación en cada puesto.

Page 5: Capítulo VI: Fuerza de Trabajo y Sujetos Obrerossgpwe.izt.uam.mx/pages/egt/publicaciones/libros/berkeley/...estables, del alto salario, con trabajo enriquecido frente a trabajadores

169

Cuadro No. VI-1: Características Generales de la Población Ocupada en México (Porcentaje de la Población Ocupada)

1991 1995 1996 1998

2000

Trabajadores por su

cuenta

23.6 25.3 23.9 24.1 23.5

Trabajadores

Asalariados y a destajo

55.3 57.3 58.9 60.2 63.1

Personal en Industria

Extractiva y de la

Transformación

16.5 19.8

Asalariados y a destajo

en extractiva y de la

transformación

75.8 77.1

Fuente: Anexo Estadístico del Primer Informe Presidencial de V. Fox (2001) Mucho se ha hablado de la decadencia del trabajador industrial, sin embargo, las cifras mexicanas en los noventa no muestra tal tendencia: En 10 años el porcentaje de los trabajadores por su cuenta no aumentó, se mantuvo en el rango de 23.5% de la población ocupada; en cambio el porcentaje de los trabajadores asalariados y a destajo en la población ocupada paso de 55.3% en 1991 a 63.1% en el 2000. Asimismo, el porcentaje de ocupados en la Industria extractiva y de la transformación aumentó en esos años de 16.5% a 19.8%, y de esta industria los asalariados ya destajo pasaron del 75% al 77.1%. Varias circunstancias se combinaron para este relativo repunte de la ocupación en la industria, por un lado dos momentos de crecimiento industrial, primero antes de la crisis del 95 y otro una vez superada esta crisis hasta la caída de finales del 2000. A su vez, el hecho de que los trabajadores por su cuenta en la manufactura no hayan aumentado y que los micronegocios en ocupación no crecieran tanto a partir de 1993 podría mostrar un agotamiento de la economía de baja velocidad, la de los establecimientos micro en capacidad de absorber ocupación, resultado de su concentración en muy pocas ramas, dirigidas a mercados de pobres que también pueden llegar a saturarse (en 1998 el 76.1% de los micronegocios se concentraron en el comercio y los servicios, predominando los establecimientos sin local, la venta callejera y de alimentos en la calle).

Page 6: Capítulo VI: Fuerza de Trabajo y Sujetos Obrerossgpwe.izt.uam.mx/pages/egt/publicaciones/libros/berkeley/...estables, del alto salario, con trabajo enriquecido frente a trabajadores

170

Primero analizaremos el perfil sociodemográfico de los trabajadores manufactureros en los noventa. Utilizaremos las tres encuestas ENESTYC, diseñadas por la Secretaría del Trabajo y levantadas por el INEGI en 1991, 1994 y 1998 con una muestra representativa de alrededor de 5 000 establecimientos manufactureros en el ámbito nacional, y las encuestas complementarias de las primeras denominadas Encuesta Nacional de Trabajadores Manufactureros. Hacia inicio de los noventa en la manufactura predominaban ya los trabajadores jóvenes, entre 20 y 34 años eran casi el 60%, en tanto que los de más de 50 años eran una pequeña minoría. En ese mismo periodo eran mayoría entre los trabajadores manufactureros los casados y en unión libre sobre los solteros, y el ser jefe de hogar entre los hombres, en cambio el ser hija entre las mujeres.

Cuadro No. VI-2: Porcentaje de trabajadores manufactureros según estado civil, estratos de edad

y posición en la estructura familiar en 1992.

Estado Civil Soltero Casado y unión libre Otro

Porcentaje 37.8% 59.1 3.1

Porcentaje de trabajadores manufactureros por estratos de edad (años)

Estrato edad 12-19 20-34 35-50 >50

Porcentaje 10.7% 59.9 23.5 5.9

Posición Jefe del

hogar

hijo Hermano esposo otro Ninguno

Hombre 70.9% 24.4 1.4 0.3 2.8 0.2

Mujer 24.4% 45.9 2.8 24.5 2.3 0.1

Fuente: INEGI (1992) Encuesta Nacional de Trabajadores Manufactureros En cuanto a los años de estudio de los trabajadores manufactureros, en el 2000 el 57.3% tenía un nivel de escolaridad superior a la primaria, esta cifra según la ENESTYC se elevaba en 1999 a 67.2% en los establecimientos grandes. Cuadro No. VI-3: Porcentaje de la población ocupada en la industria manufacturera según años

de estudio

Año Años de Estudio

Ninguno 1-5 6 7-9 >9 n.e

1992 2.1% 8.8 21.9 31.1 35.9 0.2

2000 5.8 13.3 23.6 30.6 26.7 0.05

Page 7: Capítulo VI: Fuerza de Trabajo y Sujetos Obrerossgpwe.izt.uam.mx/pages/egt/publicaciones/libros/berkeley/...estables, del alto salario, con trabajo enriquecido frente a trabajadores

171

Fuente: INEGI (1992, 2000) Encuestas Nacionales de Empleo Por lo que respecta a la distribución por género, la proporción de mujeres se ha elevado en los noventa, de representar el 28.9% de la población ocupada en la manufactura en 1992 al 37.6% en el 2000.

Cuadro No. VI-4: Porcentaje de hombres y mujeres en la industria manufacturera

Año Hombres Mujeres

1992 71.1 28.9

2000 62.4 37.6

Fuentes: INEGI (1992, 1999) ENESTYC.

Nota: otras fuentes muestran datos con tendencias similares: la Encuesta Nacional de Empleo Urbano en

1991 40% de mujeres, en 1997 44%; Los Censos Industriales, en 1988, 26.1% de mujeres en la

manufactura, en 1998, 33.6%; la Encuesta Nacional de Empleo, que tiene problemas de comparabilidad, en

1991 34.8% de mujeres, en el 2000, 37.8%; y el Censo General de Población, 30%.*% de mujeres en la

manufactura en el 2000. Es decir, el perfil sociodemográfico de los trabajadores de la manufactura en los noventa muestra un predominio de trabajadores con educación media, jóvenes, casados, hombres y jefes del hogar (en el caso de mujeres se trata de la hija de familia). En un segundo nivel están los solteros, sobre todo mujeres, aunque todavía tiene presencia el estrato de hombres maduros, con educación básica, casados y jefes de hogar. En cuanto a los perfiles laborales, predominan ampliamente en todos los estratos de tamaños de establecimientos los trabajadores no calificados en producción, aunque a mayor tamaño mayor calificación. Entre 1991 y 1998 el porcentaje de obreros generales en producción apenas disminuyó del 66.6% al 60%. Cuadro No. VI-5: Porcentaje de obreros manufactureros según nivel de calificación (1991)

Empresa Obrero profesional Obrero especializado Obrero general

Micro 4,4 18.3 77.3

Pequeña 7.1 25.1 67.8

Mediana 11.1 25.8 63.1

Grande 9.6 27.2 63.2

Total 8.5 24.9 66.6

Fuente: Ibídem

Page 8: Capítulo VI: Fuerza de Trabajo y Sujetos Obrerossgpwe.izt.uam.mx/pages/egt/publicaciones/libros/berkeley/...estables, del alto salario, con trabajo enriquecido frente a trabajadores

172

Cuadro No. VI-6: Porcentaje de establecimientos que dieron capacitación y porcentaje de

trabajadores capacitados en 1999.

Tamaño Total Grande Mediano Pequeño Micro

Establecimientos que dieron capacitación

12.48 94.19 85.13 57.03 7.87

Trabajadores capacitados 6.46 7.9 65.3 51.8 16.4

Fuente: INEGI (1999) ENESTYC.

Cuadro No. VI-7: Jornada semanal de trabajo en la Industria del la Transformación en el 2000

Jornada semanal Porcentaje de la población ocupada

No trabaja 2.7%

Menos de 15 horas 4.8

Entre 15 horas y 40 18.6

Más de 40 horas 71.9

Fuente: INEGI (1997) Encuesta Nacional de Empleo. El personal total acupado en la manufactura tenía en un 50.9% menos de 3 años en el trabajo en 1999, esta cifra es superior a la que había en 1993 (46.4%); en cambio el porcentaje que tenía màs de 10 años en 1993 era solo del 17% y en 1999 había disminuido a 16.6%. Por tamaños de establecimiento las cifras de porcentaje de trabajadores con menos de 3 años en el trabajo se elevan amedida que crece el tamaño del establecimiento, pero de cualquier forma en todos los estratos de tamaño aumenta los trabajadores con menos de 3 años y en los grandes en 1999 llegan al 47.9%. Diferenciando entre trabajadores con una especialidad de trabajadores generales sin calificación particular que como vimos son la gran mayoría, en obreros especializados los que tenían menos de 3 años de antigüedad aumentaron entre 1993 y 1999 de 30.2% al 38.1% y de más de 10 años disminuyeron de 29.7% al 22.6%, en cambio los obreros generales pasaron de representar 59% al 61.5% en 1993 los que tenían menos de 3 años en el trabajo y a disminuir de 13.3% alo 10.8% los que tenían más de 10 años en ese mismo período. En la maquila el porcentaje de obreros generales en 1999 con menos de 3 años de antigüedad era superior al de la manufactura en general al representar el 72%. Hay una clara disminución de la antigüedad en el trabajo de la clase obrera de más de 10 años de antigüedad en aras de trabajadores con menos de 3 años en el trabajo. Una parte

Page 9: Capítulo VI: Fuerza de Trabajo y Sujetos Obrerossgpwe.izt.uam.mx/pages/egt/publicaciones/libros/berkeley/...estables, del alto salario, con trabajo enriquecido frente a trabajadores

173

de estos trabajadores serán de nuevo ingreso como asalariados en el meracdo de trabajo, pero otra parte de las cifras tan altas de poca antigüedad en el trabajo pueden deberse a la alta rotación externa de personal en el sector manufacturero. A principios de los años noventa ( Carrillo y Santibáñez, 1993) la tasa mensual de rrotación externa de personal en la maquila de exportación, principal sector manufacturero del país, era del 10%, aunque esta cifra variaba por ciudades y ramas y las ciudades de la frontera norte tenían las cifras más altas de rotación (Tijuana 12.7%, Ciudad Juárez 10.9% mensuales) y por ramas la del vestida era la más elevada (15.8% mensual). Los obreros generales en la maquila, que son la mayoría del personal total ocupado en 1999 (61.2%) tenían menos de 3 años en el empleo en un 72%. Cuadro No. VI-8: Porcentaje de trabajadores manufactureros por tamaño de establecimiento y años de antigüedad en el trabajo Tamaño 1993 1999 1993 1999 1993 1999 Total 46.4 50.9 33.6 32.5 17.0 16.6 Micro 50.3 55.0 28.9 28.6 20.8 16.4 Pequeño 47.2 55.8 28.9 28.6 20.8 16.4 Mediano 44.4 49.6 34.3 33.8 21.3 16.6 Grande 42.2 47.9 36.2 34.8 21.6 17.3 Obreros especializados

30.2 38.1 40.1 39.3 29.7 22.6

Obreros generales

59.0 61.5 27.7 27.7 13.3 10.8

Fuente: INEGI (1999) ENESTYC La población que no trabaja o que lo hace en menos de 15 horas por semana, tanto en la industria de la transformación como en la población total ocupada no es muy significativa ni ha variado en 9 años de manera importante. El problema viene más por el exceso de horas trabajadas en la semana. En 1997 en la Industria de la Transformación el porcentaje que laboró más de 48 horas fue del 25% y de estos en el 91.8% era su jornada normal. En los noventa las jornadas que más crecieron en la industria de la transformación fueron las de más de 48 horas por semana a través de las horas extras o de

Page 10: Capítulo VI: Fuerza de Trabajo y Sujetos Obrerossgpwe.izt.uam.mx/pages/egt/publicaciones/libros/berkeley/...estables, del alto salario, con trabajo enriquecido frente a trabajadores

174

la doble ocupación. En el 2000, casi el 75% de los trabajadores en la industria de la transformación trabajaron más de 40 horas por semana. Cuadro No. VI-9: Niveles de Ingreso en Número de Salarios Mínimos del Personal Total

Ocupado en la Industria Manufacturera (1992 y 2000)

Salarios

mínimos

1992 2000

5< 98.0 89.4

>5 2.0 8.26

Fuente: INEGI (1992, 2000) Encuesta Nacional de Empleo. En el 2000 la diferencia del 100% corresponde

a no especificados

Los niveles de ingreso de la mayoría de los trabajadores en la industria de la transformación en los noventa se encontraron entre 1 y 3 salarios mínimos, independientemente del tamaño de establecimiento. Los datos anteriores se corresponden con los de la Encuesta Nacional de Empleo en el 2000: la moda salarial de los trabajadores manufactureros era de 1 a 2 salarios mínimos, igual a la de los trabajadores asalariados en general. De dicha encuesta también se desprende que el nivel salarial más frecuente tampoco sufre cambios con el nivel de instrucción (excepto los trabajadores sin instrucción y los profesionistas superiores, todos los otros niveles de instrucción tienen modas salariales entre 1 y 2 salarios mínimos). En México es común considerar el límite de la pobreza en 5 salarios mínimos (Bolvitnik, 1998), es decir la gran mayoría de la clase obrera ha sido pobre en los inicios de los noventa y en el año 2000, independientemente de si está empleada en una gran empresa o en microestablecimientos. Aunque sí hay una correlación positiva entre nivel del salario y tamaño del establecimiento las diferencias en niveles no son tan elevadas como para hablar de dos tipos de trabajadores en términos salariales, en general casi todos son pobres, aunque en diferencias porcentuales podrían aparecer muy distantes. Las prestaciones sociales en las remuneraciones totales en la manufactura fueron del orden del 24% del total recibido. De la población ocupada el 65.6% no tiene prestaciones económicas. El total de ocupados en la industria de la transformación en áreas más urbanizadas sin prestaciones y sin pago, en 1988 eran el 27.8% y se elevaron en 1997 al 34.3%.

Page 11: Capítulo VI: Fuerza de Trabajo y Sujetos Obrerossgpwe.izt.uam.mx/pages/egt/publicaciones/libros/berkeley/...estables, del alto salario, con trabajo enriquecido frente a trabajadores

175

Cuadro No. VI-10: Remuneraciones medias por trabajador en la manufactura a Junio de 1999 en

pesos del año (incluye prestaciones)

Tamaño Pesos mensuales de 1999 por persona

Grande 6100

Mediana 4800

Pequeña 4200

Micro 3100

Total 4800

Fuente: INEGI (1999) ENESTYC. En síntesis, en la década de los noventa el perfil sociodemográfico de la fuerza de trabajo manufacturera es la del trabajador hombre, joven, de nivel secundaria y jefe del hogar, seguida de la mujer, joven, soltera y sólo en tercer término el hombre maduro, jefe de hogar. Laboralmente predomina el obrero no calificado, con jornadas elevadas de trabajo y muy bajo salario. La mitad de los establecimientos grandes tienen trabajadores con nivel educativo en promedio mayor o igual a nivel secundaria, su antigüedad es media (5.5 años), sólo el 32.9% fueron capacitados en un año (1991) y casi las tres cuartas partes son hombres (72.8%). En la industria de la transformación en 1998 el 25% trabajaban en microestablecimientos. En el total ocupado el porcentaje que trabajaba en la industria de la transformación sin local pasó del 8.2% en 1988 al 20.0% en 1997, el 23% del total de asalariados y a destajo en esta rama trabajaban de esta manera en este último año. A pesar de la apertura de la economía y hay una proporción elevada de la fuerza de trabajo empleada en micronegocios comúnmente de baja Tecnología, organización y relaciones laborales arbitrarias. De investigaciones anteriores también hemos concluido que el aparato productivo en México está polarizado entre aquellos negocios que se han modernizado sea en Tecnología, organización del trabajo o relaciones laborales, la mayoría no han hecho cambios importantes en los últimos 10 años (De la Garza, 1994). La fuerza de trabajo tiende a ser más homogénea en características laborales y salariales y sociodemográficas frente a una heterogeneidad entre las empresas. Aunque todavía se puede hablar de una vieja clase obrera relativamente estable conformada por trabajadores de edad madura, hombres, (aunque ha sufrido recortes de personal a raíz de las privatizaciones y la racionalización de las empresas) especializados en una máquina y

Page 12: Capítulo VI: Fuerza de Trabajo y Sujetos Obrerossgpwe.izt.uam.mx/pages/egt/publicaciones/libros/berkeley/...estables, del alto salario, con trabajo enriquecido frente a trabajadores

176

ubicados en procesos de trabajo tradicionales o taylorizados, y una “Nueva Clase Obrera”, no calificada, joven, con presencia alta de mujeres, con baja estabilidad en el empleo, una parte ocupada en empleos precarios y otra en empresas pujantes y modernizadas, con formas de organización taylorizadas o toyotistas. La apertura comercial no ha significado una correlación positiva entre crecimiento de los salarios reales en la manufactura y de la productividad. Es decir, la causa de la evolución negativa del salario real no puede adjudicarse a las bajas productividades de las empresas en México. En cuanto al empleo, la tasa de desempleo abierto siempre ha sido baja y esta se ha mantenido así sobre todo por el gran crecimiento de los empleos precarios en micronegocios, sin local fijo que no están en general enganchados con las empresas modernas ni siquiera por la vía de la subcontratación. Cuadro No. VI-11: Perfil de la fuerza de trabajo (1994) (Sociodemográfico y laboral para obreros generales)

Tamaño del

establecimiento

Tijuana Aguascalientes Orizaba Yucatán

Pequeño Mujeres

jóvenes educación básica

poca antigüedad

Hombres

jóvenes educación básica

poca antigüedad

Hombres

adultos educación básica

antigüedad media

Hombres

jóvenes educación básica

antigüedad media

Mediano Hombres* jóvenes

educación secundaria

poca antigüedad

hombres

jóvenes educación básica

poca antigüedad

hombres

jóvenes educación básica

antigüedad media

Dispersa

Grande hombres jóvenes educación

secundaria

poca antigüedad

hombres

adultos educación buena

antigüedad media

hombres

adultos educación básica

antigüedad media

Fuente MIM (1994)

Page 13: Capítulo VI: Fuerza de Trabajo y Sujetos Obrerossgpwe.izt.uam.mx/pages/egt/publicaciones/libros/berkeley/...estables, del alto salario, con trabajo enriquecido frente a trabajadores

177

Cuadro No. VI-12: Coeficientes de correlación entre tamaño de establecimiento y los perfiles

sociodemográficos, laborales, salariales y la tasa de sindicalización de la fuerza de trabajo en la

industria manufacturera 1991 1998 Porcentaje de mujeres 0.2 0.162

Antigüedad -0.18 ND

Nivel educativo -0.12 0.994

Porcentaje de obreros 0.1 0.8

Porcentaje de planta 0.03 0.7

Porcentaje de Obreros Profesionales y Especializados en el total de obreros

0.08

0.4

Jornada de trabajo 1.0 0.77

Tasa de Rotación de Personal

-0.06 ND

Tasa de Ausentismo -0.01 -0.85

Remuneración promedio de obreros

0.14

0.98

Porcentaje de los costos de personal en los costos totales

0.25

ND

Tasa de Sindicalización ND 0.97

Fuente: Elaboración propia a partir de las encuestas ENESTYC-92 y ENESTYC-99 En cuanto a las relaciones entre tamaño del establecimiento y perfil de la fuerza de trabajo serían las siguientes: las diferencias en tamaños de establecimientos manufactureros tienen una relación débil con la participación de las mujeres en la fuerza de trabajo y esta situación se mantiene durante los noventa; la relación del tamaño con nivel educativo empezó negativa a inicios de los noventa para terminar el siglo con una fuerte correlación. Por lo que respecta al perfil laboral, la relación se inició poco significativa con el porcentaje de obreros en el total empleado, con el trabajo de planta, el ausentismo y la rotación, pero terminó muy alta la correlación entre tamaño con porcentaje de obreros en el personal total ocupado y con los que son de planta,

Page 14: Capítulo VI: Fuerza de Trabajo y Sujetos Obrerossgpwe.izt.uam.mx/pages/egt/publicaciones/libros/berkeley/...estables, del alto salario, con trabajo enriquecido frente a trabajadores

178

posiblemente por la importancia que han adquirido los procesos de desgaste intenso de mano de obra. En cambio hay una correlación muy alta durante la década con la duración de la jornada de trabajo. En cuanto al porcentaje de obreros especializados y profesionales la correlación es baja pero ha tendido a aumentar. Por lo que se refiere a los perfiles salariales, la relación las remuneraciones por obrero con el tamaño ha pasado de baja a alta, es decir, se paga cada vez más en los establecimientos grandes con respecto de los de menor tamaño. En cambio, como era de esperarse la relación con la tasa de sindicalización es alta. Habría que aclarar que la existencia de coeficientes de correlación altos no necesariamente significa que las diferencias promedio de las variables analizadas entre estratos sean muy elevadas, como por ejemplo en el caso de los salarios.

Cuadro No. VI-13: Coeficientes de Correlación Entre Porcentaje de Ventas en el Extranjero

(exportación) y el Perfil Sociodemográfico, Laboral y Salarial de la Fuerza de Trabajo entre

1991, 1994 y 1999

1991 1999

Porcentaje de mujeres 0.09 0.19

Antigüedad 0.03 0.05

Nivel educativo -0.14 0.27

Porcentaje de planta 0.04 -0.17

Porcentaje de obreros

profesionales en el total de

obreros

0.01 0.08

Remuneraciones promedio

por obrero

0.12 0.02

Porcentaje de bonos en las

remuneraciones

0.14

Fuente: Elaboración propia a partir de INEGI (1992, 1995 y 1999) ENESTYC En cuanto al perfil sociodemográfico, el carácter exportador de los establecimientos manufactureros tiende a feminizarse mas la fuerza de trabajo en los noventa y a elevarse el nivel educativo con la exportación; en cambio del perfil laboral solamente destaca la alta relación entre ser exportador y la menor jornada de trabajo y la no relación con el porcentaje de obreros calificados, y la tendencia negativa con tener trabajadores de planta; en el salarial las exportadoras no muestran una correlación fuerte a pagar mejor en promedio a los obreros. A pesar de las correlaciones mencionadas en el párrafo anterior,

Page 15: Capítulo VI: Fuerza de Trabajo y Sujetos Obrerossgpwe.izt.uam.mx/pages/egt/publicaciones/libros/berkeley/...estables, del alto salario, con trabajo enriquecido frente a trabajadores

179

la tendencia a pagar mejor las empresas más exportadoras en particular hacia los Estados Unidos y Canadá no significan remuneraciones en montos muy diferentes, aunque si en diferencias en porcentajes, de las de las empresas dirigidas al mercado interno. Cuadro No. VI-14: Coeficientes de Correlación Entre Propiedad Extranjera del Capital

Manufacturero y Variables Sociodemográficas, Laborales y Salariales

1991 1994 1999

Antigüedad -0.24 0.28

Porcentaje de planta 0.15 0.28 -0.02

Porcentaje de obreros

profesionales en el total de

obreros

0.04 -0.01

Remuneraciones promedio

por obrero

0.37 0.29 0.12

Porcentaje de bonos en las

remuneraciones de obreros

0.07

Fuente: Elaboración propia a partir de INEGI (1992, 1995, 1999) ENESTYC

La propiedad extranjera del establecimiento si se relaciona con una mayor feminización de la fuerza de trabajo (coeficiente de 0.33), con una antigüedad que ha tendido a aumentar en la década. En lo laboral con rotación alta (coeficiente de 0.21), con menor proporción de obreros en el total de trabajadores, pero no con la calificación y una jornada de trabajo menos extensa. Los costos salariales tienden a disminuir en el total de los costos, pero no así las remuneraciones promedio que pasaron de ser más altas en las extranjeras al inicio de la década a pagar igualmente mal que las nacionales a finales de la misma. La tasa de sindicalización es más alta entre mas extranjera la empresa. La Regulación de las relaciones laborales se correlaciona fuertemente con el hecho de tener un sindicato el establecimiento y con la tasa de sindicalización de su personal. No tiene que ver con el porcentaje de mujeres, pero sí con la antigüedad de la fuerza de trabajo y en sentido contrario con el nivel educativo al inicio de la década y positivo al final. Esta aparente paradoja tiene que ver con que es la clase obrera de mayor edad y menor nivel educativo la más sindicalizada que ha tendido a desaparecer, la nueva fuerza de trabajo con mayor nivel educativo no es menos sindicalizada. Las mayores regulaciones tienden a vincularse con jornadas más cortas de trabajo y con trabajadores

Page 16: Capítulo VI: Fuerza de Trabajo y Sujetos Obrerossgpwe.izt.uam.mx/pages/egt/publicaciones/libros/berkeley/...estables, del alto salario, con trabajo enriquecido frente a trabajadores

180

calificados en mayor proporción. Hay una fuerte relación entre remuneraciones a los obreros, prestaciones y bonos con regulación Cuadro No. VI-15: Coeficientes de correlación entre tasa de regulación de las relaciones

laborales y los perfiles sociodemográficos, laborales, salariales y la tasa de sindicalización de la

fuerza de trabajo en la industria manufacturera

1991 1999

Perfil Sociodemográfico

Porcentaje de mujeres -0.09 -0-07

Antigüedad 0.26 0.39

Nivel educativo -0.47 0.61

Perfil Laboral

Porcentaje de obreros -0.03 0.02

Porcentaje de planta 0.07 0.45

Porcentaje de Obreros

Profesionales y Especializados

en el total de obreros

0.34

0.41

Jornada de trabajo -0.01 0.14

Tasa de Rotación de Personal 0.06 Nd

Tasa de Ausentismo 0.15 0.37

Perfil Salarial

Remuneración promedio de

obreros

0.38 0.65

Porcentaje de las prestaciones

en el total de las Remuneraciones

0.52 00.30

Porcentaje de bonos en el total

de las Remuneraciones

-0.09 0.34

Porcentaje de los costos de

personal en los costos totales

-0.11 Nd

Tasa de Sindicalización ND 0.88

Fuente: Elaboración propia a partir de las encuestas ENESTYC-92 y ENESTYC-99.

Como contrapartida, la vía baja de la desregulación del trabajo se vincula con ausencia del sindicato, jornadas altas, menor calificación y menores salarios.

Page 17: Capítulo VI: Fuerza de Trabajo y Sujetos Obrerossgpwe.izt.uam.mx/pages/egt/publicaciones/libros/berkeley/...estables, del alto salario, con trabajo enriquecido frente a trabajadores

181

En cuanto al perfil de la fuerza de trabajo que utilizan las empresas, la escolaridad de los trabajadores promedio es el de los primeros años de la secundaria sin distinción de tipo de empresa; en cuanto a la antigüedad, los obreros profesionales (poseen un oficio) tiene en promedio entre 2 y 10 años sin distinción de tipo de empresa, los obreros especializados en determinadas máquinas también entre 2 y 10 años sin distinción por tipo de empresa, en cambio los obreros generales tienen menos de 2 años en las empresas extranjeras y entre 2 y 5 en las nacionales. Los trabajadores eventuales son minoría en todos los tipos de empresas. Finalmente el ingreso de los trabajadores es bajo (menos de tres salarios mínimos) en la mayoría de todos los tipos de empresas y los bonos por productividad, calidad, asistencia o puntualidad en la mayoría de todos los tipos está entre 0 y 25% del total del ingreso del trabajador. De acuerdo con la Encuesta Nacional de Empleo de 1996, encontramos que, del total de la población femenina ocupada en la manufactura, el 74.9% era asalariada o destajista. No obstante, la ocupación de las mujeres se distribuye en establecimientos sin local y pequeños negocios, y casi un 50% en medianos y grandes locales. En cuanto a los niveles de ingreso, la comparación entre hombres y mujeres en la industria de transformación muestra que el 91.8% de las mujeres ganaban en 1996 menos o igual a tres salarios mínimos, en tanto que en los hombres eran el 78.9%. Los hombres que ganaban más o igual a 10 salarios mínimos eran el 2.3%; las mujeres solamente el 0.72%. Por lo que respecta a las jornadas de trabajo, en 1996, la mayoría de las mujeres laboraban más de 40 horas por semana en la industria de la transformación, pero la proporción de hombres era superior. Además, el porcentaje de mujeres que trabajaron en ese año menos o igual a 36 horas por semana era más elevado en comparación con el porcentaje de hombres, lo que muy seguramente está mostrando que las mujeres se encuentran más afectadas a los empleos de tiempo parcial. En términos generales, las características del empleo femenino en el sector industrial, confirman las tendencias arriba señaladas para el conjunto de los sectores en donde logran emplearse las mujeres, tanto en lo que se refiere a salarios, jornadas de trabajo y tipo de establecimientos que las contratan (Zúñiga, 1999). No obstante, cabe preguntarse qué cambios ha generado la reestructuración en los procesos de trabajo, y no sólo en las condiciones de empleo de las mujeres. De acuerdo con la ENESTYC (1995 Y 1999), es posible constatar que los establecimientos más feminizados (porcentaje de mujeres en la fuerza de trabajo) poco han transformado su organización del trabajo durante los noventa, importante indicador

Page 18: Capítulo VI: Fuerza de Trabajo y Sujetos Obrerossgpwe.izt.uam.mx/pages/egt/publicaciones/libros/berkeley/...estables, del alto salario, con trabajo enriquecido frente a trabajadores

182

actual de modernización de la producción. En esta misma tónica se encuentra una relación mayor entre la proporción de los costos de personal en los costos totales, indicador de escasa maquinización del proceso productivo. En cuanto al trabajo estable, de planta, los establecimientos más feminizados son los que presentan menor estabilidad en el empleo y esta situación no cambio positivamente en los noventa. Consecuente con lo anterior, se observa que entre más mujeres hay en los establecimientos estos son menos productivos y también los niveles educativos son menores. La cadena entre productividad, maquinización del proceso, cambio en la organización, estabilidad en el empleo y nivel educativo se había encontrado en otras investigaciones, ahora se demuestra con relación al género. Cuadro No. VI-16: Coeficientes de correlación entre porcentaje de mujeres en la planta laboral en

establecimientos manufactureros con indicadores diversos (1994, 1999)

Indicador 1994 1999

Remuneraciones promedio pagadas -0.36 -0.38

Establecimiento que cambiaron organización 0.032 -0.09

Costos de personal/Costos Totales 0.44 ND

Porcentaje de trabajadores de planta -0.12 -0.30

Productividad -0.48 -0.29

Porcentaje de trabajadores con secundaria -0.17 -0.17

Fuente: Cálculos propios basado en la INEGI (1992, 1999) ENESTYC. Entre más relevancia tienen los proveedores y los clientes extranjeros sí las empresas están mas feminizadas, lo cual constata que la feminización de las cadenas productivas está vinculadas al capital extranjero. También se confirma la hipótesis de que las empresas que emplean mas del 50% de trabajo femenino tienden a maquilar más para otros establecimientos (utilizamos el concepto de maquilar en sentido restringido de realizar una parte de la transformación de la materia prima por otra empresa).

En cuanto a la introducción de tecnologías duras, encontramos que las empresas más feminizadas (arriba del 25% de mano de obra femenina) no realizan investigación, ni han incorporado procesos de desarrollo tecnológico importante. A la vez, observamos que la feminización se asocia más fuertemente con un nivel tecnológico bajo en las áreas de transformación de las empresas, datos que complementan la idea de que las mujeres en la industria de la transformación se encuentran principalmente en empresas con procesos productivos tradicionales.

Page 19: Capítulo VI: Fuerza de Trabajo y Sujetos Obrerossgpwe.izt.uam.mx/pages/egt/publicaciones/libros/berkeley/...estables, del alto salario, con trabajo enriquecido frente a trabajadores

183

Cuadro No. VI-17: Realizan investigación y desarrollo tecnológico (Porcentaje de

establecimientos)

HASTA 25% mujeres 25 A 50% MAS 50%

SI 43.8 39.6 40.9

NO 56.2 60.4 59.1

Fuente: MIM (1994) El perfil de la fuerza de trabajo femenina en comparación con la masculina de los establecimientos que han modernizado sus formas de organización en los últimos tres años (encuesta de Estrategias Empresariales de Modernización, UAM-I) muestra que las mujeres tienen en promedio salarios mas bajos, la mayoría son de base aunque en menor proporción que los hombres, son más jóvenes que los hombres, y de menor antigüedad aunque con escolaridades semejantes, excepto en el nivel de técnicos que es más alto en los hombres. Esta comparación es importante, porque no se trata de establecimientos con niveles de modernidad diferentes, sino todos modernizados y competitivos. En estas circunstancias no se puede justificar el menor salario de las mujeres que el de los hombres por diferencias en escolaridad sino probablemente el factor discriminación adquiera ahora un sentido más nítido del lado de los que ofrecen empleo. No obstante que los niveles de formación son similares en el caso de hombres y mujeres, observamos que las tareas que desempeñan las mujeres requieren menos tiempo de aprendizaje. Es decir, poco se estimula su capacitación al interior de las empresas, ni antes ni después de poner en marcha los procesos de reestructuración. Si tratamos de abstraer los perfiles de la fuerza de trabajo más significativos en la manufactura en los noventa, dejando fuera aspectos marginales podríamos construir los siguientes perfiles: 1). Sociodemográficamente Perfil I: Vieja fuerza de trabajo tanto en edad como en antigüedad en el empleo, trabajadores de base, con nivel educativo elemental, predominantemente masculina. Perfil II: Nueva fuerza de trabajo en edad y en antigüedad en el empleo, trabajadores de base, nivel educativo secundaria, masculina o femenina (en esta fuerza de trabajo el componente femenino es más importante que en el perfil I) 2). Laborales: las diferencias substanciales no son por el carácter eventual o de base.

Page 20: Capítulo VI: Fuerza de Trabajo y Sujetos Obrerossgpwe.izt.uam.mx/pages/egt/publicaciones/libros/berkeley/...estables, del alto salario, con trabajo enriquecido frente a trabajadores

184

Perfil A. Trabajador calificado o especializado en una máquina (es posible que los de vieja fuerza de trabajo hayan adquirido su calificación en el propio trabajo). En este perfil predominan los trabajadores maduros, aunque puede haber en segmento minoritario de nueva fuerza de trabajo con nuevas calificaciones. Perfil B: Trabajador no calificado. Es posible que este perfil predomine entre la nueva fuerza de trabajo, una parte empleada en empresas modernas y otra en trabajos precarios de microestablecimientos. 3). Perfil salarial. Solo habría dos perfiles: Perfil X. Bajo salario Perfil Y: Salario medio Los dos con escasos estímulos por productividad. El nivel del salario puede implicar segmentación por genero, estar relacionado con la productividad y darse más alto en la vieja fuerza de trabajo que en la nueva. En conclusión: la diferenciación principal no se da entre nuevas calificaciones y antiguas o descalificación, sino entre la vieja clase obrera (perfil I + perfil A + Perfil X + Y ) con la nueva clase obrera (perfil II + perfil B + perfil X ). Es cierto que al interior de la nueva clase obrera puede a su vez haber otra diferencia entre una mayoría no calificada y otra de calificaciones nuevas con mejor salario, capacitación y masculina. Finalmente, habría que señalar que esa antigua clase obrera ha tendido a disminuir, en parte por recortes de personal, en parte por su substitución por una nueva clase obrera. El perfil sociodemográfico de la fuerza de trabajo a nivel nacional y entre zonas no muestra una participación importante de mujeres como obreros profesionales, especializados. En obreros profesionales y especializados a nivel nacional predominan los hombres, pero hay zonas donde la importancia de las mujeres es grande. También dependiendo de la zona y por tipo de capital, tamaño o si es exportadora o productividad los hay de predominio masculino o femenino. En obreros generales sucede otro tanto. Es decir, el género en el trabajo puede tener una relación con el tamaño, propiedad del capital, exportación o productividad, pero es probable que influyan más las políticas de personal de las empresas que pueden tener un carácter zonal. En cuanto a edad, escolaridad y antigüedad, en los obreros profesionales y especializados predominan los de edad adulta, escolaridad básica con algo de media y los de antigüedad media. En las de alta productividad la edad tiende a disminuir. En cambio en los obreros generales predominan claramente los jóvenes, con educación básica y poca antigüedad. Lo anterior nos lleva a pensar que el perfil sociodemográfico de la fuerza de trabajo no está claramente delineado por exportación, tipo de capital, tamaño o productividad. Parece

Page 21: Capítulo VI: Fuerza de Trabajo y Sujetos Obrerossgpwe.izt.uam.mx/pages/egt/publicaciones/libros/berkeley/...estables, del alto salario, con trabajo enriquecido frente a trabajadores

185

influir más la diferencia en requerimientos de calificación en el sentido tradicional y las políticas zonales de personal. 2. Perfiles Laborales y Sujetos Obreros No basta con dar cuenta del perfil sociodemográfico, laboral y salarial de los trabajadores para explicar sus comportamientos laborales, sindicales y políticos, en particular para entender la emergencia de su acción colectiva o su pasividad. En otras palabras, el camino del estrato, como agregado estadístico al sujeto social esta mediado por otras estructuras, por instituciones, organizaciones, culturas y subjetividades, las primeras como códigos acumulados y la segunda como procesos de dar sentido. Lo cierto es que la clase obrera en México desde la instauración del Neoliberalismo en los ochenta no ha protagonizado grandes movilizaciones. Algunos momentos excepcionales fueron, las huelgas de Junio de 1984, cuando los sindicatos oficiales e independientes trataron de estallar una gran cantidad de huelgas frente a las nuevas políticas de ajuste macroeconómico neoliberal que castigaban a los salarios para disminuir la inflación. A finales de esa década hubo muchos conflictos en grandes empresas relacionados con las privatizaciones y flexibilizaciones de sus contratos colectivos de trabajo; en 1997 se produjo la primera ruptura importante del sindicalismo oficial, ante la impotencia que mostró durante la crisis económica de 1995. Así se fundo una nueva Central sindical, la Unión Nacional de Trabajadores, con algunos sindicatos nacionales importantes que venían del oficialismo y otros del sindicalismo independiente. A pesar de que la paz laboral no ha sido absoluta, al inicio del siglo XXI los sindicatos corporativos siguen controlando a la mayoría de los trabajadores organizados en el país y fuera de conflictos específicos no ha habido nada comparable a lo que fue la insurgencia sindical de los setenta en contra del corporativismo. Por tanto, el reto concreto no es tanto explicar la emergencia de movimientos obreros que los ha habido, sino principalmente la pasividad colectiva de la mayoría, cuando sus condiciones de trabajo y de vida se han deteriorado tanto. Es decir, el eje central de la relación entre el capital y el trabajo, en condiciones de escaso movimiento obrero y de sindicatos poco representativos de los trabajadores, no es la organización gremial, ni la acción colectiva o la negociación colectiva, sino el mercado de trabajo y el proceso productivo como mundos de vida y de encuentro. En el mercado de trabajo como encuentro entre quienes buscan empleo y aquellos que lo ofrecen no sólo influyen, como en la teoría neoclásica, niveles salariales y decisiones individuales, sino también instituciones y visiones del mundo que influyen sobre las decisiones de emplearse o dar empleo. Por el lado de la oferta de trabajo cuentan las estructuras

Page 22: Capítulo VI: Fuerza de Trabajo y Sujetos Obrerossgpwe.izt.uam.mx/pages/egt/publicaciones/libros/berkeley/...estables, del alto salario, con trabajo enriquecido frente a trabajadores

186

sociodemográficas (edades, género, etnia, escolaridad, estado civil, número de dependientes, ciclo de vida) y las laborales en cuanto a calificación, experiencia laboral. Estas estructuras sociodemográficas y laborales están medidas por la construcción de la estrategia de sobrevivencia, comúnmente de carácter familiar no sólo individual. Estas estrategias implican en México la disposición a trabajar de más miembros de la familia si las condiciones salariales y de empleo empeoran o bien la de recurrir a la emigración hacia los Estados Unidos. La viabilidad de unas estrategias o de otras no se asienta en el cálculo racional puro, ni mucho menos en un gran conocimiento de los mercados laborales, sino sobre todo en redes familiares, de amistad o barriales que se convierten en canales de empleo locales, nacionales o transnacionales según el caso. Pero, además de estas redes sociales, sobre la decisión de emplearse influyen la cognición, los valores, la estética, como insumos de razonamientos cotidianos que toman la forma discursiva. Dentro de estas valoraciones juegan un papel importante el significado del trabajo para el obrero y el que pudiera tener la empresa. En abstracto estas valoraciones pueden ir desde considerar a la empresa y al trabajo como explotación, pasando por la neutralidad instrumental y no compromiso, hasta la realización por el trabajo y la identidad con las metas de la empresa. Estos procesos de identidad o de confrontación pueden ser manipulados por las políticas de personal pero sólo en sus niveles mas superficiales, los de la ideología, los estratos profundos vienen de atrás y aunque pueden mostrar polivalencia, igualmente cuentan en la fortaleza o superficialidad de la identidad o conflictividad. Del lado de la demanda de trabajo, sin duda que esta presente la tasa de ganancia y las condiciones de los mercados de los productos de la empresa. Estructuras de tamaños, condición de exportación o no, propiedad del capital, productividad, región, existencia de clusters, el entorno local del mercado de trabajo, las relaciones con los sindicatos y con el gobierno pueden influir sobre las estrategias de oferta de empleos. Pero tiene también un papel importante en estas estrategias empresariales las de producción y de gestión de mano de obra. Es decir, las estrategias de oferta de empleo no es un punto final, el del encuentro entre oferta y demanda, sino que se continúa en la relación de ocupación. Estas relaciones están influidas por estrategias de producción han adoptado los empresarios para salir adelante en condiciones de mercados abiertos: tecnologicistas, de organización y gestión de la mano de obra, de flexibilidad o combinadas, como hemos visto. Hay aspectos específicos a definir en las estrategias de gestión de mano de obra, como son los criterios de ascenso, de capacitación, de rotación interna, de bonos y salarios. En este conglomerado de decisiones influyen las experiencias y visiones del mundo de los empresarios, sus gerentes y sus mandos medios. Es decir, en la decisión de cuantos, por

Page 23: Capítulo VI: Fuerza de Trabajo y Sujetos Obrerossgpwe.izt.uam.mx/pages/egt/publicaciones/libros/berkeley/...estables, del alto salario, con trabajo enriquecido frente a trabajadores

187

cuanto y con que características emplear, posteriormente de como relacionarse con los trabajadores en el proceso productivo, cuentan las concepciones acerca del salario, de lo que se puede esperar de la mano de obra (por ejemplo, lealtad y permanencia, o desapego y rotación externa), de lo que significa el trabajo para la empresa y lo que es la empresa misma y su propiedad. Asimismo, instituciones diversas de tipo laboral y de seguridad social pueden poner límites a las decisiones gerenciales. Es decir, las construcciones de las decisiones de emplearse y de dar empleo nunca son totalmente unilaterales, siempre son relacionales, aunque las asimetrías en cuanto al poder que permean cada decisión puede ser y es comúnmente en México en favor de los empresarios. Es bajo estas consideraciones como podemos intentar conectar los datos estructurales de la mano de obra y los procesos productivos con otros de instituciones, culturas y subjetividades. En México ha habido una reestructuración productiva parcial, que ha afectado sobre todo a las grandes empresas. En estas empresas estaba situado, hasta los ochenta, el núcleo central del movimiento obrero. Esta antigua clase obrera, con centro en las empresas paraestatales y privadas grandes es hoy de edad madura, con nivel educativo de primaria, con calificación en el uso de una maquina aprendida en el propio trabajo, con salario todavía relativamente alto, aunque a la baja desde los ochenta, con mayor seguridad en el empleo, aunque las reestructuraciones y privatizaciones la han disminuido cuantitativamente en forma considerable. Conformaba el núcleo de la base social del corporativismo sindical, tenia los mejores Contratos Colectivos, protectores del empleo y en prestaciones económicas, mucho de esto se ha perdido. Los menguados trabajadores petroleros, electricistas, ferrocarrileros parecieran conformarse con no perder su empleo. En casi todos los casos los sindicatos corporativos aceptaron la flexibilización de los contratos colectivos y grandes recortes de personal, conformando una surte de uso neoliberal del sindicato. Sin embargo, el segundo objetivo de la reestructuración en estas empresas, el incremento en la productividad y calidad ha tenido grandes dificultades para conseguirse en la forma toyotista. Es decir, a través de la construcción de una nueva cultura laboral. Han jugado en contra, primero, que los trabajadores de esta antigua cohorte construyeron su cultura laboral en el clientelismo sindical, en el poco compromiso con la productividad. Segundo, aunque la productividad ha aumentado, esto ha sido percibido por los trabajadores como imposición de una mayor intensidad en el trabajo en forma autoritaria. Protestas parciales ha habido, pero no han conformado movimientos suficientemente fuertes como para lograr la caída de los lideres corporativos. En cambio, subsisten sindicatos poco democráticos, patrimonialistas hasta donde han podido frente a la disminución de prerrogativas. Este sujeto en otro tiempo profesó una suerte de ideología nacionalista, la que provenía de la revolución mexicana

Page 24: Capítulo VI: Fuerza de Trabajo y Sujetos Obrerossgpwe.izt.uam.mx/pages/egt/publicaciones/libros/berkeley/...estables, del alto salario, con trabajo enriquecido frente a trabajadores

188

hecha gobierno. Una de sus vertientes tiene la forma de sindicalismo independiente, es la que sigue sosteniendo esta ideología que la acerca a planteamientos del PRD como los del Sindicato Mexicano de Electricistas. Para estos trabajadores de la clase obrera antigua nacionalista la reestructuración de las empresas, además de los efectos en relaciones laborales y contractuales, así como en los recortes de personal, ha significado la instauración mezclada de taylorismo con ingredientes Toyotistas no plenamente asimilados, asimismo el nivel de flexibilidad laboral puede ser de nivel mediano, mas numérica que funcional y salarial. Si algún destacamento de trabajadores puede considerarse derrotado a raíz del neoliberalismo es este. Los efectos subjetivos pueden haber sido notables, en los actores más golpeados se ha traducido en una suerte de derrotismo y fatalismo (ferrocarrileros), en otros en aceptar las iniciativas empresariales para no perder más (petroleros) y en otros más en el atrincheramiento sin arriesgarse a luchas mas amplias añorando el estatalismo (SME). Es posible que la contraparte empresarial tenga la concepción de este tipo de trabajador como indolente y del sindicato como corrupto. Los pactos productivos parecieran tener dos partes que poco creen la una en la otra. Otra parte de la clase obrera reestructurada se ubica en empresas privadas grandes y algunas paraestatales privatizadas (Telmex). Se trata del sector más reestructurado, en una parte importante se trata de plantas nuevas con nuevos trabajadores que no conocieron la época de oro de la protección contractual y sindical. En este segmento se mezclan trabajadores jóvenes en plantas nuevas, con otros de edad madura reconvertidos. Aquí los cambios tecnológicos y sobre todo organizacionales han sido más intensos. Los niveles educativos y en cuanto a calificación se han elevado considerablemente. Aunque han sufrido recortes de personal, por encontrarse en ramas de crecimiento, en general no han caído los niveles de empleo, de tal forma que la flexibilidad instaurada más que numérica es funcional y salarial. Los salarios son relativamente altos y sobre todo los sistemas de bonos han funcionado. Los sindicatos han sido un canal importante de poner limitaciones a la reestructuración empresarial con interlocución (Telmex, VW) y los trabajadores parecieran transitar de un instrumentalismo sin preocupación por la productividad a otro instrumentalismo productivista, es decir, un interés por la productividad en función del bono. Es en estas plantas en donde se puede pensar en el transito del corporativismo o del sindicalismo independiente hacia un postcorporativismo de la producción, a un sindicalismo activo en el proceso productivo que no concibe a la empresa como enemigo sino como socio. Es la clase obrera reconvertida, una parte de la misma escenificó la ruptura de 1997 con el Congreso del Trabajo e inició la aventura de la UNT. El éxito relativo de este tipo de trabajador es posible que traiga un nuevo apego

Page 25: Capítulo VI: Fuerza de Trabajo y Sujetos Obrerossgpwe.izt.uam.mx/pages/egt/publicaciones/libros/berkeley/...estables, del alto salario, con trabajo enriquecido frente a trabajadores

189

del obrero al sindicato, con menos estatalismo, y con bilateralidad. Por el lado empresarial el nuevo pacto productivo con los sindicatos y la compartición del poder, tiende a una nueva visión del trabajo no sólo como costo, ni como relación política sino como relación laboral social. Este resultado ha sido de un proceso en el que las partes no entraron en esta relación desde el inicio de la reestructuración en los ochenta, la tentación de unilateralidad estuvo presente. Finalmente, la Nueva Clase obrera, la que se ha vuelto mayoritaria, junto a la que permanece en los micro y pequeños negocios en empleos precarios sin reconversión. Esta Nueva Clase obrera, es más joven que las anteriores, con mayor presencia de mujeres, con nivel de secundarias sobre todo en la manufactura, sin tanta experiencia laboral y casi nula sindical. Lo anterior no significa que no está sindicalizada pero sus organizaciones se acercan a las de protección, por tanto no democracia, ni patrimonialismo, ni representatividad del sindicato. El sector paradigmático es la industria maquiladora, que sin desconocer diferencias a su interior resulta de tecnología mediana, con flexibilidad del trabajo medio alto, especialmente numérica, aunque también funcional y en menor medida salarial Los salarios son más bajos que en la media manufacturera, la rotación externa es sumamente alta. La visión construida del trabajo, del sindicato y de la empresa es de escasa identidad, una visión instrumental con poco apego al trabajo, comúnmente poco gratificante profesionalmente, con pocas posibilidades de desarrollo o ascenso profesional, acostumbrados a resolver los conflictos del trabajo individualmente, por arreglos personales con jefes o supervisores, por demanda individual ante las Juntas de Conciliación y sobre todo por abandono del trabajo. Su contraparte empresarial ha tratado evitar al extremo sindicatos independientes como en Tijuana y Ciudad Juárez, con apoyo decidido de las autoridades estatales, prefiere sindicatos de protección más que la no sindicalización. Ha practicado políticas de producción que implican la segmentación entre actividades de trabajo rutinario de las que realizan técnicos e ingenieros, tecnología no alta, formas de organización nuevas y a pesar de esto poca identificación del trabajador con su trabajo y con la empresa, poca capacitación y bajo salario. Los empresarios han estado dispuestos a soportar la renuncia masiva de trabajadores en lugar de elevar salarios y dar más capacitación. La consecuencia general ha sido que el corporativismo se mantiene, excepto el desprendimiento de la UNT en 1997 que no ha crecido mucho, y aunque el PRI perdió las elecciones en el 2000 y con ello la relación entre la presidencia de la republica y las cúpulas sindicales se distanció, no han desparecido las redes de relaciones y compromisos que se forjaron en torno de la relación corporativa por debajo: las de los

Page 26: Capítulo VI: Fuerza de Trabajo y Sujetos Obrerossgpwe.izt.uam.mx/pages/egt/publicaciones/libros/berkeley/...estables, del alto salario, con trabajo enriquecido frente a trabajadores

190

empresarios con los lideres sindicales: las de los líderes y dirigentes empresariales con funcionarios gubernamentales en los Estados continúan y apuntalan un corporativismo que ya no depende del partido político sino que cada vez se vuelve mas laboral, de control laboral sin otras contrapartidas. La clase obrera no ha sido ajena a este mantenimiento de estructuras de control, la antigua porque en su momento no fue capaz de crear un gran frente en contra del neoliberalismo, cada sindicato perdió por su cuenta, alimentada la esperanza de que la relación corporativa y los servicios al poder político los pudieran salvar. Los reestructurados porque se han salvado cada uno por su cuenta y por su cuenta creen que pueden progresar aunque los demás se hundan. La nueva clase obrera porque para ella, como en la de los empleos precarios, el trabajo es simple estrategia familiar de sobrevivencia, que es substituible en lo personal o por otro miembro de la familia, sus estrategias mas que individualistas son de tipo familiar, en los noventa el crecimiento manufacturero y la válvula de escape de la migración contribuyeron a esta impresión de que hay trabajo aunque malo y que dejarlo no era gran problema.