Capítulo V
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CAPÍTULO V
EL EMANCIPADOR Y SU MONO
El deber de los discípulos de Joseph Jacotot es:
Que se puede enseñar lo que se ignora.
Con el principio que: “todas las inteligencias son iguales”, se trata de
levantar el ánimo de aquellos que se creen inferiores en inteligencia de
sacarles de la ignorancia hacerles hombres emancipados y
emancipadores.
EL MÉTODO EMANCIPADOR Y EL MÉTODO SOCIAL
La enseñanza universal sólo puede dirigirse a los individuos nunca a
las sociedades ya que éstas tienen una orden social basada en la
desigualdad intelectual, bajo banderas de la sedición. El hombre solo
puede emancipar a un hombre, este puede ser razonable y solamente
a través de su propis razón.
LOS HOMBRE DEL PROGRESO
Son aquellos que avanzan; que no se ocupan del rango social, son los
emprendedores su premisa es: que el solo saber no es nada sino que
se debe hacer todo que las ciencias no están hechas para ser
explicadas sino para producir nuevos descubrimientos e invenciones y
ofrecer sus tierras o capitales para sus ensayos.
DE LAS OVEJAS Y DE LOS HOMBRES
El método de la emancipación intelectual debería someterse a la
aprobación de una “Sociedad de Métodos” que era un tribunal quienes
juzgarían dicho método, a la cabeza de Lasteyrie y llegó a la
conclusión que la igualdad de las inteligencias es solo Progreso y la
emancipación de los padres de familia pobres; por Instrucción del
pueblo.
Como ejemplo: “Un hombre puede dirigir un rebaño de ovejas; pero
para el rebaño pueblo se necesita a un rebaño llamado “Sociedad
científica, Universidad, etc.”
EL CÍRCULO DE LOS PROGRESIVOS
La capacidad que tiene de ser humano es la que debe decidir los
rangos sociales y no la explicación del dominante. Ya que esta deberá
sucumbir a la fuerza conquistadora de la otra, la otra no es más que la
emancipación intelectual.
El siglo del progreso se dice a los explicadores triunfantes dejando
atrás viejas rutinas.
SOBRE LA CABEZA DE LOS PUEBLOS
En 1831 el joven periodista Émile de Gerandín (nieto del marqués de
Gerandín) quien apreciaba la nueva era, las nuevas fuerzas: el trabajo
y la industria, quería un pueblo instruido muy equilibrado, que la
juventud se preparara a través de métodos rápidos y publicó el “diario
de los conocimientos útiles” en un tiraje de cien mil ejemplares;
contribuyendo de esta manera al progreso de su pueblo.
Había de cualquier manera obligar a instruirse a la juventud, es así
que en 1840 salió un decreto que decía: Todo hombre de veinte años
que no supiere leer fuese declarado incapacitado civil, eran luego
condenados al servicio militar.
El lema de la “sociedad Nacional para la emancipación intelectual”
(cuyo fundador fue Émile de Gerandín) fue “Viertan instrucción sobre
la cabeza del pueblo”. Así bien pronto la lepra de ignorancia
desaparecía completamente de la sociedad”.
EL TRIUNFO DEL VIEJO
La emancipación intelectual que consistía en que los pobres podían
instruirse a través de sus propias capacidades, la libertad de aprender
de una forma distinta sin un maestro explicador, gana y ganará
siempre entre aquellas que defienden la desigualdad de las
inteligencias a la incapacidad a través de los dominadores.
LA SOCIEDAD PEDAGOGIZADA
Cuando hablamos de emanciparse, hablamos de aprender a ser
hombres iguales en una sociedad desigual, a la que Josepl ha
luchado; de reducir indefinidamente la desigualdad, será igual cuando
todo se haya transformado en la sociedad de los explicadores
explicados.
LOS CUENTOS DE LA PANECÁSTICA
El panecástico es un aficionado al discurso. Y los seguidores fieles
del viejo crearon una sociedad de “Filosofía Panecástica” con el fin de
seguir propagando esta corriente nueva y comprender todos los
discursos con manifestaciones intelectuales con el único fin de
verificar que aplican la igualdad de las inteligencias.
Muchos se acercaron a esta idea para expresar lo que querían decir,
narrar cuentos, traducir poemas e intercambiar entre ellos, manifestar
todo a través de la libertad de expresión oral y escrita.
LA TUMBA DE LA EMANCIPACIÓN
El fundador de “este método natural de enseñanza” murió el 7 de
agosto de 1840 en su epitafio decía:
“Creo que Dios creó el alma humana capaz de instruirse sola y sin
maestro”.
Algunos meses después, la inscripción fue profanada. A través del
diario “La Emancipación Intelectual” siguieron con la idea de ese
hombre solitario que luchó por la igualdad de conocimientos; pero con
el tiempo el diario calló su voz. Pero su idea permanece y la lucha
seguirá.