Capítulo 7. Enfoques principales en la ciencia política contemporánea

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Capítulo 7 ENFOQUES PRINCIPALES EN LA CIENCIA POLÍTICA CONTEMPORANEA Existe unanimidad entre todos los autores en considerar a la Ciencia política como una disciplina plural en la que conviven distintos enfoques. La situación es de tal fluidez, que este consenso inicial se rompe cuando se acomete la tarea de elaborar el repertorio de dichos enfoques. La primera quiebra en la unanimidad se produce a la hora de elegir el término para calificar cada una de estas perspectivas, que son denominadas según los autores como enfoques, teorías, corrientes, escuelas e incluso sectas. El título de la obra de Gabriel Almond (1990) Una disciplina dividida. Escue- las y Sectas en la Ciencia Política ilustra de modo muy gráfico esta situa- ción de segmentación. Teniendo en cuenta esta diversidad de calificativos, aquí se ha preferi- do optar por el término «enfoque», dejando de lado el resto. En primer lugar, la palabra «secta» destila toda una serie de connotaciones negativas que, por lo demás, no se ajusta a la situación actual de la Ciencia Política, en la que el eclecticismo y la comunicación entre las distintas perspectivas de análisis es la actitud dominante. Por otra parte, la denominación «es- cuela» evoca la presencia del binomio «maestro/discípulo», con su consi- guiente carga de relaciones jerárquicas, concepción que tampoco parece adecuada para describir el panorama actual. En cuanto al término «teo- ría», resulta insuficiente, puesto que la teoría es un elemento constitutivo de los distintos enfoques, pero no su único componente: referirse a los enfoques como teorías sería nombrar al todo por la parte. Finalmente, el término «corriente» proyecta una imagen de debilidad, fluidez e inconsis- tencia que no hace justicia al arraigo adquirido por las distintas perspecti- vas de análisis de la Ciencia Política contemporánea. Como sostiene Roiz (1980: 7), el concepto de enfoque encierra una doble idea de «camino a la realidad» más «estrategia»!. El concepto de 1. De acuerdo con Roiz (1980: 17) el término «enfoque» es una traducción del inglés appro- ach, que implica acercarse a, aproximarse a, abordar. Por tanto, además de la connotación visual en 133

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Capítulo 7

ENFOQUES PRINCIPALES EN LA CIENCIA POLÍTICACONTEMPORANEA

Existe unanimidad entre todos los autores en considerar a la Cienciapolítica como una disciplina plural en la que conviven distintos enfoques.La situación es de tal fluidez, que este consenso inicial se rompe cuando seacomete la tarea de elaborar el repertorio de dichos enfoques. La primeraquiebra en la unanimidad se produce a la hora de elegir el término paracalificar cada una de estas perspectivas, que son denominadas según losautores como enfoques, teorías, corrientes, escuelas e incluso sectas. Eltítulo de la obra de Gabriel Almond (1990) Una disciplina dividida. Escue-las y Sectas en la Ciencia Política ilustra de modo muy gráfico esta situa-ción de segmentación.

Teniendo en cuenta esta diversidad de calificativos, aquí se ha preferi-do optar por el término «enfoque», dejando de lado el resto. En primerlugar, la palabra «secta» destila toda una serie de connotaciones negativasque, por lo demás, no se ajusta a la situación actual de la Ciencia Política,en la que el eclecticismo y la comunicación entre las distintas perspectivasde análisis es la actitud dominante. Por otra parte, la denominación «es-cuela» evoca la presencia del binomio «maestro/discípulo», con su consi-guiente carga de relaciones jerárquicas, concepción que tampoco pareceadecuada para describir el panorama actual. En cuanto al término «teo-ría», resulta insuficiente, puesto que la teoría es un elemento constitutivode los distintos enfoques, pero no su único componente: referirse a losenfoques como teorías sería nombrar al todo por la parte. Finalmente, eltérmino «corriente» proyecta una imagen de debilidad, fluidez e inconsis-tencia que no hace justicia al arraigo adquirido por las distintas perspecti-vas de análisis de la Ciencia Política contemporánea.

Como sostiene Roiz (1980: 7), el concepto de enfoque encierra unadoble idea de «camino a la realidad» más «estrategia»!. El concepto de

1. De acuerdo con Roiz (1980: 17) el término «enfoque» es una traducción del inglés appro-ach, que implica acercarse a, aproximarse a, abordar. Por tanto, además de la connotación visual en

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enfoque se construye en referencia al objeto de estudio, las asuncioneepistemológicas y la metodología, o a una combinación de estos elemen~tos. De ello deriva un interés específico por determinados temas o ámbitosde investigación.

El pluralismo de la Ciencia Política es tal, que no existe coincidenciaentre los distintos autores a la hora de contabilizar el número de enfoques.En el cuadro IX se resume de modo gráfico esta situación. Algunos manua-les señalan cinco enfoques: conductismo, funcionalismo, teoría de Siste-mas, teoría de la elección pública y teoría de juegos (Cañeque 1994). Roizpor su parte, en un primer trabajo identifica cinco enfoques: legalism~formalista o formalismo, enfoque de poder, enfoque de cultura políticaenfoque sistémico y enfoque racionalista (Roiz 1980). Posteriormente, e~un segundo trabajo (Roiz 1997) cambia la denominación de estos cincoenfoques y añade un sexto: la política de grupos. Cotarelo eleva la cifrahasta ocho: conductismo, funcionalismo, teoría de juegos, racionalismo,teoría general de sistemas, marxismo, cibernética y teoría de la elecciónpública (Cotarelo 1989). Finalmente, Marsh y Stoker (1995) identificanseis enfoques: teoría normativa, institucionalismo, análisis conductista,teoría de la elección racional, feminismo y análisis del discurso.

El listado anterior dista mucho de ser exhaustivo: sería posible seguirañadiendo autores que nos aportarían distintas variaciones sobre estasclasificaciones. Pero, una vez superado el desconcierto inicial, un análisismás reposado nos revela que las diferencias encontradas en las distintastaxonomías obedecen con frecuencia a discrepancias terminológicas aldenominar los enfoques. Así pues, en las páginas que siguen se ha optadopor ofrecer una síntesis de los principales enfoques, exponiéndolos pororden cronológico de aparición.

1. ENFOQUE JURÍDICO-FORMAL (FORMALISMO INSTlTUCIONALISTA)

A lo largo del siglo XIX y comienzos del XX, coincidiendo con la institucio-nalización académica de la Ciencia Política, la perspectiva jurídica fuedominante en el análisis político y determinó una aproximación de la quetodavía existen epígonos, especialmente en aquellos países en los que lainstitucionalización universitaria de los estudios políticos se realizó, ini-cialmente, en el marco de las Facultades de Derecho.

Detrás de los estudios legal-formales no existe ninguna Teoría políticaque nos aclare cuáles son sus supuestos y asunciones metodológicas (Rho-des 1997: 53; Roiz 1990: 105). La razón de esta ausencia se debe a que elenfoque legal-formal surgió en la época pre-behaviorista, en la que lapreocupación por el método estaba ausente de la agenda de los politólo-

la traducción española como «enfoque», también hay que incorporar este contenido de acción, deactividad motora.

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Cuadro IX

Enfoques y corrientes de la Ciencia Polít

ROIZ (1980) CAÑEQUE Roiz (1997) COTARELO

Legalismo Conductismo Formalismo Conductisformalista

Enfoque Funcionalismo Poder y condl.¡ctaFuncionali

de poder Teoría de j

Enfoque de Teoría Cultura política Racionalisicultura política de sistemas y poder

Enfoque Teoría de la Visión informáticaTeoría gen

sistémico elección pública de la políticade sistemas

Enfoque Teoría Teoría de laMarxismo

racionalista de juegos elección raciollal Cibeméric,

Política de grl.lpos Teoría de lelección p(

Fuente: Elaboración propia.

gos. No obstante, a partir del análisis de las obras de leres de este enfoque es posible entresa<:ar sus princi(Rhodes 1997):

a~ Objeto de estudio: Las instituciones política'tra?aJos legal-formale~ ~e circunscribe a Un doble ámb'tu~lO?ales, leyes orgamcas o equiparables y sus int-practI~a J?olItlca y 2) Organizaciones gubernamentalescho Publ~co que de ellas emana- (Roiz 1980; 1990).. b) !V1etodo: El metodo de los estudios institucionaJIn?U~tIVO,formal-legal e histórico-comparativo. En pCnptIvo P?~que emplea las técnicas del historiador par,nes espe~IfIcas en una suerte de «hipetfactualismo».o~servaclOnes, se emplea la inducción Para extraer emIsmas. En segundo lugar, es formal-legal porque priv~erec~o Público (componente legal) y de las organizahIstracIón .~ública (componente formal). Por último,<11alla también pre~e~te, puesto que este ellfoque sostiencegar a u~ ,conocImI~n~o en profundidad de las instinnl om~a~aclOn entre distintas formas de gClbierno con ea~ dIstmtas experiencias acerca de su Utilidad' re di

mIento en diferentes contextos. ' n lJ

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e) Teoría: Los autores de este enfoque asumen que el funcionamientode la democracia, es decir, la vida política de un país (variable depen-diente) se explica a partir de sus estructuras legal-fomales, de sus leyes,reglamentos e instituciones (variable independiente) (Roiz 1990: 108).Asimismo, en cuanto a los valores suby.acentes, se asume la defensa de lademocracia liberal como ideal normativo.

En síntesis el enfoque legal-formal «se ocupa de las reglas, procedi-mientos y orga~izaciones formales del g~bierno, utiliz~ ~l utillaje tanto deljurista como del historiador para explicar lo~ co.ndlClOnantes que. haysobre el comportamiento político y sobre la eficacia de la democracia, ypromueve la democracia liberal, especialmente el modelo representativollamado de Westminster» (Rhodes 1997: 58).

El Derecho Político y más modernamente (como ya quedó señalado enpáginas anteriores) el Derecho Constitucional, se convirtieron en los con-tinentes del estudio de la política. Así, «la mayor parte de los autores deCiencia Política del siglo XIX -época del régimen constitucional de cuñoliberal-, como parte de los autores contemporáneos, enfocan los proble-mas políticos desde un ángulo jurídico. ~e trata fun?am~ntalmente deaquellos que conceptúan la Ciencia Política como Ciencia del Estado»(Ferrando 1995: 28). Y es que, para los cultivadore: ?e es:e.enfoq~e, elEstado es una forma política que posee unas característrcas umcas y smg~-lares. Es la única organización formal de la que uno no puede entrar o salira voluntad. Su ámbito es único y también lo es su función, puesto que lasdemás organizaciones formales quedan subsumidas en él. El Est.a,do poseeun estatus moral y ético, que se traduce en su capacidad de coercion mora.!.Las reglas legal-formales garantizan el funcionamiento del Estado (Roiz1980: 23). . . . 1

Como ha señalado Apter (1991: 487), el enfoque mstltUClOn~ q~edominó en esta primera época fue «virtualmente un sinór:imo de. ~lenClaPolítica, que procuraba resolver el insoluble dilema en~re m~ovaClon y es-tabilidad mediante un equilibrio dinámico y una política abierta». L~ op-ción global de esta tendencia era la democracia y sus reglas de funclOn~-miento. Pero su explicación se decantaba más hacia la descripción que h~Clael análisis, especialmente cuando se enfrentaba a fenómenos no forma~lZ~-bles. En efecto, esta perspectiva estudiaba cómo los derechos, .los princi-pios y los fines se combinaban e~ institucione~, siend~ p~r~es mtegrant~~de ciertos sistemas políticos. Consideraba que CIertos pnncipios fundame

. d ' '1 d'ansertales eran derechos «inalienables», reconocien o que estos so o po 1 , .., . d b li di' poItu-auténticamente inalienables SIno que a an a iena os por e SIstema

1 .., porco es decir era necesario preservados en la ley y en a Constitución-eso, tanto l~ ley como la Constitución habían de ser sólidas (Apter 1991:

489). .... 'de laSiendo la democracia su objeto de estudio, el universo de mteres

disciplina era limitado, etnocéntrico: l~s. demo~r~c~as europeas, los Est~~dos Unidos y, extensivamente los dominions británicos. Pero, puesto q

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el análisis de la sociedad quedaba muy alejado de sus preocupacionesintelectuales2, la profundidad de los movimientos sociales y las complejasrelaciones sociedad política/sociedad civil quedaban, salvo excepciones,rninusvalorados. No es extraño que la Constitución de Weimar (y las delos países surgidos de la dislocación del Imperio Austro-Húngaro) consti-tuyan un punto de referencia fundamental para comprender los objetivosde este enfoque. Al mismo tiempo, la destrucción de aquellos conglomera-dos legales y del universo político que se intentaba estructurar con ellos,evidenció de forma característica su debilidad y sus límites. La revoluciónbolchevique y el ascenso de los fascismos, que marcaron la crisis de losregímenes liberales, constituían realidades que escapaban a los parámetrosdel institucionalismo.

II. EL BEHA VIORISMO

Tal y como se adelantó en el capítulo dedicado al objeto de estudio de laCiencia Política, las insuficiencias del enfoque institucional dieron pie a laformulación de nuevos postulados, más centrados en la consideración delpoder como centro del análisis de la Ciencia Política, más abiertos haciauna visión amplia y globalizadora de los fenómenos sociales que constitu-yen el entorno de la realidad política y más sensibles hacia las interrelacio-nes entre fenómenos sociales y realidad política. Después de la primeraguerra mundial, en el marco de la tradición cultural anglosajona y espe-cialmente de la norteamericana, tomaron cuerpo nuevas percepciones dela actividad política, alejadas ya definitivamente del formalismo jurídico, ytendentes a profundizar aún más en el realismo. Esto significó -tanto enlos Estados Unidos como luego, por extensión, en Europa- una ciertaconcesión de la Ciencia Política ante la Sociología (Benedicto y Morán1995). Esta situación no tuvo el mismo significado en Europa que enAmérica. En los Estados Unidos, donde la organización de la cultura tieneunos contornos más informales, la relación entre Ciencia Política y Socio-logía fue desde el principio mucho más fluida y, por otra parte, no estabatan fuertemente condicionada como en Europa por el peso que en laestructuración escolar ejercía el predominio de las orientaciones jurídicas.

En lo que se refiere a la tradición europea, conviene recordar que unabuena parte de las nuevas orientaciones surge a partir de la vinculación de

2. El institucionalismo «combinaba al menos cuatro grandes problemas interrelacionadosde política: el derecho, los legisladores y la legislación; la índole de la magistratura y la soberanía;las relaciones entre la nación (una entidad primordial) y el Estado (una entidad jurídica y contrac-tual), donde la Filosofía Política constituía el marco lógico y normativo. Recapitulando, el antiguotnStltucionalismo era un conjunto diseñado para abordar el problema de cómo exigir responsabili-d~d al poder, y cómo determinar políticas mediante leyes formuladas y aplicadas por el sectoreÍlclente del Estado y apoyadas por el sector ceremonial (según la expresión de Bagehot), constitu-yendo ambos sectores una obligación para el ciudadano y el Estado» (Apter 1991: 493).

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las Ciencias Sociales con las instituciones políticas y administrativas, queen algunos países son las responsables ~lt~mas de los pla~es de estud,io y delas materias impartidas en los estableClmlentos de ensenanza supenor. Enla tradición americana, la proximidad entre la Ciencia Política y la ~dmi-nistración Pública tiene otras consecuencias, ya que, con frecuencia, laAdministración actúa como motor de la demanda de «productos» a lacomunidad intelectual, y por esta vía se ejerce una relativa influencia de laslíneas de la Administración sobre la Ciencia Política:

La nueva Ciencia de la Sociedad (la Sociología) tiende a reabsorber en supropio ámbito a la Ciencia Política, ~ por lo ~~nto a la po~ítica misma, El«reduccionismo sociológico» o la soclOloglzaclOnde la política va induda-blemente unida a la democratización de la política y encuentra en estareferencia tanto su fuerza como su límite (Sartori 1984: 222),

El énfasis se sitúa entonces en el análisis del proceso político encontraposición a las estructuras, tan apreciad~s por lo~ institu~ionalistas.El proceso político es concebido como u~ conjunto de lOter~cclOnes entrelas instituciones públicas y los grupos sociales y desemboca finalmente, dela mano de la psicologización de las Ciencias Sociales en general, en elanálisis del comportamiento político, dando lugar a ,un debate entreinstitucionalistas Ybehavioristas. Con ello quedó entroOlzada, como ya ~evio la «revolución behaviorista> que para los miembros de esa tendenciaconstituye de hecho la piedra angular de la fundación de una, nuevaCiencia Política. En realidad, se trataba de una protesta alternatlva a lalimitación de los viejos métodos y un esfuerzo de profundiz~~ en lasestrategias científicas y la ampliación de los campo~ de observ~clOn.

La primera guerra mundial provocó u~ ~utén,tlco ~eísmo ínrelecrualentre los estudiosos de la Ciencia Política: CriSISde Identidad y de leg~tlml-dad, nuevos problemas y cambio de escala en la dimensión de los mlsm~sal enfrentar la reconstrucción posbélica, pérdida de conhanza en l~s para-metros mantenidos desde la Ilustración respecto de1 progreso s~clal. ~o-dos estos factores configuraron un paisaje que propici~ un ~amblO ,radiC~1de perspectiva, al pasar del análisis volcado en la Historia, la FtlosohaPolítica y las instituciones, a la indagación sobre las expectatlvas d~l futu-ro. Robert Dahl (1964: 85-109) destaca «seis poderosos estímulos lOterre-

d ' la i 1 "dellacionados de carácter específico», que con ujeron a a irnp antaciouenfoque behaviorista:

1) La influencia de Charles E. Merriam. ,2) La influencia de especialistas europeos, llegados a Estados Ullldos

entre 1930 Y 1940, especialmente refugiados alemanes. , '3) La experiencia administrativa y política adquirida por los especlahs-

tas norteamericanos durante la segunda guerra mundial. ,4) El aliento del Social Science Research Council y de su Comittec on

Political Behavior.

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5) L,?s métodos de encuesta y los resultados de las investigacionesemprendidas.

6) Las grandes fundaciones: Carnegie, Rockefeller y Ford., Suele conve~lÍrse que <:h~rles Merriam co?stituye la primera gran

figura de la cornente behaviorista, aunque la pnmera utilización del con-cepto Polítical Be':avior en un trabajo científico se debe a un politólogosuec~, Herbert Tigsten, en un estudio considerado precursor sobre laselecciones en Europa'. Merriam, instalado en el departamento de Cienciapolítica de Chicago, convocó en 1923, 1924 y 1925 tres conferencias a lascuales invitó a, ~na selecta representación de sus colegas norteamericanos,con l~ pretenSI?n d~ enf~entarse a los nuevos problemas suscitados por laamphtud de la irracionalidad bélica. El resultado de esos encuentros fue elc~m?i~ de rumbo que adoptó, a partir de entonces, una buena parte de ladisciplina.

El impacto de la Psicología Social y la eclosión de las Ciencias delComl?ortamiento, marcaron ese s~lto, cuyas claves recogería el propioMerrl~m, en un te~to que s,e considera referente originario del enfoquebehaviorista. Mernam trabajó sobre algunos de los temas discutidos en suobr~ New Aspects of ~olitics (1925), que se convirtió en el punto depar,tida de l? que a partir de ese momento se configuró como la Escuela deChicago, onentando con sus planteamientos la actividad del Social ScienceResearch Council, presidido por él mismo. Desechada la Historia comomé,t?~o de tra,bajo, las interpretaciones psicológicas, las psicobiografías, elanálisis factonal, la estadística y el análisis cuantitativo se convirtieron enlos nuevos instrum,ento~ d,e ind~gación en el periodo de entreguerras,alcanz,ando plena vigencia inmediatamente después de la segunda guerramundl,al: Frente a otras orientaciones, sus cultivadores proclamaron lae~cl,uslVldad de su método científico. El modelo del «investigador deblbhoteca>~ debía ser supera~o y sustituido por el del investigador centradoen ;1 trabajo de campo práctico, al modo de los antropólogos, sociólogos ogeografos, y ocupado también en la experimentación, propia de los psicó-logos (Lasswell 1971: 31-78).

Junto con l\:ferriam, las otras dos figuras intelectuales que protagoni-zaron la fundación del enfoque behaviorista fueron George Catlin y Ha-rold Lasswell, a los que ya nos referimos en el capítulo primero. Basterecordar que el punto en común de la obra de estos tres autores consiste enla cara~ter~zación de la Ciencia Política como una cratología, esto es, comouna ,Ciencia del Poder. La perspectiva de estos pioneros se impondrá apartir de la década de 1930, ocupando las décadas centrales del siglo xx.Gerez 1999: 152-153).

¿Cuáles son las características del behaviorismo? De acuerdo con Eas-

K 3, Previam,ente, en 1928, el concepto fue utilizado por un periodista norteamericano, Frankenr, en un trabajo sobre los modos de actuar de los políticos americanos (Dahl 1964: 86),

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ton (1969: 24-25), éstas pueden ser sintetizadas en el denominado «credodel Behaviorismo»:

1) Regularidades: En la conducta política se pueden descubrir unifor-midades expresables en teorías.

2) Verificación: La validez de esas generalizaciones debe ser verificable.3) Técnicas: Los medios para recoger e interpretar datos deben ser

rigurosos.4) Cuantificación: Para que el registro de datos y la formulación de los

hallazgos sean precisos se necesita medir y cuantificar.5) Valores: La evaluación ética y la explicación empírica requieren de

dos clases de proposiciones que deben distinguirse analíticamente.6) Sistematización: La investigación debe ser sistemática: la investiga-

ción no respaldada por la teoría puede resultar trivial y la teoría que no seapoye en datos, vana. .

7) Ciencia pura: La comprensión y explicación de la conducta políticason lógicamente anteriores a los esfuerzos por aplicar el conocimientopolítico a los problemas prácticos.

8) Integración: Si la investigación política prescinde de los hallazgos deotras disciplinas, corre el peligro de reducir la validez de sus resultados ysocavar su generalidad.

Como señala Sanders (1997: 69), la pregunta central del enfoque con-ductista es épor qué la gente se comporta como lo hace? De este interro-gante se derivan las dos señas de identidad básicas del conductismo: .

a) El comportamiento observable, sea a nivel individual, sea a nivelagregado, debe ser el centro del análisis. .

b) Cualquier explicación debe poder someterse a una comprobaciónempírica.

Esta orientación, con su preocupación por el método, condicionó tam-bién el rechazo de los grandes temas y la dedicación a objetos muy concre-tos y fácilmente abordable s (Roiz 1980: 31). Comenzaba ~sí el ~ult~v?empírico de la micropolitología o análisis de los comportamientos indivi-duales. Puesto que el estudio de las normas y de las instituciones era inca-paz de explicar el funcionamiento «real» de los movimientos políticos y enespecial de los fenómenos de cambio, el behaviorismo intentó profundizaren los métodos de modo que por lo menos éstos fuesen incontestables,analizando todos aquellos fenómenos susceptibles de ser cuantificados. Estoprodujo avances muy importantes en el conocimiento, por ejemplo, de losmecanismos de participación electoral, lo cual abrió una línea fecunda detrabajo: la Sociología Electoral. El recurso a las técnicas de encuesta pe~-mitió progresar también en el estudio de la opinión pública y en la maqui-naria de toma de decisiones.

Por otra parte, el cultivo de la ciencia no impidió a los behavioris~as suvinculación -no sólo técnica- con el quehacer político. La Administra:ción Roosevelt se sirvió de ellos en la edificación del New Deal y durantela segunda guerra mundial, lo cual marcó el inicio de una cooperación

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creci~n~: entre la Acaden:ia. y la Admi~istr~ción ,P.ública, fenómeno que seconvirno en ~na cara~ter.IStlCa de la .CIenCIa PolI.tI~a esta.dounidense, pese~ la pretensión behavI~nsta de realizar una actividad CIentífica neutra ylibre de valores. Despues de la segunda guerra mundial, con el estallido dela guerra fría y las persecuciones de Mac Carthy, se introdujo un clima de«terror moral» en las instituciones académicas, lo cual atenuó o inclusohizo desaparecer las propuestas de reforma social y el desarrollo de Teo-rías Críticas. En ~~tas condi~iones, el behaviorismo significó en algunoscasos la cooperacion con el sistema y la defensa de la Pax Americana (Hally Ikenberry 1993: 9). Esta deriva ideológica condujo a una situación en lacual «las Ciencias Sociales occidentales se las arreglaban para mantener suvista apartada en gran medida del fundamental papel explicativo de losEstados como potentes y autónomos actores organizativos» (SkocpoI1989:81). En todo caso, la investigación objetiva, neutral o desvinculada de lasopciones de valor representó una suerte de zona franca, que garantizaba alos .estudiosos un ~erreno útil e intelectualmente legitimado para huir delpeligro de una abierta confrontación política. Daniel Bell (1977: 52) ea-racteriz~ a la época com~ «un periodo de conservadurismo político ydesconcierto cultural. Políticamente, fue un periodo de desilusión».

III. EL ANÁLISIS SISTÉMICO

L~s . críticas de Easton a la ortodoxia behaviorista, ya reseñadas en laspaginas precedentes, le condujeron a plantearse la necesidad de un nuevoenfoque del estudio de la política que, aunque seguía enmarcado en lasgran?es. coordenadas del behaviorismo, intentaba aumentar la capacidadexplicativa y comprensiva del análisis político. En este sentido, la figura deEaston puede compararse a la de Popper. En efecto, si Popper sometió arevisión el positivismo clásico, Easton realizó idéntica operación con elbehaviorismo. y de la misma manera en que la obra de Popper, aunrevisando aspectos sustanciales del positivismo clásico, no puede situarsefuera del positivismo, también la obra de Easton intenta superar los esco-llos e insuficiencias del behaviorismo originario, pero situándose dentrodel mismo. En cierto modo, la obra de ambos autores responde al esquema?e K.uhn, según el cual cuando un paradigma entra en crisis surgen delmtenor del propio paradigma practicantes de la ciencia normal, que elabo-ran reformas y ajustes en el paradigma para que éste pueda afrontar losretos planteados. Realmente, Easton no formuló una nueva teoría, puestoque su esquema era una aplicación de la Teoría General de Sistemas alámbito de la política, pero su planteamiento permitió una ordenación delfragmentado universo behaviorista de la etapa anterior",

. 4. El propio Easton, como se recoge en el capítulo primero, al establecer las etapas de lahl.stona de la Ciencia Política norteamericana, denomina al periodo que transcurre entre 1940 y ladecada de 1960 como «etapa behaviorisra». Las obras clásicas de Easton, publicadas en el periodo

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La obra de un biólogo, Ludwig von Bertalanffy, ejerció una graninfluencia no sólo sobre Easton, sino también sobre Gabriel Almond, consu formulación de la política comparada desde un punto de vista funciona-lista, y sobre Karl Deutsch, que encontró en Bertalanffy un referenteinicial para su propuesta cibernética. Bertalanffy, que desde la década de1920 venía trabajando en esta línea, tras la segunda guerra mundial propu-so un cuerpo de doctrina global: al elaborar su Teoría General de Sistemaspretendía unificar la ciencia mediante la aplicación a las Ciencias Socialesde algunas aportaciones procedentes del campo de la Física o de la Biolo-gía. Easton se hizo eco de esta orientación, al afirmar que «la vida políticapuede considerarse como sistema de conducta y el sistema político será suprincipal unidad de análisis» (Easton 1965a: 46). A partir de ahí, desarro-lló su esquema sobre cuatro conceptos principales: Sistema, Entorno,Respuesta y Retroalimentación (Easton 1965a: 24-25):

a) Sistema: Es útil considerar la vida política como un sistema decomportamiento.

b) Entorno: Un sistema es distinguible del medio en el que existe y estáabierto a influencias provenientes del mismo.

e) Respuesta: Las variaciones en las estructuras y procesos dentro deun sistema se pueden interpretar correctamente como esfuerzos alternati-vos constructivos o positivos, realizados por los miembros del sistema pararegular o hacer frente a la tensión dimanan te de las fuerzas, tanto circun-dantes como internas.

d) Retroalimentación: La capacidad de un sistema para mantenersehaciendo frente a la tensión es una función de la presencia y naturaleza dela información, así como de otras influencias que recaen sobre sus actoresy sobre quienes son responsables de las decisiones.

En palabras de Easton (1965a: 48):

Tal como yo lo concibo el análisis sistémico arranca en general de laconcepción de la vida política como un conjunto delimitado de interaccio-nes, enclavado en otros sistemas sociales y rodeado por ellos, y a cuyainfluencia está continuamente expuesto. En tal sentido resulta útil inter-pretar los fenómenos políticos como constitutivos de un sistema abierto,que debe abordar los problemas generados por su exposición a las influen-cias procedentes de estos sistemas ambientes. Para que subsista es necesa-rio que el proceso consiga retroalimentarse en grado suficiente de susrealizaciones pasadas y que pueda tomar medidas para regular su conductafutura. Dicha regulación exigirá tal vez la adaptación simple a un mediocambiante según las metas fijadas, pero también modificar metas antiguaso transformarlas por entero. Quizá no baste la adaptación simple, y sea

que transcurre entre 1953, año de la publicación de The Political System, y 1965, año de la publi-cación de A Framework for Political Analysis y A System Analysis for Political Life, quedan plena-mente incluidas dentro de esta etapa. Por lo tanto, el propio Easton tiende a autopercibirse comoparte integrante del behaviorismo.

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necesario que el sistema cuente con la capacidad de transformar su pr .estructura y procesos internos. opia

A ~a.rtir de e~tas p~~mis~s, Easton desarrollará su concepción del siste-ma pol~tico, que identificará como una serie de interacciones abstraídas deI~ totalidad de la conducta ~ocial5median.te la~ cuales se asignan autorita-namente valores en una sociedad". En el mterior de las sociedades Eastonrecon.oce la existencia .de miembros, algunos de los cuales ejercen comoaut~ndades con ~apaCIdad para imponer sanciones, y aunque no podráobvIa~ la re!erenCIa a~ ~stado,. lo denominará con cierta displicencia «esa~speCIe de sI~t~ma político societano que convinimos en llamar Estado. Enel, el uso legítimo de la fuerza está en manos de quienes actúan en nombrede toda la sociedad» (Easton 1965a: 85).

El concepto de «límites sistérnicos» permite a Easton separar el sistemade su entorno y, en consecuencia, discernir los intercambios entre siste-ma y e~torno. U~a vez conoci~os los límites será posible despejar doscategonas de va~Iabl~s: las «vana?les. dependientes principales», que seproduc~n en el intenor del propio SIstema, y las «variables externas»,produCIda~ por el entorno. ~Ientor?o del s!stema ~olítico lo constituyenlos otro~ SIstemas de la SOCIedad (SIstemas intrasocietales) y los sistemase.xtrasoCIet~l~s, ~:Iueen I~terminol?gía. de Easton se corresponden con elSIstema político internacional. El cnteno para la determinación de éstos esbas~ante laxo. Así, Easton distingue los siguientes sistemas intrasocietales:el sI~tema ecol~gico, el sistema biológico, los sistemas de personalidad ylos SIstemas SOCIales.Entre estos últimos destacan particularmente el siste-m~ ~ultur~l, la estructura social, el sistema económico y el sistema demo-gráfico (FIgura 1, en página siguiente).

Siendo el sistema político un sistema «abierto»; está sometido al influ-jo deJas relaciones.con su entorno, tanto como a las que se producen en sumtenor. Esas re!acIOnes concebidas en términos de proceso, están someti-das a perturbaciones que .gene~an tensio?es (estrés). O, mejor dicho, ex-presan er: SI mIs~as la existencia de tensiones (<<internas» si proceden delentorno mtrasocIet~l, «externas» si proceden del entorno extra-societal),frente a las que el SIstema reacciona buscando el equilibrio entre estabili-da~ y cambio, con el objetivo de asegurar su persistencia mediante la«asIgnación au~oritaria de ~alores:>. Persisten~ia no significa inmovilidad y,en consecuencia, la garanna del SIstema consiste en la adaptación al entor-n.<:y la inco~I?or.ación de alteraciones sustanciales y significativas. La no-c!on ~~ equilibrio es esencialmente dinámica y sus distintos cambios deSItt~~cIOndependen del funcionamiento de los mecanismos deautorregu-lación.

, 5. Hago mía la siguiente observación de Cotarelo (1979: 120): "Por cierto que este término

rliautomanamente' es una traducción infeliz del inglés authoritatiuely; se trata más bien de unastr b . ~ h" , , ,1 ucion que se ace con autoridad' y que no implica la idea de rigor y de ordenancismo que

conlleva nuestro concepto de autoritarismo (la correspondiente inglesa sería authoritarianismí»,

143

Page 7: Capítulo 7. Enfoques principales en la ciencia política contemporánea

CIENCIA POLITICA y TEORIA POLITICA CONTEMPORÁNEAS

Figura I

Componentes del ambiente total de un sistema político

El ambiente total de un sistema político

Siste~aeeológico

El ambiente intrasocietal

IEl ambiente enrasocietal

(La sociedad internacional)I

Sistemassociales

'1 -----,.----I------r,-----.,Sistema Estructura Sistema Sistema Otroscultural social económico demográfico subsistemas

I ISistema Sistemas

biológico de personalidadEl sistemaecológico

internacional

los sistemassociales

internacionales

los sistemaspolíticos

internacionales

ISistemas NATOpolíticos

individuales

,SEATO Naciones Otros

Unidas subsistemas

Sistema Estructura Sistema Sistema Otroscultural social económico demográfico subsistemas

internacional internacional internacional internacional

Fuente: Easton (1969: 106).

Para analizar las relaciones entre el entorno y el sistema, Eastonrecurrirá a los conceptos de input y output, que pueden traducirse como«insumos» y «productos-". Los insumos procedentes del entorno se trans-forman en productos en el sistema, y mediante el procedimiento deretroalimentación son devueltos al entorno, de modo que este procesorevela que un sistema político no es sino un medio para convertir enproductos ciertas clases de insumos. A su vez, los insumos pueden clasifi-carse en dos tipos: demandas y apoyos. Las demandas son «afirmacionesarticuladas, dirigidas hacia las autoridades, proponiendo que se establez-ca algún tipo de adjudicación autoritariamente» (Easton 1965a: 120). Losapoyos «estarán en relación directamente proporcional a la cantidad dedemandas satisfechas y serán una buena radiografía de la actividad gene-ral del sistema. Los apoyos, por otro lado, significan una denominaciónde relativa modestia funcional del principio de legitimidad» (Cotarelo1979: 123). Gráficamente, la concepción del sistema político de Eastonaparece en la figura 2.

6. Otros autores como Cotarelo (1979) prefieren denominarlos entradas (inputs) y salidas(outputs). Por su parte, Roiz (1980) los denomina insumos (inputs) y exumos (outputs).

144

ENFOQUES PRINCIPALES EN LA CIENCIA POLITICA CONTEMPORÁNEA

Figura II

Un modelo de sistema político de respuesta dinámica

Sittemabiol6rko El

IUI~m.palhico

Sittemald.

personalidad

SitkmulIX'iaks

SiltcmulOCi.te.inlernaciooaae,

Fuente: Easton (1969: 154).

El sistema político funciona del modo siguiente: las demandas y apo-yos son transmitidos al sistema por actores tales como partidos políticos,grupos de presión, sindicatos y otros canales previamente establecidos.~stas organizaciones actúan a la vez como canales transmisores y comofiltros, se~eccionando del conjunto de demandas de los individuos aquellasque consideran que deben ser trasladadas al sistema. Esta función es im-portan~e para evitar una sobrecarga de demandas, que amenace con colap-sar al SIstema. Ya en el interior del sistema político, las demandas y apoyosSon pr?cesados y transformados en productos: leyes, decisiones, normas y,en definitiva, valores adjudicados con autoridad, por utilizar la terminolo-gía eastoniana. Por último, el mecanismo de retroalimentación informa alas aut?ridades del sistema de cómo han sido recibidos sus productos porel medio. Esta información permite a las autoridades del sistema evaluar loacertado de su actuación, y provocará que del medio surjan tanto apoyoscomo demandas que puedan ser atendidas.

Las críticas que el modelo de Easton ha merecido se pueden resumiren las siguientes (Cotarelo 1979: 126-132):

~) Representa un modelo de comportamiento mecánico, que ignora lareahdad política en cuanto a iniciativas: en bastantes ocasiones son laspropias autoridades del sistema político las que toman iniciativas con el

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Page 8: Capítulo 7. Enfoques principales en la ciencia política contemporánea

CIENCIA POLITICA y TEORIA POLITICA CONTEMPORÁNEAS

objetivo de desencadenar un proceso de insumos (demandas y apoyos) quesea proclive a la continuidad del poder político de que se trate.

b) La ubicación del sistema político en el conjunto del sistema socialno está bien delimitada: el medio del sistema político en sentido estricto(poderes públicos) es la ciudadanía, pero al mismo tiempo resulta queel conjunto formado por la ciudadanía y los poderes públicos constituyeel sistema político. ¿Cuál es entonces el medio del sistema político?

c) El esquema manifiesta una incapacidad para dar cuenta del cambio:el cambio siempre es una respuesta del sistema frente a un estímulo queproviene del exterior. Pero, dado que no hay posibilidad de distinguiradecuadamente hasta dónde llegan las fronteras del sistema y hasta dóndellegan las del medio, esta inconsistencia se traduce en un insatisfactoriotratamiento del cambio.

IV. LA CULTURA POLÍTICA

El enfoque de la cultura política aparece ligado a las figuras de los politó-logos norteamericanos Gabriel Almond y Sydney Yerba, quienes en 1963,con su obra La cultura cívica, sientan las premisas fundamentales del en-foque. Las bases teóricas sobre las que se edifican los supuestos centralesdel enfoque son dobles: la teoría sociológica de la Acción Social (Parsons)y la teoría psicológica conductista del aprendizaje (Skinner; Roiz 1980:79). A estos préstamos teóricos hay que añadir la adopción del conceptode sistema político eastoniano".

El enfoque de la cultura política trata de establecer una conexión entredos niveles de análisis: la micropolítica (por eso da cabida a la presencia deconceptos psicológicos) y la macropolítica (de ahí la presencia de concep-tos politológicos como el de sistema político) (TorcaI1997: 231). Comopunto de partida, Almond y Yerba consideran que los individuos tienenuna serie de actitudes ante los elementos de la realidad política. El conjun-to de estas actitudes -orientaciones, en su terminología- configura lacultura política de un determinado país. Basándose en los planteamientosde Parsons y Shils, Almond y Yerba distinguen tres tipos de orientacionesbásicas: cogniciones, afectos y evaluaciones. Las orientaciones cognitivas ocogniciones consisten en los conocimientos que los individuos tienen ace~-ea del sistema político en el que viven. Los afectos u orientaciones afeen-vas se refieren a los sentimientos que el sistema político les provoca. porúltimo, las evaluaciones u orientaciones evaluativas son juicios que el siste-

7. Esta presencia de las teorías de Talcott Parsons vincula el enfoque de Almond con elfuncionalismo. Por ello no es de extrañar que ciertos autores, más que de «enfoque de culturapolítica», hablen del «enfoque funcionalista». De este modo, la obra de Almond vendría a serconsiderada como la traducción a la Ciencia Política del funcionalismo parsoniano, que tanta hue-lla dejó en la Teoría Sociológica.

146

ENFOQUES PRINCIPALES EN LA CIENCIA POLlTICA CONTEMPORÁNEA

ma político I?erece a los ind~vi~uos. Estos juicios se componen de una mezclaen~re lo .racIOnal (e.l conocImIent;o) y lo irracional (los sentimientos). Lasonentaciones con~t~tuyen un cO~Junto coh~rente de actitudes que configu-r~n la cultt~r~ política de un pais, y se refieren a cuatro dimensiones delSIstema político:

1) Hacia el sistema político global.2) ~acia los n:~canismos. institucionales que proporcionan los insu-

mos al sIste!lla POlItICO(por ejemplo, partidos políticos)., ~) Hacia los productos del sistema político (por ejemplo, políticas

públicas),

4) Hacia uno mismo com? miembr~ par~icipante del sistema político.Para Almond y Yerba, existen tres tIpOS Ideales de cultura política:a) Cult~ra p~rroquial:.~e caracteriza porque sus integrantes no reco-

nO,cen l~ eXIS~enC!ade ~OsIc~o~es de aut~r.idad política, de roles de poder,ma~ ~la del ámbito mas proximo y familiar. No se espera que el sistemapolítico tenga que proporcionar productos.

b) Cultura de ~úbdito: Los individuos muestran un gran interés hacialos productos del sI.stem~, est~ es, h~cia lo que pueden obtener de él, peromuy escaso o nulo mteres hacia los msumos esto es hacia los aspectos dela participación política. "

c) Cultura participa~iva: Sus miembros muestran un gran interé~ haciatodos los aspect'?s del SIstema político (insumos y productos), destacandoel alto grado de interés por participar activamente en la vida política.

Es.tas tres formas de cultura política son tipos ideales que no existen enla realidad en estado puro. Más bien, las culturas políticas reales son híbri-dos en lo~ ~uales se mezclan c0n:tponentes de todos los tipos ideales. La«cultura CIVlCa»es uno de estos tIpOS híbridos. Está caracterizada por seruna .n:ezcla de elementos presentes en la cultura de súbdito y en la culturapartICIpante, n:ezcla 9ue da como resultado una cultura altamente operati-vapara el funcionamienro a pleno rendimiento del sistema político demo-cr~tIco. Para Almond y yerba, la cultura cívica se encuentra presente enpaises como Estados Unidos e Inglaterra: la democracia liberal funcionamejor y es más estable si los ciudadanos participan (pero no demasiado) yobedecen (pero no de forma pasiva) (TorcaI1997: 234):

~os individuos s~n seres complejos en los que siempre coexisten los tresnpos de orientaciones. cognitiva, afectiva y evaluativa; las naciones tam-bIet; .10 sO,n.a su modo, coexistiendo en este caso los tres tipos de culturapolítica básicas. parroqui~l, subjetiva y participativa, Si un individuo equi-librado e~aquel que sabe mtegrar las distintas partes constitutivas de su yo,un~ ~aclOn estable y pr??uctiva es la que posee sus componentes culturalespolíticos en forma equilibrada y congruente (Roiz 1980: 90).

d Las orientaciones de los individuos hacia el sistema político se formanur.an.te la adolescencia y juventud, como consecuencia de los procesos de

SOCIalIza " P 1CIOn. or o tanto, una vez que la personalidad ha cristalizado, la

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Page 9: Capítulo 7. Enfoques principales en la ciencia política contemporánea

CIENCIA pOllTICA y TEORIA pOllTICA CONTEMPORÁNEAS

cultura política de los individuos resulta extremadamente estable. Así,aunque el sistema político tiene capacidad para influir en el tipo de orien-taciones predominante entre sus ciudadanos, lo cierto es que la estabilidady persistencia de las orientaciones que constituyen la cultura política limitalas posibilidades reales que un sistema político tiene de modificar la cultu-ra política de sus ciudadanos; la transformación de las orientaciones serevela como un proceso lento y difícil.

De acuerdo con Torcal (1997: 235-240), las críticas a los plantea-mientos de Almond y Yerba pueden resumirse como sigue:

1) El concepto de cultura política: Se trata de un concepto ernocéntri-co y sesgado ideológicamente, que asume que las democracias más establesy eficaces se encuentran en el entorno anglosajón (Estados Unidos e Ingla-terra), considerando que una mezcla equilibrada de participación y auto-nomía de las élites es la fórmula ideal para lograr un óptimo rendimientode las democracias liberales. Ambos aspectos del concepto de culturapolítica contribuirán a estimar que el de La cultura cívica es un enfoquemuy conservador.

2) La relación entre cultura política y comportamiento de los ciudada-nos: Desde el enfoque de la elección racional se sostiene que el comporta-miento de los ciudadanos obedece a un cálculo racional de los individuosbasado en sus intereses. Por lo tanto, los ciudadanos actúan como maximi-zadores de su beneficio en función de sus intereses individuales, no siendorelevante la cultura política para explicar el comportamiento político delos individuos.

3) La relación entre sistema político y cultura política: Se cuestiona elmodelo de causalidad de Almond y Yerba, estimando que la cultura políti-ca no es la variable independiente que explica el comportamiento políticode los ciudadanos (variable dependiente). Se plantea, por el contrario, quelas actitudes que los ciudadanos tienen ante su sistema político en buenamedida se construyen como respuesta a la experiencia que esos individuostienen del funcionamiento del sistema. De este modo se invierte la direc-ción de la causalidad: sería la experiencia de los ciudadanos con el sistemapolítico la que explicaría actitudes hacia el sistema político.

Estas críticas provocaron una revisión del paradigma, llevada a cabopor el propio Almond en The Civic Culture Revisited (1989). Junto conesta revisión, las obras de autores como Barnes, Kaase, Inglehart, Wil-davsky y Putnam han propiciado un renacimiento del enfoque, que en losúltimos años se ha revelado como uno de los más influyentes en la CienciaPolítica.

V. EL NEOINSTITUCIONALISMO

El «nuevo institucionalismo» surgió como reacción a los excesos y defectoSde la corriente hasta entonces hegemónica en la Ciencia Política, el beha-

148

ENFOQUES PRINCIPALES EN LA CIENCIA POLITICACONTEMPORÁNEA

viorisrno". El énfasis excesivo que éste h bí d . d. d 1 . a la eposira o en el commiento e os sujetos, en sus valores y actitudes h bf pOrta-" d 1 . . , a la supuesto la m .nacion e as InstItuciones del análisis político: argi-

Estamos asistiendo a un retorno importante de I "'. _como vanable significativa del análisis político E~ ca~egona d(InSltltuCI.on)nrucionalismo supone un intento de s Oo. es e senn o e neOInS-individualismo metodológico tan pode:~rar, 10 al ,menos completar, el[del si I xx] f d' en os anos setenta y ochentaIg o , a rrrnan o que no existe un acto . divid l si .actúan insertos dentro dI' . r I.n 1:'1 ua SInO sujeros que22-23). e comp ejas tramas mstItuclOnales (Morán 1998:

Ahora bien, la influencia del behaviorismo también d -esta nueva corriente, pues el rigor metodoló ico 1 qu~ o.~aten~e .enfuer~r 'pre~)Cupaci~nes centrales de los neoinst~tuci~na~i:t:s;xIOn teonca

InstltucIOnalIsmo que emerge de nuevo en la dé da de~ una mera .resurrección del que había sido desplazaJ~ap~r ~ ~9~0 ?o

~~~odi~~r~:;~~e 1~~~~r1~n~~ond~aWstitucionalismo convivene

co:ri:~~~~

~:~~r ~:i~:o g;Ut~!l~~S~if;~~) e~eh~~:~r~~;l~r S~~;l~~i:~nyd~t;~:o~~t

~;s;a~l ::~~:~c~~n~i:k~c7~~ó:~~?0~~1 i~:tit~~~~;~~:o d~e~~~ ~:~~?J:~:~~lismo histórico no sólo tie . n fegun o u~~r,. el instituciona-(inst!tucionales) a ~a.acción ;~1~t7c~,u:i~~ q~~ ~:~~i~e~l:~~~tos 1formales

~~~~:~~: ~r;u~Oo~d~~I~~~~t~~~~:~r:~~~~~;ealh:~sd~~f~fJ~ tral~o~~).P~~

::k~r e~a;~dsa? conceptual, incluir estos últimos constrefii:i~:~s i~fo~~InvestIgacIOnes pero sin llega id 1 . .nes» con el fin d 1 ' . r a consi erar os «rnstitucio-

haci~ndo analíti e que e e~ceslvo «alargamiento» del concepto no lo acabe, I ICamente Inoperante.

. Segun los institucionalistas históricos (Hall March 01 K

~~~'i~:t:~~~?~~~~;sO~~if~~s políticos esltán condi~ionado; porsf~; en~~~~n:~afirm 1 ' .que tienen ugar. Thelen y Steinmo (1992' 7)«el é~~sf~eenasl~:ri~cs:~;~s~:~~scentrales ~~ este enfoque son las siguien~es:políticas la f es. m~en~e las que modulan las estrategiaspoder e~tre lorma en que las instituciones estructuran las relaciones deproceso de la ~sof~~POS e~ lu~ha y~,especi~~mente, la atención prestada al

I ica y a a ejecución política dentro de unos parámetros

8. Desde el behaviorismo resulta mu difícil li .tan los grupos sociales y políticos a pesar ¡ l ict exp icar des q~é los recursos Con los que cuen-Otro. Su falta de rigor histórico I~' _ e estar sujetos a esafíos comunes, varían de un país ad~stintas políticas en países difere~:;pedla ent~nder "por qué los grupos de interés demandabandIferente en cada país» (Sreinrno y Theje~01r9§~~ ~).s inrereses de clase se manifestaban de forma

l 9. Dentro de esta reacción se inscrib bi - l _re e capítulo relativo al objeto de estudio denltamC'ien apstel.onas estadocéntricas a las que se refie-

e a iencia o mea.

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Page 10: Capítulo 7. Enfoques principales en la ciencia política contemporánea

CIENCIA POLITICA y TEORIA POLITICA CONTEMPORÁNEAS

institucionales». Ahora bien, lo cierto es que la mayoría de los instituciona-listas históricos reconocen que, a pesar de su gran trascendencia, las insti-tuciones no son los únicos elementos que explican los resultados de laacción política. , , ' , '/ '

Una de las diferencias clave entre los institucionalistas históricos y losinstitucionalistas partidarios de la elección racional (Shepsle, Levi, North,Ostrom), es que éstos incorporan las instituciones /e~ sus análisis como«características importantes de un contexto estratégico y a la hora deimponer restricciones al comportamiento i,n~eresado de los indiv,iduos,Por ejemplo, según el clásico dilema del pns~~nero, cuando, ~amblan, lasreglas (instituciones), las opciones de los pns,lOneros tamble~ ~am?lan,puesto que dichas reglas estructuran las opCl~nes que maximizaran elcomportamiento interesado de los actores» (Steinmo y Thelen, 19:2: 7),Para los «históricos», las instituciones tienen un mayor protag~m~mo yademás, los individuos, lejos de comportarse si~mpre como «~~xlmlzad~-res de utilidad», se dejan llevar en muchas ocasiones por tradlClOne? arra,l-gadas en la sociedad y por las rutinas que forman parte de su convivenciacotidiana con las instituciones (March y Olsen 1989).

Otro de los grandes motivos de disentimiento ,entre amba~ cO,rr,ientesestá relacionado con la «formación de preferencias» de los individuos.Mientras que los institucionalistas histó,rico,s investiganel orig~n y la cons-titución de dichas preferencias, los partidarios de la accion raclOnall~s ~anpor establecidas de antemano, dentro de la lógica de los s~pue~tos teon~?sde los que parten. Para los primeros, «no sólo las estrategias, sino tambiénlos objetivos que persiguen los actores est~n modulados por el contextoinstitucional [cursivas de los autores]- (Steinmo y Thelen"1992: 8).

Los institucionalistas históricos tienen en cuenta al sujeto como actorpolítico, pero también como obj~to de, las, decisio~es políti~~s. Por otraparte, también incorporan en sus mvestigaciones la interrelación entre ,loscondicionan te s institucionales y otros condlClOnantes estructurales de tipomás amplio (como la estructura de clases, d,e ~na sociedad dada, o ,su gradode desarrollo económico). En sus fases iniciales, esta nueva cornente fuetachada de determinista. También fue criticada por llevar a cabo estudIOSde tipo estático, esto es, por analizar instituciones y~ establecidas y conso-lidadas, En una segunda fase, se ha intentado pallar, de diversas formasestas deficiencias, De un lado, se insiste en que las mfraestructuras sonrelevantes para explicar la acción política, p~ro q~e no determinan d~forma absoluta las estrategias de los actores. Estos siempre conservan u

d d " P uocierto margen de maniobra a la hora de a ,optar sus ,eCl~lOn~s, or o olado, comenzaron a investigarse tanto e~ ongen de las ,mStltU~lOneS, cO~elsus procesos de transformación, con e,lfin ~e introducir un,dmamlsmo ueque carecían la mayor parte de las mvesngaciones anteriores. Hay qreconocer que, gracias a estas modificaciones, los estudios institucionales

mejoraron notablemente. ,_Es cierto que el institucionalismo histórico, como sus mismos defenso

150

ENFOQUES PRINCIPALES EN LA CIENCIA POLITICA CONTEMPORÁNEA

res reconocen, «carece del tipo de herramienta universal y de los concep-tos de aplicación igualmente universal con los que cuentan las teorías detipo deductivo, Más que deducir hipótesis sobre la base de supuestosglobales y previos al análisis, los institucionalistas históricos normalmentedesarrollan sus hipótesis de forma más inductiva, al mismo tiempo queinterpretan el propio material empírico. De hecho, ellos rechazan la ideade que el comportamiento político pueda ser analizado con las mismastécnicas que puedan resultar útiles en la Economía» (Steinmo y Thelen,1992: 12), En conclusión, estos teóricos mantienen que no es necesariorecurrir a elegantes teorías deductivas con alto grado de formalizaciónmatemática para llevar a cabo investigaciones rigurosas, cuyas variablesestén bien definidas, y que sean capaces de explicar «variaciones en elcomportamiento político y resultados a lo largo del tiempo [cursivas de losautores] y en distintos países, y construir esquemas interpretativos quepermitan entender los orígenes y las consecuencias del cambio institucio-nal- (ibid.: 13),

No obstante, otros institucionalistas han insistido en la capacidad eincluso en la necesidad de combinar los logros de las distintas corrientesque conviven dentro de este paradigma, con el fin de contrarrestar su res-pectivas desventajas, Según Hall y Taylor (1996: 955), «el comportamien-to de un actor puede estar influido tanto por un cálculo estratégico acercade las estrategias probables de los otros actores, como por una serie de 'plan-tillas' familiares de tipo moral o cognoscitivo, y ambos casos dependeránde la configuración de las instituciones existentes». Se trata de que ambascorrientes teóricas relajen sus postulados más rígidos, pues tienen muchoen común. Las dos observan cómo las instituciones influyen sobre la ac-ción política estructurando las expectativas acerca de las acciones futurasde los demás, aunque su forma de diseñar las fuentes a partir de las cualesse originan estas expectativas es ligeramente diferente, Una propuesta defusión analítica entre ambas corrientes significaría consensuar que los ac-tores históricos eligen nuevas instituciones con propósitos instrumentales-como presume el análisis de la elección racional-, si bien las extraen deun menú de alternativas disponibles por razones históricas, y mediante losmecanismos especificados por el institucionalismo sociológico.

VI. LAS TEORÍAS DE LA ELECCIÓN RACIONAV·

Los principios en los que se basan los estudiosos de la elección racional noresultaron, en sus orígenes, absolutamente ajenos a la Ciencia Política.Autores clásicos como Platón, Hobbes o Rousseau, por citar sólo a algu-nos, expresaron en sus textos un enfoque racional de la política, Incluso

ID, También conocidas como teorías de la elección pública, teoría de juegos o teoríaseconómicas de la política,

151

Page 11: Capítulo 7. Enfoques principales en la ciencia política contemporánea

CIENCIA POLITICA y TEORIA POLITICA CONTEMPORÁNEAS

hubo algunos autores como Laplace, Galton o Lewis Carroll que en elsiglo XVIIIse plantearon la posibilidad de estudiar y describir el comporta-miento político de los individuos a través de herramientas propias delanálisis matemático (Roiz 1990: 37).

Del mismo modo que el enfoque sistémico de Easton era una aplica-ción a la política de una teoría de alcance general, la teoría general desistemas, la teoría de la elección racional es una aplicación al comporta-miento político de una teoría de alcance general, la teoría de juegos.

Los precedentes que posibilitan la formulación de la teoría de los jue-gos por Von Neumann y Morgestern en 1944 están en el cálculo de proba-bilidades y la teoría de la decisión colectiva. El propósito de ambos era ela-borar una «ciencia de la acción» que permitiera una aproximación racionalal estudio de las situaciones de conflicto:

Aquí, la teoría de los juegos parece especialmente pertinente, ya que suobjeto es el de ser una ciencia de la decisión racional en las situaciones deconflicto [... ] La teoría de los juegos es una codificación del pensamientoestratégico y el pensamiento estratégico, sobre todo en las situaciones deconflicto, parece un paradigma de análisis racional (Rapoport 1969: 4).

El concepto de juego se caracteriza por los siguientes rasgos:1) Un juego es una situación en la que por lo menos hay dos jugadores,

cuyos intereses están en conflicto.2) Las estrategias son el espectro de elecciones posibles de que cada

jugador dispone.3) Una partida consiste en la elección simultánea de una estrategia por

parte de cada uno de los jugadores.4) Una vez que cada uno de los jugadores ha escogido su estrategia, el

resultado está determinado. Una matriz describe ese resultado, que depen-de de la estrategia elegida por cada uno de los jugadores.

5) El resultado significa, para cada jugador, cierta ganancia o ciertapérdida, a las cuales cada jugador atribuye determinado valor. Este valorse denomina utilidad.

De lo anterior se deduce que los jugadores se encuentran en una rela-ción de interdependencia. La pérdida o ganancia de cada jugador dependeno sólo de su propia estrategia, sino de la interacción que se establece en-tre las estrategias de todos los participantes. La teoría de los juegos distin-gue varios tipos de juegos:

1) Los juegos de suma cero: Son aquellos en los que las ganancias deuno de los participantes significan pérdidas netas para el otro, y viceversa.Su denominación es el resultado de la contabilización de las ganancias consigno positivo y de las pérdidas con signo negativo. La suma total de ga-nancias y pérdidas es igual a cero.

2) Los juegos de motivación mixta (Schelling 1964): Son aquellos enlos que ambos jugadores pueden ganar algo. Puede que uno de los jugado-

152

ENFOQUES PRINCIPALES EN LA CIENCIA POLITICA CONTEMPORÁNEA

r~s gane más que el otro, pero se admite la posibilid d d .nos ganadores. a e que existan va-

3) Los juegos de coordinación: En estos jue os lo . .intereses comunes, de modo que todos resultan ravor s .~ugad.ores t1~nensu estrategia, eCI os SI coordman

Ju~to con el co?~epto de juego, el otro pilar sobre ella teon~ de la elección racional es la idea de racionalid dquE

ese co~s,truye.. I 1 a. sta nOCIOnno

es propiamente ongma ; es un préstamo tomado de la Te ' d 1HEconomlcus. Dados dos jugadores que intentan .. ona e 0'!1

0b t án rl maxirmzar sus ganancias

am os rataran e que sus decisiones sean acertadas Sera' d .. 'r e t 11

. . n eCISIOnesco r e as aque as que sean racionales en el sentid d . fcriterios de racionalidad: ' 1 o e satis acer tres

COHERENCIA:Si A es mayor que B, entonces B es menor que AI.NSTRUMENTALIDAI?:Dados los resultados R1 y R2, y las accione~A1

A2, .vmculadas respectivamente a cada uno de dichos re lt d . Yprefiere el resultado R1 al resultado R2 el comporta' su a. os, s~ seel sentido de la acción Al. ' miento se onentara en

TRANSITIVCIDAD:Si A es mayor que B y B es mayor que e entonces Aes mayor que . '

Entre tO??S los ju~g?S experimentales de motivación mixta el ue~;:d:C:r:t~IO~ hd recibido .es el «dilema del prisionero»!', Est~ int!éslId ec o e que el dilema del prisionero plantea una situación en~Ique os 0bsl~ondtendIentes quieren ganar a expensas del otro pero parae o se ven o iga os a colaborar. Sin embargo ha . deres~~~ct~vo~que. alejan el dilema del prisione'ro ~eu7~ ~~~e o~usr~~u:~ty!re~ 1 a. n pnmer lugar, ambos jugadores tienen que tener un conoci-miento perfecto de sus preferencias, así como de las del contrario. Ya

sos ~~'ha~a situació~ conocida como "dilema del prisionero» es la siguiente: dos sospecho-se er comen o Juntos un crimen son arrestados por la policía y colocados en celdas

p!~~;~a~~~:e~:~~~f:sc~~sl~ ~~:d~e~t:~rh:~~r~ ~~~:::~~~ ~)al~;r,y cadafuno de ellos sab: lasno el fiesa se convi . uno con resa y su companero

, que con iesa se convierte en único testigo y con su testimonio saldrá libr .~u:, s:~~:Pi:~~r~ sl:r:~on1enado a v~inte años de prisión; b) si ambos sospechoe;o~~~~t¿:~Su arce por un ano, bajo la acusación menor de tenencia de armasso~onemos que no existe el "honor entre ladrones» y que la única preocupación de cad~de ~epcchoosobajo ltalescondiciones es su propio interés. ¿Qué harán los criminales? El cuadro

I nes es e siguiente:

LADRÓN 2

LADRÓN 1 CONFESAR No CONFESAR

CONFESAR 5 años / 5 años libre/ 20 años

No CONFESAR 20 años / libre 1 año /1 año

Fuente: Davis (1970).

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CIENCIA POLITICA y TEORIA POLITICA CONTEMPORÁNEAS

hemos visto que la incertidumbre y el cambio de las posiciones propias yajenas son rasgos inherentes a cualquier situación de la vida política. Ensegundo lugar, los jugadores no pueden comunicarse entre sí. No está demás recordar que la comunicación entre los antagonistas juega un papelcentral en la vida real. Por último, hay que señalar que el dilema delprisionero, como cualquier otro juego experimental, ejemplifica una situa-ción cerrada, de la que los jugadores no pueden escapar hasta que hayanconseguido el acuerdo. . . .

La primera aplicación de los supuestos de la racionalidad rrncroeco-nómica a las decisiones políticas vino de la mano de un economista,Anthony Downs, con la publicación en 1957 de su célebre obra An Eco-nomic Theory of Democracy. Downs elabora un modelo teórico sobre elproceso de decisión política en un gobierno democrático, que parte delsupuesto de que tanto los gobernantes como los gobernados actúan deforma racional, esto es, guiados por sus intereses egoístas. Llega a la conclu-sión de que los miembros del gobierno adoptan sus decisiones con el fin deconseguir su objetivo principal, que consiste en maximizar el número devotos de su partido, mientras que los ciudadanos votan al partido que lesha reportado en el pasado, o creen que les reportará en el futuro, lamáxima utilidad.

Downs introduce en su análisis la incertidumbre, entendida como faltade conocimiento seguro acerca del curso de los acontecimientos. La inten-sidad de la incertidumbre incide sobre el grado de confianza de los votan-tes y de los partidos a la hora de adoptar sus decisiones. Pero la incerti-dumbre no afecta a todos por igual, puesto que depende del coste queconlleva la obtención de la información y del acceso que tenga cada indivi-duo a las fuentes informativas. Los individuos mejor informados serán losmás influyentes; por eso constituirán el princip~l foco de. atenció~ ,de lospartidos políticos. Ambos factores, el acceso desigual a la información y elcoste derivado de su obtención, resultan cruciales a la hora de analizar cómofuncionan las democracias, y sirven para entender por qué los ciudadanospeor situados en la escala social son más proclives a abstenerse e~ las elec-ciones. Downs subraya, además, la racionalidad del comportamiento abs-tencionista, dado el coste en tiempo y esfuerzo que implica ir a votar y elconocimiento, por parte del votante, del ínfimo impacto que su voto ten-drá sobre el resultado final de las elecciones. .

Las teorías de Downs produjeron un gran revuelo en la Cien.ciaPo~ítl-ca. Por una parte, la lógica de la argumentación dejaba de ser mductl~a,como había sido con el behaviorismo, para pasar a ser deductiva. Ademas,se había procedido a la importación de una serie de supuestos acerca delcomportamiento económico de los individuos. Por otra parte, ~esultabainquietante imaginarse a los individuos guiados únicame~te I?or ImpulS?segoístas, carente s de sentimientos de solidaridad y de motivaciones alt~uls-taso Finalmente, a muchos les parecía moralmente reprobable que dichocomportamiento, además, fuera considerado racional.

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ENFOQUES PRINCIPALES EN LA CIENCIA POLITICA CONTEMPORÁNEA

En 1965 apareció publicado el trabajo de otro de los economistas quehabrían de revolucionar la Ciencia Política, Mancur Olson. Olson partíaen The Logic of Collective Action de los mismos supuestos que Downs,sólo que ahora se trataba de dar cuenta del comportamiento de los indivi-duos en los grupos de los que forma parte. Según Olson, los individuos, deacuerdo con la lógica racional, no participarían en los grupos grandes enlos que la visibilidad de sus acciones fuese mínima y en los que su aporta-ción individual, siendo costosa, fuera insignificante, dado que podríanconseguir los mismos beneficios sin ningún coste gracias a la participaciónajena (fenómeno denominado free rider o «efecto gorrón»). Sólo seríaracional participar en aquellos grupos en los que se ofreciera a sus miem-bros «incentivos selectivos», es decir, beneficios que pudieran obtenerseexclusivamente a través de la participación activa en el grupo en cuestión.Lo mismo podría decirse de aquellos casos en los que, para lograr elmismo fin (la participación), se hiciera uso de la coerción. Ahora bien, estaexplicación, al igual que la de Downs, dejaba sin responder el hecho deque muchos individuos participasen en distintos grupos sin percibir el tipode incentivos selectivos previstos por Olson, ni estar sujetos a ningún tipode coerción.

Poco después de la publicación del libro de Olson; Garret Hardin(1968) escribió un artículo que habría de dejar una profunda impronta enlos estudios de acción colectiva. Este autor centraba su análisis en losbienes de uso y disfrute colectivo, como las tierras comunales, el medioambiente, el agua, etc. (commom pool goods). Dichos bienes, dada supeculiar naturaleza, tenderían a degradarse y finalmente desaparecer, por-que los individuos, guiados por los imperativos egoístas de su racionali-dad, procederían a su sobreexplotación. Como en los casos de Downs y deOlson, algunas evidencias empíricas vinieron a desmentir esta prediccióngeneral, pues era obvio que, en determinadas ocasiones, los individuos soncapaces de negociar entre ellos para autoimponerse restricciones en el usode dichos bienes colectivos, de forma que estos puedan ser aprovechadosdurante más tiempo. La revisión de la teoría de Garret vendría de la manode Elinor Ostrom (1990), quien, partiendo igualmente de los supuestos dela teoría de la acción racional, demostró que, en ciertos casos, las comuni-dades son capaces de cooperar sin intervención de agentes externos.

Algunos autores de esta corriente decidieron abandonar el supuestodel comportamiento «maximizador de utilidad». Otros, la mayoría, pasa-ron a centrarse en el análisis de los «constreñimientos institucionales» delcomportamiento individual. Lo cierto es que los individuos no adoptan susdecisiones en el vacío, sino en un contexto social del que forman parteunas instituciones que condicionan las opciones de los sujetos. De estaforma, el énfasis pasó a depositarse en las «restricciones» existentes alco~portamiento de los individuos egoístas. La incorporación de las insti-tucI.O~:Ssería determinante en aquellas situaciones donde no hubieraposlblhdad de equilibrio, o donde los equilibrios fueran múltiples. A partir

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de ese punto, el foco de interés se desplazó hacia el diseño de distintosequilibrios institucionales que produjesen compromisos de diverso tipoentre los actores, cuyos resultados serían diferentes. Dichos equilibrios,según los autores, podían conseguirse mediante la «convergencia espontá-nea» entre los interesados, a través de la negociación o por medio de lacoerción. Los modelos teóricos de equilibrio institucional se planteantípicamente al estudiar las tomas de decisión en las comisiones parlamen-tarias, y en las interacciones entre dichas comisiones y los plenos. Lasinstituciones, por tanto, se consideran elementos de equilibrio introduci-dos desde el exterior.

Es posible identificar cuatro fuentes de críticas a este enfoque (Ward1997: 89-100):

a) La crítica interna proveniente de aquellos autores que, desde dentrodel propio paradigma, sostienen una posición reformista, que les lleva ainsistir en el concepto de «racionalidad vinculada».

b) La crítica sociológica, que señala la importancia de la estructurasocial y las formas de explicación holística a la hora de explicar los com-portamientos.

e) La crítica psicológica, que establece que los seres humanos no ac-túan racionalmente en el sentido que a este término se le da en la teoría dela elección racional, por cuanto las motivaciones que explican el compor-tamiento humano son muy complejas.

d) La crítica politológica, que pone de relieve lo inverosímil de lossupuestos así como los fallos de predicción del modelo de la elecciónracional.

La conclusión de un autor simpatizante con esta corriente como Miller(1997: 1174), es que el efecto revulsivo provocado por la teoría de la ac-ción racional en la Ciencia Política es en sí mismo beneficioso, dado que"como resultado del conflicto se ha incrementado el nivel de rigor argu-mentativo». Además, "los propios economistas se han visto forzados a re-pensar sus nociones básicas de racionalidad, incentivos y equilibrio, a laluz de las paradojas que la aplicación de sus teorías producían en el ámbitode lo político». Como contraste, los autores críticos con este enfoque sepreguntan si los modelos deductivos de explicación de los fenómenos po-líticos «han permitido avanzar en nuestra comprensión de cómo la políticafunciona en el mundo real, dado que una parte muy importante de las con-jeturas teóricas de los teóricos de la acción racional no han sido contrasta-das empíricamente» (Green, Shapiro 1995: 91). Existe una posición inter-media, según la cual "la teoría de la elección racional es un práctico conjuntode métodos y utensilios de investigación que puede añadirse al utillaje delos politólogos. Su posición es similar a la de las técnicas estadísticas queresultan apropiadas para diferentes tipos de datos. No es un paradigmaindependiente que sirva para entender la esfera política en su totalidad»(Ward 1997: 101).