¿Qué es la Biblia? Muchos libros en uno solo

Aquiles Ernesto Martínez

Por muchos años la Biblia ha sido el libro más traducido, vendido y leído en el mundo, aun dentro de las comunidades de habla hispana. Pero como cosa paradójica, en muchos casos poco se sabe sobre la naturaleza, la historia, el contenido y los mensajes de esta gran obra literaria dentro de su contexto social. Esto obedece en parte a la tendencia, a veces simplista, de leer la Biblia sólo para satisfacer las necesidades del alma, ignorándose con ello las situaciones históricas en las que fue escrita y a las cuales sus autores respondieron. A la luz de esta situación debemos preguntarnos: ¿Cómo es esto posible? ¿Qué podemos hacer para tratar de llenar esta necesidad o corregir este problema, por lo menos en parte?

Para comenzar, la Biblia no es un libro, sino una compilación de muchos; es una

antología de documentos religiosos y éticos de incalculable valor. Ella es el resultado del esfuerzo independiente y concertado de una amplia variedad de individuos y comunidades antiguas de trasfondo judío y gentil, a lo largo de varios siglos, en diferentes zonas geográficas y para cumplir propósitos bien concretos en las vidas de sus destinatarios originales. Con todo y ello, a partir de ese momento en la historia cuando Mahoma - el fundador del islamismo - se refirió al Islam (que tiene el Corán), al Judaísmo (quienes tiene la Torá) y al Cristianismo (que tiene a la Biblia) como “las religiones del libro”, mucha gente ha creído que la Biblia cristiana es una unidad literaria singular y coherente, escrita por un solo autor – “El Espíritu Santo” - hasta el punto de negarse con ello la diversidad y la complejidad que la conforman. Sin embargo, esta percepción tradicional no es del todo acertada. Hay mucho más que decir para corregir esta concepción parcializada.

a. Significado etimológico de la palabra “Biblia”. El término castellano “Biblia” es

una transliteración de un vocablo griego cuya traducción es “rollos” y por extensión significa “libros”. Esta traducción de por sí ya nos habla de muchos y no de un solo documento. Tanto judíos como cristianos han utilizado la palabra “Biblia” para referirse a los libros que ambas tradiciones han considerados como “inspirados” y “autoritativos”, y sobre los cuales que han basado su identidad social, fe, historia y ética. Por estas razones dichos libros han sido colocados en una lista oficial a la que se le llama “canon”. Se cree que la Biblia judía (que para los cristianos es solamente el Antiguo Testamento y la primera parte de su Biblia), fue escrita y editada por múltiples autores en un espacio de 1000 años aproximadamente; el Nuevo Testamento (la segunda parte de la Biblia cristiana), por su parte, fue compuesto en unos 50 años.

b. Más que una lista de libros selectos. Tanto para los hebreos como para la iglesia

cristiana, la Biblia ha sido mucho más que una mera colección de libros religiosos. Por siglos estos grupos han creído que ella es el registro histórico y la manifestación literaria de la auto-revelación divina y su voluntad para con todos los pueblos. Es el testimonio escrito del deseo que Dios tiene de entablar una relación de pacto con la humanidad para salvarla y transformarla, empezando con la nación de Israel. De este mensaje - según la interpretación cristiana -

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Jesucristo es la encarnación, el modelo y el clímax: el Salvador y el Señor. Para los seguidores de Cristo la Biblia ha sido la regla de fe, valores, convicciones, conducta, ministerio y misión de la iglesia, a la que todo ser humano puede pertenecer. En ella - como un todo y en cada uno de sus partes - se encuentran las respuestas a muchas de las misteriosas y secretas verdades de la vida. De allí que a la Biblia se le haya denominado en círculos cristianos como “Santa Biblia”, “Sagradas Escrituras” o “Palabra de Dios”. A la Biblia judía se le ha tenido en igual estima, particularmente en círculos conservadores.

c. Divisiones principales. Por cuanto la Biblia – en su versión hebrea o cristiana –

contiene muchos libros, sus creadores se vieron obligados a organizarlos lógicamente para una mejor lectura. Así pues, encontramos varias divisiones principales, las cuales son muy antiguas. Para organizar a su Biblia, por ejemplo, los judíos utilizaron dos sistemas de clasificación. El primero nos viene del judaísmo clásico, el cual ordena a las Escrituras Hebreas en tres partes: la Ley, los Profetas y los Escritos. El segundo sistema es el de la traducción al griego de las Escrituras Hebreas, la llamada versión de los Setenta o Septuaginta. En él encontramos cuatro divisiones: el Pentateuco, los Libros Históricos, la Literatura de Sabiduría y los Profetas. La comunidad judía de hoy organiza su Biblia de acuerdo al primer sistema, como puede verse en la palabra TaNaKh. Este término es el título que los judíos de hoy dan a su Biblia y además un acróstico cuyas consonantes (en letra mayúscula) se refieren a las divisiones principales de las Escrituras Hebreas. Así la letra T se refiere a la Torá o la Ley, la N a Neviim o los Profetas la K a Kethuvim o los Escritos. A la Tanakh también se le llama Torá, Biblia, Biblia Hebrea, Escritura, etc.

Por su parte, la Biblia cristiana se divide en dos partes: el Antiguo Testamento o Antiguo

Pacto y el Nuevo Testamento o Nuevo Pacto. Cada una de estas secciones es una colección de libros en sí misma; éstas a su vez contienen otras colecciones de documentos más pequeños, que normalmente conforman las divisiones principales de cada uno de ellos. La primera sección (el AT) – la más extensa, diversa y antigua - es fruto del trabajo editorial de variados autores pertenecientes al Israel antiguo; la segunda (el NT) es resultado del esfuerzo de escritores del cristianismo temprano - judíos y gentiles. La comunidad hebrea sólo acepta la primera parte de esta lista de libros como escritos sagrados.

d. Cuatro colecciones de documentos sagrados. ¿Cuánto libros tiene la Biblia? La

respuesta a esta interrogante es doble. La Biblia judía sólo acepta como canónicos 24 libros, los mismos que aparecen en las antiguas Escrituras Hebreas. Como veremos más adelante, la versión cristiana de ellas incluye a todos estos libros pero con algunas variantes. La lista protestante/evangélica corresponde exactamente a los escritos del canon judío. Pero los ortodoxos griegos y los católicos romanos añaden otros libros a estos 24. Además, notamos que las listas cristianas de las Escrituras Hebreas dividen a algunos de los libros que aparecen como uno solo en ellas y los colocan en un orden diferente. La información en letras itálicas y entre paréntesis, que a continuación presentamos, indican dónde podemos encontrar estas diferencias en las versiones cristianas de las Escrituras Judías:

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El canon judío: 24 libros

La Ley Los Profetas Los Escritos Génesis Éxodo Levítico Números Deuteronomio

Josué Jueces Samuel (1 & 2 de Samuel) Reyes (1 & 2 de Reyes) Isaías Jeremías Ezequiel Los Doce (no son libros individuales sino uno solo)

Oseas Joel Amós Abdías Jonás Miqueas Nahum Habacuc Sofonías Hageo Zacarías Malaquías

Salmos Proverbios Job Cantares Rut Lamentaciones Eclesiastés Ester Daniel Esdras-Nehemías (Esdras y Nehemías) Crónicas (1 & 2 Crónicas)

En torno a la Biblia cristiana, la respuesta al asunto del número de libros es un poco más

complicada, pues ésta varía dependiendo del grupo cristiano al que se le pregunte. Existen por lo menos tres respuestas posibles y la diferencia entre ellas la establece el número de libros del AT aceptados como inspirados por Dios y autoritativos. Si bien es cierto que todas las confesiones cristianas están de acuerdo que el número de libros del NT es 27, no podemos decir lo mismo acerca del AT, ya que mientras los protestantes siguen el canon judío, los ortodoxos griegos y los católicos romanos siguen a las traducciones griega (la Septuaginta o versión de los Setenta) y latina (la Vulgata Latina) del AT respectivamente.

El canon del AT de los ortodoxos griegos tiene 49 libros. Además de los libros de las

Escrituras Hebreas (en su traducción al griego), añade a Tobías; Judit ; 1, 2 y 3 Macabeos (más 4 Macabeos como apéndice), Sabiduría de Salomón, Sirac, Baruc, la carta de Jeremías, 1 Esdras y la Oración de Manases. 2 Esdras incluye a Esdras y Nehemías. También encontramos adiciones a Ester, los Salmos, y Daniel. Si a 49 le añadimos los 27 del NT, tenemos un total de 76. Aunque el orden de los libros de la Biblia ortodoxa griega varía dependiendo de la edición, por lo general éstos son distribuidos así:

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El canon ortodoxo griego: 76 libros

Antiguo Testamento (49)

Génesis Exodo Levítico Números Deuteronomio Josué Jueces Rut 1 Reinados (1 Samuel) 2 Reinados (2 Samuel) 3 Reinados (1 Reyes) 4 Reinados (2 Reyes) 1 Crónicas 2 Crónicas 1 Esdras 2 Esdras (Esdras, Nehemías) Ester (con adiciones) Judit Tobías

1 Macabeos 2 Macabeos 3 Macabeos Salmos (más el Salmo 151) La oración de Manasés Job Proverbios Eclesiastés Cantar de los Cantares Sabiduría de Salomón Sirac Oseas Amós Miqueas Joel Abdías Jonás

Nahum Habacuc Sofonías Hageo Zacarías Malaquías Isaías Jeremías Baruc Lamentaciones Carta de Jeremías Ezequiel Daniel (La oración de Azarías y la canción de los tres judíos, Susana, Bel y el dragón) (4 Macabeos como apéndice)

Nuevo Testamento (27)

Mateo Marcos Lucas Juan Hechos Romanos 1 Corintios 2 Corintios Gálatas Efesios Filipenses Colosenses 1 Tesalonicenses 2 Tesalonicenses

1 Timoteo 2 Timoteo Tito Filemón Hebreos Santiago 1 Pedro 2 Pedro 1 Juan 2 Juan 3 Juan Judas Apocalipsis

Por su parte, los católicos romanos aceptan 46 libros para el AT. Aunque al principio

este canon consistía de 49 escritos (por seguir el texto de la Septuaginta, luego traducido al latín en la llamada Vulgata Latina), durante el Concilio de Trento en 1546 la ahora iglesia católica limitó sus libros a 46 eliminando tres de la lista antigua. Los libros que no aparecen las Escrituras Hebreas pero sí en la ortodoxa-griega son Tobías, Judit, 1 y 2 Macabeos, Sabiduría de Salomón, Sirac junto con la carta de Jeremías y Baruc o Eclesiástico. También encontramos adiciones a Ester y Daniel. Si a estos añadimos los 27 del NT, entonces tenemos 73. A los 7 escritos que esta lista añade y que no se encuentran en el canon judío, los protestantes llaman “apócrifos” (de valor dudoso); también aplican el término a algunos libros del canon ortodoxo

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griego. Sin embargo, los católicos utilizan el rótulo “deutero-canónicos” para referirse a estos documentos (lit. “segundo canon). Los libros que tanto la lista judía como la protestante/evangélica no tienen aparecen abajo en letras itálicas; lo mismo se hace con pasajes añadidos. Aunque el orden de los libros varía en algunas traducciones, los libros de esta versión cristiana de la Biblia son los siguientes:

El canon católico romano: 73 libros

Antiguo Testamento (46) Génesis Éxodo Levítico Números Deuteronomio Josué Jueces Rut 1 Samuel 2 Samuel 1 Reyes 2 Reyes 1 Crónicas 2 Crónicas Esdras Nehemías

Tobías Judit Ester (con adiciones) 1 Macabeos 2 Macabeos Job Salmos Proverbios Eclesiastés Canta de los Cantares Sabiduría Isaías Jeremías Lamentaciones Baruc o Eclesiástico (carta de Jeremías) Ezequiel

Daniel (La oración de Azarías y la canción de los tres judíos, Susana, Bel y el dragón) Oseas Joel Amós Abdías Jonás Miqueas Nahum Habacuc Sofonías Hageo Zacarías Malaquías

Nuevo Testamento (27)

Mateo Marcos Lucas Juan Hechos Romanos 1 Corintios 2 Corintios Gálatas Efesios Filipenses Colosenses 1 Tesalonicenses 2 Tesalonicenses

1 Timoteo 2 Timoteo Tito Filemón Hebreos Santiago 1 Pedro 2 Pedro 1 Juan 2 Juan 3 Juan Judas Apocalipsis

Finalmente, los protestantes/evangélicos aceptan como libros oficiales del AT un total de

39; los mismos que aparecen en el canon judío, aunque algunos de ellos han sido separados y colocados en diferente orden (véanse los libros y la información entre paréntesis en letras itálicas abajo). Además, como otros grupos cristianos lo hacen, añaden la lista del NT, la cual consiste de 27 escritos. Así su Biblia contiene 66 libros; aunque en ocasiones algunas traducciones añaden,

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como apéndice o sección especial, libros del AT que solamente aparecen como canónicos en el AT de los católicos romanos y ortodoxos griegos. Como quiera, los libros de la versión protestante/evangélica de la Biblia aparecen distribuidos de la manera siguiente:

El canon protestante/evangélico: 66 libros

Antiguo Testamento (39) Génesis Éxodo Levítico Números Deuteronomio Josué Jueces Rut 1 Samuel 2 Samuel (Samuel) 1 Reyes 2 Reyes (Reyes) 1 Crónicas 2 Crónicas (Crónicas)

Esdras Nehemías (Esdras-Nehemías) Ester Job Salmos Proverbios Eclesiastés Cantares Isaías Jeremías Lamentaciones Ezequiel

Daniel Oseas (Los Doce) Joel Amós Abdías Jonás Miqueas Nahum Habacuc Sofonías Hageo Zacarías Malaquías

Nuevo Testamento (27)

Mateo Marcos Lucas Juan Hechos Romanos 1 Corintios 2 Corintios Gálatas Efesios Filipenses Colosenses 1 Tesalonicenses 2 Tesalonicenses

1 Timoteo 2 Timoteo Tito Filemón Hebreos Santiago 1 Pedro 2 Pedro 1 Juan 2 Juan 3 Juan Judas Apocalipsis

En todas estas listas notamos claras diferencias, no sólo en relación a algunos de los

libros que se incluyen o excluyen, sino también en cuanto a sus títulos, redistribución y el orden en el que aparecen. Hay también pasajes que se añaden o que no aparecen. Así que cuando preguntamos “¿Cuántos libros hay en la Biblia?”, la respuesta más acertada sería decir: “¡Depende del tipo de Biblia del que estemos hablando y a qué grupo se le pregunte!”. La misma respuesta tendría que darse en caso de que se nos preguntase sobre el contenido de la Biblia, pues las adiciones u omisiones de libros y pasajes en el AT o Escrituras Hebreas tienen que ver con ello.

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e. Trama y contenido. A pesar de estas diferencias en torno a la cantidad de escritos y pasajes de cada canon, basados en el texto hebreo tradicional del AT o Escrituras judías, los temas centrales y la trama de esta parte de la Biblia cristiana son fundamentalmente los mismos. Lo mismo se aplica al NT. En el AT se nos habla de la historia y cultura del pueblo de Israel pero desde un ángulo religioso. Comenzando por la creación del universo, los primeros humanos en el huerto del Edén (Adán y Eva), sus hijos Caín y Abel y sus descendientes, Noé y el diluvio y la torre de Babel, los escritores judíos nos hablan de sus patriarcas y matriarcas (Abraham, Sara, Isaac, Rebeca, Jacob y Raquel); el origen de Israel como grupo étnico y nación en Egipto; su liberación de los egipcios bajo el liderazgo de Moisés; el establecimiento del pacto entre Yahweh y los israelitas en el monte de Sinaí; el viaje del pueblo hebreo hacia la tierra de Canaán – prometida por Yahweh - y la violenta toma de posesión y sangrienta conquista de la misma a manos de la confederación de tribus de Israel durante el período de Josué y los Jueces. Seguidamente aprendemos sobre el liderazgo de Samuel y el establecimiento de la monarquía con la unción de Saúl, David y Salomón como sus primeros reyes – en contra de la expresa voluntad de Dios. Posteriormente, la monarquía se divide en el reino del norte (Israel) y el reino del sur (Judá) con sus respectivas dinastías: Israel, 19 reyes en 200 años, y Judá 20 en 400 años.

Luego de la división política, los hebreos sufrieron la conquista y dominación de varios

imperios extranjeros de forma casi ininterrumpida. El reino del norte (Israel) es el primero en caer a manos de los asirios; posteriormente los babilonios conquistarán al reino del sur (Judá). Pero en ambos casos un alto número de judíos es deportado a tierra extraña. Posteriormente aprendemos del regreso de los exiliados judíos a Palestina, la reconstrucción de los muros de Jerusalén y el templo, gracias a los edictos de reyes persas, y de los ministerios de reforma a manos de Esdras y Nehemías. Finalmente, con el ascenso de Alejandro “el grande” trono, los griegos llegarían al poder para cerrar el período del AT y luego ceder paso a los romanos medio siglo antes de la época del NT. Es importante notar que durante todo este tiempo la nación judía experimentó una crisis social a la que los profetas respondieron con mensajes de esperanza y juicio. Los hebreos lucharon en medio de altibajos por ser leales a su pacto con Jehová - algunas veces siendo infiel y otras veces regresando a Dios en arrepentimiento - pero siempre pagando las consecuencias de sus decisiones. La idolatría y la injusticia fueron sus peores pecados. Con todo y ello, según la interpretación cristiana, todos estos sucesos sirvieron de marco preparatorio para el advenimiento del Mesías prometido, el cual se cumplió en la persona de Jesús de Nazaret al comienzo de la era del NT.

Aunque no existe una trama central y tan extensa y bien estructurada como la que

podemos seguir en el AT, no obstante, en el NT encontramos pistas suficientes como para concluir que el mismo nos habla del inicio, el crecimiento y el establecimiento del cristianismo primitivo en varias regiones del mundo greco romano, al igual que de las creencias, los valores y las prácticas de la iglesia temprana y la consumación de la historia. Jesús marca el inicio, desarrolla y lleva a plena realización el movimiento que lleva su nombre. En la primera parte del NT (los evangelios) aprendemos sobre su nacimiento, infancia y preparación para su ministerio público. Seguidamente se nos habla del trabajo de predicación y sanidad de Jesús, al igual que de su arresto, juicio, muerte y resurrección. Tras la ascensión de Jesús al cielo después de haber comisionado a sus discípulos a anunciar las buenas nuevas del reino, en el libro de los Hechos de los Apóstoles, el NT nos habla del ministerio de predicación y sanidad de los enviados de Cristo, la conversión de personas de diversos trasfondos culturales a la religión cristiana, el

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establecimiento y organización de iglesias y la instrucción de los nuevos creyentes, todo esto en medio de una gran oposición. En respuesta a necesidades y desafíos bien concretos enfrentados por estas iglesias, los apóstoles y otros líderes del movimiento de Jesús responden con sus oraciones, visitas, envío de emisarios y cartas. Estas últimas son una ventana a las creencias, los valores y las prácticas éticas de los primeros cristianos, al igual que a las ideas que les eran contrarias (desde 1 Corintios hasta Judas). Al cierre del NT y de la Biblia cristiana, encontramos una declaración profética sobre la consumación de la historia con el regreso de Jesús, el establecimiento del reino de Dios y las sanciones divinas sobre todos los pueblos: vida eterna a los justos pero condenación a los injustos. Este tema lo hallamos en el libro de Apocalipsis.

Como hemos podido demostrar, la Biblia no es un libro sino muchos, sea en su forma

judía o versiones cristianas. Esta compilación de escritos es el registro histórico de las experiencias de fe de dos pueblos y culturas distintas pero relacionadas entre sí: la judía y la gentil. Hablar de la experiencia religiosa de los israelitas es hablar de la experiencia de otros grupos étnicos también. Esto nos incluye a nosotros y nuestros predecesores también. A pesar de la variedad de documentos y experiencias que encontramos en las Escrituras, tomándolas como un producto acabado, muchos judíos ortodoxos y un número mayor de cristianos ven en ellas un mensaje singular que unifica todos estos escritos: el Dios que quiere salvar, transformar y guiar a todos los pueblos, comenzando con Israel. Como cristianos es nuestro deber creer, estudiar y aplicar la Biblia a nuestros contextos contemporáneos. La misión de la iglesia depende de un conocimiento bien sustanciado de ella.

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