Campesinos y Empresarios de Un Futuro Posible

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C AMPESINOS Y EMPRESARIOS DE UN MAÑ ANA POSIBLE G ABRIEL ZAID Una paradoja de la revolución industrial es que lle- va la gente del campo a la ciudad, soñando en prospe- rar, pero los sueños de prosperidad piden una casa de campo. ¿Hace falta ese viaje de ida y vuelta? A mediados del siglo XX, muchos economistas pen- saron que la solución estaba en la agricultura moderna. Algunos campesinos dotados de tecnología y capital, maquinaria, fertilizantes, semillas mejoradas, con una extraordinaria productividad por hectárea y por hora de trabajo, serían capaces de alimentar a la población mundial y prosperar. Los demás emigrarían. La solu- ción de sus problemas no estaba en el campo, sino en la ciudad. Pero los costos ecológicos, económicos y sociales de la concentración urbana fueron mayores de lo que se esperaba. No hay recursos naturales disponibles a muy bajo costo para que tantos campesinos se conviertan en consumidores urbanos; ni ahorro suficiente para crear tantos empleos intensivos de capital. Trasladar el problema del campo a la ciudad es multiplicarlo, des- quiciar la vida de millones de personas y alentar espe- ranzas difícilmente realizables. Es imposible privilegiar a todos: generalizar para to- da la población el consumo de una minoría privilegia- da. Pero la conciencia moderna no puede decir: “Tengo automóviles, viajes en avión, estudios universitarios, pero tú no los tendrás”. Da por supuesto que vivir sin eso no es vivir. Desprecia “la idiotez de la vida campesi- na”. Tiene que suponer que los campesinos y sus hijos, o sus nietos, están en camino de volverse plenamente humanos: tener automóviles, viajes en avión y estudios universitarios. Estos supuestos culturales (urbanocéntricos, em- pleocéntricos, megalocéntricos) explican una serie de errores que, en vez de mejorar la vida en el campo, han deteriorado la vida en las ciudades. Error No. I. Suponer que los campesinos están en el cum- po pura alimentar a las ciudades. Están ahí para vivir, como se puede comprobar, hablan- do con ellos y revisando los censos económicos, que re- 26 gistran toda clase de actividades campesinas: agrícolas, extractivas, industriales, de construcción, comerciales, de transportes, financieras, de servicios. Bajo el supuesto de que la única actividad posible en el campo es la agricultura de exportación a las ciu- dades, como sus productos son perecederos, de escasa densidad económica, de transporte costoso, sujetos a plagas y sequías, ya no se diga a las fluctuaciones de precios, los campesinos tradicionales no pueden com- petir en el mercado agrícola: tienen que dejar el campo a la agricultura moderna y emigrar. La agricultura tradicional se desarrolló para el con- sumo propio, con escasos excedentes para el mercado urbano. Necesita, digamos, 95 personas para alimentar- se a sí mismas y a cinco más en la ciudad. En cambio, la agricultura moderna invierte esa proporción: cinco personas en el campo para alimentarse a sí mismas y a 95 en la ciudad. Las grandes ciudades no son, ni pueden ser, alimentadas por la agricultura tradicional. Necesi- tan la agricultura moderna, proveedora de las grandes cadenas de tiendas y de la industria alimentaria, textil, celulósica, química. Pero si se supone que los campesinos están en el campo para vivir, y se trata de que vivan mejor, y la producción agrícola es solamente una de sus activida- des, y precisamente una que no puede competir en los grandes mercados, hay que organizar de otra manera la división intersectorial del trabajo: a) Los productos agrícolas para las ciudades se dejan al sector moderno, con raras excepciones, como los productos “orgánicos”, con snob appeal o especialidades de mucho valor agregado, viables en pequeña escala y exportables a pesar de los costos de transporte. b) La agricultura de los campesinos se concentra en mejorar su propia alimentación, con una producción modernizada para el consumo propio: una agricultura (silvicultura, apicultura, acuacultura, ganadería) de jar- dín, para la casa o el mercado local. c) Los campesinos producen para las ciudades manu- facturas ligeras y otros productos y servicios no agrícolas en los cuales sí pueden competir desde el campo, com- prando a las ciudades medios baratos para producirlos. VUELTA 241

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Zaid

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  • CAMPESINOS Y EMPRESARIOS DE UN MAANA POSIBLE

    G A B R I EL ZA I D

    Una paradoja de la revolucin industrial es que lle-va la gente del campo a la ciudad, soando en prospe-rar, pero los sueos de prosperidad piden una casa decampo. Hace falta ese viaje de ida y vuelta?

    A mediados del siglo XX, muchos economistas pen-saron que la solucin estaba en la agricultura moderna.Algunos campesinos dotados de tecnologa y capital,maquinaria, fertilizantes, semillas mejoradas, con unaextraordinaria productividad por hectrea y por horade trabajo, seran capaces de alimentar a la poblacinmundial y prosperar. Los dems emigraran. La solu-cin de sus problemas no estaba en el campo, sino enla ciudad.

    Pero los costos ecolgicos, econmicos y sociales dela concentracin urbana fueron mayores de lo que seesperaba. No hay recursos naturales disponibles a muybajo costo para que tantos campesinos se conviertanen consumidores urbanos; ni ahorro suficiente paracrear tantos empleos intensivos de capital. Trasladar elproblema del campo a la ciudad es multiplicarlo, des-quiciar la vida de millones de personas y alentar espe-ranzas difcilmente realizables.

    Es imposible privilegiar a todos: generalizar para to-da la poblacin el consumo de una minora privilegia-da. Pero la conciencia moderna no puede decir: Tengoautomviles, viajes en avin, estudios universitarios,pero t no los tendrs.Da por supuesto que vivir sineso no es vivir. Desprecia la idiotez de la vida campesi-na. Tiene que suponer que los campesinos y sus hijos,o sus nietos, estn en camino de volverse plenamentehumanos: tener automviles, viajes en avin y estudiosuniversitarios.

    Estos supuestos culturales (urbanocntricos, em-pleocntricos, megalocntricos) explican una serie deerrores que, en vez de mejorar la vida en el campo, handeteriorado la vida en las ciudades.

    Error No. I. Suponer que los campesinos estn en el cum-po pura alimentar a las ciudades.

    Estn ah para vivir, como se puede comprobar, hablan-do con ellos y revisando los censos econmicos, que re-

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    gistran toda clase de actividades campesinas: agrcolas,extractivas, industriales, de construccin, comerciales,de transportes, financieras, de servicios.

    Bajo el supuesto de que la nica actividad posibleen el campo es la agricultura de exportacin a las ciu-dades, como sus productos son perecederos, de escasadensidad econmica, de transporte costoso, sujetos aplagas y sequas, ya no se diga a las fluctuaciones deprecios, los campesinos tradicionales no pueden com-petir en el mercado agrcola: tienen que dejar el campoa la agricultura moderna y emigrar.

    La agricultura tradicional se desarroll para el con-sumo propio, con escasos excedentes para el mercadourbano. Necesita, digamos, 95 personas para alimentar-se a s mismas y a cinco ms en la ciudad. En cambio, laagricultura moderna invierte esa proporcin: cincopersonas en el campo para alimentarse a s mismas y a95 en la ciudad. Las grandes ciudades no son, ni puedenser, alimentadas por la agricultura tradicional. Necesi-tan la agricultura moderna, proveedora de las grandescadenas de tiendas y de la industria alimentaria, textil,celulsica, qumica.

    Pero si se supone que los campesinos estn en elcampo para vivir, y se trata de que vivan mejor, y laproduccin agrcola es solamente una de sus activida-des, y precisamente una que no puede competir en losgrandes mercados, hay que organizar de otra manera ladivisin intersectorial del trabajo:

    a) Los productos agrcolas para las ciudades se dejanal sector moderno, con raras excepciones, como losproductos orgnicos,con snob appeal o especialidadesde mucho valor agregado, viables en pequea escala yexportables a pesar de los costos de transporte.

    b) La agricultura de los campesinos se concentra enmejorar su propia alimentacin, con una produccinmodernizada para el consumo propio: una agricultura(silvicultura, apicultura, acuacultura, ganadera) de jar-dn, para la casa o el mercado local.

    c) Los campesinos producen para las ciudades manu-facturas ligeras y otros productos y servicios no agrcolasen los cuales s pueden competir desde el campo, com-prando a las ciudades medios baratos para producirlos.

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  • Si se estudian los censos industriales de los pasesms industrializados, se encontrar que hay muchas ac-tividades en las cuales abundan las empresas pequeas.Esto quiere decir que las grandes no son tan competiti-vas en eso: no han podido sacar del mercado a las pe-queas. Se trata, por lo general, de actividades pocointensivas de capital, con una inversin de entrada ba-ja, tecnologa de dominio pblico (por lo que hace a laproduccin, la tecnologa del proveedor de equipo omateriales puede ser avanzada), y sin embargo con unaproductividad superior a la agrcola (por hora de traba-jo, por unidad de capital, por metro cuadrado). Algu-nos ejemplos: ropa, troquelados metlicos, piezas deplstico, productos cermicos, muebles y manufacturasde madera, componentes y subensambles industriales.Tambin hay servicios en el mismo caso. Por ejemplo:casas para ancianos, pequea hotelera, mantenimien-to para casas de campo, subcontrataciones industrialesy de trabajos de oficina.

    Error No. 2. Suponer que el empleo asalariado, en puestoscada vez ms altos, es la culminacin del horno sapiens.

    El horno burocrticus no es un progreso moderno, ni unmodelo universal. Aparece con la escritura, la agricul-tura y el Estado. Hay campesinos y burcratas desde ha-ce milenios, y ambas figuras seguirn coexistiendo en elfuturo previsible.

    Lo relativamente nuevo son las burocracias no esta-tales ni religiosas, sino empresariales y sindicales, don-de el trabajador est subordinado a jefes intermedios,tambin subordinados. Hasta mediados del siglo XIX,en todos los pases (y todava hoy, en muchos), la ma-yor parte de la poblacin trabajaba por su cuenta o su-bordinada a un patrn que trabajaba por su cuenta, enuna empresa pequea. Era comn que los hogares fue-ran centros de produccin, no slo de consumo. Loshogares producan para el consumo propio y para ven-der productos y servicios, ms que fuerza de trabajo. Te-ner que salir de la casa a trabajar por un salario parecaservidumbre, y los que salan a trabajar preferan llevarsu propia herramienta, no slo su persona, y cobrar enfncin de lo que producan. Buscar empleos donde secobrara en funcin del tiempo transcurrido no parecadeseable, y hasta se ridiculizaba con un mote: empleo-mana, que todava figura en los diccionarios.

    Las buenas intenciones con respecto a los campesi-nos estn .distorsionadas por el paradigma del empleoasalariado. Desde esta perspectiva, la cuestin social sereduce a problemas de personal: creacin de empleos,capacitacin, mejores salariosj atencin mdica, opor-tunidades de ascender, buen trato, participacin en lasdecisiones, olvidando que la tradicin campesina no esobrera, sino microempresarial. As, por ejemplo, laiglesia catlica estableci la fiesta de San Jos Obrero

    DICIEMBRE DE 1996

    el primero de mayo, como si el carpintero que trabajabaen su casa, y tuvo que viajar a empadronarse en Belncon su mujer encinta, fuera un militante sindical, noun pequeo empresario amenazado por el fisco.

    Los problemas de los campesinos (precios, costos,mercados, transportes, tasas de inters, capital, tierras,impuestos) son empresariales, no laborales, a menosque, por fracasar en el mercado de los productos, noles quede ms salida que el mercado del trabajo. Y,ciertamente, hay oportunidades para el campo en labalanza factorial (enviar mano de obra a la ciudad, re-cibir ahorros de los braceros); pero los costos socialesson muy altos (desaprovechar las inversiones ya he-chas en instalaciones para trabajar y vivir en el cam-po, tener que rehacer todo eso en la ciudad a un costomuchas veces mayor). La verdadera oportunidad esten la balanza comercial: que el campo importe mediosde produccin baratos, adecuados para la dispersinrural, con los cuales pueda exportar manufacturascompetitivas.

    Actualmente, los campesinos derrotados tienen queviajar a donde se concentran los medios de produccin,en vez de que los medios adecuados para la produccindispersa en el campo viajen a donde estn los campesi-nos. La oportunidad social y empresarial est en organi-zar los mercados necesarios de bienes de capital, bienesintermedios, productos y servicios, para que los campesinos prosperen como empresarios.

    Error No. 3. Suponer que el gigantismo es un progreso.

    La ciega voluntad de progreso supone que todo cam-bio es bueno, que lo ltimo es siempre lo mejor, que latecnologa ms avanzada se paga por s misma, que elgigantismo baja los costos, mejora la productividad yfunciona mejor que las operaciones en pequea escala.Los resultados prcticos no justifican tales supuestos ysugieren que las ventajas de operar en grande se de-muestren caso por caso. Las economas de escala exis-ten, en muchos casos; las deseconomas tambin.

    En los censos que estratifican las empresas por elpersonal ocupado salta a la vista que las grandes empre-sas son ms productivas por unidad de trabajo, peromenos productivas por unidad de capital. Se compren-de: cuando se tiene poco capital, y se pagan interesesaltos, no se hacen ms que inversiones recuperables rpidamente. En cambio, cuando se tiene mucho capital,es fcil desperdiciarlo en inversiones de escaso rendi-miento y hasta en elefantes blancos.

    Esta realidad emprica se refleja en la funcinCobb-Douglas, donde Q=producto, L=trabajo, K=ca-pital, a (menor que 1) y A=parmetros. Al aumentar laintensidad del capital (K/L), aumenta la productividadlaboral (Q/L), pero disminuye la productividad del ca-pital (Q/K):

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  • Q/K=A(K/L) a-1 Q/L=A(K/L)

    En principio, puede haber empresas pequeas in-tensivas de capital. Pero los censos industriales mues-tran que, en el conjunto de la economa, las grandesempresas son intensivas de capital y las pequeas no,con los siguientes contrastes:

    Grandes Pequeasempresas empresas

    Intensidad de capital (K/L)Productividad laboral (Q/L)Salarios pagadosCreacin de empleosProductividad del capital (Q/K)Tasas de inters pagadasVolumen de crdito necesario

    altaaltaaltospocosbajabajasalto

    bajabajabajos

    muchosaltaaltasbajo

    No hay ningunas posibilidades de que el gigantismo(agrcola, urbano, industrial) genere los empleos nece-sarios para los campesinos desocupados por la concen-tracin. El gigantismo despilfarra el capital y estsubsidiado por el capital barato (crditos blandos, ener-ga barata, recursos naturales baratos). Su extraordina-ria expansin en el siglo XX est relacionada con elconsumo rpido de la energa fsil acumulada durantemillones de aos. Quiz por eso, despus de la quintu-plicacin del costo del petrleo en los aos 70, por pri-mera vez en la historia, las grandes ciudades de losEstados Unidos dejaron de crecer y comenz eldown-siring empresarial. En la dcada siguiente, lossubsidios insostenibles fueron tambin decisivos para elderrumbe de las burocracias comunistas y el recorte delEstado en muchos paises.

    El gigantismo es necesario para la creacin de pues-tos cada vez ms altos: la apoteosis del horno burocrti-tus. Los dueos de pequeas empresas no tienen eseprestigio social, ni ganan por su capital y trabajo lo queganan los asalariados privilegiados de las grandes buro-cracias empresariales, estatales, acadmicas, sindicales.Se comprende que todas las burocracias, aunque diganpestes de las otras, tengan intereses comunes en la ex-

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    pansin del sector piramidado (hasta donde el subsidiolo permita).

    Lo que no se comprende es que los empresarios exi-tosos, en vez de reproducir sus genes empresariales ymultiplicar su figura independiente, contribuyan a laexpansin del mundo burocrtico. Se ha visto repeti-damente: un empresario hace crecer su empresa hastaque todo queda en manos de una burocracia. No sloeso: su gran empresa busca activamente la destruccinde otros empresarios, ya sea absorbindolos, eliminn-dolos o hacindoles la vida imposible, como proveedo-res, clientes o competidores. Hasta se complace endespojarlos de la figura que l mismo encarna, y enobligarlos a buscar empleo asalariado.

    A la sociedad le conviene que se multipliquen losempresarios. La productividad independiente de millo-nes de pequeas empresas tiene ms sentido humano yeconmico que el gigantismo. Las tradiciones campesi-nas, la tecnologa moderna y el espritu empresarialpueden combinarse en una vida productiva y satisfac-toria en el campo. Muchas cosas que son un lujo en lasciudades (el espacio, el tiempo, el aire, la naturaleza) yque se buscan para un da de cmpo o una casa de cam-po, pueden combinarse con actividades productivas ycompetitivas, si se organizan los mercados para desarro-llar y difundir medios baratos de produccin en peque-o, pagaderos con la misma produccin.

    Monasterio de Actopan, sala situada en la torre

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