Los Caminantes Urbanos visitan la Reserva Natural de Humacao

“nadie puede amar lo que no conoce” Salvador Abreu Vega

El pasado sábado 4 de junio visité junto al grupo de amigos/as Los Caminantes Urbanos1 la Reserva Natural de Humacao. Fue una experiencia enriquecedora ya que nos permitió una vez más celebrar la amistad y, en este caso, disfrutar de las bellezas de la Reserva que son parte de nuestro patrimonio natural.

Los Caminantes Urbanos llegamos temprano en la mañana para el recorrido guiado por el amigo Reynaldo Álvarez. Allí dijeron presente Kike Torres junto a su esposa Mary y sus hijas Ashley y Gabriela; otros dos matrimonios que dijeron presente fueron Marianito y Gloria y Héctor y Dorky. Al grupo se unió Pito Huertas (José Luis), Juanito Hernández, Johanna, Ita, Robert, Magdiel y su compañera Iris, Guango y este servidor. ¡Que mucho disfrutamos!.

La belleza de la Reserva nos cautivó desde la entrada a este remanso natural. Está localizada en la Carretera P.R. 3, Km.74.3, Barrio Río Abajo de Humacao; bien próxima a Punta Santiago.

Revisando la literatura encontramos que en sus terrenos hay lagunas de agua salada, salobre y dulce, pantanos, mangles y playas. Está compuesta por tres segmentos: las lagunas Mandri y el pantano de Pterocarpus (palo de pollo), al norte de la Carretera P.R. 3 y las lagunas Santa Teresa y Palmas, ambas al sur de la Carretera P.R. 3.

El sistema se nutre de aguas de mar que entran a través del canal del río Antón Ruiz, de escorrentía y del agua de mar, que entra a través del canal del río haciendo del sistema un estuario (donde se mezclan el agua de mar y agua dulce). El estuario es uno de los sistemas más productivos del planeta. Muchos de los peces de valor comercial pasan parte de su ciclo de vida en los estuarios. Estos sistemas aportan un constante flujo de materia orgánica al mar, lo cual, constituye la base de una compleja red alimenticia.

Dependiendo de su cercanía al mar y de la cantidad de agua dulce que reciben, el agua de estas lagunas puede ser más o menos salada. En sus aguas vive una gran variedad de camarones y otros organismos muy pequeños. Estos sirven de alimento a una diversidad de aves. Razón por la cual estas lagunas son el refugio para muchas especies de aves acuáticas, nativas y

1 Los Caminantes Urbanos son un grupo de amigos que nos reunimos todas las tardes y recorremos las calles conociendo mejor nuestro pueblo mientras nos ejercitándonos y cultivamos la amistad. La Organización la preside nuestro amigo y hermano Enrique Kike Torres.

migratorias. Las lagunas son el lugar de reproducción para varias especies de peces y otros animales que viven en las lagunas.2

Los Caminantes Urbanos dejamos los automóviles en el área de estacionamiento provista por las instalaciones de la Reserva y de inmediato caminamos hasta una de las cabañas que ubica a pocos pasos. Desde allí procuré, entre los arbustos, echar una mirada panorámica al hermoso litoral compuesto por estuario, ciénagas y pantanos.

Fotos cortesía de Juanito Hernández

Observé y reflexioné sobre el hecho escueto de lo cerca que está la Reserva del pueblo de Humacao y lo poco que la gente la conoce. Lo primero que salta a la vista es el hecho de la desembocadura de 3 ríos en un periodo de 3 kilómetros de distancias. Estos ríos que desembocan aledaño al litoral son el Río Humacao, Río Blanco y Río Antón Ruiz, hasta donde llegan las aguas del Caño Frontera.

A tono con mi observación reflexioné acerca del extraordinario potencial del marco cultural de esta Reserva que incluye una diversidad de comunidades ligadas a las actividades marítimas, agrícolas y comerciales.

Me pregunto: ¿por qué el proyecto de ecoturismo no arranca de manera vigoroso en este sector? ¿Por qué la no se concretiza la construcción de un paseo tablado por toda la rivera del río Humacao? Qué mucho se beneficiaria el sector de Punta Santiago! ¡Qué falta nos hace aunar voluntades para un proyecto tan necesario como este! Pienso en la oportunidad tan grande que tienen los políticos de turno y no la aprovechan. Me parece que las generaciones presentes y futuras se lo merecen.

2 Recuperado de http://www.inecoh.com/historia

Recordé mis tertulias con mi entrañable amigo e historiador Salvador Abreu Vega. El pueblo de Humacao, nos decía Abreu, “se levantó en un sitio alto, agradable y cuidándose de que no fuera inundable en tiempo de agua”. Cabe señalar que la distancia del pueblo a la playa es solamente 5.5 kilómetros y que a través del entonces caudaloso río Humacao con 100 pies de ancho, se podía navegar hasta las áreas aledañas al pueblo como lo hizo la Marina. Aquí se estableció como una especie de pequeño puerto donde llegaban pequeñas embarcaciones con fines comerciales. Esa historia me parece fantástica y única resaltando lo valioso del entorno.

Bueno, pero vuelvo con los amigos del grupo de los Caminantes Urbanos que ya formamos una familia. Nos reunimos en la cabaña para las instrucciones de rigor, mientras los mosquitos nos daban un recibimiento bien picantito. Todo el mundo estaba listo con su botella de agua, con las frutas y con ropa cómoda para la travesía. El hermano, y casi reverendo, Kike Torres elevó una oración que sirvió de punta de partida rumbo a una de las veredas. Dorky se quedó en la cabaña preparando una olla gigante de guiso. Todos seguimos muy animados a nuestro guía. Reynaldo Álvarez es un estudioso y conocedor del área por muchos años. Rey preparó un documental de la Reserva y tiene una exposición fotográfica donde incluye buena parte de las aves del litoral.

A nuestro paso observamos la vegetación y las aves que nos recibían con sus dulces trinos. La majestuosidad de las mangles y las lagunas nos cautivaban con su belleza.

Me parece oportuno señalar algunos datos históricos sobre las lagunas costaneras ubicadas en el área y que conocemos como Santa Teres y Mandri, nombre por el cual se conocía las colonias de caña del sector. En 1815 Francisco Mandri llegó a Humacao. En mis conversaciones con Salvador Abreu, con Alberto Rodríguez y Pedro Tolentino obtuve una valiosa información que comparto con ustedes a continuación.

El litoral de las lagunas fue considerado para la siembra de caña de azúcar. En 1865 Don Mauricio Méndez y, posteriormente en 1880, Don Joaquín Ferrer, intentaron secar los terrenos del área para convertirlos en tierras de labranza. Sin embargo, no es hasta la década del 1930 que finalmente se logra drenar los terrenos para el cultivo de caña de azúcar. Para el dragado utilizaron un elaborado sistema de diques, canales y bombas.

Es importante recordar que por este litoral estaba la ruta del tren que justamente pasaba de Humacao a la playa. Además, existía otra ruta que pasaba de la Central Pasto Viejo a la Playa y de ahí se conectaba a la ruta hacia el Daguao. Es decir, las rutas las delineaban las centrales azucareras que llegaban hasta el puerto de la playa donde se embarcaba azúcar, melao y cocos, entre otros productos.

En el 1930 Pepe Lugo, quien trabajó para la administración de la Eastern Sugar, instaló un nuevo sistema de bombas para sacar el agua de las lagunas para la siembra de caña de azúcar. Pensamos que algunas de las piezas de estas maquinarias posiblemente las ordenaron en Alemania o en Holanda. Nos recuerda el amigo Pedro Tolentino, residente del lugar, que el proyecto se inició con tres bombas y luego que se establecieron se agregaron dos más.

En tiempo de lluvia se ponían en operación las cinco bombas. Una de las maquinarias operaba con combustible diesel, tenía dos cilindros, un sistema de enfriamiento y era la más estridente. De hecho, se le conoció como la Pun-Pun porque el ruido que generaba llegaba hasta el Pueblo. Las otras cuatro bombas operaban con electricidad.

Las bombas se compraron en Europa. Don Antonio Hernández González fue el chofer que las trasladó hasta el área de la Reserva. Don Antonio, padre de nuestro querido amigo Juanito Hernández, fue empleado muy querido y respetado por su dedicación a las empresas en las cuales laboró, como la Eastern Sugar Co.

Don Damián Tolentino fue el operador de las bombas desde que se establecieron hasta que finalizó el proyecto. (Murió en el año 1962). El sistema de bombas a grandes rasgos funcionaba de la siguiente manera: el primer paso consistía en generar presión de aire en los tubos con un motor. El segundo paso era activar el sistema de interruptores que echaba andar la maquinaria. El tercer paso se daba al comenzar a bombear agua.

Junto a este sistema de bomba se construyó un sistema de canales con una maquinaria que se le conocía como draga. Los operadores de estas máquinas mantenían periódicamente limpios los canales de drenaje. Por otra parte, un grupo de trabajadores conocidos como zanjeros, realizaban una tarea similar dentro del cultivo de la caña de azúcar. Agapito Rodríguez, padre de Maximino Rodríguez (músico y atleta), fue el capataz de los zanjeros. Ellos eran responsables de abrir los cunetones para que ocurriera el desagüe del agua en los cañaverales.

Se cultivó la caña de azúcar en el litoral hasta que la industria cesó en 1960. Finalmente, en 1979, las lluvias de las tormentas David y Federico inundaron el área, devolviéndole a los terrenos su condición natural de principios del siglo XX y el sistema de lagunas que pocos recordaban. El liderato de Efraín Archilla Diez aglutinó las luchas de las comunidades vecinas e impidió que se reanudara el bombeo. De esta forma, volvió a nacer el área protegida que hoy disfrutamos.

Regresamos a la caminata con mis amigos los Caminantes Urbanos que lucen sus rostros sudorosos y coloraos por el ejercicio y el calor. La vereda arropada de vegetación, se convierte en una especie de túnel. La mezcla de la vegetación acuática emergente, la vegetación sumergida, los espacios abiertos y la presencia de un grupo de aves nos acompañaban en la travesía. Caminamos por el pantano de Palo de Pollo (Pterocarpus), considerado uno de los hábitats más importantes para las aves acuáticas. La riqueza de los mangles se abría a nuestro paso. Observamos el mangle rojo (Rhizophora mangle), mangle negro (Avicennia germinans), mangle Blanco (Laguncularia racemosa) y mangle botón (Conocarpus erectus). La camiseta de Pito se convirtió en testigo fehaciente de los colores de todos ellos.

Al fondo observé un área clara donde se avistaba los rayos del sol y se escuchaba las olas del mar. Sí, llegamos a un lugar en la playa donde los vientos alisios jugaron a su antojo con las cabelleras de Kike, Juanito, Pito y, por supuesto, con la mía. Disfrutamos caminando por la arena en este oasis tan maravilloso.

Retomamos la vereda en una cuesta hacia un pequeño otero. El paisaje hermoso nos presentaba lo mejor de las distintas tonalidades de verde, sobre un relieve topográfico de suaves colinas. Allí dejaron Ita y Jovanna sus penúltimos alientos. Ita exclamó con un grito que retumbó en toda la Reserva; -Que tu dices,, Comoooo….Que queeee…. La reserva de energía que traían se le agotó.

Lo cierto es que llegamos a otro de los lugares de gran de interés que tiene la Reserva Natural de Humacao: el Morrillo, el cual sobresale en el litoral como una punta o cuchillo del terreno. El mismo esta sobre un acantilado y recibe directamente los vientos alisios.

Aquí se construyó un Bunker (punto de observación durante la Segunda Guerra Mundial). Cuenta con una estructura soterrada equipada con cañones cortos. Aledaño al mismo se construyó el polvorín (donde se guardaban las armas) y la casa donde pernoctaban los militares a cargo. El sargento José Abreu Carrasquillo fue uno de los militares que se destacó a este morrillo, nos recuerda Alberto Rodríguez.

El Bunker ubicado en Punta Lima y el Bunker del Morrillo eran dos lugares de gran importancia militar. Desde aquí se cumplía la responsable misión de avistar los submarinos nazis en el área.

El ejército norteamericano pavimentó una carretera hasta el morrillo por donde transportaban los vehículos oficiales del ejército. En el lugar se realizaban prácticas militares que consistían en desembarco de marinos en pequeñas lanchas hasta la costa.

Los Caminantes Urbanos nos subimos sobre el Bunker para tomarnos las fotos de rigor y no sé por qué Héctor me pareció al Gran General Q, Magdiel al Coronel Cotty y Guango se transformó en Guango Jones y se fue en busca de algún tesoro.

Retomamos la ruta bajando unas escaleras que probaron la resistencia y la estámina del grupo. Menos mal que a una distancia relativamente breve volvimos a encontrarnos con el mar abierto. Allí recuperó el color Marianito, Johanna e Ita. Luego de extasiarnos un rato con la belleza de las olas del mar acariciando la arena, retomamos la vereda. La jovencita Ashley entusiasmada con la combinación del canto de las aves y su iPhone, se adelantó al grupo. Juanito tuvo que activar su potente pito para detenerla y así evitar que se nos extraviara.

En la vereda observé a Marianito muy entusiasmado e imperativo: “Miren, miren que muchos patos. Los conozco a todos. Aquel es un Pato Chorizo (Oxyura jamaicensis), el otro es un Pato Quijada Colorada (Anas bahamensis), aquel otro es un Gallinazo Nativo (Fulica caribaea), el de la esquina es un Chiriría (Dendrocygna arborea), el de la derecha es un Zaramago (Podilymbus podiceps) y el que más me gusta, el Pato Zarcel (Anas discors), está a la derecha en la laguna”. Me sorprendió el conocimiento de Marianito sobre estas aves que tan pronto sintieron la presencia de su admirador echaron a volar dejándolo solito y triste con las gallaretas.

Pero su tristeza rápido se disipó porque a su lado encontró a otros de sus buenos amigos, los cangrejos violinistas. Y hasta me pareció verlo agarrar una de las ramas de las uvas de playa y convertirla en batuta para dirigirlos musicalmente.

Me impresionó la cantidad de palmas de cocos en la Reserva. Recordé que Alberto me comentó sobre la siembra de palmas de coco que en un momento dado tuvo un desarrollo notable en el mercado del litoral. Varias cuerdas se destinaron a la siembra de palmas de coco. Varios propietarios y personas estuvieron de una u otra manera relacionados con este proceso. Uno de ellos lo fue el señor Eliseo Luque, quien originó la formula del Coco Rico y se unió a la familia Villafañe para desarrollar este producto. La familia Villafañe era una de las propietarias de la siembra de coco en el sector. Con la recolección de cocos del sector se suplía la materia prima para la elaboración del refresco Coco Rico.

Otra persona vinculada con la industria centrada en el coco fue el Sr. Perfecto Rodríguez, un español propietario de la finca más grande de coco del sector. Uno de sus hijos, David Rodríguez, fue Secretario de Agricultura. El Sr. Rodríguez desarrolló la empresa de coco que en la época de mayor auge llegó a importarlos a los Estados Unidos. Durante el periodo de recolección de los cocos se contrataba trabajadores de diferentes pueblos como Loíza. Curiosamente para pelar los cocos se utilizaba un invento construido de una pieza de sopanda de camión. Una vez se pelaban los cocos se echaban en un saco grande que se conocía como 315. De ahí se montaban en los camiones y se llevaban hasta el puerto de Punta Santiago. Además la familia Rodríguez contaba con una vaquería. Nuestro historiador Alberto Rodríguez nos recuerda que la residencia de la familia aún permanece en el sector justamente antes de llegar a Villa Palmira.

Bueno, pero volvamos por la vereda tropical de la Reserva. Pasamos por el área de una de las lagunas bordeadas de yerba enea. Miré alrededor de los icacos, pero no conseguí ni uno, las uvas de playa aún no estaban maduras, así que saqué un guineíto que llevaba y lo consumí para el potasio que amenazaba con un bajón.

En un momento dado todos se detuvieron a observar una enorme gallina de palo apostada en uno de los árboles. La única que no alcanzaba a verla fue Johanna que se concentró en no buscarle el pico.

Finalmente, llegamos al bohío donde nos esperaba Dorky con un sabroso guiso que todos disfrutamos. Además, disfrutamos de los refrigerios con los cuales brindamos y nos hidratamos. Nos sentimos tan felices que cantamos y festejamos toda la tarde. Maño, el oficial a cargo de la Reserva, se aproximó y conversó muy amablemente con nosotros. El se preocupó porque observó que las gallinas de palos se movieron de una laguna a la otra y las aves migratorias se mostraron algo inquietas. Pensó que pudo haber sido el hecho de no estar acostumbradas al metal de nuestras voces. Finalmente, nos despedimos de Maño agradeciéndole su gentileza y atención por permitirnos disfrutar de este tesoro natural.

Prof. Félix Báez Neris 8 de junio de 2011 Humacao, Puerto Rico